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Mensaje por rasmux Lun Jul 27, 2015 9:40 am

exelente capitulo , cada vez se pone mejor la historia espero el prox capitulo (Y)
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Mensaje por Mat, Mar Ago 11, 2015 11:40 am

Yo preguntando cuando saldría el siguiente capítulo y no me entero de que sale hasta 15 días después O.O

POR QUE ESTO NO ME AVISO!!!! (Coge su pc para tirarla por la ventana, pero recuerda que es nueva y se le pasan las ganas)

Un buen capitulo como nos tienes acostumbrados, pero no creí que sería tan rápido lo de la diablesa, ya me esperaba otra persiguiendo a Naruto (Lo admito siempre es gracioso XD)

Ahora Sasuke brillo por su ausencia, pero prefiero ver lo de la guerra ninja mientras el se toma un descaso a ver si luego no lo vemos a el contra el jefe del ejercito que no vimos, algo muy probable.

La parte que de nuevo me parece mas interesante es la de Sakura, me gusta verla con orochimaru, casi como almas gemelas peor precisamente por ser parecidos no confían el uno en el otro y me alegra que este viendo la forma de buscar a Naruto, al menos así parece que sigue siendo la misma Sakura bien en el fondo.

Un buen capitulo espero el siguiente… y espero tan bien darme cuenta cuando lo saques.


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Mensaje por arminius Lun Sep 07, 2015 2:57 am

buenas, espero que se encuentren muy bien y aqui les traigo un nuevo capitulo. un comentario cortito sobre la velocidad de los argumentos. he estado releyendo y puede que no tenga un ritmo frenetico como anteriores fic que he realizado. la explicacion que le encuentro es esta: es una historia larga, la mas larga que he realizado y la ultima que hare sobre naruto y su universo. esto me lleva a traer los argumentos con paciencia y desarrollar a los personajes correctamente. nunca me han gustado las historias donde se obtienen poderes de la nada y los enemigos son facilmente derrotados por un naruto de 12 años que ya es dios. esta historia tiene varios personajes en desarrollo y las preguntas sobre sasuke, comenzaran a desvelarse en los siguientes episodios. como antes he dicho, sasuke, sakura y naruto seran los actores principales y por lo tanto en quienes me enfocaré profundamente. pero habra noticias de los otros personajes tambien. pienso que este fic, (el ultimo largo que voy a hacer) merece que descargue toda mi imaginacion para darle un final memorable a todos los personajes de este manga que tanto nos ha acompañado.

saludos y disfruten con paciencia. esta historia ira a paso mas lento, pero sera terminada en definitiva.



CAPITULO 27: DESNACER EL CHAKRA



Abrió sus ojos pesadamente. Su cuerpo parecía astral, como flotando en la suavidad de nubes esponjosas. El techo las paredes eran blancos como cualquier hospital, de cualquier ciudad, de cualquier mundo en el cosmos. ¿Qué tenían los hospitales con ese color en particular? Era aburrido y monótono. Aunque contaba con la ventaja de ser fácil de reconocer el edificio desde adentro. Sasuke apenas sentía su propio cuerpo, pero era un agradable cambio no sufrir el efecto de un oso panda, sentado exactamente sobre su tobillo herido. Ese dolor penetrante y molesto, por fortuna había desaparecido.

-¿Dónde estoy? –Se preguntó entre susurros Sasuke Uchiha- ¿Cómo he llegado aquí?


Era un salón largo, y amplio como nunca había visto. Todo exquisitamente armónico y ordenado. Camas contra la pared de atrás, un ancho corredor en medio donde figuras humanoides con alas angelicales oficiaban como “enfermeras” o “médicos”. También Sasuke podía mirar al frente sentándose en su lecho, donde ventanales amplios y altos exhibían un hermoso espectáculo con el tibio sol ingresando.

Si….aun a riesgo de parecer un loco…Sasuke Uchiha podía ver “ángeles” atender ese supuesto hospital. ¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado a ese extraño sitio?


Lo último que podía recordar era estar tirado y medio muerto en el suelo de una cueva perdida de la guerra. Batirse en retirada, tratando que el resto de su equipo Shinobi pudiera escapar de la carnicería que proponían cientos de miles de cadáveres caminantes, persiguiéndolos incansablemente. Luchar, seguir luchando de una manera desesperada y hasta demente. Desplegando el sharingan eterno, soltando toda la furia renacida de Sunsanoo. O las llamas incontenibles de Amateratsu.

Luchar y luchar. Seguir luchando contra Shinobi, Zetzu, o locos con pretensiones de dios. Años después fueron demonios y diablos, para finalizar la jornada dándolo todo contra una turba de zombis sin cerebro ni piedad. En resumen….una vida dedicada a batirse contra la muerte.
Sasuke miró su brazo descuidadamente, tenía una pequeña venda donde antes la furiosa mordida de un podrido lo condenaba. Según había visto en anteriores rounds, solo una mordida enfermaba y trasformaba a simples aldeanos en esas criaturas de pesadillas. Era su fin entonces, era el comienzo de un cambio que jamás lo dejaría descansar en paz.

¿Curioso no? La vida como guerrero de Sasuke Uchiha fue siempre pelear. Contra todo, contra todos. Por las razones más valederas, o sentimientos personales. ¿Qué importaba? La cuestión era pelear. Y ahora mordida de una criatura mediante, pasaría a una liga diferente, a un bando especifico.


Una mujer se acercó a su cama. Era tan bella que dolía verla. Tenía un esplendor tan enorme, tan precioso. Sus alas enormes batían descuidadas haciéndola flotar, para depositarla delicada a los pies de la cama. Tenía una carpeta entre sus brazos, cruzados ellos frente al pecho. Sasuke solo podía imaginar que esa maniobra era la indicada para ocultar sus generosos atributos delanteros. Una forma de no exaltar demasiado a los pacientes. Ella emitió una sonrisa cálida y hermosa, comenzando a hablar en un lenguaje para Sasuke incomprensible. En realidad no importaba demasiado lo que dijera. Seguramente intentaba preguntar su nombre, o tal vez dar el propio.

-Oh…lo siento…-dijo de pronto recatada, y sonrojándose levemente- había olvidado que los humanos no conocen el idioma celestial. Solo quería darte la bienvenida al templo Miriana. El más humilde de toda la gran ciudad de Empyrea.

La gran ciudad celestial de Empyrea. También conocida como la ciudad de las almas templadas. Estaba situada en las orillas de un lago frio de montaña. En los alrededores, mesclado con llanuras de tierna pastura natural, se encontraban cientos de fuentes de agua curativa que entre otros milagros, podían recuperar miembros perdidos. Curar el habla, los trastornos mentales y las consunciones de energía producto entre otras causas de magia negra. Lo único que había que hacer, era encontrar la fuente adecuada al problema que aquejaba. Empyrea en resumen, es conocida por todos como un lugar legendario. Un sitio único, donde se puede alcanzar la salud perfecta.


-¿Cómo he llegado aquí? –Dijo Sasuke mas confundido que nunca por la explicación general que ese ángel le hacía de la geografía de la zona- recuerdo que estaba en una cueva y…

-Usted estuvo a punto de morir. –Aseguró la joven, cuyas alas se replegaron sobre su espalda cómodamente- La joven que lo acompañaba….ha salvado su vida.


La joven, la sacerdotisa. Sasuke comenzaba acomodar sus ideas y recordar. Se quedó encerrado en una caverna perdida con la princesa del país del demonio. Una bella señorita de ojos color lavanda. Dueña de un chakra extraño, que se mesclaba y mutaba en luz. Ella lo tenía abrazado cuando Sasuke perdió el conocimiento. Hasta ahí, tenía todo claro. ¿Pero cómo se explicaba que estuviera en un hospital hablando con un ángel? ¿Acaso había muerto? Eso no era probable. Primero, porque Sasuke dudaba que la última morada de su alma escapara al fuego. Y finalmente, porque la enfermera angelical había asegurado que Shion le salvo la vida. Estaba vivo. Demasiado vivo para estar muerto.

-¿Qué…..mundo es este?

-usted y su compañera arribaron a “los siete montes de celestia”. –dijo educadamente, y prosiguió con su ronda de cuidados, al resto de los pacientes.


Algunas horas después, Sasuke había puesto sus prendas que las encontró junto a la cama, y recorrido el salón del hospital para salir al exterior. Encontró un balcón amplio que le otorgaba vista magnifica de la ciudad. Parecía una aldea en medio del campo llano. No tenía la típica aglomeración de edificios estructurados y divididos por calles. Era más bien una conexión de enormes jardines con esculturas, caminos empedrados y pilares preciosamente trabajados que tarde o temprano, terminaban conduciendo a otros templos o edificios separados unos de otros por al menos 100 metros. Estructuras grandes, con varias plantas como las mansiones de los feudales. Pero de constitución práctica, más que lujosas. Sasuke comenzó a prestar especial atención a los ángeles sobrevolando la posición del hospital donde había despertado. Algunos llevaban recados de un lugar a otro. También existían algunos que guiaban un grupo de “luces”. Unas especies de bolas de luz brillantes que tenían movimientos independientes, tal como si tuvieran vida propia. Tal vez almas. Incluso había criaturas voladoras que llevaban alimentos o abrigo hacia tal o cual hospital. Y más a lo lejos de la vista, una montaña sobre la que toda la ciudad se recostaba. Se perdía en los cielos brillantes como el platino. Todo el lugar parecía sacado del paraíso. Un regalo para descansar la fatiga milenaria que un viajero podía traer.

-Perfecto….-dijo Sasuke y una sonrisa tibia dibujo en su rostro- como un sueño.

De pronto un reflejo, su mano izquierda intento descansar sobre el mango de su Chokuto, y en cambio se encontró con un vacío. Miró con sorpresa. Entendiendo que acababa de darse cuenta de la falta de sus armas. Habían dejado junto a su cama la ropa que traía, lavada e impecablemente limpia. Pero de las armas, ni noticias. Tanto tardó en darse cuenta que estaba desarmado, como en notar que los sellos bajos sus muñecas estaban intactos. Por lo tanto, si acaso le hiciera falta combatir, podía apelar a una buena provisión de Shuriken que estaban ocultos allí.


A su mente vino el recuerdo de Shion. ¿Dónde estaba esa chica? El ángel que le informó hace horas en donde estaba metido, también aseguró que esa joven sacerdotisa había salvado su vida. ¿Acaso se encontraba herida? ¿Cómo pudo trasladarlos a ese lugar fuera del mundo? Pronto y rápido se decidió a buscarla. Debía estar en la misma edificación que él. Tenía que encontrarla, para saber cómo estaba realmente.

Empezó a recorrer el lugar. Nadie le prohibía el paso, ni le cortaba el camino. Todos eran amables, educados y formales. No veía en las mujeres esa mirada de endiosamiento que tanto le fastidiaba. Simplemente calidez. Amabilidad. Tolerancia. Y Sasuke Uchiha el guerrero, por primera vez en muchísimo tiempo. Solo quería pasear. Sin correr, y sin nerviosismo. Con una verdadera paz interior.

Como jamás había conocido en la tierra.


**********************************************


Todo era odio y guerra….

Con solo adentrarse más y más en los diferentes subsuelos de Baator la sensación del odio se multiplicaba. Había tanta sangre derramada, campos enteros de pertrechos y batallas pasadas. Odio, peste, guerra y muerte. La sensación estaba flotando en el aire, como un tipo de veneno que no dejaba de ingresar aun por la respiración.

Si Naruto Uzumaki hubiese sido un humano común, seguramente estaría agotado por el calor sofocante y desesperado por el ambiente tétrico. Pero no sentiría que estaba bebiéndose todo el odio de ese mundo. En cada respiro de su infortunada existencia. Era difícil controlarlo, era como tener katanas en lugar de brazos, y tratar de darle una mano sin dañar a sus compañeros. Los Biju que lo acompañaban, notaban cambios paulatinos en el humano. Pero a pesar ver a Naruto volverse más serio, desconfiado y taciturno. Poco podían hacer más que vigilarlo implacablemente.


El truco del modo Sennin tenía un evidente doble filo. Por una parte, lo hacía totalmente adaptable al ambiente terrible de cada subsuelo en el infierno de Baator. También le daba fuerzas para combatir a diablos tan poderosos como Bel. Pero por otro lado, poco a poco lo estaban convirtiendo en un despiadado y terrible habitante de ese mundo. Era como una droga esa energía. Le producía evidente daño, pero no podía dejarla.

Al terminar la revolución en la ciudadela de bronce. La nueva líder de Avernus les otorgó permiso y facilidades para partir. En la última reunión que tuvieron, además de indicarles en un mapa el mejor camino para descender al segundo subsuelo, les entregó dos presentes. El primero, un cofre lleno de abundante riqueza. Dicho presente no era precisamente para ellos. Tenían que llevarlo consigo y entregarlo a la guardiana del camino hacia Dis. Nadie que fuera con las manos vacías, podía llegar al segundo infierno vivo. El otro regalo, fue un colgante que cada Biju incluido Naruto, se colocaron en sus cuellos.

-Has sido un niño muuuy malo….-sonrió levemente Zariel sentada como reina en su trono- asesinaste a un Archidiablo. Algo nada común.
-Creí que eso querías.

-Nunca me importó demasiado la traición de Bel. –Añadió la fémina sorprendiendo a sus interlocutores- si un líder no es capaz de abortar las revoluciones a su mando, debe ser castigado como yo lo fui. Por ineficiente. Ahora que he vuelto al poder, Bel demostró ser el ineficiente.

Una lógica retorcida, pero tanto a Naruto como a los Biju, no les importaba demasiado.

-Pero tu….mi…. “amigo”….-señaló con desconfianza clara al concepto que tardaba en entender- algún día volverás a mí. Porque has causado una sangrienta guerra para el futuro de esta ciudad. Algún día deberás regresar, y pelear en ella.


Se fueron, y mientras salían de la ciudad cada quien reflexionaba en las palabras de Zariel. Todos los guardias y soldados parecían estar entrenándose duramente. Esa mujer había ordenado a todos sus comandantes que reiniciara un programa de entrenamiento intensivo. Se preparaban para algo grande, de eso no cabía dudas.

Luego de dejar la ciudadela de bronce, recorrieron un camino desértico hasta arribar al pie de las montañas que estaban a espaldas de la ciudad diabólica. El mapa enseñaba la caverna exacta en donde debían ingresar para descender. El único comentario sobre el colosal tamaño de la entrada, lo aportó Gobi como cierta sorna:

-Algo me dice que una cosa muy grande ha pasado por aquí a menudo. –Apuntó tratando de no mostrarse preocupado- pero no tengo tanta suerte como para creer que no se encuentra “en casa”.


La dimensión de la caverna era enorme. Su altura y ancho, excedía con claridad los 200 metros. No podía medirse cuan profunda era. Porque apenas ingresados el cielo rojo de Avernus, ya no iluminaba lo suficiente para ver más allá de la propia mano alzada. La oscuridad no preocupaba a los viajeros sin embargo. Todos tenían sus métodos para “ver”, aun en una zona difícil. Nibi podía mirar con sus ojos felinos. La falta de luz no la privaba de nada. Ichibi simplemente cerraba sus ojos, y el mero contacto con la tierra al caminar le pintaba un mapa perfecto de la zona circundante. Gobi, confiaba en su nariz como nunca podría en sus ojos. Por lo tanto, nada le sorprendería aunque no pudiera ver nada. En cuanto a Naruto, si bien sus ojos no eran para ver en la oscuridad, el martillo del caos se extendió cambiando levemente la forma de sus ojos normales. Adoptando una pupila animal, alargada y perfecta para el lugar en cuestión.

Durante 4 horas avanzaron en la nada, hasta encontrarse caminando en territorio claramente hostil.

Ellos eran tan grandes como una montaña. Todos ellos estaban recostados a los costados del sendero hacia Dis, sin preocuparse demasiado por los invasores. Al menos 150 metros de altura, con un peso de varias toneladas. Un compendio de garras y colmillos como jamás habían presenciado. A Naruto le recordaba levemente el monstruo Juubi. Una criatura imponente en tamaño físico. Así eran, los dragones que allí habitaban. Y para colmo de males….eran 5 de ellos. De variadas formas y tonalidades.

-Son enormes…-resumió el pensamiento general Nibi- estamos en problemas.


Pero los dragones, los ignoraron olímpicamente. Ninguno parecía atender a esas pequeñas criaturillas caminando por el centro de la caverna. Totalmente vulnerables, pero carentes de importancia. Naruto prosiguió adelante, y los Biju le acompañaron agradeciendo a la deidad que fuera, el aparente desinterés de los dueños de la zona. Hasta que finalmente, ingresaron a un sector de la caverna excesivamente tentador.

Había colosales cantidades de oro y piedras preciosas en cada muro, techo y piso. Incluso las estalactitas de roca se ocultaban entre cofres de tesoros, armas enjoyadas y demás artículos de lujo. Había diamantes del tamaño de cabezas humanas, rubíes que podían confundirse con fragmentos de montaña, zafiros que por su tamaño podían oficiar de prisión a una criatura mediana. Y oro, tanto oro como jamás habían visto en sus vidas combinadas.


-Algo me dice que no debemos tocar nada…-susurró Ichibi seriamente.

-¿Alguna idea de porque? –sonrió Nibi increíblemente atraída por las joyas que lucían espectaculares.

-Cinco razones….-respondió el mapache mirando a un sector apartado de las riquezas, que estaba en total oscuridad.

Cinco pares de ojos dracónicos enormes. Moviéndose sin coordinación, pero atados a referencias cercanas. Cada orbe individual, ya era de por si más grande que Naruto y los suyos. La altura que tenían esas miradas, hacían prever que la criatura portadora apenas si cabía en tamaño dentro de la enorme caverna. De ahí, se podía explicar las deformaciones de la entrada en techos y paredes. Sea lo que fuera esa cosa, entraba y salía de su guarida con dificultad. Así de inmensa debía ser físicamente, y eso que solo estaban viendo sus ojos.

-Una hembra…-susurró Gobi oliendo levemente.

-Serán cinco….-intercedió Nibi- puedo notar cinco cabezas.

-Pero solo es una hembra….-volvió a insistir Gobi que podía olerla perfectamente.

Ichibi y Naruto también la identificaban así. Ambos con sus métodos, ambos totalmente convencidos que era un rival imposible. ¿Qué podían hacer contra una criatura que rivalizaba con las montañas en tamaño? Y como si fuera poco, si acaso necesitara algún apoyo, cinco dragones machos aguardaban cercanos a la entrada.

-¿Qué hacen un grupo de deliciosos bocadillos, caminando por los dominios de Tiamat, la “Reina Dragón”? ¿Acaso Bel les ha condenado a muerte?


Era una presencia tan pavorosa que todos se estremecieron. Todos a excepción de Naruto, que parecía impermeable a la sed de sangre que desplegaba la dragona. Adelantó un paso, la cabeza elevada y mirando a los ojos de la cabeza central, declaró:

-Nuestro camino es hacia Dis. –Anunció elevando la voz para que la criatura monumental escuchara bien- no queremos irrumpir por aquí, pero no existe otro camino. Solicitamos nos disculpe.

-Comida educada….-aseguró la criatura descuidadamente, pero Naruto le adivinaba una mueca de sonrisa en sus fauces llenas de dientes- los machos no suelen tener esos modos. Por esa razón, suele ser tan grato devorarlos.

-¡Traemos un presente! –Gritó Nibi aterrada y adelantándose al grupo entrego en el suelo el cofre con oro que Zariel les había dado- le solicitamos pasar. Reina Tiamat.

Ichibi había guardado ese cofre dentro de su cántaro de arena en la espalda, pero la sed de sangre de la dragona le había obligado a perder concentración y dejarlo caer. Nibi lo vio, y tuvo la idea de porque razón Zariel había insistido que se llevaran esa riqueza. Era una especie de ofrenda. Tal vez podía salvarlos.

-Oh….un presente de la ciudadela…-añadió sin emoción la criatura- me agrada el oro, y coleccionó la riqueza. Deja de temblar cariño…-le aseguró a Nibi- nunca suelo devorar a las hembras. Usualmente les permito el paso, siempre y cuando no sean esas Súcubos alborotadoras. Con los machos es diferente desde luego.

Era evidente que la dragona tenía algún tipo de consideración por las mujeres, aun las de otras razas. Eso podía servir de algo. Después de todo, Zariel había sido liberada por ellos. Era una jugada arriesgada, pero no veían que pudieran escapar de otro modo.


-Entonces… estará feliz de saber que Lady Zariel ahora ha vuelto a gobernar la ciudadela de bronce. –Dijo Naruto seriamente- ella misma nos ha obsequiado el oro y estos colgantes que tenemos.

-los veo….-dijo una cabeza diferente- son la marca de la dama de acero. Solo Zariel puede otorgarlos hermanas.

-la dama de acero…la dama de acero….la dama de acero….-sisearon el resto de las cabezas tétricamente.

-así que Zariel-chan esta libre…-aseguró la cabeza central- es una noticia agradable. Espero que Bel haya aprendido la lección, en su huida al exilio. Nadie se mete con una hembra poderosa, o su venganza será terrible.

-dudo mucho que ese trozo de porquería pueda aprender algo, estando muerto. –Apuntó Naruto- tuvimos un enfrentamiento, y me molesté mucho. Así que le he despachado.

-¿un humano prevaleció contra Bel? –Dijo otra cabeza- eso debió ser digno de verse. Interesante interesante.

-serás muy popular en el resto de Baator. –Sonrió nuevamente la cabeza líder- te cazaran los mejores guerreros, serás capturado y torturado por 100 años. El precio de tu cabeza también será cuantioso. Casi estoy tentada a devorarte y ahorrar tu sufrimiento. –Luego comenzó a moverse lentamente, y vieron como sin abandonar la oscuridad de su rincón, se recostó pesadamente haciendo estremecer por unos segundos el lugar- casi….

Dicho esto último, la criatura concilio el sueño sin molestarse más. Ellos continuaron viaje dejando el cofre de oro y tratando de no respirar demasiado fuerte en lo consiguiente. Luego de ese terrible encuentro, siguieron viaje en silencio. Los Biju aún estaban estremecidos por el solo recuerdo de Tiamat. Apenas si habían visto una parte de la dragona en penumbras. Ni siquiera la podían medir de cuerpo completo. Aun así, el terror que les había provocado no tenía parangón. Las manos de Nibi aun temblaban cuando se aferró del brazo de Naruto para dejarse guiar en la oscuridad de viaje. Gobi apartaba la vista de los demás, no quería mostrar cuanto le había afectado esa criatura. Y el Ichibi, aun con gestos impasibles, había agregado una capa extra de arena a su armadura natural. De brazos cruzados, caminaba en un estado de alerta nerviosa. Como si fuera a lanzar el más furioso ataque contra cualquier movimiento en las sombras que se produjera en la cueva. Solo Naruto sobrevivió a ese temor. En realidad, le había causado más sorpresa que miedo, la reina Tiamat. Se preguntaba, ¿Cómo era posible que tal criatura existiera? Y lo más importante. ¿Por qué razón los innumerables monstruos que presentaba todo Baator, no habían cruzado el portal a la tierra en cuanto tuvieron la oportunidad? ¿Qué podía esperarles más abajo en los subsuelos? Eran preguntas valederas, y en cierta forma parecía que la misión de rescatar a todos los Biju del cautiverio, se complicaba más y más.

Si acaso Naruto pensó con ligereza que haber asesinado a Bel le daba cierto nivel para sobrepasar a cualquier enemigo. Naruto acababa de comprender que aún estaba lejos. Muy lejano y errado de conocer el exacto límite de su posibles rivales. Al menos no estaba solo en ese viaje. Nibi, Gobi y el Ichibi estaban tan decididos a continuar como él. Tal vez lo que solo no pudiese, en equipo lo lograrían.



*******************************************************


Las pantallas de comunicación se encendieron. Tsunade Senju tenía información muy grave que reportar. Del otro lado, la Mizukage, el Raikage, el Tsuchikage y Kazekage esperaban con cierta incredulidad. En el país del agua, se realizaba una especie de celebración a la libertad. La isla volvía a pertenecer a los humanos de manera indisputable. Si bien nunca se encontró el cadáver del demonio líder, los ejércitos que el comandaba fueron exterminados completamente. En la actualidad, se refrescaban las tropas con armas y equipo nuevo. La alianza sumaba ninjas y aldeanos para el factor producción. Pero la peste de la guerra aun exhibía su aroma más podrido. Pero unidos todos los ninjas del mundo, había una buena oportunidad para sobrevivirle a la invasión de los demonios y diablos. Claro está, los Kage y sus generales en el país del agua, no tenía idea lo que Tsunade tenía para informarles sobre lo acontecido en el continente:

-No será fácil de explicar esto…-dijo la Godaime no sabiendo cómo empezar- el equipo capitaneado por Uchiha Sasuke ha regresado sin él, y con preocupante información.


-¿Fue capturada la traidora? ¿Fue exterminado Orochimaru? –consultó ansioso el Raikage.


-No, la misión de asesinato y captura fue un fracaso. Pero es el menor de nuestros problemas por el momento.

-¿Qué puede ser peor que haber dejado ir a Orochimaru? –indicó el Kazekage.

-No sabemos su origen, y tampoco quienes los comandan…-proseguía la rubia Senju- pero existe un ejército de muertos vivientes formándose en el corazón de los los 4 países. La confirmación estará por regresar en pocas horas, pero los restos del equipo Uchiha aseguran que pueblos enteros han sido…..devorados por estas criaturas de pesadilla.

Un pesado silencio. Las miradas de los líderes en cada pantalla enseñaban una tranquilizadora seriedad. Ninguno estaba dispuesto a tomarse en broma el informe. Habían visto demasiados eventos extraños los últimos años, como para empezar a discutir la veracidad de esta nueva locura. Sin embargo, nadie sabía exactamente que decirle a Tsunade, para comenzar a restructurar esta nueva guerra.

-Muertos….vivientes….-inició hablando el Tsuchikage, que su aspecto físico se veía pálido y desmejorado- criaturas apestosas. ¿Son aliados de los demonios?

-según la información preliminar…-dijo Tsunade con equilibrio- atacan y devoran a todo ser viviente. Incluyen en su menú a todos. Y aumentan su número geométricamente, mediante las propias víctimas.

-eso trasforma el territorio a conquistar en un combate de tres frentes…-apuntó con equilibrio el Kazekage- tal vez deberíamos reunir nuestras fuerzas en un solo punto.
-¿Sugiere lord Kazekage fortificarnos aquí en la isla del país del agua? –consultó la Mizukage.

-¡De ninguna manera! –Golpeó con firmeza la mesa el Raikage y estremeció su pantalla- ¡no volveremos a escondernos! ¡Ahora sabemos que con armas de plata o de hierro negro podemos matarlos! ¡Es el momento de atacar!


Todos le miraban en silencio, ya estaban bastante acostumbrados a sus estallidos. Después de todo lo pasado, ¿Quién podría culparlo? Su pueblo había sido expulsado de sus tierras. Su hermano estaba perdido y la información general aseguraba que había muerto. Tenía muchos muertos que lamentar entre sus filas, y exiliados de su patria los ninjas de Kumo clamaban por la venganza. ¿Cómo decirle que renunciara a ella? Solo atendiendo a la razón.

-atacar atacar……de acuerdo….-indicó Gaara que siempre se mantenía práctico y frio- ¿Pero adonde? ¿A quiénes? ¿Cómo evitar caer en una emboscada por el ejército al cual no atacaremos?

-Lord Kazekage tiene razón…-anunció Tsunade- existe demasiado territorio por cubrir. Si extendemos el rango de nuestras operaciones a países limítrofes al fuego, las líneas de abastecimiento que aporta Konoha se van a desgastar. No debemos olvidar, que el enemigo no requiere comer, dormir o medicamentos como nosotros. Y que ahora existen dos enemigos distintos, en lugar de uno solo.


El puño del Raikage sobre la mesa estaba cerrado, y cada vez apretaba más. Todos lo veían, lo sentían profundamente irritado. Estaba frustrado por no poder obtener el apoyo para tomar la ofensiva. ¡Eran unos cobardes! ¡Eran débiles! ¡Los ninjas de la nube no necesitaban un campamento para regresar! ¡Lucharían hasta la muerte! ¡Ganarían, o morirían en el proceso! Aunque, horas después, mediante comentarios con Darui y otros capitanes subalternos, se tranquilizaría y comprendería que sus colegas Kage tenían razón. Los ninjas podían sobrevivir a la intemperie. Pero… ¿y los civiles? De no ser por Tsunade y su capacidad organizativa, el pueblo de Kumo hubiera muerto de hambre o enfermedades hace años. No era el momento de locuras. Ya vengaría a su desaparecido hermano Killer Bee. Era cuestión de esperar.


-Otra información importante y negativa….-añadió Tsunade minutos después, mientras el resto de compañeros lideres diagramaban las pautas a seguir- Uchiha Sasuke….ha desaparecido.

No se atrevió a darlo por muerto. Porque ninjas como Sasuke o Naruto, e incluso Sakura Haruno con el arte Sennin de las babosas, no podían ser fáciles de exterminar. Tal vez en un futuro no tan lejano, esos jóvenes héroes de guerra volverían a casa. Volverían a hacer lo que mejor sabían hacer….

Salvar el mundo…


*************************************


El tiempo pasaba volando en ese lugar. Había estado durante días completos recorriendo las amplísimas colecciones de pergaminos, que adornaban a una de las mejores bibliotecas reunidas por Orochimaru. Sakura estaba en un estado de trance. Había leído sin detenerse ni preocuparse durante días completos. ¿Comer? ¿Dormir? en realidad nada parecía tan nutritivo o relajante como descubrir la información que contenía el siguiente pergamino en la lista de lectura. Sakura fue repasando pieza por pieza de antigua información, hasta hacerse una verdadera experta en encontrar lo que fuera. El tiempo trascurrido era de valor insignificante. A comparación con la valiosa experiencia que iba acumulando. Había olvidado el mundo exterior. Tal como sucedió mientras entrenaba para dominar el arte Sennin.

Orochimaru estaba complacido.

La paciencia era una de sus principales virtudes. En ningún momento de ese tiempo bajo la tierra, el Sannin amagó a interrumpir a su huésped. Veía a la Kunoichi estudiante de Tsunade tan concentrada en su estudio, que le parecía un desperdicio apresurar su maduración. Karin en tanto, era la única que solía salir a la superficie por información de la guerra o comida. Tanto Orochimaru como Sakura, solo abandonaban el laboratorio o la biblioteca tan siquiera para ir al baño o dormir algunas horas.

Ambos, se dirigían la palabra solo en cuestiones estrictamente esenciales. Por ejemplo, en los momentos donde el hombre necesitaba encontrar cierto libro entre sus cosas. Inmensas en cantidad. Solo entonces, la pelirosa dedicaba la mínima desviación para responderle:

-Lo que busca…..-dijo neutralmente- se encuentra en el estante cuarto, librero segundo de la galería izquierda. Entre los pergaminos de botánica, que pertenecen al país de la roca.


Orochimaru tomaba nota de estos momentos, la mente de Sakura absorbía de manera prodigiosa los datos. El rubro de su memoria era un detalle espeluznante. Podía retenerlo todo, con lujo de señal. Y los procesos cognitivos de su cerebro se aceleraban. ¿Cuál era su límite? ¿Cómo pudo replicar el Mokuton del primer Hokage? ¿Era acaso la habilidad del arte ermitaño? ¿Acaso las babosas podían manipular el elemento madera? Orochimaru tenía muchas interrogantes, y eso le complacía de sobremanera. No había nada más interesante para el domador de serpientes, que tener incógnitas por resolver.


Sakura en tanto, estaba en proceso de estudio y adaptación. Su paciente decodificación del lenguaje de Baator, le llevó a comprender ciertos detalles que debían ser tomados en cuenta. Un ser humano común, pocas posibilidades tenia de sobrevivir a los ambientes hostiles que proponían los nueve infiernos. En los muros de cada pared en la caverna, estaban una serie de grabados que aportaban información interesante sobre los antiguos constructores del lugar. En principio, Orochimaru había descubierto aun sin saberlo totalmente, nueve puertas que comunicaban cada subsuelo de Baator al mundo de los humanos. Hace eones, estos portales eran utilizados para reunir refuerzos y ser enviados a la batalla contra los ángeles. ¿Por qué nueve? ¿Por qué no uno solo, con capacidad de apertura permanente? Al parecer, incluso entre diablos la confianza era totalmente nula. Cada líder debía tener sus propias tropas, su propia puerta y su propia ambición. La información que recolectaba Sakura Haruno, indicaba con claridad que esta cueva en particular, era la puerta antigua hacia uno de todos los infiernos en particular.


-¿Qué puedes leer en el muro, Sakura-san? –consultó Orochimaru, cierta tarde que la encontró totalmente concentrada en los muros antiguos.

-Estos grabados dicen: “Por la gloria de nuestro archiduque. El fantástico señor del séptimo. El artista del engaño. El amo de la intriga. El señor de las….moscas.”

-¿Y a que conclusión puedes llegar?

-A menos que “mosca” sea una palabra utilizada para denominar otro asunto, la última frase no condice relación con el resto. –Añadió la rosa seriamente y su mano acarició la roca suave- estas cuevas son una especie de puerta dimensional. Antiguas y de alguna manera deshabilitadas.

-¿inservibles? ¿Fueron dañadas? ¿Cómo sabes que las criaturas del infierno no ingresaron por aquí?

-no hemos encontrado rastros de demonios o diablos en esta caverna. –Proseguía la joven- lo que indica que nuestros enemigos no invadieron el mundo desde estas viejas puertas. Tuvieron que encontrar otro método, lo que me lleva a razonar que no les sirve este lugar. O cualquiera de los otros.

-en realidad no lo sabemos…-intervino el Sannin- solo hemos permanecido en este refugio. Tengo muchos más. Otros 8 para ser exactos.

-los cuales no creo que tengan mayores visitas. –Dijo Sakura calmadamente- es una teoría solamente, pero debo concluir que ni siquiera los demonios o diablos conocer estos accesos a nuestro mundo. Fueron usados hace demasiado tiempo, la erosión en la roca circundante lo confirma. Además, según el mapa que has marcado con la ubicación de los demás refugios, deberían haber sido usados para atacar por sorpresa a la alianza Shinobi. Y los últimos rastros de enemigos se pierden con Naruto, y los Biju. En el informe de Sasuke y Sai se confirma.


-Significa que estos lugares, no nos sirve para nada.

-Significa que nadie ha sabido reactivarlos. –Indicó Sakura- el desgaste de la roca, no acompaña a los grabados, que se pueden apreciar claros como tallados hace un día. ¿Por qué los grabados se leen perfectamente, mientras que la cueva en general se observa derruida? Algo me dice que aún se pueden abrir estos portales. Solo es cuestión de descubrir cómo hacerlo.

-¿Entonces, que nos detiene? Ku ku ku….-reía el Sannin divertido- apuesto que descubrirás como abrir esta puerta. Si es que no lo sabes ahora mismo.

-¿Eso es de tu interés? –Consultó Sakura mirándolo fijamente- ¿Quieres un boleto a Baator? ¿Acaso no temes al fuego? si fuera tú, me quedaría en la tierra ocultándome. Después de todo, tu alma no es precisamente material para visitar el cielo.

-El fuego nunca me produce temor, siempre y cuando sea quien lo maneje. Ku ku ku -señaló la serpiente anotando datos nuevos en su libreta- durante toda mi vida me he preparado para cualquier eventualidad. Jamás rechazaría la posibilidad de estudiar otro mundo fascinante.


Sakura no emitió gesto alguno. Si bien tenía alguna noción de como reactivar el portal hacia el infierno, no estaba preparada personalmente para abandonar la seguridad de la caverna. Su ansiedad por encontrar a Naruto se iba disipando día con día. Era como si su propio cerebro le indicara una nueva perspectiva. Una visión de guerra más general. Por ejemplo, ¿de cuánto le serviría a Naruto que ella fuera al infierno, sin estar preparada para ayudarlo? ¿Volvería a protagonizar su papel de damisela en apuros? ¿Se quemaría como una hoja de papel en el fuego incandescente del ambiente diabólico?


No lo haría de ese modo. Definitivamente no cometería ese error nuevamente. Prefería tardar algún tiempo más en partir en búsqueda de su compañero, pero hacerlo desde una base sólida y fuerte. Esta vez, seria ella quien ayudaría a Naruto. Seria ella quien tendría el poder para salvarlo. No volvería a caer, no volvería a depender de nadie. Si había desobedecido a su maestra Tsunade, con todo lo que la amaba y respetaba, seria para crecer como mujer y Kunoichi. Seria en resumen, para algún día volver a honrarla.


Como dando por terminada la conversación sobre el portal, Sakura abandonó a Orochimaru y se dirigió a la zona de laboratorios. Allí los viejos experimentos del Hebi-Sannin traerían los beneficios que ella estuvo buscando desde el inicio mismo del viaje. Cuando decidió arriesgarse a ser compañía de un sujeto traidor y ladino como pocos. Eran los estudios antiguos de Orochimaru, los que darían a Sakura el poder de finalmente igualarse a Sasuke y Naruto. Por fin serian ninjas y compañeros en igualdad de condiciones.


Las mesas de trabajo estaban reactivadas. Orochimaru había encendido los calderos y reanimado los burbujeantes recipientes, llenos de fórmulas extrañas. Sin embargo, como Sakura había consumido la totalidad de la información que contenía la gran biblioteca del Sannin en tan solo 5 días, ahora tenía prácticamente el mismo conocimiento del laboratorio y su contenido que Orochimaru. Podía detectar por olor, acides, color o forma de reacción, cada formula exhibida en las mesas de trabajo. Por lo tanto, fue directamente a lo que estaba necesitando.

-Aquí estas….-dijo suavemente abriendo un estante lleno de pequeños tubos de ensayo, llenos de variados líquidos coloridos- veamos si funciona tal y como presumo.


Orochimaru la había estado vigilando todo el tiempo. Siempre siguiéndola en silencio. La estudiaba como un objeto de extraordinario valor. Sakura Haruno, podía ser ese eslabón perdido en los estudios de la serpiente. Por eso, le sorprendió bastante que ella fuera directamente a su escaparate de muestras para estudios de los kekengenkai.


-¿Qué buscas exactamente Sakura-san? –Sonrió el sujeto a cierta distancia- lo que estás buscando no se encuentra aquí. Solo existen muestras de sangre o ADN.


-¿Y qué estoy buscando según tú? –apuntó la joven sacando del escaparate varios tubos elegidos por olor o color reconocido.

-Esas muestras individuales no sirven de mucho. –Añadió el Sannin- duplicar la herencia de las barreras de sangre, no es algo que se pueda hacer directamente. He pasado los últimos 20 años combinando en estado equilibrado los…

Sakura lo miró fríamente. Como si estuviera reclamándole silencio respetuoso. Como si indicara que Orochimaru no hacía más que estorbar. ¿Por qué? ¿Por qué razón esa soberbia tan irritante? ¿Qué pretendía saber ella en pocos días, que el Sannin no hubiese descubierto en toda la vida? Aunque tuviera la capacidad de memorizarlo toda la información de la biblioteca. Una cosa era saber, y otra utilizar el conocimiento efectivamente. Se requería de prueba y error. Se requería de muchos y muchos años de abnegada paciencia.

-El color ocre de esta fórmula, -apuntó la joven tomando un pequeño tubo que contenía la barrera de sangre que Orochimaru recolectó de Kimimaro- su olor picante y levemente dulce. Sin dudas pertenece al clan Kaguya. ¿Cierto?

Utilizó un pequeño gotero de cristal para tomar apenas un poco, y sin preocuparse por nada en particular, se lo depositó en la lengua como si saboreara una muestra de sake. Orochimaru contuvo la respiración. ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso ella…?

-Es un proceso extraño…-señaló con los ojos cerrados Sakura y dejando sobre la mesa de trabajo los elementos que hasta hace un segundo tenía en sus manos- es como…desnacer el chakra.


Se retiró a pasos lentos de la mesa, y con los ojos cerrados abrió sus brazos como si capturara algo específico. Si estuviera al aire libre, cualquiera la hubiese confundido con una chica disfrutando los rayos del sol. Pero allí, en ese laboratorio, solo había un científico atestiguando un fenómeno que había buscado producir en sí mismo, prácticamente toda la vida.


El brazo derecho de Sakura comenzó a estirarse. Primero levemente, y luego su piel parecía no poder contener el avance del resto de la estructura. La piel en la palma de su mano se abrió, pero nada de sangre producía dicho corte producido desde adentro. Fue algo totalmente natural, como si desde siempre hubiese sido una característica personal de Sakura. Segundos después, de esa apertura surgía un largo y afilado hueso que al finalizar su lenta salida, constituyó el tamaño y la forma de una fina espada.


-interesante….-añadió al pelirosa mientras Orochimaru no recordaba cómo se respiraba normalmente- creí que el proceso seria doloroso. Pero la manipulación del calcio, es un proceso tan simple como ingerir alimentos. Solo el deseo, y la disposición del chakra. Mis huesos no solo son más flexibles, sino que también ahora son más fuertes. –Definió mientras dejaba la espada de hueso sobre la mesa lateral- muy interesante.


Era increíble. Aun para un ninja como Orochimaru, que le había dado la vuelta al mundo en muchos aspectos. Era imposible lo que acababa de atestiguar. Esa niña, había utilizado su capacidad craneal incrementada, para manipular la naturaleza de su cuerpo y adoptar un tipo de sangre extraño, y sus virtudes específicas.


Mientras la veía irse del laboratorio, dejándolo totalmente absorto y emocionado, Orochimaru reflexionaba en las propias palabras de la Kunoichi. “es como desnacer”. Un proceso inverso al natural. Usar el chakra para volver al vientre de su madre. Para regresar al origen donde la mescla genética de sangre, le brinda carácter específico a cada ser viviente. Y era volver para modificar a placer esa estructura. Darle al cuerpo información genética nueva, y adoptarla como propia. En cuestión de algunos minutos, Sakura Haruno sumaba una segunda barrera de sangre a su cuerpo. Ahora no solo manejaba el Mokuton, sino también tenía la virtud de extinto clan Kaguya. El llamado “Shikotsumyaku” o “Pulso de huesos macabros”.

Mientras tanto, en el pasillo hacia su cuarto. Sakura sufría los efectos de esa trasformación. Su chakra era filtrado y consumido por el cuerpo. Ahora tenía que tomar un descanso. Era como teñir con un tono distinto la totalidad de su espíritu. Mesclar Senjutsu con la sangre de Kimimaro hizo el truco definitivamente. Pero cada nueva modificación a su cuerpo, tardaría algún tiempo en adaptarse completamente. El Mokuton que obtuvo gracias a la información genética en sangre de Tsunade-sensei, fue el inicio. Sakura pensaba ir a por Naruto, pero antes de eso, tenía obtener todo el poder necesario para sobrevivir al viaje. Y ante cada modificación a su estado de equilibrio, debía tomar vida de otro sitio para compensarlo. Era un precio potable, todo por encontrar el modo de recuperar a Naruto.


Para sobrevivir en definitiva….a los nueve infiernos de Baator.




Fin del capítulo.
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FUERZAS DE LA NATURALEZA [+18] Capitulo 31 26/03/16 - Página 7 8UKttOV



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Mensaje por Mat, Jue Sep 10, 2015 4:38 pm

A ver a ver a ver...

A Naruto lo dejas con una tribu de locas ninfomanas que, literalmente, le quieren dar placer hasta el dia de su muerte...

A Sasuke lo dejas en medio de un monton de angelitas perfectas y tetonas cuidandolo como si fuera un bebe...

Y a Sakura le das... A OROCHIMARU!!! EL PERSONAJE MAS GAY DEL MANGA!!!!

Crei que el unico autor que la odiaba era Kishi ¬-¬....


Y ya hablando en serio, muy buen capitulo XD

Me gusto a donde fue a parar Sasuke, me dio risa verlo en el cielo...


Va bien como se estan desarrollando las historias y no lo encuentro pesado ni nada parecido, ya que estas avanzando las historias en muchos frentes, algo muy dificil y les das el tiempo correcto a cada uno, ninguno de los 4 se sintio pesado, tedioso o muy corto.

Buen capitulo espero el siguiente
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Mensaje por arminius Sáb Oct 24, 2015 3:13 pm

gracias por los comentarios chicos. estoy escaso de tiempo y para colmo no tengo internet propio.

P/D: convengamos que con orochi...sakura esta mas que segura. XD. saludos amigo.


CAPITULO 28: ORGULLO


El ejército se incrementaba en casi completo silencio…


La naturaleza se marchitaba en los alrededores de la antigua Iwa. Porque las hordas babeantes de no muertos, contaminaban el aire circundante con su hedor. Al frente, varios centenares de zombis. Lentos y podridos, armados con herramientas rudimentarias, palos o simplemente despojos de anteriores vencidos. Sus cuerpos no eran fuertes, pero carecían de miedo, dudas o dolor. Atacaban sin descanso, sin piedad y sin detenerse. Se alimentaban de los vivos, y su sola mordida infectaba a sus rivales circunstanciales. Propagando aún más, una herencia de enfermedades que antecedían a la muerte.

En segunda línea acuartelados o simplemente patrullando las zonas externas, los sargentos vampiros y las apariciones fantasmales. Los primeros eran guerreros experimentados afectados por vampirismo. Rápidos y feroces, casi invencibles en la noche. Aunque muy vulnerables en el día. Eran efectivos rastreadores y los segundos detrás de los zombis, en entrar a la batalla cuerpo a cuerpo. Usaban armas más sofisticadas. Espadas, cadenas, kamas y dagas. Mientras que los fantasmas, flotaban incorpóreos atravesando la materia sólida. Difíciles de eliminar, golpeaban a los enemigos vivos, absorbiéndoles la fuerza vital con el simple contacto. No eran estratégicos, pero si incansables en la batalla. Nunca dejaban de perseguir, nunca dejaban de sufrir la agonía de sus cuerpos encadenados por la magia negra de los nigromantes. Y deseaban hacerle pagar al enemigo esa agonía perpetua a que estaban condenados.

Y finalmente, la guardia personal de los nigromantes que se alineaba en el interior del poblado. Una tropa de al menos 10.000 esqueletos guerreros. La mayoría con arcos y flechas envenenadas. Pero también existía las tropas de ataque cuerpo a cuerpo, que portaban armaduras rudimentarias, mazos y escudos. Conducidos por 20 no-muertos especiales. Estas criaturas poderosas, se conocían en los infiernos como “Liches”.

¿Qué es un Liche?

Cuando los nigromantes encontraban un cuerpo poderoso. De un guerrero que fue muy hábil y fuerte. Usaban un tipo de magia negra especial. Más antigua, y más poderosa. Trasformaban ese ser en un tipo de no-muerto particular. Portador de habilidades extraordinarias, dominador de magia negra y hechizos debilitantes. Un Liche podía paralizar a sus enemigos con el poder proveniente de sus bastones especiales. Podía lanzar rayos, enfermedad o maldiciones. Y tenía la virtud de comandar a otras tropas de no-muertos, sin la necesidad de resguardarse en las órdenes constantes del nigromante que lo creó. Tener Liches, hacia a un nigromante más poderoso automáticamente. Eran vitales para no tener que mantener concentración de dominio, sobre tantas criaturas del mal.

El maestro nigromante Nergal, había estado acumulando poder desde la reconstrucción de la aldea anteriormente conocida como Iwagakure. Ahora mismo, era un territorio donde el cielo nunca quedaba despejado de nubes negras. Donde el día jamás podía romper con el brillo del sol los bancos de nieblas verdes que surcaban el paisaje. Donde cientos de trabajadores zombis, actuaban sin descanso para levantar muros de rocas y así establecer torres defensivas. La ambición principal de Nergal, era construir una fortaleza inexpugnable para los ejércitos de vivos. Proteger la torre de huesos. Que actuaba como antena captante de energías negativas en todo el territorio del país de la roca. Y poco a poco, extendía su influencia a la frontera de otros países.

Hace años, Nergal hubiese querido enviar sus tropas para tomar los dominios de Moloch, y así controlar el portal hacia Baator. Sin embargo, los humanos y demonios se habían chocado contra el poblado y de alguna manera destrozado la única puerta para obtener refuerzos. Así entonces, los nigromantes debían buscar otro método para abrir las puertas al dios muerto. El gran Orcus. Era la labor principal.

-Maestro….-dijo el nigromante Amon, que se acercó a su líder viniendo de los laboratorios- mi trabajo sufre retrasos. Necesito más cuerpos, ya casi no queda material en los depósitos para continuar mi tarea.

Nergal sonrió. El poder de su aprendiz aumentaba poco a poco. Al principio solo animaba cuerpos y formaba tropas de su propia mano. Pero cuanta más experiencia ganaba, más capacidad tenia para formar y controlar esqueletos “asistentes”. Con 10 de esas criaturas especiales, multiplicaba por ese número las mesas de trabajo para cadáveres. Aumentado la producción de tropas considerablemente.


-tranquilidad, discípulo mío – le advirtió el líder- poco a poco la gran torre de huesos me otorga más poder. Extiendo mi territorio de influencia. Pronto las enfermedades producidas por Vladimir, atraerán a nosotros miles de nuevos cadáveres. Tendrás material, es una promesa.

Amon era delgado y de aspecto enfermizo como sus compañeros. Cubierto por una capa negra como su maestro Nergal, se alineaba junto a el para observar los trabajos de las criaturas en los nuevos muros. Extraer la piedra de la montaña, moldearla, trasportarla y erigirla. Los esclavos muertos podían parecer lentos. Pero lo que no podían en velocidad, lo compensaban con la nula necesidad de descanso o alimento. La magia negra de la torre era suficiente para mantenerlos activos y en movimiento. Para obligarlos, para esclavizarlos.

-Que tarea nueva tiene para mí, maestro…-interrumpió el silencio Amon que no quería perder tiempo esperando más cadáveres.

-Por el momento, tienes el tiempo para preparar los rituales de duplicación. Necesitamos tener un seguro para cada uno de nosotros.

-¿Piensa tomar la ofensiva contra los países extranjeros?

-Será la mejor manera de conseguir más cadáveres. –Respondió neutralmente el líder- los dueños de este mundo son poderosos en batalla. Pero desconocen completamente el poder sacrílego irresistible, del gran dios Orcus. Y para cuando lo comprendan, pasaran a ser una parte de nuestras huestes siniestras. Ahora ve, y comienza a preparar el ritual. Yo llevare de cacería al ejército que has preparado para mí.

Dicho esto, Amon retornó a los laboratorios. Mientras que el líder de los nigromantes llamado Nergal, se dispuso a ordenar a sus capitanes Liches que comenzaran a vaciar de tropas la ciudadela. Era el momento de tomar nuevos territorios. Era el momento de recoger el despojos de la guerra entre diablos y humanos.

El momento de la muerte, para todos los vivos.



**********************************************


Los días eran tibios y agradables, mientras que las noches apacibles presentaban un cielo plateado y temperaturas acogedoras. Sasuke y Shion fueron acomodados en una vivienda construida con madera, en las afueras de la ciudad llamada Empyrea. El Uchiha estaba recuperado, sus dolencias habían desaparecido y físicamente volvía a estar en condiciones de combatir con normalidad. Pero la joven sacerdotisa, había sufrido muchísimo el viaje que ambos humanos hicieron al mundo conocido como “Los siete montes de Celestia”.

Un par de mujeres querubines muy jóvenes, vigilaban la salud de Shion dando un tipo de curación formada con magia. Según las aladas jovencitas, esa magia divina ayudaría al cuerpo de Shion para estabilizarla durante el arduo proceso de recuperar su normal caudal de sangre.

Su sangre….esa fue la clave de todo.

Sasuke mediante algunas charlas, supo que la bella sacerdotisa había abierto la puerta entre dimensiones, usando las inscripciones en los muros de las cuevas, y sangre sagrada venida de su propio cuerpo. Y además, había contribuido con más sangre para lograr que los médicos curaran la infección de Sasuke que lo hubiese convertido en no-muerto. Demasiado había resistido esa joven mujer. Era admirable.

-significa que….-añadió Sasuke no entendiendo demasiado la explicación- ¿cualquier tipo de sangre que viertan esos monstruos en la cueva, puede abrir una puerta hacia este lugar?

-no saben el conjuro de palabras necesario. –Acotó Shion desde su cama, mientras las enfermeras la atendían- aprendí el idioma celestial en mi aldea. Además, son criaturas sin mente propia. Solo obedecen al instinto.

-no todos, princesa…-indicó Sasuke seriamente- algunos fueron lo suficientemente inteligentes para ordenar a sus tropas que nos rodearan. Forzaron su marcha porque entendieron que mi pierna era una ruina, y perdía movilidad paso a paso. Eso no es algo, que una criatura sin mente podría realizar.

-aun así….-acotó una de las angelitas que rodeaban a la sacerdotisa- la sangre necesaria para el sacrificio, debe ser especial.

-¿sangre humana? –consultó el Uchiha interesado en el proceso.

-No precisamente. –Respondió sonriente la enfermera- existe leyes humano. Y no se pueden trasgredir fácilmente.

La mente de Sasuke estaba clara. No sentía culpa, remordimiento, o dudas. Respiraba el aire de Celestia, y sentía a cada segundo que ese lugar era para descansar. Pero al mismo tiempo, entendía que algo en el mismísimo ambiente no estaba bien. Era como un Genjutsu, uno que obligaba a la víctima al bienestar. ¿Qué tenía de malo específicamente? Nada en absoluto. Pero Sasuke como usuario de técnicas ilusorias, conocía que nunca existía técnica sin costo. Si algo o alguien le estaban intentando coaccionar de alguna forma, tenía que tener un motivo oculto.

-Shion…-le dijo tranquilo pero serio- debes recuperarte pronto. Tenemos que volver a la tierra.

Ella le miro extrañada. ¡Se sentía tan bien estar en Celestia! No había tenido ni una noche de pesadilla, como esas que le asaltaban mientras estuvo viajando con sus guardianes y enfrentando a los no-muertos. Aquí dormía plácidamente, se recuperaba rápido y tanto la comida como la amabilidad de los ángeles lograban conquistarla. Sentía por primera vez en la vida, que estaba en donde debía estar. Que esa era su gente, aunque ella no tuviese alas que lo probaran.

-Sasuke-san…-le indicó ella sonriendo- no entiendo su preocupación. Deberíamos aprovechar el tiempo aquí, para recuperar fuerzas. No podemos dejar de recordar, que sin los ángeles que nos asistieron en las curaciones, nosotros no estaríamos vivos.

Era cierto, el hombre lo sabía. Su tobillo maltrecho, la mordida de los monstruos podridos y finalmente el agotamiento de su chakra. Además, la sacerdotisa había donado demasiada sangre para salvarlo. Entre el viaje y las curaciones, apenas si contaron el cuento. Por un momento, el moreno recordó a Naruto. Le hubiera gustado que estuviera cerca. Ese idiota tenía un instinto natural para saber qué hacer en esas situaciones confusas. Incluso Sakura hubiera ayudado. Ella había crecido mucho con las guerras. Ya no era la chiquilla idiota de la niñez. Ahora tenía una mente estratégica digna de reconocer. Lo había demostrado de sobra al enfrentarlo e inutilizarlo en su huida con Orochimaru. ¿Dónde se encontrarían ahora? ¿Estarían bien?


Horas después, Sasuke se encontró recorriendo los campos de entrenamiento externos a la ciudad. Había dejado a Shion descansando, y comenzaba a estar aburrido de estar encerrado entre muros. Nadie le vigilaba. A pesar de ser extranjero y haber caído atraves de un portal extraño. Nadie le detenía en su afán de recorrer los lugares. Su katana Chokuto, y el resto de sus armas que le fueron arrebatadas en el hospital, estaban ahora en su poder. Solo tuvo que sugerir el paradero de sus propiedades, para que los ángeles le devolvieran sin dudar esos elementos. Eran extraños. No desconfiaban ni dudaban. Pero había grupos completos, que se preparaban como para una guerra.

Había distintas clases de criaturas celestiales. La mayoría tenían cuerpos humanoides y facciones hermosas. Eran agradables de mirar, siempre se portaban corteses y justos. Incluso las tropas de ángeles básicos tenían alas de blancas plumas, que les permitía remontar vuelo con gracia y facilidad. Pronto, Sasuke fue aprendiendo a diferenciarlos y nombrarlos por distintos tipos.

Había de todo, Deva astrales, Planotareos, Carnacortes, Clangacortes, y los de mayor categoría en poder, eran conocidos como ángeles solares. Dentro de cada sub-raza, los ángeles conformaban un tipo de sociedad parecida a la de los humanos. Había artesanos, comerciantes y trabajadores públicos en las ciudades. Soldados, sargentos de instrucción, tenientes y generales en los cuarteles externos. También existían templos en las poblaciones, donde médicos y sacerdotes curaban o profetizaban. Toda la dimensión de Celestia, era como una gran montaña con siete pisos. Escalando sin pausa hacia el cielo infinito. Una montaña de seres bellos y buenos. Legales y justos.

Sasuke y Shion, habían atravesado desde el mundo humano hacia la quinta capa en Celestia. Estaban en el estamento número 5 de la inmensa montaña. El Uchiha se entretuvo recorriendo los bosques, revisando el territorio, incluso tratando de diferenciar las diferentes cualidades de los estanques de agua sagrada. Algunos eran enormes como lagos en el bosque, pero otros eran tan pequeños que cabían en bebederos de piedra. Fue en uno de ellos, que Sasuke se quedó mirando en su interior. Era como tener una visión, dentro del agua. Y era tan clara la vista, que incluso se apreciaba en la base de toda la montaña general, un infinito mar plateado que se extendía hasta donde la mirada se alzaba. El sharingan de Sasuke aportaba una perspectiva más clara, no cualquier humano podía apreciar hacia abajo con tanto detalle.

-es el sagrado mar de plata, humano….-le dijo una criatura parándose junto a Sasuke que exploraba la zona de los pisos inferiores como atraves de una cámara acuática -ningún ejército ha flanqueado sus aguas desde tiempos antiguos.

Sasuke le miró de lado. Un ángel solar era poco común que estuviera en los campos de entrenamiento. Su poder era como el mejor de los guerreros, y su influencia era similar a los señores feudales de la tierra. Se decía, que un ángel solar muy poderoso era el líder de cada capa en los siete montes de Celestia. Eran también llamados arcángeles. Tenían una piel grisácea, similar al plateado. Enormes alas con plumas de color dorado. Median cuando menos 3 metros de altura. Y exudaban un aura que los cubría de todo daño.

-sería difícil que los demonios o diablos naden ahí….-apuntó el Uchiha sin dejarse atrapar por el aspecto despampanantemente bello del ángel cercano- son alérgicos a la plata. Seguro mueren al instante, incluso antes de poner un pie en tierra firme.

-es correcto, una buena observación-asintió el ángel sonriendo- mi nombre es Tanep, soy del clan alas azules. Eres bienvenido humano.

-Soy Sasuke Uchiha, y mi pregunta es… ¿Por qué se preparan para una guerra, cuando sus enemigos no pueden atravesar la primera línea de defensa en su mundo?

Era inútil disimularlo, campos enteros de tropas combatían en prácticas. Cientos de arqueros, lanzando desde las alturas a blancos levitantes, y sargentos instruyendo jóvenes querubines en el arte del combate. Había cierto aire de tensión, pero no tenía que ver con miedo. Simplemente era seriedad en sus tareas específicas.


-nuestros guerreros han redoblado sus esfuerzos, -anunció el ángel solar a Sasuke- desde tu llegada humano.

Se quedaron en silencio. El paisaje hacia abajo daba mucho vértigo. En realidad no miraba directamente y eso significaba que no había peligro. El ojo de agua sin embargo, le estaba enseñando en colores muy vivos la situación panorámica. Tal como si volara sobre ella.

-no somos un peligro para este mundo…-indicó Sasuke, luego de rato- de hecho, nadie sabe que existe este lugar.

-ustedes….ahora lo saben. ¿Qué evitara que otros humanos busquen invadirnos? Es por esa razón, que deberán habitar aquí. Ahora Celestia, es su hogar. Olvida tu mundo, ya está perdido en las hordas de muertos o demonios. Tu mundo no tiene salvación.

Sasuke le miró de lado seriamente, esas palabras tenían segunda intensión que no lograba ser ocultada por el tono amable. Era casi como una orden, similar a una imposición. Tanto Shion, como Sasuke mismo, no solo eran huéspedes sino prisioneros. Pero esos ángeles no sabían con quien se metían. Ya que por más cielo o ángeles que intentaran ponerle enfrente, a Sasuke Uchiha, nadie nunca le iban a impedir hacer lo que quisiera.

Ni ser apartado de una guerra, que todavía no había terminado en la tierra.



*******************************************


-“La sangre arrebatada al enemigo sagrado….-leyó calmadamente la mujer pelirosa- es llave de cada puerta hacia el infierno. El pecado es el camino, el destino es la perdición del alma” –luego de analizar en detalle otras zonas de la caverna, pudo concluir para sí misma- esto no es nada alentador….pero servirá.

La inscripción en los muros era clara. El lenguaje de los diablos era sencillo de comprender. Una vez dominada las trascripciones escritas más básicas, se podía dominar con facilidad el idioma. Esos días bajo la tierra, oculta en la caverna base de Orochimaru, le sirvieron para desarrollar sus nuevas habilidades y reforzar su capacidad de comprender el lenguaje extranjero. Sakura se había cuidado de no dar demasiada información importante a Orochimaru. Simplemente no confiaba en él, y además comprendía que el Sannin de las serpientes podía tratar de traicionarla rápidamente si entendía que había extraído exactamente lo que necesitaba saber de la situación. En este caso, Orochimaru pretendía una apertura para atravesar a tierras de los diablos. Pretendía ir a ese mundo conocido como Baator.

¿Riesgos para la raza humano? No le importaba. ¿Riesgos personales? Al parecer creía poder sobrellevarlos con su experiencia y capacidad para trasportarse a otros cuerpos, poseyéndolos. Aquí existía un punto clave, uno que Sakura se vio en la necesidad de analizar en profundidad en los primeros momentos de su forzada convivencia con el Sannin traidor. Por alguna razón, la serpiente no pretendía tomar el cuerpo de Sakura como propio.

¿Razones?

Dos puntos vitales. Primero, consideraba que la capacidad del arte Sennin solo dominada por la Kunoichi pelirosa, impediría que el pudiera hacer provecho de ese poder cuando dominara el cuerpo en cuestión. Después de todo, era la mente de Sakura quien sabía cómo hacerlo. Al dominar Orochimaru, esa virtud desaparecería. Y la segunda, aun cuando pudiera esperar que Sakura reformara su cuerpo con todos los kekengenkai que tuviera a la mano, la técnica de traspaso de alma requería una batalla mental entre el usuario y el poseído. Un combate craneal, que el Sannin posiblemente perdería. Ya no era el ser más inteligente del mundo. No con esa mujer usando el 50% de su cerebro, gracias al arte Sennin.

Eso los hacia aliados. Inconvenientes y desconfiados del otro. Pero definitivamente aliados.

Sakura dominaba el elemento Mokuton. Las técnicas para formar madera con chakra, desgastaban mucho el nivel de poder. Pero perfeccionadas desde el arte Sennin, Sakura podía absorber energía del ambiente y reutilizarla para las técnicas de gasto masivo. Con un poco de práctica, se dio cuenta que la energía ambiental adquirida de manera controlada, podía servirle para recargar su chakra propio, autocurar su cuerpo más rápido, o simplemente destinarla a un ninjutsu de alto poder. Pero existían muchas posibilidades mayores, al uso de una sola técnica.

Mientras Orochimaru se encerraba en los laboratorios preparándose para el futuro viaje al infierno, Karin salía cada tantos días a recorrer los alrededores y así informarse sobre la situación de la guerra mundial. Siempre decía que su intención era saber que tan cerca o lejos estaban los demonios de la posición de la caverna. Aunque lo que en realidad quería, era enterarse sobre lo que ocurrió con Sasuke Uchiha, luego de haber enfrentado a Sakura hace semanas atrás.

A Sakura no le importaba estas situaciones. Solo luchaba contra su propio cuerpo tratando de adaptar barreras de sangre que no le pertenecieron originalmente. La barrera de sangre que supo ser del clan Kaguya, ofrecía ciertas dificultades por sortear. El dominio de sus huesos, y del calcio en niveles aumentados que podía controlar, ofrecía un tipo de envenenamiento extraño. Su cuerpo requería más uso de calorías que lo acostumbrado. Era sutil, pero día con día reclamaba un poco más del cuerpo de Sakura. Luego de revisar en la biblioteca sobre la historia del clan Kaguya, Sakura pudo observar el aspecto desgarbado y lánguido de cada miembro, retratado en los libros de investigaciones de Orochimaru.

-un gran poder, conlleva un gran costo….-se dijo seriamente al leer los libros y razonar una solución.

Lo siguiente que tuvo que hacer, fue salir al exterior de la caverna y estudiar los distintos matices que ofrecían sus nuevos dones adquiridos artificialmente. Usó Mokuton, hasta agotar el chakra personal. Notando que la deficiencia de absorber vida en el usuario, que supo acortar la vida del primer Hokage, había sido corregida. Solo tenía que tomar energía ambiental, y así no se agotaría en su chakra, pero definitivamente no la mataría usar el elemento madera. Luego de eso, trabajó con el pulso de huesos. Y siguió notando que cada día se volvía más delgada y perdía el color natural de su piel. Entonces, ¿Cómo corregir esa deficiencia genética? Consumir un mayor volumen de alimentos con altas calorías, sería una solución parcial. Aunque si las técnicas de manipulación de huesos infundían una caída del peso más prolongada, finalmente podía derivar en una enfermedad anémica terminal.

La solución le llegó cierta mañana, a las puertas exteriores de la cueva.

Karin retornaba al refugio acosada por la persecución de una banda de demonios. Todas tropas de infantería. Desorganizados y carentes de un líder al mando. Tal vez dispersados de algún combate con ninjas, tal vez simplemente renegados de su ejército. Eran apenas siete demonios astados. Se movían como una manada de búfalos y tenían tanto la fuerza como el tamaño de estos. Feroces si, temibles también. Pero para nada imposibles de derrotar. Así, Sakura los enfrentó sin ninguna duda. Karin se colocó detrás de la zona de la pelirosa. Para observar que tipo de habilidades tenía esa mujer. Le había sorprendido mucho cuando regresó sin ningún rasguño luego de detener a Sasuke Uchiha. Ahora lo comprobaría. Ahora podía ver lo que esa Kunoichi sabía hacer:

-MOKUTON, -haciendo sellos- JUTSU RAICES DE CAPTURA.

Las bestias embestían a la distancia. Furiosos y babeantes. Sus cuerpos macizos, y fornidos no temían chocar contra el enemigo. Pero sus carreras hacia Sakura, fueron detenidas a los pocos metros. De la tierra surgieron raíces de gruesa constitución, que capturaron los miembros de las bestias y las forzaron a quedar inmovilizadas. Por más que luchaban y mordían las lianas salvajemente, los demonios no consiguieron gran éxito en escapar.

-¡malditos! –Gritó Karin eufórica detrás de Sakura- ¡no se esperaban esto, bestias! ¡AHORA SE VAN A MORIR!

Pero Sakura no atendió a la emoción. Observaba a sus enemigos luchar duramente por zafar de sus prisiones. Y razonaba sobre la posibilidad de usar la sangre de demonio para estudiar los efectos con el portal en el interior de la caverna. En pocos segundos, entendió que no era ese tipo de sangre la requerida para dar apertura a las puertas. Nada en esas horribles criaturas podía considerarse “sagrado”. Sin embargo, esos monstruos que debían ser eliminados a la brevedad, podían ofrecer otro tipo de servicio a la causa.

-¿Qué haces?- consultó apenas Karin cuando vio a la pelirosa caminar tranquilamente acercándose a los demonios capturados- ¡acaba con ellos! ¿Qué esperas?

Sakura recordaba en detalle, la primera vez que pudo dominar el modo Sennin. En el bosque de las babosas, Sakura supo dominar el Mokuton, al costo de tomar vida de un viejo árbol moribundo. Solo tomando vida, se podía cambiar la estructura genética. Limpiar las barreras de sangre. Quitarle sus deficiencias. Eliminar sus consecuencias negativas. Ahora mismo, el Mokuton estaba totalmente dominado. Su problema era la segunda barrera de sangre. La técnica de huesos muertos del extinto clan Kaguya. ¿Podía realizar la misma solución tomando más vida ajena?

-quietos y será rápido….-le advirtió a los enemigos atrapados Sakura, en lenguaje demoniaco.

Luego, Sakura apoyó sus manos desnudas en los cuerpos capturados de cada enemigo, y comenzó a drenar sus vidas como lo supo hacer con aquel árbol antiguo. Los demonios tenían que morir. ¿Por qué no realizarlo de modo que sirviera al propósito principal de la misión? Entonces, Sakura Haruno fue tomando una a una las vidas de los demonios capturados. Usando esa vida para modificar las deficiencias de su materia genética. Al fin pudo adaptar su cuerpo al esfuerzo. Al fin pudo encontrar las soluciones a los problemas de sumar poder. El poder tenía un costo, y sería la vida del enemigo quien tendría que pagar las consecuencias.


Una semana después, Orochimaru y las Kunoichi habían cambiado de cueva base. Algunos kilómetros dentro del país de los pájaros, existía otra caverna inmensa bajo una colina rodeada por llanura. Las inscripciones en los muros otra vez captaron la atención de Sakura. Había símbolos iguales, pero otros claramente distintos. Los métodos de la sangre eran los mismos, la frase que reclamaba arrebatar sangre sagrada. Pero la descripción sobre el líder diablo había cambiado. Estar puerta le perteneció a otra criatura.

-¿Qué dice exactamente? –consultó Orochimaru cuya calmada paciencia podía hacerlo aguardar toda una vida en busca del objetivo.

-dice….-anunció Sakura con una mano en su barbilla pensativa- “maldito sea entre los malditos. En los pantanos de Minauros, es eterno el hundimiento. Que la avaricia de su mente no se fije en poseer tu vida. Vizconde Mammon. El aliento fétido de una muerte, entre riquezas malditas”

-supongo que este diablo era el dueño de este portal. –Apuntó Orochimaru anotando en su libreta con cierta emoción- si 9 infiernos tienen su propio portal….-indicó seriamente- ¿Quién domina los otros siete portales? La teoría de los ángeles cobra más fuerza.

-esto fue un “barco de guerra”…-anunció Sakura, yéndose del lugar en busca del laboratorio- y la tierra solo ha sido un campo de batalla neutral.

Era simple, y al mismo tiempo incomprobable. Las cavernas que describía conocer Orochimaru eran como barcos abandonados. Nadie sabía si se podían reutilizar, pero sin dudas comprobaban que alguna vez fueron usados para llegar a la tierra. Había leyendas sobre Rikudou Sennin, relatos antiguos entre los libros del Sannin que contaban que fue el salvador de la humanidad. Que derrotó al Juubi. ¿Pero de donde surgió el árbol que dio su origen? ¿Por qué razón Rikudou creo el Ninjutsu? ¿Por qué enseñarles a los humanos a usar el chakra? Si el sabio de los seis caminos supo ser tan poderoso y anciano, también pudo haber razonado que los humanos se matarían unos a otros con el uso del chakra. ¿Qué peligro mortal previno, para tomar el riesgo de dejarles esas armas aun conociendo las consecuencias? ¿Sería que pudo prever el retorno de la guerra entre demonios y ángeles?

Mientras pasaban los días entre entrenamientos y estudios pacientes. Karin Uzumaki estaba preocupada por otros asuntos más “terrenales”. Su capacidad de captar el chakra en los alrededores se estaba apagando. Y ella estaba segura que su habilidad no se resentía para nada. Era el chakra de las personas. Eso estaba desapareciendo. ¿Entonces qué ocurría? Tuvo que investigar. Su curiosidad pudo más que la advertencia de aquellos demonios que la persiguieron hace días. Cruzó por varios poblados en la búsqueda de una respuesta, hasta arribar a la frontera con el país de la tierra. Ellos habían venido de ese territorio hacía poco. Pero por otro camino.

-¿Qué rayos? –se dijo a si misma sorprendida.

Veía un gran ejército realizar movimientos de combate. Sobre un poblado que se incendiaba y moría por la invasión. Las criaturas no eran demonios. Tampoco parecían provenir del infierno. Era como si todos los cementerios del mundo hubiesen vomitado a los cadáveres que poseían. Muertos. Muertos-vivos. Cuerpos caminantes que armados rústicamente atacaban a los aldeanos y lo asesinaban. Karin Uzumaki se ocultó lo mejor posible sintiendo terror. No podía captar a esos monstruos para nada. Eran como si no estuviera ahí realmente. Pero los gritos de muerte eran reales. Y esas criaturas eran la causa. Luego, observo el accionar de otras criaturas que solo podía reconocer en característica con vampiros. Rápidos y feroces. Armados con armaduras y armas. Pero apelando a sus mordidas para tomar la sangre inocente. Se extendían por los flancos del poblado causado el caos entre los que intentaban huir.

-cielo santo…-balbuceó Karin- todo el mundo está muriendo. Todos vamos a morir.

Era demasiado. Era injusto y tonto. Karin se decía a si misma que además de demonios o diablos, ¡ahora también había no-muertos! Era como si todo el mal se hubiese decidido a acabar con la tierra y los humanos en ella. No paraban, no se detenían por nada. Iban avanzando como si el final fuera inevitable. Obviamente, regreso furtivamente a la caverna donde lord Orochimaru y Sakura Haruno convivían. Relatando esta nueva información, ambos se quedaron sorprendidos de esos “no-muertos”.

-probablemente venga del mismo lugar que los demonios, -dijo Orochimaru- solo que usan edo-tensei.

-esas criaturas no son como el edo-tensei….-chillo Karin molesta que no la tomaran en cuenta apropiadamente- son monstruos.

Sakura no decía nada. Un breve repaso de la gama de recuerdos que tenía sobre Karin Uzumaki, le hizo reflexionar profundamente. Sus gestos y su desesperación eran latentes. Aunque antes la había notado exagerada en otros aspectos. Nunca perdía realmente la cabeza hasta lograr encontrar alguna situación que le diera mucho miedo. ¿En resumen? Ante la improbabilidad de haber caído en una trampa ilusoria, estaba diciendo la verdad.

Orochimaru tal como era esperado, minimizo la situación. A él no le importaba este mundo y sus habitantes. ¿Por qué debía importarle la alianza Shinobi? Al mismo tiempo, Sakura observaba que su “compañero”, estaba más interesado en que ella no desviara su estudio de las cuevas para abrir un portal cuanto antes. ¿Qué pasaría si Sakura decidía regresar a la guerra? se perdería del único ser en la tierra aparte de los diablos, que podría proveerle una línea directa con el infierno. Orochimaru intentaba mostrarse conciliador con Karin, aduciendo que la alianza Shinobi triunfaría. Pero en realidad no le importaba. Solo que Sakura continuara investigando.

¿Qué hacer? Se preguntaba la pelirosa. Con sus nuevas habilidades incorporadas recientemente, más las que sumaría de continuar absorbiendo barreras de sangre perdidas y conocidas, pronto ella sería tan poderosa como para definir una guerra. Pero esa no era su misión. Tenía un trabajo aún más duro por realizar. La alianza triunfaría sin ella. Porque en realidad nunca la necesitó para conseguir anteriores éxitos. La alianza tenía a los Kage. La alianza tenía a Sasuke Uchiha.


Algunas horas después, Sakura Haruno estaba en la ducha. Era una parte de la cueva que había sido reformada por Orochimaru para que ampliara a la ya existente de los demonios. Allí tenia cocina, baños, habitaciones, laboratorios y biblioteca. Se notaba que había pasado muchos años reconstruyendo estos lugares, en búsqueda de mantenerse oculto del hostigamiento de los cazadores especiales ANBU que lo buscaron en todas las épocas. El baño tenía una ducha grande, donde varias personas podían asearse al mismo tiempo.

Como Orochimaru había elegido encerrarse en el laboratorio. Sakura tenía la tranquilidad de algunas horas para relajar su cuerpo en un baño especial. Luego de desnudarse y adoptar frente al espejo la imagen de la mujer en que se había convertido, decidió tomarse tiempo para jabonarse y disfrutar la privacidad. Fue casi media hora después, cuando bajo la ducha recibió compañía.

Karin ingresó a los baños con la misma intención del aseo. Así, ambas compartieron la zona sin quererlo ni esperarlo. Sakura se mantuvo en silencio bajo el agua. Mientras que Karin no dejaba de hablar hasta por los codos, producto de los nervios. La pelirroja Uzumaki era quien veía con más claridad los cambios operados en Sakura Haruno. El chakra de la Kunoichi de Konoha, se trasformaba poco a poco. Adoptando matices increíbles. De pronto, en algunas situaciones desaparecía. Solo para regresar más fuerte y más vital que nunca. Pero lo realmente peligroso de Sakura, era que poco a poco parecía estar adoptando el pensamiento general de Orochimaru. El mundo comenzaba a importarle un comino. Solo sumar poder y aprender sobre los demonios. Y Karin, era la única de ese trio según su propia visión, que no quería tener que saber nada con un viaje al infierno. ¿Acaso Sakura consideraba la locura de viajar, tal como lord Orochimaru?

-el mundo será destruido sino hacemos algo…-le dijo cuando ambas se duchaban una junto a la otra- tú tienes el poder para cambiar eso. ¿Te quedaras oculta aquí, sin hacer nada?

Sakura ni la miró. Solamente se mantenía cerrado sus ojos jade y dejando que la regadera le proveyera de agua. Karin podía recordar a esa misma mujer, algunos meses antes cuando bañándose se cubría con la toalla de la mirada de otras, y siempre tenía esa sonrisita de timidez. Ahora parecía invulnerable, y ciertas partes de su cuerpo se habían “incrementado” levemente. ¿Será natural? ¿O ella había usado esa monstruosa habilidad de adaptación para hacerse un poco más voluptuosa? Era leve, pero quien la viera dos veces desnuda lo notaria.

-tramposa…-gruñó Karin apenas, y eso finalmente le hizo sonreír levemente a Sakura. Aunque enseguida recuperó la compostura. –solo espero que Sasuke-kun este bien.

-No te preocupes por Sasuke. –Le apuntó la rosa confiada- si tan solo lo conoces un poco, deberás saber que cuanto más grande es el enemigo, mayor es su emoción y capacidad de derrotarlo. Sasuke odia perder. Odia perder tanto o más, de lo que le gustaría ganar. Y eso hace una gran diferencia.

-¿Qué quieres decir?

-demonios o diablos. Muertos o vivos. Ángeles o humanos. –Enumeró Sakura descuidadamente- pronto todos deben aprender la lección con igual dolor. Nadie debe subestimar….el orgullo de Sasuke Uchiha.




*******************************************************


El ambiente estaba pesado….


Sasuke comenzó a combatir con el ángel solar. En un supuesto entrenamiento, que era indicado para medir la fuerza de ambos mutuamente. Las tropas que estaban de prácticas en los campos aledaños, detuvieron sus batallas para sobrevolar la zona de conflicto y observar esa particular pelea. Sasuke se sentía en la plena forma, así que le sorprendió muchísimo que al comienzo mismo de su batalla contra el ángel, empezara a escasearle el oxígeno y su cuerpo se sintiera muy pesado. Utilizó su katana Chokuto, y algunos shuriken que pretendieron sorprender al rival. El ángel solar sin embargo, era un guerrero formidable. Sus alas eran fuertes y podía remontar vuelo con la facilidad de un ave. Su cuerpo era macizo, y su técnica con esa espada de plata no tenía comparación. Sin embargo, el sharingan del Uchiha lo podía anticipar todo.

Pronto, fue evidente que la velocidad del ángel se incrementaba, mientras que Sasuke tenía problemas para mantener un ritmo decente de batalla. Era algo en el aire, hasta el momento anterior al combate siempre pacifico. Pero ni bien comenzó a tratar de hacer daño a la criatura celestial, se volvió pesado e inestable.

-es un truco….-pensó Sasuke molesto al comprobar las primeras cortadas en su cuerpo- él debe estar controlando el ambiente de alguna forma- mi cuerpo se debilita.

-El odio te hace débil humano…-le anunció el ángel seriamente y atacaba sobrevolando la zona, para caer en picada y acometer con la espada- no puedes respirar, ni combatir, ni siquiera pensar cuando permites al odio dominar.

-patrañas….-pensó el moreno jadeando y defendiéndose como podía- el odio hace fuerte al sharingan. El odio ha hecho de mí, un guerrero imbatible.

-Cuanto más dejas que el odio te domine, -apuntó el ángel llamado Tanep- consumes tu fuerza, tu vida….y hasta tu alma.

La criatura descendió y comenzó a combatir cuerpo a cuerpo contra Sasuke. El Uchiha ya no se podía mover rápidamente y su katana era lo único que estaba evitando una derrota aplastante. Los choques de espadas hacían saltar chispas, el ángel no tenía intenciones asesinas, simplemente era un entrenamiento. Un conocimiento de los alcances de poder en el otro. Una prueba, que Sasuke Uchiha estaba fallando.

-el odio no exige razones….-añadió Tanep produciéndole un corte en el pecho a Sasuke que pudo ser peor, si el Uchiha no previera los ataques con sus ojos- el odio te hace olvidar quien eres. Y lo que realmente puedes hacer.

Sasuke dio un salto rápido hacia atrás apartándose y haciendo sellos con una mano declaró:

-KATON, JUTSU BOLA DE FUEGO.

El soplido generó una llamarada furiosa que sorprendió a todos los espectadores. ¿Qué hacían los humanos con tales poderes? ¿Magia de fuego como los demonios? ¿Acaso habían comenzado adorando al dios de los infiernos? Tanep no se conmovió, simplemente pronuncio palabras como un rezo, e hizo una marca semicircular en el suelo frente a su posición con la espalda plateada. Una especie de barrera celeste surgió de ese corte en la tierra, deteniendo completamente el efecto del fuego llegando de frente a él. Como un escudo espiritual. Así, cuando la bola de fuego se disipó, el ángel se conservaba intacto.

-el fuego de tu odio no te servirá en Celestia. ¿Es todo lo que tienes?

Había intentado con el Chidori, y también con variadas técnicas elementales. Pero el ángel era un guerrero experimentado. No caería fácilmente. Entonces, los ojos de Sasuke cambiaron, activó el Magenkyo sharingan y su cuerpo comenzó a dolerle terriblemente. Era como si el poder de sus ojos le hiciera daño personalmente. Sin embargo, eso no le detuvo. Estaba furioso porque veía que su rival estaba jugando con él. El ángel no combatía con todas sus fuerzas, solo parecía un maestro dando palizas a su estudiante malcriado. Sasuke era un guerrero orgulloso. ¡Nunca iba a permitir que se burlaran de él así!

-desaparece….-gruñó molesto el Uchiha- AMATERATSU….

De pronto, el brazo armado del ángel comenzó a incendiarse espontáneamente. La criatura observo con más sorpresa que dolor, al fuego negro devorar su cuerpo. Se sintió paralizado por un momento, pero mientras realizaba un rezo para detener el efecto del fuego negro, Sasuke caía de rodillas gritando con un inmenso dolor en su cabeza. Se tomaba el cráneo como si tratara de evitar que explotara por la sensación. Sus ojos le ardían tanto, que parecían estar quemándose por el mismo Amateratsu que había arrojado hacia el ángel.

-impresionante….-declaro Tanep con tranquilidad, y con unos paces mágicos de la mano no afectada por las llamas negras, comenzó a crear agua brillante de la nada – pero bastante imprudente.

El ángel hizo aparecer agua de un celeste brillante de la nada frente a él, y la colocó sobre el fuego negro logrando controlarlo y extinguirlo. Mientras tanto, Sasuke yacía de rodillas algunos metros más allá, totalmente afectado por su propia técnica. Estaba agotado y jadeante. Estaba muy herido y débil. Pero utilizó toda su disciplina y orgullo, para aun ponerse de pie fieramente. Ayudado por su katana clavada en el terreno. Jamás se rendiría.

-no ha terminado….-declaró furioso- si crees que evitaras que regrese a la tierra….

-¿quieres aun regresar a tu mundo en ruinas? –Interrogó Tanep fríamente- ¿para destruirlo, o para salvarlo?

-¡cállate! –Bufo molesto el Uchiha- ¡tú no sabes nada de mí! ¡No creas que dudaré un segundo en destruir todo este maldito lugar hasta los cimientos! ¡APARTATE, AHORA!

Tanep le miraba neutralmente. Era indudable que su odio estaba fuera de control. También era penoso, que el mismo no se diera cuenta que ese odio lo limitaba. Si acaso hubiese entrado a este combate sin activar su instinto asesino, habría notado casi enseguida que el ambiente de Celestia no le afectaría para nada. Pero desatada su energía negativa, toda la dimensión se volvía en su contra. Era como lugar con un peso imposible de cargar. Aun así, había sido un rival digno. ¿Hasta dónde llegaría su verdadero poder? ¿Podría el mismo trasformar su oscuridad en luz?

-el combate ha terminado….-dijo Tanep guardando su espada en la vaina de su cintura- no puedes tenerte en pie. Deja a los querubines atenderte en el hospital. No puedes volver a la tierra. No habrá más guerra para ti. Resígnate.

-je….-sonrió de lado el Uchiha- será mejor que te prepares. Cuando termine contigo….desearas que me marche más que ninguna otra cosa…..SUNSANOO….

Un aura de chakra espiritual se desprendió de Sasuke. Todos los espectadores observaron un alma gigante formándose sobre el humano. El dolor era insoportable. Todo el espíritu guerrero era una gran masa de odio solidificándose. Creció algunos metros, y se hizo difusa. Sasuke tuvo que gritar espantosamente porque el dolor de crearlo era inconmensurable.


-¡¿QUE RAYOS HACES?! –Le grito Tanep visiblemente preocupado- ¡¿ACASO NO ENTIENDES QUE TU ODIO PUEDE MATARTE?! ¡DESACTIVA TU PODER! ¡HAZLO O MORIRAS!

Varios ángeles sacaron armas de contención. Todos comenzaron a preocuparse por la salud del humano. Su poder lo estaba aplastando. Y el sujeto no hacía más que desafiar sus propios límites. Varios incluidos los sacerdotes y médicos, se arrojaron a la posición de Sasuke para detenerlo. Pero el Uchiha apretó los dientes y soltó todo su chakra para formar completo a Sunsanoo. El guerrero espiritual antes difuso, se erigió imponente por sobre todos. La armadura lo rodeo y su escudo y espada también se conformaron completamente. Estaba completo, aun en un ambiente totalmente hostil a su poder. Era magnifico de ver, parecía un titán en tierras de ángeles. Tenía el tamaño de un dragón adulto. Jamás habían visto a una criatura desplegar un poder así.

-imposible….-susurró Tanep sorprendido- lo ha….conseguido….

-je je…..je….-sonreía de lado Sasuke en medio del vientre del espíritu- nunca me subestimes.

Dicho esto, Sasuke perdió el conocimiento y se desmayó. Sunsanoo fue desapareciendo poco a poco, volviendo al origen donde el humano lo había intentado convocar. Sasuke quedo boca abajo en el suelo y los médicos se acercaron para asistirlo. Había sido digno de presenciar. No solo se trabó en batalla con poderoso ángel solar, sino que usaba el odio como fuente de poder en la mismísima dimensión de Celestia. Ni siquiera los diablos más poderosos podían lograr eso. Por esa razón ningún ejército infernal había invadido territorios de ángeles en muchos eones. Pero ese humano pudo hacerlo. Soportando todo el peso de su propio odio. Luchando hasta lo imposible. Tanep no lo podía concebir.

-es imposible….-dijo mientras veía como los médicos se lo llevaban- ¿este es el poder de los humanos?

Sin siquiera esperarlo, por una pelea de rutina, en los mismísimos montes de Celestia había comenzado una revolución. Y toda revuelta empieza por generarla un rebelde. Un trabajo perfecto, para aquel que ahora era conocido en dos mundos distintos como…

Sasuke Uchiha.


Fin del capítulo.
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Mensaje por maykel24 Mar Oct 27, 2015 9:19 am

El capitulo estuvo excelente, como ya nos tienes acostumbrados pero debo decir que le perdí el hilo a la historia (por el tiempo en que estuviste ocupado y no podías seguirla) y he tenido que leérmela de nuevo aunque sirvió de algo pues ya ves la historia con la mente más abierta y sumergirte completamente en este mundo de fantasía que son las letras y sus combinaciones.

Sakura ha demostrado una gran evolución y gran es un adjetivo muy pequeño.

Dominar el senjutsu a tal nivel de modificar su genética y añadir barreras de sangre a su cuerpo, algo realmente magnifico ya para mi dejo de ser una humana y esta entrando o tal vez y ya se convirtió en una diosa, aunque claramente tiene que acostumbrarse y pulir todos sus poderes ya que al parecer le falta mucho por descubrir.

Y por supuesto entrar a los 7 infiernos en busca de Naruto.

Gracias por el capitulo y por esta historia : D

¡Hasta la próxima!
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Mensaje por Mat, Sáb Nov 21, 2015 12:49 pm

Sasuke va al cielo... 1 dia despues ellos ven que un loco llenandose de odio, rencor y deseos de destruir todo los va a hacer mierda por cosas que ellos no hicieron ni tienen la culpa, pero igual trataran de salvarlo y tendra a una chica tras el queriendo ayudar

Esto parece el manga O.O


Buen capitulo XD
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Mensaje por arminius Sáb Nov 28, 2015 4:27 pm

para mat......sasuke fue al cielo...y le dieron una paliza. naruto fue al infierno....y le dieron orgias hasta casi matarlo.....

soy yo amigo mat.....no me compares con el cannon por el amor de Kami-sama. XD



CAPITULO 29: SIETE DE LA SUERTE


El Segundo Infierno llamado Dis, también era conocido como “La Ciudad de Hierro”. Una urbe de gigantescos palacios, torres monumentales y extensas avenidas que parecían no acabar jamás. Todo en Dis estaba hecho de hierro, y todo este hierro estaba siempre incandescente. La piel expuesta se quemaba y descascaraba en cuestión de minutos, mientras que las botas comunes se derretían tras una corta caminata.

Lo único que parecía no estar hecho de hierro en Dis eran los esclavos. Siempre obligados por sus pérfidos torturadores a arrastrarse casi desnudos por la ciudad, atrapados en profundos calabozos donde lo único que los acompañaba en la oscuridad, eran los gritos de dolor. O tal vez forzados a trabajar en increíblemente inútiles obras monumentales, construyendo una torre de hierro solo para que al terminar el titánico trabajo, llegara otro equipo de lamentables esclavos con la misión colosal de demolerla.

Cuando Naruto y los Biju que lo acompañaban atravesaron los dominios de Tiamat, se encontraron con un murallón de hierro y el estrecho pasillo que permitía rodear la estructura sin ingresar en la ciudad. Lo más obvio hubiese sido evitar la población de ese infierno. Pero desde la altura de las torres de vigilancia era fácil observar el movimiento de quienes quisieran evitar la zona.

-Debemos ingresar…-dijo Nibi- los guardias pueden verlo todo desde las alturas. Además, la entrada al tercer infierno está dentro del primer anillo defensivo de la ciudad.

-¿Cómo sabes eso? –Consultó Naruto sorprendido- ¿Acaso conoces este lugar desde antes?

-Estoy segura que jamás estuve aquí –definió la Biju con el aspecto hermoso de Yugito Nii- pero al mismo tiempo….

-Puedes saber todo de este lugar –añadió Ichibi mirando tan tétricamente como lo hacía Gaara –me ocurría igual, cuando estábamos transitando el primer infierno.


Dejaron el asunto de ese tamaño. Todos tenían el mal presentimiento de la relación directa entre los Biju y Baator. No querían admitirlo, pero la teoría que los hacia pertenecer originalmente a esa horrible dimensión, cobraba más y más fuerza.

La ciudad de Dis parecía interminable. La primera entrada era casi tan grande como las montañas más altas. El murallón de puro hierro intimidaba. Y las cantidades enormes de tropas que yacían en las almenas, daban un aspecto de invulnerabilidad. Sin embargo, no hubo guardias que intervinieran en la entrada principal. El primer anillo de la ciudad era una planicie de varios kilómetros donde abundaban las minas de azufre, gemas y por supuesto el hierro. Era la única parte de la ciudad cuyo suelo, podía ser excavado. También, era una de las pocas zonas en todo Baator, de la cual se podía extraer el famoso “hierro negro”.

Miles, tal vez cientos de miles esclavos eran azuzados por los latigazos de diablos perversos para trasportar los minerales hacia el territorio interior de Dis, donde un segundo murallón podía avizorarse a la lejanía. Sin dudas, la parte más “noble” de la población diabólica.

-¿Qué sabes de todo esto Nibi?-le preguntó Gobi convencido de que su hermana podía darle mejor información que el explorador más avezado.

-Las almas esclavizadas por los diablos están condenadas a trabajar por toda la eternidad en estas minas. Sin embargo, -prosiguió la gata serenamente- los menos afortunados son constructores en interior de Dis. Todo es de hierro, suelo, muros, casas, torres. Todo hierve, y señor de este mundo observa su ciudad desde la torre más alta.


Claramente podía notarse cual era. La torre de hierro principal destacaba por kilómetros de las otras. ¿Qué clase de posición defensiva tenía el diablo líder en un lugar como ese? Seguramente tenía millares de tropas acuarteladas ahí. ¿Por qué tan amurallado? La ciudad parecía impenetrable.

-¿Algunos de nuestros hermanos están prisioneros ahí? –consultó Gobi, siempre practico.
-No….-definió Nibi tranquilamente- ese lugar….era mi destino. Cuando me capturaron, escuche de los diablos que me trasportaban, venia hacia este lugar. Hacia Dis.


La ciudad tenía fama de ser la más grande de todo Baator. Y tanto Naruto como los Biju creían que ese rumor estaba bien en lo cierto. Incluso desde la alta montaña donde habían atravesado, nunca pudieron apreciar totalmente la extensión de la ciudad. Era un sitio de interminable. Tal vez cubría la totalidad del territorio del segundo infierno. ¿Quién podría recorrerla? ¿Quién se atrevería a atacarla?

-Oigan ustedes….-les interrumpió un diablo de aspecto humanoide y piel azul- ¿Por qué no están trabajando en la cantera? –hizo chasquear el látigo en su mano y pronto una comitiva de al menos 15 diablos rodearon al grupo de Naruto. –no tengo idea de donde vienen. Pero aquí se trabaja para Dis, o se muere. ¡De rodillas y bajen sus armas! ¡Están arrestados!


Gobi y el Ichibi miraron a su alrededor. El número de 15 pronto se aumentaría, si acaso un escándalo se desataba. Había como 200.000 esclavos. Con su correspondiente diez mil o quince mil de guardias armados para vigilarlos. Tropas de Dis vigilaban los murallones, y otros batallones recorrían toda la planicie guardando el orden. Sin lugar a dudas una revuelta de esclavos era una mala idea para criaturas débiles y adheridas a grilletes por toda la eternidad. Pero no era el caso de Naruto, o los Biju que viajaban a su lado.


-¿Sabes….? –dijo Naruto sorprendiendo a sus compañeros, avanzando hacia aquel diablo con una sonrisa maligna- he notado que tú y tus esbirros esclavistas no están… “trabajando” –la garra rojiza en el brazo derecho de Naruto recorrió un trozo de hierro que sobresalía del suelo, como si afilara sus uñas en el- supongo que debemos obedecer a las costumbres del lugar.


Algunos diablos avanzaron sobre el rubio, pero caminando con tranquilidad entre ellos los fue asesinando de manera fría y efectiva. La garra actuaba como una katana, y la postura impermeable de Naruto hacia mella en el ánimo de los Biju. ¿Cómo podían comparar aquel violento semi-diablo con el verdadero Naruto Uzumaki? ¿Hasta dónde tendría control de sus actos? ¿Podría distinguir amigos de enemigos? Se mantuvo tranquilo no obstante, moviéndose rápido y usando su fuerza para matar. Hasta que la sangre de los enemigos le mancho su rostro. En ese momento, relamió con su lengua como si probara ambrosia. Su actitud cambio drásticamente. Su sonrisa se hizo maligna y todo el poder de furia se desato nuevamente.


Y allí mismo empezó una revuelta. Naruto no parecía el mismo sujeto que tanto conocían los Biju. Apenas invitado a pelear, desencadenó una matanza de proporciones bíblicas. Los guardias de los alrededores se abalanzaron sobre el grupo de Biju, que comenzó a responder con dureza. Gobi, que tenía el aspecto de su antiguo jinchuriki llamado Han, utilizaba soplos de su vapor corrosivo para derretir enemigos. Ichibi solo se cruzó de brazos y comenzó a manipular la tierra a su alrededor. Había guardado un cántaro de arena que recogió en Avernus. Esa arena le servía para autodefensa, mientras que la tierra circundante se convirtió en muerte para quienes se lanzaban sobre el o sus hermanos. Nibi fue la que tardó más en reaccionar. En realidad no le parecía buena idea comenzar una masacre sin sentido. Pero viendo a Naruto actuar, viendo su sangriento paso en los alrededores del grupo, sintió la irrefrenable necesidad de acompañarlo. De igualarlo. De ser como él.

Naruto asesinaba…

Sus golpes eran demoledores, su velocidad escalofriante. Lentamente, había entrado de lleno en un frenesí de batalla que no hacía más que aumentar. Su seriedad mutó en risa escalofriante, y los cadáveres no dejaban de acumularse.

-¡tenemos que salir de aquí! –Les gritó Gobi a sus hermanos, que mantenían un círculo cerrado defensivo- ¡las tropas no tardaran en venir a reforzar a los esclavistas!

-¡VENGAN A MI! –Chillaba Naruto en lenguaje infernal- ¡VENGAN POR MI SANGREEE!


Se había separado de sus compañeros, los había dejado atrás, y nada ni nadie lograban detenerlo. Pronto los batallones de diablos salieron del núcleo interno de la ciudad y se alinearon contra la zona de las minas en franca revuelta. Al menos 40.000 soldados ataviados como armaduras y armas hechas de hierro oscuro se prepararon para controlar la situación. Bloques compactos de tropas. El portón interno de la ciudad estaba a varios kilómetros, pero pronto las tropas llegarían a la zona de las minas. Sin embargo, aunque la batalla pudiera parecer totalmente despareja, los Biju no estaban fuera de sus cabales como para no igualar la situación.

-Libres…-susurró Ichibi tranquilamente.

-¿Qué dices? –preguntó Nibi defendiéndose con Tayjutsu cerca de él.

-Son libres….-insistió el mapache- todos son libres.

De pronto, los esclavos cercanos que hasta el momento solo eran observadores temerosos de las peleas, sintieron que sus grilletes y collares en los cuerpos se derruirán hasta desaparecer. La arena de Ichibi había internado bajo el terreno destruyendo cadenas y dejando sueltos a los esclavos. Sin embargo, la matanza entre soldados armados y esclavos tratando de ayudar a otros prisioneros más lejanos no sucedió. Nibi tenía otro plan, para distraer el paso del grupo por el medio del caos.

-Que los muertos regresen por su revancha. –Anunció la gata emitiendo una colosal cantidad de chakra color azul- levántense mis guerreros fallecidos, y expandan sus alientos de muerte. NO HAY DESCANSO PARA LOS MALVADOS.

Era un campo donde durante siglos hubo cadáveres. Los esclavos que morían trabajando, morían todo el tiempo. Incluso decenas de esclavistas habían visto el final de sus días en esa zona. ¡E incluso tropas! En guerras antiguas entre diablos de diferentes capas. En batallas donde intentaron tomar la gran ciudad de hierro y fallaron. ¿Cuántos millares de cuerpos yacían enterrados en las afueras de Dis?

El poder de Nibi, se manifestó en su máximo esplendor. Cientos, miles de cuerpos surgieron de la tierra circundante. Los Biju se acercaron a la posición de Naruto, que acababa de despachar al último de los 40 diablos que se animaron a plantarle cara. La sangre ajena recorría el cuerpo de rubio y su brazo armado, parecía más rugoso y vital. El ojo derecho, había cambiado de color, en lugar del azul humano, ahora dominaba un negro profundo como tinieblas. Su sonrisa de pura maldad, atemorizaba al más valiente. Había bebido sangre de enemigos, y aun tenia sed.

-Naruto…-le dijo Gobi aun conservando la distancia por prudencia- debemos irnos.

El rubio no le atendió, se estaba inclinando para tomar del cuello a un diablo que aun rogaba por su vida, y se lo quebró como una rama frágil. Matar nunca había sido una opción para el humano que fue. Pero ahora, lo disfrutaba mucho. Era natural, parte de sí mismo.

Los cadáveres reanimados en tanto, usaban lo que tenían a mano. Armas enterradas, herramientas de trabajo, piedras o trozos de hierro. Fueron caminando o arrastrándose lentamente hasta posicionarse frente al ejército que venía desde el interior de Dis. Y sin temor o duda alguna, se lanzaron sobre esas tropas y una batalla cruenta comenzó. Desde luego los soldados totalmente equipados no tenían problemas para despachar a sus enemigos provisoriamente revividos, pero les llevaría tiempo. Les distraería en definitiva.

-Naruto debemos irnos….-le apuntó Gaara al rubio.

-Esta no es nuestra pelea Naruto, -le recordó Gobi tomándolo firme del brazo humano y haciendo que el rubio al fin le pusiera atención- ¡contrólate! ¡No te dejes arrastrar por la sed de sangre!

Naruto les miraba con cierto autismo. Era como si por primera vez los estuviera viendo en la vida. Tardó algunos segundos en reconocerlos, y su chakra volvió a tomar cause regular. Aunque antes, sucedió un extraño fenómeno para los tres Biju que lo atestiguaban. Naruto tomó aire profundamente, y todos sintieron como sus chakra eran absorbidos por un instante. Incluso el ambiente mismo se estremeció ligeramente. La tierra circundante vibró, como el comienzo de un sismo. El aire se hizo mucho más liviano, como si faltara oxígeno.
Y luego nada más, todo había regresado a la “normalidad” del ambiente. Incluso Naruto, que con mirada preocupada de color celeste, les indicaba que había regresado.


-¿Qué ha pasado? –Consultó el Uzumaki- ¿Qué hice?

-Bueno… -argumentó Ichibi siempre tranquilo y de brazos cruzados- es gracioso de hecho…-aseguraba sin emitir ni un gesto- veras….todo comenzó cuando…

-¡LUEGO LUEGO LUEGO…..AHORA VAMONOS DE AQUÍ! –les gritó Gobi y parándose frente al grupo, ocultó el escape lanzando una densa capa de niebla de su soplido feroz.


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Algún tiempo atrás….

Entre las ruinas de una de las tantas ciudades abandonadas del séptimo infierno. La Biju de siete colas despertó. Su cuerpo ya no era enorme. Tampoco sus alas cristalinas. El cuerpo de contextura pequeña y piel morena, Chomei lo reconocía como propio. Aunque no entendiera lo que sucedía. La ciudad abandonada estaba llena de estructuras y pertrechos desperdiciados. Caminando con dificultad, desnuda y vulnerable. Buscando entre la basura algo de utilidad. Le tomó un par de días aprovisionarse. Algunas armas antiguas y oxidadas. Comida podrida. Ropa vieja que cubriera su cuerpo con aspecto “humano”. Se pudo mirar en un antiguo espejo abandonado. Solo para comprobar que tenía el aspecto de Fu. La Kunoichi que fue alguna vez su jinchuriki.

Chomei salió de entre las ruinas, y se sintió sola como hacía mucho tiempo no sucedía.

Mentalmente, intentó comunicarse con sus hermanos. En la tierra, siempre había podido sentirlos y hablar con ellos. Ahora solo existía el silencio. Le tomó tiempo adaptarse a la rudeza del infierno. Pero finalmente aprovechó sus conocimientos del lugar para sacar beneficio. En la Ciudad principal del séptimo infierno llamada Malagard, el dominio de Archidiablo Baalzebul era inatacable. Pero el comercio, los tráficos de esclavos, sangre y almas; eran una ley no escrita en todo el lugar. Las ostentosas edificaciones. Los miles de trabajadores, escultores y orfebres, que forjaban la magnificencia de la nueva ciudad con apego casi suicida. Estaban obsesionados con la perfección de todo. Llegaban al punto de destruir una edificación completa, por el simple hecho que una columna o un pórtico no eran lo suficientemente “esplendoroso”.

En ese mundo extraño despertó Chomei. Esa extraña llanura que parecía infinita, desde donde se podía conectar decenas de ciudades abandonadas. Y solo un par de ellas habitadas. Las demás constituían la decadencia y el desperdicio total.

Pero en la actualidad….

Ese bar donde Chomei se encontraba, estaba atestado completamente. En la zona más baja del barrio de Ulr, existía una especie de taberna con casino clandestino en su interior. El bar era una fachada, porque las reales ganancias del lugar se hallaban principalmente en su zona de apuestas. Había de todo, cartas, dados, ruleta y otros juegos donde se apostaba sangre, almas o esclavitud eterna. Por supuesto el oro y las piedras preciosas eran botines apreciados también. Servían para comprar mucho de lo que la más grande ciudad de todo Maladomini ofrecía.

Ella llegó de la nada. Nunca vieron a una criatura igual.

El aspecto de la Kunoichi Fu, una hembra humanoide pequeña y de aspecto tísico, no aportaba en los diablos del lugar un sentido de alerta. ¿Qué podía esperarse de ella? Absolutamente nada. Solo era una apostadora, que llegó de la nada y casi siempre se llevaba cuantiosas ganancias en las noches de apuestas clandestinas. Cientos de diablos, mercenarios, soldados, esclavistas, y hasta guardias de la ciudad fuera de su turno, se gastaban sus posesiones hasta quedar vacíos. Había hembras que sin dinero, apostaban su cuerpo. La lujuria fue el arma que muchas usaban para seguir con vida, en un ambiente donde las violaciones y el masoquismo eran pan de todos los días.

Sin embargo, aquella hembra viciosa y amante del número 7 como jamás se había conocido, no era precisamente una “florecilla indefensa”. Si bien aguantaba insultos de rivales circunstanciales con una sonrisa socarrona, no consentía ser subestimada. Por ejemplo, tendía a ponerse muy violenta y asesina cuando algún diablo no quería pagar su apuesta, luego de haber perdido ante ella. O peor aún, hubo algunos que intentaron robarle sus ganancias a la salida del casino. Los cuales, fueron encontrados muertos algunos días después, en un callejón.

En resumen, Chomei estaba en su salsa. Y cada vez acumulaba más dinero o artículos valiosos. Por ello, y por milésima oportunidad en el juego de dados (su favorito), tomó en su diestra los dos cubitos hechos de huesos y los lanzó confiadamente sobre la larga mesa:

-ven a mí, siete de la suerte….-susurró la joven de cabellos verdes con una sonrisa confiada.

Los dados botaron, chocaron entre sí, para finalmente enseñar dos figuras esperadas. Un tres en compañía del cuatro.

-¡maldita seas mujer! –gritó furioso el líder un grupo de mercenario que acababa de perder todo su dinero. -¡te maldigo mil veces!


El resto de los apostadores tampoco estaban nada felices, pero sus impulsos de matar a esa perra suertuda tenían que ser detenidas como fuera. El casino estaba bien custodiado por guardias pagados. Sujetos contratados por los dueños del lugar, con la misión de evitar cualquier desastre.

-Gracias gracias….-sonrió inclinándose con burlesco gesto de disculpa- solo dime “7 de la suerte Chomei”. Y entrega todo tu dinero antes de marcharte cariño.

Un cuantioso montículo de monedas doradas, cristales de almas y de sangre se acumuló rápidamente. Era cosa de todas las semanas ver a esa niña “limpiar” a los mejores apostadores como si fueran críos inocentes. Jugaba cartas con suma habilidad, tenía intuición con la ruleta y en los juegos de dados era infalible. Muchos protestaban con los dueños del casino, y jamás obtenían el beneficio de verla ser expulsada por tramposa. No era que supieran como lo hacía, sino que simplemente Fu había “arreglado” con los dueños de los antros que recorría, para dar parte de sus ganancias a los propietarios de cada bar o taberna. ¿Expulsarla? Los dueños estaban más que complacidos con su presencia.

Chomei sin embargo, no estaba metida en las rondas de apuestas por solo dinero. Su motivo oculto, era captar información. En esos lugares bajos y clandestinos, se movían los sujetos más habladores y mejor informados de todo Maladomini. Allí la Biju de siete colas aprendió cosas sobre el líder de todo ese infierno. Un Archidiablo llamado Baalzebul. Una especie de Babosa diabólica gigante que tenía afición por los castillos majestuosos, la perfección en todo sentido y las conspiraciones monumentales que trataban de alcanzar a sus “colegas” de otros infiernos superiores o inferiores, y así derrotarlos para apropiarse de más poder o territorios nuevos.

Chomei aprendió sobre los diablos líderes de otras capas, y sus diferentes disputas que llevaban siglos. Por ejemplo supo que Baalzebul, Archidiablo líder del séptimo infierno. Tenía una alianza con Belial (señor del cuarto infierno) y era acérrimo enemigo de Mefistófeles, (quien reina en el octavo). Chomei recibía esta información con astuta atención. Sabía que entre diablos, la desconfianza y el resentimiento podían ser útiles para ponerse ella misma a salvo. Solo debía saber cuándo utilizar esos sentimientos negativos a su favor.


Supo además que mientras la ciudad de Malagard, era antro de comercio, venta de esclavos y canteras donde se extraía el mármol y la piedra que propiciaban el engrandecimiento constante de esa metrópolis. La ciudad conocida como Grenpoli, tenía la potestad de acumular la mayor cantidad de bibliotecas diabólicas y demoniacas de toda la dimensión. Millones y millones de leyes escritas, dictaban las acciones de los diablos. Aunque tenían una clara naturaleza maligna, las criaturas solían prometer por su sangre. Este hecho que para un humano no comprometía más que el honor, en el caso de los habitantes comunes de Baator, les iba directamente la vida. Además, dentro de los límites de Grenpoli había leyes especiales que hacían de ese lugar un sitio muy peligroso. Si algún ser, rompía cualquier reglamento establecido por la ciudad, la magia acumulada en las edificaciones de Grenpoli, exterminaba al incauto.

Había millones y millones de leyes. Algunas absurdas, otras entrecruzadas y con ligeras diferencias. Toda la urbe de Grenpoli era una ciudad donde la paz era artificial. Pero cual trampa mortal, esperaba a los incautos que traspasaran sus puertas abiertas, y así convertirlos en esclavos o cenizas.

Chomei había aprendido mucho de todo Maladomini. Pero el juego seguía siendo productivo y en cierta forma un vicio irrenunciable. Tomó el par de dados por vigésima vez, y los lanzó despreocupada de una suerte que jamás se apartaba de ella.

-Siete….-dijeron los que miraban desesperanzados como su dinero cambiaba de manos con esa chica- otra vez siete. Es un monstruo.

Lo había lanzado veinte veces seguidas. Siempre siete. Para toda circunstancias siete. El número de la suerte para esa semi-diablo de aspecto débil. Pero para nada su fuerza correspondía a su imagen. Cuando tuvo que luchar, demostró un tipo de energía que los enemigos no pudieron contener. Una especie de “magia” venenosa según los diablos que la observaron, aunque claramente no supiera que se trataba de chakra. Chomei podía desplegar un par de alas tipo insecto, y volar grácilmente fuera del alcance de rivales. No, definitivamente no era una presa fácil. Aun así, acumular enemigos era lo más común para un ser exitoso en Baator. Todos querían poseer lo que otro tenia. Era cuestión de tiempo antes que se animaran a intentar tomarlo.

-Esta noche no….-gruño furioso un sujeto que trabajaba en la guardia de la ciudad y lo había perdido todo- esta noche no te llevaras mi dinero maldita furcia.

Se acercó a ella por detrás, aprovechando que tomaba los dados para hacer un nuevo lanzamiento. Los demonios que servían como seguridad del bar estaban distraídos por la gran cantidad de gente en tan poco espacio. Toda la zona estaba llena. Era época de paga, y la mayoría de los bares estaban atestados. Empuñaba un pequeño puñal corto oculto en su manga, y pensaba golpear profundo por la espalda. Para luego confundirse en el tumulto.

Estaba parado detrás de ella, nadie se había dado cuenta. Apretó fuerte su empuñadura y…

Alguien que nunca vio venir, lo tomó del cuello y lo lanzó como un trapo sucio contra las mesas de ruleta. Un escándalo surgió, comenzaron a volar botellas de licor y a robar fichas en todos lados. La seguridad del lugar empezó a romper cráneos para retomar el control. Mientras Chomei se giraba tomando todo su dinero en una cola de chakra, introduciéndolo en el espacio en donde sus alas se escogían detrás de la espalda. Como si tuviera una pequeña mochila allí. Se dio la vuelta y pudo observar a dos conocidos. Los aspectos humanoides de Killer Bee y Naruto Uzumaki. Pero con solo verlos a los ojos. O ciertos aspectos de su piel donde resaltaba el color del chakra. Pudo notar que claramente no eran ellos.

-las malas costumbres no se pierden Chomei…-le dijo Kurama seriamente, mientras el sujeto que había lanzado contra las mesas lejanas era atrapado por los diablos de seguridad- aun sigues tentando la suerte.

-Onii-sama…-sonrió la joven divertida y lo abrazó efusivamente- me alegro verte bien. Creíamos que estabas perdido.

Era un gesto extraño de Chomei según sus hermanos. Ella nunca era tan emocional. Pero la sensación de soledad era terrible para ella. En la tierra, siempre podía sentir a sus hermanos y comunicarse con ellos. Pero estando en los infiernos, todo era silencio. Ahora tenerlos cerca, era la única forma de estar en contacto. Apostar, también era un método para no estar concentrada en extrañar a los suyos.

-También me alegro hermana…-le dijo el zorro en un susurro satisfecho- pero no debemos permanecer mucho tiempo en un lugar fijo. Venimos a sacarte de aquí.

La gresca en el bar se intensificó, y tanto Hachibi como Kyuubi comenzaron a dar guantazos para hacerse camino al salir. Algunos intentaron detenerlos, sobre todo consientes de las posesiones que la chica tenía consigo. Pero Kurama estaba cabreado y varios sufrieron las consecuencias mientras salía del lugar. Siempre el zorro parecía despreocupado de todo, pero en cuanto a la seguridad de sus 8 hermanos Biju, se sentía especialmente responsable. Por ser el mayor tal vez.

Chomei lo entendía perfectamente. Si bien ella había podido mantener oculta su presencia de los “altos mandos” del séptimo infierno, al estar tres de los Biju juntos era otro asunto. Aun así, no dudaba que estar al lado de sus hermanos mayores, le permitiría salir indemne de su camino fuera de Baator. Estando con ellos, podría reencontrarse con el resto de la familia y elegir que destino acontecer. ¿Quedarse en Baator? ¿Volver a la tierra de los humanos? Era un asunto para resolver en un futuro. Pero lo harían juntos. De eso no cabía la menor duda.

-Tenemos que salir de este lugar –dijo Hachibi en cuanto salieron a una calle bien transitada que los ocultaba en la muchedumbre- tenemos que “subir”, para salir de estos infiernos.

-conozco al dedillo esta ciudad…-indicó Chomei- he acumulado mucho capital en pocas semanas. No pasaremos penurias.

-¿Dinero? –Consultó Kurama apenas- ¿y porque debería preocuparnos eso?

-Porque no todo puede arreglarse con los puños Onii-sama…-le señaló la muchacha sonriéndole con burla- recuerde que aquí en Baator, somos fugitivos buscados por los líderes.

Lo sabía. Kurama lo sabía mejor que nadie. Había conocido a Asmodeus y si algo tenía claro, era que no quería volver a verlo nunca más. Para ello, tenían que ser más inteligentes, discretos y mejores en ocultarse. El dinero de Chomei podía ser una gran solución. La ciudad de Malagard tenía decenas de locales propicios para armarse y vestirse ocasionalmente. Pronto, deberían continuar su viaje. La suerte que tanto hacia conocida a Chomei por esos lares, podía acabarse en cualquier momento.


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-Oto-sama….-susurró la niña más pequeña de aquel grupo de infantes- ¿Qué estás haciendo?


Kabuto se dio la vuelta sorprendido, pero enseguida observó a los niños con una sonrisa. Le sorprendía un poco que su aspecto serpentino no asqueroso no afectara al grupo de criaturitas inocentes. Todos huérfanos, todos desvalidos y rescatados por el grupo de personas que de una u otra forma se habían aliado a Kabuto Yakushi para eludir la muerte en manos de los demonios.

En esa ocasión, como en tantas otras, un grupo de demonios había pasado por la zona aledaña al orfanato. Y en cada situación del pasado, siempre Kabuto se había encargado de eliminar a los indeseables visitantes. Su pasado como Shinobi era motivo de alegría para los adultos que administraban el orfanato. Él nunca se abría ante ellos, aunque los niños solían sacarle sonrisas y devolverle un poco de la humanidad que había perdido. Recordaba a Nono Yakushi, su madre. Recordaba los sacrificios que tuvo que hacer a lo largo de la vida.

Los años desde la gran guerra habían pasado. Kabuto ya no era aquel sujeto ambicioso que quiso adueñarse de los sueños de Orochimaru. Había perdido el camino, había perdido la esencia de sí mismo. Cometió el pecado más grande que un hombre puede realizar. Se traiciono a sí mismo, a su esencia. Por fortuna, los niños y su inocencia le devolvieron parte de la vida.

-Oto-sama….-intentó nuevamente la niña más pequeña con coletas y abrazando un osito- ¿eso son…?

-no te preocupes Akimi-chan…- le sonrió ampliamente- ellos nunca te molestaran. Vuelve con tus hermanitos a la casa. Estaré aquí un poco más. Vuelve tranquila, antes de que caiga la tarde regresaré.

Había sido una desgracia que el grupo de niños jugaran justo en esa parte del bosque. Pero al menos, la fortuna había actuado a favor de Kabuto para que ellos llegaran ya cuando el combate había concluido. Si bien tres de los doce aun no estaban muertos, pronto lo estarían, de una forma u otra.

Dos de los diablos que aun respiraban eran del tipo barbados. Verdes y horribles. Inteligentes y feroces. Pero para nada rivales para las técnicas de ninjutsu que Kabuto había aprendido. Los bisturí de chakra, eran letales contra criaturas del infierno. Al no usar chakra, tampoco podían anular los ataques con este tipo de energía. El tercer diablo, tenía el aspecto de pájaro horrible. Era un Vroc.

Kabuto lo intentó una vez más. Sus experimentos con los prisioneros era la única parte del pasado violento que no podía dejar atrás. Ya no utilizaba humanos en ello, pero no había cesado de intentar invocar ninjas antiguos con el Edo tensei. Por alguna razón, la técnica no terminaba de funcionar como en el pasado.

Ubicó en el sello a la criatura con aspecto de pájaro malévolo. A continuación, usando una muestra de sangre que guardaba de ninjas antiguos, inicio su técnica prohibida. Los cientos de papeles envolvieron a la criatura, formando un cuerpo humano del ninja muerto Sarutobi Hiusho. Experto maestro del fuego, muerto en la segunda guerra ninja. Pero cuando el cuerpo se hubo completado, y estaba dispuesto a sellarlo colocando el kunai en su cráneo, el Edo tensei se convulsionó como recibiendo una descarga eléctrica. Y enseguida se deshizo hasta dejar el cadáver del Vroc, derruido en el suelo frente a Kabuto.

-maldición…-gruñó molesto el ofídico sujeto- por más intentos que hago, esta técnica no funciona más.

Algo extraño ocurría. No era común que desde el arribo de los demonios el Edo tensei hubiera pasado a ser un jutsu inefectivo. Kabuto entendía que algo estaba fallando en ese aspecto, y era una lástima que ocurriera de ese modo. Ya que los ninjas revividos por esa técnica, podrían ser letales contra enemigos que obviamente no tenían idea de artes de sellado. ¿Por qué no funcionaba? ¿Había otros tipos de demonios con poderes sobre la muerte?

Kabuto sentía curiosidad sobre aquello. Incluso se planteó dejar sus tareas en el orfanato para viajar hacia Konoha que según se sabía, había sido recuperada por los Shinobi. Informarse sobre ese asunto, podía darle la pauta para arreglar lo que fuera que estuviera fallando con el Edo tensei. Dándole el arma final, para dar un giro a favor de los humanos en la guerra.

Pero los niños eran el problema. El asunto que le impedía regresar a ese camino de oscuridad.

Cuando termino la anterior guerra, y Kabuto tuvo que replegarse a la oscuridad de las montañas para no ser capturado, paso mucho tiempo antes de que tuviera algún ánimo para salir de su escondite particular. Creía, que los tiempos de los renegados llegarían a su fin, con las grandes aldeas ninjas colaborando en alianza permanente.

Sin embargo, algunas invocaciones de serpientes que le envió su antiguo maestro Orochimaru, informaron de la nueva situación del mundo años después. Cuando los demonios arribaron a la tierra, en busca de conquista y muerte. Kabuto hizo lo que todos, retornar a sus aldeas de origen para conseguir los indultos prometidos y así al menos sacarse la amenaza de ser perseguidos por todo el mundo. Sin embargo, para cuando logró retornar al país del fuego de manera segura, Konoha ya no le pertenecía a los humanos.

Fueron tiempos de incertidumbre para Kabuto. Donde no sabía dónde estar parado con respecto a la nueva guerra. Aunque claramente, su principal problema estuvo indicado a lo motivacional. No tenía una meta, no contaba con un camino a seguir. ¿Para qué eran los poderes que aún conservaba entre sus manos? ¿Era para seguir siendo un espía? ¿Para convertirse en guerrero? ¿Para traicionar el resto de su humanidad y unirse a las criaturas del infierno?

Entre esos cuestionamientos estaba Kabuto, cuando tal vez la suerte o la memoria del cuerpo lo condujeron a la zona donde estuvo siempre el orfanato que fue su hogar cuando niño. Donde una buena mujer llamada Nono Yakushi le dio amor y protección. Donde tuvo amigos. Donde tal vez sería ayudante para su madre, si Orochimaru y Danzou no se hubieran atravesado en su vida.

-Oka-san…-susurró Kabuto al retornar de sus experimentos con los diablos ahora muertos del bosque- te hubiera encantado ver nuestra casa así.

El orfanato aún seguía de pie y remodelado. Muchos niños incorporados por las desgracias de la nueva guerra, pero aun así tenía la suficiente capacidad para contenerlos a todos. Algunas mujeres y dos hombres adultos que habían crecido en el orfanato, ayudaban a mantener a los niños. Kabuto aportaba la protección a la zona. Se había quedado durante algunos días en principio, para luego instalarse definitivamente en el lugar. Algunos de aquellos adultos lo habían conocido en el pasado. Solo por esa razón obviaban su aspecto diferente y le otorgaban confianza. Los niños, tal vez inocentes y sin prejuicios en demasía, aprendieron a querer a Kabuto. Lo adoraban porque se sentía seguros junto a él. ¿Qué era feo? ¿Qué su rostro y su piel eran diferentes a los demás? ¿Realmente importaba? Kabuto Oto-sama era poderoso. Y ese poder los mantenía seguros. Los niños no debían temer a los monstruos. Sobrevivían gracias a Kabuto.

Aun pasado el tiempo. Kabuto no abandonaba ese lugar por miedo a lo que ocurriría con los niños. No podían trasladar a tantos infantes hacia Konoha. Tampoco podían ir a la capital del país del fuego. Ambos trayectos por el bosque eran peligrosos. Kabuto tenía cierto resquemor de no poder defenderlos en caso de un ataque a gran escala. En cambio, en la zona oculta donde se hallaba el orfanato llamado, “la doncella caminante”, era un sitio que rara vez era descubierto por grandes aglomeraciones de tropas. Ni humanos, ni demonios transitaban regularmente por allí. Estaban tal vez más seguros, que en ningún otro lugar.


-Oto-sama…-le dijo la niña llamada Akimi, esa noche mientras todos cenaban en el gran comedor- ¿nos contaras un cuento para dormir esta noche? Prometiste que lo harías Oto-sama.

Kabuto sonrió, había estado demasiado pensativo en el asunto del Edo tensei y los niños lo notaron. Ellos le aportaban felicidad. Ellos le devolvían lo que creía que se había perdido para siempre. Su humanidad. Por supuesto que lo haría. Había leído demasiados libros y entre la información inútil, estaría algo para crear esa historia que a los niños fascinaría. Tenían poco esos pobres huérfanos, y al mismo tiempo se conformaban con nada. Eran buenos niños.


Sin embargo, aunque hubiera pasado una buena jornada, siempre le sucedía lo mismo en la madrugada. A pesar de un soleado día, una tarde sin heridas y una cena en familia. Kabuto Yakushi despertaba en su propia cama, sudando y desesperado. Una voz en el viento le estaba llamando. ¿Quién era? ¿De dónde venía? Esa voz parecía un susurro en el cementerio. Era fría y sin sentimientos. Era tétrica y carente de vida. Parecía venir de ultratumba. Pero era terriblemente atractiva.

Una sola frase. Un solo sentimiento.

“ven a mi….discípulo mío”.


Y sería otra noche sin dormir para Kabuto. Los niños le necesitaban con desesperación. Tenía miedo a perderlos. A perder lo poco de aquel hombre que alguna vez fue. Los niños eran todo su mundo. Y los protegería cueste lo que cueste. Su madre Nono, lo hubiera hecho así.



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El rey los había convocado, y lo quisieran o no, tenían que asistir.

Asmodeus realizo una reunión general en las profundidades de Nessus. En su castillo aun en remodelación desde el escape furtivo del zorro demonio. Los intentos de sus soldados enviados por recapturar a la criatura de nueve colas, habían sido inútiles. El líder de los diablos sin embargo, no se sentía particularmente preocupado por la situación.

En un salón enorme, donde una larga mesa de piedra tallada rodeada de sillas especiales esperaba paciente, el líder de los 9 infiernos de Baator. Cada diablo de cada subsuelo en el infierno como gobernante, aun así estaban bajo el control del gran Asmodeus.


Era hasta gracioso verlos llegar. Cada criatura de las más malignas en toda esa dimensión, tenían que venir a lamer sus botas aun cuando hace eones habían intentado derrocarlo. Algunos antiguos Archidiablos cayeron en desgracia, otros recuperaron su título pidiendo clemencia como ratas apestosas. Cada diablo tenía aliados políticos, y se odiaban a muerte con otros diablos. En cierta manera, lograban un equilibrio del mal unos con otros. Los intentos de homicidio y ejércitos atacándose en las fronteras entre infiernos, estaban entre las costumbres más arraigadas del lugar. Aunque en ese salón en particular, cualquier intento de agresión física seria castigada con la muerte. Era una zona donde ningún diablo, podía atender al llamado de su propia naturaleza. Verlos resistirse, constituía un verdadero placer para Asmodeus.

El lugar tenía muchas puertas señoriales en los lados. Todas conectadas a portales de los cuales cada Archidiablo podía atravesar. Así ninguno tenía que pasar por el territorio de otro. Así nadie dejaría de asistir por reservas, de que fuera una especie de trampa mortal.

Poco a poco ellos llegaron…


Del octavo infierno llamado Cania, Mefistófeles.

Del séptimo infierno conocido como Maladomini, el archiduque Baalzebul.

Del sexto infierno nombrado Malbolge, llegó Glasya, la hija de Asmodeus que hacia menos de medio siglo había tomado el gobierno de ese subsuelo.

Del quinto infierno Stygia, solo un diablo menor controlado mentalmente por el príncipe Levistus. Dada su imposibilidad de asistir a la reunión físicamente. Castigado por la rebelión del pasado. Levistus estaba encerrado en un bloque de hielo en la profundidad de su propio infierno para siempre. Sus poderes mentales le permitían seguir controlando Stygia, pero claramente no podía escapar de su prisión.

Del cuarto infierno Phlegethos, el gran Belial enviaba a su hija. La archidiablesa llamada Fierna. Belial debió ser ejecutado por Asmodeus por traición. Pero en cambio el ajuste de cuentas permitió conservar la vida. Siempre y cuando no estuviera al frente de su infierno. Aunque nadie dudaba que Belial siguiera dando las ordenes, aunque su hija Fierna tuviera el título de líder.

Del tercer infierno Minauros, el despreciable Vizconde Mammon. Conservo su puesto como líder del tercer infierno humillándose y cambiando de bando cuando las conspiraciones contra Asmodeus parecieron fallar. Actualmente la mayoría de sus colegas le despreciaban por cobarde.

Del segundo infierno conocido por Dis, provenía el desconfiado y paranoico archiduque Dispater. Nunca salía de su torre de hierro. Solo una orden directa de Asmodeus le obligaba a tanto. El sujeto parecía tener todas las formas de fobias y paranoias conocidas. No confiaba en nada, incluso sus sirvientes más antiguos y fieles, apenas si le conocían el rostro. Nunca se dejaba ver, nunca salía a la intemperie. Desde su torre de hierro lo controlaba todo.

Todos se miraron con el odio y desprecio habitual. No se veían cara a cara hace mucho, pero eso no significaba extrañarse precisamente. Aun así, el horario de la reunión se retrasaba por la falta de Bel, que debía representar al primer infierno. Los desconfiados diablos no tomarían asiento hasta que todos no estuvieran presentes. Y el asqueroso bel parecía estar retrasado.

-ya aparecerá….-dijo Asmodeus sonriendo divertido- o tal vez no.

Nadie estaba enterado salvo él, sobre los acontecimientos en Avernus. El rey de todo Baator podía observarlo todo a través de sus poderes divinos. O al menos, casi todo. Ya que desde que el portal hacia la tierra se había cerrado hace meses, ahora tenía algunos problemas con la energía fluctuante en todos los infiernos. Aunque pareciera sorprendente, los mesías tenían la habilidad de corromper la vigilancia del rey sobre todo. Algo que solo Asmodeus conocía por fortuna.

-¿Qué rayos hacemos aquí? –Consultó molesto Mefistófeles que odiaba profundamente tener que obedecer a Asmodeus- tengo asuntos que atender en Cania.

-como ser sodomizado por tus lacayos por ejemplo…-añadió Glasya perversa.

Mefistófeles miró con rabia a la diablesa hija del rey. Le hubiera retorcido el pescuezo si ese comentario hubiera sido en cualquier otro lugar de Baator. Pero junto al rey, había que controlarse. Aunque eso no significaba que el mando pudiera cambiar de manos en algún momento. El Archidiablo líder de Cania, se relamía con esa posibilidad de derrocamiento.

-ya es suficiente tener que soportar el asqueroso hedor de Baalzebul y su cuerpo baboso- admitió Dispater molesto- pero también sentarse junto a Mammon es como para morirse.

Baalzebul era una enorme babosa horripilante, mientras que Mammon una serpiente. Ambos condenados a esas formas horrendas por Asmodeus, por sus participaciones en anteriores revueltas. Aun así no habían perdido su puesto como líderes en los infiernos. Otros no habían tenido tanta fortuna.

Cada vez que se reunían, no paraban de lanzarse insultos y amenazas de muerte. Era por esa razón que Asmodeus solo los convocaba ante una real cuestión urgente. Y ponerlos al corriente sobre la posibilidad de invadir un mundo nuevo si capturaban a los mesías, era muy necesario. Antes no había anunciado nada, para evitar que cada diablo quisiera sacar partido personal de asunto. Pero ahora mismo, Asmodeus no quería retrasar más la posibilidad de recuperar sus verdaderos poderes y tomar los del mundo humano. Era clave ese movimiento, si pretendía alguna vez salir del infierno y aplastar a su hermano Celestial.

De pronto, el portal del primer infierno comenzó a vibrar que varios resoplaron con gusto que por fin Bel se dignara aparecer. Esas reuniones ya eran demasiado molestas, como para además tener que alargarlas por retrasos. Pero no vieron surgir de la puerta aquel diablo de cuerpo rojo y macizo. En cambio, la fina figura de una fémina acompañada por dos Erinias como escoltas fueron lo que presenciaron todos.

-Za….Zariel….-balbucearon algunos tragando duro, porque la habían traicionado en el pasado.

-he vuelto….-dijo la mujer sin mirar al resto de sus colegas como si no importaran- en un honor volver a verlo….Asmodeus-sama.

El rey sonrió, había sabido mucho de lo acontecido en Avernus. Extrañamente no pudo ver el combate final contra Bel. Algo extraño estaba sucediendo, y los mesías podían tener que ver. En todo caso, Zariel sabía que no tenía el poder para desafiar a todos sus enemigos. Seria diplomática, y cumpliría como buena guerrera con su trabajo en Avernus. Seguramente se contendría.

-y solo tengo algo que decirles a todos los que me traicionaron…-señaló duramente antes de sentarse en su puesto elegantemente- sus días están contados.


Todos tomaron su asiento, y varios tardaron un buen rato en dejar de mirarla. Por algún motivo, parecía mucho más fuerte después de su cautiverio. No venia en son de diplomacia. Solo era cuestión de tiempo, antes que una nueva guerra entre subsuelos diera sangriento comienzo.


Fin del capítulo.
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Mensaje por Mat, Dom Dic 06, 2015 7:06 pm

Jajajajajaja no comparaba lo que pones, si no la historia vista por encima (Naruto haciendo todo bien y sacrificandose y acaba en el infierno sasuke siendo un hdp y se merece el cielo por ser un hdp)

Perdon por compararte con Kishi solamente era una similitud que me dio risa aunque es solo superficial XD

Buena historia espero el siguiente capitulo
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Mensaje por Alex-Flyppy Jue Dic 24, 2015 6:40 am

Primero que nada me "Disculpo Nuevamente" habia estado lleno de estudio en la Facultad, y luego de eso bastante ocupado con mi trabajo que no tuve tiempo de pasarme a leer esta Gran Historia.

Ahora al fin conocemos más detalles del infierno de Baator y sus respectivos lideres, y el futuro reencuentro de los Bijuu's (Choumei, Gyuki, Kurama). Parece que Naruto ha cambiado poco a poco mientras mas pelea en Bator, y su actitud desquiciada que posee va aumentando, tal vez sea por el Martillo del Caos que ahora esta en su poder y sea la causante de este cambio tan drástico en el rubio Uzumaki.

Al fin apareció Kabuto, y hemos visto el cambio que esta ha tenido después de finalizar la 4 Gran Guerra y ahora se dedica a cuidar a niños huérfanos y que no tienen la forma de poder vivir por si mismos, sera que los nigromantes lo buscan a el o sera algo mas.

Espero ansioso el siguiente Capítulo amigo; Suerte y Ja-Ne.

PD: Con respecto al capitulo anterior, e donde Sasuke peleo contra Tanep, y en la que mostró que a pesar de no poder pelear a toda su capacidad, el odio que posee el Uchiha no es algo ha menospreciar solo por estar en un plano "Celestial o Divino" donde su odio no puede ser usado a quedado en claro que algo va a suceder debido a esa rebelión que tal parece va a suceder, sera que Sasuke formara parte de este conflicto y no ira a la Tierra a ayudar a las Naciones Elementales, u obtendrá mas poder al estar hay.... Solo el tiempo lo dirá.
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Mensaje por jorgealan.1 Miér Dic 30, 2015 12:47 pm

Wua me lo akabo de leer muy buena la historia quedo muy interesante espero lo continues pronto
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Mensaje por arminius Sáb Ene 09, 2016 5:40 pm

se retrasa arminius, pero continuara....XD



CAPITULO 30: DEL LADO DE AFUERA


Durante casi todo el trayecto entre el segundo y tercer infierno, Naruto tuvo que ser llevado por Gobi. Lo ayudaba a moverse, pasando el brazo izquierdo del rubio por sobre el cuello de “Han”. Ichibi y su arena cubría la retaguardia, mientras que Nibi los condujo por el medio de la rebelión de esclavos que comenzó por causa del tumulto generado. Todo el territorio externo de la magnífica ciudad de Dis, sería un caos que tomaría semanas poner bajo control. Criaturas revividas y esclavos luchando contra el ejército regular de la ciudad. Muerte y destrucción. Descontrol y despropósito.

Una situación ideal para escabullirse y huir. Un momento que aprovecharon para retirarse de una batalla que no les convenía, y ni siquiera les importaba. Aun así, las actitudes salvajes de Naruto eran un aviso de peligro. Tal como la reina erinia Quara les había advertido hace tiempo, “todo en Baator tiene un precio elevado”. El martillo del caos adherido al brazo del humano, cobraría tarde o temprano esa deuda. Debían estar advertidos de ello.

Les fue relativamente fácil acceder a la entrada hacia el tercer infierno. Era una especie de pozo oscuro enorme rodeado de piedras negras. Parecido a un aljibe para extraer agua. Sin embargo, su tamaño era bastante mayor a lo convencional. Fácilmente una criatura de tamaño gigantesco podía utilizarlo de ser necesario. Se suponía que una guardia armada estaría vigilándolo, pero todas las tropas de Dis, incluyendo a los guardianes de esa entrada, fueron llamadas a controlar la revuelta de esclavos que ya había alcanzado proporciones extraordinarias. Por eso el grupo de Biju más Naruto, cruzaron sin oposición y fue una verdadera fortuna que pudieran traspasar sin más percances. Considerando que todos necesitaban un respiro luego de cruzar por el medio de una revolución sangrienta, en la que tuvieron buena parte de culpa.

Apenas se deslizaron a la oscuridad del pozo, vieron una luz verde y ya abrieron los ojos a Minauros. Y la visión de aquel lugar, no era algo agradable incluso para los mismos diablos nativos:


El Tercer Infierno era un frio y maloliente pantano inmenso, de aguas estancadas y arboles retorcidos. La humedad parecía colarse en todo, y no había forma de sentirse a gusto en ese lugar. A diferencia del constante retumbar de ejércitos y explosiones de Avernus. O los incesantes gritos de esclavos o fuelles de Dis. Minauros era incómodamente silencioso, solo el ocasional burbujeo del limo o el graznido de alguna criatura voladora demasiado horrible como para llamarla ave, lograban romper de tanto en tanto la monotonía del lugar. Los propios Baatezu que allí habitaban, parecían disfrutar del sigilo y el silencio, dejando que los esclavos o visitantes se hagan sus propias ideas de lo que estaba por venir. O permitiéndoles escapar el tiempo suficiente, solo para que terminaran hundidos hasta el cuello en una ciénaga o carcomidos por grotescas sanguijuelas, antes de darles caza para comenzar desde cero la tortura.

La gran urbe más famosa en Minauros, era también conocida como “La Ciudad Que Se Hunde”. Siendo el único sitio conocido del tercer infierno, donde se podía escapar del pegajoso pantano. Una mole del tamaño de un país pequeño, la ciudad también llamada Minauros era un conjunto de estructuras de piedra que se apilaban unas sobre otras, desesperadamente intentando no hundirse en el cieno. Sin embargo, por eones eso era exactamente lo que la ciudad había estado haciendo. Por lo que sus habitantes debían constantemente construir más y más alto, levantando nuevos palacios sobre el techo de los que ya se sumergieron. Erigiendo más pilares y arbotantes para apoyar la progresivamente más inestable estructura.

Por supuesto, dado que Minauros era un territorio llano y carente de montañas, conseguir piedra resultaba ser un asunto particularmente complicado, por lo que regularmente era posible ver hordas de esclavos siendo picaneados por los Baatezu, para minar las ocasionales protuberancias rocosas que se levantaban aquí y allá. Cada vez más lejanas de la ciudad, y cada vez más problemáticas de encontrar. Se rumoreaba además, de la existencia de otra gran ciudad en el tercer infierno, una que por lo comentado habría logrado evitar el horror de “la Ciudad Que Se Hunde”, pero los pocos que han regresado de sus expediciones a tal sitio, solían estar demasiado trastornados como para hilar sus ideas en forma coherente.

Mientras exploraron la zona cercana con cuidado. Los Biju se ocuparon de Naruto como si se tratara de un herido grave. En realidad, el humano estaba sufriendo una baja masiva de adrenalina. Había absorbido más energía del ambiente en cuanto ingresaron a Minauros, y el hedor horrendo del lugar no le afectaba en lo más mínimo. No le afectaba el ambiente, y tampoco sentía culpa de nada. Después de todo, había asesinado a diablos que intentaron matarlo tanto a él, como a sus compañeros de viaje. Lo que mantenía paralizado mentalmente al rubio, era la sensación de la sangre ajena escurriendo por su cuerpo. El sabor, de aquella sangre y el gozo que experimentó, por el brutal método para conseguirla.



-Naruto….-le susurró Nibi acercándose al muchacho que parecía autista del mundo- necesitamos que nos digas por dónde ir.



Habían avanzado con cuidado entre los pantanos. Pero las habilidades de los Biju para registrar el ambiente estaban anuladas casi totalmente. Gobi no podía usar su olfato en un lugar tan fétido. Ichibi no tenía casi tierra o arena con la cual interactuar. Y aunque pudiera hallarla entre lagos o pantanos, le costaba mucho hacer interactuar su chakra con el ambiente. Mientras tanto Nibi, si bien podía ver perfectamente entre sombras o penumbras, le era imposible discernir el camino más seguro entre las ciénagas.

Pero el Shinobi no entendía nada. Era como si las palabras no tuvieran un sentido directo. Se veía atemorizado, no por posibles enemigos o por continuar avanzando en los infiernos. Simplemente temía a ese poder exultante que fluía fácilmente por sus venas. Tanto Ichibi como Nibi lo entendían. Incluso estaban dispuestos a esperarlo. Naruto solo tenía que recuperar su equilibrio. Sin embargo, Gobi no estaba dispuesto a quedarse quieto. Ese horrible lugar era un insulto para su olfato fino. El resto de sus hermanos estaban atrapados en vaya uno a saber que sitios terribles. ¿Naruto tenía problemas? ¡Entonces sus hermanos tenían aún más problemas! ¡Había que rescatarlos! ¡No había tiempo para perder! Así que ofuscado, se paró frente al rubio y tomándolo de los hombros firmemente le obligó a mirarlo a los ojos. Aquellos orbes rasgados de bestia primitiva que se podían ver atraves de la máscara. Tal como solía llevar el jinchuriki Han antaño.


-¡Esto lo diré una sola vez! –le sacudió para despertara de su ensueño- ¡DEBES RECUPERARTE! ¡TIENES QUE VOLVER A TOMAR EL CONTROL!


Naruto le miró un poco más firme. Estaba volviendo en sí, o al menos lo estaba escuchando más atentamente.

-Se lo que estas sintiendo…-le advirtió un poco más controlado en el volumen de la voz- lo entiendo porque cuando intentábamos romper los sellos que nos encerraban en los humanos, usábamos la sed de sangre para destruirlos. –Le molestó admitir eso, ya que tenía un rencor hacia los humanos que no podía disipar- pero si tú, que soportaste todo el odio de Kurama y lograste ser su aliado, te dejas derrotar por un estúpido martillo de este maldito lugar…. ¿en dónde queda tu voluntad? ¿Acaso romperás tu promesa de salvar a Kurama? ¡¿RESPONDE IDIOTA?!


Fueron segundos de incertidumbre. ¿Naruto explotaría en rabia? ¿Se reprimiría aún más por ese ataque directo? Los Biju podían esperar cualquier cosa. Después de todo, poca era la experiencia que tenían tratando con ese humano. Y el rubio Shinobi, nuevamente volvió a sorprenderlos. Como aquella vez donde declaró que pensaba cerrar el portal y morir con el dios que lo carcomía por dentro. Naruto siempre los sorprendía. Era el número uno, en sorprender a todos.

-Tienes razón…-sonrió suavemente, cuando sus ojos volvieron a ser expresivos y azules como siempre- nunca retrocedo a mi palabra. Somos un equipo. Y no volveré a ser una carga nunca más para ustedes. Rescataremos a Kurama y al resto. Es una promesa de por vida.


Y todos lograron sonreír. El había vuelto. Naruto Uzumaki estaba otra vez entre ellos. Incluso Gobi, logró esbozar una sonrisa leve por debajo de sus mascara. Ese humano era especial. Su corazón era de acero, su sonrisa y esperanza no se apagarían aunque cruzaran los abismos más cruentos de Baator. Estaban en el tercer infierno. Seguramente el lugar donde estaba capturado Sambi. Era el momento del rescate. Era el momento de continuar avanzando.



***************************



Durante los tres meses siguientes, los acontecimientos de la guerra en la tierra tomaron un cariz siniestro y negativo. Los movimientos de la alianza ninja, estuvieron evocados a sostener una estructura de operaciones que permitieran tomar la ofensiva. En la isla que comprendía al país del agua, la Godaime Mizukage y el Sandaime Tsuchikage se encargaron de extender los dominios de ejército aliado. Una serie de estructuras defensivas de vigilancias, más el uso de los mejores Shinobi de ninjutsu a larga distancia para evitar la posibilidad de un ataque enemigo por mar.

Kankuro y todos los forjadores de armas fueron trasladados a la isla. Además de las provisiones que eran necesarias, para alimentar y curar a los alicaídos ninjas que sufrieron el asedio de los demonios durante mucho tiempo. Poco a poco, el país del agua se estaba erigiendo como la defensa definitiva de la alianza.

Mientras tanto, el Kazekage y el Raikage se encargaron de preparar dos cuerpos de ejércitos individuales que tendrían la misión de “penetrar” en los territorios de países tomados por los diablos o demonios hace años. Para ello, reclutaron a ninjas de todas las aldeas según la especialización que querían darle a su ejército particular. El Raikage se inclinó por un cuerpo de tropas rápidas y resistentes. Reclutó a Darui y Karui de Kumo como capitanes. Y luego fue sumando Shinobi expertos en combate boscoso. Ninjas de Konoha rastreadores y domadores de insectos. Un equipo compacto de ninjas Hyuuga para la detección general. Y finalmente dos planteles médicos elegidos especialmente por su capacidad de aportar al combate, más que el nivel de capacidades curativas. En resumen, el Raikage pensaba atacar y retirarse como un rayo. Mover a sus tropas rápido y expeditivo en tierras rivales. Golpear duro en los puntos débiles del enemigo y replegarse. No creía en un combate de posiciones fijas. No utilizaría la potencia de las catapultas en sus armas básicas. Su carácter personal belicoso, sería trasladado a sus hombres. Iría al ataque, a por todas y sin detenerse.

El Kazekage conocido como Gaara de la arena, hacia también un ejército de acuerdo a su personalidad particular. El joven líder tenía como mantra de batalla la solidez defensiva. Le gustaba elegir terrenos de combate. Planear batallas de posiciones fijas y hallándose prudentemente defendido, tener la suficiente potencia de fuego para destruir a sus enemigos por desgaste. Para ello, escogió dos tipos ninjas particularmente especializados. Shinobi de técnicas en largo alcance, y tropas de combate cuerpo a cuerpo con características defensivas fuertes. Gaara si utilizaría las armas de asedio que su hermano Kankuro. Había elegido la tranquila experiencia de Hatake Kakashi como capitán, y también las capacidades estrategias de Shikamaru Nara como centro neural de mando. Mientras Temari y Kakashi conducirían como capitanes las batallas generales. Shikamaru y Gaara estarían en el centro del ejército planeando paso a paso los movimientos futuros.

Gaara pensaba que lo mejor que podía hacer, era trasladar a su ejército en cuanto estuviera formado totalmente, al centro mismo del país de fuego. Usando la zona donde el campamento de la alianza estaba todavía comandado por la Hokage. Desde allí, podría tomar posiciones ventajosas contra cualquier movimiento enemigo.

En esos tres meses trascurridos. La alianza Shinobi estuvo comunicada todo el tiempo entre sus líderes. Aunque fue claramente Tsunade Senju quien estuvo más apartada y descuidada tácticamente. El asunto era, que mientras el resto de los Kage se encontraban pensando casi exclusivamente en prepararse para destruir a los diablos o demonios que quedaban en el mundo. Tsunade tenía el presentimiento que aquel informe del equipo antes capitaneado por el desaparecido Sasuke Uchiha, atraería una serie de nuevos y grandes conflictos.

Cuando Gaara de la arena decidió trasportar a su ejército hacia el continente, Tsunade aprovechó la ocasión para comandar una rápida misión de exploración hacia la capital del país del fuego. Había perdido comunicación con ese sitio el mes anterior, y hasta no tener el apoyo necesario era imposible moverse del campamento central. Para ese movimiento, eligió un grupo de escolta compacto y poderoso. Y días después, sin haber encontrado oposición de ninguna clase, arribaron a las puertas de la capital para presenciar una de las imágenes más horribles que pudieran concebir.

El profundo olor de la podredumbre lo abarcaba todo. Los muertos por la peste que yacían en las calles, se multiplicaban por todos los barrios. El exterminio de toda una población, alcanzaba la totalidad de la ciudad donde la lucha entre la vida y la muerte, no parecía haber tenido un combate equilibrado. Hinata Hyuuga estaba entre los escoltas de Godaime Hokage y su gesto de horror era patente. Casi no podía concebir lo que sus propios ojos le enseñaban. ¿Qué pudo haber causado tal mortandad?


-¡No toquen los cadáveres! –advirtió Tsunade arrodillándose cerca de una pila de muertos que supuraban secreciones horribles- esto puede trasmitirse al contacto físico.


Una peste sin dudas, una enfermedad contagiosa. Pero no era posible, no era natural. Le había tomado menos de tres meses desolar una población abundante como la de la capital en el país del fuego. No había antecedentes de algo ocurrido con anterioridad a ese nivel. ¿Cómo pudieron? ¿Quién estaba realmente detrás de este ataque mortífero?


-Sepárense…-advirtió Tsunade a su equipo- Hinata…quiero que averigües si hay sobrevivientes. Ino…necesito tu habilidad. Quiero saber que ha pasado aquí.

-Hay silencio...-dijo la joven Yamanaka compungida- antes muchos gritos y dolor. Pero ahora…solo silencio.


Ino no entendía como, pero a su mente venían voces del pasado. Como si ya hubiera estado en ese sitio cuando todos corrían por su vida. Casi como estarlos viendo morir de frente a ella. ¿Pero cómo? Esto no tenía que ver con habilidades Yamanaka. Ino comenzaba a preocuparse sobre esos súbitos “cambios” que acontecían en su jutsu. ¿Sería por aquella vez que casi quedo trasformada en Súcubo? ¿Acaso no estaba curada totalmente? El asunto se complicaba más sin la presencia de Sakura en el campamento. Era la única en quien podía confiar para analizar el problema. Cualquier otro médico, la denunciaría ante los líderes y tal vez terminaría en prisión bajo sospecha. ¿Entonces qué hacer?

Algunos ninjas antes integrantes del ANBU en Konoha, se dispersaron saltando por los techos y recorriendo la zona desde la altura edilicia. Todo parecía demasiado horrible para ser real. Era como un Genjutsu, como una trampa. Hinata comenzó a utilizar el Byakugan, y dos de sus familiares que la seguían a todos lados, acompañaron sus movimientos por una calle aledaña. Intentaba hallar algún rastro de chakra en el lugar. Alguien podría aun estar vivo y darles información. Alguien podría necesitar ayudar. Hinata agradecía que su hermanita Hanabi no tuviera que presencia este nuevo cuadro horrendo. Agradecía que no fuera Konoha, aquella ciudad desolada completamente.

La guerra recrudecía. Lejos de ser mejor para los humanos, cada vez se complicaba aún más. A veces, Hinata observaba a Tsunade-sama y quería ser como ella. Fuerte, decidida, con voz de mando. ¿Acaso hubieran sido distintas sus oportunidades de ser feliz junto a Naruto-kun? Tiempo atrás se hubiera preguntado eso. Ahora solo la guerra, y sobrevivir al próximo combate. Nada había más allá de eso. Estuviera en donde estuviera, Naruto-kun estaría luchando duro como siempre. Correspondía a todos, hacer su parte con la misma fuerza.


-Yamanaka Ino….-le dijo la Godaime a su seguidora- infórmame. Y recuerda…sin contacto físico. No sabemos cómo se trasmite esta enfermedad.

Se lo advertía en vano. Ino ya de por si sentía un asco tremendo el solo ver las supuraciones moradas en la piel de los cuerpos. Los ojos desorbitados y los rostros desencajados del horror en cada cadáver tirado. Además, el olor a muerte que lo dominaba todo. Pero tenía que saber. Así que fue más al centro, donde la mansión del señor feudal solo enseñaba de abandono y destrucción. La desesperación del pueblo, gente en huida fuera de la ciudad. Familias destruidas.

Allí, encontró un par de guardias que murieron debilitados por la peste. En sus puestos, como si custodiar la puerta de feudal fuera posible después de muertos. Luego de usar una lanza para apartarlos, abrió las puertas para ingresar a la sala común. Había cuerpos en todas las habitaciones. Sirvientes, guardias, embajadores y visitantes de otras tierras. Alguno pudo venir enfermo de otra tierra. O tal vez estuvo en el lugar equivocado, donde nunca debió estar.


-ha muerto….el señor feudal ha muerto….


La voz de Tsunade se escuchó claramente desde el primer piso. Ino había revisado la planta baja, pero la Godaime intuyó que si el líder del país había caído enfermo, hubiera pasado sus últimos momentos en la habitación personal. Cuidado por sus médicos.

Por lo observado, poco a poco los infectados se vieron en la necesidad de ser cuidados por otros infectados. Y persona por persona, por filiación familiar, obligación o simplemente generosidad; cayeron uno a uno hasta no quedar vida alguna.

En cuestión de 5 horas, los integrantes del grupo de Tsunade revisaron la ciudad en general. Los informes individuales, sumados al uso de las virtudes ninjas de rastreo, pintaron un mapa específico de la situación. La población había sido exterminada en un 70%. Los restos de la familia del feudal, más los pobladores temerosos que pudieron escapar a su destino. Los muertos estaban arrasándolo todo. Y ni siquiera parecían haber atacado el lugar.


-No hubo pelea aquí….-anunció Tsunade a salir de la ciudad, usando a Ino para trasmitir sus pensamientos hacia Gaara en el campamento general- usaron algún tipo de método para infectar a los civiles. El resto fue pura química de trasmisión.

-¿algún sobreviviente? –interrogó el Kazekage revirtiendo el pensamiento con ayuda de otro Yamanaka.

-Solo pistas, que indican el exilio de una parte de la población. –Proseguía la Godaime- pienso sellar algunos cadáveres y trasportarlos al campamento. Tengo que hacerles autopsia y determinar una posible cura.

-Será peligroso…-concluyó Gaara serio- puede que traigan la infección a nuestras tropas.

-Tendremos que tomar riesgos en un futuro no muy lejano lord Kazekage. –le indico Tsunade seria- si el enemigo ataca con esta enfermedad, y no tenemos un método para protegernos. Quedaremos diezmados, incluso antes de siquiera combatir al ejercito de no-muertos. Pero le aseguro que puedo analizar estos cadáveres sin que esto haga peligrar a la alianza. Es mi especialidad.


Hubo algunos segundos de silencio. La trasmisión de los Yamanaka no se había detenido, pero los líderes pensaban antes de proseguir el informe. Finalmente, Gaara de arena accedió:

-usted es nuestra mayor referencia en medicina. –le dijo fríamente- nuestra fuerza, solo puede ser desplegada si Godaime Hokage nos cubre las espaldas. Haga lo que debe hacer, mi tarea es prepararme para el enemigo que nos ataca de frente. Usted….tendrá que ocuparse de quien venga por detrás.



Luego de eso, cortaron el contacto. Tsunade utilizó todo los materiales médicos descartables para asegurar de no contaminarse. Selló en un pergamino de contención media docena de cuerpos. Al mismo tiempo, bitácoras de la ciudad, pergaminos de informes y todo material que pudieron cargar por su utilidad, también fueron sellados sin tomar contacto directo. La Godaime les ordenó que ni siquiera apoyaran la mano sobre los objetos. No sabían el nivel de contagio que el ambiente mismo podía aun conservar. Así, escoltada por Hinata Hyuuga y sus parientes, Tsunade Senju retornó por caminos secretos a los bosques. Tenían que evitar toda ruta principal. Tenían que retornar a la seguridad del campamento aliado, en la búsqueda de analizar este nuevo horror.


Sin embargo, los meses trascurrido habían quitado a la líder de Konoha de su poca paciencia en otros aspectos. Su aldea estaba en peligro. Nada garantizaba que el enemigo no buscara infiltrarse en Konoha e infectar a toda la población con el mismo método horrible. No solo la alianza ninja debía proteger físicamente a los civiles de demonios o no-muertos. Ahora también esta pandemia, que amenazaba todo lo bueno, justo y puro que quedaba en pie. Curar heridas de guerra, no era algo que al plantel ninja medico estándar le fuera imposible realizar. Pero contener un brote de enfermedad infecciosa requería de otro presupuesto, personal y preparación mental que excedía a lo militar. Simplemente no estaban listos para llevar a cabo esa higiénica tarea, mientras hacían la guerra contra dos facciones.

-¿Qué harán esos malditos? –Se preguntaba Tsunade- ¿irán por Konoha? ¿Atacaran el campamento para enfermar a nuestras tropas? ¿Qué buscan destruyéndolo todo? ¿Acaso quieren matar a este mundo para convertirlo en un páramo sin vida?


Tenía demasiadas preguntas, estaba preocupada y agotada. A su alrededor, había muchas Kunoichi que apenas si le seguían el ritmo. No era que les faltara capacidad, tampoco pasión por luchar o derrotar al enemigo. Pero pocos esos menesteres tenían que ver con pensar estratégicamente una victoria mundial contra la muerte misma. Tsunade sabía que necesitaba ayuda. Alguien especifico, con los conocimientos acumulados que permitieran darle una solución definitiva al encuentro.



****************************************


Había pasado los últimos tres meses preparándose para el viaje….


Por medio de sus invocaciones de babosas, moviéndose con habilidad entre bosques o montañas, usando las bibliotecas de Orochimaru o las inscripciones en los muros como referencias; Sakura Haruno recorrió la mayoría de las cavernas donde se hallaban los portales sellados hacia Baator. Tuvo varios enfrentamientos con demonios en sus distintos viajes. Los cuales, le fueron útiles para tomar la vida que le hacía falta para adaptar nuevas habilidades.

Poco a poco, Sakura comenzó a tener una relación más estrecha con Karin. La joven apartando su patente obsesión por Sasuke Uchiha, tenía momentos de agradable intelectualidad. Así mismo, sus “mascaras ceremoniales” constituían una agradable perspectiva de conocimiento. Básicamente, servían para moldear de manera específica una brutal cantidad de chakra en el usuario. Como el clan Uzumaki contaba desde su génesis, con exceso de poder y su correspondiente descontrol por ello, idearon la forja de esas mascaras como una forma de canalizar correctamente su chakra.

-según he podido investigar…-le dijo Karin mientras viajaban por la ladera de una montaña en el país del rayo- tengo mascaras que crean efectos extraordinarios. Los Uzumaki decidieron crearlas básicamente, porque muchos de los efectos creados costaban cadenas de sellos con casi 60 posiciones distintas. Algunas llegaban al centenar de sellos. Todos hábilmente resumidos en las máscaras. Poderes increíbles.

-¿Cómo cuáles? –consultó Sakura sin dejar de vigilar el entorno del camino.

-Con aplicar chakra Uzumaki, -proseguía la pelirroja- puedo usar la máscara “….” para convertirme en otra persona. Solo necesito un cabello o un poco de piel del hombre o mujer a copiar. Y la máscara me trasforma totalmente en aquel ser. Puedo imitar todo de él. Su chakra, y habilidades que haya visto en persona.

Orochimaru se había adelantado en el camino. Sakura no pareció demasiado emocionada por el comentario de Karin, pero la pelirroja estaba de ánimo conversador. Así que prosiguió con los detalles de su investigación:

-Una máscara me permite ver atraves de los ojos de otra persona. Como si fuera un tipo de conexión psíquica con ella. O sino puedo detallar que cierta máscara trasforma todo el chakra del usuario en luz. O también la máscara que convierte en etéreo el cuerpo de su usuario.


-al parecer, tienes un surtido de habilidades interesantes entre tus manos….-le reafirmó Sakura descuidadamente- ahora solo tienes que averiguar en qué utilizarlas.

-¿Disculpa? –consulto acomodando sus gafas Karin.

-En la vida, los de profesión ninja tenemos dos misiones elementales….-indicó la rosa- desarrollar nuestras virtudes, y averiguar en qué podemos usarlas mejor. Y ya que tienes resuelto para que sirven tus mascaras heredadas de familia, lo único que queda por definir es que harás con ellas.

-¿y que supones que debo hacer? –Preguntó algo insegura Karin- después de todo tiene las mitad de tu cerebro trabajando. Seguro puedes darme mejor ideas que las mías. Muchas de estas mascaras no son fáciles de controlar.

Sakura le miró y sonrió. No era que no tuviera ideas para utilizar esas mascaras por intermedio de Karin. El asunto principal radicaba en que no podía pensar en esa mujer nerviosa y algo loca como compañera en su viaje al infierno. Y si creía conocer el ánimo de la Uzumaki a su lado, entendía que negarle la posibilidad del viaje en cuestión, era en cierta forma como empujarla hacia allí mismo.

-Hemos visto que además de diablos o demonios, -añadió la pelirosa neutralmente- ahora a la guerra se han sumado esos monstruos reanimados con magia oscura.

-dijiste que era técnicas de nigromancia…-comentó Karin mientras a lo lejos veían a Orochimaru esperarlas a la entrada de una caverna- ¿Cómo tienes información sobre criaturas del otro mundo?

-Porque ciertos libros sobre “leyendas”, son en realidad retazos informativos de la antigua guerra. Cuentos sobre vampiros, libros sobre zombis o historias de fantasmas que durante siglos todos atribuyeron a la ficción. Son en realidad…

-información real sobre las tropas de no-muertos. –Se sorprendió Karin al comprobar que conocía bastante sobre el asunto- eso quiere decir que la ficción también nos dice como matarlos. ¿Correcto?


Sakura sonrió nuevamente. Karin era una aficionada a los libros de terror y misterio. Tenía los conocimientos necesarios y ese poder en las máscaras para tomar su lugar en la guerra. En la realidad del asunto, jamás estuvo en los planes de la pelirosa que Karin viajara a Baator. Tenía preocupantes informes en los libros y muros antiguos, sobre un ambiente sofocante y una imposibilidad de sobrevivir por los métodos tradicionales. Era menester estar bien preparada para cruzar el portal hacia los infiernos.


-¿Y qué harás con Orochimaru-sama? –interrogó susurrando Karin desconfiada- no deberías confiarte en él, de ninguna manera.

-En cuanto a Orochimaru yo…


No pudo terminar la frase, porque una explosión en el centro de donde estaba parada, la hizo desaparecer. Karin se quedó mirando a un espacio vacío, y aunque pudo parecer algo para sorprenderse, la Kunoichi Uzumaki presupuso la verdad. Su contrato con las babosas le había reclamando. Solo así, era plausible ser trasportada sin aviso previo. Así que la pelirroja prosiguió su camino para alcanzar a Orochimaru-sama. La cueva a la que iban era la séptima que visitarían en ese término de tres meses. Tal vez allí, se hallaría el último trozo de información que se necesitaba para desentrañar el misterio sobre las dos últimas mascaras. Y luego…..decidir qué hacer con ellas.


**************************************



Sakura apareció en bosque sagrado. Rodeaba por las babosas y cercana al lago donde había entrenado el modo ermitaño. De alguna manera se había convencido a la reina de atraer a Sakura por invocación inversa. Aun cuando legalmente hablando, el contrato de las babosas lo prohibía sin el caso especial, de tener el expreso permiso del firmante.

-Sakura-hime…-dijo con voz suave pero solemne la reina- lamento mucho atraerla por la fuerza a nuestro bosque.

-supongo que fue inevitable…-respondió como restándole importancia la joven con seriedad- Aunque romper una ley natural, no es común en usted.


Y claramente no lo era. Pero la perturbadora conversación que Katsuyu tuvo con Tsunade Senju horas antes, inclinó a las babosas a tomar parte del conflicto entre estudiante y maestra. Dos pactantes no podían mantener su desacuerdo de esa manera. O podía llegar la ocasión, donde se enfrentaran en un combate a muerte. En cuyo caso, obligarían por ambos lados legalmente a contar con el apoyo de las babosas.

-Tsunade-chan ha enviado preocupantes informes sobre la guerra….-dijo la reina- si bien el modo ermitaño es una técnica propiedad de quien la domina, Sakura-hime debe tomar su responsabilidad en el equilibrio del mundo. Sustento básico, de todo lo que somos como defensores de la naturaleza.

-¿Tsunade-sensei pretende quitarme del contrato con ustedes? –consultó Sakura tranquila, de brazos cruzados y mirada de análisis.

-me temo que no solo Tsunade-chan, piensa que el camino de Sakura-hime se ha perdido –Proseguía la reina imperturbable- el anciano sapo de la montaña sagrada, ha tenido visiones de su irremediable caída en la oscuridad. Las babosas consideramos que usted debe retornar a…

-las visiones del sabio en la montaña, -apuntó la joven sin emocionarse- no es otra cosa que una manipulación del dios que ha creado este mundo. Lo he conocido en persona. Aunque parte de él no se ha manifestado, tuve la desagradable experiencia de verlo poseer a mi compañero. Y como todo dios, solo piensa en sí mismo. Nadie con nivel ególatra de una deidad, puede pensar en el bien común de los desvalidos.

-ya hemos hablado de eso antes Sakura-hime…-intercedió Katsuyu- es imposible que un dios desperdigado por la naturaleza se haya manifestado en el cuerpo de un humano. No se puede contener el poder del mundo en un solo cuerpo. Incluso el modo ermitaño, es incompatible en sus tres formas individuales. Serpientes, sapos y babosas. Son tres formas distintas de cohabitar con la naturaleza.

Sakura entendía que no era correcto. Estaba inclinada a la primera teoría de Orochimaru sobre el ese asunto. Quien lograra concatenar los estilos Sennin de los tres métodos, alcanzaría un nivel en igualdad con una deidad. Incluso siendo más específica en ese punto: alma, chakra, y mente; eran fracciones de lo que supo ser hace milenios aquel dios creador de todo.


-Tsunade-chan necesita su apoyo con urgencia….-le advirtió la reina firme- el mal que corrompe nuestro mundo con el poder de los muertos, no se detendrá hasta acabar con toda la vida.

-Vida….-completó Katsuyu- que tenemos la obligación de proteger.


Sakura lo analizó todo, en menos de diez segundos. De sus esfuerzos mentales obtuvo en claro que tendría más complicaciones que beneficios, el regresar en cuerpo presente al campamento de la alianza. Tsunade-sensei no era una mujer razonable cuando estaba furiosa. Y según sus términos, tenía motivos suficientes para no aprobar los últimos tres meses de movimientos individuales de la pelirosa. Sin embargo, el arma que mejor podía servir a los propósitos de una guerra contra lo desconocido, era precisamente aportar luz a la oscuridad. Conocía muchas de las variables que provocaban las dificultades de la alianza ninja. Solo que tenía que alinearlas y resolverlas. Finalmente, había un método para aportar a los humanos en la guerra, sin exponer su misión personal de viaje y rescate.

-Ayudaré a Tsunade-sensei…-asintió Sakura sonriendo apenas con solicitud- Pero necesito informes completos sobre las tropas, provisiones y posiciones con que cuenta la alianza en actualidad. También quiero los informes de inteligencia sobre las ubicaciones de tropas diabólicas y de no-muertos. Finalmente, necesito los exámenes forenses de cadáveres encontrados con la enfermedad purpura, que ha barrido los poblados de la frontera con el fuego.



Las babosas guardaron silencio. No esperaban ni que Sakura-hime accediera tan rápido, ni que fuera tan expeditiva en el tipo de ayuda que pretendía aportar. Luego de algunos segundos, razonaron que en esos escasos segundos de pensamiento que la humana tuvo. Simplemente había evaluado a una velocidad de escalofrió, las miles de variables potables que podía vislumbrar. Había elegido la mejor de las opciones disponibles. Y tal como Tsunade debía aprender a hacerlo, las babosas tenían que confiar en el poder mental de la joven Sakura Haruno.


Cuatro horas después, mientras Sakura meditaba acumulando mucha energía natural. Llegaron atraves de invocaciones, una serie de pergaminos con toda la información requerida. Indudablemente Tsunade no había agradado con la idea del tipo de ayuda que Sakura pretendía aportar. Pero las babosas se negaron a permitirle el acceso al bosque sagrado a la Hokage, mientras Sakura todavía permaneciera allí. Conociendo a Tsunade, la charla no sería amistosa y todo terminaría en una pila de árboles arrancados y cráteres por doquier. Las babosas no pretendían tal cosa. Así como no dejarían de intentar ayudar a sus dos invocadoras principales.


Una vez más, Sakura les volvió a sorprender. Creó tres clones de madera, y dividió las tareas de estudio entre ellos. Mientras que personalmente, se dedicó a revisar los pergaminos donde se guardaban informes forenses, herramientas médicas y cadáveres para estudio. Le tomó exactamente dos horas evaluar la totalidad del material. Y una más, para reunir la experiencia de todas sus copias y aunar todo lo estudiado en una estrategia general completa. Las babosas la vigilaron todo el tiempo. Les parecía sorprendente a los niveles que había llegado en solo tres meses de dominar el modo ermitaño. ¿Pero cuál sería la consecuencia de tal evolución? Si bien Sakura la kunoichi, se había vuelto mucho más competente y poderosa. La parte humana que era tan marcada anteriormente en ella, ahora estaba desdibujándose con rapidez alarmante.


-He terminado….-les dijo Sakura a todas las babosas que aguardaban por ella- la estrategia general ya está descripta en este pergamino. Los esquemas particulares para corregir las fallas. Y algunos detalles dignos de señalar. Eso es todo.

-¿y no se lo entregará usted misma a Tsunade-chan? –Le preguntó la reina algo afligida- ella está preocupada por Sakura-hime. Debería hablar con….

-Será contraproducente. –Añadió la rosa fría- El Raikage pretenderá arrestarme. Y mientras el resto de los líderes pueden no importarles intervenir en el asunto, Tsunade-sensei no permitirá que continúe mi camino por miedo a mi muerte.

-Tsunade-chan la quiere como una hija…-dijo Katsuyu triste- usted no puede irse sin…

-Debo hacerlo. Si Tsunade-sensei averigua lo que pretendo hacer, interferirá con todo su poder. Lo único peor que concibo de contradecirla, es tener que combatir contra ella de nuevo.


Y dicho esto último, realizó algunos sellos de manos y desapareció en una explosión de humo. Sakura Haruno se había marchado tan fugazmente como llegó. Nadie la iba a detener en su camino. Ni siquiera el cariño que podía sentir por su maestra o amigos. Su mente solo tenía un objetivo en particular. Terminar con la madre de todas las guerras. Había comprendido que su misión, era viajar al mundo donde Naruto había caído. Rescatarlo o saber de su suerte, apoyarlo o simplemente seguirlo. Los portales antiguos tenían una función peligrosa por cumplir. Y Sakura debía descubrir, cuanto de útiles o inservibles seguían siendo las grandes entradas que supieron armar la primera guerra entre dioses, diablos y ángeles. El mundo no podía volver a ser en centro de una batalla divina. Porque básicamente…

Ya no existía un Rikudou Sennin, que protegiera a los humanos de ese terrible destino.



***********************************************



Durante tres meses….


Sasuke Uchiha estuvo viviendo en la oscuridad…


Solo tenía una pequeña referencia de ese hecho. Cuando le trasplantaron los ojos de su hermano Itachi hace años. El Magenkyo sharingan eterno, fue el último de los obsequios que su Onii-san le otorgó. Y Sasuke aún se preguntaba si alguna vez había sido digno de tal regalo.


Recordaba la batalla con un arcángel. Un ser de luz llamado Tanep. Luego de aquello, Sasuke recuperó la conciencia en un estado de ceguera total. Al principio recostado en una cama de hospital. Luego más recuperado, pudo caminar ayudado en guía por la amabilidad de Shion. Sus ojos no veían la luz. Estaban totalmente anulados. Había entrado en un estado de ceguera total.

-Lo siento mucho humano…-le había anunciado Tanep una tarde que le visitó en el hospital- nuestro combate no tenía por objeto quitarte tu poder. Debí advertirte lo que sucede con el poder oscuro, en tierras de Celestia. Pero ahora, tienes el permiso de los grandes líderes, para permanecer en nuestras tierras hasta el final de tus días. Eres bienvenido….


Luego de esto, se marchó. Dejando a Sasuke entre confundido y furioso. Pero con el paso de los días, el Uchiha comprendió que su estado de ceguera no tenía remedio. ¿Para qué enojarse? ¿Por qué razón echar en rabia a esa mujer llamada Shion que tan amable lo trataba? Después de todo, ella había salvado su vida en la tierra. Y ahora mismo dejaba el cuerpo para atenderlo día tras días.

Semana tras semana, Sasuke fue recuperando tanto su chakra como su cuerpo. Sentía que había sido quemado por el fuego de todo el cielo. Pero aunque pudo morir, ahora parecía ser uno más con el entorno. Sin bien continuaba ciego, su chakra enfocado en aumentar el resto de sus sentidos le ayudó a guiarse por las sombras personales. Salía por los campos, incluso entrenaba con su katana Chokuto en la soledad del bosque. Su cuerpo recordaba los movimientos que sus ojos no podían seguir. Las técnicas que aprendió cuando joven, los jutsu no relacionados con el sharingan que Orochimaru le habían enseñado, además de lo que pudo “copiar”; en tiempos de juventud donde requería aumentar su arsenal. Todo le hizo volver a realizar entrenamientos diarios, aun cuando no tuviera un motivo real para hacerlo.

Shion nunca le cuestionó su accionar. Entendía que el alma de Sasuke era, y seria siempre la de un guerrero. ¿Cómo pedirle a un pájaro que no intentara volar? ¿Cómo culpar a un pez, que se lanza a nadar? Sasuke Uchiha era un guerrero desde la cuna. Como su padre, y el padre de su padre. Como el 90% de los que llevaron con anterioridad la sangre Uchiha. El camino del guerrero era natural para Sasuke. La batalla estaba en su sangre desde siempre.

Un día cualquiera, casi tres meses después de aquel combate que dejo ciego al humano, Tanep se presentó en el campo secreto donde Sasuke solía entrenarse solo. Le estuvo observando durante una hora. Admirado de su disciplina y la pasión por mejorar sus habilidades aun perdiendo la fuente pura de su poder. Tanep era un arcángel protector. Había nacido hace siglos, con la sola misión de cuidar el territorio pacifico de Celestia. No había conocido otra cosa que las tierras sagradas donde nació. Al principio, había considerado a ese humano como uno más de la raza salvaje e impredecible, que hace mucho tiempo traicionó a los celestiales en la guerra contra los seres infernales.

Sin embargo, pasado el tiempo y reducidos a nada los supuestos altercados que la pareja de humanos hubiesen generados desde su arribo, se propuso estudiar más de cerca la faceta del guerrero habitante en el joven Uchiha. Y encontró con cierto agrado, que era una pasión genuina de su corazón el sentir de la batalla. El arte del guerrero que residía en su interior. ¿Cómo repudiar tan puro sentimiento? Sintió el arcángel Tanep, que debía conocer totalmente a ese humano para decidir lo más sencillo del mundo. Si era bueno, o malo. Si los humanos eran hijos de demonios, o un reflejo imperfecto de los antiguos ángeles olvidados en la tierra.

-Lamento interrumpir tu practica…-dijo flotando lentamente hasta pisar el suelo a pocos metros de Sasuke- pero me temo que no puedo responder a mi duda sin consultarlo. ¿Por qué razón continúas entrenando tan fervientemente?


Sasuke no respondió. Seguía armando sus movimientos de ataque con la katana y usaba la máxima concentración para captar con su chakra de la mejor manera el entorno. El objetivo era no chocar con nada a su alrededor. Había recorrido kilómetros de bosques con el objeto de hacer su oído y tacto lo más sensible al ambiente posible. Sin impactar en árboles, sin tropezar con piedras o troncos. Tratando de captar los movimientos de animales y pájaros. Incluso evitando las zonas donde las manadas de herbívoros elegían pastar. Dos meses le había tomado tener la total seguridad de un hombre con natural visión. No desperdiciaría su oído afinado en preguntas idiotas.

-Pareces prepararte para una batalla definitiva humano…-decidió seguirlo Tanep, caminando a prudente distancia- pero este mundo no tiene peligro alguno. No existe nada a quien temer. ¿Entonces porque razón continuas entrenando?

-Por el mismo motivo que los ángeles usan sus alas…-indicó Sasuke como para que dejara de interrumpir su trabajo- ahora déjame solo.


Tanep no volvió a hablar por un largo tiempo. Aunque decidió acompañarlo en su recorrido, entendió que era mejor no volver a cruzar palabras hasta que el humano lo decidiera prudente. Le permitió entrenar y en cierta forma disfrutó la precisión de ese proceso. El humano no era un guerrero amateur. La batalla que tuvieron hace meses, le había demostrado a Tanep que los humanos sin bien tenían vida corta y efímera, no eran para nada débiles. ¿Pero porque seguir luchando? Las tierras de Celestia no presentaban riesgo alguno para sus habitantes. Eso no lo podía entender.

Sasuke completó sus 5 horas de rigurosa práctica. Durante las semanas pasadas, había ido aumentando el rango de entrenamiento basado en gasto de chakra. Era cierto que podía combatir por menos tiempo en comparación con su anterior versión con visión. Pero llevado a una comparación, ahora administraba mejor su poder y pensaba con más equilibrio aun en la presión del combate. Se sentía preparado para defenderse de un ataque.


-¿Por qué quieres continuar peleando? –volvió a preguntar Tanep ya cuando lado a lado regresaban a la urbe de la ciudad.

-Porque estoy ciego, pero no muerto.


De toda respuesta le dio esa. Y era una forma de finalizar la conversación. No sentía rencor por el arcángel. Hacía meses que había dejado todo sentimiento banal de revancha. Simplemente se preparaba. Se estaba fortaleciendo para la consecuencia lógica de lo que sucedería, tarde o temprano.

-nada debes temer en tierra de ángeles….-indico Tanep sonriendo apenas- incluso podemos…

-cuando regrese a la tierra y así lo haré, debo hacerlo preparado para la guerra. –Le interrumpió Sasuke fríamente- para eso me estoy entrenando. No para pelear con querubines cobardes o ángeles malvados. Todos los por aquí rondan, me tienen sin cuidado.


Otra vez el silencio. Tanep analizaba cada palabra del humano. Sabía que era de poco hablar, y en las criaturas de esas características, cada frase tenía su peso específico. Era cierto que los querubines no destacaban por valor. De hecho, se ocupaban de tareas civiles como curar o trasportar mensajes. Pero el arcángel Tanep, no podía nunca categorizar como “malo”, a cualquier ser de raza angelical. Esa palabra en especial, le había incomodado un poco.


-No existe un ser malvado en nuestra tierra –Le amonestó seriamente- este mundo no se mueve por los preceptos del tuyo humano. Aquí rige el bien y lo legal. Harías bien en notar la diferencia.


Sasuke había renunciado a abrir sus parpados durante mucho tiempo. Simplemente acostumbrado a que no encontraría luz al intentar mirar. Pero Tanep hubiera jurado que detrás de ese gesto que el humano le dedicó un momento al voltear su rostro y mostrarse imperturbable, se escondía una “mirada” de claro reproche.


-No importa a que mundo pertenezcan…-le dijo gravemente Sasuke, antes de retirarse a la cabaña donde vivía junto a Shion desde que llegaron a Celestia- quien tiene el poder de intervenir, y aun así no hace nada……también es parte del mal.


Y luego de ese comentario, abrió la puerta de madera y dejo al arcángel pensativo, del lado de afuera. Justo así, como las criaturas del cielo observaban la guerra que definía la estabilidad de todos los mundos.


Del lado de afuera….


Fin del capítulo.
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Mensaje por Mat, Mar Ene 12, 2016 7:28 pm

Lo unico que se necesita para que truinfe el mal es que la gente buena no haga nada... y bueno, eso es algo que los angeles tan haciendo en esta historia, muy buen punto ya que son ellos quienes dandose de piadosos y puros observan todo eso sin hacer nada pero seran los primeros en chillar si el mal gana.

Y sakura, tan bien sabe bien que debe hacer

Ahora parece que el unico que no tiene realmente una mision o no esta conciente de ella es naruto al principio era el unico que tenia un plan vaya giro XD

Espero el proximo capitulo y ver lo que ocurre en ese pantano y a ver si los angeles se deciden a dar la batalla.
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Mensaje por aduzumaki Vie Feb 19, 2016 4:37 pm

Arminius gran fic veo que llevas con este fic largo tiempo pero no me había tomado el tiempo de leerlo y ahora por fin lo logro espero lo continúes pronto.
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Mensaje por arminius Dom Mar 27, 2016 1:42 pm

nuevo capitulo, luchando contra la falta de tiempo y la gripe....


CAPITULO 31: OBSEQUIO DEL PALADIN


El campamento de la alianza, anclado en el centro mismo del país del fuego estaba revolucionado. Las novedades se acumulaban sin cesar, pero había un espíritu de moral en alza que hacia reverdecer la esperanza de victoria. El ejército entrenado y comandado por el Kazekage Gaara de la arena, había cubierto los flancos de la zona en una organización defensiva que muchos creían inexpugnable. Todas sus tropas, elegidas de entre las 5 aldeas y entrenadas específicamente para ese propósito, poseían un fuerte aparato defensivo. Si acaso los demonios se decidieran a tomar la posición con un ataque masivo, solo encontrarían mucha sangre, y muerte.

El problema de los no-muertos, era por el momento un rumor. Preocupante, pero incierto. Casi ficticio porque los ninjas comunes no habían tenido ningún tipo de enfrentamiento con esas criaturas. El miedo o impresión contra el grotesco aspecto de diablos o demonios, ya no surtía efecto. Estaban ya habituados a combatirlos, los ninjas ahora sabían perfectamente que aunque fuertes y duros, se les podía asesinar. Pero las novedades eran otras. Las que estaban llegando de fuentes inesperadas y dignas de atender.


En la carpa principal de la división estratégica, Shikamaru Nara y Sabaku no Temari lo estudiaban y organizaban todo. Los Kage presentes en el campamento, la Hokage y el Kazekage, estaban teniendo una reunión privada donde seguramente buscarían aunar criterios. Pero Shikamaru y Temari, no tenían tiempo para sentirte maravillados por la información en sus manos. Era vital comprobarla y adaptarla cuanto antes.

Godaime Hokage había presentado ante ellos unos informes forenses típicos. Además de una investigación sobre su viaje a la capital, sin mucho que desentrañar. Pero ahora, tenían un agregado de media docena de pergaminos venidos desde algún lugar. Alguien, tal vez un espía como jamás se había conocido en la historia de las naciones Shinobi, había desentrañado una madeja de datos cruzados como si se tratara de colorear un libro para niños. La información estaba tan clara y tan didácticamente expuesta, que casi parecía falso.


-Temari….-le dijo Shikamaru Nara de pronto, mientras ambos releían el material- no puede ser tan perfecto. Algo no puede…

-Shikamaru, -le cortó ella fríamente- lo primero que preguntaste a Godaime fue el origen de estos datos. Estoy tan segura como tú, que si Tsunade-sama no ha dado el nombre de su informante, es cuando menos sospechoso.

-Hai….-asintió Shikamaru preocupado- tal vez sea un renegado. O tal vez Hokage-sama no quiso que nuestros preconceptos descarten la validez de todo esto. Pero es demasiado bueno para ser cierto. ¿No lo crees? –Temari asintió concediéndole ese punto- ¿Por qué razón no dijo de donde ha sacado esto?

-Aunque no dijera…-susurró Temari porque ambos no estaban solos en la carpa- tenemos algunas pistas sobre esta persona. Datos que la misma información nos brinda. Por ejemplo….es médico. Claramente los informes forenses y los detalles sobre plantas medicinales son demasiado específicos. Nadie con conocimientos vagos o superficiales podría hacer esto.

-Hay más…-señaló el Nara- es indudable que ha estado en esta habitación –Se giró atendiendo a los mapas pegados en las tablas colgadas detrás suyo- conoce la ubicación de nuestros puestos de avanzadilla, también la distribución de nuestros vigías, e incluso los turnos que usamos para variarlos. Nos conoce por dentro, y por fuera –Miró a Temari de reojo con seriedad- Será… ¿Orochimaru?


Se miraron seriamente. Ambos pensaban en el mismo sujeto. Era el único que reunía todas habilidades para dar informes tácticos, forenses y estratégicos en ese grado increíble. Pero había algo que no cuadraba en ese razonamiento, y ambos también estaban de acuerdo en ello.

-No le importaría que el mundo se muera, menos la alianza Shinobi -añadió Temari al pensamiento de ambos- no tiene motivos para ayudarnos. Además, está la información sobre los no-muertos. Como combatirlos, que debilidades tienen. ¿Cómo puede saber tanto de esas criaturas? Apenas si estamos enterados que existen.

Shikamaru no dijo más. Ambas mentes estaban en sincronía de pensamiento. Temari era la mujer más interesante y competente que había conocido. No era lógico tener una relación sentimental con la hermana de un Kage extranjero, en medio de una guerra mundial. Pero esas cosas siempre eran problemáticas. No se podían evitar. Al parecer, Shikamaru reflexionaba que se había terminado enamorado del tipo de mujer a la que más había temido, muy parecida a su madre.


-Maldición….-susurró molesto- odio no estar seguro de nada –Fue a un escritorio lateral y sacó algunos pergaminos en blanco, se colocó una chaqueta militar y se dispuso a salir- tengo que comprobar al menos lo que pasó en la capital. Y también en el retorno de la Godaime a nuestra base.

-¿Adónde vas?

-Voy a las afueras del campamento, –le dijo con gesto cansado- tengo que hablar con Ino. Solo ella me puede dar información confiable.

-¡Espera! –Elevó una mano Temari, un poco molesta- ¿A santo de qué tienes que ir a ver a… esa mujer? Envía a alguien más. Técnicamente esta arrestada. ¿No lo recuerdas?

Shikamaru la miró fijamente. Temari comenzaba a encabronarse a paso redoblado. Y no era bueno ni para él, ni para su salud física. Podía tener un poco de consideración y hacerlo del modo difícil. Pero estaban en una situación crítica. ¡Toda la maldita alianza confiaba en sus estrategias de batalla! No era tiempo de ser, “caballeroso”.

-Temari…-le indicó acercándose y tomándola con ambas manos del rostro, un gesto que la hizo sonrojar y estremecer- sabes muy bien que te amo. No fue fácil para mí admitirlo. Y hasta creí que había enloquecido cuando hablamos de ello hace tiempo. Pero ahora, estamos en una situación crítica. Muchas personas mueren a cada minuto.

-Shika…yo….

-Escucha….-le interrumpió el, suavizando la voz- Ino Yamanaka es mi mejor amiga. La conozco casi desde que tengo memoria. Es una loca, siempre molesta, es histérica y definitivamente más escandalosa de lo que preferiría. Pero confió mi vida a ella. Ino y Chouji, son como mis hermanos. Somos parte de un todo. Juramos siempre ser amigos, juramos confiar nuestra alma a los otros dos. ¿Lo entiendes? No importa lo que los demás digan de Ino. Si esta arrestada, si esta sospechada, si acaso la creen una hechicera del infierno. Jamás dejaremos de ser amigos. Jamás dejaremos de ser…el trio InoShikaChou. No quiero volver a tener que discutir esto, nunca más. No más celos. ¿Comprendido?


Temari pocas veces lo había visto así. Eran contadas las ocasiones donde la concentración de ese vago se centraba en algo tan específico. Era como un rayo de sol, dando con todo su poder en un solo punto. Temari se enamoró de eso. La primera vez que lo vio así, fue cuando combatieron en el examen Chunnin hace ya varios años. Nunca pudo olvidarlo. Ese hombre sabía usar su cerebro en el momento indicado. Canalizar su energía totalmente, a voluntad.

-Ve con cuidado…-le susurró Temari besándole los labios suavemente y apartándose rápido- no quiero….perderte.

-Oka-san me mataría….-sonrió de lado Shikamaru con gotita en la cara- me advirtió que si llego a recibir un rasguño siquiera…será mejor que no vuelva a Konoha.


La hizo sonreír, y se marchó de la carpa rápidamente. Tal vez no podía confiar en esa mujer llamada Ino. Pero por amor a Kami, la mente de ese hombre era todo lo que Temari podía desear para creer. La guerra sería una victoria, hombres como Shikamaru, y como sus hermanos Gaara y Kankuro, aportarían sus habilidades para ganarla. En eso, Temari de la arena podía confiar ciegamente. Y estaba preparada desde luego, para hacer su propia contribución a la causa.



************************************************


Un poco más de tres meses en Minauros….

Gobi tenía un ánimo tan agrio que todos juraban que en cualquier momento vaporizaría algún integrante del grupo, ante el mínimo comentario idiota. En su espalda, yacía desmayado un sujeto que emulaba al antiguo Mizukage Yagura. Luego de mucho esfuerzo, habían logrado rescatar al Sambi de “la ciudad que se hunde”, y no había sido nada sencillo hacerlo. Ichibi estaba agotado, no había sido fácil la parte del plan que le tocó realizar. Pero ni por un segundo se había dejado ayudar por cualquiera del grupo. Tenía una especie de fobia al contacto físico. No quería verse débil ante nadie, ni siquiera ante sus hermanos.


Adelante del grupo, guiando entre las ciénagas y los pantanos que parecían no tener fin, Naruto iba acompañado por Nibi. La gata actuaba de forma extraña según sus hermanos. Ya hacía meses le habían visto un cambio de actitud, en lo referido a su relación con el humano. Se mantenía siempre cerca de él, eligiéndolo como compañero ante cualquier indicio de tener que dividirse. Confiaba en él, de una forma que jamás había conseguido confiar en nadie.


De pronto, Gobi y el Ichibi vieron algo extraño. Su hermana, con aspecto de Yugito Nii, se colocó más cerca de Naruto y tomó el brazo izquierdo del rubio con familiaridad. A pesar de no haber habido reacción alguna por parte de Naruto, a los Biju les pareció algo extraño. Como si fueran una pareja caminando enganchados del brazo delante de ellos. ¿Qué estaba pasando?

-Nibi….-gruñó molesto el mapache con aspecto de Gaara- déjate de juegos…


La fémina sonrió de lado y por detrás del hombro, pero no se molestó en separarse. Ya había experimentado la pequeña sensación de placer que le había generado pasear por todo Minauros, del brazo con un hombre. Y le gustaba. ¿Por qué no obtener un poco de placer inocente? Puede que a sus hermanos no les cayera en gracia el asunto, pero ya todos era suficientemente grandes para tomar sus decisiones. Varios siglos de edad, para ser precisos.


Tres meses atrás, los Biju y Naruto habían tenido que separarse para cubrir más terreno dentro de la ciudad. El suelo estaba húmedo y blando, estar parado mucho tiempo quieto traía la sensación de comenzar a hundirse. La ciudad de Minauros era grande, y costaba recorrerla por la gran cantidad de estructuras verticales. ¿Dónde tendrían capturado a Sambi? ¿Sería a nivel del terreno bajo, donde la parte más pobre y esclavizada de la población luchaba por no hundirse? ¿O tal vez había que buscar en las alturas?

-Vamos a separarnos, -sugirió Naruto- tenemos que conocer este lugar lo más rápido posible. Solo así podremos saber dónde tienen prisionero al Sambi.

-yo voy contigo querido…-le sonrió Nibi coqueta.

-¿y por qué tú con él? –le consultó Ichibi serio.

-Porque nuestro Onii-sama…-refiriéndose a Gobi- desde que llegamos a los pantanos que tiene un humor de perros. Jijiji.



Naruto ya se empezaba a ir, y la gata le siguió de cerca divertida de hacer cabrear a sus hermanos. En realidad le sorprendía mucho el humano. Había sobrevivido a pruebas muy difíciles. ¿Hasta dónde llegaría? ¿Cuál era su límite? Luego de separarse en parejas, Naruto y Nibi recorrieron la zona de los mercados. Averiguaron poco realmente. Nadie tenía idea de lo que significaba un Biju, o de haber visto una especie de tortuga gigante capturada. Tampoco había demasiada novedad sobre búsqueda de prisioneros que escaparon de Dis. Nibi era bastante hábil para conseguir información, y pudo deducir de varias conversaciones al azar, que cada infierno tenía su gobierno en particular, y que ninguno tenía relaciones amistosas con los otros. Por lo tanto, un prisionero que escapara de cierto nivel del infierno, no sería perseguido más allá del piso en particular. Parecía algo ventajoso, pero no había que confiarse.

-Es extraño…-dijo Nibi apenas, mientras ambos recorrían el atestado mercado principal a nivel del suelo.

-Explícate yugito….-le pidió Naruto serio, que usaba el nombre humano para no levantar sospechas- porque todo lo que veo me parece igual de extraño.

-Nadie intercambia monedas de oro o joyas –le indico la gata- todo el comercio se basa en trueque. Además, nadie tiene objetos valiosos a la vista. No hay perlas, diamantes, collares. Es como si no existiera la riqueza en esta ciudad.

-Improbable… –respondió Naruto mirando hacia la parte alta de la ciudad- tal vez el oro se use más arriba.


De pronto una criatura que era una mescla de toro y humanoide se plantó a pocos pasos de ellos. No le vieron venir directamente, había demasiada gente. Pero tenía como tres metros de altura, y un cuerpo cubierto de pelaje negro y marrón. Musculoso e intimidante, acompañado con una especie de hacha a doble filo en su garra derecha. Se paraba en sus dos patas traseras, como si fuera un humano caminando.

-Mujer….-dijo en lenguaje infernal- vendrás conmigo….eres mía ahora.


Nibi abrió grandes sus ojos, sintiendo la sangre estremecer. Algo le decía que no saldría de esa situación con palabras. Ya había notado en la ciudad de bronce, las tendencias posesivas de los diablos con respecto a las hembras. Pero esta situación era ridícula. Ese minotauro traía una mala vena de campeonato, en cada movimiento. ¿Es que acaso así conseguían pareja los monstruos? ¿Simplemente tomando sin permiso? Tenía que hacer algo para evitar un problema. Y lo primero que se le ocurrió, fue algo de su tiempo dentro de su última hembra contenedora. Tal vez fuera un reflejo, tal vez el recuerdo de una costumbre vista en la aldea de la nube. Pero la conocida como “yugito”, tomó del brazo izquierdo a Naruto, inclinándose con suave sonrisa sobre el hombro del rubio. El brazo amarrado, significaba un tipo de vínculo. O al menos eso creía Nibi de su experiencia en la villa de la nube.

-Lo siento señor…-susurró con voz suave la gata- pero yo le pertenezco a mi amo. No puedo desobedecer.


Obviamente no lo tomaba del brazo porque eran pareja. Eso lo había visto de los hombres y mujeres en Kumo. Simplemente lo hacía para fingir que era propiedad de otro semental, y por lo tanto no estaba “disponible” para nadie más. Naruto la miró, elevando una ceja. Ella sonrió divertida poniendo carita inocente, metiéndolo en el problema del que había eludido cuerpo, y el minotauro bufo molesto. Una pelea de machos en puerta.


-Criatura…-le advirtió el toro furioso al rubio- ella será mía…..justo ahora…..entrégamela o….


Naruto le miró directo a los ojos. Los azules orbes del rubio cambiaron, y se volvieron negros como pozo del averno. El rubio emitió un aura leve, de color oscuro. Como si se preparara para explotar su chakra matando a todos en ese mercado. El minotauro no cambio su gesto furioso, pero instintivamente realizó un paso atrás tomando distancia. Algo de su ser, le prevenía que ese semidiablo no era débil. Tenía un aura asesina increíble. Era como una especie de bestia enjaulada.


-Piérdete….-le advirtió áspero Naruto- o no quedara suficiente de tu cadáver, ni para hacer un abrigo.


El minotauro volvió a retroceder, empuñó su arma más fuerte, pero finalmente asintió leve para retirarse con calma. Nibi observaba el entorno, ya había tenido problemas en Avernus con el tema de su cuerpo. Al parecer, las violaciones no eran ni algo extraño, ni algo penado en los infiernos. Tenía que tener cuidado. Y mejor aún, hacerle creer al mundo circundante, que ya su cuerpo era propiedad de otro. Una buena excusa. Podría usar eso, para mantenerse como quería. Bien cerca de Naruto Uzumaki.


Mientras tanto, Ichibi y Gobi no tuvieron mejor suerte en otra zona. Se pasaron las horas que acordaron antes de volver a reunirse con los otros, buscando sin éxito algún lugar en las alturas suficientemente protegido para suponer que era la prisión. Pero la ciudad era muy grande, y en las alturas había muchos edificios diferentes. ¿Cuál sería el indicado? ¿Cómo saberlo sin delatarse ante la guardia de la ciudad? En definitiva, debían buscar información de los lugareños. Tenían que obtener como fuera algún dato sobre el gobierno de ese infierno.

Intentaron comprar información. Algunos semidiablos con aspecto mercenario brindaron un poco de valiosos datos generales. Pero lo extraño, sucedió cuando Gobi intentó pagar por el servicio. Los sujetos quisieron salir corriendo ante la visión de algunas monedas de oro. Era como si fueran veneno. Gobi no entendía nada, pero Ichibi sin comprender mucho más, acabo su paciencia y atrapó en su arena a los que intentaron huir del callejón donde estaban hablando. Y las negociaciones pasaron a ser, “información o muerte en arena”.

-¿El oro está prohibido en esta ciudad? –Preguntó Gobi confundido- ¡Responde! o mi hermano te hará trizas.


La mirada imperturbable de “Gaara”, era todo un poema de malas intenciones. Los mercenarios decidieron colaborar con la información.

-No…no está prohibido…-jadeaba ahogado por la arena prendida de su cuello- pero cada criatura que posee algún objeto valioso, es asesinada. El señor de esta ciudad, el vizconde Mammon, se apropia de cada objeto reluciente en el cual posa sus ojos. Es una serpiente horrenda que tiene la peor codicia de todas. Nunca deja de acumular riquezas, o de matar a quienes no la entregan a sus garras.


Horas después, cuando Naruto y los Biju se reunieron, ya tenían un plan para continuar. Lo diseñaron entre todos, aportando experiencia de lo que conocían sobre el lugar. Por supuesto, la imaginación para sorprender, estuvo de la mano de Naruto. Los Biju sonrieron, una idea tan descabellada no podría realmente funcionar. ¿O si lo haría?


Tres meses después, todo el grupo se alejaba con el recuperado Sambi junto a ellos. Entre pantanos y niebla. Buscando la entrada al cuarto infierno. La idea era loca, pero definitivamente había funcionado.



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Sakura emitió un suspiro resignado. La luz del velador que le ayudaba a leer las inscripciones de los muros, se estaba consumiendo inexorablemente. Otra vez, había pasado demasiadas horas abstraída de su estudio. Y su cuerpo pagaba un costo alto aquel “olvido”, que su cerebro tenía en las cuestiones naturales referidas a la alimentación o el sueño. Ciertamente, Sakura no lo hacía adrede. Simplemente su atención y fascinación ante cada nuevo trozo de información, adquiría ribetes complicados de traspasar.

El mundo de los diablos parecía totalmente alucinante….


Dos dimensiones completas consagrada a una guerra ancestral. Baator el reino de los diablos, tuvo y aún tenía una guerra contra el Abismo, dominio de los demonios. En resumen, Demonios contra diablos. Diablos contra ángeles. Ángeles contra demonios. Y como si no bastaran tantos frentes simultáneos, las puertas del mundo humano se habían abierto para recibir en su seno un conflicto mayor.

-Movimientos, movimientos….-susurró suavemente la pelirosa, mientras recorría con las yemas de los dedos sobre las inscripciones en el muro- en las sombras esperando. ¿Qué están esperando?

-Sakura-san….-le dijo Orochimaru sonriendo de manera torcida- supongo que ya has estudiado lo que necesitabas saber.

-¿A qué te refieres?

-A que nuestro convenio debe cumplirse, por supuesto –Aclaró el Sannin- te he guiado a las nueve cuevas con jeroglíficos. Las nueve puertas, y todo el conocimiento acumulado que he conseguido a lo largo de mi investigación.

-y supongo que quieres algo a cambio…. ¿correcto?

-Lo que siempre he querido de ti, Sakura-san…ku ku ku….-apuntó perverso- que abras un camino para mi nueva…. “investigación”.

-¿Entiendes que ingresaras a un mundo donde solo serás una simple presa de diablos?

-ku ku ku…. ¿tú crees? –Dijo el sujeto de manera siniestra- ya veremos quién es presa, y quien cazador cuando me logre infiltrar entre ellos.


Sakura lo pensó durante 5 segundos, los cuales le bastaron para evaluar el campo completo de posibilidades. Ya conocía la ubicación exacta de las nueve puertas antiguas al infierno. Y dos conclusiones podían sacar de todo el viaje realizado. La primera estaba referida a la inutilidad de las puertas. Se requería de una energía particular, y todos los grabados indicaban una realidad ineludible. Eran portales para lograr una apertura desde el otro lado. Recibían la energía, pero no la generaban ni la podía absorber desde el lado humano. En resumen, solo desde Baator esos portales se podían abrir.

La segunda conclusión importante estaba basada en haber comprobado que cada cueva en cuestión, no había sido visitada en muchos años. No encontraron nunca resistencia, ni signos de lucha. En resumen, ninguna de las puertas había sido usada para traspasar al mundo humano en los últimos siglos. Solo la presencia de Orochimaru les brindaba cierto grado de habitad. En resumen, los diablos y demonios no invadieron desde esos puntos. Había que buscar otro método para traspasar. Por ejemplo, la zona exacta por la cual invadieron en los años anteriores.

-Para darte lo que quieres….-aclaró la pelirosa calmadamente, yendo mientras le hablaba hacia la zona del comedor- necesito algo más.

-¿acaso no es suficiente con este viaje por las nueve cavernas? –consultó preocupado Orochimaru, que veía cada vez más lejana su posibilidad de viajar a Baator.

Sakura no le respondió, al menos no rápidamente. Estuvo esperando a comer algo, para por fin darle la información sobre la situación real que estaba sucediendo.

-luego de recorrer estas cuevas, y sabiendo que ninguno de estos portales antiguos se pueden activar por los medios que poseemos. Concluyo que la opción última de nuestras posibilidades es hallar el sitio exacto donde los diablos abrieron el portal para invadir hace pocos años. Rastrear, el lugar donde los Biju desaparecieron de la tierra.

-los Biju y….ku ku ku…además de Uzumaki Naruto. ¿Cierto?

-Es claro que si –señaló la pelirosa mientras seguía comiendo- y para ello….necesito algo más de tus posesiones…


-¿Algo más? –consultó Orochimaru sonriendo- has visto todo lo que tengo en cada refugio Sakura-san. ¿Qué más puedes requerir después de haber absorbido tantas barreras de sangre y técnicas prohibidas?

-lo último que necesito de ti, y lo que no te servirá de nada cuando hayas atravesado el portal hacia el infierno….-le indicó para recordarles lo que le esperaba a futuro- es el pergamino sagrado de las serpientes. Necesito pactar con ellas, necesito….el arte Sennin de los ofidios.


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Shikamaru Nara atravesó la estructura defensiva levantada y vigilada por las tropas del lord Kazekage. El interior del campamento estaba totalmente protegido. El hospital, las provisiones, la zona de descanso para el personal, los depósitos de armas, las forjas y el centro estratégico y de comando. Todo yacía dentro de una empalizada levantada con rocas, arena y troncos de madera afilados como enormes estacas. En las afueras, quedaron las prisiones y ciertos servicios de carácter secundario. Había vigías a varios kilómetros del campamento, pero era claro que un ataque sorpresa no reportaría más daño que lo que no protegía la empalizada planeada por el comandante general Gaara de la arena.

A Shikamaru le parecía correcto el método. Haber rodeado la totalidad del campamento elemental solamente. Haber puesto a las prisiones, los talleres de carpintería y canteras dentro, ampliaba demasiado el territorio específico a defender, reduciendo por tanto la eficacia general del sistema. Afuera en un sector, una serie de jaulas forjadas con hierro, estaban oficiando como prisiones particulares para los pocos diablos o demonios atrapados con vida. Y también, para ciertos Shinobi que perdieron la razón y fueron controlados subconscientemente en sueños, por las peligrosas súcubos. Entre los detenidos actuales, hacia pocas horas relativamente que Ino Yamanaka formaba parte de ese exclusivo club desafortunado.


Shikamaru observó con cuidado la situación. Dentro de una jaula de 4 por 2 metros, la joven yacía sentada en un rincón con sus rodillas juntas, ocultándole el rostro. Afuera de la celda, con un rostro de patente preocupación por su amiga, Chouji cuidaba que ninguno de los guardias se acercara demasiado a la jaula. Ya se supo hace tiempo, que los prisioneros acusados de traición, tenían malos tratos de los guardias cuando no estaban los altos mandos vigilando. Y Chouji jamás iba a permitir que esos cretinos lastimaran a Ino. Más de uno, tenía un brillo de deseo extraño en los ojos, cuando pasaban a pocos pasos de la Kunoichi.

-Shikamaru –dijo el Akimichi viendo llegar a su compañero- tenemos que hacer algo. Pronto voy a recibir órdenes y me van a obligar a irme de aquí. Tenemos que…

-está bien amigo, -le puso una mano en el hombro al fornido Shinobi- estoy en ello. No pienso dejar a Ino pudrirse aquí. Y menos que le hagan algo, en cuanto no estemos cerca.


Ambos sabían que la empresa no era fácil. Lo que se sabía del arresto en cuestión, era que la Hokage había ordenado aislar y vigilar a la Kunoichi Yamanaka. Al parecer, en una de las noches de campamento por los bosques, la joven se vio involucrada con demonios. Testigos visuales, declararon ante los Kage que vieron a Ino “reunirse” con un grupo de demonios astados a pocos kilómetros del rudimentario campamento que tenían el grupo ninja, en su retorno a la base central de la alianza.

Según la versión que manejaban las autoridades, Ino parecía haber caído en las influencias de demonios. Y ahora podía estar siendo controlada por ellos. Era menester, aislarla de los sitios claves en el campamento y estudiarla.

-hola Ino….-le dijo el Nara seriamente, acercándose y teniendo toda la intención de abrir la puerta de la jaula para verla más de cerca.

-No te acerques más Shikamaru….-le advirtió ella nerviosa, aun sentada en un rincón y ocultando el rostro entre las rodillas- es peligroso.


El integrante de la división de inteligencia se detuvo. No era que tuviera específicamente miedo, pero como integrante del clan Nara, conocía a la perfección las fuerzas y debilidades de sus compañeros de equipo. Ino era una muchacha muy confiable y segura. En una situación normal, jamás dudaría de ella. Pero si los rumores eran ciertos en alguna medida, tener posiblemente a una integrante del clan Yamanaka controlada por demonios, podía causar estragos entre los ninjas. Ino provenía de una familia poderosa e influyente. Sus habilidades habían crecido mucho en los últimos años. ¿Hasta dónde podía llegar su poder mental? Shikamaru no quería ser víctima para averiguarlo con exactitud.

-No te preocupes Ino….-le intentó llevar algo de calma, mientras Chouji se mantenía cerca para escuchar la conversación- estas jaulas están llenas de sellos. Aunque perdieras el control de tus acciones, no puedes usar jutsu ahí adentro.


Ella elevó su bello rostro preocupado entre las rodillas, mirando a sus dos mejores amigos y rogando por todos los medios posibles que nunca pudiera hacerles daño. Aunque no se sentía segura. Nada de lo sucedido en las anteriores horas le parecía lógico o previsible.


-Desde el principio Ino….-le aclaró Shikamaru con paciencia- cuéntame todo lo que sucedió. Desde el principio.

-Bueno…..-susurró ella algo deprimida- sucedió cuando regresábamos al campamento. La última noche acampamos en…

-No….-le interrumpió el Nara encendiendo un cigarrillo y sentándose en una piedra grande, cercana a la jaula- me refiero al principio de todo. Porque no creo que esta situación sea algo tan simple, como un paseo nocturno para reunirte una tropa de demonios, para pactar nuestra destrucción.


La rubia observó a su amigo con sorpresa. Pero fue solo por un segundo. Conocía a ese vago desde siempre. Y había aprendido que Shikamaru solo fingía indiferencia ante las personas que lo rodeaban, pero era una maquina fría de calcular. Aprendía a conocerlos por gestos y acciones. Pasados los años, de mera convivencia por elección u obligación, Shikamaru Nara podía notar los más sutiles cambios en cada persona que conocía. Sin dudas no podía saber totalmente los problemas que había atravesado Ino desde aquel escape fallido de Konoha hace meses. Pero sospechaba que la rubia había estado experimentando esos cambios antinaturales, mucho antes del último evento que ahora la tenía en prisión.

-¿A qué te refieres Shikamaru? –consultó Chouji que siempre era tan distraído con esas cosas.

-A que Ino ha tenido problemas mucho antes de lo que pasó finalmente –le aseguró el moreno tranquilo como casi siempre- pero en lugar de confiar en nosotros, ha tratado sin éxito de ocultarlo. ¿Cierto Ino?


La Kunoichi suspiró resignada. No tenía caso seguir ocultándolo. Su situación no podía empeorar más de lo que ya estaba. Y por el contrario, tal vez Shikamaru encontrara alguna solución diplomática para lograr sacarla de problemas. Así que la rubia, muy a su pesar comenzó por donde su amigo requería, el… “principio”.


-No quise ponerlos en riesgo. Pero todo empezó cuando estaba infiltrada en Konoha- dijo la rubia nerviosa- decidí ocultarme tomando el aspecto de una Súcubo. Y fue el inicio de todo esto….



Le llevaría horas relatarles todo. El beso del súcubo, su herida en el escape, la trasformación, y finalmente la asistencia de Sakura para salvarla. Luego relataría sobre las consecuencias mentales que le estaban costando esta mescla rara de sangres en su cuerpo. Obviaría el asunto de Naruto, solo porque no tenía caso decirlo. Sin dudas había sido el reactivo que comenzó el proceso final de trasformación. Pero ahora, poco tenía que ver con lo que estaba sucediendo. Ino Yamanaka sabía que debía una explicación. Y aquellos dos hombres, sus compañeros de equipo y mejores amigos, merecían saberlo todo. Para bien o mal.


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El silencio del ambiente era molesto, pero pasados los tres meses ya no reportaba mayor novedad para el grupo. Habían salido furtivamente de la gran capital de Minauros llevando al Sambi con ellos. Se apartaron avanzando entre los pantanos por kilómetros. Las extensiones de cada infierno eran importantes en tamaño. Finalmente, entraron a un banco de nubes oscuras que incluso impedían aprovechar los reflejos de luz verde fantasmal que surgían de las ciénagas, encargadas de la “iluminación” del territorio. Sambi era llevado en la espalda de Gobi, y el Ichibi aunque exhausto, no había permitido que lo cargaran para nada. Pero el grupo en general, tenía una fase de agotamiento que requería considerar una detención obligada. Ciertamente, podría haber batallones de diablos enviados por el líder de ese infierno buscándolos entre los pantanos. Después de todo, hacia menos de 24 horas que causaron un estrepitoso escándalo en “la ciudad que se hunde”. Pero todos, tanto Naruto como los Biju, requerían un poco de descanso para recuperar sueño o chakra, y también comer. Una necesidad que ahora los cuerpos solidos de los mesías también tenían.

Así, Naruto decidió derribar un árbol seco y tenebroso para transformarlo en alimento de una humilde fogata. No era recomendable para un grupo en misión de retirada estar generando luz entre la oscuridad, pero era tanto el nivel de cansancio y necesidad de reposo, que se ubicaron en una zona rodeada casi completamente de pantanos profundos. Justo en el centro, con una sola vía de acceso al “campamento”, sería un lugar factible para la defensa.

Alrededor de la fogata, Nibi se ocupó de los alimentos. Naruto se dispuso a vigilar y el resto a dormir. Era difícil para los Biju tener un cuerpo solido propio. Había “reglas” que debían ser respetadas luego de muchísimos siglos sin hacerlo. Cuando eran entes de chakra, Gobi y el resto de sus hermanos no tenían que preocuparse por dormir, comer o evitar heridas. Y ahora mismo, cada paso que daban por los nueve infiernos les ponía a prueba una y otra vez.


Naruto se dispuso a tener calma. Era quien más chakra tenia del grupo en esos momentos, y quien menos necesitaba dormir. Seria suya la totalidad de la vigilancia en las horas siguientes. Observó a sus compañeros de grupo. Sambi que tenía el aspecto del antiguo Mizukage Yagura, parecía un niño pequeño en comparación física con los demás. Pero había demostrado las mismas características especiales que sus hermanos en el pasado. El tercer infierno, desconocido para todos, Sambi lo vislumbraba como si desde siempre hubiera recorrido cada centímetro de los pantanos. Fue Sambi quien les dio guía para huir rápido y sin contratiempos. Evitando los senderos sin salidas, eludiendo las trampas de arenas movedizas. Así, pudieron huir a buena velocidad mientras que seguramente los escuadrones que salieron a perseguirlos, se perdieron en medio del terreno hostil que proponía el tercer infierno. La capa conocida como Minauros.


-Cuanto silencio….-susurro Nibi acurrucándose junto a Naruto, con esos modos felinos tan típicos- ¿no lo crees Naru-chan?


Ambos, estaban sentados junto a la fogata y miraban del otro lado dormir al resto de los hermanos. Los últimos meses, Nibi y Naruto habían estado muy juntos. Se habían acostumbrado a pasar muchas horas lado a lado. Lo cual hizo a gata entrar en confianza total con ese humano. Primeramente, Naruto nunca la había visto como un objeto a poseer. Cuando fue una criatura de chakra en la tierra, Nibi pasó de contenedor en contenedor. Siempre encerrada, siempre maltratada. Siempre obligada a estar encerrada. Y desde que estaba en Baator, con el cuerpo de una mujer de aspecto escultural, no había tenido mejor suerte. Encerrada en prisiones, intentos de violación masiva. Luchar por su vida a cada momento. Y solo Naruto, más allá de sus hermanos, el único que no le reclamaba nada.

-¿Tu brazo te ha estado molestando Naru-chan? –consultó ella mirándolo con el rostro pegado al hombro del rubio- estas muy callado desde que salimos de la ciudad.

-No me molesta Yugito –Respondió el rubio- al parecer estoy haciendo exactamente lo que quiere. Será por ello que no intenta controlarme desde hace meses.



Ambos sabían que ese “brazo”, era mucho más que eso. Tampoco podían negar que el martillo del caos desde el comienzo tuvo una especie de “conciencia” oculta. Naruto recordaba a la espada Samehada. Las similitudes eran evidentes. Tal vez, la espada Samehada también provenía de Baator en primer lugar. Prueba ineludible de que los mundos de diablos y humanos, estuvieron conectadores muchos años antes.


-Pero te has vuelto muy callado y silencioso. –Apuntó la gata- ¿estás enojado conmigo? ¿Te molesta mi presencia cerca de ti?

-No yugito, eres buena compañía – le sonrió apenas Naruto- pero el martillo me habla. Es como un pensamiento y experiencia alternativa. La idea de cómo sacar a Yagura de esa ciudad, me vino del interior. Fue el martillo quien me la dio en primer lugar.


La estrategia parecía una locura, pero terminó por funcionar. Durante casi tres meses, Ichibi apoyado por Gobi, se instalaron en lugar secretos de la población y usaron el chakra del pelirrojo para atacar el terreno. Todo el suelo donde la ciudad estaba asentada era una ciénaga de tierra blanda y húmeda que centímetro a centímetro se tragaba las estructuras de la ciudad. Como todo terreno, a nivel del subsuelo tenia grietas tectónicas. Ichibi, uso el chakra de Gobi y el suyo propio para “abrir” un poco más esas grietas. En definitiva, lograron en poco más de dos meses obligar a la ciénaga para que acelerara el proceso de hundimiento. Mientras tanto, tanto Naruto como Nibi actuaron como parte de la “población”, ubicando con el paso del tiempo en donde estaban las prisiones, los cuarteles militares, el palacio del Vizconde Mammon, y terminaron por saber exactamente en donde se hallaban los dos cuartos más importantes de toda la ciudad. La prisión partícula de Sambi, atado a una plataforma de piedra sellada. Y una inmensa bóveda donde Mammon tenía incomparables niveles de objetos valiosos. Oro y objetos de lujo. Armas mágicas, armaduras enjoyadas y casi una tonelada de diamantes, rubíes, zafiros y demás piedras preciosas.

Mammon, era el ser más codicioso de todo Baator. No había cosa que lo volviera más loco que obtener más riqueza. Llegaba a los extremos de arrestar y matar a pobladores de ciudad, por el solo hecho de apropiarse de una moneda de oro. De un pendiente, de un anillo, o simplemente un tipo de ropa lujosa. Su nivel de avaricia, le hizo a Naruto y Nibi pergeñar la manera de escapar de la ciudad sin ser detenidos. Huir, luego de sacar al hermano aprisionado.

-jijiji….fue divertido hacer mi parte de este plan….-susurró Nibi muy cómoda y bastante más melosa de lo que todos quisieran con Naruto, abrazada al cuerpo del Shinobi que no se movía de su posición sentado- hacer llover tanto oro.


Cuando Ichibi y Gobi lograron debilitar el suelo hasta que todo comenzó a hundirse más rápido de lo normal, la población ingreso a horas de pánico. Y Mammon cometió un error movido por su avaricia interminable. Envió a la mayor parte de sus tropas, a trasladar desde la bóveda personal todo lo que poseía a niveles más altos de la ciudad. Dos cosas le importaban a Mammon, el prisionero que Asmodeus le había ordenado vigilar. Y todas las riquezas que poseía personalmente.

Mientras Naruto intervino a los guardias que trasladaban al Sambi hacia pisos más altos, y término liberando al Biju y escapando junto a él. Nibi se hizo pasar por uno de los guardias de Mammon, robando una armadura y metiéndose en la bóveda como todos los demás que trasladaban riquezas. Para después hacer explotar un muro interno de ese edificio, y comenzar a lanzar cofres con monedas de oro al vacío. Toda la guardia, más el histérico Mammon, se lanzaron al nivel más bajo para tratar de recuperar el oro. Ver la enorme y asquerosa serpiente corriendo con sus tropas tras cada moneda caída desde lo alto, fue en cierta forma cómico. Nibi aprovecho finalmente el desconcierto, para “desaparecer” convenientemente y reunirse con el resto de sus hermanos en una de las salidas de la ciudad.


-esa serpiente nos estará buscando justo ahora…-dijo Nibi tratando de llamar la atención de Naruto junto a ella- ¿verdad?

-el prisionero no es tan importante como su oro para Mammon. –Respondió Naruto- tiene tanta avaricia que nosotros le importamos muy poco. Además….

-¿además?

-tu hermano Gaara, ha fracturado las capas subterráneas de la ciudad. –Le recordó el rubio- si Mammon quiere que su riqueza se mantenga a salvo, tendrá que usar todo el poder que posea para evitar que su ciudad se hunda demasiado rápido. Para volverla más estable.


Nibi sonrió levemente. Le daba mucha seguridad que Naruto estuviera tan tranquilo. Se sentía bien junto a ese humano. No podía olvidar que hace tiempo, ella había sido rescatada por él. Y tampoco que era el único aliado, que los nueve hermanos tenían en medio de esos infiernos. Naruto estaba allí por ellos, y para ellos. Nunca tuvo la necesidad de ayudarlos. Pero aun así, lo hacía. Nibi estaba interesada en Naruto. Porque era la primera vez en mucho tiempo, que podía sentir y experimentar esas extrañas cosas que entre humanos sucedía. Ver atraves de los ojos de Yugito Nii en el pasado, era ver un mundo de costumbres y sensaciones totalmente nuevas para la Biju. ¿Qué se sentiría hacer el amor? ¿Por qué machos y hembras formaban parejas en la tierra? ¿Sería bonito recibir obsequios de un hombre? ¿Ser seducida, ser conquistada, ser “enamorada”?

Eran preguntas peligrosas, y Nibi estaba consciente de ello. Sabía que estaba teniendo ideas muy inquietantes. Sabía que había sentido mucha frustración cuando hace meses, Naruto estaba rodeado de erinias follando como animal. ¿Era frustración, odio o simplemente celos? ¿Qué pasaría si ella, siendo una Biju con un cuerpo solido ahora, tuviera una “relación” con Naruto Uzumaki? ¿Sería posible? ¿Era el momento correcto considerando que debían rescatar al resto de sus hermanos?

Demasiadas preguntas, y se fue quedando dormida aferrada al brazo humano de Naruto. Sintiéndose segura. Sintiéndose confundida de sus propias sensaciones. Pero ansiosa de tener la oportunidad en un futuro cercano, de resolver tantas dudas sobre esa cosa llamada amor. Ese extraño y poderoso sentimiento de humanos.


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Tanep había estado visitando la casa de los humanos con frecuencia. La tranquilidad que siempre se respiraba en Celestia, había sido en cierta forma trasgredida por la presencia de ellos. La sacerdotisa Shion, había logrado abrir levemente uno de los antiguos portales cerrados hace siglos. Su sangre, era mitad humana y mitad celestial. Buscando sus orígenes, ella pudo descubrir una raza de arcángeles cuyos ojos color lavanda, poseían los mismos poderes de clarividencia que ella.

-es indudable Shion-sama…-le comentó Tanep en una conversación casual que tuvieron- que algún antepasado suyo, tuvo una hija con un ángel de Celestia. De ese origen, la sucesión de sacerdotisas humanas con poderes de predicción y expulsión de criaturas demoniacas.

Ese comentario, no fue olvidado por Shion. Le parecía una versión bastante probable de lo que pudo pasar hace mucho tiempo. ¿Lo sabía su madre? ¿Lo supo trasmitir su abuela? era imposible de disimular que el subsuelo de la antigua villa del demonio, había información sobre ángeles y hechizos de luz. Y que esos datos, no llegaron a ese lugar por mera casualidad.

-tengo que saber más Tanep-san….-le había pedido la joven con cierto nerviosismo- ¿Acaso no podría hablar con ellos? ¿Con esos ángeles que tienen los mismos ojos?

La mirada del arcángel se suavizó. Incluso Sasuke, que participaba solo circunstancialmente de esas conversaciones con la excusa del té, notaba el gran respeto que usaba un guerrero como Tanep, cuando le hablaba a Shion. Era como si la considerara por encima de su nivel. Como si fuera una princesa en medio de todo empírea.

-los siete montes de Celestia, tienen siete niveles que van aumentando en altura –les dijo Tanep a ambos humanos- ustedes ingresaron a la gran ciudad de Empírea, que se encuentra en el nivel quinto. Sin embargo, los seres más sagrados, viven en las ciudades del estamento seis. Al que debo llevarla en cuanto entienda que está lista, Shion-sama.

-ella no va a ir sola a ninguna parte –intervino Sasuke neutral, pero firme- adonde sea que la quieras llevar, tendrás que pensar en contarme a mi también en el viaje. ¿Entendido?

Shion sonrió. Le gustaba que ese hombre fuera tan protector a veces. Había notado que pese a la dureza exhibida, Sasuke también sentía cierta lealtad a ella. Seria porque sin Shion, Sasuke hubiera muerto en la cueva oscura. O tal vez porque no terminaba de confiar demasiado en los ángeles. Como fuera, ambos eran una especie de equipo en territorio extraño. Ella podía ver incluso más allá de lo evidente con sus ojos. Y el, era un Shinobi terriblemente fuerte aun quitando que actualmente no tenía la capacidad del sharingan entre sus armas. Eso no le detenía. Eso no lo limitaba.

-de hecho….-admitió Tanep satisfecho de que Sasuke al menos tuviera un vínculo con Shion- tu también tienes que venir. Definitivamente no entraras al territorio de los videntes. Solo el clan ojos de alma puede atravesar los muros del templo plateado. Pero tu tarea, será acompañarme en un viaje distinto.

-tengo que entrenar -aseguro Sasuke que salvo por la seguridad de Shion, no le preocupaba nada mas de ese mundo- el turismo no me interesa.

-tienes que entrenar, de eso no hay dudas. –Le aseguro Tanep de brazos cruzados, mientras sus alas levemente se desplegaban con majestuosidad- pero no evolucionaras más allá de este punto, si no cambias los métodos de entrenamiento.

Sasuke era consciente de ello. Aunque ahora tenía afinado su chakra como un rastreador de su entorno, entrenar en soledad le impedía evaluar su desempeño en el área más importante, el combate directo. Pero en cierta forma le molestaba la vigilancia de ese arcángel. El sujeto ya había dicho que su trabajo era “proteger” su mundo. Y se la pasaba rodando tanto a Shion como a Sasuke. En resumen, o los estaba acosando porque creía que ambos eran un peligro para el mundo de los ángeles, o peor aún. Simplemente los vigilaba para asegurarse que no escaparan de Celestia.


24 horas después, Tanep y cuatro ángeles armados con bastones largos los vinieron a buscar. Juntos Sasuke y Shion fueron rodeados por ellos que rezaron una especie de plegaria en el lenguaje antiguo de los celestiales. Un par de minutos después, una luz radiantes los rodeo y un sello color azul surgió del suelo. Desaparecieron del quinto monte de Celestia. Para emerger en medio de una gran ciudad inmensa. Edificios gigantes, templos de mármol tallado. Muchísima población. Comerciantes, trabajadores, sacerdotes, guerreros. Toda una sociedad, en completa armonía.

Shion fue llevada por los ángeles con aspecto de guardaespaldas. La llevaron volando, solamente rodeándola sin siquiera tocarla. Ella flotaba sonriendo entre los guardias, hasta sonrió a Tanep saludando con la mano a la distancia. A Sasuke le había parecido, que todos tenían especial atención de no acercarse demasiado a Shion. Era como, si fuera una especie de sacrilegio.

Sasuke en cambio, tuvo que caminar en medio de esa inmensa ciudad por hora y media. Siempre a pocos pasos de Tanep. El arcángel le guio entre la población tranquilamente. Nadie parecía interesado especialmente en Sasuke. Aunque era claro para el ciudadano común, que ese no era un habitante habitual de Celestia.

Finalmente, Tanep y Sasuke ingresaron a un templo de los más antiguos que había. Tal vez llevaba siglos de haber sido construido. Sasuke no comprendía adonde era llevado. Pero ya le producía malestar el saber que posiblemente lo estaba guiando a una estúpida sesión de paseo por un museo. ¿Qué podía interesarle en ese lugar?

-este templo, es el único que puede interesarte humano – le indico el arcángel neutralmente- tu vida, apenas es un suspiro en las incontables mareas de los seis mundos. Pero existió un tiempo, donde los portales que conectaban las dimensiones estuvieron abiertos. Hubo guerra, y tu mundo fue el campo de batalla donde tanto celestiales como hijos del infierno lucharon incontables veces.

-que tiene eso que ver conmigo.

-tiene sentido que estemos aquí –admitió Tanep tranquilamente- en este templo, es donde están las estatuas de los grandes paladines que vivieron y perecieron hace cientos de años.

Ambos comenzaron a caminar lado a lado, Sasuke podía sentir que el lugar era una inmensa galería donde ambos lados estaban adornados por pilares y estatuas de al menos 20 metros de alto. El lugar era distinto a otros de esa dimensión. No se respiraba el aire dulzón y pacífico. No se sentía la alegría atravesar cada poro del cuerpo. Incluso la energía tenía un tono distinto. Sasuke por primera sentía que estaba en un lugar similar a la tierra. Ese templo, parecía ser parte misma de la tierra.

-¿Qué significa “Paladín”?

-hace muchos siglos atrás, -inicio Tanep mientras caminaban- los humanos no dominaban ningún tipo de poder. Ni siquiera había guerreros entre ellos. Eran una sociedad más similar a la paz de Celestia. Mientras tanto, nosotros y los hijos del infierno atravesábamos los portales entre cielos y avernos para luchar.

-¿Por qué?

-porque nuestros dioses son enemigos. El bien y el mal, las deidades creadoras de esos estados de la moral. Desde el comienzo hasta el final de los mundos, siempre lucharan. Siempre lucharemos. Es inevitable.

-sigues sin responder mi pregunta.

-interesante…-sonrió apenas el ángel- más rápido que los otros. Tu mente no se pierde en la alegría de nuestro aire en Celestia. Sigues enfocado, siempre persigues el objetivo. Como guerrero, esa es una virtud. Los paladines fueron guerreros entrenados por ángeles. Cuando los demonios y diablos invadieron el mundo humano, no tuvimos más opción que hacer lo mismo.

-¿se metieron en nuestro mundo para pelear contra ellos?

-En los infiernos, ellos tenían la ventaja del ambiente- señalo Tanep- todo lo bien que nos sentimos los ángeles en nuestro cielo, es lo mal que sufrimos en sus territorios infernales. Ellos igual, cuando intentaron invadirnos rara vez pudieron poner pie en las tierras del primer monte. Entonces, para decidir la suerte de esa guerra, las tierras de los humanos fueron el lugar indicado.

-entonces, tanto ángeles como diablos, ¿reclutaron humanos? –Añadió Sasuke seriamente- los entrenaron para luchar. Les enseñaron los jutsu de….

-magia….-interrumpió Tanep- la raza de infernales o celestiales, no usamos esa fuerza que conoces como “chakra”. Solo magia y devoción. Cuanto mejor entrenado y más devoto a los principios de tu deidad, mayor poder podría desarrollar una criatura. Así ha funcionado siempre.


Sasuke siguió caminando, dejando a Tanep parado en el centro de las galerías. De brazos cruzados trataba de reflexionar con cuidado sobre la situación. ¿Qué era lo que en realidad querían los ángeles? Era obvio que sabían de la cruel guerra en tierras de humano. Y también que no habían intervenido a pesar de todo lo ocurrido. ¿Por qué? ¿Por qué no ingresaron para combatir a sus enemigos mortales? ¿Por qué dejaron que los humanos fueran masacrados durante años? En alguna ocasión, Tanep había dicho que los humanos cometieron traición contra los ángeles. ¿A qué se refería?

-no entiendo el motivo de traerme aquí. –Admitió finalmente Sasuke- esto no me ayuda a entrenar. Necesito espacio y rivales tal vez. No clases de historia muerta y estatuas que no puedo ver.

-no te traje aquí por la historia que fue, -respondió el arcángel- sino por la que puede ser. Los paladines eran muy fuertes. Porque su origen humano los hacia más aptos para combatir al demonio en su territorio. Pero además, más allá de sus talentos con la espada, el hacha o el arco, los humanos aprendieron a manipular la magia blanca a un nivel cercano a los ángeles. Se volvieron, muy poderosos. Se volvieron inmunes al veneno, la enfermedad y las influencias oscuras de los diablos más fuertes. Incluso…

Sasuke se detuvo, y girándose de frente a él, se quedó de frente aunque no pudiera verlo. Algo de esa última frase le daba esperanzas. Había captado perfectamente ahora, la posible razón de haberlo traído hasta ese lugar.

-incluso….-repitió Tanep sonriendo confiable- podían curar males tan terribles como la ceguera o parálisis. Se volvieron nuestras espadas más poderosas, y por amor a la paz del mundo humano, supieron escribir las páginas más preciosas de la historia conocida.

-mis ojos….-susurro Sasuke abriéndolos levemente, y notando que la claridad de su visión estaba regresando poco a poco- mis ojos pueden…

-En Celestia lo hemos llamado desde épocas antiguas….-admitió el arcángel notando que aquel humano ahora podía verlo de nuevo- “el obsequio de Paladín”. Y tal parece que estuve en lo cierto al traerte aquí. Porque tú, Sasuke Uchiha. Tienes la posibilidad de ser para todos los mundos. Un paladín de la justicia.


Fin del capítulo.
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Mensaje por aduzumaki Dom Mar 27, 2016 3:32 pm

no se porque presiento que sakura entrara al mundo de los demonios junto con orochimaru y muero por saber la historia de ino completamente porque al parecer faltan cosas además de las que ya se saben y ahora sasuke paladín y con su vista recuperada vamos a ver que nuevo entrenamiento le tienes preparado ojala pongas conti pronto y animo todavía quedan muchas cosas por resolver en este fic.
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Mensaje por Mat, Dom Mar 27, 2016 7:36 pm

Vaya ya crei que habias abandonado, gran capitulo como siempre... XD

Solo... que en serio aun me estoy riendo por el ultimo renglon, Sasuke paladin de la justicia?...

Ahora a recuperar el sharingan... a ver que mas sale con el entrenamiento por que todos saldran teniendo mucho excepto Sasuke que saldra teniendo lo mismo a menos que aprenda algo nuevo

Me gusto lo de Yugito y Naruto, pero sonaron medio hipocritas los hermanos, ellos con su prostibulo personal de erinias y a yugito no la dejan estar de manita sudada con alguien XD

Buen capitulo, divertido como siempre e interesante

nos vemos, espero el siguiente
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Mensaje por sennin_naruto Miér Jul 13, 2016 6:19 am

otro gran capitulo donde para mi lo mas trascendental es el final, en el que alparecer Sasuke se convertirá en un paladin y recuperara su Sharingan, pero lo más importante parece que podrá volver pronto a la tierra para salvar al mundo de la amenza de los nigromantes junto a la ayuda de Shion e imagino de los angeles.
Por otro lado vemos como Nibi poco a poco se va enamorando a Naruto, nose que quieres hacer con esto porque no creo que sus hermanos ni el propio Naruto dejen que pase algo más entre ellos. a ver con que nos soprendes
Muchas gracias por tal maravillosa historia y nos vemos Wink
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Mensaje por clari.kana Sáb Ago 06, 2016 3:15 am

hola amonius-sama, llevo dos semanas leyendo casi sin parar por estar al corriente. bueno la verdad es que es un vicio, dejas con las ansias y emocionas al lector y cuando termina un capitulo tiene que leer el siguiente cuanto antes.

impresionante historia, impresionante desarrollo, gran domino de los detalles, giros impresionantes y que llaman la atención, un buen uso y completo de los personajes.

impactas con cada detalle, la historia, ángeles, demonios, shinobis, sobre todo los cambios del equipo 7 en general. Las habilidades de sakura, los cambios de naruto y ahora estoy impaciente por ver que pasara con sasuke.

no diré más por que tengo gran cantidad de información que no se por donde seguir pero toda la historia en impresionante.

Clari se despide impaciente por un capítulo mas.

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Mensaje por arckangelblack Mar Sep 13, 2016 5:08 am

precioso como siempre Arminius, eres un escritor increíble, las cosas como estas desarrollando todo, el camino que estas dando a casa uno de los personajes, con una evolución poco a poco pero constante que va dando cambios bruscos en la historia es increíble, sigue así espero que continúes pronto la historia
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Mensaje por arckangelblack Dom Abr 02, 2017 6:54 am

nada desde septiembre??? esta era una buena historia, lastima que murio,
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Mensaje por arminius Dom Abr 02, 2017 9:17 am

una disculpa....

la historia tenia pocos comentarios y pensé que no tenian mucho interes. sin embargo, debo aclarar que no fue continuada por tanto tiempo ya que considere concentrar esfuerzos en el otro fic que tengo activo.

aun asi, como me falta nada para terminarlo, puedo volver a retomar este en cualquier momento.

en resumen, la historia sera continuada, aunque no puedo garantizar cuando. saludos.
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Mensaje por aduzumaki Mar Abr 11, 2017 6:38 am

La verdad me encantaria que terminara el fic no importa si no es ahorita en corto tiempo pero si a futuro.
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