Highway to hell [+16] (23/04/2015) Capítulo tres

HIGHWAY TO HELL
Capítulo 3: Escarabajos gigantes y chicas-instrumento

Corría todo lo que mis piernas me permitían por los largos pasillos del instituto. Hacía dos minutos que había sonado la campana de salida, y yo solo pensaba en salir de ese infierno con libros de texto y profesores.
Todo el mundo me miraba como si estuviese loca, o algunos solamente me decían groserías por chocar accidentalmente con ellos.
Pero me la sudaba, solo pensaba en escapar de esa tortura.

-Ya está Sakura, ya queda poco- me decía a mi misma cuando empecé a vislumbrar las puertas de salida.

Con un fuerte empujón abrí las  puertas y me encamine hacia el exterior.
Terminé la carrera apoyada en una farola, intentando recuperar el aliento sin escupir un pulmón en el intento.

¿Qué cómo fue mi día para que me llevase a correr como un preso en plena escapada de la cárcel? Lo resumiré en dos palabras:

UNA MIERDA.

Ni una sola persona se me acercó a hablar en ningún momento, seguramente porque cierta ‘’barbie’’ difundió el rumor de que la agredí física y verbalmente cuando ella solo me quería ayudar ‘’amablemente’’.

Me pasé la hora de la comida hablando con el jardinero, mientras observaba a un grupo de chicos encapuchados haciendo un grafiti en una pared fuera del instituto, seguramente se estaban saltando las clases.

Llegué a tal desesperación por mi soledad que empecé a buscar a Naruto para hablar (o discutir, que sería lo más normal)….. pero el muy capullo se había escapado del instituto en el momento que lo expulsaron de clase.

Y es por eso que al sonar la campana de fin de clases me fui como un cohete a la salida.

-Bien Sakura, ya esta, lo has conseguido- me repetía muchas veces en la cabeza- ahora solo falta que Papá venga a recogerme y seré libre- estaba a punto de llorar de la emoción.

Pero toda mi felicidad se esfumó al recordar una cosa, un detalle que se me había escapado y que podría hundirme.

-Dios….. por favor….- intentaba decir ente jadeos causados por mi estúpida carrera- que no….. traiga….. eso…..

Pero como demostraron las leyes de Murphy, si va a ocurrir algo malo, ocurrirá. Además con mi mala suerte, ¿Qué podía esperar?

Vislumbre una gran furgoneta de color naranja chillón a la vuelta de la esquina, pero su extravagante color no era lo que más llamaba la atención, sino que era el enorme escarabajo negro de plástico que descansaba en el techo del vehículo.
Tampoco pasaba desapercibida la canción I want to break free que sonaba a un volumen atronador acompañada de una voz masculina que la cantaba con pasión y apretaba el claxon al ritmo de la música.

La furgoneta se paró delante de mí, haciendo que todos los de mí alrededor me miraran raro, por alguna razón que no me molestaría en descubrir.

-Bien, haya vamos- pensé mientras abría la puerta de la furgoneta y me sentaba en el asiento del copiloto.
-¿Qué tal esta mi niña?- me dijo el hombre que estaba a mí lado.

Solté un largo suspiro y dirigí mi mirada hacia sus ojos.

-Bien, papá- El hombre de pelo rosado oscuro me dirigió una sonrisa de oreja a oreja, lo que hizo que le sonriera levemente.
-¡Sabía que te encantaría este instituto! Y tu madre decía que sería un cambio muy fuerte y no os adaptaríais….. ¡Ja!
-Si tú supieras papá…..- pensé con ironía- ¿’’Nos’’? ¿Cómo sabes si Hinata se adapto bien?- dije para intentar alejar el tema de mi ‘’maravillosa’’ entrada al Konoha Gakuen.

Mi padre acogió una pose de hacerse el interesante y comenzó a decir.

-Intuición de exterminador- finalizó con un brillo de orgullo es sus ojos.
-Mata bichos diría yo…..- dije mentalmente mientras me acomodaba en mi asiento y me ponía mis cascos con música a todo volumen.

Después de unos diez minutos nos pusimos en marcha hacia el camino a casa.

Oía de fondo (muy bajito, ya que tenía a todo volumen Welcome to the jungle de Guns ’n’ roses) las disputas de mi padre y mi hermana sobre el tío con el que se estaba enrollando Hinata salvajemente a las puertas del instituto.

Al llegar a casa, baje del vehículo silenciosamente, ensimismada en mis pensamientos. Y justo al entrar por la puerta, tuve que soportar las absurdas preguntas de mi madre como: ‘’¿Ya tienes muchos amigos?’’  o ‘’¿Sirven buena comida en la cafetería?’’

Respondí a todas con un ‘’sí’’, ‘’tal vez’’ o ‘’puede ser’’, y luego me encamine a mi habitación con un plato con un muslo de pollo para comer mientras dejaba que ellos comiesen en el comedor, como ya hacía desde hace años.

Cuando entre en mi habitación me tumbé en mi cama e intente aclarar mis ideas.

Un pitido que provenía de mi móvil me sacó de mis pensamientos e hizo que con cansancio sacase el condenado aparato de mi bolsillo.

-¿A quién se le ha roto la tripa ahora?- pregunte en voz alta mientras abría lo que parecía ser un nuevo mensaje de texto.

Pero mi mal humor se disipó cuando vi de quien era el mensaje: era de Shikamaru, la persona más vaga en todo Japón, y mi mejor amigo. El mensaje decía así:

Hey Fresita:

¿Qué tal en tu nuevo instituto para pijos? Espero que tal solo no te hayas roto ningún hueso antes de llegar a la entrada (sería demasiado patético hasta para ti xD).

Karin te echa mucho de menos…. Ya no tiene a nadie que le cambie el tinte del pelo por verde moco en vede rojo y la humille públicamente T-T :okno:.

Ahora enserio, se te echa bastante de menos, te hacías de querer enana.

Cuando volvamos a vernos espero que me hayas comprado algún regalo por las molestias de tener que preocuparme por ti , y nada de mariconadas como un osito de peluche, que te conozco.

Cuídate y estudia mucho jovencita.
Shikamaru.

Me emocione tanto que empecé a saltar e mi cama. Me dolió mucho separarme de ese amargado, y sentir que se preocupa por mí es muy gratificante.

-Oh si nena umhhhh- decía mientras imitaba a las típicas secretarias de color de las películas americanas- A mami no se le olvida tan fácilmente nene.

Después de unos minutos me di cuenta de que estaba haciendo el ridículo y paré, dándole gracias a Dios de que nadie me hubiese visto.

Me senté en mi cama y suspire por millonésima vez en aquel día. Empecé a pensar en todo lo que he perdido.

A mi mejor amigo, mi profesor de la academia de bajo, Ellie la dependienta de la tienda de camisetas, mis amigos que conocí en conciertos…… todo a cambio de gente que no me valora y me trata como a un bicho raro.

Lo único bueno de esta ciudad, por muy raro que suene, es Naruto, el único que me ha defendido y le han importado mis sentimientos.

-……Ojala pueda verlo más seguido- dije con una sonrisa tonta en mi cara- Espera….. ¡¿QUÉ?!

Me abofeteé fuerte en la cara mientras negaba con la cabeza.

-¡¿En qué estoy pensando?!- me repliqué a mi misma enfadada- ¡¡Es un rapero estúpido, imbécil, oxigenado, cabeza hueca y…… peina calvos!!- finalicé, empleando toda mi gama de insultos (que no era muy larga, por cierto).

Me levanté de un salto de la cama, ya había estado demasiado sentimental por hoy, debía distraerme con algo.

-10 minutos después-


-¡Ya está!- grite con alegría después de bastante tiempo si saber qué hacer, ya podía dejar de  entretenerme  con las pelusas de mi habitación y mirar la pintura de las paredes.

Me acerque hasta mi bajo y lo saqué de la funda, para después empezar a afinarlo.

¿Por qué quise aprender a tocar el bajo, en vede querer aprender a tocar la guitarra como todo el mundo prefiere?

Porque sí, porque me identifico demasiado con ese instrumento.
Soy una incomprendida, que no llama la atención, pero soy una parte indispensable, yo llevo el ritmo de la canción.

Esa soy yo, y ese es mi destino.

-¡¡SAKURA, RECOGE TU HABITACIÓN!!-
-¡Déjame vivir mamá! ¡Estaba en mi momento de gloria!