¡¿Compañeros de piso?! [+18][C] (Capitulo 10) 28/12/2013

Era una tarde calurosa, al parecer ese día el sol brillaba con más fuerza que nunca, ella miraba las hojas de los árboles balancearse con la suave brisa del viento, todos estaban concentrados en su propio mundo, nadie miraba a su alrededor.

Sakura caminaba a paso rápido por las grandes calles de Tokyo, tenia bastante prisa pues iba a reunirse con una vieja amiga.
Se detuvo enfrente de una cafetería, esa que conocía también, su cuerpo temblaba ligeramente de la emoción y es que hace un año que no veía a su mejor amiga Ino; estaba impaciente.

Cruzó la puerta de ese lugar con desespero, recorrió con la miraba todo el lugar hasta posarse en un sitio especifico, allí sentada, cruzada de piernas y brazos se encontraba su vieja amiga mirándola, saludándola de lejos con energía dando a entender donde estaba su posición.
Sakura corrió hasta aquella mesa, aunque antes de eso observó que justo al lado (pegado) a su mesa habían cuatro hombres y, al parecer de mediana edad. Aunque no era de extrañar pues era algo característico de aquel   lugar, las mesas estaban muy juntas.

—Perdona la espera, ¿has esperado mucho?—preguntó ella con tono cansado y sentándose en la mesa en frente de su amiga.

—No, tranquila yo también acabo de llegar.

—Uf últimamente no hago más que correr de un lado a otro.

—Yo también estoy igual, desde que me he mudado con Shikamaru mi vida se ha vuelto muy ajetreada—dijo haciendo señas con la mano a la camarera para que se acercara.

—Discúlpenme señoritas, ¿que van a tomar?—preguntó con amabilidad la camarera con un cuadernillo entre las manos.

—Mmm... con este calor creo que tomaré una coca-cola con mucho hielo, por favor—respondió Sakura.

—Yo tomaré lo mismo.

—Enseguida les traigo su pedido—contestó la muchacha haciendo una reverencia para luego retirarse.

—Bueno cuéntame, ¿qué has estado haciendo durante todo este tiempo?—la sonrisa burlona de Ino no tardó en asomarse en su cara.

—Pues han pasado tantas cosas...—Sakura agachó la cabeza—Supongo que ya sabrás sobre el accidente de mis padres.

—Sí, ¿como ocurrió?—preguntó la rubia con tristeza

—Cuando llegue a casa, me extrañe al no encontrarme con nadie, miré por todos lados buscando señales de vida de mis padres y nada, hasta que decidí mirar al teléfono, había un mensaje en el contestador, la verdad es que la policía no me dio muchos detalles de lo ocurrido pero por lo poco que investigaron, el día en el que mis padres salieron para asistir a una reunión de la empresa, llovía, y un conductor borracho se cruzó en su camino en una curva peligrosa, lo que hizo que salieran disparados por el acantilado.

—Dios mío... y ¿que pasó con el conductor?

—Fue encarcelado durante cuatro meses, al ser la tercera vez que le pillan borracho y le retiraron el carnet de conducir.

—¿Y eso es todo?—preguntó Ino alterada—Mata a dos personas y ¡¿esa es su única condena?!

—Sí...—soltó un suspiro—pero hay algo más.

—¿Qué?- preguntó curiosa pero fue interrumpida.

—Perdonen la espera, aquí tienen su pedido—comunicó la muchacha dejando las bebidas en la mesa.

—Muchas gracias—dijeron las dos al unísono y la chica se fue con una sonrisa de medio lado.

—Lo que iba diciendo...Tenían un testamento hecho por si les ocurría algo.

—¡Vaya! ¿Y que decía?—preguntó interesada la rubia.

—Me han dejado 66.014.020 Yenes.

—Wuoooou.. si que les iba bien en la empresa.

—Eso parece.. pero ya sabes el dinero no compensa la perdida—su mirada era triste—Además ahora la casa está tan vacía...

—Vamos, anímate yo estoy a tu lado ya los sabes—le brindó su apoyo Ino.

—Sí, pero tu tienes a Shikamaru, ahora tienes que cuidar de él.

—¡Ni que fuera un bebé!—exclamó la rubia con sorna.

—Bueno tu ya me entiendes—río la pelirosa.

—¡Oye!—gritó de repente la rubia asustando a Sakura—¡¿Y si compartieras piso?!

—¿Compartir piso? No sé...—dudó Sakura.

—¡Sí! Piensa en las ventajas que puedes llegar a tener, compartir gastos, movimiento en tu casa, compañía...

—Pero.. no conozco a nadie para—Ino se adelantó.

—No te preocupes por eso, ¡déjamelo a mí!—gritó con entusiasmo mientras reía como una loca haciendo que todos se giraran a verla.

—No la conozco—pensó Sakura.


Al otro lado de la ciudad...


Un coche azul turquesa se detenía en el aparcamiento de un lujoso hotel.

De su interior bajaron cierto rubio y una hermosa mujer de cabello castaño y brillantes ojos marrones.

—Ya hemos llegado—susurró el ojiazul mientras le daba un fugaz beso en la boca a la castaña.

—Es precioso Naruto—contestó ella contemplando el lujoso lugar.

—Sí, y lo mejor viene ahora—dijo con una sonrisa coqueta Naruto.

—No perdamos más tiempo, vamos—contestó la castaña adentrándose en el hotel.

Los dos se acercaron a la recepción.

—Buenas tardes, señores—saludó amablemente la recepcionista.

—Buenas tardes, nos gustaría alquilar la mejor habitación que tengas—pidió el ojiazul.

—Ahora mismo la suite Mercurio esta disponible—informó la recepcionista.

—Nos quedaremos con esa—contestó el rubio.

—De acuerdo, señor, serán 13.203 Yenes.

—Aquí tiene—contestó indiferente mientras le entregaba su tarjeta.

La mujer pasó en la maquina la tarjeta recibida.

—Dis-dis-culpe señor—lo llamó tímidamente la recepcionista—aquí me consta que su tarjeta esta bloqueada.

—¿Cómo dices?—preguntó él con suma tranquilidad—Debe ser un error de esa máquina, inténtalo de nuevo.

La chica  repitió la operación, sin éxito alguno.

—Lo siento pero su tarjeta esta cancelada, quizá debería llamar a su...

—¡No!—le interrumpió con brusquedad Naruto y dándose la vuelta fue  hacia un rincón con su móvil en la mano.

—¿Qué pasa, amor?—preguntó la castaña con preocupación.

—No lo sé pero ya me voy a enterar—contestó furioso para luego poner el celular en la oreja y volver a alejarse.

La castaña lo observaba conversar de lejos.

—¡¿Qué mi padre, qué?! No, no quiero nada, adiós—colgó y se acercó a la castaña.

—Escucha Izuki, ahora tengo que irme, hablaremos otro día, ¿de acuerdo?-—decía apresuradamente—¡Adiós!—se despidió mientras salía corriendo del hotel en dirección a su coche.

—¡Espera Naruto!—lo llamó pero él no se detuvo—Y como...vuelvo...yo...

Ya era demasiado tarde, Naruto ya se encontraba conduciendo velozmente en su coche a su casa.
En 5 minutos ya estaba aparcando su coche en el garaje, cerró fuertemente la puerta de el mismo y sin siquiera comprobar si estaba correctamente cerrado se metió en su casa.

—¡PAPÁ!—gritó—¡PAPÁ! ¿DONDÉ ESTAS?—lo llamó él furioso.

—Hola Naruto, ¿por qué todo este escándalo ?—preguntó muy tranquilo su padre.

—¡No te hagas el idiota conmigo, padre! Sabes muy bien porque estoy así.

—No, no tengo ni idea, refrescame la memoria—dijo con una sonrisa.

—Tsk, ¿se puede saber por qué has cancelado mi tarjeta?—contestó el hijo  un poco más calmado.

—¿No lo sabes?—preguntó su padre con ironía, cosa que molesto más a Naruto, que lo miró interrogante.

—Ayer mismo me llegó la factura de tu tarjeta, ¿a qué no adivinas cuanto te has gastado solo en este mes?—preguntó Minato con una sonrisa inquietante.

—Tsk seguro que no es para tanto—contestó restando importancia al asunto Naruto.

—660.142 Yenes, has sobrepasado tres veces el límite de lo que te dije que podías gastarte.

—Vamos papá, somos ricos, eso para ti no es nada—contestó con arrogancia Naruto.

—¡Por supuesto que lo es, cabeza hueca!—gritó Minato con indignación.

—Buff, ponme el castigo ya y déjame en paz—soltó el hijo con un tono cansado.

—Esta vez no será tan fácil, señorito—la sonrisa de su padre iba de oreja a oreja y por primera vez Naruto tembló ante su padre, esa sonrisa era maquiavélica—Tienes un día para recoger tus cosas e irte de esta casa, ahora vas a descubrir lo duro que es ganar el dinero, sin tarjeta de crédito o coche.

—Bromeas, ¿verdad?—preguntó Naruto con miedo.

—¿Te parece que estoy bromeando? Naruto ya tienes veinte y tres años, ya  es hora de que te busques la vida, tu solo.

—Vamos papá, ponme cualquier castigo, una semana sin coche, sin teléfono o yo que sé, todo menos eso—suplicó el hijo.

—Ya es tarde, la decisión esta tomada.

—¡Vale! ¿Quién te necesita?—Naruto estaba echando humo por las orejas—No te preocupes que me iré ahora mismo de esta casa—gritó furioso y subió a su habitación.

Mientras tanto...

Sakura caminaba lentamente hacia su cama, estaba molida, después de conversar con Ino se despidió de ella y volvió a su—ahora—tranquila casa, y nada más llegar acto seguido se tumbó lentamente en su cama.

—Qué silencio...—se dijo a sí misma en voz alta, y no tardo mucho tiempo en cerrar los ojos—¡¿Y si compartieras piso?!—la voz de Ino resonó en su cabeza—una vez más—¿Compartir piso, eh? Tal vez...

Todo estaba tan tranquilo, el silencio se adueñaba de todo la casa.

Pero no por mucho tiempo ya que su paz fue interrumpida por alguien que llamaba a la puerta.

Sakura se asustó un poco, era bastante tarde, concretamente las 23:54, ni siquiera Ino tenía tanta cara de presentarse a esas horas sin avisar. Sakura se levantó lentamente de su cama, y se dirigió a la puerta.

—¿Quién es?—preguntó dubitativa pero no obtuvo respuesta, aún con un poco de miedo abrió la puerta.

Un fuerte golpe de imprevisto hizo que Sakura cayera al suelo, desmayada.

—¡Atadla a la silla!—ordenó el que parecía el jefe a otros tres hombres cubiertos con un pasamontañas.

20 minutos después...

—Ey, despierta—pronunció el encapuchado con dureza mientras la empapaba con agua fría.

Sakura se despertó asustada.

—¿Cuál es el código?—preguntó el hombre con seriedad.

—¿Qué código?—Sakura estaba demasiado aturdida.

—El de la caja fuerte, ¡habla!—ordenó uno de ellos.

—No se de que...—no pudo continuar pues aquel hombre le había dado una fuerte cachetada.

—No me hagas perder la paciencia, lo repetiré una vez más, ¿cuál..es el..código?—preguntó lentamente y su tono era de aviso.

Sakura se quedó callada.

—¡¿NO ME LO VAS A DECIR?!—exclamó el hombre mientras agarraba a Sakura del cabello.

—2 6 7 4 7—contestó Sakura con miedo.

—Buena chica—comentó con sorna mientras se alejaba—Muchachos—los llamó y todos le miraron—Diviértanse con ella si quieren—dijo con una sonrisa malvada.

—Si, jefe—dijeron con entusiasmo los otros tres.

—Nos vamos a divertir mucho, monada—dijo con una gran sonrisa.

Sakura lo miro con pánico, en sus ojos podía ver la lujuria.

AHORA EMPIEZA SU TORTURA....