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Someone like you [TP]
3 participantes
NaruSaku v2.0 :: :: Shots
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Someone like you [TP]
¡Hola! Revisando viejos documentos en mi pc, me encontré con este shot que escribí hace tiempo. No recuerdo si lo había publicado en el anterior foro o no... en fin, me resulta muy lindo y me trae viejos recuerdos. Espero que les guste.
- Someone like you:
Ella lloraba, sin saber si era de tristeza o de ira. Estaba gritándole con todas sus fuerzas, aunque odiara hacerlo, odiaba tener que enojarse con él, odiaba la expresión victimizada que él ponía.
-¡Eres un completo idiota! ¡NO! No quiero que me toques, no quiero verte, escucharte ¡NO QUIERO NADA DE TI!-
Dio un portazo, como si con ese sonido violento sus emociones pudieran calmarse un poco.
Siempre había sido una persona con un temperamento fuerte y solía enojarse con frecuencia. Pero nunca había tenido una discusión tan grande con él. Esos ojos azules que derretían su alma con solo una mirada de soslayo. Estaban húmedos, y sabía que era su culpa.
¡Odiaba toda la maldita situación!
Quería abrazarlo y decirle cuan herida estaba, suplicarle que no la dejara y escuchar que la quería, que la amaba, que todo era un malentendido y sus ojos la habían engañado de lo que había visto, al igual que sus oídos por todo lo que había escuchado.
No lo hizo.
Claro que no lo hizo. Porque sabía que si él decía que aquello no había pasado, le creería. Podría decirle que la luna era cuadrada y ella seguiría creyéndole. Era ese tipo de mujer fácil con él, porque lo amaba de una forma que nadie entendería. Y porque lo amaba de esa forma, lo conocía muy bien, porque lo conocía sabía que él lo había hecho. Lo sabía. Lo supo cuando lo afronto y todo lo que salió de su boca fueron palabras de disculpa.
-Tú… me engañaste. –
Huyo. Cuando una situación es demasiado dolorosa el instinto humano busca protegerse. Y si ella se quedaba allí oyendo de nuevo una disculpa, moriría. Sentía morir.
~
-Señorita Haruno, aquí le dejo el material de los nuevos aspirantes.- informo un hombre joven vestido de forma elegante. Se notaba que era un aprendiz por la enorme cantidad de papeles que cargaba y la tímida sonrisa que le dedico antes de irse.
-Eres todo un caso sabes, no deberías coquetear con los aprendices.- La oración fue dicha en forma de reproche pero no podía ser tomada de esa forma cuando provenía de esa mujer.
-Ino… sabes que no es así. No soy tú.- arremetió la pelirosa.
Solo se escucho un suspiro de la rubia, y prosiguió a concentrarse en su trabajo. A pesar de los años ella no cambiaba, la picardía en su voz y su lengua afilada –quizás un poco más afilada- eran la misma. Su mejor amiga solo había madurado, porque los años no vienen solos.
-Maldita frase, ¿Me tienes que seguir hasta en el trabajo?- susurro para sí misma al leer el título de uno de los escritos que aspiraban a ser libros algún día.
-¿Qué frase?- curioseo su compañera de trabajo acercando su silla al escritorio de Sakura. Al leerla sus labios formaron una pequeña sonrisa. -¡Que no estamos viejas mujer! Dicen que los treinta son el comienzo de la vida y nosotras aún no los hemos cumplido.
-Pero no falta mucho para ello Ino… –con sus manos peino su cabello, recordando cierta crisis emocional que había tenido la noche anterior. Se acerco más a su amiga y con expresión horrorizada le susurro la tragedia: -anoche me salió mi primera cana.
Los labios de Ino habían formado una perfecta ‘o’. Si su mejor amiga de la infancia ya tenía canas, ¿Qué quedaba para ella? Suspiro y sonrió aliviada al recordar un hecho que hacía insignificante este tipo de situaciones. Con su pulgar acaricio el anillo que llevaba en el dedo anular y su sonrisa se extendió más.
Sakura observo toda la escena, Ino no tuvo que ponerlo en palabras para ella que entendiera la repentina felicidad de la rubia. Bufo y arrastro la silla hacía su sitio original, preparándose mentalmente para el discurso que su amiga le proporcionaría.
-No deberías preocuparte por envejecer, lo harás de todas formas. – Sakura rodo los ojos.- Deberías preocuparte por conseguir marido, bueno…- carraspeo sintiéndose avergonzada al haber sonado exactamente como su madre. – Pareja, novio… cualquier cosa sirve, y verás que cosas como esas no te molestaran tanto. – termino, satisfecha con su discurso.
Sakura alzó las cejas y la miró sarcásticamente.
-Sí tuviera pareja no podría ir al viaje a Tokio esta noche.- murmuro con malicia, recordándole a la rubia ese hecho.
-¡Jo! Eso es envidia y lo sabes, el que sea mi aniversario compensa mil noches en Tokio o en cualquier otro lugar.- Sakura se limito a arrojarle una bola de papel. -¡Oye! Es lo justo, es tu castigo por todos los años que me has hecho envidiar tus relaciones.
-¡Hablas como si hubiese tenido demasiadas!- Ino la miro escéptica.
Entre risas ambas volvieron a concentrarse en lo suyo. La verdad era que a Sakura no le emocionaba para nada el viaje. Siempre supo que algún día su mejor amiga y compañera de aventuras iba a casarse, y también sabía que lo haría antes que ella. Se sentía sola, aunque nunca se lo diría, no quería que se preocupara por ella. Quizás Ino tenía razón y ella también necesitaba a alguien. Había pasado casi un año desde la última vez que tuvo una cita, y casi diez años desde que tuvo una relación seria, de las que duran más de un año y no tan solo dos o tres meses como todas las demás que había tenido.
Nunca tuvo una relación que pudiera comparase con la que había tenido con él.
~
Suspiro pesadamente al darse cuenta de que no podría ver nada de Tokio si seguía así. Después de todo era un viaje de trabajo y venía para eso, trabajar.
Mantenía la sonrisa en el rostro cuando la reunión con la editorial había finalizado, hicieron los arreglos para que la autora responsable del último best-seller de esta tuviera una sesión de firmas, para los fanáticos. La pelirosa había escogido ese manuscrito personalmente, y era responsable de su publicación. Pero aún no conocía a la autora de ese libro que le había sacado tantas lágrimas y sonrisas por igual. Le hacía ilusión verla en persona, y en pocas horas se cumpliría.
Cuando llego a su habitación, prácticamente se abalanzo sobre la cama. El colchón era demasiado suave pensó, pero disfruto la sensación fría de las sabanas en el rostro y el aroma a lavanda que tenían. Miro el espacio vacío que quedaba a su lado llenándose de melancolía, y con ese sentimiento punzando en su pecho comenzó a quedarse dormida.
Tuvo el mismo sueño otra vez.
Estaba en sus mejores años de nuevo, era una adolescente. Vestía una falda escandalosamente corta y caminaba, trotaba, hacía su viejo hogar, en Okinawa. Contemplaba la imagen de su casa y el árbol de Sakura en su mejor punto. Respiraba el aire tan puro, llenado sus pulmones de él. Sonreía brillante y genuinamente, como hace tanto no hacía.
-Ahora mismo te metes adentro y te cambias esa cosa a la que te atreves a llamarle falda.-
Dios, dios. Esa voz, esa voz…
Giro sobre sí misma para verle y ahora dedicarle esa sonrisa a él. Rio un poco, antes de echarse a correr a su dirección. Él también sonrió, aunque se resistió al principio, y ahora se disponía a esperarla con los brazos abiertos…
Era una bella escena. Un amor adolescente en primavera. Un recuerdo que en su momento solo era una situación cotidiana. Un abrazo que nunca se realizaba, porque su sueño era cruel, demostrándole que en ese sitio en donde todo era posible, él seguía siendo inalcanzable. Realmente cruel.
Cuando despertaba después de ese sueño, tenía el rostro empapado en lágrimas.
Dicen que una mujer nunca puede olvidar a su primer amor. Pero estaba segura de que no lo decían en el sentido de lo que ella vivía. Ella debía ser una persona realmente extraña para seguir llorando por aquel recuerdo infantil y lejano. No tenía sentido. Nunca volvería a verlo, y si lo hacía, jamás volvería a ser lo mismo. Porque él cambió, y ella cambio por lo que él le hizo.
Al final del sueño, no era ella quién abrazaba a esa persona que tanto amaba. Era aquella otra chica, su amiga. Era su amiga. Hinata.
~
Acomodo por enésima vez su blusa antes de entrar a la librería. Era un lugar grande, elegante y silencioso, una librería al fin. Había una larga fila de personas esperando su turno para conocer a la autora. Sakura solo tuvo que mostrar la identificación que le colgaba del cuello para pasar sin problemas, y encaminarse a su objetivo. Busco con la mirada a la mujer, hasta divisarla al principio de la fila.
Dio un paso, y el otro no pudo darlo. Su pie simplemente decidió no responderle, quedándose estancado en ese lugar. Su corazón se paralizo cuando reconoció a aquella mujer. Era ella.
Hinata.
Hinata.
Una segunda figura apareció a su lado y esta vez dejo de respirar.
¿Cómo había terminado así?
Sus piernas simplemente se aflojaron por reflejo y su cuerpo se escondió detrás del librero más cercano de forma automática. Ni siquiera proceso lo que acababa de suceder. Sus ojos estaban desmesuradamente abiertos, clavados en la cerámica como si tratara de que esta se derritiera. Su sangre comenzó a bombear rápidamente oyéndola en sus oídos, era el único sonido que oía ahora. Su mente estaba completamente concentrada solo en un único proceso corporal. Exhalar, inhalar…
¿Había visto bien?
No, era imposible. Era como una broma de muy, muy mal gusto que nadie se atrevería a hacer al propósito. Estaba en blanco, demasiado sorprendida de su propia reacción como para hacer algo más.
¿Por qué no se movía?
¿Por qué no comprobaba lo que había visto? ¿Por qué estaba tan asustada de repente? Se suponía que esto no sucedería así. Ella se había prometido a sí misma que sí esta situación llegará a pasarle algún día, sí algún día volvía a encontrarse con alguno de ellos… ella, ella actuaría indiferente. Se suponía que los saludaría con una brillante sonrisa en el rostro, se suponía que… no-no debía pasar así. Estaba mal, todo mal. Ellos no deberían estar juntos, ellos no-no deberían… Y ella, ella no estaba actuando de acuerdo al plan.
Con un impulso que saco de dios-sabe-donde, se animo a ponerse de pie –aún oculta por el librero- y tratar de dar una segunda mirada. Deslizo su cabeza por la derecha del mueble de roble, sosteniéndose también de este, ya que cada parte de su cuerpo temblaba furiosamente, y trato de ver…
Ahí estaba, sus orbes verdes se fijaron en esa segunda figura. Y soltó todo el aire que estaba conteniendo de golpe, sin volver a inhalar.
No parpadeaba. Lo examinaba ansiosamente, esperando que sea una coincidencia, alguien demasiado parecido a él.
Naruto. Era Naruto.
Aquel hombre alto, rubio, con esa sonrisa pintada en el rostro, usando esa camisa blanca que hacía notar su físico trabajado, las mangas arremangadas de forma desprolija dejando ver sus antebrazos, el último botón sin abrochar y su cabello totalmente libre y salvaje… como siempre fue, como era ahora. Y solo pensó en una cosa, que era el hombre más sexy que jamás había visto…
Sintió una gota caer por su mejilla, y luego otra más. Inhalo y ahogo un sollozo. Lloraba.
Lloraba.
Entonces ocurrió, y jamás deseo tanto en todos sus veinte siete años de vida desaparecer de la faz de la tierra. La ojiazul la había visto, había cruzado miradas con ella y ahora ambas estaban pálidas. Él, al ver a Hinata reaccionar de esa forma, busco la causa de eso.
Y la vio…
Otro reflejo, algún instinto de supervivencia, como el que había tenido diez años atrás y volvía a tener en ese preciso instante, la hizo huir, ocultarse de nuevo detrás del librero. Quiso correr, pero no quiso. Quiso ponerse a llorar desconsoladamente en ese mismo lugar, pero no quiso.
Seco sus lágrimas, respiro profundo y enfrento la situación. Porque no le afectaba, porque ella no era la misma Sakura que dejo Okinawa diez años atrás, no era la misma niña idiota que se dejo engañar.
Se acercaba a ellos a paso firme, mirando directamente a sus ojos. Pasando de perlados a azules, estabilizando su respiración y preparando una sonrisa. La más falsa sonrisa que había puesto desde el día de su nacimiento.
-Hola señorita, soy la responsable de que estés aquí hoy. – su voz sonaba normal, hasta con un aire de profesionalismo y neutralidad.
Extendió su mano en forma de saludo.
El rostro de la Hyuga era todo un poema, pero reacciono y logro devolver el saludo. Y quiso hacer lo mismo con él, extendiéndole su mano…
-Soy Haruno Sakura, encantada…- habló fríamente, clavando la mirada en sus ojos.
Se observaron por un segundo.
-Naruto, un gusto.-Inesperadamente él le sonrió y sujeto su mano.
Sus manos se estrechaban como desconocidas, pero el cuerpo tiene su propia memoria y no olvida fácilmente. Una lluvia de recuerdos cayó sobre la pelirosada. Su mano seguía siendo áspera, un poco más grande tal vez, seguían siendo cálidas, y estaban sudorosas, porque siempre le sudaban las manos. Recordó las tardes que paso sujetando esas manos, dibujando círculos imaginarios en ellas, apretándolas, besándolas…
-Señorita Haruno…- llamó su voz grave, haciéndola sobresaltar como una niña pequeña. –Puede devolverme mi mano ahora.- informo con una sonrisa divertida.
Sakura la soltó de golpe. –Lo lamento, es solo que…- lo volvió a mirar.- Me recuerda mucho a alguien.-
-Debe ser un buen recuerdo entonces…- respondió, sin dejar de verla.
Hipócrita. Desgraciado. Maldito.
-No, no debería sentirse alagado. Esa persona era una idiota.- y le dedico una sonrisa.
-Ahora con su permiso señorita…-vio a Hinata- me retiro, un placer haberla conocido.- Habló sarcásticamente, aunque no dejo que su tono la delatara.
Giro, y salió de allí. Con paso firme, mirando directamente la salida. Rogando que sus ganas de gritar, patear, romper y llorar, se contuvieran. Al menos hasta llegar al hotel. Al menos hasta desaparecer de su vista.
¿Por qué esto le tenía que pasar a ella? ¿Por qué su corazón casi explota cuando el pronuncio su apellido? Solo pronuncio su apellido…
Lo odiaba. Lo odiaba tanto. Su voz intimidante, su mirada profunda que la hacía sentirse transparente, su tacto cálido que la hacía temblar.
Se paro en medio de la calle, viendo al cielo oscurecido por nubes de tormenta, sintiendo las gotas heladas de lluvia golpear sus acaloradas mejillas.
Y supo que no lograría contener el llanto.
~
-Esto es de viejas solteronas, ¡jajaja!-
La carcajada retumbo en la vacía habitación. Sujeto la copa de vino y se puso de pie, dispuesta a seguir contándole sus problemas al objeto como si pudiera brindarle alguna especie de solución o consuelo.
-Sabes, tu sí sabes consolarme –acerco la copa a sus ojos- ¿Quién necesita amigas o amor? ¡Te tengo a ti!- exclamo, para después beber su contenido de un solo trago. Soltó otra carcajada, y se sentó en el suelo.
El timbre de la habitación sonó. La pelirosa se puso de pie con torpeza, y camino tambaleante hasta la puerta, apoyo su cabeza en esta y hablo.
-¿Quién es a estas horas?- su voz se oía cansada y arrastraba las palabras al hablar.
-Eh, servicio a la habitación señorita. Traigo una botella de vino.-
Sakura se separo de la puerta y volvió con pasos torpes a la cocina.
-Pasa y déjala aquí.- señalo la mesada, como si el hombre la pudiese ver.
La puerta se abrió y se cerró. Unos pasos se oyeron en el pasillo, y supo que se detuvieron en la entrada a la cocina. Volvió a señalar la mesada, mientras bebía más vino. Vio al hombre caminar delante de ella y dejar la botella de vino, sacarle la copa que tenía entra las manos y tomar asiento a su lado.
Esperen… ¿Qué?
Levanto la vista sorprendida por el acto del desconocido, y vio su cara, no tan desconocida. Quizás estuvo mirando fijamente demasiado tiempo como el susodicho se bebía lo que quedaba en la copa, porque ahora él también la miraba con la misma intensidad.
Ella le sonrió. –Debo estar muy ebria, tú no puedes estar aquí.- con el índice empujo ligeramente la cabeza del supuesto empleado.
Él sujeto su mano -¿Desde cuándo bebes? Pensaba que odiabas el vino. –
Ella veía sus manos entrelazadas. –Lo odio. Igual que a ti.- le volvió a sonreír.
Sakura sabía que él estaba ahí, físicamente, y que no era una alucinación producto del alcohol, y sí lo era se sentía demasiado real. Se tendría que felicitar a si misma por crear algo como esto, todo era tan idéntico y diferente; la mirada en sus ojos, sus manos, el aroma de su cabello. Estaba ahí, de verdad. Pero estaba demasiado ebria como para reaccionar como lo haría usualmente, o tan solo lo usaba como escusa para olvidar por un momento todo lo que estaba ocurriendo, su realidad.
Ah, es por esto que las personas beben.
-Dices que lo odias pero no dejas de beberlo, dices que me odias pero no estás haciendo nada para alejarme. – susurro, apretando un poco más su mano.
Era por esto también que las personas no bebían.
Se soltó bruscamente y se puso de pie frente a él. –Vete de aquí ahora.- ordeno con demasiada seriedad para el estado en el que se encontraba. -¡Eres un completo idiota!- le grito.
-No quiero nada de ti, no quiero que me toques, no quiero verte…- repitió él con los ojos pegados al suelo y una sonrisa triste en el rosto. -¿Verdad, Sakura-chan?-
No supo cómo reaccionar, y maldijo el momento en que vio esa botella de vino. Él recordaba sus palabras, recordaba ese día y sobre todo, la había llamado Sakura-chan.
Sakura-chan.
-¿Por qué lloras? Se supone que estas echándome. Nadie querría irse de esta forma…-
Ella simplemente negó con la cabeza, sin poder detener las lágrimas. –Realmente, te odio.-
-¿Sabes? El libro que escribió Hinata…- se puso de pie, y camino alrededor de la mesada de la cocina.- trata sobre un chico algo idiota que nunca se dio cuenta de los sentimientos de su mejor amiga, pero ella tampoco tenía intenciones de que él lo supiera, ya que él estaba completamente enamorado de otra chica…-
-Ya leí esa historia…-
Él solo continuo hablando.- Entonces la novia de este chico tiene grandes sueños, pero no quiere ir a cumplirlos por miedo a arruinar la relación. Porque ella también estaba completamente enamorada.- Tomo la botella de vino y la abrió, sirviéndose una copa. -¿Recuerdas el final? – le preguntó.
-Él chico decide terminar con ella para que pudiera dejar la ciudad en busca de sus sueños, pero no tiene el valor de hacerlo.- dijo en voz baja, mientras se secaba las mejillas. –Entonces él pide la ayuda de su mejor amiga para…- se detiene, sintiendo demasiada familiaridad en esa historia. Sintiendo de repente demasiadas conexiones al saber que él libro fue escrito por Hinata. Volteo para quedar frente a él y mirarlo atónita. Preguntándose miles de cosas, con un millón de dudas y una enorme culpa creciendo en su interior.
Él le sonrió.- Él hace que ella termine la relación, así podría marcharse sin remordimientos.- tomo un poco del contenido de su copa.- Tienes razón en algo, esa persona era un gran idiota.-
Imposible. Esto definitivamente no podía estar pasando. Esa persona frente a ella le estaba diciendo que nunca la engaño, que lo que sentían en el pasado fue real, era real. Sintió el odio y rencor que acumulo durante todos estos años desaparecer en un instante, y ahora sentirse tan avergonzada por haber desconfiado de él. Como lo amaba, tendría que haber escuchado su explicación, ver más allá de sus palabras. Pero estaba tan dolida en ese instante.
-Naruto, yo…- dio un paso, y otro buscando estar más cerca de él. Buscando que decir.
-Lo siento, Sakura. No vengo a pedir que me perdones, y tampoco podría animarme a pedir algo más. Solo necesitaba que supieras esto. Porque cuando vi la mirada que tenías hoy en la tarde…-
-Yo te quería tanto.- soltó ella, sin poder reprimir más lo que sentía.- Y le dije tantas cosas a Hinata. Lo siento.-
-¿Sabes? Te has vuelto realmente hermosa. Casi no te reconocí hoy.- Dejo un papel sobre la mesada que saco de su bolsillo, y decidió despedirse. –Sí quieres llamarme, digo, para insultarme y colgar o lo que sea, sabrás donde marcar.- Y sonrió brillantemente, como no recordaba que lo hacía.
-Está bien.-
Y se fue en silencio. Cuando oyó la puerta cerrarse, se dejo caer en el suelo. Pensando en todo y en nada. Sin saber si debía agradecer por lo que él había hecho, o seguir enfadada. Debía hablar con Hinata, pensó también. Aclarar todas sus dudas y decidir si algún día marcaría el número que descansaba sobre la mesada. Así, en ese lugar, se quedo dormida.
Tuvo ese sueño cruel otra vez. Exactamente igual a los que había tenido antes. Solo con una pequeña diferencia que lo cambiaba todo. Al final, esa pareja enamorada, inocente, sin preocupaciones, terminaban abrazados.
Nunca llamo a alguien solo para insultarlo y colgar. Pero sintió que era un gran momento para comenzar a hacerlo.
Nana-chan- Novato
- Mensajes : 11
Edad : 29
Argentina
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Re: Someone like you [TP]
Que hermoso!
Es linda la forma en la que escribes, me llego a quedar la duda de con quien se quedo ino... y naruto de verdad que era un idiota, ¿como pudo pensar semejante idea para que ella avanzara? de acuerdo, esta bien que quería que lograra sus metas pero no creo que fuera la mejor forma de.
Fue genial. Hasta luego.
Es linda la forma en la que escribes, me llego a quedar la duda de con quien se quedo ino... y naruto de verdad que era un idiota, ¿como pudo pensar semejante idea para que ella avanzara? de acuerdo, esta bien que quería que lograra sus metas pero no creo que fuera la mejor forma de.
Fue genial. Hasta luego.
Cami- Clan Seiryuu
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Edad : 25
La luna
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Posesiones :
Re: Someone like you [TP]
Hermosos shot creo que su amor era demasiado fuerte para ser olvidado y naruto escogió una forma muy absurda de hacer que ella siguiera sus sueños lastimándose él al igual que a ella y causando muchos años de desasosiego debió haber escogido otra forma de hacerlo al menos tienen una oportunidad nuevamente de recuperar su relación.
aduzumaki- Sennin
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Omnipresente :D
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NaruSaku v2.0 :: :: Shots
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