(TP) Love Rain

Odio el viento, la lluvia. La brisa insistente que llega con el otoño -No me mires así, esto...- dijo señalando sus ojos -...es por culpa del viento- Así lo había explicado con una sonrisa cálida y orbes humedecidos, hace doce años atrás. Quizás por ello, una vez que se instalaban entre los rascacielos y las carreteras grises, les confería el poder de remover mis recuerdos. Aunque estos comparados con el paisaje del pasado, fueran totalmente diferentes.

-Huele a agua- murmure de mala gana. La tarde amenazaba con estar fría y lluviosa. Levante el cuello de la gabardina de cuero, para luego deslizar los dedos en los profundos bolsillos. Instantes después, el agua arreciaba con fuerza. Exhale, una caminata de cien metros y las ropas casi estaban empapadas. Los pies me llevaron hasta la cafetería de una populosa zona de la ciudad, un tibio cappuccino quizás mermaría el frío. Un tanto más las memorias.

La mano derecha abandono la calidez del abrigo, dirigiéndose al elegante metal de la puerta de vidrio, pero nunca fue tocado. El reflejo en los cristales detuvo el avance, el corazón palpitó contrariado. La mano calló al costado y la sombrilla reflejada siguió su avance al otro lado de la calle, perdiéndose. Girando, los ojos buscaron ansiosos la dueña del artefacto amarillo. Cabellos largos y rosas. Sólo una mujer había conocido, con aquella característica especial y andar tan ligero. Y yo la había querido, con la intensidad con quien se ama al primer amor.


Era una tarde fresca, con un cielo abarrotado de nubes. Ella sentada a mi lado, con el traje de secundaria y los pies desnudos. Sus dedos jugaron con el charco frente a la banca de madera que alguna vez fue blanca. Bostezo. -Sabes Naruto, te quiero mucho- Lo dijo suavemente, con la pena que confería la declaración.

Sonreí, el corazón bombardeo desquiciado. Un “te quiero” también fue dedicado, sin ser escuchado. Con decepción y cachetes sonrojados la mire de reojo, descubriendo sus párpados cerrados. Ella era indudablemente especial. Mire el reloj pronto serían las cuatro, me incline cerca de su rostro –Sakura, es hora de despertar- susurre. Mis ojos se perdieron en la ternura de sus facciones, no fue difícil codiciar sus labios, los que robe en un beso secreto. Me separe de ellos con lentitud y perplejidad. Fue aquella tarde que lo había entendido, como un tesoro hallado. ¡Estaba perdidamente enamorado!


Me había lanzado contra los automóviles, como si mi cuerpo fuera de acero y la muerte un personaje de otra realidad. Pisé la misma acera, gritando su nombre. La sombrilla amarilla resaltaba sobre el negro de los paraguas alrededor, en la lejanía. Su figura desapareció en la esquina y la adrenalina me sumergió en la desesperación. Transité más rápido, unos cuantos pasos y estaría a su lado, pero había cruzado una avenida concurrida. Ocho carriles nos separaban. Apreté mi puño con fuerza, la mire alejarse hasta que mis ojos la perdieron.

Minuto y medio de impotencia, el más largo de mi vida. La luz roja cambio a verde. Transite la zona peatonal con presura, sorteando paraguas y personas. Gire a mí alrededor buscándola, grite al cielo frustrado, fingiendo que el agua en mis ojos era atribuida exclusivamente a la lluvia. Se había ido, una vez más.


Aquella tarde habíamos caminado entre sonrisas e historias de jóvenes. La noche amenazaba con llegar más pronto de lo acostumbrado.
-¿Sakura que vas a hacer cuando llegue la primera nevada?
-¿Ah?- dijo con sorpresa -Te daré un regalo.
-¿Enserio?- ella asintió -¿Se puede saber qué es? Vamos dime.
-Tranquilo, será pronto. Ya llegará.
-Naa, pronostican una semana más de lluvias.
-Pero la lluvia también es hermosa ¿No lo crees?- aspiro con fuerza, mientras su falda colegial hondeaba con el viento -¡Huele a agua! Debemos andar más de prisa.
Ella volteo con un pequeño puchero. Nuestros caminos se separaban, como si el destino cruel lo avisara antes de tiempo, aquella tarde se me hizo difícil decir adiós. Deje llevar mis manos a la nuca, una gota toco mi mejilla.
-Parece que va a llover- la pequeña sombrilla amarilla chocó contra mi nariz.
-Llévatela.
-Pero Sakura, te vas a mojar- ella negó con la cabeza.
-Mi casa está más cerca que la tuya. Además, te olvidas que amo la lluvia. Toma y ya vete- dijo zarandeando la sombrilla peligrosamente.
-Gracias Sakura-chan.
-Gracias a ti.
-¿Por qué?
-Por el “chan”.


La noche había llegado, la lluvia mermado. Si no hubiese sido por una tienda de caballeros, ropa nueva y una gruesa bufanda azul hubiese muerto de frío. Un vistazo más, que prometí sería el último; igual no le vi. Sin embargo, el olor a cerezos fuera de temporada me guio al parque central, el único lugar con árboles en kilómetros. Y como si hubiese sido un milagro, allí la divise con la sombrilla aún abierta sobre su hombro -¡Sakura!- grite con fuerza e impaciencia. Ella bajo la sombrilla y me reencontré de nuevo con sus ojos verdes, su rostro era más maduro pero inconfundiblemente el mismo. Sonrió, dio media vuelta y nuevamente inicio la huida.


-Lo siento Naruto, su condición de salud nunca fue buena.
-Ella nunca me dijo nada. ¡Yo… yo era su amigo!
-Lo eras y lo eres, por eso no quería que llevarás también el peso de su dolor.
-¿Es culpa mía, verdad? No llevaba sombrilla, se empapó. Eso complicó su estado.
-Ella ya se encontraba mal, no te…
-¿Dónde está? Necesito verla.
-No lo sé. En algún hospital de Tokio, solo eso te puedo decir.

Ese martes había nevado, pero en la banca fría solo había una persona. Pasaron seis agonizantes inviernos, hasta que el cuerpo del joven se vio convertido en adulto. Dejo atrás el valle envuelto de árboles y cercado de cristalinos ríos, buscando un hogar entre los edificios y humo. Otros cuatro años buscándole. Y los últimos dos, olvidándola.


Camine por los adoquines apenas iluminados por los faroles y abrace mi cuerpo por el frío. La mire a lo lejos sentada en una banca, observaba detenidamente el lago al frente suyo, tarareando una canción que no logre identificar. Le contemple por largo rato, volviste el rosto al mío. Retornaste tus ojos al agua apacible. Quise gritarte mil cosas, pero la presión sobre mi pecho me robo las palabras. Me senté a tú lado, con la sombrilla amarilla separándonos.

-Te he extrañado- dije con hilillo de voz, solo asentiste -Cree historias dignas de una película, excusando tú falta de cartas o llamadas- mordí mis labios -Otras veces, fui como un turista buscándote en cada calle, restaurante o tienda- sonreí desganado -La desesperación también me hizo buscarte en hospitales, albergues. Te debo parecer un poco patético, pero sin duda llore muchas veces por ti y en último tiempo también te odie.
-Sabes… ¡También me gusta la nieve!- Sakura parpadeo un par de veces.
-¿Qué? ¿Te estas burlando de mí?
-Pero lo que más me gusta en el mundo- ella volteo a mí, con los ojos humedecidos -Eres tú Naruto-kun- sus orbes verdes se cerraron y la comisura de sus labios se curvearon –Me encanto verte de nuevo. Pero yo, yo debo marcharme.
-¿A dónde?- ella señalo el cielo, yo arrugue el frunce contrariado –No juegues con esas cosas. Yo en verdad no te odio- dije con desesperación -Sabes, yo te amo, siempre lo he hecho Sakura-chan.
-Gracias.
-¿Por el “chan”?
-¡Por amarme!

Apreté la mandíbula con fuerza y voltee el rostro con furia. Renegué como un niño, sin saber que había perdido mi última oportunidad. Me dirigí a ella, buscando respuestas, pero ya no estaba. El corazón se estrujo al instante y mis ojos humedecidos la buscaron entre la negrura de la noche, sin hallarla.

La sombrilla abandonada se encontró sola, como el alma del hombre en el mismo lugar. Los dedos temblorosos la tomaron. El viento soplo, trayendo consigo los primeros copos de nieve de la temporada. Pequeños y brillantes, como ella. La vida podría ser paradójica, la tome con algo de violencia y la abrí. Un pequeño trozo de papel doblado en cuatro, guindaba de un cordoncillo rosa atado a unas de las rejillas.

“Un alma al lado de otra, los dedos entrelazados y el paisaje cubierto de blanco, traen consigo el milagro del amor. Un amor que durará por siempre. La primera nevada traía con ella, esa poderosa magia.

Una vez que vuelvas a tú hogar, mires las hojas desaparecer al viento y la lluvia te recuerde que pronto este por llegar el invierno. Sonreiré, en los pequeños copos bajando del cielo. Y cada vez que estos lleguen hasta tú rostro y se derritan ante la calidez de tú mejilla, será un beso y un te quiero recordando que mi amor por ti, renacerá. En nuestra próxima vida”.

El papel cayó rodando por el suelo. La brisa nocturna, termino por llevárselo. La sombrilla se cerró, apretada celosamente. Un último vistazo al cielo, con los múltiples copos cayendo.

-Sakura-chan no creas que estoy llorando, es por culpa del viento que ha entrado a mis ojos.

que hermosura de shot encerio
dios (nos vemos en la proxima vida) eso me mato
ese amor nunca se ira .
lindo shot llore un poco ( encerio que si )
muy lindo

Te felicito , hemoso shot y algo triste tambien y lo de que su amor renacerá en su próxima vida fue más triste todabía

Muy bonito shot !!! Saludos...

me encanto esta genial
me sacaste unas lagrimas
por eso soy fan tuya

Es hermoso, mucho en realidad :3
Te inspiraste y pues fue un maravilloso que ganaras el 1 lugar del OS del FC de naruto, esplendido
x3

Yo tampoco estoy llorando, de verdad. Estoy sudando por los ojos solo es eso.
BUaaaa. A quien quiero engañar. . Ya, ya me calme.

Es hermosísimo el shot Marifa, te felicito. Yo soy una llorona lo admito pero es que como no si escribes párrafos como estos.

“Un alma al lado de otra, los dedos entrelazados y el paisaje cubierto de blanco, traen consigo el milagro del amor. Un amor que durará por siempre. La primera nevada traía con ella, esa poderosa magia.

Una vez que vuelvas a tú hogar, mires las hojas desaparecer al viento y la lluvia te recuerde que pronto este por llegar el invierno. Sonreiré, en los pequeños copos bajando del cielo. Y cada vez que estos lleguen hasta tú rostro y se derritan ante la calidez de tú mejilla, será un beso y un te quiero recordando que mi amor por ti, renacerá. En nuestra próxima vida”.

De verdad, me encanto y espero que sigas escribiendo porque lo haces muy bien.