Bleach: Soul Modosu [+18] [P]

Prologo
Nuevo héroe, nueva historia


Capitulo uno: Winter Rhapsody

Era un día normal en Kyoto, la nieve se veía caer por la ventana mientras el incesante ruido del despertador lo molestaba, se revolvió negándose a levantarse, sin embargo pasados unos minutos decidió que era lo mejor.

Aparto las sabanas a un costado y llevo su mano a la mesita de luz que estaba al lado derecho de su cama. Con movimiento aletargado y torpe apago el aparato, miro la hora y suspiro aburrido.

Fue al baño a paso tranquilo, se lavo la cara con abundante agua fría y se miro al espejo para suspirar aburrido. Se hizo la higiene personal y salió rumbo a su cuarto para cambiarse. Se puso un pantalón de abrigado y una remera holgada que tenia el número noventa estampado en la zona del pectoral izquierdo.

-Kyūju nii-san, es hora de comer.- Dijo la voz de su pequeña hermana de diez años del otro lado de la puerta de su cuarto.

-Ya voy Yuna.- Dice el muchacho de dieciocho años.

-Veintiuno de diciembre. No me acuerdo ni de tú rostro, pero ese día me dejaste solo oto-san.- Pensó Kyūju deprimido al mirar por la ventana el cielo gris.

Bajo las escaleras a paso tranquilo solo para ver como su madre miraba una foto como lo hacia todos los días. Ella era pelinegra y se conservaba bien para su edad. Sus ojos eran celestes, cuerpo sinuoso y firme, bien proporcionada y nada exagerada en cuanto a sus medidas. Su nombre Kirei Kurasa.

Ella lo mira de reojo y no puede evitar notar el parecido con él. Era de complexión atlética con la musculatura perfectamente bien marcada gracias a sus hábitos deportivos, más no exagerada. Pelo color ocre semi anaranjado oscuro, ojos azul cielo de rasgos afilados. Media un metro setenta y ocho.

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

-Hola Kyūju-kun ¿dormisteis bien?- Dijo interrogativamente la madre al muchacho quien se quedo mirando la foto que ella tenia en su mano.

-Si.- Responde simplemente enfocando su mirada en la foto tomada el día de la boda de sus padres.

-Todos los veintiuno de diciembre es lo mismo…le haces falta Ich…

-Oka-san ¿pasa algo?- Pregunto el muchacho mirando a su madre que tenia su vista enfocada en el suelo.

-No…no pasa nada. Solo estaba pensando en lo parecido que eres a tú oto-san.- Respondió ella mientras el muchacho suspiraba.

-No me lo nombres.- Dice él a lo que el florero que estaba en la mesa del living estalla en miles de pedazos.

-Parece que los fantasmas están muy activos hoy.- Comento Kirei mientras salía a traer una escoba.

-Sabes que lo que vemos no existe y eso se aplica a los fantasmas. Deberías de dejar de decir eso porque si no Yuna creerá que son reales.- Dijo su hijo mirando el florero roto, solo para ver como un perro fantasmagórico salía atravesando la pared.

Minutos después llega su madre con una escoba y una pala para disponerse a limpiar el desastre y mirando a su hijo de reojo para sonreírle.

-Tu padre creía en los fantasmas porque decía que con ellos siempre podemos tener a las personas que queremos cerca de nuestro corazón, es como si volvieran a nuestro lado.- Parlo ella lo que su hijo aprieta su puño enojado y se muerde el labio inferior.

-Eso es una bazofia…él no volverá, no importa si esta muerto porque el día que decidió irse de está casa choco su auto. Y si fuera así poco me importa, yo no creo en los fantasmas.- Dice enojado mientras se dirigía a la puerta de su apartamento y se dispuso a salir luego de ponerse un calzado abrigado consistente en unas botas térmicas tipo militar color desierto.

-Kyūju…

-Déjame solo.- Lo interrumpe el muchacho saliendo por la puerta del apartamento número quince con rumbo a la calle.

-Oka-san ¿qué paso?- Pregunto una niña pelinaranja mientras su madre la mira.

-Nada, ya sabes como se pone él este día.- Responde ella mientras volvía a posar sus ojos en la fotografía de ella y el pelinaranja padre de su hijo…

Veinte minutos después:

…El frío era tal que veía su propia respiración, mirando el piso caminaba abstraído en sus pensamientos mientras a su mente recuerdos de su niñez le llegaban como un vendaval azotando contra el vidrio de una ventana durante un temporal…

Flashback:

…Era un día de primavera y un chico de siete años se encontraba jugando con su padre en el parque. Ambos se reían contentos disfrutando de cosas que solo ellos podían ver. Era algo extraño pero sin duda era divertido.

-Oto-san…oto-san ¿por qué puedo verlos?- Pregunto el niño a su padre mientras este simplemente miraba como aquel perro y gato espectrales corrían por el parque.

-Kyūju…puedes hacerlo porque eres especial.- Responde su padre con una sonrisa a lo que el niño simplemente lo mira.

-Pero realmente son verdaderos, no es mi imaginación ¿no? ¿Oto-san porque los fantasmas no se van a descansar?- Interroga Kyūju a su progenitor quien simplemente mira el cielo.

-No, no te lo imaginas. Y ellos no descansan porque tienen cosas que hacer y gente por la cual velar, se irán cuando llegue el momento.- Contesto el pelinaranja a lo que su hijo le sonríe.

-Entonces yo no me iré hasta que sepas que estés bien.- Dijo su hijo a lo que el hombre apoya su mano en su cabeza y le sonríe.

-Entonces es una promesa yo siempre cuidare de ti si tú cuidas de mi. Después de todo…

Fin de flashback.

…-“…es deber de los padres velar por sus hijos…”- Resonó en su mente mientras miraba el cielo.

-¿Por qué te fuiste oto-san?- Se pregunto mentalmente el muchacho a lo que levanta su vista del suelo para mirar al frente.

En eso sus ojos se abren desmesuradamente ya que ve como una mujer parada en la mitad de la avenida, esta simplemente andaba vestida con un pijama blanco y abstraída contemplaba como el vehículo se dirigía a ella.

-¿Acaso no la ve?- Pensó el muchacho al ver que el camión aceleraba para cruzar el semáforo antes de que cambiara a rojo.

No lo pensó dos veces y se lanzo a salvarla, corrió como una exhalación y abrazándola con fuerza la aparta del peligro. El camionero ve al chico de pelo anaranjado oscuro acercarse y frena súbitamente para evitar un accidente, ocasionando que detrás suyo todos los vehículos pararan de golpe su marcha.

-¡Ehhh…mocoso estúpido mira por donde vas!- Grito el camionero mientras el chico lo ignoraba.

-¿Estas bien?- Pregunto Kyūju a la mujer quien simplemente lo miro.

-Aquí fue el accidente.- Dice ella con la mirada perdida.

-¿De qué hablas?- La interroga confundido el joven.

-Ese día yo…

-Tú ¿qué?- Interroga el Kurasa mientras ella lo ignoraba.

-¡Imbécil acaso me vas a contestar!- Exclama el conductor a lo que Kyūju lo mira de reojo.

-¡Imbécil! ¡Tú eres un idiota! ¿Qué no la vistes…

-Ese día yo…morí.- Dijo finalmente la mujer a lo que el muchacho corta sus palabras sorprendido ante tal afirmación.

-¡¿Si no vi a quien?!- Pregunta a los gritos el conductor mientras Kurasa observa que no había nadie donde debía estar la persona que salvo.

-¿Pero qué mierda pasa?- Se interrogo mentalmente mientras salía corriendo del lugar.

-Seguramente debe estar drogado…hmp maldito mocoso, toda la juventud está descarriada.- Parlo para si mismo el conductor mientras retomaba la marcha…

Con Kyūju:

…Corría, simplemente eso, no sabia que pasaba, no entendía lo que ocurría. Podría ser que lo imagino todo…no imposible, él la toco, sintió con sus manos como la abrazaba para apartarla del peligro.

Sus pasos acelerados sin quererlo lo guiaron al parque donde años antes jugaba con su padre. Miro los alrededores y entonces se sorprendió aun más. Había cientos de personas, pero no eran normales, la gente normal parecía ignorarlas.

Estos individuos deambulaban sin rumbo algunos susurraban cosas a los oídos de la gente pero estos parecían ignorarlos o mejor dicho no darse cuenta. Entonces a su mente vino una frase que siempre quiso olvidar.

-“…No, no te lo imaginas…”- Escucho en su cabeza al tiempo que la sacudía con fuerza.

-Fantasmas.- Balbuceo Kyūju sorprendido pero en un atisbo de razón decidió marcharse antes de que comenzara a enloquecer.

Apartando las tonterías de su mente, se repetía a si mismo una y mil veces que lo que paso era solo una mala pasada de su cabeza, sin embargo no sabia que pensar. En eso siente algo acercándose por detrás suyo. Gira su testa y ve que no había nada.

-Debe ser mi mente. Mejor regreso a casa.- Pensó Kyūju pero en eso una gigantesca mano lo toma por la cintura.

La baba caía sobre su rostro mientras asustado contemplaba como ese ser que se asemejaba a una especie de ogro lo tenia capturado. Intento zafarse de su agarre pero la fuerza de aquel ser que portaba una mascara hecha de huesos y que tenia un agujero en el pecho era demasiada.

-¡Groarhhhh!- Rugió la bestia en su cara llenándolo con su aliento.

El dolor invade su pecho. Su cuerpo se comprimía a medida que aquel monstruo hacia más presión sobre él. Pero en el instante que estaba apunto de perder la conciencia siente un gran dolor en lo que parecía ser su corazón.

Mira asombrado como una espada lo atravesaba, pero no había dolor extrañamente. Un extraño calor lo invade y una explosión de energía celeste con tintes rojos tiene lugar.

La misma termina y de ella surge Kyūju quien portaba ahora unas extrañas ropas color negro estilo tradicional, casi como si fuera un samurai de la antigüedad, en su mano se hallaba una gran katana color gris. La misma era casi tan alta como él.

Aquel ser intento atacarlo, pero por puro instinto abanico su arma. La espada le cercena la mascara con un mandoble limpio y aquel monstruo desaparece.

-¿Qué fue eso?- Se pregunto el Kurasa en voz baja.

-Eso fue un hollow. Y por lo que veo mi cálculos eran correctos, tú eres un humano con potencial para ser un shinigami.- Parlo una voz respondiendo su pregunta.

Giro su cabeza a un costado y ahí lo vio era un hombre cercano a sus treinta, de rasgos y expresión fría. Pelo castaño oscuro y lacio con un mechos semi-enrulado que caía desde su frente hasta la altura de las cejas. Vestía un pantalón vaquero, una remera azul oscuro y una chaqueta de cuero negro que hacían juegos con sus zapatillas deportivas color marrón.

-¿Quién eres?- Pregunto Kyūju poniéndose a la defensiva al ver como el extraño tomaba la katana que le había atravesado.

Ignorando la pregunta el hombre ve como la misma se volatiliza, pero eso no le importo ya que esa posibilidad la había contemplado.

-Así que al final solo sirvió una vez. Con lo que me esforcé en recolectar sus reiatsu.- Pensó el castaño cerrando los ojos pensativo.

-Te pregunte ¿quien eres?- Dijo el joven enojado lanzándose al ataque a lo que sujeto detiene su espada a mano limpia causándole sorpresa.

-Tanto reiatsu, si la zampakuto de un shinigami es igual a su poder, este chico sin duda será muy fuerte. Pero por ahora creo qué mejor lo dejo estar.- Pensó el hombre misterioso a lo que desaparecía a gran velocidad.

-Se desvaneció.- Pensó asombrado el muchacho a lo que siente una mano a su espalda.

-Tienes mucho que aprender…shinigami daiko. Y con respecto a tú pregunta mi nombre es…Aizen…Sosuke Aizen.- Dijo el sujeto al tiempo que un simple golpe en el cuello dejo inconsciente al Kurasa.

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

-Las cosas comienzan a moverse.- Susurro Aizen mirando la nieve caer a lo que toma a Kyūju y lo coloca sobre su hombro para desaparecer junto con él usando un veloz shunpo…