Hola, viejo amigo [TP] [2/3] [30/12/2012]

A cualquiera deslumbraba ese sol que apenas asomaba algo por encima del monte Myōboku. Era un Sol espléndido, muy vivo —lo sabes bien—, probablemente por el microclima que allí se creaba y la humedad que se formaba. No lo sé, no entiendo de física ni de cosas así, no me gusta si quiera mencionarlo, sin embargo, allí había algo, una cosa que me encantaba, y era la paz, la tranquilidad.

Quizá la tranquilidad no es una de mis virtudes, y probablemente no será por falta de dinamismo por lo cual me conocen, pero me ayudaba a pensar. Recuerdo que fue al primer lugar al que fui una vez acabada la Guerra…

“¿Yo, Hokage?”, pensaba. Sí, era mi sueño, ¿pero qué había hecho yo para que me dieran tal rango? ¿Había luchado a caso menos que el resto? Sí, bueno, había vencido a Madara… ¿y qué? No he luchado con más pasión que un mero Genin, que al fin y al cabo, es lo que soy, y a menos que fuera tan emo como aquél al que pretendía llamar “amigo”, nadie querría que hubiera hecho desaparecer al mundo Shinobi.

Dije que no, evidentemente… Jamás hubiera podido estar a la altura de la vieja, ¿no cres?

Fue una estancia curiosa allí, porque no sólo pensaba en ese asunto, sino también en ellas… Si, te hablo de mi querida, mi flor de cerezo, con muy mala leche, por cierto —aunque éso no se lo digas que me pega—, y también en ella… En Hinata… ¡Pero no te confundas! No pensaba en ella en ese sentido, morboso, sino en cómo no hacerla sufrir…

Cuando volví a la aldea, con tantos que me recibieron con alegría y euforia, me sentí aliviado, pensé que me rechazarían tras saber que había rechazado ser Hokage, pero al contrario, me dieron ánimos y quisieron ponerle mi nombre a una calle, la calle Naruto Uzumaki, así se debían sentir los más importantes líderes shinobis de antaño. Y entre tanto jaleo, la vi allí. Tímida, prudente, mirándome de lejos… ¡Y una mierda! Cogió de la camisa a unos cuantos y se abalanzó contra mí en un muy fuerte abrazo.

— Te quiero, Naruto… Yo… Siento que te dijera…
— No pasa nada— la interrumpí—, el pasado, pasado es, ¿verdad?— los dos esbozamos una gran sonrisa.

Todo el mundo aplaudió y nosotros, sonrojados, recibimos a mucha más gente que aún me hacía preguntas sobre la Guerra, ¡e incluso algunos niños me pedían que les firmase autógrafos! El día perfecto, supongo, o así debería ser. Había fallado a mi promesa, pero si él no volvía por sí mismo, ¿quién era yo para hacer que volviera de golpe? Él había ido por su camino, y nosotros por el nuestro. Dios sabe dónde andará ahora, pues no lo vi nunca más, pero tras hablarlo detenidamente con Sakura, llegamos a esa misma conclusión, y no había ninguna promesa incumplida, por supuesto.

¿Te estoy aburriendo, verdad? Bueno, bueno, que sepas que fuiste mi padrino, y que sé que estabas allí cuando me volteé, ¡pero vaya si te diste cuenta que cuando parpadeé de nuevo desapareciste!

Todo era tan bonito, hasta aquél día… Obito, al que creíamos que huyó asustado tras derrotar a Madara, atacó la aldea. Shikamaru, el entonces Hokage, no pudo evitar que sufriera grandes daños aún con su gran dominio de la estrategia. Y lo peor… Ella casi muere. Por supuesto que la protegí con toda mi alma e intenté que bajo ningún concepto le pasara nada, pero sino fuera porque Ino estaba con nosotros, no sé que hubiera pasado.

Le vencí con esa técnica que un día me enseñaste, ¿recuerdas? Supongo que sí. Esa misma con la que vengué tu muerte, y la misma con la que acabé haciendo besar la lona a Madara. Bueno, supongo que sabes cuál es.

Seguramente te preguntes a qué viene todo esto, y no lo sé… Estos días han sido muy extraños para mí. ¿Quién mejor para saber algo de las mujeres que mi maestro? Claro que tú no puedes responderme…

Ya me han comentado que la han visto con otro chico. Ikura, dicen que se llama. Un Ninja de la Niebla que ha venido aquí a pasar unos días… Yo… No sé que va a pasar, Ero-sennin… ¡Bueno, pero qué estoy diciendo! Serías un pervertido, pero nunca desconfiaste de la vieja, ¿verdad? Claro que tampoco tuviste que vivir esta situación…

Quiero saber si es cierto éso que se rumorea… Mis sueños hace tiempo que cambiaron. Yo ya no quiero ser Hokage, la quiero a ella, sólo a ella, a cualquier precio, y no me refiero sólo a Sakura-chan, sino a ella y su felicidad.

Siento molestarte, Ero-sennin, ¡y no mires muchos culos por ahí, que la vieja te va a pegar!

¿Sabes? Se me hace curioso escribirle esto a mí maestra estando muerta. Tú sabes bien que a éstas cosas les tengo tanta credibilidad como tú: ninguna.

Estoy embarazada. Sí, sé que es muy normal verme a mí, una chica tan dulce y amable verme en ese estado, pero… Naruto no lo sabe, y no se lo he contado porque no sé como hacerlo.

Las cosas han cambiado mucho. La mentalidad en Konoha ha pasado de ser una villa optimista con esperanzas de futuro a ser un lugar triste y apagado. La gente va de forma lenta y con auras de penumbra al trabajo, ya sean ninjas o dependientes de una tienda. Todo está raro desde que vino Obito. Ya nadie se fía de nadie, y quizá éso es lo que me preocupa para cotárselo.

¿Tú que opinas? Porque… No sé si a Naruto le hará mucha gracia. Él se preocupa más de que yo tenga cada día feliz que de otra cosa, y quizá quiera pasar unos años más con dos miembros en nuestra familia.

He ido a hablar con un chico de la Niebla. Es un memo, pero es novelista, y pensé que el podía ayudarme, ya sabes cómo era Jiraya, si quería, te daba soluciones a todo, aunque normalmente esa personalidad caritativa se la guardaba a unos pocos. Bueno, ¿no lo vas a saber tú bien? No me ha arreglado mucho, por cierto… Puedo decir que soy pesimista en estos momentos, pero no quiero hacerle daño a Naruto.

A veces también pienso que todo ésto se va a acabar, que fue solo un pedacito de un sueño que poco a poco se está muriendo… Estos días está algo extraño, como si cada cosa que hiciera pudiera ser malo, por ejemplo, hoy me preguntaba hasta dónde iba a comprar pan… Ése no es Naruto, no lo sé, a veces pienso en acabar con todo ésto antes de que la torre se derrumbe por sí sola.

Aunque claro, supongo que no todo es siempre perfecto, ¿verdad? Después de todo, estos dos años todo ha sido perfecto, ese cabeza de chorlito no paraba de traerme el desayuno a la cama todos los días, y siempre le salía algo quemado, pero no se lo decía. O me hacía regalos con cualquier excusa, incluso uno por el nosecuántos aniversario desde que empezó el curso en la Academia… Quiero volver a ver a ese Naruto, pero claro, ese pedazo de tonto no me dice qué le pasa, porque no me creo que no le pase nada.

Bueno, ¿sabes? Me acabo de preparar un té, y estoy mucho más optimista. Aún debe faltar una hora para que Naruto llegue, así que aún hay tiempo para que pueda acabar esta carta, aunque claro, que dudo que tú precisamente la leas, ya me conoces… Pero escribirte esto me reconforta. Cuando tú leas esto, quizá ya esté todo solucionado, para bien o para mal…

¡Bueno, he dicho que voy a ser optimista! ¡Por algo tengo una reputación de chica dulce! Voy a hablar con él, y pienso decirle todo lo que siento, todo lo que te he escrito a ti, y lo del embarazo… Bueno, para más tarde, ¿no? O no, no lo sé… ¡Bueno, ya veré cómo viene de animado! Además, iba a ir a ayudar a Konohamaru con el Rasengan, ¡se lo está enseñando! Es increíble que ya le haya salido un pseudónimo de él, bueno, para algo es el nieto de Sarutobi. Al menos, algo de alegría se tenía que respirar en esta villa, y por éso pienso que hoy estará de mejor humor.

Bueno, te dejo descansar, aunque por tiempo para ello no creo que sea. Te añora,
Sakura.

Acabo de encontrar una carta en el cajón de Naruto. Ponía “para tí de tu destino”… No la he abierto, no voy a desconfiar de él y no me parece bien meterme en sus asuntos íntimos, pero ese estúpido me está ocultando algo o más bien alguien, estoy segurísima. ¿Su destino? Como me esté engañando lo voy a crucificar, ¿pero cómo narices se atreve? ¡Se va a enterar! No, si ya decía yo que Izune, la madre de Ayame, le miraba con muy buena cara últimamente… A ese estúpido le van maduritas, ¡éso va a ser! ¡Se va a enterar cuando vuelva! ¡Y esa Izune se va a enterar! ¡No van a haber vendas suficientes en el hospital para cubrir todas sus heridas! ¿Y si también su hija…? ¡Y su padre! ¡Ése Naruto anda con una familia de pervertidos!

Vale, cale, está bien, demasiada emociones por ahora… Quizá me he precipitado un pelín… Si Naruto de verdad está con otra, lo sabré en quince minutos, y si es así… A mí se me viene el mundo encima…

Siento molestarte, Tsunade-sama, espero que sepas perdonarme… Y espero que yo sepa perdonarle de necesitarlo…
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Un abrazo,
Tu alumna.