Cargaré con todo el odio! (Capítulo 9) [+18] Actualizado ! 25/02/13

Luego de tres días de travesía, la gran masa compuesta por todos los shinobis provenientes de la hoja que habían sobrevivido, se encontraban a unos escasos 5 kilómetros de sus hogares. Ese tiempo de calidad que seguramente no habían compartido desde hace mucho tanto los más jóvenes como los más veteranos, sirvió para levantar el ánimo de todos los soldados, pensando que ya lo peor habría pasado y sería tiempo de sobreponerse.

Los ataúdes eran transportados dentro de técnicas de invocación para poder agilizar el viaje, y a pesar de que todos recordarían por siempre el número de víctimas caídas en la trágica batalla, muchos trataban de aliviar su pena pensando que dichos sacrificios servirían para marcar una nueva época de paz entre las aldeas. Hinata era un claro ejemplo de esto, el haber perdido a su primo y a su padre en la guerra le suponían un dolor que todavía no aceptaba; si bien antes eran tímidas y calladas ahora vendrían tiempos de reflexión pensando que según lo que dijera el consejo de su clan podría pasar a ser la cabeza del mismo. Sin embargo, muchas otras personas corrieron con una suerte distinta, el gran trío Ino-Shika-Cho presumía de superar junto una guerra más, tanto ellos como sus hijos que jugaron un papel protagónico para la victoria. Tanto el clan abúrame como el Inuzuka no representaron demasiadas pérdidas, cosa que no se puede decir del grupo anbu, que tendría que ser reformado desde cero luego de una casi total devastación.

Cuando ya se encontraban a unos 3 kilómetros, la muralla de la aldea se podía ver en el horizonte, y nuestro grupo de héroes se veía encabezado por dos manchas verdes, casi copias por su manera de vestir, que llenas de entusiasmo trataban de acelerar el paso mientras repetían algo de un tal “espíritu de la juventud”. Sin embargo, algo que divisaron los detuvo sobre la puerta, unas figuras que no se podían distinguir los

- Oh! Gay-Sensei! Parece que nos estaban esperando -

- Ese es el espíritu de fuego! Y de la juventud!, seguro es la asociación de madres de la aldea esperándonos para consentirnos! - Dijo el verde mayor lanzando su mejor sonrisa con ese brillo característico de él.

- RAAAAAMEN - Fue lo primero que alcanzó a pronunciar naruto, un tesoro personal que tenía mucho tiempo que no deleitaba. Quizá fue esta la razón que su pelirosa compañera le dedicara una sonrisa de entendimiento y no un moretón en su cabeza como ya estaba acostumbrado.

Sin embargo, no todos los miembros del equipo parecían estar tan seguros de la interpretación de las bestias verdes de la aldea. Un poco más atrás, caminaban sin prisa, la Hokage junto con los que se habían vuelto sus hombres de confianza.

- Así que usted tampoco se cree esa historia de las madre de konoha ¿cierto? - Exclamó el futuro líder del clan Nara.

- Hay algo que me preocupa, puedo sentir grandes reservas de chakra incluso desde esta distancia. Ustedes también pueden sentirlo verdad Shikaku, Kakashi? -

- Puedo ver con mi sharingan cinco individuos sobre la muralla y son poderosos - Exclamó el ninja copia descubriendo su ojo izquierdo al mismo tiempo que guardaba su libro favorito en su porta-kunais. - Cuáles son sus ordenes Hokage-Sama. -

- Desde esta distancia hay poco que podamos hacer. Desde su posición podrían prevenir cualquier movimiento de cuatela que realicemos, así que solo nos queda esperar. Pero no quiero sorpresas. Shikaku y Shikamaru! Los quiero en la retaguardia para analizar la situación y tu Sai y Kakashi, quiero que reúnan a los pocos miembros ambus que estén disponibles, ustedes serán sus líderes por los momentos, actúen con cautela y no hagan nada hasta que tengamos de cara la situación - La hokage había fruncido el seño. ¿Cinco individuos? ¿Quiénes podrían ser?, Akatsuki había sido erradicado e incluso la información de que Taka se habría dividió ya era manejada por ellos. A solo unos pocos pasos más se encontraban todas las respuestas.

A unos kilómetros del grupo que se acercaba y a unos pocos mas de las personas que parecían custodiar la puerta principal, más específicamente en un sótano ubicado en algún punto de la aldea, se encontraba un hombre con una capa oscura la cual le cubría todo el rostro, lo único que se podía apreciar eran un número de serpientes que sobresalían de sus mangan y que parecían enfocarse en vaciar todos los estantes que estaban repletos de pergaminos, que se encontraban catalogados bajo la categoría de “S”. Mientras sus serpientes se ocupaban del trabajo sucio, el hombre de negro se centraba en lo que parecía ser un simulacro de un campo de batalla dibujado sobre el piso, en el cual, a modo de piezas de ajedrez, contaba con cuatro fichas sobre las cuales parecía mantener una gran concentración. Fuera de la habitación y a modo de custodia, se encontraban dos hombres más, llevando a cabo lo que parecía ser una labor de vigilia. Uno de ellos se mostraba bastante tranquilo, era un hombre alto de piel blanca y con el cabello naranja, mientras que el otro que se mostraba impaciente jugando con sus manos, era más bajo, con el pelo azul y una camiseta morada que por medio de una cinta le ayudaba a sujetar a su espalda una katana quizá de su mismo tamaño.

- No seas impaciente Suigetsu, debemos mantenernos atentos y cuidar la tarea que se nos mandó, el éxito del plan pasa por el hecho de que no lo interrumpan. - Fue lo único que se escucho del alto con cabello escandaloso.

Los segundos pasaban, y mientras más pasos se daban hacia la aldea, mas crecía ese presentimiento desconocido dentro del batallón. Al fin, al estar a unos escasos 500m de la puerta, todos los que se visualizaban la aldea se quedaron helados por lo que observaban, nadie acertó a decir nada sintiendo como la adrenalina salía disparada de sus glándulas suprarrenales se veía esparcida por todo su cuerpo. Hasta que al final un comentario rompió el silencio.

- ¿ABUELO!!? ¿PAPÁ? - Casi como murmullos, pero por el silencio fúnebre que se presenciaba, todos alcanzaron a escuchar los comentarios provenientes de las voces resquebrajadas de la mismísima Hokage y de Naruto.

- ¿SASUKE-KUN? - Se escuchó más fuerte ese grito de desesperación proveniente de cierta pelirosa al contemplar ante sus ojos aquella persona que tanto anhelaba ver pero que en estos momentos no estaba segura si de sentirse bien o lamentarse por lo que se desataría.

Como queriendo confirmar lo que sus ojos veían y quizás deseando que todo fuera una ilusión, se dirigieron hacia el punto de encuentro, donde los hombres que se encontraban en las alturas descendieron a dar la bienvenida.

- Veo que por fin llegan, llevamos días esperándolos. - Dijo con una sonrisa de ironía en rostro aquel chico que había pertenecido al equipo 7. - Saben, no hubiera sido divertido aniquilar a su aldea y tomar mi venganza si ustedes no hubieran estado presentes. Pero creo que ahora ya podemos empezar y miren traje compañía. - Volvió a decir señalando a sus refuerzos.

Sin embargo, antes de que naruto acertara a decir nada, quizás por la confusión del momento, Tsunade fue la primera en hacerse escuchar. - ¿Qué mierdas significa todo esto? ¿Cómo te atreves a presentarte en la puerta de mi aldea con los 4 hombres más valiosos que estas puertas vieron salir? O más importante aun ¿Cómo pudiste invocarlos si se encontraban atrapados por el Shinigami. - Preguntaba mientras su voz mostraba una extrema impotencia.

- El fin justifica los medios. Además será más placentero para mi observar sus caras mientras sus héroes de pasadas generaciones y que tanto admiran sobre esas piedras destruyen su anhelada aldea. En cuanto a los detalles, creo que eso te lo explicará mejor tu ex-compañero de equipo -

Quizá fue la rabia de saber que su ex-compañero de equipo se encontrara otra vez lo que hizo que una mujer tan fuerte agachara la cabeza por unos momentos. Por otra parte, naruto cerraba fuertemente sus puños tratando de no caer en la provocación, cuando se vio sujeto fuertemente por una mano, al voltearse lo que vio lo destruyó por dentro; su compañera de equipo que tanto protegía y quería aun más de lo que ella misma podía suponer se encontraba llorando fuertemente con sus cabellos rozados tapando su rostro.

- ¡Idiota!, esta es tu última oportunidad para volver a la aldea. Hazlo por Itachi, tú conoces muy bien su voluntad - Dijo el rubio sobresaltando a su compañera que levanto la mirada para ver la determinación de su amigo a cumplir su promesa.

- Mi hermano era un idiota creyente de esta aldea, de lo cual ustedes se aprovecharon para eliminar a un clan que sería un estorbo para ustedes - Dijo el pelinegro saltando con su mano cerrada directo a la cara de su amigo, pero que sorprendentemente no hizo contacto gracias a la mano de la que el siempre había llamado inútil.

Todo había empezado, no había tiempo para tácticas ni estrategias simplemente para establecer un combate en tiempo real. Y sabiendo esto, la máxima dirigente se dispuso a poner sus ideas en marcha. - Kiba, Ino, Hinata, Shikamaru y Lee, quiero que se adentren en la aldea y quiero que impidan que Orochimaru siga llevando a cabo el Edo-tensei. Ustedes juntos forman el mejor equipo de rastreo y de ustedes depende que tengamos algún chance de ganar. -

Sin embargo una voz la saco de sí misma - Tsunade, tu lucharás conmigo. Quiero saber que tan fuerte se ha vuelto mi nietecita. - Dijo tajante “el primero”.

- Hijos de puta, no tuvieron la decencia de bloquear sus emociones para pelear con nosotros. ¡Naruto! Tu enfrentarás a Minato, en estas condiciones y por sus similitudes eres el único que puede mantenerlo a raya. Sai, Kakashi cuento con ustedes para mantener a sasuke alejado mientras inutilizamos el edo-tensei. Inoichi, Choza, Shikaku, les encargo a sarutobi. Lee y gay con sus refuerzos se encargaran de tobirama mientras yo iré con hashirama. -

- ¡HAI! - Respondieron todos al unísono.

Y así empezó de nuevo otra guerra. Pareciera que el destino nunca les ofrece momentos de paz absoluta a nuestros héroes. Esta vez, quizás la pelea más difícil de todas por el hecho de tener que enfrentarse con familiares, ex compañeros de equipos y hasta héroes de la infancia. En el primer escenario, Tsunade se enfrentaba con su abuelo el primero hokage de quien no tenía muchos recuerdos.

- ¡Haz crecido mucho!, pero estas tal y como te recuerdo. Espero que no hayas seguido mi suerte como apostador.- Decía el senju mientras los golpes sonaban por doquier y recibía la fuerza de su descendiente.

- jeje, más de cincuenta años sin vernos y es lo primero que se te ocurre decirme. Se ve que sigo siendo la consentida. -

En el segundo escenario, las bestias verdes pedían retroceso a sus compañeros para poder abrir la puerta de la conmoción, por lo cual su aura se tornaba azul debido a la rápida evaporación del sudor que emanaba de sus cuerpos. Al mismo tiempo el senju menor, pensaba lo bien que se encontraba protegida la aldea por ninjas de tan alto nivel, pero les advertía que con simple taijutsu no serían capaces de acabar con “el segundo”, por lo cual solo se limitaran a detenerlo.

Mientras tanto, la formación Ina-Shika-Cho Se preparaba de nuevo. - Discúlpenos Sarutobi-sama por lo que estamos a punto de hacer. - Exclamó inoichi.

- Déjenme ver su voluntad de fuego.- Dijo con una amplia sonrisa el tercero sorprendiéndolos a todos.
Un poco más alejados del resto, se encontraban dos rubios muy parecidos, frente a frente como no sabiendo cómo empezar la pelea.

- Me alegra ver que hayas dominado el poder del zorro. Por favor, detennos y haznos sentir orgullosos a tu madre y a mí. Concédeme el deseo de volver a reunirme con ella. - Dijo el mayor poniéndose en posición de batalla y dejando caer su capa.

- Así lo haré. - Dijo naruto sacando de su porta-kunais uno exraño de tres puntas que hasta hace poco había sido el objeto con el que se puso fin a la guerra, y que no pasó mucho hasta que llamó la atención del oponente.

- No me digas que ese es el mismo kunai. No esperaba que llegaras a dominar mi Hirashin tan rápido. Vamos a probar su calidad. -

Dicho esto, amos “rayos amarillos” desaparecieron del ojo humano a una velocidad técnicamente imposible. Sin embargo antes de que cualquiera de los dos pudiera acertar su jugada, una katana se ocupó de que esto no sucediera.

- ¿Qué paso naruto? No me digas que te has vuelto un cobarde. Decía mientras un rayo se formaba en su mano derecha luego de una formación de sellos, tú sabes muy bien que tu pelea es conmigo. - Dijo el pelinegro mientras se acercaba el pelingro rápidamente a su objetivo.

Naruto tomó posición defensiva, pero cuando el choque parecía inminente, otro rayo que venía sobrevolando sobre una especie de ave hecha por tinta, intercepto al enemigo.

- Tú te equivocas, tu pelea en este momento es conmigo. - Exclamó el ninja copia mientras descubría su Magekyou Sharingan.

- Parece que lo nuestro tendrá que esperar mientras le enseño a nuestro “sensei” que es un sharingan de verdad y no una copia barata. -

Mientras tanto el equipo de rastreo se adentraba en la aldea en busca de su objetivo.

- Hinata, tengo tres olores peculiares al noroeste de la aldea. Me temo que no es un enemigo a lo que nos enfrentamos. -

- Kiba-kun tiene razón. Alcanzo a ver a dos sujetos custodiando lo que parece ser a orochimaru. - Dijo la ojiplata.

- ¡Maldición, tenemos que pensar rápido!, esto se complica más de lo que pensábamos.- Exclamó el nara.

Mientras, de vuelta en el campo de batalla padre e hijo sobrellevaban su reencuentro.

- Naruto hijo, te has vuelto extremadamente fuerte. Posiblemente incluso más que yo. - Algo que hizo que a su hijo que le corrieran unas lagrimas de felicidad por sus mejillas mientras cargaba con un Odama Rasegan. - Pero….-

El ambiente se volvió a tornar tenso. - ¿Pero qué papá? -

- Si tus compañeros, llegan a tener éxito eliminándonos del campo de batalla tu eres el único que podrá con el Uchiha, y tu deber para salvar la aldea será erradicándolo a él y a lo que queda de su clan -

Éste comentario hizo que naruto fallara su ataque y fuera arrojado contra el piso escupiendo sangre. ¿Por qué su padre le decía todo esto ahora?, Eso era algo que no podría hacer. - Eso es algo que no puedo hacer. -

- ¿Tanto te importa ese Uchiha como para poner en riesgo a tu familia? - Sentenció Minato con una voz que causaba miedo, sus palabras habían cambiado de tono, ya no era un padre hablando con su hijo, ahora tomaba de nuevo el papel de cabecera de la aldea.

- El más que mi amigo es mi hermano, y le prometí a alguien que lucharía con todo para traerlo de vuelta. De mi depende la felicidad de esas persona. - Dijo volteando esperando a toparse a lo lejos con los ojos de alguien que se encontraba en la retaguardia formando el equipo médico con shizune.

- ¡Tú no entiendes! Ese odio es igual al de madara, va más allá de lo que tú y yo podamos desear que ocurra. Esa maldición de los Uchiha va mucho más allá de su propia voluntad, es simplemente algo como una enfermedad que no pueden controlar. -

- ¿Maldición? - Preguntaba el rubio confuso

- No me extraña que no sepas nada, después de todo si no fuera por tobirama yo tampoco me hubiera enterado. A diferencia de lo que se cree, los Uchiha no son originalmente un clan oscuro y de odio, al contrario son el clan que más amor despertó desde sus inicios. Sin embargo, es un amor inservible y que fue sellado. Una vez, que un uchiha conoce el amor, despierta una fuerza interior sorprendente, sin embargo, cuando sufren pérdidas suelen perder la cordura. Es como despertar algo que tenías guardado en tu interior, entonces ese sentimiento cambia a un odio puro dependiendo de la experiencia. Ese “sharingan” como lo llamamos, no es más que el ojo que refleja los sentimientos, un poder que se alimenta del odio al igual que el Mangekyou. El odio de los Uchiha es algo contra lo que no puedes luchar. -

La pelea simplemente se detuvo por unos instantes, el Uzumaki simplemente no daba crédito a lo que acaba de oír. ¿Acaso se trataba todo de una causa perdida? ¿No podría cumplir la promesa que había tratado de mantener a lo largo de los últimos años?, no quería imaginarse que la respuesta a aquella pregunta que le había hecho nagato en su enfrentamiento, o aquella que tanto había buscado su sensei se encontraba en la muerte de su compañero de equipo.

De regreso al centro de la aldea, el líder de nuestro equipo de rastreo había tardado poco en establecer una estrategia para inhabilitar a sus enemigos.

- Recuerden el orden de acción y del papel de cada uno. Es nuestra única oportunidad de utilizar el factor sorpresa, si fallamos aquí, nuestra labor se hará técnicamente muy difícil. Ino y Kiba, esperen a que Hinata y yo hagamos nuestro trabajo para entrar, no se adelanten.

Simplemente como si el día se hubiera hecho más corto, o si el tiempo hubiera pasado más rápido, el sol se empezó a ocultar entre las colinas, brindando un atardecer que en otra situación sería digno de apreciar, especialmente todos esos colores reflejados sobre el cielo, pero que en una situación tan crítica poco importaba. Ya habían pasado horas desde la llegada del grupo a la aldea y desde el inicio de la batalla. En cada campo de pelea, los que hace algunos días habían vencido a nada más y nada menos que al mismísimo rey de los bijus, empezaban a pensar que no tenían ninguna opción ante los rivales que enfrentaban. A pesar de acertar golpes, estrategias y jutsus, nada parecía funcionar, sobretodo porque konoha no era conocida por tener grandes exponentes que mediaran jutsus de sellado.

Las únicas personas que aun mantenían sus combates con dignidad eran Tsunade que se trataba de mantener a la altura del hokage por momentos, aunque estando consciente de que su chakra se acababa y no podría seguir corriendo por siempre; y por otro lado naruto, que parecía desconcentrado por las últimas palabras de su padre. El resto del equipo se veía totalmente destrozado. Sasuke solo parecía divertirse con el panorama luego de haber aniquilado a lo que restaba de los anbu gracias a Susano y luego lisiando a sai triturándole su pierna derecha, y a pesar de todo parecía haberse estado guardando, después de todo solo quedaba kakashi en pie con su Mangekyou ya desgastado emanando sangre constante.

Quizás la imagen más sorprendente del campo de batalla fue la apertura de la Octava puerta (Puerta de la muerte) por parte de guy en un intento desesperado por proteger a su aprendiz, que al mantener la séptima puerta abierta por tanto tiempo fue víctima de una irremediable descompensación lo que ocasionó un desmallo total e inminente. Totalmente consciente de que el aumento del bombeo de sangre en su corazón producto de la apertura del último punto de control de chakra del organismo provocaría su muerte, la bestia verde de konoha invocó sus últimos esfuerzos en mantener su lucha con Tobirama.

Al ver las imágenes del campo de batalla y como tratando de aislarse en sus pensamientos, el rubio agachó la cabeza y apretó fuertemente sus nudillos, para luego dejar lucir una sonrisa que se ahogaba en una lágrimas que bajaban por su rostro.

- ¡Ese no es mi camino ninja! - Exclamó gritando con esa voz de niño que no se le escuchaba desde hace tantos años, y que llamó la atención de cierta persona en el cuerpo médico. - No soy el tipo de persona que renuncia a sus promesas y mucho menos alguien que mataría a sus amigos para buscar la vía fácil a una falsa paz - Esto último impacto a minato que no pudo hacer nada para evitar utilizar el hirashin para que ambos chocaran sus kunais nuevamente a una velocidad impresionante. - Le prometí a Nagato, pero más importante aún, le prometí a nuestro sensei, Jiraiya-Sama que cargaría con todo el odio con el fin de alcanzar la verdadera paz. - Esto último lo dijo empujado a su oponente hacia atrás para finalizar con una gran sonrisa - Si no puedo cumplir mi palabra y cumplir mis promesas, no merezco llevar los apellidos Uzumaki-Namikaze, el futuro hokage de la aldea. -

Quizás fue el sentimiento de orgullo de escuchar un discurso tan sincero pero tan maduro de una persona y más aún de su propio hijo lo que hizo que por primera vez los sentimientos se opusieran al edo tensei permitiéndole al famoso rayo amarillo de konoha llorar delante de su propio hijo. Sin embargo justo antes de que las palabras salieran de su boca, un ataúd emanó violentamente del piso abriéndose y casi como si de electromagnetismo se tratara, lo atrajo hacia él, antes de que la tapa lo sellara y lo devolviera una vez más al sitio donde debería estar, este exclamó unas últimas palabras.

- Parece que su fe en tus amigos ha dado frutos y han llevado a cabo su misión. Confío en tu criterio y te encargo la seguridad de la aldea. Sigue luchando por aquello en lo que…- No pudo terminar sus palabras pues su sonrisa se vio interrumpida los la lámina de madera que luego lo sepultaría nuevamente.

No fue solo Minato, al igual que el cuarto, Hashirama también volvió a su lugar dedicándole una sonrisa a nieta con una mirada de aceptación y esperando que esta fuera la última vez que se vieran. También tobirama fue cerrado en su respectivo ataúd, grabando como último registro en su memoria la caída del cuerpo de Guy, quien moriría una segundos despúes. Sarutobi por otro lado se sintió aliviado de no poder darle la estocada final con su katana que se encontraba a unos escasos 5 centímetros de choza que se encontraba tratando de resguardar tras su ancha espalda a sus compañeros de equipo.

A las afueras de la aldea, y a unos cuantos kilómetros de la batalla, en lo más entrañado del bosque que ya se había quedado a oscuras debido a la desaparición total del sol por el Oeste unos minutos atrás y por la aparición de densas nubes que comenzaban a humedecer las hojas con pequeñas gotas de lluvia, colgaba de un árbol ayudado por unas serpientes que salían de su abrigo y que lo ayudaban a mantener sus pies en contacto con las endebles ramas, el mismo hombre que parecía tener bajo total control el campo de batalla.

- ¡Maldición!, malditos inútiles me hicieron perder el control sobre el edo-tensei. En fin, la primera fase del plan fue llevada cabo a la perfección.- Murmuraba bajo la lluvia mientras sacaba al descubierto una de los tantos pergaminos que escondía entre las fauces de sus mascotas. - Si ya tenía toda una vida para dominar lo que me diera la gana, ahora tengo todos los medios para hacerlo. Es muy tarde para darte ayuda, ahora todo queda en tus manos sasuke-kun, una vez victorioso tu cuerpo será mío. -

Mientras, en el otro extremo, el humo se terminaba de dispersar en una bodega ubicada en algún punto de la aldea. A las puertas de la misma, se encontraban tirados en el piso poderse e inmovilizados totalmente se encontraban dos ninjas en el piso con moretones por todo el cuerpo, para ser más exactos 64 en cada uno, todos productos de la hyuga que se encontraba jadeante entre los dos.

- ¡Mierda!, un jutsu de sustitución - Exclamó kiba encima de akamaru una vez que se disipó el humo en el interior.

- Al menos deshicimos el edo-tensei por ahora e inutilizamos a estos dos inútiles por ahora. - Refiriendose a Suigetsu y Jugo. - Ino, ¿te encuentras bien? - Dijo Shikamaru moviendo a su amiga por los hombros mientras recobraba la conciencia.

- Mi técnica no surgió efecto, al parecer nos había escuchado. Llevemos a este par a un lugar seguro y regresamos para ayudar en lo que podamos. -

FLASHBACK
A las afueras del sótano, Suigetsu y Jugo se encontraban impasibles custodiando la entrada de la misma. Cuando súbitamente suigetsu, que intentaba acomodar la espada que se había corrido por su espalda, notó como había perdido totalmente la movilidad de sus extremidades.

- ¿Qué pasa?, ¡Jugo rápido! Deshazme de esto. - Decía entrando en crisis.

- Muy tarde, hemos sido inmovilizados. - Respondió su aun imperturbable compañero que parecía no darle importancia.

Ambos, al seguir con mediante sus sombras con la mirada, éstas se encontraban más alargadas de lo normal, se movían mediante un estrecho hilo por entre las pocas luces que iluminaban las calles, y se interceptaban en el tejado de un tejado.

- ¡Jutsu posesión de sombras: completo!, ¡Hinata es tu turno! - Fue lo último que se escucho antes de que la voluptuosa de cabello morado llevara a cabo su trabajo.

- ¡Ocho trigramas sesenta y cuatro palmas! - Seguido a esto, lo único que se escucho fue el sonido sordo de dos objetos tocando el suelo con todos sus puntos de control de chakra obstruidos con una precisión quirúrgica.
- ¡Ino y Kiba su turno! - Sentenció el capitán

Primero “ Jutsu Transferencia de mentes” y “Doble colmillo de lobo” rompieron el silencio de una manera abrupta para comenzar el caos que conllevaría la destrucción de aquella habitación.

FIN DEL FLASHBACK

De vuelta en el campo de batalla, Kakashi no había quedado al margen de la batalla, y ahora observaba por su ojo izquierdo ensangrentado como un kunai cargado con electricidad se dirigía hacia el mismo. En un intento desesperado de esquivarlo, trató de hacer su última jugada con su ojo. - ¡KAMUI! - Insistió abriendo su ojo con lo máximo que sus parpados le permitían, sin embargo, su ojo ya no mostraba esa forma que significaba su salvación. En el último momento, dándolo todo por perdido, se escucho el sonido de dos metales chocar, era un kunai de tres puntas haciendo su entrada triunfal al igual que su poseedor, que de la nada aparecía para parar el relámpago con una mano.

- ¿Te encuentras bien kakashi sensei? Lamento haber llegado tarde - Se lamentaba mientras su mano sangraba por haber sujetado aquel kunai que perdía su carga eléctrica rápidamente.

Sin embargo, la respuesta que obtuvo no vino por parte de su sensei - Así que por fin tuviste la delicadeza de venir a jugar conmigo. - Decía sasuke con su sonrisa irónica y aquella mirada totalmente desconocida para los ojos de naruto. - Me he estado guardando para nuestro asunto- concluyó guardando su catana en su estuche.

- Llevo esperando por muchos años esta oportunidad de cumplir mi promesa y regresar mi hermano a casa. - Estas palabras retumbaron en los oídos de sakura que se había acercado para atender a su sensei.

- No me digas que todavía no entiendes lo inútil que significa venir a pedirme que vuelva. Supongo que el poder no trajo inteligencia consigo, sigues siendo el mismo idiota. -

- Si algo he comprendido, es que el sasuke que conocimos, el real, se encuentra totalmente exento de esta situación. Vives un mundo que no te mereces solo por mal decisiones de la aldea y de tus antepasados. -

- Así que ahora tú también conoces la verdad… Quizás ahora me trates de la manera y con el respeto que merezco. Peleando a muerte por fin esto se pondrá interesante. -

La luna roja que aún permanecía adornando cada noche desde la caída de madara se mantenía oculta tras las nubes que empezaban a empapar el terreno donde muy seguramente se decidiría el futuro de la aldea y de nuestros protagonistas. Los cuerpos caídos en batalla entre los cuales formaba parte el de Guy y de todo el cuerpo anbu, adornaban el campo de batalla dándole un aspecto aún más tétrico a la noche. Sakura e Ino aprovechaban la espalda protectora de naruto para retirar a kakashi del medio y tratar de salvarle la pierna a Sai. Mientras la lluvia se intensificaba, el cabello del rubio se humedecía hasta el punto de taparle las facciones de su cara cabizbaja.

- Parece que tú tampoco has entendido nada con el tiempo. - Decía mientras cerraba sus puños. - Me importa una mierda la maldición que tengas, si tu no vuelves conmigo a la aldea entonces moriremos los dos aquí mismo. -

- Ya veo… Entonces por lo que veo tienes dos opciones - Decía desenfundado su katana - O tener un muy buen plan para matarme o puedes dejar una nota disculpándote por la destrucción de tu aldea. -

- ¡Naruto detente! Piensa en ti por una vez en la vida, en la aldea que tu padre te encomendó cuidar. Nuestra promesa ya no vale nada para mí - Insistió la pelirosa tratando de sujetar a su rubio amigo por las mangas de su chaqueta. Sin embargo, algo que nunca se le hubiera pasado por la mente pasó. Un leve empujón la invitó bruscamente a no interferir en la pelea. Ese compañero que nunca se había atrevido ni siquiera a mirarla de mala manera ahora también la trataba como un estorbo. Su impresión se duplicó al momento de ver la mirada que le dedicaba su incondicional amigo.

- Te lo dije aquella vez en el país del hierro. Odio a la gente que se miente a sí misma. No quiero que ni tu ni nadie se acerque a nosotros, solo me estorbarían.

- Vaya vaya… Por fin le otorgan el papel que merece la inútil. - Estas palabras no alcanzarón su objetivo de desmoralizar a la kunoichi que seguía en shock por la actitud irreconocible de su amigo.

Todo esto pasaba desapercibido para el rubio que había decidido aislarse de la pelea en esos pasadizos de su interior que después de tanto recorrerlos ya eran como una segunda casa para él y más aun luego de establecer la paz con el inquilino que tenía en los mismos.

- Kurama… Voy a invocar al Shinigami usando el Shiki Fūjin -

- ¿Eres tonto chico? Podemos vencer a ese idiota sin la necesidad de que des tu vida para sellarlos a los dos. -
- La decisión está tomada. Mi objetivo no es sellar a sasuke conmigo. Solo quería informarte para que te puedas liberar al momento que se lleve a cabo el sellado, por favor no causes desastres en medida de lo posible. -

- NO ME DIGAS QUE ESTÁS PENSANDO EN… ¡Deja de pensar en la puta promesa que le hiciste! ¿Crees que no se por qué haces todo esto? Sacrificarte así es una idiotez. - Decía el demonio totalmente indignado, mostrando una faceta de su personalidad que incluso en los momentos de mayor intimidad entre ellos no se había visto.

- Te dije que la decisión estaba tomada… -

- No seas imbécil, ni siquiera alcanzarás a invocar al shinigami después de lo que orochimaru hizo. -

- ¿De qué hablas? - Preguntó confundido.

- La única manera de extraer un alma del cuerpo del shinigami es invocándolo con la máscara de los uzumaki sin necesidad de utilizar el Shiki Fūjin y obligarlo a cortarse el estómago. Y por lo que acabamos de ver, sospecho que es exactamente lo que hicieron, y si es así, con la máscara bajo el control de orochimaru, sería una apuesta sin sentido. -

- ¡Mierda! - Exclamaba el rubio de rodillas en el agua que inundaba los pasadizos mientras observaba como su único plan se esfumaba ante la astucia del demonio. - ¿Qué demonios puedo hacer ahora? -

- ¿Para qué guardas en tu interior a un demonio? No somos solo fuerza, si tu intención era realmente esa, hay otra técnica de sellado que puede ayudarnos a hacerlo. - Estas palabras fueron la bendición del rubio que alzó en alto su cabeza.

- ¡Dime que es! - Pregunto impaciente.

- Es un jutsu de sellado llamado “Consumidor de las cuarenta y cinco unidades demoníacas”, su nombre está basado en la distribución del poder proveniente del juubi en ese número de unidades, que representan las colas. Requiere una precisión máxima, si no te concentras lo suficiente resultará en la muerte de cualquiera de ambos lados. -

- ¿Cómo esperas que haga un jutsu de estas características y del que nunca había escuchado? Y más aún con esos riesgos. - Preguntaba mientras la impotencia se apoderaba de su cuerpo.

- No te subestimes mocoso, recuerda que tienes sangre uzumaki, los jutsus de sellado son algo natural en ti. Con eso y con mi ayuda atrás deberías ser totalmente capaz de hacerlo. El único inconveniente es la cantidad de chakra que debo reunir para respaldarte, en ese tiempo tendrás que defenderte tú solo. -

De vuelta en “la vida real”, el aura roja que había estado cubriendo a naruto durante sus batallas desaparecía, y junto con el ese aspecto de dios que se le había hecho común. Se revelaba lentamente la imagen original del rubio. Mientras tardaba en despertarse de su estado de trance, su ex-compañero se acercaba a toda carga con un chidori cargando su katana.

- Al parecer no planeas luchar enserio. Entonces todo esto será rápido. - Decía poniéndose a la altura de su enemigo y dirigiendo su espada en sentido horizontal para dedicarle un corte directamente a la altura del estómago. -
Justo cuando la superficie cortante su acercaba inminentemente a su objetivo, naruto levantó su rostro con sus ojos abiertos de par en par presumiendo de su modo sennin activado. “De acuerdo, tienes cinco minutos”, fue lo único que se escucho antes de que la espada terminara su recorrido sin rozar su objetivo debido a la velocidad a la que se había movido el mismo.

- Por lo que veo te has vuelto muy hábil escapando, no creo que eso sea lo único que te haya enseñado tu maestro. Tendremos que hacer algo con eso. - Acto seguido, activa su Mangekyou. - ¡Amaterasu! - Invocando las famosas llamas negras que se expandieron alrededor de los dos, delimitando su terreno de combate de unos cincuenta metros de diámetro. - Ahora si ya no tendrás a donde ir. - Sentenció con su sonrisa malévola el pelinegro.

“Mierda” pensaba para sus adentros el rubio, aquellas llamas negras no se apagarían con nada del mundo, y eran lo suficientemente altas como para no poder escapar de los límites marcados por el Uchiha. Tendría que jugar bajo las reglas de su ex-compañero, después de todo el más simple contacto con aquellas llamas significaría el fin de la pelea.

- Ya pasaron aproximadamente dos minutos, si no aprovecho el modo sennin será muy difícil intentar algo después.

- Le decía el rubio a sus clones mientras comenzaba a formar en su mano una esfera de chakra. - Fūton Rasen Shuriken - Exclamó lanzando su ataque a toda velocidad.

El Uchiha en su ademán por esquivar el ataque, se percató de que estaba sujeto al suelo por dos manos lo que permitió que el ataque impactara de lleno. Sin embargo, cuando las micro-cuchillas de chakra comenzaron a hacer su efecto, lo único que se vio era una serpiente tomando el lugar del pelinegro. Durante los pocos segundos que el rubio tardó en percatarse de su intento fallido, sasuke tuvo el tiempo necesario para emplear su contraataque.

- ¡Kirin! - Fue la única palabra proveniente de su boca, y utilizando las condiciones atmosféricas al igual que durante el combate con su hermano, condensó su chakra junto con los rayos de tormenta para darles una forma de tigre y dirigirlo con su espada directamente hacia naruto. A pesar de que este último esquivó el primero gracias al Hirashin arrojando un kunai a lo lejos, no contaba con la continuidad y velocidad del ataque por lo que fue alcanzado con el mismo.

Justo al momento en el que cayó al piso luego de recibir la descargar, la vuelta a la normalidad en sus ojos que se teñían azules, reflejaban el vencimiento del tiempo para el modo sennin. Lo único que alcanzaba a pensar en ese momento inmóvil era “¡cuánto tiempo te falta!”. Sin previo aviso, sintió como el frío acero penetraba su brazo derecho como si de un flashback de la pelea ante pain se trata.

A las afueras del círculo, nadie se atrevía a hacer o decir nada. Quizás por las enormes llamaradas negras que se alzaban delante de ellos o por las órdenes de naruto que solo afirmaban lo poco útiles que podían llegar a ser en estos momentos. Tsunade, apretaba los puños con impotencia mientras aceleraba a sakura para que la ayudara a reponer las energías que había utilizado contra Hashirama, pero de poca ayuda era esta última que encontraba su corazón dividido en el campo de batalla.

- Vaya, tras todos estos años de espera creía que serias un oponente más digno. - Decía mientras le aplicaba electricidad al cuerpo del rubio el cual solo alcanzaba a responder con gritos de dolor. - Quizás daba darte solo una oportunidad más para que pelees dignamente por tu vida o si es una mejor razón para ti, por todos los que esperan fuera de esas llamas que saben que correrán con la misma suerte que su “héroe”. -

Guiado por la confianza que se tenía en sí mismo, las ganas de un mayor reto o talvez por la satisfacción que le brindaba ver sufrir a su amigo, sacó la larga katana del cuerpo de su amigo y se alejó de este unos diez metros dándole la espalda. Mientras, Naruto con el simple pero firme objetivo de sobrevivir durante el tiempo necesario para que el kyubi reuniera suficiente chakra, logró ponerse de pie haciendo hemostasia sobre su brazo derecho que no dejaba de sangrar.

- ¡Tajuu kage bunshin no jutsu! - Replicó luego de hacer la correspondiente formación con sus manos y llenando aquel limitado espacio de clones.

- Patético, nunca saldrás del mismo nivel peleando como cuando éramos niños. - Acto seguido, se dispuso a saltar y desde las alturas… - Chidori senbon - Con el cual numerosas agujas cargadas de electricidad se extendieron a lo largo del terreno eliminando a todos los clones.

Naruto no dio tiempo a que el Uchiha tocara el suelo cuando repitió su formación con el mismo objetivo que venía persiguiendo y asombrando a todos que no esperaban una combinación tan simple de ataques provenientes del torpe joven. - ¡Tajuu kage bunshin no jutsu! -

Estas últimas palabras terminaron de resquebrajar la paciencia del pelinegro y cuando finalmente aterrizó sobre la tierra dedicó su cara más maniática y desquiciada. - ¡Creo que es hora de acabar con toda esta mierda! ¡SUSANOO! - Luego de recitar estas palabras, un amplio esqueleto empezó a formarse a las espaldas del Uchiha, luego unas sogas provenientes de los miembros inferiores se convirtieron en las fibras musculares que forrarían y le darían forma al soldado que luego sería reforzado de una armadura hecha de un aura roja proveniente del más oscuro chakra. El demonio que tenía una apariencia muy parecida a la de un samurái, respondía exactamente igual a todos los movimientos que el uchiha realizaba, razón por la cual cuando realizó un simple corte en vertical, el monstruo de metros de altura llevó a cabo una copia fiel del movimiento eliminando nuevamente todas las copias del campo.

Justo cuando naruto observaba con preocupación cómo hasta su último clan era eliminado, una voz de esperanza lo removió desde su interior. “Chiquillo, estoy listo. ¡Hagámoslo!”. Siguiendo la orden que lo guiaba de su interior, se dispuso en posición de batalla para recibir de lleno el ataque de la katana gigante. Seguido del ataque todos perdieron visibilidad, nadie podía creer lo que acababan de ver, seguro que el ninja número uno para sorprender a la gente esta vez no había tenido escapatoria. Sakura y Tsunade se quedaron congeladas en el tiempo, especialmente la última que sufría flashbacks de las muertes de su hermano y de su novio.

No obstante, dentro del círculo, la mirada del Uchiha no brindaba la confianza que se esperaría de un momento triunfal como aquel. Su espada empezaba a sentir resistencia por parte del rubio, y una vez que se despejó la situación se despejó puedo comprobarlo. Naruto se encontraba rodeado de numerosas colas que habían repelido al ataque mortal. Lo peculiar de la ocasión es que no estaba protegido por nueve colas como sería de suponerse de manera automática, sino de cuarenta y cinco para ser exactos lo que llenaba de dudas a todos los presentes.

- ¿Qué demonios? - Maldecía el Uchiha aplicando las fuerzas a su ataque. El cual seguía siendo inútil ante la defensa absoluta que se había formado y que poco a poco comenzaba a abrirse para dejar ver a naruto como epicentro de todas aquellas colas que lo rodeaban.

Una vez que naruto surgió del epicentro y de nuevo rodeado con el chakra demoníaco tomando su correspondiente forma, exclamó con todo lo que le permitieron sus cuerdas y con una voz diferente que provenía de su voz con la del kyubi - ¡JUTSU DE SELLADO: CONSUMIDOR DE LAS CUARENTA Y CINCO UNIDADES DEMONÍACAS! - La cual fue la orden para que todas las colas que habían cumplido función protectora se dedicaran ahora a atravesar al susanoo para llegar a Sasuke y darle de lleno en el pecho.

- ¿Un jutsu de sellado? ¡Naruto noooo! - Fueron las palabras que llegaron hasta los oídos del rubio de la boca de una persona que más que un apoyo, a lo largo de los años se había convertido en lo más cercano a una madre junto a jiraiya. Tsunade al observar lo que parecía ser un final sin variantes como los eran todos los jutsus de sellado de este tipo se dispuso a llorar en el suelo mientras sakura no salía del shock de lo que parecía ser el final de las personas que más significaban para ella, y que aunque increíble pero cierto, sus sentimientos parecían no haber cambiado para nada.

- Te dije que encontraría la manera de que volvieras - Decía el rubio con una tímida sonrisa que se asomaba entre sus labios mientras el susanoo empezaba a desaparecer y a convertirse en una masa oscura, que en conjunto a una gran corriente de energía negra que salía del cuerpo del pelinegro se dirigía a través de las colas hacia su cuerpo. Sin embargo una voz en sus adentros lo invitaba a concentrarse “¡No te distraigas!, falta mucho aún y no nos podemos equivocar.”

- ¿Qué demonios haces? - Pregunto angustiado sasuke mientras se sentía cada vez más vacío.

- Terminaré con toda esta estúpida maldición de los Uchiha de una buena vez. Prometí hace mucho tiempo que cargaría con todo el odio, y si esto se encuentra incluido para alcanzar la paz y para cumplir mis promesas pues lo haré. -

La cantidad de energía que salía del pecho del Uchiha parecía no tener fin, hasta que en un momento, las gruesas masas de chakra oscuro que desfilaban por las colas se volvieron finas y despreciables. Cuando llego un punto en el que las líneas de chakra se volvieron infinitamente delgadas, estas cambiaron su color a un azul claro y de nuevo volvieron a aumentar su grosor.

- ¡Mierda naruto! Ya empezamos a abosrber su energía vital, tenemos que serrar el sello ¡YA! - Dijo el kyubi tratando de ocluir el flujo de las colas que rodeaban al rubio.

- ¡AHHHHH! Es demasiado poder, no puedo hacerlo - Concluyó el rubio que seguía recibiendo cada vez más energía de su amigo. Sin embargo, un simple rostro que se le cruzó por la mente le dio las fuerzas suficientes para concluir el ritual. - ¡Cierre de las cuarenta y cinco unidades! Jutsu de sellado completo. -

Como si de una escena en cámara lenta se tratara, el rubio y el pelinegro se dejaron caer al suelo luego de que las colas a modo de cadena se soltaran del pecho del uchiha. Ambos cayeron al suelo, y el hecho de que las llamas negras provenientes al amaterasu habían desaparecido brindó una sensación de victoria al rubio, lo cual también permitió que la gente comenzara a acercarse. Naruto reunió todas las fuerzas restantes de aquel grandísimo esfuerzo que acababa de realizar y logró hacérselas para ponerse de pie. No obstante, todo ese sentimiento se vino abajo cuando observó que su amigo seguía tendido bajo la lluvia sin señales de vida. Su mente se quebró en dolor, “No puede ser, corté el sellado a tiempo” eran las únicas palabras que repetía para tratar de alejarlo de lo que en realidad acababa de pasar: Había matado a su amigo.

Sus mar de dudas se disiparon bruscamente al ver a aquel rostro que hace unos segundos le había brindado la fuerza para terminar sosteniendo el cuerpo sin vida de su amigo. A pesar de que sus lágrimas se mezclaban con las gotas de lluvia que también recorrían sus mejillas y de que sus gritos de dolor se habían ahogado en su garganta, él sabía exactamente por lo que estaba pasando y que muy probablemente había pasado a ser el ser que le había arrebatado su felicidad.

Tal vez fue la falta de energía o la imagen que se desarrollaba frente a sus ojos y que le provocaron un intenso dolor de cabeza como si de un incremento de volumen sanguíneo se tratara, pero lo cierto fue que todo su cuerpo le falló lo que le hizo caer con su mirada hacia el nublado y oscuro cielo. Entre un pestañeo y otro, sus ojos se empezaron a tornar de un rojo carmesí y que con el continuar de los movimientos de sus parpados, los alrededores de sus pupilas se empezaron a adornar con una figura peculiar que fue imposible de distinguir debido a la oclusión definitiva de sus mirada.

Ajeno a toda la situación que ocurría a las afueras de la aldea, dentro de una cueva a las afueras del país del fuego se escuchaban maldiciones e insultos en contra de alguien en específico. - Maldito naruto. Tantos años invirtiendo mi tiempo en el cuerpo perfecto y ahora todo se ha desvanecido. La próxima vez la tendrán mucho más difícil. - Orochimaru había proclamado de nuevo su venganza mientras se disponía a extraer todos los pergaminos ocultos dentro de los cuerpos de sus innumerables serpientes.

Dos días habían transcurrido desde aquella oscura noche donde varias víctimas se habían unido al gran número global de muertes de la guerra. En una habitación del nuevo pero aún en construcción hospital de konoha, se encontraba un rubio abriendo por primera vez sus ojos luego de par de días en reposo. Su mirada había vuelto a su color zafiro habitual aunque sin el brillo que caracteriza a dicha joya.

- Vaya chico hasta que por fin despiertas. Llevamos dos días en esta cama. - Se escuchó desde sus pasadizos más internos.

- No pude evitar caer luego de realizar el sellado. ¿Tú también lo has sentido cierto? - Preguntó con sus ojos llenos de frialdad.

El zorro no pudo evitar expresar su sorpresa ante la pregunta. - Si. Creía que no te habías dado cuenta. Supongo que serán las consecuencias de lo que hiciste. -

- Si es así quedarme aquí sería un peligro para mí mismo y para todos los demás. - Sentenció mientras se paraba de la cama manchándola de sangre, lo cual dejaba en evidencia, varias heridas que se volvían a abrir por su esfuerzo. Se colocó su ropa y dejó su chaqueta tendida sobre la cama tapando las manchas de sangre en conjunto con su bandana característica de la aldea. Dirigió su mano derecha enfrente de su rostro y volvió a preguntar. - ¿Ha estado aquí? -

- Muchas personas vinieron a visitarte. - El zorro inmediatamente escondió la mirada. - Pero no he sabido nada de la persona a la que te refieres. -

- ¡Hirashin no jutsu! - Súbitamente el entorno había cambiado, ahora se encontraban a la afueras de la aldea, específicamente donde habían luchado dos días atrás. Un kunai de tres puntas que había quedado perdido en un árbol durante la lucha con su padre le permitió cambiar de lugar sin ser percibido. Luego de devolver dicha arma a su estuche ubicada en su cintura, se encaminó en sentido contrario a la aldea sin mirar atrás.

- ¿Estás seguro de lo que haces? -

- Realmente no… Solo el tiempo podrá darme la razón. -

Es un día bastante resplandeciente. Los rayos de sol combinan perfectamente con la arena que le da forma a Sunagakure. Hoy es un día especial en muchos sentidos, un día de sentimientos encontrados. Para muchos el nerviosismo invade sus pensamientos por el miedo al fracaso, se encuentran a unos pocos pasos de convertirse es chunnin. Desde hacía un año que se había propuesto esta fecha para la celebración de los exámenes de promoción, lo cual a su vez una excusa perfecta para reunirse en un día tan especial. Para otros en cambio, el dolor de revivir el día en el calendario en el cual muchas de sus personas más allegadas fallecieron les opaca el corazón y les dice que no hay nada de que celebrar.

Lo único cierto, es que la aldea de la arena que una vez fue sinónimo de miedo, hoy se veía llena de globos forrando la aldea de punto a punto. Y es que el Kazekage no había escatimado en nada para hacer de la visita de los otros líderes y de los señores feudales lo más placentera posible. Después del primer aniversario celebrado en la aldea de la lluvia donde habían estado invitados todos los protagonistas de la guerra, no querían quedarse atrás y demostrar una vez más la vigencia de la gran alianza a nivel mundial.

Dos años habían pasado desde la batalla final. Un lapso de tiempo en el cual Konoha había sido reconstruida por completo y cuyo tamaño ahora era considerablemente más grande, si antes era respetada, ahora era visto como una potencia desde el punto de vista económico y arquitectónico. Muchos de nuestros héroes habían tomado los caminos que decidirían sus vidas. Kakashi había sido proclamado como el nuevo general del recién creado cuartel anbu y con Shikamaru como mano derecha mientras Sai adaptaba su estilo de pelea a las consecuencias que la guerra había dejado a sus espaldas. Los esfuerzos médicos por salvar su pierna aquella noche luego de la pela con el Uchiha habían sido insuficientes, y ahora se valía de una especie de prótesis como única esperanza para volver a su camino como ninja. Por otra parte Hinata ahora tomaba un importante rol en el consejo de clanes luego de haber sido nombrada líder debido a la muerte de su padre y de neji, quienes eran los de mayor autoridad. Ino por otra parte, al igual que sakura se habían apuntado para tener su propio equipo de gennins mientras no se encargaban del hospital entrenando a los nuevos médicos como Karin que se había unido a la hoja.

Nuestra pelirosa había cambiado radicalmente con el pasar de los últimos años, parecía esconderse en el trabajo y sus estudiantes cada vez que podía para mantener su cabeza ocupada y salir de la aldea. Ciertamente no se había convertido en una antisocial, pero sus actitud que tanto atraía no era la misma.

La semana de los exámenes habían pasado rápidamente, y sobre una mesa redonda en el despacho de kazekage, los cinco mismos líderes a excepción de Onoki que había renunciado por su edad, ahora se relajaban para discutir quienes reunían los requisitos para otorgarle el avance.

- Muy bien, me parece que la lista de diez ha sido completada. - Sentenció Mei con una sonrisa sellando una carpeta. - En seis meses más mis chicos vendrán por la revancha. -

- Me parece muy bien, si me disculpan, tengo que ir a reunir a mis shinobis. - Anunció un sujeto alto, moreno y rubio que ahora se presentaba como el nuevo Tsuchikage. Vestía totalmente de negro y con una capa blanca que cubría dos catanas que reposaban sobre su ancha espalda, mientras que la sombra del típico sobrero de kage le ayudaban a cubrir una cicatriz en forma de equis que se dibujaba sobre su mejilla derecha.

- Un momento Kaobo. - Pronunció el Raikage poniéndose de pie. - Creo que hay un tema que no hemos discutido y que seguramente roza por nuestras cabezas - .

- Orochimaru - Acertó la gondamime.

- Tengo información que me asegura que se encuentra a la caza de los bijus que no han sido capturados. - Mientras golpeaba con su único brazo la mesa.

- La aldea de la arena se encuentra en preparativos para sellar a Kokuō quien se encuentra a las afueras de la aldea. Además tengo entendido, que el Hachibi al igual que otros tres ya fueron capturados por varias aldeas. Si tomamos eso en consideración y sumamos el kyubi se encuentra seguro, debemos plantearnos que tenemos el control de la situación. - Añadió el imperturbable pelirrojo.

- Creo que Raikage-sama tiene razón - Interrumpió la segunda mujer sobre la mesa. - Aún tenemos tres bestias cuyos paraderos desconocemos, y eso si ignoramos el caso de naruto. No podemos asegurar de que no se encuentren ya bajo control del enemigo. Debemos movernos rápido y ustedes, los de la hoja deberían asegurar al menos otra bestia. -

- De acuerdo. Creo que es la manera más correcta de actuar. Si logramos hacernos con la localización de alguno, serán los primeros en saberlo. - Aceptó la rubia, a pesar de que los comentarios le habían traído recuerdos de cierta persona a su cabeza.

Fuera del salón de reuniones, un poco alejado del mismo, dos mujeres caminaban por la calle. Una de ellas era una rubia alta de un cuerpo envidiable y que presumía del mismo vistiendo nada más que un top que se alejaba de su ombligo y un short que deja ver la buena forma de sus piernas. Mientras que la otra, una pelirosa que a pesar de haber cambiado bastante su cuerpo aparentemente siguiendo los pasos de su maestra, no había cambiado mucho su atuendo con el pasar de los años.

- ¿Cómo te sientes para los próximos días? - Preguntó ino.

- Igual que aquel día. Para lo que muchos resultó ser el fin de un ciclo y el comienzo de otro, para mí solo fue la continuación de mi sufrimiento. - Decía Sakura tratando de taparse las lágrimas.

- ¿Tú estás segura de tus sentimientos por él? Aquella noche…- Pero fue interrumpida bruscamente por su amiga cuyas palabras se ahogaban en su garganta.

- No hace falta que me lo sigas repitiendo. Se lo que hice, o mejor dicho sé lo que le hice. Aquellas palabras que me dijo en el país del hierro me hicieron cuestionarme. Y cuando lo vi muerto en el suelo fue algo instintivo. Si tan solo pudiera verlo otra vez, escuchar su risa, verlo a los ojos estoy segura de que podría sentirme en calma. -

- Se muy bien porque entrenas a los chicos. Muchas misiones de rango bajo son la excusa perfecta para recorrer los países ¿cierto? -

- Se que no te puedo engañar a ti, y si me gusta entrenarlos, pero cada misión que nos asignan, guardo cierta esperanza de encontrarlo. - Decía dibujado una sonrisa tímida que se volvió a apagar en cuanto vio a su amiga. - Tengo que contarte una decisión que he tomado. -

De nuevo en la oficina del Kazekage, las horas habían pasado y ya todos los temas de actualidad habían sido cubiertos. La semana había terminado y era tiempo de que volvieran a sus respectivas aldeas. Al terminar la reunión, todos se despidieron y salieron del recinto. Sin embargo, antes de que la gondaime pudiera retirarse, alguien llamó su atención.

- Tsunade-sama espera, hay algo que quisiera hablar contigo a solas. - Dijo invitándola a acompañarlo al balcón desde el cual se tenía una vista privilegiada de toda la aldea.

- Dime gaara. ¿Qué pasa? - Aceptó confundida y se incorporó echándole un vistazo a la aldea.

- ¿Qué noticias se tienen de naruto? ¿Nada aún? - Preguntó el pelirrojo consternado.

- Nada aún. Creímos que luego de desaparecer de esa manera, tú serías una de las personas a la que acudiría, quizás por refugio. Pero por lo que vemos… - Le costaba hacer que su voz no se quebrara.

- Si llegara a aparecer por la aldea les informaría pero tampoco tendría problema en que se quedara, sería una buena incorporación a mis filas. - Trató de aliviar la conversación, sin embargo una pregunta salió a flote. - ¿Tú no crees que el…? Se encuentra bien ¿cierto?

- Seguramente, para capturarlo a él necesitarían más que todos los bijus completos. - Otra sonrisa falsa salió de su rostro.

El silencio reinaba sobre aquel balcón. Ninguno era capaz de agregar nada más al último comentario, quizás por miedo a que no fuera cierto. Sin embargo, antes de que cualquier de los dos pudiera hacer su próxima jugada alguien apareció. Era una persona inconfundible, peligris, con su habitual máscara cubriendo su enigmático rostro, al igual que su bandana resguardado el secreto de su ojo izquierdo. Ahora usaba una vestimenta que se adecuaba a su cargo, el típico traje de anbu con su correspondiente tatuaje que se dibujaba sobre su hombro izquierdo.

- Hokage-sama. Lamento interrumpir, pero la gente se encuentra reunida para el regreso a la aldea, solo falta usted. -
- Gracias kakashi, espérame fuera de la oficina. - Exclamó la rubia extendiéndole la mano a su compañero kage.
Ambos líderes se despidieron y Tsunade se apresuró a salir del edificio escoltada de su hombre de confianza.
- No nos vendría mal subir un poco la marcha hasta la aldea, en dos días tenemos nuestro propio aniversario y algunos quieren llegar a tiempo. -

- Ella todavía no supera su muerte ¿Cierto? - Preguntó kakashi con sus manos en los bolsillos.

- Te equivocas, lo que no ha superado es su partida. -

El exalto del jounin se vio seguido de una sonrisa que se disimulaba gracias a su máscara. - Así que esa es la razón por la cual quiere unirse a los anbu. - El caminar de la rubia se detuvo en seco, no intentó ocultar su cara de sorpresa.

Dos días habían pasado, y el grupo den gente proveniente de la aldea de la arena ya se había instalado en sus respectivos hogares. El día se planteaba oscuro y lleno de nubes. A las afueras de la aldea, un cúmulo de personas se reunía alrededor de una lápida de piedra. En el centro, un joven de peinado un tanto ridículo, y con un traje verde de cuerpo completo se encontraba arrodillado ofreciendo unas flores.

- Nunca te olvidaremos gay-sensei - Decía cuando las lágrimas comenzaron a brotar descontroladamente mientras aquella compañera, la única que quedaba de aquel equipo le daba consuelo.

Al inmediato término de la reunión, la gondaime se dispuso a alejarse del grupo de personas para tener una conversación con su joven aprendiz. - Sakura, ya he hablado con kakashi, ¿Estás segura de estar haciéndolo por las razones correctas? -

- Hai, es una decisión bastante meditada. En cuanto tenga el visto bueno me integraré. -

Hacía un calor insoportable, lo cual era común en el día a día de la gente que vive en Sunagakure. El sonido de las alarmas de emergencia se expanden por todas las calles, y el agudo sonido le advierte de la situación de peligro a los aldeanos. Rápidamente, los ninjas de menor rango se vuelven los encargados de la apertura los refugios y de dirigir a la gente hacia los mismos.

Observándolo todo desde la magistral vista de su oficina, el kazekage se prepara para la pelea. Cuelga su habitual sobrero con la insignia de la aldea, se coloca sus protectores correspondientes y se ata a su espalda la peculiar vasija que cargaba desde niño.

- Gaara-sama, el plan de seguridad ya ha sido implementado. La mayoría de la población se encuentra resguardada bajo tierra. - Concluyó una rubia que cargaba un gran abanico sobre su espalda.

- Gracias temari. Kankuro, ¿Se encuentran listas los escuadrones de ataque? - Su impasibilidad poco había cambiado con el transcurso de los años.

- Todos se encuentran en la entrada norte esperando órdenes. ¿Es realmente necesario que se exponga de esta manera? - Protesto el marionetista.

- Ambos sabemos a por lo que vienen, y no escatimarán en nada para cumplir su objetivo. Hemos sido informados por la hoja que ya se habían apoderado de los tres que se encontraban en libertad e incluso habían sido capaces de ingresar a Iwagakure para extraer uno más. - Replicaba mientras se dirigía a las afueras de la torre.

- Se que es arriesgado hermano, pero no podemos correr los mismos riesgos de nuevo. - La respuesta de su hermana causó un gran impacto sobre el marionetista.

Una tensión que podría ser cortada con un cuchillo era lo que se presenciaba sobre la entrada norte de la aldea. Un silencio fúnebre disfrazaba la ocasión con una serenidad máxima. Sobre las colinas que rodeaban la aldea, se encontraba el kazekage junto a sus dos hermanos, esperando el inminente ataque y tratando de sentir por donde vendría. Mientras tanto, a ras de suelo, los shinobis se impacientaban por la situación.

- ¿Cómo pueden estar tan seguros de que nos atacan? - Exclamó de los shinobis que empezaba a perder la calma.

- Si gaara-sama nos ha convocado será por algo. Además todos hemos escuchado de los ataques a Iwagakure. -

Sin embargo, unas palabras de su líder los sacó de su discusión. Al parecer, algo que había observado mediante su tercer ojo había llamado su atención. Y luego de retirar su mano que le tapaba su ojo derecho se dirigió a él.

- ¿Creíste que no notaría tu presencia? Me subestimas un poco. - La gente parecía un tanto confundida, al parecer se dirigía a un animal que se encontraba en un punto medio de la colina de rocas sobre la que se encontraba. Un sapo para ser más específicos, pero que por su tamaño y lejanía la gente no logró apreciar.

Las palabras del pelirrojo parecieron surtir efecto y bruscamente dicho animal abrió su boca a más no poder, de la cual salió un kunai a una gran velocidad. Por alguna extraña razón gaara no uso su defensa absoluta, pero su hermana que no tuvo tiempo de pensar realizó el ademán de desenfundar su abanico, lo cual no pudo hacer por la mano de su hermano sobre su hombro. En un abrir y cerrar de ojos, el kunai pasaba a sólo centímetros de la cara del kage lo cual a modo de preámbulo, sorprendió a toda la gente expectante.

Sin ningún tiempo para responder, el espacio entre gaara y su hermana era ahora ocupado por un personaje que aparentemente había salido de la nada. Era un hombre alto, moreno y rubio que vestía un pantalón fino de color blanco y una camisa manga corta totalmente negra a excepción de un símbolo en color blanco que se dibujaba en su espalda. El detalle que más llamaba la atención sobre su ropa, era una especie de pañuelo que mantenía amarrado a su brazo derecho, sobre el cual se dibujaba el mismo símbolo que cargaba asuma sobre su cintura. Con su cabeza baja y su mano reposando sobre el hombro del pelirrojo nadie se atrevió a decir nada.

- No sé porque suponía que vendrías. - Dijo gaara sin disimular su sonrisa.

- Ya deje que te quitaran al Ichibi una vez, no podía dejar que sucediera de nuevo. - Dijo el misterioso rubio mientras dejaba ver esas marcas características a forma de gato que se dibujaban sobre sus mejillas.

- Más de cuatro años y solo apareces para decirme esto…-

- Así que ahora es el Kokuō, espero que te lleves mejor con el que con el primero. - Respondió naruto tratando de sonar amigable.

Sin embargo, la respuesta de su compañero. Luego de su último comentario, procedió a cerrar sus ojos. Cuando los abrió nuevamente, los mismos habían cambiado totalmente, ahora eran totalmente rojos y describían una estrella de seis puntas alrededor de la pupila. Esto no pasó desapercibido por sus acompañantes.

- ¡Naruto! ¿Acaso eso es…? - Se atrevió a preguntar con una gran cara de sorpresa.

- El mangekyo. - Respondió el rubio dándole una fría mirada a su amigo con aquellos nuevos ojos.
- ¿Cómo demonios…? - No pudo terminar su pregunta pues se vio interrumpido.

- No hay tiempo para explicaciones. Manda a todos tus hombres con el resto de las aldeas. Tú y yo seremos los únicos acá. Se encuentran cerca. -

- ¡Eso no es posible! - Dijo el ninja con la cara pintada saliendo del anonimato.

- ¡Kankuro! Ya escuchaste a naruto. No quiero ni un alma rondando cerca. - Sentenció con una mirada retadora a su hermano.

- Hai. - No le quedó más que obedecer la orden de superior y junto a su hermana se retiraron, no sin antes darles palabras de ánimo.

A lo lejos, seis figuras se aproximaban desde lo lejos. El efecto de las altas temperaturas ocasionaba que su figura se observara difusa desde donde los dos ninjas se erguían.

- Vaya Vaya… Pero si tenemos al héroe de refuerzo. - Decía el primero hombre que lideraba el grupo de seis.

- No quiero distracciones Orochimaru-sama. Ocúpese del rubio que yo me encargaré de nuestro objetivo. - El segundo hombre, era alto, aún más que el primero, llevaba el pelo color negro por los hombros pero recogido por una cola de caballo. A pesar de que su cara se parecía mucho a la de un niño, no dejaba de inducir respeto aún frente su maestro.

- Esta vez lo haremos a tu manera Aoki, sólo no te olvides de quien da las órdenes. Debido a que solo podemos sellar a uno a la vez, lo dejaremos de último. Esa será tu prueba final. -

De nuevo en la cima de la colina, los dos compañeros bajaban de la misma para tratar de mediar la pelea lo más lejano posible a la aldea.

- De aquellos cuatro ya me había contado Tsunade, pero quién es ese niño. - Preguntaba gaara mientras comenzaba a acumular arena con un especial color dorado muy parecido por no decir similar a la legendaria técnica de su padre.

- No es ningún niño, de hecho yo mismo dudo de que sea una persona. Fue el último trabajo de los experimentos de Orochimaru. - Respondió naruto metiendo su mano en su porta kunais.

De un momento a otro, el rubio apareció detrás del encantador de las serpientes poniéndole un kunai justo a nivel de sus vasos carotideos y yugulares, mientras unas paredes se levantaron para sellar a los otros cuatro rivales.

- Así que ahora eres capaz de usar el edo tensei en movimiento… - Le susurró al oído de Orochimaru.

- Y parece ser que tú no dejas de ser tan predecible. - Se carcajeaba mientras su cuerpo de empezaba a hacer diminuto hasta que solo quedó una pequeña serpiente en el piso.

Acto seguido a esto, tres muros sombríos crecieron alrededor del Uzumaki hasta convergir en un punto centro de gran altura. Acto seguido, uno de los contrincantes se creció desde el suelo.

- ¡Jutsu de sellado: Sello triangular! - Pronunció el sarutobi.

- Como podrás apreciar, esta vez les he bloqueado las emociones. Solo para ahorrarnos algo de tiempo y para que no vayan a abrir su boca como la última vez. - Le explicaba al rubio al mismo tiempo que los otros tres refuerzos se unían al minúsculo campo de batalla al mismo tiempo que el salía del mismo.

Fuera de la figura, el enigmático enemigo empezaba a realizar presión dentro de la prisión de arena dentro de la que se encontraba, lo cual pudo ser visto por gaara. Luego de superar la presión, el moreno salió de su trampa manejando del mismo modo arena a su alrededor.

- ¡Imposible!, ¿Cómo es posible que tenga ese control del suna? - Preguntaba incrédulo el pelirrojo que se había visto superado en su propio elemento.

- Ah ¿Esto? - Decía irónicamente mientras lanzaba ataques desde todos los ángulos. - Es algo que me ha enseñado un viejo amigo tuyo. Ichibi. -

Esta revelación lo dejó totalmente helado. ¿Ya se encontraba el Ichibi dentro de su repertorio? Y si fuera así, ¿Qué tantas posibilidades tendría de ganar? Sus reflexiones habían sido interrumpidas cuando se percató de que el terreno se estaba llenando de una niebla.

- ¡Tres colas! Neblina de contusión - Se escuchó de Aoki que se encontraba escondido entre las neblinas.

- ¡MIERDA! ¿Sanbi también? - Fue lo único que pudo decir percatándose de la situación en la que se encontraba.
A unos cuantos metros, y fuera del gran triángulo negro, orochimaru trataba de disfrazar con una de sus risas irónicas su asombro tras ver como sus cuatro piezas maestras se veían consumidas por unas inconfundibles llamas negras.

- Así que tu también guardas sorpresas…Lástima que todas sean inútiles ante los que ya están muertos. Aún esos ojos. - Sentenció mientras sus soldados se regeneraban a mayor velocidad que el avance de las llamas.

- Oye chico que haces…No estamos para pruebas, desactiva tus ojos para usar mi chakra. - Le recriminó el zorro a su poseedor.

El rubio consideró que el demonio tenía razón, después de todo no dominaba muchos aspectos de aquellos poderes y este no era un buen escenario. Por lo que tornó su mirada en su azul usual y dejó fluir ese chakra enrojecido que le brindaba una apariencia de dios. No obstante, un comentario totalmente inesperado dejó helado al rubio.

- Eeehhh Orochimaru-sama, ¿Ya terminaste de jugar? Tengo el objetivo, dijo señalando al pelirrojo que se encontraba recostado sobre su hombro derramando sangre.

- Vaya, te lo has tomado personal. Ni siquiera me dejaste terminar de divertirme con mi mascota. - Sentenció orochimaru entre carcajadas señalando a naruto.

Al parecer, esta visión cambió totalmente la actitud de naruto, cucho aura rojo debido al kyubi se cambió por uno de un color más oscuro dejando ver de nuevo al mangekyo en sus ojos.

- ¡Susanoo! - Pronunció invocando aquella bestia que con un eficaz corte apartaría a los cuatro adversarios por un rato.

- Es inútil que uses al sunanoo contra el sellado del tercero. Te lo digo yo que sé que tan fuerte es. - Las palabras de orochimaru parecieron tocar lo más profundo del orgullo del uzumaki que intentaba mediante la gran espada de su invocación romper las paredes.

- Termina esto y vámonos que tenemos trabajo que hacer. - Sentenció Aoki dando la espalda.

- Siempre tan apurado. Cierre de sello: Oclusión de las cuatro puntas. - Pronunció el traidor a la hoja sin necesidad de observar como el espacio donde sus soldados y el rubio se encontraban se hacía cada vez más y más pequeño.

Los cuatro vértices se unían cada vez más y más superando la resistencia del susanoo, hasta que la figura desapareció por completo en una explosión que dejó al rubio en muy malas condiciones en el suelo.

- Más vale que sigas entrenando ahora que tenemos dos razones por las cuales tenemos que venir a buscarte. Ten por seguro que cuando haga mi transferencia de cuerpo definitiva esos ojos serán míos. - Fue lo último que salió de la boca del domador de serpientes antes de perderse en el horizonte.

Un par de días luego, en otro sitio, un joven corría por los pasillos de una torre ubicada más o menos a dos días de la aldea que se había quedado sin líder. Consigo, traía un pergamino que por su color, era considerado como “Urgente”.

- ¡Hokage -sama! - Dijo irrumpiendo al salón sin aviso.

- ¿Qué demonios quieres? - Respondió la gondaime que echó a un lado todos los papeles que se encontraban encima de su escritorio.

- Ha llegado un informe de urgencia desde la aldea de la arena. - Respondió con sumo temor haciendo una reverencia y entregando el recado.

- ¡Mierda! - Fue lo único que pudo decir luego de leer las devastadoras noticas. -¡KAKASHI! - Bastó con un simple llamado, para que el ninja copia, portando su traje anbu apareciera detrás de la hokage.

- ¿Que desea Tsunade-Sama?, Quiero que reúnas un grupo inmediatamente, saldrán en una hora para sunagakure. - Ordenó poniéndose de pie.

- Eso no es trabajo, inmediatamente reúno a mi equipo de operaciones. - Sin embargo no pudo terminar.

- No…Esta es una misión fuera de la organización anbu. Al parecer han hecho su siguiente movimiento y han capturado al Kokuō. - Dijo mientras se volteaba para mirar por las ventanas que daban hacia la aldea.

- Pero eso es imposible, su jinchuriki era…- Se vio interrumpido nuevamente.

- Gaara. Pero eso no es todo…Hay otra razón por la que quieron que vayan. -

En menos de una hora, el líder de la organización de mayor prestigio dentro de la aldea, ya había reunido un grupo de cinco personas bajo los requisitos expresados por su superior y se encontraba explicándoles la misión. Contaba, con el que había sido su segundo en jefe y que ahora era considerado mano derecha de la hokage en la toma de decisiones, nada más y nada menos que el Nara. Además contaba con dos médicos de elite como lo fueran las dos aprendices directos de la hokage y el líder de su propio equipo de gennins, la segunda bestia verde de konoha.

- Eso no es todo…- Realizó una pausa el peligris para que sus compañeros digirieran la primera parte de la misión. - Parte del mensaje estaba redactado por parte del equipo médico de la aldea. Aparentemente naruto también estuvo en la batalla y ahora se encuentra recluido en el hospital. - Dichas palabras cayeron como un balde de agua fría sobre los shinobis, especialmente sobre cierta kunoichi. - Así que nuestra misión es doble, de recolección de información y de rescate. - Sentenció tratando de cortar el silencio.

No obstante, la pelirosa fue capaz de sobreponerse a la noticia sorprendiendo a los presentes. - ¿Y qué demonios hacemos aquí perdiendo el tiempo?, el viaje es de dos días. -

Tal y como sakura había mencionado, el viaje hasta la aldea de la arena eran dos días, sin embargo, debido a la urgencia de la misión y la impotencia de los shinobis de elite que conformaban el equipo, pudieron completar el recorrido en la mitad del tiempo previsto. Debido a la dualidad del encargo, kakashi se separó del equipo para hablar con los hermanos del ahora desparecido kazekage para obtener información; mientras los otros se dirigieron a toda marcha hacia el hospital para encontrar con algo diferente a lo que esperaban.

- ¿Cómo mierdas que lo dejaron escapar? - Decía sakura alzando al ninja médico que les había explicado lo sucedido mientras le señalaba una ventana rota ubicada en la habitación más alta del hospital.

- Bájalo Sakura-chan, él no tiene la culpa de nada. - Dijo tratando de calmar los ánimos de su amiga. La cual se aferró a su compañera de toda la vida.

- Se fue ino, lo volví a perder. - Logró decir dificultosamente mientras sus palabras se ahogaban entre sus lamentos. Después de todo, nadie le aseguraba que volviera a tener otra buena oportunidad igual para tenerlo en frente….