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Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
Hehehehehehe! Lastima Saku sera para la otra o no, ahora le toca ganar a Naruto hehehehehe! Y Naruto si que supo aprovechar.
Conti!
Conti!
hikari uzumaki- Sennin
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
No me jodas me encanto este capitulo estuvo tan jgskgsjksgsjk Ese Naruto tan pícaro y la Sakura haciéndose la loca como si no supiera lo que pasa me encanta síguela pronto
Alesaa- Novato
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
jajaja maldito naruto logro lo que quería ahora que hara sakura para que naruto no se aproveche de lo que el provoca en ella espero la conti pronto
aduzumaki- Sennin
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
Holas , Les traigo Nuevo Capitulo
- capitulo 5:
- CAPÍTULO 5
«Aunque adoro el verano, me encantan los colores del otoño. Si respiras hondo ahora, incluso en la ciudad puedes sentir la llegada de algo espectacular».
HABÍA empezado ella. No había sido una respuesta muy madura, pero después de pasarse casi todas sus horas despierto reproduciendo en su mente el beso más apasionado de su vida, a
Naruto no le importaba eso.
Ni siquiera el hecho de que ella fuera quien era suponía ya ninguna diferencia, en particular cuando pensaba en su reacción a la caja que había visto en el armario de su cuarto de baño. No porque no creyera que fuera sensato guardarlos allí, pero por un momento le había costado mucho resistir el impulso de llevarse la cajita consigo, tirársela encima y exigir que le dijera con quién los había usado.
Lo que hizo, en cambio, fue cerrar el armario con fuerza y jurar que solo había un hombre con el que los usaría en un futuro no muy lejano.
Desgraciadamente, cuando él había sacado la artillería pesada, se había encontrado con una guerrilla enfrente. Ella había golpeado con fuerza, desaparecido detrás de la mujer que lo provocaba con muy poco esfuerzo y luego había vuelto a atacarlo cuando él había intentado un alto el fuego temporal haciendo algo amable.
Le gustaba creer que había lanzado un contraataque efectivo antes de irse del apartamento. Ella estaba enfadada porque la había besado. Muy probablemente tampoco le gustaba haberle devuelto el beso. Pero había dejado patente que estaba abierta a que volviera a ocurrir. Y Naruto pensaba que, como no había habido mucha delicadeza en el primer beso, el siguiente paso sería enmendar ese error.
Entró en la cafetería por la puerta más alejada de la mesa de ella. Mientras esperaba que le sirvieran, hizo una pequeña labor de reconocimiento. Descubrió que ese día ella llevaba una coleta, y un vestido blanco con lo que parecía un escote bajo. Tenía que estar en guardia con eso. Bajó más la vista y frunció el ceño mientras se preguntaba si había escasez de tela en el mercado. Recordó la suavidad de la piel de ella en la parte de atrás de los muslos y apartó la vista. No estaba seguro de poder resistir lo que ella llevaba en los pies.
–Sabía que era demasiado bueno para durar –
murmuró ella cuando él le puso una taza al lado del ordenador y se sentó.
–¿Me echas de menos?
–¿Por qué no pruebas a desaparecer más de treinta y dos horas y lo comprobamos? Una década podría servir.
Naruto tomó un sorbo de su café.
–¿Anoche fuiste de nuevo a ver a Kizashi? –
preguntó. Como ella no contestó, asumió que la respuesta era afirmativa
–Creí que habíamos acordado que no irías sola allí.
–Yo no recuerdo haber accedido a eso.
Él extendió una mano.
–Dame tu móvil.
Ella alzó la vista hacia él.
–¿También estoy castigada sin salir?
–No. Pero te faltan cinco segundos para que te ponga un toque de queda. El teléfono.
–¿Para qué lo quieres?
–Te voy a anotar mi número. La próxima vez que tengas que ir allí de noche, llámame.
–No lo haré. Y no te daré mi móvil. No necesito guardaespaldas y tú trabajas en turnos cambiados. No puedes dejarlo todo y salir corriendo en mi ayuda si estás trabajando.
–Si estoy de servicio, te acompañará Kakashi.
–No necesito guardaespaldas –
repitió ella
–Pero si lo necesitara, ya tengo el número de Kakashi.
Naruto frunció el ceño cuando su cerebro decidió establecer una relación entre su hermano y la cajita del cuarto de baño.
–Dame el maldito teléfono, Sakura.
Ella alzó la vista de nuevo. Lo que vio en los ojos de él hizo que suavizara la voz.
–Puedo cuidar de mí misma.
Naruto movió los dedos.
–Que tengas mi número no te obliga a usarlo.
Ella alzó la barbilla.
–¿Te irás si te lo doy?
–Cuando me termine el café.
–¿Y puedes tomártelo más deprisa?
–¿Hay alguna razón para que te sientas incómoda conmigo aquí? –preguntó él.
Ella se encogió de hombros.
–No más que de costumbre.
Naruto sonrió. Ella mentía muy mal.
–Si no me das tu móvil, puedo hacer durar esta taza todo el día – bajó la voz
–Ir despacio tiene muchas ventajas.
Ella frunció el ceño, alzó unos papeles, tomó el móvil y se lo puso en la mano.
Naruto introdujo su número y se envió un mensaje a su móvil
para tener el de ella. Tendió la mano con el móvil encima. Ella lo tomó con un suspiro. Cuando sus uñas rozaron la piel de él, todos los músculos de su cuerpo se sobresaltaron. Naruto cerró los dedos alrededor de los de ella. Sakura entreabrió los labios y lo miró a los ojos.
–Dime que me llamarás –dijo él.
–Naruto …
–¿Por qué te seguí, Sakura?
–Ya me dijiste por qué.
–Te dije que, si te pasaba algo, no quería tenerlo en mi conciencia. Y es verdad. Pero eso te lo dije después de ver adónde habías ido. Pregúntame por qué te seguí allí en primer lugar.
–Es lo que haces tú –ella miró sus manos unidas.
–No con todo el mundo.
–No me refería a eso. Eres policía y marine; toda tu vida se basa en una sensación de deber hacia los demás. Pensaste que tenías que llegar al fondo de eso debido a mi relación con tu familia.
Naruto asintió.
–Eso mismo me dije yo.
Sakura liberó su mano y alzó la barbilla.
–Agradezco tu preocupación…
–La preocupación es una parte. La misma que sentiste tú el día que me solté el arnés –
Naruto respiró hondo
–Puede que hayamos discutido desde el día en que nos conocimos, pero hace casi seis años
que nos conocemos. Es difícil sentir indiferencia por alguien que lleva tanto tiempo estando ahí. Si ocurre algo, notas el hueco que deja. Puede que tardaras una década en echarme de menos, pero me gusta pensar que lo harías si supieras que no iba a volver.
Ella fijó la mirada al frente, en un punto invisible unos centímetros por encima de su ordenador.
–¿Por qué me dices esto?
Naruto pensó la respuesta. Una explicación podía ser que llegaran al punto en el que ambos
aceptaran la conclusión inevitable de su volátil atracción. Si él no hubiera sentido la necesidad de continuar donde lo habían dejado, habría intentado irse a dormir antes de ir en su busca.
Demasiado tarde. Reprimió un bostezo, que sirvió para recordarle que su cuerpo tenía un límite y no podía funcionar solo a base de adrenalina. Eso lo encontraba en el trabajo y también con Sakura, con la electricidad de su atracción chispeando continuamente en el aire entre ambos. Pero si apartaba aquellas cosas, estaba exhausto y era una sombra de sí mismo.
–Tú me preguntaste si nunca me cansaba de esto –
era lo máximo que podía acercarse al corazón del problema sin revelar demasiado
–Quizá tenías razón –se levantó
–Y dicho eso, teniendo en cuenta que he hecho medio turno de otra persona esta mañana y vuelvo a entrar a las cuatro, creo que me voy a dormir.
Estaba ya en la puerta cuando ella lo detuvo.
–¿Naruto?
Él se volvió.
–¿Sí?
–Si necesito ayuda, te llamaré –después de esa confesión enarcó las cejas para indicar que era el turno de él.
–No irás allí sola de noche.
–Eso no puedo prometerlo.
–Te cambiarás antes de ir y tendrás cuidado.
–Siempre tengo cuidado.
–Zapatos planos y ropa amplia. De la que tapa de la cabeza a los pies.
Ella sonrió.
–¿Me pongo una bolsa en la cabeza?
–Un pasamontañas te ayudaría más a pasar desapercibida en ese barrio –él sonrió también
–A la primera muestra de problemas, llamas. Mi número está en la H.
–¿Por qué está en la H?
Naruto abrió la puerta. Ella miraba su móvil y, al pasar por delante del escaparate, Naruto vio que se reía y movía la cabeza.
Tal vez había dicho más de lo que había sido su intención, pero definitivamente, estaba ganando terreno.
Por supuesto que ella lo echaría de menos si desapareciera para siempre. ¿Creía él acaso que estaba tan despegada de los seres humanos?
Probablemente se habría enfadado con él si no la hubiera pillado desprevenida. En primer lugar por su voz, por sus palabras cargadas de sinceridad. Pero también por las arrugas de tensión en torno a los ojos y el leve tono gris debajo del bronceado. Recordó el aspecto de él justo antes de que lo enviaran a su destino militar. Había sido una de las pocas veces que se presentara a la comida del domingo y se había sentado enfrente de ella en la mesa. Ella recordaba lo relajado que estaba mientras la tensión subyacente en la habitación mostraba la preocupación de su familia por su seguridad.
¿Se había molestado ella en preguntarse entonces lo que pasaría si no volvía a casa y la silla situada enfrente de ella permanecía vacía tanto tiempo como la de su padre antes de que la
familia se reacomodara en torno a la mesa? Le gustaría creer que sí, pero no recordaba haber estado pendiente de las noticias ni de si le ocurría algo a un marine. Simplemente había asumido que, si le pasaba algo, ella sufriría con su familia. Si ellos estaban tristes, ella se apenaría con ellos. Pero nunca había podido retirar a su familia de la ecuación. Y seguía sin poder.
Aunque por primera vez pensaba lo que pasaría si fueran solo Naruto y Sakura y luego Naruto ya no estuviera más allí.
Lo echaría de menos. ¿Con quién iba a discutir como discutía con él? Pero no podía pasar nada más. Sakura sabía bien el hueco que una persona podía dejar atrás y cómo afectaba a las personas que la querían. Y ella no podía permitirse querer tanto a alguien como para desaparecer en ese agujero.
No después de haber visto cómo le había pasado eso a otro. Cuando volvió a su apartamento, llamó a la redacción para hablar de las imágenes de su misión y ponerse al día de cotilleos y se
dispuso a seguir trabajando. La primera vez que creyó oír algo alzó la vista del ordenador. No oyó nada más.
Hasta un rato después. Apartó la silla y se acercó a la puerta del dormitorio, donde el sonido llegaba apagado pero más alto. Cuando se detuvo, ella contuvo el aliento y esperó. Le dio un vuelco el corazón cuando volvió a empezar. No era menos torturante durante el día que por la noche. ¿Él no dormía nunca? Miró el reloj. Eran casi las tres. ¿No había dicho que tenía que trabajar a las cuatro? Vaciló. A él no le gustaría que ella lo supiera.
Venció la idea de que no podía dejar que llegara tarde y llamó a su puerta. Naruto abrió con el pecho desnudo y ella contuvo el aliento y se obligó a seguir alzando la vista. Lo que vio no le produjo un efecto menor, aunque sí de otro tipo. Él tenía los ojos rojos, la mandíbula tensa y fruncía el ceño. Apoyó una mano en el borde de la puerta.
–¿Qué?
–Dijiste que tenías que ir a trabajar a las cuatro –ella le tendió una taza
–Vas a llegar tarde.
Él lanzó una breve mirada a su reloj de pulsera seguida de un juramento. Alzó la vista y achicó los ojos.
–¿Cómo sabías que todavía estaba aquí?
–No lo sabía –mintió ella con un encogimiento de hombros
–He venido a ver.
El ceño de él se hizo más profundo.
–No deberías mentir cuando lo haces tan mal.
Sakura no contestó y él miró primero el pasillo y después a ella.
–¿Desde la primera noche? –preguntó sombrío.
Ella asintió.
Una sombra cruzó los ojos de él, mostrando algo que ella jamás había esperado ver. Meterse con él siempre había sido fácil cuando se mostraba arrogante y controlado; era como lanzar piedrecitas a un tanque blindado.
Él sabía quién era, de lo que era capaz, mantenía la calma bajo presión y no vacilaba cuando se trataba de lo que quería. Y ella suponía que siempre había encontrado aquello sexy, incluso cuando discutían.
Pero la pequeña grieta en su autocontrol, la muestra de una vulnerabilidad que hacía que pareciera que necesitaba desesperadamente algo que no había encontrado hallaba un eco profundo dentro de Sakura, donde ella ocultaba su propia vulnerabilidad. Y por improbable que hubiera parecido en otro tiempo, quería ser ella la que le diera ese algo que le faltaba. Y confiaba en que lo único que necesitaba él no fuera lo único que ella jamás podría darle.
–Gracias por el café –él tomó la taza
–Y por despertarme.
Sakura adelantó un paso.
–Naruto…
–No –
la mano de él hizo un gesto de calma que Sakura sospechó que no iba solo dirigido a ella. Él respiró hondo y usó el índice para enfatizar la palabra
–No.
Cuando la puerta se cerró en su cara, Sakura la miró largo rato sin moverse. Los avances que habían hecho en la cafetería desaparecieron como la niebla de primera hora de la mañana. Ir allí había sido un error. ¿Por qué no podía dejarlo en paz?
La respuesta era sencilla. Porque él le importaba. Probablemente más de lo que debería.
•••••
–¡Maldita sea! –Naruto arrojó sus guantes al maletero.
–No podemos salvarlos a todos –respondió su compañero.
–Cinco centímetros, Kiba –Naruto demostró la distancia con un hueco entre el pulgar y el índice
–Solo necesitaba cinco centímetros y habría podido poner presión en la arteria.
–Y cuando le hubiéramos liberado la pierna, quizá habría entrado en shock y muerto de todos modos y tú lo sabes. Olvídalo.
Pero él no podía olvidarlo. No hacía falta ser un genio para adivinar lo que vería en sus pesadillas la próxima vez que cerrara los ojos. Miró la pared derrumbada en la que habían trabajado. El hombre que había muerto había salido a comprar un cartón de leche, había pasado delante de un edificio abandonado en el momento equivocado y ese había sido su fin.
Cuando llegaron ellos, Naruto se había ofrecido voluntario para arrastrarse por un espacio estrecho que se consideraba peligroso. Había estado allí tres horas hablando con el hombre para intentar mantenerlo consciente mientras lo sacaban. Mike West, de cuarenta y tres años, con esposa e hijos e irónicamente, posiblemente porque el universo tenía un sentido del humor enfermo, obrero de la construcción. Mike había perdido el conocimiento media hora atrás y cuando su pulso había dejado de latir, Naruto ya no había podido hacer nada.
Su compañero le dio una palmada en el hombro.
–Relájate, hermano.
Naruto caminó alrededor de los vehículos de emergencia e intentó aliviar la tensión de los hombros y el cuello. Odiaba que Sakura lo supiera. Y resultaba peor aún que lo supiera porque le había oído gritar.
Echó de menos, no por primera vez, el respiro que suponía estar en ultramar. Allí no lo asaltaban las pesadillas, quizá porque a su demonio particular no le gustaba el ruido de fondo de las balas y los morteros. O porque temía perder su juguete, puesto que la falta de sueño podía llevar a un error fatal. Así que, mientras muchos de los hombres con los que compartía el dormitorio daban vueltas y vueltas
en el catre, él dormía como un bebé. Algo que había pagado con intereses desde su vuelta.
Volvió al vehículo para ayudar a guardar el equipo y decidió evitar a Sakura unos cuantos días. Aunque la idea de una retirada iba contra su instinto de marine, no tenía más remedio.
La próxima vez que la viera no quería advertir compasión en sus ojos.
Eso le haría sentirse menos hombre que antes y sería cuestión de honor demostrarle lo contrario. Y aunque ella era fuerte, Naruto dudaba de que estuviera preparada para eso, en especial cuando lo había llevado dentro tanto tiempo. Ella era Sakura y él no podía hacerle eso. Simplemente su reacción al conocimiento de ella resultaba ya bastante peligrosa.
Si la dejaba acercarse más…
Se agachó, tomó los guantes y se los metió en el bolsillo de atrás. Fin del juego.
Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
A veces me pregunto, porque siempre sakura y naruto se tienen que pelear al principio en los fics, pero asi son los mas leidos, y los más buenos la verdad, este no se queda atras, la trama, la relación, es muy interesante, sigue asi...
Ezra Namikaze Dragneel- Chunnin
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Entre Konoha y Magnolia
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
aggg odio que naruto sea tan cerrado si sakura ya descubrio lo que le pasa debería copartirlo parea que juntos encontrara una solución y ahora ya despues de haberla conquista se retira por miedo a que lo vea como poco hombre baka espero la conti
aduzumaki- Sennin
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
Estoy mas curiosa por saber el porque de las pesadillas de Naruto, y justo cuando hubo avance tal pareciera que que retrocedieron mas de lo que estaban, porque tienen que ser tan complicados y problematicos.
Conti!
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hikari uzumaki- Sennin
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
Hi Omg ame este capitulo lo leí como 3 veces quizás me encanto, este unos de los pocos fans fic que me gustan :3 la trama se esta poniendo muy buena síguela pronto<3
Alesaa- Novato
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
Hola les Traigo nuevo Capitulo , Espero y les guste
- capitulo 6:
- CAPÍTULO 6
«No hay nada como ordenar un armario para que una chica se sienta relajada. Los actos más pequeños pueden tener un efecto dominó en nuestra vida».
¿QUÉ creía él que iba a hacer… adoptar una identidad nueva y cambiar de estado? Tal vez quisiera considerarlo, pues cuando llegó el lunes sin que hubiera aparecido todavía por la cafetería, Sakura estaba furiosa con él.
Daba la sensación de que su cuerpo estuviera en sintonía con él. No importaba a qué hora de la noche llegara ni lo silencioso que se mostrara de camino a su apartamento. Una vez que el subconsciente de ella asumía que él estaba intranquilo, a ella le ocurría lo mismo.
Cuando quería darse cuenta, estaba parpadeando en la oscuridad, esperando. Cuando llegaban los gritos, y siempre llegaban, Sakura los soportaba cada vez peor.
Cada noche le arrancaba un trocito de corazón. ¿Y la respuesta de él al hecho de que ella había guardado silencio para proteger su secreto era evitarla?
Le iba a dar una buena patada en el trasero. Cuando iba por la mitad del segundo tramo de escaleras de su bloque de apartamentos, oyó una voz familiar. Aceleró el paso y en el rellano del quinto piso, lo encontró hablando con la directora del Comité de Residentes.
Lo miró. Como siempre, iba con vaqueros, en aquella ocasión combinados con una camiseta oscura de cuello redondo y una chaqueta deportiva negra. Sakura pensó que nadie tenía derecho a estar tan guapo cuando llevaba tanto tiempo sin dormir. Miró la bolsa que llevaba en la mano.
–¿Son galletas de chocolate? –preguntó.
–Recién hechas –Naruto sonrió a la vecina de ambos, que se comportaba como una adolescente.
–Naruto me dijo que era goloso –explicó
–Tenemos que cuidar de nuestros hombres de uniforme cuando están fuera de casa, ¿no?
–Sí –asintió Sakura
–Es un largo viaje hasta Staten Island.
Naruto se inclinó hacia delante con aire encantador.
–Sigue estando demasiado lejos para galletas caseras, ¿verdad, Tsunade?
Ella le dio una palmadita en el brazo.
–Avísame cuando se te acaben.
–Eres muy buena conmigo.
–Sí que lo es –Sakura tendió la mano y acarició al perro
–¿Verdad que sí, Gershwin?
Cuando retiró la mano, Naruto colocó la suya en la cabeza del animal.
–Adiós, pequeñín. Cuida de tu mamá –
cuando se alejó la vecina, bajó la voz
–¿Te he dicho que es la segunda vez que me hace galletas? ¿Quieres una?
–Espero que te atragantes con ellas –Sakura se cruzó de brazos
–¿Cuánto tiempo piensas evitarme?
–¿Es eso lo que hago? –Naruto tomó un mordisco de galleta y frunció el ceño.
–¿Crees que eres el único que no duerme bien desde que te mudaste aquí? ¿Pero he dicho yo algo? No. Lo que hice fue procurar que no llegaras tarde al trabajo. «Muchas gracias, Sakura». «De nada, Naruto ». Solo tenías que decir eso y podíamos haber seguido fingiendo que yo no lo sabía. Pero en vez de eso, me preguntaste, te contesté y ahora has decidido castigarme por no mentir cuando al parecer de todos modos yo no sé mentir.
Él la miró a los ojos con una chispa de advertencia en los suyos azules. Ella suspiró.
–Nuestros apartamentos están situados al final del pasillo. Compartimos una pared. ¿Cuánto tiempo creías que podrías ocultarlo?
Naruto volvió a meter en la bolsa lo que quedaba de la galleta que tenía en la mano, pero no contestó.
–¿Por qué crees que no había dicho nada, Naruto?
Él alzó los hombros y los nudillos de la mano que sostenía la bolsa se pusieron blancos.
–Vamos, no puedes evitarme para siempre.
Naruto no contestó. Dio media vuelta y entró en su apartamento.
–Adelante –dijo ella a sus espaldas
–Evítame los próximos cincuenta años. Hasta hace unos días, ese habría sido el mejor regalo
que podrías hacerme –
hubo una pausa que Naruto supuso que ella usaba para tomar aliento, pero cuando volvió a hablar, había algo nuevo en su voz
–No estoy enfadada porque no quieras hablar de ello. Eso lo entiendo, probablemente mejor de lo que crees. Pero se helará el infierno antes de que intente volver a hablar contigo.
Naruto respiró hondo. No le afectaba lo que ella decía, sino aquella nota en su voz que casi sonaba… herida.
Movió la cabeza y cerró la puerta de su apartamento. ¿Llevaba años lanzándole dardos envenenados sin que le afectaran lo más mínimo y ahora conseguía herirla con el silencio?
¿Cómo era posible?
Se había preparado para varias cosas cuando volviera a verla. Pensándolo bien, la respuesta de su cuerpo debería haber estado entre ellas. Pero no. Él se había preparado para la compasión y la
lástima, pero no las había encontrado. En su lugar había encontrado el tipo de respuesta que debería haber esperado de ella. Lo había atacado por castigarla por algo que no era culpa suya. El tono herido de su voz y la respuesta culpable de él por causarlo era lo que más expresaba el cambio que se había producido en su relación. Fijó la vista en el objeto que había en la encimera de la cocina. Un momento después llamaba a la puerta de ella.
Sakura abrió y apretó los labios al verlo.
–¿Eso es mi taza?
–Sí.
Ella tomó la taza y cerró la puerta. Naruto se quedó donde estaba y esperó. Cuatro, tres, dos…
La puerta se abrió de nuevo.
–¿Sabes lo que más odio? Que me pongas furiosa.
Él asintió.
–Es un talento natural.
–Normalmente me tomo el universo con cierta filosofía zen a pesar de todo lo que me ha pasado, pero tú me irritas muchísimo. Y lo que más me irrita es esa fachada de «nada me puede afectar». Sobre todo ahora que sé que es una gran mentira –
abrió mucho los ojos cuando él empezó a sonreír
–¿Y ahora sonríes? ¿Ahora que te acabo de decir que puedo ver a través de ti?
–Eso lo dudo.
Si pudiera ver en su interior, sabría que él estaba pensando lo hermosa que estaba cuando se enfadaba. Siempre había creído que era un tópico, pero con Sakura era cierto. Lanzaba chispas por los ojos. La fuerza de su naturaleza apasionada lo impulsaba a acercarse a ella.
No importaba que ella le lanzara encima todo su fuego interior y lo dejara convertido en un montón de cenizas. Eso solo hacía que la deseara todavía más.
–No hagas eso –le advirtió ella.
–¿Qué hago?
–Tú sabes lo que haces.
–¿Pensar en entrar ahí para que podamos hacer las paces?
–No tenemos ese tipo de relación.
–No lo teníamos –corrigió él.
–Que hayamos hecho un intento por ser amigos no significa…
–¿Eso es lo que llamas tú a esto? –él enarcó las cejas con incredulidad. Era imposible que ella pudiera ser tan ingenua.
–Yo…
–Tú me vas a decir que no lo has pensado.
Sakura abrió la boca, la cerró y volvió a abrirla.
–¿De qué estamos hablando?
–Creo que tú sabes muy bien de lo que estamos hablando.
–Tú hablas de sexo –ella frunció el ceño.
–Yo hablo del beso en la estación de metro, pero si quieres hablar de…
–Ni siquiera he pensado en eso –mintió ella.
Naruto movió la cabeza.
–Ya hemos establecido que no debes hacer eso porque no se te da bien.
–¿Me estás diciendo que tú sí has pensado en eso?
–Si te refieres a sexo… contigo…
Ella achicó los ojos.
–Soy un hombre; claro que he pensado en ello.
Ella alzó la barbilla.
–¿Y?
Naruto se encogió de hombros y confió en que no se notara que se estaba excitando con solo hablar de ello.
–Creo que dos personas que se arrancan chispas mutuamente como hacemos nosotros pueden tener un sexo espectacular. ¿Tú no?
–Me refería al… Sí. No. Es decir, yo no sé mucho de…
–¿Sexo espectacular? –él sonrió
–Deberías probarlo. Te lo recomiendo.
–No iba a decir eso.
–¿No?
–¿Quieres dejarlo ya?
–¿Qué hago ahora?
–Me miras como mira un hombre a una mujer.
–Es un poco difícil evitarlo –la mirada de él bajó por el cuerpo de ella y se detuvo en sus pechos.
–En lo referente al beso en la estación de metro –dijo
–creo que podemos hacerlo mejor.
Sakura retrocedió un paso.
–¿Tú y yo? Sería un gran error.
Naruto le tomó la mano y la atrajo de nuevo hacia la puerta.
–¿A quién intentas convencer?
Antes de que pudiera contestar, le soltó la mano y le tomó la cara. Rozó los labios de ella con la lengua, humedeciéndolos en preparación para el beso mientras ella le miraba la boca. Cuando alzó la vista, había duda en sus ojos. Él bajó la cabeza, ella alzó la barbilla y sus bocas se encontraron antes de que Naruto estuviera preparado.
Una corriente de electricidad recorrió su cuerpo. Le tomó primero el labio inferior con los suyos y después el superior. Si hubiera sabido que besarla sería tan fantástico, lo habría hecho mucho antes.
Mientras ella se limitó a permanecer apoyada en la jamba de la puerta y a dejarle explorar, no le fue difícil controlar el ritmo y las exigencias de su cuerpo, pero cuando ella le puso las manos en el estómago y empezó a explorar a su vez, el control de él se vio puesto a prueba como nunca antes.
La necesidad de frotarse con ella era acuciante, pero se obligó a conformarse con apretarla contra la jamba con su cuerpo. El deseo de tocarle uno de los pechos era una tortura, pero se conformó con ponerle una mano en la caja torácica. Pasaron los minutos y seguían besándose. Hasta que ella interrumpió el beso para decir:
–Naruto… el ascensor.
Él escuchó y oyó que alguien se peleaba con la puerta. Sakura se apartó y su voz sonó espesa por el efecto embriagador del deseo.
–No somos los únicos que vivimos en este piso.
–Ellos viven en el otro extremo del pasillo –respondió él con voz ronca
–Pero si lo dices porque te pone que nos pillen…
–Eres malo –susurró ella.
–Todavía no he empezado –repuso él.
Para reforzar sus palabras, dejó que su mano subiera por la caja torácica de ella de modo que la punta del pulgar rozara la parte inferior de un pecho. Los labios de ella se abrieron al instante. Giró la cabeza para mirar pasillo abajo.
–No pueden ver lo que hago –le aseguró Naruto.
–Te estás adentrando en territorio de la segunda cita –musitó ella.
Naruto apoyó la nariz en la sien de ella e inhaló el aroma a lavanda de su champú.
–¿Cuándo quieres salir conmigo? –preguntó.
Ella suspiró.
–No podemos salir juntos. Casi no podemos tomar un café sin discutir.
–Solo tenemos que aprender a comunicarnos mejor –contestó él.
En su opinión, estaban avanzando mucho en ese sentido. Movió la nariz a la otra sien e inhaló de nuevo. La lavanda no tenía un efecto tranquilizador en su cuerpo, pero el hecho de que a ella le costara resistirse a él sí le procuraba cierta sensación de bienestar.
Ella negó con la cabeza.
–No podemos.
–Esforzarnos por no arrancarnos la cabeza puede ser un buen modo de empezar.
–Me refiero a esto.
–No te refieres a eso –contestó él.
–Sí –él alzó la cabeza y ella lo miró por debajo del flequillo
–¿Quieres dejar de actuar como si me conocieras mejor que yo misma?
Naruto se negó a retroceder.
–¿Tú habrías venido a besarme a mi puerta? –dijo.
–No.
–¿Lamentas que haya venido a besarte a tu puerta? Y recuerda que no sabes mentir.
–No –confesó ella de mala gana
–No lo lamento –suspiró–. Pero debería.
Él levantó la mano de la cintura de ella y le apartó un mechón de pelo de la mejilla.
–Dime por qué.
–En mi vida no hay lugar para una relación.
–Olvidas que estás hablando con el hombre que nunca se queda tanto tiempo en un lugar como para que resulte complicado –él le apartó el pelo del hombro para acceder a su cuello.
–No puedo pensar cuando haces eso.
–Mejor.
–Pero tenemos que ser sensatos un momento –ella le puso las manos en el pecho y empujó.
Naruto la miró a los ojos y descubrió en ellos una determinación que sugería que él no era lo único a lo que ella se resistía.
–Dame espacio, Naruto. Lo digo en serio. Por favor.
La muestra de vulnerabilidad de ella, combinada con el ruego que nunca había usado antes con él lo hicieron retroceder, pero solo hasta la jamba opuesta de la puerta.
Dejó caer los brazos y se metió las manos en los bolsillos de los vaqueros.
–Te escucho.
–No hagas eso –le advirtió ella
–Si quieres que nos comuniquemos mejor, tenemos que empezar por alguna parte.
–Nos comunicábamos muy bien hasta que tú has empezado a pensar demasiado.
–No podemos acostarnos sin más –protestó ella.
–¿No?
–No. Porque para ser amigos con derecho a algo más, tendríamos que empezar por ser amigos y no lo somos. Y aunque lo fuéramos, los dos sabemos que esto es complicado. Tu hermana es
mi mejor amiga y tu familia…
–Lo que ocurra entre nosotros solo es asunto nuestro –repuso él
–Los dos somos adultos.
–¿Estás diciendo que nos escondamos para acostarnos?
–Eso tiene sus ventajas.
–No puedo mentirle a tu hermana.
–Yo no te he dicho que lo hagas. Digo que veamos adónde nos lleva esto antes de complicarlo con opiniones de fuera.
–Los dos sabemos adónde nos llevará esto.
–A veces estas cosas son únicamente un chisporroteo en la sartén, algo que arde y se consume deprisa.
Pero Naruto sabía que no decía la verdad. Con ella no bastaría con una sola vez, igual que no bastaba con un solo beso. Él buscaba compromiso tan poco como ella. Era algo que no podía ni contemplar hasta que controlara mejor su subconsciente. Pero de pronto le parecía una buena terapia pasar tiempo con Sakura.
–No puede hacer daño si conseguimos comunicarnos mejor, ¿verdad? Si seguimos esto hasta su conclusión natural, será nuestra decisión. No voy a enviar un mensaje colectivo para que la gente que nos conoce nos dé su opinión. Si tú eliges contárselo a Ino, es cosa tuya. Mi familia no te atacará a ti, sino a mí, y yo puedo enfrentarme a eso.
–No quiero pasar por una víctima seducida –ella frunció el ceño
–Ya soy mayorcita. Si ocurre algo, será en términos de igualdad.
–No lo aceptaría de ningún otro modo –él sonrió
–Lo único que hago es contarte lo que hay.
Ella vaciló.
–O sea, que intentemos comunicarnos mejor y ver lo que ocurre.
–Exacto.
–Sabiendo que ninguno de los dos quiere una relación.
–Si tú no quieres ataduras, yo soy tu hombre.
Sacó las manos de los vaqueros, pero cuando alzaba los brazos para tocarla, ella le miró las manos.
–¿Qué te ha pasado en la mano? –la tomó para examinarla más de cerca.
Naruto miró los arañazos rojos de los nudillos de los dedos como si hubiera olvidado que estaban allí. Olvidaba muchas cosas cuando la besaba.
–Me arañé con una pared.
–¿Te duele?
–No.
–¿No llevas guantes cuando trabajas?
–Me estorbaban –
Naruto no pensaba decir nada más sobre el tema. Entrelazó los dedos con los de ella y deslizó la mano libre debajo del dobladillo de su blusa para tocarle la piel del costado.
Sakura tembló y respiró con fuerza.
–No sé lo que ha cambiado entre nosotros ni por qué, pero… –
dijo él.
–Ha cambiado –terminó ella
–Lo sé.
–Podemos explorarlo, ¿no crees?
Sakura lo miró a los ojos.
–Sabes que en algún momento preguntaré –bajó la vista hasta el pecho de él
–Lo digo para que estés preparado la próxima vez.
Naruto dudaba de que nunca estuviera preparado y se disponía a decirle que aquella parte era zona prohibida cuando ella musitó:
–No me puedo creer que esté considerando esto.
–No irá a ninguna parte –repuso él con voz ronca.
–En ese caso –dijo ella con suavidad
–si me vas a convencer de que haga esto en contra de mi criterio, más vale que empieces ya –
le puso una mano en el cuello y fijó los ojos en su boca
–Y quiero que sepas que puedes necesitar mucha persuasión.
Naruto bajó la cabeza.
–La persuasión se me da bien.
–Ya veremos.
Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
OH DIOS MIO me quede impactada o.o me encanto este capitulo, es que yo sabia que iban a terminar en un jujuju, por que esa peleadera que tenían se me hacia rara, SÍGUELA PRONTO<3
Alesaa- Novato
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
Al fin! Pense que estarian en el estira y afloja por siempre, hehehehehe! toda mi desesperacion XD, pero me alegra que lo intenten y haber que sale, aunque creo que en el proceso se va a llevar varios descalabros, sera interesante.
Conti!
Conti!
hikari uzumaki- Sennin
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
se viene lo bueno haaa que emocion ya quiero saber como seguira la relacion entre ellos no demores en pone la conti
aduzumaki- Sennin
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
Hola , les Traigo Nuevo Capitulo
- Capitulo 7:
- CAPÍTULO 7
«Siempre creí que mi helado favorito era el de vainilla, pero hace poco me convencieron de que probara el de cerezas silvestres y ¡Oh!, ¿cómo me he perdido eso todos estos años?».
–UN TROZO de la de queso y una limonada light, por favor –dijo Sakura con una sonrisa antes de volverse a Naruto
–Terco. Ahora piensa tú una palabra para describirme. Y sé amable.
–¿Porque llamarme terco es un cumplido?
–¿Quieres decir que no lo eres?
–Prefiero llamarlo determinación.
–Si admitieras más a menudo que te equivocas, podría considerarse determinación.
–Yo puedo admitir que me equivoco.
–¿Y puedes hacerlo en voz alta?
Naruto respiró hondo y Sakura reprimió una risita.
Las conversaciones entre ellos no habían cambiado mucho, los comentarios eran menos afilados que antes, pero algunas veces ella se preguntaba cuánto podía durar aquello.
–Te toca –dijo
–No se te ocurre ninguna palabra que no sea un insulto, ¿verdad?
–Después de los últimos días, se me ocurren varias palabras que no son insultos –él sonrió
–Acércate más y te las digo al oído.
–¿Tengo que recordarte por qué estamos en un lugar público? –preguntó ella.
Desde la noche de los besos en su puerta, había ignorado la vocecita interior que pensaba todavía que aquello era un gran error. Cuando él no estaba presente, la voz era más alta. Entonces ella yacía en la oscuridad, lo oía al otro lado de la pared y solo podía pensar en hacer que se sintiera mejor cuando volviera a verlo. Cierto que eso la hacía sentirse mejor también a ella, pero no había conseguido silenciar la voz.
–Intrépida.
Ella parpadeó.
–¿Qué?
–Es la palabra que usaría para describirte –tomó el pedido de ambos, dio las gracias con un movimiento de la cabeza y se volvió hacia la puerta
–Aquí tienes.
–¿Tú me ves así?
–¿Qué tiene de malo?
–Es un cumplido –repuso ella.
–¿Me estás subestimando otra vez? –Naruto sujetó la puerta abierta y bajó la voz
–Ser malo no es lo único que se me da bien.
–Nadie es intrépido del todo –declaró ella–. Todos tenemos miedo de algo.
En la acera, Naruto adaptó su paso al de ella.
–¿De qué tienes miedo tú?
–No pienso picar en eso –ella soltó una risita–. Si te digo que a las arañas, empezarás a coleccionarlas.
–Tengo más palabras –siguió él
–Traviesa. Tornado con tacones… Ahora te toca a ti. Después de lo de terco, esfuérzate más.
Puedo sentirme herido más fácilmente de lo que tú crees.
Sakura se tomó tiempo pensando en otra palabra. Pararon en un semáforo y movió con delicadeza la falda, que se prestaba mucho al movimiento. El tema del día era el vintage y el vestido a rayas blancas y negras de los años cincuenta era lo más «ella misma» que se había
sentido desde que empezara aquel desafío. Le recordaba lo que había sido su vida antes de que todo cambiara tan deprisa que tuviera la sensación de que sus pies apenas tocaban el suelo.
–No puedes dejar de hacer eso, ¿verdad? –preguntó él.
–¿Qué?
–Eso que haces con la falda.
Ella movió las caderas un poco más.
–¿Te molesta?
–No. Solo pensaba si sabrías que lo estabas haciendo.
Sakura se encogió de hombros.
–Es un vestido divertido; pero no sé si te das cuenta.
–¿Estás diciendo que yo no soy divertido?
Sakura buscó en sus recuerdos uno que asociara a Naruto con el tipo de diversión que ella asociaba con sus tres hermanos. Tenía docenas de recuerdos de ellos jugando al fútbol y tonteando, pero pocos de Naruto. ¿Qué hacía aparte de trabajar, correr a diario y utilizar todas las herramientas de su caja de seducción para convertirla en un amasijo de deseo?
–Define tu idea de «divertido» –pidió cuando entraban en Washington Square Park y miró el arco que imitaba el Arco de Triunfo de París.
Si él le preguntaba, ella le diría que almorzar al lado de su sombra era una de sus diversiones preferidas, especialmente un día glorioso de cielo azul como aquel. Le gustaba mirarlo e imaginarse sentada al lado del original.
Y siempre se hacía la misma promesa: «Pronto». Y puesto que todos los años ascendía un poco en la revista, se sentía más cerca que nunca de cumplir esa promesa.
Vio que Naruto la miraba con picardía.
–Quiero decir fuera del sexo –aclaró ella
–¿Qué haces para relajarte cuando no trabajas?
–Correr, entrenar, ir al gimnasio; dedico largas horas a mantener esta forma física en la que por fin te has dignado fijarte.
–Jugar al balón en el parque, gastar bromas a los compañeros de tu unidad o ir a tomar una cerveza con los amigos –ella enarcó las cejas
–¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo así?
–En el campamento militar jugábamos al fútbol. No había mucho más que hacer cuando no nos disparaban. No tenía miles de emails, ¿vale?
Sakura movió la cabeza.
–Tú no querías tener noticias mías.
–Te sorprendería lo que puede ser un email para un marine en una zona de guerra. Vi a hombres sonreír durante días por tener noticias de personas a las que apenas habían conocido en el instituto–
Naruto buscó con la vista un lugar para sentarse y le puso una mano en la parte baja de la espalda para guiarla
–Te recuerda a casa. Algunos hombres necesitan eso.
–¿Y tú?
–Mi problema nunca ha sido olvidar –él frunció el ceño.
Sakura suavizó la voz al contestar:
–No eres una máquina, Naruto.
–A veces sería más fácil si lo fuera.
–A veces dices cosas muy estúpidas –
comentó ella. Pero mientras se acercaban a un banco libre, se preguntó qué habría hecho de haber sabido que un mensaje podía ser importante para él entonces
–Si lo hubiera sabido, te habría escrito –le sonrió–. Te habría contado la vida diaria de Manhattan.
–¿Con consejos diarios sobre moda para marines?
–Creo que esta temporada se lleva mucho el camuflaje.
–La próxima vez que vaya te dejaré escribirme.
–¿Piensas volver?
–Por el momento no –repuso él en un tono de voz que sugería que se sentía decepcionado
–Me quedan tres meses para decidir si quiero reengancharme.
–Ya lo has decidido, ¿verdad?
–El que es marine una vez, lo es siempre.
Sakura frunció el ceño por lo poco que le gustaba la idea de que él volviera a irse a otro país. Aunque la última vez no había perdido el sueño por eso, sabía que ahora sí lo haría.
–También eres policía. ¿Eso no significa nada?
–He sido ambas cosas mucho tiempo.
–Lo sé, pero parece que estuvieras casado con los marines y tontearas con el Departamento de Policía a escondidas.
–Yo no tonteo –repuso él.
–Pero parece que eres más fiel a uno que al otro. El lema de los marines es «Siempre fiel», ¿no?
–Los marines son mi primer amor –él sonrió
–Eso nunca se olvida. Ser policía es diferente. Es un matrimonio que arreglaron por mí antes de nacer.
–¿Tú no querías ser policía?
–Digamos que me costó un poco encontrar mi hueco.
Sakura, que siempre había asumido que todos los Uzumaki tenían la misma vocación, lo miró sorprendida.
–¿Por qué dejaste los marines?
–No los dejé.
–Te pasaste a la reserva y volviste a casa.
–Las cosas cambian.
–¿Te arrepientes? –preguntó ella.
–Los días buenos no –contestó él.
Le tendió la caja de la pizza y ella lo miró a los ojos y vio en ellos una sombra. Intentó aligerar la atmósfera.
–He decidido que te voy a hacer una sesión de relajación –dijo.
–Si tiene que ver con burbujas de baño y velas aromáticas, olvídalo.
Ella le dio un puñetazo en el hombro.
–No te burles de lo que no has probado.
Naruto se miró el brazo.
–Llevas años queriendo hacer eso, ¿eh?
–No lo sabes tú bien.
Él le tomó la mano y pasó el pulgar por los nudillos de ella. Repitió la caricia y Sakura sintió oleadas de calor subir por su brazo. A esa parte casi se había acostumbrado. Le costaba más el mensaje que podía leer en los ojos de él cuando lo hacía. Al principio pensaba que era su imaginación. Luego lo achacó a uno de los numerosos mensajes sexuales que él le transmitía en silencio. Pero allí, a la luz del sol, le parecía que había algo más. «Yo cuidaré de ti», decía aquella mirada.
A Sakura no le gustó. Podía cuidar de sí misma. Él hizo algo inesperado; bajó la cabeza para besar la piel que había acariciado. Sakura observó embrujada que levantaba la barbilla y
sonreía.
–Avísame si necesitas que luego te bese otras partes.
–¡Vaya, qué lástima! –Sakura suspiró y tomó un trozo de pizza de la caja
–Con lo raras que son las oportunidades de ser galante hoy en día y tú acabas de estropear la tuya.
Naruto se echó a reír. Ella sonreía también cuando sonó su teléfono. Lo sacó del bolso, miró el número que llamaba y frunció el ceño.
–Hola, Kakashi… No, te lo agradezco –miró a Naruto por el rabillo del ojo
–¿Puedes intentar que no salga de allí? Gracias –guardó el teléfono, dejó la pizza en la caja y se limpió la mano con la servilleta
–Tengo que irme.
–Voy contigo.
Sakura negó con la cabeza.
–Es tu día libre. Tienes que hacer algo divertido.
–La idea era pasarlo juntos –repuso él
–Da igual lo que hagamos.
Sakura suspiró. Él se había mostrado muy paciente con la dificultad de encajar sus días libres con el trabajo de ella. Por un segundo lamentó aquella intrusión del pasado más que de costumbre, pero él había tenido razón la noche que la había sorprendido en el pasillo. Durante un mes al año, estaba resignada a hacer lo que tenía que hacer.
Se inclinó y lo besó en la mejilla.
–Prometo compensarte cuando vuelva.
–Buen intento –él se levantó del banco
–Yo te llevaré. Será más rápido.
Con el tráfico de Manhattan, no lo sería.
–Sé lo que estás haciendo y no es que no…
Naruto puso una mano en el cinturón rojo de ella.
–¿Vamos a tener una discusión? –preguntó.
–Yo no quiero –confesó ella.
Esquivó su mirada y le quitó una mota invisible del jersey. Le gustaba tocarlo. Le gustaba el calor que sentía a través de su ropa, la solidez de su presencia. Pero como no estaría bien acostumbrarse a que él estuviera allí, bajó el brazo.
–Cuanto antes nos vayamos, antes volveremos –dijo él con firmeza.
Sakura intentó buscar el modo de evitarlo. La idea de que él se adentrara un poco más en su viejo mundo le producía escalofríos en la columna vertebral. Kizashi era la llave a una puerta que ella no quería abrir.
Detrás estaba la antigua Sakura, la niña invisible que había estado sola y perdida. Sakura conocía el riesgo que conllevaba aceptar ayuda. Había visto el efecto que había tenido en algunos de sus iguales; cómo personas con buenas intenciones empezaban a tomar decisiones por ellos hasta que perdían el control de su vida.
La nueva Sakura suponía que no era muy distinto a la lucha que mantenían en todas partes los adolescentes independientes. Pero a ella le servía para recordar que no debía apoyarse en un hombre como Naruto ni siquiera un momento. «Un gran error», repetía la vocecita interior.
Cuando vio la camioneta de él, le entró algo parecido al pánico.
–Naruto–cuando se pararon a cruzar la calle, intentó soltarse la mano
–Yo…
–Sé que no quieres que vaya contigo –él le apretó la mano y se volvió a mirarla
–Pero si quieres que yo ceda un poco de vez en cuando, tú tienes que hacer lo mismo. Lo sabes, ¿verdad?
Sakura le miró el pecho. Si se tratara de otro tema que no fuera Kizashi, podía intentar ceder, pero…
–¡Mírame, Sakura!
Ella parpadeó y obedeció.
–Estamos bien en este momento, ¿verdad?
Sakura asintió. Lo estaban. Por eso no quería llevarlo con ella.
–Vamos allí, haces lo que tengas que hacer y nos vamos a disfrutar del resto del día.
Dicho así, sonaba muy sencillo. Naruto la besó en la comisura de los labios.
–Se me ocurren al menos media docena de cosas que podemos hacer cuando volvamos.
Sakura le sonrió y él volvió a besarla. Ella sabía por qué lo hacía él, pero cuando el resto del mundo desaparecía a su alrededor, notaba que su resistencia iba cediendo.
–Solo piensas en una cosa –dijo.
–Hay una razón para eso.
La besó en los labios. Cuando apartó la cara y miró el tráfico, ella lo observó a él.
¡Si pudiera saber qué era lo que no estaba antes allí, lo que le hacía verlo de otro modo y desearlo tanto que los recuerdos de todas las veces que habían discutido se perdían en la distancia!
–Vámonos, muñeca.
Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
Que increíbles capítulos!!!
Perdón por no haber comentado antes ando ocupadamaldito tiempo
As que el hombre misterioso era nada mas ni nada menos que el padre de Sakura jajaj y Naruto pensó otra cosa jajaj
Que feo Naruto evitando a Sakura solo porque no quiere que averigüe su secreto cuando el prácticamente la acoso para descubrir el de ella ....
Que bien que ayan decidido intentar tener una relación aunque los dos son reservados con sus secreto que se ocultan mutuamente
El juego de seducción que tiene esos dos me encanta
Espero con ansias la contiii
Perdón por no haber comentado antes ando ocupada
As que el hombre misterioso era nada mas ni nada menos que el padre de Sakura jajaj y Naruto pensó otra cosa jajaj
Que feo Naruto evitando a Sakura solo porque no quiere que averigüe su secreto cuando el prácticamente la acoso para descubrir el de ella ....
Que bien que ayan decidido intentar tener una relación aunque los dos son reservados con sus secreto que se ocultan mutuamente
El juego de seducción que tiene esos dos me encanta
Espero con ansias la contiii
sakuraforever_24- Chunnin
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
Estos chicos me van a desquiciar con sus juegos seductores! Pero me gustan y mas que avancen, espero y Naruto nunca vuelva con los marines, haber como va con Kizashi.
Conti!
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hikari uzumaki- Sennin
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
me gusta la relación que tienen aunque todavía tengan sus recelos de abrir-sen completamente entre ellos espero la conti
aduzumaki- Sennin
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
siempre que Naruto y Sakura se odian al principio terminan teniendo una relación muy sexy XD me gustó el capítulo aunque no quiero que se vaya a los marines >.<
Matta Ne!
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LimaAxG- Admin
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Algún lugar en la Tierra owo
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
Oins me encanto, ya están intentando que la relación vaya bien<3
Quiero que la sigas pronto! por que me dejaste en suspenso(?) lol quiero leer mas :3
Quiero que la sigas pronto! por que me dejaste en suspenso(?) lol quiero leer mas :3
Alesaa- Novato
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Re: Un Rebelde en NY ( Capitulo 7) 21/10/2013
El fanfic es una reproducción literal -cambiando solo los nombres- de la novela publicada "Un rebelde en Nueva York" de Trish Wylie (digo el título como aclaración y por si alguien quiere terminar de leerlo del original).
De modo que tengo que cerrarlo, no somos una web autorizada para difundir contenido protegido por derechos de autor.
De todas formas, puedes reabrirlo si es como adaptación en vez de reproducción.
De modo que tengo que cerrarlo, no somos una web autorizada para difundir contenido protegido por derechos de autor.
De todas formas, puedes reabrirlo si es como adaptación en vez de reproducción.
Layla- Consejo de escritores
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