De todas formas te amo.

De todas formas te amo.

- ¡Sakura! - se escucho un gran grito, lleno de rabia y desesperación.

Para que una enorme pared de piedra de una cueva se reventara en pedazos, creando un agujero del cual entro una persona. Siendo un chico joven, de cabellera desordenada y rubia en punta, vistiendo unas naranjas ropas con negro.

- ¡Sakura! - volvió a gritar el rubio, el cual se freno.

Viendo como la luz del día se colaba por el agujero hecho por él hacia el interior de la cueva, iluminando esta. Quedándose mudo al ver la escena frente a sus ojos.

- ¡Sakura! - grito por tercera vez, viendo a la joven frente a él.

Completamente desnuda, tendida en el frio suelo rocoso, con muchos moretones y heridas por todo su desnudo cuerpo, sangrando desde su boca y desde su entrepierna. Encontrándose casi en posición fetal, con sus verdes ojos abiertos, estos inundados en lagrimas.

- Por dios… ¡Sakura! - grito el rubio corriendo hacia su amiga, lanzándose de rodillas enfrente a esta para quitarse su chaqueta y cubrir a la chica con ella. Levantándola en sus brazos. - ¡¿te encuentras bien?!

- ¡Naruto…! Dios…

El rubio se volteo, encontrándose con su profesor de cabello gris y desordenado, y con un ojo negro y uno rojo. Deteniéndose a espaldas del rubio, viendo a este sosteniendo a la callada y maltratada pelirrosa.

- Está en estado de Shock - murmuro el peligris.

- Debemos sacarla de aquí - susurro el rubio, mientras su sensei asintió con su cabeza.


- ¡Abuela Tsunade! ¿Cómo está Sakura? ¿Cómo se encuentra ella? - pregunto el mismo rubio, insistentemente poniéndose de pie, viendo a una rubia mujer salir de una habitación. - ¡lleva mucho tiempo ahí…! ¡¿Cómo esta?!

Encontrándose en los pasillos de la sala de espera del hospital, acompañado de Kakashi su profesor, Sai su amigo y compañero y Sasuke su mejor amigo, además de una rubia de nombre Ino amiga de la pelirrosa y un pelinegro de nombre Shikamaru, además de otros cuantos quienes se encontraban ahí esperando por ver a la chica.

- Sakura… salió de ese estado de shock, y tengo los resultados de sus exámenes - hablo la Hokage, teniendo un rostro serio, notoriamente entristecido. - ella… fue torturada para dar información sobre Konoha, fue golpeada y violada.

Los azules ojos del rubio se dilataron, abriéndose ante esa enorme sorpresa por esa cruda palabra. Inundándose en la rabia, demostrando esto al cambiar su iris de azul a rojo con una línea negra que rasgaba sus ojos.

- Ese hijo de…

- Y no es solo eso - susurro la Hokage Tsunade, interrumpiendo al rubio el cual cerró con fuerza y rabia su puño. - Sakura… producto de esa violación, está embarazada - volvió a susurrar.

Para él, en ese momento el mundo se detuvo y lo lanzo expulsado por los aires. Sin poder creer lo sucedido, sin poder procesar aquella filosa oración la cual se enterró en el centro de su pecho y se hundió hasta tocar y pinchar el corazón. Todos guardaron silencio, sin saber que decir ante aquel informe, todos sorprendidos, viendo fijamente al rubio el cual bajo su vista.

- Sakura… ¿te encuentras bien? - hablo una mujer, de cabello corto y rubio, siendo la madre de Sakura. Encontrándose al interior de la habitación junto a su esposo y padre de la chica.

Hablando con una voz cálida y maternal, viendo con una forzada pero normal sonrisa a la pelirrosa chica. Esta se encontraba en un frio y eterno silencio, sentada en la cama de la sala del hospital vistiendo un camisón blanco tapada hasta la cintura por una manta blanca. Completamente callada, con sus manos juntas sobre su regazo mientras tenía unos perdidos ojos viendo los bultos en la cama formados por sus piernas.

- Sakura - insistió su madre, apunto de pronunciar una segunda oración. Sin embargo fue interrumpida.

Un gigantesco y desgarrador grito retumbo con fuerza e ímpetu por todo el hospital e incluso la aldea. Espantando a las aves, asustando a los animales y gente, mientras el padre y la madre de la pelirrosa voltearon a ver hacia la puerta proviniendo desde afuera de esta ese feroz grito. Reconociendo al autor de este.

- Espera… ¡Naruto! - exclamo Tsunade, viendo como el rubio se rodeo por un brillo dorado y negro, para desaparecer en un parpadear.

- ¿Dónde se fue? - se pregunto la rubia de nombre Ino.

- Posiblemente… detrás del prisionero, responsable de esto - respondió la Hokage.

Cientos de kilómetros apareció Naruto, corriendo con sus ojos ocultos bajo unos cuantos mechones mientras se hacía paso a mala gana empujando a cualquiera que se entrometiera en su camino sea ninja o no. reventando una puerta frente a él, encontrándose con una gran habitación oscura sin embargo con unos reflectores apuntando hacia el centro donde se podía ver de pie un sujeto encadenado de manos y piernas, rodeado por cazadores ANBU. Siendo un hombre musculoso, alto, de cabello desordenado castaño y ojos grises.

- ¡Naruto! - reacciono uno de los cuatro cazadores ANBU que rodeaban al hombre, quienes vieron como el rubio comenzó a correr.

- ¡Aléjenlo de mi! - exclamo el indefenso sujeto encadenan de pies y manos, sintiendo la desesperación inundar su cuerpo al ver esos furiosos ojos rojos los cuales lo observaban con la única intención de devorarlo. - ¡que no me toque!

- ¡Muévanse! - grito Naruto soltando un enorme rugido, viendo creando desde su cuerpo unas cuatro manos las cuales golpearon sin importarle nada a los ANBU.

Abriéndose paso, para aparecer enfrente al inmóvil sujeto y hundir con una brutalidad su puño en la mandíbula del hombre. En ese momento, fue como si el tiempo se detuviera, canalizando toda su ira y rabia en su puño mientras veía cuadro a cuadro el rostro del sujeto deformarse culpa de su puño. Para finalmente empujar al sujeto, lanzándolo a volar por los aires reventando las cadenas, y estrellar a este contra la pared para después caer y terminar en el suelo.

Sangrando a chorros desde su rota nariz y de su boca, la cual había perdido casi todo sus dientes y a la vez su quijada había sido desencajada.

- No te matare, pues… eso va contra mis creencias personales - hablo Naruto, mientras una mano dorada broto de su cuerpo y levanto al inerte sujeto. Sin embargo consiente, pues emitía pequeños gruñidos mientras movía sus ojos. - pero me encargare de que no puedas llamarte hombre nuevamente - susurro. Mientras en una de sus manos comenzó a formar una celeste esfera de chakra puro. - desgraciado… ¡rasengan! - grito el rubio con rabia, estrellando el jutsu directamente a la entrepierna del sujeto el cual solo gruño como pudo.


- ¡Naruto! - reacciono la Hokage al ver al rubio aparecer.

- No lo mate - susurro este, sorprendiendo un poco a la mujer mientras este continuo caminando.

Deteniéndose enfrente a la puerta de la habitación donde todos esperaban, para detenerse frente a esta y abrirla, entrando a la sala y cerrar la puerta. Encontrándose inmediatamente con los padres de la pelirrosa, a los cuales ignoro por completo para avanzar y detenerse enfrente a la callada chica.

- ¡¿Qué estás haciendo…?! - exclamo la madre de Sakura, viendo a Naruto el cual ignoro esto por completo.

- Perdóname - susurro Naruto, apoyando una de sus rodillas en la cama para abrazar a la pelirrosa.

Abrazándola firme, apretándola, sujetándola como si no quisiera soltarla nunca más. Mientras forzaba consigo mismo, derramando pequeñas lagrimas desde sus ojos los cuales caían y se perdían en el cuerpo de la pelirrosa.

- Perdóname por favor - volvió a susurrar. - si hubiese llegado a tiempo, si hubiese llegado antes… hubiera sido capaz de salvarte.

- Naruto san… por favor, déjanos. Sakura debe descansar - hablo el padre de la joven.

- ¿Por qué? - murmuro Sakura, rompiendo hasta ahora un largo silencio. Quien lentamente deslizo sus brazos lentamente por la cintura del rubio. Correspondiendo el abrazo. - Naruto… ¿por qué? - volvió a susurrar Sakura, notándose un quiebre en su voz. Comenzando a jadear, mientras desde sus cristalinos ojos verdes comenzaban a derramar transparentes gotas. - ¿Por qué no llegaste y me salvaste? - volvió a susurrar, sujetando con fuerza al rubio mientras escondía su rostro en el torso de Naruto. - no podía hacer nada… pero esperaba, creía que llegarías y todo eso terrible se detendría.

-Nunca podre perdonarme eso… yo… no pude llegar contigo antes - hablo Naruto, sintiendo el agitado respirar de la pelirrosa.

- Naruto… ¿Qué debo hacer? - susurro la pelirrosa.

- Tenlo - respondió Naruto, separándose de la pelirrosa. Mirando fijamente a los verdes y cristalinos ojos de la chica.

- ¡¿Qué diablos pasa por tu cabeza…?! - exclamo la rubia mujer, madre de Sakura.

- ¿Tenerlo? - susurro Sakura. - pero… yo…

- Si no lo deseas, puedes darlo en adopción a una pareja que si lo desee. Pero no puedes negarle el vivir a ese pequeño ser - hablo Naruto, sujetando ambas manos de la pelirrosa. Dedicándole una pequeña sonrisa a Sakura.

- No creo poder llevar dentro de mí, nueve meses, a esta criatura.

- Si puedes… eres muy fuerte Sakura. Además, yo estaré a tu lado para ayudarte con todo lo que pueda - dijo Naruto, levantando las manos de la pelirrosa a las cuales sujetaba. - por favor, tenlo. Dalo a luz… quiérelo como él te querrá a ti, como yo que quiero a ti y como lo querré a él.

- Sakura, no lo escuches.

- ¿Quererlo?

- Dale una oportunidad a ese pequeño ser, que llevara tu sangre… de vivir una vida feliz contigo, su madre - respondió.

- ¡¿No lo entiendes?! - exclamo una furiosa mujer, madre de Sakura, la cual fue frenada por el padre de la chica. - ese niño… ¡¿amor?! ¡Ese niño no tendrá padre! ¡Es fruto de un acto asqueroso como lo es una…!

- Yo seré su padre - hablo Naruto, interrumpiendo a la mujer. Sorprendiendo enormemente tanto a Sakura como a sus padres.
Sakura formo una pequeña sonrisa en su rostro, mientras por sus mejillas se deslizaban aun unas cristalinas y saladas gotas siendo lágrimas, pero estas de felicidad. Acariciando con suavidad una de las mejillas del rubio, para sujetarlo tierna y delicadamente con ambas manos del rostro y acercarse lentamente a este.

Así ambos uniendo sus labios en un sincero y tierno beso, el primer beso entre ellos. Sintiendo ambos como la felicidad inundabas sus cuerpos lentamente.

- Te quiero mucho… Naruto - susurro Sakura, separando levemente sus labios de los del chico. Apoyando suavemente su frente con la de este.

- Te amo… y juro que no dejare que nadie, nunca más vuelva a ponerte un dedo encima - hablo Naruto, bajando suavemente su mano. - ni a ti, ni al bebé - susurro, sonriendo. Posando su mano en el estomago de Sakura.

- Dios… - hablo Mebuki, madre de Sakura, soltando un suspiro mientras coloco sus manos en su cintura.

- No puedes negar que hacen una linda pareja - dijo Kizashi, padre de Sakura. Abrazando desde el hombro a su esposa.