Últimos temas
That's not me
Always NaruSaku
Lalala ~~
Diseñadores
Consejo de Escritores
Clanes Celestiales
La skin ha sido codificada y maquetada por Odxy para el foro NaruSaku. Las imágenes usadas no nos pertenecen, han sido realizadas por diversos artistas y las diseñadoras solo las han editado. Agradecimientos a todo el grupo de diseño por las nuevas imágenes utilizadas. También a LaufeysonSister y Pyrite Wolf de OSC porque sin sus tutoriales la mitad de las cosas que se han hecho en este foro no habrían sido posible.
El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
+14
Miu Misaki
Cami
dani2000mxdx
aduzumaki
Ocaso7
mairys-chan
ShinseinaUzumaki
Naoko-Chan
sakura haruno
Oni
fabrevans
belivexangel1
kumiko
Ean95
18 participantes
NaruSaku v2.0 :: :: Fan Fic :: FF Cerrados
Página 3 de 5.
Página 3 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Oh! POR DIOS! No lo puedo creer! Estuvo genial el capítulo!
Bueno ehmmm puro Sasuke.... Y también MADARA!
Espero el Rey no muera no la Reina.
Pero ahh pobre Sakura, espero oja que ella misma con lo que ha aprendido le de una patada en los meros huevos a Sasuke!
Espero conti! Lo dejas en una parte muy buena D:
Bueno ehmmm puro Sasuke.... Y también MADARA!
Espero el Rey no muera no la Reina.
Pero ahh pobre Sakura, espero oja que ella misma con lo que ha aprendido le de una patada en los meros huevos a Sasuke!
Espero conti! Lo dejas en una parte muy buena D:
belivexangel1- Sannin
- Mensajes : 501
Mi Casa/Ciber
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
- Capítulo 13 2/2:
- No supo qué fue, pero la despertó. No sabía dónde estaba ni cómo había llegado allí... no recordaba nada.
Se notaba cansada y tenía una leve pero intensa jaqueca. Se movió un poco y notó que estaba tumbada sobre una cama muy cómoda y mullida. Estaba tapada hasta la barbilla y con mucha delicadeza.
Abrió los ojos y no visualizó nada. Fuera donde fuera que se encontraba, una oscuridad lo inundaba todo.
En el ambiente había un ligero olor familiar para ella, olía a la sopa que solía preparar Naruto en la cabaña.
¿Estaría en la cabaña entonces?
Sakura sacó los brazos de debajo de lo que por el tacto, notó que era una manta muy suave. Hacía mucho que no notaba algo tan suave al tacto. Ni siquiera recordaba la última vez que había dormido en una cama tan cómoda.
Aquello le dio la pista de que no estaba en la cabaña, pues allí únicamente estaban los catres, y no eran tan cómodos como una cama.
Se incorporó llevándose una mano a la frente. No parecía estar enferma, pero sí que le dolía muchísimo la cabeza. Se masajeó las sienes, respirando tranquila.
No conseguía recordar absolutamente nada. Bufó con enfado.
Sus ojos ya se habían acostumbrado a aquella oscuridad y atisbó a un par de zancadas una tenue luz de lo que parecía una puerta.
Agudizó el oído y pudo oír un par de voces, pero no lograba escuchar de qué hablaban.
Salió de la cama y extendió los brazos, por si se pudiera topar con algo en aquella oscuridad, y avanzó hacía la luz.
A medida que se acercaba a la puerta, las voces se hacían más claras y pudo entender retazos de la conversación.
- ... en serio, muchas gracias. - Esa era la voz de Naruto.
- No ha sido nada, muchacho. - Aquella voz parecía pertenecer a alguien mayor, a una mujer mayor.
Sakura tanteó por la puerta hasta que encontró el picaporte y lo giró abriendo la puerta.
Un resplandor la cegó un instante y cerró los ojos en un acto reflejo. Los volvió a abrir entrecerrándolos por la luz que le molestaba a los ojos.
Ante sus ojos había una habitación iluminada por una chimenea alimentada por un gran fuego, sin duda el que la había cegado. Había junto a ella un pequeño sillón de color marrón claro, que parecía muy cómodo. A la derecha había una mesa de tamaño medio sobre la que había un montón de cosas; desde vajilla y cubertería hasta verduras y otros manjares.
De pie junto al fuego estaba Naruto, que había dibujado una enorme sonrisa al verla aparecer por la puerta. A su lado se encontraba una mujer mayor, con pelo canoso y recogido. Sin duda la voz que había oído hacía unos instantes era suya.
- ¡Cerezo! - exclamó el joven corriendo hacia ella-. No sabes lo preocupado que me has tenido. - La abrazó dejando su cabeza reposar en su duro pecho.
- ¿Qué...?
- Tranquila, te desmayaste sin motivo en medio de la plaza. - la interrumpió él-. Te traje entonces aquí, a la posada del pueblo. - se separó de ella rompiendo el abrazo y la agarró de la mano conduciéndola hasta el sillón-. Esta mujer de aquí es la dueña de la posada. - la ayudó a sentarse en el sillón. Sakura pudo notar como el olor a sopa era más notable y observó el enorme caldero que había sobre el fuego-. Se llama Chiyo y se ha encargado de ti desde esta mañana hasta ahora. Ella ha llamado al médico que te ha atendido de buena gana.
Sakura alzó la vista y miró a la mujer. Tenía una mirad bastante amigable en un rostro marcado por las arrugas. Sakura le dedico una liviana sonrisa de agradecimiento.
Naruto había dicho que se había desmayado aquella mañana. ¿Quería decir con eso que ya había oscurecido? Y además había dicho que se había desmayado. ¿Por qué se había desmayado?
Naruto continuaba hablando, pero Sakura no le prestaba atención, acababa de sumirse en sus pensamientos. Tenía que intentar recordar que había hecho desde que se había levantado aquel día. Con un poco de suerte podría recordar el motivo de su desmayo.
Aquella mañana se había despertado con los primeros rayos del día. Había mirado a su lado, donde Naruto continuaba dormido con una sonrisa. Sonrió para sí recordando aquella imagen.
Luego se había levantado y se había vestido con sus ropas masculinas, recogido el pelo y salido de la pequeña habitación donde dormían.
Bebió agua, cogió una manzana porque le apetecía desayunar algo ligero aquella mañana y luego... Luego había entrado de nuevo en la cabaña y había visto el montón de ropa sucia. Sí, eso.
Había decidido ir al río a lavarla y de paso darse un baño. Recordó que antes de salir había echado un vistazo al joven que aún dormía abrazando a la nada. Había sonreído y entonces se había marchado al río.
Al llegar allí había lavado la ropa y se había bañado cuidadosamente como hacía desde que vivía en el bosque.
Tras pasar media hora allí y haberse secado un poco, se había vuelto a vestir y peinar y se había puesto en marcha para regresar a la cabaña.
Cuando llegó, Naruto estaba ya despierto y metiendo en su bolsa unos cuantos frascos de perfume.
Recordó que tras mucho insistir, había logrado convencerlo de acompañarlo hasta el pueblo...
Sakura frenó un instante sus pensamientos. El pueblo. Claro, ahora lo recordaba. Su padre. Esa era la razón de su desvanecimiento. Su padre se estaba muriendo. Se lo había oído a un par de mujeres en el puesto de verduras y entonces se había desmayado.
Naruto notó que la joven no le estaba escuchando y se arrodilló ante ella. Vio en su rostro un atisbo de temor. Estaba asustada de algo. Le cogió el rostro con ambas manos y le beso la frente.
- Cerezo, ¿qué te sucede? - le preguntó muy preocupado.
Sakura miró al joven a los ojos y se vio a si misma reflejada. Vislumbró su rostro y lo aterrorizada que estaba. Y ahora estaba preocupando a Naruto.
Chiyo le puso una mano al joven en el hombro.
- Os dejo que habléis. Cualquier cosa, estoy fuera. -Naruto asintió sin apartar la vista de la joven.
Sakura se abrazó a Naruto con fuerza enterrando su cara en el pecho del joven, que la rodeó con sus brazos.
Ella empezó a llorar sin ningún reparo, preocupando aún más a Naruto, que la mecía en sus brazos sin entender nada.
- Cerezo, me estás preocupando, ¿qué te pasa? - Sakura alzó la vista. Tenía los ojos completamente empapados por las lágrimas, al igual que todo su rostro.
- Naruto, es mi padre. - dijo entre sollozos.
- ¿Tu padre? - le enjugó las lágrimas con delicadeza-. ¡Oh, por eso te has desmayado!
- ¿Qué? ¿Es que pensabas que me pasaba algo? - preguntó ella.
- Chiyo pensaba que estabas... bueno... encinta. - dijo entrecortadamente.
Sakura sonrió levemente. Ojalá fuera eso, no le importaría que fuera eso en lugar de la muerte de su padre. Pero no era eso.
- No estoy embarazada. Lo siento Naruto. - le dijo a media voz.
- No lo sientas, Cerezo. - sonrió-. Ahora no es momento para eso.
Sakura volvió a enterrar la cabeza en su pecho. Naruto le beso en la coronilla.
- Anda, dime, qué sucede con tu padre. - le instó el joven.
- Se está... se está mueriendo. - dijo volviendo a llorar-. Se lo he oído decir esta mañana a un par de mujeres. Ya sé que mi padre y yo nunca nos hemos llevado del todo bien y que... que me escapé porque él... bueno... él...
- Shh... - la calló el rubio-. Tranquila Cerezo. Tú no tienes la culpa.
Sakura levantó la cabeza al instante con el ceño fruncido.
- ¿Cómo puedes decir eso? Y sí tras el disgusto de perderme como hija enfermó y ahora... - calló-. Seguro que yo tengo la culpa, soy una hija horrible. - dijo con amargura.
Naruto le apartó el pelo, que llevaba suelto, de la cara y se lo puso tras la oreja.
- Óyeme bien, tú no tienes la culpa de nada. - le dijo con dulzura-. La gente muere cada día, aunque sea el Rey de Itenwer mismo. Tú padre ha podido contraer una enfermedad. - Le acarició la mejilla secando un par de lágrimas-. Tú te marchaste porque no eras feliz allí, nadie puede culparte por intentar buscar tu propia felicidad. Así que no vuelvas a decir que es tu culpa.
- Naruto... - se quedó callada ante aquel pequeño discurso.
- Ahora yo soy quien te cuida y te protege, Cerezo. Aunque... - calló soltando una pequeña risa-. no lo necesites desde hace un tiempo.
Sakura le miró a los ojos, aquellos ojos azules que ahora estaban llenos de un gran coraje y decisión. La joven sonrió acariciándole la mejilla, tocando con delicadeza sus marcas, aquellas que tanto le gustaba tocar.
Busco sus labios y lo besó con ternura, rozándolos lentamente y con delicadeza. Se separaban unos segundos y Naruto volvía a buscar sus labios profundizando los besos, ahora menos tiernos.
- Gracias por animarme, Naruto. - el joven la abrazó.
- Sabes que lo que digo siempre es sincero, y lo que siento por ti lo es. No puedo dejar que la persona a la que más quiero en este mundo, se sienta de esta forma... no puedo dejarte pensar que tienes la culpa de lo de tu padre. - suspiró-. Nunca podría dejarte con ese sufrimiento.
Sakura entonces tuvo una idea. Tal vez ella no tuviera la culpa de que su padre estuviese muriendo, pero si la tenía de haberse escapado y haber preocupado a sus padres. Porque nunca se habían llevado a las mil maravillas, pero eran sus padres al fin y al cabo y los quería.
Si había algo que debía hacer, era ir a ver a su padre y despedirse, que él viera que ella se encontraba bien. Que seguía viva y que era feliz en el bosque. Quizá presentarle a Naruto... Hacerle feliz en sus últimos minutos. Se merecía al menos eso.
- Naruto, tengo que decirte algo-. El rubio se levantó del suelo con Sakura en sus brazos y se sentó en el sillón con la joven en su regazo.
- Dime, ¿qué es? - le preguntó besando su cuello.
- Quiero ir a ver a mi padre, despedirme de él. - dijo decidida.
Naruto paró de besarle el cuello y la miró ceñudo. Ir a despedirse de su padre había dicho. Eso implicaba entrar en el castillo y salir sin ser vistos. Sería sencillo si no fuera porque en aquel castillo estaba Madara.
Ni hablar. No dejaría que Sakura hiciera tal cosa.
- No, Cerezo. - dijo con rotundidad.
Sakura se quedó con la boca abierta. No esperaba tal negativa por parte de él. Pensó que estaría encantado, pero le había dicho no. Y además había sido un no demasiado cargado de seriedad.
- ¿Qué? ¿Por qué? - quiso saber.
- Porque es muy peligroso, por eso.
- Peligroso... Pero qué estás diciendo. Es entrar, ir hasta la alcoba de mi padre y luego salir sin ser vistos. - le explicó con obviedad.
- Tú lo ves fácil, porque lo es. Pero no es por eso por lo que es peligroso y por lo que me niego. - apoyó la barbilla en su mano. Seguía muy serio y bastante distante.
- Ya lo has dicho antes, ya no me proteges como antes, estoy aprendiendo a cuidarme muy bien yo sola y... - miró a Naruto que había apartado la mirada y ahora miraba el fuego-. Ni siquiera me estás escuchando. Desde luego, Naruto... ya te vale...
- ¡Calla! - le gritó-. Si no quiero que vayas es por Madara. - miró a la chica que lo miraba asustada-. Lo siento, Cerezo. Siento el grito... Es que no quiero que te pase nada y si vas allí podría pasarte algo y... - su voz se fue apagando.
Sakura se levantó de su regazo muy enfadada. Se cruzó de brazos y lo miró furiosa.
- Naruto, no hace falta que me protejas tanto. No me pasará nada. Ya me las arreglé en ese castillo cuando estaba Madara, esta vez no será diferente. - Naruto se levantó furioso del sillón.
- ¡Cuando escapaste de ese castillo tu padre estaba sano! ¿O me equivoco? - cerró los ojos e inspiró y expiró soltando el aire lentamente para calmarse un poco-. Cerezo, si no te lo he dicho antes es porque no quería preocuparte. -le dijo más calmado-. Hay altas probabilidades de que a tu padre lo hayan asesinado. - abrió los ojos y vio a Sakura con una mano en su pecho.
- Asesinado... - musitó impactada.
Naruto se acercó a ella, pero no llegó a tocarla por si ella se zafaba de él.
- Asi es. - dijo serio-. Posiblemente envenenado. Lo siento Cerezo. - apretó los puños impotente.
Sakura se dejo caer al suelo. Si lo que decía Naruto era cierto, entonces ahora más que nunca debía ir hasta el castillo y verle por última vez. Aun tenía aquella incertidumbre de que tal vez sí que hubiera enfermado por su culpa, pero ahora...
Alzó la vista y miró a Naruto que la observaba abatido. Él no quería decirle nada para no preocuparla, pero había actuado bien después de todo.
Se levantó del suelo y se acercó a Naruto. Le cogió la mano y entrelazó sus dedos con los suyos. Se puso de puntillas y lo besó.
Fue un instante. Cuando acabaron el beso el rubio apoyó su frente en la de la joven y la miró a los ojos. Sakura le rozaba la nariz con la suya mientras cerraba los ojos.
- Perdona por haberte gritado de esa forma, Naruto. Y por ponerme como una estúpiaa mimada con el tema de ir a ver a mi padre. - soltó un poco de aire.
El joven la besó con ternura haciéndola callar.
- No pienso perdonarte - le dijo entre besos-. porque no hay nada que perdonar.
Sakura le dio un último beso y se abrazó a su cuello. Una lágrima resbaló por su mejilla. No quería hacerlo, pero no tenía alternativa.
En cuanto Naruto se quedase dormido, se escabulliría e iría ella sola al castillo.
No quería hacerlo enfadar más, así que fingiría que la idea de ir había quedado fuera de sus planes y disfrutaría de la compañía de él hasta quedar dormidos.
Movió la cabeza para secarse la mejilla en el hombro de Naruto, para que así no se notara nada que había llorado. Aunque realmente no hacía falta después del rato que había estado llorando, no se notaría.
Aunque mejor prevenir por si las moscas.
- Oye - le dijo al oído-. ¿Crees que Chiyo volverá?
- Posiblemente. Esta es su habitación - dijo sereno.
- Que pena. - dijo ella haciéndose la víctima-. Entonces no podremos probar esa cama tan cómoda y mullida de ahí dentro.
Naruto sonrió de lado. Sakura acababa de morderle el lóbulo de la oreja, sabiendo que eso lo volvía loco.
- Para, Cerezo. Te recuerdo que esto es una... ¡ah! ¡Oye! - se quejó tras la mordida que acababa de experimentar.
- Venga, si con ese jaleo ni siquiera se dará cuenta de nada. - le dijo arrastrándolo agarrándolo de la mano hasta la habitación-. Y si lo que te preocupa es la cama de esa mujer... No pasa nada, le pedimos otra habitación. Aunque seguro que cambiará las sábanas después de haber dormido ahí dos extraños.
- Cerezo, - le dijo tapándole la boca-. para ya, me has convencido.
Entraron en la habitación. Naruto prendió un par de velas con sus poderes y Sakura cerro la puerta.
La joven se tiró encima de Naruto que la agarró al vuelo besándola. Sakura enroscó las piernas en su cintura correspondiendo con efusividad al beso. Pasó los brazos por detrás del cuello del rubio alborotándole aún más el pelo.
Naruto se separó de sus labios y atacó a su cuello dándole pequeñas mordidas. Sakura dio un respingo y soltó un pequeño gemido placentero.
- Cerezo, contrólate, no queremos que nos pillen. - le dijo riendo.
- Callate, tú tienes la culpa. - le agarró las mejillas y volvió a besarlo.
Naruto enrolló su lengua con la de la joven, mientras caminaba hacia la cama y la recostaba allí. Sin dejar de besarla, le quitó el jubón y lo tiró por la habitación.
Se subió encima de ella besándola por todas partes. Ambos comenzaron a desvestirse el uno al otro sin parar en ningún momento de acariciarse o provocarse.
Al cabo de un rato, ambos estaban tumbados en la cama, desnudos y muy acalorados. Sakura estaba abrazada a Naruto con la cabeza sobre su pecho, dibujando sobre el mismo contornos con su dedo.
- Me haces cosquillas, Cerezo - dijo riendo.
- Es lo que pretendo. - le contestó ella-. Estoy cansada, vamos a dormir.
- ¿Cansada? - preguntó sin creerlo-. Pero si has dormido todo el día.
- Después de lo que acabamos de hacer me he vuelto a cansar. Bruto, que eres un bruto. - le reprendió divertida.
- ¿Yo? - dijo incrédulo-. Tú no te has quedado atrás, princesa. Bueno, que digo princesa... guerrera.
- Duérmete, Naruto. - cerró los ojos recostándose más sobre su pecho.
El rubio se dio por vencido y cerró los ojos quedándose dormido en apenas unos minutos. Su pecho subía y bajaba tranquilo. Sakura podía oír su corazón latir lentamente.
Se separó de él y salió de la cama. Sabía que Naruto tenía el sueño profundo y pensaba aprovecharlo para huir.
Recogió su ropa, que estaba toda tirada por todas partes.
"Madre mía, creo que me he pasado intentando cansarlo" pensó conteniendo la risa.
Miró al rubio que seguía dormido sin percatarse de nada y por un momento se pensó lo de marcharse para quedarse junto a él. Pero la idea de su padre, moribundo y sin saber de ella durante meses, le ganó.
Se acercó hasta él y le dio un beso en los labios. Le apartó el pelo rubio de la frente y le acarició las marcas de sus mejillas. Dibujo en su mente cada una de las partes que lo componían. Quizá fuera una despedida o quizás no, pero no quería arriesgarse a olvidar como era la persona que amaba. Aunque eso se le hacía imposible en aquel momento.
- Adios, Naruto. - le susurró al oído-. No olvides que te quiero.
Abrió la puerta y salió por ella, antes de echar una última mirada al joven que descansaba solo en la cama.
Salió de la habitación y se encontró justo en la posada. Allí había un gran escándalo provocado por la cantidad de hombres que estaban bebiendo a aquellas horas. Chiyo estaba detrás de la barra. También había un joven de pelo pelirrojo que podría tener la edad de Naruto y una mujer algo mayor rubia.
Sakura se abrió paso como pudo entre toda aquella gente hasta que llegó a la barra. La joven rubia la miró y se acercó a ella.
- Anda, tú eres la que se desmayó esta mañana. Veo que ya estás mejor y que mi abuela no mentía. - le dedicó una sonrisa. - Me llamo Temari, por cierto.
- Yo Cerezo. - le dijo devolviéndole la sonrisa-. Sí, ya me siento mucho mejor. Ahora iba a dar un paseo, pero he pensado que iría algo más cómoda con otra ropa. - Temari la miró y vio a que se refería.
- Creo que podría prestarte un vestido. Espera aquí un segundo, enseguida vuelvo. - y desapareció escaleras arriba.
Sakura no tuvo que esperar mucho, de pronto apareció Temari al pie de las escaleras con un vestido de color marfil.
- ¿Te importa que suba y me lo ponga en tu habitación? - le gritó para que la joven la escuchase.
Temari asintió. Sakura subió por las escaleras y siguió a la joven hasta su alcoba.
Era una habitación muy pequeña con una cama, una mesa y una silla y un pequeño baúl al fondo.
- Te lo agradezco. - le dijo mientras de desvestía.
- No es nada, mujer. - dijo quitándole importancia-. Cuando acabes puedes dejar tu ropa sobre la cama y yo la lavaré.
Sakura asintió agradecida. Temari salió de la habitación dejándola allí sola poniéndose aquel vestido.
Todo iba a la perfección. Naruto no se había despertado, acababa de conseguir el vestido que le permitiría colarse en el castillo y así pasar desapercibida y lo más importante: nadie tenía sospechas de lo que planeaba hacer.
Encontró una sabana vieja en el baúl de Temari y metió ahí su ropa de hombre. Hizo un nudo y salió de la habitación.
Al bajar las escaleras, lo hizo agachada y al llegar abajo se ocultó entre la multitud y salió por la puerta de la posada.
- "BIEN"
Miró hacía todas partes hasta que logró situarse y se puso en camino para llegar al castillo lo antes posible. No tenía ni idea de la hora qué era, así que decidió preguntar.
- Disculpe, ¿podría decirme qué hora es? - le pregunto a un viejecillo que iba acompañado por un joven de más o menos su edad.
- Con gusto, señorita. Deben de ser las nueve y media si me guió por el tiempo que hace que ha anochecido.
- Muchas gracias-. Y salió corriendo hacia el castillo como una centella.
Cuando llegó no había nadie en la entrada del servicio. Ya habían cerrado aquella puerta, así que tendría que entrar con los rayos del sol. Eso podría ser una problema si Naruto se despertaba e iba a buscarla.
De pronto oyó un golpe seco. Miró hacia la puerta y vio que estaba abierta y en ella había un guardia que la observaba.
- ¿Qué haces ahí? - le gritó.
- Lo siento, he llegado tarde y me he quedado fuera. - dijo lo más inocente que pudo-.
El guardia pareció convencido, así que se hizo a un lado y le hizo un ademán para dejarla pasar.
- Gracias, gracias. - le dijo ella al cruzar la puerta.
- Ten más cuidado la próxima vez. Hoy has tenido suerte de que estuviera yo por aquí. Eso y que me hayan entrado ganas de mear ajajajajajaja. - soltó una gran risotada-.
- No volverá a ocurrir, en serio. - Sakura se fue por aquel pasillo y se dirigió a la lavandería.
Si recordaba bien como salir de la zona del servicio podría llegar sin problemas a los aposentos de su padre.
Solo esperaba que todo resultara como hasta ahora y nada saliera mal. Mucha suerte estaba teniendo.
Los aposentos de su padre estaban situados en el ala norte del castillo justo al contrario que los suyos, que estaban en el ala sur.
Su plan era simple y arriesgado también. Necesitaba coger un par de sabanas y llevarlas hasta los aposentos del Rey con la excusa de que iba a recoger la ropa sucia y a dejar esa limpia.
Podía o no resultar y eso era lo que lo hacía arriesgado. Pero debía arriesgarse.
Saludó a un par de mujeres que había por allí, que la miraron con extrañeza, ya que no la habían visto nunca antes por allí.
- Soy nueva. - dijo con una sonrisa forzada-.
Las mujeres no parecían muy convencidas, pero tampoco dieron señales de querer indagar más en el asunto.
Sakura cogió una cesta y un par de sabanas limpias cuando no miraban y salió a todo correr a su destino.
Esperaba conseguirlo. "No. Debo conseguirlo."
Ean95- Aprendiz
- Mensajes : 79
Edad : 28
En El Gran Bosque.
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Gracias por comentar el anterior capítulo belivexangel1 . Al menos sé que hay alguien que lee lo que escribo xDD
Ean95- Aprendiz
- Mensajes : 79
Edad : 28
En El Gran Bosque.
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Jajaja pues tu sabes, amo tu fic es mi favorito, espero lo termines ya que quiero ver como acaba.
Pues me gusto mucho el capítulo, me alegra que ella vaya a visitar a sus padre.
Ojalá oiga algo de que Sasuke lo esta envenenando ( maldito ).
Y vaya manera de dejar a Naruto durmiendo xD
Necesito conti urgente!
PD: sabes estoy viendo un anime que es más o menos igual a tu historia, no se sí la quieras ver , esta muy padre
Se llama: Akatsuki no yona ( a no ser de ya hayas leído el manga )
PD2: que opinas de que ya faltan dos capítulos para que se acabe el manga?
Pues me gusto mucho el capítulo, me alegra que ella vaya a visitar a sus padre.
Ojalá oiga algo de que Sasuke lo esta envenenando ( maldito ).
Y vaya manera de dejar a Naruto durmiendo xD
Necesito conti urgente!
PD: sabes estoy viendo un anime que es más o menos igual a tu historia, no se sí la quieras ver , esta muy padre
Se llama: Akatsuki no yona ( a no ser de ya hayas leído el manga )
PD2: que opinas de que ya faltan dos capítulos para que se acabe el manga?
belivexangel1- Sannin
- Mensajes : 501
Mi Casa/Ciber
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Hola soy nueva en el foro y me agrada tu fic pero te te has tardado un mundo en actualizarlo y xq nadie escriba no significa q no lean se q eso a veces decepciona pero creeme hay q amar lo que haces no tardes en actualizar xfa
Ocaso7- Clan Byakko
- Mensajes : 284
Edad : 31
Venezuela
3925
Posesiones :
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
excelente fic me ha gustado me lo he leído todo de una vez creo que sakura va a complicar las cosas visitando a su padre y cuando naruto se de cuenta va ha estar muy enojado espero lo continues pronto acabas de ganar una nueva seguidora de tu fic.
aduzumaki- Sennin
- Mensajes : 1026
Edad : 29
Omnipresente :D
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Cuando pones conti???
aduzumaki- Sennin
- Mensajes : 1026
Edad : 29
Omnipresente :D
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Siento mucho la tardanza pero entre una cosa y ora nunca tenía mucho tiempo para escribir. Pero aunque pase mucho, no vo a dejar el FF hasta acabarlo xD
- Capítulo 14..:
- Cruzó el pasillo lentamente, admirando cada armadura. Jamás las había visto tan relucientes. Se acercó a una y se vio reflejada en ella.
Aunque ella se viese con su apariencia habitual, sabía que el resto la veía con otra totalmente distinta.
Se retiró alarmada. Acababa de caer en que su padre no la reconocería al verla. Eso sería un problema. Problema en el que no había pensado con las prisas de escaparse mientras Naruto estaba dormido.
"Idiota" pensó para sí.
Volvió a mirarse en la armadura, seria y pensativa. Lo único que le pasaba por la mente en aquel momento era que deseaba ver por última vez su padre como fuese.
Con una última mirada, se retiró de la armadura definitivamente y siguió caminando por el pasillo hasta que llegó hasta unas escaleras situadas a la derecha al final del mismo.
Solo le faltaba subir las escaleras y girar a la izquierda y estaría en los aposentos de su padre. Una escalera era lo que la separaba de él, y ya no habría ningún obstáculo más que le impidiese verle por última vez.
Al subirlas todas le pareció oír unas voces masculinas. ¿Había alguien ahí?
Con cuidado, pegándose a la pared, se asomó para poder ver de quién se trataba.
No los conocía en absoluto. Ni siquiera le sonaba sus caras.
Se trataba de dos hombres de no más de veinticinco años. Uno de ellos tenía el pelo muy claro, casi blanco, algo largo. De la comisura de la boca le asomaba un diente. No parecía muy fuerte, pero no se dejó llevar por las apariencias.
El otro tipo era enorme, parecía una roca de lo alto y corpulento que era. Tenía el pelo naranja y muy despeinado. Por un instante a Sakura recordó a Naruto, pero fue eso, un instante.
Ambos llevaban una coraza a modo de peto con un abanico en el centro, señal inequívoca de que eran guardias de Madara y Sasuke. Una espada en la cadera y unos guanteletes negros.
Los dos hablaban entre ellos en voz lo suficientemente alta como para oírse desde donde estaba Sakura.
- Pues espero que se muera de una maldita vez, joder. Estoy harto de pasarme aquí esperando a que la palme el viejo de mierda.
- Sasuke nos ordenó permanecer aquí y no debes quejarte, Suigetsu.
El tal Suigetsu emitió un sonido que parecía ser de queja. Parecía que se había dado por vencido y se limitó a permanecer callado, aunque Sakura podía oírle refunfuñar desde donde ella se encontraba.
No había contado con que la puerta estuviese vigilada y por nada menos que dos guardias de Sasuke. Aquello era un problema.
Sakura, haciendo e menor ruido posible, se retiró de la pared y caminó hasta el pie de las escaleras, donde dejó a un lado la cesta que llevaba y se sentó.
Tenía que pensar en algo rápido para entrar en los aposentos de su padre, era de vital importancia, no sabía cuánto tiempo le quedaba a su padre de vida.
No se le ocurría nada para evitar a esos dos y entrar sin ser vista. Nada. Si quería ver a su padre tendría que pasar delante de ellos. El caso era, ¿cómo?
Pensó en Naruto. Si él estuviera ahí con ella seguro que ya se le habría ocurrido algo y estaría dentro hace mucho.
Se estiró el vestido lentamente mientras pensaba en algo. Entonces paró al instante de estirarse la arruga. "¡Claro eso es!" - se dijo-." Solo tengo que fingir que soy una doncella que le trae ropa limpia al Rey y me dejarán entrar". sonrió conteniendo una carcajada para no ser escuchada.
Se levantó arreglándose un poco la ropa como pudo, cogió la cesta que había cogido de la lavandería y salió del pequeño recodo en el que estaba escondida.
Aquellos tipos la vieron aparecer nada más doblar la esquina. Se la quedaron mirando mientras se acercaba lentamente hacia ellos. Sakura iba con la cabeza bien alta y tratando de parecer lo más segura posible, lo único que le faltaba era ponerse nerviosa.
- Buenas noches, tengan ustedes. - les dijo al llegar ante ellos.
- ¿Qué quieres? - preguntó Suigetsu de mala gana.
- Traía sábanas limpias para Su Majestad. - se limitó a decir de la forma más natural que pudo.
- Pues dame esa cesta y lárgate de aquí yo la llevaré dentro. - dijo el otro serio.
Sakura no contaba con aquello, ella pensaba que la dejarían pasar. Se encontraba con un problema tras otro.
- Pero... - musitó.
- Y has oído, dale la cesta y márchate de aquí. - ordenó tajante Suigetsu.
Sakura agarró con fuerza la cesta entre sus brazos, frunciendo el ceño. Ambos hombres la miraron sin entender nada. Aquella joven se comportaba de una forma muy extraña.
- No. - dijo ella-. Yo entro y a dejo.
- Jajajajaja - Suigetsu se tapó la boca mientras se carcajeaba delante de ella-. ¿Pero qué te crees, zorra? No puedes darnos ordenes a nosotros. Danos la cesta antes de que tengamos que quitártela por la fuerza. - e acercó más a ella que dio un paso hacia atrás.
Sakura no lo pensó, si quería entrar debería librarse de aquellos pesados primero. Dejó la cesta en el suelo a un palmo de distancia de ella y miró a Suigetsu que la observaba con una sonrisa socarrona en el rostro.
- Aclárate, muchacha, ¿la dejas o qué? - comenzó a reír. Sakura entrecerró los ojos mirándolo con odio.
Echó a correr y le plantó una patada en la barbilla que lo derribó y callándolo al instante. El otro se quedó anonadado al ver a una joven arrear semejante golpe a un guardia.
Suigetsu se levantó del suelo sobándose la barbilla por el golpe. Por el golpe que le había dado, Sakura intuyó que le saldría un buen moretón. Miró a Sakura furioso.
- ¿Qué te crees que haces, zorra? - le gritó mientras caminaba hacia ella-. Te enseñaré que es lo que les pasa a los que se pasan de la raya.
Elevó un puño para golpear a Sakura en la cara pero esta lo esquivó con facilidad para la sorpresa de ambos. Suigetsu no contento con ello volvió a intentar golpearla, arreándole una patada en la rodilla que esta vez si le dio.
Sakura cayó al suelo de culo y Suigetsu, que no perdía el tiempo, se le tiró encima al instante inmovilizándola. Sakura intentaba quitárselo de encima pero no podía. Él la había agarrado de ambas manos.
- Supongo que ha sido suerte, ¿no? - le dijo con una fina y siniestra sonrisa-. Ahora tú y yo nos vamos a divertir, preciosa.
Sakura intentó empujarle, pero él le apretó más las manos. Le acarició la mejilla con su mano libre, ya que con la otra la inmovilizaba.
- Juugo, no te metas, esta es mía. Voy a enseñarle que no debe meterse con quien no debe. - le dio un lametazo en la cara-. Mmm... Sabes muy bien.
Sakura le escupió en la cara. Suigetsu se limpió al instante sin dejar de sonreír.
- Quieres seguir siendo una chica mala, eh. Bien, pues juguemos a eso, zorra. - Sakura vio como se le tumbaba del todo apretándose contra ella-. Nunca me he follado a ninguna doncella, pero tiene que ser genial romperte la pureza, ¿no?
- Maldito.. ¡Quítate de encima! - le gritó. Suigetsu se acercó a su boca.
- Tú te lo has buscado, guapa. - apretó sus labios contra los de ella mientras intentaba meter su lengua, pero Sakura sabía resistirse muy bien.
Él se retiró riendo y volvió a atacar, pero esta vez abriéndole el vestido, intentando dejar a la vista sus pechos. Consiguió desgarrarlo un poco y metió la cabeza entre ellos sin dejar de reír. Juugo observaba aburrido la escena de brazos cruzados.
Sakura luchaba en su interior para no llorar. Se había arriesgado mucho yendo aquella noche al castillo, Naruto tenía razón. Si al menos le hubiera hecho caso, ahora no estaría a punto de ser violada por un tipejo.
Apretó los dientes mientras Suigetsu seguía tocando con sus sucias manos su cuerpo mientras reía.
¿Ya está? Ese sería el final de toda la aventura, de todo lo que había arriesgado para despedirse de su padre, para verlo una última vez. Se había arriesgado dejando a Naruto en una posada dormido como un angelito, ¿para fracasar?
Naruto... La imagen de el joven le vino a la mente mientras mantenía los ojos cerrados para no llorar. De su pelo, de sus ojos, de sus mejillas, de su cálida sonrisa, de sus fuertes brazos que la envolvían siempre. Un recuerdo le vino a la mente. El último día que habían estado entrenando...
Estaban ambos en el pequeño claro al norte de la cabaña. Era un día soleado y algo frío, el viento movía las hojas de los árboles en todas direcciones y llenando el ambiente de otras muchas que se iban desprendiendo.
Naruto esperaba a que Sakura le atacase con su espada en alto. La chica parecía dudar un poco.
- ¡Venga, Cerezo! - gritó animado-. Sé que te da algo de miedo por ser la primera vez que practicas con una espada auténtica, pero te prometo que no pasará nada.
Sakura suspiró y agarró con fuerza la espada. Días atrás habían estado practicando con espadas de madera, pero aquel día Naruto se había empeñado en que ya estaba lista para empezar con las espadas de verdad.
Avanzó hasta él y descargó un mandoble que fue detenido por el joven rápidamente. Él no esperó y le lanzó otro al instante, que Sakura paró.
Estuvieron así durante un buen rato, intercambiando golpes en un duelo de espadas. Naruto se contenía un poco, pero reconocía que Sakura no se desenvolvía nada mal.
Ella, ya más segura de sí misma, le atacó de frente con fuerza. Naruto lo paró justo a tiempo, pero a coste de un pequeño mechón de su pelo.
- ¡Oye! - se quejó mientras veía como su pelo caía-. Ten más cuidado, Cerezo.
- Ha sido culpa tuya por distraerte - contestó ella sacándole la lengua.
Naruto sonrió divertido.
- Con que sí, ¿eh? - corrió hacía ella ante la atenta mirada de la joven y le hizo un placaje derribándola sobre la hierba.
En algún momento había soltado la espada, quizá el susto, y ahora estaba a unos metros de ellos.
Naruto estaba sobre ella sonriendo.
- Naruto, quítate de encima. - le pidió Sakura.
- Ni hablar, Cerezo. Has bajado la guardia - contestó burló sin dejar de reír.
Naruto se inclinó sobre ella rozándole la nariz. La suya estaba congelada por el frío que hacía aquel día. Ella sonrió cerrando los ojos. Naruto buscó sus labios y se besaron pausadamente sobre la hierba, con el sol sobre ellos. Sakura le pasó los brazos por detrás abrazándolo por la nuca mientras profundizaba el beso.
Entonces, en un instante, Naruto sintió un pinchazo en sus bajos. Sakura le había golpeado. Ella lo apartó de un empujón mientras se escurría de debajo y se levantaba.
- Uy lo siento, Naruto. - dijo riendo-. Creo que me he pasado, pero has bajado la guardia.
Naruto se agarraba la entrepierna con cara de dolor mientras miraba a Sakura. Ella se sintió culpable y se acercó a él.
- Lo siento, pero es que no te quitabas y... - Naruto se levantó de la hierba y le cogió las manos atrayéndola hacia él.
- Maldita sea, Cerezo, si querías que parase hay formas de decirlo. Creo que me has dejado estéril. - se quejó escondiendo la cabeza en el cuello de Sakura.
- Eres un exagerado, no te he golpeado tan fuerte. - contestó riendo.
Sakura abrió los ojos de golpe. Eso era, ese tío estaba con la guardia baja, podría quitárselo de encima igual que con Naruto, pero con algo más de dureza.
Suigetsu estaba a punto de levantarle la falda del vestido cuando Sakura se incorporó y le dio un fuerte cabezazo que lo hizo ver las estrellas.
Soltó las manos de Sakura y se llevó las suyas a la cara. Un potente chorro de sangre le salía de la nariz. Sakura le había roto la nariz con aquel cabezazo.
Aprovechando la confusión Sakura le quitó las espada que levaba en la cintura y le dio una patada en el pecho empujándolo hacia atrás y consiguiendo salir de allí.
Respiraba entrecortadamente. Había sido too un suplicio aguantar a aquel baboso manoseándola por todas partes. Se arregló el vestido como pudo y se puso a la defensiva con la espada.
Suigetsu se levantó del suelo agarrándose la nariz. La miraba aún más furioso que antes. Echó la cabeza hacia atrás, se apretó el tabique y con un enorme "crac" se puso la nariz recta.
Tenía toda la cara cubierta de sangre, al igual que la coraza que llevaba y parte del suelo.
- Maldita zorra. - dijo escupiendo al suelo-. Juugo encárgate de ella.
- Vaya, Suigetsu - dijo Juugo burlón-. Creía que no querías que me metiera.
- No, tienes razón. Esto lo resuelvo yo de una maldita vez. - avanzó hacía Sakura que lo esperaba con la espada en alto- . Baja eso si no quieres hacerte daño y para de una maldita vez.
Sakura sonrió. Ese tío aún se atrevía a subestimarla después de lo que le había hecho. Pues ella se encargaría de que no volviera a hacerlo.
Esperó a que Suigetsu intentase algo para así atacar ella. No tuvo que esperar mucho, ese tío era demasiado predecible y en menos que canta un gallo estaba en el suelo con un tajo en el cuello.
Había intentado quitarle la espada de frente. Grave error. Sakura se había movido para esquivarle cuando él iba a pegarle un puñetazo en la cara, y le había cortado el cuello ante su atenta mirada.
Juugo viendo que aquella chica no era para nada alguien con suerte, sino que sabía pelear. Fue hacia ella de inmediato para encararla.
Suigetsu era un chulo prepotente y por eso ahora estaba muerto en un charco de sangre. Pero él era más sensato y esa chiquilla no conseguiría hacerle ni un rasguño.
Sakura miró el cadáver de Suigetsu aún sin creerse que lo hubiese matado. Nunca había matado a nadie y para ser la primera vez no le había temblado el pulso.
Escuchó unos pasos dirigirse a ella y vio el enorme puño de Juugo estrellarse contra su cara. Salió despedida hacia atrás y chocó contra la pared.
Notó un sabor a hierro en la boca. Se llevó una mano a la boca y vio que tenía el labio partido.
Juugo volvía a atacarla cuando se levantó. Él la agarró por el cuello mientras la pegaba a la pared. Sakura sentía que se quedaba sin aire.
- No sé quién demonios eres, muchacha. - le dijo calmado-. Pero esas ganas de entrar a los aposentos del Rey... Algo raro tramas y me gustaría saber qué es antes de matarte.
Sakura sintió como aflojaba un poco la presión del cuello permitiendo que pudiera respirar, pero sin soltarla.
- ¡Habla, muchacha! - instó alzando la voz.
- No tengo ningún motivo oculto. - dijo con firmeza mirando a Juugo a la cara.
Por nada del mundo le diría a ese tipo a lo que iba y mucho menos su verdadera identidad. Tenía que quitárselo de encima como fuera y aturdirlo. Aunque fuese como un montaña para ella, tenía que tener un punto débil o algo que le permitiera derribarlo.
Quizá pudiera dejarlo inconsciente con alguna de las llaves que le había enseñado Naruto. El problema era que estaba en una posición algo complicada.
- Maldita sea, muchacha. Te lo estoy pidiendo de la mejor forma posible, no me hagas pedírtelo por las malas.
Sakura notó como le apretaba el cuello de nuevo. Tendría que actuar rápido si quería librarse de él. La cuarta llave era una buena opción. Le golpearía en el mentón con todas sus fuerzas y luego lo dejaría inconsciente con un golpe en el cuello.
Primero tendría que hacer que la soltase.
Aún tenía la espada de Suigetsu en la mano. "Perfecto" pensó. Movió la espada con la intención de clavarla en la pierna de Juugo, pero él fue rápido y le pegó una patada en la mano haciendo que Sakura soltase la espada. Aprovechando aquello Sakura le dio un golpe con todas sus fuerzas en el mentón. "Au, eso ha dolido"
Juugo se tambaleó un poco hacia atrás, pero no se desmayó. Lo bueno es que había soltado a Sakura que, liberada de su agarre cogió la espada del suelo y se lanzó contra Juugo.
- Jé... ¿En serio crees que podrás hacer algo contra mí, muchacha? - dijo desenvainando la suya.
Los aceros chocaron. Sakura cayó hacía atrás ante la presión de Juugo. Él era mucho más fuerte, la idea de noquearlo no era tan fácil después de todo. Debería aprovechar un instante y hacerlo rápido.
- Nunca entenderé estas ganas de morir que posees, muchacha. - dijo Juugo girando su espada en su muñeca mientras se acercaba a Sakura que se estaba levantando.
- Mejor morir peleando que como una cobarde. - apretó con fuerza su espada y se encaró con Juugo.
Comenzaron un duelo de espadas en el que Sakura llevaba todas las de perder. Juugo era más fuerte, más duro, más rápido y tenía una gran experiencia en combate. Ella en cambio ¿qué tenía? Era demasiado débil para alguien así.
Juugo consiguió herirla en un brazo abriéndole un tajo enorme por el que emanó sangre al instante, y que hizo que soltase la espada. La joven apretó los dientes conteniendo el dolor.
- Y eso es solo el principio. Aunque reconozco que no lo haces mal, muchacha. Esa forma de pelear que tienes es muy bonita, pero aún te falta experiencia e combate. - alzó su espada para darle el golpe fina-. Una pena que no vayas a ganar nunca esa experiencia. - dijo mientras bajaba su espada.
Sakura esperó el final que ya no podría evitar. Decidió que si iba a morir, lo haría mirando a los ojos a su asesino. No pensaba morir con la cabeza gacha como una cobarde.
Alzó poco a poco la vista, pero no consiguió alzarla del todo. Vio que Juugo tenía las piernas abiertas. Abiertas lo suficiente como para que ella pudiese pasar por ahí. Entonces tuvo una idea.
Juugo se despidió mentalmente de la muchacha antes de bajar su espada del todo, pero para su sorpresa, Sakura cogió de nuevo las espada de Suigetsu y con una rapidez increíble, se coló bajo sus piernas. Consiguió acertarle de refilón en el hombro antes de que ella huyera.
Sakura no perdió el tiempo, y antes de que a Juugo le diese tiempo a reaccionar, le hizo un corte profundo en ambas piernas. Juugo gritó de dolor antes de caer al suelo. Sakura le golpeó en la nuca con el mango de la espada y corriendo, antes de que Juugo se derrumbase, le dio una fuerte patada en el cuello dejándolo inconsciente.
Cogió aire agotada. Tenía una herida en el brazo y otra en el hombro, además de un par de contusiones en el codo y las rodillas. Le sangraban los nudillos y se había destrozado el pie en aquella último patada a Juugo.
Pero había conseguido tumbar a aquella montaña sin aún poder creerlo.
Miró a su alrededor. El cuerpo de Suigetsu estaba a un metro de ella, en un enorme charco de sangre. El de Juugo estaba un poco más alejado y ocupaba lo que quedaba del pequeño pasillo.
Se había librado de ellos y ahora lo único que tendría que hacer era cruzar la puerta y llegaría hasta su padre. Se dio la vuelta y agarró el pomo de la puerta. Lo giró y la empujó abriéndola.
Al entrar a la alcoba un hedor inundó sus fosas nasales al instante. Sakura se llevó una mano a la nariz para evitar respirar aquel olor.
La sala estaba tenuemente iluminada por unas velas. Al fondo de esta, estaba la cama, donde una figura descansaba. Era su padre. Sakura corrió cuanto se lo permitieron sus piernas hasta llegar hasta él.
Tuvo que hacer lo imposible para no gritar. El hombre que estaba ante ella presentaba un aspecto lamentable, más que un hombre parecía ya un cadáver.
El olor provenía de él. Olía a muerte sin duda. A su padre no le quedarían más de una hora o unos minutos de vida.
Unas profundas ojeras negras le marcaban el rostro, que estaba marcado por más arrugas de las que nunca había tenido. Sus pómulos eran tan solo hueso de lo delgado que estaba. Y ni siquiera se habían preocupado de afeitarle.
A pesar de todo, aún respiraba. Pero era una respiración muy débil y entrecortada.
Sakura se contuvo las lágrimas antes de despertarle con suavidad, como si se tratase de un niño pequeño.
- Padre, padre... - lo zarandeó con cautela.
El Rey abrió los ojos como pudo, lentamente. La luz le molestaba más que nunca y le dolía todo el cuerpo. Al respirar notaba una fuerte presión en su pecho y unos potentes dolores abdominales. La cabeza le iba a estallar de un momento a otro.
Había llegado su hora al fin, estaba listo para morir de una vez por todas cuando se había quedado dormido.
Pero una voz muy conocida lo sacó de su pesado sueño aquel sueño que creía que sería el último. Esa voz parecía la voz de Sakura. De su hija perdida, Sakura.
Pero al abrir los ojos no vio a Sakura. La joven que estaba frente a él parecía ser una de las doncellas, aunque parecía estar algo desaliñada. Tenía el pelo castaño, unos labios muy rojos y una tez bronceada. Esa chica no podría ser Sakura jamás, era demasiado distinta a su hija.
- Qué... qué o...curre. - consiguió decir mirándola-. ¿Quién e...res?
- Padre, soy yo. Sakura. - contestó sin poder contener ya el llanto.
- Puede... que me es..té muerien...do. Pero... sé reconocer a mi... hija. - cerró los ojos.
Sakura le agarró las manos y las llevó a su pecho justo a su corazón.
- Padre, soy yo. Os lo prometo. Si tengo esta apariencia es por obra de un hechizo.
- Un... hechizo. Já, muy gra...ciosa, muchacha. - dijo como pudo.
- ¡Por favor, no habléis! - le dijo ella alarmada por la voz tan débil de su padre-. Os demostraré que soy Sakura.
El Rey calló respirando entrecortadamente. Decidió oír a esa chica, porque otra cosa no podía hacer.
- ¿Recordáis cuando yo tenía seis años y madre trajo aquel tapiz? - El Rey seguía callado-. Sí el tapiz del corcel blanco. Madre adoraba aquel tapiz y lo tenía en la sala en música. Yo siempre andaba jugando por allí, porque adoraba como madre tocaba el piano, tiene unos dedos maravillosos que saltan de una forma asombrosa por las teclas creando hermosas melodías. - sonrió-. Hecho de menos que madre toque el piano mientras me quedo dormida en su regazo. - dijo con ensoñación.
El Rey la escuchaba asombrado, quizá sí que fuese su hija, pero también podía tratarse de una impostora.
- Pero bueno, que me voy del tema. - dijo riendo-. Un día madre marchó a visitar a unos parientes lejanos y yo me colé en la sala de música. Aquel día hice algo terrible. Rompí sin querer el tapiz de madre, ese tapiz que ella tanto adoraba.
"Fue un accidente, por supuesto. Había en la sala una jarra con agua y yo, queriendo ver el tapiz más de cerca, me subí en la mesa donde estaba la jarra con tan mala suerte que le di y vertí todo el contenido en el enorme tapiz. Al ver lo que había hecho me eché a llorar al instante. Solo tenía seis años y había sido un accidente. - se calló un instante para mirar a su padre, él tenía los ojos abiertos y la miraba atento a cada palabra que emitían sus labios-. Entonces llegaste tú y me consolaste, me dijiste que no pasaba nada, que lo arreglaríamos. Mandaste que se llevasen el tapiz y que lo copiasen hilo por hilo.
" Al cabo de unos días madre regresó y el tapiz estaba de nuevo en la sala de música como si nunca se hubiese mojado. Madre jamás supo qué había ocurrido y tú me dijiste que sería nuestro secreto, que nadie más lo sabría.
Nadie más lo sabe, padre. Solo tú y yo - concluyó.
El Rey estaba llorando. No podía creerlo, su hija estaba viva y estaba ahí junto a él en sus últimos momentos. Una alegría inmensa lo inundó. Alzó una de sus manos como pudo y acarició el rostro de su hija que también lloraba.
- Sakura... estás... vi...va. - sonrió feliz.
- ¡Sí, padre! - agarró la mano de su padre-. Siento mucho haberme escapado, siento haberte preocupado tanto... De verdad que lo siento... - sollozó- . Perdóname, padre.
- No. Perdóname tú... hija. - dijo sonriendo-. Por no ser... un pa..dre compren..sivo.
Sakura lo escuchó atenta.
- Debería haberte... escuchado... Debe...ría haber pensado... más en ti, en... tu... felicidad. -le acarició la mejilla con cariño-. Pero fui un... estúpido. - dejó caer la vista arrepentido.
- No, padre - negó con la cabeza-. Ambos nos equivocamos. Pero aún no es tarde para pedir perdón. Yo te perdono por todo, y tú, ¿podrás perdonarme por haber sido tan cabezota y rebelde? - preguntó sonriendo.
- Pues... claro. - dijo feliz-. Cuanto... me alegra haber...te visto... por última vez... hija mía.
- Padre, no te dejaré, no aún. Te prometo que me quedaré a tu lado hasta el final. - su voz se fue apagando mientras lloraba.
El Rey sonrió mientras admiraba a su hija. En aquellos meses había cambiado mucho, la veía más madura. Y sentía orgulloso de ella.
- Lo único... que... me apena... es no haberte visto... casada. - Sakura sonrió-. ¿A qué... esa sonrisa?
- Que a mi también me apena, padre. - se secó las lágrimas-. Me hubiese encantado que le hubieses conocido.
- No te en..tiendo, hija. - dijo confundido-. ¿A quién..te... refieres?
Sakura se moría de ganas de contarle a su padre todo lo acontecido aquellos meses, pero de lo que más ganas tenía era de hablarle de Naruto.
- Verás, padre... he... conocido a alguien. - dijo sin poder ocultar su entusiasmo-. Le amo y él me ama a mí. Supongo que cuando todo esto acabe nos casaremos. - no pudo evitar sonreír.
El Rey vio como le brillaban los ojos a su hija y supo que lo que le decía era verdad. Al final su hija se había enamorado tal y como ella siempre quiso. Y para eso había tenido que escapar de él, algo que jamás se perdonaría a sí mismo.
- Cuéntame... cosas de... él, Sakura. - pidió El Rey.
- Pues... bueno... no sé por dónde empezar. - dijo riendo-. Lo conocí en El Bosque Azul. Él me salvó de los guardias que enviaste a por mí, padre. Desde ese día vivo con él. Desde el principio fue muy atento conmigo y... poco a poco me fui enamorando de él. - su padre sonrió cerrando los ojos.
- ¿Cómo... se... lla..ma? - preguntó cansado.
- Naruto. Y no tienes que preocuparte, padre. Él puede que viva en el bosque, pero es en realidad un príncipe. - le dijo orgullosa.
- Ja... Me... hubiera... encantado... cono..cerle. - sonrió.
Sakura notó como la mano de su padre ya no hacía presión en su mejilla. Se acercó a él y notó que ya no respiraba. Su padre había muerto con una sonrisa en el rostro, feliz por haberla visto por última vez.
Sakura rompió a llorar de nuevo sobre su padre. La vida era tan injusta. Su padre había muerto por las maquinaciones de un tirano y de su arrogante sobrino. Envenenado. La peor muerte para un rey que haya habido y que pueda haber.
- Padre, te prometo que vengaré esta injusticia. Mataré a Madara y a Sasuke y a todo aquel que haya tenido algo que ver. - acarició el frío rostro de su padre-. Lo prometo sobre tu cuerpo.
Ean95- Aprendiz
- Mensajes : 79
Edad : 28
En El Gran Bosque.
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Sñif sñif q-qu-que t-riste las despedidas siempre son tristes pero esta a me a llagado al corazon
Primer comentario
Espero conti
Primer comentario
Espero conti
dani2000mxdx- Aprendiz
- Mensajes : 76
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Pobre sakura perder a su padre por culpa de dos mal... pero bueno al menos alcanzo a despedirse de el y a contarle de su amor por naruto y me alegra que su padre alcanzara a verla feliz con el hombre del que se enamoro una triste despedida pero que es un consuelo haber como hace para salir del castillo ahora y esperar que naruto no se halla dado cuenta de su ausencia.
aduzumaki- Sennin
- Mensajes : 1026
Edad : 29
Omnipresente :D
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Hi! Traigo nuevo capítulo. Gracias por vuestros comentarios
Espero que os haya gustado. Bye
- Capítulo 15:
- Sakura se quedó unos minutos observando el cuerpo inerte de su padre. Ya no quedaba nada del hombre que había sido alguna vez. Aquel hombre que tanto la intimidaba cuando era una niña, cada vez que hacía alguna trastada. Aquel hombre cariñoso y cercano, siempre preocupado por todo. Aquel hombre que hacía tan solo unos meses, había intentado casarla a la fuerza con un completo desconocido, que para colmo, tramaba junto a su tío apoderarse del reino.
Lo peor de todo, es que lo había logrado. Pero, ¿por qué no se lo había contado a su padre? Tal vez porque no quería que en sus últimos momentos de vida sufriera por ello. Quizá porque lo había visto tan indefenso en el estado en el que se encontraba, que no se atrevía a decírselo. Nunca lo sabría. Pero su padre había muerto feliz por verla una última vez. Feliz porque su hija lo había perdonado. Y eso era lo único que a Sakura le importaba.
Se enjugó las lágrimas y se levantó de la cama donde hasta entonces había estado sentada junto a su padre. Lo miró una última vez. Le dolía tener que marcharse sin poder dar aviso de que El Rey había muerto, pero no podía. Bastante lío había montado ya con los guardias de la puerta.
Esperaba que alguien viniese pronto y por fin pudieran llevarse el cuerpo de su padre y enterrarlo en la cripta real. Aunque esa posibilidad era ahora mismo demasiado remota sabiendo que quien dirigía el Reino no era otro que Sasuke.
Ahora su única preocupación era salir del castillo como había entrado: sin apenas ser vista.
Estaba a punto de abrir la puerta cuando el pomo comenzó a moverse con violencia. Sakura dio un par de pasos hacia atrás, temerosa. Su padre acababa de morir, había un par de guardias en la puerta en el suelo en medio de un charco de sangre y uno de ellos muerto, razones no le faltaban para temer.
La puerta se abrió de golpe, y por ella entraron cuatro personas. La luz que había en la estancia era lo bastante fuerte como para que Sakura viera de quién se trataba y de que su corazón latiera con fuerza.
Una de esas personas era Sasuke. Iba entallado en un traje lo suficientemente lujoso como para la posición que ahora ostentaba. Seguía teniendo el pelo de un negro azabache, pero su mirada se había vuelto más fría desde la última vez que lo había visto.
Con él iba Juugo, apoyado en otro guardia, debido a que apenas podía sostenerse en pie. Y otro, al lado de Sasuke.
Sasuke echó un ojo por la estancia, miró hacia la cama donde yacía el ahora muerto Rey y sonrió con arrogancia. Luego dio un paso hacia delante acercándose a Sakura. Tenía una mirada bastante siniestra en el rostro, capaz de intimidar a cualquiera, pero Sakura se mantuvo firme en el sitio sosteniéndole la mirada.
- Así que tú eres la causante de todo el alboroto, ¿eh? – se detuvo frente a ella sonriendo-. Supongo que la causa no era otra que matar al Rey.
- Claro que no. – contestó seria -. Nunca he tenido esa intención. Al contrario que tú. ¿Me equivoco? – preguntó sin apartarle la mirada.
Sasuke pareció sorprenderse. La escrutó con la mirada, serio y callado, durante unos segundos.
- ¿Se puede saber quién eres tú? – preguntó acercándose a ella-. No puedes ser una simple sirvienta del castillo, no cuando has acabado con uno de mis mejores caballeros y has dejado malherido a otro. Habla, muchacha. – ordenó.
Sakura sabía que Sasuke era un idiota. Podría escapar si únicamente hubiera entrado él solo, pero había tres personas más en la estancia. Tres si no contaba a Juugo, pero aún herido, parecía bastante mortífero.
Eso complicaba las cosas.
- He dicho que hables. – reiteró Sasuke con un tono cortante.
- No tengo porqué decirte nada.
Sasuke la fulminó con la mirada. Sakura rió por dentro. Lo tenía justo donde quería. Desesperado por saber a quién se enfrentaba.
- En realidad tengo una ligera sospecha de quién puedes ser. – dijo mostrando los dientes en una pequeña mueca-. Pero... preferiría que tú lo confirmases.
- ¿Ah si? ¿Y quién se supone que soy? – preguntó.
- Lo sabrás en un minuto. – contestó él sin más. Estiró el brazo con la mano cerrada en un puño hacia ella y sonrió-. Tranquila, esto no te va a doler. Solo elimina el poder mágico.
Sakura abrió los ojos ante aquellas palabras. Entonces Sasuke sabía quien era ella.
En su mano tenía un anillo con una pequeña piedra púrpura que brilló un instante. Sakura no sintió nada distinto, pero vio que Sasuke sonreía triunfante observándola.
- Debía imaginarme que podía tratarse de ti, Sakura. Pero… debo admitir que pensaba que ya estabas muerta. – le dijo vacilante-. Echaba de menos ver tu pelo rosa, princesa. – la última palabra la dijo con un tono de burla.
Sakura comprobó alarmada que era cierto, su pelo rosa había vuelto. Su tez blanca también y se notaba más baja que antes. Había recuperado su apariencia física. El hechizo de Jiraya se había roto. Pero, ¿cómo? Sasuke no poseía poderes mágicos, al menos que ella supiera.
- Sasuke cómo… - se detuvo. Sasuke había alzado la mano de nuevo.
Sakura vio como el guardia que acompañaba a Sasuke al entrar se acercaba a ella con unos grilletes en la mano. Iban a encerrarla. Por un momento aquella idea le sorprendió, pues pensaba que nada más descubrirlo, la mataría.
- Espero que no te importe que te encierre en una mazmorra. Es para prevenir que escapes y vayas junto a Jiraya de nuevo.
Jiraya. ¿Cómo sabía Sasuke que ella estaba con Jiraya? Era demasiado evidente que allí estaba pasando algo extraño. ¿Sasuke estaba al tanto de todo lo que había sucedido entonces? ¿Sabría también algo de Naruto?
- ¿Jiraya? – preguntó extrañada. Prefería hacerse la tonta-. No sé de qué me hablas Sasuke.
- No te hagas la tonta conmigo, Sakura. – advirtió-. Lo sé. Sé que has estado con un poderoso mago llamado Jiraya. Sé que él te ha protegido. Y el hacerte la tonta no te funcionará, te recuerdo que acabo de anular el hechizo del cambio de apariencia.
¿Qué diablos? Sasuke estaba demasiado enterado del tema de la magia, pero no era un mago. No lo era y estaba segura al cien por cien. Sabía distinguir a un mago y Sasuke no lo era. Aunque solo había mencionado a Jiraya, por lo que no tenía ni idea de que Naruto estaba vivo. Y si no lo sabía Sasuke, tampoco lo sabría Madara.
El guardia se acercó a ella y la cogió de ambos brazos para inmovilizarla y así ponerle los grilletes. Sakura se lo sacó de encima con un golpe en la barbilla, haciendo que diera unos pasos hacia atrás.
- Vamos, Sakura. Se buena y déjate apresar.
- ¡Nunca! ¡Tú mataste a mi padre! – gritó furiosa- ¿Y qué has hecho con mi madre?
- Tu madre… - dijo sonriendo de lado-. Hmp. Ella esta en una celda del calabozo por supuesto.
Sakura frunció el ceño.
- ¿Qué? No ha sido por gusto, créeme. – se defendió-. Hace dos días me vio echándole el veneno a tu padre y tuve que tomar medidas. – se rascó el mentón. Sakura vio un poco de barba creciente-. En cuanto me vio se puso a gritar “¡Guardias, guardias!” – imitó la voz de una mujer -. Le di un golpecito para aturdirla un poco. Cuando vinieron los guardias se la llevaron a su alcoba. Por supuesto dije que se había desmayado pensando que tu padre ya agonizaba. – rió-. Luego solo tuve que llevarla a los calabozos. Oficialmente está fuera del Reino por una visita de protocolo no sé dónde.
- ¡BASTARDO! No te saldrás con la tuya, ¿me oyes? – Notó un golpe frío en la cabeza y todo empezó a volverse borroso.
Cayó al suelo desmayada al instante. El guardia la había golpeado mientras estaba distraída hablando con Sasuke. Le puso los grilletes y un saco sobre la cabeza. La levantó del suelo y la agarró para que no cayera.
- En serio, Juugo, ¿cómo ha podido matar a Suigetsu y dejarte a ti así? – le preguntó incrédulo.
- En mi defensa diré que es más de lo que parece. – dijo el enorme caballero.
Sasuke suspiró cansado.
- En fin, da igual, Suigetsu era idiota. Dad aviso de que el viejo la ha palmado y que se lleven su cuerpo. Pero ve a que te curen, Juugo. No me apetece tener que prescindir de ti mucho tiempo. – Se volvió hacia el que sostenía a Sakura-. Tú ven conmigo a dejar a nuestra “invitada”.
Todos salieron por la puerta de la alcoba dejando allí el cuerpo del Rey. Que con una sonrisa, yacía en aquella enorme cama, muerto pero feliz.
Sakura abrió los ojos lentamente. Le dolía la cabeza y notaba un dolor punzante en la nuca. A sus oídos llegaba un goteo constante. Notaba que estaba sobre algo blando y caliente. Y un olor parecido a cloaca. No. Era un olor a cloaca.
Algo o alguien le apartó el pelo de la cara. Había sido una mano cálida y suave. Sakura comprobó que estaba apoyada en el regazo de alguien. Llevaba un vestido, por lo que debía tratarse de una mujer.
Aquella mujer le acariciaba el pelo con un cariño que no había sentido en años. Alzó la cabeza y se encontró cara a cara con su madre. Ambas sonrieron felices y se abrazaron con lágrimas en los ojos.
- Oh Sakura, me alegra tanto que estés bien. – le dijo mientras la abrazaba con fuerza.
Hacia meses que Sakura se había escapado y se había temido lo peor. Nada más haber descubierto que había ido al bosque, a ese horrible bosque, sus esperanzas de que su hija volviera sana y salva ya no estaban del todo claras.
Pero nunca perdió la esperanza y siempre pensó que su hija estaba bien, en alguna parte. Y ahora la tenía entre sus brazos como la había tenido tantas veces cuando era niña. Sin poder contener las lágrimas que empapaban su rostro y el hombro de su hija, que la abrazaba también y no dejaba de llorar.
- Siento mucho haberte preocupado tanto, madre. – dijo Sakura hundiendo la cara en su hombro como una niña.
- No pasa nada, hija. Lo importante es que estás sana y salva. – le acarició el pelo que le caía por la espalda.
Sakura se separó de ella rompiendo el abrazo.
- ¿No estás enfadada? – le preguntó.
La Reina se secó un par de lágrimas que le recorrían el rostro. Miró a su hija seria, pero al instante cambió a un gesto de cariño. Le puso a Sakura el pelo tras la oreja y se dibujó una leve sonrisa en su rostro.
- Reconozco que aún sigo algo enfadada, Sakura. – dijo mirándola los ojos sin dejar de sonreír-. Pero ahora mismo no quiero estar enfadada, no ahora que sé que estás bien.
Sakura le devolvió la sonrisa y se echó en sus brazos como si fuera una niña pequeña.
- Te he echado mucho de menos, Madre. Siento haber hecho lo que hice, pero no aguantaba la situación y…
- Shh… - la calló su madre meciéndola un poco-. Cariño deja el tema. Sé como te sentiste, de verdad. Y… déjalo, ¿vale? Si tú me perdonas a mí por no haberte escuchado, yo te perdonaré a ti. Aunque, en realidad no hay nada que perdonar. – Sakura abrazó con fuerza a su madre mientras asentía.
- Claro que te perdono. Madre. – se separó de ella sonriendo-. Perdoné a Padre, así que a ti también.
El rostro de su madre se ensombreció. A aquellas alturas ya debía saber que el Rey había muerto. Había perdido a su esposo, pero había recuperado a su hija perdida.
Sakura notó el cambió de su madre al instante y se sintió muy mal.
- Madre, lo siento… yo… - intentó excusarse.
- No, hija, no pasa nada. Has dicho que perdonaste a tu padre, ¿cuándo? – se recostó en la pared del calabozo.
- Pues… - calló mirando a todas partes-. Oye, ¿cuánto llevo aquí? – preguntó.
- Ese maldito de Sasuke te trajo anoche y calculo que por el tiempo que ha pasado debe ser media mañana.
A Sakura le dio un vuelco el corazón. Naruto ya debía haberse despertado y habría visto que ella no estaba. Conociéndolo, era capaz de hacer una locura. Se imaginó lo peor. Aunque era un poco sensato y al menos sabía que no debía entrar al castillo como los locos. O eso esperaba…
- ¿Sakura, qué pasa? – preguntó su madre alarmada, sacándola de sus pensamientos.
Sakura se frotó la cara cansada.
- Nada Madre. Solo es que me he acordado de algo. – Su madre le acarició el pelo-. De algo importante… - murmuró por lo bajo, pero fue oído por su madre.
- Sakura, sabes que puedes contármelo. – le dijo seria.
Sakura levantó la vista y miró a su madre. La miraba con una fuerza y una confianza que no había visto en mucho tiempo. Parecía que había vuelto la madre de cuando era una niña. Aquella que la enseñaba a pintar, la que la llevaba a montar a caballo o simplemente la madre que estaba con ella cada momento que podía.
Podría contarle a su madre todo lo referente a Naruto sin importar nada. Quizá no se tragase lo de la magia, pero era algo que debía decirle. No había podido contarle a su padre todo lo que había querido por las circunstancias, pero nada le impedía contárselo a su madre ahora.
- Es que dejé a alguien importante atrás. Bueno, en realidad me escapé. – dijo con una leve sonrisa, su madre enarcó las cejas como si dijera “¿Otra vez, Sakura?”- Pero tenía que venir aquí y ver a padre una última vez, madre. Y él… él no quería dejarme ir porque temía por mí. – subió las piernas al pequeño banco de piedra y se las abrazó por las rodillas-. Ahora veo que tenía que haberle hecho caso… Escondió la cabeza entre las rodillas.
La Reina sonrió. Su hija parecía otra persona completamente distinta. La veía más madura, más decidida y más centrada. Se había convertido en una mujer sin que ella apenas se diese cuenta. Ya no había rastro de aquella niña de cabello rosa y mirada soñadora, que se volvía loca cada vez que ella tocaba el piano. Aquella niña había crecido dando paso a una mujer, la mujer que tenía ante ella ahora.
- Sakura, no te sientas mal. Yo creo que hiciste lo que te decía tu corazón. – Sakura levantó la cabeza y miró a su madre extrañada.
- De… ¿de verdad me estás diciendo eso? – su madre rió.
- Sí. Ya sé que no es muy natural en mí decir eso, pero viéndote he comprendido hasta que punto he estado equivocada todo este tiempo.
Sakura sonrió feliz.
- Y ahora, ¿me vas a decir quién es él? – preguntó enarcando una ceja y sonriendo pícaramente.
- Bueno… es un joven que vivía en el bosque, quiero decir que vive en él. – dijo nerviosa trenzándose el pelo-. Se llama Naruto. Vive allí desde muy pequeño y estamos juntos… o algo así, supongo. – sonrió tímida.
- ¿Y…?
- ¿Qué? Creo que eso es lo que querías saber, ¿no madre?
- Sí, sí, pero seguro que hay más. Cuéntale a tu madre todo lo referente a ese joven. Venga, jovencita. – dijo con una sonrisa.
Sakura no pudo evitar soltar una pequeña carcajada. Su madre era insistente cuando quería. Y no se había tomado a mal nada de lo que le había dicho hasta ese momento.
Se sentó mirando a su madre, que estaba sentada a su lado, y cogió aire para contarle a su madre todo lo que a Naruto se refería.
- Naruto y yo nos conocimos cuando los caballeros de padre casi me atrapan. Él me salvó y se presentó. Lo gracioso es que cada uno se marchó por su lado después de eso, pero yo no sabía qué hacer en aquel enorme bosque y decidía seguirle. – sonrió recordando aquello-. Naruto vive en una cabaña oculta en el bosque.
- ¿Y cómo es Naruto? Quiero decir físicamente y su forma de ser. – interrumpió su madre.
- Bueno, Naruto es alto, fuerte pero sin ser toda una mole, tiene unos ojos azules como el cielo que adoro. – su madre sonrió con ternura-. Su pelo es rubio y suele llevarlo algo… desarreglado. – rió-. Además es muy atento conmigo, siempre me ha protegido, es cariñoso, pero algunas veces muy terco – frunció el ceño sonriendo-. Ah, y lo más importante, tiene unas marcas en la cara muy peculiares que se asemejan a unos bigotes.
- Por como lo describes, no me extraña que estés tan enamorada, hija. – dijo su madre llevándose una mano a los labios-. Tu padre también era muy atento conmigo. – Sakura le cogió una mano dándole su apoyo. Ella se lo agradeció con una leve caricia.
- Naruto me ha enseñado a defenderme por mi misma, madre. Ahora sé cazar, luchar con una espada y sin ella, he aprendido muchas cosas en El Bosque Azul… Le debo mucho. Sin él, quizá ahora mismo estaría muerta o sería la puta de Sasuke. – suspiró- Madre, tenemos que salir de aquí.
- ¿Qué estás diciendo, Sakura? No hay forma de salir de aquí. – le dijo su madre alarmada.
Sakura se levantó y caminó por todo el calabozo inspeccionándolo de arriba abajo. Cada piedra de las paredes y del techo, cada losa del suelo.
El calabozo era como la habitación principal de la cabaña. Estaba cubierto de piedra gris y bastante dura por las paredes y el techo, justo en una esquina, había un agujero por el que se colaban multitud de gotas de agua que caían en el suelo. El suelo, por el contrario, estaba formado por un montón de losas viejas y mugrientas. Olía fatal allí abajo y hacía mucho frío.
Lo que las mantenía aisladas del exterior era una puerta de madera de roble oscura y que no parecía nada deteriorada. Dejándole claro a Sakura que aquella puerta no se podría romper con un golpe ni una patada.
Tenía un pequeño cuadrado cubierto de barrotes que permitía ver que, fuera, había otra celda con la misma puerta. En el centro, había una rendija cerrada que sin duda sería para meter comida.
No había forma alguna de escapar de allí. Sakura le pegó una patada con violencia a una bandeja que había en el suelo. El sonido del vaso de metal resonó por todo el calabozo.
Soltó un bufido y se dejó caer en el suelo con los brazos cruzados y muy enfadada.
- Ya te he dicho que no había salida. – le dijo su madre sentada aún en el banco de piedra.
- Tiene que haber alguna forma, madre. No pienso quedarme aquí sin hacer nada. – le dijo molesta.
La Reina decidió dejar a su hija tranquila. Puede que hubiera cambiado, pero seguía enfadándose igual que siempre. Y ella sabía que cuando Sakura se ponía así, era mejor evitar dirigirse a ella.
La dejó en el suelo y ella se tumbó en el banco de piedra cansada.
Sakura pegó la cabeza a la fría pared de piedra. No había nada que hacer, no podría salir de allí. Quizá la única esperanza que le quedaba era esperar a que Naruto se las ingeniase para entrar en el castillo. Pero aún así, ¿cómo iba él a saber dónde encontrarla? Todo se había complicado de la noche a la mañana. Si seguía allí, nada le decía que Sasuke no intentaría sobrepasarse con ella como ya intentó alguna vez. ¿Por qué no la había matado? La querían muerta de todas formas por las palabras de Sasuke.
La respuesta le vino al instante a la cabeza. Jiraya.
Sí, no podía ser por otro motivo. Jiraya jugaba un papel importante en todo aquello que estaban tramando, y al parecer, solo ella sabía dónde estaba. No sabían nada de Naruto y eso al menos era un alivio para Sakura.
¿La torturarían para sonsacarle algo sobre Jiraya? Algo le decía que sí. Pero ella no se dejaría, ni hablar. Jiraya se había portado muy bien con ella. Había podido dejarla abandonada en el bosque, o haberla matado o… ¿quién sabe? Pero se había encargado de enseñarle muchas cosas, se había portado como un segundo padre para ella.
Si intentaban sacarle algo sobre él, ella no hablaría. Por muchas torturas que pudieran intentar, ella no traicionaría a Jiraya.
Espero que os haya gustado. Bye
Ean95- Aprendiz
- Mensajes : 79
Edad : 28
En El Gran Bosque.
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Te ruego que me perdones! No pude comentar en el otro capítulo que subiste,
POR DIOS SAKURA! Este capítulo fue de mucho drama para mi! Me gustaría que Sakuea escapara sola, no con la ayuda de Naruto..
Espero que Sasuke tenga su merecido!!
Espero conti! Chau!
Ha si de hecho a ti no te he preguntado sobre tu opinión del asqueroso final de Naruto.. Me gustaría tu opinión! :3
POR DIOS SAKURA! Este capítulo fue de mucho drama para mi! Me gustaría que Sakuea escapara sola, no con la ayuda de Naruto..
Espero que Sasuke tenga su merecido!!
Espero conti! Chau!
Ha si de hecho a ti no te he preguntado sobre tu opinión del asqueroso final de Naruto.. Me gustaría tu opinión! :3
belivexangel1- Sannin
- Mensajes : 501
Mi Casa/Ciber
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Muy genial el capitulo
Espero conti.
Espero conti.
dani2000mxdx- Aprendiz
- Mensajes : 76
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
¡Hola de nuevo! Nuevo capitulo os traigo y doy gracias por vuestros comentarios :3
belivexangel1: Te escribo mi opinión por mensaje privado en cuanto pueda, pero ya te digo que es muuuy larga xD
BYE
belivexangel1: Te escribo mi opinión por mensaje privado en cuanto pueda, pero ya te digo que es muuuy larga xD
- Capítulo 16.:
- Llevaba metida en ese lugar un día entero y ya empezaba el segundo. Sakura buscaba una forma de salir de aquel sitio, porque sabía que tenía que haberla. En cuanto lo averiguase, saldría del castillo con su madre, pues no pensaba irse sin ella, y buscaría a Naruto.
Pero lo difícil era averiguar cómo salir de allí. Había echado un ojo a la puerta. Tal y como había comprobado desde un principio, aquella puerta era demasiado dura para romperla, las bisagras estaban perfectamente y tampoco le daba la opción de romperlas. Si hubieran estado oxidadas la cosa habría sido más sencilla.
Por si acaso, miró en cada piedra de las paredes con la esperanza de que hubiera alguna suelta, o quien sabe, un pasadizo.
Pero nada, todo era inútil. Si quería salir de aquel lugar tendría que llevarse a alguien por delante. Una idea que no le gustaba del todo. Ya había matado a ese tal Suigetsu, pero en defensa propia. Matar a alguien para salir de un calabozo… eso ya era distinto.
Había podido comprobar, en el tiempo que llevaba encerrada allí, que había un guardia que cada cierto tiempo se paseaba por los calabozos. Cada dos horas pasaba uno distinto, por lo que había un turno de dos horas para cada uno.
El caso era que tendría que intentar salir de allí, y que para conseguirlo tendría que trazar un plan, hacerse con un arma y escapar del castillo como la experta que era en eso.
Estaba sumida en trazar un plan de escape hasta que escuchó la puerta del calabozo abrirse unos metros de donde estaba sentada. Se levantó de inmediato del suelo y fue hasta su madre, que también se levantó de donde estaba.
La puerta se cerró tras Sasuke, que había entrado allí con esa sonrisa de arrogancia que lo caracterizaba. Traía un traje azul oscuro, lo suficientemente hecho para él, pues se adaptaba perfectamente a su personalidad. O eso pensó Sakura al verlo vestir esos colores. “Aunque el negro le queda mejor”
- Buenas tardes, a las dos. – dijo con un tono cortés, pero que ambas sabían que nunca lo sería-. Espero que hayas pasado buena noche, Sakura. Yo personalmente lo esper…
- Déjate de tonterías, Sasuke. – dijo ella a bocajarro – Eso no va contigo. Si has venido a decir algo, dilo ya.
Sasuke cerró los ojos, alzó las manos en el aire y sonrió de lado.
- Está bien, me has pillado. Tranquila, ¿vale? – abrió los ojos y los clavó en ella, serio –. He venido a deciros que oficialmente soy El Rey de Itenwer. Pero eso es secundario – le quitó importancia con la mano –. Verás, Sakura, hace unas horas informé a mi tío de que estabas aquí con nosotros. El caso es, que tú eres la única persona que puede darnos información sobre Jiraya.
A Sakura no le sorprendieron esas palabras. Ya lo sospechaba al fin y al cabo. Sasuke parecía muy seguro de sí mismo, por lo que seguro que pensaba que ella le diría todo lo que él necesitaba.
- Me imaginaba que por eso no habías acabado conmigo. – dijo ella- Pero no puedo decirte nada, Sasuke. Lo siento. – le dijo con voz fingida.
El joven caminó hacia ella tranquilamente con las manos tras la espalda. Llegó hasta ambas mujeres y sonrió con mucha seguridad en sí mismo.
- Imaginaba que te harías la difícil, pero hay métodos para convencerte. – agarró a su madre del brazo antes de que le diera tiempo a pestañear- Dime, Sakura, ¿sabes dónde está Jiraya? ¿Sabes sus planes?
- Sasuke, suelta a mi madre. – ordenó.
Negó con la cabeza. Sin soltarla, sacó una daga de sus ropajes y la puso en el cuello de La Reina sonriendo con malicia.
- Bueno, Sakura tú eliges. Me dices lo que quiero saber o tu madre pagará las consecuencias.
Sakura luchaba para no abalanzarse sobre Sasuke. Lo miró con el ceño fruncido y muy cabreada. ¿Cómo se atrevía a utilizar a su madre de aquella manera? Era un despreciable.
Analizó la situación. Si le decía a Sasuke lo que quería saber, soltaría a su madre. Quizá en el tiempo que se tomase en soltarla podría intentar atacarle. Por otro lado, si rehusaba en decirle cualquier cosa, ¿sería capaz de matar a su madre? Oh, por supuesto que lo haría. No le había temblado el pulso cuando envenenaba a su padre, no le temblaría el pulso para cortarle el cuello a su madre.
Sin embargo, no quería traicionar la confianza de Jiraya. Podría darle a Sasuke información errónea, pero quizá descubriera la artimaña y no dudaría ni un solo segundo en cortarle el cuello a su madre.
- Si te digo lo que quieres, ¿dejarás en paz a mi madre? – preguntó resignada.
- Te doy mi palabra, Sakura. – contestó él.
- ¡No te preocupes por mi, hija! – dijo su madre.
Sasuke la cogió de los pelos haciéndola callar. Miró a Sakura esperando a que hablase.
Sakura tragó saliva, luego suspiró. “Perdóname, Jiraya” pensó.
- Hace alrededor de dos semanas que no sé nada de Jiraya. Partió al corazón del Bosque en la búsqueda de… - se quedó pensativa un momento intentando recordar el nombre de la bestia- Kyubii. – Dijo al fin- Sí, fue a buscar a esa bestia para averiguar cómo enfrentar a tu tío. – sonrió desafiante-. Y algo me dice que ya lo sabe.
- ¿Eso es todo? Seguro que te dejas algo. Venga, habla. – ordenó tajante.
- Ya te he dicho lo que querías saber. No tengo nada más. Ahora, suelta a mi madre. – suplicó
Una sonrisa terrorífica se dibujo en el rostro de Sasuke. Por un instante Sakura vio a Madara, aquel hombre que tanto la asustó la primera vez que lo había visto, y sintió un escalofrío que la recorrió de pies a cabeza.
- Muy bien, gracias. – Dijo serio- ¡Muchachos! – gritó hacia la puerta.
Esta se abrió al instante y por ella entraron un par de hombres que fueron hasta Sakura y la sujetaron con fuerza por los brazos inmovilizándola al instante. Sasuke seguía sin soltar a su madre y Sakura no entendía nada.
- ¡Qué es esto Sasuke! ¿Vas a matarme de una vez? – preguntó intentando zafarse del agarre- Puedes soltarme, aceptaré que me mates sin defenderme ni…
- Jajajajajaja – se carcajeó- Si estás apresada, no es para matarte a ti. Es para que no me estorbes, Sakura. – dicho eso, apretó la daga en el cuello de su madre.
Sakura comenzó a respirar entrecortadamente. No. No, no. Iba a matar a su madre. Sabía que las palabras de Sasuke no valían nada y aún así confió en él. Su madre la miraba llorando. Ella comenzó a llorar también sin poder evitarlo.
- Sasuke, por favor… te lo suplico. – imploró removiéndose nerviosa.
Pero Sasuke no le hizo ningún caso y, en un instante, cortó el cuello de La Reina de un solo tajo. La sangre comenzó a salir a borbotones. Vio como su madre luchaba por respirar, pero era inútil. Se ahogaba en con su propia sangre.
- ¡MADREEEE! – gritaba histérica.
Sakura miraba sin poder contener las lágrimas y los gritos, mientras veía morir a su madre frente a sus ojos.
En unos segundos todo acabó, y su madre dejó de respirar y de convulsionarse.
Sasuke soltó el cuerpo que cayó al suelo, inerte.
Sakura vio a su madre caer lentamente. Las lágrimas nublaban su visión, le costaba respirar y le dolía la garganta de gritar ahora ya en vano. Los dos tipos que la sujetaban la soltaron. Cayó al frío y duro suelo de rodillas sin dejar de llorar mientras contemplaba el cuerpo sin vida que yacía a un metro de ella.
- Eres un… maldito bastardo… -decía entre lágrimas de rabia y tristeza- Me dijiste que dejarías en paz a mi madre.
- Mentí. – dijo riendo-. Lo siento, Sakura. Era ella o tú. Y a ti aún te necesito. Sin embargo, - miró el cuerpo que yacía a sus pies- tu madre no me es útil. – dijo con desprecio.
Se agachó frente a Sakura para ponerse a su altura y le acarició la mejilla. Ella se apartó casi con desprecio. No. Lo hizo con desprecio. No iba a dejar que Sasuke la tocara de nuevo.
- Es una lástima que te resistas tanto. Podríamos haberlo pasado tan bien juntos tu y yo… - volvió a acariciarle la mejilla. Sakura le escupió en la cara.
- Preferiría la muerte o una de las peores torturas, a estar contigo. – dijo con desprecio apretando los dientes.
Sasuke se levantó limpiándose la cara mientras reía.
- Lo dicho, una pena. Coged el cuerpo de la ahora ex Reina. – dijo a sus hombres.
Ambos cargaron a la Reina. Sakura apartó la vista. No quería seguir viendo aquella imagen. Bastante había soportado al verla morir frente a sus ojos. Sasuke se quedó mirándola desde la puerta entreabierta. Luego, tras unos segundos, salió y volvió a encerrarla allí.
La dejó hecha un ovillo en el frío suelo de piedra, lamentando no haber podido hacer nada para salvar a su madre. Llorando como una niña la pérdida de sus padres en tan solo dos días. Pensando en lo mucho que había perdido, en las cosas que estaban sucediendo, las cosas que la hacían sufrir como nunca. Deseó no haber escapado, no haber desafiado de aquella manera a sus padres. Pero sobre todo, deseó haber podido hacer algo para evitar todo aquello. Deseó ser más fuerte para proteger a un pueblo que ahora estaba en manos de un tirano y de su tío, cabecilla de todo aquello.
Lo que más le dolía es que su madre había muerto para nada. Ella había vendido a Jiraya con la esperanza de salvar a su madre, pero ni siquiera eso había podido evitar. Ahora Madara sabría donde estaba Jiraya y si lo atrapaban todo se iría a la porra. Si Jiraya ya sabía cómo derrotar a Madara, si tenían alguna minima posibilidad de evitar algo peor, ya era tarde.
No supo cuánto tiempo estuvo tirada en el suelo, llorando y lamentándose por todo lo ocurrido, pero para cuando se dio cuenta, ya le habían traído la cena. Señal de que ya era de noche, señal de que llevaba allí dos días y señal, de que si no hacía algo pronto, acabaría mucho peor.
Tampoco pudo evitar no pensar en Naruto. Ya llevaba allí dos días, y era extraño que él no hubiera intentado entrar ya en el castillo para sacarla de allí. “Estoy demasiado acostumbrada a que Naruto me saque de los líos en los que me meto.”
Si quería salir de allí, tendría que hacerlo por sí misma, como ya había pensado antes. Y lo haría costara lo que costase.
Aquella noche no probó la comida. No supo tampoco en qué momento se quedó dormida en el suelo, pero para cuando despertó ya era de día. Lo sabía porque oía a un pájaro cantando en alguna parte. Irónico en realidad. Quizá fuese su imaginación que ya jugaba con su mente después de días allí metida.
Se levantó del suelo y se acercó a la bandeja de metal que había frente a la puerta. Decidió comer algo, el estómago le rugía de hambre. Aquella comida estaba asquerosa, pero al menos le quitaba el hambre. Era una especie de puré de patata más rancio que nada.
No sabía qué hora era. Se sentía demasiado cansada y no estaba para nada de humor. Pero tenía que pensar en algo para salir de allí. Así que cuando acabó de comer la bazofia aquella, caminó por la celda del calabozo dándole vueltas a la cabeza, pensando en algo.
Llegó a la misma conclusión de siempre: la única salida era por la puerta. En realidad estaba claro desde el principio, pero algo le decía que Naruto vendría a salvarla y por eso no se había arriesgado antes.
No lo pensó mucho. Saldría de allí aquel mismo día. En cuanto alguno de los guardias de acercase por la puerta, haría una escenita para que entrara, y, en cuanto se aproximase a ella, lo dejaría en el suelo de un golpe y aprovecharía para escapar de allí. Solo esperaba que no saliese mal como cuando llegó a la alcoba de su padre.
No tuvo que esperar mucho tiempo, alrededor de unos cuarenta minutos, escuchó el inconfundible sonido de un guardia aproximándose.
No perdió tiempo y se tumbó en el suelo, a continuación empezó a contorsionarse en unas posturas. Rápidamente se metió un poco del asqueroso puré en la boca simulando que era espuma.
El guardia miró entre los pequeños barrotes de la puerta, y, sin perder un minuto abrió la puerta de la celda y entró. Se arrodilló frente a Sakura alarmado.
- Oye, ¿qué te pasa? – preguntó sin saber que hacer.
Sakura seguía convulsionando poniendo los ojos en blanco. La verdad es que no lo hacía mal del todo. El guardia se acercó más a ella y en un segundo, Sakura dejó de moverse. Él la miró extrañado, pero antes de que pudiera hablar, Sakura dio un salto, se puso de pie y le golpeó en la entrepierna arrojándolo al suelo. Luego, salió como alma que lleva el diablo por la puerta.
- ¡Espera! – gritó levantándose y yendo tras ella.
No sabía por donde se salía, pero torció a la izquierda y luego a la derecha y supuso que iba bien. El guardia no se había quedado muya atrás y continuaba persiguiéndola por los corredores del calabozo.
Sakura vio unas escaleras al final y subió por ellas lo más deprisa que le permitieron sus piernas. Abrió la puerta que había al llegar arriba, y salió al exterior corriendo sin detenerse. Miró hacia atrás y vio que el guardia no desistía y seguía persiguiéndola sin apenas cansarse. ¿Le había dado muy flojo? Menuda forma de correr con aquel dolor de huevos que seguro que tenía.
De pronto chocó con alguien de forma brusca. Lo normal sabiendo la velocidad a la que iba intentando huir de aquel guardia. Cayó al suelo de bruces y miró hacia arriba. Era un guardia, que llevaba la visera del casco, que llevaban todos aquellos tipos de Sasuke, bajada. Por lo que no se le veía apenas el rostro.
El otro llegó con la lengua fuera intentando recobrar el aliento. El guardia con el que había chocado Sakura la agarró por los brazos levantándola al instante.
- ¿Así es como vigilas a los prisioneros? – reprendió a su compañero. Tenía una voz ronca.
- ¡Me la ha jugado y no me lo esperaba! – se excusó el otro.
- Bah, es igual. Me toca a mí vigilar ahí abajo. Tú vete a comer. – le dijo agarrando a Sakura y haciéndola caminar por donde había venido.
El otro guardia entró al castillo sobándose la entrepierna.
Sakura se removió con fuerza. “Maldición” Había estado tan cerca. Ahora tendría que pensar en otra cosa. Aquel tipo parecía muy fuerte y seguro que no sería sencillo librarse de él.
El guardia no bajó por las escaleras de los calabozos, aquello le extrañó a Sakura mucho. La condujo por la muralla y se quedó quieto mirando hacia todas partes, cauteloso.
Sakura notó que aflojaba un poco el agarre de sus brazos. “Esta es la mía” Pisó al guardia en el pie, provocando que se echase hacia atrás y chocara con la pared de piedra. La soltó y Sakura aprovechó para correr pero él la agarró del brazo.
- Supongo que me lo merecía. – Dijo con sorna.
Aquella voz. Sakura dejó de intentar escapar. El guardia se quitó el casco. Y ante ella estaba aquella sonrisa calida que tanto había echado de menos. Aquellos ojos azules semejantes al cielo y aquel pelo rubio indomable que se movía con el viento. Era Naruto.
Se tiró a sus brazos abrazándolo por el cuello y hundiendo la cara su cuello. Él la abrazó por la cintura alzándola en el aire. Sakura aspiró su olor, ese olor a bosque que siempre llevaba impregnado y que le caracterizaba. No pudo contener las lágrimas mientras lo abrazaba. Era él, estaba allí, con ella. La tenía en sus fuertes brazos, esos brazos que tanto había extrañado aquellos días.
Si estaba allí, eso quería decir que no la había abandonado a su suerte. No pudo evitar sonreír como una tonta.
Se despegó de su cuello para mirarle a la cara. Pasó una mano por ella, tenía una áspera barba de unos días que le daban un aspecto salvaje. Sus marcas aún se veían a pesar de la barba. Sonrió mientras le acariciaba la cara lentamente.
Naruto la depositó en el suelo, alzó su brazo de su cintura y le secó las lágrimas con ternura. Se acercó a ella y pegó su frente a la suya mirándola a los ojos. Ambos se sonreían.
En unos segundos los dos se besaban con ganas, con ansias. Llevaban días separados y se habían echado de menos. Naruto temiendo que a Sakura le hubiera pasado algo, Sakura extrañando a Naruto en aquel calabozo. Lo único que ambos deseaban en aquellos momentos era estar juntos, besarse, acariciarse, amarse.
Se separaron por la falta del aire. Sakura estaba colgada del cuello de Naruto. Ambos se miraban intensamente a los ojos.
- Te he echado de menos, Naruto. – le dijo ella acariciando el pelo de su cuello.
- No más que yo. – contestó él- Pero nada de esto habría pasado si te hubieras estado quieta, Cerezo. – la regaño serio.
Sakura bajo la mirada. Sabía que tenía razón en lo que decía. Le había preocupado muchísimo. Podía imaginárselo al despertar y no verla allí con él. Seguro que se había puesto histérico.
- Lo siento. – se disculpó ella con la cabeza enterrada en su pecho- . Es comprensible que estés enfadado.
Naruto le apartó el pelo de la cara y le besó la cabeza.
- Estoy enfadado porque me ha preocupado mucho, nada más. – le dijo más calmado-. Pero ver que estás bien hace que se me pase un poco el enfado. – rió.
Sakura levantó la cabeza de su pecho para mirarlo de nuevo a la cara.
- ¿De verdad? – preguntó algo insegura.
- De verdad. No te preocupes, Cerezo. – Cerezo. Lo había extrañado tanto.
- Aún así, si estabas preocupado, ¿por qué no has venido antes? – preguntó.
Naruto se rascó la barbilla.
- Em… te lo cuento luego, ¿vale? Ahora tenemos que salir de aquí. – le dijo serio rompiendo el abrazo y separándose un poco de ella.
- ¿Tienes un plan?
- Por supuesto que lo tengo. – dijo el con rotundidad.
Caminó un par de pasos y se asomó por el filo de la pared en dirección a los calabozos. No había nadie en aquella zona. Echó un vistazo arriba en las ventanas y tampoco veía nada sospechoso.
Luego, pasó frente a Sakura y fue al otro extremo de la pared y repitió la misma operación. Sakura lo observaba curiosa.
- ¿Qué haces?
- Comprobar que no haya nadie. – contestó sin mirarla.
Se dio la vuelta y caminó hacia ella.
- Naruto, ¿cómo has entrado? – Él sonrió mostrando todos los dientes.
- Por una entrada secreta. – respondió misterioso.
- ¿Una entrada secreta? – se sorprendió- No hay ninguna entrada secreta.
Naruto se puso el casco de nuevo, no sin antes guiñarle un ojo.
- Claro que la hay, princesa. – dijo sin más.
La cogió de los brazos, pero sin hacerle daño. Y la hizo caminar hacia el patio, que estaba desierto. Ambos caminaron por ahí, lo cruzaron en tres minutos y llegaron al otro lado. Sakura era guiada por Naruto en su propio castillo. Parecía incluso que él lo conocía mejor que ella.
La llevó a una pequeña armería y le hizo un además para que entrase por ella.
Cuando estaban dentro, Naruto se quitó el casco de nuevo y la cogió de la mano tirando de ella para que lo siguiera. Al fondo de la armería había un par de escudos enormes con los escudos del reino. Encima, colgado en la pared, había un blasón con un par de espadas cruzándolo.
Naruto le soltó la mano a Sakura, se acercó al blasón, cogió una de ellas por la empuñadura y la deslizó. Ante sus ojos, Sakura vio como los enormes escudos se abrían dejando a la vista unas escaleras de piedra que bajaban.
Dio unos pasos hacía atrás y chocó contra el pecho de Naruto, que sonreía divertido por su reacción.
- Las damas primero. – dijo haciendo un ademán en dirección al pasadizo.
- Ni soñando me meto por ahí. – negó con la cabeza.
- En caso de que prefieras salir por la puerta, llevándote a un montón de inocentes contigo… - dejó caer.
Sakura negó con la cabeza cruzándose de brazos, sin dejar de mirar aquel oscuro pasadizo.
- Oh, venga. – Se quejó Naruto- Yo estaré contigo si te da miedo. –la abrazó por detrás dejando las manos en su cintura y apoyó la barbilla en su hombro.
- No… me da miedo. – dijo con la voz entrecortada. Si que tenía un poco de miedo.
- En ese caso… - Naruto avanzó sin soltarla hacia el pasadizo. Sakura intentaba frenar, pero era inútil.
En unos segundos estaban dentro del oscuro pasadizo. Naruto presionó en uno de los ladrillos de la pared y los escudos cerraron la entrada de nuevo tras ellos. La oscuridad se apoderó del pasadizo. Sakura no veía nada.
- ¿Naruto? – lo llamó nerviosa. Al entrar al pasadizo había dejado de abrazarla. Y ahora no sabía dónde estaba.
- Estoy aquí, Cerezo. – una bola de fuego brotó de repente a un metro de ella iluminándolo todo y dejando ver a Naruto.
Sakura se puso a su lado de inmediato, él la cogió de la mano mientras que con la otra controlaba la bola de fuego. Sakura se pegó a él todo lo que pudo.
- No sabía que te diera miedo la oscuridad. Suerte que soy un mago elemental, ¿verdad? – le dijo con tono burlón mientras caminaban por el pasadizo.
Ella le dio un golpe en el brazo que se lo durmió por completo.
- ¡Ay!
- No te burles, Naruto. – dijo enfadada.
- Vale, vale. Perdón.
Continuaron caminando en silencio durante un buen rato. Parecía que aquel pasadizo no se acababa nunca. Las paredes eran parecidas a las de los calabozos, pero a la luz de la llama le daba una tonalidad más calida a la piedra. El techo no era muy alto, quizá cuatro cabezas más que Naruto. Estaba todo cubierto de telarañas y quién sabe qué más. Parecía que no soplaba ni una ráfaga de viento allí, sin embargo tenía que haber una salida en alguna parte que proporcionase aire, de lo contrario no habría oxígeno para respirar.
En una parte del pasadizo salió una rata enorme que correteó hasta sus pies. Sakura soltó un grito y se abrazó a Naruto que tuvo el tiempo justo para cogerla por la cintura.
- Menudo bicho. – dijo recobrando la compostura.
- Tranquila, que ya estoy yo aquí si nos ataca una rata o algo peor. – bromeó Naruto.
- Siempre tan caballeroso. – dijo besando su mejilla.
- Si quieres puedes subir a mi espalda, se te ve cansada. – Sakura asintió y subió a su espalda. Enredó sus piernas en su cintura y apoyó la cara en su hombro.
Naruto continuó caminando con Sakura a su espalda. De vez en cuando quemaba alguna telaraña por mera diversión. Sakura lo agradecía, no soportaba a las arañas.
Caminaba a paso lento. Ambos iban callados mientras caminaban. Sakura no podía evitar pensar en sus padres y una lágrima traicionera cayó por su mejilla.
- Sakura, - ella se sobresaltó- sé todo lo ocurrido. Siento no haberte dado antes el pésame por…
- Tranquilo, Naruto. – le cortó ella secándose las lágrimas- No pasa nada.
- Claro que pasa, Cerezo. – le dijo él alzando un poco la voz- Sé perfectamente como te sientes. Yo vi morir a mis padres frente a mis ojos.
- Oh, Naruto. – enterró la cabeza en su hombro llorando.
- Supongo que ahora estamos algo más unidos que antes. – dijo mirándola. Ella levantó la cabeza y vio a Naruto sonriéndole con comprensión.
- Naruto… - se acercó a sus labios y la besó.
- Estoy contigo, Cerezo. – le dijo separándose de su boca- Siempre. – susurró.
Sakura sonrió acariciando su mejilla.
- Lo sé.
- Ahora, salgamos de este pasadizo. Ya no queda mucho, creo que puedo ver la luz del final. – Sakura miró hacia delante y efectivamente, parecía haber algo más de luz, a parte de la bola de fuego de Naruto.
En unos cuantos pasos más, la luz se intensificó dando paso a un agujero lo suficientemente grande como para pasar por él. La luz molestaba a los ojos tras tanto tiempo acostumbrados a la tenue luz del pasadizo. Naruto hizo desaparecer la llama de su mano.
- Baja, por el agujero solo se puede pasar de uno en uno. – Sakura bajó de la espalda de Naruto de un salto- . Sal tú primero.
Sakura miró una última vez a Naruto antes de salir por el agujero. Al salir se vio en un sitio soleado y verde, cubierto de enormes árboles y cubierto por una frondosa hierba. Aquel sitio le sonaba de algo y no sabía de qué.
- ¡Al fin! Ya creíamos que no llegábais. – dijo una voz.
Sakura miró hacía el sitio de donde provenía. Y no pudo creer lo que sus ojos veían. Una inmensa alegría la inundo al instante.
- No puede ser, ¿qué hacéis vosotros aquí? – preguntó sin poder contener su alegría.
BYE
Ean95- Aprendiz
- Mensajes : 79
Edad : 28
En El Gran Bosque.
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Putooooooo Sasuke!!! Quiero que Sakura! Ella! Ella! Lo mate! No Naruto! Ella! Quiero que el puto de Sasuke muera dolorosamente! Okey!? Quiero que muera!!
Ahora Sakura esta huérfana, pobre...
Ahora Sakura esta huérfana, pobre...
belivexangel1- Sannin
- Mensajes : 501
Mi Casa/Ciber
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
excelente continuación maldito sasuke porque mato a la madre de sakura frente a sus ojos T-T y con quien se encontraron afuera waaa quiero continuación además de una explicación de porque naruto se demoro tanto en sacarla del calabozo.
Última edición por aduzumaki el Mar Dic 30, 2014 1:45 pm, editado 1 vez
aduzumaki- Sennin
- Mensajes : 1026
Edad : 29
Omnipresente :D
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Oh no!!! dime que no es cierto!!!! llegue al terrible momento de esperar por mas capítulos TT.TT
Me ha encantado el como va la historia hasta ahora.
Menos mal que se encontró con Naruto aunque un poco de ayuda antes no me hubiera molestado ni creo que a Sakura. Te odio Sasuke!!!... o al menos en este fic, es de lo peor, ojala Sakura logre vengarse de Sasuke y de Madara. Tengo curiosidad por saber quienes estaban al final del capitulo aunque creo saber quienes son.. creo...
Espero el proximo capitulo con muchas ansias.
Hasta luego.
Me ha encantado el como va la historia hasta ahora.
Menos mal que se encontró con Naruto aunque un poco de ayuda antes no me hubiera molestado ni creo que a Sakura. Te odio Sasuke!!!... o al menos en este fic, es de lo peor, ojala Sakura logre vengarse de Sasuke y de Madara. Tengo curiosidad por saber quienes estaban al final del capitulo aunque creo saber quienes son.. creo...
Espero el proximo capitulo con muchas ansias.
Hasta luego.
Cami- Clan Seiryuu
- Mensajes : 69
Edad : 25
La luna
1150
Posesiones :
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
¡Hola, hola! Feliz Año y todo esto jijijiji. Perdonad por la tardanza, pero entre comidas familiares y demás poco tiempo para escribir he tenido
Gracias por vuestros comentarios, me animáis muchísimo ^^
Nuevo capítulo. Me ha quedado más largo que los últimos, así que espero que lo disfrutéis.
BYEE!!
Gracias por vuestros comentarios, me animáis muchísimo ^^
Nuevo capítulo. Me ha quedado más largo que los últimos, así que espero que lo disfrutéis.
- Capítulo 17:
- Sakura miró hacía el sitio de donde provenía. Y no pudo creer lo que sus ojos veían. Una inmensa alegría la inundo al instante.
- No puede ser, ¿qué hacéis vosotros aquí? – preguntó sin poder contener su alegría.
Shikamaru puso una sonrisa de medio lado, calmado. Kiba simplemente se acercó a ella riendo, hizo una reverencia y le sonrió feliz, contagiado por su alegría.
Ambos parecían haberse deshecho de la ropa que solían llevar en el castillo. En su lugar, llevaban una camisa blanca debajo de un jubón. Verde en el caso de Shikamaru; y de color rojo en el de Kiba. Unos pantalones negros acompañados de unas botas marrones y desgastadas. En el cinto tenían sus espadas.
No habían cambiado mucho en el tiempo que había transcurrido, pero lo que los caracterizaba a ambos era que parecían algo más mayores. Quizá porque ambos tenían marcas de cansancio en el rostro. Además de que Kiba se había dejado un poco de barba y parecía más fiero de lo que ya era.
- Esperar a que Naruto os trajese de vuelta, por supuesto. – contestó Shikamaru.
- Sí. – afirmo Kiba- Ya pensábamos que tendríamos que ir a buscaros. Si ese idiota de Naruto hubiera tardado un poco más…
- ¿A quién llamas idiota? – Naruto había salido del agujero, cubierto de tierra y se acercó a ellos.
- Pues a ti, obviamente. – contestó Kiba con burla.
Naruto se le tiró encima y comenzaron a pegarse como dos niños pequeños. Sakura iba a intervenir, pero Shikamaru le paró los pies poniendo un brazo delante de ella y negando con la cabeza.
- Pero se van a matar. – se quejó.
- No, tranquila. Esto pasa muy a menudo. – dijo riendo.
Sakura no entendía nada de lo que estaba ocurriendo. Shikamaru y Kiba, caballeros de su reino, dos de los que se internaron en el bosque para encontrarla y dos de lo muchos que recibieron una paliza por parte de Naruto, estaban allí. ¿Sabían quién era Naruto? Debía de saberlo, al fin y al cabo casi mata a Kiba.
Era extraño todo aquello.
Kiba y Naruto pararon de pelear en cuanto Naruto le hizo una pequeña llave que lo inmovilizó. Kiba al grito de “me rindo” dejó de forcejear.
Naruto se levantó del suelo y ayudó al otro joven a levantarse.
- Algún día te dejaré para el arrastre que lo sepas. – advirtió Kiba.
- Sigue soñando, colmillitos- espetó burlón Naruto.
Sakura se acercó a Naruto y le tiró de la manga captando su atención.
- Creo que tienes que contarme un par de cosas, ¿me equivoco? – preguntó seria.
Naruto se rascó la cabeza.
- Sí, quizá… - murmuró. – Tú pregunta lo que quieras, ya sé que tienes que tener un montón de preguntas. Pero Shikamaru y Kiba también tienen alguna que otra cosa que contar, no solo yo. – dijo mirándolos.
- Me da igual el que sea, pero hablad alguno.
- Naruto, pronto oscurecerá, se lo contamos por el camino. – dijo Shikamaru colgándose un macuto a la espalda.
Naruto asintió.
- Déjame que cierre la entrada y me quite esta asquerosa ropa de Uchiha. – dijo con un gesto de repugnancia.
Caminó hasta el agujero del pasadizo, se detuvo y se quitó todas las prendas que llevaba. Se quedó únicamente con una camisa blanca holgada, que tapaba lo justo, unos pantalones negros y sus botas favoritas. Lo tiró todo por el agujero y, luego, movió un poco las manos y un montón de tierra comenzó a formarse alrededor de él, cerrándolo al instante. Ahora parecía que nunca hubiera habido allí nada.
- ¡Toma, tu ropa! – le gritó Kiba lanzándole un revoltijo de prendas que Naruto se puso al instante.
Ya vestido, los jóvenes acompañados de la princesa, se pusieron en camino. Naruto agarró a Sakura de la mano mientras caminaban tranquilamente. Sakura sabía que le sonaba aquel sitio, pero seguían sin saber de qué.
- Bueno, pegunta lo que quieras. – dijo Naruto.
- Vale, para empezar… - se quedó pensativa un momento- ¿Por qué tardaste tanto e ir a buscarme? La verdad es que pensé que en cuanto vieras que había desaparecido, correrías al castillo.
Naruto rió.
- La verdad… es que sí que fui a buscarte al ver que no estabas.
- Claro, porque a nadie le gusta que lo dejen después de retozar – se carcajeó Kiba. Shikamaru le dio un codazo y Naruto lo fulmino con la mirada.
- Como iba diciendo, fui a buscarte, pero antes de llegar al castillo vi a alguien conocido. – Sakura frunció el ceño concentrada en lo que le decía- Era un joven de mi edad, lo conocía desde pequeño. Era de Aquo. – dijo en un susurro- Hizo un gesto para que lo siguiera, y eso hice. Te ahorraré los detalles de en medio y te diré lo que importa de verdad. Hay un ejército al norte de tu castillo. Allí se están reagrupando para atacar a Madara y… bueno, a Sasuke.
“Llevan ocho años allí plantados, esperando el momento oportuno. Hace poco averiguaron que estaba vivo y por eso vinieron a buscarme. – Sakura tropezó con una piedra, distraída, y Naruto la agarró con fuerza para que no se cayera- Llegué a su base y allí me encontré con Itachi. Sakura, se están preparando para atacar… pero no sé cuándo. – Dijo nervioso- Yo tengo que ayudarles, como el legítimo heredero de Aquo. Tengo que vengar a mis padres, acabar con Madara. – .Alzó la voz- Por ese motivo no fui antes al castillo. – dijo apenado.
- Entonces… ¿hay gente que va a por Madara? – dijo incrédula. Naruto asintió con la cabeza. – Vaya…
- Y no solo gente de Aquo. – interrumpió Shikamaru a su lado. - También de Itenwer. Kiba y yo no somos los únicos que, en un descuido, nos hemos ido del castillo.
- ¿Por qué os habéis ido? – quiso saber ella.
- Porque hace una semana, Sasuke trajo a un montón de sus caballeros, por no decir todos, de Aquo y comenzaron a ordenar y a intervenir en todos nuestros asuntos. – dijo Kiba con tono exasperado. – No tuvimos que pensarlo mucho. Y hace unos días salimos por el pasadizo de la armería unos cuantos de nosotros sin ser vistos ni oídos.
Sakura se tomó su tiempo para asimilar aquel torrente de información. No era poco lo que le habían dicho, y tampoco era algo para tomarse a risa. Aquello era serio, había gente que llevaba años esperando el momento oportuno para derrocar a Madara. Y ya no era solo del reino de Aquo, sino de su propio reino.
Al menos ahora sabía porqué había tardado tanto en aparecer Naruto por el castillo.
- Y yo preocupada porque no venías a por mí. – dijo conteniendo una risa.
- Me lo prohibieron, Cerezo. – dijo Naruto. – Yo quería ir cuanto antes, pero Itachi me dijo que debía esperar. Dos días después Kiba, Shikamaru y yo trazamos un plan para sacarte del castillo. Al principio Itachi rehusó, pero al final lo convencí.
- ¿Cómo?
- Amenazó a Itachi. – saltó Kiba riendo.
Sakura miró a Naruto enarcando una ceja interrogante.
- Le dije a Itachi que o iba a por ti o tendría que prescindir de mí. – sonrió tímido.
- No sonrías así, no va contigo. – le dijo Shikamaru.
Sakura le besó en la mejilla y se abrazó a él por la cintura apoyando cabeza en su pecho. Él la abrazó también.
- Pero al final me he arriesgado y casi para nada, Cerezo. – se quejó con tono divertido.
Sakura no sabía a qué se refería.
- Cuando te he encontrado, huías de uno de los guardias, ¿me equivoco?
- Sí… pero…
- Nada de peros. Te has escapado tú sola del calabozo. Aunque aún tienes que mejorar la huída. – le dijo. – ¿Qué hubiera pasado de no ser yo con el que hubieras chocado?
Sakura bajó la cabeza avergonzada. Naruto tenía razón, para una vez que podría haberle salido algo bien…
- Pero se escabulló por la noche de tu lado, entró al castillo y mató a unos de los mejores caballeros de Sasuke. – dijo Shikamaru picándole. – Eso tiene mucho mérito, ¿no?
Sakura agradeció que su amigo la defendiera. Shikamaru hizo una leve reverencia.
- A sus pies, princesa. – le guiñó el ojo.
Naruto suspiró.
- Espera, ¿tú como sabes lo de ese tipo al que maté? – inquirió Sakura.
- Nos lo contó uno de los caballeros cuando salió del castillo. Tenemos espías dentro para enterarnos de todo, princesa. – explicó Kiba.
Sakura se quedó con la boca abierta sin saber qué decir. Lo tenían todo muy bien organizado. Y lo más importante, iban en serio con el tema de atacar a Madara. Ella lo veía como algo muy difícil. Madara era demasiado poderoso. ¿Qué podían hacer contra él un grupo de rebeldes? Por llamarlos de algún modo.
Kiba y Shikamaru se adelantaron un poco por la espesura. Aquel paraje era muy bonito. Tenían grandes árboles rebosantes de frutos, otros de hojas; e incluso, algunos sin ellas. Señal de que el invierno ya había llegado a la zona.
En el suelo había multitud de aquellas hojas, que, en aquel momento eran arrastradas por un viento que se levantó. Meció las ramas de los árboles haciendo caer más hojas.
- Cerezo, deja de preocuparte. Aún falta mucho para que ataquemos a Madara. – le dijo apartándole el pelo de la frente. – Además te aseguro que no somos pocos.
- ¿Cómo sabías que estaba pensando en eso? – preguntó ella.
- No lo sé, simple intuición. – dijo él. – O que te conozco demasiado bien como para saber lo que piensas. – sonrió cálidamente.
Sakura notó el viento frío en sus brazos desnudos y se removió en los brazos de Naruto en un escalofrío.
- ¿Tienes frío? – le preguntó al ver su reacción.
- Solo un poco. – contestó ella abrazándose los brazos con la esperanza de resguardarse un poco del viento.
Naruto la abrazó con fuerza envolviéndola en sus brazos más aún que antes.
- Ese vestido apenas tendrá algo de tela contra el frío. – repuso frotando sus brazos en el cuerpo de ella. – Menos mal que ya estamos llegando. En cuanto lleguemos te pondrás una ropa más abrigada.
Sakura comenzó a tiritar de frío. Debían de estar bastante al norte del castillo. Allí notaba el frío con mayor fuerza que cuando estaba en el calabozo, que ya era frío. Pensar en el calabozo la hizo pensar en su madre de nuevo. Ojala hubiera podido escapar con ella del castillo. Le hubiera gustado que conociese a Naruto. Y por supuesto, que Naruto la conociese a ella.
Había muerto de la forma más injusta posible. Y ella se sentía tan culpable…
- Mira, ya llegamos a nuestro destino. – le dijo Naruto señalando con la cabeza hacia delante.
Sakura alzó la cabeza para mirar en la dirección que Naruto decía.
A unos diez metros, aproximadamente, se hallaba imponente, la antigua mina real. Aquella mina había sido cerrada hacía mucho por falta de oro. Hacía tanto que su padre la había cerrado…
Ella tendría quizá unos cinco o seis años cuando aquello había sucedido. Fue un duro golpe para el reino, y tardó bastante tiempo en recuperarse por la falta de oro.
- Naruto… no me digas que es ahí donde… - se interrumpió antes de acabar la frase.
Naruto siguió avanzando con ella.
- Tranquila, es completamente segura. – le dijo tranquilizándola. – Admito que yo al principio también pensé que podría derrumbarse, pero está en perfectas condiciones.
Sakura se tranquilizó un poco.
Llegaron junto a Shikamaru y Kiba que los esperaban frente a las enormes puertas de la mina.
Unas puertas de color dorado bastante desgastadas que parecían estar cerradas, pero solo en apariencia. Sakura pudo fijarse en que había una puerta más pequeña, de la altura de una persona normal, y no de un gigante. Aquella puerta, del mismo color, estaba entreabierta y dejaba ver un poco del interior.
Sakura ya sabía porque le sonaba aquel bosque. Allí iba a montar a caballo con sus padres cuando era más joven. Su madre adoraba ir allí a cabalgar. ¿Qué había pasado después para que todo aquello se olvidase? Echaba mucho en falta aquellos momentos, y más aún ahora que nunca más volvería a verles.
- Bueno, entremos. – dijo Kiba empujando la puerta, que cedió al instante.
Había un enorme corredor al entrar, que estaba iluminado por la luz de un montón de antorchas. Al final del mismo, parecía haber un montacargas que para sorpresa de Sakura, parecía estar en perfectas condiciones.
La puerta se cerró tras ellos con un sonido que resonó en todas las paredes del corredor de piedra. Las vigas de madera que había alrededor no parecieron ceder ni un poco. Aquella mina estaba en perfectas condiciones a pesar de que parecía estar abandonada.
- Tenemos que coger el montacargas, Cerezo. – le dijo Naruto acercándose a ella. – No te dará miedo, ¿verdad?
- ¡Claro que no! – espetó ella.
Kiba y Shikamaru estallaron en risas.
- Naruto, ten cuidado.
- Sí, la última vez que se enfadó se escapó de su casa. – corroboró Shikamaru riendo.
Sakura se cruzó de brazos molesta.
- ¡Callaos, idiotas! – les ordenó caminando hacia el montacargas.
Naruto, Shikamaru y Kiba la vieron caminar por el corredor de piedra con paso firme. Parecía haberle molestado de verdad el comentario… ¿O habían sido los comentarios?
- ¡Espera, era una broma, Cerezo! – corrió tras ella y la agarró de la mano dándole la vuelta para que lo mirase.
Sakura lo miró con el ceño fruncido. Pero en seguida se relajó y apoyó la frente en el pecho de Naruto.
- Perdona, llevo días con mucha tensión acumulada… - se disculpó- . Y lo he pagado con vosotros.
- No pasa nada. – la tranquilizó Naruto acariciándole el pelo que le caía por la espalda- . Bajemos. Cuanto antes lo hagamos, antes podrás descansar.
Kiba y Shikamaru abrieron las puertas del montacargas con facilidad y subieron. Naruto agarró a Sakura de la mano, entrelazando sus dedos, y la condujo al interior de la plataforma. El montacargas se movía un poco y temió un poco que se fuera a caer o a desmoronarse. Naruto le dio un cálido apretón en la mano para que se relajase.
Shikamaru cerró la puerta tras ellos y Kiba movió una palanca que había a su lado. El montacargas comenzó a bajar al instante algo más rápido de lo esperado.
Sakura vio pasar ante sus ojos montones de niveles y niveles. Seguían bajando sin detenerse en ningún momento. La mina parecía en efecto, abandonada, pues no había señales en ninguno de los niveles que alguien viviera allí. Su ojo pudo captar, a pesar de la velocidad a la que iban, vagones repletos de tierra, picos rotos, un montón de rocas en el suelo…
Después de unos minutos, dos como mucho, el montacargas se detuvo con un frenazo. Sakura estuvo a punto de caer, pero consiguió agarrarse a Naruto.
- ¿Os ha gustado el paseo? – preguntó Kiba con sorna.
Sakura se limitó a sacarle la lengua.
Abrieron la puerta del montacargas y salieron. Aquel nivel de la mina olía distinto al resto. Es decir, allí el aire no olía a mina, a polvo, a escombros… Sino a… algo diferente. Sakura no supo a qué, pero lo agradeció. Lo cierto es que tenía la nariz algo sensible y no sabía cómo no había estornudado todavía con la cantidad de polvo que allí había.
Estaba todo iluminado por la luz de las pocas antorchas que colgaban las paredes de piedra. Todo el ambiente era tétrico y muy siniestro. De no ser porque iba con Naruto, Kiba y Shikamaru, Sakura nunca se habría atrevido a entrar allí. O quizá sí. ¿Quién sabe?
Caminaron y Sakura vislumbró una luz. Pero no parecía ser una luz artificial como la que proyectaban las antorchas de las paredes. De hecho, a medida que avanzaban, el número de antorchas parecía disminuir.
Sus fosas nasales captaron mejor el olor que envolvía aquel nivel. Olía a comida, no tenía ninguna duda.
Pararon a la entrada de lo que parecía ser una especie de claro. Lo parecía porque era enorme y porque allí la luz que había era luz solar. Luz solar que se colaba por un enorme agujero que había en el techo, a pesar de estar a no sé cuántos metros bajo tierra.
Allí había un montón de gente. Desde mujeres hasta niños; para su sorpresa. Los niños no pasaban de entre los ocho y los diez años. La mujeres eran de todas las edades: jóvenes como de su edad, madres, viudas y un par de ancianas que cosían en el centro del claro, sentadas en dos piedras.
También había hombres, como es natural si estaban preparando una revuetla. Iban de un lado a otro, ocupados, llevando armas, provisiones… Todos ellos iban armados con al menos una espada en el cinto. Alguno que otro se paraba un momento y hablaba o coqueteaba con alguna mujer.
Al irrumpir en el claro, todos los ojos se clavaron en ellos, bueno, en ella. Ella era la cara nueva por allí. La princesa de Itenwer había llegado a la mina. Mina que en algún momento le había pertenecido por derecho.
Nadie le lanzó ninguna mirada de desprecio, o de enfado incluso; sino, más bien de pena, de lástima.
¿Toda esa gente sabía lo qué había pasado con sus padres? No, era imposible que supieran nada. El mismo Naruto se había enterado, pero porque había estado en el castillo. Las miradas de lástima eran por otra cosa. Quizá sabían lo que había pasado todo aquel tiempo. Prefirió bajar la mirada e ignorarles.
Naruto tiró de su mano para que lo siguiese. Atravesaron el claro junto con Shikamaru y Kiba que iban delante de ellos. Hasta que no se perdieron por un corredor, Sakura no dejó de notar los pares de ojos que los observaban.
Se relajó un poco. Llevaba demasiado tiempo en tensión. Naruto tenía razón, necesitaba descansar urgentemente.
- ¿Dónde vamos? – preguntó.
- A ver a Itachi. – contestó Naruto.
Kiba y Shikamaru se perdieron tras una cortina rajada. Naruto los siguió tirando de Sakura a su paso.
Tras las cortinas había lo que podría llamarse una habitación. En las paredes había un par de mapas colgados. Uno pertenecía a Aquo y el otro abarcaba Itenwer y todo su territorio. En el centro del pequeño cubículo, había una mesa oscura, aparentemente vieja. En ella había un enorme mapa plegado. Apoyado, sobre el mapa, con las manos, había un hombre de pelo largo y negro; recogido en una coleta, con unos profundos ojos marcados por ojeras. Se parecía mucho a Sasuke, y por qué no, también a Madara.
Nada más verlos entrar, se irguió y cruzó los brazos, serio. También había un par de hombres más allí. Uno de ellos era rubio y el otro tenía el pelo largo.
- Por fin, ya pensaba que tendría que enviar a un par de hombres a buscaros. – les dijo más animado de lo que parecía. Le echó una ojeada rápida. Sakura, intimidada, dio un paso atrás- . Tranquila, Sakura. – le dijo con una sonrisa calmada-. Que no te engañe mi aspecto, yo no soy como mi tío y mi hermano.
Sakura asintió convencida.
- Mi nombre es Itachi. Es un honor conoceros, princesa– hizo una breve reverencia- . Quiero que os sintáis lo más cómoda posible mientras estéis aquí. Si puedo hacer algo, lo que sea… solo pedidlo.
- Descuida, lo tendré muy presente. – y lo dijo con sinceridad.
- Me alegra saberlo. –Miró a los demás cambiando su expresión a una más seria-. Y bien, ¿qué habéis averiguado?
Naruto soltó la mano de Sakura y hurgó bajó su camisa. Sacó un pañuelo que parecía envolver algo, y lo puso sobre la mesa.
- Le quité esto a tu hermano. Lo tenía en su habitación. – Itachí desenvolvió el pañuelo y sujetó una gema entre sus manos.
- ¿Es…?
- Sí. – contestó Naruto-. Con eso puede quitarle el poder mágico a cualquiera. Gracias a eso, Sasuke o… bueno, cualquiera puede ser un mago.
Itachi envolvió la gema con el pañuelo y se lo dio al hombre rubio.
- Lleva esto a mi habitación. – le dijo.
- ¿Crees que complica mucho las cosas? – preguntó Shikamaru.
Itachi asintió apoyando las manos en la mesa.
- Los magos no son muy habituales hoy día. Eso lo sabéis. De hecho, hasta que no conocisteis a Naruto, vosotros dos no creíais en nada de eso. – dijo dirigiéndose a Kiba y a Shikamaru- . Si Madara tiene esas gemas, significa que su plan no es solo hacerse con Itenwer. Está planeando algo mayor.
- Entonces, ¿vamos a atacarle cuanto antes? – quiso saber Kiba.
- No. – negó Itachi-. Sigue siendo pronto para eso. Seguiremos con nuestras investigaciones dentro de Aquo y de Itenwer. Lo primero es averiguar qué planea ese loco de mi tío. – Suspiró-. Si hacemos las cosas bien… Bueno, - rió. Nos irá bien.
Sakura se adelantó hasta situarse frente a Itachi.
- Quiero ayudaros. – dijo.
- ¿Cómo? ¿Qué estás diciendo, Cerezo? – le preguntó Naruto cogiéndola del brazo.
- Suelta. – la soltó-. Sé lo que hacen esos cristales, yo misma he experimentado su poder. – le dijo a Itachi seria.
Itachi pareció sorprenderse.
- ¿Entonces no nos hemos equivocado con el cristal? Eso me alegra. – dijo dando una palmada.
- Sasuke llevaba un anillo con esa misma piedra. Me apuntó con él, brilló un instante y luego… el hechizo de cambio de apariencia quedó nulo.
- ¡Qué! – exclamó Naruto-. ¿Ya no estás bajo el hechizo de Jiraya?
Sakura negó bajando la mirada.
- Vaya, la magia cada día me sorprende más. - dijo Kiba.
Itachi se puso un dedo en los labios para que se callase.
- ¿Por qué no me lo dijiste, Cerezo? – le espetó nervioso.
- No tuve la oportunidad. Y tampoco me acordé en ese momento. – dijo alzando la voz.
- Bueno, da igual ahora. Al menos no os vio nadie. – dijo Itachi poniendo fin a la leve discusión.
Naruto resopló con fastidio.
- Sakura dime todo lo que sepas.
- No hay mucho más. – se cruzó de brazos-. Llevaba la piedra incrustada en un anillo, me apuntó y en un instante todo el poder mágico del hechizo de Jiraya había desaparecido. – finalizó.
Itachi se llevó una mano al mentón pensativo. Naruto miraba a Sakura de reojo, mientras Shikamaru y Kiba esperaban el siguiente movimiento de Itachi.
- Mmm… Puede que estemos cerca de algo, pero no lo suficiente. – dijo al fin. – Se me ocurre alguna que otra teoría.
- ¿Cómo cuáles? – preguntó Shikamaru.
- La primera: sabe que hay un ejército en algún lugar, preparado para atacar en cualquier momento. Por ello, necesita algún as para ganar. Si tiene esas piedras, puede que lo que quiere es reunir poder mágico y crear así un ejército de magos.
- Pero eso no es demasiado… ¿rebuscado? – planteó Kiba.
Naruto negó con la cabeza.
- No es rebuscado. Pero aún siendo eso… no creo que ese sea su plan. No creo que su meta sea la de librarse de un grupo de rebeldes, por llamarnos de algún modo. – afirmó serio.
- Sea lo que sea, no puede ser bueno viniendo de Madara. – dijo Itachi suspirando. – Que los espías que tenemos en Aquo y en Itenwer sigan informando de todo lo que sea posible. La reunión ha acabado. – se retiró de la mesa. – Además, seguro que Sakura está cansada. – sonrió.- ¿Por qué no le enseñas esto, Naruto?
- Claro.
Cada cual salió de la habitación. Shikamaru y Kiba salieron de allí hablando de las piedras, intentando sacar sus propias conclusiones. Itachi se despidió de Sakura con una leve sonrisa diciendo que quizá se verían más tarde. Era demasiado diferente de Sasuke.
Naruto la cogió de la mano y la condujo sin decir una palabra por la mina. Pasaron de nuevo por el claro, donde había menos gente que antes. Unos nueve hombres que charlaban entre ellos animados. Y Kiba y Shikamarua, algo apartados que sacaban brillo a sus espadas mientras charlaban.
Naruto abrió el montacargas, Sakua entró y él cerró la puerta tras ellos. Accionó la palanca y comenzaron a subir de nuevo.
Sakura no soportaba aquel silencio. ¿Naruto estaba enfadado por lo de antes? ¿Le preocupaba algo en especial? Lo miró con detenimiento. Tenía el semblante muy serio y apretaba la palanca con fuerza.
- Naruto. – lo llamó. En ese momento el montacargas se detuvo. Él seguía ausente. – Naruto. – volvió a llamarlo. Seguía sin reaccionar.
Sakura se acercó a él y le giró suavemente la cara con ambas manos para que la mirase. Pareció regresar del mundo de sus pensamientos y parpadeó mirándola.
- ¿Qué ocurre, Cerezo?
- Eso debería preguntarte yo a ti, ¿qué ocurre? Nada más acabar esa extraña reunión te has quedado ausente, como si no estuvieses aquí. – le acarició la mejilla.
- No… era nada. – musitó cerrando los ojos con fuerza.
Sakura lo abrazó por el cuello.
- Sea lo que sea, puedes contármelo. – le dijo al oído.
La estrechó entre sus brazos al instante casi derrumbado. El montacargas se balanceó un poco.
- No es nada, es que últimamente me vienen algunos recuerdos a la cabeza. – el tono de su voz era melancólico.
- ¿Qué recuerdos?
- De todo tipo.
Sakura lo miró.
- ¿Quieres contármelos? – preguntó con suavidad.
Sakura vio la duda en sus ojos. Él quería contárselo, por supuesto que quería, pero sabía que en el momento en el que empezase a hablar, se derrumbaría. Y ahora era el peor momento para derrumbarse, aunque fuera frente a Sakura.
- No es que no quiera… es que… - musitó.
- Vale. – le cortó ella. – Cuando estés preparado, te escucharé. – Naruto esbozó una sonrisa.
- Gracias por entenderlo. – la besó en la frente.
Sin dejar de abrazarla salieron del montacargas. La mina parecía ser igual en cada parte. Un corredor de piedra, rodeado de antorchas para iluminarlo todo, polvo por todas partes… Solo cambió cuando acabaron de cruzar el corredor. Ante ella había algo semejante a una colmena. Habían estructurado la mina en aquella parte para que hubiera un montón de pequeñas habitaciones colocadas una tras otra a ambos lados de las paredes, que también estaban iluminadas por antorchas. Pero el parecido con una colmena era debido a que estaban todas yuxtapuestas de forma circular y había no una, sino dos plantas de habitaciones a las que se podía acceder por unas escaleras de piedra.
¿En solo ocho años habían hecho todo eso? Era impresionante. Si le había impresionado el enorme agujero que iluminaba lo que para ella era “el claro”, la zona donde estaban las habitaciones había acabado por impresionarla del todo.
- Estas son las habitaciones. – le dijo Naruto mientras caminaban. – He pensado en enseñarte todo, pero imagino que estarás cansada, así que – se detuvo frente a una de ellas y entró.- dejaremos la visita para más tarde.
Sakura observó la pequeña estancia. Había una cama muy parecida a las de la cabaña del bosque. Un montón de velas apagadas puestas por toda la habitación y un saco marrón apoyado en la pared. Lo básico.
- Espera un momento. – le dijo.
Movió la mano y se encendieron todas las velas a la vez iluminando la habitación del todo. Sakura vislumbró un par de libros junto al saco que no había visto antes de que Naruto encendiera las velas.
- Vaya, cómo has mejorado. – le felicitó ella.
- No es para tanto. – dijo quitándole importancia.
Sakura fue hasta los libros y cogió uno. Pequeña fue su sorpresa al comprobar que era uno de los que había en la cabaña.
- Fui hasta allí y me los traje. – dijo él por encima de su hombro.
Sakura dejó el libro donde estaba. Y se dio la vuelta. Naruto estaba sentado en la cama dando vueltas a un extraño colgante que tenía colgado.
- Lo encontré entre las cosas de Jiraya y me lo puse. – dijo él cuando ella se sentó a su lado en la cama.
El rostro de Sakura se descompuso y ocultó la cara entre sus manos mientras sollozaba. Naruto dejó de toquetear el colgante y se acercó a ella preocupado.
- ¿Qué te pasa?
- Que hice algo horrible, Naruto. – dijo ella entre sollozos.
- No será tan malo. Venga, cuéntame. – le quitó las manos de la cara con suavidad y la hizo mirarle.
- Es que… le dije a Sasuke lo que planeaba Jiraya y… - se calló mientras lloraba aún más fuerte. – Soy una persona horrible. Pero amenazó con matar a mi madre si no hablaba y…
- Shhh... – la calló él abrazándola. – Tranquilízate, Cerezo. Habla, que yo te escucharé.
Se secó las lágrimas con el dorso de la mano. Naruto le acarició el rostro y le agarró ambas manos.
- Sasuke amenazó con matar a mi madre si no le decía dónde estaba Jiraya y lo que planeaba. – relató más calmada. – Así que… se lo dije. Pero el muy canalla mató a mi madre poco después de decirle lo que quería. – dijo con rabia.
Naruto la abrazó con más fuerza para consolarla. Ella enterró la cara en su pecho y comenzó a llorar otra vez. Naruto se quedó un instante pensativo. Sasuke sabía lo que planeaba Jiraya, lo que planeaba no, lo que seguro ya había hecho. A esas alturas ya debía de estar cerca de la cabaña o en ella. Y él no tenía ni idea de que corría peligro. Si lo encontraban… No quería ni imaginar qué ocurriría si daban con él. Jiraya podría librarse de un grupo de soldados fácilmente, incluso de unos cuantos magos, pero en una emboscada la cosa era diferente.
Y todo por culpa del canalla de Sasuke y su juego sucio. Prometió no matar a la madre de Sakura sí se lo decía todo. - Maldito canalla.- Sabía perfectamente como hacer que Sakura hablase y lo había logrado. Porque estaba seguro que Sakura jamás hubiese revelado el paradero de Jiraya y mucho menos sus planes. Aunque la torturasen hasta la muerte, ella jamás delataría a Jiraya.
Le acarició la mejilla con cariño y depositó un suave beso en su cabeza.
- Cerezo, no te sientas mal. Tú solo tratabas de evitar que tu madre también muriera. – le dijo tratando de calmarla. – Yo en tu lugar… - suspiró-. Quizás habría hecho lo mismo.
Sakura no dejaba de llorar en su pecho. Soltando toda la amargura que llevaba dentro, toda la culpabilidad y toda su tristeza. Naruto la abrazaba. Simplemente la abrazaba y le susurraba palabras de cariño en el oído esperando a que se calmara un poco. La mecía entre sus brazos como si fuera una niña que acabase de hacer una trastada.
- Naruto deberías odiarme por lo que he hecho. – le dijo ella más calmada recostada en su pecho.
- Ya te lo he dicho, la situación en la que te encontrabas era difícil e hiciste lo que pensaste que era lo mejor en ese momento. ¡Estabas bajo una fuerte presión! – le dijo con obviedad. – Te he dicho que yo probablemente habría hecho lo mismo, así que por favor, cálmate. ¿Lo harás? – le preguntó por encima de su hombro mirándola a los ojos.
Ella asintió sumisa mientras suspiraba. La besó en la mejilla y se levantó de la cama. Fue hasta el saco y rebuscó en su interior hasta sacar un puñado de ropa. Sakura la atrapó al vuelo cuando él se la lanzó en un muñón de tela.
- Quítate ese vestido y ponte esa ropa, Cerezo. – le dijo sin levantar la vista mientras cerraba el saco. Luego caminó hasta la puerta y se detuvo para mirarla. – Y luego échate y duerme un poco. – le sonrió con calidez.
- ¿Y tú? – preguntó ella al verlo ponerse bien su ropa arrugada. - ¿Vas a alguna parte?
Naruto asintió serio, colocándose bien las botas.
- Tengo un par de cosas que hacer. – se levantó y le sonrió. – Tranquila, no voy a matar a nadie. – la tranquilizó al verla fruncir el ceño. – Haz lo que te he dicho y duerme un poco. Nos vemos luego. – le dijo antes de desaparecer a toda prisa sin esperar alguna respuesta por su parte.
Sakura lo vio desaparecer de allí. Suspiró. –Haré lo que me dice. Al menos ya no Tego que dormir en un lugar incómodo. – Se despojó de su vestido y se puso las ropas que le había dado Naruto. Aquellas ropas eran de Naruto, olían a él. Se llevó la camisa blanca a la nariz y aspiró su fragancia. Cerró los ojos. Le encantaba el olor de Naruto.
Acabó de vestirse y se metió en la cama. Aquella cama era muy pequeña en comparación con la del bosque, pero aún así, podrían dormir los dos en ella. Eso sí, muy pegados. Menos mal que hacía frío, si no cualquiera dormía allí.
Se echó sobre la almohada, que también olía a él, y se quedó dormida en apenas un susurro.
Despertó al cabo de… no sabría decir cuánto había dormido en realidad. Se incorporó y se sentó en la cama restregándose los ojos del sueño. Bostezó y se estiró un poco. Echó un vistazo a la estancia y vio en la esquina a Naruto, a la luz de un par de velas, sentado en el suelo, con una tabla de madera apoyada en las piernas, y sobre ella un pergamino sobre el que estaba escribiendo.
Estaba tan concentrado que ni siquiera había notado que ella había despertado. Decidió levantarse de la cama.
Nada más poner un pie en el suelo, él levantó la vista del pergamino y la miró. Dibujó una sonrisa en su rostro que ella devolvió sin vacilar.
- Has despertado al fin, Cerezo. – le dijo volviendo la vista al pergamino, pero sin dejar de sonreír.
Ella se acercó a él, apartó una vela y se sentó a su lado en el suelo. Ahora que llevaba ropas más cómodas; unos pantalones de Naruto sus botas marrones, también de él, un jubón rojo y una camisa blanca, le costó menos esfuerzo moverse.
- No he dormido mucho, ¿no? – le preguntó apoyando la cabeza en su hombro.
- Un par de horas. – contestó él soltando la pluma con la que había estado escribiendo. La miró inclinando un poco la cabeza y rozó su nariz con la suya. – Pensé que dormirías más. – soltó una carcajada.
- La verdad es que yo también. – admitió ella. - ¿Qué escribías? – preguntó mirando el pergamino.
Naruto se puso serio y dejó de mirarla un momento para mirar el pergamino.
- Una carta para Jiraya. – Sakura contuvo la respiración. Por un momento se había olvidado del tema de Jiraya.
- Om. – contestó inclinando la cabeza.
Naruto le pasó un brazo por los hombros atrayéndola más hacia él.
- No te vuelvas a poner a llorar, por favor. – le dijo.
- Es fácil para ti decirlo…
Naruto sonrió de lado. Claro, que era fácil para él decirlo. Y ella tenía razón, por supuesto que la tenía. Y tenía todo el derecho del mundo a sentirse mal, a llorar por ello. Y él no tenía que decirle que no llorase porque no tenía ningún derecho a impedirle algo tan natural como llorar. Pero estaba el tema de que odiaba verla llorar, odiaba verla mal, odiaba no poder hacer nada para impedir que llorase. Porque la amaba y no soportaba ver como sufría.
Por eso él no quería que ella lo viera llorar, porque sabía que para ella debía de ser lo mismo. Por eso, él no quiso contarle que hacía días que sufría por dentro ante el recuerdo de sus padres, de todo lo que había perdido hacía ocho años. De toda la culpa que sentía al haber abandonado a toda la gente que se suponía que eran sus súbditos.
- Tienes razón, no debería decirte algo tan estúpido como eso. Llora todo lo que quieras.
A Sakura le sorprendió escuchar esas palabras. Escudriñó su rostro y vio que algo había cambiado. Ya no sonreía como hasta hacía un minuto. En su lugar una mueca de amargura se había apoderado de él. Lo veía abatido, y no sabía por qué.
- Naruto… - empezó a decir.
- ¡Genial, la tinta ya se ha secado! – exclamó cortándola.
Enrolló el pergamino a toda velocidad y se levantó del suelo. Le ofreció una mano a Sakura que lo miró anonadada. Su rostro había vuelto a cambiar y ahora estaba… alegre. Agarró su mano y él la ayudó a levantarse.
- Vamos, tengo que mandarla cuanto antes. – le dijo mientras salían de allí.
El montacargas se detuvo con el golpe seco tan característico y Naruto abrió la puerta y salieron. Habían subido hasta la propia puerta principal de la mina. Cuando salieron al exterior, a Sakura le molestó la luz del sol; que a pesar de que ya estaba atardeciendo, le impidió abrir mucho los ojos.
Soplaba un aire invernal que la congeló de arriba abajo. Dio gracias por no llevar puesto aquel vestido, pues de haber sido así, se hubiese congelado al instante.
Naruto se llevó dos dedos a su boca y silbó en dirección al bosquecillo. Al instante un cuervo, negro como la noche, surgió de entre los árboles y a toda velocidad cruzó el pequeño trecho que los separaba para posarse en el brazo de Naruto.
Naruto sacó el pergamino del interior de su jubón y se lo dio al cuervo que lo tomó en su pico y salió volando tal y como había venido. Naruto lo vio marcharse entre los árboles. Sakura vio que tenía una expresión de preocupación en el rostro mientras miraba en la dirección por la que se había marchado el cuervo.
- Naruto, Jiraya estará bien. – lo tranquilizó ella cogiéndole la mano. Él la miro y suspiró.
- Sé que estará bien, pero aún así… - calló.
- No puedes evitar preocuparte. – terminó ella la frase por él.
Él asintió tomándole la otra mano y pegándola a él.
- Le he advertido de que van a por él, para que se cuide las espaldas. He hablado con Itachi y le he explicado la situación. - Ella se alarmó porque era la culpable de todo. – Tranquila, nadie te va a matar ni nada. – la tranquilizó. – Ambos estuvimos de acuerdo en que si en tres días como máximo, no obtenemos respuesta, iremos a buscarle. – dijo echando a andar hacia el interior de la mina. El sol era tan solo una raya naranja entre las montañas. – Espero que no le pase nada. – abrió la puerta y entró seguido de Sakura.
- Seguro que no le pasa nada, sabe cuidarse solo. – Entraron al montacargas y Naruto accionó la palanca para bajar.
- Eso espero. – dijo él abstraído.
Sakura le cogió el brazo y comenzó a tirar de su manga.
- Venga, ¿no decías que ibas a enseñarme esto? – preguntó sonriendo.
- ¡Es verdad! – contestó llevándose una mano a la frente. – Pues manos al a obra, Cerezo. – sonrió y detuvo el montacargas.
Sakura salió tras él. Con la excusa de que le enseñase aquello al menos lo mantendría ocupado y no pensaría tanto en Jiraya. Era lo menos que podía hacer ya que ella era la culpable de que estuviese tan preocupado.
Al salir del corredor se toparon de frente con una chica de la edad de Naruto aproximadamente, que llevaba unas cuantas espadas en las manos. Tenía el pelo de un castaño fuerte recogido en dos coletas, llevaba ropas masculinas algo manchadas y tenía una expresión bastante fiera. Tras ella había una fragua y un yunque. Además de montones de metales y armas a medio forjar por todas partes. Aquello debía ser la herrería, sin ninguna duda.
- ¡Ups! Lo siento, TenTen. – se disculpó Naruto al instante.
La chica, que había dado un paso atrás de la impresión, recobró la compostura y agarró las espadas con más fuerza, pues había estado a punto de soltarlas.
- No importa, señor. – dijo ella.
A Sakura le sorprendió aquella muestra de respeto. En el poco tiempo que llevaba allí, todos habían llamado a Naruto por su nombre, a pesar de que sabían quien era. Pero aquella chica no. Aunque no es que conociese a muchos, tan solo llevaba allí cuatro horas como mucho.
- Ya te he dicho que me llames Naruto. NA-RU-TO. –repitió lentamente.
- Pero me resulta difícil, y lo sabéis. – se excusó ella.
- Bueno, no importa. – se rindió él. Se volvió a Sakura, que estaba tras él, y la puso a su lado. – TenTen, quiero presentarte a Sakura Haruno.
TenTen, hizo una leve reverencia como pudo al llevar el peso de las espadas en la mano.
- Mi señora. – dijo a modo de saludo.
Sakura ya no estaba tan acostumbrada a aquellas muestras de respeto y la tomó un poco de sorpresa. Se limitó a cabecear un poco algo cohibida.
- TenTen, te veo ocupada. – dijo apenado-. Estoy enseñándole esto a Cerezo y habóa pensado en ti para ayudarme.
- Oh, pues lo lamento mucho pero…
- Tranquila TenTen. – la interrumpió un hombre, que podría rondar los cuarenta perfectamente, saliendo de detrás de una cortina raída del fondo.- Yo me ocupo de eso.
TenTen se lo quedó mirando dubitativa.
- Venga mujer, si ya hemos apagado la fragua. No tenemos que hacer nada más hoy. Y tú te mereces un descanso.
- ¿Estás seguro, padre?
Él asintió con una sonrisa.
- Naruto. – saludo con una reverencia. – Y esta bella dama es la princesa Sakura, sin duda. Es un gran honor, mi señora. – volvió a inclinarse ante ella.
Sakura cabeceó, esta vez con más naturalidad.
- Cerezo, te presento a Hayate, el mejor herrero de todo Aquo. – dijo con una sonrisa triunfal.
- Modestia a parte, es verdad. – dijo él en una carcajada.
TenTen musitó algo que parecía ser “Estúpido presumido”. Sakura pareció ser la única que lo escuchó, pues soltó un pequeña risotada que se ganó las miradas de ambos hombres.
- ¿De qué te ríes? – quiso saber Naruto curioso.
- De nada, de nada. – dijo aguantándose la risa.
Naruto se encogió de hombros. Prefirió dejarlo estar, al menos la veía feliz y no culpable como hacía poco.
- Bueno, me llevaré estas espadas. Que disfrute de la visita, princesa. – dijo Hayate. – A más ver, Naruto. – cogió las espadas que TenTen tenía en las manos y se marchó hacia el montacargas dejando allí a los jóvenes.
Naruto se volvió hacia TenTen con una sonrisa.
- Bueno, qué dices, ¿vienes o no? – preguntó.
- No tengo nada mejor que hacer, así que supongo que sí. – dijo ella encogiéndose de hombros.
- Genial, pues empezaremos por enseñarle a Cerezo la herrería.
TenTen hizo un ademán para que la siguieran. Aquel sitio no era muy grande, pero tampoco muy pequeño para tratarse de una herrería. La fragua estaba apagada, tal y como había dicho Hayate. Por el suelo había hierro, algunas hojas de espadas deshechas y empuñaduras. Tras la cortina, de donde había surgido Hayate, había armas de todas clases ya acabadas. La mayoría estaban colgadas en la pared en fila unas al lado de otras. Hachas, espadas, dagas, cuchillos, espadas cortas, escudos con un extraño símbolo que Sakura no supo descifrar, armaduras, arcos…
TenTne iba explicando el trabajo que costaba hacer todas aquellas armas y el esfuerzo que ponían ella y su padre cada día al ser lo únicos herreros de aquel lugar. Sakura la escuchaba fascinada junto a ella, mientras contemplaba las armas. Naruto iba algo rezagado tras ellas deleitándose con la explicación de TenTen. Él fabricaba sus propios arcos, – había tenido que hacer unos cuantos, para qué negarlo. – pero no se podía comparar con el cuidado y la belleza que poseían aquellas armas. Hayate y su hija ponían todo su esfuerzo y cariño en fabricar las armas, dejándolas con acabados perfectos y con detalles preciosos.
Se detuvo ante una espada que tenía la cabeza de un zorro en la empuñadura. La empuñadura tenía un suave color anaranjado similar al fuego y poseía una hoja larga y afilada de un suave color azulado semejante al hielo. Aquella espada lo fascinó al instante. Deseaba blandirla cuanto antes y darle un gran uso. Si pudiera enamorarse de algún objeto, sería de esa espada.
TenTen y Sakura se fijaron en que Naruto se había detenido frente a aquella espada y caminaron hasta llegar a él.
- ¿Os gusta? – preguntó TenTen mientras él miraba la espada con deseo.
- No te imaginas cuánto. – respondió el sin apartar la vista.
- Ni siquiera a mí me ha mirado de esa forma. – bromeó Sakura.
TenTen rió.
- Los hombres son muy simples. Para tener contento a un hombre basta con una espada hermosa. Incluso se olvidan de lo realmente importante. – la señaló.
- No hay más que mirarlo. – dijo Sakura mirando a Naruto resoplando.
Naruto alzó una mano para tocar la espada, pero TenTen le dio un rápido manotazo deteniéndolo.
- ¡AY! – se quejó sujetándose la mano que le picaba tras el manotazo. - ¿Se puede saber por qué has hecho eso?
- No podéis tocar esa espada. – le dijo ella sin más.
- ¿Por qué? – preguntó Sakura. – Es solo una espada. ¿No?
TenTen se cruzó de brazos.
- No es porque sea una espada. – dijo firme. – Es simplemente porque es una gran espada. Esta hecha con materiales especiales. Llamémoslos mágicos. – Señaló la espada. – La empuñadura eso puro fuego y la hoja es hielo. No sé cómo la hizo mi padre, pero esa espada no la puede empuñar cualquiera. – finalizó.
- ¿Ni siquiera un mago? – preguntó Naruto sin rendirse.
- No lo sé, pero no la toquéis por si las moscas.
Sakura admiró la espada que tanto le había llamado la atención a Naruto. Le pareció que tal y como había dicho TenTen, la empuñadura era puro fuego y la hoja hielo. Una bella intersección de elementos en un mismo lugar que parecían no poder convivir juntos, pero que lo estaban. Y la empuñadura poseía aquel zorro que, pensó, era la perfecta caricatura de Naruto. O al menos eso le pareció a ella al verla.
- TenTen, no puedo tocar esa espada, pero puedo verla y con eso por ahora me basta. – le dijo con una sonrisa.
Sakura miró a Naruto y sonrió. No cambiaba pasase lo que pasase, siempre que podía sonreía, sin importar la circunstancia. Y quizá, por eso, le había querido desde un primer momento. Por su facilidad de dar calidez en cualquier circunstancia, por mala o extraña que fuera.
Lo agarró por el brazo sonriente.
- Anda, vamos, quiero ver el resto de la mina. – lo empujó por el camino de armas hasta la cortina. TenTen los seguía con una pequeña sonrisa.
La pequeña ruta acabó cuando llegaron al comedor de la mina. Que no era más que una enorme sala de piedra, como no podía ser de otra manera, con multitud de mesas puestas por toda la sala con bancos largos a juego. Estaba abarrotado de gente, más de la que Sakura esperaba ver allí. En aquella mina abandonada podía haber aproximadamente cien personas o más. Y sabía que fuera había más hombres, los espías de los que hablaban todos.
No le sorprendió ver allí a algunos de los mejores caballeros de su padre. Estaban Gai y Asuma en una de las mesas charlando con un par de hombres más, riendo a carcajadas… Era increíble que ella no tuviera ni idea de que existía un pasadizo en su propio castillo.
La atmósfera del comedor era totalmente acogedora. Se oían risas y más risas, había un par de niños jugando a perseguirse entre ellos…
Se sentó con Naruto en una de las mesas, que ocupaban Shikamaru y Kiba. Ambos comían animados y los saludaron al sentarse. TenTen fue a buscar a su padre despidiéndose de todos.
Sakura había congeniado al instante con aquella chica. Durante el recorrido por la mina, habían charlado como dos viejas amigas. Por un instante Sakura recordó a Ino. ¿Qué habría sido de ella? Se lo preguntaba muy a menudo. Le debía mucho a aquella chica a la que podía considerar su amiga.
Se había enterado que TenTen era una de las mejores arqueras que había por allí. Sakura tuvo un poco de envidia al enterarse. Su primera experiencia con el arco no había sido muy grata, a pesar de que Naruto se empeñase en que había estado bastante bien.
En la mina había espacio para todo. Habitaciones, una herrería, la cocina, un almacén para las armas, un lugar para los suministros, una zona donde podían practicar con las armas… ¡Incluso un río subterráneo!
No habían perdido el tiempo en aquel lugar y habían montado un auténtico “hogar”.
Era una pena que fuera por las circunstancias en las que se encontraban. Cuando Madara había tomado el control de Aquo la mayoría escaparon al enterarse de que Minato y Kushina habían muerto. De Naruto no se sabía nada, pero lo dieron también por muerto aquel día.
Sin embargo no llegaron a la mina, si no que estuvieron viviendo como podían en el bosque. La comunidad empezó a crecer poco a poco.
Itachi, que por ese entonces tenía trece años, fue dándose poco a poco cuenta de que su tío era un ser ruin y cruel. Y un día se rebeló contra él. Madara, que tenía todas sus esperanzas en él, se llevó una gran desilusión y ordenó que lo encerrasen en el calabozo hasta que se pudriera. Solo tenía quince años, pero se las ingenió para escapar de allí y llegó al bosque. Allí se topó con la comunidad y con una gran demostración de lo que podía hacer acabó por convertirse en uno de sus líderes.
Poco tiempo después dieron con la mina y la adaptaron a lo que ahora era.
Eso fue lo que TenTen le había contado. Cuando todo aquello ocurrió ella tenía tan solo seis años. Su padre y ella escaparon una noche junto a unos cuantos más y sobrevivieron en el bosque hasta que apareció Itachi.
Lo que habían vivido aquellas gentes no era ni la mitad de cruel que lo que había pasado ella, que en comparación, no era nada. Ni siquiera podía compararse con Naruto.
Aquella noche se durmió entre los brazos de Naruto como hacía días que no dormía con una sola idea en la cabeza. Demostrar que podría hacerse más fuerte y ayudar a aquella gente a recuperar su reino. Y ahora también el suyo.
BYEE!!
Ean95- Aprendiz
- Mensajes : 79
Edad : 28
En El Gran Bosque.
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
que bien conti todo me imagine menos que la gente del reino de naruto y sakura se unieran para combatir a madara se aproxima una lucha muy buena la espero con emoción en cuanto a jiraiya ojala se salve y que paso con tsunade quiero saber de ella espero te inspires pronto aunque largo me encanto este capítulo en especial como describiste el nuevo hogar formado en la mina hasta la próxima.
aduzumaki- Sennin
- Mensajes : 1026
Edad : 29
Omnipresente :D
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Yes!! Conti :3333 lo único que te puedo decir es.. Quiero que le corten los huevos al emo! LOL
belivexangel1- Sannin
- Mensajes : 501
Mi Casa/Ciber
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Hola, hola. El capi que ya toca Gracias por vuestros comentarios.
- Capítulo 18:
- Habían pasado tres días desde su llegada allí. Aún no se sabía nada de Jiraya desde que el cuervo había salido con aquella carta. Naruto estaba cada día más y más preocupado y ni siquiera comía o dormía pensando en que Jiraya estuviese en apuros o algo peor. Cuando estaba con Sakura evitaba mostrarle a la chica su preocupación. Quería evitar que siguiera pensando en que todo aquello era su culpa, que en realidad en parte lo era, pero por las circunstancias en las que se había desencadenado todo, Sakura no debía sentirse culpable en absoluto.
A pesar de que evitaba mostrarlo delante de ella, Sakura sabía muy bien que Naruto fingía estar bien delante de ella. No era tonta y sabía perfectamente que él estaba demasiado preocupado por su maestro y amigo. Jiraya era como un abuelo para él, era su protector y lo más importante: su amigo.
Naruto se pasaba el día entrenando con la espada y el arco para evadirse de sus pensamientos. Cada estocada que daba con la espada, cada flecha que lanzaba a la diana, le hacían sentirse algo más cerca de Jiraya. De sus días en el bosque, aprendiendo todo lo que podía de él, de sus enseñanzas y de su sabiduría.
Derrotaba a todos sus oponentes, hasta tal punto que ya la mayoría no entrenaban con él. Naruto descargaba su espada con angustia y con mucha fiereza. Intentando liberar la presión de su preocupación que no lo dejaba pensar en otra cosa que no fuera Jiraya.
Acabó con otro enemigo invisible antes de caer al suelo de tierra de rodillas, cansado de pelear solo. Dio un puñetazo levantando tierra a su alrededor. Estaba cansado de esperar noticias. La angustia que sentía en aquel momento era tal y como la que experimento al saber que Sakura estaba en el castillo y que no podría ir a rescatarla. Pero lo de Jiraya era aún peor, porque ni siquiera sabía si estaba vivo, herido o muerto.
Golpeó una vez más el suelo agarrando un puñado de tierra en sus manos de la rabia y la impotencia.
Lo tenía decidido, si Jiraya no aparecía en las próximas 24 horas, iría él mismo a buscarlo. Solo si era necesario, pero lo encontraría y lo llevaría hasta allí como fuera.
Se levantó del suelo, limpiando un poco sus ropas cubiertas de sudor y tierra, y salió de allí.
Fuera debía de haber anochecido hacia ya rato. Incluso si calculaba el tiempo que había estado metido en la sala de entrenamiento peleando contra enemigos invisibles, podría decir sin temor a equivocarse que ya debía de haber pasado la hora de la cena.
Se metió en el montacargas y presionó la palanca hacía debajo del tirón. Llegó hasta la última de las plantas hasta las que se podía bajar, y salió del montacargas.
Apestaba a sudor y estaba muy sucio, así que decidió darse un baño ahora que seguro que no habría nadie.
Bajó por una suave pendiente ancha de tierra y piedra, a paso tranquilo y en silencio. En aquella parte de la mina apenas habían hecho nada para adaptarla a sus necesidades, pues en realidad, no era necesario.
A los dos minutos de caminar, la pendiente se acabó y dio paso a un suelo liso de piedra. Conforme de acercaba, se podía oír el torrente de agua del río subterráneo que pasaba por allí.
Al fin llegó hasta la zona por la que pasaba el agua. Debía de tener cuidado, pues la corriente era bastante fuerte y podía arrastrarlo. Por ello, la única adaptación que habían hecho allí había sido un estanque en el que podían meterse máximo cinco personas, en la zona donde la corriente pasaba con menos fuerza. El estanque estaba hecho con piedras pegadas unas con otras formando un cuadrado.
Se desvistió rápidamente, dejando su ropa a un lado de la pequeña caverna doblada, y se metió con cuidado en el estanque. El agua nunca estaba congelada, sino que se mantenía a una temperatura intermedia. A él en realidad no le importaba, pues estaba tan acostumbrado a bañarse con agua fría, debido al rió del Bosque Azul, que el agua de aquel río estaba caliente en comparación.
Decidió relajarse un rato allí solo en el agua, con la única compañía de sus pensamientos y reflexiones.
“Podría reunir un grupo de personas que estuviesen dispuestas a acompañarme hasta allí. Pero claro, deben ser buenos y bastante diestros para andar por el Bosque. Jiraya fue hasta la parte más peligrosa y no quiero poner a nadie en peligro… - pensaba mientras se frotaba la piel eliminando la suciedad acumulada. – Pero quizá lo más conveniente es que vaya hasta allí solo. – suspiró contra el agua formando un par de burbujas. – La única persona que puede encontrarlo soy yo. No puedo poner a nadie en peligro. Me marcharé sin avisar a nadie, será lo mejor. Lo encontraré y lo traeré hasta aquí sano y salvo. – Salió del agua y espero a secarse un poco para ponerse la ropa.
Cogió el montacargas y subió hasta la zona de “La Colmena”, donde ya hacía rato que dormía casi todo el mundo. Entró a la habitación que compartía con Sakura, que dormía profundamente con una respiración tranquila. La miró unos instantes dormir. “Es tan hermosa”.
Apartó la vista, muy a su pesar, y abrió el saco para sacar otras prendas de ropa. Se cambió de ropa rápidamente. Se ajustó su carcaj, ahora vacío, a la espalda y cogió su arco, que estaba apoyado en la pared, para ajustárselo también a la espalda.
Necesitaba flechas, y para ello tendría que ir hasta la armería a abastecerse.
Cerró el saco cuando notó un movimiento tras de él. Era Sakura, que se removía nerviosa en la cama, tensa y, a pesar de la oscuridad, vio que en su rostro una fuerte mueca de espanto. Extendió sus manos al aire y comenzó a emitir gemidos lastimeros. ¿Estaba teniendo una pesadilla?
Naruto acortó la poca distancia que existía, y se acercó hasta la cama. La cogió entre sus brazos y la abrazo para intentar calmarla. Sakura seguía retorciéndose, pero poco a poco se calmó. Naruto le daba pequeñas caricias en la espalda y en el pelo. La oía respirar más relajada. Había conseguido sacarla de aquella pesadilla.
- Cerezo, seguramente te enfades conmigo, pero debo de ir a buscar a Jiraya. Y debo hacerlo solo. – dijo contra su oído. – Si no lo hago yo… Debo ir yo y nadie más. – Ella seguía dormida. - Te prometo que volveré contigo sano y salvo. – la tumbó de nuevo con cuidado y la tapó con la manta. Le apartó el pelo de la frente y se inclinó para besarla. – Pase lo que pase, volveré. Te quiero, Cerezo. – Volvió a besarla, pero esta vez fue un pequeño beso en los labios, apenas una caricia.
Cogió papel y pluma y escribió una nota donde explicaba todo. Y hecho eso, se levantó de allí y, echando una última mirada a la joven que dejaba dormida tras él, desapareció de allí.
Dejó la nota en la sala de entrenamiento donde seguro que la encontrarían pronto y se largó rápidamente a por la armas.
La odisea para evitar a los vigilantes de la puerta, fue digna de documentar. Consiguió coger las flechas y también cogió un par de dagas y una espada con su vaina que se puso en su cinto. Pero al salir casi es descubierto por un par de hombres. Los noqueó – le dolió hacerlo, pero de no haberlo hecho le hubieran parado – y salió de allí a todo correr. Llegó al montacargas, subió y salió por la puerta principal de la mina perdiéndose en la noche.
Sakura despertó a la mañana siguiente. Había tenido un sueño muy raro, aunque al principio era una pesadilla. La imagen de su madre muriendo a manos de Sasuke una y otra vez sin parar. Ella no podía gritar, se había quedado sin voz y Sasuke se burlaba de ella, pero entonces llegó Naruto y el escenario cambió. Ya no estaba viendo morir a su madre, en su lugar estaban los dos en un prado verde y lleno de todo tipo de flores. Naruto se puso serio en un instante y comenzó a decirle que debía ir a buscar a Jiraya él solo y que volvería. Al final se marchaba con la promesa de que volvería vivo y con Jiraya, antes de besarla en la frente y más tarde en los labios.
Se dio la vuelta en la cama, esperando ver a Naruto a su lado durmiendo, pero la cama estaba vacía. Era extraño que Naruto se levantase antes que ella. El día anterior no había querido molestarlo mucho, sabía que el no tener noticias de Jiraya lo estaba matando por dentro. Así que lo había dejado solo.
¿Aquel día también repetiría la misma operación que el anterior? No lo soportaría de nuevo.
Salió de la cama y se vistió. Vio ropas sucias de Naruto en un rincón de la habitación, pero no le dio importancia. Se peinó el pelo con la mano y se hizo una trenza de espiga que le caía a un lado del hombro.
Llegó al comedor donde ya había varias personas desayunando. Cogió una manzana y un poco de leche y se sentó junto a Tenten, que estaba en una mesa sola. Aquellos días ambas chicas se habían vuelto muy amigas.
Tenten la saludo con una sonrisa amistosa cuando se sentó. Sakura musitó un pequeño “hola”.
- Oye, Tenten, ¿sabes dónde puede estar Naruto? – preguntó dándole un mordisco a la manzana. Quizá Tenten lo hubiera visto.
Negó con la cabeza.
- Desde ayer no. La última vez que lo vi estaba soltando mandobles como un loco en la sala de entrenamiento. – dijo.
Sakura apretó los labios frustrada. Aquel día, como se había temido, iba por el mismo camino. Y ella no podía hacer nada porque prácticamente era la culpable de que él estuviera tan solo y distante. Sin embargo tenía que hacer algo como fuese. ¿Qué clase de persona era si no estaba para la persona que amaba? Lo tenía decidido, en cuanto acabase de desayunar iría a buscarle. Seguro que estaba en la sala de entrenamiento, incluso podía apostarse cualquier cosa a que no había salido de allí en toda la noche.
- Tenten, voy a ir a buscar a Naruto, ¿me acompañas? – le preguntó.
Pero antes de que Tenten contestase, una voz se adelantó para dar una mala noticia.
- Me temo que no vas a encontrarle. – se trataba de Itachi. Iba acompañado por Shikamaru, Kiba y Asuma, que estaban junto a él, serios. – Naruto se ha marchado esta noche.
Sakura se levantó de un saltó.
- ¿¡ Qué!? – exclamó haciendo que todo el comedor les prestase atención.
Asuma y Kiba la agarraron de ambos brazos arrastrándola con ellos hasta una zona desierta, seguidos de Shikamaru, Itachi y Tenten.
- Sois muy escandalosa, Sakura. – dijo él apoyándose en la pared de piedra.
- ¿Y cómo pensáis que voy a reaccionar si me decís tal cosa? – espetó ella enfadada. Kiba y Asuma la soltaron.
- Tiene razón. – dijo Kiba.
Itachi lo ignoró y rebuscó entre sus ropas hasta sacar un papel, que desenrolló.
- Se ha marchado esta misma noche como he dicho antes. Solo ha dejado esta nota donde o explica todo. – le dio la nota a Sakura que agarró el papel rápidamente. – Ha ido tras Jiraya.
Sakura leyó rápidamente la nota.
“No espero que se me entienda, pero iré a buscar a Jiraya. Y prefiero hacerlo solo porque soy el que mejor conoce el Bosque Azul, y porque es mejor evitar poner en peligro a alguien más que no sea yo.
Os pido que no me sigáis.
Uzumaki Naruto.”
Se había ido. Lo que significaba que no había soñado que se despidiese de ella, había sido real. Naruto se había despedido de ella la noche anterior antes de marcharse.
- ¡Ese idiota! – arrugó la nota con rabia.
- Sakura, quiero que sepas que voy a respetar su decisión y no voy a enviar a nadie a buscarle. – le dijo Itachi con calma.
- ¡Qué! No, no. Hay que ir tras él. – dijo con rabia agarrando a Itachi por la ropa.
Comenzó a golpearle con rabia en el pecho. Asuma se adelantó para quitársela de encima, pero Itachi negó con la cabeza haciéndolo detenerse.
- Sakura, entendedme, no tengo muchos hombres y tampoco puedo permitirme perder a ningún otro. – Explicó tranquilo.- Soy el primero que quiere ir a buscarle, pero no puedo arriesgarme a perder a nadie. Y Naruto también lo sabe, por eso se ha marchado solo.
Sakura se detuvo y se alejó de Itachi mirándolo enfadada con lágrimas en los ojos.
- Confío en que no tengo que poneros una guardia para vigilar que vayáis tras él. ¿verdad? – interrogó.
- No os preocupéis, no planeo nada. – contestó fría.
- Bien, porque no quiero problemas con Naruto. – dijo. – Tenten, llévatela de aquí e intenta calmarla un poco.
Asintió llevándose de allí a Sakura. Que se soltó de su agarre y la adelantó a paso ligero. Tenten no tuvo más remedio que seguirla como pudo.
- ¿Creéis que irá tras él? – preguntó Shikamaru.
- No la conozco tanto como vosotros, así que, decidme vosotros lo que pensáis qué va a hacer. – contestó Itachi caminando hasta el comedor.
- Es posible que vaya tras él. – dijo Asuma. – Ella siempre ha sido muy sumisa, pero desde que se escapó… ha cambiado mucho.
Itachi asintió conforme con aquella respuesta.
- En ese caso tendré que hacer algo al respecto. – dijo deteniéndose en una de las mesas vacías y sentándose. – Naruto no está y cuando vuelva no querrá ver que su amada no está… Así que no tengo más remedio que ponerle vigilancia. – se apartó el pelo que le caía por la cara.
- Me lo temía. – rió Kiba.
- ¿Y a quién vais a poner como su “guardián” – preguntó Asuma haciendo comillas con las manos al pronunciar la palabra guardián.
- Lo pensaré, pero más o menos lo tengo decidido. Dejadme comer solo, chicos. Necesito pensar. – Con aquellas palabras se dio por concluida la reunión y cada uno se marchó con sus quehaceres.
Sakura y Tenten fueron al Claro. Sakura se sentó en el suelo enfadada y se cruzó de brazos. Golpeó la tierra, la lanzó y gritó con la cabeza entre sus manos. Tenten esperó a que se calmase un poco para sentarse a su lado.
- ¿Os habéis calmado ya?
- Un poco. – contestó ella quitándose las manos de la cara. – Siento el numerito, pero... ¡AARG! – exclamó de nuevo.
Al menos no había demasiada gente a esa hora en aquella zona y podría gritar cuanto quisiera.
- Idiota. Se va y deja una nota. – refunfuñó Sakura.
- Al menos ha dejado una nota. – intervino Tenten. – Peor hubiera sido que se marchase sin más.
- Es que se ha marchado sin más. Pero no tengo derecho a enfadarme con él. – Suspiró. Tenten la miró sin comprender a qué se refería. – Yo soy la culpable de que Naruto se haya marchado. – sonrió con ironía. - Por mi culpa Jiraya está en peligro, por mi culpa… - se hizo un ovillo abrazándose las rodillas y enterró la cabeza en ellas.
Tenten le puso una mano en el hombro.
- Pero Naruto se ha marchado solo en su busca porque pensó que era lo mejor, y si no os dijo nada fue porque sabía que intentaríais detenerlo. – Sakura levantó la cabeza y suspiró echándola hacia atrás para mirar el enorme agujero por el que se filtraba la luz. – Y por lo mismo se marchó por la noche, porque no quería que nadie lo viese.
- Ya lo sé, Tenten. El problema es que no puedo dejar de sentirme culpable porque yo fui la que comenzó todo este lío. Si no le hubiera dicho a Sasuke lo que planeaba Jiraya… - se calló y apretó los labios.
Tenten se sorprendió.
- ¿Le dijisteis a Sasuke…?
- Sí. – la cortó. – Pero fue porque amenazó con matar a mi madre. Aunque sirvió para nada porque al final acabó con ella ante mis ojos. – Apretó los puños.
- Si yo fuera la víctima, no os guardaría ningún rencor. – le dijo animada Tenten.
Sakura la miró sorprendida por aquella confesión.
- Os lo digo en serio. – sonrió sincera. – Y estoy segura de que Naruto no os guarda rencor alguno, y Jiraya os personará dadas las circunstancias.
Sakura sonrió más calmada. Tenten era una amiga de verdad y eso lo estaba demostrando en aquellos momentos. Porque podría dejarla en paz, y en lugar de eso intentaba animarla a cualquier costo.
Abrazó a Tenten, dejándola estática ante la acción.
- Gracias por animarme, de verdad. – le dijo feliz.
Tenten la abrazó también.
- No hay nada que agradecer. – dijo.
- Lo digo de verdad. Te puedo considerar una amiga a pesar de que solo te conozco desde hace tres días. – Tenten se rió. – Me recuerdas a mi única amiga de verdad. No sé qué fue de ella, pero espero que esté bien.
- Seguro que lo está. – ambas chicas se separaron.
Sakura cruzó las piernas y rió.
- Espero que Naruto regrese sano y salvo porque la que le espera al regresar… - dijo dejando la frase a mitad.
Tenten se carcajeó.
- Sois muy dura con él.
El Claro se lleno de gente en poco tiempo. Sakura se levantó del suelo y se estiró cansada de estar sentada en aquella posición.
- Tenten, ¿de verdad eres buena con el arco? – preguntó.
- Bueno, me defiendo bastante bien. – contestó ella levantándose. - ¿Por qué lo preguntáis?
- Me preguntaba si me ayudarías a mejorar… bueno a aprender del todo – rió nerviosa.
Tenten la miró divertida.
- Si no quieres no pasa nada, eh… - dijo al ver su reacción.
- Os ayudaré encantada. – repuso ella con una sonrisa.
Sakura se alegró un montón de oír aquello y una enorme sonrisa cruzó su rostro.
- No sabes la alegría que me das. Vamos a la sala de entrenamiento, quiero empezar cuanto antes. – y echó a correr hacia el montacargas seguida de Tenten.
Pasaron unas cuantas horas lanzando una flecha tras otra. Sakura mejoró un montón, pues ella misma reconocía que en el bosque le costaba más. Tenten le mostró su gran habilidad con el arco. Clavaba la flecha en el centro de la diana al instante, y lo repitió cinco veces porque Sakura pensaba que era simple suerte, pero no.
Sakura pasó de apenas acercarse a la diana, pues la mayoría de las flechas se quedaban clavadas a apenas un metro de la diana. La primera vez que había lanzado una flecha se había pasado con la intensidad y en aquel momento apenas se acercó. Irónico.
Pero tras llevar tanto tiempo lanzando flechas sin parar, ya acertaba en la diana y cada vez con mejor resultado.
Tenten aplaudía cada vez que lograba clavar una flecha en la diana y Sakura sonreía satisfecha consigo misma. Casi se había olvidado del tema de Naruto. Casi.
Y así pasó todo el día, intentado no pensar en Naruto y en el peligro que corría allí fuera y aprendiendo de una vez por todas a lanzar una flecha en condiciones.
Solo pararon durante la hora de la comida y cuando Tenten tuvo que marcharse a la herrería a ayudar a su padre. Como Sakura no tenía otra cosa mejor que hacer, la siguió y estuvo allí con ella.
- Mañana seguiremos practicando con el arco. – le dijo Sakura. – Si no tienes inconveniente, claro.
- No lo tengo, pero creo que tendréis que prescindir de mí bastante. – contestó llevándose la copa de agua a los labios y bebiendo.
Sakura partió un trozo de carne con los dientes y masticó.
- Oh, mañana estarás muy ocupada. – asintió. – Bueno, creo que podré hacerlo sola. – dijo bebiendo agua.
- Yo también estoy segura que podréis hacerlo sola. – admitió Tenten con una sonrisa. – Podré ir a revisar cómo vais de vez en cuando, no os preocupéis.
- Eso me alivia. – rió.
Cuando acabaron de cenar, cogieron el montacargas, que iba lleno a esas horas, y legaron a La Colmena. Cada una se fue a su habitación con un “hasta mañana” y una sonrisa.
Sakura se quedó un rato despierta pensando dónde se hallaría Naruto en ese momento y que estaría haciendo. Por su cabeza pasaban imágenes todo el tiempo, pero imágenes desagradables. La imagen de Naruto siendo torturado o asesinado no dejaba de repetirse en su cabeza. ¿Y si no encontraba a Jiraya? ¿Y si lo encontraba pero ya estaba muerto? ¿Y si encontraba a Jiraya, pero era una trampa y lo mataban o algo peor?
Se quedó dormida después de dar millones de vueltas en la cama. En aquella cama en la que no dejaba de abrazar el pequeño hueco vacío de Naruto.
Ean95- Aprendiz
- Mensajes : 79
Edad : 28
En El Gran Bosque.
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
me encanto enserio ese Naruto.....pero bueno creo que yo también lo haría no después de todo lo crió ....espero la continuacion jjeje
Miu Misaki- Clan Seiryuu
- Mensajes : 216
Edad : 25
Mexico
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
me alegra que sakura respetara la decisión de naruto además de que se volverá más hábil con el arco gracias a esto ojala naruto logre encontrar a jiraiya y regresar a la mina sanos y salvos que emoción que subas conti tan rápido espero esto no sea presagió de que no subirás el próximo pronto en todo caso espero ansiosa hasta la próxima.
aduzumaki- Sennin
- Mensajes : 1026
Edad : 29
Omnipresente :D
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Quiero muere al emo!!!! Emo!
belivexangel1- Sannin
- Mensajes : 501
Mi Casa/Ciber
0
Página 3 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Temas similares
» Vacaciones en el bosque/Reencuentro/segunda temporada capitulo 2[+18]
» Empezando mi historia Narusaku (+18) Capitulo 8 (18/02/2016)
» Un espiritu azul
» Azul Celeste y Verde Claro {TP}
» Tutorial Firma Kaito Azul -Fácil
» Empezando mi historia Narusaku (+18) Capitulo 8 (18/02/2016)
» Un espiritu azul
» Azul Celeste y Verde Claro {TP}
» Tutorial Firma Kaito Azul -Fácil
NaruSaku v2.0 :: :: Fan Fic :: FF Cerrados
Página 3 de 5.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Sáb Abr 20, 2024 10:53 am por Hernan NaruSaku
» Estudios Pierrot, ¿hipócritas y sobornadores?
Vie Abr 05, 2024 9:58 am por Hernan NaruSaku
» ANUNCIO GLOBAL: SIGNO DE VIDA EN EL FORO :)
Sáb Mar 30, 2024 9:12 pm por Hernan NaruSaku
» Fic tomando el control (7/12/23) + 18
Jue Feb 29, 2024 4:08 pm por gonmax
» Quiero proteger todo de Sakura-chan [Esp][T]
Mar Feb 27, 2024 6:42 am por PJXD23
» Fic tomando el control (7/12/23) + 18
Dom Dic 10, 2023 10:01 am por choujiro
» Respaldo para fanfics en caso de que eliminen el foro en un futuro
Jue Ene 05, 2023 3:28 am por choujiro
» En la oscuridad [+18][1/¿?][3/11/2021]
Sáb Oct 29, 2022 5:45 pm por Hernan NaruSaku
» ¿Alguna vez se enamoraron de un personaje de anime?
Vie Oct 28, 2022 9:20 am por Hernan NaruSaku