Últimos temas
That's not me
Always NaruSaku
Lalala ~~
Diseñadores
Consejo de Escritores
Clanes Celestiales
La skin ha sido codificada y maquetada por Odxy para el foro NaruSaku. Las imágenes usadas no nos pertenecen, han sido realizadas por diversos artistas y las diseñadoras solo las han editado. Agradecimientos a todo el grupo de diseño por las nuevas imágenes utilizadas. También a LaufeysonSister y Pyrite Wolf de OSC porque sin sus tutoriales la mitad de las cosas que se han hecho en este foro no habrían sido posible.
Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
+11
Kurama_Uzumaki
cerezo en el viento
sukiyaki
aduzumaki
mio-chan
sakura misaki
miguel-kun
Leon
hikari uzumaki
Tammy-chan
mariland
15 participantes
NaruSaku v2.0 :: :: Shots
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Re: Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
Vaya Sakura también tuvo una infancia muy dura y solitaria, aunque no tan cruel como Naruto, ambos son el bálsamo que sanará su adolorido corazón.
Naruto le propuso matrimonio, pero por las circunstancias lo hacen parecer que es por el bebe, aunque le ha dicho a Sakura que la ama con acciones como la de vivir juntos y no solo pasar una noche, aveces las palabras son tan necesarias...
Naruto le propuso matrimonio, pero por las circunstancias lo hacen parecer que es por el bebe, aunque le ha dicho a Sakura que la ama con acciones como la de vivir juntos y no solo pasar una noche, aveces las palabras son tan necesarias...
Leon- Sennin
- Mensajes : 1085
45825
Posesiones :
Re: Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
Capitulo 4
- Tu pasado :
«Matrimonio». Aquel pensamiento ocupaba la consciencia de Sakura durante el día y se colaba en sus sueños por la noche. Varias veces había pensado en dejarse llevar y decirle que sí, pero una parte de ella no estaba preparada para dar aquel paso tan importante. A la hora de hacerse su amante, no lo había dudado, pero le resultaba mucho más complicado decidirse a ser su esposa. Quería que Naruto la amara y que lo admitiera ante ella y ante sí mismo. Sakura estaba segura de que la quería, pero hasta que él no aceptara sus propios sentimientos no podía estar del todo segura. Naruto era capaz de decir que la deseaba, pero no que la quería.
Sabía que no podía esperar nada más, pero lo deseaba.
Por otro lado, no podía sacarse a los Namikaze de la cabeza. Por lo que Naruto había dicho, se había pasado seis años con ellos, desde que tenía doce años hasta que cumplió los dieciocho. Seis años era mucho tiempo para que aquellas personas no hubieran sentido algo por él. ¿Sería posible que ellos le hubieran ofrecido a Naruto algo más que lo que requería su labor como padres de acogida y que él no hubiera sabido interpretarlo? Si así era, ¿cómo se habrían sentido al no tener noticias de él después de haberlo criado?
Los Namikaze le habían dado el único hogar estable que Naruto había conocido hasta que Sakura se convirtió en su amante y creo para él un santuario en aquel apartamento. Siempre era posible que todo hubiera sido tal y como él lo recordaba y que, efectivamente, la pérdida de su verdadero hijo les hubiera impedido sentir algo más allá del deber y la piedad por su hijo adoptivo.
¡Pena! Efectivamente, si Naruto había notado que era pena lo que sentían por él,no era de extrañar que no hubiera regresado nunca.Estuvo pensando en este asunto varios días hasta que decidió que, si quería estar del todo segura, lo mejor que podía hacer era dirigirse al país de las olas para tratar de encontrar a los Namikazes. Podría ser que el viaje resultara completamente inútil dado que habían pasado diecinueve años y existía la posibilidad de que se hubieran mudado o que hubieran muerto.
Se sintió mucho mejor cuando tomó la decisión de ir aunque sabía que Naruto sería completamente contrario a la idea. Sin embargo, no estaba dispuesta a que su oposición la detuviera, aunque tampoco a mentirle al respecto.
Aquella noche, después de cenar, le dijo:
—Mañana tengo la intención de ir al país de las olas.
— ¿Por qué? —preguntó él, entornando la mirada.
—Para tratar de encontrar a los Namikaze.
Naruto dobló el periódico con un gesto de ira.
—No hay razón alguna para hacerlo. Ya te he contado cómo ocurrió todo. Además, ¿por qué te preocupa ese tema? Todo eso ocurrió hace diecinueve años. Ya no tiene nada que ver con nosotros. Entonces ni siquiera me conocías.
—En parte se debe a que tengo curiosidad —respondió ella con sinceridad—. ¿Y si te equivocas sobre lo que esas personas sentían por ti? Eras muy joven. Podría ser que no hubieras interpretado correctamente sus actos y, si fue así, esas personas se han pasado diecinueve años sintiéndose como si hubieran perdido dos hijos en vez de uno.
—No —dijo Naruto. Por el tono de su voz quedó muy claro que no estaba refutando la sugerencia de Sakura sino emitiendo una orden.
Ella se sintió muy sorprendida.
—No te estaba pidiendo permiso. Simplemente te estaba comunicando adónde voy a ir para que no te preocupes si me llamas y no estoy en casa.
—He dicho que no.
—Así ha sido —afirmó ella—, pero yo ya no soy tu amante…
—Pues anoche me pareció que seguías siéndolo —le espetó Naruto. El color azul de sus ojos se hizo más intenso.
Sakura no tenía intención alguna de discutir con él. En vez de eso, sonrió afectuosamente.
—Eso fue hacer el amor.
Y, efectivamente, había sido maravilloso. El sexo entre ellos siempre había sido apasionado y urgente, pero desde que Naruto se había ido a vivir con ella, había adquirido una nueva dimensión, una abrumadora ternura que no había existido antes. El coito era mucho más prolongado. Era como si Naruto estuviera más relajado y tranquilo y, como resultado, el placer que ambos experimentaban era mucho más intenso.
Al escuchar la palabra «amor», el rostro de Naruto reflejó una ligera tensión.
—Yo no soy tu amante —repitió ella—. Eso terminó hace tiempo. Yo soy la mujer que te ama, la que vive contigo, la que va a tener un hijo tuyo.
—Tal vez no creas que sigues siendo mi amante —replicó él, con una cierta ira—, pero a mí todo me parece más de lo mismo.
— ¿Por qué sigues manteniéndome? Eso ha sido decisión tuya, no mía. Si el hecho de que yo trabaje hace que te sientas mejor, encontraré un empleo. De todos modos, jamás me ha gustado ser una mantenida.
— ¡Ni hablar!
A Naruto no le gustaba en absoluto aquella idea. Siempre había creído que si ella dependía por completo de él, sería menos probable que decidiera marcharse. Al mismo tiempo, había invertido en acciones que había puesto a su nombre para asegurarse de que ella nunca tuviera problemas económicos. La paradoja siempre lo había hecho sentirse muy intranquilo, pero quería que ella estuviera bien provista por si acaso le ocurría algo a él. Después de todo, viajaba mucho y pasaba mucho tiempo en obras. También había hecho testamento hacía un año y se lo dejaba todo a ella. Jamás le había contado aquel detalle.
—No quiero que vayas sola tan lejos en el coche —dijo por fin, sabiendo que ya no había modo de detenerla.
—El país de las olas está a menos de dos horas en coche y han dicho que mañana el tiempo será bueno y soleado. Sin embargo, si quieres acompañarme, puedo esperar al fin de semana.
A Naruto no le apetecía nada. Los Namikaze jamás lo habían maltratado. Habían sido los mejores padres de acogida que había tenido, pero esa parte de su vida había quedado atrás. Había cerrado la puerta por completo cuando se marchó aquel día y se había pasado los años transcurridos desde entonces trabajando como un esclavo para asegurarse de que jamás volvería a pasar penurias.
—Tal vez se hayan mudado —dijo ella, para tranquilizarlo—. Sólo quiero asegurarme.
—En ese caso, toma el teléfono y llama a Información. Habla con ellos si siguen viviendo allí. Ahora bien, te ruego que no me impliques a mí en nada. No quiero hablar con ellos ni volver a verlos. No quiero tener nada que ver con todo este asunto.
A Sakura no le sorprendió en absoluto que Naruto rechazara el pasado de un modo tan tajante. No atesoraba ningún recuerdo de su infancia. Tampoco había esperado que la acompañara.
—No quiero hablar con ellos por teléfono - replicó. - Quiero ir allí, ver la casa…Tal vez no hable con ellos. Todo depende de lo que encuentre cuando llegue allí.
Naruto se negó a seguir hablando del tema y se levantó para dirigirse hacia la terraza. Sakura tranquilamente retomó su parte del periódico, pero, en su interior, el corazón le latía con fuerza. Acababa de darse cuenta de que era la primera pelea doméstica que tenían en muchos años. Para su regocijo, habían discutido y no había ocurrido nada de importancia. Él no se había marchado ni parecía esperar que lo hiciera ella. Era maravilloso. Naruto confiaba en ella lo suficiente para no temer que un desacuerdo pudiera terminar con su relación. Ella había tenido miedo de que Naruto reaccionara mal ante las discusiones.Todas las parejas normales tenían sus desacuerdos. Sin embargo, dos años atrás Naruto no habría podido tolerar una discusión sobre un tema tan personal. Se estaba esforzando mucho, a pesar de que le resultaba muy difícil abrirse lo suficiente. Las circunstancias lo habían obligado a revelarle su pasado, pero no había tratado de volver a levantar las barreras mentales con las que se había estado protegiendo desde que lo conocía. Parecía haber aceptado que las circunstancias habían cambiado y que no había vuelta atrás.
Sakura no sabía lo que iba a conseguir tratando de encontrar a los Uzumaki. Tal vez nada. Sólo quería ver cómo eran las personas que más influencia habían tenido en la infancia y la adolescencia de Naruto. Si parecían interesados en lo que pudiera haberle ocurrido, ella los informaría de que estaba vivo y bien, de que era un exitoso hombre de negocios y de que, muy pronto, iba a ser padre.
Aún de espaldas a ella, Naruto le preguntó:
— ¿Tienes miedo de casarte conmigo por mi pasado? ¿Es ésa la razón de que quieras encontrar a los Namikaze, para poder hacerles preguntas sobre mí?
— ¡No! No tengo miedo de casarme contigo.
—Mis padres podrían haber sido cualquier cosa, asesinos, drogadictos… Podría ser que mi madre fuera una prostituta. Lo más probable es que lo fuera. Tal vez mis padres provinieran de una familia con un historial de problemas mentales. Yo mismo tendría miedo de casarme conmigo. Sin embargo, los Namikaze no podrán decirte nada porque nadie sabe quiénes eran mis padres.
—A mí no me preocupan tus padres —replicó ella—. Te conozco. Eres un hombre sincero, amable, trabajador y muy sexy.
—Si soy todo eso, ¿por qué no quieres casarte conmigo?
Buena pregunta. Tal vez se estaba comportando como una estúpida por querer esperar.
—No quiero precipitarme a la hora de hacer algo que podría ser negativo para nosotros.
—No quiero que cuando nazca mi hijo sea ilegítimo.
—Oh, Naruto… Te prometo que tomaré una decisión mucho antes de que nazca el niño.
—Sin embargo, no puedes prometerme que la respuesta será «sí».
—No más de lo que tú podrías prometerme a mí que nuestro matrimonio iba a funcionar.
Naruto le dedicó una mirada airada por encima del hombro.
—Tú me dijiste que me amabas.
—Así es y es cierto. ¿Puedes tú decir que me amas a mí? —le espetó.
Naruto no respondió. Sakura lo observó con ojos llenos de tristeza y ternura. Su pregunta podría tener dos lecturas diferentes. Estaba segura de que Naruto la amaba pero era incapaz de decirlo. Tal vez a él le parecía que, mientras no dijera las palabras en voz alta, no había hecho el compromiso emocional.
Al final, él dijo:
— ¿Es eso lo que haría falta para convencerte de que te casaras conmigo?
—No. No se trata de una prueba que tengas que pasar.
— ¿No?
—No —insistió ella.
—Tú dices que no quieres casarte conmigo porque no sabes si yo voy a poder ser feliz, pero estoy dispuesto a intentarlo. Tú eres la que se resiste a realizar ese compromiso.
Sakura lo miró llena de frustración. A Naruto se le daba demasiado bien discutir utilizando los argumentos que ella le había dado en ocasiones anteriores en su contra.
—Yo no me estoy resistiendo a realizar un compromiso. Me resisto a realizarlo en estos momentos. Creo que tengo todo el derecho del mundo a mostrarme cauta.
—Si confías en mí, no.
Esa respuesta levantó ciertas sospechas en Sakura. Lo miró y, de repente, se dio cuenta de que Naruto le había dado la espalda para que ella no pudiera leer la expresión de su rostro. Al ver lo que él estaba haciendo, entornó los ojos. No estaba tan indignado o tan disgustado como parecía. Simplemente estaba utilizando aquella conversación para conseguir que ella accediera a casarse con él. Todo formaba parte de su profunda determinación para salirse con la suya.
Sakura se levantó y se dirigió hacia él. Le rodeó la esbelta cintura con los brazos y apoyó la cabeza contra la espalda.
—No te va a servir de nada. Te conozco…
Para su sorpresa, Naruto se echó a reír. Entonces, se dio la vuelta sin apartarse de ella y la rodeó también con sus brazos.
—Tal vez me conozcas demasiado —bien musitó.
—O tal vez necesites clases de interpretación.
Naruto volvió a reír y apoyó la mejilla sobre la parte superior de la cabeza de Sakura. Sin embargo, cuando volvió a hablar unos segundos más tarde, el humor había desaparecido por completo de su voz.
—Ve a ver a los Namikaze si es lo que quieres. Te aseguro que no hay nada que encontrar.
El país de las olas era una pequeña localidad de unos diez mil habitantes. Sakura recorrió sus calles durante unos instantes para orientarse y luego se detuvo en una cabina de teléfonos para buscar la dirección de los Namikaze. No sabía qué iba a hacer si no aparecían en la guía de teléfonos. Eso podría significar que habían muerto o que se habían mudado o simplemente que su número de teléfono no aparecía en la guía. Le podría haber pedido la dirección a Naruto, pero no quería que él la ayudara a realizar algo que Sakura sabía que no contaba con su aprobación. Además, habían pasado diecinueve años y no había garantía alguna de que los Namikaze siguieran viviendo en la misma casa.
La guía de teléfonos no era muy grande. Pasó las páginas hasta encontrar la «N»y fue recorriendo la columna de nombres con el dedo.
—Nailey… Nack… Naight… Naks… Naley. Jiraiya Namizake.
Anotó la dirección y el teléfono y trató de decidir si debía llamarlos primero o dejar que alguien le indicara dónde estaba aquella dirección. Al final se decantó por esta última opción, ya que prefería pillarlos desprevenidos. Así, les resultaría mucho más difícil enmascarar sus verdaderos sentimientos hacia Naruto.
Se dirigió hacia una gasolinera, llenó el depósito y le pidió al encargado que le indicara dónde estaba la dirección en cuestión. Diez minutos más tarde, iba conduciendo tranquilamente por una pequeña calle de una zona residencial buscando números. Finalmente, detuvo el coche frente a una casa agradable pero sin pretensiones.
Con menos ganas de lo que había pensado, se bajó del coche y se acercó a la casa. Después de subir los tres escalones del porche, se percató de que no había timbre, por lo que se limitó a llamar al marco de la puerta y a esperar. Un gato gris y blanco salió al porche y comenzó a maullar con curiosidad al verla allí. Después de unos instantes, volvió a llamar. En aquella ocasión escuchó unos rápidos pasos que se dirigían hacia la puerta y sintió que el pulso se le aceleraba.
La puerta se abrió por fin y se encontró cara a cara con una mujer alta y delgada, de aspecto severo. La mujer no abrió la mosquitera y con voz seca le dijo:
— ¿Qué desea?
Sakura se sintió desmoralizada por la antipatía de aquella mujer y pensó enfingir haberse perdido como excusa por haber llamado. De hecho, llegó a pensar en marcharse sin mencionar a Naruto.
— ¿Es usted la señora Namikaze? —le preguntó por fin.
—Sí, soy la señora Namikaze.
—Me llamo Sakura Haruno y estoy buscando a los Namikaze que ejercieron de familia de acogida de Naruto Uzumaki. ¿Son ustedes?
—Así es —dijo la mujer, con voz tensa. Siguió sin abrir la mosquitera.
Sakura sintió que sus esperanzas se desmoronaban. Si Naruto no había recibido amor de ninguna clase durante su estancia allí, mientras era sólo un muchacho, tal vez nunca sería capaz de darlo ni de aceptarlo. ¿Qué clase de matrimonio podría tener ella en aquellas circunstancias? ¿Qué haría ella si su propio hijo tuviera un padre que siempre se mantenía a distancia? Sin embargo, había recorrido un largo camino hasta llegar allí, por lo que decidió que lo mejor era decirle a aquella mujer el asunto que la había llevado a su casa.
—Yo conozco a Naruto —comenzó. Al escuchar aquellas palabras, la mujer abrió inmediatamente la mosquitera.
— ¿Lo conoce? —le preguntó muy interesada—. ¿Sabe usted dónde está?
—Sí.
La señora Namiizake la invitó a pasar con un movimiento de cabeza.
—Entre.
Sakura lo hizo, con la sensación de que estaba obedeciendo una orden en vez de aceptar una invitación. La mujer la condujo hacia el salón, que estaba decorado con muebles muy antiguos y usados, pero limpios.
—Siéntese.
Sakura obedeció. Antes de sentarse también, regresó a cerrar la puerta principal y luego se limpió las manos en el delantal que llevaba puesto. Sakura observó el movimiento de aquellas fuertes y ajadas manos y se dio cuenta de que, más que una necesidad, había sido un tic. Contempló el rostro de la mujer y se sorprendió al ver que, en los duros rasgos de la mujer, tomaba vida el espejismo de un sentimiento. La señora Namikaze estaba tratando de contenerse, pero no pudo evitar que una solitaria lágrima le cayera por la enjuta mejilla. Entonces, se sentó en una mecedora y se agarró el delantal con las manos.
— ¿Cómo está mi niño? —Preguntó con la voz desgarrada por la emoción—. ¿Se encuentra bien?
—Consiguió ir a la universidad y se graduó de los primeros de su clase. Podría haber ido a trabajar para una de las grandes empresas de ingeniería, pero quería tener su propio negocio. Yo fui su secretaria durante algún tiempo.
—Madre mía, hasta secretaria… Cuando se decidía a hacer algo, no había quien lo detuviera.
—Sigue siendo así —comentó Sakura, entre risas—. Dice exactamente lo que piensa y hace exactamente lo que dice. Una siempre sabe a qué atenerse con Naruto.
—Cuando estuvo con nosotros, no hablaba mucho, pero nosotros comprendíamos lo que le pasaba. De hecho, teniendo en cuenta por todo lo que había tenido que pasar, era increíble que hablara. Nosotros tratábamos de no agobiarlo ni imponernos a él. A veces nos rompía el corazón al ver cómo se apresuraba a hacer todo lo que le pedíamos para luego hacerse a un lado para ver si nosotros pensábamos que lo había hecho bien. Supongo que creía que íbamos a echarlo de casa si no lo hacía todo a la perfección o tal vez a darle una paliza tal y como habían hecho en algunas de las otras casas en las que había estado.
Los ojos de Sakura se llenaron de lágrimas. Se imaginaba a Naruto claramente, tan joven, tan delgado y tan indefenso, con aquellos ojos azules siempre observando.
—No llores —susurró Tsunade antes de tener que secarse sus propios ojos—.Cuando lo acogimos, tenía doce años. Estaba delgado como un hueso y era muy desgarbado. Aún no había dado el estirón y cojeaba un poco porque la mujer que lo tuvo antes que nosotros lo arrojó del porche con el palo de una escoba. El pobrecillo se torció el tobillo y se hizo mucho daño. Tenía muchos hematomas en la espalda,como si aquella desalmada le hubiera golpeado allí también con la escoba. Supongo que era algo habitual. Además, tenía la marca de una quemadura en el brazo. Él nunca nos dijo qué le había pasado, pero la asistente social nos dijo que un hombre le había apagado un cigarrillo en el brazo. »Nunca mostró miedo ante nosotros, pero, durante mucho tiempo, se tensaba sinos acercábamos demasiado, como si estuviera preparándose para salir corriendo o para pelear. Parecía más cómodo si nos manteníamos a distancia, así que era eso lo que hacíamos, aunque yo me moría de ganas por abrazarlo y decirle que nadie iba a volver a hacerle daño. Sin embargo, era más bien como un perro al que habían maltratado. Había perdido su confianza en la gente.
Sakura sintió que se le hacía un nudo en la garganta al hablar.
—Hasta cierto punto, sigue mostrándose distante. No se muestra cómodo en lo que se refiere a los sentimientos, aunque está mejorando.
— ¿Tan bien lo conoces? Me has dicho que fuiste su secretaria. ¿Ya no trabajas para él?
—No. Llevo dos años sin trabajar para él —respondió. Entonces, se sonrojó—.Vamos a tener un hijo y él me ha pedido que me case con él.
—En mis tiempos, se hacía al revés, pero ahora todo es muy diferente —replicó la mujer mirándola de arriba abajo—. No hay vergüenza alguna en amar a una persona. ¿Para cuándo nacerá el niño?
—En septiembre. Vivimos en Konoha, por lo que no estamos muy lejos. No resultaría difícil venir de visita.
El rostro de Tsunade se cubrió de una profunda tristeza.
—Siempre imaginamos que Naruto no quería tener nada que ver con nosotros.Se despidió de nosotros cuando se graduó en el instituto y supimos que lo decía completamente en serio. En realidad, nunca pudimos culparlo. Cuando vino a vivir con nosotros, los años de sufrimiento lo habían marcado hasta tal punto que sería difícil cambiarlo. La mujer que lo trajo a este mundo tiene muchas cosas de las que responder, por lo que le hizo nada más nacer y por el infierno en el que convirtió su vida. Te juro que si alguien hubiera descubierto quién era, yo habría sido capaz de asesinarla.
—Eso mismo he pensado yo…
—Mi Jiraiya murió ya hace algunos años. Me encantaría que estuviera aquí ahora para que supiera lo bien que le ha ido la vida a Naruto, pero supongo que ya lo sabe de todos modos.
—Naruto me dijo que usted perdió a su hijo —dijo Sakura. Inmediatamente se arrepintió porque no quería causarle a la mujer una pena innecesaria. Perder a un hijo era algo que ningún padre debería experimentar nunca.
Tsunade asintió.
—Nawaki… Dios santo… Hace ya treinta años desde que se puso enfermo aquella última vez. Siempre estuvo enfermo del corazón desde que nació y, entonces,no podían hacer las cosas que pueden hacer ahora. Desde que era un bebé, los médicos nos dijeron que no viviría mucho tiempo, pero saberlo no siempre prepara a uno para lo peor. Murió cuando tenía diez años, el pobrecito, y tenía el tamaño de un niño de seis.
Después de una pequeña pausa, la mujer siguió hablando. Una sonrisa se le había dibujado en el rostro.
—Naruto, por el contrario, a pesar de estar muy delgado y magullado, era fuerte.Empezó a crecer al año siguiente de venir a vivir con nosotros. Tal vez era comer a sus horas lo que lo consiguió. Dios sabe que yo le metía en el cuerpo toda la comida que podía. Creció más de treinta centímetros en poco más de seis meses. Era alto y muy delgado. Cada vez que le comprábamos unos pantalones, parecía que se le quedaban pequeños a la semana siguiente. En poco tiempo, se hizo más alto que Jiraiya, aunque era todo brazos y piernas. Entonces, empezó a engordar y daba gusto verlo. De repente, empezamos a tener más chicas caminando por delante de la casa de las que hubiéramos podido imaginar que vivían en los alrededores.
— ¿Cómo se tomó él ser el centro de atención de tantas chicas?
—Jamás se dio por aludido. Como ya te he dicho, se tomaba muy en serio sus estudios. Además, se mostraba muy esquivo a la hora de permitir que nadie se le acercara, por lo que creo que salir con una chica le habría resultado muy incómodo.Sin embargo, esas chicas no se desmoralizaban por ello y no puedo culparlas por ello. Naruto hacía que todos los chicos de su edad parecieran unos enclenques a su lado.Empezó a afeitarse cuando tenía quince años y tenía barba de verdad, no unos pelillos de nada como la mayoría de los chicos. Su torso y sus hombros ensancharon mucho y tenía el cuerpo muy bien formado.
Sakura dudó, pero decidió tocar de nuevo el tema de Nawaki. Tsunade hablaba con verdadero entusiasmo sobre Naruto, pero tal vez era porque le había negado su atención durante muchos años.
—Naruto me ha dicho que siempre le pareció que usted lamentaba que él no fuera Nawaki y que lo culpaba de no ser su hijo.
Tsunade lo miró muy sorprendida.
— ¿Cómo? Eso es imposible. Naruto no tuvo la culpa de que Nawaki muriera. Una madre jamás supera la muerte de un hijo, pero cuando acogimos a Naruto, Nawaki ya llevaba varios años muerto. Siempre habíamos planeado adoptar o acoger a algún niño después de que Nawaki nos dejara. Los recuerdos de Nawaki nos abandonaron un poco cuando llegó Naruto a casa. Nos parecía que nuestro hijo se alegraba de que tuviéramos a alguien más de quien ocuparnos y Naruto nos ayudaba a no pensar en nuestro hijo. ¿Cómo íbamos a culparlo de nada después de todo lo que había tenido que pasar? Nawaki no gozaba de buena salud, pero él siempre supo que lo queríamos mucho y, aunque murió tan joven, en cierto modo tuvo más suerte que Naruto.
—Naruto necesita mucho amor —afirmó Sakura, sintiendo que se le hacía un nudo en la garganta—, pero le cuesta mucho llegar a nadie o dejar que la gente llegue a él.
Tsunade asintió.
—Supongo que tal vez nos deberíamos haber esforzado un poco más después de que él comprendiera que no íbamos a hacerle daño, pero, para entonces, ya nos habíamos acostumbrado a mantener las distancias con él. De todos modos, Naruto parecía más cómodo así y nosotros decidimos no obligarlo. Con el tiempo, veo claramente lo que deberíamos haber hecho con él, pero en aquellos momentos hicimos lo que nos pareció que él necesitaba de verdad…
Tsunade permaneció unos instantes sentada en completo silencio. Entonces,volvió a tomar la palabra.
—Jamás nos arrepentimos de su presencia en esta casa. Ni por un solo instante.Dios sabe que lo quisimos mucho desde el momento en el que lo vimos...
mariland- Clan Suzaku
- Mensajes : 336
Edad : 30
En mi pequeño mundo feliz
0
Re: Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
me encanto el cap jaja sakura gana siempre la contienda contra naruto y pobre de el creyendo que sus padres de acogida no lo quería pero la verdad lo aman haber que decide sakura ahora que conoce la verdad
aduzumaki- Sennin
- Mensajes : 1026
Edad : 30
Omnipresente :D
0
Re: Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
Awwwww! Me emocione y este capitulo si que me llego, entonces si lo querian y Naruto sin saberlo, pero las circunstancias y las decisiones no fueron las mas acertadas en sus momentos clave, aun asi creo que Naruto debe saberlo, tal vez comience a aceptar las cosas y abrirse de una vez por todas.
Excelente capitulo!
Conti!
Excelente capitulo!
Conti!
hikari uzumaki- Sennin
- Mensajes : 1432
en mis pensamientos
10924
Posesiones :
Re: Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
Capítulo Cinco
- Mi Final feliz:
- Naruto torció el gesto cuando Sakura le contó que Jiraiya había fallecido. Ella había esperado que se negara a escuchar lo que había averiguado sobre los Namikaze, pero no había sido así. No obstante, si sentía curiosidad lo estaba ocultando muy bien porque no hacía pregunta alguna. Fue la noticia de la muerte de Jiraiya lo que despertó su interés, aunque de mala gana.
—¿Y Tsunade sigue viviendo sola en la misma casa?
—Parece tener buena salud. Lloró cuando supo que yo te conocía. Deberías ir a verla.
—No.
—¿Por qué no?
Sakura notó que él se iba encerrando en su fortaleza. Extendió una mano y le agarró una de las suyas.
—No voy a dejar que me dejes sola. Te amo y estamos metidos en esto juntos — afirmó—. Si yo tuviera un problema, ¿me ayudarías o dejarías que me ocupara de él yo sola?
—Me ocuparía de ti —respondió, apretando la mano de Sakura—, pero yo no tengo ningún problema.
—Pues yo creo que sí.
—Y tú estás decidida a ayudarme tanto si yo creo que existe como si no. ¿Es eso?
—Efectivamente. Así es como funcionan las relaciones. Las personas se meten en los asuntos de sus seres queridos porque se preocupan por ellos.
Lo que en el pasado le hubiera parecido una intolerable intromisión en su intimidad le hacía sentirse molesto, pero seguro a la vez. Sakura tenía razón. Así era como funcionaban las relaciones. Lo había visto muchas veces, aunque aquella vez era la primera que lo experimentaba. De algún modo, su acuerdo se había convertido en una relación, llena de complicaciones, demandas y obligaciones, pero Naruto no la cambiaría por nada. Por primera vez en su vida, se sentía aceptado como realmente era. Sakura lo sabía todo sobre él y, a pesar de todo, no lo había abandonado.
Presa de un repentino impulso, se la colocó encima del regazo para poder mirarla al rostro mientras hablaban.
—No fueron unos momentos muy buenos de mi vida. No quiero recordar nada de todo aquello - dijo.
—El modo en el que tú lo recuerdas está distorsionado por todo lo que te había ocurrido antes. Crees que los Namikaze se mostraron fríos y resentidos contigo porque tú no eras su hijo, pero eso no era lo que los dos sentían.
—Sakura, yo viví todo aquello…
—Tú no eras más que un muchacho asustado. ¿No crees que fuera posible que estuvieras tan acostumbrado al rechazo que lo esperaras, que lo vieras sin que existiera de verdad?
— ¿Acaso te has convertido ahora en psiquiatra aficionado?
—Para razonar no hace falta un título —dijo ella, inclinándose después sobre él para darle un rápido beso en los labios—. Esa mujer estuvo mucho tiempo hablándome sobre ti.
—Y ahora tú te crees que eres una experta.
—En ti, sí. Llevo años estudiándote, desde el momento en el que empecé atrabajar para ti.
—Te pones muy guapa cuando te enfadas —dijo él. De repente, le estaba empezando a gustar aquella conversación.
—En ese caso, me voy a poner todavía más guapa —le advirtió Sakura.
—Podré superarlo.
— ¿Eso es lo que crees, fortachón?
—Claro que sí —replicó Naruto. Entonces, le colocó las manos sobre las caderas y comenzó a movérselas muy sugerentemente—. Estoy seguro de ello…
—No intentes distraerme —susurró ella, tras cerrar un momento los ojos.
—No lo estaba intentando.
No. Lo estaba consiguiendo sin esfuerzo alguno. A ella le faltaba mucho paraconvencerlo, por lo que trató de ponerse de pie. Sin embargo, Naruto la agarró confuerza y la mantuvo sentada en su regazo.
—Permanece dónde estás —le ordenó.
—No podemos hablar en esta postura. Tú empiezas a pensar en el sexo y ya sabes adonde nos va a llevar eso…
—Seguramente terminaremos sentados aquí en el sofá. No sería la primera vez…
—Naruto, ¿te importaría tomarte esto en serio?
—Te aseguro que me lo estoy tomando todo muy en serio. Lo de Tsunade y lo de esta postura. Sin embargo, no quiero volver. No quiero recordar.
—Esa mujer te adora. Dijo que eras «su niño» y afirmó que nuestro hijo sería su nieto.
— ¿Que dijo qué? —preguntó, sorprendido.
—Deberías hablar con ella. Tus recuerdos no son exactos. Ellos comprendieron que tenías miedo de que los adultos se te acercaran por los abusos a los que habías sido sometido y por eso no lo intentaron contigo. Pensaron que te estaban haciendo la vida más fácil.
Naruto la miró muy sorprendido a medida que los recuerdos parecieron acudir a su mente.
— ¿Querías que ellos te abrazaran? —Le preguntó Sakura—. ¿Se lo habrías permitido?
—No —admitió él—. No lo habría soportado. Incluso cuando empecé a tener relaciones sexuales en la universidad, no quería que la chica en cuestión me abrazara. No fue hasta que…
Se interrumpió. Hasta que conoció a Sakura no había querido que ninguna mujer lo rodeara con sus brazos. Fue ella la que lo empujó a desear abrazar a una mujer y dejarse abrazar por ella. Con todas las otras mujeres, Naruto se había encargado de sujetarles las manos por encima de la cabeza o se había encontrado de rodillas fuera de su alcance. Sin embargo, con todas esas mujeres sólo había tenido sexo. Con Sakura,desde el principio, había sido hacer el amor. Desgraciadamente, había tardado dos años en darse cuenta.
Efectivamente, jamás hubiera permitido que Tsunade o Jiraiya lo abrazaran, y ellos lo habían comprendido. ¿Tendría razón Sakura al decirle que sus recuerdos se habían visto distorsionados por las experiencias anteriores? Tal vez las palizas y todos los abusos sufridos en los anteriores hogares de acogida lo habían condicionado a la hora de esperar rechazo en todos los adultos que conocía. Su corta edad no le había permitido comprenderlo.
— ¿Crees que podrás seguir con tu vida sin estar plenamente seguro de ello?
—Estoy tratando de seguir con mi vida, Sakura. Estoy tratando de construirme una vida y dejar escapar el pasado. Dios sabe que llevo muchos años haciéndolo.Ahora que por fin lo he conseguido, ¿por qué debo escarbar en ello de nuevo?
—Porque no puedes olvidarlo. Tu pasado te ha convertido en el hombre que eres. Tsunade te adora y, en estos momentos, está sola en el mundo. No se quejó de que tú te hubieras marchado hace más de veinte años y que jamás hubieras vuelto a verla. Sólo quería saber que te encontrabas bien y se sintió muy orgullosa al conocer hasta dónde habías llegado en la vida.
Naruto cerró los ojos y pensó en Tsunade. No quería ni imaginarse que ella se hubiera pasado veinte años preocupándose por él, preguntándose qué era de su vida.Nadie se había preocupado antes por él, por lo que aquella posibilidad jamás se le había pasado por la cabeza. Lo único que había deseado era olvidarse por completo del pasado y no mirar nunca atrás. Sin embargo, Sakura parecía pensar justamente lo contrario. Parecía tener la opinión de que el paisaje de la vida cambia cuando uno lo ha dejado atrás. Tal vez tenía razón. Tal vez todo le parecería completamente diferente.
De repente, todo le quedó muy claro. No quería volver atrás. Quería que Sakura se casara con él y Sakura quería que él fuera a ver a Tsunade. Inmediatamente, supo muy bien lo que tenía que hacer.
—Está bien. Volveré, pero con una condición.
—Tú dirás. ¿De qué se trata?
—Que accedas a casarte conmigo. Haré lo que haga falta para tenerte. No puedo perderte. Ya lo sabes, Sakura.
—No vas a perderme.
—Lo quiero firmado, sellado y registrado en el juzgado del condado. Quiero que seas mi esposa y yo quiero ser tu esposo. Quiero ser el padre de nuestros hijos —afirmó, con una sonrisa—. De este modo, podré compensar mi terrible infancia y darles a mis hijos algo mucho mejor y poder disfrutar de una verdadera infancia a través de ellos.
De todas las cosas que Naruto podría haberle dicho, aquélla llegó directamente al corazón de Sakura. Ocultó el rostro contra el cuello de Naruto para que él no pudiera ver las lágrimas que le llenaban los ojos. Entonces, tragó saliva varias veces para poder hablar con normalidad.
—Muy bien —dijo—. Ya tienes esposa.
No podían ir a país de las olas inmediatamente por los compromisos de negocios que Naruto tenía. Tras mirar al calendario, Sakura sonrió e hicieron planes para ir el domingo siguiente. A continuación, llamó a Tsunade para decírselo. El carácter de la mujer no solía permitirle muchos arrebatos de entusiasmo, pero Sakura notó que su voz estaba llena de alegría.
Cuando por fin llegó el día, se pusieron en camino. A medida que iban acercándose al país de las olas, Naruto se notaba cada vez más tenso. Había estado en familias de acogida por todo el estado, pero en el país de las olas había pasado más tiempo que en ningún otro lugar, por lo que sus recuerdos eran más numerosos.Recordaba perfectamente todos los detalles de la vieja casa, los muebles, las fotografías y los libros, a Tsunade en la cocina… Recordaba que su madre de acogida era muy buena cocinera y que solía preparar un pastel de manzana que resultaba casi pecaminoso. Se habría dado buenos atracones de aquel pastel si no hubiera tenido siempre la terrible sensación de que le quitaban las cosas que le gustaba. Por eso, siempre se había limitado a una única porción y se había obligado ano mostrar entusiasmo alguno. Se acordaba de que Tsunade realizaba muchos pasteles de manzana.
Realizó el trayecto a la casa sin dificultad. Cuando aparcó el coche, sintió una fuerte opresión en el pecho hasta que sintió que estaba a punto de asfixiarse. Era como si se viera atrapado en el tiempo y hubiera vuelto veinte años atrás para encontrar que nada había cambiado. La casa, a pesar de estar más vieja, seguía estando pintada de blanco y el jardín tan primoroso como siempre. Tsunade, que estaba esperándolos en el porche, seguía siendo alta y delgada y, como entonces,tenía un gesto severo en el rostro.
Naruto abrió la puerta del coche y salió. Sin esperar a que él le abriera la puerta, Sakura hizo lo mismo pero no realizó ademán alguno de acercarse a él.
De repente, Naruto sintió que no podía moverse. Miró a la mujer que no había visto hacía veinte años. Era la única madre que había conocido. Le dolía el pecho y casi no podía respirar. Jamás se había imaginado que pudiera ser así, pero, de repente, se sintió de nuevo como si tuviera doce años y llegara a aquella casa por primera vez con la esperanza de que fuera mejor que las anteriores, aunque en realidad esperaba más de lo mismo. Tsunade lo había estado esperando también en el porche y, cuando Naruto miró su severo rostro, sintió sólo rechazo y miedo. Temió mojarse los pantalones, pero no lo hizo. Decidió que lo mejor era encerrarse en sí mismo, protegerse del único modo que conocía.
Tsunade bajó los escalones. No llevaba puesto un delantal, sino que se había puesto uno de sus vestidos de los domingos. Por costumbre, se estaba limpiando las manos en la falda. Se detuvo y observó al poderoso y alto hombre que acababa de descender del vehículo y que la estaba observando desde la acera. Se había convertido en un hombre muy guapo, algo que ella siempre había sospechado. Sin embargo, la expresión que tenía en los hermosos ojos azules era la misma que hacía veinticinco años, cuando la asistente social lo llevó a aquella casa, asustado y desesperado. Tsunade sabía que, como entonces, no se acercaría más a la casa, pero en esta ocasión no contaba con la ayuda de la asistente social para que lo llevara hasta el porche.
Lentamente, el rostro de la anciana esbozó una sonrisa. Entonces, Tsunade bajó los escalones para recibir a su hijo, con la boca temblorosa, las lágrimas cayéndole por las mejillas y los brazos extendidos. No dejó nunca de sonreír.
Naruto sintió que algo se rompía en su interior y él también se rompió. No había llorado desde que era un niño, pero Tsunade había sido su única ancla hasta que conoció a Sakura. Con dos largos pasos se encontró con ella en medio de la acera y la estrechó entre sus brazos. Entonces, Naruto Uzumaki empezó a llorar. Tsunade lo abrazó y lo estrechó contra su cuerpo todo lo que pudo mientras no dejaba de susurrar:
—Mi niño… mi niño…
En medio de la escena, Naruto se volvió hacia Sakura y extendió la mano. Ella echó a correr y se lanzó a sus brazos. Naruto estrechó contra su cuerpo a las dos mujeres a las que amaba.Era doce de mayo. Día de la Madre.
meses después….
Sakura se despertó lentamente de lo que parecía el sueño más profundo que había tenido en toda su vida y abrió los ojos. Lo primero que vio le impidió moverse durante mucho tiempo. Se limitó a gozar con la dulzura de aquella imagen. Naruto estaba sentado al lado de la cama de hospital a su lado, al igual que lo había estado a lo largo de todo el parto. Sakura había visto su hermoso rostro lleno de dolor y preocupación por ella y luego reflejando la más infinita alegría cuando ella dio por fin a luz.
En aquellos momentos, tenía a su hijo dormido en brazos. Toda su atención se centraba en la pequeña criatura. Con infinito cuidado, examinaba las pequeñas manos y las minúsculas uñitas. Al ver que el niño le agarraba el dedo con los deditos con sorprendente fuerza, contuvo el aliento. Dibujó con un dedo las cejas casi invisibles y acarició la suave mejilla y la boquita. Su hijo cabía perfectamente en sus enormes manos, aunque había pesado al nacer más de tres kilos y medio.
Sakura se puso de costado y sonrió a Naruto cuando él centró su atención en ella.
— ¿No te parece guapísimo? —susurró la feliz madre.
—Es lo más perfecto que he visto en toda mi vida —respondió, lleno de asombro y admiración—. Mi madre ha ido a la cafetería para comer algo. Prácticamente tuve que pelearme con ella para quitarle al bebé de los brazos.
—Bueno, es su único nieto. Por el momento.
Naruto la miró con incredulidad al recordar lo dificultoso que había sido el parto, pero luego centró su atención en el bebé que tenía entre sus brazos y comprendió que Sakura considerara que sus sufrimientos habían merecido la pena.
Entonces, sonrió a su esposa.
—Mientras el siguiente sea una niña…
—Haremos todo lo que podamos.
—Aún no hemos decidido un nombre para éste —dijo Naruto.
—Tú puedes decir el primer nombre. Yo ya he decidido el segundo.
— ¿Y cuál es?
—Naruto, por supuesto —afirmó Sakura—. El segundo Naruto Uzumaki. Estamos empezando una tradición familiar, ¿recuerdas?
Naruto tomó la mano de Sakura y se sentó a su lado sobre la cama para que, juntos, pudieran admirar a su hijo recién nacido.
mariland- Clan Suzaku
- Mensajes : 336
Edad : 30
En mi pequeño mundo feliz
0
Re: Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
Excelente final! Y excelente historia, como siempre no decepcionas mariland.
Muy emotivo el encuentro de Naruto y Tsunade, y al fin Naruto tiene una familia y quita todas esas barreras autoimpuestas.
Espero mas shot tuyos, al igual las contis de tus fic.
Muy emotivo el encuentro de Naruto y Tsunade, y al fin Naruto tiene una familia y quita todas esas barreras autoimpuestas.
Espero mas shot tuyos, al igual las contis de tus fic.
hikari uzumaki- Sennin
- Mensajes : 1432
en mis pensamientos
10924
Posesiones :
Re: Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
me encanto por fin naruto acepto que habian personas que lo querían y que todo ese sufrumiento se lo estaba causando el mismo, gracias a sakura todo se soluciono y se dio cuenta de que la amaba , además me imagine la escena de el alzando a su hijo debe ser hermoso definitivamente muy buen shot.
aduzumaki- Sennin
- Mensajes : 1026
Edad : 30
Omnipresente :D
0
Re: Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
Me has hecho llorar.
Me gusto mucho, te mereces miles de aplausos.
Que ternurita Naruto, mi vida que hermoso final!
Me gusto mucho, te mereces miles de aplausos.
Que ternurita Naruto, mi vida que hermoso final!
Rukia Kuchiki- Aprendiz
- Mensajes : 148
Edad : 28
Argentina
0
Re: Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
Me has hecho llorar.
Me gusto mucho, te mereces miles de aplausos.
Que ternurita Naruto, mi vida que hermoso final!
Me gusto mucho, te mereces miles de aplausos.
Que ternurita Naruto, mi vida que hermoso final!
Rukia Kuchiki- Aprendiz
- Mensajes : 148
Edad : 28
Argentina
0
Re: Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
Muy emotivo, lleno de sentimientos, ese reencuentro fue tan profundo, Tsunade después de 20 años vuelve a ver a su hijo y Naruto se derrumbo ante su madre.
Por fin Naruto pudo disfrutar de su familia, porque Jiraiya y Tsunade si le dieron un hogar, que no supo ver por el dolor que tenia, todo ese milagro lo logró Sakura, la mujer mas extraordinaria que pudo conocer. También muy linda la escena del bebe, debe ser increíble ser parte del milagro de la vida.
Leon- Sennin
- Mensajes : 1085
45825
Posesiones :
Re: Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
Gran shot mariland. Va a directo a mi galería de favoritos.
IngDeac- Clan Byakko
- Mensajes : 88
Edad : 31
0
Re: Amor sin Barreras Act 11/10/13 cap(5/5) (+18) Final
ya, pero que historia para mas mona... m encanto.. definitivamente la adore.. casi llore con el final.. pero bueno.. jeje espero ver mas historias asi...
sadalmis-chan- Clan Suzaku
- Mensajes : 31
Edad : 30
0
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Imposible Amor [NaruSaku] [+18] [amor incesto]FINAL Actualizado 15/12
» Amor a través de las rejas (+18) Capitulo 5/5 + Final alternativo 24/12/2013
» ¡Prohibido hacer el amor! (+18)(27/02/14)(Capitulo final)
» AMOR PERDIDO+18NARUHAREM-NARUSAKU, CAP FINAL III 11/12/12
» El amor, es el amor (+13)-(Parte 2)-(26/09/14)
» Amor a través de las rejas (+18) Capitulo 5/5 + Final alternativo 24/12/2013
» ¡Prohibido hacer el amor! (+18)(27/02/14)(Capitulo final)
» AMOR PERDIDO+18NARUHAREM-NARUSAKU, CAP FINAL III 11/12/12
» El amor, es el amor (+13)-(Parte 2)-(26/09/14)
NaruSaku v2.0 :: :: Shots
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Nov 04, 2024 10:55 am por Layla
» Hola nuevamente y quizás adios
Lun Sep 30, 2024 5:10 am por choujiro
» La Biblioteca
Sáb Abr 20, 2024 10:53 am por Hernan NaruSaku
» Estudios Pierrot, ¿hipócritas y sobornadores?
Vie Abr 05, 2024 9:58 am por Hernan NaruSaku
» Fic tomando el control (7/12/23) + 18
Jue Feb 29, 2024 4:08 pm por gonmax
» Quiero proteger todo de Sakura-chan [Esp][T]
Mar Feb 27, 2024 6:42 am por PJXD23
» nuevo fic proximamente
Dom Dic 10, 2023 10:01 am por choujiro
» Respaldo para fanfics en caso de que eliminen el foro en un futuro
Jue Ene 05, 2023 3:28 am por choujiro
» En la oscuridad [+18][1/¿?][3/11/2021]
Sáb Oct 29, 2022 5:45 pm por Hernan NaruSaku