-Unfair Life- (+16) Capitulo 1 -30/11/16-

-Parque central de Konohagakure -/- 22:30.
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-Por un momento creí que no vendrías, hermanito… -susurró una voz masculina, al tiempo que el dueño de dicha voz observaba a un joven rubio, a pocos metros de distancia.


Éste apretó sus puños con furia, tensando su mandíbula, así como el resto de su cuerpo. Buscaba al hombre que lo había citado allí, entre las sombras. Aquel hombre que alguna vez había llamado ‘hermano’.
Sus ojos azules, siempre brillantes, se tornaron fríos y oscuros en cuanto lo vio salir detrás de un árbol. Su hermano caminaba lentamente, hasta llegar a uno de los tantos faroles que alumbraban el parque. Su cabellera negra podría camuflarse sin problemas en la oscuridad de la noche, sus ojos azules eran opacos y vacíos, ya no reflejaban la alegría que el rubio recordaba. Estaba vestido de traje, completamente negro, a excepción de su roja camisa y una corbata azul oscuro.


-¿Dónde esta Hikari, Menma…? -susurró el rubio, controlando su furia.
-Tranquilo, Naruto… ella esta bien, aunque sus llantos me han hecho perder la paciencia mas de una vez…-
-¡Si le hiciste algo, juro que te voy…! -se acercó a su hermano, dando tres zancadas y lo sujetó por el cuello de la camisa-
-Suéltame, imbécil… ¿O acaso no quieres verla? -sonrío malicioso, sabiendo que había tocado una parte sensible del rubio.


Naruto gruñó y lo soltó de golpe, alejándose un par de pasos. Estaba enojado, desesperado, cansado y angustiado. Su ropa era un desastre: su camisa blanca estaba sucia de tierra y sangre, sus pantalones negros estaban rasgados y hasta había perdido uno de sus zapatos.
Pero no podía detenerse ahora, no podía rendirse. Su familia lo necesitaba, al igual que sus amigos. Había tantas cosas en juego… su vida, la de ella y la de…
Basta, no pienses en eso… ¡Tienes que ser fuerte, ellas te necesitan!
Tras haberse golpeado mentalmente, volvió a observar al pelinegro. Ya no le importaba quién era él, pues era evidente que aquél ya no era su hermano, no después de todo lo que los había hecho sufrir.
Nunca entendió o entendería que era lo que había salido tan mal entre ellos. ¿Cómo un hombre era capaz de atacar a su propia familia? Pensó en sus padres y maldijo por lo bajo. Ellos eran los que mas deberían estar sufriendo ahora, luego de haberse enterado de las atrocidades cometidas por su hijo mayor.


-¿Por qué, Menma…?-
-¿Por qué, que… hermanito? -sonrió con tranquilidad, fingiendo inocencia-
-¡Deja de hacerte el estúpido y dime por qué haz hecho todo esto! -exclamó el rubio, harto de la actitud de su hermano.
-Oh… eso es sencillo… -se acercó a Naruto, colocando una de sus manos en sus hombros, mientras que con la otra, buscaba algo entre los pliegues de su chaqueta- Tu me quitaste lo que yo mas quería en el mundo… algo por lo que trabaje toda mi vida… -susurró en su oído- Es por eso… que yo te quite algo que tu amabas…
-¿De que carajos hablas…? -el rubio estaba tan sorprendido y confundido a la vez, que no había notado la 9mm que Menma sostenía contra su abdomen-
-Tu sabes de que hablo, pero no te preocupes… -rió apenas y se alejó unos centímetros para poder ver a su hermano a los ojos- Terminaré contigo antes de que puedas seguir interfiriendo en mis planes…
-¿Qué…?-


El sonido de un arma al dispararse resonó en todo el parque, un cuerpo cayó al suelo, mientras la sangre comenzaba a brotar y manchar su camisa. Sus ojos azules buscaron a su atacante, desconcertado. La oscuridad amenazaba con reclamarlo, pero antes necesitaba verlo… una vez mas… a quién había sido su hermano…

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-10 meses antes // Residencia Uzumaki-Namikaze-
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-Maldición… ya son mas de las diez y aun no llama… -susurró un joven de cabellos rubios y ojos azules, mientras observaba su celular.
-¡Naruto, la cena ya está lista! -exclamó una voz femenina desde la planta baja.
-¡Ya voy, Okaa-san! -fue la respuesta del rubio, y tras mirar nuevamente su celular, salió de su habitación, bajando las escaleras hasta llegar al comedor.


Cruzó el umbral de la puerta y se encontró con su padre, sentado en la cabecera de la mesa, mientras terminaba de organizar algunos informes, y su madre frente al horno, probablemente terminando de darle algún toque extra a la comida.
Padre e hijo eran idénticos, de no ser por las marcas de bigotes que adornaban las mejillas del joven Uzumaki; tres de cada lado para ser exactos.
Su madre, en cambio, tenia el cabello rojo y largo hasta la cintura. También tenia los ojos azules, aunque un tanto mas oscuros que los de su hijo.
Ellos eran Minato Namikaze y Kushina Uzumaki, dueños de la mayor empresa de neotecnologia de la región, U.N. NeoTech. En el pasado, la empresa tecnológica Namikaze se encontraba al borde de la quiebra, cuando inesperadamente recibieron una oferta de una de sus empresas aliadas, Uzumaki S.A.
Acordaron unificar ambas empresas, recibiendo así beneficios mutuos, y para alegría de sus dueños, los en ese entonces herederos, llevaban ya tiempo enamorados. Cuando por fin se casaron, ambas partes estuvieron de acuerdo en que Minato tomara el control de la nueva empresa. Y así lo hizo, con ayuda de su esposa como co-propietaria.


-¿Por qué tardabas, hijo? -dijo un sonriente Minato, observando al joven rubio.
-Aún no ha llamado, estoy preocupado… -suspiró profundamente, volviendo a revisar su celular.
-Tranquilo, ya llamara… -murmuró la pelirroja, al tiempo que colocaba una gran fuente en medio de la mesa- Querido, nada de trabajo a la hora de la cena… -susurró a su esposo, sonriendo inocentemente.
- H-Hai, querida… -murmuró el rubio Namikaze, nervioso ante la mirada de la pelirroja.


Justo en el momento en el que comenzaban a comer, el celular de Naruto comenzó a vibrar, con el nombre de aquella persona que tanto amaba brillando en la pantalla del móvil. Lo tomó rápidamente y le dio a ‘Contestar’, levantándose de un salto.
Se dirigió a la sala y se acomodó en uno de los largos sofás de cuero negro.


-Hola Naru, disculpa la tardanza… -susurró una voz femenina a través del móvil.
-Tranquila, no pasa nada amor… -el rubio sonrió al escucharla por fin.
-¿Te hice esperar mucho? -murmuró dudosa.
-Pues me preocupe un poco… -rio suavemente, frotando su nuca con nerviosismo.
-Baka, estamos bien… -la escuchó reír desde el otro lado de la línea y sintió que su corazón se saltaba un latido.
-Te extraño… no puedo esperar a mañana…-
-Ya… también te extraño, trata de aguantar unas horas mas…-


Rieron y hablaron durante media hora más, hasta que ella se despidió, diciendo que ya era tarde y probablemente su cena ya estaría fría. Eso era lo que menos le importaba a Naruto en esos momentos, pero se despidió también, sabiendo que debían descansar y estar listos para mañana.
Volvió al comedor y les sonrió a sus padres, quienes le sonrieron en respuesta. La cena continuó con tranquilidad, y una vez terminada, y lavados los platos, la familia Uzumaki-Namikaze se retiró a descansar.
Ya en su habitación, el joven rubio se acercó a su escritorio y tomo un portarretratos. Sonrió al tiempo que pasaba su pulgar sobre la fotografía y se acostó en su cama, con el marco abrazado a su pecho.

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-//En la mañana//


-¡Ya me voy! -exclamó el joven rubio desde la entrada principal.


Llevaba puesto su uniforme de instituto, el cual consistía en una camisa de manga corta blanca, unos pantalones azul oscuro, y unos zapatos marrones; tenia su maleta al hombro. No tuvo tiempo, ni quiso desayunar. Simplemente se armó un sándwich a las prisas y salió de su casa.


-¡Naruto, al menos ten un desayuno decente! -el grito de su madre resonó en toda la casa, pero el rubio ya se encontraba lejos.
-Déjalo, querida… después de todo, ella vuelve hoy…- murmuró su esposo, sonriendo-
-Ya… -la pelirroja suspiró, sonriendo igualmente- ¿Crees que deberíamos organizar algo para celebrar? -preguntó, al tiempo que se ponía a preparar el desayuno.
-¡Gran idea!-

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El Instituto Sarutobi era uno de los más prestigioso de toda Konohagakure. Se caracterizaba por el alto porcentaje de alumnos que se graduaban de allí con títulos de honor. Su directora, Tsunade Senju, era una mujer rubia de ojos color miel. Era conocida por su gran carácter y por ser un tanto estricta, pero a la vez era muy amable y de gran corazón.
Su secretaria Shizune, una mujer de cabellos y ojos negros, se ocupaba de asistirla, así como también de vigilarla y mantenerla en línea. Varias veces la había pescado con una botella de sake en la oficina, y aunque la quería como a una madre o una tía, no podía dejar que la directora anduviera bebiendo a esas horas y menos en el instituto.
En ese preciso momento, ambas se encontraban en la entrada, observando a los alumnos a medida que estos ingresaban al edificio. Les daban la bienvenida y se aseguraban de que todos presentaran el uniforme correspondiente.
No tuvieron ni tiempo de parpadear, cuando un manchon rubio paso corriendo a su lado, entrando al edificio. Tsunade suspiró y sonrió viendo el ahora visible Uzumaki a lo lejos.


-Este Naruto… ¿Qué sorpresas nos traerá este año?-
-Conociéndolo, diría que nada bueno, Tsunde-sama… -susurró la pelinegra, riendo.

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Un muy energético Uzumaki corría por los jardines del instituto. Quería ser el primero en llegar a su salón, el primero en verla…
Ese pensamiento solo hizo que corriera mas rápido, cruzando y atravesando pasillos, subiendo escaleras de dos en dos, hasta llegar al cuarto piso. Buscaba su salón, cuando escuchó que alguien lo llamaba.


-¡Eh, dobe! ¿A dónde vas con tantas prisas? -exclamó un chico de cabellos azabache y ojos negros. Vestía el mismo uniforme y llevaba su maleta en la mano izquierda, con su mano derecha en el bolsillo. Este no era otro mas que Sasuke Uchiha, uno de los mas populares del instituto y el mejor amigo de Naruto.
-No te vi teme, lo siento… -rio el rubio, acercándose al Uchiha.
-Tan distraído como siempre… es por eso que nunca dejaras de ser un idiota… -
-¡Hey! -miró al azabache, fingiendo estar ofendido.
-¡Oigan, par de idiotas! -tanto Naruto como Sasuke se dieron vuelta, frunciendo el ceño.
-¿A quién llamas idiota, cara de perro?-


Un joven de cabello castaño y marcas rojas en sus mejillas se acercó. Tenia los brazos cruzados por detrás de su cuello, sonriendo con burla. A su lado se encontraba un joven de cabello negro, atado con una coleta que le daba un aspecto de piña; su rostro reflejaba aburrimiento, pero la sonrisa en sus labios indicaba que estaba contento de ver a sus amigos.
Ellos eran, Kiba Inuzuka y Shikamaru Nara. Los padres de Kiba era dueños de una veterinaria, la mejor en la ciudad, de hecho. Los padres del Nara, en cambio, eran contadores y trabajaban para los padres del Uzumaki.
El padre de Sasuke, Fugaku Uchiha, era dueño de la Compañía Sharingan. Esta se especializaba en la electrónica y era aliada de U.N. NeoTech.


-No sabia que estas tan emocionado por comenzar la clases, Naruto… -murmuró riendo el castaño.
-¡Cállate! Y además, no es eso… -comentó el rubio, sonrojándose.
-¡Oh, ya se! También oíste que habrán chicas nuevas este año, ¿Verdad? -Kiba comenzó a codearlo, sonriendo con picardía.
-¡Eso no te importa, aliento de can! -Naruto se puso rojo hasta las orejas, frunciendo el ceño-
-Vamos, no empiecen ahora… apenas es el primer turno… -el Nara los observaba con una mueca, frotando sus sienes con una mano.
-Shikamaru tiene razón, mejor vayamos a buscar nuestro salón. Lo último que necesito es que Iruka-sensei nos castigue por su culpa… -el azabache comenzó a caminar por el pasillo y sus compañeros lo siguieron.

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Ya en el salón, los cuatro se encontraron con el resto de sus amigos. Chouji Akimichi, un joven de cabello castaño claro y dos espirales en sus regordetas mejillas; su familia tenia un restaurante en la ciudad, donde era frecuentado por mucha gente, incluido el menor de los Akimichi.
Shino Aburame, tenia el cabello de un color pardo, y llevaba siempre gafas oscuras, ocultando su rostro en una bufanda blanca; sus padres eran biólogos, especializados en insectos.
Ino Yamanaka, con su cabello rubio recogido en una larga cola de caballo y ojos celestes; era prima de Naruto, por parte paterna, cuya familia era dueña de una florería.
Y finalmente, Hinata Hyuuga, una joven de cabello azulado y ojos blancos; sus padres eran dueños de una empresa textil.


-Muy bien, todos a sus lugares… -dijo a sus alumnos el castaño profesor, Iruka Umino, a medida que entraba al aula y se dirigía a su escritorio. Llevaba puesto una camisa azul y pantalones grises, junto a unos zapatos negros. Su asignatura era literatura- Bien, primero que nada, quiero darles la bienvenida a su último año. Espero que ya tengan en mente que carrera elegirán al final de este ciclo… -varios de los alumnos rieron- Ahora, quiero presentarles a sus nuevas compañeras… adelante chicas…


Por la puerta del salón se asomó una joven rubia, de ojos verde esmeralda, vestida con el uniforme del instituto: camisa de manga corta blanca, pollera azul, medias negras hasta debajo de las rodillas y zapatos marrones. Entró y se ubicó frente al pizarrón, observando a los que a partir de ahora serian sus compañeros. En cuanto ubicó a Naruto, sonrió con alegría y corrió hasta aplastarlo en un abrazo.


-¡Naru-nii! -exclamó, ante la atenta mirada del resto, que los observaban sorprendidos y boquiabiertos.
-¡Qué bueno verte, Yumi-chan! -el Uzumaki rio, al tiempo que le correspondía el abrazo-
-Baka, te extrañábamos… -susurró soltándolo.
-Sabes que yo también… -
-¡¿Qué carajos, Naruto?! ¿De donde conoces a esta belleza y por qué no dijiste nada? -un indignado Kiba lo tomó por los hombros y lo sacudió.
-Tiene razón dobe… aunque no me sorprende de ti… -Sasuke negaba con la cabeza.
-Que calladito te lo tenias ¿Eh? –dijo Shikamaru desde el fondo del salón.
-Imbéciles, no es lo que creen… ¿Verdad Yumi-chan? -logró soltar el rubio, algo mareado.
-Cierto, Naru-nii le pertenece a… -
-¡Disculpe la tardanza, profesor! Me entretuve en la entrada… -una voz femenina hizo que todos volvieran su vista al frente.


Alli, frente a ellos, donde anteriormente estaba la rubia que abrazaba a Naruto, se encontraba una pelirrosa, muy similar a Yumi, pero sus ojos verdes eran aun mas brillantes. También llevaba el uniforme y se veía algo agitada, probablemente por haber corrido para poder llegar a clases. Todos en el aula estaban deslumbrados por su belleza, hasta que…


-¡Saku, mira a quien me encontré! -la rubia apuntaba al Uzumaki, sonriendo ampliamente.
-Naruto… -susurró con una tierna sonrisa en sus labios.
- Sakura-chan… -el susodicho se sonrojo al verla. Sin duda estaba mas hermosa que nunca.
-¡No puede ser, ¿también la conoces?! -el Inuzuka volvía a sacudir al rubio.
-¡Ehem! -el profesor llamo la atención de todos los alumnos, sacándolos de su asombro- Tranquila, no te preocupes… ¿pero podrían presentarse al menos, chicas?-
-¡Oh, claro! Soy Haruno Sakura, y ella es mi hermana gemela, Haruno Yumi. Gusto en conocerlos… -dijo con una sonrisa.
-¡Asi es, y este de aquí…! -Yumi volvió a abrazar a Naruto- ¡...es el prometido de mi hermana!-
-¡¿QUÉ?! -exclamaron todos los allí presentes, a excepción de las hermanas Haruno y del joven Uzumaki, quien sonreía nervioso.
-Etto…-

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Continuará…