Contraste (+13) [23/08/13]

Comenzaré esta historia hablando de él, su nombre es Naruto, es el tipo de chico que posee todo lo que quiere, cuando lo quiere. Naruto tiene 19 años y en este punto de su vida no tiene una visión concreta de lo que desea, luego de terminar la secundaria se dedicó a hacer nada, o bueno, nada en cuanto a estudios, decidió tomarse un tiempo para elegir qué quería estudiar, no quiso seguir de inmediato con su carrera universitaria, alegando que no deseaba estudiar algo y darse cuenta a la mitad de su carrera que no era lo que realmente quería hacer por el resto de su vida; se la ha pasado disfrutando de su juventud sin ninguna preocupación desde entonces y bueno, esto siempre ha funcionado así, Naruto hace lo que le dé la gana, la verdad es que sus padres siempre lo han consentido, lo han complacido en cada capricho por más diminuto e insignificante que sea el mismo, teniendo unos padres como estos, viviendo la vida sin ninguna responsabilidad, ¿de qué se puede quejar este chico?, teniendo siempre las mejores cosas, la mejor ropa, los mejores autos, las mejores chicas. Chicas, sí, él es realmente bueno con las chicas y es que tiene todo a su favor. Es de esos chicos que llaman la atención donde quiera que entren, alto, delgado, atlético sin llegar a ser exagerado, con un cabello rubio algo desordenado, piel levemente bronceada y ese par de ojos de un increíble azul que son capaces de atravesarte en una mirada, además de esa sonrisa encantadora que enloquecía a cualquiera y bueno, para cerrar con broche de oro él sabe qué decir, cómo decirlo, cómo mirar, cómo sonreír y las atrapa por completo para dejarlas escapar después de haber obtenido lo que anhela. De lo anterior se deduce que nunca ha tenido algo serio con ninguna, varias acabaron con el corazón roto al buscar algo más que diversión con el rubio, los planes de él son muy distintos, prefiere lo fugaz, para él lo serio trae consigo un sinfín de desventajas, no se proyecta dedicándole tiempo a una sola chica, saliendo sólo con ella, llevándola a cenar, recordando fechas sin sentido, no. Tiene muy claro que una relación algo formal es imposible de lograr con él, porque sencillamente no se siente capaz ni de cuidarse a sí mismo, menos de aguantar los problemas de alguien más, los celos, todo ese ambiente asfixiante que imagina que conlleva el tener una relación, llena de clichés y falsedad. El amor no es una prioridad en su vida, así de sencillo.

Tiene infinitas cosas por las que sentirse agradecido y no las nota, es realmente afortunado y no lo agrade. Todo lo bueno, todos los sacrificios que hacen por él resultan tan imperceptibles ante sus ojos, no se percata de que lleva una vida envidiable, de cierta forma pero también muy vacía y superficial. Este suertudo posee unos padres geniales, sus nombres, Minato y Kushina. Bueno, este par se encargaron de brindarle todo lo necesario y también lo no necesario; se podría pensar que lo malcriaron y es bastante cierto, pero el poder tener un hijo fue básicamente un milagro para esta encantadora pareja, a ellos se les había indicado que las posibilidades de que Kushina resultara embarazada eran muy pocas y ahí estaba él, como un verdadero milagro. Por esta razón ellos trataron de que Naruto siempre tuviera lo mejor, de que estuviera contento, satisfecho. Los padres muchas veces no se dan cuenta del daño que hacen al dar todo lo que piden los hijos, parece que los mantienen felices pero en realidad sólo crean a alguien consentido que no es capaz de hacer nada por sí mismo y que cree que las cosas en la vida son fáciles, alguien que no valora, desconoce por completo lo que cuestan las cosas.
Seguimos hablando sobre él, siempre estuvo rodeado de muchos amigos, conocidos, pero sabía que gran parte de esa gente no se preocupaba en absoluto por él, eran de esas personas interesadas que fingen ser tus amigos pero que en realidad siempre buscan algo, algo que va más allá y que no tiene nada de amistad, él es popular, rico, ¿qué tipo de “amigos” podría tener? Es por eso que básicamente no confía en nadie, excepto en sus padres y en ellos dos. Ellos son Shikamaru y Kiba, sus amigos de la infancia con los que ha compartido toda clase de aventuras, lo conocen desde niño, saben sus secretos, no hay ningún tipo de interés, eso sólo puede definirse como amistad en su máxima expresión. Con ellos, Naruto puede ser él mismo, puede decir lo que sea porque confía ciegamente en ese par.

Ahora bien, hay ciertas cosas que los padres con capaces de admitir en el comportamiento de sus hijos ¿cierto? A veces, se omite cierto comportamiento, se piensa que es cuestión de tiempo para que las cosas vuelvan a ser como antes, y de repente la situación se sale de las manos, el control se pierde. Como ya se habrán percatado él siempre ha sido un niño de papi y mami, con un par de palabras obtiene cualquier cosa que quiere sin mayor dificultad, para Minato y Kushina él era un chico normal, sí, consentido pero eso no resultaba un problema o al menos no lo consideraban de esa forma. Cuando sus padres decidieron aceptar el que tomara un año sin estudiar no pensaron que Naruto perdiera tanto el control, un año de descanso les pareció una buena idea en un principio. Pero entonces las fiestas de Naruto eran todas las semanas, varios días de la semana, entonces comenzó a llegar en la madrugada, comenzó a llegar al día siguiente. La casa comenzó a sentirse más vacía, él se ausentaba demasiado, Naruto no tomaba nada en serio y sin embargo creyeron que todo era temporal, es muy joven y eso es considerado normal en los jóvenes ¿no es así?

Pero el tiempo no cambió las cosas, con el tiempo la actitud de Naruto empeoró, él parecía no notar que sus padres estaban preocupados, cansados de que se la pasara de fiesta en fiesta, de chica en chica. Les pareció entonces que era momento de poner un alto, de detenerlo, de mostrarle la realidad, de sacarlo de ese lugar donde ellos le habían facilitado permanecer. Sí, una reacción tardía pero reacción al fin y al cabo, ya no podían engañarse a sí mismos. Había que enmendar un poco del daño que habían ocasionado.

Fue precisamente una noche de fiesta de Naruto en la que las cosas adquirieron un carácter más serio, fue en una de esas obras de la “libertad” que tanto adoraba Naruto que sus padres lo enfrentaron, fue esa noche la que marcó un cambio en la vida de este descontrolado rubio.

Shikamaru le señaló con una mueca el cinturón, Naruto sonrió de medio lado, un tanto burlón. El pelinegro lo observó, ¿qué le había pasado a Naruto? No se había dado cuenta del momento en que su amigo todo le importaba un carajo.

-Tus papás van a matarte-amenazó el pelinegro para luego encender el motor. Naruto lo observó como si sintiera que su amigo intentaba tomarle el pelo.

-¿Bromeas? Llevo meses llegando así a casa mientras duermen, no se darán cuenta-dijo confiado.

-Ojalá. Naruto, deberías tener más cuidado. Últimamente no haces más que embriagarte, viejo, ya está bueno de tanta fiesta-

-Basta Shika o vomitaré-bromeó.

-Vomitas y te asesino, carajo-dijo molesto. El rubio soltó una carcajada, Shikamaru no pudo hacer más que suspirar lleno de resignación.

-Estoy bien amigo, no exageres. Siempre hemos sido así ¿recuerdas?-

-Tenemos recuerdos muy diferentes-

-Es que estoy algo…-intentó decir.

-¿Borracho, alcoholizado, fermentado en alcohol?-Naruto sonreía.

-Alegre-dijo aún sonriente. Shikamaru no dijo nada, no hasta estar frente a la casa de su amigo.

-Llegamos-dijo el pelinegro.

-Te debo otra-dijo mientras se quitaba el cinturón.

-Ya tienes una gran cuenta-

-Lo sé-se bajó. Cerró la puerta y se dirigió a la parte trasera de su casa, se quitó los zapatos, abrió la puerta y se introdujo en la casa atravesando primeramente la cocina, la sala en segundo lugar hasta llegar a las escaleras sin hacer ningún tipo de ruido, entonces comenzó a subirlas con una sonrisa de oreja a oreja reflejando su victoria, todo estaba perfecto para él hasta que sin ningún sentido las luces de la sala se encendieron. Se paralizó, su boca se abrió levemente llena de sorpresa, luego apretó los labios y cerró los ojos.

-¿Tienes idea de la hora que es?-era la voz de su mamá, voz notablemente llena de molestia. Él no supo qué decir, siguió sin moverse-Al menos déjame verte frente a frente-dijo ella. Él se dio la vuelta lentamente, los observó, sus padres intactos como dos estatuas lo observaban fijamente.

-Yo…-intentó decir.

-Tú…-dijo Minato-Vas a ir a dormir y mañana a primera hora hablaremos un buen rato-el rubio suspiró-No puedes hablar en esas condiciones-

-Papá no estoy…-

-Sólo ve a dormir-dijo Kushina. Naruto no pudo hacer más que obedecer e irse con un sabor amargo a su habitación, debía prepararse para un gran sermón y algún castigo sin mucha importancia, como a los que ya estaba acostumbrado. Pero para sus padres todo funcionaba muy diferente.

Llevaba durmiendo unas pocas horas, estaba en un sueño profundo, cuando de repente sintió como lo sacudían, se despertó más que sorprendido y ahí estaba ella, con una cara seria que ya de por sí era una mala señal. Dejó de sacudirlo en cuanto vio que ya era suficiente, cuando los ojos del rubio estaban tan abiertos como un par de platos.

-Mamá… ¿qué te pasa?-dijo frunciendo el ceño.

-Es hora de levantarse-

-Pero si acabo de dormirme-

-Sí cariño, eso pasa cuando llegas en la madrugada. Vamos, arriba-él se levantó sin nada de ganas, la siguió hasta la sala, ella le indicó con gestos que se sentara en uno de los sofás, mientras que ella acompañó a Minato en el sofá grande, justo en frente del chico que se sentía en una especie de interrogatorio, no sabía qué esperar ni qué pasaba por la mente de sus padres.

-Bien-dijo Naruto adelantándose-Llegué tarde, lo sé. Lo lamento-ellos lo observaron.

-No sé si crees que somos tontos pero no es la primera vez que llegas a esa hora o que inclusive no llegas-habló Minato-Mira Naruto, creímos que se te pasaría esta manía de estar saliendo sin control alguno pero has cruzado el límite-Naruto no podía estar más confundido, su expresión lo decía todo.

-¿Límite? No entiendo nada-

-Tu papá habla de que ya esto no da para más-dijo Kushina muy seria-Cariño, has llegado ebrio, mucho más que anoche, golpeado, incluso no has llegado en ocasiones, deja de ocultarlo y has estado fumando-él abrió los ojos como platos.

-Sólo lo hago de vez en cuando-justificó.

-Lo haces y eso es lo que importa-dijo ella-No sé en qué momento dejamos que esto pasara pero no vas a seguir así-

-Mamá, creo que exageras. Siempre he sido así, no tiene sentido que me juzguen ahora-se defendió. Kushina suspiró.

-Naruto-tomó la palabra el rubio mayor-No te engañes ni trates de engañarnos que los 3 sabemos que no siempre ha sido así. Te la pasas de fiesta en fiesta, de chica en chica, no tienes metas ni responsabilidades-

-Genial-bufó comenzando a enfadarse-Les dije que necesitaba algo de tiempo para decidir lo que quiero estudiar-

-Eso lo sabemos, lo aceptamos-dijo esta vez Kushina-Pero usas eso como excusa para hacer lo que se te venga en gana-

-¿Adónde quieren llegar con todo esto? Me parece excelente si sólo me dicen el castigo y nos ahorramos toda esta charla inútil-dijo totalmente desesperado.

-Lo siento cariño pero deberás escucharnos-dijo ella-Mira, esta vez no será un castigo común-Naruto comenzaba a alarmarse.

-¿A qué te refieres mamá?-hubo unos instantes de silencio que profundizaron el estado de frustración en el que él estaba sumergido. Hasta que por fin Minato decidió hablar.

-Verás, creemos que es necesario que aprendas algunas cosas que son verdaderamente importantes-Naruto no decía nada-Tenemos una excelente amiga, ella vive en Konoha y posee su propio restaurante el cuál ella misma administra y dirige-

-¿Eso qué tiene que ver conmigo?-dijo meneando la cabeza de un lado a otro.

-Irás a Konoha a trabajar para ella-Naruto estaba en shock mientras esas palabras hacían eco en su cabeza.

-¿Qué?-levantó una de sus cejas mientras negaba con la cabeza.

-Lo harás. Trabajarás para ella, la obedecerás y no recibirás nada a cambio, excepto hospedaje y alimentación-Naruto observó a Kushina esperanzado en que ella lo negara todo.

-¿Mamá…?-dijo más que preocupado.

-Ya está decidido-dijo ella.

-Me tienen que estar jodiendo-dijo disgustado.

-No lo hacemos-dijo Minato serio-Y hay otras cosas-

-Ah, ¿aún falta?-dijo el chico cruzándose de brazos.

-No tendrás más auto, ni celular, computadora ni ninguna de esas cosas de las que tanto dependes-

-No pueden hacer esto-dijo molesto.

-Sí podemos-dijo Minato-Debemos hacerlo-

-¿Deben?-

-Naruto, sólo mírate-dijo ella-no puedes seguir actuando como si nada importara-

-¿Y tú piensas remediarlo enviándome con una desconocida?-disparó él.

-Sí. A ver, los castigos “tradicionales” no ayudan en nada-argumentó ella.

-¿Si? ¿y esto me cambiará la vida? Claro, seré renovado y ya no te sentirás avergonzada de ver en lo que me he convertido-Kushina frunció el ceño.

-No te atrevas a decir que me avergüenzo de ti-amenazó-No sabes todo lo que hemos hecho por ti, no sabes cuánto de adoramos y por supuesto no sabes cuánto nos duele ver que confundes la libertad con la estupidez-

-¿Estupidez?-dijo dolido-en ese caso lamento informarte mamá que seguiré siendo un estúpido-

-Hijo-dijo Minato-Una cosa es diversión y otra muy diferente es andar por ahí sin una meta-

-Yo no funciono como ustedes y lo sabrán cuando su castigo patético no dé resultado y tengan a su estúpido hijo de vuelta-se levantó completamente molesto. Ellos lo observaron.

-Naruto-llamó ella, él no se volteó, se fue directo a su habitación, y descargó con lo primero que se le atravesó su molestia. Estaba tan frustrado, tan sorprendido, deseaba que todo se tratara de una broma, de una pesadilla y entonces comenzó a repasar los últimos meses y tratar de encontrar tantos errores como los habían encontrado sus padres. Pensaba con detenimiento y no lograba entender nada, para él sólo la había pasado bien, no había restricción en ese sentido, qué tenía eso de malo. Para él, nada. Mientras intentaba pensar en la manera de librarse de todo aquello la puerta se abrió y ella se dejó apreciar, él la vio sólo durante unos segundos y luego apartó la vista colocándola sobre la pared.

-¿Podemos hablar?-dijo ella luego de cerrar la puerta, aproximándose a su hijo.

-¿De qué exactamente?-al fin la observó, él se sentó en la cama, luego, ella lo acompañó.

-Sé que no entiendes nada de esto y que probablemente nos odias, pero es lo mejor, puedo asegurarlo-

-¿De verdad? Sabes mamá, seguiré siendo el alcohólico, busca pleitos, fumador y adicto al sexo que describieron antes, aquí y en Konoha-

-No te describimos de esa forma y lo sabes-dijo ella con voz suave.

-Claro, exagero-

-Lo haces-dijo segura.

-Yo diría que los que exageran son otros. Enviarme a un lugar que no conozco, con gente que no conozco a trabajar, sin pago, sin celular, sin computadora, sin videojuegos, sin música, sin diversión. Estaré de lo más contento y actuaré muy agradecido-

-Deja el sarcasmo ¿quieres?-sugirió. Él la observó con esos ojos.

-Detén esto mamá, te lo juro, no haré más tonterías, lo prometo, pero por favor, te lo suplico no me envíes ahí-ella lo observó.

-Lo lamento cariño-susurró-Deberás preparar tu maleta con lo necesario, nada de ropa lujosa, unos jeans, tus zapatos deportivos y camisetas sencillas, allá no necesitas ese tipo de cosas-

-¿Mañana?-dijo frustrado-No puede ser-

-Sí puede-lo besó en la cabeza-Si intentas alguna tontería para librarte de esto, todo será peor y sabes a lo que me refiero. No estoy jugando-él asintió.

-Si ustedes no me soportan, no lo harán unos desconocidos-se levantó de nuevo, ella suspiró bastante triste.

Salió al jardín, caminó de un lado al otro, llamó a sus amigos y les contó lo que ocurría. Y se resignó a la idea, sabía que su mamá hablaba en serio, las cosas empeorarían si intentaba escaparse o hacer trampa, ellos no cambiarían de opinión. Pensó entonces que ni de broma trabajaría ahí, que es probable que al segundo día en Konoha ya la desconocida amiga de sus padres no pudiera con él y decidiera devolverlo; él no necesitaba cambiar, no quería hacerlo, mucho menos de aquella forma.

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Ya conocen a Naruto, ahora es tiempo de hablar sobre Sakura. Para Sakura las cosas no han sido sencillas, era sólo una niña cuando su padre murió en un accidente automovilístico, una tragedia así hace que surjan los héroes y heroínas, en el caso de Sakura su heroína es su mamá, ella supo lidiar con el dolor de la pérdida de su esposo y mantener tranquila a su pequeña, ella se hizo cargo del restaurante que en ese entonces estaba en la etapa más difícil, los primero años, de los que depende el éxito o bien el fracaso de cualquier negocio. Así que su mamá es la persona a la que más admira y adora en todo el mundo, ella le ha ayudado siempre, ha estado ahí en las buenas y en las malas. La vida de Sakura es un total contraste con la de Naruto, ella tiene muy claro lo que quiere, hacia donde ir, ella conoce el valor de las cosas pues nunca las ha obtenido de gratis, ella está donde está por sus propios méritos y los de su mamá, no le han regalado nada. Desde niña supo que quería trabajar en algo donde pudiera ayudar a otras personas, esta idea aún ocupa su mente, se decidió por la enfermería, es algo que le apasiona, es algo a lo que quiere dedicar su vida.

Sakura tiene muy claro a dónde ir, precisamente porque conoce de dónde viene y la dificultad de todo el recorrido. Ella no es una chica común, tiene gustos algo extraños comparados con la mayoría de chicas, bien, ella es muy natural, casi nunca utiliza maquillaje y no lo necesita, podemos desechar definitivamente que ella sea una de esas que tarda horas alistándose, que combina todas las prendas, que está pendiente de su cara durante todo el día así como de su dieta, no, Sakura no es de esas chicas. Ella es sencilla, no se complica la vida tratando de agradar a la gente por su sentido de la moda, ella se viste como le gusta, no como lo impone la moda, moda es de hecho una palabra bastante molesta para ella, es tan cambiante, tan ridícula en ocasiones, la música de moda por ejemplo, ella no la escucha, por más anticuado que suene, para Sakura la verdadera música es algo vieja, pero es mucho mejor que Pitbull, One Direction y todos los demás. Es quizás por ese tipo de pensamientos que ella no tiene demasiados amigos pero tiene sin duda a los mejores, los más fieles que pueden existir, tan peculiares como ella; sin embargo su mejor amiga es sin duda Ino, siempre han sido vecinas así que ya se podrán imaginar la cantidad de travesuras que han compartido. Ino también es su compañera de universidad, son como hermanas, inseparables.

Ahora bien, llegó la hora de mencionar el amor en la vida de Sakura. Ella es sin duda una chica linda y posee una personalidad fuerte, luchadora y sí, algunos chicos lo intentaron pero no consiguieron nada, es que ella conocía a los patanes y no quería saber nada sobre ellos, de verdad, detestaba al típico chico guapo que creía que con una sonrisa podía derretir a todas, los chicos superficiales que sólo buscaban algo físico, esos podían irse al carajo, a ella no le interesaban, prefería a los chicos con cerebro, que pudieran hacerla reír y hablar de cosas interesantes, chicos que pudieran ver más allá de lo exterior, de esos chicos que realmente valen la pena. Así es como comenzó a salir con él, Sasuke, es un chico muy atractivo pero nunca fue muy bueno con las chicas, era algo tímido y solitario, cuando conoció a Sakura ella llamó su atención y en un abrir y cerrar de ojos estaban hablando sobre libros, películas y muchas cosas en común. Ella no tenía cosas malas que decir sobre lo que hubo entre ambos, lo había amado muchísimo y él a ella, todo suena tan bien pero todas esas cosas en común, todo eso que ambos compartían se volvió monótono y eso que sentían se fue enfriando, 1 año juntos y luego él la engañó, estaba ebrio, pero la engañó, no hay justificación válida y ella no perdona ese tipo de cosas, ambos sufrieron, lloraron y seguía siendo difícil, aún después de haber pasado al menos 6 meses, él seguía insistiendo, quería recuperar todo, recuperarla, pero ella no iba a ceder y él poco a poco insistía con menos frecuencia y poco a poco Sasuke perdía toda esperanza y lo que hubo entre ambos desaparecía.
Así que no podía decir que los hombres eran lo peor, mucho menos que lo odiaba, estaría mintiendo, pero sí tenía muy claro que le costaba confiar en los chicos y que ya tenía suficientes decepciones. Entonces prefería estar tranquila, sin ningún tipo de atadura, no necesitaba un novio, sólo se necesitaba a ella. Con Sasuke no volvería, eso nunca.

Cuando su mamá se lo contó le costó creerlo y aún más entenderlo, era un castigo algo extraño, pero imaginaba que de verdad era un intento esperanzado por parte de Minato y Kushina, ella los conocía, venían muy seguido al restaurante, eran dos excelentes personas, amiguísimos de su mamá, es por eso que le resultaba difícil imaginar que unos padres como esos recurrieran a tales acciones, a su hijo nunca lo había visto pero trataba de ponerse en su lugar por lo que decidió ser muy amable, después de todo debía ser un adolescente en una de sus crisis y se sentiría mal en un lugar tan diferente y extraño para él.

Su mamá se acercó, le sonrió.

-Están por llegar-susurró. Sakura asintió-Él, en el fondo es un buen chico-

-¿En el fondo?-levantó una de sus cejas. Su mamá sólo suspiró, Sakura hizo una mueca de frustración.

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Él escuchaba música en su celular, observaba a través de la ventana el paisaje tan desconocido, se sentía extraviado, perdido, frustrado. Sus papás estaban calmados, seguros como si de verdad creyeran que habían tomado la mejor decisión, él deseaba desaparecer de ahí, despertar, pero la realidad era otra. Su papá se estacionó y entonces él observó el edificio, era un restaurante grande pero no demasiado, tenía algo de rústico, podía observar mesas y sillas de madera, se veía realmente agradable, un buen lugar para comer, pensó Naruto, un mal lugar para trabajar. Se bajó del auto con su maleta, su mamá le hizo un ademán para que entrara y entonces pudo ver con mayor detalle el lugar, sí que era cálido, familiar, bastante tradicional. Le echó una ojeada al lugar y se detuvo en lo que imaginó ser su jefa, una señora con un cabello peculiarmente rosa amarrado en un moño y con una sonrisa en su rostro.

-Hola-saludaron Minato y Kushina juntos.

-Que gusto verlos-respondió ella. Luego se dedicó a observar a Naruto-Sí que has crecido-el rubio sólo sonrió, sin muchas ganas, después de todo, no quería estar ahí-Sakura te dirá dónde vas a dormir. Saku-llamó. Y entonces ella se dejó ver, Naruto la observó rápidamente sin darle mayor importancia, ella lo observó más detalladamente, ya eran un chico grande, no como imaginaba.

-Hola-saludó la chica. Sólo Minato y Kushina constestaron.

-Muéstrale el cuarto-Sakura asintió.

-Sígueme, es por acá-él la siguió, sumido en sus pensamientos.

-Bien. Es aquí, es algo pequeño pero cómodo-entraron-Había un televisor pero tus padres pidieron…-él asintió-Bueno, mañana temprano comienzas, vas a trabajar como mesero, debes estar a las 6 en punto listo, el uniforme está…-decía ella mientras notaba como él no prestaba atención-¿Me estás escuchando?-él clavó sus azules ojos en la chica, con una mirada para nada amistosa.

-No. No sé si no te has dado cuenta pero no quiero estar aquí-dijo con voz fría.

-Mira, sé que estás molesto-dijo tranquila.

-No, tú no sabes nada-dijo frunciendo el ceño-Si no quieres malgastar tu tiempo, entonces no digas nada porque no me interesa-ella lo observó, comenzaba a molestarse. Le habían traído al tipo de chico que tanto adoraba.

-Tienes razón, espero que disfrutes el resto de la tarde viendo la pared-sonrió-Y que mañana a primera hora estés listo-

-¿O?-la observó.

-O no volverás a tu antigua vida de príncipe por mucho tiempo-ella le dedicó una fría mirada y salió de ahí, sabiendo de antemano que las cosas no serían fáciles. Él por su parte comenzaba a odiarla, comenzaba a odiar todo.