Agorafobia(18+) (¡IMPORTANTE!) 28/02/14

Creo que esta enfermedad no trae nada bueno a mi vida, ¿Amigos? Tengo a Ino, ella al menos no me dejo de lado cuando todos los demás lo hicieron, de vez en cuando, mi amigo Sasuke se pasa a verme, pero cada vez su visitas han yendo disminuyendo.

Está lloviendo, algo normal en Londres, muchas veces pienso en lo que me dice Ino cada vez que llueve:

—“Tienes suerte, no te mojas con la lluvia, tu pelo no se hace un nudo gigantesco y tu maquillaje, el poco que llevas, se queda en su sitio”.

No llamaría a eso suerte, estar en casa día y noche es un verdadero infierno, me estoy de apoco volviendo completamente loca, creo que la “soledad” me está llevando a que en mi cabeza aparezca una voz, un “pepito grillo” que me habla.

¿Han oído? Sakura Haruno se estaba volviendo una loca maniática escucha voces.

Deprimente.

Estoy en la sala viendo la televisión, no tenía nada mejor que hacer, Ino seguramente estaba estudiando o con saliendo con algún chico.

—Escucha es que no puedo tomármelo a la ligera. —Escuche a mi madre hablar por teléfono, di un brinco y me acerque a la cocina. —Sakura no puede salir de casa, ¿acaso esperas que la deje aquí? . —parecía agobiada. —¿Tu qué? . —rio con ironía, pareció calmarse un poco dejando hablar a la otra persona. —Probemos pero si va mal, volveré a mi puesto de trabajo. —advirtió.

Entre a la cocina una vez que mi mamá colgó el teléfono, unos papeles esparcidos por la mesa llamaron mi atención.

— ¿Estas bien? —pregunte.

—Tenemos que hablar. —dijo mi madre seriamente, asentí sentándome en la silla. —Me ascienden.

—Eso es genial mamá. —mencione emocionada.

—En realidad…me trasladan a las empresas de Francia. —mi mirada se quebró. —Tendríamos que marcharnos…

—Yo no pienso salir de esta casa. —le interrumpí con un nudo en el estómago.

—Lo sé cariño pero…escucha, ¿no estaría bien cerrar los ojos y salir corriendo hacía el taxi? —pregunto con un pequeña esperanza.

—No. —dije tajante. —Ya lo intente y no puedo…lo sabes.

Mi madre dejo salir un suspiro. —Lo sé cariño, mi secretaría Kushina tiene un hijo de dieciocho años y…verás el necesita un trabajo para el verano y está dispuesto a venir aquí contigo. —mi cara se trasformó en una mueca de ¿horror? ¿Sorpresa? No sé.

— ¿Qué? —pregunte incomoda. — ¿Cómo que vendría aquí? ¿Dormirá aquí? —interrogue esta vez verdaderamente horrorizada.

—No, no, no, él te haría la compra y supervisaría si estás bien, si necesitases algo, el vendría, y bueno…quedarse aquí a dormir. —pensó un momento. — ¿No sería tan malo? ¿No?

—Claro que sería malo. —concluí. — ¿Cuándo te marcharas?

—En tres días.

—Tres días. —repetí. —Está bien, no importa, me las empeñare de todos modos…tres meses se pasan enseguida. —dije tratando de mantearme mis nervios a raya.

—Tres meses si todo aquí va bien. —se apresuró a decir mi rubia madre. —no sé del tiempo exacto del que hablamos.

Asentí pensativa. —Necesitamos el dinero…Estaré bien. —le sonríe tristemente.

Era cierto necesitábamos ese dinero, mi madre gasta gran parte de su sueldo en mí; Un profesor particular, un psicólogo, médicos, medicamentos…y ahora tendrá que pagarle al chico que vendrá mi “niñero”, yo juraría que escuche algo de que se podía trabajar en casa….podría sentarme en la ventana y trabajar como cotilla personal para la policía, considero que mis vecinos son…raros.

Llamaron a la puerta y camine hacía la entrada y me coloque cuatro pasos alejada de la puerta, con una maniobra de inclinación amorfa, agarre el picaporte y abrí la puerta.

—Creo que debías comprar un palo de esos que tienen pinzas. —comento Ino cerrando la puerta cuando entro. —Algún día te violaran por hacer esas…sexis posiciones.

—Sí, si lo que tú digas…—dije encogiéndome de hombros.

Subimos a mi habitación y Ino dejo en un lado su mochila de escuela, a pesar de ser la seis de la tarde, ella seguía cargando libros, seguramente había salido con alguien…

—Solo dos semanas para las vacaciones. —suspiro.

—Sí, no sabes las vacaciones que me esperan. —Ino me hizo una seña para que siguiera hablando. —Mi madre se va a Francia y yo tendré una especie de niñero. —mi amiga me miró sorprendida. —El hijo de la secretaría de mi mamá.

— ¿Cuántos años tiene? —pregunto

—Dieciocho. —Ino enarco una ceja.

— ¿y si esta bueno? —reí, ambas nos sentamos en mi cama.

—Nada bueno puede salir de la secretaría de mi madre, los vi un día cuando vinieron a hacer unos trámites acá con mi mamá, era una mujer de cabello ultra rojo que parecía bruja y su padre era un hombre muy alto y parecía un ogro. —Ino reía sin disimulo alguno.

—Tu niñero puede ser algo así como un engendro feo. —se burló. —O puede que no, malo y malo algo bueno tendrá que haber salido

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El señor Yamato se acomodó las gafas, apretó con desesperación el puente de su nariz y dejo salir un suspiro; el cual estaba lleno a rebosar de paciencia.

—Sakura…—suspiro quitándose las gafas. — ¿Cómo vas a escuchar un voz que te habla? —dijo con desesperación el psicólogo.

—Le digo en serio. —me queje.

-No te va a creer-

Y ahí estaba de nuevo, mi “Inner” charlatán amenazando desde mi subconsciente.

— ¿Y cómo dices que se llama? —pregunto.

—se llama “Inner”. —me encogí de hombros. —usted piensa que estoy loca. —el me miró como si tuviera un tercer ojo. —Yo considero que estar aislada me afecta.

—Sakura…—reflexiono. — ¿Sabes que debería encerrarte y atarte?

—Y eso ¿Por qué?

—Escuchas voces inexistentes…eso no es normal.

—Pero no es inex…

-Cállate y dile que se lo has inventado-

—Pero tu…

-Sakura ahora-

Reí sarcásticamente. —está bien señor Yamato, me lo estaba inventando. —frunció el ceño. —Vale, me aburro y no tengo mucho que contar. —suspire.

—Dios mío…veamos…me ha dicho tu madre que vendrá un chico a cuidarte estos días. —dijo con más tranquilidad.

—Sí, no es que me agrade la idea. —me encogí de hombros.

-A lo mejor Ino tiene razón y viene un chico un poco guapo…-

No.

—Escucha Sakura, deberíamos hablar del accidente. —Prosiguió el psicólogo Yamato.

—No. —dije levantándome de la silla.

Era un tema que quería evitar, no me gustaba hablar de ello, recordar ese día me estremecía, no me encontraba bien simplemente.

///Tres días después///


Me di una ducha rápida, me coloque un short y una polera algo holgada, bajé las escaleras donde mi madre esta con sus maletas me sonreía apenada ya que en al menos tres meses, no nos volveríamos a ver, paré en el último escalón y me paré en la barandilla de madera, pisaba mis pies nerviosa, iba arrastrando mis pies por lo que mis calcetines habían tomado un color grisáceo, mi mirada se centró en la entrada al otro lado de la puerta, un chico el cual no lograba ver su rostro se paró a hablar con mi madre, observe como intercambiaban teléfonos y mi madre hablaba con fluidez con el chico que parecía nervioso, removía su cabello rubio con nerviosismo haciendo que quedara desordenado.

—Está bien. —suspiro mi madre, elevo su mirada hasta mis ojos. —Ella es Sakura. —el chico se dio vuelta y me miro, al ver sus ojos azules mi estómago se encogió. —Cariño, él es Naruto

Por un momento me lamente en estar vestida tan sencilla, seguramente daba un impresión de chica descuidada, dejando al lado mis pensamientos baje el ultimo escalo y le sonreí con timidez al chico que me miraba de pies a cabeza sin decir nada.

—Encanta. —le sonreí, el chico, finalmente sonrió.

—Lo mismo digo. —mi madre carraspeo ligeramente la garganta e hizo omiso a nuestro pequeño toque sonrojado y me besó en la mejilla.

—Pórtate bien, ¿vale? —dijo abrazándome. —si necesitas algo llámame.

—Vale te echare de menos.

Finalmente mi madre desapareció tras la puerta dejándonos a mí y a Naruto en el mismo lugar que al principio, ambos fijamos la mirada en la puerta ahora cerrada por la que mi madre se había marchado, el chico parecía estar nervioso, finalmente se dio vuelta para mirarte y pasó una mano por su puntiagudo cabello.

—Umm….Encantado. —dijo él.

—Puedes pasar. —reí, Naruto paso y examino la casa con la mirada.

—Bueno, me ha dicho tu madre que ya sabes lo que tienes que hacer en tu día. —se encogió de hombros. —También me dijo que solo querías que yo estuviera aquí lo necesario…—Miró a la cocina. —No sé cocinar, pero si puedo hacer la compra. —dijo con timidez, le sonreí.

—No te preocupes por eso, te enseñare la casa. —le ofrecí.

A pesar de parecer concentrada en enseñarle la casa, no podía evitar el sentirme con un nudo en el estómago cada vez que el me preguntaba cualquier cosa, Sonreí constantemente, era un chico risueño lo que le hacía horriblemente atractivo. No sabía muy bien el tiempo que pasaría con él pero…no me gustaba mucho la idea ya que tenía un mal presentimiento con él.

Finalmente llegamos a mi habitación, llena de posters de grupos musicales, actores que me gustaban…supongo que es como cualquier otra habitación de una chica normal, Naruto, fijo su mirada en uno de los posters de “Paramore” sonrió de lado.

— ¿Te gusta su música? —Pregunto.

—Mucho. —Admití sin mirarle

—Vaya, creo que empezamos con buen pie. —dijo, le mire, él estaba con la cabeza ligeramente inclinada para ver ya que era más o menos un cabeza más grande que yo.

—Eso parece.
Sus ojos azules eran más intensos que el pintado de mi habitación, la verdad, me tenía engatusada su sonrisa, miró su reloj y luego me miró a mí.

— ¿Quieres hacer algo? ¿O quieres que me vaya? Son las siete de la tarde si quieres puedo volver mañana.

—Eh…Bueno, déjame preguntarte algo. —Dije animada, el sonrió. — ¿Por qué has decidido trabajar aquí?

—No es que necesite el dinero…la verdad, mi madre me dejó bien claro que no me iba a aguantar todo el verano en casa sin hacer nada y que buscara algo que hacer. —se encogió de hombros.

— ¿Estás seguro de querer trabajar conmigo? —bajé un poco el tono de mi voz. —Es…aburrido, no hago cosas divertidas. —dije, Naruto alzo ambas cejas.

—No porque no puedas salir el verano dejara de ser divertido. —curvó una sonrisa. —nos las empañaremos para divertirnos. —le sonreí aunque no había contestado mi pregunta por lo que borre mi sonrisa.

—Si te llamó cualquier día ¿contestaras el teléfono aunque sean las 4 de la madrugada?

—Sí. ¿Cómo dejaría pasar la oportunidad de que una linda chica de ojos verdes me llame a esas horas? Estaría loco si no contestara el teléfono. —Contesto, me sonroje ligeramente ante el halago.

—Esto…—carraspee la voz. — ¿Novia?

— ¿Celosa? —Frunció en ceño con una sonrisa.

—No. —Dije con rapidez —aparte que a nadie le gustaría que un chico ande halagando a la demás tendiendo novia.

El río alzando una ceja ante lo que dije. —Estoy libre

—Estoy segura que el aburrimiento ganará contigo después de un par de semanas.

—Apuesto que no. —menciono bajando las escaleras por detrás mío.

—Perderás. —dije abriéndole la puerta, el enarco una ceja.

—No lo creo. —dijo alzando la barbilla hacía la puerta. —esto será interesante.

Mi mirada se congelo al verme al menos dos centímetros de estar afuera de la casa, ni siquiera me había dado cuenta de que había abierto la puerta, estaba tan concentrada en la conversación con Naruto, de repente me recordé algo de lo que me dijo el Sr. Yamato.

*Todo está en la mente, una vez que controles tus pensamientos podrás volver a la vida de antes*

Asustada y presa por el pánico, Naruto agarro mi mano y me tiro hacia él cerrando la puerta, sin estar muy seguro de que, me abrazó, acariciando mi espalda.

— ¿Estas bien?

—Sí. —conteste, me separe de él y le sonreí ampliamente. — ¿Lo has visto? —dije con emoción. —Hace tres años que no me paraba tan cerca del exterior. —sonreí. Naruto al principio frunció el ceño, pero finalmente sonrió.

—Eso es genial. —dijo con una sonrisa no muy convincente, sé que es raro para él, lo que para él no se suponía nada salir a la calle, a mí me podía suponer un paro cardiaco.

Naruto se acercó a la puerta y por instinto me aleje unos pasos.

—Ah, y Sakura. —dijo antes de irse. —estoy completamente seguro en querer trabajar contigo.

Cerró la puerta y se marchó.

Sonreí para mis adentros y entre a la cocina para hacerme algo de cenar.
Cogí el número de Naruto, pegado en el refrigerador y lo guarde en mi lista de contactos.

Me puse el piyama y me acosté en mi cama, había un silencio absoluto en toda la cama a excepción del “TIC-TAC” del reloj de la cocina del piso de abajo, la verdad, extrañaba el sonido de la televisión de la sala antes de dormirme, siempre me encanta escuchar algún sonido que sea el de la televisión, radio o hasta escuchar voces me hace sentir protegida, di mil vueltas en la cama y nada, no podía dormir, en mi cabeza pasaba varías cosas; los azules ojos de Naruto, su sonrisa y es que hasta el momento es el mejor “niñero”.

Finalmente cuando logre dormirme tuve una pesadilla con la que no soñaba desde hace al menos dos años y medio.

—Mamá volveré en unas horas. —dije saliendo de la casa.

Anduve en busca de algunos amigos con los que había quedado, hasta que di con ellos, Estuve en una fiesta en la casa del chico más popular de la escuela, me lo estaba pasando genial, hasta que perdí de vista a Ino, me empecé a preocupar y a buscarla por toda la casa pero nada, Estaba un poco ebria y no podía mantenerme de pie con normalidad, me tambaleaba y estaba mareada, Salí de la casa en busca de Ino y juré escucharla al final de la calle, corrí en esa dirección pero todo estaba volviéndose negro y los gritos empezaron a aumentar, un frío sudor bajo por mi espalda y mis ojos se estaban agrandado con el esfuerzo de ver, me sentía agobiada más que nunca.

— ¿Ino? ¿Estás ahí? —susurre entrando a un callejón sin salida.

En ese momento deje de escuchar sollozos y gritos, una sombra al final del callejón, ¿Seria Ino? Me acerque, mi mirada callo al ver a una chica sin la mitad de su rostro en un charco de sangre, estaba aterrada y era incapaz de apartar la mirada de la chica, por reflejo de un pequeño resplandor alce la mirada y objeto filudo se dirigía a mí……

Mis ojos se abrieron, mis mejilla estaban cubiertas de lágrimas descontroladas, mi labio tiritaba y necesitaba calmarme pero me era imposible, de apoco una presión en el pecho aumentaba negándose a dejarme respirar, encendí la luz desesperada por ver y mire una sombra al frente mirándome, cerré los ojos y los volví a abrir…no estaba.

— ¿Mamá? —quería gritar pero me era imposible, me estaba quedando sin aire debido al miedo.

Naruto, era el único al que me podía ayudar.

Mis manos temblorosas marcaron el número de Naruto, Uno….dos….tres…cuatro pitidos y finalmente descolgó.

—¿Sakura? —su voz sonaba ronca.

—Naruto…—solloce mi voz sonando apenas. —tiene que venir ahora por favor…

Escuche lo pasos de Naruto atreves del teléfono, el sonido de cajones abriéndose y cerrándose, finalmente el sonido de unas llaves.

—Está bien, voy ahora, Tranquila ¿Vale? —asentí con la cabeza como si el me estuviera viendo y colgué.

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En lo último que había pensado cuando mi madre me faltara, es que volvería la pesadilla, mi nuca estaba empapada de sudor debido a la pesadilla, me podría histérica si sigo pensado o soñando en lo que sucedió ese día.

La puerta principal se abrió y agradecí a Naruto que viviera tan solo dos calles de aquí, no me moví de la cama pues parecía inmóvil, escuche como Naruto abría el grifo y después empezada a subir la escaleras, abrió la puerta, dejando el vaso en la mesa de noche y sentándose al borde de la cama.

— ¿te encuentras mejor? —asentí despacio. —Toma. —dijo dándome el vasito de agua, le tome y le di un sobo. —¿Qué ha pasado? —susurro cogiendo el vaso y dejando en la mesa.

—El…—murmure.

Naruto asintió y me abrazo con fuerza, seguramente, mi madre le advirtió sobre esto, Naruto acariciaba mi brazo y me susurrada “Tranquila” “no te va a pasar nada, te lo prometo” cerré los ojos, Naruto me abrazaba protectoramente, haciéndome sentir que no me pasaría nada, deje de llorar pero mi respiración seguía sin dejar de estar inestable, poco a poco Naruto fue recostándome en la cama con movimientos inseguros porque yo seguía abrazada a él, quede tumbada con él al lado mío, mi cabeza puesta en su pecho.

—Duérmete. —susurro acariciando mi cabeza. —te prometo que hasta que tú no te duermas yo no lo hare.

Apagó la luz dejando todo oscuro, poco a poco iba durmiéndome estando muy segura de que el cumpliría su promesa.