Como perder a la mujer que amas en 12 pasos [+16] [Capítulo 1] ACTUALIZADO 05/01/15

Después de tanto tiempo por fin Sakura había accedido a salir con Naruto, su amigo desde hace un largo tiempo, ahora eran una linda pareja, los primeros meses juntos fueron inolvidables, él se encargó de llenarla de detalles, de enamorarla cada día más, la conocía como a nadie, ella era su princesa y su única mujer, hasta que tuvo una misión en otra aldea… para cuando regreso, el rubio era otra persona, había cambiado tanto....

1.-Tarda en contestarle
2.-Deja de hacerle detalles
3.-No la consientas
4.-No le cumplas tus promesas
5.-Has todo lo que le molesta
6.-Tomarle más importancia a otras chicas que a ella
7.-Piérdete en tus cosas
8.-Deja de desearla
9.-No la hagas sentir amada mucho menos feliz
10.-Grítale
11.-Dile que cambiaras pero nunca lo hagas
12.-Cuando te quiera terminar, no la dejes, dile que la quieres recuperar, pero piérdela todavía mas

Y para el último paso hay dos caminos:
1. Siéntete mal por perder a la chica perfecta
2. Recupérala ¡Idiota!

Sakura tenía todo lo que una mujer soñaba en una relación, lo que Naruto le daba y todo lo que le hacía sentir era simplemente maravilloso, eran los seis meses más bonitos que había pasado con alguien, hasta que Tsunade decidió enviar a Naruto a una misión a una aldea lejana, y no regresaría hasta dentro de dos meses y medio, seria duro para la pelirosa pasar tanto tiempo sin su novio, sin su amor…sin su Naruto.

Ella se encontraba en el parque central de Konoha, sentada en una banca, con sus brazos recargados sobre las rodillas, sus ojos verdes jade mirando fijamente a unos niños que jugaban por ahí sin preocupación alguna, no lo podía ocultar con nada se sentía mal, ella no quería estar sin él, le encantaba sentir los labios del rubio sobre los suyos, sentir sus manos deslizándose por su cintura hasta caer en su cadera, no dejaba de preguntarse, ¿Qué haría sin Naruto tanto tiempo?, la pelirosa ya estaba acostumbrada a él.

Sakura se ensimismo en sus pensamientos, tanto que no se dio cuenta que una persona se había sentado a su lado, mirándola con ternura y amor, lo único que la saco de su trance fueron esos brazos fuertes que ella ya muy bien conocía muy bien alrededor suyo, acomodándola en su pecho y dándole un confort inigualable que libero con un suspiro.

-“No estés así amor” le dijo Naruto abrazándola un poco más fuerte.

-“¿Cómo más voy a estar?, ¿Qué voy a hacer sin mi tonto favorito?” le dijo en broma, acurrucándose aún más en su pecho.

-“Te voy a enviar cartas en cuanto llegue a una nueva aldea, y todos los días que pase en ellas Sakura-Chan”.

-“¿Lo prometes?” le pregunto haciendo unos cuantos pucheros.

-“Lo prometo…si vamos a Ichiraku primero” le contesto con una de esas sonrisas que tanto le gustaban a la chica de ojos color jade.

Ella solo sonrío con las mejillas un tanto sonrojadas, no quería que llegara el día en el que Naruto se fuera a su misión, pero tampoco quería estar decaída teniendo a un chico maravilloso como el rubio, teniendo ahí al hombre de su vida.

Pero lo inevitable tenía que llegar, el día de la despedida por los dos meses y medio más largos que ella pensaba que pasaría; ya todos se encontraban frente a la gran puerta principal de la aldea, era un grupo pequeño de shinobis, un representante por cada aldea, o eso es lo que le pareció a Sakura al mirar a los símbolos que portaba cada ninja.

-“Bueno, tenemos que irnos” dijo un ninja de la aldea de la arena

En cuanto Sakura escucho esas palabras no pudo más que abrazar a su novio, mientras que algunas lágrimas traicioneras rodaban por su rostro, delineando el contorno de sus rosadas mejillas, mientras sentía como él la rodeaba con sus brazos, logrando hacer se aquello una dolorosa despedida.

-“Sakura-Chan…”

-“No quiero que te vayas” atino a decir la pelirosa con la voz entrecortada y los ojos llenos de lágrimas que ella no estaba dispuesta a dejar escapar.

-“Debo de ir…mira, ¿recuerdas aquel pequeño lugar en el País de la Hierba que tanto te gusto cuando lo visitamos en una misión? Te prometo te llevaré en cuanto regrese, ¿Si’?” le dijo a la pelirosa separándola un poco de él y regalándole una de esas sonrisas que iluminaban su rostro una y otra vez.

-“No pensé que recordaras eso Naruto” contesto sorprendida y con su rostro aún empapado de llanto.

-“Te conozco muy bien Sakura-Chan” afirmó el rubio, colocando su mano delicadamente sobre una de las mejillas de la chica, limpiando los caminos húmedos que habían dejado las lágrimas.

Sakura por fin pudo sonreír un poco, acarició con ambas manos el rostro de Naruto como si de un precioso diamante se tratará, se puso sobre las puntas de sus pies, y lo besó, mientras él la tomaba de la cintura.

Había sido una despedida dura, pero por lo menos Sakura ya no se sentía tan mal, sabía que Naruto, su Naruto regresaría por ella, además le había prometido escribirle siempre que pudiera, tal vez no sería tan malo después de todo, ella pensaba que era imposible que ese chico tan lindo del cual estaba tan enamorada cambiara radicalmente en poco tiempo.

Los días pasaron, Sakura intentaba llevar su vida tal cual como era antes, ayudando a Tsunade con algunos pacientes, en sus tiempos libres salía con Ino a otras aldeas, o simplemente al centro de Konoha a distraerse un poco, entrenaba también cuando se sentía agobiada y algunas veces se animaba a llevar a cabo algunas misiones de rangos no muy altos.

Sin embargo todos los días se levantaba esperanzada a encontrar una carta de su amor en el buzón, nada se comparó con aquella emoción que sintió pasar por todo su cuerpo como si de una corriente eléctrica se tratara, cuando vio aquel pequeño sobre, no lo había leído aún, pero ella sabía que era de Naruto.

Con sus manos temblando un poco y una lida sonrisa dibujada en sus delgados labios, tomo el sobre, fue corriendo a su cuarto, dejándose caer de espaldas sobre el suave colchón con aquella carta abrazada contra su pecho. Se sentó en el borde de la cama, abrió el sobre para comenzar a darle lectura a aquella hoja de papel.

Querida Sakura-Chan:

“Sé que debes estar odiándome por no enviarte una carta durante esta semana, lo siento mucho, enserio, pero la misión me tiene completamente ocupado, apenas hemos llegado a una aldea para descansar, es por ello que apenas y tengo tiempo para escribir, lo siento tanto Sakura-Chan…te lo recompensaré en cuanto llegue de mi viaje, te lo prometo.
No sabes cuánto te he extrañado en este estúpido viaje, los días se me hacen eternos, y me parece tan lejana la fecha en que nos volvamos a ver… pero saber que la chica más linda aún está esperando por mí es más que suficiente para apresurarme aun más y terminar cuanto antes.

Nos veremos pronto Sakura-Chan.”
Pdta. Te amo como a nadie.

Uzumaki Naruto.

Ella suspiro con la sonrisa que aún no se desvanecía de sus labios de hecho se había remarcado todavía más, se dejó caer sobre su colchón estrujando aquel trozo de papel contra su pecho, y luchando para que las lágrimas no se derramaran de sus lindos ojos jade, en un susurro logro decir -“Te amo más Naruto…”- imaginando a su rubio abrazándola e imaginariamente contestándole un -“Te amo aún más”-

Los días siguieron pasando, cada mes llegaban menos cartas, el primero le habían llegado por lo menos dos por semana, las primeras semanas del siguiente mes solo le llegaba una cada martes, y luego, solo le llegaba una o dos cada vez que al rubio se le daba la gana ya que al estar tan lejos de la chica por la cual tanto había luchado, o mejor dicho al haber logrado el amor de la mujer que tanto deseaba, de alguna forma ya la sentía suya (gran error) y pensó que darse ratos libres, sin pensar en ella todo el día, o incluso preocuparse por ir corriendo detrás del cartero para poder enviar su carta, el creyó que si dejaba de hacer esas cosas no afectaría en nada su relación con Sakura. Además de que, pasando a otros temas, había kunoichis muy lindas en las aldeas que el ojiazul había visitado últimamente una en específico, Tsuki, una kunoichi de una pequeña aldea por la que pasaron después de salir con Naruto de Konoha, quien obviamente los acompañaría a cumplir su misión, ella era linda, su piel un poco bronceada pero no tanto, un cuerpo curvilíneo que se remarcaba con sus pequeñas prendas, unos hermosos ojos grisáceos y cabello morado que le llegaba un poco debajo de los hombros, era linda de verdad, y desde que empezó el viaje ella y Naruto se habían hecho muy amigos, pero había un problema… ambos tenían pareja, ella le había contado todo sobre su novio a Naruto, pero el no dijo nada sobre Sakura, ni una sola palabra, tal vez solo había sido despistado y lo había olvidado como era habitual en él, pero, ¿Cómo era posible que olvidara comentar algo así? A lo mejor Tsuki comenzaba a llamar su atención más que como amiga… ¿Una aventura?

Sakura comenzaba a desilusionarse cada vez más, ella podía seguir llevando su vida hacía adelante, pero, ya se estaba cansando de que su subconsciente le hiciera la misma pregunta todos los días -“Sakura, ¿Y Naruto?”- esa pregunta volaba por su cabeza de un lado a otro en cualquier momento del día, pero lo único que la reanimaba era saber que el viaje de su amado estaba por concluir finalmente, por fin lo volvería a abrazar y besar como tanto había ansiado hacerlo desde hace meses.

En fin, el día del regreso de Naruto a Konoha había llegado después de tanta espera, Sakura había llegado desde temprano a la puerta principal de la aldea, dando vueltas en círculos pensando en cómo sería su reacción cuando viera de nuevo al rubio. Pensaba y pensaba hasta que a lo lejos escucho unos pasos veloces que se acercaban, miraba atenta y con ilusión como una niña pequeña que espera ver a su padre entrar por la puerta de su hogar, observaba las hojas de los árboles que se movían conforme el paso de aquellas personas, los pasos pararon a lo lejos, ella estaba segura que era Naruto, sin más comenzó a correr emocionada hacía aquel lugar con una sonrisa que parecía que nadie le podría arrancar, pero cuando estaba cerca paro en seco al sentir como algo en su interior se destrozaba, su marcada sonrisa se esfumó en un segundo y las lágrimas que querían escapar de sus ojos, en un principio por alegría, pero ahora se estaba convirtiendo en tristeza mientras cerraba sus puños con impotencia y miraba la escena que se presentaba ante sus ojos.