A todo o nada.

 Te amo. Te amo y te amaré, desde siempre y para siempre. Sé que el sentimiento no es compartido, que te interesa otra persona, pero ya no puedo cargar con este sentimiento en la penumbra. La mujer más feliz en el mundo de ti haría, todos los días de mi vida dedicados en su totalidad a ti estarían, la vida por tu alegría, tranquilamente la daría. Sé que lo que hago es arriesgado, que esto tendrá una consecuencia imborrable, que tal vez nuestra amistad peligre, pero ya no puedo más, no soporto, no quiero, seguir con el amargor de guardarme lo que por ti estoy dispuesto a hacer.
Tanto tiempo juntos hemos pasado, tanto tiempo juntos hemos sufrido, tantas sensaciones junto a ti he experimentado, que ya no puedo dejar de ver en ti mi absoluta vida. Tu belleza me ha atrapado desde el primero de los días. Tras ese duro carácter, vive la flor de tu corazón, dotándote de la lindura, de la delicadez, de la sublimidad, que por protegerlas mi existencia entregaría. Tus hermosos ojos de ese color verde jade, dejan en mí la esperanza de que un día, serás mía. En fin, lo que siento por ti, no puedo expresarlo totalmente con palabras, lo más grandioso que por ti siento, tan solo en mutua compañía experimentarías. No dejes que la inmaculada flor de tu belleza marchite, amada Sakura.
                                                                    Uzumaki Naruto.

Estas palabras, llegaron hasta lo más profundo del corazón de la joven Sakura. Abrazó la carta y no pudo impedir que una lágrima se le escapase, siendo el preludio de un llanto en el que coexistían la alegría y la tristeza, el amargor y la dulce sensación del amor. En su corazón un sentimiento afloraba, el sentimiento de sentirse amada y protegida, el sentimiento que le permitió abrir, no solo sus ojos, para ver en aquel rubio su amada figura, sino también, le permitió abrir su corazón hacia los sentimientos que reprimía, por miedo, por temor al no sentirse segura de lo que en realidad buscaba. Tanto tiempo persiguió a una persona, que no dejó lugar a que otra pudiese corresponder su amor, tratando de engañarse a sí misma, escondiendo sus sentimientos, no quería sentir que malgastó tanto tiempo en una persona y que al final todo sea un fracaso. Pero ahora, el tiempo no le importaba, nada le importaba, solamente una cosa tenía la gracia de estar en su atención: Naruto. Todo lo que él escribió era cierto. Todo era pura realidad, ella lo sabía, quiso sincerarse para consigo misma y esos sentimientos reprimidos surgieron, dándole a comprender que desde un principio todo lo entendía, Naruto haría de ella la mujer más feliz día a día. No tardó en secar las lágrimas, su rostro reflejaba la valentía y la decisión absoluta, estaba determinada a hacer lo que debía haber hecho hacía ya mucho tiempo. Salió de su casa, la tarde otoñal llegaba a su ocaso, y con rumbo firme y decidido, se dirigió al hogar de Naruto, sin temor alguno, allí se confesaría, dejaría que los sentimientos que tanto tiempo estuvieron ocultos la guiasen. Durante el trayecto, se cruzó con un montón de gente conocida, pero no registró a nadie, los veía pasar, pero no los distinguía, solo una cosa ocupaba su mente, solo una persona ocupaba su corazón. No tardó mucho en llegar, lo suficiente como para sentir el frío de la noche que se avecinaba. Tocó la puerta de Naruto y éste no tardó en hacerse presente, sintiendo la confusión y el temor. El temor de haber cometido un terrible error que tendría como consecuencia la pérdida de un ser amado. Pero no fue así, Sakura no sabía que decir, y recordó lo que en la carta leyó, ‘‘lo que siento por ti, no puedo expresarlo totalmente con palabras, lo más grandioso que por ti siento, tan solo en mutua compañía experimentarías’’, y se abalanzó sobre el rubio, uniendo sus labios con los de él, cayendo en los brazos de su amado ser, sintiendo que todo en ese acto, él comprendió, que lo que tanto buscó, al fin lo logró, y correspondió el beso, abrazando a su amada mujer, dándole el calor que necesitaba en ese frío ocaso, mientras el sol tímidamente se ocultaba en la lejanía, dando una imagen perfecta de ese amor que en sus albores se encontraba, y que jamás acabaría, pues se encontraron dos almas que eran el complemento, que se necesitaban para estar en su totalidad, y que a pesar de los eventos que más adelante vendrían, nunca se separarían, juntos su vida seguirían. Ese beso, el primero de los dos, selló el momento de sufrimiento y duda de ambos, y dio inicio a la alegría, a la dulzura, al amor, que ambos vivirían, hasta la consumación de sus días.