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Mensaje por Akatsuna Mary Lun Oct 13, 2014 4:12 pm

Título: Mi amante.
Autora: Akatsuna Mary.
Clasificación: +18
Advertencias:  lemon, lime, violencia, palabras anti sonantes.
Resumen: —Terminé antes porque quería verte —susurró con tristeza comprimida. Le causaba mucho dolor el estar así, siempre era lo mismo, y es qué odiaba el acuerdo que hicieron. Un simple acuerdo verbal, en el que ella podía gozar del placer carnal con otro hombre siempre y cuando él no estuviera en casa. Por ello procuraba regresar pronto.
Publicaciones: MSS, FF.ES Y aquí.





~ ~ ~Mi amante~ ~ ~

***Capítulo uno***

<>



Y ahí estaba él saliendo del aeropuerto cargando su equipaje. Llevaba puesto un traje de color negro, camisa blanca y corbata roja. Despreocupado y con frío caminaba por el largo pasillo hacía la salida, tenía muchas cosas que pensar. El viaje fue exhausto y lo estaba volviendo loco el estar tanto tiempo sin ella.

Es cierto, ella ¿qué estaría haciendo? ¿Podría ser qué...? Bufó molesto, era cierto, no sabía porque se lo preguntaba, era obvio, siempre fue así. El frío se colaba por las aberturas de su traje y que se olvidó de protegerse contra el mismo. Apretó con fuerza las manijas de la maleta y lidió con la puerta de salida, sintió un frío abrazador recorrer cada parte de su cuerpo. Salió a la callé y llamó un taxi, para su bendita suerte no tardó mucho y abordó en el coche. Tras unas largas horas de viaje, llegó a su casa; una hermosa mansión de colores vivos, cubierta por la nieve y arboles carentes de hojas, con una entrada adornada por piedras a los lados y rejas de plata con las iniciales UW. Pagó al conductor y descendió del automóvil. Por fin estaba en su hogar. Por un instante un sentimiento de felicidad lo embargó de pies a cabeza, no sabía porque, no tenía sentido lo que sentía, él sabía perfectamente lo que pasaría al entrar. Pero es que no podía olvidar ésa ilusión de todos los días, soñaba con que ella lo recibiera con los brazos abiertos al atravesar las rejas de plata o que le dijera algo bonito como el resto de las esposas, pero no era así y jamás lo sería.

Su esposa era la mujer más hermosa del mundo, de cabello rojo y ojos verdes, de piel blanca como el papel y cuerpo de sirena, con sentimientos ambiguos hacía él, y no lo comprendía ¿porque su relación era tan mala? ¿por qué ella lo odiaba? Todo su mundo se centraba en ella y en el deseo de verla al estar lejos. Pero ella, en cambio, se sentía libre y feliz al tenerlo lejos.

Por fin entró a su hogar, dejó que las maletas cayeran en la entrada y siguió un pequeño ruido proveniente de la sala. Como conocía ése sonido, para él era la cosa más deliciosa, pero sólo cuándo estaba con él. Con la mirada vacía y cansada entró a ése lugar y los vio... Para él fue tan normal como ver la nieve caer. Ella se encontraba semidesnuda sobre el cuerpo de un rubio, en iguales condiciones que ella, acariciándose sin control, besándose con pasión y sonriendo alegremente. Y él trató de controlar el impulso de partirle la cara a ésa persona, apretó con fuerza los puños, tratando de ocultar las lágrimas que amenazaban con surgir y es qué todo lo malo le pasaba a él, ¿por qué él? ¿Qué tenía ése sujeto? Ellos se separaron y de inmediato la mujer se cubrió con una bata de dormir, mientras se levantaba sonrojada, sin dejar de sonreír.
El de orbes azules, imitó su gesto,  sólo que se colocó su camisa, chaqueta y pantalones.

—Pensé que llegarías dentro de una semana —habló de manera fría, ignorando su estado.

—Terminé antes porque quería verte —susurró con tristeza comprimida. Le causaba mucho dolor el estar así, siempre era lo mismo, y es qué odiaba el acuerdo que hicieron. Un simple acuerdo verbal, en el que ella podía gozar del placer carnal con otro hombre siempre y cuando él no estuviera en casa. Por ello procuraba regresar pronto.



Hola, otra de mis ideas. Sólo 15 capítulos, sin contra éste, que es más una introducción que otra cosa.

Matta nee.


Última edición por Akatsuna Mary el Mar Mar 10, 2015 8:17 pm, editado 8 veces
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Mensaje por asuna2 Lun Dic 01, 2014 11:55 pm

esta muy buenoo espero contii jajaj pobre chico con lo que la quiere y ella tremenda perra espero que la continues pronto bye:
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Mensaje por Akatsuna Mary Jue Dic 18, 2014 5:32 pm

Hola, muchas gracias Asuna2 por darle una oportunidad a mi gistoria c: No sabes lo feliz que soy por tener a una lectora ewe

Bueno, lamento la demora, tenía exámenes en la uni y hasta ahora pude pasar.

Espero te guste el capítulo c:

Aviso, lemon.


~~~Mi amante~~~
****Capítulo Dos****


*****She*****





Hace poco más de dos meses me fui por un viaje de negocio, aunque primeramente no quise ir tuve que hacerlo, el futuro de mi empresa dependía de ello. El día de hoy regreso a casa... Que irónico suena esa palabra, ¿cómo podría llamarle “hogar” a algo así? ¿Tal vez por lo enamorado qué estoy? Supongo que es así. Al salir del aeropuerto tomé un taxi y nos dirigimos a la mansión.

Me sentía estúpidamente feliz, quería pensar que tal vez y sólo tal vez el día de hoy todo sería diferente. ¿Y si lo fuera? ¿Y si ella no estaba con él? ¿Y si realmente me esperara a mí? ¿Cambiarán las cosas a mí favor? ¿Algún día dejaría de verlo? No lo sabía, pero deseaba hacerlo. ¿Por cuánto tiempo estaríamos así? ¿Toda la vida? ¿Unos pocos años? ¿Ella me pediría el divorcio?

A veces quería regresar al pasado y evitar todo esto, pero es algo que jamás podré cambiar. ¿Saben por qué? Por el simple hecho de que no ganaría nada, si pudiera cambiarlo todo, ella jamás estaría conmigo, no nos hubiéramos conocido y tampoco sería mi esposa.

No, estoy completamente seguro de que si todo fuese diferente; ella estaría con él, felizmente casada y quizá con hijos. Por un momento quedé meditando aquella palabra "hijos." Si ella quedara embarazada, ¿de quién sería? ¿De él o mío? ¿A quién se parecía? ¿A ella, a él o a mí? Y sí tan sólo existiera la remota posibilidad de que fuese mío, ¿ella dejaría de lado el contrato? ¿Terminaría con él? ¿Dejaría de amarlo para amarme a mí y a esa criatura?

Y ahí estaba yo siendo un completo idiota, un imbécil sin remedio, claro que no. La respuesta era obvia: ella me odia, nunca podrá amarme, es más; ella nunca podrá amar a alguien qué no sea él, Y ahí está la pequeña voz, ése sonido que me recuerda siempre lo mismo; "ella jamás va amarte."

Suspiré frustrado empañando el cristal del taxi, ¿qué podía hacer? Nada, absolutamente nada, supongo que para ello nací; para estar solo, para sufrir, pero más que nada: para ser un perro fiel a su ama. Aunque los años pasaran nada cambiaría, lo sé. ¿Y cómo iba a serlo?

Otro día más, otro maldito día más en el que ella estaba con él y lo sabía, aunque estoy demasiado lejos de ella, lo sé: sé que en éstos momentos ha de estar con ese hombre, ese sujeto, en nuestra casa, y como siempre era el cornudo: el idiota enamorado, a veces me preguntaba ¿porque había aceptado ese trato? Y siempre llegaba a la misma conclusión: ella era feliz...

A bases de encuentros placenteros era plenamente feliz, ¿cómo no estarlo teniendo a un famoso jugador de Rugby profesional en tú cama? Era obvio, ¿no? Ella lo prefería a él, quizá por su físico tan impresionante. Casi siempre me pregunto, ¿qué lo hace diferente de mí? Y lo único que encuentro es el deporte, sólo eso. La única diferencia entre nosotros es el juego que él práctica y yo no. Si bien es cierto que nuestros cuerpos no son iguales —ya que él excede de musculatura—, no poseo un cuerpo asqueroso, no. Soy delgado, de piel pálida, ojos carbón y cabello azabache, ¿músculos? Los del cerebro, no necesito otros, aunque los tengo, obligadamente —en un sentido figurado—, los conseguí sólo por ella. Porque en el momento en que empecé a pensar en nuestro matrimonio medí cuenta que ésa era la diferencia más radical entre nosotros dos.

Meneé la cabeza de un lado a otro, debía sacarme esos pensamientos tan molestos de la mente, ¿de qué servía recordar lo mismo cada día? De nada, lo único que conseguía era sentirme la persona más desdichada del mundo. Sí, eso, un pobre infeliz cabreado. Tras pasar por el parque y un par de casas llegamos a la mía. Pagué al chófer y luego bajé del coche.

Por fin llegué a mi destino: el patético y frívolo lugar al que llamó "hogar" sabiendo que no es y que jamás lo será. Abro la reja y camino hasta la entrada observando el jardín carente de plantas o vida: por un momento deseé ser una planta, ¿por qué? Quizá porque ella le dedica mucho más tiempo a ésas cosas que a mí o a él. Así es, ella ama las flores o cualquier especie de vegetación. Llego a la entrada y por fin estoy dentro de la mansión.

Dejo las maletas en el suelo y llega a mis oídos un sonido tan familiar para mí: gemidos... Sonreí irónicamente, lo sabía, ella está con él. Pero lo ignoro, por primera vez en meses ignoro a la voz que me habla, hago todo lo contrario; trastabillando me encamino a la sala, sé que de ahí proviene aquéllos ruidos. Trato de calmarme, inhalo grandes bocanadas de aire: llevo los puños apretados y el corazón, ¿aún tendré uno? De tantas veces que lo ha roto, ¿me quedará aunque sea un podo de él? No lo sé, pero creó sentirlo palpitar con fuerza.

Me adentro hasta ése lugar y los veo: ambos semidesnudos. Nuevamente sonrío con ironía, Lo sé, me lo repetiste todo el tiempo, ya no le veo el caso de seguir con esto. Tras unos escasos segundos se dieron cuenta de que yo estaba allí y se separaron. Ella parecía agitada y él: el muy bastado comenzaba a vestirse.



—Pensé que llegarías dentro de una semana —habló de manera fría y hasta mecánica diría, ¿tan poco le importaba?

—Terminé antes porque quería verte —susurré dolido, era obvio, ella era así. Nunca me amaría, nunca le importaría lo más mínimo mi estado de ánimo y otra vez comencé a odiar aquél acuerdo.

—Oh ya veo —musitó con desdén mirando al rubio—. Bueno pues como vez estoy aquí. No me he marchado.

—Lo sé. —<¿Lo ves? Es una zorra, anda déjala ya. Que se quede con el tipo ése y tú: tú ve por una mujer de verdad> ¡Já!, ¿una mujer de verdad? ¿Realmente existían?

—He, Wiliam, amigo, ¿cómo te fue en tu viaje? ¿Has ganado nuevos clientes? —preguntó el muy bastado, ¿cómo podía ser tan cínico? Noté como se acercaba a mí y tocaba mí hombro, de inmediato me aparté de él y lo fulminé con la mirada. Ella jamás se daba cuenta de ello.

—No me toques maldito bastardo —dije en voz baja para que sólo él pudiera oírme—, en tú perra vida se te ocurra volver a ponerme una puta mano encima.

—Valla, parece que el cornudo esta molestó el día de hoy —rió—, vale. Ni que fueras la gran cosa idiota. Ni si quiera tienes los jodidos cojones para hacer algo al respecto sobre esto. Si ella fuera mí mujer, jamás dejaría que pasará algo así.

—Hmp. Vete —ordené completamente enfurecido, no lo soportaba. Y después de lo que ha pasado, no estoy de ánimos para sus estúpidas palabras.

—Claro, nos vemos infeliz. Adiós amor, nos veremos pronto —gritó desdé la puerta y luego se oyó el ruido de ésta al cerrarse.



Y nos quedamos solos, ella pasó por mi lado molesta, subió las escaleras y yo la seguí, ¿qué más podía hacer? Lo único que deseaba más que nada en estos momentos, era borrar cada beso, cada caricia y cada recuerdo de su mente de ese hombre. Llegamos al cuarto...



Lemon:


Antes de que pudiera moverse, William tiró de ella, hasta sentarla sobre sus muslos y reclamó sus labios.

Wiliam gimió de placer bajo el asalto de su boca, mientras su lengua le hacía las cosas más escandalosas. La cabeza comenzó a girarle con la intensidad del beso y con el cálido aliento de Wiliam  mezclándose con el suyo.

Los brazos de  Wiliam intensificaron su abrazo. Miles de llamas lamían su cuerpo, encendiéndola e incitándola, mientras se agrupaban en la zona que más le dolía: entre los muslos.

Sus labios la abandonaron para trazar con la lengua un rastro hasta su garganta, dibujando húmedos círculos sobre el mentón, el lóbulo de la oreja y finalmente el cuello.

Mejor aún, sabía cómo usar las manos y la lengua para masajearlas hasta obtener el máximo placer.

Exhaló el aire suavemente sobre su oreja y, de inmediato, un escalofrío la recorrió de arriba a abajo; cuando pasó la lengua por el lóbulo, todo su cuerpo comenzó a temblar.

Un hormigueo le recorrió los pechos, que al instante se endurecieron, sobresaliendo como duros montículos que clamaban por ser besados.

Había mucho poder en sus caricias. Le hacía ansiar, dolorosamente, mucho más.

Se dio la vuelta con ella en brazos y la aprisionó contra el colchón. Incluso a través del pantalón, Amneris percibía su erección, su miembro duro y ardiente que presionaba sobre la cadera, mientras con las manos le aferraba las nalgas y respiraba entrecortadamente junto a su oreja.

Amneris se arqueó en respuesta a sus caricias y clavó los dedos en las sábanas ante la sensación de sus manos entre las piernas.

William comenzó a acariciar en círculos la trémula carne, utilizando un solo dedo, haciendo que se consumiera antes de introducirle dos dedos hasta el fondo.

Mientras rodeaba, acariciaba y atormentaba su interior.

Se aferró a William, mientras él continuaba su implacable asalto utilizando sus manos y su lengua, dándole placer. Totalmente fuera de control, Amneris se frotaba de forma desinhibida contra él, ansiando su pasión, sus caricias.

William cerró los ojos y saboreó el olor del cuerpo de Amneris bajo el suyo; la sensación de sus brazos envolviéndolo. Era suya. Podía sentirla temblar y latir alrededor de su mano, mientras su cuerpo se retorcía bajo sus caricias.

En cualquier momento llegaría al clímax.

Con ese pensamiento ocupando su mente por completo, le quitó la camisola e inclinó la cabeza hasta atrapar un duro pezón y succionar suavemente toda la areola, deleitándose en la sensación de la rugosa piel bajo su lengua.

Y estaba completamente preparada para recibirlo: ardiente, húmeda y muy estrecha; exactamente como a él le gustaba una mujer.

Rasgó de un tirón la pequeña prenda que se ceñía a las caderas de Amneris, y que le impedía un acceso total a aquel lugar que se moría por explorar completamente.

Y en toda su profundidad.

Ella escuchó cómo rompía las braguitas, pero no fue capaz de detenerlo. Su voluntad ya no le pertenecía; había sido engullida por unas sensaciones tan intensas, que lo único que quería era encontrar alivio.

William se quitó los pantalones a tirones y le separó los muslos.

Con el cuerpo envuelto en puro fuego, Amneris aguantó la respiración mientras él colocaba su largo y duro cuerpo entre sus piernas.

La punta de su miembro presionaba justo sobre el centro de su feminidad. Arqueó las caderas acercándose aún más, aferrándose a sus amplios hombros. Deseaba sentirlo dentro con una desesperación tal, que desafiaba a todo entendimiento.

Él alzó las caderas, muy lentamente, torturándola con el movimiento y, sin previo aviso, se hundió en ella con tanta fuerza que Amneris creyó morir de placer.

Contuvo el aliento al sentirlo por completo dentro de ella. Era una sensación increíble. Era maravilloso sentir las embestidas de ese cuerpo ágil y fuerte.

Cerró los ojos y disfrutó del movimiento de los músculos de William, que se contraían y se relajaban sobre su cuerpo. Entrelazó las piernas con las suyas, la cogió por la cintura y la ayudó a seguir el frenético ritmo.



Matta nee c:
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Mensaje por asuna2 Sáb Dic 20, 2014 3:12 am

kyaaa lemon lemon lemon!!! jaja me encanto este cap sinseramente un hdp el otro tipo, pobre Wiliam el cinceramente tiene q hacer algo contra esa mujer habria estado bueno q se hubiera ido en pleno acto dejandola re caliente jaajjaja espero la contii xP y hasla sufrir a la perra plz
Saludos c:
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Mensaje por Akatsuna Mary Vie Ene 02, 2015 6:19 pm

Hola, Asura, muchas gracias por comentar, sin ti no podría seguir escribiendo el fic. Te lo agradezco mucho y espero que el capítulo te guste x3







~~~~Mí amante~~~~
***Capítulo Tres***
<>



***Matrimonio****
Amor mío...
Si estoy debajo del vaivén de tus piernas.




Luego de aquello ella se apartó de mí como sí tuviera la peste o una enfermedad contagiosa. Pero lo sabía, era más que eso, era asco y repulsión. Porque sé que ella odia todo de mí, mis besos, mis caricias, las llamadas que hago cuando estoy lejos de aquí e incluso, odia mi propia existencia, cuando soy yo el que debería odiarla.

Cubrió su desnudez con aquella sábana carmín mientras me daba la espalda, ¿qué más podía esperar? ¿qué me abrazara y me dijera "Te amo"? ¿qué me pidiera perdón por todo lo que pasó? ¿qué tan sólo me diera unas palabras de alientos para salvar nuestro matrimonio? No lo sé. Lo único que espero es que algún día todo esto termine y pueda decir, "Después de todo, valió la pena". Aunque sé que ese día nunca llegará.

¿Cómo hacerlo? Me odias, desprecias y aborreces, pero más que eso: me torturas con tu cruel indiferencia que me desgarra el alma y me vuelve un completó imbécil, un tonto, no, más que eso un perro faldero; un perro fiel a su ama, a su dueña. ¿Un esclavo quizá? Sí eso, un esclavo que está a tu entera disposición, que mueves a tu antojo y que haces con él lo que quieres...

Te observé detenidamente, me memoricé cada parte de tu cuerpo, cada detalle de tu piel e incluso sé cuántos cabellos tienes en la cabeza. Quedé meditando un instante lo que haría, ¿estaría mal si intento tocarte? ¿si decido hablarte? Tras perderme entre mil dudas me lleno de valor y deslizo con suavidad mi mano por tu perlada piel. Instintivamente te apartas de mí y te acurrucas del otro lado de la cama, me ignoras sin siquiera cambiar tu posición. Suspiro tratando de expiar todo el dolor y sufrimiento que guardo dentro; pero aun así no cambia nada. Se queda allí; alojado en lo más profundo de mi corazón y mente que me recuerdan las 24hs del día todo lo malo de este acuerdo.

Me acuesto boca arriba en la cama, con los brazos estirados a cada lado: observo el techo como si fuera la cosa más maravillosa del mundo, ¿qué puedo hacer? Nada, absolutamente nada. Mi mente divaga entre los pocos momentos felices que vivimos juntos, antes de que él apareciera, antes de que aquel contrato hiciera su presencia.

¿Sabes? Desde un principio creí que este matrimonio no tenía sentido, que no iba a funcionar y que no valía la pena estar contigo. Te odiaba, detestaba, me resultabas la persona más molesta e infantil del mundo, por ello nunca creí en ese compromiso. Cuando mi padre medió esa noticia quise alejarme de ti; ignorarte por completo, ni si quiera pensaba dirigirte la palabra. Había hecho millones de cosas para que me odiaras y desistieran de esa boda, pero al final de cuentas no pasó. Había faltado a la cena de compromiso: pues estaba con una prostituta cualquiera y mi "Mejor amigo”. Quería olvidarme de todo, de ti, de nuestro compromiso, de tu familia y la mía.

Esa noche me llamaron millones de veces, mis padres, los tuyos, pero no tú... Y aunque poco me importaba; tuve que ir.

Mí "Incondicional amigo" iba conmigo, al lado de mi coche, procurando ver por mí y que no tuviera algún accidente. Entonces llegué a salvo a la cena. Entré trastabillando al lugar con una botella en la mano, bebiendo en grandes cantidades e ignorando mi estado mental, caminé por los pasillos y los divisé en el fondo. Todos sentados en la mesa, tomé el micrófono y subí los peldaños del escenario, inclusive me tropecé con uno y caí al suelo, soltando la botella que rodó hacía ellos.

No me importaba nada, salvo yo; así que dije esto: "—Valla, pero si están todos aquí, también la pequeña zorra, ¿me esperaban? Todo este estúpido compromiso es una farsa. —Sentí como todas las miradas caían en mí—. Todos los chismosos están aquí, ¿verdad? No esperaba menos de eso, supongo que el famoso compromiso del gran Utrial William, el más deseado por todas las mujeres, el indomable y la chiquilla inocente; muda, la mosca muerta es una gran noticia, ¿cierto? Pero se equivocan, esto es un fraude, una mierda —miré a nuestras familias; tu madre estaba shokeada, tú padre estupefacto, tú ni si quiera le dabas importancia: permanecías allí, inmóvil, como si fueras una estatua. Mi madre lloraba desesperadamente, mi padre estaba igual que tú e Itachi; él parecía decepcionado—. Porque su puta familia está en quiebra, su empresa está a punto de derrumbarse y no tuvieron mejor idea que recurrir a nosotros: pidiendo que por favor le prestaran dinero para poder sacar a flote su "Imperio" y luego nos lo devolverían —reí con amargura y ellos parecían estar molestos—. Mis generosos padres no tuvieron mejor idea que casarme con la zorra mosca muerta, bruta, hija de Takeshi. Pensaron que así, tal vez, pudieran mantenerme fiel a una persona, que dejaría mi vida alocada y feliz sin compromiso, al atarme a una niñata de circo, pero se equivocan. —Quise caminar, pero tropecé con el cable del micrófono y caí al suelo de rodillas—. ¿Por qué debería serle fiel a alguien cómo ella? ¿quién me asegura qué lo será conmigo? Nadie, absolutamente nadie: es una puta, ella y toda su familia se pueden ir a mierda.

Tras ello tu familia se levantó y se marcharon de allí, diciendo que aquél matrimonio no llegaría a ser. Por un momento creí que era libre: pero me equivoqué.

Al día siguiente estaba parado en el altar: con un terrible dolor de cabeza, con la garganta adolorida y vagos recuerdos de la noche anterior. Con una sonrisa estúpida y forzada en el rostro, procurando hacer de cuenta que nada de eso pasó; con los medios de televisión afuera, esperando a que saliera y aclarara porque hice aquello ayer. A mi padre se le ocurrió que dijera que todo había sido un error, que estaba molesto por la "Discusión" que tuvimos la noche previa a la boda y que desmintiera la quiebra de la empresa Takeshi.

Miraba a mi alrededor, todos parecieron olvidar lo de ayer, excepto su madre, quién me quería matar con su mirada y por ende, Itachi: que estaba decepcionado de mí.

Me quedé de pie en aquel recinto: esperándote, rogando que todo acabara pronto. Por fin entraste a la iglesia, vestida —al igual que yo— de blanco.

Caminabas del brazo de tu padre, parecías una muñeca antigua, con la cola del vestido de 2 metros o más de largo. Tus expresiones relajadas e indiferentes me dieron a entender lo poco que te importaba esto. Todo pasó tan rápido; la hora del "Acepto", la colocación de las sortijas, el estúpido beso —que sólo fue en la mejilla—, la fiesta y por último la tirada del ramo.

Con ello llegó la famosa "Luna de miel" permanecías tumbada en la cama; con tu cuerpo inerte, sin ningún gesto que pudiera decirme algo. Pero de igual forma no pasó nada. Me acosté del otro lado de la cama y te ignoré, quise hacerlo. ¿Qué placer podía brindarme una mocosa cómo tú? Ninguno.

Así pasaron el resto de los meses: ignorándote, odiándote en secreto, aborreciéndote en lo más profundó de mi ser y tú; nada. Ni si quiera sabía si me odiabas más o igual que yo a ti. Pensé que sería el típico prototipo de esposa: la que siempre espera a su "Marido" en casa, la que se ocupa de los que aceres del hogar, la que ve por mi bienestar y muestra interés en mí. Que tratarías de conquistarme como lo hace la mayoría, pero no fue así. Me tratabas igual que yo a ti, tuve que contratar a más de siete empleadas y estaba furioso: tal vez porque no actuabas de manera que esperaba. Tampoco te tocaba: me resultabas repulsiva e insulsa, todo eso cambió la noche que llegué de un bar completamente ebrio, sin pensar en las consecuencias que traería me acosté contigo y al día siguiente, no lo podía creer, ¿cómo pasó aquello? ¿en qué momento? ¿te habría obligado? ¿te negaste? No lo sé. Hasta el día de hoy no tengo recuerdos de lo que pasó ésa noche. Sólo sé que amaneciste conmigo: con tus expresiones frías e indiferentes, con aquellas manchas rojizas en las sábanas que me decían que tú eras virgen, algo que jamás creí posible.

Entonces comprendí que tus padres no me mentían, que lo que dijeron fue verdad y que había cometido un error muy grande al acostarme contigo. No fue que me percaté de ello hasta que medí cuenta de luego de "eso" tú desaparecías magistralmente del mundo, no regresabas a casa antes que yo; no permanecías allí ni un minuto y no te inmutabas por excusarte cuándo llegabas a las 2 o 3 de la madrugada. Era poco lo que me importaba, pero los rumores que circulaban me dieron a pensar en la remota posibilidad de que me estuvieras engañando. Empezando así con los famosos ápodos de "Cornudo" "Infeliz" supuse que el juego salió a mi favor: podía demandarte por adulterio y así me quedaría con todos mis bienes.

Me obsesioné tanto por demostrar aquélla infidelidad, que contraté a un detective privado para ello. Todo salió mal, por un momento creí que te percataste de su presencia, ya que comenzaste a actuar como en un principio, la esposa monótona y aburrida que permanece en casa.

Aquel mes se fue volando —literalmente—, ese tipejo me entregó los documentos en los que eras inocente, quise acabar con mi vida ése instante, ¿por qué? ¿por qué cambiaste tan drásticamente? Tuve que pagarle el dinero acordado y en el último día del último mes lo descubrí: descubrí ese tan esperado y ansiado engaño que tenías para conmigo.

Cuando eso pasó, algo había cambiado en mí...





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Mensaje por asuna2 Sáb Ene 03, 2015 6:16 am

Asi k el era el que a odiaba y la ignoraba en el principio??
bueno ahora no la puedo culpar por lo que hace pero... haz que sufra la muy condenada y el muy "amigo" matalo vaya amigo k tiene ojala que lo pise un camion Smile ver mucho gore me hace mal xD te lo dejo a tu eleccion, pero cumplime el deseo de hacerlos sufrir vale?
estubo genial el cap espero el proximo capituloo
y hazlos mas largos k la ansiedad me mata ajaj
Contii c:
PD:me alegra que lo sigas por mi:D seguro tenes mucho mas que sigen el fic pero no se animan a comentar xP Asi que Animoo!
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Mensaje por Akatsuna Mary Sáb Ene 03, 2015 5:09 pm

Hola Asuna-chan, (puedo llámarte así?) bueno, pues sí, sino fuera por ti, no podría seguir el fic, la verdad es que la primera temporada está terminada, pero a la segunda le falta el.final D: muchas gracias por comentar, de verdad, no sé que haría sin ti c:

Me hace feliz saber que te ha gustado, claro, él la odiaba en un principio, pero hay un motivo, se sabrá más adelante y por supuesto sufrirán todos xD

La verdad, es que he estado pensando en hacelo libro, claro, modificando algunas cosas y a muchas personas les parece buena idea y bueno, no sé si podré. Pero he tenido mucha suerte, porque varías veces me ofrecieron públicar mis escritos u.u

Espero que el capítulo te guste, los próximos serán más largos y con lemon xD. Bueno, ojalá y como dices, halla más personas interesadas en el fic. Sin más el capítulo c:







~~~~Mi amante~~~~
***Capítulo Cuatro***
<<*By: Akatsuna Mari*>>


****Shikui Dimitri****
...:::Si estoy debajo del vaivén de tus piernas:::...
...::::Esto es el cielo, es mi cielo::::...



Cuando eso pasó, algo había cambiado en mí. Un sentimiento extraño me embargaba de pies a cabeza. Por un instante creí  que era el asombro y certeza de que lo que pensaba era  cierto, luego comprendí que es mucho más que eso. Decidí  denominarlo "Cariño": me había encariñado contigo, la  mosca muerta insulsa que se encargó de hacerme un "Cornudo".  

Fue como lanzarme un golpe a la cara y traerme a una realidad alterna que jamás creí posible. ¿Cómo fue qué me llegué a quererte? ¿Por qué? Te seguía a todas partes, procuraba que no ser visto por ti o por él.  Anotaba cada cosa que hacías. Mi mente era un desastre, un sin fin de nudos que no podían desenredarse,  ¿Por qué estabas con él? ¿Qué tenía de especial? Pero sobre todo ¿por qué él? Mi supuesto "Mejor amigo": Shikui Dimitri.

En aquel segundo descubrí que todo había empezado hace mucho tiempo; de repente comprendí porque siempre me hablaba de ti: decía que eras la chica más hermosa de todas, la más carismática y charlatana que ha conocido. Jamás le creí una sola palabra de lo que decía, ¿por qué debería hacerlo?  Nunca hablabas conmigo, tampoco te mostrabas expresiva o si  quiera simpática; eras diferente, casi igual a mí. Ahora entendía aquellas pláticas sobre ti, sobre lo particular que  eras. Incluso recordé cuando me dijiste que ella era  "Especial" y que "Querías conocerla mejor", pero no  imaginaba que sería de ésa manera.

Un mes después de descubrir el engaño, empecé a investigar sobre "La relación" que ellos habían iniciado, le pregunté millones de veces si conocía a Shun: pero lo negaba. Era  tan patético todo: pasé de ser el "Marido indiferente" al  "Cornudo preocupado". Éramos tan diferentes, de ello medí  cuenta tiempo después, cuando los veía caminar y charlar amenamente, con entusiasmo. Sin duda alguna, eran la pareja  perfecta, cariñosos, amorosos, carismáticos y sobre todo: se amaban de verdad.

Lo sé, en el primer momento en qué los vi, lo supe: lo  amabas como a ningún otro ser humano en el mundo, más que a tu padre, que a tu madre, y por supuesto: mucho más que a mí.

La primera vez que los vi, se encontraron en una cafetería.  Entraste por la puerta con aquel vestido que mi madre  se esmeró en hacer para ti. Estabas tan bonita: con el cabello suelto, levemente maquillada, con unos pequeños tacones, te veías realmente  guapa, algo que jamás pensé creer. Estabas tan feliz: despedías alegría por cada poro de  tu cuerpo, caminabas de manera tan sensual y llamabas la atención de todos los hombres que se encontraban allí. En efecto, nunca te había visto de ésa manera; de inmediato él  se levantó de la mesa y se apresuró a tomarte entre sus brazos: besándote tan cariñosa y pasionalmente que por un momento quise golpearlo.

Al separarse se sentaron en la mesa y comenzaron a hablar.  Por supuesto me encontraba varías mesas detrás de ellos, no quería que me descubrieran y si tan sólo pudiera tener  evidencia de su infidelidad todo acabaría.



— ¿Y? ¿Has pensado lo qué te propuse? —preguntó de repente y  todos mis sentidos se concentraron la conversación. ¿De qué  hablaba? ¿Qué propuesta era ésa? ¿Sería algo bueno?

—Sí —suspiró—, la eh pensado toda la semana. Creo que es lo  mejor, pero cómo van las cosas no creo que sea fácil que resulte.

—Entiendo. —Tomó las manos de ellas entre las suyas—. Sabes  que puedo esperar todo el tiempo del mundo, pero no podemos  seguir así. —Soltó una de sus manos y le acarició suavemente  la mejilla—. No te imaginas lo difícil que estar así todos  los días.

—Lo sé. —Imitó su gesto—. No te imaginas lo aburridas que es  la vida al lado de él. Es un total inepto: una persona tan  egoísta y presumida, cuyo ego aumenta cuando lo adulan —sonrió—. Eres tan diferente a él. Creo que tuve suerte al  conocerte, eres una persona tan buena: cariñosa, amable y  comprensiva, pero sobre todo; me trae loca la inocencia que desbordas.

— ¿Tú crees eso? —Noté como se ruborizaba. Me estaba humillando delante suyo y lo peor de todo es que lo adulaba a él: el idiota, cabeza hueca de Dimitri, un completo fracaso  y patético hombre, que se dedica a un deporte violento en el  que puede herirse en cada jugada. Él no tiene cerebro y si  lo tuviera; sería sólo una neurona, es lo único, ¿entonces  qué? ¿Debía cambiar para qué me quisiera? ¿Debía ser un idiota?¿Un fortachón? No, jamás me rebajaría a  su patético nivel ¿Y es qué, quién  sería tan idiota cómo para jugar su mismo juego sabiendo qué  perdería? Nadie.

—Claro, eres lo mejor que me ha pasado. —Acercó su rostro  al suyo—. Te amo, Dimitri.

—Y yo a ti, Am. —Volvieron a fundirse en un cálido y  tierno beso, que comenzaba a desagradarme. ¿Qué otra prueba  necesitaba para desmentir su fidelidad? ¿Qué le sacara fotos  cuándo se la folle? ¿Cuándo los encuentre en mi casa? Lo único que debía hacer era sacarles unas simples fotografías, pero no pude: había algo en mí que se negaba a hacerlo, quizá por aquel "cariño" que sentía por ella.



Esa fue una oportunidad completamente desperdiciada: jamás tendría otra igual, pero aun así, necesitaría la confesión de su "Amor" grabada en vídeo para hacerlo más creíble.

La segunda vez fue en casa y fue ahí en donde todo salió a mi favor.

Regresaba del trabajo —como siempre, tarde—: : cansado, con un terrible dolor de cabeza y lo menos que espera era eso. Encontrarte en casa con ese tipejo en la cama. Podía escuchar perfectamente los gemidos que salían de la alcoba, el sonido de las patas de la cama y el colchón rechinar, las estupideces que balbuceaba para que se las dijeras, y tú, como tonta; lo hacías.

El enorme cuarto se convirtió en el lugar más lleno de erotismo y deseo que fácilmente podía notarse con sólo pararse detrás de la puerta. Mi mente elaboró un plan, ¡¡perfecto!! estabas aquí, en casa: en la cama con él. Lo único que necesitaba era llamar a mí abogado para que viniera y todo terminaría.

Te quedarías en la ruina, en la más absoluta de las pobrezas y no podrías desmentirlo, no con lo que verían. Saqué dos móvil: con uno gravé la "Encantadora demostración de amor" y con la otra llamé a Elliot; después de todo vivía a tan sólo cinco casas de aquí, fácilmente llegaría en menos de diez minutos y yo tendría la prueba del delito en la mano. Pero, ¿y si no venía? Había insistido tanto con la infidelidad que él se negaba a hablar sobre ello: incluso nos agarramos a los golpes, porque él defendía tu "Inocencia y pureza como esposa". Meneé la cabeza con suavidad, era imposible, pasó tanto tiempo, no tenía sentido seguir molesto por eso.



Escuché el sonido del timbrado y luego su voz.



— ¿Halo?

— ¿Elliot? — ¿Quién más podría ser?, <*es su número, reacciona William, no puede no ser él*>.

—Sí. ¿William? ¿Eres tú? — ¿No es obvio? ¿Cuántas personas podrían hablar de la misma manera que yo y tener mi mismo tono de voz?

—Sí, escucha. Sé que estás molesto por lo que pasó y no quieres verme, pero —hice una pausa y del otro lado se oía un suspiro. Me prestaba atención: es lo que importa—, la he encontrado.

— ¿A quién?

—A Amneris —susurré su nombre con desprecio; el sólo decirlo me provocaba náuseas y un tremendo asco—. Está en casa, encamada con Dimitri.

—Mira, ya hablamos de eso y es imposible que ella...

—Sé que no me creerás por eso. —Acerqué el teléfono a la abertura de la puerta. Ahora me creería, es totalmente ilógico e imposible que no oiga los escandalosos alaridos de ellos—. Necesito que vengas aquí, ahora.

— ¿Es enserio? —Pude notar en su tono que le resultaba una sorpresa total. Por fin logré bajar del pedestal a la mosca muerta. Si había un Dios; estaba de mí lado, lo sé.

—¡¡Lo es!! ¿no es magnífico, Elliot? —dije, entusiasmado: me costaba no demostrar la felicidad que me embargaba. Aunque ella me engañaba me hacía feliz, estaba contento por una infidelidad. ¿Suena loco? Lo estoy: loco por separarme de ella y olvidarme de su familia—. Ella me engaña. No sabes cuánto tiempo estuve esperando esto.

— ¿Estás bien? ¿Te escuchas si quiera? Te está metiendo los cuernos en tu casa. ¿Cómo puedes hablar así? —preguntó desesperado. Lo sé, yo tampoco lo creo ahora. Todo me parece un sueño muy lejano, pero cada cosa que he vivido quedó marcada en mi memoria.

—Sólo ven.


Colgué y me senté en la puerta de entrada, esperándolo ansiosamente, pronto todo acabaría, él solucionaría lo del divorcio y  yo: yo sería un hombre libre de nuevo. No más farsas ante las personas, no más matrimonio perfecto, no más convivencia, no más ¿y para cuándo los nietos?, no más engaños. No más Takeshi Amneris...



Matta nee x3
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Mensaje por asuna2 Dom Ene 04, 2015 7:29 am

ajaj bien lastima k no paso pero me encantaria ver la cara de los doss
felicitaciones! por las propuestass !si sacas un libro plz mencioname xD o si quieres no ja
y claro k me puedes llamar asi Smile
Me encanto~ espero la contii c:
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Mensaje por Akatsuna Mary Lun Ene 05, 2015 12:48 pm

Hola Asuna-chan c: aquí está el capítulo, muchas gracias por comentar y bueno, éste fic está en varios lados y fue bien recibido, así que eso meda esperanzas xD

Claro que si pasa te,mencionaré, a ti y a las otras personas, gracias por seguir la historia x3








~~~Mí amante~~~~

***Capítulo Cinco***

<<*By: Akatsuna Mary*>>





****Divorcio****Primera Parte****

...:::Amor fugado.:::...

...:::Me tomas, me dejas, me exprimes y me tiras a un lado:::...







No sabía cómo salí afuera, tampoco cuanto tiempo pasó, sólo sé que estaba allí: en la entrada, sentado esperando la llegada de Elliot.

Observaba la calle fijamente, deseando que llegara rápido. Tras unos largos minutos —que me parecieron eternos—, lo vi: caminaba torpemente, su cara pálida y su aspecto, eran fatal. Al parecer esto le afectó más a él que a mí.



— ¿En dónde está? —preguntó en un susurro poco audible.

—En el cuarto —respondí sin poder ocultar mi felicidad. Por fin sería libre, ya no necesitaría preocuparme por ella, por mi reputación la “familia”. No, nuevamente sería yo.



Asintió con un leve gesto de la cabeza y se adentró a casa conmigo. En cada peldaño tropezaba, le era casi imposible dar un paso certero. Nunca lo había visto de tal forma, ¿Tanto le importaba? Luego de ese corto período, logré desenmascararla, ya no podía dárselas de santa. No después de lo que todo el mundo vería.

Llegamos a la alcoba: la misma se encontraba igual que antes, esos asquerosos ruidos taladraban mis oídos. Se alcanzaba ver todas las cosas que ellos hacían, no tenía necesidad de abrirla.

Noté como Elliot se escabullía con sigilo a un rincón, dejando escapar un liquido viscoso de su boca. De inmediato formé una mueca de asco, era repugnante ver ambas cosas. Aún tenía el móvil en la mano, ¿Debía seguir grabando? ¿O debo ayudarlo? Nunca están de más las pruebas, ¿verdad? Quise hacer el intento de filmar la escena: pero él lo impidió.



—Es suficiente con lo que tienes. —Nuevamente hizo el ademán para vomitar, pero logró contenerse—. Sácala de aquí —musitó con desdén. Sonreí con arrogancia, por fin acabaría.



Abrí la puerta: de inmediato ellos se separaron. El idiota la cubrió con las sábanas y se acomodó a su lado. Sus expresiones de sorpresa medaban a entender que no esperaban que los encontrara encamados en mi casa.



—No es lo que tú crees —se apresuró a decir, antes de que pudiera replicarle algo.

— ¿No? ¿Entonces qué? ¿Están jugando a las luchas? Eres una puta —hablé con todo el odio que sentía, aunque, ahora era mucho mayor. Quizá por el reciente sentimiento que surgió de la nada.

—Will, yo… —¿No le bastaba con traicionarme? ¿Quiere defenderse? Le lancé una mirada cargada de desprecio infinito. Ya no sería el idiota al que puedan engañar.

—Tú te callas, maldito bastardo. —Obedeció, supongo que pensó que era lo mejor—. Y tú, lárgate de aquí.




.

..:::Te vas a otro cielo y regresas como los colibríes:::...

.






Pasó una hora y ella se encontraba afuera cargando sus maletas, fácilmente se percibía su pestilente veneno. Quería hundirme con su mirada, destilaba algo tóxico hacía Elliot y —por supuesto—, a mí.



—Te vas a arrepentir de lo que haces —masculló embravecida, mientras tomaba sus maletas. ¿Está loca? ¿Arrepentirme? ¿De qué? ¿De ser libre? ¿De no ser más un cornudo?—. Cuando salga por esa puerta voy a hacer de tú vida un infierno.

—Hum. Vete. —¿Me está amenazando? Por favor, es una mocosa, ¿acaso no ama a Naruto? ¿Por qué no seba con él? Frunció las cejas con disgustó y se marchó sin decir nada más.



Un alivio inmenso me embargó, no volvería a verla. Como tampoco estaría cerca de mi familia de nuevo.



—Nos vemos aquí mañana. Necesitamos aclarar las cosas —habló fríamente, pude percibir una cierta tristeza. Yo era el engañado, ¿y él sufría?—. Nunca pensé que Am fuera así. De cierta forma: me alegro de que ella se casara contigo —me miró de reojo, como sí estuviera esperando algo de mí, un disgusto, contradicción o enojo. No hice nada, permanecí allí: inmóvil, mirando el lugar por donde ella se marchó y luego le siguió él.



Por fin logré bajar a la mosca muerta del pedestal en el que todos la tenían…






.

...::::Me tienes como un perro a tus pies:::...

.







Una semana se fue. Aquélla había sido la mejor de toda mi vida. Volví a tener la vida que antes poseía, salí con antiguas ex—novias, iba a fiestas con mis amigos y por esos simples siete días no me importó la empresa, ni ella.

Ahora estaba al lado de la ventana de la sala, observando la entrada. Deseaba con todo mí ser no volver a verlos y que ellos no llegaran. Me sentía nervioso, fácilmente podía percibir la vergüenza y desprecio que mi padre sentía por mí en esos momentos. Él consolaba a mi madre: acariciando suavemente su espalda, diciéndole que todo estaría bien y que nosotros volveríamos. Pero él se equivocaba, yo no perdería lo que me quedaba de vida con ella.

Fruncí el ceño disgustado, regresé la vista al ventanal, con la esperanza de no verlos y que la hora acordada se fuera antes de que ellos aparecieran. Pero, para mi mala suerte, la vi cruzar la entrada de la puerta, acompañada por sus padres. Aunque sólo ha pasado una semana, se veía sumamente demacrada: estaba más delgada que antes, unas ojeras adornaban su cara de niña, sus ojos rojizos del llanto —que de seguro era falso—; no era ella.

Pasaron por mi lado, ignorándome, a excepción de ella: quién al mirarme de soslayo aumentó su lamento. Logrando que el odio, que eventualmente sentían por mí creciera. Se pararon delante de mis padres: quienes lo recibieron e invitaron a sentarse, ellos se negaron y permanecieron enfrente de mí.



—Pensé que no vendrían, que por lo menos tendrías la decencia de no aparecer aquí —dije, mientras apagaba el cigarrillo en el cenicero—. Veo que me equivoqué.

—No sé porqué estamos aquí —habló Huck al momento que miraba de reojo a su hija—. Querida, tú puedes tener a alguien mucho mejor que él. ¿No te parece que debemos seguir con los trámites del divorcio?

—No, yo quiero quedarme con William —manifestó dolida: como si de verdad esas palabras le afectaran. ¿No podía ser más hipócrita? ¿Por qué no se iba con el bastardo? ¿Será qué la dejó?

— ¿Y qué te hace pensar qué me quedaré con alguien cómo tú? Eres una maldita prostituta, una cualquiera. ¿Piensas qué después de lo que hiciste me quedaré contigo? No pienso dejar de lado el divorcio, quiero estar lo más lejos posible de ti. —En ése instante sentí el impacto del puño de su padre en mi mejilla. Sonreí ante lo estúpido de su acción—. ¿No le gusta saber la verdad sobre su hija? ¿qué es una puta? ¿qué se revolcó en la misma cama en qué dormíamos con mi amigo? Es una golfa, una ramera, prefiero que se quede con el imbécil antes de ser un cornudo. —Nuevamente me golpeó, no hice nada por defenderme, ¿para qué? Es un pobre hombre que no vale nada: ni él, ni su familia.

—Basta William —gritó mi madre con desesperación. ¿A ella tampoco le gustaba saber la verdad?—. Nunca creí que tú fueras así, ¿cómo puedes decir eso? Es tu esposa —vociferó a todo pulmón, ¿cree que no lo sé?—. Es la misma persona que se esforzaba por sacar adelante su matrimonio, la que me llamaba todos los días preguntándome que hacer para que le prestarás atención, que hacerte para cenar y… —Sus ojos se sentaron en mí. Por primera vez noté odio en su mirada—. Desearía que no hubieras nacido.

Y fue ahí donde todo el mundo se me apagó, deje de escuchar a todos, era sólo yo y mis pensamientos. ¿Lo dijo enserio? No podía ser, es mi madre, la mujer que me cuidó desde pequeño. Lo último que logré escuchar fue…



—Estoy embarazada…







Matta nee.


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Mensaje por asuna2 Mar Ene 06, 2015 12:32 pm

wow! simplemente wow! cuando dijo eso su madre de k desearia ke el no hubiera nacido te juro k yo me quede como El.
este capitulo sin dudas fue el mejorr estoy esperandoo la contiii~ c:
Disculpa las faltass de ortografia
PD:ahora me doy cuenta de cuan graciosa es esa palabra ajjaja Sorry x salirme del tema xD
Espero Contii c: Saludos
Atte:
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Mensaje por Akatsuna Mary Lun Feb 02, 2015 11:43 am

Hola, perdón por no actualizar antes, pero se me rompió la net y hasta ahora puedo arreglarlo con el cel. En fin.

Asuna , gracias por comentar, si no fuera por ti no seguiría el fic, sí lo sé, hasta a mi medió pena, no importa lo de la ortografía, si necesitas ayuda, soy br de aquí, así que puedo ayudarte c:

Les dejo el capítulo y os quiero c:




~~~~Mi amante~~~~

***Capítulo Seis***

<<>>





****Divorcio ****Segunda Parte****

...::::Otra vez mi boca insensata::::... 

 ...::::Vuelve a caer en tu piel::::...







—Estoy embarazada. —Esas palabras se repetían en mi mente. ¿Embaraza? No, no era mío. Había llegado el momento en el que todo me daba igual. No tenía sentido aguantar más: no después de lo que mi madre dijo.

—Ese mocoso no es mío —murmuré dolido, más por lo que acaba de decir Mery, que por ella—.¡¡No es mío!! ¡¡Eres una zorra, te has quedado embarazada de él!! —grité al borde del colapso. No voy a hacerme cargo de algo que no es mío.

— ¿De qué hablas Will? —preguntó acongojada. Como si de verdad le afectarán esas palabras—. Claro que es tuyo. Es nuestro pequeño —expresó aparentando no poder creerlo. ¿Podía ser más hipócrita qué eso? ¿qué gana con hacerme esto?

—¡¡Diles que no es mío!! —vociferé, iracundo. Estaba a punto de zarandearla o quizá golpearla para que dijera la verdad. No me interesaba nada, de todas formas no perdería nada—. ¡¡Díselos, perra!! —Quise acercarme a ella y propinarle una paliza, pero mi padre lo impidió. Me tomó con fuerza excesiva, traté de zafarme e incluso lo golpeé en las costillas, pero aun así no me soltó.

—No lo entiendo, ¿Por qué haces esto? —empezó a llorar aún más. Estaba enloquecido, voy a matarla, ¿cómo se atreve a dárselas de santa? Nuevamente luché contra mi progenitor, casi lograba escabullirme, pero llegó Elliot y al igual que lo hizo él: me retuvo—. Es tuyo.

Lo que sucedió luego no me lo esperaba. Pasé un largo rato insultándola, despreciándola y maltratando a mis padres, que todo terminó de la peor forma para mí. Ella lidiaba con Huck para que él la soltara, milagrosamente lo logró, corrió hasta mí. Enredó sus brazos en mi cintura y escondió su rostro en mi pecho. Lidié para quitármela, insistí con mis insultos, pero aun así, se quedó conmigo: consolándome con sus palabras de sufrimiento.

Hice lo qué menos deseaba, me quedé quieto recibiendo su cálido abrazo al que correspondí y terminé haciendo algo de lo que me arrepiento.



—Lo siento, Amneris…






...::::Vuelve a mí tu boca y provoca::::...

...::::Vuelvo a caer de tus pechos a tu par de pies:::...





Ahora estábamos en el cuarto de huéspedes. Acordamos quedarnos en casa de mis padres para poder solucionar el problema. Ella se encontraba sentada enfrente de espejo: cepillando su largo cabello, mientras yo permanecía tumbado en la cama molesto por todo.

Pero más que nada, enfurecido por el hecho de que ella volvería a vivir conmigo y tendría que hacerme cargo del mocoso. ¿Por qué no le dijo a Dimitri lo del embarazo? ¿Él la rechazó? ¿Le dijo que no era suyo? ¿Habrían peleado? Si volveríamos a estar juntos, necesitaba saber toda la verdad.



— ¿Por qué me haces esto? —pregunté mirando el techo. Ella me odia, ¿entonces por qué se quedará conmigo? ¿dinero?

—Aunque no lo creas, le caes bien a mis padres. Ellos dicen que eres lo mejor que hay, bueno lo decían hasta que me insultaste en frente suyo. No quise defraudarlos, pensé que lo mejor era mantener las cosas como están. —Encogió los hombros restándole importancia. ¿Sólo por eso está conmigo?

— ¿Él lo sabe? ¿Es…? —me interrumpió, como sí supiera que es lo que deseaba decir.

—Si te refieres a lo del bebé, no. Aún no tuve la oportunidad de decírselo. Tampoco es tuyo, el padre es Dimitri —aclaró sin dejar de peinar su melena exótica. Lo sabía, era ilógico que fuese mío. La única vez que la toqué fue hace cinco meses.

— ¿Cuántos meses tienes?

—Tres. ¿Algún problema? —inquirió observándome por el reflejo del espejo.

— ¿Por qué no estás con él?

—Porqué estoy contigo. —Por un instante noté como sus facciones se tensaban, ¿a qué se refería? En definitiva está a mí lado, pero de todas formas se acuesta con él. No tiene sentido.

—No lo entiendo. Dices que ése es el motivo, aunque de una u otra manera te vas a encamar con él: me engañas. —Giró su cuerpo por completo, por primera vez en seis meses tuvo el valor para mirarme fijamente a los ojos.

—Si mis padres no hubieran quebrado, yo no estaría aquí contigo. —Calló por varios segundos.—. Ellos necesitaban el dinero, por eso lo hice. Tenía planeado pedir el divorcio a los pocos meses, pero ellos eran muy felices, no sólo mis padres, sino los tuyos, por lo que decidí esperar un poco más. Por primera vez en años estaban orgullosos de mí —suspiró—, dentro de una semana iba a empezar los trámites del divorcio, pero tú llegaste a casa y no tuve otra opción, debó insistir en que todo fue tu culpa y no mía. No puedo perder lo que me corresponde de la separación de bienes. ¿Alguna vez te he engañado? ¿Te dije qué te amo? ¿Un te quiero? ¿Te di motivos para ilusionarte? ¿Te robé dinero? —enmudecí, no: nunca lo hizo—. ¿Vez?, ni si quiera tú puedes contradecirme es eso. Jamás te engañé.

— ¿Sólo eso quieres? ¿dinero? ¿si te lo doy, me dejarás libre? —cuestioné esperanzado. Me senté sobré la cama, esperando su respuesta.

—No —meneó la cabeza—, ahora no.

—Tks. —En efecto, es la situación más frustrante de toda mi vida. En definitiva el mundo está en mi contra, quizá fui un maldito egoísta y malnacido en mi vida pasada, sólo así puedo explicar lo que me pasa—. ¿Por qué mi madre dijo qué tú…?

—Era una coartada —Regresó a contemplar su silueta en el espejo—. Dimitri me informó que debía tener una excusa para cuándo esto pasara, cuando llegara el día en qué por fin querrías desacerte de mí. Nunca fui capaz de traicionar a nadie, siempre he estado con Dim, desde pequeña —inconscientemente sonrió y ello llamó mi atención. ¿Se conocían de pequeños?—, él fue la única persona con la que compartí mi vida. Teníamos una vida planeada, pero todo se derrumbó cuando mis padres quebraron, él apenas comenzaba su carrera, por lo que no podría ayudarnos y tú eres la opción más viable. Incluso él lo dijo. Cuando fuera famoso volvería por mí. No pienses que me importabas, simplemente, hice lo que me pidió, llamar a tú madre y pedirle información sobré ti, para que en un día como éste, ella estaría de mi lado, como también lo está tú padre.

—Aún sí ellos están de tu lado, tengo pruebas. —¿Es tan inútil? ¿Tan poca memoria tiene? Aunque mis padres estén a su favor, yo puedo ganar el juicio con el video.

—Es ahí en dónde te equivocas. —Dejó el cepillo sobre el tocador y comenzó a caminar hacia mí—. No tienes ninguna prueba.

— ¿A qué te refieres con eso? Las tengo y no sólo yo, sino Elliot.

— ¿Tú crees? ¿No se te hace extraño qué no te llamara en la semana? ¿qué el día de hoy no dijera nada en contra mío? —No, no podía ser, ella…

— ¿Lo has comprado?

—Podría decirse que sí —hizo una mueca de victoria. Eso significa que las pruebas que él tenía fueron borradas, ¿por qué? ¿Acaso no estaba de mi lado?

— ¿Por cuánto?

— ¿Tú crees qué necesito dinero para comprarlo? —Dejó caer su camisón al suelo, quedando solamente en ropa interior. Lo entiendo. Se lo ha tirado: es una maldita zorra.

—Eres una ramera, has dejado que te folle sólo para no acabar en la ruina. —Inmediatamente me levanté de la cama y fui a su lado—. ¿No teda vergüenza acostarte con tres hombres a la vez? ¿No sabes lo qué es el asco? ¿La repulsión? ¿Acaso no amas a Dimitri? —Su rostro se tornó pálido, luego enrojeció por el odio y terminó por darme una cachetada. ¡¡Bingo!! Logré dar con su punto débil: Dimitri.

—Claro que meda. El jodido cabrón de Elliot y tú medan repugnancia, náuseas. Yo amo a Dimitri, es el único que me importa —gritó frenética.

—Eres una prostituta, te revuelcas con los tres. Dime, ¿quién la tiene más grande? ¿Con cuál la pasas mejor? ¿Quién te hace gozar más? ¡¡Anda, responde, perra!! —vociferé, iracundo. No iba a permitir que ella me trate de esa forma.

—Nunca me he acostado contigo. Sólo con Dim, lo de Elliot fue un error. Yo no soy ninguna golfa. —Me lanzó una mirada cargada de aborrecimiento, juro que en esos momentos ella estallaría.

—Claro que lo has hecho. Yo fui el primero que se enredó contigo, siguió el imbécil de tu amante y luego él. Sólo eres una mujerzuela barata. ¡¡Prostituta!! —La agarré con fuerza de los brazos, para luego arrojarla a la cama.

—Suéltame maldito bastardo. —Oh la nenita se ha enojado, no sabe con quién se está metiendo. Apreté aún más su cuerpo contra el mío, no quería dejar ningún espacio o apertura para que ella pudiera escapar de mí—. ¡¡Qué me sueltas cabrón!! —gritó embravecida. ¿Está enojada conmigo por qué le dije la verdad? ¿Qué será de ella cuándo le digan lo mala qué es en la cama?

—Pero sí la ramera está molesta. No me digas, ¿no te gustó lo que dije? —La tomé por el mentón, rocé mis labios con los suyos.

—Aléjate —habló con desdén, trató sin éxito alguno de apartarme, y es que con cada empujón que daba, yo ejercía más presión entre nosotros.

— ¿Por qué? ¿No eres mí puta esposa? Entonces cumple con el jodido papel de cónyuge y compláceme por primera vez como mujer.

Exhaló el aire suavemente sobre su oreja y, de inmediato, un escalofrío la recorrió de arriba a abajo; cuando pasó la lengua por el lóbulo, todo su cuerpo comenzó a temblar.



Un hormigueo le recorrió los pechos, que al instante se endurecieron, sobresaliendo como duros montículos que clamaban por ser besados.



—Aléjate —le pedía que se detuviera.



Sus labios la abandonaron para trazar con la lengua un rastro hasta su garganta, dibujando húmedos círculos sobre el mentón, el lóbulo de la oreja y finalmente el cuello.
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Mensaje por asuna2 Mar Mar 10, 2015 6:57 am

estubo buenisimo el cap pero yo la estoy siguiendo aunque no comente ya k no se xq pero en el cel no me deja responder Sad ni idea x k hace tiempo estoy esperando el prox cap espero contii
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Mensaje por Akatsuna Mary Mar Mar 10, 2015 8:48 pm

Hola, Asuna-chan c:

Gracias por comentar, la verdad, es que no tenía crédito así que no podía publicar nada y, aunque tuviera, no podría, según las reglas del foro no puedo publicar dos veces en un tema sin.antes tener un.comentario, o eso entendí D:

Así que perdón por la demora y espero te guste c:



~~~~Mí amante~~~~

***Capítulo Siete**

<<< By: Akatsuna Mary>>>






****Aborto****

....::::Labios compartidos::::....

 ....::::Labios divididos mi amor::::....





No sé cuanto tiempo pasó, sólo sé que al terminar todo, ella se encontraba acurrucada en la cama, aferrándose a sus piernas desnudas, ocultando su rostro entre éstas y sollozando desesperadamente, pidiéndole perdón a él.

Era algo tan estúpido, ella quería que él la disculpase por cumplir con su papel de esposa. Porqué por una vez en su vida, me acosté con ella estando consciente.

Había hecho con ella lo qué nunca hice con otra mujer, utilicé todas las posiciones que sabía para el sexo. Quizá he sido demasiado rudo con ella, pero qué más da, ¿acaso nunca se la han tirado de esa forma? ¿Nunca ha disfrutado de algo así? Es una jodida ramera, me tiene harto sus molestos quejidos que taladran mis oídos.



— ¿Podrías callarte de una vez? —susurré en voz baja, tratando de calmarme, pero sus malditos chillidos me sacan de quicio. Aun así no se inmutó, simplemente siguió llorando, aprisionando sus piernas con gran fuerza, aumentando su lamento—. Te lo diré una vez más —fijé mis ojos en ella—, cierra la puñetera boca.



No hizo nada, me levanté de la cama y comencé a buscar mi ropa por los rincones, vale, si ella no deja de lamentarse entonces me iré yo, no pienso seguir aguantándola, seguramente con el imbécil de su amante no derrama una lágrima.

Terminé de vestirme, cogí el móvil de la mesa y le di un último vistazo antes de salir de allí, sólo espero que al regresar allá parado de lloriquear.

Salí a la azotea de la mansión, necesitaba airé fresco y pensar con tranquilidad las cosas, ¿qué se supone qué haré ahora? Es evidente que ese niño no es mío, que no lleva mi sangrey por supuesto que tendría que hacerme cargo de él.

Podía imaginarme la cara del pequeño, era la viva imagen de él, con sus cabellos rubios, sus mismos ojos y la piel de su madre. Con la sonrisa sosa de su padre y su carisma, los veía a ambos cargando al niño, jugando con él, y por último: procreando a un nuevo bebé.

Sonreí con ironía, ella me mete los cuernos y yo debo hacerme cargo del engendro que ambos procrearon. Me maldecía mentalmente por ello, ¿cómo podía ser tan patético? ¿Cómo la aceptaba de nuevo? Observé el móvil que sostenía en la mano, ¿debía llamarlo y decirle todo? ¿Gritarle y aborrecerlo por el resto de mi vida? ¿Citarnos en un lugar y obligarlo a qué se haga cargo?

Dudé unos instantes en lo que debía hacer, al final opté por llamarlo y descargar todo la furia con él, el odio que crece por lo que hace con nosotros. Marqué el número, escuché un pitido, otro y al final su voz chillona.



— ¿Wi—Will? —preguntó con cierto vacilación. A pesar de todo, aún tiene esa confianza conmigo—. ¿Sucede algo malo? Tú n…

—Cierra el pico cabrón —murmuré en voz baja, sí voy a discutir con él nadie debe enterarse de ello—. Dime bastardo, ¿estás feliz? ¿Sabes lo qué has hecho? —cuestioné embravecido, ahora es donde comienzo a desahogarme.

—No sé de qué hablas. ¿Qué pasó? ¿Am por fin te dejó? —Pude notar el tono burlón de su patética voz—. ¿Acaso no estás alegre por ello? Tú querías librarte de ella, ahora lo harás. Se irá conmigo dentro de unos días. No volverás a verla, siéntete libre de hacer lo que gustes. —Así que lo que me ha dicho fue cierto, iban a marcharse juntos. Una idea surcó mi mente, ¿qué tal sí le arruinara su plan? Después de todo, ella se quedará conmigo.

—¿Cómo estás tan seguro de qué se irá contigo? —inquirí burlonamente. Oí como tragaba y sus malditas incertidumbres.

— ¿Qué quieres decir con eso?

— ¿No lo sabes? Valla, pensé que se tenían una confianza absoluta, pero ahora veo que no es así —reí—. Amneris desistió del divorcio, ella dijo que no quiere separarse de mí, que desea quedarse conmigo, que me ama —recalqué la última palabra, como si fuera lo más importante del mundo. Ahí fue donde él se rompió.

—Estás mintiendo —musitó con temor—. Ella, ella jamás amaría a una persona como tú, ella te odia. —Sonaba como si tratara de convencerse a sí mismo, más que a mí. Estaba desesperado, sus titubeos lo delataban, ¿tanto le importa la mosca muerta? ¿Qué pasa si yo juego con…?

—Te equivocas, acaba de acostarse conmigo y no te imaginas las cosas que dijo —hablé socarronamente, quería que sufriera de la misma manera que yo lo hago.

—¡¡Es una maldita mentira!! ¡¡Ella me ama!! —gritó con fuerza, dolido y desesperado.

—Está embarazada —Silenció. No oía nada más que su respiración agitada, me pregunto, ¿cómo se verá ahora? ¿Qué cara tendrá?—. Es mío…



Colgué, no necesitaba seguir con ello, me bastaba imaginar la cara de idiota que tiene al creerse todo eso. Miré el cielo estrellado, debo volver adentro, mañana será un día muy largo.



.::.

...::::Yo no puedo compartir tus labios::::...

.::.



Caminaba por los pasillos de la mansión, eran quizá las 03:00 a.m., seguramente todos están durmiendo y espero que ella también. No soporto sus malditos sollozos. Me pregunto, ¿qué hará ella cuándo sepa lo que hice? ¿El idiota le creerá? ¿Se irán? Reí al imaginarme como se tornaría la situación.

No me tomó mucho llegar al cuarto, deseaba tirarme en la cama y no levantarme, pero seguramente sería imposible. Tomé el pomo de la puerta, antes de que pudiera girarlo escuché la voz de sus padres y la de ella. ¿Qué hacían ello ahí? ¿Será qué la oyeron? Decidí quedarme detrás de la puerta.



—Querida, escucha, no es así, él no lo hizo. Es algo norman en el matrimonio. —Era su madre quién hablaba, la cuestión es, ¿de qué?

—Sí, lo hizo. Yo no quería y él… —Trataba de responder, más lo único que hacía era gimotear banas palabras.

—No. Se supone que ya lo han hecho, no entiendo porqué te pones así. ¿Acaso no es el padre del niño? —preguntó Katerin. Así que hablaban de eso. Bufé molesto, claro que no lo soy. ¿Cuándo aceptarán qué su hija es una prostituta?

—Voy a matar al maldito cabrón —dijo su padre—. Es un gilipollas.

—Te equivocas, no lo es. Ella es su esposa, es su obligación. Ni si quiera entiendo porqué llora, ellos ya lo hicieron, debería de estar acostumbrada, a menos que… —calló instintivamente, ¿a menos qué? ¿Por qué se calla? ¿Será qué ella sabe sobre el romance de ellos dos?

—Ni se te ocurra decir eso Katerin. No me importa si es verdad o no, sólo quiero que ella se acostumbre a esto —suspiró—. Escucha, nosotros debemos irnos, surgió un problema en la empresa, no podemos quedarnos, pero iremos a verte cuando podamos. Hasta eso quiero que te cuides, yo solucionaré el problema con él.

—No quiero quedarme aquí, ¿puedo irme con ustedes? Prometo no estorbar, ni ser una molestia, sólo deseo irme lejos, por favor. —Fácilmente se percibía sus amargos sollozos.

—Mira, hemos echo todo un maldito teatro sólo para recuperar el jodido matrimonio. Acordamos qué tratarías de encariñarte con el estúpido de Utrial. Me harté, tienes todo lo que quieres e incluso sirvientes, ¿por qué no dejas de ser una niñata y te comportas como mujer? Recuerda que eres su esposa, debes comportarte como tal, no puedes seguir con lo mismo. ¡¡Y deja de llorar de una puta vez, me sacas de quicio!! —gritó embravecido, valla, así que no son lo que aparentan—. Quiero que te calles de una vez y que cuando entre él te comportes como debe ser, no necesito más quejas sobre ti. Andando Katerin, llegáremos tarde sino salimos ahora. —Comenzó a caminar hacía la puerta, ¿y ahora qué? ¿Hago como si iniese de afuera? ¿Debo ser yo?—. Recuérdalo.



Decidí ser yo quién abriera la puerta, giré la perilla y me encontré cara a cara con ellos, su madre parecía triste y él sumamente molesto, di un rápido vistazo a ella: estaba asustada.



— ¿Se puede saber qué hacen en mi cuarto? —pregunté fingiendo molestia.

—Vinimos a ver a Amneris, ya nos marchamos y queríamos despedirnos, sé que es tarde, pero ya terminamos. —Pasaron por mi ado sin decir nada, más. Al llegar al pasillo se detuvieron por unos instantes, parecían querer decir algo—. Nos vemos. —Asentí con la cabeza y vi cómo se perdían entre las penumbras del lugar.



Entre a la alcoba, pasé por su lado ignorándola olímpicamente, necesito aclarar todo lo que oí, ¿por qué su padre la trata de esa manera? No se supone que es su “ángel” “su princesa” ¿entonces? Me recosté del otro lado de la cama, cerré los ojos e intenté dormir, pero los abrí de nuevo al sentir un peso extra sobre mí. Era ella, ¿qué diablos se traía?



—I'm sorry, William…



.::.

...::::Que comparto el engaño y comparto mis días y el dolor::::..

.::.





Habían pasado dos meses desdé ese día. Ella no ha vuelto a verlo debido a que él fue contratado para jugar en las finales. Por ende, sólo éramos nosotros dos y el bebé que crecía dentro suyo, deseaba que esos meses pasaran rápido, ya que al nacer el pequeño sería más fácil descubrirla.

Ahora, me encuentro sentado en la sala, con una cerveza en la mano viendo como el imbécil juega las finales, obligado por ella y mi hermano. Sus padres vinieron a verla, lo extraño fue, que ellos me compadecieron, al parecer se dieron cuenta de que el niño no era mío. Pero, aun así, ellos no aceptaban la idea del divorcio.

Ella está frente al plasma, en cuclillas alentando a su amante, gritando cuando cometían una falta y por supuesto, preocupándose cuando recibía un golpe. En un tiempo pasado yo hubiese hecho lo mismo, pero debido a como están las cosas, prefiero ignorarlo y lo que más deseo.es ver como se retuerce de dolor por una fractura.

Tenía toda una semana libre, por lo que debía pasarla con ella, ya que según los médicos, su embarazó era delicado y no puede recibir emociones fuertes o alterarse demasiado. Pero como es tan idiota no le hace caso, simplemente ignora todo lo que le dicen y sigue con su vida de locura.

Le di un sorbo a la bebida y entonces logré verlo. Las imágenes de ese momento pasaron en cámara lenta para mí. Un sujeto robusto tacleaba a Dimitri, por lo que este calló al suelo con el balón, se tiraron sobre él, más de seis personas, el silbato sonó, ellos se levantaron pero él no.

Seguía allí: tumbado aferrándose al balón, el arbitro se acercó para verlo y cerciorarse de que todo estaba bien, se inclinó a su lado, lo llamó por su nombre, no respondió. Le quitó el caso y le dio un par de golpes suaves, obtuvo el mismo resultado. Acurrucó su oreja contra el pecho de él y fue ahí donde todo se puso a mi favor. Ese hombre se levantó de golpe y comenzó a gritar desesperadamente que llamar a un médico, a los pocos segundos llegaron dos camilleros y doctor. Lo subieron a la plancha y salieron de allí corriendo, dando gritos desesperados de “Habrán pasó, no respira”.

Fue algo tan magnifico, deseaba con todo mi ser que él muriese y no volviera a pasar por aquí. Inconscientemente sonreí, ocultando esa alegría inmensa ladeando el rosto a un lado, por fin algo bueno me pasaba. Mi alegría no duró demasiado, un grito desgarrador llamó mi atención, dirigí el rostro a donde provenían los alaridos, eran de Cris, quién sostenía a Amneris entre sus brazos, noté en sus ropas sangre, miré el suelo y estaba embarrado de ella. Nuevamente los miré atónito, ¿cómo? ¿En qué momento pasó eso?



—¡¡Maldita sea, no te quedes ahí y ayúdame!! —vociferó Cris. Supongo que en esos momentos actué por instinto. Me levanté de la silla y tomé las llaves del auto, debíamos ir al hospital.

El trayecto fue rápido, no sé ni cómo llegamos, lo único que veo son imágenes difusas de todo lo que pasó, a ella entrando al coche, a ella bajando del auto ensangrentada, a ella entrando a un quirófano, por supuesto a mí, cubierto con ese espeso líquido igual que mi hermano, al doctor saliendo de ese lugar con las manos rojizas, a la enfermera con unos papeles, a mí firmando esos papeles y a nosotros escuchando que aquél niño jamás nacería…




Tadá y ese fue el capítulo. En lo personal, el final que tiene me gusta y no.soy de esas que se alaban solas, pero.si he de ser cincera, me gustan las últimas palabras xD


Espero y les haya agradado, nos vemos.

Matta nee.

Pd: Os invito.a leer mi nuevo fic de resident evil c:

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Localización Tenía algo que me hacía olvidar completamente al resto....
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