Escrito en tu piel [+18] ---CAPÍTULO XlV --- Actualizado [22/09/14]

Dicen los que saben, que los grandes genios van siempre cogidos de la mano a algún vicio… y casi nunca es de los buenos. Los científicos, los pintores… la gente excéntrica necesita de algo nuevo, distinto… peligroso… para llenarse plenamente… Por supuesto, esto es solo un dicho, no tiene porque cumplirse, siempre hay una excepción que rompe la regla, pero, por desgracia, nuestro caso no corresponde a ese perfil.

Él es el mejor en lo suyo, un gran escritor, el mejor escritor del mundo. Ha conquistado numerosos récords, y sus historias son leídas en todo el mundo. Pero detrás de esta fachada de victorias, hay una historia oscura y siniestra llena de derrotas y decepciones, que lo han marcado severamente, como una pesadilla que aún lo persigue cada noche, en todo momento.
El pasado siempre está, aunque lo quieras evitar. Hay muchas formas de evadirlo, unas sanas, y otras… no tan sanas y mucho menos legales: Las drogas.

El dinero no puede esconder muchas cosas, mientras él sonríe, su corazón llora. Es muy simple, solamente es un joven al que la vida le azotó duramente durante su transcurso por la vida… Lo lleva escrito en su piel, el dolor, la humillación, el rencor… Pero por suerte, aún se puede borrar ese rastro de oscuridad que recorre su cuerpo, con dedicación, paciencia… con esperanza… y amor.

Tenía mucho frío. Miré a Mima, estaba sentada mirando el reloj fijamente. No sabía porque. Me tapé con la manta de ositos que me compró mi mamá para mi cumpleaños pasado, era mi favorito, y la más calentita para el invierno. Después cojo mi conejo de peluche y lo abrazo fuertemente acercándolo hasta mi mejilla.

Cierro los ojos momentáneamente y los vuelvo a abrir, Mima está rara, no para de hacerse cruces entre la cara y el pecho, besando un collar. Yo tengo mucha hambre. Me destapo, y me pongo de pie. Miró a Mima y le tiro de su babi.

-Mima, tengo hambre- Ella me mira y me sonríe, mientras se levanta hasta la cocina

-Voy a prepararte algo de cenar cariño, siéntate en el sofá, que vas descalzo y vas a pillar un resfriado.

Asiento y me vuelvo a sentar. Miró la tele un rato, y de repente, el sonido de un trueno me sobresalta y me hace estremecerme. Abrazo mi conejo de peluche y abro mucho los ojos. Mima corre hacia mí y me abraza fuertemente. Me besa la frente, y me mira con los ojos brillosos.

-No te asustes mi amor, yo estoy contigo, no te va a pasar nada- Me besa de nuevo la frente, y de repente suena la puerta.

Mima me acaricia la mejilla, y se levanta para abrir la puerta. Yo cojo mi conejo y voy hacia la puerta. Mima estaba hablando con un hombre raro y muy grande, que me mira con la cara muy seria. Mima está llorando. Yo abrazo a Mima, y ella me toma y me da muchos besos, yo la rodeo con mis brazos por el cuello y miro al hombre extraño.

-Mima ¿dónde están mamá y papá?- ella cierra los ojos, pero las lagrimas siguen saliendo. Me abraza más fuerte

-Yo se lo explicaré, déjame con él- El hombre extraño me aleja de Mima, Mima me sonría mientras seca sus lágrimas. Poco a poco nos vamos alejando, no veo a Mima. Mi conejo se cae al suelo consecuencia de mis brazos inertes, ya no queda nadie, solo yo en una habitación oscura, con el único sonido de mis suspiros y mi llanto… Solo…

Despierta con el corazón latiendo muy fuerte, como si se le quisiera salir del pecho. Sus ojos azules, se aprecian oscuros debido a la intensidad del sueño que acaba de tener. Aún con una mano en el pecho, y otra sosteniéndose en la cama, echa un vistazo a su alrededor como perdido, sumido en un auténtico caos mental, mareado, y con muchas ganas de vomitar.

Rápidamente se levanta de la cama, sin evitar chocarse con la mesilla de noche, y anda a pasos rápidos y torpes, hasta una de sus estanterías. Toma una botella de agua y se la hecha por la cabeza dejando que caiga en cascada por todo su cuerpo semidesnudo, que solo contaba con unos calzoncillos que como al igual que el resto de su cuerpo, se encontraban empapados de sudor. Mira al cielo mientras se toma de los cabellos y se estira de ellos mientras suelta algún balbuceo sin sentido, cuando agacha la cabeza cae sin remedio hacia el suelo totalmente mareado, poniendo los ojos en blanco, y entonces suelta un estruendo chillido mientras se vuelve a poner en pie. Desplazándose de nuevo hacia su mesilla de noche. Apresuradamente, abre uno de los cajones sacando unas pastillas que ingiere rápidamente, mientras que de otro saca una bolsita plateada, de la cual extrae una pequeña cantidad de una especie de polvillo fino blanco, el cual esnifa rápidamente. Después se desploma en la cama. Su corazón late más lentamente, mucho más lento. Cierra los ojos abatido, tomándose la cabeza mientras ríe frenéticamente, mientras se abre la puerta de su habitación.

-¡Naruto!- Brama un hombre de pelo blanco y largo- ¿Qué cojones estás haciendo gilipollas?-

Lo toma por los hombros y lo zarandea una y otra vez. Finalmente le suelta un guantazo en la cara, lo que hace que este volteé el rostros. El de cabellos rubios comienza a reírse de nuevo.

-¿Qué es esa mierda?- Le toma la bolsita plateada, y la abre, lo que hace que se derrame todo el polvo en el suelo- ¡Mierda con patas! ¿¡De dónde has sacado esto!?- Lo zarandea de nuevo- ¡Respóndeme cabrón!-

Este sonríe de nuevo.

-Jiraiya, déjame que tengo que trabajar- Logra decir con dificultad mientras intenta soltarse del agarre de este-

-¡Tu no coges ahora mismo un lápiz ni para metértelo por el culo gilipollas! Ahora mismo paramos en el pueblo más cercano, te tiene que ver un medico- Escupe al polvillo blanco- ¡Y olvídate de esta mierda, porque voy a hacer todo lo posible para que no la puedas ver más en tu puta vida!

Sale de la habitación rápidamente dando un fuerte portazo, haciendo que el de cabellos rubios reaccione en consecuencia del ruido abriendo mucho los ojos. Se queda quieto un rato, alzando la vista al cielo, y de repente sonríe chasqueando los dedos.

-¡Ya está!- brama dando un bote, bajándose de la cama- Lo tengo todo tan claro…

Coge un lápiz que reposaba en su mesita de noche, y unas cuantas hojas maltratadas que se encontraban tiradas en un extremo de su habitación. Sentándose en su escritorio, comienza a escribir a una velocidad alucinante. Cada palabra concuerda, uniéndose como en un rompecabezas, en lo que parecía un auténtico estallido de creatividad. No despegaba la vista del papel y sonreía alegremente.

-Era todo tan obvio… como no había podido caer antes- Se rasca la cabeza y sigue escribiendo- El protagonista no se encontraba en una encrucijada… ¡sino en una elección que cambiaría el resto de la historia! ¡Claro! ¿Qué decisión tomará?- Se auto pregunta mientras se abre de nuevo la puerta-

Jiraiya entra a la habitación, seguido de unos hombres vestidos con batas blancas que arrastraban una camilla con numerosos sueros.

-¿Pero qué cojones haces?- Jiraiya observa al muchacho escribir sin levantar la vista para mirarle- Ven ahora mismo Naruto, necesitas atención médica, no estás bien-

Jiraiya lo toma de un brazo, pero este intenta resistirse zafándose del agarre de este.

-¡Déjame en paz, estoy escribiendo idiota!- Jiraya lo sujeta más fuerte mientras este intenta golpearle, pero es en vano, su fuerza física se veía anulada por el efecto de las drogas, no podía resistirse- ¡¡Qué me dejes!!

Jiraiya hacía caso sumiso mientras lo arrastraba por la habitación. Naruto agachó la cabeza, abatido, soltando el lápiz que llevaba en la mano, y de repente, sus ojos se pusieron en blanco, pareciendo estar inconsciente.

El de cabellos blancos logró subirlo en la camilla, mientras que los médicos atendían al muchacho.

-¡Le ha dado un ataque de epilepsia! ¡Tenemos que llamar inmediatamente a los servicios médicos del pueblo más cercano!- Bramo uno de los doctores mientras intentaba tomar la lengua del rubio para que no se atragantase- Pulsaciones en estado crítico, ¡rápido, tenemos que actuar cuanto antes!

Jiraya tomó el teléfono mientras observaba preocupado a Naruto.

-Buenas, mi nombre es Jiraiya… ¿hospital de Konoha?...-

Capítulo 1

-Nos viene un paciente con epilepsia, en estado crítico por la calle 52- Respondía un enfermero alardeando a los médicos de guardia- Me lo acaban de notificar desde recepción, que manden una camilla a la salida, llegaré en breves momentos.

Ante esta llamada, un muchacho de cabellos marrones se desplazaba rápidamente por los pasillos del hospital, al parecer en busca de alguien, hasta que chocó con una mujer de cabellos rubios dorados, de gran altura y de ojos marrón intenso.

-¡Tsunade! Nos viene un paciente con epilepsia, y los enfermeros de guardia son en su mayoría pertenecientes a pediatría- La mujer miró al muchacho acariciándose los cabellos- Además, tenemos casi todas las camillas ocupadas, y no sabemos si quedará alguna libre-

- No seas melancólico Iruka, seguro que habrá alguna camilla suelta, así que deja de lamentarte y corre a buscarla ¡venga!- Bramó la mujer instintivamente-

-Pero señora, no tenemos ningún médico especializado en estos momentos en el hospital, yo soy el único encargado para urgencias, y en mi vida he atendido a un paciente por epilepsia-

La mujer agachó la cabeza sosteniéndose la barbilla pensativa, mientras cerraba los ojos. De repente se sobresaltó, y cogió de los hombros al muchacho.

-Mi sobrina, ella ha atendido a muchos pacientes con epilepsia, es nuestra apuesta más eficaz-

-Pero señora, Sakura acabó el turno hace por lo menos tres horas- Aseguró el muchacho desesperado-

-Bueno, por eso no hay problema, tu encárgate de la camilla, y yo llamaré a Sakura para que venga lo antes posible al hospital-

El muchacho asintió con la cabeza y se desplazó velozmente por el pasillo mientras que llamaba a dos enfermeros. Tsunade rápidamente fue hacia su oficina, cogió su teléfono y marcó unos números rápidamente-


Era una noche muy tranquila en Konoha. El sonido de algún coche al pasar era lo único que importunaba el gran silencio que se apreciaba en el pequeño pueblo.

Entre las mullidas sábanas blancas de una habitación, dormía plácidamente una muchacha bella y joven, de cabello rosado y ojos esmeralda, acompañada de su ardiente novio, Sasuke Uchiha, un joven apuesto de cabello negro y ojos oscuros que abrazaba a la joven, con la que hace unas horas antes, había mantenido una intensa y placentera relación, como acostumbrados estaban ya.

En aquella habitación, el tiempo parecía haberse detenido, plasmando a los amantes en su plenitud, semidesnudos, mientras que una pequeña brisa procedente de la ventana, acariciaba sus rostros angelicales bañados por el pequeño haz de luz que iluminaba sus rostros en aquella noche de luna llena.

El ambiente se apagó cuando el teléfono comenzó a sonar, despertando a la joven, que sobresaltaba, se levantó de la cama mientras se acomodaba el camisón que le llegaba a medio muslo. Tomó el teléfono con decisión, comenzando la conversación con un bostezo.

-¿Diga?- La muchacha escuchó a su tía muy alterada, mientras le explicaba la situación- ¿Qué tengo que ir ahora? Pero si hace tres horas que he salido del turno- Su novio se despertó mientras que observaba la escena- Está bien… iré en seguida-

La muchacha comenzó a moverse por la habitación, recogiendo la ropa que horas antes, fue desprendida de su cuerpo por su chico. No notó que este estaba despierto, y cuando se quiso dar cuenta, la sujetó por los brazos mientras le besaba intensamente su cuello, mordiendo levemente este.

-¿Seguro que te tienes que ir?- Esta suspiró ante el ataque sorpresa de este-

-Sí amor, me acaba de llamar mi tía, nos llega en breves momentos un paciente con epilepsia-

Este bufó mientras la volteaba, quedándose cara a cara, entonces la tomó de la cara y la besó fríamente mientras la sujetaba de la espalda.

-Umm… no te tardes- Dijo el muchacho cuando el beso terminó-

La joven tomó del armario lo primero que vio, y se vistió rápidamente. Cogió su bata blanca, y atravesó la puerta a pasos agigantados.

-Pasa buena noche amor- Le lanza un beso desde el aire que fue respondido por una sonrisa arrogante por parte de este-


La furgoneta que transportaba al importante escritor, paró en seco delante de la puerta del hospital, propinando un gran sonido que indicó a todo el hospital de su llegada.

Los enfermeros fueron rápidamente con una camilla en busca del paciente, pero para su sorpresa, de la furgoneta salieron una multitud de médicos que transportaban al paciente en una. Estos velozmente pasaron por al lado de los docentes sin percatarse de su presencia. Iruka se quitó rápidamente la máscara de protección que llevaba en la boca mientras observaba a los médicos llevar la camilla por las puertas del hospital.

Este se llevó las manos a la cabeza confuso mientras miraba al resto de su cuadrilla de enfermeros que se encogían de hombros sin saber lo que hacer.

De repente, del vehículo salió airoso e imponente Jiraiya, con el semblante serio y angustiado, observando las puertas del hospital, caminando inconscientemente hacia estas.

-¡Espere señor!- Comunicó Iruka llamando la atención de Jiraiya- ¿Es usted familiar del paciente de epilepsia, o su amigo?-

-No, soy su representante- Estos lo miraron sorprendidos- Tenéis en vuestro hospital a Kyubi, el escritor con más Best-Seller del momento-

Mientras que los docentes se miraban entre ellos sin saber que responder, Tsunade salió furiosa por las puertas del hospital dirigiéndose a pasos agigantados hacia su posición.

-¿Pero quién demonios se han creído ustedes que son para venir a mi hospital y ocupar la sala VIP sin mi consentimiento?- Dijo sulfurada esta observando a Jiraiya mientras que Iruka y el resto comenzaban a dar pequeños pasos hacia atrás-

El de cabello blanco sonrió serenamente a la mujer.

-Perdone la osadía de mis enfermeros, están acostumbrados a entrar sin identificación a la mayoría de los sitios a donde vamos, le ruego que nos disculpe- Dijo este agachando la cabeza mientras que la mujer cruzaba los brazos no muy convencida del discurso de este- Le pagaré la estancia de mi cliente en la sala VIP sin ningún tipo de problema, y por favor, perdone de nuevo las molestias-

-Y si se puede saber ¿quiénes son exactamente ustedes? Porque no tienen ninguna pinta de ser de por aquí, y además, sus vestimentas me indican que no son exactamente lo que se dicen gente humilde.

Jiraiya le sonría pícaramente mientras la mujer mantiene su semblante frío y penetrante hacia este.

-Verá señora, yo soy Jiraiya, representante literario, y tengo el honor de representar a Kyubi, el escritor más renombrado del momento, de hecho, ahora mismo mi cliente está en un estado crítico, y se causaría una gran conmoción en el mundo entero si la prensa se enterara de esto, así que será mejor que deje actuar a mis médicos para que solucionemos este percance lo antes posible ¿le parece?- La mujer lo miró sorprendida mientras que descruzaba los brazos y ablandaba su mirada-

-Entre y póngase cómodo señor Jiraiya, y por favor, perdone que los asientos de la sala de espera no sean de cuero como debe estar acostumbrado usted- Dijo esta con un eje irónico mientras caminaban hacia dentro del hospital-

-No se preocupe señora, de seguro encontraré cómodas sus instalaciones, no se preocupe- Sonrió pícaramente, mientras observaba sin más remedio la belleza de esa tozuda y arisca mujer-


La de cabellos rosados por fin llegó al hospital, posicionando su coche enfrente del mismo, y corriendo rápidamente hacia el interior de este ignorando el enorme furgón que se encontraba a pocos metros de distancia de su coche.

Cuando entró al recinto, pregunto a la recepcionista por el paciente con epilepsia.

-Se encuentra en la sala VIP, pero los docentes no pueden entrar a la habitación, lo sentimos señorita Haruno-

La muchacha asintió extrañada ante el comentario de esta, y comenzó a trotar a paso ligero por los pasillos del hospital en dirección a la sala VIP, pero a medio camino fue detenida por su tía, que había salido rápidamente de su despacho al ver a su sobrina.

-Lo siento mucho por despertarte Sakura, y más aún que no haya servido para nada-Comentó la rubia llevándose las manos a la cabeza-

-¿Pero qué sucede tía? La recepcionista me ha dicho que no puedo acceder a la sala VIP, pero allí es donde está mi paciente-

-Verás, resulta que tu paciente no es otros que Kyubi- La de cabello rosa la observó sorprendida-

-¿Kyubi? ¿El escritor?- La rubia asintió sonriendo a esta, que se llevó las manos a la cabeza- ¡Yo moriría porque me firmase un solo libro!-

-Pues por lo visto no podemos entrar a la sala donde él se encuentra, de hecho, su representante ya nos ha pagado lo suficiente para cubrir la estancia en la habitación y los materiales que sus médicos vayan a utilizar… así que dudo que ninguno de nuestros doctores pueda intervenir-

-De todas formas voy a pasar quieran o no, tengo que comprobar que ese hombre está bien- Esta le sonrió a su tía y comenzó a caminar a paso ligero en dirección a la sala VIP de nuevo-

Cuando llegó a la sala, fuera se encontraba reposado en una silla un hombre de cabellos blancos al que esta no le dio mucha importancia. Comenzó a dirigirse hasta la puerta, pero entonces este se levantó y le cortó el paso a la joven.

-Lo siento señorita, no puede pasar por aquí, verá…-

-Ya, lo sé, aquí está Kyubi, me lo han contado- Dijo mientras lo miraba a los ojos- Pero no deja de ser un paciente más, y yo debo atenderlo, así que hagan el favor, y déjenme que haga mi trabajo-

El de cabellos blancos la miró mientras sonreía.

-¿Y qué te hace diferente al resto de médicos a los que no he dejado pasar?- Se cruzó de brazos-

-Escuche… mi turno acabó hace tres horas, y son las 4:30 de la mañana. He venido hacia el hospital para atender a un paciente por epilepsia, y me da igual si es el mejor escritor del mundo como si es un vagabundo al que le ha mordido un perro rabioso, yo siempre atiendo a mis pacientes, independientemente de que tengan o no tengan dinero, así que déjeme pasar de una vez para que pueda acabar cuanto antes esto-

Ambos se miraron intensamente. Jiraiya observó la verdad en los ojos candentes de aquella mujer, y retirándose levemente hacia atrás, le permitió con su lenguaje corporal la entrada a la habitación.

-Tenga cuidado con él-

-Siempre lo tengo- Esta se adentró en la habitación-

Cuando entró, pudo observar como los médicos trabajaban totalmente coordinados. Eran cinco en total, y cada uno se encargaba de una cosa diferente. La joven echó un vistazo rápido a las pulsaciones del paciente, iban bastante lentas, pero dentro de la gravedad se mantenía estable. Después miró de reojo al hombre que se encontraba en la camilla acostado.

Por Dios, era lo más hermoso que había visto en toda su vida. Se encontraba totalmente desnudo, exceptuando una pequeña manta verde que cubría desde su cadera hasta abajo. Sus ojos se encontraban abiertos de par en par, dejando observar un azul inmenso en ellos, oscurecidos por su falta de consciencia. Su cabello, dorado como el sol a mediodía, se encontraba revuelto, y desde su posición se podía apreciar sedoso y fino, más firme era el rastro de vello facial que se podía observar, que era un poco más oscuro que el de su cabello.  Sus labios se encontraban abiertos, y eran  carnosos y rosados, y si  seguías descendiendo, se podía observar su torso, firme y tenso, al igual que sus marcados abdominales.

Sin quererlo, se había quedado apoyada a un lado de la habitación observando a tal Adonis. Nunca la había atraído tanto el cuerpo de un hombre como este lo estaba haciendo, casi podía notar como cierta parte de su ser respondía ante tal tentadora y sexy visión, y maldecía a esa maldita manta por no dejarla ver la parte más codiciada de ese hombre.

Se encontraba tan absorta en sus pensamientos, que no notó como uno de los médicos de la sala la llamaba.

-Perdone señorita ¿va a ayudarnos a atender al señor Kyubi? Si no con gusto yo le indico donde está la salida- Dijo cruzando los brazos y frunciendo las cejas-

Esta por fin reaccionó a los estímulos externos, y mordiéndose el labio y agachando la mirada respondió.

-Perdone, estaba pensando, pero no volverá a pasar-

-Muy bien, pues entonces ayúdenos, vamos un poco apurados-

Esta se dirigió hacia la camilla sin parar de mirar al paciente, maldiciendo su falta de cordura y de profesionalidad ante estos médicos, y es que nunca le había pasado algo así en la vida. Comenzó a maniobrar con estos mientras juntaba ambas piernas fuertemente cuando le era posible… ¿En serio se había puesto así solo por ver a ese hombre semidesnudo?... ¿Tan mal estaba?

Miro de nuevo de reojo a este… iba a ser una madrugada muy larga…

Capítulo 2

El despertar de Konoha se tornaba como siempre. El sol entre las montañas caía en picado, iluminando levemente casi todo el pueblo, a pesar de que unas nubes pretendían eclipsar su trayectoria, y es que el día había amanecido bastante nublado para la época en la que estaban.

Como de costumbre, las calles de Konoha no tardaron en estar llenas de gente, que se dirigía a su trabajo, o por ser hoy, al mercado, que se realizaba solamente un día a la semana.

Entre la muchedumbre, un joven de cabello negro se dirigía rápidamente en una dirección concreta, con los ojos puestos fríamente hacía el frente, este muchacho no era otro que Sasuke Uchiha, que caminaba a pasos agigantados hacia el hospital donde trabajaba su novia.

Debido a su rapidez, no tardó en llegar a las instalaciones donde fuera se encontraba Tsunade, que lo miró entre extrañada y alegre.

-¡Hola Sasuke!- Dijo mientras abrazaba a este, muestra de que se alegraba de verlo- ¿Buscas a Sakura?

-Sí… me dijo anoche que volvería pronto- Este frunció el ceño-

-Las cosas se complicaron mucho…- Se llevó las manos a los cabellos- ¿Quieres que la llame?

-No. Solo dile que estuve aquí y que me voy a trabajar, no
quiero molestarla-

-Muy bien, se lo diré no te preocupes- Dijo mientras este, alzando la mano como despedida, comenzaba andar de nuevo ahora un poco más calmado en dirección contraria.


Apenas podía alzar la mirada sin soltar un potente bostezo. Los primeros fueron reprimidos por una de sus manos, pero fueron tantos durante toda la noche que ya poco le importaba lo que pensara la gente de ella.

Se encontraba reposada en uno de los sillones de la cafetería, tomándose otro café como el que horas antes había tomado. Tenía que hacer grandes esfuerzos para no dormirse, se encontraba totalmente agotada, y notaba como sus párpados querían cerrarse una y otra vez.

-¡Hey despierta!- Dijo cierta rubia que se sentó al lado suyo- Que solo he tardado cinco minutos en que me pongan el café…- Sonrió

Se miraron ambas a los ojos, y Sakura volvió a derramarse en la mesa.

-¡Ten cuidado! ¡Ha faltado muy poco para que metas tu pelo en mi café!-

-No importa, ahora mismo solo quiero dormir- Dijo entre un bostezo-

-Ya… entiendo que estés cansada, pero míralo por el lado positivo, has estado atendiendo a uno de los tíos más guapos del mundo-

Esta agradeció que no la viera en estos momentos. Solo de escuchar esa conversación se sonrojó sin más remedio.

-Tampoco es para tanto…-Mintió-

-¿Qué no es para tanto? ¡Me lo vas a decir a mí que me hice una foto con él y un poco más y se me caen las braga!- Comentó esta con su tono de voz habitual-

¨A mí no me hizo falta una foto para que me pasara¨ Pensó esta.

-¡Por Dios Ino, no grites, no estamos en tu casa!- Dijo Sakura erguiéndose de nuevo-

-Es la verdad y lo sabes… vamos Sakura, el tío está muy bueno- Tomó un sorbo de su café- Además, he podido entrar a su habitación a reponer material y lo he visto, y sigue estando bueno aún como estaba-

Se odiaba a si misma por entrar en el mismo juego que su amiga. Ella nunca había sido así, de hecho, había pecado siempre de responsable y seria, y nunca se había dejado llevar por las pasiones, pero tenía que reconocer que ese hombre le había hecho sentir diferente, y eso le asqueaba profundamente.

Sumida en sus pensamientos notó como alguien le tomaba el hombro. Cuando volvió la cabeza descubrió que era su tía Tsunade.

-Buenos días chicas- Dijo a ambas con una alegre sonrisa-

-Buenos días jefa- Dijo Ino mientras que tomaba de nuevo un sorbo de café-

-Sakura, Sasuke ha estado aquí hace poco, parecía preocupado-

Ya estábamos otra vez con lo mismo… Sasuke el controlador lo tenían que haber llamado.

-Le dije que iba al hospital, y que volvería pronto, pero sabe cómo funciona esto, que las cosas se complican– Dijo esta revolviéndose el cabello-

Su tía la miró de nuevo mientras que se acariciaba la barbilla.

-Creo que deberías tomarte el resto del día libre, estás muy cansada y necesitas descansar-

La de cabellos rosas se levantó de la silla sin discutir las órdenes de su tía.

-Sabes que no me gusta hacer este tipo de cosas, pero de verdad que necesito descansar. Adiós Ino, que tengas una buena mañana- Dijo mientras se marchaba

-Adiós Saku, cualquier cosa que necesites llámame-

Tsunade la observó marcharse.

-Ya tiene que estar cansada…-Dijo Tsunade-

-Y que lo digas, con lo tozuda que es…- Dijo Ino-

Sakura salió del hospital dando pasos ligeros. Necesitaba urgentemente unas horas de descanso para reponerse del sobreesfuerzo. Había tenido que estar ayudando a aquellos médicos más de dos horas, y a tientas, puesto que no le proporcionaron ningún tipo de información del caso, de hecho, cuando intento observar una analítica que le habían realizado, se la arrebataron de las manos.

Mientras pensaba no notaba como sin saberlo se había montado en el coche y se dirigía por la calle mayor de Konoha en dirección al piso que compartía con Sasuke…

Al recordar a su novio, decidió mirar su móvil, que se encontraba en su bolso, que ahora que recuerda anoche dejó en su coche, y como no, cinco llamadas perdidas.
Se llevó las manos a la cabeza. De verdad, era a veces tan agobiante.
Poniendo atención a la carretera comenzó a llamarlo.

-Sakura ¿por qué no me llamaste para decirme que ibas a tardar tanto? Me tenías realmente preocupado- Dijo este enfadado-

-Yo no sabía que iba a tardar tanto, además, así es mi trabajo Sasuke, tuve que quedarme con el paciente casi dos horas-

-Siempre estás igual con el trabajo… ¿es que el trabajo es más importante que yo?- Comentó chillando este-

-¡No, por supuesto que no! ¡Pero entiende de una vez que si me llaman tengo que ir!-

De repente hubo un silencio en ambos.

-Ya hablaremos de esto en casa- Diciendo esto colgó el teléfono, dejando a Sakura totalmente destrozada, sollozando por lo que su novio le acababa de decir.

Aparcó el coche en la puerta de su piso, y sin que los vecinos la vieran, logró subir hasta su piso mientras se le escapaba alguna que otra lágrima por el camino. Finalmente se hundió en una de las almohadas de su inmensa cama, cogiendo otra para abrazarla mientras no paraba de pensar, y mientras que su cabeza daba vueltas y vueltas, el cansancio pudo con ella, y definitivamente se durmió, dejando que la última lágrima cayera en la cama, dejándola mojada, en señal de su llanto.


Se encontraba bastante mareado, pero eso era algo normal en él. Abrió los ojos cansado y agotado, como si acabase de correr en una maratón. La cabeza le daba vueltas, mientras que esperaba que sus ojos enfocasen correctamente lo que estaba viendo, pero eso no sucedía, todo seguía borroso. De repente, pudo observar con nitidez a una mujer de cabellos rosados que lo miraba profundamente con una inmensa sonrisa. Esa mujer… parecía una diosa. Trató de tocarla, pero le fue imposible, se desvanecía como el polvo cuando hace viento, se alejaba, parecía tan lejana… inalcanzable…

En ese momento, una cara conocida le tomó la mano. Era Jiraiya. El de cabellos rubios abrió los ojos más, y por fin sus ojos enfocaron correctamente las imágenes que el exterior le ofrecía. Se encontraba en una habitación desconocida, pintada de verde y blanco, con numerosos sueros y maquinas enganchados a él. Reconocía los médicos que se encontraban pululando por la habitación… pero ¿dónde estaba aquella mujer de cabello roja y ojos esmeralda?

-Naruto- Bramo este serio, sacando de sus pensamientos al rubio-

-¿Qué?-

El de pelo blanco lo tomó de los hombros.

-Has estado a punto de morir…- Dijo cerrando los ojos-

-Lo sé- El rubio reposo su cabeza en la almohada de la camilla-

-¿Entonces porque demonios sigues tomando esas cosas?- Dijo esta enfurecido-

Este sonrió mientras observaba los ojos del peliblanco.

-Me hacen sentir bien, libre… como si no pesara-

-¿Cómo puedes decir eso?- Da un puñetazo a una de las mesas de la habitación- ¡Casi te mueres por esa mierda!-

-A los únicos que tendría en mi funeral sería a la prensa- Dijo sonriendo este-

Jiraiya lo miró triste y abatido, como si realmente lo que este estaba diciendo fuera verdad.

-Yo te voy a sacar de esto, tú puedes salir de esto. Voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que salgas de este mundo en el que te has metido. Me tienes a mí, yo creo que eres un muchacho brillante, al que al nacer le tocó una mala mano de cartas. Pero todo eso va a cambiar… porque yo siempre voy a estar a tu lado.

Naruto sonrió a Jiraiya.

-Inténtalo- Solo le dijo eso. Este sonrió-

-Pronto saldremos de aquí y nos dirigiremos a Suna, donde te están esperando para la presentación de tu nuevo libro…-

Naruto se encontraba absorto mientras hablaba… Solamente pensaba en aquella mujer que se le había aparecido hace unos breves instantes. Parecía tan real… encajaría tan bien con la historia que estaba escribiendo…

-¡Naruto! ¿Me estás escuchando?- Jiraiya tomó a este de los hombros-

-¿Y la mujer de cabellos rosados?- Dijo Naruto sin saber muy bien porque-

Jiraiya lo observó como sorprendido… era imposible que la hubiera visto, estaba inconsciente entonces.

-Se fue, era una doctora que ayudó a nuestros médicos durante tu ¨ataque de epilepsia¨- Dijo Jiraiya-

-¿Les dijisteis que tenía un ataque de epilepsia?- Dijo Naruto sonriendo a carcajadas-

-Te dio un ataque epiléptico, pero en seguida te repusiste, de hecho, cuando llegaste al hospital, ya estabas consciente, pero las drogas tuvieron su efecto, y de repente te dio una sobredosis… y no vamos a decirles que al mejor escritor del mundo le ha dado una sobredosis…- Dijo Jiraiya desprendiendo el sarcasmo que le quedaba en esta situación.

-Que buena tío…- Sonrió de nuevo Naruto-

Este de repente paró de reír, y miró al techo de la habitación de nuevo… ¿quién era esa mujer? ¿Y porque le resultaba tan familiar?... Quería verla, eso es lo único claro que sabía en aquellos instantes, lo que más deseaba.

-Jiraiya- Dijo Naruto llamando la atención de este- Quiero que mientras esté aquí, la doctora que me reconozca sea esa mujer del pelo rosa-

-Eso no está en mi mano…-

-Estoy seguro de que puedes hacer algo…- Sonrío pícaramente desafiándolo con la mirada-

-Umm…- Sonrió pensativo- ¿Y por qué tiene que ser ella y no nuestros médicos?-

-¿Nuestros médicos no están bueno sabes?-Ambos sonrieron abiertamente, de corazón, como pocas veces se hace.

CAPÍTULO 3:

Ya era por la tarde en Konoha, y el sol comenzaba a esconderse entre las montañas tiñendo el cielo de un color anaranjado. Durante el ocaso, una joven conducía a una gran velocidad hasta el hospital, esa era nuestra joven Sakura.

Creía que ya había descansado suficiente, y su profesionalidad no la dejaba tomarse un día libre por su cara bonita, así que volvía dispuesta a realizar las horas de trabajo que le correspondían durante ese día.

Aún se encontraba cabizbaja por la discusión que habían tenido su novio y ella. No podía creer lo controlador y obsesivo que este podía ser algunas veces, la agobiaba demasiado, y no se daba cuenta. Habían tenido la misma discusión prácticamente desde el inicio de su relación, y nunca conseguían ponerse de acuerdo…

Esta soltó un suspiro, mientras sin darse cuenta se encontraba aparcando el coche en las puertas del hospital. Aún se encontraba algo cansada, pero eso no importaba, debía cumplir con su obligación.

Mientras caminaba hacia las puertas del hospital, fue detenida por una conocida suya, Hinata.

-Hola Sakura-Dijo la morena sonriente-Te noto cansada…

Sakura la miró intentando ser lo más amable posible… esta chica era de esas mujeres que aparentan ser ángeles y luego son más malas que el demonio.

-Anoche estuve trabajando hasta tarde- Confesó esta apreciando lo bien vestida y lo bonita que se veía Hinata- Por cierto… te ves muy bien con ese vestido-

-Gracias Saku, tengo una reunión muy importante y después tengo cena, así que me he puesto… elegante-

-Está bien, entonces no te entretengo más, que te vaya bien Hinata- Ambas se despidieron, pudiéndose apreciar en el rostro de la morena una sonrisa fría y superficial-

La pelirosa entró por fin al hospital y rápidamente se dirigió hacia la zona de cardiología, que era la especialidad médica en la que ella se había doctorado en su carrera universitaria, y que llevaba ejerciendo durante dos años, en los que había atendido a más de cien pacientes por infartos, miocardiopatías y otras muchas enfermedades del corazón.

Cuando esta llegó a su sala, no tenía ningún paciente, ni por revisión ni para observación, así que se sentó en su sillón a esperar que llegara algún paciente, comenzando a encender el ordenador para observar sus mensajes.

Para su sorpresa no tardaron en llamar a la puerta. Esta alzó la vista e invitó a pasar al paciente, pero para su sorpresa, una enfermera del centro entró a la sala.

-Perdone señorita Haruno por la interrupción, pero hay un señor que solicita hablar con usted-

-Pídale que pase por favor, y gracias por el aviso-

La enfermera se retiró, permitiéndole la entrada a un hombre con el cual ya había tenido una pequeña trifulca la noche pasada. El peliblanco con una enorme sonrisa, se sentó en una de las sillas más cercanas a la de Sakura.

-Buenos días señorita… Haruno. Espero no importunarla- Dijo este dudando de si había dicho su nombre correctamente-

-No se preocupe, acabo de llegar, y sí, soy de apellido Haruno-

El peliblanco le sonrió profundamente, mientras que se acomodaba el traje que llevaba puesto.

-Verá, venía a hacerle una proposición- Ambos se miraron a los ojos- Como usted es la única doctora del centro que permití entrar a ayudar a nuestros médicos, hemos pensado que debería ser la que reconociera a Kyubi durante su estancia aquí.

Esta se quedó perpleja ante la proposición. Evitó el sonrojo por poco… ¿En serio iba a poder entrar sola a ver a ese hombre?... Realmente lo dudaba…

-Pero… verá, yo me tengo que ocupar de la ala de cardiología y…-

-No te preocupes, he hablado con la jefa del centro y no hay ningún problema, otro doctorado ocupará tu puesto-

¨ ¿Mi tía ha hecho eso? ¨

Se miraron intensamente de nuevo.

-Y bien…- Presionó este ante la indecisión de la muchacha-

La de cabellos rosas dudó por un momento.

¨ ¿¡Pero qué demonios me pasa!? Es solo un tío, claro que acepto¨

-Está bien, acepto- El peliblanco le sonrió, mientras levantándose le indicaba que esta hiciera lo mismo-

-Muy bien, usted puede dirigirse ya a la sala VIP, yo tengo un asunto que resolver con la prensa- Dijo este acomodándose el traje mientras que caminaban.

Esta lo miró divertida.

-Solo tengo que objetar una cosa- Dijo la de cabellos rosas cuando sus caminos estaban a punto de separarse- No me llame de usted, señor representante Jiraiya-

Este le sonrió de nuevo.

-Perdone señorita, es la costumbre- Este se encogió de hombros y continuó su camino-

Rápidamente caminó por los pasillos del hospital hasta que llegó a la sala VIP. Una vez que llegó a esta tomó aire antes de entrar, y cerró los ojos pensativa.

¨Sakura, tranquilízate, es solo un paciente¨

Abrió entonces la puerta con decisión, encontrándose una imagen poco común en un hospital.
El rubio se encontraba posado completamente en la ventana de la sala del hospital, con unos papeles en una mano, y un cigarro en la otra, al que de vez en cuando pegaba alguna que otra calada. La de cabellos rosas reaccionó a tiempo, y se acercó a este sin que aparentemente el rubio se diera cuenta.

-¿Sabe usted que no se puede fumar en este hospital? Y menos si es un paciente-Dijo esta provocando que este se volteara.

Vale, tenía que reconocer que desde más cerca estaba más bueno. Era como lo recordaba en la anterior noche, pero con un tono más oscuro en su piel, lo que era normal, anoche estaba casi muerto.

-No encontré ninguna indicación que me impidiera fumar, lo siento- Dijo este pícaro soltando los papeles que llevaba en una de sus manos y llevándosela a la cabeza- ¿Tú debes de ser la enfermera no?

-Eso parece- Dijo acercándose a este mientras le retiraba el cigarro y lo aplastaba en la mesa apagándolo- Yo voy a ser quien te haga las revisiones mientras que esté por aquí señor Kyubi-

Este la miró mientras se dirigía a sentarse en una silla. La verdad es que aquella mujer estaba muy buena. Por alguna razón lo atraía, y eso que había estado con mujeres millones de veces más bellas que esta, pero ella por alguna razón, le resultaba fascinante.

-Tendré que llevar cuidado cuando me ponga a fumar delante de ti, no me gustaría que me apagases constantemente mis cigarros- Dijo este sonriente mientras se sentaba en la otra silla.

Esta lo miró a los ojos mientras revisaba la pobre ficha médica que le habían dejado los médicos para su revisión. Tenía unos ojos preciosos, y un rostro pícaro… parecía totalmente un desvergonzado.

¨Muy bien Sakura, sé tú misma, como eres siempre¨ Se repitió la chica mientras cerraba los ojos fríamente

-Verdaderamente sí, odio que la gente fume, y espero que lo deje, por lo menos durante su estancia aquí. Con sus antecedentes de epilepsia, no le voy a permitir que toque un cigarro señor… Kyubi- Lo llamó por su nombre artístico-

-Por favor, deje de decirme de usted, me marea- Sonrió mientras la observaba lo humanamente posible teniendo en cuenta que se encontraba sentada… para su desgracia no traía ningún escote-

-Está bien, será mejor y más ameno, si le parece bien empezaremos con la revisión psicológica-

-¿Psicológica? ¿Para qué? Mi salud mental es extraordinaria- Dijo este alardeando mientras esta volvía a echar un vistazo a las fichas médicas-

¨La verdad es que el tipo ha demostrado muy buenas respuestas a los test psicotécnicos… de hecho casi alcanza el perfil de superdotado¨ Pensó esta

-Está bien- Dijo mirándolo por fin a los ojos- Entonces hablaremos de porque estabas fuera de la camilla y fumando después de haber tenido un ataque epiléptico en menos de 24 horas- Acusó esta-

Este la observó divertido haciendo caso sumiso a lo que comentaba esta. Solo podía mirarla a ella, y a esos preciosos ojos que tenía.

-Perdona ¿me estás escuchando?- Comentó esta-

-Tienes unos ojos preciosos sabes- Afirmó este intensificando la mirada-

Esta lo miró sorprendida, mientras que sin poder evitarlo se sonrojó.

-Vaya… parece que al final no es de hielo- Dijo gracioso este-

-Déjese de tonterías, sus rollos de playboy déjeselos para luego, porque conmigo no le van a funcionar, y ahora vamos a trabajar, tengo que hacerte unas cuantas preguntas para ver su solidez mental-

-Solo estaría dispuesto a trabajar contigo en una cosa- Dijo pícaro este, mientras que esta lo miraba enfadada… buah, estaba preciosa cuando se enfadaba-

-No tengo porque soportar todo ese tipo de comentarios, yo no debería estar aquí, y de hecho, me voy- Dijo esta mientras se levantaba, pero fue detenida por este, el cual la tomó por la mano suavemente mientras la volvía a atraer a la silla donde reposaba-

-Eh… relájate, tranquila- Dijo este a la muchacha mientras que esta lo seguía mirando enfadada- Es mi forma de ser, soy detestable… lo sé-

-En algo estamos de acuerdo al parecer- Soltó esta-

-Déjame compensártelo. Vamos a tomar café, yo te invitó-

-De eso nada, tú te quedas aquí, de hecho deberías estar acostado en esta camilla de aquí, y me parecería muy bien que lo hicieras- Dijo señalando esta mientras que el escritor la observaba-

-No tendría ningún problema si tu también lo hicieras-Dijo este sonriendo-

Llegados a este punto la pelirosa decidió seguirle el juego.

-¿Y por qué yo si se puede saber? Tienes a todas las que quieras fuera esperando que vayas a la presentación de tu nuevo libro-

-Nah, es aburrido, son siempre las mismas locas, me gusta variar- Dijo este retrocediendo mientras se dirigía a la cama, en la cual se acostó, reposando sus brazos en esta para sujetar medio cuerpo-

-¿Y quién te dice a ti que yo no soy otra loca como ellas?-

-Me lo dice mi instinto- Dice mientras esta se acerca a él-

-Que instinto más atrofiado tienes- Dice acercándose a la boca de este.

El joven entonces sonrió plenamente ante la clara intención de esta de besarlo, pero cuando más cerca estaban el uno del otro, esta sacó la cinta de protección que hay en  las camillas y lo ato a esta, impidiendo al joven moverse de esta.

-¡JA! Te pille- Sonrió la joven orgullosa, mientras que el muchacho trataba en vano de deshacerse del agarre-

-Ahora lo entiendo todo… ¿eres masoquista no?- Dijo este sonriendo-

Esta se echó las manos en la cabeza, observando la imagen tan tentadora que le ofrecía el muchacho desde su posición.

¨La verdad… en estos instantes no me importaría serlo… ¨

-Bueno, dejémonos de tonterías y vamos ya en serio-

-Yo siempre hablo en serio- Comentó este sonriendo-

-Uff… en serio no me puedo creer que alguien tan bobo como tú sea el mejor escritor del mundo-

-Yo sinceramente tampoco- Ante esta aclaración, ambos sonrieron.




-Vamos a ver chico listo, ¿y si se enteran de la verdad qué, nos la cargamos?- Comentó Tsunade bastante enfada, mientras se cruzaba de brazos-

-Nadie se tiene que enterar de la verdad si ustedes no dicen nada, de hecho, cuando esta entrevista termine, puede dirigirse a hablar con sus docentes y explicarles la situación-

-No me parece ético ni profesional mentir sobre una enfermedad señor Jiraiya, si el muchacho ha tenido un ataque epiléptico no tiene porque derivar a nada malo-

El peliblanco mira a la mujer de nuevo.

-Usted no sabe como es la prensa…- Comentó este de nuevo- Hágame caso: solo ha sufrido un pequeño mareo, un bajón de azúcar, y ya está, con eso la gente se queda tranquila-

-Está bien… pero sigue sin gustarme la idea- Se cruza de brazos-

-Hay que ver lo cabezona que puede llegar a ser usted…-

-Yo seré cabezona, pero usted es un cabezudo- Dice la mujer golpeándole la cabeza mientras suelta una sonrisilla que es correspondida por la carcajada de este-




-Estoy aburrido… ¿ya hemos acabado no?- Comentó Naruto desesperando a la pelirrosa-

-Apenas acabamos de empezar con el test y ya estás así- Dijo la muchacha llevándose las manos a la cabeza-

-¿Podemos salir fuera un rato por favor? Necesito aire fresco- Comentó este sonriente mientras que una gota de sudor descendía por todo su rostro-

-Sabes que no podemos, estás recuperándote y…-

-Por favor…- Suplicó este con los ojos brillosos-

-Vale… está bien, pero solo quince minutos-

-¡Bien!- Alzó las manos como un niño pequeño, imagen que enterneció a la joven profundamente.

-¡Y te invito a un helado!- Comentó el rubio mientras la pelirrosa lo desataba… realmente era un completo infantil, idiota, bobo, tonto... pero era muy mono ciertamente.

CAPÍTULO 4

-No me puedo creer que ya sea de noche- Comento el rubio dando sus primeros pasos fuera del hospital- ¿Pero cuánto tiempo hemos estado hablando?-

-Bastante- Dijo la de cabellos rosas saliendo ella también por las puertas del hospital- ¿Sabes lo que pienso? Que deberías ponerte una chaqueta, hace frío, y el cambio de temperatura podría sentarte mal- Dijo la chica adelantándose al muchacho mientras se frotaba con las manos sus antebrazos-

-Eh, que si quieres que te abrace para que se te quite el frío yo me ofrezco eh- Comento encogiéndose de hombros-

-Fuera de bromas, deberías ponerte algo- Esta rápidamente pensó y se quitó la bata de médico que llevaba puesta- Toma, póntela-

El muchacho pasó por al lado de la mujer divertido, y continuó caminando hacia un parque que estaba próximo al hospital.

-¡Oye! ¿A dónde te crees que vas?- Comentó la muchacha siguiéndole- No podemos salir del hospital, ¡y no me hace gracia que me dejes con la palabra en la boca!- El joven ignorándola se adentraba al parque, oscuro y solitario- ¡Ya está bien, no avances más!- La joven se adelantó y lo tomó del brazo para impedirle que siguiera andando-

El joven rubio la miró divertido, su cara nerviosa y agitada manifestaba su miedo… ¿pero a qué? Él sabía a qué.

-Oye… si tenías miedo a la oscuridad deberías habérmelo dicho- Dijo el muchacho cabizbajo, como si realmente lo sintiera así- Lo siento, no me había dado cuenta.
Esta se sonrojó de repente del coraje que acababa de recorrerla  de arriba abajo ¿acaso se estaba riendo de ella?

-¿Pero qué estás diciendo anormal?- Este sonrió- Yo no le tengo miedo a la oscuridad, soy una persona adulta, no como otros que se quedaron en la adolescencia, ¡qué digo en la adolescencia, en la niñez!- Esta se cruzó de brazos- Lo único es que no debemos alejarnos del hospital, tú no estás recuperado y eres mi paciente, estás bajo mi responsabilidad…

El joven aún sonriente se acercó lentamente hacia el oído de la muchacha, provocando que esta soltara un suspiro ante la repentina cercanía del joven.

Su olor la atraía profundamente, y parece ser que a este le pasaba lo mismo. De repente el joven apartó un mechón de pelo travieso de la joven que tapaba su oreja, esta ante esto se quedó tensa y fría.

-¿Cuándo fue la última vez que simplemente te dejaste llevar por tus instintos? Que hiciste algo malo, o fuera de lo establecido por las normas- El muchacho sonrió ante el nerviosismo de esta- ¿Nunca has sentido al peligro recorrerte entera?

-No… no se decirte… ahora mismo no se me ocurre nada… necesitaría pensarlo… y por favor aléjate- Dijo esta apartando al joven-

Este hombre le ponía demasiado nerviosa… tanto que hasta escuchar su respiración cercana, desconcertaba los latidos de su corazón.

-Algún día te enseñaré esa sensación- Dijo mientras caminaba de nuevo hacia adelante, observando un puesto de tallarines-

El muchacho siguió caminando hasta llegar al puesto en cuestión, y extrañado por no oír las negativas de la muchacha volteó la vista hacia atrás, pero para su sorpresa, se encontraba al lado suyo, mirando con los ojos brillosos los tallarines que el hombre hacía.

-Vaya… ¿tú no decías que no debíamos pasar del parque?-

-¿A ti nunca te han dicho que a veces las preguntas sobran?- Comentó esta sin mirarle- Solamente lo he hecho porque tengo hambre. Compra los tallarines y vámonos.

-¿Una auto invitación señorita Sakura?-

-Llámalo como quiera señor Kyubi- Sonrió-

-Naruto- Dijo este cogiendo los tallarines- Mi nombre es Naruto-

-Gracias por desvelarme su nombre, ahora vamos a ir a cenar a tu habitación del hospital, y si alguien pregunta, los tallarines son para Ino-

-Que mentirosa…-Comentó este llevándose las manos a la boca-

-Y tu tonto, infantil- Dijo dándole en la cabeza con el puño-




Desde uno de los extremos del parque, una sombra observaba la escena inmóvil.

-Cuanto tiempo sin vernos Naruto- Comentó antes de desvanecerse como el polvo, sin dejar rastro alguno de su presencia




Cuando estaban ya en la habitación, comenzaron a comer juntos los tallarines, se veía que ambos tenían mucha hambre, puesto que al principio solo comían sin hablar, pero al rato, Naruto empezó a hacer el bobo, y Sakura no podía evitar sonreír mientras comía.

-¡Para ya! ¡Y no juegues con la comida!- Comentó la de cabellos rosados-

-Sí mamá- Dijo este sonriendo tiernamente-

-Pobre de tu madre… ella sí que tiene el cielo ganado-

El muchacho sonrió con los ojos brillosos.

-Sí… tienes razón, lo tiene ganado- Comentó mirando hacia el cielo-

-Por cierto, ¿cómo llegaste a ser el mejor escritor del mundo? Es algo que debo de saber, me intriga mucho ese tema-

-Pues todo comenzó cuando tenía diecisiete años o así. Jiraiya, mi representante, estaba por los alrededores de la zona donde me encontraba yo, que estaba detenido por la policía. Jiraiya se acercó a mí, y en ese momento estaba escribiendo, cuando leyó mi escrito me preguntó que para quien era, y yo le contesté que para nadie, que lo hacía por hacer. Y este hombre pensó lo que pensó, y me dijo si quería ser una estrella y tal… lo típico.

-¿Siempre has sido un chico problemático verdad?-

-Aún lo sigo siendo- Sonrió este, con los ojos brillosos- Pero Jiraiya sabe llevarme más o menos, o por lo menos hace lo que puede-

-Bueno… tú también deberías intentarlo, de hecho sería mejor para tu imagen civilizarte un poco- Comentó esta risueña-

-Mi imagen poco me importa, me gusta ser como soy, no voy a cambiar por ser famosos ni por tener dinero… solo cambiaría alguna que otra cosa- Este sonrió melancólico- Aún me acuerdo de cuando escribí mi primer libro, se llamaba…

-Un ruiseñor al alba- Dijo la muchacha interponiéndose al comentario de este- Es un libro precioso, me enamoré de tu escritura desde que lo leí-

Al joven se le iluminó el rostro, como si le acabaran de conceder el premio Nobel de literatura con ese comentario.

-Vaya… muchas gracias, no sospechaba que te podría gustar mi escritura… ¿cuándo lo compraste? ¿De salida o después?-

-Realmente no lo sé… mi novio fue el que me lo compró, y realmente no te conocía como escritor en esos momentos, así que no te puedo responder, mi novio también es un gran fan tuyo, estaría encantado de conocerte-

Al rubio se le aplacó la sonrisa que segundos antes había trenzado en su rostro. Tenía novio… joder.

-Vaya… pues estaría encantado de conocerlo- Dijo forzando una sonrisa-
Esta sonrió mientras que miraba la hora de su reloj.

-Bueno, muy agradable la conversación, parece que puedes mantener una muy pequeña sin hacer ninguna tontería- Dijo mientras se levantaba- Ya acabó mi turno, espero que sigas las instrucciones de los médicos- Dijo mientras se dirigía a atravesar la puerta- Y Naruto, encantada de haber podido hablar contigo de esta forma- Sonrió- Nos vemos mañana-

Este sonrió también mientras pensaba en lo que la de cabellos rosas le acababa de decir…
tenía novio. Eso podía ser muy molesto, y le podría resultar casi imposible estar con ella de esa forma. Además el tipo en cuestión era súper fan suyo al parecer… ¿quién le dijo que todos sus fan le iban a caer en gracia?

Sumido en sus pensamientos no notó como sus médicos entraban en su habitación.

-Señor Kyubi, confirmamos las analíticas que le hemos hecho durante esta mañana, y damos nuestro visto bueno para que pueda llevar una vida normal durante estos días que estemos en Konoha, exceptuando las pruebas que se le van a seguir realizando en este hospital, ya sean por nosotros, o por la doctora Haruno.

Este miró entre extrañado y feliz a sus médicos.

-¿Doctora Haruno?-

-La señorita Sakura Haruno- Aclaró uno de los médicos-

-¨La señorita Sakura Haruno ¨ Pensó este mientras que miraba a la ventana
-Llamad a Jiraiya, quiero hablar con él, y gracias por informarme-

Los médicos abandonaron la estancia dejando a Naruto solo frente a la ventana, pensando en quien sabe qué… era realmente una persona de lo más impredecible.


**********


Sakura se encontraba saliendo del hospital cuando recibió una llamada por parte de Ino, lo cual era extraño a esas horas.

-Dime Ino- Comentó esta saliendo del hospital y dirigiéndose a su coche-

-¿Te acuerdas que esta noche teníamos pensado salir verdad?- Afirmo la rubia-

La de cabellos rosas se llevó las manos a la cabeza. Realmente no se acordaba de que habían quedado esa noche.

Ante el silencio de esta, Ino comenzó a hablar.

-Te he llamado porque sabía que no te acordarías, ven a mi casa, de seguro te visto más rápido de lo que lo haces tú-

-Pero Ino, tengo que avisar a Sasu…- ¡Pero si estaba enfadada con él!-

-¿Habías dicho algo Saku?-

-Nada, estoy en tu casa en cinco minutos- Comentó la de cabellos rosas-


**********


-¿Estás seguro de esto Naruto? No me hagas comprar un piso para luego a los tres días marcharnos de aquí porque no te gusta- Comento el peliblanco mientras salían del hospital juntos-

-Estoy seguro Jiraiya. De hecho, tengo pensado quedarme durante unos meses, para que me dé tiempo a acabar el libro que tengo entre manos, y cuando llegue el momento, ir a Suna a la exposición que teníamos pensado-

-¿Y tu tratamiento? Debes comenzar a tratarte para dejar las drogas Naruto, necesitamos de instalaciones médicas en condiciones para ellos- Tomó de los hombros al rubio- Debes tratar de cuidar tu imagen, tanto física como mental, las drogas te pasarán factura, créeme-

-Siempre tendremos nuestro súper furgón ¿no tienes bastante con eso?-

-No. Quiero la sala del hospital donde actualmente estás para realizarte las analíticas, y a la señorita Haruno al mando de la operación, tendremos que contarle la verdad y…

-¿¡Qué!? ¿¡Tú estás majara!? No pienso decirle a Sakura que soy un… un drogadicto- Dijo este agachando la cabeza-

-¿Y a ti que te importa lo que piense esa muchacha? Es su trabajo, y además, creo que es una buena mujer, y de confianza, si lo dices por la prensa no te preocupes, ella no tiene pinta de ser de ese tipo de personas que…

-Aún así no se lo diremos… claro que no- Comentó este mirando a Jiraiya con el ceño fruncido mientras comenzaba a caminar solitario y cabizbajo hacia el frente-

Iba tan absorto en sus pensamientos que no notó que una persona se dirigía en su misma trayectoria, mirando el móvil fijamente. Ambos chocaron inevitablemente llevándose ambos las manos a la cabeza ante el coscorrón que se acaban de propinar el uno al otro.

-¿Naruto? ¿Eres tú?- Dijo una voz conocida por el rubio, que provocó que este volteara rápidamente con los ojos muy abiertos de la sorpresa… ¿acaso era posible…?-

-¿Sai?- Ambos sonrieron ante la cara macabra reflejada por el otro y sucumbieron en un fuerte abrazo-

-¿Qué demonios?... Naruto… cuanto tiempo ha pasado- Sonrió melancólico y confundido el moreno, que agarraba a este por los hombros como si no se creyese lo que estaba ante él-
-Mucho mi querido compañero, mucho- Sonrió Naruto volviendo a abrazar a este-

-¿Desde cuándo estás en Konoha? Llevo demasiado viviendo aquí para no darme cuenta de tu estancia, y más ahora que te has hecho famoso-

-Muy poco, apenas llevo dos días, tuve un pequeño ataque epiléptico… nada serio- Dijo este mientras observaba al moreno- Jamás pensaría que nos volveríamos a ver… tu saliste antes que yo- Su tono bajo gradualmente-

-La mejor decisión que he tomado en mi vida Naruto, las bandas no eran lo mío, y mucho menos esta, que era tan importante. Tú eras el Zorro de la banda, caray te movías de una forma… indescriptible-

-Tampoco era para tanto, y no eras malo, solo eras un poco lento a la hora de sacar el arma- Ambos rieron ante esto-

-Me costó demasiado salir de aquel mundo Naruto… tuve que salir del país con una identificación falsa, y en aduanas me identificaron unos miembros de la banda y un poco más y me matan- El moreno se bajo un poco la camiseta desde su cuello hasta abajo, mostrando una cicatriz que recorría uno de sus pectorales llegando hasta el estómago- Eso iba hacia el corazón…-

-Todos sabemos que Akatsuki nunca se ha andado con tonterías… yo entré porque no tenía otra opción. El orfanato me ofrecía un futuro, pero ellos me dieron un presente… yo opté por vivir el presente-

-Lo sé… yo entré por capricho, mis padres nunca me han hecho mucho caso, soy como el típico niño rico aburrido que quiere probarlo todo, pero ese mundo no era el mío, ¿no estoy hecho de la misma pasta que estás hecho tú sabes?- Ambos sonrieron- Y tú… ¿cómo saliste de la banda? No tengo noticias de ti desde que me fui-

-Como sabes yo me fui mucho después que tú, de hecho un año después, cuando me apresaron unos policías de la China. En ese momento apareció mi representante, que leyó unos cuantas chorradas que había escrito en unos papeles que la policía me había dado para que no siguiera dando el follón… y mira por donde, al tío le molé y aquí estoy. Eso de rescatar niños perdidos en la delincuencia sigue siendo hoy en día una buena estrategia para ganar fama, ¡aunque en este caso ambos salimos muy favorecidos!-

-Vaya… ¿no tuviste problemas para salir de la banda? Simplemente… te fuiste-

-Se puede decir que sí, de hecho no me he vuelto a cruzar con ninguno de la banda en todo este tiempo, ni con Shikamaru ni Kiba, que junto a ti éramos inseparable, nos cubríamos bien las espaldas-

-Sí… cubríais más la mía que la de los otros pero bueno, os lo agradezco- Ambos sonrieron profundamente mientras que el moreno miraba a su reloj-

-¡Caray! ¡Que tarde es, mi novia me va a matar como no llegue pronto!-

-¿Tienes novia Sai?- Comentó el rubio propinándole un codazo a este-

-Sí, una hermosa rubia llamada Ino, a la cual en estos momentos debería estar acompañando-

-¿Y por qué no vas? Yo no te entretendré más-

-¿Y por qué no me acompañas? ¿Tienes algo reservado ya para esta noche?-

-Aparte de escuchar los cotilleos que se cuentan las limpiadoras del hospital… no- Sonrió el rubio pícaro-

-Entonces vamos, te llevo en mi coche, no es un Ferrari como el tuyo… pero bueno, se puede conducir-

-¿Tú no eras un niño rico?- Comentó subiendo al coche incrédulo-

-Sí, pero no me gustan los coches, me reservo el dinero para otras cosas- Comentó guiñándole el ojo a este mientras comenzaba a conducir a una gran velocidad-