[Minakushi]Aka no oni. [+18] [03-Septiembre-14]

Antes de nada aclarar que hace su tiempo que no escribo fics (para las dudas, en el primer foro era narusaku4real, aunque claro, viendo lo que hay por ahí de fics como que lo mío se  ha quedado en algo cutre jajajaja), este fic en concreto NO está ambientado en la trama de Naruto y es un mundo completamente distinto tanto al real como al de Naruto, 100% inventado, pero tendrá similitudes como el Hiraishin (¿Qué le voy a hacer? Esa técnica es mi debilidad) o el Kyubi pero no con la forma de zorro gigante de 9 colas y con algunas cosas japonesas (katanas, samurais, etc.). Así pues, dejo de dar spoilers y paso a la ambientación.

He de decir, que me he pensado MUCHÍSIMO el volver a escribir fics, la idea la tenía desde hacía mucho, seguramente lo que más miedo me daba era el recibimiento a dicho fic, no se cuanto se interesa la gente por fics de otras parejas que no sea el narusaku, pero sinceramente, me gusta incluso más el minakushi que el narusaku (que también me gusta, ojo XD) y como que me inspira más para escribir.


Año 1 A.d.G*, los clanes de guerreros de todo el continente de Ávalon estaban en una encarnizada lucha hasta el momento tras 1.500 años de derramamientos de sangre en nombre de unos seres celestiales llamados "Kami" en lenguaje común de las personas de a pie, el pueblo bajo. Estos seres eran especialmente poderosos por un don divino que se les concedía a cada uno con los elementos básicos/avanzados del mundo entre ellos la luz, la oscuridad, el fuego, el agua, el rayo, la tierra, el viento e incluso elementos no tan puros como el veneno, ciertas composiciones metálicas o la capacidad de crear explosiones. Dichos seres eran tachados de soberbios y de codiciosos, siempre acumulando poder detrás de un manto de misterio. La gente podía matar en su nombre, podía violar a enemigos en su nombre, incluso podían destripar niños ante el fanatismo y el miedo que procesaban a la par.  Eran seres que no conocían la piedad, casi se podía decir que más que dioses se podían considerar demonios en casi su total mayoría. Solo un par de ellos habían sido pacíficos y se decía que ambos habían muerto a manos de los otros "Kami", en su lengua eran llamados Vahn-Teranna o "caminantes de los velos" si se traducía al idioma común. La razón de ese nombre era bastante simple, tenían una fuerte conexión con el mundo de los espíritus y los muertos, se podía decir que la nigromancia entraba dentro de las habilidades de los más avanzados de ellos.

Pero las guerras por los Vahn-Teranna pararon debido a la llegada de varios seres que habían estado aterrando a los ejércitos de mercenarios de los poderosos, unos guerreros que habían incluso repelido las fuerzas más dotadas de los ejércitos imperiales, un ejército mayor incluso que el de los Kami. El hecho de que esta guerra hubiese acabado no quería decir que no se siguiese matando, de hecho la alianza que había era tan débil que la simple muerte de un soldado podía desarrollar una cadena de venganzas que poca gente quería tener a sus espaldas o que no le importaba vérselas con los generales de los ejércitos, quienes se decía que tenían el poder legado de los kami. En total, habían veinte Vahn-Teranna, igual al número de ejércitos que disponía el emperador contando el suyo. Pese a toda esa historia, la nuestra empieza en una simple aldea con un muchacho, un campesino agricultor que no sabía cuanto iba a cambiar su vida.


Un golpe a la tierra.

Las azadas la removían con facilidad, dejando surcos en la misma por la que pasaba ante los bordes un pequeño riachuelo que se encargaba de humedecer el terreno preparado para el cultivo de algunas frutas y del arroz. Aquella zona de la región era de las más pobres, la comida no escaseaba sin duda pero era un bien que tenían que labrarse ellos mismos para no caer ante la hambruna, en aquella aldea de no más de sesenta personas tenían un dicho y es que el día en que no se trabajaba era un día sin comer.

Otro golpe a la tierra.

Los tres soles eran algo que normalmente adoraban como astros reyes de los cielos, también eran los que se encargaban en su cultura de  que las cosechas fuesen las mejores, había una época para el arroz, otra para el Djahakmir*, y así sucesivamente siempre dependiendo la posición de los mismos, los tres soles rotaban en cuanto a su posición determinando así las estaciones, al igual que sus tres respectivas lunas. De las cuales se decía que bajaron los "Kami" para redimir los pecados de avaricia, lujuria y soberbia de la plebe. Aunque esa era una idea que no muchos compartían.

Otro golpe a la tierra y un grito.

Se trataba de un joven de unos diecinueve años que se había golpeado en la cintura al golpear la azada, literalmente sus brazos apenas le respondían lo suficiente como para levantarlos por encima de los hombros. No, no era un vago ni mucho menos, pero hace dos estaciones primaverales el destino y las guerras decidieron llevarse a sus padres al más allá y desde entonces había labrado las tierras de su familia solo y sin ningún tipo de ayuda todos los días del año. De vez en cuando le echaba una mano el anciano de la aldea, quien le había enseñado además a leer y a escribir, un hombre de ya avanzada edad a quien le gustaba llamarse "el sabio de los sapos", de hecho detrás de la casa del mismo había una charca con varios sapos que él mismo había capturado como ofrenda cuando se inició en las artes de la escritura y la lectura. Y ese día precisamente pese a todo el cansancio se podía decir que la visita de su mentor le había venido bastante bien.

-Deberías entrar a descansar un rato, los soles están a punto de esconderse y tú llevas trabajando desde que salieron.- Dijo el anciano aprovechando él también para tomarse un descanso mientras colocaba la azada en su hombro, casi se podía decir que tenía tanta energía como un joven de quince años a quien le acababan de regalar su primera herramienta de agricultura.

-Las cosechas no se recogeran solas, Jiraiya-sensei. - Comentó el joven rubio mientras se recolocaba de nuevo para seguir trabajando hasta que un enorme calambrazo le invadió su cintura, justo por donde había recibido el golpe.

-Pero tampoco desaparecerán por la noche, además, hemos recogido suficiente para que puedas cenar por hoy.- Comentó el viejo mientras se acercaba a un saco lleno de arroz y algunos vegetales como coles, lechuga y otros. -No querrás que un anciano vaya a su casa con el frío que hace, ¿Verdad Minato?- Dijo gracioso Jiraiya, mientras Minato se llevaba una mano a a cabeza, resignado.

-Supongo que descansar un poco no me vendrá mal. Le acompaño.- Comentó animado, lo cierto es que al no tener nadie con quien hablar, disfrutaba de las compañías del anciano,

El trayecto no era muy largo, pero Jiraiya había vivido ya bastantes cosas y apenas podía moverse bien, era por ello por lo que en principio, pese a que el hombre se manejase con facilidad en el campo a Minato no le gustaba que le ayudase, se suponía que no dentro de mucho tendría que elegir una esposa, aunque no le gustaba la idea de casarse por obligación para que la aldea no desapareciese. En cierto modo hasta el anciano era consciente que aquello era atar a un espíritu puro a saber a qué tipo de vida. Pocas veces había conocido a nadie con la simpleza de Minato, pero era  también alguien bastante orgulloso en el buen sentido de la palabra. Nunca se había dejado mangonear por nadie y tampoco había dejado de ayudar a nadie que lo había sido incluso aunque las burlas se hubiesen dirigido más tarde hacia él de forma directa o indirecta.

-Jiraiya-sensei, ¿Qué son los kamis?- Preguntó Minato, lo cierto es que llevaba preguntando eso varios años, pero la respuesta siempre había sido:

-No es el momento ni el lugar para hablar de eso.- Comentó con una simple sonrisa al tiempo que llegaban a la casa del anciano, al tratarse de  una especie de "lider espiritual" la casa era algo más grande que la del resto, pero no muy grande puesto que los recursos que tenían para la construcción eran más bien escasos...

Estaba todo pensado para que la clase baja no pudiese crecer, se les daban recursos limitados, por ellos no podían construir viviendas y si habían familias numerosas al cabo del tiempo los más pequeños eran tratados como animales o los abandonaban a su suerte por puro instinto de supervivencia, era una forma de controlar que el aldeano no fuese lo suficientemente numeroso para que estuviesen siempre bajo la sombra del miedo, el "lider" era algo más bien parecido a un patrón, colocado por los aldeanos de dichas villas eran quienes resolvían los problemas con los de las clases altas, siendo Jiraiya el único junto a Minato que sabía leer y escribir les venía de lujo que fuese el anciano el patrón, por el simple hecho de que al menos abusaban menos de ellos...Porque pese a todo abusaban.

De vuelta a su casa, con los pies arrastrando, Minato se quedó embobado mirando las lunas, las tres, como si fuesen lo más interesantes del mundo, al estar despejado el cielo se podían ver perfectamente las estrellas. Desde siempre se había preguntado  ¿Qué  habría realmente en aquellas lunas? Si era cierto que los kamis habían llegado de estas se suponía que arriba debía haber vida, pero, ¿De qué tipo? Viendo lo que había podido ver, Minato podía decir a ciencia cierta que los que habían llegado a la tierra lo habían hecho con fines bélicos, solo había que ver como habían destrozado el mundo. Los antiguos manuscritos que tenía Jiraiya hablaban de una tierra completamente fértil y llena de vida donde las personas no tenían la necesidad de luchar, eran pacíficos y no tenían que revolcarse en el fango para una simple moneda de plata con la que poder comprar un saco de arroz para al menos cinco personas.

Al llegar a su casa pudo ver que las luces estaban encendidas, cosa que le alarmó bastante. Con rapidez fue a por la azada y la colocó por encima de su cabeza. Solo podían ser dos tipos de gente: Asaltantes o soldados, y unos le gustaban menos que los anteriores. Se colocó delante de la puerta y escuchó a alguien masticar, se quedó en blanco...¡Su comida!. De un fuerte empujón abrió la puerta y saltó hacia dentro de la casa con un desgarrador grito de batalla con el que cargó sobre una figura humana que...Tenía nueve colas rojas e incandescentes (que de hecho era lo que iluminaba toda la casa) en su espalda...Y de repente, con la mirada inocente de la chica que tenía delante, la azada cayó al suelo y Minato no pudo evitar caer con una rodilla en el mismo de la propia inercia. Ambos azules se encontraron con sorpresa por primera vez, la primera de muchas veces.


*A.d.G: Antes de Gea.
*Djahakmir: Fruto parecido a la uva pero de color naranja con el que se destila un zumo con propiedades curativas y con un alto grado de alcohol, se usa simplemente para rociar por encima de las heridas puesto que bebido con una de estas "uvas" se puede emborrachar incluso un toro.

Para el que no sepa qué es una azada: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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Espero que os haya gustado el prólogo. Hacédmelo saber, eso siempre ayuda en los ánimos

Me esperaba al menos un comentario aunque fuese una piedra a la cabeza, no sabía que fuese tan malo pero bueno...Lo seguiré de todas formas. u_u


Silencio, era lo único que había entre las cuatro paredes mugrientas que formaban la casa de Minato. Entre estas, se encontraba arrodillado el mismo dueño de dicha casa y una joven pelirroja con nueve colas del mismo color a sus espaldas. Ambos llevaban dibujada en la cara la sorpresa de ver al otro ahí metido, pero mayor sorpresa era la del rubio al notar en la mejilla derecha de la pelirroja un grano de arroz. De inmediato ambos azules de las miradas perdieron el contacto y la de Minato buscó la mano de la desconocida, allí había un buen puñado de arroz mojado del que había recogido no hacía muchas horas atrás, aquella era su cena así que prácticamente la única reacción normal allí fue la de cualquier ser humano que tenía hambre y que iba a quedarse sin cenar esa noche por culpa de una completa desconocida que...¿Estaba desnuda? El enfado fue sustituido por la vergüenza y la duda.

-¡Gomen, no pretendía mirar! Mejor dicho... ¿¡Qué cojones haces en mi casa!?- El silencio fue la única respuesta que recibió, pensó que la chica se habría ido, que era una alucinación...Si, debía haber sido eso, después de todo ¿Quién podía tener nueve colas del mismo color que su cabello en la espalda? La respuesta era bastante obvia, nadie podía. Pero cuando miró, se encontró le la chica no solo seguía ahí, sino que además le estaba mirando de frente y que efectivamente no llevaba nada de ropa. De nuevo la vergüenza inundó el ser de Minato, este se apresuró y fue a un pequeño baúl de donde sacó unas ropas bastante viejas. -Ponte eso y márchate.- Dijo mirando hacia otro lado hasta que empezó a oler a quemado en la casa. Al mirar se horrorizó, la chica estaba quemando completamente las ropas que le había dado y que por desgracia para él eran de su madre...Pero algo extraño pasó allí. El fuego empezó a rodear la figura de la chica completamente, incluidas las colas, y tras un destello del mismo y su disipación las velas de la casa se encendieron dejando ver a la figura de la chica sin as colas y con las ropas puestas, pero unas ropas que parecían estar como nuevas, tenían el color original de las mismas que eran el azul en la parte superior y el blanco en los pantalones. -¿Q-Qué ha...pasado?- Preguntó tartamudeando el rubio.

De repente a chica cerró los ojos y unas extrañas marcas aparecieron por su frente durante varios segundos y se dirigieron hacia el resto de la cabeza. Poco a poco la chica abrió los ojos de nuevo y puso una inocente sonrisa, Minato no tardó en desconfiar, era lógico debido a lo que había pasado allí...Le había robado y se había quedado tan a gusto como si nada hubiese pasado, debía ser alguien de la nobleza debido a que los gestos que tenía no eran para nada de alguien normal, alguien normal habría huido despavorido de otra persona armada que estaba siendo robada en cuestiones de alimentos.

-Mi nombre es Kushina Uzumaki. Gracias por la ropa, la comida y el hospedaje.- Dijo mientras se inclinaba de forma elegante poniendo sus manos delante de sus piernas en signo de confianza junto a la reverencia. Minato por su parte retrocedió un paso...Alguien tan rara no podía haber pasado por su casa, no, definitivamente iba a ser ejecutado o algo por el estilo por el rapto de una noble cercana a los kami, puesto que aquella forma que había visto de nueve colas no era precisamente lo que él solía llamar "normal".

-Ho-Hospe...¿Qué? Espera, entras en mi casa, te comes mi única cena y encima pretendes que te acoja...Nunca he rechazado darle cobijo a un viajero pero...¿Estás mal de la cabeza?- Minato se llevó la mano derecha a la cabeza intentando calmar la desesperación, aquella chica estaba sacándole de sus casillas, le estaba cabreando...Y eso que él era considerado el ser con más paciencia de aquella pequeña aldea, tanto que le habían hecho pasar varias pruebas que habían durado varios días, y allí, en un solo momento, una completa desconocida le acababa de sacar de sus casillas.

-En cuanto a eso...Te compensaré, dame un momento.- Dijo mientras levantaba un dedo y desaparecía en pequeñas llamas, durante varios minutos Minato se preguntó donde habría ido la chica hasta el momento en que apareció con algo que no se esperaba en las manos...Un ciervo muerto. Sabía de sobra que no habían ciervos en aquella región, que había tenido que ir a una vecina para conseguir tal presa, un ciervo macho adulto y con bastante carne. Solo pensar la de cosas que podía hacer con esa presa se le caía la baba. -¿Es esto suficiente?- Preguntó con un toque de perspicacia Kushina en su mirada mientras dejaba la presa delante de las brasas de la hoguera que había en la parte central de la casa.

Por un momento aquella chica se le hizo del todo demoníaca, parecía que sabía exactamente lo que necesitaba, de hecho podía jurar que momentos atrás esta ni siquiera podía entenderle ni podía dar con una razón pro la que debía ponerse ropa, pero ahora era diferente. Había un mar de dudas en la mente de Minato, pero aquellas dudas eran opacadas por el hambre.

-Bienvenida, soy Namikaze Minato...Un simple agricultor.- Dijo mientras sacaba del mismo baúl unos cuchillos que afiló con una piedra para luego ponerse a despellejar el ciervo...No solo iba a tener carne para dormir aquella noche, sino que además iba a tener algo de abrigo extra para el invierno...Una estación bastante dura en aquellos lugares debido al Kami que tenían ellos, el kami de hielo, de hecho incluso en verano se podía decir que había un clima bastante frío. Aquella era una razón por la que la piel de Minato era bastante pálida, porque el sol pese a que era cierto que normalmente se mostraba despejado, había un "algo" que impedía que la pigmentación de la piel oscureciese...Algo mágico. Eso hasta él podía entenderlo. -¿Qué te trae por estas tierras?- Dijo mientras le arrancaba la piel de un último tirón a la pieza.

La chica puso una pose algo extraña, como si estuviese mirando hacia una víctima en vez de hacia una persona. -Te estaba buscando.- Dijo relamiéndose, al ver que se había ganado el temor del chico empezó a reirse. - Jaajaajajaja, ¡Deberías ver tu cara-ttebane!-

-No bromees con esas cosas...- Comentó por lo bajo Minato mientras empezaba a cortar la carne por las partes que tenía menos huesos para poder cocinarlas al fuego sin necesidad de usar ningún otro utensilio que no fuese un palo.

-Vengo en son de paz, es lo único que debes saber.- Comentó la pelirroja mientras se sentaba recostada sobre la pared. -¿No es esta casa muy pequeña? Además de tu aroma detecto el de dos personas más. ¿Cómo vivís con tan poco espacio?-

"Joder con el olfato" Comentó Minato mientras la miraba de reojo. -Esas otras personas ya no viven aquí.- No le iba a dar mucha más información, después de todo era una completa desconocida y mientras más cosas supiese de él más cosas podía usar en su contra en un futuro. Hombre precavido vale por dos y Minato era un bucle infinito de este este dicho.

-No me extraña.- Comentó mientras se abrazaba las piernas con cara de sueño, de hecho no pudo reprimir un bostezo exagerado. -¿Te importa si duermo ya? He tenido un largo viaje.-

"Así que efectivamente es de otras tierras, pero no lo entiendo, ¿Qué haría aquí? No conoce nuestras costumbres ni nuestro modo de vida, ¿Y el truco que ha hecho antes? Definitivamente tiene que ser de una de las lunas." Pensaba Minato de forma frenética hasta que se acordó que tenía un trozo de carne en el fuego, lo sacó y esperó a que se enfriase mientras el estómago rugía...Y lo cierto es que comió como nunca antes lo había hecho, aquella comida debía ser de nobles y él por avaricia estaba comiendo como uno en vez de ir a por más arroz a los campos...En cierto modo, si tenía algo que agradecerle a Kushina, era aquella comida que le había ofrecido.


A ver si a alguien le da por comentar y me dice el fallo que he cometido (intencionadamente, saldrá más adelante). xD

Venga, te he dicho que alguien tarde o temprano iba a comentar, pues aquí estoy yo.

Me ha gustado, no he leído un Fic así antes, bastante original diría yo. Solo me he leído el prologo, el capitulo uno me lo leeré después.

Sigue escribiendo, no te desanimes que aquí tienes un nuevo lector, estoy algo ocupado últimamente, pero que comento eso es fijo.

Holaa!!, me gusto la historia de tu fic!!, y el papel de chico de campo que le diste a minato!!

Que susto le dio kushina a minato xDD, y de donde sera ella? o solo estará para protegerlo de algo??

Espero conti con ansias!!

Saludos!!

P.D.: No se de que fallo hablas xD

Obito, el fallo es que no les he puesto edad a ninguno de los dos, pero saldrá pronto por el aspecto físico o por conocimientos de alguien superior, esta gentucilla no tienen forma de decir "tengo X años" xD

Gracias a ambos por comentar, sube muchísimo la moral.

El principio de este capítulo es algo así como una introducción, experimentando más o menos como lo harían en un videojuego o en una narración del señor de los anillos xD

Aviso: Cuando quiera poner un ruido en narración y no vaya con acción de personaje lo pondré

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Capítulo 2: El chico y la amenaza.
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A miles de kilómetros de donde nuestros protagonistas descansan, un oscuro presagio se empieza a levantar en las tierras más occidentales de la región. Las aldeas libres de las marcas de los kami caen presa de un oscuro destino, ciudades enteras que antaño se levantaban tan imponentes que la propia gente pensaba que esas ciudades eran los mismos kami habían caído presa de tal fatal destino, la luz había abandonado aquellas tierras y solo había quedado un abismo de putrefacción y muerte. La tierra era yerma, había perdido cualquier indicio de fertilidad, lo que antes era agua ahora eran pozos de veneno que se extendía por galerías subterráneas hacia el subsuelo.

Quemaba...

Terremotos azotaban normalmente la zona, las estructuras más grandes habían quedado hechas añicos, las ciudades costeras habían sucumbido ante las olas venenosas que traía consigo la mar. De todas formas, solo el aire que se respiraba ya era vapor de la misma sustancia, las personas habían muerto antes de dichos cataclismos. Pero estos no habían quedado del todo sepultados. Dicha maldición que azotaba las tierras habían hecho que las personas y sus espíritus no hubiesen podido descansar en paz como era debido, el veneno había afectado a todo su ser, conectando el alma y el cuerpo a un instinto básico, la sed de sangre era lo único que los movía, eran la perfección en cuanto a fuerza militar...No dormían, no bebían, no tenían hambre, no sentían.



La tierra palpitaba, los últimos latidos de vida estaban apagándose, la catástrofe estaba a punto de despertar, todo tal y como se conocía estaba a punto de desaparecer.

-Namikaze...Minato...- Susurró una voz maligna, gutural, llena de rencor y odio.

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Minato se despertó de golpe y de un grito, completamente sudando y temblando. Su garganta estaba terriblemente seca, cosa que normalmente pasaba pro el frío pero esa noche no había pasado precisamente frío. Los recuerdos de esa pesadilla se le estaban repitiendo una y otra vez en la mente enturbiando su paz mental de granjero. Él no debía siquiera saber qué eran aquellas tierras pero sin embargo había soñado y con un realismo aplastante, casi podía asegurar que había estado allí. Que había respirado aquél vapor tóxico, que había sido arrastrado por las olas y que los edificios habían caido sobre él...Y aquella voz...

Cayó en la cuenta finalmente que no estaba solo, que la noche anterior una chica había estado invadiendo su hogar de una forma descarada, al mirar a los alrededores pudo ver a la chica justo como se la había dejado horas atrás. Completamente dormida como si aquella fuese su casa y estuviese dormida en el lugar más cómodo del mundo. Cuando vio mejor comprobó que estaba dormida sobre sus propias colas, nueve en total, y estas desprendían un calor antinatural para aquella zona donde vivían...La noche anterior había creído que las colas no habían sido otra cosa más que un espejismo, que no había forma de que existiese ser con colas más allá de los animales, pero ahora podía ver claramente que no era así, que delante de él había una chica con nueve colas de color rojo parecidas a las de un zorro de nieve que tan acostumbrado estaba a ver.

"No me quiero imaginar en el lío que me habré metido por permitir que se quedase..." Pensó Minato mientras se terminaba de despertar, emitiendo un quejido al levantarse por culpa de su cuello...Llevaba varias semanas con una contractura y el campo no le ayudaba a recuperarse. Varios segundos después tomó la piel de ciervo y la colocó sobre Kushina ya que aunque aquellas colas emitían calor seguía haciendo un frío bastante exagerado para lo que seguramente estaba acostumbrada la chica. Esta cuando le colocaron la manta encima abrió los ojos y miró de una forma bastante extraña al rubio, entre desconfiada y desafiante.

-¿Qué crees que haces, Namikaze?- Preguntó la pelirroja, Minato aunque había visto aquella mirada, no se apartó. Kushina intentó ver dentro de él pero lo que menos había, de entre todo lo que podía tener en aquella situación, era miedo, como si realmente confiase en que ella no le iba a hacer daño, fue por ello por lo que la misma quitó aquella mirada y destensó las colas que, en un momento, había colocado apuntando hacia el rubio como si fuesen cuchillas a punto de atravesarlo de lado a lado nueve veces.

-Creí que tendrías frío.- Comentó con simpleza para luego levantase y recoger la azada. -Iré a trabajar al campo así que si quieres puedes quedarte aquí o seguir con tu viaje. Pero si te quedas, ayudas.-

-Esas no son formas de tratar a una señorita.- Dijo medio ofendida mientras se levantaba y se cruzaba de brazos, poniéndose en una postura cuanto menos orgullosa con las nueve colas moviéndose de lado a lado. -Además, a quien busco es a Jiraiya.

-¿Qué pasa con mi maestro?- Y ahora si que se había quedado anonadado, Minato no sabía que su maestro conocía entes sobrenaturales, de hecho el mismo había estado mostrando un rechazo hacia los mismos que el simple hecho que ella le estuviese buscando le parecía bastante raro. El viejo en definitiva era imposible que estuviese involucrado en ese tipo de cosas, desde que tenía memoria había estado siempre en la aldea.

-Eso es solo asunto mío y de él...Y por el olor diría que estaba esperando a que despertásemos.- Comentó la pelirroja mirando hacia la puerta haciendo que Minato se girase al mismo tiempo.

-Nada mal Kushina, tu olfato no se ha perdido en estos doscientos años.- Dijo Jiraiya entrando en la casa bastante cambiado en cuanto a postura. Normalmente siempre iba con un bastón pero ahora iba como si tuviese toda su juventud dentro de su cuerpo y espíritu. Además las ropas que llevaba casi parecían de un samurai. Bastante finas para como solía vestir. El anciano no pudo evitar echarle una mirada culpable a Minato. -Nada es lo que parece, ¿Recuerdas que te lo dije?- Pese a aquél cambio, después de todo siempre había sido él mismo, no había cambiado en actitud ya que habría sido matarse en personalidad a sí mismo.

-Entonces, ¿Es él?- Preguntó Kushina apuntando hacia Minato, el anciano asintió y Minato los miraba a ambos alternativamente de uno a otro sin entender nada. -Pues no parece para tanto.-

-Dale tiempo, aprende bien.- Comentó el anciano con voz orgullosa. -Recuerda que yo siempre elijo lo mejor.-

-¿Qué está pasando Jiraiya?- Minato estaba confundido, era lo lógico. Estaba dudando incluso de alguien que supuestamente lo crió.

-Las explicaciones vendrán más tarde, por lo pronto recoge lo que más te importe y prepárate, esta aldea ya no es segura para nosotros. Algo ha despertado, algo que nos teme, y no parará hasta encontrarnos. Debemos darnos prisa.- Sabía bien que las palabras del anciano eran referidas a su sueño, en el fondo lo sabía...La aparición de la chica, la claridad del sueño y ahora aquello. Al menos iba a conseguir algo que siempre había querido, ver unas tierras que no estuviesen congeladas. -Y prepárate, porque tendrás que medir tu fuerza en este viaje.-

-Pero...- Se calló, la mirada de Kushina lo decía todo, ella misma le mataría como no se diese prisa, parecía que no testaban dispuestos a perder sus vidas por sus dudas y si tenían que atravesarle el cuello con la primera cosa punzante que encontrasen para guardar el secreto de sus existencias lo iban a hacer sin dudarlo. -Vale.-

Definitivamente, encontraría sus respuestas si o si.

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Continuará...
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La verdad que no me habia dado cuenta lod e las edades!! me has pillado xDD

Y en cuanto al cap, has sido muy malo T.T, como lo vas a dejar ahi?? me dejaste lleno de dudas!!!

Como, porque lo engaño jiraiya?? que buscan de minato??, que son kushina y jiraiya?? que fue ese sueño?? son demasiadas preguntas xDDD

Espero conti con ansias!!

Saludos!!

Bieeen bien, la intriga es buena, muy buena. [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

Gracias por el comentario.


Jiraiya y Kushina andaban de prisa y a varios metros por detrás estaba Minato cargando con algunas de las cosas que se había podido llevar de su casa. Recuerdos importantes de su infancia que ahora estaba pensando en desechar como si no significasen nada para él. Las tierras yermas de fuera de la aldea estaban haciendo que Minato cambiase de parecer en cuanto a salir de la aldea y su cómoda vida para tener una aventura, estaba deseando volver, dejar atrás a Kushina y a Jiraiya y volver a aquél cúmulo de ignorancia olvidando sus dudas con respecto a lo que estaba pasando. No le gustaba sentirse amenazado, para nada, de hecho el no saber siquiera porque lo estaba mellaba su paciencia y eso que casi se podía decir que era algo infinito, pero no en ese momento y en ese lugar. Además el hecho de que tanto Jiraiya y Kushina podían andar sobre la capa de varios centímetros de nieve que había en el camino estaba haciendo que el vaso que era su paciencia se colmase con una facilidad inhumana...De un momento a otro pensó por primera vez, ¿Había sido real todo lo que había vivido? El ataque de los soldados imperiales a su casa...Aquél día en que sus padres murieron a manos de los mismos mientras el viejo Jiraiya intentaba salvarlo llevándoselo lejos...¿Qué interés podían tener los soldados en una simple familia de granjeros del hielo?

-Salgamos del camino. ¡Rápido!- Gritó Jiraiya mientras se volvía hacia Minato, dando una sprintada poco propia de un ser humano, dejando detrás de sí una pequeña nube de polvo para luego simplemente salirse del camino hacia un pequeño matorral de pinos secos, Kushina les siguió de cerca mientras dejaba salir sus colas como si fuese lo más normal del mundo rasgando las ropas de la madre de Minato para hacerlo. Al ver la facilidad con la que había rasgado las ropas se preguntaba de qué material estaban hechas las colas de Kushina y si eran reales o eran un arma. Pero el hecho de que lo dejasen en el suelo y que Jiraiya y Kushina se escondiesen en árboles distintos y mirasen el camino ya lo habían distraido lo suficiente.

Silencio. Fue lo primero que acudió a los oídos de Minato. Un silencio de ultratumba que no permitía que ni las ramas de los árboles se escuchasen. Definitivamente para moverse mejor iba a dejar las cosas de su casa en aquél lugar y que algún pobre granjero las disfrutase como pudiese. Pero algo lo detuvo pues el silencio se rompió. El viento trajo consigo un grito proveniente del camino como si este estuviese agonizando en un coro de millones de voces que estaban haciendo que su sangre se congelase. El miedo era superior a él, por unos momentos sintió como su propio corazón se paraba, aquella sensación de muerte que estaba consumiéndole era lo único que hacía falta para que todo su ser dejase de funcionar. Su mente se había quedado en blanco y estaba mirando hacia el frente pero sin ver, sus músculos no tenían fuerzas y ni el miedo que había sentido antes estaba ya. Era como si aquél grito se hubiese llevado su ser, ciertamente así había sido.

A varios kilómetros de donde estaban, Minato podía ver claramente como la aldea donde había estado viviendo durante todo aquél tiempo desde que tenía memoria estaba consumiéndose en un aura de putrefacción que hacía que la propia piedra se transformase en lodo haciendo que esta cayese. Los aldeanos, los animales, todo estaba perdiendo la piel y los órganos, estaban cayendo poco a poco como masas de huesos con trozos de carne que había quedado por los alrededores impregnada...Hasta hacía varios minutos estaba pensando en volver, pero ahora, en medio de aquella horrible visión había comprendido que simplemente no tenía lugar al que volver, no había sido secuestrado ni se lo habían llevado a la fuerza...Simplemente es que lo habían rescatado de aquello que se parecía tanto a su sueño de la noche anterior y que ahora estaba viviendo prácticamente en vivo puesto que estaba despierto. ¿O tal vez no?

-Minato, despierta, hay que irse.- La voz de una mujer hizo que su mente volviese a su cuerpo, se trataba de Kushina quien estaba agitándole con algo de fuerza pera luego ayudarle a levantarse puesto que no hacía falta saber de ningún tipo de medicina para poder ver que estaba aturdido. La mirada perdida del rubio lo decía todo.

-¿Eso ha sido...real? La aldea...¿Todos están muertos?- La pregunta iba para Jiraiya, pues no sabía cuanto podía saber Kushina, quien relativamente era mucho más joven al menos en apariencia que el propio Jiraiya...Doscientos años había dicho...¿Qué eran los años? Trivialidades sin sentido en ese momento.

-Si, todo era real, y también tu sueño. Es lo único que te puedo contar por ahora, es demasiado complicado como para que lo entiendas en este lugar y pueden haber espías en cualquier sitio.- Comentó Jiraiya mientras rebuscaba algo en su bolsa, se trataba de una vieja katana de color oro que extendió hacia Minato. -Era de tu padre, y ahora es tuya.- Y una nueva duda asaltó la mente de Minato.

-Pero...- Las miradas de ambos lo decían todo. -No es el momento, lo se.- Dijo mientras tomaba la espada y se la colocaba en la espalda, en si la katana era pesada, pese a ser simple, no tenía ningún tipo de accesorio que la distinguiese del resto de katanas, simplemente tenía los adornos dorados incluida la empuñadura y poco más. Era imposible que aquello fuese de su padre, pero claro, hasta ahora siempre había creído que era imposible andar sobre la nieve o viajar fuera del cuerpo de cada uno.

-Jiraiya, adelántese usted al campamento norte, necesitamos que preparen nuestra llegada, yo me encargo de proteger a Minato.- Dijo Kushina mientras se acercaba al sabio, este pareció pensárselo varios segundos y luego simplemente asintió.

-Si, no es mala idea, además podría mandar una patrulla para que os buscasen si tardáis mucho. Buena suerte a ambos.- Y sin más, Jiraiya desapareció tras un enorme estruendo dejado por sus pies, como si hubiese roto la barrera del sonido en apenas un segundo.

-Al fin se ha ido el "Gama kyojin*"- Aquella voz había salido de un lugar desconocido, Kushina de un rápido movimiento se colocó delante de Minato con sus nueve colas alzadas haciéndolas brillas levemente, sus uñas crecieron y sus ojos se volvieron rojos como su pelo y sus propias colas, nueve marcas empezaron a aparecer en sus mejillas como si se tratasen de tatuajes junto a unos colmillos. -Así que la zorra...Te has escondido bien.- De repente una figura apareció envuelta por un torbellino de plumas negras y oscuridad, en sí la figura se trataba de una túnica simple negra que rodeaba todo el cuerpo y la cabeza estaba cubierta totalmente por vendas negras con ojos morados dibujados por todos lados excepto la boca, que se mantenía abierta con una hilera de afilados dientes parecidos a los de un dientes de sable pero invertidos. -No podrás hacerme daño si quieres proteger al chico, déjalo, siempre he querido probar el poder de la Aka no oni*- Comentó de forma ansiosa aquella figura misteriosa que había sacado un par de brazos de la túnica, con respecto a la altura aquellos brazos eran completamente antinaturales, más grande que el propio cuerpo.

-Sabes que eso no va a pasar, no intentes ser más astuto que un zorro.- Dijo Kushina mientras hacía que sus manos empezasen a arder levemente, era más como algún tipo de aura que una bola de fuego en sí. La sombra colocó ambos brazos por delante de su cuerpo, ambos sacando unas garras metálicas desde los dedos de sus gigantescas manos y las clavó en el suelo. -Además parece que quieres morir pronto.- La diversión en la voz de Kushina asustó levemente a Minato, como si fuese a disfrutar al matar a aquella cosa...Y aquello de Aka no oni...¿Es que era algún tipo de demonio?

La figura tapada en la túnica se lanzó hacia Kushina, esta empujó con una cola a Minato hacia un árbol haciendo que cayese de culo contra este y colocó sus manos por delante de su cuerpo para luego extenderlas una hacia arriba y otra hacia abajo, un muro de fuego apareció deteniendo la carga de las garras de la figura tapada. Sonó como si dos metales hubiesen chocado con una fiereza poco propia incluso de la guerra. Millones de chispas saltaron al aire y la tierra detrás de Kushina empezó a quemarse incluso con la nieve de por medio. Esta empujó a la barrera con una mano y la racha de calor pasó de atrás hacia adelante haciendo que la figura misteriosa se viese envuelta en la misma. Poco a poco varias llamas empezaron a aparecer por la túnica como si fuese algo de lo más inflamable.

-¿De verdad pensabas que un peón como tú podía hacerme frente? Sois patéticos.- Gruñó Kushina con el ceño totalmente fruncido, poco a poco la figura empezó a ser rodeada por mayor cantidad de fuego y finalmente fue atrapado por la barrera. Kushina por su parte flexionó sus brazos y colocó sus colas por delante de su cuerpo y luego se lanzó hacia la figura envuelta en fuego. Se escucharon varios desgarros de carne, pero realmente no se pudo ver nada de los cortes. Kushina cayó tras la figura y esta cayó en llamas despedazado sobre la nieve. Minato simplemente no podía creerse lo que había vivido...Aquellos poderes iban más allá de su comprensión. -Hay que darse prisa, este no era más que un simple espía pero si nos ha encontrado su señor debe saber donde nos encontramos. Nos desviaremos al este, seguramente han escuchado nuestra conversación con Jiraiya y saben donde nos dirigimos, el resto depende de ellos. Cuando lleguemos te daré algunas respuestas.-

Minato sabía que al este había una ciudad de comercio bastante grande, su padre le había hablado de ella...Iba a ser interesante descubrir el tipo de mundo que había más allá de lo que antes había llamado hogar y que ahora estaba en ruinas. No sabía lo que iba a pasar, pero si que sabía una cosa y es que por ahora podía confiar tanto en Kushina como en Jiraiya.

-Por cierto, no tires tus cosas, será lo único que te deje ligado a tu pasado y te diga quien eres.- Aquellas enigmáticas palabras de Kushina le llamaron la atención a Minato, algo al respecto había escuchado en todos esos años decirlo a Jiraiya, la importancia de las cosas y el apego a las mismas más allá del simple sentimiento material. Una conexión más profunda con el objeto, y lo cierto es que no se esperaba que Kushina pudiese hablar de ese modo, de hecho parecía una chica completamente diferente a la que se había encontrado la noche anterior. Parecía una persona completamente madura...Hasta que un rugido salió de sus tripas y puso una cara cuanto menos, rara. -Tengo hambre'ttebane.- Era una persona que pensaba con el estómago...


Gama Kyojin*.- Sapo gigante/titán/coloso. En este caso, gigane.
Aka no oni*.- Ogro de rojo.

Muy buen cap!! me gusto!!

Asi que quieren a mianto a toda costa??, a donde lo llevaran kushina y jiraiya a minato?? siempre con tantas preguntas yo xDDD

Kushina al parecer sabe defenderse y defender a los demás!!, eso vendría a asimilar la fuerza del kyubo no? xD

En fin, me gusta como va la historia, y quiero saber que eran los padres de minato!!

Espero conti con ansias!!

Saludos!!

Xddd esta muy bueno
me gusto mucho sigue asi

Gracias a todos por los comentarios, no he podido subir conti porque he estado ocupado con las artes marciales que hago, dentro de poco me examino y tal y quiero ir sobrado, así que aprovecho ahora que tengo un poco de tiempo libre.

Algo antes de empezar, Obito, Kushina no ha asimilado nada, Kushina ES el kyubi xD

Si lo pongo es porque no es algo que sea un gran spoiler (he puesto las colas como suyas siempre en el fic, no como un ente a parte xD)


Se habían visto obligados a aumentar el ritmo de avance por los caminos debido a que no sabían si algo más a parte de aquél explorador iba siguiéndolos. Pese a su hambre, Kushina era la que había puesto especial interés en seguir antes de que fuese demasiado tarde, si ella pensaba en algo en aquellos momentos era en la seguridad de Minato, no se preguntaba si habían hecho bien en sacarlo o no, después de todo de no haberlo hecho sería ya comida de los gusanos y su cadáver estaría pudriéndose en la tierra en la que se había criado. En definitiva, remordimiento no había ninguno en la cabeza de la pelirroja, pero si que había alarma, al menos la suficiente para mantenerla en alerta, después de todo en aquél país nevado no era siquiera capaz de usar en los exteriores su olfato adecuadamente para rastrear y detectar la proximidad de un enemigo, tenía que ser un olor muy exagerado o familiar como el de sapo que llevaba siempre Jiraiya encima para que ella se pudiese percatar de dicha presencia, pero no determinar su posición con exactitud. De vez en cuando le daba palabras de  ánimo a Minato para que no se quedase quieto, para que no dejase de correr si no quería morir, pero con otras palabras, engañándolo para convencerlo de que quedaba poco, pero ella sabía bien que era mentira, que hasta el anochecer con ese ritmo no iban a llegar a la ciudad donde podrían ser protegidos por los guardias de la misma.

-No...Puedo más...- Minato cayó al suelo de rodillas intentando coger aire, casi una hora entera corriendo a través de la nieve, ya no era solo el frío que había calado en los pulmones sino que su própia epíglotis estaba medio congelada, la garganta del rubio estaba irritada como poco y la visión era medio nublada...Tenía sueño. De un momento a otro terminó de desplomarse, en su rostro habían claros signos de cansancio como unas grandes ojeras negras que recorrían sus párpados, además, su cuerpo estaba intentando combatir el frío con una temperatura exagerada para un cuerpo humano, y Kushina lo sabía, se maldijo a sí misma puesto que había creído que el joven aguantaría ese viaje pero había comprobado que no era como Jiraiya le había informado. Básicamente lo que hizo la pelirroja fue enroscarlo en una de sus colas y se adentró en el bosque.

Con las colas fue borrando el rastro de huellas que iba dejando esperando que fuese suficiente para que no los pudiesen encontrar. Luego, delante de un montículo de varios metros de nieve aspiró aire profundamente y empezó a lanzar una pequeña llama por la boca que fue generando una especie de cueva improvisada que sostuvo con sus colas y fue dejando caer poco a poco una vez entró con Minato, prácticamente el suelo había quedado en plano pero debajo de una capa de nieve estaba Kushina protegiéndo a ambos del frío con las colas mientras dejaba descansar a Minato. Odiaba usar sus colas para eso, de verdad que lo odiaba, de hecho odiaba el frío pero sin embargo había tenido que aguantarse por culpa de Jiraiya y de ese chico que dormía plácidamente a su lado mientras ella se antenía despierta bajo toda aquella nieve. No podía ver nada, incluso con la visión tan mejorada que tenía no podía ver  más allá de un centímetro después de su cara y no podía hacer que hubiese luz con  sus colas puesto que derretiría la nieve.

"Mira que se lo advertí a Jiraiya...Por mucho que fuese su hijo no iba a aguantar este viaje...Pero no, siempre tiene que encabezonarse...Solo espero que realmente sea como dijo que es." Pensamientos de duda hacia el rubio era lo único que había. "¿Y porqué le ha dejado precisamente esa espada? Debería estar en la tumba de su padre, con sus restos, y no con este novato." Poco a poco la duda se fue convirtiendo en rabia y decepción, ella que había vivido cientos de años había podido ver como la humanidad había luchado ya fuese por dinero u tierras como por un trozo de pan, guerras se habían librado por el simple hecho de que una mujer con problemas de hormonas y de referencia a la "fidelidad" se había acostado con el mejor amigo de otro hombre...Cosas así de absurdas había movido a la humanidad, y ese chico no le parecía para nada diferente al resto, al menos no era lo que le había parecido, hasta ahora el resto había estado luchando para que él estuviese a salvo, durmiendo en su casita y haciendo que Jiraiya se jugase su integridad física y que por ello, ella también. "Ser una guardiana es una lata..."

El ruido de unos pasos la alertaron, en ese mismo momento Minato pareció reaccionar un poco, se removió y abrió los ojos levemente. -K-Kushina...- Susurró para ser inmediatamente callado por la mano de la pelirroja. Esta cerró los ojos y se concentró en los sonidos ya que en los olores y vista no podía. Podía escuchar espadas y escudos rozándose, un sonido muy característico de "crack" mudo que soltaba el metal al chocar con la vaina, por lo que podía predecir que la espada no era lo suficientemente grande como para tener aquella funda, las hebillas de sujeción eran obvias en aquellas prendas. Pero no era seguro, si era lo que se esperaba que fuese estaban en problemas. Poco a poco entreabrió las colas para ver lo que pasaba y lo que vio simplemente le hizo saltar, un rostro cadavérico encima de ellos que  se había llevado una mano a la vaina de aquella espada, al desenvainar pudo ver una espada de doble filo ancha de metal oscuro. Saltó como pudo en aquella posición arrastrando a Minato como pudo pero la ona expansiva de dicha espada al tocar el suelo la lanzó más fuerte de lo que había previsto haciéndola chocar contra varios árboles hasta quedar tumbada en el suelo.

Con tanto movimiento había terminado soltando a Minato quien había sido lanzado hacia un claro con nieve. Este empezó a levantarse lentamente debido a que tenía  los músculos entumecidos y lo que vio le dejó petrificado en todo el sentido de la palabra. Eran cuatro figuras vestidas con túnicas negras que dejaban libres los rostros, claramente podía ver detrás de sus cuellos capuchas pero las tenían quitadas. Dichas figuras llevaban espadas y escudos visiblemente resistentes por como era el metal, pero lo que más le llamaba la atención no era eso, era el hecho de que aquellos que estaban en pie mirándolo eran cadáveres, gente que había muerto y que por alguna razón se había levantado.

[Nota: A partir de aquí esta canción me ha ayudado, por si la quereis escuchar mientras leéis: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ]

Casi podía ver su fin llegar mientras se incorporaba, estaba pensando en salir corriendo con todo lo que tenía y dejar lo que pudiese dejar detrás, después de todo no habían testigos pero había algo que se lo impedía, era él mismo que no se permitía dejar aquél lugar. Instintivamente llevó su mano hacia su espalda mientras dejaba caer sus cosas al suelo con su brazo izquierdo, tomando con su mano derecha la empuñadura de la katana, sabía que iba a morir allí, estaba aterrado y quería huir, pero no se permitía el lujo de salir corriendo, no se iba a permitir a sí mismo salir de allí con vida. Los cadáveres saltaron de forma antinatural hacia él quebrantando todas las leyes de la física y el tiempo pareció ralentizarse, si moría allí, él no sería el único que muriese, Kushina seguramente tras aquél golpe correría la misma suerte que iba a tener él si seguía así. Debía luchar...Poco a poco su cuerpo empezó a sentirse más ligero mientras una especie de energía dorada empezaba a rodearlo con bastante intensidad. De repente las cuatro figuras cayeron al suelo dando sus respectivos golpes...A la nieve.

Minato apareció detrás de los cadáveres a varios metros con las rodillas flexionadas y de un tirón desenvainó su espada, una katana tradicional de metal normal, casi no podía entender cual era el valor que le había dado Jiraiya, pero no era el momento de pensar en ello puesto que una de las figuras decidió volver a la carga como si no tuviese conciencia, probablemente no la tendría y estuviese bajo las órdenes de alguien con un poder mágico abrumador. Minato por su parte reaccionó colocando su katana de forma diagonal a su cuerpo mientras echaba hacia atrás su cuerpo y cuando el cadáver atacó Minato reaccionó con un sablazo hacia el sable, ese simple movimiento había proyectado una hoz cortante que había cortado por la mitad el cuerpo del cadáver junto a la espada. Este había caido al suelo sin soltar ni una pizca de sangre, de hecho casi ni estaba manchando el suelo puesto que lo único que había dentro de dicho cuerpo no eran más que órganos putrefactos. Un segundo cadáver se lanzó a por Minato y este simplemente se echó de nuevo hacia atrás de forma instintiva. Mientras más tiempo pasaba empuñando aquella espada más tenía una sensación de seguridad que le hacía poder actuar con claridad. Él nunca había tenido un entrenamiento militar y sin embargo estaba bien consciente de lo que estaba pasando y de lo que debía hacer.

Se permitió el lujo de saltar hacia atrás para reposar, por su parte Kushina no podía siquiera creerse lo que estaba pasando con Minato, este había matado a uno de los cadáveres como si no hubiese hecho nada realmente, incluso ella se veía en problemas cuando habían más de tres puesto que sus poderes pese a su experiencia en combate aún no estaban desarrollados. De nuevo, el cadáver cargó contra Minato con un corte vertical colocando su escudo delante de su pecho para que no pudiesen atacarle al corazón. Minato por su parte dio un paso hacia adelante, dejando que fuese el brazo del cadaver el que golpease su cuerpo, luego con una mano dio un tirón hacia abajo colocando su hombro a la altura del codo del cadaver y usó su katana para cortar el brazo casi como si fuese mantequilla. Ahora el segundo muerto estaba prácticamente desarmado, al menos hasta que un intento de mordisco a su clavícula le hizo reaccionar, el simple aliento le había puesto en alerta y no se lo había pensado dos veces, se alejó lo suficiente para que no le pudiese morder en el primer intento y se giró en 360º cortando únicamente la cabeza del muerto.

"Este sentimiento...Estos movimientos...Me resultan familiares.  Me recuerdan a mi padre." Pensó Minato en un momento de respiro mientras miraba su katana, poco a poco esta se había ido afilando y reconstruyendo en cuanto a los bordes medio rotos que había tenido desde el principio. De nuevo, la posición de defensa que había adquirido al principio, la ventaja que tenían aquellos muertos es que no tenían miedo ni se cansaban, era lo que podía predecir Minato, después de todo a saber cuánto tiempo les habían perseguido. De repente cayó con una rodilla al suelo mientras sus poderes se dispersaban, de nuevo aquella sensación de haber corrido una maratón para luego ver horrorizado como los cadáveres restantes se le lanzaban para acabar con él. "Se acabó...No puedo más." Se había rendido.

Pero una figura se colocó delante de ella con un aura bastante parecida a la de él pero de color rojo, aquellas nueve colas que nunca podría olvidar de nuevo le estaban protegiendo. Cuatro y cinco para cada espada que detuvieron a ambos muertos en el aire y los lanzó a la nieve.

-No en mi presencia.- Comentó llena de ira Kushina, desde luego se le había visto en aquél momento bastante diferente a como había sido hasta el momento incluso contra el espía. De repente sus manos se vieron envueltas en fuego y ante  el nuevo avance de los muertos la pelirroja simplemente estiró los brazos hacia adelante  y una gran llamarada calcinó todo lo que había delante de ella en casi un abrir y cerrar de ojos. Minato se sentía casi avergonzado, el hecho de haber sido protegido de aquella forma, de que para Kushina aquellos dos no fuesen más que insectos que pisar...Se le hacía bastante duro para su cabeza. Pero de repente la pelirroja se arrodilló delante de Minato en una posición de lo más solemne. -Soy Kushina Uzumaki, Kyübi no youko, espíritu del fuego y la destrucción, guardiana de tu familia.- Y ahora si que entendía menos. -Juro explicártelo todo en un lugar más seguro, Namikaze-sama.-

-Oye...Trátame como antes.- Comentó rascándose la nuca incómodo por la situación. -No soy ningún noble ni nada por el estilo.- Y con estas palabras, le dio una palmada en el hombro a Kushina mientras ponía una sonrisa tranquila. -Aunque he de admitir que tus poderes son un espectáculo.- Y tras eso, cogió sus cosas y siguió camino hacia la ciudad hasta que cayó el anochecer...


Lucha gratuita. (?)

Solo es la punta del iceberg esto, espero que lo disfruteis =)

Valla!! al parecer minato recuerda cosas de su padre, o la espada le da habilidades, o algo asi xDDD Díganle a kushina que lo explique todo ya!!! jajaja

Y kushina ahora lo trata con respeto a minato, aunque este siendo humilde no acepta ese trato y seguro habrá dejado sorprendido a la pelirroja, ya que pensaba distinto de el!!!

Espero conti con ansias!!!

Saludos!!

Ahora en este capítulo saldrán ALGUNAS respuestas, pero no todas. xD


Un par de horas atrás Minato y Kushina habían pasado la frontera del hielo y se notaba...Bastante. De estar todo con un manto blanco había saltado a estar todo sin una pizca de hielo de una forma exagerada, pero en cambio estaba todo mojado y llovía sin parar, estaban en el país del kami de la lluvia, no había más que ver la entrada al dicho país apra ver porqué era. Un nubarrón intenso que aparecía de la nada y rodeaba absolutamente todo del país. Minato por su parte odiaba aquél clima aunque a Kushina parecía no importarle en medio del camino que estuviese lloviendo, de hecho se había fijado de una cosa, en ningún momento Kushina había dejado de estar completamente seca. Cuando habían llegado a la ciudad Minato había dejado de pensar en lo mojado que estaban, todo era alto, edificios que llegaban hasta por encima de las nubes y luces propias, parecía que en aquél lugar, a ojos de Minato al menos, no había pobreza alguna, pero Kushina desde luego no se había preocupado por ese hecho.

Llegaron a una posada que parecía ser barata, desde luego no tenían la necesidad de nada caro y en algo barato poca gente iba a ponerles los ojos encima. Minato nada mas llegar a la habitación se cambió algo nervioso por un simple hecho, porque Kushina estaba compartiendo habitación con él aunque en distintas camas. Dejó la ropa mojada secándose en una percha justo a la entrada de la habitación y Minato se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama mientras dejaba la katana debajo de la almohada.

-Ya va siendo hora de algunas respuestas.- Dijo Minato manteniendo la mirada hacia Kushina habiendo perdido ya la vergüenza.

-Es lo justo, pregunta.- Kushina por su parte se había tumbado en su cama dejando salir las nueve colas, esparciéndolas como si fuesen las sábanas de la propia cama. -Odio la lluvia...-

"Pues no lo parecía." Pensó Minato algo incrédulo, si es que ¡Ella ni se había mojado! ¿De verdad estaba diciendo eso de la lluvia? -Lo más importante...¿Qué está pasando? ¿Quiénes eran esos muertos que nos atacaron?-

-Esto va a ser algo largo...- Dijo Kushina sentándose sobre la cama poniendo los pies en el suelo, mientras las colas se movían de un lado a otro de forma inconsciente visiblemente. -Hace unos meses, Jiraiya y yo detectamos varios rastros de energía negativa que se concentraba en la parte norte de los dominios de los Kami, nació uno nuevo, uno completamente maligno. Sospechábamos de un nuevo Kami oscuro, y parece que no nos hemos equivocado mucho al respecto.-

-Kami oscuro...¿Es esa la voz que escuché en mis sueños?- Minato estaba ansioso, pero la interrupción parecía que Kushina se la había tomado a mal.

-Yo que se, no estoy metida en tus sueños, zoquete. A lo que iba, dicho Kami oscuro es capaz de corromper las cosas por allá por donde pase, pero hasta ahora era raro que se moviese tan rápido por los paises bajo la influencia de otros kamis, esto quiere decir dos cosas, la primera es que los Kami neutrales han muerto, la segunda y ojalá no sea esta es que los Kami se han puesto de lado del oscuro'ttebane.- Cada vez le parecía todo más una locura a Minato, una y otra vez se preguntaba ¿Qué tenía que ver el kami oscuro con él? -Esas cosas que vimos antes son aldeanos de tierras que el kami oscuro ha consumido, se alimenta de los sentimientos negativos de las gentes puestos en sus recuerdos o en sus emociones, como también consume sus espíritus para crear un ejército de esas cosas que has visto antes, los llamábamos en su tiempo resurgidos.

-Entonces, han habido más kamis oscuros antes...- Dijo Minato casi en un susurro.

-Por supuesto, la batalla entre la luz y la oscuridad es algo eterno, creo que esta es la octava vez que aparece un oscuro, y normalmente suelen tardar mil años, en la última guerra teníamos a un general que resultó ser el kami de la luz. Tu padre.- Comentó mientras señalaba la espada que Minato había escondido. -Empuñaba a Hiraishin como si fuese una parte más de su cuerpo, y casi era inagotable en cuanto a energía espiritual, tú hoy has despertado los recuerdos de esa espada al ser un legado de tu padre a tí, pero siento decirte que tú de kami tienes lo que yo de sabia.-

-Pero la última guerra tuvo que ser hace mil años, ¿Los kami poseen longevidad?- Minato había llevado una mano hacia la funda de la katana, rozándola con dos dedos.

-No, inmortalidad, pero pueden morir si les cortas la cabeza, les arrancas el corazón o los quemas hasta que no queda nada, la desintegración también cuenta.- Comentó Kushina mientras ponía un gesto extraño, encendiendo una pequeña llama en la mano mientras miraba al rubio. -Aunque en este viaje me he visto tentada a probar si eres un kami...Pero me guardaré dichas ganas.- Comentó haciendo desaparecer dicha llama. -Todo era más fácil cuando La orden estaba activa. Al menos te habrían podido convertir en un soldado digno de Jiraiya. Incluso ahora creo que podría llevarse a varios dragones rojos por delante sin sudar.- Solo el imaginarlo Minato había empezado a dudar sobre quien había sido su mentor esos años. -La orden del Sol. Cuyo lider poseía la katana bendecida por el dios del Sol, el kami de la luz, Namikaze Shiro.- Hijo del kami de la luz...Todo se le había estado ocultando de aquella forma, su padre había sido un héroe...Pero...

-Entonces...¿Porqué se dejó matar de aquella forma? ¿Porqué no lo protegiste?- Preguntó Minato mientras apretaba el puño izquierdo con fuerza, Kushina por su parte había desviado la mirada con un gesto de tristeza.

-Por las dos personas que él amaba había elegido una vida mortal, ese día yo había ido a visitar las tumbas de los kamis del pasado para que me aconsejasen sobre los eventos venideros, pero no solo no recibí respuesta...Perdí mi rumbo hasta que te encontramos Jiraiya y yo entre los cuerpos de tus padres. Rechacé la idea varias veces, pero ahora me alegro de no haberlo hecho'ttebane. Tal vez esté delante de quien haga resurgir la orden y yo estaré ahí para hacer de guardaespaldas.- Dijo de forma seria Kushina en toda la frase.

-No necesito una guardaespaldas.- Dijo Minato con la misma seriedad o más de lo que había hablado Kushina, poniéndola en alerta, después de todo llevaba desde antes de la orden protegiendo a los Namikaze, negarle esa labor sería negarle la existencia. -Pero si que necesitaré una amiga, siendo una guardiana no podría tratarte con normalidad.-

-Para el carro rubito, es mi deber hacer de guardiana te guste o no.- Por su parte no había más que decir del tema, pero el hecho de que MInato se encogiese de hombros había hecho que su paciencia casi se acabase. -No tientes a tu suerte.-

-Vale vale, ya lo capto. Pero al menos trátame como tratarías a alguien cercano, no estoy acostumbrado a las altas etiquetas hacia mi.- Minato juntó ambas manos como pidiendo por favor aquello.

-Esta bien...- Suspiró. -Pero deberías acostumbrarte, pronto serás un patriarca, Minato. Al menos acostumbrate a que te traten con respeto.-

-Sinceramente, no me siento preparado para guiar a nadie.- Bajó la cabeza, entonces Kushina se levantó y agarró fuertemente a Minato de los hombros para que le mirase a la cara simplemente por el hecho de sentirse amenazado, y no era para menos.

-Si no lo haces entonces no habrá futuro posible para la humanidad más que la muerte, ¿Es tan dificil meterte eso en la cabeza?- Minato negó. -El Kami oscuro no es alguien con quien puedas razonar, solo devora, es lo único que hace y no tiene ni saciedad ni piedad, el mundo tal y como lo conocemos será completamente destruido hasta que no quede nada y toda vida morirá. El planeta se pudrirá y ni los kamis podrán pararlo.

-Entonces, ¿Porqué se han unido a él?-

-Porque son todos unos cobardes...-

Lo siento la,tardanza u.u pero aqui estoy xD

Valla, mibato sera patriarca, ya que padre era el kami de la,luz!! Minato seguramente no,sabe si sentirse orgulloso o frustrado de todo lo que le ocultaron!! :/

Y kushina no lo tolera a minato,o eso,quiere hacer parecer xD

Espero conti con ansias!!

Saludos!!

Siento la tardanza, he estado algo...agotado últimamente.


Si dijese que Minato había podido pegar ojo, realmente estaría mintiendo. Las palabras que Kushina le habían llegado bastante hondo con respecto a lo que podía pasarle al mundo. Ya había visto lo que había pasado con su antigua aldea, era imposible que quedase alguien vivo si es que de verdad podía quedarlo además de que tenía miedo de tener una de esas pesadillas que había tenido la noche anterior antes de empezar el viaje. No había siquiera tenido tiempo para fijarse en el dolor que tenía en las piernas debido a la larga carrera, como tampoco se había dado a sí mismo a desfallecer debido a la falta de energías que de pronto su cuerpo sentía cada vez que tocaba aquella espada que por lo visto representaba a la luz...A lo que su padre fue y a la inspiración que debía dar hacia la gente desesperada para que no viviese con miedo. Pese a que él mismo lo tenía, tenía miedo a luchar y a sus consecuencias, tenía miedo de toda la gente que seguramente iba a morir bajo su mando, él no era un estratega, solo era un simple granjero al que su padre de alguna forma u otra se la había jugado como nunca.

Incómodo se removía entre las mantas de aquella cama, cama a la que no estaba acostumbrado, visiblemente molesto por las mantas y el colchón, al menos hasta que notó algo a sus espaldas. No era nada amenazante, de hecho le era una presencia que poco a poco se había ido familiarizando, después de todo ya había pasado una noche con aquella presencia, lo que pasaba es que no esperaba que dicha persona se acostase en su cama como si no pasase nada. Aunque podía suponer porqué lo había hecho, estaba harta de que hiciese ruido con la cama cada vez que se movía, poco a poco se obligó a sí mismo a parar hasta que finalmente se quedó quieto, pero sin dormir, de hecho parecía ser que la única que dormía allí de los dos era Kushina quien se había aferrado con brazos y piernas al torso de Minato como si él mismo fuese algún tipo de almohada..."Maldita sea mi suerte." Pensó Minato "Si antes no podía dormir ahora me va a ser imposible." Y es que pese a que no lo admitiese, el hecho de haber visto desnuda a Kushina el día anterior le estaba afectando en aquellos momentos más de la cuenta.


Kushina se despertó de forma perezosa, después de todo no era alguien que estaba hecha para madrugar, era vaga por naturaleza y agresiva si se le obligaba a despertarse. Incluso con eso, ese día había logrado madrugar, aunque se despertó de golpe al ver que  estaba completamente abrazada a Minato...¿La causa? Uno de sus mayores defectos si no estaba en una forma inmaterial actuando como guardiana...Era sonámbula. Pero muy al contrario que en muchas otras ocasiones esta vez el recorrido había sido bastante corto, normalmente había ido de casa en casa robando comida para enterrarla en algún sitio completamente aleatorio, algo muy típico de los perros o de algún animal que quería que no encontrasen su comida, cosa que le había causado, cuando había ganado conocimiento de ello le había supuesto una gran vergüenza. No había reaccionado sobresaltada, después de todo ella solo veía en Minato a alguien que debía proteger y casi a una persona en la que podía poner su confianza, un amigo...Pero no tenía ningún tipo de sentimiento que le ligase de aquella forma al rubio.

Pudo comprobar, que pese a que Minato estuviese tumbado y de espaldas a ella no estaba precisamente dormido, estaba tenso como un cadaver que lleva varias horas en un depósito de cadáveres cosa que le causó bastante gracia y al mismo tiempo satisfacción al ver que sus encantos no habían disminuido con el tiempo, después de todo a los espíritus de zorro se les distinguía a veces por sus habilidades de seducción y ahora parecía que esos poderes seguían más o menos activados...Bastante lejos de la realidad. Puesto que Minato era un chico bastante inocente no estaba acostumbrado a tratar con chicas y aquello le había supuesto quedar en aquél estado, pero Kushina en cambio estaba metida en su mundo con sus habilidades espirituales. Poco a poco Minato empezó a levantarse sin decir ni una palabra y tomó la espada de su padre para ponersela en la espalda.

-No parece que sea muy tarde, pero debemos partir si queremos encontrarnos a Jiraiya-sensei.- Dijo Minato mientras se dirigía hacia la puerta, Kushina asintió mientras se colocaba bien el pelo de una forma bastante "orgullosa", pecho inflado como una paloma y gesto de superioridad. Minato salió y esperó a Kushina, de hecho el rubio se había confundido con las horas, habían dormido lo suficiente como para salir de allí sin ser vistos y porqué no decirlo...Gratis. Al salir se encontraron de nuevo con aquél ambiente mojado, las calles vacías menos por algún mendigo que corría  para resguardarse de la lluvia y así no morir de hipotermia. Debido a esto mismo, Minato y Kushina también corrían por las calles de aquella ciudad industrial. Casi podría decirse que lo que llovía no era agua, sino productos químicos evaporizados por las fábricas, pero si que había agua en aquella lluvia, de hecho era el kami quien hacía llover. Fue entonces cuando Minato se preguntó por el aspecto de un kami,   dentro de poco sería capaz de ver al de oscuridad si se iba a enfrentar a él.

Tan ensimismado iba que no se percató de tres figuras encapuchadas bastante altas contra las que chocó. Una de ellas no cayó al suelo, de hecho se estabilizó y saltó hacia Minato sacando un cuchillo completamente blanco. Kushina nada más ver la acción de  aquél extraño empujó a Minato e invocó para ella misma un mandoble de llamas que chocó contra aquél cuchillo. La figura colocó una mano hacia adelante y un sello se dibujó en el aire que hizo que la humedad del ambiente cambiase a pura electricidad haciendo que las propias gotas fuesen conductoras de esta. En caso de Kushina no pudo evitar salir volando por la descarga, pero Minato fue diferente, los rayos, toda la electricidad fue hacia su espalda, hacia la espada de su padre. El rubio por su  parte desenvainó aquella espada como si aquello le fuese a salvar de lo que fuese con lo que estaba luchando.

-¡Tan solo eres un novato!- Gritó una segunda figura que se lanzó hacia Minato, una de  las que había caido al suelo, pero el rubio fue en cuanto a reacción más rápido. La reacción de Minato fue un golpe con la empuñadura de la espada, al llegar la figura esta fue parada completamente en el aire y poco a poco fue disminuyendo en altura. Por su parte, Minato no lo mató, sino que lo dejó colgando del cuello de la túnica a un brazo haciendo que la capucha cayese hacia atrás mostrando a un chico de no más de doce años de pelo negro y semblante inocente/enrabietado intentando librarse. -¡Suéltame puto forastero!- Pero las palabras del chico no llegaban al rubio, este no llegaba de salir de su asombro.

-Suéltelo por favor...- Comentó seria la tercera figura, que empezó a disminuir en tamaño para luego quitarse la capucha dejando ver a una niña castaña con un par de tiritas una a cada lado de la cara. -Solo queríamos el dinero para comer, no queríamos hacerle daño.-

-¡Pues esas no son formas de pedirlo'tttebane!- Vociferó Kushina cabreada mientras se quitaba los restos de carga estática del cuerpo haciendo que circulase por los pelajes de sus colas hacia el suelo.

-Hmm...- Minato dejó al chico en el suelo bastante pensativo. -¿Cuáles son vuestros nombres?-  Preguntó Minato ante la mirada acusadora de Kushina "Ponle nombre a un bicho y le tendrás cariño." Aquél dicho era demasiado cierto como para ignorarlo con aquellos niños.

-No nos hace falta un nombre, solo la comida.- Aquella figura no se quitó la capucha, de hecho aún estaba amenazando con el cuchillo mientras la runa empezaba de nuevo a dibujarse en el aire. -Ahora, el dinero u os dejo fritos.- Pero en menos de un pestañeo, Minato estaba detrás de aquella figura sujetándole el brazo y colocándole el filo de la katana sobre la nuca.

-No te vamos a dar ni una sola moneda...Ahora, os propongo un trato  si decides calmarte. Queréis comer, yo necesito acompañantes y tú tienes la habilidad. Acompañadnos y no os hará falta robar la comida, solo a cambio de vuestros nombres.- Efectivamente, mentalmente Kushina estaba pensando que Minato la había cagado en toda la extensión de la palabra.  Este solo la miró con una cara de  "No puedo dejarlos a su suerte para que mueran de hambre" Así que practicamente lo comprendió, ella se sentía igual al respecto.

-Obito.- Dijo el primero.

-Rin.- Dijo la segunda y única chica.

-Kakashi.- Dijo el tercero mientras se quitaba la capucha, ambos, tanto Minato como Kushina lo miraron extrañado...Tenía una tela que le cubría la boca...Así que no entendían para qué era la capucha.

-Entonces preparaos para un viaje peligroso, Obito, Rin y Kakashi, porque nos vamos ya.- Daba por hecho que esos niños eran huérfanos, si no, con el estilo de vida que se veía por aquellos lugares, no tenía explicación que estuviesen robando hasta tales horas de la mañana durante seguramente toda la noche. Al menos, el grupo que debía crear Minato había empezado a crecer, incluso aunque no le gustase a Kushina, de alguna forma debía empezar y aquél trío le daba una buena sensación a Minato, en ellos no había "notado" maldad alguna...


Se que el capítulo no es muy bueno, sigo agotado de energías y en sí era un capítulo casi de trancisión.

Gracias por leer.

Bueno, como prometí.. ahora que tengo mas tiempo me leí al conti y me gusto mucho ^^

Al parecer kushina ahora se siente en confianza con minato, pro el tema de ser sonámbula xDD

Y aparecieron personajes que me aprece que seran importantes en la historia... Como son Rin, Obito Y Kakashi. Que parece que ayudaran a Minato defendiéndolo a cambio de comida.

Espero conti con ansias!!

Saludos!!

Bueno, tras un tiempo separado del pc, me he visto obligado a recluirme por cierto accidente que tuve, así que lo dejaré sin más y no daré muchas escusas, simplemente diré que es mi intención la de reactivar este fic y esta vez sin pretensión de abandonarlo a medias como la última vez, desmotivado, esta vez lo hago simplemente porque me gusta escribir, quien lo quiera leer bien y quien no tambien, no me voy a comer mucho la cabeza con ello, y dado que ahora tengo más tiempo libre... Pues eso.

Poco más que decir a parte de pedir perdón a aquellas personas que si leían dicha historia y que se quedaron con las ganas de más, cometí un error en mi modo de ver las cosas, no diré que no vaya a volver a ocurrir pues el ser humano instintivamente es egoista, pero pondré mi mayor esfuerzo para que no pase.


Susurros perdidos en la nada, poderosos y punzantes como clavos que se clavaban en sus tímpanos, al abrir los ojos Minato se encontró de repente sobre el cielo, completamente inmóvil, como si algo allí lo estuviese sujetando. Su rostro era continuamente golpeado por una ráfaga de aire cargado de oscuridad y maldad que hacía que sus pulmones ardiesen, como si estuviese respirando aire procedente de un volcán pero sin cenizas en él, completamente puro. Cada vez que se intentaba mover era completamente inútil, algo hacía que sus brazos y piernas quedasen encadenados en la nada hasta que poco a poco empezó a notar como si empezase a descender por dichas cadenas, casi como si elo estuviesen bajando poco a poco para salir de aquél viento de oscuridad, lo que vio luego casi podía decir que no pertenecía al mundo del hombre.

Una figura de lagarto gigantesca completamente negra, ojos rojos como la propia sangre, cargados de maldad, de su aliento se esparcía un humo violáceo que se encargaba de matar hasta al propio aire, al estar a tanta distancia de aquella figura le era imposible adivinar que tan grande era, pero si que había algo que sobresalía de dicha figura, eran dos alas gigantescas, completamente negras debido a la carne putrefacta que las rodeaban, en algunos puntos dicha carne se resquebrajaba dejando ver los huesos de dicha bestia, estos parecían estar completamente desgastados.

Pero si miraba más allá de la bestia, podía ver un fondo rojo y humeante, una gran ciudad que estaba derrumbándose desde el cielo hacia la tierra, seguramente por el azote de  lo que aquella criatura común mente conocida como dragón había destruido y por la falta de signos de combate, había sido de una forma completamente aplastante, fácil para el ancestral monstruo. En su cabeza, Minato recordaba lo que Jiraiya le había dicho sobre los dragones.

Criaturas hechas de pura magia, avariciosas hasta la sentrañas, con una sed de poder superior incluso a la de los más oscuros Kamis, estas criaturas son las pocas que pueden igualarlos e incluso superarlos si se les deja tiempo, y esto no quiere decir que sea bueno, pues los dragones solo ansían ver el mundo rodeado de fuego y muerte, desean ser la única raza y su ira es imparable. Se dice que hace milenios desaparecieron y que lo único que los nigromantes más poderosos han coseguido recrear han sido una millonésima parte de su poder.

Una millonésima parte de su poder, de por sí las historias para dragones estaban hechas para asustar a los niños, justo para que se fuesen a dormir y dejasen de portarse mal. Poco a poco la criatura empezó a fijarse en la figura que estaba en el cielo sujeta, inmóvil, indefensa ante cualquier ataque que lanzase, y acto seguido saltó. Por unos momentos Minato creyó que  estaba a salvo, aquellas alas no estaban hechas para volar, aunque su sorpresa no espero al ver que el salto que había dado era cuanto menos gigantesco, le iba a alcanzar en cuestión de segundos hasta que inevitablemente se lo terminó comiendo.


De repente se despertó, dando un salto del saco de dormir en el que estaba dentro de una pequeña cabaña en medio de la nada, el ruido de la lluvia fue lo primero que llegó a sus oidos seguido de la brisa cálida de  los poderes de Kushina, Minato al parecer había tenido una pesadilla, aunque era una pesadilla lo suficientemente real como para hacerle creer que realmente le había engullido aquél ser oscuro. Poco a poco empezó a levantarse, siendo que él estaba en el fondo de la cabaña, cabaña por cierto no muy grande pues su contenido solo era una sala completamente vacía, cuatro paredes mohosas y un techo con goteras, cuyas gotas no llegaban gracias de nuevo a Kushina, empezó a avanzar hacia la puerta al tiempo que se colocaba su katana en la espalda. Al mirar hacia los lados pudo ver a los tres chicos dormidos a un lado y al otro a Kushina en un obillo de colas rojizas.

Se dirigió hacia la entrada, para mirar hacia el exterior, viendo como había predicho una interminable cantidad de lluvia chocar contra el más que mojado suelo. Él no estaba acostumbrado al agua, y la verdad prefería no acostumbrarse mucho, quería salir de aquél lugar lo antes posible, al menos habían logrado salir del camino, que ya era un comienzo, y a sus alrededores lo único que habían eran cultivos abandonados que ya no servían ni para comer y árboles que hacían que su vista no llegase más allá del tercero o el cuarto de estos. De repente un ruido le alertó, pero siendo que venía de dentro de la casa no hizo siquiera ademán de tomar su espada.

-¿Una pesadilla?- Preguntó el chico peliplata, con su típico tono de voz aburrido y monótono. Minato arqueó una ceja, preguntándose qué hacía el muchacho despierto a aquellas horas, pero siendo que venían de donde venían prefirió no preguntar, cualqueir cosa les había podido pasar mientras vagabundeaban. -No parabas de decir cosas raras.- Fue lo único que dijo para luego salir de la casa, como si la lluvia para él no fuese nada, como si fuese algo a lo que estuviese tan adaptado como el simple hecho de respirar.

-¿No vas a seguir durmiendo?- Preguntó Minato con un tono de lo más neutral, no era quien para meterse en la vida de Kakashi, pero desde que habían llegado habían pasado solo seis horas, apenas habrían dormido cuatro entre que se instalaban, comían algo y luego se terminaban de dormir.

-Lo mismo te preguntaría, no pareces tener intenciones, yo tampoco, y tengo que entrenar.- Poco a poco empezó a flexionar las rodillas y a extender su brazo derecho, de este empezaron a salir varios pequeños rayos que circulaban por todo el brazo de Kakashi, aunque no se movió, se quedó en aquella posición, Minato podía casi saber por aquella cantidad de energía que estaba usando que el chico desde donde estaba podía matarlo sin mucho esfuerzo.

-¿Tú también eres el hijo de un Kami?- Y es que aquellos poderes normalmente las personas normales no las mostraban, solo ciertas personas, entre ellas los mestizos, tal y como lo era el propio Minato. De repente la electricidad paró de circular por el brazo del peliplata, para leugo ser lanzada en forma de corriente eléctrica desde el suelo hasta un árbol, ignorando cualquier ley de física y lógica con respecto a la electricidad y lo que pasaba una vez esta tocaba el suelo.

-Ni idea, y te agradecería que dejases de preguntar, eres molesto y mi concentración no se practica sola.- Fue todo lo que había que decir y lo cierto es que no iba a darle  muchas vueltas por el momento, estaba convencido de que aquel chico lo único que necesitaba era un poco de confianza depositada en él, o por lo menos era lo que quería creer teniendo ern cuenta como los había encontrado, donde y de que forma, intentando robar para comer, era normal que desconfiase tanto de él como de Kushina, y si lo pensaba mejor...

...¿Él mismo podía confiar del todo en Kushina?

Sabía que habían cosas que no se le decían, se estaba haciendo el tonto, pero el haber vivido con Jiraiya toda su vida engañado le había hecho ver el mundo de otra forma, la mentira no era algo que funcionase contra él... Le habían dicho que tenía que dirigir una orden de guerreros para derrotar al kami oscuro, pero, ¿Cómo derrotarían al kami oscuro siendo que lo iban a conformar personas? De un manotazo los matarían a la mitad y del otro a los supervivientes, nada de eso tenía sentido... Tal vez ver el mundo desde otro punto de vista del que ya tenía asumido le haría un superviviente y desde luego alguien polifacético.

...Hambreeee...

Se quedó helado, pensando que había sido aquél sonido,había sido bastante claro, pero obviamente había sido él el único que lo había escuchado, pues Kakashi estaba totalmetne concentrado en su técnica y no había ninguna duda ni error en su postura, y casi que se podía decir que sus sentidos esaban más despiertos que los del rubio mismo.

Holis cayoli!!! *-* Nueva lectora...

Vale vale, como paso rapidamente no puedo contar mucho ni hablar detenidamente del tema--Además sería mucho lo que diría--. Asi que solo dire algo breve:

Genial.

Me gusta la historia!!!! Aunque no sabía en absoluto de ella hasta, que ya sabes, me lo has dicho >..< vaya... Y aunque extraño el NaruSaku, está muy buena.... Lo bueno es que podrias agrandarla para la una tipo secuela etc...etc...

Vale por lo que leo tu historia va para largo :3 asi que aquí tienes una lectora que comentará cada que se acuerde--Ya sabes... Cuando vives en tu mundo-. Me gusta el aspecto de Kushina y como se conocieron :3 pobre Minato... Tiene un largo camino por aprender!!! Pfff y Kushina... Nada pasiente jajja

Vale Kakashi me caes bien.... Es tan.... Tan sincero!!! *-* ya espero siguiente capitulo.

Chaooo

¿Kushina? ¿Paciente? He visto personas con cafeina en vena más pacientes que Kushina. xD

En cuanto a lo de la historia más larga... Bueno, ya se verá, como ya te dije no haré spoilers y decir "si, habrá narusaku" o "no, no habrá narusaku" ya sería dar una idea futura y los posibles teóricos finales. ewe

Gracias por el comentario, siempre suben la moral =D


El camino había llevado al grupo finalmente a un panorama seco, de hecho, de pasar a estar rodeados de lluvia habían pasado a estar rodeados por un desierto, todo de un segundo a otro, Minato y el grupo de "ya no bandidos" estaban maldiciendo de lo que les estaba tocando pasar por culpa del camino que les estaba mostrando Kushina, pero esta estaba cuanto menos alegre de haber salido de la lluvia y a ella se podía decir que no le afectaba en lo más mínimo el calor, las ropas que llevaba por sus poderes eran cuanto menos el más claro síntoma de su indiferencia ante la temperatura que podía rondar perfectamente por los cincuenta grados o más, las ropas era una camisa roja de mangas largas y unos pantalones anchos de color negro y en su cintura para "juntar" ambas piezas llevaba un Obi* que en vez de acabar en un pequeño nudo en la cintura, acababa en una prolongación a su derecha, también había que decir que no era el típico Obi, sino que se trataba de uno de seda azúl, lo pero de eso es que no había ni un centímetro de sombras ni siquiera por las dunas y que parecía ser que el sol de aquél lugar no se movía ni un centímetro, cosa que agobiaba más a los compañeros de la mujer.

Lo peor de todo es que no tenían la suerte de poder decir "nos hemos perdido", había un camino marcado en el suelo hecho de mármol interminable a la vista, tan blanco que casi se podía decir que brillaba por culpa del Sol artificial de aquél lugar, allí no existían los otros soles, casi parecía que aquello era una dimensión a parte del mundo en el que habían estado existiendo hasta ahora.

-¿Tardaremos mucho en llegar a la siguiente ciudad? Me duele la espalda.- Preguntó Obito con cansancio, secándose las gotas de sudor de la frente, con clara cara de cansancio debido al equipaje que llevaba, que no era mucho, pero si el suficiente como para hacer que le doliesen los hombros, Minato le arrebató la mochila en la que llevaba las cosas y la cargó sobre su hombro izquierdo, este era otro que no parecía ser afectado por el calor, y no precisamente porque estuviese inmunizado contra él, prácticamente era como si no estuviese ahí.

Sus pasos eran firmes, el mármol no le preocupaba en lo absoluto lo candente que estuviese bajo la suela de sus zapatos, y todo por una razón... Kushina estaba demasiado tranquila teniendo en cuenta en la situación en la que se habían metido: Apenas tenían agua, igualmente podían hablar de la comida, no sabían hacia donde les llevaba aquél camino, menos la propia pelirroja, y desde luego los más jóvenes no iban a poder aguantar el viaje sin las provisiones adecuadas teniendo en cuenta donde habían pasado toda su vida, definitivamente había algo que no encajaba.

-Eso es porque nunca llevas las maletas.- Contestó Kakashi con total sarcasmo, siguiendo no muy de lejos a Minato, preguntándose porqué la postura del rubio era tan rígida desde el momento en que habían entrado en el desierto, vale, no es que el chico de campo fuese un erudito, aunque había estudiado con uno, pero desde luego podía decir que no era tonto y que estaba lejos de serlo.

-Al contrario que tú, yo no me baso en el combate físico.- El suspiro cansado de Kakashi fue la gota que colmó el vaso para Obito, y este se fue corriendo hacia el peliplata, hasta que Rin lo detuvo simplemente poniéndose delante con una mirada cuanto menos seria.

-Si tienes energías para hablar y correr, también las tienes para seguir adelante, ¿O es que te has vuelto un flojucho? - El tono era el más severo que Obito había escuchado de Rin en mucho tiempo, pero al reflexionarlo el pelinegro casi que podía decir que todo eso tenía sentido, los otros tres también estaban tan confundidos como él, y desde luego no sabían hasta donde iban a poder aguantar y tenía algo muy claro tras la regañina, con su actitud sería el primero en caer, así que decidió mejor ignorar a Kakashi y beber un poco de su cantimplora.

De repente Minato se detuvo en seco, y los chicos detrás de él, Kushina fue la última en pararse y darse la vuelta, mirándo al grupo algo confundida, sobre todo a Minato, quien estaba sonriendo de una forma un poco rara.

-¿Este calor ya está afectándote?- Preguntó divertida mientras se acercaba a él para luego poner una mano en su hombro. -Vamos, el próximo pueblo no debería estar a más de un día de distancia.- De nuevo se puso en marcha, pero Minato no se movió. -¿Ocurre algo?- Preguntó, esta vez sin girarse, con un tono algo más cansado.

-Solo me preguntaba, ¿Podríamos repetir lo del hotel en la próxima aldea? Lo cierto es que me gustó.- Mencionó con una leve sonrisa, los tres detrás de él soltaron una ligera exclamación preguntándose a qué se refería, Kushina se giró, con un leve rubor y luego le sonrió.

-Claro, la verdad es que me encantó...- Mencionó soltando una risa traviesa, entonces pudo notar como la mirada de Minato cambió. -¿He dicho algo malo?- Se preguntó a si misma, llevandose la mano a la boca, sorprendida en todos los sentidos.

-Todo lo que has dicho y hecho hasta ahora.- Dijo mientras desenvainaba la katana de su padre. Poco a poco notó como el espacio empezaba a deshacerse, al igual que los chicos y la mochila que había llevado anteriormente de Obito, la figura de Kushina entonces dejó caer su mano al tiempo que en su boca se dibujaba una mueca de asco.

-Y yo que creía que sería más... Divertido.- De repente el cuerpo de Kushina explotó, dejando ver su verdadera forma, ciertamente en algo se parecía a la pelirroja, en que era una mujer, pero ya está, los ojos de esta eran completamente blancos, casi luminosos, la piel era de color gris... Al menos la parte humana, lo que antes eran las colas se convirtieron en el cuerpo de una araña gigante, y de la boca de la parte humana empezaron a salir dos pinzas. -Pero no importa, muchacho, aún nos queda diversión por delante... Porque todavía tengo hambre.-

Minato no respondió, no tenía porqué  contestar a un monstruo que intentaba matarlo, no estaba dispuesto a convertirse en la merienda de esa criatura ni aunque fuese lo último que hiciese, además, aquello le iba a servir perfectamente para entrenar así que no habían mas escusas para dejar de intentar combatir. De repente la araña saltó hacia él, y la verdad es que no pudo hacer mucho más que huir, la arácnida estaba creciendo por momentos hasta que llegó a un límite, y él era bastante pequeño en comparación... Lo peor es que estaba solo.


Dentro de la casa en la que se quedaron a dormir prácticamente estaba todo hecho un caos, un caos de fuego, pues Kushina estaba desplegando parte de su poder para nada menos que para a Minato, quien se había lanzado con su espada a por Rin sin dar previo aviso, ella tampoco sabía muy bien qué había pasado, pues simplemente había reaccionado al sentir el peligro y las ansias de matar creciendo en algún lugar, nunca había podido creer que se trataba el rubio quien quería matarlos, pero algo no había bien en él. Si hubiese querido Minato habría podido ser infinitamente más rápido que ella, y sin embargo había sido al contrario, no estaba usando los poderes de su espada por algún motivo.

De repente sacudió dos de sus colas y la casa salió volando por los aires, Kakashi quien estaba concentrado fuera de esta ahora se encontraba mirando la razón por la que había pasado eso, Kushina, de pie, con una mano colocada delante de la katana de Minato, obviamente deteniéndolo con algún tipo de escudo mágico como sus rayos, pero más raro, Rin y Obito justo detrás de Kushina, y esta desplegando sus nueve colas, incluso el cielo se había despejado levemente ante tal impacto y havía dejado de llover. La mirada de Kushina por unos momentos se volvió fría, peligrosa, al igual que su aura, cosa que hizo que los chicos se alejasen, menos el peliplata, que se quedó en el sitio, en guardia, puesto que no sabía si Minato se iba a dar media vuelta e iba a ir a por él.

-La devoradora de sueños...- Susurró Kakashi para sí mismo.


La mujer arácnica movía sus brazos de un lado a otro, siempre intentando sujetar a Minato, quien se movía entre los dedos de esta, con una agilidad poco normal, hasta que un manotazo le hizo salir volando, pues en vez de intentar agarrarlo finalmente había obtado por separarlo de ella violentamente. El rubio intentó encontrar el equilibrio en el aire, para poder caer con los pies, pero cuando cayó al "suelo" de mármol empezó a rodar sin control por este varios metros hasta que se pudo apoyar, sin poder evitar deslizarse, tras eso tuvo que clavar su espada en el suelo para detenerse, pues había llegado al "final" de dicho mármol. No tuvo tiempo a recolocarse, pues la araña gigante se lanzó contra él mientras había estado rodando, por un lado pensó que si se apartaba esta se resvalaría, pero aunque así lo hizo, esto no pasó. Minato a gran velocidad pasó por debajo de esta, cayendo al suelo cansado tras pasarla, rodando al no estar acostumbrado aún a esos movimientos, intentó detenerse para ver porqué la araña no había caido y pudo ver a lo lejos, una de las patas de esta, apoyándose en algo que no lograba ver, entonces le cuadró todo...

El mármol... El desierto con un camino... El brillo poco natural ante la luz... Aquello no era mármol, se trataba de una tela de araña y él era demasiado pequeño como para quedarse atrapado en ella, pesaba demasiado poco, entonces se preguntó qué tipo de criatura era aquella, ¿Para qué una tela de araña de aquél tamaño siendo que él no podía ser atrapado por ella? Tal vez para jugar con él...


Tras varios segundos, el cuerpo de Minato salió volando, chocando contra el suelo justo delante de Kakashi, quien no dudó a la hora de apartarse por lo que se acercaba hacia él, Kushina se había lanzado con sus garras dispuesta a hacer algo en contra de Minato, segurametne para arrancarle el corazón y así evitar que se pudiese mover más, pero eso no pasó, tras una honda de choque por el impacto de Kushina contra el area en la que se encontraba Minato, esta logró enterrar las piernas y los brazos del rubio en la tierra, los chicos se quedaron aterrados por la clase de fuerza y poderes que podría tener la pelirroja el estar convirtiendo aquél lugar en un material parecido al cemento simplemente para dejar atrapado al rubio.

Poco a poco se agachó sobre el cuerpo de este y con sus manos le obligó a abrir los ojos, a parte de estar inyectados en sangre, estos mostraban en la pupila e iris unas tonalidades purpúreas antinaturales que, debido al color de los ojos de Minato no había podido ver antes.

-Maldita puta...- Poco a poco Kushina pegó su frente a la de Minato y cerró los ojos. -Ya voy para allá.- Fue todo lo que dijo, para que luego todo para ella empezase a volverse negro.


*Obi: Cordón normalmente hecho de seda usado para atar los kimonos en estaciones festivas o para vestir de "etiqueta" en japón. (En la antigüedad obviamente, actualmente lo llevan las mujeres más tradicionales que llevan kimonos en fin de año y etc. De vez en cuando también hombres, sobre todo aquellos que siguen las tradiciones samurai)

Por si cuesta imaginar a la mujer araña, su nombre saldrá, no me quedaré llamándola como tal... que cutre xD

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Gracias por leer =)

Ohhh... Me gustó la mujer araña, es tan.... Mistica jajajajaja

vale vale!!!!! Pobre Minato sumido en una realidad que resulta no ser.... Me gustó el cambio ahdahshd y me cae Bien Obito--Vale siemore lo ha hecho--. Y como ya dije, kakashi, para ser sincera el equipo.... Aunque ahora Kushina no comparte la union igual no importa.

¡¡Espero el proximo capitulo!! Comentare mas pero ahora solo estoy de paso por asuntos y queria comentarte de a rapido ¡¡Chao!! bye cuidate.

Capítulo hecho bajo los efectos de sedantes, si hay algo que no tiene sentido en algún párrafo (menos sentido de lo normal) avisad, gracias por los comentarios Esbe, y si, Kakashi se puede decir que es sincero hasta la ofensa xDDD


El ambiente empezó a volverse pesado donde se encontraba Minato, intentando aguantar las acometidas de la mujer arácnida, siendo que esta era muchísimo más grande que el rubio se le hacía bastante dificil, estaba agotado de usar las habilidades de movimientos básicos que la espada le dejaba obtener por un corto plazo de tiempo, era como si su cuerpo rechazase tener más poder del que tenía, y si recordaba lo que había estado escuchando hasta el momento sobre él, no le extrañaba, él era un simple humano y entre sus manos tenía una espada de Kami, era normal que su cuerpo la rechazase, su espíritu no era ni mucho menos uno hecho para la batalla a esos niveles tan titánicos, tan sobrehumanos. En un último manotazo de la mujer, Minato intentó moverse de nuevo, pero una presión inmensa se lo impidió, era su cuerpo, que había llegado al límite, el brazo que empuñaba la espada se había quedado completamente bloqueado y podía sentir el riego sanguíneo aumentado en esa zona de forma considerable. Estaba perdido, cerró los ojos a la espera del golpe, resignado a lo que tuviese que pasar...

Mas el manotazo nunca llegó.

Al abrir los ojos se encontró una figura que ya se le estaba haciendo demasiado conocida incluso para el poco tiempo que llevaba conociéndola, Kushina, quien estaba bloqueando el golpe con sus nueve colas, colas más grandes de lo que nunca había podido ver, además había algo raro en ella, normalmente su forma a parte de las colas era la normal en una mujer humana, sin embargo en esos momentos sus rasgos estaban un poco menos humanizados, en su cabeza asomaban un par de orejas de zorro, sus manos ahora eran unas garras tan afiladas que podiblemente pudiese desgarrar la carne con una facilidad absurda, y su presencia era como si estuviese quemándose, en todos los sentidos. De una sacudida con las colas apartó la gigantesca mano, esta tenía quemaduras en la parte en la que Kushina había dejado las colas a modo de escudo, estas en vez de volver a su forma natural, siguieron desplegándose en una forma gigantesca, haciendo que la estatura de la misma no cuadrase con el tamaño de las colas.

-¿Estás bien, Minato?- Le preguntó con voz firme, sin mirar por un momento hacia atrás, casi gruñendo en la pregunta, como si fuese un animal a la defensiva. El pelaje de las colas estaba totalmente erizado, aunque esos detalles no llegaban a la mente del rubio pues el dolor estaba sacudiendo su cuerpo de nuevo.

-No creo que pueda seguir luchando.- Fue lo único que pudo responder, de repente la espada se deslizó de entre sus dedos, haciendo que esta cayese contra el suelo, con un sonido que poco se asemejaba al del metal chocando contra el suelo, fue como un sonido de un golpe cuando un cuerpo cae de mucha altura contra el suelo. De nuevo, el brazo empezó a molestarle, a temblar, al mirar hacia este pudo comprobar que sus venas estaban tan hinchadas que por un momento pensó que estas iban a explotar dentro de sus brazos.

Y aun así, Kushina no se inmutó, como si lo que estuviese pasándole a Minato no fuese nada del otro mundo, pero este estaba terriblemente asustado, cosa que Kushina no comprendía... Pues ella no era humana. La mujer arácnida de repente empezó a reirse, haciendo que a la pelirroja prácticamente se le acabase la poca paciencia que tenía, poco a poco esta fue rodeándose de un aura rojiza y el suelo empezó a temblar.

-Eres mía.- Sentenció la araña, y de repente, Kushina se hundió hasta la altura del cuello en el suelo, en la tela de araña que había sido tejida desde antes de la llegada de Kushina. -Los espíritus zorro sois tan fáciles de engañar... A veces hasta me dais pena.- Poco a poco fue adquiriendo el tamaño de Minato hasta que terminó con la estatura propia para interactuar con ellos y no aplastarlos. -Veamos, ¿Se quebrará la voluntad de la guardiana cuando me coma al protegido?-

-¡No te atrevas!- Gritó Kushina desde el suelo, intentando liberarse por todos los medios, pero era inútil, lo que le estaba aprisionando estaba drenando sus poderes a la par que la retenían. -¡Minato, huye! ¡No se trata de un monstruo cualque...!- Un paso de la arácnida fue suficiente para callar a Kushina, el suelo crujió bajo su pata, por decirlo de forma sencilla, la presión que ejercía este hacia el cuerpo de Kushina había aumentado monstruosamente, cortándole la respiración.

-Este es mi hábitat, espíritu, no podrá huir aunque corra.- Rápidamente avanzó hacia Minato, tomándole del cuello con su mano humana, levantándolo y asfixiándolo poco a poco. -Vamos, suplica.- Pero el rubio estaba en silencio, sujetando la muñeca de su captora con ambas manos, como intentando apartarse de ella, pero no podía, además, sus brazos estaban adoloridos por la sobrecarga que había sentido anteriormente, se había agotado a sí mismo solo por el hecho de haber estado esquivando.

Iba a morir... Él y Kushina iban a morir a ese paso...

De repente el brazo de la araña empezó a deshacerse, como si estuviese descomponiéndose en partículas de energía oscura. Minato cayó al suelo sin poder mantener el equilibrio siquiera, cayendo tumbado al suelo, pero aun consciente y tosiendo. Poco a poco levantó la cabeza, intentando fijar la mirada en lo que había salvado su vida, y entonces su cara de dolor cambió a una de desconcierto e incluso un poco de miedo. Una figura rodeada en fuego estaba acercándose hacia la araña.

-No creía tener que llegar a esto.- Comentó la figura hecha de fuego, aunque la voz era la de Kushina, esta no tenía en absoluto la forma que había estado mostrando hasta el momento. -Pero me has obligado, Gula.- Poco a poco la forma empezó a mutar, cada vez menos humana, más animal, hasta quedar en una forma ígnea e híbrida entre humana y algo parecido a un "perro" con nueve colas hechas del mismo fuego, si es que aquello se podía llamar tener forma.

-Esto no lo esperaba, hasta sabes mi nombre.- Dijo sorprendida la mujer mientras su mano empezaba a regenerarse, pero no solo eso, sino que una espada de color negro apareció junto con la mano, siendo empuñada, esta en cierto modo parecía estar conectada a la estructura osea de la araña, escepto por el detalle de que claramente era metal.

De nuevo, Minato solo comprendía que no sabía nada, y que más preguntas asaltaban su mente, preguntas que no eran contestadas, y que seguramente no lo serían. Este intentó levantarse, pero algo, un fuerte dolor, se lo impidió, una de las patas de Gula estaba atravesándole la pierna derecha, y al girarse para encarar a lo que antes era Kushina fue lanzado hacia la misma, de hecho por un momento creyó que iba a morir quemado, pero en vez de eso, solo notó como era depositado suavemente en el suelo por una mano hecha de fuego que lo había atrapado en el aire, pero ese fuego no le estaba quemando, algo muy contrario a la naturaleza del mismo.

-No quería que me vieses en esta forma.- La voz de Kushina salió de la figura de forma un poco más tranquila. -Al menos, no tan pronto y comprendiendo tan poco.- Y en algo había tenido razón, en la mente de Minato aun se encontraba un proceso de asimilación que poco o nada tenía que ver con el miedo, sino con la duda, el desconcierto, no le era posible saber si aquello era Kushina o algo más, obviamente tenía restos de su personalidad, pero a él ahora mismo solo le parecía una masa de energía con un propósito, acabar con Gula.

Pudo notar que su brazo dejó de dolerle, las venas estaban volviendo con el tiempo a sus sitio, pero eson o quería decir que pudiese unirse a la batalla, mucho menos ahora, la adrenalina y las impresiones del momento le habían hecho olvidar el dolor, pero cuando apoyó la pierna en el suelo de nuevo se vio en el suelo y esta vez por un pinchazo agudo tan doloroso que tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no gritar. Pero al tocarse pudo a la vez notar que aquella zona estaba seca, tenía un agujero, eso estaba claro, pero no estaba saliendo sangre.

Todavía incrédulo, llevó su mirada a donde antes había estado Kushina, el suelo estaba completamente derretido y con un hueco en medio, el hueco que había era bastante grande, demasiado como para haberse tratado de un humano intentando escapar, de nuevo, miró hacia Kushina... O lo que se suponía que era Kushina, desde luego no parecía para nada humana, y lo que iba a ver a continuación iba a dejarle más seguro todavía.

La figura de la pelirroja se terminó por convertir en una esfera de fuego, y esta se quedó estática en el aire durante un par de segundos. De repente avanzó a una velocidad casi equivalente a la que adquiría Minato cuando empuñaba la espada, aunque Kushina fue totalmente interceptada por la espada de la araña, partiendo la esfera en dos sin esfuerzo alguno. Aunque eso no fue nada comparado a lo que le pasó a Gula, una de las mitades sufrió una compactación en medio del aire, haciendo que pareciese una superficie completamente lisa y del grosor de un papel, de repente una buena cantidad de energía oscura empezó a salir del cuello de Gula, como si esta fuese su sangre, y ambas mitades de la bola de fuego tomaron forma de nuevo, esta vez, por separado.

Una de las formas era una humana, en representación a como se mostraba normalmente Kushina, pero hecha totalmente de fuego, la otra era un zorro de nueve colas que le llegaba a las rodillas a la forma humana, como si fuesen amo y mascota. En cuanto a Gula, al igual que con la mano, la herida del cuello, que en circunstancias normales hubiese sido mortal, empezó a cerrarse.

Ambas figuras ígneas por su parte cargaron de nuevo, esta vez de forma separada, tomando de nuevo formas irregulares, esta vez como si de dos lanzas de fuego se tratasen, dos lanzas que pasaron de largo a Gula y que fueron directas hacia Minato, deteniéndose en seco al llegar hasta él.

-Empuña las lanzas.- Dijo la voz de Kushina en forma de eco en la mente de Minato, este dudó al principio, pero solo al principio, pues estaba ya harto de tener miedo, de no poder hacer nada, y de no fiarse de aquella que había jurado incluso por encima de su existencia protegerle. Al tomar las lanzas, una onda expansiva de fuego azotó el lugar, de repente la pierna de Minato se curó a una velocidad bastante parecida a al que se había curado la mano de Gula, y de repente, imágenes que nunca antes habían estado empezaron a asaltar su cabeza, imágenes referente al sitio en el que se encontraba:

El Velo, un punto medio entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos completamente moldeable, donde los espíritus de estos quedan atrapados para ser devorados por seres como Gula, un ser que envenena el alma de su recipiente y lo transforma en una bestia sin control, sin voluntad, mientras devora su alma. Luego pasa a otro recipiente por medio de su víctima corrupta.

-¿Lo entiendes ahora?- Preguntó Kushina en la mente de Minato. -Estamos en el velo de tu alma, envenenado por ella.- Dijo referiéndose a Gula. -Ahora levántate, eres tú quien tienes que echarle, yo solo te puedo apoyar.-

De repente ambas lanzas desaparecieron de las manos de Minato y se dirigieron a un punto atrasado, en este, apareció Kushina tumbada en el suelo, envuelta en un pequeño charco de sangre preveniente de su costado, al verlo algo dentro de la mente de Minato pareció encenderse, pues su rabia estaba empezando a tomar control de él, y con esto, sus ganas de matar a Gula. Prácticamente hizo algo bastante básico cuando Gula se lanzó de nuevo a por ellos, tomando el ejemplo de la misma, Minato imaginó un par de espadas completamente blancas, casi luminosas, y estas aparecieron en sus manos, en el momento en que Gula estuvo cerca de ambos, las espadas del rubio tocaron la carne de la araña, la primera en el brazo en el que esta tenía la espada incrustada, haciendo que saliese volando, y la segunda rebanando la parte humana, separándola de la parte arácnida. Ambas partes cayeron al suelo, completamente quietas, pero Minato no se había quedado satisfecho con lo que había pasado ahí, lentamente se acercó a la parte humana, al tiempo que sus espadas iban volviéndose de color rojo, para luego, al llegar justo a dicha parte, que por cierto estaba intentando escapar, Minato empezó a apuñalarla de forma repetida, mutiñando primero sus extremidades, luego clavándola por el estómago y levantándola, dejando una espada clavada mientras que con la otra iba apuñalándo distintas partes, haciendo que Gula gritase de puro dolor e incluso implorase piedad, pero en la mente del rubio no había sitio para ella hasta el momento en que le terminó cortando la cabeza.


Debe de ser el sedante, pero no he escrito este capítulo a gusto, cosa rara sin sentido, espero que incluso así lo disfruteis >.<

Un saludo.

esto es una mierda, a pedido tuyo


saludos 4Real

Solo tengo que hacer caso a lo que dijiste en la CB, no problemo xDDD

¡Gracias por el comentario, no quería hacer doble post!


Poco a poco la luz empezaba a penetrar sus párpados de forma suave, aunque se podía decir que había  poca, teniendo en cuenta el lugar en el que estaban era algo normal. Pero eso no  era lo que le hizo despertar del todo, lo que le hizo despertar del todo fueron los recuerdos de lo que habían pasado los últimos segundos, Minato intentó levantarse de un salto, pero su cuerpo estaba atrapado en el fango, y justo encima de él una inconsciente Kushina que parecía que no había podido salir de aquél lugar que había reconocido como "velo", un sitio demasiado misterioso, cosa que le preocupaba, pues él no había sangrado, y sin embargo Kushina si que lo había hecho... No podía deberse a que estaban dentro de su mente, pues él habría podido imaginar perfectamente a Kushina sin ninguna herida y sin embargo no era lo que había pasado.

Miró a su alrededor, el lugar estaba destrozado y no había rastro ni de Kakashi ni de los otros, sin embargo podía escuchar ruido, unos caballos que se acercaban a gran velocidad, seguramente alarmados por el hecho de que aquella zona había sido levemente destruida, y es que pese a que hubiesen seres de gran poder, no todos iban desatándolo y destruyendo áreas de forma gratuita, según lo que le había contado su maestro tiempo atrás es que ese tipo de espíritus vivían en armonía con la tierra, no la destruían.

Tal y como predijo, caballos, y sobre ellos figuras con armaduras pesadas de caballero del mismo color del cielo nublado, en el pecho tenían runas de color azul brillante escritas, estas relampagueaban como si una gran cantidad de truenos hubiesen sido concentrados en el lugar. Dada su situación, poco podía hacer, de hecho su mirada se volvió peligrosa cuando tomaron a Kushina, quien no pudo oponer resistencia, él en cambio fue arrastrado fuera del fango, atado, desarmado y arrastrado por los soldados hasta una especie de plataforma de madera, un trineo para avanzar por el fango del bosque, fue tirado sobre él sin ningún tipo de cuidado, haciendo que se diese un golpe en la cabeza, y con ello, provocándole de nuevo la insconsciencia.


De nuevo aquella sensación de estar en un sueño, esta vez en uno que estaba rodeado de piedra húmeda por la climatología exterior, al despertar del todo pudo ver claramente las rejas que lo aprisionaban como a un simple bandido, un ladrón o un asesino, cuando él no era nada de eso... Y entonces recordó:

"A lo que iba, dicho Kami oscuro es capaz de corromper las cosas por allá por donde pase, pero hasta ahora era raro que se moviese tan rápido por los paises bajo la influencia de otros kamis, esto quiere decir dos cosas, la primera es que los Kami neutrales han muerto, la segunda y ojalá no sea esta es que los Kami se han puesto de lado del oscuro'ttebane."

Si aquello era cierto, entonces estaba en graves problemas, porque él era por lo pronto el único que estaba en contra de ese Kami oscuro al que tenía que derrotar de alguna forma y sin un Kami de la luz... Visto lo visto no iba a tener ni la oportunidad para ello.

-Dile a la señora que el prisionero ha despertado.- Dijo una voz completamente desconocida para él, se trataba de uno de los soldados que estaban custodiándolo solo a él, la celda era parecida a la de un animal de feria, paredes y suelo de piedra y una larga fila de barrotes, como si fuese un expositor en el que Minato Namikaze había sido el premio a exponer.

No preguntó, prefirió no hablar para no poner más la situación en su contra, cuando el guardia volvió y abrió la puerta sin dar explicaciones Minato sabía que debía seguirle, ya no por que quisiese, sino por pura supervivencia, porque desconocía lo que iban a hacerle si se resistía... Pese a todo él solo seguía siendo aquél granjero que nada tenía que ver con la guerra más allá de las historias que había escuchado de su tutor.

Al salir del calabozo pudo ver un largo pasillo, todo de color blanco, tal y como la tela de araña de aquella criatura, Gula, puro mármol con luces en antorchas que colgaban del techo, mientras más andaba, más pesados se le hacían los pasos hasta llegar a la salida de aquél pasillo, al abrir la puerta fue como si de pronto lo que respiraba no fuese aire, sino agua, hasta el punto que tosió un par de veces, pero lo que estaba respirando seguía siendo aire.

-Hacedle pasar.- Pudo escuchar desde el fondo de la sala, una voz femenina. Al alzar la mirada pudo ver bien donde se encontraba, una sala triangular hecha de cristal menos el suelo, que era marmol, una pirámide cuyo exterior era unicamente nube y rayo, justo en el extremo central había una silla enorme y en ella sentada una mujer de pelo castaño. Fue empujado hacia ella entre dos filas de guardias que custodiaban la sala, de nuevo con aquellas runas en el pecho, al llegar delante de la mujer le obligaron a arrodillarse con una patada y la mujer se colocó justo delante de Minato, de pie, sin mirarle a él. -¿Te he dicho que seas brusco con nuestro invitado?- Aquella pregunta no era del tipo "si" o "no", era del tipo "respondas lo que respondas vas a sufrir" y así fue, un puñetazo que no solo destrozó la armadura, sino que hizo salir al hombre envuelto en rayos. -Perdona la brusquedad de la situación.- Dicho esto, la mujer se arrodilló junto a Minato y lo desató, este pudo ver las facciones de la mujer con mayor facilidad, no era pelo castaño, sino un tono entre el mismo y rojo, piel pálida, ojos verdes y un vestido completamente azul algo revelador en la zona del escote, aunque Minato en ningún momento miró hacia este. La mujer se levantó una vez desató al rubio y se volvió a sentar. -Ya puedes empezar a decirme que hacías en mi territorio, destrozándolo.-

Entonces aquello hizo reaccionar a Minato, estaba ante la Kami de aquél país. Se tensó por completo, desde luego que la presencia de la mujer sobre él era cuanto menos aterradora, pero nunca había podido imaginarse que pese a aquella fuerza, se pudiese tratar de una kami... Se veía tan... Humana.

-Soy un aprendiz de erudito, me dirigía hacia el norte a completar mis estudios.- En cierto modo, aquello era entre verdad y mentira, y parecía que no había podido engañar a la mujer por el tremendo pisotón que había dado. Entonces, estir
ó su brazo derecho hacia un lado del asiento, tomando ahí la katana de su padre.

-Vaya, y yo preguntándome qué hacía un erudito con un arma Kami y un espíritu guardian, pero supongo que si no son tuyos puedo deshacerme de la chica y dejar la katana en el salón de los trofeos.- De repente, la katana empezó a iluminarse, de reojo la miró, y luego con una sonrisa miró hacia Minato. -Ah, que fácil es reconocer a un mentiroso... Quieres coger la espada, cortare la cabeza o desintegrarme, abrirte paso entre los guardias y llevarte a Aka no Oni, ¿Verdad?-

Minato agachó la mirada, él no era bueno mintiendo ni ocultando sus emociones, y mucho menos con aquella espada  cerca de él, que ya fuese por su sangre o su parentezco con su padre responía ante él. De repente la espada cayó justo delante de él, envainada.

-Veamos de lo que es capaz un sucesor.- Y sin aviso alguno, un géiser de agua apareció de debajo del mármol haciendo que los guardias fuesen apartados de Minato y de paso atacando al mismo. Aunque cuando el géiser desapareció, la mujer arqueó una ceja. -Eres rápido.- De repente, esta se agachó y detrás de ella, justo subido al trono, estaba Minato quien le había intentado cortar la cabeza de  un tajo, obviamente no había funcionado, de hecho, de la nada, la mujer hizo aparecer un bastón hecho de agua terminado en una punta eléctrica. -Pero te falta control.-

Minato saltó, intentando cruzar armas con la mujer, debido a su trabajo de granjero, él era más corpulento que ella, pero lo único que golpeó fue el suelo debido a que ella se deshizo en un montón de agua, de repente, sus pies fueron enganchados por la misma y congelados, al mismo tiempo, la mujer se alzaba de nuevo en el trono, completamente sentada, como si de allí no se hubiese movido, pero con su lanza de agua y rayo.

-No eres un Kami, eso está claro. ¿Me vas a decir quien eres o tendré que usar más técnicas contigo? Puedo ser persuasiva si quiero.- De nuevo aquella sonrisa, Minato de verdad quería quitarsela de la cara, pero de nada iba a servir, estaba notando como el hielo poco a poco estaba escalando hacia sus rodillas, de seguir así, acabaría ocmpletamente congelado antes de hacer nada.

-Mi nombre es Minato Namikaze.- Dijo con un tono firme, como si todavía no se hubiese rendido.

-Vaya, así que por eso posees esa espada...- Comentó algo impresionada, poco a poco se acercó hacia el rubio y le tomó del mentón con un par de dedos, mirándole a los ojos. -Mi nombre es Mei Terumi, mestizo.- Tras un par de segundos se separó de él, chasqueándo los dedos, de repente el hielo se rompió, dejándolo libre. -Y tu guardiana se encuentra bien, no soy tu enemiga, puedes guardar tu arma.-

¿Podía fiarse?

sigue... que de esta ni el mismo mick jagger te salva, por cierto me debes un regalo.


PD nuevo higado... logro desbloqueado en la Xbox
PD2:Gran fic, eres un gran escritor y el que diga lo contrario se las vera con el kamui en la dimensión de los homosexuales.

Siéntete compensado con este capítulo, Kakashi xD


Tras aquél encuentro, en el que prácticamente Minato había sido humillado por la castaña, la siguió a través de una pared, al parecer en aquél lugar las ilusiones ópticas también habían estado presentes en todo momento, lo que le hacía preguntarse, ¿Dónde estaba exactamente? Y ¿Qué  tan grande era aquél lugar? Obviamente no iba a obtener respuesta, pues la Kami y él no eran precisamente aliados, sin embargo sentía que no estaba en peligro, lo que no era mala señal, por ahora. Tras la pared de "cristal" que habían atravesado, había un corredor iluminado con antorchas colocadas entre columnas de cristal y agua, el fuego era de color azul, de hecho al fijarse pudo comprobar que no se trataba de fuego, sino de electricidad en forma de llamas.

Cada vez comprendía menos del mundo de los kamis, hasta el momento había creído en toda la ciencia y física que le había enseñado su maestro, pero en aquellos momentos absolutamente todo estaba dándole patadas a sus conocimientos, también pudo ver que en aquellos corredores no habían guardias, tampoco sirvientes, lo único que habían eran pequeñas esferas de luz que pasaban entre sus pies con total armonía, apartándose como cuando pisas un sitio lleno de polvo, siempre anticipando los pasos del rubio para no ser aplastados por estos. Por una parte pensó que estaba medianamente a salvo, pero por otra por su mente pasó la idea que era el sitio perfecto para asesinar o ser asesinado. De repente, tras quince minutos andando por aquél corredor en completo silencio, Mei se detuvo y se recargó contra la pared de cristal, haciendo un gesto a su lado, donde se empezó a dejar ver una puerta.

-Antes de que entres, ¿Qué es lo que sabes del Velo?- Preguntó Mei, totalmente seria, dejando las actitudes amistosas que antes había estado mostrando con Minato, este se quedó quieto por unos momentos, estático, pensando que era lo poco y como lo iba a decir, pues realmente no había oido hablar mucho del Velo antes.

-No se mucho, pero lo que se es que es un sitio que se encuentra en nuestras mentes, entre el mundo de los vivos y el de los espíritus.- Intentó sonar lo más convencido posible, pero el suspiro de Mei, completamente cansado, dejó claro a Minato que no era así.

-En parte es cierto, pero no es toda la verdad.- Comentó la castaña, esta cerró los ojos y bajó la cabeza, como si no le interesase lo que ocurriese a los alrededores. -El Velo ciertamente es un sitio en nuestras mentes, entre el mundo de los espíritus y los vivos, sin embargo no es toda la verdad. Aquellos que entran en el Velo suelen quedarse atrapados ahí incapaces de volver al mundo de los vivos. Pero esa es solo la superficie, más allá del mundo de los vivos y de los espíritus hay un sitio del que solo los Kami tenemos conocimiento, no porque podamos alcanzarlo, sino porque lo soñamos. Todos estamos conectados a ese sitio, los vivos, los muertos, los espíritus, el Velo, el mundo y los Kami. Imagina por un momento un árbol. Nosotros somos las hojas, el tronco son los mundos que sujetan las hojas y cuando caemos, formamos parte de las raiz en forma de cadáveres.-

-Entonces todos acabamos ahí en algún momento.- Susurró Minato, aunque lo suficientemente audible como para que ella lo escuchase. -¿Porqué soñais los Kami con ese sitio?-

-¿Quién te dice que seamos "formas de vida"? Somos la vida, somos la muerte, existimos pero no tenemos presencia, somos los que están y los que hacen desaparecer.- Aquello lo confundió más, y al Mei abrir los ojos pudo leer a Minato como un libro abierto. -Nosotros no nacemos, despertamos, nunca llegamos a vivir, pero tampoco somos muertos, así mismo, cada Kami representa un elemento, y cada uno tiene su contraparte, el bien y el mal. Yo soy la maestra del agua y el rayo como forma de energía, el agua y la electricidad son básicas en el cuerpo humano, represento a la vida, al mismo tiempo, existe mi contraparte en el mundo, en el que la energía no es usada de forma pura, sino para parar corazones, así mismo, la naturaleza es cruel, y los maremotos son capaces de destruir ciudades enteras en un segundo... Esto va ligado a la luz y a la oscuridad, nuestra naturaleza es estar de parte de esa balanza, yo estoy y estaré de parte del Kami de la luz cuando se muestra, y mi opuesto estará de parte de la oscuridad.-

-¿Qué tiene que ver eso con las raices del Velo?-

-Que mientras más profundo llegues, más oscuridad habrá y menos vivo estarás. Ahora pasa.- Dijo Mei mientras abría la puerta.

Minato entró, y cuando lo hizo pudo ver una habitación estrecha rectangular, hecha del mismo cristal, con el tamaño justo para el que había sido diseñada, una cama y en ella una figura tumbada, al acercarse varios metros, pues la sala podía medir perfectamente veinte metros, pudo reconocer a la figura, se trataba de Kushina, dormía, pero de forma tan profunda que Minato no se creía que siguiese viva, pues ella tenía unos sentidos extremadamente mejorados y Mei no había hecho nada por ser sigilosa, de repente Minato notó algo, como una presión en la sala poco normal, de repente a sus pies aparecieron sellos hasta la cama, sellos que hicieron que se sintiese débil para luego simplemente volver a la normalidad ante un gesto de la castaña. Entonces, al volver a enfocar la vista en la pelirroja pudo comprobar... Que las colas habían desaparecido.

-¿Qué le ha pasado?- Dijo en tono neutral, pero la mirada que l ehabía mandado a Mei había hecho que hasta esta dudase por un momento su integridad física incluso tratándose de un Kami.

-Su espíritu ha quedado atrapado, ignoro la razón, pero por lo visto lo hizo para salvarte.- Pausó sus palabras unos segundos, para que Minato pudiese asimilar las palabras, pues este se había quedado completamente quieto y callado. -Si te he traido, ha sido porque en nuestra pelea he podido comprobar que eres alguien capaz de adentrarse en ese lugar.-

-¿Qué lugar?- Preguntó de forma decidida.

-Donde todo lo que conocemos desaparecerá, donde los Kami fuimos creados por los primeros humanos en mancillar aquél reino y por consecuente los mundos dejarán de existir, la Abadía del fin.-

-Los primeros humanos... ¿Te refieres a los seis maestres? ¿Aquellos que nacieron con el mundo?-

-Parece que los conoces mejor que yo, mestizo.- Comentó cruzándose de brazos. -¿Sabes su historia?-

-Una parte... Cuando la energía espiritual se condensó en el mundo, el resultado fueron seis humanos que representaron a las actuales razas humanas en el mundo, así mismo tres eran hombres y tres eran mujeres. Eran los magos más poderosos que nunca llegaron a existir, pero un día cuando dejaron descendencia en el mundo simplemente desaparecieron.-

-No dejaron descendencia, fueron engañados por la oscuridad y la tentación de la Abadía. Se deshicieron de sus esencias divinas, las repartieron por el mundo, creando la vida y se adentraron en el Velo, directos hacia la abadía por un sendero hecho de luz. Al llegar con sus cuerpos físicos, sus espíritus fueron completamente corrompidos por todo tipo de pecado y la más oscura de las corrupciones.- Una idea se cruzó en la cabeza de Minato. -Ahí nació el Kami oscuro, y con ello, todos los Kami relacionados con la muerte.- Era de simple lógica, pensaba Minato, si llevabas a seres con capacidad de proclamarse dioses, y fueron engañados por una fuerza oscura, esa fuerza pudo haber tomado perfectamente forma. -Los humanos que habían creado con sus poderes huyeron del mundo de los vivos hacia el de los espíritus, pues el suyo había empezado a destruirse por culpa de una corrupción desconocida. Un grupo de estos se entrenaron para el combate, los conocidos como los guardianes, el tuyo precisamente pertenece a esa época.-

Minato había pensado en la posibilidad de que Kushina fuese un ente muy antiguo, si su padre había sido el Kami de la luz y durante todo ese tiempo había estado protegiéndolo a él y a su descendiente... Debía tener muchos años.

-Este grupo purificó sus almas, y en el mundo de los espíritus se formó un nuevo ser, uno que podía contrarrestar la oscuridad que se había formado en loa Abadía, pero cuando fueron allí, no encontraron nada. Luego, aparecimos nosotros, los encargados de preservar la vida y la luz en el mundo incluso en los tiempos más oscuros. Me cuesta reconocerlo, pero tu guardiana es más antigua que yo, y uno de los primeros espíritus.-

-Entonces... ¿Donde encajamos los humanos en todo esto?-

-Los humanos...- Un deje de desprecio apareció en su voz. -Los humanos sois el resultado de la avaricia de los espíritus de más bajo nivel, algunos incluso estaban dispuestos a unirse a la oscuridad, así que los privamos de sus poderes y los desterramos al mundo humano, donde sobrevivirían ocn nuestra ayuda y guía, pero sin una relevancia en esta batalla más allá de ser unos peones.-

-Somos el resultado de la oscuridad en el alma.- Completó minato agachando la cabeza, de repente notó una mano en el hombro derecho, era la de Mei, que en un instante se había colocado a su lado.

-No todos sois malos, y vuestros ancestros solo fueron culpables de ser débiles mentalmente, pero fue necesario hacer lo que se hizo.- Por un momento pensó en todo lo que había vivido en el pueblo que le había visto crecer, los soldados del Kami que lo gobernaban matando, robando y violando... No podía quitarle la razón a Mei.

-¿Porqué me cuentas todo esto enconces?- No comprendía. -No confías en los humanos, yo soy uno.-

-Porque voy a ayudarte a llegar a donde está tu guardiana, justo en la abadía, donde todo empezó, si nos damos prisa todavía podemos salvarla de caer en la oscuridad. Por eso la habitación está llena de sellos. Imagina uno de los primeros guardianes con su poder desatado desde lo más profundo de las tinieblas.-

-¿Me acompañarás?- Preguntó Minato.

-No, yo no puedo ir a aquél lugar, recuerda que no estoy viva, si llegase mi hora simplemente sería un vacío en la inexistencia. Sin embargo tú... Mitad Kami de la luz, mitad humano, se puede decir que eres la combinación perfecta para asaltar el lugar- Lo último que pudo ver de Mei, para luego ser empujado a la cama, cayendo así sobre Kushina, fue una sonrisa de lo más misteriosa, casi maliciosa, a la vez que hacía aparecer su lanza, atravesando a Minato a la altura del diafragma. -Disfruta del conocimiento, pues verás de qué estais hechos los humanos. Y no lo olvides, no te dejes llevar por la oscuridad.-

Y luego... Todo se volvió de color negro.