Cruenta Cerasus [O] [+18] 26-02-13

Una noche en el monte Fuji, era fría y solitaria. Iba caminando con paso lento un hombre alto de unos 181 cm de alto, buen estado físico, apuesto, cabello en punta de color plata, labios carnosos de un rosa pálido, su ojo derecho es de color negro pero el izquierdo tiene una característica muy peculiar, ya que este es de un color carmín oscuro y al rededor de la pupila tres aspas, justo en esa parte tiene una cicatriz de unos 6cm de largo, pasando por en medio de su parpado. Algunos dicen que un tigre de bengala lo atacó, le había arrancado el ojo y había escapado, ahora usa un ojo artificial; otros dicen que era amante de una bruja pero esta al cansarse de él, le rasguño el parpado y le colocó un hechizo a su ojo para que siempre la recordase. Pero ninguno sabía que solamente este fue un obsequió de su amada en su aniversario, la cual extrañaba pero por una trampa mal puesta el hombre le fue infiel, ella al saber este acontecimiento, lloro a mares pero antes de salir del apartamento pronuncio en palabras agonizantes y tétricas “Me las pagaras, aunque corras, grites, intentes defenderte, sufrirás las consecuencias”.

Las ventajas de este ojo era que podía leer los movimientos de su contrincante y copiarlos a su beneficio, era conocido como Ilusius Demorus Eyes. ¿Cómo se lo colocó u como lo encontró? No lo sabe, ya que solo se despertó con ese ojo puesto. Aun recordaba como era, ella siempre fue una mujer exquisitamente bella, pero también misteriosa. Eso fue lo que le hechizo de esa magnifica mujer amable, respetuosa, tierna, perversa, una fiera en la cama, pero como todo ser… Tiene sus momentos diabólicos. Respiro hondo como si estuviera aspirando de nuevo ese olor a cerezos provenientes del cabello de dicha mujer, ¡Oh! ¡¡Como le encantaba!!

-Se fuerte Kakashi, se fuerte que si no, te dará un derrame nasal y mira que estas en medio del bosque. Tienes que tranquilizarte –Dijo mirando al cielo, observando la hermosa luna plateada que resplandecía mostrándole el camino.

Camino durante unas dos horas, hasta que se topo un riachuelo, decidió acampar en ese sitio. Armo su carpa y sus utensilios de dormir, además de preparar una fogata y calentar un poco de sopa. Luego de unos minutos de haber tomado su alimento, la niebla se puso mas intensa y el viento le apago la fogata.

-Esto es muy extraño… Mejor me acuesto a descansar, seguro es mi imaginación que me juega bromas –Dicho esto, se levanto, ordeno las cosas y se introdujo en su carpa, listo para dormir.

Pasadas las doce, la neblina estaba mas intensa, el viento soplaba con fuerza haciendo que las ramas de los arboles chocaran entre ellas. La luna por unos minutos se puso de color rojo sangre, haciendo que todos los animales nocturnos del bosque se escondiesen en sus madrigueras, luego dio un destello verde y al momento una sombra cayo al suelo. Esta se levanto estirando sus extremidades haciendo que sus huesos sonaran con cada movimiento, se veía que era una sombra femenina por sus muy notables curvas, abrió sus parpados notándose el color de sus ojos, un verde esmeralda resplandeciendo en la noche.

Esta caminaba con sensualidad, despacio y delicadeza, como si de una felina se tratase a punto de obtener su mas preciada presa. Se introdujo en la pequeña carpa, agachándose y con sus largas uñas toco el rostro del hombre. Paso su lengua por sus labios humedeciéndolos y riendo con suavidad.

-Esta noche serás mío Kakashi-kun, todo mío, sufrirás por haberme sido infiel, perro faldero –Sus orbes esmeraldas reflejaban odio y sed de venganza – Esto te pasa por ser el peor de los hombres, conocerás mi furia.

El hombre al notar ese tacto, levantándose y abriendo sus ojos, noto esos ojos verdes tan profundos de los cuales una lagrima de sangre salió de estos, cayendo en su pierna haciendo que gritara de dolor, esa lagrima fue como si un asido que derramaran en un tubo de hierro. Iba a escapar pero la chica era más rápida y en un momento dándole un golpe en la nuca lo mando con Morfeo.

Al tiempo el peliplata abrió con lentitud sus ojos, su vista era un poco borrosa, al parpadear un par de veces pudo observar que ya no estaba en su carpa, ahora estaba en una habitación de madera. Esta habitación no era muy espaciosa, era un lugar que utilizaban para guardar objetos ya que se veían muchos estantes de hierro y mesas con gavetas. Se movió un poco, pero sintió como estaba amarrado a unas cadenas de pies y manos a la silla. Maldijo en silencio, trato planear como podría salir… Pero justo en ese momento se abrió la puerta haciendo que esté se sobresaltara un poco.

Al terminar de abrirse la puerta, se noto a una chica de unos 170cm de alto. Utilizaba unos zapatos de tacón negros de 5cm, tenia piernas largas y bien moldeadas, piel blanca como nieve, usaba una falda negra pegada a sus caderas anchas, su cintura era estrecha como modelo de revista, su busto era de copa B, su cuello era largo pero no exagerado y veía como por sus hombros caía su cabello de color rosa pálido, sus labios rosados y carnosos perfectos para ser besados, su nariz perfilada y delicada, sus ojos verdes esmeralda, simplemente una mujer magníficamente bella. Pero luego comenzó a analizar, ¿Cabello rosa pálido? ¿Ojos verdes esmeralda? Solamente conocía a una persona con esas específicas descripciones y era… Era… No puede ser…

-¿Me extrañaste Kakashi-kun? –Reía la joven ojiverde con suavidad
-Sa… Sakura… -Nombraba el nombre sin aún creerlo, allí frente a el, su amada flor de cerezo

La chica lo rodeo con suavidad tocando con la yema de sus dedos los mechones del peliplata, acariciaba su barbilla y se despegaba de el, dejándolo con ganas de aún ser acariciado.

-No mi lobo, no voy a hacer lo que quieres… -Riendo con ternura pero con cierta malicia
-¿Don… Donde habías estado todo este tiempo? –Pregunto con nerviosismo en su voz
-Siguiéndote los pasos y disfrutando de la vida, ¡Oh, no sabes que hombres tan apetecibles me encontré! –Sonriendo con perversidad, mientras se sentaba en un sillón frente a él para luego abrir sus piernas y el notara su entrepierna cubierta por una pequeña tanga negra de encaje.
-¿En… En serio? –Tragando saliva, ya que no se esperaba que su dulce flor fuera tan despiadada para hacerlo sufrir con sus palabras y su cuerpo.
-Si, con toda la verdad –Levantándose y saca de una caja una chaqueta de que tenia varios tonos de piel – Quería mostrarte esta fabulosa chaqueta que me cree dos semanas después de que me fueras infiel –Sonriendo con maldad delante de su victima.

Eso fue un golpe directo a su honor, jamás olvidaría ese error que cometió, siempre se arrepentiría de ese momento, en donde fue muy débil ante los deseos carnales. Apretó los puños en sentido de impotencia y la miro de nuevo, como pidiendo disculpa por esa atrocidad.

-No Kakashi, no me convencerás con esa cara de perro suplicando perdón –Dijo con voz fría, haciendo que al hombre se le helara la sangre – Si, ya lo notaste, ya no soy la misma… Ingenua de antes –Pasando sus uñas por la chaqueta – Sabes… ¿De que clase de piel esta hecha esta chaqueta tan hermosa? –Sonriendo malévolamente, el peliplata negó con la cabeza y la sonrisa de la chica se ensancho – Pues son de tus queridas putas, si, así como lo escuchas, es la piel con las cuales ¡¡Me fuiste Infiel!! –Kakashi se queda en shock en ese momento.

Está tira delante de él la chaqueta, baja la mirada y nota los colores un poco parecidos a sus tres amantes. Recorre toda la prenda con la mirada, ve cada lunar, cada cicatriz, cada vello que poseían las victimas. Levanto la mirada sin aún creérselo, no… No podía. En eso siente unas manos que hacen que mire hacia adelante, encontrándose con la mirada verde que lo volvía loco, pero esta vez, tenia miedo.

-Ya no soy tan boba Kakashi –El susodicho nota como los ojos de la chica resplandecen un poco.
-¿Co… Como las mataste? –Mirándola con temor.
-¿De verdad quieres escuchar? Bien te lo contare –Se separa de él y se sienta en el sillón – Es como si fuera sido ayer –Tomando una copa y sirviéndose vino que tenia en una pequeña mesa – ¿Con quien quieres que comience?
-Con Hinata… por favor –Dijo temblándole la voz.
-De acuerdo. Fue hace dos años como ya sabes… Te contare que hice luego de salir de tu apartamento.



Estaba una pelirosa llorando por las calles de Kawaguchiko, tenía un dolor en el pecho y lo único que deseaba era venganza. Quería que él, su gran amor, también experimentara lo mismo. Ya que no fue una mujer, fueron tres, y con más descaro dice que lo disfruto como si fuera sido con ella. “Maldito” dijo para sus adentros. Por todos los hombres que conoció jamás se imagino que tan descarado podía llegar a ser ese… Ese… Humano. Si, humano. Se preguntaran el porque, pues es muy sencillo de explicar, ya que ella no es humana, ella es un demonio en cuerpo de una mujer.

Llego la ojiverde a su casa y se desplomo en su cama. Era la primera vez que se enamoraba, cuando al fin podría salir de ese infierno de su interior, sentir cosas nuevas y ahora… Sentía mas odio de cuando sus padres la dejaron abandonada junto a su sensei, que solo quiso aprovecharse de ella. Sus ojos esmeraldas ahora estaban de color carmín, tenía un plan en mente y allí estaban relacionadas esas arpías. Busco por días cual era el prostíbulo, hasta que escucho a tres mujeres muy hermosas hablando en un café.

-Oh Karin aún recuerdo como ese tipo, como se llamaba… Ah si, Kakashi Hatake como me ponía bien cachonda, ¿Qué será de el? –Decía una ojiperla y de cabello azul.
-Deja de ser tan zorra Hinata, mira que hablar así de un cliente en un ambiente público es peligroso –Dijo una ojivioleta con los brazos cruzados.
-Ya déjala Shion, sabes que disfrutaste también mucho con ese hombre. ¡Uy! Pero que energías tenía que no se cansaba –Menciono una peliroja mordiéndose los labios.
-¡Karin pervertida! –Exclamo la chica muy sonrojada.

En la barra estaba Sakura, escuchando detenidamente todo lo que ellas decían, sonrió de medio lado para luego pagar su cuenta e irse del lugar.

Esa noche la pelirosa esperaba a las tres mujeres un poco lejos del burdel Spicy Goddesses, espero unas horas hasta que vió como se acercaba una de las tres mujeres. “Hinata” Dijo la chica para sus adentros, camino con paso sigiloso detrás de la peliazul y acto seguido colocarle un pañuelo con cloroformo en el la nariz, la chica pataleó pero la ojiverde tenia una fuerza sobrehumana y pudo dejarla inconsciente, cuando la victima cayo al suelo se le quedo observando.

-Hasta aquí llegaste linda, es hora de tu… Muerte –Riendo diabólicamente mientras se lamia los labios.

Luego de cargar la ojiperla como si fuera un saco de papas hasta una pequeña cabaña en el bosque, la lanzo en el suelo y busco todos los instrumentos que había preparado el día anterior. Cuando la Hyuuga despertó se vio cubierta y atada en el suelo por cuerdas, amordazada y desnuda. A los pocos minutos entro Sakura vestida con un camisón blanco de seda.

-Hola bella durmiente. ¿Qué tal dormiste? –Sonriéndole a la chica con un bisturí en mano y sus ojos ya no eran de color esmeralda, eran rojos como la sangre. Esto hace que la chica grite de pánico, ella se acerca a la chica y le jala el cabello – Grita todo lo que quieras muñeca, nadie te va a escuchar... Je... Y será la última vez que podrás vivir en paz jajajaja –Riendo a todo pulmón.

El siguiente movimiento fue quitarle el pañuelo de la boca y luego le inyecto un liquido de color purpura.

-Esto hará que dejes de moverte, pero sentirás cada dolor, es como si vivieras en el mismo infierno –Acariciando el bisturí y acercarse más a la chica.

Comenzó a pasar el instrumento filoso por el cuerpo de la chica, sacándole la piel de a poco pero de vez en cuando enterrándolo en los músculos, la peliazul gritaba con desesperación pidiendo auxilio, clemencia y piedad. Pero es como si la pelirosa no escuchara para nada, ya que sus ojos solo estaban concentrados en arrancarle la piel y esos gritos eran como cantos melodiosos para sus oídos. Luego de haberle quitado la piel, lo coloco en un balde de agua para limpiarlo con cuidado y procesarlo. Se acerco de nuevo a la chica pero esta vez con unas pinzas, la agarro del cuello ahorcándola y comenzó a arrancarle los ojos para depositarlos en un embace con alcohol que antes hirvió en 96°, colocándolo con suavidad. Ahora tomo varios cuchillos de diferentes tamaños y contexturas, para clavarlos en diferentes partes del cuerpo de la ojiperla.

-No… No… ¡¡Duele!! Suéltame…. Deja… ¡Nooo! –Gritaba Hinata con fuerza hasta que le clavaron uno de los cuchillos en la garganta para enseguida cortarle la cabeza.
-Fuiste muy aburrida para mi –Tomando la cabeza por el cabello – Serás ahora mi colección –Caminando a otra habitación para disecar el rostro.

Más tarde tomo ese cuerpo y lo metió en una bolsa de basura. Al día siguiente la víctima fue Karin, la cual le realizo el mismo procedimiento de quitarle la piel, pero luego de eso le inyecto un veneno provocando que esta vomitara coágulos de sangre. Le introdujo en su sexo un mazo con púas y por el recto acido. Pasaron las horas y ya estaba aburrida de los gritos de la fémina, así que la tomo por el cuello he hizo que se bebiera el acido restante, quemándole todo el interior. Cortándole la cabeza y colocándola junto a la de la peliazul.

En la tarde busco a Shion, le quito la piel como a las anteriores mujeres. A ella, luego de eso le abrió el estomago y fue sacándole los intestinos pero enrollándolos en un palo de púas y veneno de cobra, hasta que se los arranco. Después fue cortándole los dedos como si fueran verduras, cuando aun le quedaba un poco de vida, la acomodó en la pared amarrándola, de forma que estuviera medio parada. Trajo a tres perros caníbales, sus mascotas queridas.

-Los bebes de mami tienen hambre... ¿Quieren comer? –Acariciándolos con cariño y viendo a la rubia con sonrisa sádica – Provecho mis pequeños jeje –Los perros comenzaron a comerse el cuerpo de la chica, menos la cabeza, la cual embalsamo y trenzo los cabellos con las demás féminas, quedando las tres cabezas juntas.

Luego con las pieles las lavo, cuido, seco y proceso, para así cocerlas y hacerse su amada chaqueta.



-Y así mate a tus queridas princesas –Tomando lo que quedaba en la copa.
-Has cambiado mucho Saku –Mirándola con tristeza, no pensó que fuera una mujer tan vil y despiadada.
-He cambiado porque ¡Tú! –Señalándolo con su dedo índice- ¡Me cambiaste, bastardo! Nada de esto fuera ocurrido, si no fuera sido por tu infidelidad. Jamás fuera vuelto a mi vida antigua, porque por ti conocí muchas cosas desconocidas –Acercándose al sujeto y dándole una bofetada – Por ti conocí el amor… Y ahora me arrepiento de haberte entregado todo lo que soy… Pero como te dije… No me quedare con eso… -Tomándolo del cuello y ahorcándolo – Me regresaras lo que una vez fue mío –Con una sonrisa sádica toma una pinza y acto seguido comienza a sacarle su ojo izquierdo.
-No, no duele… Saku… ¡¡Noo!! –Gritando de dolor para luego de unos minutos ver con su ojo derecho como la pelirosa desinfectaba el ojo de pupila roja con aspas negras.

Después de esto, la ojiverde tomo un pedazo de metal introduciéndolo un poco en el órgano para formar un dije. Luego le coloco una cadena de plata y se lo colgó al cuello, para voltearse al peliplata con el ojo en medio de su pecho soltando aun pequeñas gotas de sangre.

-Que bello se ve, como en un principio tenia que ser –Sonriendo y lamiendo las gotas de sangre que caían del ojo.

El hombre sintió como todo su interior se estremeció, estaba seguro que jamás había conocido ese lado de ella en contra de él. Sabía su pasado, pero no pensó que ahora el lo experimentaría en carne lo que hacia a sus prisioneros en el infierno, siendo una de las mejores demonios.

-Volví a ser la de antes, otra vez soy ¡Cruenta Cerasus! –Tomándolo por los hombros y rompiéndole la camisa – Lloraras lagrimas de sangre, así pagaras tu error –Levantándolo por el cuello y lo coloca de espaldas amarrándolo a la pared.
-¿Que… Que vas a hacerme? –Con temor y mirándola de reojo.
-Castigarte por tu comportamiento cariño –Sacando de una caja un látigo, pero no uno cualquiera, era un látigo con púas.

Sin dejar que respondiera comenzó a darle latigazos por la espalda, haciendo que el instrumento le arrancara parte de la piel y músculos. También le dio en las piernas rompiendo el pantalón, el peliplata gritaba de dolor pero ella no tenia compasión y no lo haría, se vengaría de cada una de las cosas. A los 30 mins dejo su labor, vio como tenia toda su espalda cubierta de sangre y hecha pedazos, las piernas estaban en peores condiciones, se dio la vuelva y se acomodo el cabello.

-¡Oh, cariño! Pero mira como estas, cubierto de sangre… Porque… No tomas un… Baño –Sonriéndole para tomarlo de las muñecas, lo jala tan fuerte que hace que las cuerdas se rompan.

Lo amarra de nuevo para luego arrastrarlo hacia el cuarto de baño donde la bañera estaba llena de etanol, un liquido parecido al alcohol, pero este hace que un poco en tus heridas, jamás se te olvide el dolor. Lo mete a la bañera hundiéndolo para luego sacarlo por el cabello, viendo como gritaba de sufrimiento. Sonrió abiertamente para luego tomar una esponja, la sumerge en el etanol para luego tallarle con fuerza toda la espalda.

-¿Te gusta tu baño mi amor? –Golpeando la esponja con fuerza en unas heridas de la pierna y escucha el grito de dolor del hombre – Me alegro que te encante jajaja –Riendo macabramente y luego lo tumba al piso escuchando el quejido del peliplata, se sacude la sangre que quedo en ella y lo mira de reojo para luego reírse con suavidad – Vamos al siguiente paso –Sujetándolo del cabello y lo arrastra de nuevo a la habitación, lo amarra en la pared pero en forma de cruz, es decir, con sus brazos extendidos a los lados y las piernas juntas.

Se para delante de el y observa detenidamente al hombre, cada musculo que toco hace tiempo, aún lo deseaba pero no iba a rendirse y ser débil, ya no. Cogió un envase que contenía aceite caliente, se acerco un poco al cuerpo de él y tira sobre sus piernas el liquido hirviente, esto hace que el hombre se mueva con desesperación. Luego de unos minutos la peliroja rompe lo poco que quedaba del pantalón y el bóxer de este, con una de sus manos toma el miembro del hombre y este con la respiración agitada la mira de forma extraña.

-Ahora… ¿Qué harás? No crees que ya… ¿Es suficiente? –Mirándola con tristeza.
-No, no lo es –Respondiéndole con frialdad.

Acto seguido le sonrió mostrando sus colmillos y agachándose un poco quedando su rostro cerca del miembro de Kakashi.

-¿Te acuerdas como te hacia sexo oral por las mañanas? –Apretando un poco el miembro de este.
-Eran magnificas pero… ¿Qué quieres decir con eso? –Dudoso viéndola con curiosidad.

Dio una sonrisa de medio lado y se introdujo en la boca la punta del miembro de él, pero en vez de chuparlo o lamerlo, lo mordió con fuerza, clavando sin compasión sus colmillos en ese órgano masculino. Luego de unos segundos jalo con fuerza desgarrando la punta del miembro de Kakashi haciendo que llorara de dolor tan inmenso, luego ese trozo de carne que tenia en la boca lo escupía en un plato hondo. Repitió este procedimiento unas seis veces mas para luego pararse con el plato en la mano y mirándolo como se desangraba por lo que quedaba de su sexo.

-Espero te guste la carne cruda –Riendo con un tenedor en la mano.

De nuevo sin dejar que respondiera clavo el tenedor en los pedazos de carne que antes era el miembro del sujeto para introducirlo en la boca de este, luego de meterle varios trozos viendo que este no masticaba esa carne soltó los objetos e hizo que mascara tomándolo del rostro y otra mano en la mandíbula moviéndola con velocidad, el peliplata lo vomito con asco en el rostro, la chica negando con la cabeza y poniendo sus manos en la cintura le dio la espalda.

-Acabas de cometer un error querido, esto lo pagaras caro –Soltando una risa molesta para alejarse mas hasta una mesa.

En la mesa estaban diferentes clases de cuchillos, tomo los medianos y pequeños para acercarse de nuevo al sujeto. Lo siguiente que hizo fue clavar tres cuchillos en el estomago del hombre, los torció y jalo y metió mas hondo los instrumentos cortantes. Clavo uno en cada mano, busco uno grande y lo clavo en sus pies, crucificándolo. Dando carcajadas enloquecidas tomo el látigo de púas y ahora le pegaba por todo el pecho. Después de un tiempo se detuvo y se sentó en el suelo cubierta de gotas de sangre. El hombre ya estaba pálido por haber perdido tanta sangre en el día, estaba sobreviviendo a duras penas.

Al pasar unos minutos ella se levanto con más cuchillos en las manos con intención de acabar eso de una vez por todas, pero al momento entraron unos hombres armados sujetándola del cabello y amarrándola con fuerza. A Kakashi se alegro al ver a los habitantes del pueblo que lo vinieran a buscar, le quitaron los cuchillos y como pudieron detuvieron las hemorragias, lo cargaron entre dos hombres en una camilla que habían traído.

-Que bueno que te encontramos Kakashi, estuvimos buscándote por días –Dijo suspirando un sujeto con cabello café oscuro.
-Yamato, has dicho… ¿Días? Pero si he estado aquí solamente el día de hoy, ayer yo estaba en el bosque –Diciéndolo con suavidad y bajo, ya como estaba muy herido.
-Eso es lo que crees –Riendo maniáticamente – Si es cierto que te hice todo esto, pero no pudiste morir gracias a mi poder, el tiempo era una ilusión, podían pasar días, semanas, incluso meses y no te darías jamás cuenta cuanto tiempo estaba pasando. Eres mío por la eternidad Hatake, entiéndelo ¡Mío! Jajajajaja –Los aldeanos la arrastraron afuera de la cabaña donde estaban, para adelantarse lo suficiente al grupo y poder matarla.

Pero al llegar a un punto donde iban a dispararle con una escopeta, Sakura se evaporo en el viento. No pudieron ver nada solamente oscuridad total y un dolor en el cuello que se desvaneció en segundos, ya que la pelirosa los había degollado con sus uñas volviéndolas largas y fuertes como la hoja de una guadaña. Los otros aldeanos junto con Kakashi, vieron unos ojos verdes esmeraldas resplandecientes en la oscuridad que soltaba lágrimas de sangre. Muchos de ellos sufrieron lo mismo, Yamato fue el único sobreviviente y lo ultimo que vio en ese instante, era Sakura sujetando y acariciando con sus manos la cabeza degollada de Kakashi, el viento acompañaba la risa sádica de la joven, lo que solo pudo hacer fue correr de terror y no volvió mas a ese lugar.

Si alguna vez llegas ver un par de ojos verdes esmeraldas resplandeciendo mientras suelta lagrimas de sangre que se desvanecen a los minutos, en una noche oscura y lúgubre, aunque corras, grites o pidas clemencia no podrás escapar, Cruenta Cerasus no tendrá piedad de ti, se llevara tu alma al infierno donde veras aun sufriendo a tres mujeres y un hombre cerca de ella, serás otro de sus esclavos. Mejor comienza a rezar y arrepentirte de tus pecados vil humano.