[Resultados y premios (casi)] CONCURSO NARUSAKU NAVIDAD

Una pequeña niña de blancos cabellos y platados ojos miraba nostálgica la ventana de su habitación, miraba, como libre la nieve caía del cielo mientras ella, permanecía “amargada” según las palabras de su tía Ino.
-Se supone que Navidad es para pasarlo en familia, no que mis padres estén en una misión.- Se dijo a si misma


Deseaba con tota el alma que sus padres estuvieran con ella, si bien, sus tíos la acompañaban y sabía que no estaría sola, no cubrían el gran vacío que sentía. Tocaron a su puerta, su perezoso tío Shikamaru entro por ella y la miro de una forma un tanto melancólica.
-Vamos Leanny, todos te esperan haya abajo, tus padres llegaran para navidad te lo prometo.- Le dijo.
-Me lo prometes…- Confirmo la pequeña, extendiéndole el dedo meñique.
-Te lo prometo.- Dicho esto, la pequeña esbozo una gran sonrisa y corriendo bajo las escaleras gritando…
-¡Feliz Navidad!.-
En su mente, el pobre Shikamaru se arrepentía de lo que había hecho.
-Más le vale a ese idiota de Naruto dase prisa y terminar con ese tratado rápido, si no llegan para Navidad… Leanny va a matarme.- Un aura depresiva se formo al lado de el imaginando lo que la pequeña le haría en caso de que sus padres no llegaran… “Oh tío Shikamaru, no debiste de haberme mentido” Fue la suposición de lo que le diría Leanny. Movió su cabeza negando a que algo a si pasara, y con lagrimas en los ojos pidió a todos los dioses que le oyeran… ¡Que el Baka de Naruto y la Enojona de Sakura llegen para Navidad!.


-¡Un brindis, por la pequeña Leanny que se ha dignado ha hacer acto de presencia!- Grito Ino alzando su copa.
-¡Salud!


Y aun con la compañía y la rica comida, la niña de blancos cabellos no pudo evitar desear con todos sus fuerzas el que sus padres estuvieran allí.
-Por favor, regresen…No quiero pasar navidad sin ustedes…-



El villancico de la cancion “Ven a Cantar” y las peculiares voces de quienes la cantaban alertaron a todos de que alguien llamaba a la puerta.
- ¡Mama, Papa!.- Grito Leanny corriendo a abrir la puerta.
Mas cual fue su sorpresa, que solo era un grupo de personas cantando “Esa” cancion, furiosa, estuvo a punto de cerrales la puerta en la cara por haberle dado falsas esperanzas, mas, la mano de su tío Kiba la hizo parar en su atrevido acto, ya más tranquila y con la resignación en un 100%, decidió escuchar a los coristas los cuales, sin querer queriendo, le levantaron considerablemente el ánimo.


Ya después de unas cuantas canciones, las personas del villancico se retiraron.
Resinada, y con su último suspiro de la noche, cerró la puerta.
¡PUAJ! ¡PUM! ¡PLASH!
Fueron los sonidos que se escucharon después de un… ¡Baka Naruto!
La pequeña, abrió los ojos sorprendida “Solo hay una persona en todo el mundo que le dice a si a papa y esa es…”
- ¡Pueden abrirnos la puerta, hemos venido corriendo desde el país de las nieves y creo que ya nos va a dar una hipotermia!.- Grito un rubio desesperado.
Con mano temblorosa, la peli-blanca movió la manija de la puerta encontrándose a si sus queridos padres llenos de polvo, pastel y nieve.
- ¡Mama, Papa!.- Grito Leanny lanzándose a donde ello, dándoles un gran abrazo.
-¡Oh Leanny! Mancharas la ropa.- Le dijo Sakura con una mueca.
-No importa, ahora tengo a mis papas conmigo.- Dijo mientras sus cabellos se llenaban de pastel.
Los ruidos hicieron que todos los compañeros de generación de Naruto y Sakura salieran.
-¡Dios! Qué bueno que llegan, Leanny se la había pasad bastante amargada sin ustedes.- Dijo Ino suspirando.
Todos afirmaron eso.
- ¿Eso es cierto?.- Pregunto Naruto con la mirada sorprendida.
-Pues… Mas o menos.- Dijo su hija con mirada inocente.
Todos rieron ante el comentario.
-Por cierto… ¿Qué hacen llenos de pastel?.- Pregunto Tenten.
-Pues traíamos un pastel como postre, pero alguien (Mirada acusadora a Leanny) nos cerró la puerta en la cara y nos cayó encima.- Dijo Sakura.
-Jejeje, lo siento.- Dijo Leanny con una gotita por la cabeza.
¡GRRRRRR!
El ruido del estomago de Naruto hizo que todos lo miraran.
- Si ok lo admito, veníamos corriendo desde el país de las nieves, caímos dos veces en un lago congelado, una tormenta invernal no arraso y en Suna nos bañamos de arena, y claro ¡Debo de tener hambre!.- Grito con un aura depresiva excusándose.
-Ya ya pues, entren, que aquí esta helado.- Les dijo Shikamaru.


-Por cierto, ¿Lograron completar el tratado?.- Pregunto Sai
-A duras penas.- Le respondieron.
¡Tin! ¡Tin! ¡Tin!
El reloj marcaba las 12, Nochebuena haba acabado, dando paso a la navidad.
- ¡Feliz Navidad!.- Gritaron todos.
Los abrazos y buenos deseos no se hicieron esperar.
-Feliz navidad amor.- Se dijeron Naruto y Sakura, acto seguido abrazo a su hija diciéndoles las mismas palabras.
-Leanny, ve a dormir, de seguro cuando despiertes tus regalos ya habrán llegado.- Le dijo Sakura.
-No mama, antes quiero que me regalen ustedes otra cosa…- Les dijo a ambos
Con una interrogante, ambos preguntaron.
- ¿Qué es lo que quieres?.-
- Papa, Mama, Vengan a cantar conmigo, eso es lo que quiero..-


“Con el más puro cariño, de mi alma y desde mi corazón, te deseo una feliz Navidad”

LA HIJA DEL HOKAGE


Mi nombre es Kii.  Kii Uzumaki.

¿Les suena el apellido?

Pues sí… soy hija de Naruto Uzumaki: el héroe de Konoha, el sexto Hokage, el Jinchurikii del Kiuubi... Ya conocen su historia. Y si no, está en los libros. No pretenderán que les cuente yo todo, ¿verdad? Vayan a la biblioteca, carajo.

La cosa es que hoy, veinticuatro de diciembre, además de ser Nochebuena, es mi cumpleaños.
Y resulta que odio la Navidad.

De niña me encantaba, tengo que admitirlo.  Lo que ocurre es que desde que papá no está, todo se fue a la mierda.
Cuando yo era pequeña la Nochebuena era genial.  Mamá y  yo cocinábamos, decorábamos la casa y envolvíamos regalos.  Aunque era una celebración nueva en Konoha, toda la aldea la disfrutaba mucho. Papi había descubierto esta festividad cuando visitó el país de la nieve y le había parecido una idea fantástica, así que la importó. En realidad importó todas las fiestas que pudo. Le encantaban las fiestas.

Él llegaba del despacho con una sonrisa de oreja a oreja y mi regalo escondido bajo el abrigo.  En cuanto se quitaba el sombrero picudo yo me lanzaba sobre él y empezaba a manosearlo y a hacerle cosquillas hasta que lo soltaba. ¡Era tan divertido!

Después de cenar venían muchos amigos, con sus hijos y todo, y cantábamos villancicos, y papá nos contaba unas historias magníficas sobre Jiraia y Pain y ranas gigantes y un millón de cosas más. Los niños le escuchábamos con los ojos como platos, tumbados en una alfombra al lado de la chimenea y después jugábamos a que éramos Kurama o Gamabunta o cualquier otro monstruo de los que luchó en la guerra. Lo pasábamos pipa.

Cuando los invitados se marchaban llegaba mi momento favorito: mi último regalo.  En nuestro patio trasero el gran Naruto Uzumaki me enseñaba algún jutsu alucinante de los suyos, y yo dedicaba el resto del año a practicarlo hasta que me salía perfecto. De hecho, sé hacer el kage-bunshin desde que tengo memoria. Me he pasado la infancia volviendo loca a mi madre con eso: siempre que podía enviaba a algún clon a la escuela y yo me iba a cualquier sitio más interesante.

El resultado de tener a papá como entrenador personal es que aunque todavía no llego ni a chuunin, conozco un montón de técnicas mortíferas. Se me da bien pelear, la verdad.  Por lo visto heredé el exquisito control del chakra de mamá y el nivel de energía desbordante de papá. Cuando me enfado soy temible.

Pero centrémonos en la historia: un mal día hace ya diez años, mi padre partió en misión diplomática y nunca regresó.  Él y quienes le acompañaban simplemente se desvanecieron. Muchísimos equipos fueron enviados a investigar, pero jamás encontraron nada. Naruto Uzumaki había desaparecido.

Para mí fue devastador. Sólo tenía ocho años, así que imagínense.  Adoraba a mi padre: era mi maestro, mi cómplice, mi mejor amigo. El espejo en el que aún me miro cuando pienso en quién quiero llegar a ser.  

Me negué a aceptar que no estaba. ¡No era justo! ¡Yo le necesitaba tanto! No sé cómo fue, pero poco a poco pasé de estar triste a estar enfadada con todo el mundo. La verdad es que empecé a ser un problema para mamá, porque siempre estaba peleándome.  Solo con oír a alguien murmurar que mi padre estaba muerto me hervía la sangre. Le agarraba del pescuezo y le retaba a que repitiera lo que acababa de decir.  Me daba igual si era un ninja de élite o una vieja.  Y como lo repitiera…pobre de él...

Pero la peor de mis peleas no era nada comparada con la ira de mi madre.
Oh, mi madre.
Ella sí que da miedo.

En aquella época no era capaz de apreciarlo, pero para mamá fue todavía más duro que para mí. Con el tiempo he llegado a  darme cuenta de que Sakura es una madre formidable, que me crió y me educó lo mejor que pudo. Además, sólo  ella estuvo a la altura cuando hizo falta un Hokage provisional. Estaba deshecha por el dolor y aún así decidió tomar las riendas de la aldea antes de que cundiera el pánico. El consejo la aceptó hasta que encontraran a mi padre. Porque todos dimos por sentado que antes o después le encontraríamos.

Pero lentamente pasaron semanas, meses, años… y nunca supimos nada de él.

Bueno, pues volviendo al presente… hoy voy a cumplir dieciocho años, y mamá sigue siendo Hokage. Debido a sus múltiples compromisos nos hemos distanciado bastante. Apenas le queda tiempo para una hija adolescente que se mete en peleas día sí y día también. No la culpo: sé que su ánimo está hecho polvo. Ya no le quedan ganas de luchar por nada, pero ahí sigue, cuidando de la aldea. Es admirable.

Esta mañana desperté de mal humor, como siempre en Nochebuena. Mis cumpleaños de ahora son un asco. Recojo la casa, preparo algo de cena, me visto y acudo con mamá al almuerzo de gala que se organiza  en honor a mi padre. Al principio se hizo para mantener viva la celebración que a él tanto le gustaba. Desgraciadamente, con los años ha derivado en pura fanfarria política. Ya saben: discursos sobre el gran hombre que era, el legado que nos dejó… No saben cuánto odio esas cosas. Voy porque mi madre me obliga, que si no…

Normalmente después del show volvemos a casa, cenamos las dos solas y abrimos algún regalillo. No hay mucho que celebrar en realidad, y debido a nuestro ambiente taciturno, los amigos han dejado de venir. Nos quedamos mirando el fuego en silencio, recordando inevitablemente cómo eran las Nochebuenas de antes, y  poco a poco se nos forma dentro del corazón un triste vacío.  Algo frío y oscuro, que no se va y no se calienta por mucho que nos acerquemos a las llamas  o nos metamos en la cama tapadas con mantas hasta las orejas.

Como decía, desperté de mal humor. Hice lo de siempre y fui al edificio del consejo. Mi madre me estaba esperando allí.  Al entrar en la sala de reuniones la vi al fondo, conversando con alguien bajo el gran abeto decorado para la ocasión.  

- Llegas tarde otra vez. – me regañó en un susurro.
- Cuanto menos tiempo pase aquí mejor. – repliqué. – Sabes que odio esta mierda.
- ¡Kii! ¿¡Qué forma de hablar es esa!? – escupió.  Siempre estamos discutiendo ¿saben? Es porque tenemos el mismo carácter.  
-       ¡Sé más respetuosa! – siguió chillándome - ¡Esto es un homenaje a tu padre!  
- Mi padre también odiaría toda esta parafernalia… - suspiré mientras echaba un vistazo al panorama: las viejas momias del consejo, algunos aldeanos que solo venían a almorzar, amigos con la misma expresión de aburrimiento que yo…

Y ahí estaba él.
Solo de verle se me erizaron los pelos de la nuca.
Itachi Uchiha, el hijo de Sasuke.
Le odio tanto…
Cómo, ¿no le conocen?
¡Es el tipo más engreído de todo el país! No niego que es buen luchador, pero es orgulloso, antipático y solo piensa en sí mismo. Lo único que me frena las ganas de matarle es que él también perdió a su padre hace años, y su madre Karin está encerrada en el psiquiátrico. En eso le compadezco un poco. Por eso no le asesiné aún. Bueno, por eso, y porque se defiende bien el maldito.  

Aunque no siempre fue mi enemigo. Fueron los ancianos consejeros quienes le acogieron en su regazo cuando se quedó técnicamente huérfano y le convirtieron en el narcisista egocéntrico que es hoy. Se cree mejor que el resto y eso no lo soporto.

- Por cierto, ¿te gustó el regalo que dejé sobre tu mesa?

Mamá distrajo mi instinto asesino.

- ¿Hum? – recapacité mirando el techo. Recordaba un bulto cilíndrico envuelto en papel de colores. – Ah, lo ví, sí… - asentí distraída. La verdad es que apenas me importan los regalos.
- Pero no lo abrí, mami.
- ¿Ah, no…?  - parecía decepcionada. – Es un regalo muy especial.  
- ¿De veras…? – pregunté por decir algo. Estaba más concentrada en vigilar al Uchiha.
- Es algo que me dio tu padre hace años…

Mi cabeza giró como si se me fuera a independizar del cuerpo.

- ¿¿¡¡Qué!!?? ¿¿De papá?? ¿¡Por qué no lo dijiste antes!? ¿Qué es? ¿Qué es? ¿Qué eeeeesss? – Di un montón de saltitos y la agarré del brazo. Mi mal humor se había esfumado.
- No lo sé, hija. ¡Y deja de saltar! ¡Ya eres una mujer, no una niñita!

Me estuve quieta. No era cuestión de enfadarla en aquellas circunstancias.

- Pero, mamá… si lo tienes desde hace tanto, ¿por qué has esperado hasta ahora para dármelo?

Ella suspiró y se quedó callada.  Estaba recordando algo.

- El día de tu primer cumpleaños, Naruto me dijo que si alguna vez le pasaba algo, tenía que darte esto – comenzó. - No quiso explicarme nada más. Ya sabes que le encantaban las sorpresas… solo especificó que esperara hasta que tuvieses dieciocho.

Mi ojitos brillaban. ¡Un regalo de mi padre! ¡Qué noticia tan maravillosa!¡Seguro que sería algo genial!

- Buenos días a todos y gracias por venir…

La voz de un anciano del consejo me sacó de mis felices pensamientos.

- Nos hemos reunido hoy aquí para recordar a gran hombre…

Ya estábamos. La misma murga de cada año. Blablablablah…
No hice caso al discurso y seguí intentando imaginar qué sería aquél paquete que me esperaba en casa. Sin embargo, al rato noté que mi madre adquiría una expresión preocupada, así que volví a escuchar.

- … aunque corran tiempos de paz, Konoha no puede verse como una nación débil. No es bueno que se nos identifique como un pueblo que no sabe afrontar los cambios. Nuestra Hokage actual ha realizado un excelente papel y le estaremos eternamente agradecidos por su dedicación y valentía, pero…

Mamá apretó el puño. Oh, oh… cuidado con lo que dices, viejo…

- …pero ahora es necesario un gobierno acorde con el mundo de hoy. Necesitamos sangre joven y consideramos que hay un candidato que se adaptaría mucho mejor a estas premisas. Alguien que ha sido adiestrado en la lucha pero también en la política. ¡Queremos proponer como próximo Hokage a Itachi Uchiha!

El silencio asombrado que siguió a eso duró hasta que el imbécil de Itachi se colocó en el centro del cuarto y comenzó a saludar cual miembro de la realeza. Algún idiota comenzó a aplaudir y otros idiotas le imitaron. Yo no daba crédito a lo que estaba pasando, y cuando miré a mamá vi que ella tampoco. Intentaba que el enfado no se le notase, pero igualmente le temblaban los puños de ira.  

- ¿Cómo no lo vi venir…? – masculló entre dientes. – Itachi siempre fue su títere…

Comprendí que mamá estaba obligada a fingir que no pasaba nada: la Hokage no podía contradecir al consejo en público ya que se suponía que esa decisión la habían tomado entre todos. Qué hijos de puta. Como no podían dominarla a su antojo, querían colocar en su lugar a este cachorrillo amaestrado. ¿Así le pagaban todos sus años de servicio? Pues que no pensaran que se iban a salir con la suya. No saben cómo las gasta mi mamá. Cambiarla por ese niñato… que  idea tan estúpida…

- Quiero agradecer al consejo su candidatura…- comenzó Itachi -…y también a la Hokage por saber hacerse a un lado cuando la ocasión lo requiere… - sonrió a mi madre. ¡Qué tipo tan falso!  – Sin duda, el trabajo de Sakura ha sido excelente desde que Naruto murió…

Mi paciencia tiene un límite, y aquello fue demasiado para mí.  Antes de darme cuenta mis manos ya estaban apretándole el pescuezo.

- ¿Te atreverías a repetir eso, desgraciado? – gruñí.

Como estaba azul de asfixia no pudo responderme.

- ¡¡Kii!! ¡Suéltale inmediatamente!
- ¡Pero mamá…!
- ¡He dicho que le sueltes!

Dudé entre obedecer o doblegar al niñato.

- ¡¡No!! ¡Quiero que se disculpe primero!
- ¡Deja de decir tonterías!
- ¿¿Tonterías?? – bramé - ¡¡Papá no está muerto!!

Jamás se me hubiera ocurrido que alguna vez mi madre me abofetearía en público.

Pero eso fue lo que hizo exactamente.

Me costó unos segundos reaccionar. No me hizo daño físico en realidad. Pero el orgullo me lo machacó. Mamá siempre me había apoyado hasta ahora.

Agaché la cabeza en silencio muy despacio, y finalmente solté al imbécil.

- Os ruego que perdoneis a mi hija… - se disculpó en voz baja. – Itachi… después del almuerzo firmaremos los documentos pertinentes. A partir de mañana te mostraré todo lo que debes saber como Hokage.

Levanté los ojos dolida de verdad. ¿Así de simple? ¿Le dejaba vía libre?
Ella comprendió mi mirada y se me acercó.

- Si están decididos a quitarme de en medio, de un modo u otro lo acabarán consiguiendo- susurró  poniendo una mano sobre mi hombro. – No merece la pena pelear. Que hagan con esta aldea lo que les dé la gana. De todas formas estoy harta de esto.

Me sonrió cansadamente, y yo quise llorar de pura frustración.

Pero en lugar de eso salí corriendo.

Fui directa a casa. Sentí un impulso terrible de recoger mis cosas y largarme. Konoha ya me había decepcionado bastante. Mamá incluida. Oh, si papá pudiera viera esto…

Entonces recordé su regalo y comencé a buscarlo. Lo encontré sobre la mesa de mi habitación. Rasgué el papel y descubrí que, como suponía, era un pergamino. Al desenrollarlo, un sobre oculto en su interior cayó al suelo. Lo recogí con cuidado y leí las tres palabras que tenía escritas:

“Para mi pelirroja”

Ahí fue cuando empecé a llorar de verdad.
Mi pelirroja. Hacía diez años que nadie me llamaba así.
¿No lo mencioné antes? ¡Soy pelirroja, como mi abuela Kushina! A papá le encantaba mi pelo. Por eso lo llevo largo. Es de las pocas cosas que me dan cierto aire femenino.
Abrí el sobre mientras me secaba las lágrimas con la chaqueta y seguí leyendo.

“Querida hijita:
Mañana cumplirás tu primer año de vida, y hay tanto que quiero decirte…
Recuerdo cuando tu madre me dijo que estaba embarazada. ¡Me puse nerviosísimo! ¿Padre yo? ¡Si crecí huérfano! ¿Y si no sabía ser buen padre? Nadie me enseñó como se hacía eso...
Pero cuando vi por fin tu carita se me pasó la preocupación. Me convertí en el hombre más feliz del mundo. Nunca creí que pudiera amar a otra persona tanto como a Sakura, pero contigo descubrí que sí.
Estos días estoy tratando de enseñarte a decir “papá”. ¡No sabes la ilusión que me hace! De  momento solo consigo que me sonrías, pero no desisto. Tu madre opina que aún eres demasiado pequeña para hablar. Quizás yo soy muy impaciente, ¡pero es que quiero enseñarte un millón de cosas!
Lo principal es que aprendas a defenderte, porque yo no podré estar siempre contigo. Algún día tendrás que volar sola, y por eso he decidido hacerte este regalo. Quizás lo necesites cuando yo no esté.
El pergamino que te entrego es un contrato de sangre. Gracias a él podrás llamar a todas las ranas que quieras. Simplemente trátalas con respeto. De lo contrario se vuelven muy rebeldes. En fin, ya las irás conociendo. Si os haceis amigas, te defenderán hasta la muerte.  
No creo que te acepten como invocadora hasta que domines unas cuantas técnicas, así que primero tendremos que trabajar en eso. Pero no te preocupes, yo me encargo. Sé que serás increíble. De hecho, ya lo eres. Verte crecer es alucinante.
Solo espero que estés contenta con el torpe padre que te tocó en suerte. Ojalá con el tiempo pienses que fui un buen papá. Al menos me esfuerzo en serlo.
Te quiero, pelirroja. Nunca lo olvides.”

No veía prácticamente nada cuando leí el final. Tenía diez años de lágrimas que sacarme del alma, y al parecer todas quisieron salir de golpe. Solo pude sollozar y temblar entre hipos durante mucho tiempo, abrazada a aquél pequeño papel.

¿Un buen papá? Qué baka. Era el padre más maravilloso del mundo. ¿Por qué demonios tuvo que desaparecer? Me hacía una falta inmensa tenerle a mi lado en esos momentos.

Finalmente extendí el pergamino sobre el suelo. Tenía escritos los sellos de la invocación y un círculo donde debía firmar. Sentí curiosidad y decidí intentarlo. Moví las manos despacio y me concentré en enfocar correctamente mi chakra. Mordí la base de mi dedo pulgar y dejé que la sangre se extendiera por mi palma.  Respiré hondo, y mientras golpeaba el suelo grité:

- ¡¡KUCHIOSE NO JITSU!!


¡¡BOOOOOOOMM!!

Una nube de humo llenó el cuarto, haciéndome toser como loca.  Conforme se disipaba entreví una rana naranja del tamaño de una vaca, con un chaleco azul y una katana al cinto. Por lo que recordaba de las historias de papá, debía ser Gamakichi, el hijo listo de Gamabunta.

- ¡Encantado de conocerte, Kii! – saludó en tono alegre
- ¿Sa…sabes mi nombre? – murmuré bastante sorprendida.
- ¡Como para olvidarlo! ¡No sabes lo pesado que se pone Naruto-kun cuando presume de su niña!

Eso ya fue un shock total.

- ¿Qué? – atiné a decir.
- ¡Has tardado mucho en invocarme! ¡Tu padre está desesperado por verte!
- ¿Qué queeeeee?
- No eres muy lista, ¿verdad? Era de esperar. Los humanos sois tan lentos… – Sacó un pergamino y lo extendió frente a mí.
- Venga, tenemos que irnos. Firma esto para que pueda invocarte yo a ti. – Me indicó.

Yo seguía sin entender nada.

- ¿Invocarme? – repetí.
- ¡Claro! ¿Cómo voy a llevarte al monte Myoboku si no?
- ¿¿A dónde??
- Tú firma y calla. – me dio un empujoncito, así que obedecí. Mejor seguirle la corriente.
- Muy bien – sonrió después de tragarse el contrato. – Ahora espera quietecita aquí.

¡Pof! Hizo un sello y se largó.

Todavía estaba procesando el significado de sus palabras cuando sentí que el cuarto se difuminaba alrededor. En cuestión de segundos me encontré al aire libre, de pie entre varias ranas de piedra. A lo lejos vi una extraña cascada. Frente a ella había alguien sentado con las piernas cruzadas, meditando de espaldas a mí.  Alguien rubio.

Oh, Dios mío…

- ¿Pa…papá…? – tartamudeé tímidamente.

Él giró la cabeza al oírme.

Y entonces vi esa sonrisa.
Esa sonrisa tan suya, capaz de derretir todo el hielo del planeta.
Y volví a temblar.

- Cuánto has crecido, pelirroja...  – saludó observándome de arriba abajo.

De un salto me lancé hacia él, le abracé con todas mis fuerzas y me apreté contra su pecho. Feliz como nunca antes en mi vida.

- Hija….- rió – no…respiro…
- ¡Perdón!

Me separé un poco, pero no le solté. No pensaba soltarlo por nada del mundo.

- ¡Estás vivo! – grité. - ¿Por qué…? ¿Cómo…? – mil preguntas se agolpaban en mi mente.
- Bueno, es largo de explicar…
- ¿¡Por qué no has vuelto!? – le recriminé enseguida. - ¡Lo hemos pasado tan mal mamá y yo…! ¡Tienes que regresar ya para evitar que Itachi se convierta en Hokage!
- No puedo volver… estoy atrapado aquí.
- ¿Atrapado?
- El día de mi desaparición caí en un genjutsu ocular. Una especie de vórtice, un agujero negro que me envió a otra dimensión.
- ¿Cómo lo que hacía Obito?
- Sí… aunque no era tan potente. El caso es que no pude escapar. Una vez dentro del vórtice invoqué a Gamabunta, que me tragó y de esa forma consiguió transportarme aquí.  Ahora solo puedo moverme desde este monte al vórtice y viceversa. Es un bucle que no soy capaz de romper. A no ser…

Yo era toda oídos.

- A no ser que mi teoría sea correcta. - terminó.
- ¿Qué teoría, papi?

Su expresión se enterneció al escucharme llamarle así.

- Hijita, necesito tu ayuda…


Minutos después yo corría desesperada hacia el edificio del consejo. Llegué jadeando a la puerta principal y miré por la ventana para confirmar que los invitados todavía estaban almorzando. Genial. Había llegado a tiempo.

Extendí el pergamino en el suelo y realicé los sellos mientras me concentraba al máximo. Tenía que reunir la mayor cantidad de chakra posible. Era importantísimo que lo hiciera de la forma que me había explicado papá. Aquella invocación no era ninguna tontería. Tardé bastante en calmarme, pero al fin sentí que tenía toda mi energía bajo control. Así que mordí mi pulgar con rabia, suplicando al cielo para que aquello saliera bien.

- ¡ KUCHIOSE NO JITSU !

¡¡¡¡¡ BRRRROOOOOOOOMMMM !!!!!

La explosión sonó como un terremoto, y la nube que se formó era tan enorme que no pude ver nada durante un buen rato. Pero supe que lo había conseguido, y mientras sonreía crucé la puerta corriendo en dirección a la sala de reuniones.

Gamabunta, el gigantesco jefe sapo, había acudido a mi llamada.  Emitió un sonido como si se aclarase la garganta, y acto seguido escupió con fuerza contra el ventanal. El proyectil atravesó la cristalera y aterrizó  rodando en mitad de la mesa donde almorzaban todos.  Llegué justo a tiempo para ver la expresión de asco y sorpresa de los viejos cuando identificaron aquella silueta humana envuelta en saliva de anfibio.

- ¿Se reúnen a comer y no me invitan? – rió el recién llegado. Se sacudió como un perro, mojando a todo el mundo a su alrededor.

Miré sonriente a mamá y vi que estaba a punto de darle un ataque al corazón.

- Esa voz… - susurró atónita – No puede ser…
- ¡Sakura-chan! ¡Estás preciosa! – gritó mi padre bajando de la mesa de un salto.
- Na…Naruto… - murmuró ella.

Y después se desmayó.

Papá estuvo rápido ahí. La sostuvo en sus brazos antes de que cayera al suelo. Sin soltarla se giró hacia los viejos.

- Por lo que me ha contado mi hija, tienen ustedes bastante prisa por cambiar de Hokage, ¿no? Creo que mañana deberíamos discutir ese tema en profundidad – rió mirando a Itachi. – No creo que este niño quiera realmente medirse conmigo,¿Cierto?

Itachi tragó saliva claramente asustado.

- También quiero hablar con ustedes de ese genjutsu ocular que me atrapó hace años. He tenido tiempo para pensar ¿saben? Y tengo una teoría de la conspiración que les va a hacer mucha gracia…

Ahí fueron los viejos los que se alarmaron.  Papá les estaba poniendo a todos en su sitio sin dejar de sonreir. Cómo disfruté viéndolo.

- Pero no se preocupen ahora. Eso será mañana. ¡Hoy es nochebuena! ¡Hay que celebrarlo!

Se giró hacia mí.

- Vamos a casa Kii. ¡Me muero por probar un plato casero otra vez! ¡Llevo diez años comiendo insectos!

Salimos de allí sin mirar atrás. ¡Yo no podía dejar de sonreir! ¡Era como un sueño!

Mamá despertó al poco rato y  dio un grito. Se abrazó con fuerza al cuello de mi padre y se puso a llorar.

- Sa…Sakura-chan…no respiro…
- ¡Oh, perdón! – aflojó ella. Luego se miraron intensamente y aproximaron sus labios hasta darse un profundo beso.
- ¡Ahg! – grité - ¡Mamá, espera a que se duche! ¡Que está lleno de babas!

Pero me ignoraron.

Esa noche todo volvió a ser como antes. Cenamos  y reímos sin parar de hablar. ¡Teníamos que ponernos al día de tantísimas cosas! Más tarde empezó a llegar un montón de gente. La noticia del regreso del verdadero Hokage había corrido como la pólvora. Estuvimos celebrando, cantando y bailando hasta las tantas.

Yo estaba feliz. Sentí como si volviera a tener ocho años.

Cuando se marcharon todos y me acosté, papá vino a arroparme a mi cama.

- ¿Eres demasiado mayor para esto? – preguntó algo incómodo.
- Nunca – Sonreí, y le di un beso.

Luego llegó mamá y lo arrastró a su cuarto.  Al poco, comencé a escuchar sonidos sospechosos de muelles y gemidos. Estuve a punto de gritarles que aquello era asqueroso y que no hicieran ruido, pero cambié de opinión. Que hicieran tanto ruido como quisieran. ¡Como si se enteraba toda la aldea!

Pensándolo bien, creo que me gustaría tener un hermanito.
Un hermanito…
Seeeeh…

Narutro entreabre los ojos pesadamente, incorporándose en la habitación.

—¿Sakura-chan?   —llama de manera suave. Sus labios estaban resecos, terriblemente.

La aludida levanta la mirada, estaba sumergida en la lectura del libro que sostiene entre sus manos que no percató el despierte en él. Se quita los lentes decidida a atender el llamado, los deja a un lado y se acerca rápidamente al hombre recostado en la cama blanca, al instante le toma las deterioradas palmas (frías y escamosas) y sonríe como sólo ella sabe hacerlo, para reafirmar el mudo apoyo.

—Aquí estoy  —contesta tenue, inclinada hacia adelante. El dolor en la espalda baja le indica de inmediato la errónea postura, pero le resta importancia y continúa con la atención fija en Naruto—, ¿agua?  —añade, visualizando el buro donde se encontraba el jarrón con fresco líquido.

Él niega sonriente, a duras penas.

—Ramen  —pide travieso, no olvidando la maníaca obsesión por la comida. La fémina iguala la mueca, riendo—. ¿Está nevando ya?  —pregunta después, echando un rápido vistazo por la ventana. Aunque no viera más que sombras. Manchas borrosas y distorsionadas.

Ella contempla en la misma dirección y hace una mueca frustrada.

—Desde ayer. El patio debe estar todo tapado, cuando lleguemos a casa, quítala o los niños podrían resbalar.  —Acaricia los nudillos masculinos con ahínco, besándolos de manera ansiosa. Como si el roce lograra encender la calidez que la piel tuvo alguna vez. Tiempo atrás.

Somnoliento; el hombre afirma con la cabeza y responde al contacto corporal, entrelazando los dedos con los femeninos, colocando especial contundencia en el agarre, tratando de sentirla. Los ojos le pesaban en exceso y a veces la conciencia se perdía entre recuerdos de antaño, olvidando la percepción del tiempo y el espacio. Omitiendo que la mujer de cabello rosáceo le sostenía por las manos, brindándole innata candidez. Nuevamente, haciendo un esfuerzo, Naruto ladea el rostro hacia la ventanal.

En sus ojos azules eléctricos, está tallada una grata emoción.

—Papá Noel tendrá trabajo esta noche  —comenta medio delirante—. Le he pedido una lista interminable' ttebayo  —bromeó, respirado lento a través de la ligera camiseta blanquecina.

Las lágrimas, que no podía ver, se acumularon en los orbes de Sakura al oírlo. Aprieta los labios en una delgada línea, acentuando las arrugas del tiempo y... finalmente, deja escapar una carcajada afligida. Lastimosamente sacude la cabeza, mientras traga saliva por la garganta e inspira de forma profunda por la nariz, tratando aclarando las ideas que también a veces se dispersaban fácil de su mente envejecida. Lo mira atentamente y conduce la mano restante al cabello entrecano de él para peinarlo con sus dedos huesudos. Como lo hizo siempre. Cuando insistía en ordenarle metódicamente las hebras revoltosas que se coronaban en la nuca. Una ardua lucha con el peine durante las mañanas, batalla que jamás ganó con éxito.

El efecto fue estimulante para el aludido, volvió la cabeza hacia la mujer y la observó detenidamente (a pesar de no distinguirla claramente). Ésta también devolvió el gesto sin detener la parsimoniosa caricia.

—Sakura-chan.

—¿Si?

—No me has preguntado qué pedí esta navidad  —recuerda, cerrando los ojos y enterrando la nuca en la mullida almohada blanca.

Ella se aproxima, creando un ambiente de complicidad.

—¿Qué pediste esta vez?  —pregunta intentando sonar entusiasta, mientras afianza el agarre de los dedos. Él demora en contestar, parecía dormido y por eso, la mujer insiste en una respuesta deslizando la palma a la mejilla masculina—. Naruto.  —La voz se quiebra. Ella se rompe.

Él sonríe abiertamente, mostrando una hilera de dientes blancos que no padecieron ante el proceso de la vejez.

—Que nos volvamos a encontrar  —murmura finalmente. A Sakura el corazón le da un vuelco—. Y que vuelvas a llevar el anillo en el dedo, y que me prepares Ramen casero y...  —se pierde entre desesperadas palabras—, que me ames como yo lo hago. De nuevo' ttebayo. Santa tendrá trabajo, te lo dije.

Forzosamente plasma un gesto tranquilizador.

La mujer adulta asiente frenéticamente, con las lágrimas rodando por los pómulos hundidos. Finalmente, deja escapar un sollozo atormentado y acomoda la frente en el pecho masculino, llorando con desmesurada angustia. Con ese desconsuelo que proviene desde adentro; tan profundo que te aprieta el pecho y la garganta, que te lanza a una eterna agonía de cual no puedes salir a flote. Sakura no puede evitarlo y él tampoco. No pueden evitar sucumbir ante el dolor de la pronta partida.

Cuando la fémina levanta la cabeza, aún lagrimea. Con los ojitos enrojecidos le observa atenta.

—Tengo miedo.

Naruto guía la mano desocupada, saturada por vías que le administran suero y medicamentos sedantes, al corto cabello gris con tonalidades rosa coral.

—Yo no  —manifiesta, serenándola. Tranquilizando al corazón amante.

Sakura sorbe por la nariz.

—Es navidad, tienes que quitar la nieve del jardín y cortar el pavo  —repite—. Y dejar de colocar muérdago en cada puerta como excusa para besarme.

Naruto une los párpados paulatinamente, concordando con el mandato. No puede verle, ya no puede sentir su cuerpo ni el dolor somático que lo atormenta a cada segundo de la agonía. Sin embargo, a pesar de todo... la humedad en las pestañas era evidente para él, porque las palabras lograron colarse hasta sus oídos y movieron, tal vez, por última vez la llamarada del renombrado amor.

—Sakura-chan.

Susurró.

—¿Si?

Cuestionó.

—¿Está nevando ya?

Pregunta de nuevo.

—Sí.

Asegura, comprimiendo las manos.

Al escucharla el hombre viejo bosqueja una mueca de satisfacción, que declara total placidez y expresa bajito:

—Entonces feliz navidad.

La mira al rostro (y por fin, logra verla con claridad. Las sombras desaparecen momentáneamente) y se duerme en un eterno sueño, lejos de su amada. A la que conoció un día antes de navidad, cuando quitaba la nieve del jardín. A ella, a la que amaba con copioso y sincero amor, el que nunca se extingue a pesar de la muerte.

Ella lo contempla prolongados segundos, lo llama una vez más, en un suave murmullo. Como no obtiene contestación (porque ya sabe el por qué), acerca los labios a los de él y los acaricia con los suyos para suspirar sobre ellos, dando un hálito de vida al hombre que la acompañó durante ochenta años de vida.

Ya después, con resistencia logra alejarse para admirarlo como una enamorada. Con ese brillo especial resplandeciendo en los exhaustos orbes verdes.

—Feliz Navidad, mi querido Naruto.



Sakura enciende un cigarrillo, una vez terminado el turno y las afueras del hospital comunitario. Justo en la semana de vísperas. Camina por la acera nevada, teniendo precaución de no resbalar. Como hacía un frío terrible aprovecha de resguardarse en la abultada bufanda, distrayéndose momentáneamente del camino.

En tanto, hombre que quitaba la nieve del jardín delantero de una casa lanza con demasiada brusquedad la nieve hacia atrás y cae a los pies de la fémina. Él ni nota la catástrofe que acaba de causar, continúa silbando una canción de navidad y entierra la pala en la nieve y la impulsa hacia atrás mecánicamente, como un idiota robotizado.

La fémina resopla, irritada.

—¡Más cuidado, tonto!  —grita, batiendo el puño. No le importa sonar grosera.

El de cabello rubio detiene abruptamente la acción y voltea hacia la dirección del grito, intrigado, apuntándose con el dedo índice. De forma automática, la fémina hace un ademán exasperado con la cabeza como diciendo: «sí, tú, estúpido. Mira mis pies mojados». No obstante, el aludido no parece captar la expresión molesta (o que debe una disculpa por la desconsideración de arruinarle el calzado en una noche gélida), lo que consigue irritarla todavía más hasta el punto de desear golpearlo en la cabeza para echar andar las neuronas congeladas.

Pero nada ocurre. Ni una disculpa, al contrario, Naruto se le queda viendo amplio momento y después esboza una sorprendente sonrisa, denotando que el espíritu de la época se vivía dentro de él con magnitud y gracia.

—¡Feliz Navidad' ttebayo!  —dice de manera amistosa, dejándola en total desconcierto.

Ella roda los ojos y lanza el cigarrillo consumido al suelo.

—Arch, aún no es, falta un día  —responde con obviedad, mientras cruza los brazos sobre el pecho. Él otra vez ríe e inconscientemente las mejillas bigotadas se colorean por la atención que ella le otorga.

Naruto piensa, como nunca antes, la forma de extender la extraña conversación.

—Pero ya está nevando  —refuta, mientras da un paso en dirección a la vereda—. Oh, blanca navidad...  —inicia un canto y tono espantoso, forzosamente imitando los villancicos que se emitían en los medios.

Sakura lo detiene media divertida. Tiene que admitirlo.

—De acuerdo, de acuerdo.  —Mueve la mano de un lado a otro—. Tú ganas  —añade derrotada, pero de forma fingida.

Se quedan mirando, a pesar de la oscuridad de la noche, ellos pueden verse con luminosidad. Ella lo nota (¡que está flirteando con un desconocido!) y se abofetea mentalmente, así que decide continuar con el trayecto hacia el domicilio donde su madre la esperaría con un delicioso chocolate caliente y preguntas acerca del día, pacientes y posibles pretendientes médicos, mientras el padre escucharía atento brindando espacio entre ambas féminas. Decide reanudar los pasos, pero el extraño muchacho de cabello alborotado la detiene.

—¿Entonces... vives por aquí?   —pregunta, notoriamente interesado. Sakura lo ignora y camina lentamente—. ¡Vamos!

Ella da otra zancada más, acomoda el bolso en el hombro y se gira, titubeante.

—Quizás.  —Su voz ya se hacía eco en las solitarias y nevadas calles de Konoha—. Ah, por cierto  —agrega sonando casual, aunque la media sonrisa está ahí, con tintes coquetos—. Feliz navidad.

Él imita el ademán y suspira tontamente, con bastante sonoridad. La ve marcharse por la avenida central hasta que la pequeña silueta femenina se esfuma de su campo de vista, una corazonada le dice que volverá a verla nuevamente. Algo se lo clama con ardor, una vorágine de sentimientos revoloteando en el pecho como mariposas enloquecidas. No supo identificarlo en el preciso minuto.

Exhala por la boca, liberando una nube de vapor y con las manos dentro los desgastados jeans color oscuro vuelve a quitar la nieve de la entrada, antes que su madre le tire las orejas por no terminar la tarea encomendada. Mientras daba pasos por la espesura blanca, inconscientemente gira una vez más hacia la dirección de Sakura, por donde había desaparecido. Y esta vez se permite reír.

—Muy feliz navidad...

El mes de diciembre, dulce diciembre, muy esperado por todos nosotros contiene fechas muy importantes: día de las madres, navidad y año nuevo. Navidad, tiempo para pasar en armonía y unidad con familiares y amigos.
Todos sin excepciones cuando éramos tan solo niños le llegábamos hacer una o más cartas a Santa Claus con la esperanza que aquellos deseos se cumplieran. Naruto aún cuando su deseo sería imposible de cumplir jamás perdió la esperanza y al fin en esta noche de navidad, su más grande deseo se cumplió.


En la tarde del 24 de diciembre, víspera de navidad, un pequeño grupo de jóvenes de tal vez 16 años, vagaban sin razón alguna por las calles solitarias de la ciudad, sus amigos estaba atrapados en los mall’s. La mayoría de las personas se encontraban en sus hogares cocinando o arreglando la casa, en cambio otros compraban a último minuto entre ellos se encontraban varios de sus amigos.

Una chica paso corriendo a una gran velocidad por todas las calles de Konoha, llevaba en sus manos varias bolsas por las compras que había realizado. Una suave brisa corrió por el lugar causando el rose de su cabello rosa en su rostro, sus ojos se nublaron por unos breves minutos. 

La joven sin percatarse llevo sus manos a la cara para quitar el cabello ahí, dejo caer todas las bolsas. Sus amigos que estaban agrupados en una esquina observaron cómo pudo haber dejado perder toda la comida, sin embargo, un rubio de ojos azules apareció donde se encontraba la peli rosa atrapando todas las bolsas sin dejarlas caer al suelo.

- Ten cuidado en la próxima, Sakura-chan.

- ¿Naruto? –La chica llevo su mano a la frente dándose un suave golpe–  ¡Uf! Konoha está abarrotada de personas, cuan lleno esta. 

- ¡Cómo no! –El joven sonrió de orejas a orejas–  Eso te pasa por hacer las compras a última hora, Dattebayo~ 

- ¡BAKÁ! –Sakura dio media vuelta dándole la espalda al joven–  Si supieras lo que pasa en mi casa.

- ¡CHICOOS SOLO DIGAN QUE QUIEREN TIEMPO A SOLAS! –Grito muy exaltada una rubia–

- ¡INO CERDA!  No los había visto chicos, discúlpenme. –Sakura los saludo con la mano y estos le devolvieron el gesto–

- ¡Ush! Como te ibas a dar cuenta frentona, si estabas romanceando con el baká este. – La rubia se acerco a Sakura y le susurro algunas palabras al oído, esta solo negó con la cabeza–

- ¿Sakura te dejaron ir a la casa de Ino?

- No Kiba, mi mama me dijo que me quedara arreglando la casa. 

- Oigan chicos ¿y si vamos a la casa de Sakura?

- Muy buena idea, Naruto. –Habló Shikamaru–  

- Así podremos ayudar a Sakura y pasar un poco de tiempo juntos. –Dijo Chouji– 


Todos habían hecho un magnífico trabajo, la casa resplandecía de la limpieza, también por todas las luces de distintos colores que alumbraban el lugar, el arbolito por si solo se llevaba la atención era de hojas blancas y se encontraba adornado con un tono violeta. Los chicos se encargaron de limpiar todos los cuartos y las chicas de adornar afuera y el árbol. 

En estos momentos estaban en la recámara arreglándose, hablamos de las chicas, los chicos se negaron a cambiarse de vestuario porque según ellos estaban bien.  Las chicas se encontraban en ropa interior, Sakura buscaba en su closet vestidos que le pudieran quedar a sus amigas era un trabajo difícil, ellas no contaban con el mismo cuerpo que ella, bueno Tenten sí. Hinata se encontraba cerca con Tenten que le había quitado su refresco y no se lo quería a dar, estaba a punto de enojarse pero su margen de pacífica no podía romperse e Ino, Ino estaba acostada en el piso mirando fijamente a Sakura un leve sonrojo se apodero de ella acompañada de esa sonrisa pícara que solía hacer cuando pensaba algo pervertido.

- Frentona, ya veo que Naruto ha probado. –Dijo volteándose en el piso–

- ¿Eh? ¿Qué ha probado, Ino cerda? –Pregunto Sakura confusa–

- Ya sabes, frentona. –De nuevo estaba esa sonrisa– 

- ¿No sabes Sakura? –Habló Tenten– Naruto te ha p-r-o-b-a-d-o.

- ¿N-Na…r-ru…t-to…kun h-hizo e-eso? 

- ¡INOOOOOOOO CERDAAAAAAAAAAA! –Sakura llevo su fuerza al puño y golpeo a la pared dejando un agujero muy notable en el hielo seco–



Los chicos estaban en la sala de estar mirando la televisión, Sakura tenía una LED de 60’ se encontraban hipnotizados por el aparato sabían que la chica era de dinero pero no tanto para tal comodidad. Cuando estaban limpiando las recámaras ninguna sin excepción tenía una pared de vidrios que daban vista afuera, la chica tenía una gran casa.

- Se están demorando mucho. –Dijo Kiba–

- Son tan complicadas. –Habló Shikamaru–

- ¡Shh! Esta muy interesante la película. 

- Cállate bobo ni siquiera lo estás viendo.

- ¡SI LO VEO KIBA!

- ¿Cómo se llama?

- Mi pequeño angelito. –El rubio sonrió muy orgulloso–

- Ahí vienen las chicas y mi Sakura-san. –Dijo Rock Lee con los ojitos convertidos en estrellas–

- Corrección, cejotas. Ahí vienen las chicas y mi “cuñada” –Recalco el rubio la última palabra–

- Sakura-san jamás será suya. 

- Hay más posibilidades que Sakura quede con Naruto que contigo Lee. –Dijo Shikamaru rompiéndole el corazón al chico–

Rock Lee se levanto del sofá y camino devastadoramente hacia una esquina del salón, un aura negra se apodero a su alrededor dando un toque tenebroso, los demás solo lo miraron muy extrañados aunque él era demasiado extraño.


Tenten estaba asomada por la puerta tratando que no la vieran los chicos, todas estaban muy apenas por los vestidos que cargaban. Sakura era de una estatura media pero las demás eran más altas, los trajes le quedarían cortos. Ino fue la primera en salir casi hace que Shikamaru se sonroja, no obstante causo que no durmiera ni tuviera pereza. Luego, salió Tenten haciendo que Neji se ruborizara levemente y Hinata salió después, Kiba al instante que la vio se sonrojo al máxima. 

- ¿Y Sakura-chan? –Pregunto el rubio mientras buscaba a la chica con la mirada–

- Fue a la cocina a buscar unos refrescos. –Le respondió Ino–

- ¡Sakura-san! –Gritó Rock Lee desde su esquina– ¡QUE GUAPA SE ENCUENTRA!

- Gracias, Lee. –Ella tan solo sonrió-


Sakura llevaba puesto una blusa blanca con una chaqueta de cuadros negros y rojos, un pantalón ajustado de tela negro y unas botas de cuero hasta las piernas. Naruto al girarse la miró de arriba abajo no pudo detener aquel impulso de morderse los labios, sintió su corazón acelerarse, la chica estaba muy guapa para sus ojos.

Naruto y Sakura se conocían desde que tenían seis años, aquel momento fue inolvidable para el rubio fue cuando vio al amor de su vida, a su primer amor, aunque la chica no se llevaba para nada bien con él, a ella le gustaba el ídolo juvenil, Sasuke Uchiha. A los doce años quedaron en la misma clase y los agruparon a él, a ella y al ídolo en el mismo equipo de Ciencias, nuevamente no se llevaban para nada bien, la chica lo apreciaba como un estorbo para conquistar al Uchiha. Sin embargo, a los trece años Sakura cambio su actitud hacia el rubio lo valoraba más y hasta se volvieron mejores amigos, ese mismo año Sasuke se marchó de la ciudad dejando a una Sakura dolida, el rubio estuvo ahí para consolarla aún cuando le doliera. Desde entonces, tres años después, su amistad se ha convertido en un lazo muy difícil de romper con tan solo mirarse a los ojos pueden decirse mil palabras se siente como hermanos de sangre, inseparables.


- Estas guapísima, Sakura-chan. –El rubio se llevo uno de sus brazos detrás de la nuca mientras una sonrisa escapaba de sus labios–

- Naruto… -La chica quito su rostro avergonzada todos se dieron cuenta, aunque Naruto no lo noto.

- “Que tontos, aún no se confiesan” –Pensó Ino –

- ¿Bailamos? –Pregunto Sakura –

- ¡Qué esperas frentona!


La chica les repartió a todos latas de refrescos, luego encendió el radio con músicas alegres, sus amigas empezaron a bailar excepto Hinata esta se encontraba sentada en una esquina viendo a los demás bailar. Sakura se sentó con la chica después de haber bailado y se pusieron a charlar sobre los chicos, de pronto Naruto se acerco e invito a bailar a la peli rosa.

- ¿Sakura-chan quisieras bailar conmigo?  -Dijo el rubio tomándole la mano –

- He bailado mucho sería mejor que invitaras a Hinata. –Sonrió–

- N-Naruto-kun –La chica se encontraba totalmente ruborizaba nunca pudo resistir aquel acto–

- Hinata ¿quisieras bailar este val conmigo? –El chico la tomo de la mano y la jaló hacia él – 

- Naruto más te vale no salirte de listo. –La peli rosa le enseño su puño– Te vigilo con estos ojos verdes. 


El reloj ya casi marcaba las 11:30 solo faltaba media hora y se hacía navidad. Al padre de Sakura se le había ocurrido la gran idea de darle de tomar a los chicos y chicas, y ahí quedo, en una gran idea. Rock Lee comenzó a destruir la casa, Kiba cantaba canciones de desamor mientras lloraba en el suelo, Shikamaru sonreía y bailaba en mitad de la sala de estar, Neji estaba detrás de Tenten mientras besaba el suelo, y los otros se opusieron a tomar o tal vez no les hizo efecto el alcohol. 


- Naruto ya aléjate de mí. –Dijo la peli rosa mientras se alejaba del rubio–

- Sakura-chaaaan~ hip! bailemos hip! –El chico tambaleaba con cada pisada que diera hasta que se cayó al suelo–

- ¡Naruto! ¡Naruto! 


La peli rosa corrió hasta donde el joven, se encontraba pálido pero con una sonrisa muy extraña, su mirada media cerrada, parecía que estaba feliz. El rubio señalo hacia arriba ya sea que se encontraba en sus últimos momentos de vida o mostraba el muérdago que estaba encima de ellos. 


Flash Back

Naruto tomó un bolígrafo del escritorio, luego se dirigió a un estante por una hoja blanca se sentó sobre su cama y se puso a pensar que escribir. Era su carta a Santa no era que creyera en eso, pero todos los años le gustaba hacer una lista de sus deseos los fáciles de cumplir y los difíciles de realizar.

“Querido Santa.
Como todos los años escribo esta carta y como todos los años mi primer deseo es el mismo.
Deseo con todo mi ser, que Sakura-chan sintiera un 0.1% de atracción por mí con tan solo saber que siente algo, yo sería muy feliz. Espero con tantas ansias saberlo me pica la curiosidad, Dattebayo~ 
Ese es mi deseo, lo deseo con tantas ansias tan solo un beso de aquellos labios, tan divino. Nunca esperaría algo así por parte de Sakura-chan, ella es muy gruñona no sé me da miedo pero su personalidad así es muy perfecta.
Otro día continuo con esta cosa, debo ir a entrenar con Kakashi-sensei aunque pensándolo bien él llegara tarde y yo lo esperare por tres horas”


Tenten e Ino que se encontraban un poco tomadas se acercaron a la peli rosa y le dieron una leve palmada, luego le señalaron también el muérdago. Sakura realmente no sabía que significa todo eso ¿Para qué le señalaban el muérdago? ¿Qué significaba eso? ¿Qué? ¿Qué? 

- Querida frentona, cuando dos personas quedan debajo de un muérdago es obligatorio que… 

- ¿Obligatorio qué? 

- Que se besen. – Termino de explicar Ino–

- Entonces, ustedes ¿también se besan?

- No, no solo son entre hombre y mujer. –Aclaro Tenten muy asustada–

- ¡Bésalo! ¡Bésalo! –Gritaba Ino y Tenten muy feliz– 

Todos los demás se acercaron a donde se encontraban Naruto y Sakura formando un círculo, gritaban muy alto “¡Bésalo! ¡Bésalo! ¡Bésalo!” estaban poniendo muy nerviosa a la chica, en cambio Naruto estaba inconsciente y con esa sonrisa tan de él.  

- Me van a obligar a besar a alguien que esta inconsciente. 

- Mmm sí. –Dijeron casi todos–

- ¡NOOO! ¡JAMÁS SE LO PERMITIRÍASAKURA-SAN! 

- ¡Ved! ¡Rock Lee me entiende!

- ¡Cállate, frentona y besa al rubio!



Naruto estaba en la cama de la peli rosa, la chica le obligo a Rock Lee a que lo cargara hasta su recámara ahí ella se quedo con él haciéndole compañía. ¿Qué paso con los demás? Así de simple, la joven los largo por obligarla a besar a Naruto.

- Naruto, ¿por qué tomaste tanto? –La chica se inclino un poco en la cama, se encontraba sentada en la cabeza de la cama y el chico acostado en el resto del lugar–

- Sakura-chan … –Susurraba el chico mientras daba vueltas en la cama dormido–

- Eres tan idiota pero tan tierno, me caes mal.  Desde que te conocí hace diez años imagine que jamás te tendría cerca de mí, ni siquiera supuse que seriamos tan grande. Cuando Sasuke-kun se marcho de la ciudad tú estuviste ahí para consolarme, fuiste mi hombro para llorar. –La chica se levantó un poco para apoyar a Naruto entre sus piernas–

- F-frío… –Dijo el rubio dormido en ese momento a Sakura se le salió todo lo maternal y lo arropo–

- ¿Recuerdas cuando teníamos 14 años? Sasuke-kun ya se había marchado y yo entre al club de los emo, que gracioso nunca entendí porque lo hice pero tu estuviste ahí y me diste esa fuerza para seguir adelante –La chica deslizo su mano por la mejilla del rubio– Desde ese momento mi corazón comenzó a sentir algo distinto por ti, no sé si sea amor o algo parecido pero es tan cálido que me da fuerzas. 



- ¿N-No creen que deberíamos estar en nuestras casas? –Pregunto Hinata muy bajito –

- Claro que no, Hinata. Ahora debemos grabar esto para que el idiota lo vea. –Respondió Ino–

- Pero Sakura nos saco de su casa. –Dijo Tenten–

- Recuerda que la madre nos dejo entrar.  

- L-Le mentiste a su mamá.

- Yo si quería ir al baño, solo que esto es más divertido.

- Ino, pon el zoom. 

- ¿Qué cosa Tenten?

- Que pongas el Zoom, Sakura se acerca a Naruto. 

- ¡Oh! ¡Lo va a besar!

- N-Naruto-kun.

- ¿Qué susurras Hinata? 

- N-Nada Ino.



La peli rosa acariciaba las mejillas del chico mientras este sonreía dormido, miró el reloj, marcaba las 12:59. Sakura se acerco a los labios del rubio dando pequeños roces, no era la mejor besando al revés jamás había besado un chico, ella temerosamente unió sus labios formando un tierno beso. 
12:00, los fuegos artificiales empezaron a iluminar el cielo oscuro, daba un toque muy romántico. Sakura  sentada en la cama con Naruto entre sus piernas mientras se inclinaba hacia abajo para robarle un beso al chico dormido y el fondo de la habitación adornada por los fuegos artificiales.

- Feliz Navidad, Naruto. –La chica rozo sus labios contra los del rubio, luego levanto su cabeza y miro hacia el frente – Sin darme cuenta me enamore de ti. 

Sakura se alzo de su puesto y se marcho, sentía una relajación al habérselo contado, literalmente. Aunque ¿si no estaba dormido? Y solo fingía. La chica comenzó a rascarse la cabeza no le quitaba el ojo encima al rubio debía quitarse las dudas que no estaba despierto. Se paró al frente de él con una mirada de acosadora, se encontraba muy cerca al rostro del joven pero no de una linda manera.  

- Dormidito te ves más bonito, baká. 



- Se acerca Sakura, corran, corran. –Dijo en voz baja Ino corriendo en medio de los pasillos detrás de Tenten y Hinata – 


Naruto se levanto de la cama apenas la chica cerró la puerta. Sakura le había dado un beso y básicamente se confesó hacia él. De seguro estaba soñando, se piñizco el hombro pero nada ocurría. Su mayor deseo se había cumplido, la niña de sus sueños lo había besado, lo había besado a él. Estaba a punto de gritar pero recordó que se había hecho el dormido para besar a Sakura debajo del muérdago aunque todo salió mucho mejor. El chico se arropo de arriba abajo repaso todo lo que sintió cuando la chica lo acariciaba, una sonrisa se plasmo en su rostro, se encontraba muy feliz, demasiado feliz parecía un niño pequeño que abría su primer juguete.


Al día siguiente
… 
Mejor dicho, la mañana de ese mismo día.


Sakura se encontraba despierta mirando una pequeña caja, le había comprado a Naruto un celular para estar en contacto con él, toda su mesada se fue en ello después de todo era un Iphone 5. La chica se acerco a la recámara donde había acostado al chico en la noche anterior. Él estaba totalmente dormido era de comparar con un ángel, Sakura no pudo evitar sonreír era tan tierno. 

- Me caes mal, baká. –Dijo Sakura mientras observaba la lata– ¿Te gustara esto? 

- ¿Me va gustar qué? –El chico la miraba extrañado –

- ¿Pero, cuando? –La joven lo señalaba confusa hace un momento estaba dormido o solo fingía –

- No estaba dormido, solo estaba pensando. 

- ¿Tú? ¿Pensar? –Sakura mordió sus labios para evitar la risa, Naruto simplemente la miro detenidamente –

- Sakura-chan, no hagas eso. –El joven apretó sus puños e inclino su rostro a la cama –

- ¿Qué cosa? –Ella se acercó hasta la cama tenía que saber que le ocurría a su amigo –

- Morder tus labios. –Naruto alzo la mirada clavándola a los ojos de la chica, él mostraba una determinación nunca antes vista –Sakura-chan desde que te conocí supe que eras la ideal para mí, suena tonto lo sé. Sin embargo, nunca me di por vencido yo sabía desde el fondo del corazón que tú un día aceptarías mis sentimientos, claro no de una manera mediocre o algo por el estilo, los aceptarías realmente porque nos amaríamos el uno con el otro. 

- “Se está confesando. ¿Qué hago? Huyo, corro, y me entierro en el jardín de mi casa. Naruto me pone nerviosa”

- Ese silencio que muestras me pone muy triste. ¿Sabes? Yo siempre fui tuyo pero tal vez ya no, me doy por vencido. Tú jamás me aceptarías como algo más. Solo amigos, solo amigos. –El chico bajo el rostro resignado y de reojo observo lo que hacía la chica–

Naruto había planeado un ataque para que Sakura se confesara ante él despierto, y que de esa confesión de anoche no quedara en el olvido. Ese plan consistía en confesarle lo que realmente sentía, así la chica no tendría temor o vergüenza a decírselo y podrían hablar sobre sus sentimientos. Todos los enigmas del pasado quedarían tan solo en el pasado, ahora eran ellos dos solos en este mundo. 

- Naruto… –La peli rosa limpiaba unas lágrimas que se escurrían por sus mejillas, miró al rubio y le sonrió cálidamente – Naruto, Naruto.

- ¿Sakura-chan? –El chico trato de levantarse pero unos brazos lo acorralaron –

- Yo pensé que tan solo me querías como una amiga, solo amigos. –La chica estaba abrazada al joven, su rostro se encontraba apoyado en el hombro del chico dando una escena muy romántica–

- Eres una gran hermana para mí, te tengo mucho aprecio. Sin embargo, no podía obligarte  a que me amaras ni nada así. Tú tienes el derecho amar quien sea, aún cuando me tocara verte con otra persona. –Naruto alzó sus brazos entrelazándolos por la cintura de la chica, lo atrajo hacia él y le dio un tierno beso en el hombro – Tú felicidad es mi felicidad. 

- Naruto, yo realmente me siento idiota. 

- No digas eso, eres muy inteligente. –El rubio la empujo suavemente a la cama poniéndola debajo de él, sus brazos formaron una pequeña prisión para que Sakura no quisiera escapar – Te amo, Sakura-chan. 

- Naruto, yo… 

La chica cerró sus ojos tímidamente. El chico se había inclinado para acercarse a sus labios, sería su primer beso de verdad. Ella sintió el roce de los labios de Naruto contra los suyos, sus mejillas ardían de la vergüenza. Luego, el chico tomo una sus manos y la enlazo para finalmente, arrebatarle un beso. Empezó muy tardo y tímido también era el primer beso por parte de él. La peli rosa estaba congelada se sentía muy apenada y no correspondía el beso, por un momento Naruto pensó que tan solo eran palabras falsas pero en aquel instante la chica movió sus labios torpemente, el chico sintió una gran felicidad. El tiempo del beso no fue absolutamente largo, tan solo dos minutos basto para que estos dos amigos se sintieran amados. 

- Naruto, yo te amo realmente a ti. –La chica miró a lado de la cama y tomo la pequeña caja de regalo que se encontraba ahí – Feliz Navidad.

- ¿Para mí? –El rubio miro confuso –

- Para quien más.

- Pero, Sakura-chan ya me has dado el mejor regalo de todos.

- ¿Qué dices? ¿Ya sabes que es un Iphone 5? ¿Te lo dijo Ino cerda? –La chica empezó a cambiar de color por la furia que contenía – ¡La matare!

- No, no es eso. Mi deseo siempre fue tan solo un beso de tu parte. 

- ¿No quieres el celular? 

- Claro que sí. Pero tu beso me hizo más feliz.

- Baká, estás haciendo que no te dé el celular. 

- Dame eso. –El chico le quito la caja lo más rápido posible – 

- Naruto, yo soy tuya y tu eres mío.

- Por siempre juntos ¿Vale? –El rubio le mostro su dedo meñique –

- Por siempre juntos. –Y con esas palabras formaron una nueva promesa, la chica unió su meñique con el del rubio y lentamente los deslizaron rompiendo aquella promesa –

- Sakura-chan, puedo preguntarte algo. 

- ¿Qué?

- ¿Somos novios? –La chica lo tomo de los brazos y de un solo movimiento lo tiro al suelo –

- ¡POR SUPUESTOOOOOOOO! 

- Me alegra escucharlo de tu boca. 

Naruto tan solo le sonrió con mucho ímpetu si no fuera porque los padres de ella se encontraban dormidos hubiera gritado que la chica era su novia, no le interesaba que le dijeran loco, él sabía que se encontraba loco por ella. La chica se paró al frente de él acariciándole el cabello, acompañada de esa cálida sonrisa.



Sakura empezó con el pie izquierdo al momento de conocerse con Naruto, ya sea el destino los unió de una buena manera o era un método para que aquel amor se construyera de una distinto modo. El tiempo corrió y con ello la madurez llegó, descubrió tener muchas cosas en común con él, de un “aléjate de mí” cambio a un “quédate aquí”. Sakura especialmente poseía esa actitud, odiaba a su compañero de equipo pero la ventura jugó con ella, con el tiempo se enamoro de él. 

Naruto desde el momento que conoció a Sakura supo que era la indica para él, miraba más allá del futura, se veía casado con ella y con una gran familia. Una tarde el niño platicaba con Iruka-sensei, este le pidió que escribiera una carta para Santa desde entonces ya se había convertido un ritual hacerlo todos los años. Todo cambio cuando el chico cumplió 12 años, su carta no pedía juguetes tan solo un beso de parte de Sakura. El más grande deseo de Naruto era ese, un beso de Sakura. 

Ahora cinco años después, ese gran deseo llego de la nada. Sakura confesó su amor hacia él a su manera,  pero Naruto necesitaba escucharlo frente a frente. Un juego de niños, hacerse el dormido, basto para que Sakura confesara al chico lo que reprimía por años, por ese miedo a ser rechazadas. Llega un momento en que descubrimos que los deseos si pueden cumplirse puede durar años la espera, pero la esperanza y el esfuerzo en cumplirlo contiene un gran valor, y eso fue lo que recibió Naruto, en esta navidad cumplió ese deseo inalcanzable. 

Fin.

Misión de Navidad

Ese día por la mañana hacía mucho frío. Se levantó temprano, colgó una bufanda en el cuello y sin importar que afuera nevara, se dirigió a Ichiraku. Naruto moría de hambre, sus tripas se lo imploraban. Llego rápido, poco tiempo después se vio atestado de trastos y un sexto tazón medio vacío fue arrasado de un bocado. No le daría tiempo de pedir un séptimo, una explosión de humo le borró la sonrisa del rostro.  Un anbu y un mensaje “Lady Tsunade le necesita en la Torre Hokage”. Naruto, simplemente bufo, pago su cuenta y se dirigió a donde se le había indicado.

Naruto subió la torre Hokage, pensando en donde podría juntar a todos para la navidad, que estaba a la vuelta de la esquina. Rápidamente llego al despacho de Tsunade, y entro sin tocar, como se había malacostumbrado y recibió un reproche de parte de la Hokage. El rubio se disculpa temeroso a recibir un golpe, tapando su rostro con sus antebrazos y gritando - ¡Lo siento, no volverá a ocurrir! - Pero no sintió impacto alguno sobre su humanidad, quedando extrañado, pero aliviado

-Naruto- Dijo Tsunade sumamente seria- Tengo que darte una misión muy importante que solo puedo darte a ti. Eres mi ninja de mayor confianza– Continuo la Hokage sin dejar de mirarlo seriamente.
- ¡Vaya! ¿Cuándo parto hoy, mañana o será después de Navidad? -Preguntó el Rubio curioso y contento por las palabras de la Hokage.
-Sera… en vísperas de Navidad- Confirmo la Hokage- Sé que te enojaras,  pero debes hacerlo—Culmino, viendo como la sonrisa del rostro de Naruto se desvanecía rápidamente. Ya veía venir la catarata de cuestionamientos por parte del rubio, que no tardaron en llegar.
- ¡Pero tu sabias que esta sería mi primera navidad con los chicos! ¡Fuiste a la única que le dije! Ya estaba por hablar con todos para que la semana que viene, luego de la medianoche nos reuniéramos- Dijo el rubio con una notoria decepción con respecto a la decisión de la Hokage.
-Ya he hablado Naruto- Contesto Tsunade de manera contundente- Si quieres quéjate, pero la misión la haces- Finalizo la rubia comenzando a revisar el papeleo.

Naruto simplemente trato de convencerla a los gritos, pero no obtenía respuesta alguna, hasta que se retiró furioso de la habitación, sin siquiera saber de qué iba la misión. Dejo la torre Hokage, con un rostro de pocos amigos, fijo rumbo a su hogar, y en el camino de vuelta, solo pensaba en lo decepcionado que estaba de volver a pasar una navidad solo y además de misión. Durante el camino, Naruto ni siquiera se para  saludar a quienes lo saludaban, cosa que siempre hacia, pero al estar tan hundido en sus pensamientos, no podía prestarle atención a nada, ni nadie.  Al llegar a su hogar, se tiró en su cama y siguió pensando en la misión, en Tsunade y en  sus amigos. No podía creer que Tsunade le hiciera eso, sabiendo lo feliz que estaba de poder pasar una navidad con todos.
Así pasaron los días, donde Naruto seguía encerrado en su habitación sin verse con nadie, estaba triste por no poder cumplir su deseo de festejar al navidad. La noche anterior al 24 de diciembre un anbu llego a la ventana de la habitación de Naruto, donde el mismo se encontraba mirando hacia afuera con la mirada perdida. El anbu solo le indico cuando debía salir y le dio un pergamino, que debía ser entregado a un tal Uchida. Naruto no dijo nada, solo tomo el pergamino y el anbu desapareció en el acto.

Naruto miro como las familias caminaban por las calles de Konoha llenas de nieve, al igual que sus tejados, parecía que iba a ser una gran navidad para todos, menos para él.
-Mejor me voy a costar, para entregar este estúpido pergamino y volver a casa  comer un poco de ramen- Finalizo Naruto, dirigiéndose a su cama, para costarse como estaba vestido y apenas hundió su rostro en la almohada, cayó en un profundo sueño.

Ya al día siguiente, Naruto pasó toda la tarde en su habitación, esperando a que llegue la hora de partir de Konoha para entregar el pergamino y volver lo más rápido posible. Sería una Navidad olvidable para el rubio…

Al llegar las 10:00 P.M., Naruto comenzó a ponerse su típica vestimenta, para partir a su misión, peor con una capa térmica, para soportar el fría en el camino. Esa víspera de Navidad había nevado como nunca en Konoha. El rubio no tenía ánimos. AL fin y al cabo, esa misión le vendría bien para despejarse, sus amigos ni siquiera habían hablado con él para saber qué haría en navidad, ni siquiera Iruka-sensei. El rubia, ordeno su habitación un poco para que no quede tan desordenada para su vuelta y se dirigió a la puerta para irse a hacer su misión.
-Al parecer, lo mejor para esta navidad, es que yo haga esta misión- Dijo Naruto tapando sus ojos con la sombra de su flequillo, mientras terminaba de cerrar la puerta de su departamento.
Rápidamente comenzó a saltar de techo en techo. No quería cruzarse a nadie, aunque las calles estaban vacías, por el horario de la comida. Todos estaban disfrutando esta noche buena con sus familias. Naruto dejo de pensar en ello y se concentró en llegar a la entrada a Konoha. Ya en el lugar, el rubio hecho una última mirada a Konoha, resplandeciente por las luces navideñas que decoraban y todas y cada una de las casas. Además vio el detalle del árbol de navidad sobre “La torre Hokage”, no podía negar lo bella que estaba la aldea.
-Deben estar pasándosela bien- Pensó Naruto, sonriendo irónicamente, dando la espalda a la aldea y comenzando a caminar hacia las afueras, para llegar a la cabaña donde se encontraba el remitente del pergamino.
Naruto camino y camino por el bosque en las afueras de la aldea, si no fuera que ya lo conocía como la palma de su mano, juraría que estaba perdido. Pero sabía que este era el camino correcto.
Si fuera por él, ya habría llegado a  su destino, pero no tenía apuro, ni nada por el estilo. Nadie lo esperaba de vuelta en su casa, solo su tazón de ramen y su cama caliente. El rubio, sentía algo de frió en el rostro por la fuerte brisa que se levantaba, pero le restaba importancia, su cuerpo estaba caliente gracias a la capa. Sus pies se hundían en la espesa nieve dejando marcado su camino con sus huellas, parecía que no tenía rumbo fijo, que caminaba a la nada misma, todo era igual, era pasar de árbol, tras árbol, constantemente. Y su actitud no ayudaba a que pareciera lo contrario, tenía una actitud neutra, ni feliz, ni triste. Parecía que ya no le importaba nada, solo buscaba disfrutar de una caminata.

Ya faltaban 5 minutos para las 12 de la noche, la navidad se acercaba y el apenas iba por mitad de camino, por culpa de sus pasos lentos, el decidió parar y mirar en dirección a la aldea. Tomo asiento en la nieve, apoyándose contra un árbol, y empezó a esperar que algo sucediera.
-Ya debe estar por comenzar- Dijo Naruto, y a los pocos segundos comenzaron a verse los fuegos artificiales provenientes de “La aldea oculta de la hoja”, le gustaba ver ese espectáculo, siempre lo veía solo. Este año no sería la excepción…
Los colores brillantes de los fuegos de artificio, se turnaban en aparecer, azul, verde, amarillo, rojo. Todos los colores  habidos y por haber brillaban en el cielo oscuro, justo al lado de la luna, la cual decoraba todo el espectáculo. Luego de unos minutos todo termino, y Naruto decidió partir también, para llegar lo antes posible, comer e irse a dormir.

Mientras seguía su camino a paso lento, una duda comenzó a aparecer una duda en su cabeza. ¿Qué sería tan importante para enviar en navidad? Eso comenzó a carcomer la cabeza, nunca había abierto un pergamino durante una misión, pero si le habían arruinado la navidad, porque no podría al menos leer de qué se trataba. En ese mismo instante, desato el hilo que ataba al pergamino y lo mantenía enrollado, lo desenrollo, y lo leyó. Solo decía la leyenda “¡Feliz Navidad, toda la aldea te adora!”, y un símbolo de invocación debajo.
-Vaya tipo suertudo- Dijo Naruto al leerlo, no pudo evitar sentir envidia por él. Pero en ese mismo tiempo se percató que ya era navidad, y tenía el regalo de otra persona- ¡Demonios! Sera mejor que entregue esto cuanto antes- Exclamo alarmado. Enrollo el pergamino, lo ato de nuevo, y se lo guardo, para así comenzar a saltar de rama en rama, a toda velocidad, para así no arruinar al navidad de alguien más. Fueron unos cuantos minutos más que demoro, saltando de rama en rama, hasta que pudo divisar una cabaña, la que debía ser de ese tal “Uchida”.
Al llegar a la puerta, se percató que no tenía luces adentro, las luces navideñas estaban apagadas. Se sentía fatal ¿Acaso por su culpa se fue a dormir sin recibir su regalo?
-¡Hey! ¡Uchida!- Grito el rubio, golpeando la puerta de la cabaña-¡Tengo un pergamino que debo entregarte!- Aumentando el volumen de su voz y sus fuerza en el golpe de sus nudillos a la puerta, sin recibir respuesta alguna- ¡Maldito idiota, despierta que alguien se ha molestado en enviarte este regalo en Navidad!- Ya comenzando a enfadarse con la falta de respuestas del dueño del lugar- Y yo te lo voy a entregar, aunque tenga que entrar a la fuerza- Culmino, para darle una patada a la puerta y entrar al lugar, donde no pudo divisar anda a causa de la oscuridad. Apenas pudo encontrar un interruptor al lado del marco de la puerta, lo uso para prender la luz y al mismo tiempo se escuchó al unísono de un montón de personas -¡Feliz Navidad Naruto!-Por parte de todos sus amigos de la aldea, quienes poco a poco prendían las luces navideñas y todos los adornos de la cabaña.

Naruto no caía de lo que estaba sucediendo. Su rostro estaba duro y su cuerpo también, no podía creer que hayan conseguido engañarlo como lo hicieron, las lágrimas no tardaron en llegar, sus mejillas estaban empapadas con ellas. Solo atino a poner su antebrazo derecho sobre sus ojos, para solamente seguir llorando, hasta que recibió un fuerte abrazo, de alguien que ya conocía y muy bien, su aroma era inconfundible. Era su Sakura-chan...
-Feliz Navidad, baka- Escucho decir a Sakura mientras terminaba de secar sus lágrimas.
-Gracias Sakura-chan- Respondió ya más sereno y mostrando su ya característica sonrisa.
-Veo que te sorprendimos Naruto- Dijo Tsunade a modo de gracia, acercándose a  Naruto- Feliz navidad- Sonriendo y abrazándolo.
-Gracias abuela- Contesto Naruto complacido.
-No me vuelvas a llamar así- Replico la Hokage usando su fuerza bruta para apretar el cuerpo del rubio y hacer sonar todos sus huesos en el proceso.
-No volverá a pasar- Volvió a responder Naruto con lágrimas de dolor en su rostro.
-Por cierto- Dijo Tsunade, tomando el pergamino que tenía Naruto en sus manos- Los pergaminos no deben abrirse nunca- Reprocho la Hokage al Uzumaki, quien se sentía avergonzado- Pero supongo que lo podías ver, es tu regalo al fin y al cabo- Finalizo abriéndolo y usando el sello de invocación para que aparezcan unas cuantas cajas con regalos.
-¿Todos esos regalos son para mí?- Pregunto Naruto asombrado y emocionado, mientras se acercaba a las cajas envueltas para regalo.
-Todas tuyas Naruto- Dijo Sakura llena de felicidad al ver a Naruto tan emocionado y feliz.

Naruto comenzó a abrir cada regalo, que decía de quien era. El primero que abrió decía “De Shikamaru”, este tenía adentro un Shogi, el juego de mesa con el cual jugaba contra Asuma. Naruto primero lo miro algo extrañado, él no sabía cómo jugar eso, hasta que se acercó Shikamaru.
-Úsalo para practicar y luego podrás jugar contra mí- Dijo Shikamaru con una sonrisa en su rostro - Que pereza… feliz navidad Naruto- Culmino rascando su nuca
-Gracias Shika- Dijo Naruto sonriente mientras guardaba de vuelta el juego de mesa en su caja.
Paso a otra caja, que decía “De Lee y Gai”, Naruto supuso que le regalaría algún tipo de técnica de Taijutsu muy poderosa. Pero al abrirlo, noto que era un traje verde, como los que usaban ellos.
-¡Con eso puedes entrenar hasta hacer florecer la llama de la juventud!- Gritaron alumno y maestro con cataratas en sus ojos y su típica pose, con el pulgar levantado hacia arriba en señal de aprobación.
-Etto… Gracias jejeje- Respondió Naruto riendo nervioso y guardando rápidamente ese regalo, para que no se lo hagan probar, ni nada por el estilo.

Luego agarro otra caja, que decía “De Ino”, al abrirla pudo, saco un ramo de flores Naranjas, que nunca antes había visto en su vida.
-Feliz navidad Naruto- Dijo Ino con una sonrisa en su rostro.
-Gracias Ino- Respondió Naruto del mismo modo que había hecho con Shikamaru.

Así siguieron pasando los regalos, donde Kakashi le regalo una copia de su colección de libros “Icha icha”, Hinata le regalo un maniquí para usar durante su entrenamiento, Tsunade le regalo una botella de Sake, Sai un cuadro retratando a Naruto usando su Rasengan, Sasuke le regalo una espada con la leyenda “N.U.” en el mango de la misma, Shino le regalo una de sus gafas de sol, Kiba le regalo un colmillo de lobo, para la buena suerte, Ichiraku un 2x1 en su negocio, Tenten le regalo un par de Kunais nuevos, Iruka le regalo una nueva bandana color naranja y Chouji un descuento en sus local de comidas favorito.

-Gracias… ¡Muchas gracias a todos!- Dijo Naruto sumamente contento, aunque faltaba que alguien le dé su regalo, pero esperaría a que ella misma se lo entregue.
-Falta mi regalo Naruto- Dijo Sakura sonrojada- Feliz Navidad Naruto- Culmino, sin dejar que el rubio responda y le implanto un fuerte beso en los labios, durante unos cuantos segundos y al mismo tiempo todos gritaban por el regalo que la Ojiverde le hacía a Naruto, quien correspondió el beso gustosamente.

-Gracias… Sakura-chan- Dijo Naruto ya culminado el beso y mirándola a los ojos- ¡Vamos a festejar todos!- Grito Naruto, arengando  todos, quienes gritaron de alegría y comenzaron al gran fiesta, hasta que Naruto diviso un regalo más, era otro pergamino.
Cuando llego a este, lo desató y lo desenrollo, comenzó a leerlo y vio que decía “De X, para ti”. El cual decía…

“Querido lector, este OS no lo hice con la única finalidad de poder ganar este concurso, sino que lo planeé para que pueda ser un buen regalo para ti, quien se toma el tiempo de leer este relato narrado por mí, así que solo espero que te haya gustado este regalo y ¡Que tengas una muy feliz navidad! Que la pases con todos tus seres queridos y que seas muy feliz. Te deseo muchas felicidades.”

Naruto termino de leer el pergamino y simplemente sonrió satisfecho, y en ese instante decidió volver a la fiesta para seguir disfrutando de su misión de navidad, disfrutar de sus seres queridos…

FIN

Nieve cae sobre mi ventana... Copos que parecen cagarrutas de cabra albina tras haber ingerido demasiada leche que su cuidador le puso en la bebida, en vez de agua normal y corriente.

La fría ventana cual el lago congelado me ayuda a mantenerme en calor. Estas fechas solo traen catarros para mí y la cartera, ya que se queda más vacía que una oveja tras trasquilarla.

Todos estos días tienen mi odio perpetuo, el calendario indica que debemos reunirnos con la familia, que hay que dar amor (sobre todo a las dependientas para ver si te rebajan el precio), regalos, el árbol de navidad...

¿Qué hago yo sin nada de eso? La familia se me perdió hace tiempo, ¿Con quién festejo yo? ¿Con la vecina del frente?

Ya lo veo venir: La pobre señora (que tiene que operarse de cataratas) no me va a ver ni venir, me cerrará la puerta en las narices y tendrá problemas para cocinar.

Siempre que puedo le ayudo, ya está algo mayor y necesita cuidados. Ella estuvo allí cuando lo necesité, quiero devolverle el favor.

Bajé las escaleras para preparar algo de comer, la calefacción cuesta lo suyo y la cacerola con agua hirviendo calienta más que las llamas del propio infierno.

Mi vista chocó de frente con cartas que estaban bajo la puerta, Ino siempre me las cuela. Las recogí dándome cuenta de que eran postales.

"Pásatelo bien, te deseo el mejor día, feliz navidad..." ¡Feliz mierda pinchada en un palo!

Ya me ha enviado ocho mil de esas, sabe perfectamente lo que pienso sobre la navidad, y aun así siempre trata de hacerme cambiar de opinión.

Mi cerebro, tan listo que Einstein tendría envidia de él (nótese la ironía), se puso a preparar los utensilios para cocinar y al abrir la nevera quiso salir de mi cabeza para estamparse contra la pared.

¡Aquí no hay nada! Bueno, si contamos la luz de la nevera y una manzana al fondo, entonces me podría hacer una manzanita cocida.

Lo de la luz tiene su gracia, de pequeña creía que quien la encendía era un duende (o un señor muy bajito) que se escondía para jugar conmigo.

Todos los días trataba de pillarlo y para ello, abría la puerta como si de un cataclismo se tratara. Una vez por poco se me cae encima, dado mi fuerza bruta.

Por otro lado lo más extraño en mí es mi fortaleza, para mi cuerpo menudo y mis nulos músculos, tengo fuerza para dar y tomar.

Como una vez me dijo Tenten, otra amiga que tengo, "tienes fuerza como para tumbar a veinte elefantes maduros". Creo que exageró demasiado.

Dejando aparte los hechos pasados, cogeré mi cartera (temblorosa de le den un sablazo con los precios) y me iré a comprar algo para picotear.

Cerré la puerta después de mirar en el interior de mi morada, parece mentira que haya sido testigo de 10 navidades que he pasado en soledad.


Observé mi rostro en el escaparate, siempre tengo muchas ojeras cuando se acerca la nieve.

Suele provocarme constipados que me mantienen en vilo toda la noche, y de la mano viene su amiga la jaqueca, y éste le abre la puerta para beneficiársela dentro de mi cabeza.

Y así, montan una fiesta con sus amigas las bacterias y el DJ gripe, que le encanta hacerme toser. Mientras, los anticuerpos estarán bailando con ellos o secuestrados en un cuarto.

Metí los dedos entre mi cabello rosáceo y lo peiné un poco, estaba casi todo alborotado. Pasé la mano por mis ojos, los párpados se me cerraban, culpa de la resaca que me dan las fiestas de los catarros.

Mis pupilas traspasaron el cristal para fijarse en un chico (más atractivo que el dios de los buenorros) plasmado estaba en un cartel.

Si no recuerdo mal, es Naruto Uzumaki, el gran modelo de los perfumes que fabrica su empresa.

Todo el mundo parece idolatrarle, yo no vi ningún anuncio suyo, básicamente, porque no tengo televisión. Tampoco lo conozco en persona, así que no podría juzgarle.

Sin embargo siempre sale con cara de amargado, como si hubiera perdido una batalla (de chocarse la cabeza contra el macho de otra cabra) para tirarse a la hembra tras las rocas.

Mientras tendrían que evitar a sus padres, quienes les prohibirían estar juntos por la clase social a la que pertenecen cada uno.

Sus ojos azules como el mar combinan con su cabello rubio cual rayos del sol, que a su vez disimulan las marcas tan graciosas que tiene en la cara.

Reprimí una risa, parece un gato, me gustan los gatos.

Dejé las películas sobre gatos y cabras para más adelante siguiendo con mi objetivo, llevarme algo a la boca de comer o al final iré a buscar una avestruz para sustituir al pavo de noche buena.

Ahora tendré que pegarme con el mar de gente que habrá en las tiendas, mientras el olor a sobaco concentrado tratará de dejarme seca en el suelo, la presión y la falta de oxigeno intentará ayudar a las circunstancias para que no consiga ni llegar al mostrador.


¡Sálvese quien pueda!

Me movía entre el lugar para no detenerme en el mismo sitio y que me pisotearan por el camino, dejándome en el suelo a merced de futuros zapatazos, desfigurándome mi rostro hasta que solo pudiera ejercer de doble de Fiona (la princesa de Shrek) transformada.

Me senté en un banco con una bolsa, la única que pude conseguir tras comprar, y podría considerarlo como un milagro navideño.

Un chico (creo que era un varón, dado que iba tapado hasta arriba) se sentó a mi lado, dejando una distancia entre él y mi cuerpo.

La gorra me impedía ver su cabello, una bufanda cubría hasta su nariz y las gafas de sol tapaban sus ojos, y encima eran oscuras.

La única pregunta que me vino en ese momento era: ¿Cómo consigue respirar? Lleva tantas capas encima que ya ha perdido hasta la forma humana.

Giró la cabeza y sentí que me analizaba con la mirada, no podría justificarlo porque no estaba segura mas no me iba a quedar allí hasta que decidiera saltarme encima.

Cogí la bolsa y me marché de allí con una velocidad que en mí, no era normal.


-Hogar, dulce hogar...-susurré para mis adentros al cerrar la puerta tras de mí.

Gracias a dios no me persiguió nadie de camino a casa, a pesar de que el lugar estaba oscuro. El problema de las navidades es que se oscurece el día con rapidez, y si vas algo contentillo (digamos con un grado de alcohol en las venas) acabas dejándote los dientes en la farola.

Toma regalo de navidad para la pobre farola, que se sentía muy sola ya que nadie le da amor. ¿Cómo lo solucionamos? Pegándonos de morros contra ella, de toda la vida.

Abrí la bolsa para guardar lo que había comprado y por poco me caigo del culo al ver que allí no estaba la comida que tanto me había costado conseguir.

Saqué el contenido, era ropa de chico, informal y demasiado naranja para mi gusto. Me la pegué al pecho para imaginarme el tamaño de la persona, debería sacarme una cabeza como mínimo.

¿Pero qué hago yo probándome ropa que no me pertenece? ¡Debo devolvérselo al dueño! Salí corriendo de la casa, pero me tuve que detener a mitad de camino.

¿Acaso sé de quién es esto? Mi cerebro cada vez anda más despejado. Me llevé la mano a la sien para masajeármela, necesitaba parar a pensar.

Y eso sería muy gracioso, dado que apenas le hacía funcionar, ahora sí que necesitaría un milagro.

A ver... ¿Con quién me crucé yo? Con miles de señoras, un Papá Noel disfrazado, un chico con complejo de cebolla, con un reno, Obama...

¡Un momento! ¿¡Me crucé con Obama y no le pedí ni un autógrafo!?

¡El chico! ¡Ese se sentó a mi lado! No me fijé si traía bolsas, pero tampoco lo hice cuando salí corriendo con la mía... ¡Debo encontrarle!

Salí corriendo de nuevo y al de unos segundos mi casa volvió a recibirme.

Sakura concéntrate, ya has salido de casa dos veces, la vecina debe estar mirándote por la ventana en vez de la televisión. Le acabará saliendo más barato.

¿Qué tenía pensado hacer? ¿Ir al supermercado y preguntar por la cebolla andante?

No me gusta hacer esto, pero tuve que hurgar en sus bolsillos, y acabé haciendo mi primer hallazgo geológico.

Un pañuelo sucio, un móvil, un lápiz, un bolígrafo, una nota... ¿Era una cazadora o un todo a cien?

¡El móvil! ¡Encima le he dejado incomunicado! Tenía bastantes llamadas perdidas, tal vez estaba llamando de casa.

Llamé a un fijo desde su propio móvil, para que reconocieran que era el suyo, igual si les llamaba desde el mío, no lo cogerían porque saldría desconocido.

No tardaron ni medio minuto en cogerme la llamada, y mucho menos en gritar.

-¿¡DÓNDE DIABLOS ESTÁS!? ¡HACE TIEMPO QUE TENDRÍAMOS QUE HABER EMPEZADO EL RODAJE!

-¿Qué rodaje?-en vez de pensarlo lo dije en alto, arrepintiéndome al instante.

-Perdona... Creo que me equivoqué de persona... Igual miré mal el número...

-No, no, verás... Es que...

-¡Un momento pequeña! ¡Qué me llaman desde la otra línea!

¿Pequeña?

Me dejó con la música de espera, decidí apagarlo o acabaría bailando un pasodoble yo sola con el móvil en la mano.

Creo que terminaré antes buscando a la persona que llamando, no será tan difícil encontrar alguien tan "discreto" como él.

Salí corriendo, sonriente porque esta vez fuera la de verdad, dispuesta a encontrar al joven. Necesitaba devolvérsela, no quería ser una ladrona. Y en el fondo, debía admitir, que ese móvil me causaba algo de inseguridad.

¿A quién pertenecería?


Para cuando llegué, las tiendas ya estaban cerradas. Busqué por los alrededores, y habría tenido más suerte indagando por la puerta de Narnia que por el chico ese.

Pedí algo en un bar y me senté en la terraza, dentro hacia un calor demasiado asfixiante. En mi cabeza, apartando un poco la fiesta de las bacterias, rondaba la forma en la que podría encontrarle.

Pero aun no sabía teletransportarme, así que no valdría para nada.

El móvil del chico volvió a sonar, sí que está solicitado la cebolla humana. No es que quisiera insultarle, ni mucho menos, es que el mote me había parecido gracioso.

Imaginarme una cebolla andando me producía gracia, tanto que ya estaba riéndome en mitad de la terraza ganándome la mirada de todos los presentes.

Pensarán que me escapé del manicomio que hay en la colina, haciendo un agujero con la cabeza de mi compañera porque la confundí con un martillo.

-¿Entonces no encuentras tu ropa?

Sentí que mis orejas se hubieran movido como las de un perro cuando escuchan algún ruido sospechoso.

Agudicé el oído y pude comprobar que venía de la acera del frente, tengo un radar bastante fino, no sabía que podía escuchar a la distancia.

Efectivamente, quien estaba en ese lugar era el encapuchado y un chico moreno de ojos negros.

No dudé en levantarme e ir hacia allí, podría devolvérsela y pedirle perdón por la confusión.

-No y ya no sé por dónde buscar.-escuché mientras estaba llegando.

Llegué al lugar pero dado que me estaba dando la espalda, no podía comprobarlo bien. Dudo que haya alguien más vestido así, pero con este frío nunca se sabe.

Mi vista no se alejaba de él mientras me acercaba, ni siquiera reparé en el otro, quien me vio el primero y me observó extrañado.

Mis pasos se detuvieron frente a la mesa, clavé mi vista en él y comprobé que era el mismo.

-¡Al fin te encuentro!-grité sin querer.

-La gente normal se suele presentar.-dijo el otro chico.- ¿Quién diablos eres tú?

-¡Es verdad! ¡Lo siento! Soy la chica del supermercado, aquella que salió corriendo cuando te sentaste a su lado.-a pesar de que fue el otro quien lo cuestionó, respondí al chico oculto bajo kilos de tela.

-Ya lo sé... No me he olvidado de ti, sería difícil hacerlo con unos ojos tan llamativos como los que tienes.

Inexplicablemente, teniendo en cuenta que estábamos bajo cero, sentí mis mejillas tomando calor como si hubieran instalado una hoguera debajo.

-Gracias... Verás... Yo cogí sin querer tus cosas y he estado buscándote para entregártelo.

-¿¡Lo tienes tú!?-era la primera vez que parecía mostrar euforia al levantarse de golpe.- ¡Gracias a dios!

-Siento haberte tenido preocupado, fue sin querer.

-Descuida, no es tu culpa.

-Toma.-saqué el móvil del bolso, junto a la bolsa.- Perdóname.

-¿Y mi chaqueta?-preguntó mirando dentro.

Parpadeé confusa e hice memoria... La última vez que la vi fue encima del sofá, prenda que olvidé allí tras salir corriendo.

-¡No puede ser! ¡Se me ha olvidado en casa!-nuevamente lo grité sin querer.

-Eres algo despistada, ¿Eh?-dijo el otro sonriendo jocosamente.

-Perdona, iré a por ella.-respondí nerviosa.- Espérame aquí.

-Prefiero acompañarte, sino te importa, ya es algo tarde para que vayas sola por la calle.

-No hace falta, de verdad...

-Insisto, no me quedaría a gusto sabiendo que andas sola.

-Muchas gracias, luego dicen que los caballeros se han extinguido.

El chico giró la cabeza, y si la vista no me había jugado una mala pasada, pude ver algo rojizo en el espacio visible que dejaba la bufanda.

-¿Vamos yendo?

-¿No te despedirás de tu amigo?

-Luego estaré con él, ¿Vale, Sasuke?

-Cuando quieras, no todo los días se liga con una chica tan guapa.

-¡No estaba ligando!-me quejé dando un zapatazo sonoro en el suelo.

-Perdona, perdona, iros ya.


-Es aquí, adelante... Pasa.-me hice a un lado porque estaba segura de que si me hacia un placaje (estilo pokémon) saldría volando dado el volumen que le otorgaba el ropaje.

-Muchas gracias.

-¿Quieres tomar algo?

-Algo de agua me vendría bien, estoy sediento.

-Ahora voy, quítate la ropa si quieres, sino tendrás frío cuando salgas.

No tardé mucho en rellenar un vaso de agua, dudo que alguien se demore en eso, a no ser que se suba la montaña para coger agua de manantial.

Al entrar a la sala, mi cuerpo se paralizó. En el lugar se encontraba un rubio apuesto mirando las fotos de la salita.

¡El radar de tíos guapos y/o "violables" está reaccionando! ¡Peligro! ¡Se sobrecalienta! ¡Va a explotar! ¡CUERPO A TIERRA!

-¿Quién eres tú?-estaba tan en shock que no me di cuenta ni de las palabras que se escaparon.

El chico giró la cabeza con pereza, sin sacar las manos de los bolsillos y sonrió. Aquellos ojos... Sé que le había visto en otro lado... ¿¡Pero dónde!?

A veces me cuestiono sin en realidad no seré un SIM (personaje de un juego) que cuando se me olvida algo es porque han cancelado mi acción en ese momento.

-Pensé que me habías dado permiso de estar aquí.

Observé el tumulto de ropa, parecía que el sofá acabaría rompiéndose en cualquier momento. ¿Eso escondía la tela? Ahora entiendo porque envuelven los regalos.

-Perdona... ¿Nos hemos visto en alguna parte?

Los ojos del chico se abrieron tanto que pensé que se transformaría en rana ahí mismo, y yo, como una princesa, tendría que romper el hechizo dándole un beso.

-¿No me conoces?

-¿Debería?-ya me estaba poniendo nerviosa, a ver si iba a ser un héroe y yo sin saberlo.

-Creo que es la primera vez que me pasa esto.-sonrió.- Soy Naruto.

Mis labios liberaron un grito que sorprendieron al chico.

-No puede ser... Le he robado a un famoso...

-¡No, no! ¡No te preocupes por eso! ¡Le podría haber pasado a cualquiera!

-Yo... Lo siento de verdad... Creo que interrumpí tu trabajo...

-No, para nada.

-Ahora entiendo lo del rodaje.

-¿Rodaje?

-Bueno, pensé que estaría llamando desde casa a tu móvil perdido, así que llamé a un fijo. Lo siento, lo habría hecho desde el mío, pero supuse que no lo cogerían.

-¿A qué número llamaste?

-No me lo sé de memoria.

-¿Es este?-señaló al móvil, me tuve que acercar porque no veía bien una pantalla tan pequeña.

-¡Sí! ¡Era ese! Se puso una chica que comenzó a gritar, solo pude entender lo que te dije, supuse que estaba enfadada.

-Hiciste bien en llamar desde aquí, solo lo cogen con este número.

-Me quitas un peso de encima.

Sus dedos rozaron los míos con delicadeza, quitándome lentamente el vaso de las manos.

-Muchas gracias por el agua, tengo la garganta algo seca.

-Si quieres más pídela, no tengas reparo.

El chico sonrió y se la bebió de golpe, la dejó en la mesa y acto seguido se giró para mirarme mejor.

-¿Puedo hacerte una pregunta?-asentí intrigada.- ¿No te sorprende que esté aquí?

-No, ¿Por?

-Vaya...-se pasó la mano por el cabello y éste volvió a su estado inicial.- Eres la primera que me dice eso, incluso mis amigos actúan de manera diferente.

-¿Por qué?

-Dicen que soy famoso, y ya no es lo mismo que antes. Ahora me siguen los periodistas y estoy todo el rato haciendo anuncios.

-¿Y no te estresa?

-Un poco...

-¿No pensaste en retirarte para descansar aunque sea unos días?

-Mi madre me mataría.

-¿Por?

-¿No sabes nada de mí? ¿En serio?

-¿Debería?-me volví a bloquear y a ponerme nerviosa. ¿Tan raro era que no supiera casi nada de su vida?

Sonrió con calidez y mi cuerpo comenzó a echar madera para comenzar la hoguera, (bajo mis mejillas) creando así la llama que calentaría más mi piel, haciendo notoria la rojez.


La mañana me recibía con todo su esplendor (llena de frío como siempre). Esto ya parecía un congelador.
Inexplicablemente hoy había dormido bien, las ojeras parecían haber desaparecido, así como todos los síntomas de resfriado.

Parece ser que solo necesitaba una siesta reconfortante, no en vano, mi madre siempre me decía que había que cuidar al cuerpo descansando unas ocho horas diarias.

La noche anterior fue algo extraña, mas no me sentí incómoda. La idea de que un famoso había estado en mi casa podría impactar a cualquiera, sin embargo Naruto parecía tan humano, como si le diera igual pegar una patada a una roca y de ésta salieran miles de billetes.

Era como si hablara con alguien sereno, que tenía claro sus ideas y a la vez algo cabeza hueca. Descubrí que era más lento que yo a la hora de sacar deducciones, y pensé que era complemente imposible que eso pasara.

Lo más preocupante es que mi corazón latía con rapidez, cosa que ignoré ayer, pero hoy me tiene preocupada.

Vamos Sakura, solo lo viste una vez, ¿Piensas arrancarle la ropa con los dientes y violarle la próxima vez que lo veas? ¿No, verdad?

Aunque la idea mala no era, la ejecución me fallaría un poco.

Agité mi cabeza de un lado a otro para negarme a mí misma, parecía mentira que hubiera pensado algo así, ¿Desde cuándo estoy tan salida?

¡El ficus tiene menos pensamientos sexuales que yo! Punto lógico para mí, las plantas no piensan.

Encendí la tele para evadirme un rato, y en la pantalla apareció una noticia de Naruto que casi me revienta los tímpanos.

-¿Por qué tiene tanto sonido esto?

No pude evitar escucharla aunque fingiera no hacerlo, creo que la mesa de la sala me haría muchas preguntas, le veo cara interrogante.

Decía que firmaría autógrafos en el museo que acababan de inaugurar. No sé cómo pasó todo, pero para cuando me di cuenta, ya estaba en el autobús.

¡Museo! ¡Allá vamos! ¡Que la suerte me acompañe!


Suspiré agobiada, era imposible acercarse. La gente se pegaban entre ellos para entrar aun cuando la puerta estaba cerrada, no me extrañaría ver una cabeza volando por el lugar, o una persona sin un brazo menos.

Observé la puerta de atrás, siendo custodiada por dos policías que se podrían confundir con armarios.. ¿Por qué poner seguridad en una puerta insignificante? Algo no me cuadraba ahí.

La nieve me impedía andar sin hacer ruido, y encima estaba nevando, me iba a acabar congelando. Las cagarrutas de cabra albina vuelven a la carga.

Tiré una piedra al otro lado para que hiciera ruido, y otra en distinta dirección. Así consecutivamente hasta que conseguí dividir a los guardias.

Sin pensarlo dos veces me colé dentro y cerré la puerta, espero que no me hayan visto.

A mi alrededor se levantaba el museo, era precioso. Más me sorprendió ver a un joven mirando esculturas con gran reparo.

¿Por qué me ponía tan nerviosa? ¿Por qué sentía el acelerado golpeteo de mi corazón?

-Extraña escultura, ¿Verdad?

El chico dio un respingón muy gracioso, como un gato cuando se asusta. Me hizo gracia la comparación y no pude evitar reírme.

-¡Sakura-chan! ¿Qué haces aquí?

¡Ay dios! ¿Cómo me llamó?

-Quería venir a verte, como me dijiste que a veces estas cansado de todo, pensé que podría ayudarte.

-¿En serio?-asentí.- Muchas gracias.

Puso una mano en mi cara, consiguiendo que mis mejillas estallaran en fuego vivo, el frío inoculado por el mal tiempo se intercambió por un ardor sofocante, mis latidos del corazón se multiplicaron. ¿Qué me pasaba con él?

Acarició mi rostro con el pulgar y sonrió sinceramente, consiguiendo que me acercara a él para abrazarlo.

-Ayer me lo pasé muy bien.

-Yo también Sakura-chan.

-¿Naruto?

El chico volvió a dar un salto y yo con él, ya que me asusté. La idea de que una escultura hubiera tomado vida y nos comiera vivos se presentó de repente.

Aunque en los brazos de Naruto, el temor desapareció. Solo era una loca idea, como tantas de las que tengo.

-Mamá... ¿Qué haces aquí?

-Visitar a mi hijo, pero no pensé que estaba ocupado.

-¿Eh? ¡No es lo que piensas!

-¿Ah no? ¿Y por qué la abrazabas?

-No... Es que...

Asomé la cabeza entre los brazos de Naruto, la cual había estado escondida en su pecho todo el rato.

La mujer de cabellos rojos se sorprendió al verme y se acercó con rapidez.

-¡Pero qué novia más guapa te has buscado cariño! ¡Mira que ojazos tiene!

Esta vez, el propio diablo (el cual es rojo) me abrazaría, mientras me contaba que era su hermana desaparecida y que teníamos que bajar al inframundo. En ese momento mi príncipe azul me salvaría, entiéndase como Naruto.

-¡MAMÁ!-el joven se sonrojó a más no poder.

Por primera vez mi cerebro captó dos conceptos, el sonrojo y que no había negado que fuéramos novios.

¿Podría ser que yo...? ¡No puede ser! ¡Qué baje dios a verificármelo! ¡Tengo que mandarle un e-mail! ¿¡Cómo era su correo!?

Un guardia llegó anunciando que Naruto tenía que marcharse ya, me soltó con las mejillas aun encendidas y me sonrió.

-¿Me esperarás?

-Para eso he venido, ¿No?

Se acercó a mí y depositó un beso en mi frente.

-Muchas gracias.

Mientras se marchaba, me llevé la mano a la parte que acababa de rozar sus labios y sonreí internamente. ¿Qué me ocurre con él?

Su madre se acercó a mí y comenzó a hablar conmigo. Quien me diría, que en un futuro, sería ella quien me ayudara a entender mis sentimientos.


Unos brazos me sostuvieron por la cintura, abrazándome con cariño mientras me pegaban a su torso.

-¿A dónde vas? Tenemos la cena de navidad.

-Sabes que no me gusta eso Naruto.

-¿Cómo que no? Ese día nos conocimos, y semanas más tarde te pedí salir.

-Pero cuando me lo pediste ya no era navidad.

Se acercó a mi cuello y comenzó a hacer pedorretas allí, cosa que me hacia muchas cosquillas.

Supliqué que se parara y no lo hizo hasta que acepté.

-Voy a por la ropa, no quiero que te constipes y... ¿Cómo era? El catarro monte una fiesta en tu cabeza.

Nos dimos un beso intenso en los labios antes de que se fuera. Me acerqué al calendario y vi la fecha señalada.

Navidad, el día que conocí al amor de mi vida.

Una historia de navidad.....

Ha pasado 1 año desde el final de la gran guerra,las 5 grandes naciones shinobi habían firmado un pacto de no agresión y de amistad permanente,las rencillas entre shinobis poco a poco desaparecían favoreciendo a los pactos y tratados entre clanes y aldeas.Nos situamos en Konoha,que se había convertido en una superpotencia,gracias al valor del Gran Héroe.....Naruto Uzumaki,quién peleó con Madara y sus seguidores,consiguiendo traer de vuelta al renegado Sasuke Uchiha y siendo nombrado ambu de élite junto el resto de la llamada generación de oro,Naruto paseaba por las calles de la ciudad muy pensativo.

Naruto (pensando):Ahh,se acerca navidad,y como siempre me va a tocar celebrarla solo,si tuviera valor para pedirles a mis amigos que me acompañaran.-En ese momento ve a Sakura que se dirijía a una tienda,Naruto iba a saludarla pero vió que Sakura saludaba a Sasuke que la esperaba a la entrada,Sakura y Sasuke llevaban mucho tiempo hablando mucho,quedando para entrenar y comer,de echo se hablaba que eran novios,cosa que nunca reconocieron pero se les veía muy unidos,Naruto se había distanciado con ellos pese a los intentos de Sakura para hacercarsele.Naruto decidió seguir a sus compañeros que entraron en una joyería.

Sakura:¿qué vas a comprar?.-Naruto intentaba escuchar pero no podía,por lo que se dedico a observar a través del escaparate.

Sasuke:Solo un regalo para alguien muy especial....-Sasuke le pidió al dependiente que le diera su encargo,este sacó una cagita,Sasuke la abrió  mostrandole unos pendientes hermosos a Sakura.-¿Qué te parecen?.

Sakura:Son geniales.-dijo sonriente,Naruto observaba muy entristecido esa escena,el nunca podría regalarle a Sakura un regalo como ese.Sakura y Sasuke salieron de la tienda siendo seguidos por Naruto.

Sasuke:Sakura,entonces quieres que quedemos esta tarde para ya sabes....

Sakura:Si me hace mucha ilusión.-Naruto escuchaba la conversación muy triste.

Naruto (pensando):Nunca tuve oportunidad.-se dió media vuelta y se fue cabizbajo.Caminó por las calles de Konohaasta llegar al centro de la aldea,era una enorme plaza adornada por adornos navideños tales como luces de colores,guirnaldas,árboles decorados...etc.Naruto observó el centro de la plaza donde había una estatua de unos 6 metros de alto,esa estatua representaba al Gran Héroe de la guerra,osea él,Naruto la observó durante un largo rato.-Hpmf,ahora que he conseguido cumplir mi sueño,resulta que no soy feliz.-Naruto se dirijió a las calles de bares y restaurantes,se paró delante de un pequeño establecimiento y entró.

Teuchi:¡Buenas! Naruto ¡feliz navidad!.-Naruto le miró con una sonrisa finjida y respondió.

Naruto:Feliz navidad,ponme un especial de navidad.-Teuchi empezó a cocinar.

Teuchi:Enseguida,tomate una copita de sake,es mi regalo de navidad para mi mejor cliente.-Naruto asintió y tomó un vaso,Teuchi le sirvió el sake y un bol de ramen con cerdo super enorme.

Naruto:Gracias.-cogió unos palillos y empezó a comer,Teuchi se sorprendió al ver que Naruto comía lentamente,cosa que jamás se esperaría de él pero por tal no incomodar a Naruto prefirió no preguntar.Naruto terminó el bol y el sake pagó a Teuchi y salió del puesto de ramen.

Teuchi:¿Qué demonios le pasara....?

Naruto caminaba por las calles de Konoha viendo a las familias comprar los regalos,comida y demás cosas para la noche de navidad,esa noche había que celebrar en familia,pero él acabaría comiendo ramen instantaneo solo...Naruto caminaba sin rumbo asta que vió al equipo 8 en una tienda de comida.

Naruto (pensando):¿No son esos Ino,Chouji y Shikamaru?.-Naruto se disponía a saludarles pero en ese momento aparecieron Sasuke y Sakura quienes les saludaron y les ayudaron con las bolsas,Naruto prefirió no intervenir asi que dio media vuelta y se dirijió al barrio comercial.Allí pudo observar al equipo 9 que salía de unas tiendas con muchos regalos,Naruto se acercó a ellos y les ofreció ayuda.

Hinata:N-naruto-kun gracias.-Naruto cargó tres cajas enormes.

Naruto:¿A dónde llevais estos regalos?.

Kiba:Bueno,teníamos que llevarlos a casa de Sakura....-Naruto se quedó helado.

Naruto:Solo os puedo acompañar asta mitad de camino....

Kiba:Bien....entonces que así sea.-Caminaron un rato asta llegar a un cruce,Naruto le dió sus cajas a shino y se despidió de ellos.

Naruto (pensando):Valla....Sasuke,parece que sabes tratar bien a Sakura-chan,me alegro.-Naruto caminó asta llegar a los campos de entrenamiento,donde se tumbó a pasar un rato observando el lindo paisaje nevado,así estuvo asta que anocheció.-Creo que debería de volver a mi casa...-Naruto emprendió el camino de vuelta cabizbajo,llegó a su casa y entró.....

¿¿¿¿:¡¡¡¡¡SORPRESAAAA!!!!!!!.-Naruto se quedó pasmado delante de él estaban todos sus amigos,senseis asta Tsunade se había pasado por allí.

Naruto:¿Q-qué?

Sakura:¡Feliz navidad!.-Sakura abrazó a Naruto que se puso rojo,la siguieron todos los demás que se hacercaron y abrazaron a Naruto uno por uno.

Sasuke:Vamos al salón dobe...-Sasuke cogió a Naruto del brazó y lo llevó al salón donde había una gran mesa con mucha comida,Naruto miró a Ino.

Naruto:Ino ¿no será esto lo que estabais comprando esta tarde?.-Ino le miró sorprendida.

Ino:¿Cómo lo sabes?.-Shikamaru respondió.

Shikamaru:De seguro que nos estaba espiando tsk, que problemático.

Naruto:Bueno....jejeje vamos a comer.-Chouji,lee y extrañamente Sasuke se lanzaron a por la comida.

Ino:Sasuke-kun ¿qué haces?

Sasuke:No pienso dejar que estos dos se coman mis gambas rebozadas.-Todos le miraron con gotas en la nuca.

Tsunade:Bueno...mejor pasemos a los regalos,Así que dejad la comida....-Tsunade sacó una caja y se la dió a Naruto.

Naruto:¿Que es?.-abrió la caja encontrandose con sake.

Tsunade:Es del bueno,así que aprovecha e invita a tu linda hokage.-Naruto la miró con una gota en su nuca.

Naruto:Tu lo que querías era bebertelo ¿verdad?.-Ino le entregó un paquete.

Ino:esto es de parte del equipo 8.-Naruto abrió la caja y abrió los ojos.

Naruto:Siiiii es una libreta de cheques de ichiraku,con esto tendré para 5 meses.-Shikamaru le miró con duda.

Shikamaru:Pero si los vales son por valor de 6000 tazones.....

Naruto:Jejeje.... a todo esto ¿cómo lo conseguisteis?.-Shikamaru miró a Ino que asintió.

Shikamaru:Nos tocó el primer premio de una tombola.

Naruto:........tacaños.-Ino le golpeó.

Ino:Desagradecidooooo.-Naruto se disculpó y recibió otro paquete de parte de Lee.

Lee:Este es de parte de mi equipo.-Naruto abrió la enorme caja y sacó una armadura militar compuesta de un abdomen recubierto de placas de hierro y unas grebas de igual forma acompañadas por unas botas negras de combate.

Tenten:Espero que te guste,la elegí de la armería de mi familia.

Naruto:Gracias a todos.-Pero fue detenido por Kakashi y Sasuke.

Kakashi:Espera que no as recibido mi regalo ni el de el equipo 7.-entregó a Naruto un libro del icha icha y una espada decorada con simbolos tribales.

Sasuke:El libro es de parte de Kakashi y la espada de parte del equipo 7.

Naruto:Muchas gracias a todos de verdad.-Naruto abrazó a todos y se dirijió a la mesa pero fue detenido por Sakura,que le pidió muy timidamente.

Sakura:¿Naruto podemos salir al balcón?.-Naruto asintió y salieron al balcón.

Naruto:¿Qué quieres Sakura-chan?.-Sakura se puso más nerviosa.

Sakura:T-te quiero dar un regalo,mi regalo.-Naruto asintió.

Naruto:No tenías que darme un regalo.-Sakura se llevó las manos al bolsillo de su cazadora y sacó una carta que le dió a Naruto.-¿una carta? ¿puedo leerla?

Sakura:Si porfavor.


CARTA
Naruto,te escribo esta carta porque no tengo valor para decirtelo en persona.Desde que te ví apunto de morir en la guerra descubrí lo importante que eras para mi,de todo lo que hiciste por mi,fuiste mi apoyo y mi mejor amigo aunque te tratara mal y sin ninguna delicadeza es por eso que quiero darte lo único que está por encima de tu bondad,mi eterno amor hacia ti por siempre....

Naruto:¿E-es-esto es cierto?.-Sakura le miró muy sonrojada.

Sakura:Así es...desde el final de la guerra me di cuenta de que te necesito.-Naruto la miró desconfiado.

Naruto:Entonces porqué as estado estos últimos años muy pegada a Sasuke.-Sakura le miró dudosa.

Sakura:Naruto...Sasuke y yo nos hicimos muy buenos amigos,de echo le estuve preguntando como poder acercarme a ti,que poder regalarte.

Naruto:¿Y los pendientes que te compró?

Sakura:No eran para mi,eran para Ino,Sasuke planea darle una sorpresa el día de año nuevo...-Naruto sonrió.

Naruto:Sakura-chan... yo no tengo un regalo para ti...lo siento.-Sakura le miró sonriente y le dijo.

Sakura:Si que hay algo que me gustaría que me regalaras.-Naruto la miró dudoso,entonces Sakura se puso de puntillas y le dió un profundo beso,el cual Naruto correspondió.

Naruto:Sakura-chan....

Sakura:¿Naru... te gustaría ser mi novio?

Naruto:S-si...

Sakura:Gracias por darme el regalo que tanto deseaba.-Naruto la volvió a besar,Sakura correspondió.

Naruto:Será mejor que volvamos adentro.-Iba a entrar pero fue detenido por Sakura.

Sakura:Naru,quiero que vayamos a mi casa....-Naruto asintió muy extrañado y se dispuso a salir saltando por los tejados seguido de Sakura que antes de partir le guiñó un ojo a Ino que corrió a contar  a los demás la noticia de la nueva pareja.

Naruto:Ya hemos llegado...

Sakura:Vamos a mi cuarto...-Ambos ingresaron en el pequeño apartamento de Sakura y se dirijieron al dormitorio,al llegar Sakura se echó encima de Naruto y comenzó a besarle con pasión.

Naruto:Saku...ra-chan....-Sakura comenzó a lamerle el cuello,Naruto empezó a perder el control por lo que comenzó a desnudar a Sakura.Naruto le quitó la cazadora a Sakura y comenzó a mordisquearle el cuello,Sakura gemía de gusto.

Sakura:Mmmm ahh Naru....-Naruto le quitó el sueter dejandola en sujetador,Sakura hizo lo mismo dejando a Naruto semi desnudo.Sakura comenzó a lamerle el torso a naruto,que sentía un cosquilleo de lo más excitante.

Naruto:Sakura-chan,no puedo más,te deseo.-Naruto le quitó a Sakura los pantalones a la vez que se quitaba los suyos ambos quedaron en ropa interior,Naruto le quitó el sujetador a Sakura y comenzó a lamer y chupar los pechos de sakura,que gemía gustosa.

Sakura:AHHMM NARU-KUN!!!! sigue....-Naruto comenzó a mordisquear los pezones de Sakura,que se pusieron duros,Naruto palpó la intimidad de Sakura,que comenzaba a humedecerse.

Naruto:Mi linda Sakura-chan....estas muy mojada.-Sakura gemía gustosa.

Sakura:Naruto-kun hazlo ya porfavor....-Naruto la miró.

Naruto:¿Estás segura?.-Sakura asintió y Naruto se quitó los boxers y se acomodó encima de ella,introdujo su virilidad lentamente en ella asta que topó con una barrera,apretó y la rompió,Sakura soltó un leve quejido.

Sakura:Sigue...-Naruto comenzó a embestirla,Sakura dejó de sentir dolor por un enorme placer,Naruto aumentaba el ritmo de las embestidas y Sakura gemía con fuerza pidiendo más.

Naruto:Ahhh,si.-Sakura besó a Naruto muy apasionadamente,Naruto gruñó.

Sakura:Naruto-kun hazlo dentro....-Naruto empezó a aumentar la fuerza de las embestidas asta que....

Naruto:Ahhh Sakura-chan me vengoooo.

Sakura:Siii hazlo dentro... mi amado Naruto-kun.-Naruto se vino dentro de ella,ambos cayeron a la cama exhaustos.

Naruto:Sakura-chan....gracias por tu regalo...esta es la mejor navidad de mi vida...-Sakura le miró sonriente.

Sakura:No...Naruto-kun,gracias a ti por el tuyo y esto es solo el principio de nuestra vida juntos...-Dicho esto ambos cayeron dormidos abrazados....


FIN

La vida es diferente para cada persona, algunas dicen que las “ha tratado bien”, y otras que las “ha tratado mal”, otros tienen la teoría de que un ser omnipresente al que nombran según su creencia religiosa, no da cargas superiores a las que puedan soportarse, otras por el contrario piensan que la vida es como es y ya, hay diferentes teorías del por qué suceden las cosas, a mí personalmente me gusta llamarla destino, aunque eso ponga en duda el supuesto libre albedrío que tiene cada uno.

Una tarde en víspera de navidad me encontraba vagando solitaria como siempre por las calles buscando de algún refugio para la noche y algo que poder llevarme a la boca, con tan sólo once años había pasado por cosas que muy pocas personas podrían afrontar sin cometer un posterior suicidio; unos meses después de cumplidos seis, mi vida feliz se vio derrumbada cuando unos ladrones entraron a mi casa y asesinaron a mis padres frente a mis ojos, fui llevada a un orfanato donde fui abusada hasta que me escapé a mis ocho años sin un céntimo en el bolsillo, de ahí en más comencé a vivir en la calle dependiendo de la caridad ajena, pues siendo una pequeña niña de raro cabello rosa muy poco podía hacer para subsistir que no fuera mendigar por compasión.

Cargué por mucho tiempo con un pequeño bolsito donde llevaba una manta con la que pude sobrevivir a duras penas el frío de la época otoñal e invernal, ayudada del fuego de otros indigentes que tuvieron compasión conmigo, y mis ropas fueron unos pantalones holgados, zapatos viejos, alguna que otra camisa y chaquetas que iba cambiando a medida que iba creciendo con las que encontrara en la basura, el único objeto de valor que tenía era un pequeño dije que mi madre me había regalado, era de oro, tenía la foto de mis padres conmigo de bebé por delante, y atrás un grabado que rezaba “Siempre Estaremos Contigo”.

Como sea, ese día era especialmente frío y sentía que el hambre me mataba, me sentía débil y apenas sí podía caminar, pasé al lado de una tienda donde vendían comida y quedé idiotizada, nunca había robado en mi vida, pero en aquel caso extremo me pareció casi inevitable.

-¿¡QUÉ CREES QUE HACES!?- la voz de una mujer me asustó cuando intenté ocultar una manzana en mi chaqueta.

El pánico me invadió de inmediato como buena primeriza, dejé caer la fruta y salí corriendo del lugar pero el golpe de un palo me hizo caer al suelo.

-¡Lo siento mucho!- grité con la voz quebrada del llanto que pugnaba por salir, no me di cuenta que había perdido en el momento de la caída mi dije de oro, mi objeto más preciado.

-¡Esto te enseñará a no robar!- gritó la mujer levantando el palo pero antes de que lograra tocarme una pequeña mano lo detuvo.

-¡Basta tía Mikoto!- exclamó un niño frente a mí y fue como una revelación, tenía piel tostada, rubios cabellos y los ojos más azules que había visto nunca –Perdónala, por favor- pidió con una reverencia.

-Es una granuja, hazte a un lado Naruto- dijo la mujer despectiva.

-Por favor- insistió el niño y la mujer suspiró cansinamente.

-Si vuelvo a encontrarla robando no la volverás a salvar- le dijo con voz severa pero acariciándole cariñosamente los cabellos para revolverlos más de lo que ya los tenía y se fue.

Mis dudas fueron enormes tras aquello, ¿por qué alguien habría de defenderme si ni siquiera me conocía? El único gesto amistoso que la gente de clase media en adelante tenía conmigo era el darme unas cuantas monedas, vivía con el miedo de que la historia se repitiera nuevamente así que nunca me acercaba demasiado a nadie, no es que tuviera muchas opciones de todas formas, nadie quiere tratar con una niña de la calle.

Tras esto recuerdo haber salido corriendo despavorida hasta que el niño me alcanzó.

-¿A dónde vas?- preguntó una vez me sujetó de la mano.

-No me hagas daño, por favor, te lo pido- rogué casi patéticamente.

-¡No voy a lastimarte ’ttebayo! Mi nombre es Naruto Uzumaki y quiero ser tu amigo- me sonrió y me llevó casi a rastras a un establecimiento tipo tasca-restaurant donde trabajaban sus padres.

-¿Quién es tu nueva amiga, Naruto?- preguntó un jovial hombre, se veía que el niño de nombre raro y él eran idénticos.

-Es muy linda- comentó una hermosa mujer de cabellos rojizos haciéndome sonrojar -¿Cuál es tu nombre, pequeña?

Me sentí algo intimidada y quise salir corriendo nuevamente pero me contuve, ellos parecieron comprenderme y no me forzaron a responder, muy amablemente me ofrecieron un delicioso platillo que engullí sin pensármelo dos veces, no sé si fue por el hambre que tenía o si de verdad eran muy buenos cocinando pero aquello me supo a gloria, ramen me dijeron que se llamaba.

-Mi nombre es Sakura- les dije luego de haber entrado en confianza.

-¿Y dónde están tus padres, pequeña?- preguntó Kushina limpiando mi rostro.

Mi triste mirada debió haberles dado un indicio de lo que era mi vida pues nuevamente dejaron el tema de lado.

-Puedes venir aquí cada vez que lo desees, Sakura-chan- ofreció Naruto muy amigablemente –Yo mismo te cocinaré algo ‘ttebayo- y puso una pose cool que me dio risa.

-¿Tienes dónde quedarte esta noche? Hace frío- comentó la mujer pelirroja y yo simplemente negué con la cabeza –Deberías quedarte en nuestra casa entonces- me ofreció amablemente y me sentí sumamente agradecida y endeudada moralmente con aquella familia y anhelé más que nunca en mi vida recuperar la mía, pero la realidad es que esto no es un cuento de hadas y mis padres jamás volverían a estar conmigo, nada volvería a ser igual, seguiría siendo huérfana por siempre y eso nada ni nadie podría cambiarlo… pero sí que podía cambiar mi futuro.

-No, gracias- dije a lo que ellos se sorprendieron, pero temía que si les agarraba cariño algo malo les pudiera ocurrir, salí corriendo del local con una nueva visión de lo que quería para mi vida, y estaba dispuesta a obtenerlo.

Empecé a buscarme pequeños empleos de lo que fuera, cuidando perros, haciendo recados, cortando césped o ayudando a pintar el exterior de las casas, iba una o dos veces por semana al restaurant para ver a la familia Uzumaki, empecé a pagarles la mitad de las comidas pues sentía que de alguna forma debía pagarles tanta generosidad, aunque al principio me discutieron eso terminaron aceptando al escuchar mis razones.

Un día  de navidad, tuve la suerte de encontrarme con un humilde señor de acomodada familia, Shikaku Nara, para ese entonces andaba de paseo por el pueblo pues vivía en la ciudad capital, él me contrató para que lavara su auto y aunque no hice un muy buen trabajo pasó gran tiempo preguntándome por mí, aunque al principio estuve algo reacia a hablar la conversación fue fluyendo, a los pocos días volvió a buscarme para que le ayudara con el mantenimiento de su linda casa, lo que implicaba un viaje de unos treinta minutos en carro y como necesitaba el dinero y había mostrado ser buena persona acepté, con gusto ayudé en todo lo que me pedía y él pareció interesarse en mis particulares habilidades para aprender rápido, incluso me ayudó a perfeccionar mi lectura, me sentía afortunada y a la vez triste pues no pude volver a ver a la familia Uzumaki, aún recordaba con nostalgia cuando me despedí de ellos.

-¿Por qué te vas, Sakura-chan?- preguntó Naruto con sus ojos llorosos, eso me partió el corazón -¿Ya no quieres ser mi amiga?

-¡Claro que sí baka!- le dije triste de tener que despedirme.

-Naruto-chan- le llamó Kushina dulcemente arrodillándose a su lado -Esta es una enorme oportunidad para la pequeña Sakura que no puede perder.

-Eso no significa que dejarán de ser amigos- comentó Minato dándonos una de sus brillantes sonrisas.

-Siempre seremos amigos, baka- le sonreí amistosamente, Naruto sin dejar de llorar removió algo sus bolsillos hasta encontrar un objeto que me tendió -Es… mi dije- dije con sorpresa, creía haberlo perdido el día que los había conocido, pero en vez de tomarlo le cerré la mano –Quédatelo para que nunca te olvides de mí- le susurré con una sonrisa.

-Jamás lo haré, Sakura-chan- y se lanzó a darme un abrazo sin pudor alguno aunque siempre trataba de estar limpia.

Ese mismo día en la tarde me fui con la familia Nara, él me ofreció una habitación que les sobraba en la casa a cambio de ayudarlo en los trabajos que me pidiera, él vivía sólo con su hijo Shikamaru, era gracioso aunque muy perezoso, ambos estudiábamos juntos para sus exámenes y Shikaku tuvo la generosidad de hacerme los trámites para inscribirme en una escuela pública siendo él mi representante tutelar, volví a sentir que la vida me sonreía de cierta forma e inmersa en mi la más grande de las alegrías le juré que sería una buena estudiante y eso hice, aún con los trabajos siempre saqué notas excelentes siendo la primera de mi promoción.

A los quince, fui legalmente Sakura Nara.

Con diecisiete años, gracias a nuestro gran promedio Shikamaru y yo logramos entrar sin mayores problemas a la Universidad de Konoha, yo logré obtener una beca completa de estudios en la Escuela de Medicina, mi padre (como le decía ahora) estaba orgulloso de mí y yo le debía mi vida, pues gracias a él estaba donde estaba ahora y me aseguré siempre de aprovechar aquella segunda oportunidad que la vida me había ofrecido.

Próxima a cumplir mis 23 años estaba recibiendo mi título de Médico Cirujano, Magnacumlaude, ese día volvía llorar pero esta vez de felicidad, de pasar a temerle a las personas, ahora salvaba sus vidas sin importar estrato, raza, edad o sexo, y eso hacía que mi alma se sintiera llena.

Inmediatamente comencé mi especialización en el área de Oncología pues sentía que eran aquellas personas las que más cuidado y apoyo necesitaban en sus vidas, y mis anécdotas por lo general ayudaban a aumentar las ganas de seguir adelante, me hice un nombre en el ámbito médico y poco después de obtener mi nuevo título ya tenía una importante oferta de trabajo que acepté, todo en mi vida finalmente había tomado un buen camino.



Diciembre había llegado, en vez de ser una época de gran felicidad, para una familia amenazaba con ser de las peores jamás vividas. Una mujer se llevó las manos a la boca para acallar el gran llanto que clamaba por salir de su boca mientras su esposo y su único hijo la abrazaban con fuerza, frente a ellos y del otro lado del escritorio se encontraba un hombre de lentes y cabello grisáceo que los miraba con algo de pesar.

-Lo lamento mucho señora Uzumaki, pero definitivamente es un tumor lo que le ha provocado todos sus malestares- dijo lo más suavemente que pudo.

-¿Qué podemos hacer, Doctor?- preguntó el rubio mayor mientras la tristeza se reflejaba en su rostro, no podía perder a la única mujer que había amado en su vida con locura.

-Lo primordial es saber si es maligno o no, Minato-san- el doctor le firmó unas órdenes y se las entregó –Deberán mandarle a hacer una biopsia para ello, pero no esperar a los resultados, lo mejor será intervenir quirúrgicamente y de ahí mandar una muestra para analizarla y saber si necesitará de quimioterapia.

-¡Pero no tenemos dinero para costear una operación!- se quejó el rubio menor algo exasperado.

-Entiendo su situación y conozco al oncólogo que puede ayudarlos- afirmó este dándoles un folleto que tomaron para revisar.

-¿Dra. Nara?- preguntó Minato al leer el nombre.

-¿Cómo podrá ella ayudarnos?- preguntó Naruto.

-La Dra. Nara hace un reconocimiento mensual junto con su equipo de operaciones de los casos clínicos más complicados que pueda resolverse con una cirugía y no cobra nada- explicó el hombre de lentes –El caso de Kushina-san no es uno de los más complicados, pero si le exponen su situación estoy seguro que podrá ofrecerles algo.

-Lo haremos- asintió Minato.

-Muchas gracias, Doctor- habló Kushina con voz entrecortada.

Y así lo hicieron, cerraron su viejo y tradicional negocio de comida y fueron a la ciudad donde llevaron los papeles necesarios para hacer la petición con la Dra. Nara, dejaron con su secretaria copia de todos los papeles importantes y le hicieron la historia médica completa a Kushina, luego de unas horas fueron de regreso a su casa para descansar, Naruto se sentía agobiado, les habían dicho que el caso de su madre no era lo suficientemente grave pero que igual lo pondrían para que le ofrecieran alguna alternativa. Incapaz de conciliar el sueño se conectó al internet buscando a uno de sus amigos que estuviera en línea, sin embargo no había ninguno, sólo una persona estaba de su móvil conectada a esas horas de la noche, su nombre decía Cerezo, tras pensárselos unos segundos se decidió a escribirle por primera vez desde que la había agregado en un momento de fiebre por tener más amigos que su mejor amigo Sasuke Uchiha, o como a él le gustaba decirle, el teme.

-Sé que es raro escribirte así sin siquiera habernos conocido, pero necesito hablar  con alguien.

Muy por el contrario a lo que esperaba, recibió una sorpresiva respuesta.

-Cuéntame, extraño =3- fue su amigable mensaje.

-Mi mamá ha tenido muchos problemas de salud últimamente y estoy muy preocupado.

-¿Le han dicho de qué se trata?

-Un tumor, temen que sea cáncer pero todavía no lo han confirmado...

-Vaya, lo siento mucho

-No te preocupes, dicen que con remover el tumor bastará y si es cáncer unos pocos tratamientos con quimio, pero no hemos podido conseguir todo el dinero para pagar la operación ni mucho menos las sesiones.

-Tranquilo, seguro todo saldrá bien

-Eso espero… en el Centro Médico de Konoha nos han dicho que debemos hacerlo lo más rápido que podamos, hemos pedido una revisión del caso con una doctora ahí, no recuerdo el nombre.

-¿La doctora Nara?

-Vaya, es muy popular al parecer.

-Tal vez un poco…

-Su secretaria nos ha dicho que aunque no nos regale la operación sí puede ofrecernos una alternativa, estoy algo desesperado, mi madre es mi vida.

-¿Tienes una foto de ella?

Aquella pregunta le extrañó un poco, sin embargo buscó una donde estaban los tres juntos, la navidad pasada, y se la mandó.

-Es… Realmente hermosa

-Es la mejor mujer que pueda existir… Sin ofender.

-Jajajaja está bien, te pareces muchísimo a tu padre.

-¿A que soy un encanto?

Naruto se regañó mentalmente por haberle coqueteado a una desconocida y más estando en su situación actual, para su buena suerte ella lo tomó a manera de broma y continuaron hablando hasta altas horas de la madrugada sobre todo y nada al mismo tiempo, se sintió tan agradecido que cuando supo que ella vivía en la ciudad se ofreció a invitarle una comida.

-Nos veremos entonces, extraño baka.

Tras aquella enigmática respuesta ella se desconectó.

-Ni siquiera le pregunté su nombre ‘ttebayo- murmuró el rubio rascándose la cabeza, aquella última oración le había parecido algo extraña pero no le dio mayor importancia y se fue a dormir ya más relajado.

Dos días después Kushina se cansaba cada vez más rápido, pero aquella mañana recibieron la llamada que les cambiaría la vida por siempre y de formas que, cierto rubio, jamás se hubiera imaginado.

-¿Sí?- preguntó Minato al teléfono, Naruto y su mujer lo vieron con interés y luego el rubio fue corriendo a sostenerlo al ver que comenzaba a temblar y le fallaron las piernas.

-¿¡Qué sucede, papa!?- preguntó alarmado, sin embargo el hombre no reaccionaba.

-¿Minato?- preguntó Kushina preocupada.

-Gracias…- murmuró el hombre al teléfono mientras su cuerpo se sacudía y lágrimas se dejaron arrastrar por sus mejillas –Gracias, gracias, muchísimas gracias- siguió repitiendo y de repente una emoción empezó a albergarlos a todos, le hizo señas a Naruto para que le buscara un lápiz y un papel y éste rápidamente se los llevó para que anotara lo que fuera necesario, minutos después, colgó.

-¿Papá…?- preguntó Naruto sin poder evitar que una sonrisa se cruzara en su rostro.

-Nos vamos a la ciudad, no tendremos que pagar un centavo- afirmó éste y los tres se abrazaron con las fuerzas renovadas dejando que las lágrimas se llevaran todas sus preocupaciones.

Viajaron a la mañana siguiente muy temprano y Kushina entró a quirófano a las siete de la mañana exactamente y para las diez ya estaba en la sala de recuperación privada que le habían ofrecido sin costo alguno, la familia Uzumaki no cabía en sí de felicidad e insistieron en conocer al ángel, como la pelirroja le había llamado, que le había salvado la vida, sin embargo no lograron que se presentara.

A los cinco días Kushina se encontraba muchísimo mejor, se le veía enérgica, con buen apetito y radiante, iluminando el corazón de los dos hombres que más la amaban, esa misma tarde su amena plática se vio interrumpida cuando alguien entró sin permiso a la habitación, se voltearon algo molestos por aquella grosera interrupción, pero quedaron en silencio que habría sido absoluto de no ser por los bips (ahora aumentados) de la máquina que registraba el ritmo cardíaco de Kushina.

-Muy buenos días familia Uzumaki- les saludó una mujer hermosa de largo cabello rosa y radiantes ojos verdes –Soy Sakura Nara, su oncólogo, y es un placer volverlos a ver- les dijo con una hermosa sonrisa.

-S..Sakura… pequeña- tartamudeó Kushina al reconocer en aquella mujer a la pequeña niña que una vez hacía ya muchos años había alimentado como si fuera su propia hija.

-Hola extraño baka- le saludó Sakura a Naruto y éste abrió sus ojos con mayor sorpresa aún –Creo que me debes una invitación a comer.

Naruto como toda respuesta se levantó y la alzó en un fuerte abrazo mientras no podía evitar que las lágrimas volvieran a surgir.

-Gracias, Sakura-chan- susurró.

Minato también se acercó muy agradecido a darle un fuerte abrazo de agradecimiento y luego de una corta revisión a la llorosa pelirroja los más jóvenes salieron a comer protegidos del frío invernal con gruesas chaquetas.

-Creí que nunca volvería a verte- le dijo el rubio mientras comían un plato de ramen –Después de que te fuiste jamás volví a saber de ti.

-Mi padre, Shikaku Nara me trajo a la ciudad, y nunca te pedí el número- explicó Sakura –Además estuve muy ocupada estudiando.

-¡Es verdad! Eres una muy reconocida oncólogo- exclamó asombrado Naruto, ella afirmó algo apenada con la cabeza y seguido se relataron cómo habían sido sus vidas.

-Así que tienes un padre y un hermano- sonrió el rubio alegre de verla tan entusiasmada, ella sonrió feliz.

-Shikamaru es un problemático- dijo ella a modo de burla, sin embargo el rubio arqueó una ceja sin entender –Larga historia, luego te cuento.

-¿Tienes novio?- preguntó como quien no quiere la cosa.

-No- respondió ella sonriendo -¿Y tú?- él sólo le respondió con una negación de cabeza mientras no podía evitar una sonrisa.

-¿Por qué no me dijiste que eras tú en el chat?- preguntó Naruto curioso.

-Supongo que fue mi manera de darte las gracias por lo que hiciste aquella vez cuando niños- ella le sonrió dulcemente y él se sonrojó –Para ese entonces tú me ofreciste tu ayuda sin saber quién era, esto fue más o menos lo mismo.

-¡No me debías nada, Sakura-chan!- exclamó apenado.

-Te debo todo, Naruto- negó ella –Gracias a ti pude confiar en las personas otra vez, gracias a ti vi que existía gente que valía mucho la pena en este mundo, gracias a ti y a mi padre soy quien soy ahora, gracias a ti tuve una nueva oportunidad y eso vale más que todo el dinero del mundo.

-No sabes cuan agradecido estoy por haberte conocido ese día- le respondió Naruto en voz baja.

-Te aseguro que no tanto como yo.

Siguieron hablando el resto de la velada, continuaron hablando por mensajería y saliendo de vez en cuando a comer, Sakura los invitó a pasar las navidades en su casa y ellos aceptaron gustosos así que el 24 por la tarde estaban todos reunidos, Minato y Kushina hablaban animosamente con Shikaku mientras Naruto y Shikamaru jugaban al pool, Sakura llegó después con unos papeles en sus manos.

-Lamento la tardanza- se disculpó quitándose la gruesa chaqueta que la protegía del frío –Pero tengo excelentes noticias, Kushina-san.

Nueva alegría embargó el ambiente mientras se abrazaban entre todos y seguían celebrando, Sakura con una radiante sonrisa se paró bajo el arco que comunicaba el recibidor con la sala de estar viendo fijamente a Naruto y éste atendiendo a su mudo llamado se acercó, cuando estuvo frente a ella, la pelirrosa le hizo un gesto para que mirara hacia arriba, encontrándose así con un muérdago.

-Feliz Navidad, Naruto- murmuró ella quien ya estaba muy cerca para cuando él bajó su mirada.

-¿No es… muy temprano… para esto?- preguntó Naruto tontamente hipnotizado por la fragancia de la chica, ella soltó una leve carcajada y negó con la cabeza.

-No, porque te amé desde el momento en que me diste por parte de la vida una segunda oportunidad- le respondió en un leve murmullo para luego atrapar sus labios en un tierno beso que fue aplaudido por los ahí presentes.

-Felicidades, problemáticos- se burló Shikamaru y la nueva pareja sonrió algo avergonzada.

-Yo también te amo, Sakura-chan- murmuró Naruto sacando de su bolsillo una cadena dorada de la cual colgaba el dije que ella una vez le había regalado para que nunca la olvidara, la pelirrosa le sonrió con alegría y volvió a besarlo con amor –Feliz navidad.

-¡Por las segundas oportunidades!- propuso Kushina feliz alzando la copa y todos brindaron con el alegre tintineo del cristal gritando a coro...

-¡POR LAS SEGUNDAS OPORTUNIDADES!

La vida está llena de segundas oportunidades, solo debes saber tomarlas y aprovecharlas al máximo, y el mejor regalo de navidad que puedes ofrecerle a alguien, es una nueva oportunidad.

El hospital de Konoha solo una vez al año se podía ver lleno de luces de colores alegres y adornos navideños, en una fecha como esta, muchos pacientes habían sido enviados a sus hogares, otros debido a su estado de gravedad tenía que pasar las navidades allí, y es por ese motivo que era de carácter obligatorio celebrar una pequeña reunión, algo sencillo, una comida para los pacientes y regalos para los niños.

Cinco chicas se encontraban frente al hospital en una venta de comida, dos de ellas eran Ino y Sakura, esta última apoyaba su mejilla en una mano, acababa de contarles a sus compañeras de trabajo que este año no habría regalos para los niños.

—¿Como dices? —se sorprendió Yamanaka.

—Lo que escuchaste, le han negado el préstamo a Tsunade-sama.

—No puede ser, muchos de los niños perdieron a sus padres en la guerra y han esperado con mucha ilusión este día. —comento Sora, una morena que también formaba parte del equipo médico.

Sakura aunque se mostrara tranquila, estaba indignada, ¿pero qué podía hacer?, después de que los Akatsuki atacaran la aldea, luego la cuarta guerra ninja, eran demasiados los gastos en reconstrucción y deudas con los demás países. Se serviría una cena para todos, esa era la orden de la Hokage.

—Tal vez podríamos hacer algunos regalos, yo sé hacer peluches, —opino una de las enfermeras, se llamaba Aiko y era una chica gordita de cabello negro.

—¿Cuantos puedes hacer en cinco horas? —la interrogo Ino a la cual no le agradaba la idea de tener que coser.

—No lo sé, si me ayudan puede que podamos hacer uno para cada uno. —respondió dudosa.

Haruno levanto una mano, —no quiero ser pesimista, pero son treinta niños, Ino no sabe coser, yo solo se suturar y necesitaríamos materiales.

—Cierto, —concordó Yamanaka, —es mejor conseguir el dinero y comprarlos, se nos tiene que ocurrir algo.
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En la tarde Konohamaru y sus dos amigos paseaban por la aldea cuando vieron una especie de kiosco frente al hospital, Sakura discutía con Ino y otras chicas, que a juzgar por su vestimenta eran enfermeras, los tres leyeron el cartel que decía, "Se venden besos", “Regale un juguete nuevo y conviértase en un héroe”, “Salvemos la Navidad de los Niños”.

Udon el amigo de Konohamaru, ese que siempre tiene una burbuja de moco a punto de estallar en su cara, se reviso los bolsillos buscando dinero.

—Oye Konohamaru, ¿puedes prestarme dinero?.

Konohamaru se reviso los bolsillos y Moegi les propino un coscorrón a los dos, —¡ay! ¿Porque nos pegas?. —se quejo el sobrino de Asuma.

Su compañera de equipo se indigno —¿cómo que porque?, ¡está mal comprar besos¡, los besos tienen que ser por amor.

Fue ignorada completamente, sus dos compañeros ya se habían acercado al puesto de besos, la niña camino a zancadas con los pelos puntiagudos como un gato cuando quiere pelear.

—¿Cuánto dinero tengo que tener para un beso?. —pregunto Udon, Moegi se estreso mas, se suponía que al niño solo le gustaban las matemáticas.

“¿desde cuándo le interesan las chicas?”

Ino vio al muchacho de pies a cabeza y soltó una carcajada, —vuelve el año entrante estas muy pequeño.

—Tenemos doce. —lo apoyo Konohamaru.

La rubia sonrió con malicia —¿en serio?, estas un poco bajo de estatura, en todo caso, ¡Sakura prepárate!.

Haruno que hasta el momento no había intervenido se cruzo de brazos —¡ni hablar!, ya te dije que no voy a besar a nadie.

—Otra vez con lo mismo, prometiste que ayudarías a salvar la navidad.
Sakura pateo el suelo, no iba a un niño mocoso.

—¡Espera!, ¿tú también vas a vender besos? —pregunto Konohamaru abriendo los ojos como platos, no creía que a Naruto le agradara la idea.

—Todas nosotras. —confirmo Yamanaka, a Ino no le simpatizaba la idea de besar a cualquier chico, pero tenía un plan para hacer que las demás hicieran el trabajo sucio, no besaría a nadie a menos que Sasuke Uchiha apareciera o Kiba Inuzuka, sobre este último jamás lo confesaría en voz alta, pero le encantaba ese colmillo que siempre le sobresalía.

—Querrás decir tú. —la corrió Sakura.

Ino haciendo caso omiso a las palabras de su amiga, comenzó a llamar a los chicos con un parlante, Konohamaru levanto ambas cejas, —pero… ¿no eres la novia de Naruto?. —pregunto extrañado.

Sakura bufo, —¿de Naruto?, no sé ni dónde anda, si estuviera aquí seguro se le ocurriría algo mejor que este espectáculo.

Para horror de Sakura muchos nombres comenzaron a acercarse al kiosco.

—Señores, chicos, no se impacienten y hagan una fila. —le indicaba la rubia, el grupo de enfermeras se removieron incomodas, por salvar la navidad de los niños estaba dispuestas a hacer cualquier cosa, habían aceptado también con la esperanza de encontrar algún pretendiente.

—¡Hey rubia preciosa!, ¿cuánto cobras por todo el servicio?.
Haruno soltó una carcajada y el viejo atrevido de pronto cayó al suelo y no volvió a levantarse más, alguna cosa le había hecho Ino.

—Creo que lo mataste.

Ino la ignoro, cogió un cartón y escribió, “Límite de edad 30 años”, varios de los hombre que se había acercado curiosos por la venta se fueron desanimados, cuando Moegi fue a decirle algo a Konohamaru este no había dejado ni las huellas.

El nieto del tercer Hokage corría como loco en busca de aquel que le había enseñado a realizar el jutsu sexy y el rasengan, era su deber con amigo y discípulo informarle de lo que estaba sucediendo. Le pregunto a todo el que encontraba en el camino pero nadie lo había visto, hizo dos clones y los envió a recorrer toda la aldea, sabía que Naruto no le perdonaría que fuera presenciado dicho acto sin avisarle.

—Maldición, ¿donde se habrá metido?.

Corrió hasta que se topo con Hanabi Hyuga, la niña que a él le gustaba, atraído como si de un imán se tratara se acerco a la joven. —Hanabi-san, ¿como esta?

—¡Konohamaru! —lo saludo alegremente, ella era todo lo apuesto a Hinata, extrovertida y segura de sí misma, —¿en qué andas?, ¿estás ocupado?, tengo que ir a comprarle el regalo de navidad a mi padre.

El castaño se enderezó como un soldado, —oh, si quieres te acompaño.

Y como diría Gai-sensei, el amor joven es demasiado fuerte para poder resistirse, Konohamaru olvido completamente el asunto del kiosco de los besos y ambos marcharon a los tiendas de ropas que estaba abarrotadas de gente por los descuentos navideños y las comparas de última hora.

Sakura caminaba de un lado al otro, cada vez que veía a una de la chicas besar a algún tipo sentía asco y vergüenza, sabía que si le decía a Ino que ese sería su primer beso se burlaría a más no poder, si se largaba quedaría como la mala del cuento, una bruja sin corazón que no participo en la misión: “Salvemos la Navidad”.

—Creo que puedo vivir con eso. —murmuro en voz baja.

Ino se acerco con malicia, —¿evaluando a los chicos?, hay algunos que están guapos.

—No te he visto besar a nadie. —protesto la pelirosa.

Yamanaka masajeo los hombros de su amiga —vamos Sakura, relájate, hasta pareciera que no fueras besado a nadie. —Haruno se tenso más, —¿no te han dado tu primer beso?. —Pregunto asombrada, —mujer tienes diecisiete, ¿qué tanto piensas esperar?.

Sakura se rió falsamente, —por supuesto que e besado a alguien.

Ino entrecerró los ojos con desconfianza —¿A quién has besado?, —Haruno miro al suelo pensando en algún nombre.

—Yo… p-pues, —balbuceo y vio a Akamaru, —a Kiba, pero no se lo digas a nadie.

Yamanaka arrugo la frente, —lo dudo y mucho, él me invito a salir ayer, —replico mirando con furia al pobre Akamaru, seguro Kiba debía andar cerca.

—Ah, ¿en serio?, lo mío fue antes de eso. —respondió vacilante.

Tras un minuto de silencio a Ino la estaba matando la duda —¿En serio se besaron?. —pregunto tratando de sonar indiferente.

Sakura soltó una risa nerviosa y burlona, —no, y si tanto te gusta Kiba, ve aprovecha a besarlo y después le cobras.
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Nunca jamás se había sentido tan feliz como en ese momento, al fin había podido caminar junto con Hanabi, sin que estuvieran Moegi y Udon presente, quería invitarla a comer un helado pero le faltaba valor para poder hacerlo, también le faltaba dinero, le había dado todo lo que llevaba a su amigo antes de largarse a buscar a Naruto, ¿Naruto?

—¡Diablos!, —exclamo repentinamente asustando a la joven, —Hanabi-san tengo que irme.

Salió disparado como un rayo, en otro lugar más precisamente en las orillas del bosque de Konoha, Naruto se tumbo en el suelo, estaba cansado y sudado, llevaba cuatro días entrenando sin descanso, trabajando en un nuevo rasengan. Su deseo ferviente de conseguir traer a Sasuke de vuelta, lo había obsesionado a tal punto que no se permitía ninguna distracción, pronto partiría al país de la Lluvia donde supuestamente Sasuke estaba reuniendo shinobis para vengarse de Konoha.

—¡Naruto al fin te encuentro!. —exclamo uno de los clones de Konohamaru.

—¿Que sucede? —le pregunto Naruto preocupado al ver la urgencia de su amigo.

—¡Tienes que venir conmigo, Ino-san y Sakura-san han puesto un puesto para vender sus besos y reunir dinero para comprar juguetes!. —explico de manera atropellada.

—¡¿Cómo dices?! —pregunto escandalizado.
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El puesto de besos se había vuelto toda una sensación, Ino no podía ocultar su alegría, había llenado una caja de billetes, aunque Sakura sabía que lo que la tenía contenta era otra cosa.

—¡Ino te vi! —la acuso Haruno.

—¡No he robado ni un solo billete¡. —se defendió con vehemencia.

—Te vi besar a Kiba y no cobrarle.

—Oh, claro que no, le cobre y el triple.

Sakura jamás sabría si Ino decía la verdad, la rubia se puso de pie de un salto, —¡chicos!, por favor no deformen la cola, ha llegado la hora de hacer una subasta, esta hermosa kunoichi que ven aquí. —Tomo del brazo a Sakura, —aun no ha besado a nadie, será su primer beso, ¿quien quieres ser recordado para siempre?

Sakura se ruborizo y quería que la tierra se la tragara, no iba a perdonarle tan fácilmente —Maldición Ino déjame. —gruño soltándose del agarre.

Los hombre se miraron entre sí, todos querían ser el primer beso de una mujer, pero Sakura no era cualquier mujer, —estaremos muerto si la besamos, es la chica de Naruto. —murmuro uno asustado.

A Haruno le apareció una vena en la frente y apretó los puños, no sabía que le molestaba más, —ahórrense su dinero, no es mi primer beso, no vale la pena.

—¡Para mí si vale la pena, y no me importa que no sea el primero!.

Sakura lo busco con la vista, era Rock Lee abriéndose paso entre la gente, y ella se tuvo que resignar, al menos si iba a besar a alguien, Lee era un buen amigo, camino hasta detenerse frente a Sakura, una gota de sudor bajo por el rostro de la joven, “¿Naruto donde estas?... por favor ven a sacarme de aquí” suplico a la nada.

—Amada Sakura-san, yo vendería hasta mi alma por un beso tuyo. —recito con dramatismo.

—¡Mejor que no lo hagas cejas encrespadas!.

El corazón de Sakura dio un salto en su pecho, Naruto camino con aspecto desaliñado acompañado de Konohamaru, miro con rabia la cola interminable de hombre que pretendía besar a su amiga.

—¡Aquí nadie va a besar a Sakura-chan!, ¡él que se atreva a tocarla se las verá conmigo!. —les amenazo con voz autoritaria, Sakura sonrió agradecida.

—Ejem.. ejem. —tosió la rubia, —siento arruinar tu escenita de celos posesivos Naruto, pero Lee ya compro el beso y tienes que pagar Sakura.

—Ino no hagas esto. —gruño la pelirosada.

—¡Si es por dinero yo pagare, pagare por todos los besos de Sakura-chan, nadie la va a besar!. —aclaro con su voz chillona, saco su sapito y dio todo lo que tenia.

—Con esto no alcanza ni para un helado. —Se burlo Yamanaka, —Sakura prepara tus labios.

—¡NO¡, —grito Uzumaki, —¡espera tengo más dinero en casa!.


Ino le dio un minuto y el rubio arranco a correr dejando una nube de polvo, en un pestañeo llego a su apartamento —¿donde está, donde esta? —jadeaba desesperado escarbando entre la ropa sucia.

Hasta que al fin la vio bajo un calzoncillo, tiro la prenda hacia un extremo de la habitación y tomo su alcancía con forma de cochinito, con el muñeco bajo el brazo salió como una flecha. Sakura esperaba nerviosa cuando Naruto apareció.

—Aquí tienes, son todos mis ahorros.

Le entrego la alcancía a la rubia y Haruno se sintió culpable, —Naruto no des todos tus ahorros por mí.

Él le sonrió, —es solo dinero, el dinero se recupera, ya eres libre Sakura-chan.

—Un momento, si has pagado tienes que recibir tu beso, aquí no estafamos a nadie. —aclaro Yamanaka.

—¡Cerda! —se quejo Sakura.

—¿Un beso de Sakura-chan?. —balbuceo ruborizado.

—Si un besó —le confirmo empujándolo, el rubio tropezó, dio dos vueltas y freno frente a Sakura.

Ella se ruborizo al igual que él, la chicas comenzaron a pedir que se besaran, ese era el momento más vergonzoso de la vida de Sakura, Naruto por su parte no sabía qué hacer, lógicamente no iba a besarla, ¿pero entonces porque no podía mover un solo musculo y apartarse?. Se había quedado congelado, aunque la amara no iba a obligarla a pagarle con un besó.

Los hombres comenzaron a silbar gritando. —¡defiende nuestro genero, dale un buen besó!.

Abrumadisima como estaba, Haruno deseaba acabar con la incómoda situación de una vez por todas, puso una mano en el pecho del joven y noto que el corazón del rubio latía rápidamente como si estuviera asustado.

—Hum… bésame, hazlo antes de que más gente venga. —le pidió en un susurro.

Naruto al escucharla puso los ojos como platos, Sakura ya no soportando la presión cerro su puño en la franela del rubio arrugando la tela, acercándose a él lo beso en los labios, al chico no le dio tiempo de cerrar los ojos o poder disfrutar del momento, fue demasiado rápido. Luego de eso Sakura se marcho dejando a Naruto perplejo y a la gente quejándose de la simplicidad del beso.

Cuando el sol comenzó a ocultarse, Naruto seguía tumbado en su cama pensando en Sakura, no quería ir a buscarla para que no se sintiera presionada, el rubio estaba seguro de que ese beso solo fue para salir del embrollo en que se habían metido, “fue solo por eso”. “¿O no?”.
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—¿No me digas que te estás escondiendo como un ratón asustadizo?

Sakura bufo al escucharla, se encontraba en la azotea del hospital, abrazando sus rodillas, contemplando el atardecer, hace menos de media hora había visto a la Hokage entrar al hospital acompañada de un hombre disfrazado de Santa Claus, no andaba de fiesta como decían los chismes, la kunoichi supuso que algún prestamista le había prestado el dinero.
—¿Que no lo sabes?, las mujeres debemos ser fuertes para poder sobrevivir.

Sakura arrugo la frente, —no repitas las mismas cosas que te digo a ti.

Ino sonrió y dijo —ahora todos están felices con sus regalos, si ya le diste su regalo a Naruto, ¿no crees que estás en tu derecho de exigir el tuyo?, —hizo una pausa y Sakura resoplo —son un par de bakas, acaben con esta estupidez de estar evitándose, son amigos antes de todo, no puedes huir por siempre.

—Escucha Ino, agradezco tu interés, pero es demasiado complicado para que lo puedas entender.

—Agradece que estoy de buenas, porque te voy a decir un par de cosas.

—Sakura-chan.

Ambas se volvieron y vieron a Naruto con cara de preocupación, Sakura se ruborizo levemente, Yamanaka se marcho dejándolo solos, la pelirosada devolvió su atención al panorama, las casas adornadas con luces de colores parpadeante de veían hermosas, Uzumaki se coloco a su lado, un paso más atrás, no se atrevió a sentarse se quedo de pie.  

—¿Porque no estás con tus padres?.

—Iré dentro de un rato. —respondió sin mirarlo.

Se hizo un silencio incomodo hasta que Naruto hablo nuevamente, —se que no merezco ni que me veas, pero al menos dime si, ¿estás bien?.

—Siéntate.

Él obedeció, —perdón por besarte.

—Tú no me besaste, yo lo hice. —le corrió algo ofendida.

—…

—Y no es el beso lo que me molesta… si no esa actitud que has tomado frente a tus sentimientos, como si fueran malos, como si todo fuera más importantes que ellos.

Aun después de la guerra Naruto no había logrado cumplir su promesa, eso lo hacía distanciarse de su amiga, porque era incapaz de verla a los ojos sin pensar que la defraudo.

—Sasuke-kun es una persona importante para los dos, ambos queremos que vuelva a Konoha, pero por razones distintas, para ti es el hermano que nunca tuviste, para mí…

—Es el amor de tu vida, lo sé, y te prometí que lo traería de vuelta y eso hare lo juro por mi vid…

—¡No lo jures por tu vida!, ¡jamás lo hagas! —Grito interrumpiéndolo sentía mucha rabia e impotencia, se puso de pie de un salto, él se sorprendió de su reacción tan repentina, —¡no quiero que pongas tu vida en riesgo por seguir a Sasuke-kun!, ¿que no ves que te quiero a salvo?, si te mueres me quedaría sola.

Naruto sonrió falsamente —No estás sola Sakura-chan, tienes a tus padres y a mucha gente que te quiere.

Ella camino a un lado para el otro estresada, —tu no entiendes nada. —Él siguió contemplando la noche, Sakura suspiro derrotada, —todo seria aburrido sin ti. —murmuro.

Naruto se puso de pie y la observo, ella esquivo su mirada —cuando Sai entro para remplazar a Sasuke-kun, ¿recuerdas que ninguno lo aceptaba?, —Naruto asintió lentamente, —pero a la final termino por agradarnos, de igual forma si alguien entrara para remplazarte, tendría que aceptarlo como compañero.

—¿Entonces harías las mismas cosas con él que conmigo?. —pregunto con interés y algo de celos.

Ella sonrió levemente, —también podría ser una chica, pero el caso es que nadie podría remplazar tu lugar en el equipo 7, al menos no para mí.

Naruto se sorprendió mucho, —no sabía que fuera tan importante para ti.

“Lo eres mucho más que Sasuke-kun” pensó con dolor, sabía que Naruto no creería si le hablaba de amor.

—A eso me refiero, no te das cuenta de nada, te diré algo que espero no andes repitiendo… tu eres vital para la aldea, para el equipo y para mi, si mueres nada de esto seguirá funcionando igual.

Él sintió una alegría incomparable y quería gritar que era feliz por saber lo importante que era para su amiga, pero se controlo, sonrió de manera cálida y puso una mano en el hombro de Sakura.

—Ya sé como hare que Sasuke vuelva voluntariamente.

—¿Cómo? —Pregunto algo deprimida, la terquedad del rubio no lo dejaba ver mas allá de las palabras de su amiga, no notaba la falta de interés de Sakura por Sasuke.

—Confía en mí.

—Confió, pero no quiero que te mueras. —insistió nuevamente.

El jinchuriki sonrió, —yo no moriré hasta ser Hokage y tener una cita contigo.

Sus palabras alegraron el corazón de la joven —¿nunca te rindes con eso? —pregunto con una sonrisa divertida.

Uzumaki sintiéndose como en una nube, movió la mano que tenía sobre el hombro de la joven y roso con su pulgar la barbilla de la chica —¿Quieres que lo haga?

Sakura se ruborizo —no quería que mi primer beso fuera público y que tuvieran que pagar por él, es realmente deprimente.

Otra vez se sintió feliz de saber que fue el primer beso de su amada, pero nuevamente se contuvo, porque no creía hacerse falsas ilusiones.

—¿Sakura-chan que puedo hacer para que ya no pienses así?.

Sakura enrojeció, —tal vez si puedas hacer algo.

Tiro de la manga de Naruto hasta que quedaron ocultos tras una pared. —no le digas esto a nadie.

—¿El qué?.—pregunto confundido.

Tomo entre sus manos el rostro del Uzumaki y juntos sus labios, Naruto sonrió en el beso, cerró los ojos, la abrazo y los miedos de Sakura desaparecieron cuando su amigo comenzó a participar en el beso, ella temía que Naruto la rechazara, pero no lo hizo, la amaba más que antes y era un amor puro, tras varios movimientos suaves se separaron.

—Ese será mi primer beso, el que yo recordare. —murmuro.

—¿Y el segundo? —pregunto con una sonrisa zorruna.

—Estas de suerte.

Y si que estaba de suerte porque ella volvió a besarlo.
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Dos años después...

—Sakura-chan, eres tramposa, sabes que soy débil antes tus besos. —replico acostado en el mueble.

—Vamos levántate y has tus Kage Bunshin no Jutsu, para que arreglen todo este basurero. —le decía saliéndose del mueble y tratando de sacarlo a él también.

Naruto bosteo con cara de sueño —lo arreglaré mañana.

—Y yo que pensaba mudarme a vivir contigo, pero si seguirás así de cochino, ni pensarlo.

Naruto se puso de pie de un salto —¡¿de veras Sakura-chan?! —pregunto ilusionado.

Ella se cruzo de brazos —incluso íbamos hacer eso que tanto quieres —agrego ruborizada.

—¡KAGE BUNSHIN NO JUTSU!.

Cuatro clones comenzaron a limpiar como locos, mientras el real dirigía el escuadrón de limpieza con una energía que daba miedo.
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Fin

11 puntos para el SHOT #11 "Se venden besos"
10 puntos para el SHOT #10 "Segunda oportunidad"
9 puntos para el SHOT #7 "Mi ultima carta a Santa Claus*"
8 puntos para el SHOT #6 "El poder de la navidad"
7 puntos para el SHOT #4 "Un deseo inalcanzable"
6 puntos para el SHOT #8 "Flor de invierno"
5 puntos para el SHOT #2 "La hija del Hokage"
4 puntos para el SHOT #5 "Misión de navidad"
3 puntos para el SHOT #3 "Breve historia de un suspiro"
2 puntos para el SHOT #1 "Papá, Mamá, vengan a cantar conmigo"
1 punto  para el SHOT #9 "Una navidad mágica"