Amor entre dioses (+18) (20/09/2013) (4/4)

En la antigüedad… Cuando los dioses gobernaban la tierra y el hombre rendía tributo y plegarias a todos ellos, en especial a Zeus, el dios de los cielos, dios de los dioses, es cuando comienza esta historia con el nacimiento de Sakura Haruno, la hija de un Rey poderoso de ese año, la cual tenía dos hermana mayores, una llamada Karin y la otra Hinata.

Los años pasaron rápidamente y la pequeña Sakura ya tenía 18 años, en aquella época, se rendía tributos a los dioses en su nombre, sin embargo, la chica, de cabello rosa y piel blanca era tan hermosa que los aldeanos comenzaron a rendirle tributo a ella, pensando que era descendiente de una diosa…

La belleza natural de Sakura era inigualable, ni sus dos hermanas mayores lograban compararse a tal naturaleza, que para todos, fue causa de los dioses. Con el tiempo esto enfureció a la diosa Afrodita, la diosa de la lujuria y belleza, quien se sintió remplazada por la chica, cuya belleza era inigualable, según los aldeanos, quienes decía que era más hermosa que la misma diosa de la belleza, ósea ella, y esto hacia que Afrodita la odiara, sintiendo celos y sitiándose desplazada por una mortal.

--¡Mira que ingratos!—Grito la diosa Afrodita, quien en el mundo de los dioses usaba su nombre original  que era Kushina, sin embargo, para los hombre su nombre de diosa era Afrodita…
--¿Qué sucede madre?—Pregunto un rubio, el cual baja con toda la tranquilidad, con una vestimenta típica de los griegos y de un dios, de color blanco con borde de oro.
--¡Son los hombres!—Gruño la mujer, de cabello rojo y largo y ojos azules—Le rinden tributo a una mujer diciendo que “es más hermosa que yo” y dejaron de rendirme tributo a mi... ¡Cómo pueden hacer eso!
--Tranquila madre, esa mujer es humana y eso significa que con el tiempo envejecerá…
--¡No Naruto!—La mujer frunció el ceño—No puedo permitir que comparen a esa mujer con la diosa de la belleza… --Kushina, la diosa de la belleza, miro a su hijo y le sonrió--Quiero que me hagas un favor querido hijo…
--¿Qué sucede?—Pregunto el rubio, el cual también era un dios, que por descendencia de su madre, se llamaba el dios del amor, Cupido, dios Eros, ante los hombres, pero su nombre era Naruto.
--Quiero que la feches y la enamores del hombre más feo, repugnante, horrible y frio del mundo, alguien que la maltrate y arruine su belleza, para que hagas de ella una desdichada y sufra por atreverse a comparar con una diosa…
--Claro madre, si eso deseas…


////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////


--¡Que desdicha la nuestra!—Gruño Kizashi, el padre de Sakura, Rey de ese pueblo.
--Tranquilo cariño… Pronto alguien se casara con nuestra hija—Dijo Mebuki, tratando de tranquilizar a su agóbiate esposo, el cual estaba muy preocupado, puesto que Sakura ya tenía 18 años y aun no se sacaba, mientras que sus hermanas mayores, Karin y Hinata, ya estaba casadas con otro Rey.
--¡No! Tenemos que hacer algo ¡Sabes que la tradición indica que debe casarse!
--Lo sé cariño, pero sabes que es hermosa y nadie se atreve a tomar su mano por miedo a los dioses.
--Si…
Los padres de Sakura estaban muy tristes y afligidos por la situación, para ellos, Sakura ya debía casarse, sin embargo, era tan hermosa que los mismos hombres temían a que los dioses los castigaran por casarse con tal belleza, y así, nadie pedía su mano…
--¡Ya se!—Dijo el Rey levantándose de su asiento, con su traje blanco griego y su corona echa por oro—Tenemos que pedirle un consejo al oráculo, ellos sabrán que debemos hacer para conseguirle un esposo a nuestra hija.

Y Así fue, para un Rey, era importante que sus hijas estén casadas con otro Rey o príncipe antes de su muerte y así, solo así podrá descansar en paz, sin embargo, su hija, la más pequeña, de nombre  Sakura, aun no se casaba, así que tuvo que recurrir a los oráculos, que eran personas sabias que lograban ver un futuro alterno, a cambio de 10 monedas de oro, estos te decían el destino y lo que debían de hacer para que este futuro se haga realidad…

--Lo veo… Su hija será la esposa de un monstro desdichado que es temido hasta por el mismo Zeus—Dijo el oráculo, mientras que el Rey escuchaba muy atento—Y es la única forma en que su hija se pueda casa, debe llevarla a la montaña más alta y dejarla ahí, con un vestido de novia esperando a que este monstro la atrape y la despose… O Bien, morirá devorada.
--¡Que!—Grito el Rey, en un tono asombrado y triste.
--Es todo… --Y en un momento rápido el oráculo desapareció…

Los días pasaron largos para el Rey, el cual se encontraba en depresión por saber lo que le ocurriría a su hija, el dolor y la tristeza de alejarla de esa manera lo destruían por dentro, pero era su deber como Rey llevar a su hija a su cruel destino.

Un día, vistieron a Sakura con un vestido de novia a punto de casarse, después tocaron una melodía triste y con el mismo animo deplorable se dirigieron a la gran roca que se encontraba en una alta montaña. Sakura sentía miedo, ella sabia cual era su destino y a pesar del miedo decidió ser fuerte y sonreír, después de todo, no quería ver a su padre llorar.

--No lloren padre… --Dijo Sakura, en un tono suave y dulce—Al fin me casare ¡Estoy feliz!—Mintió—Ustedes regresen a casa y alégrense de que su hija al fin seré desposada por alguien, por favor no lloren y sean felices…

Los padres de la chica la abrazaron con fuerza y en llanto se despidieron, para dejarla sola en aquella roca, fría y a medio día, con un vestido blanco y decoraciones de novia…

--Ohh Zeus… --Dijo la chica, hundiendo sus ojos en lagrimas—Por qué no puedes hacer que alguien me ame y me despose correctamente… --La chica temblaba en miedo, sus padres ya se hayan ido y ella esperaba su desafortunada situación, al ser desposada por un mostro que tal vez la mate.

Ella suspiro y seco sus lágrimas, soltó su rosa cabello y cerró los ojos para esperar el frio momento de su perdición, con el miedo en su mirada que la hundía en más tristeza. Entonces Naruto, el dios Eros del amor, llego con un arco y flechas en su espalda y la vio… Tan delicada y triste sobre una roca, con un vestido de novia y con sus ojos cerrados, sin duda la mujer más hermosa, pensó Naruto y sin darse cuenta, esa chica lo enamoro con solo una mirada…

Sakura se quedo dormida, ya había esperado más de 5 horas en aquella roca y nada sucedía, entonces inevitablemente cayó en el sueño. Al abrir sus ojos, noto algo extraño, ya no estaba en aquella roca, sino, en un palacio grande y lleno por decoraciones hermosas, fuentes de agua cristalinas y millones de flores adornando el sitio, las paredes eran de oro macizo, y el cielo estaba despejado en un tozo azul brilloso.

--¿Dónde estoy?—Se pregunto la pelirosa tras ver aquel lugar tan grande y hermoso.
--Estas en el palacio de nuestro señor… --Dijo una voz femenina y delicada, suave como una pluma y dulce como el caramelo.
--¿Quién eres?
--Seremos tus damas, aquellas que acudan a tus deseos y atiendan tus necesidades…--Ahora eran más de una voz femenina, que hablaban al mismo tiempo.
--No lo entiendo… --Sakura trato de buscar a alguien, pero nada, solo estaba ella en aquel palacio-- ¿Dónde están ustedes? ¿Cómo llegue aquí?
--El señor, dueño de todo esto, nos ordeno que cumpliéramos todos sus deseos, usted es la nueva señora del palacio por ser su esposa… Nosotras somos fieles almas que acuden a su placer.
--No lo entiendo… --De pronto las puertas del palacio se abrieron.
--El señor la ha desposado, ahora como su esposa, seremos su compañía y fieles sirvientes… ¿Desea algo?
--¿Dónde están ustedes?
--No nos puede ver… Solo somos almas que la rodearan para hacerle compañía.
--¿Dónde está mi… Mi esposo? –Sakura dudo por un momento, pero al entrar a la casa, logro ver un lugar grande y bellísimo, lleno de decoraciones y estatuas de piedra, sin duda hermoso, pensó la pelirosa.
--¿Desea una ducha? ¿Comida? ¿Algo?—Sakura escuchaba aquellas voces, mas no las podía ver, lo cual la tenia confundida, pero entonces recordó las palabras de aquel oráculo, sobre que se casaría con un monstro, ¿Su esposo será aquel monstro? Aquel ser temido por el mismo Zeus…

Así paso el transcurso del día, ella era acompañada por aquellas voces angelicales que estaban a su servicio, primero, se dio una dulce y cálida ducha en una gigantesca tina, grande de burbujas y muy cómoda, también comió deliciosos platillos que jamás creyó probar. La comida llego flotando a su mesa, una gran mesa con detalles de plata, oro y diamante,  lo que al principio la asusto, ¿Pero que podía ser más raro? Después de todo ya estaba en la casa de su esposo, un ser desconocido para ella, con la compañía de voces misteriosas que eran invisibles… ¿Qué más daba que la comida volara a su mesa? Ya nada la podía asustar en ese momento…

La noche cayo para aquél lugar, llenando el cielo de estrellas, entonces Sakura creyó que era el mejor momento para dormir, después de todo había sido un día cansado y extraño para ella. Cuando estaba acostada, en una grande y cómoda cama, escucho que alguien entraba por la ventada, entonces de golpe se levanto.

--¿Quién está ahí?—Dijo un poco asustada, tomando con fuerza las sabanas de seda que la arropaban en una tibies.
--Soy yo… --Escucho desde la oscuridad de su cuarto—Tu esposo.

Ella se quedo helada tras escucharlo… ¿Su esposo? Era verdad que estaba ya casada con alguien a quien no conocía, ese era su destino, casarse con un monstro que hasta  el mismo Zeus le temía… Entonces no pudo evitar sentir miedo y comenzar a temblar.

--M-Me… ¿Me lastimaras?—Pregunto temblando y en voz quebrada, con el miedo en sus ojos y en sus palabras. Entonces vio como una sombra, la silueta de un hombre se acercaba a ella y sin dudarlo se cubrió con las sabanas, asustada.
--Tranquila, no te lastimare, soy tu esposo ¿Lo recuerdas?—Su voz era dulce, tierna y suave, sin duda no podía ser un monstro, pensó Sakura, la cual lentamente comenzó a quitarse la sabana de el rostro para ver si lograba ver a su esposo.
-- Entonces… ¿Qué quieres hacerme?—El sonrió y después comenzó a reír con ternura, para después acercarse a acariciar la mejilla de ella. Sakura seguía temblando, pero ya no se alejaba, aquella mano que tocaba su mejilla era suave y cálida.
--Soy tu esposo ¿Qué puedo hacerte? Sino acerté feliz… --El se acerco mas—No tengas miedo, no te are nada…
--¿Por qué me desposaste?—Pregunto la pelirosa, tratando de ver algo de él, pero era imposible, la noche era muy oscura y lo único que identifico fueron aquellos ojos azules, y solo eso, ya que lo demás  solo era una sombra negra que veía a su lado.
--Por que eres muy bella y sin duda me gustaste ¿Por qué me preguntas eso?—El río y se acerco aun mas a ella, a tal punto de estar a centímetros de su piel.
--¿Dónde estoy? No… No entiendo nada…
--Estas en mi reino, yo te vi y te despose, estabas vestida con aquel vestido en matrimonio y no lo dude, ahora estas aquí con migo.. –Ella bajo su mirada, la verdad era que siempre había soñado con enamorarse y casarse como sus hermanas mayores, pero nadie se atrevía a casarse y mucho menos a siquiera decirle tales palabras tan lindas. Sakura dejo salir un suspiro, no podía ver a su esposo, pero su voz era tan dulce y sus palabras tan lindas que se le formo un hueco en el corazón de ternura, algo que ni ella misma entendía ¿Por qué le parecía tierno? Si la desposo significa que él era el monstro que la desposaría, según el oráculo, así que debía tenerle miedo, pero en su interior algo le impedía tenerle miedo después de escuchar sus dulces palabras.

--Soy tu esposa y seguro quieres que… ¿Me desvista?—La regla de toda princesa era llegar virgen al matrimonio y entregar su virginidad solo a su esposo, por lo que Sakura sabía que si él era su esposo, solo podía ofrecerle algo y ese era su cuerpo, se veía obligada a hacerlo, aun que en verdad sentía un poco de temor y vergüenza, al igual que miedo por no saber nada de él.
--Si no quieres no… Aun no, cuando estés lista será mejor—Él la abrazo y le dio un delicado beso en los labios, lo que dejo sorprendida a Sakura, que sin dudarlo correspondió delicadamente, tal vez no conocía a aquel hombre, ni lo podía ver, pero por aquellas palabras no podía dudar que un monstro no era, él era demasiado dulce, cariñoso y tierno como para ser alguien que la lastimara.
--Gracias… --Dijo tras separar sus labio de los de él—Por darme tiempo para quererte…
--¿Quererme? Eso me haría muy feliz... –El volvió a besarla con ternura, a lo cual ella se dejo, después de todo era su esposo—Hay una regla, solo te pediré que me prometerás que no la romperás…
--¿Cuál es?—Pregunto ella, tras suspirar y alejar sus labios de los de él.
--Nunca podrás verme… Solo vendré en las noches y para cuando amanezca desapareceré, y quiero que me prometas que nunca intentaras ver mi rostro y si eso pasa… Daré por terminado este matrimonio ¿Si?
--¿Por qué no puedo verte?
--No puedo decirte… ¡Pero te prometo que te hare muy feliz! Solo prométeme que nunca intentaras ver mi rostro y que sabrás quererme con solo escuchar mi vos y sentirme a tu lado ¿Si?
--Y si intento verte… Es como decir que nuestro matrimonio se acabo ¿verdad?
--Si... ¿Lo prometerás?
--Lo prometo… --Entonces el sonrió y la beso nuevamente con ternura, para dar inicio a su matrimonio…

El día era soleado, el sol brillaba cálidamente y el cielo azul despejado inundo los ojos de Sakura, la cual miraba aquellos, estando sentada en el césped de aquel lugar grande y bello, su nuevo hogar, su nueva vida con su esposo.

Ella suspiro con una sonrisa, ya había pasado 1 semana desde que se caso y la verdad era que se sentía feliz, su nuevo esposo no trato de tocarla ni forzarla a hacer algo que no quisiera, al contrario, era dulce, paciente y siempre la llenaba de cariñosas palabras y tiernos besos, y para sincerar, Sakura adoraba eso, le emocionaba el hecho de que su esposo parecía su amante, su amigos, su novia y marido, todo eso la emocionaba y la hacían feliz, a pesar de que todo el día se la pasaba sola, en las noches trataba de estar lo más despierta para platicar con él y para disfrutar más sus pequeños momentos y en el día ya dormía más tiempo, para recuperar su desvelo.

Todos los días Sakura dormía un rato, después se levantaba a desayunar alguna exquisitez de platillos que le brindaban las voces angelicales e invisibles que la rodeaban, después salía a pintar, o a ver las flores, cuidaba algunos conejos que tenia por mascotas y buscaba nuevas actividades para no aburrirse, incluso en momentos, se ponía a platicar con las voces angelicales, les preguntaba cómo llegaron ahí y cosas de interés para ella.

La noche cayo, como muchas otras, pero esta vez Sakura decidió que era hora de “entregarle su amor” a su esposo. Sakura estaba decidida y en verdad tenía ganas, él siempre fue dulce y la espero, ahora ella se sentía preparada y confiaba en su esposo.

Ella se había preparado, tenía todo arreglado y la emoción no dudo en posarse sobre su cuerpo, que se erizo con solo imaginárselo junto de ella, esa noche y muchas más. Entonces una sitúela entro a la habitación oscura, como todas las noches, por la ventana e inmediatamente se dirigió a la cama, donde debía estar su dulce esposa reposando y esperándolos, pero al ver no había nadie, lo cual por un momento lo asusto.

--¿Sakura?—Pregunto el chico, entonces la vio, estaba vestida con un tenue y transparente vestido blanco, que más bien, el tono blanco se transparentaba a su piel. No tenia rompa interior y sus mejillas blancas estaba rojas, completamente rojas y su mirada apenada. Entonces él sonrió.
--A-Aquí estoy… -Dijo la pelirosa, tratando de no notarse nerviosa y mostrando una sonrisa, entonces él fue directamente hacia ella, ocultando sus alas en su piel y así le dio un delicado y tierno beso en los labios.

Él, confiado y muy seguro de lo que quería, metió sus manos sobre la delgada tela del vestido blanco, causando una reacción en Sakura, de hecho, los dedos de él sobre su piel desnuda la desconcentraba de sus pasamientos, que no estaban muy lejos de lo que estaban a punto de hacer. Ella lo deseaba al igual que él, así que, sin más, se dejo querer.

Sakura soltó un suspiro, cuando las manos de él la comenzaron recorrer, y soltó un delicado gemido cuando su boca se poso sobre el cuello de ella, los labios de su esposo eran suaves y carnosos lo suficiente para hacer que su cuerpo se derritiera al sentir el contacto de los labios a su cuello. Su esposo la cargo y rápidamente la guio a la cama, donde la recostó con suavidad y se paso sobre ella, y una vez estando cómodo para no lastimarla, comenzó a quitarse el tenue vestido que tenia, que no le costó tanto, y al cabo de unos segundos ya estaba Sakura, desnuda entre los brazos de su esposo, que sin pensarlo comenzó a besar su cuello y bajo…

Sakura tembló de satisfacción cuando los labios de su esposo se posaron sobre sus pequeños pechos, aun que al principio le daba vergüenza, en ese momento ya no sentía nada más que placer. El se apodero de uno de ellos, labio y succiono todo lo que quiso, mientras que ella soltaba algunos gemidos placenteros, y se mordía en labio para no gritar. Era la primera vez que Sakura experimentaba algo parecido, nunca antes había sentido una acaricia parecida y menos tan placentera, y era bien cierto que era su primera vez y el miedo no puedo evitar hundirse en ella, sin embargo, era más el placer que no paro y se dejo besar.

Su esposo se quito su traje, griego de tono blanco con borde dorados, propio de un dios, y ya desnudo volvió a lo que estaba, muy concentrado y feliz, la verdad era que deseaba a su esposa desde el momento que la vio en aquella roca, vestida de novia y sola, desamparada, con la necesidad de que alguien la proteja, y ese seria él, vaya que se lo había propuesto desde que la vio y se enamoro. Con delicadez volvió a posar sus labios sobre los pechos de ella, y mientras una mano acariciaba su pezón izquierdo, lamia  y succionaba el derecho, llenando su ego con los gemidos que ella emitía y más cuando mordió uno de sus pezones  y sin duda el grito de placer y dolor se enfoco en ella.

--¿Te lastime?—Le pregunto, al escucharla, con el aliento agitado. Ella negó, mientras tomaba aliento y se acerco a él para besarlo nuevamente.
--N-No… Ahh…

El sonrió, al verla indefensa, pero a la vez, disfrutando de cada caricia, llena de placer y entre sus brazos, así que, le dio un beso fugas y después, entre caricias, bajo sus labios a su abdomen, donde beso la superficie de su estomago. Sus manos se posaron en acariciar sus piernas, largas y suaves piernas de tono blanco y sus labios besaron cada parte de su cuerpo, mientras ella acariciaba su espalda y emitía algunos sonidos placenteros. Sakura suspiro y se apodero de el cuello de su esposo, lo beso y acaricio, sonriendo por cómo se estremecía su esposo y en un momento a otro le dejo marcas en el cuelo, el pecho y los labios.

--Ahh…Ahh…—Ella gemía, estremeciendo su cuerpo y dejando caer suspiros.

Al cabo de unos momentos, él se acomodo entre las piernas de su esposa. Ya muy excitado y deseoso por entrar, mientras ella lo enrollaba entre sus piernas y se sujetaba de su espalda y cuello.

--Ahh…Se delicado por favor… --Se sonrojo.
--No te preocupes mi amor…--Se susurro entre suspiros—Nunca te lastimaría… te amo.
--Yo… también te amo Ahh—Le sonrió.

Él, lentamente, comenzó a penetrarla, mientras ella cerraba los ojos y contenía alguno gemido y quejidos, la mayoría de dolor. En un momento, él se detuvo, y con un poco mas de fuerza se adentro atravesando una delicada tela de virginidad, de la cual Sakura emitió un quejido de dolor, pero conforme el entraba mas, aquel dolor se convirtió en placer.

Cada envestida era lenta y delicada, pero conforme pasaban los segundos, é comenzó a acelerar su ritmo y ella emitía mas fuerte su gemido, entre cada envestida que la llenaba de placer y le alteraba el cuerpo. Al cabo de unos momentos, el la beso mientras penetraba una y otra vez, para así, cuando llegue el momento, juntos explotar en un orgasmo unido y pasional. Cuando era él momento, ella sonrió y lo beso, para así dejar que el viniera en ella, unidos por amor y dándole fin a esa pasional noche.

Sakura dio un suspiro y beso de nuevo a su esposo, mientras él se dejaba caer a un lado de ella, en la cama y la rodeaba en sus brazos.

--Eres muy linda… --Le susurro al oído, con una sonrisa en sus labios, entonces ella no pudo evitar sonrojarse y cerrar los ojos, mientras recuperaba el aliento y se excitaba otra vez, puesto que el comenzó a besar su cuello, mientras sus brazos la enrollaron de la cintura y los labios de él se posaron sobre su cuello—Te amo Sakura…--Dijo para comenzar de nuevo lo que habían terminado y al final, quedarse dormidos juntos.

Los días pasaban, Sakura hacia sus actividades por las mañanas y por la noche se entregaba a su esposo, lo cual ya se hacía habitual, la primera vez fue el inicio de un desenfrenado amor pasional de noches, y eso no le molestaba, la verdad es que estar con su esposo, desnuda entre sus brazos ero lo mejor que había experimentado, a pesar de no conocerlo en rostro, no le importaba, ella se estaba enamorando, de la persona que le hablaba y la acariciaba cada noche.

Un día Sakura Despertó como todas mañana, ya había pasado  1 mes y ella estaba muy a gusto, sin embargo, un extraño sonido llamo su atención, eran lágrimas y lamentos que se susurraban en el viento y sin dudarlo se levanto para averiguar que era. Cuando salió de su gran palacio, logro ver al otro lado de la montaña a sus dos hermanas, Karin y Hinata, quienes lloraban y la nombran, lamentándose su muerte y extrañándola, diciendo cosas como “¿Por qué te fuiste?” “¡Te queremos hermana” “te extrañamos” lo cual, le rompió el corazón a Sakura, la verdad era que extrañaba a su familia y a pesar de que tenía todo con su esposo, ella necesitaba escuchar a alguien más que no fueran las voces angelicales y necesitaba pasar más tiempo con alguien y no solo algunas horas por la noches, así que, llena de tristeza se puso a llorar.

La noche llego y Sakura aun lloraba, las voces angelicales trataron de calmarla y hacerla sentir mejor, pero en ese momento Sakura estaba tan triste que ni lo mejor le sacaba una sonrisa, extrañaba a sus hermanas y eso no lo negaba, extrañaba a sus padres y los necesitaba, era un momento depresivo y triste, en el cual se sentía completamente sola y atrapada. Cuando su esposo llego y no la encontró se preocupo, después escucho un lamento y la vio, ella estaba, con sus pierna sujetadas entre sus brazos y su mirada en el cielo estrelladlo, sus ojos rojos de tanto llorar y algunas lagrimas en ellos.

--¿Estás bien? ¿Por qué lloras mi amor?—Le pregunto él, mientras se acercaba  para abrazarla, entonces ella lo miro y lo abrazo.
--Extraño a mi hermanas… --Le confeso, mientras hundía su cabeza en su pecho y lloraba. Él sintió un poco de culpa, al igual que se sentía triste al verla llorar.
--Lo siento mi amor…--Se disculpo, abrazándola, pero él no podía permitir que sus hermanas entraran a su casa.
--Oye, quisiera pedirte que me dejes ver a mis hermanas... Por favor, ¡Solo una vez!
--No puedo…
--¿Por qué?—Protesto ella enojada, triste y un poco alterada, entonces él se encogió de hombros.
--Es que tus hermanas pueden destruir nuestro matrimonio… y yo… yo no quiero…
--¡Que no confías en mi!—Le exigió ella, con el ceño fruncido-- ¿A caso no te he demostrado lo mucho que confió en ti? ¡Solo quiero verlas un rato! ¡Solo eso te pido!
--Sakura yo…
--¡Escúchame! He estado aquí con tigo ¿En algún momento he intentado verte? ¿Te he fallado en todo este mes? ¡No! Solo te acepte… ¿Y no puedes confiar en mí?

Él suspiro y resignado ante las quejas de su esposa acepto, entonces ella lo abrazo secando sus lagrimas.

--Pero tengo que advertirte que tus hermanas trataran de hacerte daño, no son lo que crees Sakura, y recuerda que me has jurado que nunca tratarías de ver mi rostro ¿Si?
--¡Si, si, si!—Ella lo abrazo y lo beso, para hacer de esa noche otra de sus hermosas noches de amor.

Al día siguiente, cuando Sakura escucho de nuevo los lamentos de sus hermanas, mando que el puente de nube que la llevo a ese reino se abriera para que sus hermanas pasaran a su hermoso castillos. Cuando sus hermanas vieron eso, se quedaron heladas, después de todo, su hermana menor estaba viva…

--¿Sakura?—Dijo una asombrada, de cabello rojizo y lentes--¿Estas viva? ¡Cómo es eso posible!—Exclamo asustada, al ver a su hermana, con un vestido de seda color verde a juego con sus ojos y joyas, de oro y diamante sobre sus orejas y muñecas, la cual caminaba hacia ellas sobre un asombrozo puente de nubes, que no estaba hace unos segundos.
--¿Sakura? ¿Eres tú?—Dijo la otra hermana, de nombre Hinata y de cabellos negros, muy largos-- ¡Eres tu Sakura!

Las dos, algo temerosas, corrieron para abrazar a su hermana menor que tanto habían extrañado, creyendo que estaba muerta. Sakura, muy alegre, las invito a su casa y ellas gustosas aceptaron. Al ver la gran casa, más bien castillo, en la que su hermana vivía, en lugar de sentir felicidad, un sentimiento de envidia las domino.

Sakura les mostro todo, también les regalo joyas, tanto pulseras de oro puro como aretes de diamante o rubís, joyas atractivas  brillosas, también las invito ah bañarse en su personalizada bañera, que era grande y llena de borbojas, y las hermanas aceptaron todo, con una mueca en sus rostros y un  hueco de envidia en su corazón. Sakura comenzó a contarle su historia, pero no menciono que nunca había visto a su esposo, solo les dijo que él la encontró y la desposo, igual que les conto que él era un hombre alto de cabello castaño, y ojos azules, la verdad era que Sakura les invento un aspecto  a su esposo, no estaba dispuesta a  decirle que no conocía a su esposo, así que mentirles era su mejor respuesta, después, tras una larga conversación, Sakura se levanto para preparar un té a sus hermanas, dejándolas solas en una sala de lujosos arreglos y muebles hechos a manos con decoraciones de diamante.

--¿Ves todo esto?—Pregunto Karin al ver que su hermana se había ido a preparar algo—Maldita Sakura se busco un buen esposo… ¿No crees?
--Si… ¡Qué suerte! Y de seguro su esposo es guapo…--Exclamo la otra hermana, de nombre Hinata, mirando todo a su alrededor—Ella tiene más del doble de lujos que nosotros, y eso que nos casamos con un Rey.
--Que suerte, y tal parece que su esposo la consiente mucho ¿No crees? Al parecer no hace nada más que disfrutar de sus comodidades, mientras nosotras, casadas con un Rey gordo y viejo, que nos obligan a darles masajes y complacerlo cuando el viejo ni puede complacer…
--¡Oh ni me lo recuerdes hermana! Es horrible…
Así, cuando Sakura llego, con una sonrisa falsa sus hermanas pasaron un rato con ella, y cuando la tarde se apodero, decidieron que era hora de irse, entonces Sakura muy alegre acepto y se despidió, mientras les regalaba joyas, que para Sakura eran basura, puesto que estaba rodeada de ese tipo de cosas y que además no le importaban, ella solo quería ver a sus hermanas felices.

Karin y Hinata, llenas de envidia, se marcharon y decidieron que no le dirían a nadie de la existencia de Sakura, al contrario, la próxima vez que la fueran a visitar llevarían su nuevo plan acabo, después de todo, no podía ser verdad que su hermana menos fuera tan rica y tan feliz.

El tiempo pasó otra vez, ya había pasado otro mes desde la visita de sus hermanas y Sakura estaba muy feliz, puesto que dentro de su vientre llevaba un niño, un bebé fruto del amor entre su esposo y ella que poco a poco crecía en ella y era tal su felicidad que durante días sonreía, sin embargo, tenía la sensación de contarle a sus hermanas que sería madre y era tanta su emoción que una noche, volvió a pedirle a su esposo que le permitiera estar con sus hermanas y tras una ligera discusión, de la cual gano Sakura, él acepto y le volvió a advertir lo mucho que sufriría él y su hijo si llegaba a traicionarlo, sin embargo, Sakura muy segura de ella le volvió a repetir que confiara en ella.

Cuando sus hermanas volvieron visitarlas, ya tenían un plan, que seguro funcionaria y con una sonrisa falsa abrazaron a  su hermana menor y acariciaron su pequeña panza, que con el tiempo ya estaba un poco grande, no tanto, puesto que un mes de embarazo no era muy notorio.

--¡Que alegría verte Sakura! Hermanita… ¿Y tu esposo?—Pregunto Karin, sonriendo y mirándola, con otros vestido color rosa de seda.  
--Este… Él… bueno él…
--¿Esta de casería otra vez? Nunca lo he visto ¿Por qué hermanita?—Hinata se cruzo de brazos y frunció el seño.
--¡Sakura!—Le dijo-- ¿No confías en nostras? No eres capaz de contarnos que pasa en tu matrimonio… ¡Que mala eres!
--Lo siento Hinata… es que yo…
--¡Vamos Sakura!—Sonrió Karin-- ¿Segura que tienes esposo? O solo nos estas mintiendo y buscas pretextos tontos…

Karin y Hinata ya sabían la verdad, cuando regresaron de visitar a su hermana hace 1 mes, habían averiguado grandes cosas, como que aquel castillo pertenecía a él dio Eros, Cupido, Naruto, cualquier nombre era el suyo, y que su hermana menos gozaba de grande cosas, puesto que era la esposa de un dios, y de los más temidos por otros dioses, ya que el dios Naruto, era muy conocido por ser travieso y enamorar a todos sin razones y descontroladamente, sea dios o humano, al igual que la envidia en ellas creció, porque su hermana menos gozaba de oro, diamante, amor, prestigio y todo lo mejor.

--Nunca lo has visto ¿Verdad hermanita?—Le dijo Karin, entonces Sakura bajo su mirada muy apenada y afirmo.
--Ya veo… ¡Pero es muy peligroso!—Le dijo Hinata, fingiendo tener miedo-- ¿No sabes la historia de el demonio oculto?—Sakura negó, con la cabeza baja-- ¡Dios en que problema estas! Pero yo te ayudare... ¡Nosotras te salvaremos de ese demonios!
--¿Demonio? ¿De qué hablan? Él es…
--¡Te está engañando hermanita!—Exigió Karin, entonces Sakura las miro confundida.
--La historia trata de un demonio que desposa a una chica hermosa y joven, la enamora y la trata bien, pero no deja ver su rostro y después la embaraza, pero lo malo es cuando nace el bebé… ¡Ese demonio te va a comer en cuanto nazca tu bebé! Y también lastimara a tu hijo, por eso te embarazo hermanita… y es un demonio feo, horrible y malo, es por eso que no deja que lo veas a la cara…--Dijo Hinata, fingiendo preocuparse y mirando a su hermana menor, la cual comenzaba a asustarse.
--Hermanita, debes irte, porque te va a matar igual a tu hijo, hazlo por el bebé que llevas en tu vientre que no tiene la culpa de nada, hermanita, por favor…
--Pero yo no sé qué hacer… no lo puedo dejar ¡Él no puede ser un demonio!—Dijo enojada Sakura-- ¡El es bueno y cariñoso!
--Peligra tu hijo…--Karin la tomo de la mano—Te entendemos hermanita, pero solo queremos tu bien, así que… te diremos que hacer para deshacerte de él y salvar a tu hijo.
--En la noche, mientras duerme, tienes que encender una lámpara y tomar un cuchillo y cortarle la garganta, solo así morirá y salvaras a tu hijo ¿Si?—Hinata la abrazo para calmar sus nervios.

Sakura sintió miedo, toco su estomago y sus ojos se llenaron  de lagrimas, ella amaba a su esposo ¿Pero si era verdad lo que sus hermanas le dijeron? También amaba a su hijo, y no quería perderlos, además, eran sus hermanas ¿Por qué le mentirían? Entonces era verdad… así que con fuerza cerro el puño, molesta y triste, para mirar fijamente a sus hermanas y decir en voz fuerte y segura.

--¡Lo haré!

Sakura, con la mirada baja y el temor en sus ojos, las manos le temblaban y era normal, puesto que el dolor en su interior no se comparaba con sus nervios, ella amaba a su esposo, llevaba el fruto de su amor en su vientre y sin a verlo visto a la cara en ningún momento ella lo amo, pero, aquello que sus hermanas le habían dicho había cambiado las cosas, ¿Sera verdad que quiera comerse a su hijo?, Sakura se preguntaba una y otra vez llorando, si era necesario matarlo y porque quería comerse a su hijo y a ella, no lo entendí, pero confiar en sus hermanas era lo primero, o eso ella creía, después de todo, eran de la familia…

Al caer la noche, Sakura decidió actuar y no esperar a que su hija muera en manos de un demonio, así que con el corazón partido seco sus lágrimas y se dispuso a esperar a su esposo.

--Mi amor… --Le susurro él, quien entro por la ventana y rápidamente la abrazo por la espalda, dejando sus manos alrededor de su cadera.
--Hola…--Le respondió Sakura, un poco más seria y fría, algo no común.
--¿Estas bien?—Le pregunto, preocupado por el estado de su esposa.
--Hoy vi a mis hermanas—Sakura suspiro—Fue un día cansado, quisiera dormir…
--Ohh está bien… --Sonrío—Lo que la princesa ordene…

Se acostaron como siempre, él al enrollo en sus brazos y clavo la cabeza en su cuellos, sin embargo, ella solo cerró los ojos y fingió dormir el más tiempo posible, y aunque su rostro era sereno, por dentro sufría agonizando por lo que planeaba hacer.

Las horas pasaron rápido, ya era media noche y Sakura aun seguí inquiera, al contrario de su joven esposo, el cual dormía como piedra. Sakura, de manera delicada, logro salir de sus brazos y en puntillas se dirigió a una sala donde estaba llena de lámparas, de las cuales, tomo una pequeña y la encendió. Sin hacer ruido, subió de nuevo a su cuarto y deliamente tomo la navaja que estaba debajo de la cama.

--Lo siento mi amor…--Los ojos verdes de ella se llenaron de lagrimas—No quiero que te comas a mi hijo… a nuestro pequeño.

Indecisa y temblorosa, Sakura acerco la lámpara (que en sus tiempos eran de aceite y mechas) y miro el rostro de su esposo… ¡Pero qué esposo!, Sakura quedo helada al ver su rostro, él rostro del dios Eros…

En aquellos tiempos, se tenía una descripción de los dioses, por lo tanto, sus rostros no eran desconocidos y en él caso de Sakura, era fácil reconocer a uno de los dioses más famoso, que con ojos azules vagaba dejando amor en su paso.

Sakura se quedo sin respiración, al ver la joven cara de su esposo, que estaba cubierta por mechones rubios de un cabello no muy largo, con su perfil fino y tranquilo, sin duda era guapo, pensó Sakura, que inmediatamente se arrepintió de a ver hecho eso y en un acto de asombro y temor soltó el chuchillo y se movió rápidamente, pero la suerte no estaba de su lado, puesto que una gota de aceite de su lámpara cayó sobre el hombro de su esposo, provocando que este se despertara…

--¡Ahí!—Gruño Naruto, que al momento de despertar vio a Sakura, parada frente de él con una lámpara en la mano, y era más que obvio que vio su rostro, así que inmediatamente frunció el ceño y la miro, sintiendo dos dolores muy fuertes, uno en su corazón por la traición y otro en su hombro por la quemadura de la lámpara—Sakura… Me has desobedecido…
--L-Lo siento… --Se disculpo, mientras lo miraba arrepentida—Mis hermanas me dijeron que te comerías a mi bebé…Y yo no quería pero… mi hijo y… tenía miedo…
Naruto, molesto y decepcionado se levanto rápidamente y se dirigió a la ventana.
--¡Me has fallado!—Grito el joven molesto—Ya te lo había dicho... ¡Todo se acabo entre tú y yo!
--Pero... ¿Por qué? ¿Por qué no podía ver tu rostro…?
--Por que yo quería que me amaras a mi… y no a la fama de dios que tengo ¡Maldita sea Sakura!—Naruto giro la vista y rápidamente abrió sus alas, dejando a Sakura helada, arrepentida y tirada en el suelo—Mi madre me dijo… Que te enamorara del hombre más desdichado del mundo ¡Y mirare ahora! Caí enamorado al verte, pero me has traicionado y como dije, no me volverás a ver…

Y tras decir eso salto por la venta, huyendo del lugar y para siempre. Sakura al verlo corrió, pero era muy tarde, él ya no estaba. De un momento a otro, todo desapareció, el castillo y la habitación ya no estaba al igual que ningún indicio de que algo estuviera ahí, dejando a Sakura en medio del frio pasto y con la luz de la Luna, después de todo, ya no estaba casada con Eros, más bien Naruto.

Sakura sintió que él corazón se le partía en mil pedazos, había traicionado a su esposo y por su culpa todo había acabado… ¿Qué podía ser peor?, también había dejado a su hijo sin hogar, y de momento se arranco a llorar, como nunca antes lo había hecho. Después de unas horas, se dio cuenta de que estar sola por la noche en medio de la nada no era bueno ni para ella ni para su hijo, estaba embarazada, sola y con el corazón partido a causa suya.

Así pasaron los días, Sakura vagaba por la lada, entre lagrimas y lamentos, desenado que su esposo viniera ayudarla y a perdonarla, pero no… Entonces se dio cuenta de que todo eso acabo por creer en las personas que quería, en sus hermanas, y con coraje tomo valor y se decidió a ir por ellas. Sakura visito a su primera hermana, la más cercana, la cual estaba casada con un Rey, su hermana Hinata, cuyo aspecto cambio al verla, después de todo, Sakura estaba en bata de dormir, una muy sucia…

--¡Hermana!—Dijo Hinata, que al verla corrió para tomar su mano-- ¿Qué te paso?—Sakura la miro, con una mirada más perdida que nada, sentía coraje y estaba dispuesta hacerla pagar con mentiras, igual que ellos le hicieron eso.
--Hola hermana, ¿Qué crees?—Su tono sonó frio y desalmado—Hice lo que me pidieron… ¿Y qué crees? No era un monstro… Que desdicha ¿No crees? Mi esposo resulto ser Eros, más bien Naruto, el dios del amor, aquel temido ante Zeus…
--Ya veo… Lo siento hermana, creo que nos equivocamos al darte aquel consejo… --La falsedad de las palabras de Hinata mataban por dentro a Sakura, pero ella tranquilamente le sonrió.
--Él me dijo que le falle y por venganza me dijo que se casaría con una de mis hermanas para hacerme sufrir, y le daría todo lo que yo perdí… --Hinata miro a su hermana mas intrigada—Y dijo tu nombre… --Afirmo la pelirosa, entonces sonrió al ver el rostro de su hermana, que se ilumino con una sonrisa.

Hinata no lo pensó, le dijo a su hermana que tenia asuntos que atender, le regalo un vestido y la invito a quedarse a dormir con ella, Sakura acepto falsamente y descanso, comió y se recupero en toda esa noche, porque al amanecer impartió su camino, ahora iría con su otra hermana… Por otro lado, Hinata, con una sonrisa y llena de ambición, dejo a su esposo, el Rey, diciéndole que a partir de ese día ya no lo quería y que se iría y tras decir eso se marcho hacia donde habían dejado a su hermana y al llegar a la gran roca, miro el cielo y grito: “Naruto, , he venido para que me desposes y me hagas feliz, llévame como tu nueva señora” y en un acto inconsciente, salto de la piedra para que Naruto volara por ella y se casaran, pero era mayor su surte y la mentira de su hermana, que al caer nadie fue por ella y por el impacto del golpe morir…

Sakura sabía bien su mentira y lo que haría su hermana, que por envidia moriría, y con desdicha continuo su camino, ahora le falta su otra hermana, la cual, de la misma manera actuó, directo a su muerte…


////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////


--¡Señora! ¡Señora!—Gritaba una mujer, que rápidamente entro a un lugar grande, donde en una ventana se encontraba una mujer, de cabellera roja, larga y de ojos azules como le mar-- ¡Señora!
--¿Qué sucede?—Dijo la mujer, con una sonrisa y su mirada al cielo.
--Los hombres protestan y exigen su falta… están molestos—Kushina, la diosa de la belleza, miro a la mujer, de cabellera negra.
--¿Por qué?
--Por falta de amor… --La mujer bajo la mirada—Su hijo, el dios del amor, ha estado encerrado en su cuarto desde hace días, y por lo tanto, no ha salido a enamorar, así que no hay amor… por lo tanto los hombres ya no dan sus plegarias a ustedes, la diosa de la belleza y a él, el dios de amor, están molestos porque no han cumplido…
--Naruto… --susurro la diosa mirando por la ventana—cuando llego se encerró en su habitación… ¿Sabes porque esta así?
--No muy bien, pero cuando paso por su habitación lo encuentro deprimido y llorando a un amor…
--Ohh el dios del amor sufriendo por amor… ¿Sabes cuál es el nombre de la mujer que le rompió el corazón?
--Escuche que le llora a una mujer mortal, llamada Sakura…
--¿Sakura?—Kushina frunció el ceño-- ¡Maldita sea! No puede ser…
--¿Qué sucede señora?
--¡Fui yo quien metió a esa mujer a su vida!—y con furia se dio media vuelta en dirección al cuarto de su hijo, molesta e indignada, por escuchar el nombre de aquella mujer, aquella que mando a matar y aquella que le rompió el corazón a su hijo, su preciado hijo.

Cuando llego a la habitación del chico, miro la puerta entre abierta y delicadamente entro, para encontrarse con Naruto, un joven de cabello rubio, que estaba sentado sobre la gran cama, de sabanas blancas y almohadas de seda, con los ojos llorosos y la mirada bajan.

--¿Naruto?—Pregunto la mujer, que vio como su hijo secaba algunas lagrimas fingiendo no estar llorando.
--Madre...—Susurro el chico.
--¿Qué te pasa? Hace días que no sales, tampoco haces lo que más te gusta—sonrió—Salir a enamorar a las personas sin motivo y viendo como se destrozan por amor… ¿Quieres que vaya contigo? Puedo ayudarte a enamorar a un dios si quieres, eso es lo que más te divierte…
--No quiero—Kushina miro a su hijo, estaba más triste y eso la preocupaba.
--¿Por qué te casaste sin decirme nada?—Kushina aclaro su garganta y miro a su hijo, el cual no le digirió la mirada.
--Lo siento, sabía que te opondrías, pero una vez casados ya no dirías nada… pero no te preocupes, ya paso…

Los ojos de su hijo estaban perdidos, adoloridos y vagando sin motivos, lo cual enfureció a la diosa afrodita, que con todo el dolor maternal y el orgullo ofendido se marcho de esa habitación y se dirigió a su consejera.

--¡Quiero que me traigan a esa chica de nombre Sakura! ¡AHORA!—Gruño la mujer, mientras caminaba molesta.
--S-Si…


////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////


Ya había pasado un mes, un largo y frio mes para la pelirosa, arrepentida y llorando en una depresión, que solo ella cargaba, cuando de pronto un rumo la lleno de alegría, la diosa afrodita la estaba buscando y daba una recompensa a quien la llevase a su tembló, entonces Sakura sin pensarlo tomo sus cosas y se fue al templo de la diosa.

Al entrar se encontró con lujosos adornos, que no la asombraron, puesto que tiempo antes había gozado de ese tipo de cosas diarios, como princesa y como la esposa de un dios. Entro despacio y algo temblorosa, y cuando estaba dispuesta a llamar a la diosa, esta aprecio ante sus ojos, en un rayo dorado en forma de estrella que bajo del cielo y al mirar bien logro ver a la diosa afrodita, con sus ojos azules y su larga cabellera roja.

--Tu eres Sakura…--dijo la mujer con aires de superioridad-- ¿No vas a saludar a tu suegra?—Le dijo a la pelirosa, con ironía y burla-- Veo que espero un futuro nieto… ¿Verdad?
--Kushina… --susurro la chica, asombrada, ya que para un humano es imposible llegar a ver a un dios en toda su vida—Necesito que me ayude… ¡por favor! Naruto… él esta…
--Destrozado por tu desconfianza y falta de amor—continuo la diosa interrumpiendo a la chica—Por tu culpa mi hijo no hace más que lamentarse esperando que su herida del hombro sane al igual que su corazón…
--Lo siento, no quise hacerle eso… pero…
--¡Cállate!—Exclamo la diosa—No mereces el perdón… Pero no te puedo matar, llevas en tu vientre a un bebé, un futuro dios, y eres el amor de mi hijo, me odiaría si te mato ahora…
--Escuche yo…
--¡Te dije que te callaras!—Grito la diosa, mirando a la pelirosa—Te daré una oportunidad para demostrar que tanto amas a mi hijo… Si pasas las 4 pruebas que te pondré dejare que hables con él, sin embargo, depende de él si te quiere perdonar… También depende de ti si sobrevives a las peligrosas pruebas que tendrás, como castigo.

Sakura cerró los ojos algo aterrada, la diosa era fría y cruel y ella se sentía tonta y desdichada, desafortunada, puesto que las pruebas que le pondrían no serian fáciles, sin embargo, haría lo que pudiera para lograrlo y con inocencia acepto.

La primera prueba, la diosa Kushina le ordeno que viajara a la montaña del norte, donde encontraría una pequeña montaña de semillas, de las cuales tendría que separar cada una de ellas, un trabajo difícil, puesto que eran millones de semillas, eso le llevaría días… Sakura fue al lugar y comenzó su trabajo, un castigo fácil pero cansado, y al pasar de las horas, Sakura se dio cuenta que era inútil, estaba sola y eran demasiadas, lo cual la desanimo, también el hambre le fallaba, ocasionando que se sintiera mal. Ya había pasado un día, y ella aun no terminaba, el desaliento y desanimo la llenaron de tristeza, entonces un hormiga se acerco y comenzó a hablarle, después de un rato, la hormiga comenzó a ayudarla y así poco a poco mas hormigas llegaron y la ayudaron, al final, ella termino su trabajo y mas ilusionada regreso con la diosa, la cual se asombro de que hubiese llegado tan rápido…

La segunda prueba consistía en ir por la lana dorada de las cabras, que se encontraban a un lado de la parte más caliente, donde el sol te quema hasta matarte, el propósito de la diosa era hacer que Sakura muriera en un lugar así, nadie sospecharía y lo tomarían como un accidente. Sakura continúo su viaje, pero antes de llegar sintió la sensación de quemarse, hacía mucho calor y era fácil saber que si seguía moriría quemada o algo parecido… Así que se desanimo una vez más se dio media vuelta, su piel era frágil y no soportaría eso, sin embargo, antes de irse se encontró con un junco, que entre susurros la llamo y la aliento, diciéndole que la única manera de conseguir esa lana era en él amanecer, que es la única hora en que él sol es soportable, entonces Sakura se animo y espero él amanecer para levar acabo su prueba.

La tercera prueba tenia a Kushina de quicio, no entendí el por qué podía llevar a cabo sus pruebas, ella debía morir desde hace tiempo, sin embargo aun no lograba su cometido. Esta vez mando a Sakura por una jarra de agua, que se encontraba en lo más profundo del abismo, donde se encontraba un rio de agua pura. Sakura bajo, con mas esfuerzo, puesto que el embarazo le ocasionaba mucho problemas, sin embargo, al cabo de unas horas había logrado tomar él agua, pero aquel abismo era tan profundo y no había manera de que pudiera salir, a menos que pudiera volar, pero ella solo era un simple mortal. El abismo era profundo y oscuro, nadie podría ayudarla esta vez, pero era mayor su suerte, cuando un águila bajo y con gestos le indico que subiera a su lomo, una vez hecho esto, el águila salió volando y la llevo al templo de afrodita, después de todo, Sakura ya había cumplido 3 pruebas…

--¡No, no, no! ¡Alguien la está ayudando!—Gruño la mujer—Esa chica no pudo aprobar las pruebas sin morir, ningún humano puede contra eso…
--El amor lo puede todo señora… --Le dijo la mujer, entonces Kushina frunció el ceño mas.
--Tienes razón… Ella sola no pudo, pero el amor si… -- Kushina cerró su puño-- ¡Naruto la está ayudando!—y con furia subió al cuarto de su hijo, el cual miraba por la ventana-- ¡Naruto!
--¿Qué sucede madre?—Él se giro, y miro a su madre con los ojos azules.
--¿Por qué haces esto? ¡Ella te traiciono!
--¿Hacer qué?
--No juegues conmigo, tu eres el único que pudo mandar al águila de Júpiter por esa chica al abismo… ¡Y seguro la has ayudado con lo demás!
--Mira madre… --Naruto señalo su hombro—La quemadura a sanado y sabes… este tiempo lejos de Sakura me he dado cuenta que no puedo estar sin ella, estoy enamorado y ella me ha demostrado que haría lo que sea por mi perdón, quiero regresar a su lado…