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El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
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NaruSaku v2.0 :: :: Fan Fic :: FF Cerrados
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Aunque me hubiera gustado que Sakura le contará el porqué escapó, fue muy sensato de su parte; pero estuvo muy bien cuando se conocieron (me recordó mucho al recuentro entre Naruto y Sakura en "Naruto Shippuden")
PSD: Lamento mucho tu perdida (sigo hablando de tu fic XD) espero y recuerdes tu historial aunque si lo vez por el lado bueno quizás sea mas interesante e inclusive la mejores.
¡Saludos!
PSD: Lamento mucho tu perdida (sigo hablando de tu fic XD) espero y recuerdes tu historial aunque si lo vez por el lado bueno quizás sea mas interesante e inclusive la mejores.
¡Saludos!
Oni- Clan Seiryuu
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
!Hola Hola¡ Me pasaba por aquí y note tu fic... Y no puedo decir mas que me gusta un monton!
Creo que me he leído los capítulos en menos de una hora... :b
Narras muy bien déjame decirte, y con solo cuatro capítulos me tienes ya enganchada a tu historia
La forma en que se conocieron Sakura y Naruto es muy... Muy... ¿Como explicarlo?
La verdad es que es algo tierno y a la vez también un poco gracioso :3
ya deseo verlos enamorados, aunque no importa si no comienzas con el NaruSaku de una vez
pero la relación que están formando para lo poco que se conocen es enternecedora.
!Me ha encantando el tema de la magia¡ Y para no quitarte tiempo me despido de una buena vez.
Espero poder ver la continuación muy, muy pronto, tendré las ansias de leer mas a mil.
Cuidate!
Creo que me he leído los capítulos en menos de una hora... :b
Narras muy bien déjame decirte, y con solo cuatro capítulos me tienes ya enganchada a tu historia
La forma en que se conocieron Sakura y Naruto es muy... Muy... ¿Como explicarlo?
La verdad es que es algo tierno y a la vez también un poco gracioso :3
ya deseo verlos enamorados, aunque no importa si no comienzas con el NaruSaku de una vez
pero la relación que están formando para lo poco que se conocen es enternecedora.
!Me ha encantando el tema de la magia¡ Y para no quitarte tiempo me despido de una buena vez.
Espero poder ver la continuación muy, muy pronto, tendré las ansias de leer mas a mil.
Cuidate!
Naoko-Chan- Aprendiz
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Haaaaaaaaa!!!!!!! Hermoso me encanto podria seguir escribindo todo lo que me gusto el capitulo y eso que solo es el primer capitulo donde se conocen y estuvo hermoso mas que hermoso en serio me ancanto la forma de ser de Naruto con Sakura
Y que Sakura no se haya portado sangrona ni mamona con Naruto eso me encanto
Espero que no tardea en actualisar por favor ya quiero saber que es lo prosige
CUIDATE Y UN BESO
Y que Sakura no se haya portado sangrona ni mamona con Naruto eso me encanto
Espero que no tardea en actualisar por favor ya quiero saber que es lo prosige
CUIDATE Y UN BESO
fabrevans- Novato
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Me esta gustando mucho tu fic, tiene de todo, romance, tristeza, amargura, felicidad, venganza y oscuridad, aparte del tema de reinos y la magia que me llaman la atención, asi que tienes nuevo lector.
El como se conocieron naruto y sakura me gusto y me emociono bastante, fue tan raro y ameno, osea las impresiones de sakura es que naruto era serio y maduro y despues se fue convenciendo de la personalidad de naruto y hasta le tomo confianza muy rápido, no se, pero me agrado mucho.
Pero bueno, no todo sera muy bonito por lo que parece, entre los padres de sakura, madara, sasuke, la misma hinata y hasta la venganza de naruto seran obstaculos muy fuertes por los que ambos tendran que pasar para estar tranquilos y felices, aun teniendo a personas buenas como jiraiya o ino, las cosas se ve que de un momento a otro se pueden poner muy tensas, un saludo, nos vemos.
El como se conocieron naruto y sakura me gusto y me emociono bastante, fue tan raro y ameno, osea las impresiones de sakura es que naruto era serio y maduro y despues se fue convenciendo de la personalidad de naruto y hasta le tomo confianza muy rápido, no se, pero me agrado mucho.
Pero bueno, no todo sera muy bonito por lo que parece, entre los padres de sakura, madara, sasuke, la misma hinata y hasta la venganza de naruto seran obstaculos muy fuertes por los que ambos tendran que pasar para estar tranquilos y felices, aun teniendo a personas buenas como jiraiya o ino, las cosas se ve que de un momento a otro se pueden poner muy tensas, un saludo, nos vemos.
ShinseinaUzumaki- Chunnin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Continualo, no lo dejes así:S <33
belivexangel1- Sannin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
- spoiler:
- Naruto se alejó de la cabaña en poco tiempo, se orientó hacía el este de la misma saliendo por una pequeña senda.
La cabaña estaba muy bien escondida, pues no solo se podía acceder a ella por la pequeña cueva - túnel, sino que había también cuatro formas más de entrada o salida.
Estando así: el túnel, la pequeña senda yendo hacía el norte y pasando el pequeño claro donde entrenaba, una trampilla bajo el suelo de la cabaña para casos de emergencias y por último, hacía el sur de la cabaña otra senda.
Estando tan escondida, Naruto confiaba en que Sakura estaría perfectamente. Pero, por si por algún casual no fuera así, decidió darse prisa y regresar cuanto antes a la cabaña.
Sakura... pensó. Con solo oír su nombre ya se le iba la cabeza. Sí, sin duda esa no era una joven normal. Esa tarde tras haberle quitado todas las hojas del pelo, pudo comprobar lo suave y sedoso que era. Y ese color tan... hermoso y tan poco corriente. Sin duda era toda una flor de cerezo.
Naruto sacudió la cabeza, intentando alejar aquellos pensamientos de su mente. Debía centrarse en llegar a su destino, no podía permitirse distracciones, y mucho menos pensar en una chica a la que acababa de conocer hacía apenas ocho horas.
Además, pronto anochecería y el bosque se llenaría de todo tipo de bestias hambrientas, y él sería una presa fácil.
Su destino era un enorme acantilado que delimitaba con el reino de Aquo, su hogar. Allí crecían unas bayas de color azul que iban geniales contra los resfriados y las fiebres altas. Pronto llegaría el invierno y necesitarían bayas, pues, desgraciadamente, en el invierno anterior habían usado muchas y apenas quedaban.
Tras caminar durante un hora, al fin llegó a su destino. En aquella parte del bosque apenas había vegetación, pues esta había sido sustituida por roca, conforme se iba avanzando se volvía más difícil caminar.
Ya podía notar la brisa marina en su cara, el viento movía su pelo rubio tapándole la vista.
Se apartó el flequillo como pudo y continuó avanzando con dificultad por el suelo de piedra.
Caminando un poco más llegó hasta una enorme pared de piedra muy escarpada, la pared del acantilado. Miró hacía arriba y tragó saliva. El viento soplaba con muchísima fuerza, debía tener cuidado y avanzar despacio si no quería caer al vacío.
No lo pensó mucho más y se decidió a subir la pared. Las bayas eran muy difíciles de encontrar, pues solían crecer entre las rocas. La última vez Naruto tuvo que meterse entre un par de enormes rocas para sacar un puñado de bayas.
Subió con maestría, pero muy despacio la escarpada pared de roca. El viento estuvo a punto de hacerlo caer un par de veces, pero consiguió agarrarse con fuerza.
Llegó al centro de la pared y en un pequeño risco las vio. Las bayas estaban suspendidas en el aire, agarradas fuertemente a la roca. Resopló, sería bastante complicado llegar hasta ellas, y el viento no es que fuera una ayuda, sino más bien un obstáculo.
Hurgó en su zurrón y sacó una cuerda bastante gruesa, luego, se llevó una mano a la espalda y cogió una flecha. La ató a la cuerda con fuerza, tocó la punta, calentándola con la yema del dedo y la clavó en la pared de la roca. Comprobó que estaba bien incrustada tirando un par de veces con violencia. No se soltaría. La ató a su cintura y, armándose de valor, saltó al vació, dando pequeños saltos para llegar hasta las bayas.
Consiguió llegar hasta ellas, así que sacó un cuchillo y empezó a cortar de aquella enorme mata todas las bayas que había. Le costó bastante, pues el viento lo balanceaba y no le resultaba sencillo.
De repente oyó un crujido, se detuvo y miró hacia arriba. La flecha estaba empezando a soltarse de la pared de piedra. Soltó una maldición y se guardó el resto de las bayas en su zurrón. Subió lo más rápido que pudo por la cuerda, una fuerte ráfaga lo hizo detenerse un momento. Cuando ya había amainado un poco, continuó subiendo hasta llegar al pequeño risco.
Cuando ya casi había llegado, notó como la cuerda se desprendió del todo. Tuvo la suficiente rapidez para agarrarse a la pared, pero resbaló un poco y notó un dolor en la palma de la mano. Soltó un alarido de dolor y logró subir del todo dando un pequeño impulso.
Se sentó, recuperó el aliento y se miró la mano. Tenía un profundo corte que le cruzaba toda la palma. Era un herida seria, debía curarla rápido.
Se desató la cuerda de la cintura como pudo con una mano, la otra le dolía demasiado. La guardó en el zurrón y sacó su cantimplora. Se echó toda el agua en la herida para limpiarla un poco y se rasgó un trozo de su camisa para atarla a su mano. Eso pararía la hemorragia el tiempo que tardara en volver a la cabaña.
Logró bajar por la pared como pudo con una sola mano, y era muchísimo más difícil que subir con dos. La palma le dolía a rabiar y la tela estaba empezando a teñirse de sangre. Debía darse prisa en llegar a la cabaña y curársela. En el último trayecto, el viento volvió a hacer de las suyas y cayó al suelo. Notó un pequeño escozor en la mejilla. Se llevó una mano ahí y vio sangre.
- ¡Oh, genial! - se dijo. - Ahora sangro por la mejilla también.
Se levantó del suelo y se puso en camino hacia la cabaña. Miró al cielo y vio que quedaba ya poca luz, pronto no se vería nada, sin duda debía darse prisa en regresar.
Llegó al cabo de una hora. La noche al fin lo había alcanzado y llevaba en la mano, suspendida, una bola de fuego que iluminaba el camino. Daba gracias por no haberse encontrado con ninguna alimaña,, pues era una presa fácil al no poder lanzar flechas, y su espada la había dejado en la cabaña.Había tenido mucha suerte.
La otra mano la llevaba cerrada en un puño, impregnado en sangre. La sangre de la tela empezaba a gotear sobre la hierba del bosque.
Entró a la cabaña, estaba todo oscuro, Sakura debía estar durmiendo. Encendió una vela y la puso sobre la mesa. Luego, yendo hacía el armario, lo abrió y sacó de él un saquito de color blanco. Lo llevó a la mesa, se sentó y abrió el saquito y sacó una flor de color violeta. Se apartó la tela, o el trozo ensangrentado, y lo tiró. Miró el corte, estaba muy infectado, tenía que desinfectarlo ya.
Sakura escuchó un golpe en la estancia contigua, abrió los ojos asustada. Se levantó del catre donde hasta hace un momento dormía, y se acercó a las cortinas. Las apartó despacio y miró por una rendija que había dejado.
Vio a Naruto, soltó un suspiro de alivio, estaba sentado en una de las banquetas aunque no sabía qué podía estar haciendo.
Al estar sentado a espaldas de ella no la había visto. Sakura apartó el resto de la cortina y caminó hacia el rubio. Al llegar pudo ver lo que hacía por encima del hombro. Se estaba lavando un enorme y feo corte en la palma de la mano con un trozo de tela, que ya no era blanca. No tenía buena pinta. La pelirosa vio una mueca de dolor mientras el rubio de curaba la herida.
Se sentó a su lado. Naruto alzó la mirada de la herida y la miró con un ojo cerrado por el dolor. Sakura vio que tenía otro corte en la mejilla, pero no era tan serio como el de la mano.
- Santo cielo, Naruto. - exclamó alarmada. - Eso no tiene buena pinta, hay que limpiarla y... coserla.
- Eso ya lo sé. - contestó él. -¿ Ves esa flor? - Sakura reparó en la flor violeta y asintió. - Pues necesito que la machaques hasta que solo sea líquido, ¿vale?
La pelirosa asintió con la cabeza. Cogió un pequeño cuenco que había sobre la mesa, colocó dentro la flor y cogió una piedra de la entrada de la cabaña. Se sentó y comenzó a machacar la flor como le había dicho Naruto.
Al cabo de unos cinco minutos, la flor había desaparecido y, en su lugar, había un líquido de color violeta. Sakura lo observó maravillada. Naruto comprobó que la pelirosa ya había cumplido con lo que él le había dicho, así que dejó de limpiarse la herida, que ya estaba mejor.
- Bien, gracias Cerezo. - le sonrió.
Luego metió la mano en el cuenco. Sakura lo observó sin poder creerlo, el liquido estaba desapareciendo del cuenco. Naruto soltó un suspiro de alivio y se relajó. Ya no quedaba nada de aquel líquido, así que sacó la mano. Miró a Sakura divertido y le mostró la palma, la pelirosa no pudo contenerse el grito de asombro. El corte había desaparecido por completo, en su lugar solo había una marca de color blanco.
Naruto soltó una carcajada viendo como la pelirosa trataba de encontrar una explicación a lo de su mano.
- No trates de buscarle lógica a esto porque no la tiene. - le dijo. - Simplemente es... bueno, una flor mágica.
- ¿Una flor mágica? - preguntó incrédula.
Naruto asintió con obviedad. No había otra explicación, era una flor mágica, como la mayoría de las plantas que había en aquel bosque.
Se levantó cogiendo el recipiente, pero la mano de Sakura en su hombro lo obligó a sentarse otra vez en la banqueta. Lo miró severa, el rubio se asustó un poco.
- No te levantes, aún no te has curado. - Naruto alzó la mano sin comprender. - No, ese corte no - sonrió divertida. - Este corte. - le tocó la mejilla.
- Pero si es un corte sin importancia, mujer.
Sakura cogió el trozo de tela y lo humedeció para luego ponérselo en la cara al joven. Sonrió.
- Me da igual que no sea serio, yo te lo curaré. - Naruto esbozó una tímida sonrisa.. - Anda, cuéntame lo de esa flor.
Naruto se quedó pensativo un momento antes de contestar.
- Bueno, esa planta se llama "sectura". Crece al norte de donde nos encontramos y ya has visto su uso, su utilización es especial para heridas profundas. Además puede parar hemorragias.
- ¿Hay más de esas plantas? - le preguntó sin levantar la vista de la herida del rubio.
- ¿Te refieres a plantas mágicas?
Sakura asintió.
- Sí, hay muchísimas en el bosque y de todo tipo; flores, raíces, hojas... no sé plantas de todas las clases que existen. - Sakura paró de curar al rubio.
Soltó la tela en la mesa y tocó la cara de Naruto, pasando la mano por la mejilla herida. El rubio se estremeció ante el tacto suave de la mano.
- Ya no sangra. Curada. - sonrió.
Él la miró callado, sintiendo el tacto de su mano. ¿Cuándo había empezado a sentirse atraído por ella? Era por qué no era como el resto de las chicas que había conocido antes. Quizá fuera eso, o tal vez que llevaba demasiado sin ver a una mujer. Desde lo de Hinata...
Sintió como Sakura apartaba la mano de su mejilla, y esa sensación se esfumó.
- Voy a recoger esto y.. - se detuvo al ver como la miraba el rubio.
No era una mirada normal, le brillaban demasiado los ojos. Dos enormes zafiros azules la observaban, ella también lo miró no pudo evitarlo, se perdió en su mirada.
Naruto le agarró la mano y se la llevó a su mejilla de nuevo, no se la soltó y descansó la suya propia en la de la pelirosa.
- Aún me duele un poco, Cerezo. - le dijo acercándose un poco más a ella. - ¿Estás segura de que no sangra?
- N.. no - logró articular nerviosa por la cercanía del rubio.
Naruto se acercó un poco más a ella, la pelirosa sintió como el corazón se le iba a salir del pecho. ¿Iba a besarla?
Naruto acortó la poca distancia que quedaba y le depositó un beso en la frente. Soltó su mano y le guiño un ojo.
- En ese caso, gracias. - le susurró.
Se levantó y recogió todo lo que había en la mesa. Luego salió afuera. Sakura se quedó clavada en la silla, ¿desilusionada? Sí, ¿pero por qué? ¿De verdad quería que la besara? No podía negar que se sentía atraída por el rubio. Además le había salvado la vida. Pero también era muy atento con ella, esas sonrisas tan cálidas parecían ser solo para ella, era como un niño pequeño, pero mostraba también una madurez propia e su edad... Pero claro, luego estaba el hecho de que acababa de conocerle, ¿y si no era en realidad de esa forma?
Suspiró mirando como Naruto encendía el fuego para hacer algo de cenar.
Naruto lanzó la llamarada a la madera, que prendió en el acto. Pensó en Sakura. Qué cerca había estado de besarla, pero no sabía cómo, había podido contenerse. No podía negarlo, aquella chica le gustaba. Pero no le gustaba de la forma en la que le habían gustado otras mujeres. Cuando estaba cerca de ella sentía algo especial, mientras que con las demás lo que había sentido era deseo.
Se sentó en el tronco, agachó la cabeza y se pasó las manos por el pelo pensando.
- ¿Qué hay de cena? - alzó la cabeza y vio a Sakura, que le sonreía.
- Ah... - miró en dirección al árbol donde había colgados algunos animales. - Pues, conejo. - dijo levantándose y yendo al árbol y descolgando al animal.
Al cabo de unos minutos ya estaban comiendo muy animados, los dos sentados en el tronco.
- Oye, Cerezo, ¿al final has dormido? - le pregunto el rubio con la boca llena.
- Como una marmota. - contestó animada. - Lo necesitaba.
Naruto comenzó a reír.
- Seguro que cuando duermes estás más guapa que una marmota. - Sakura se ruborizó.
El rubio dejó su plato de comida vacío en el suelo y se tumbó, apoyando la cabeza en el tronco y acomodando los brazos en su nuca.
- Oye, Naruto... - el rubio la miró. - Me preguntaba cuánto tiempo podré quedarme aquí. Es decir, sé que no vives solo y no quiero ser un estorbo para...
- Lo primero: no eres un estorbo. - le dijo. - Y lo segundo: puedes quedarte todo lo que necesites, como si es para siempre. - le sonrió.
Sakura estaba muda, no sabía que decir, así que se limitó a asentir con la cabeza en señal de agradecimiento.
- Gracias Naruto, eres un amigo. - el rubio le dedicó una sonrisa aún mayor mientras miraba el cielo nocturno.
Sakura imitó al rubio y se tumbó a su lado en el tronco. Miró hacía el cielo y se sorprendió.
- Vaya, ¡cuántas estrellas! - abrió más lo ojos. - Desde el castillo no se veían tantas como aquí.
- Un estúpido castillo no puede proporcionar lo que un bosque. - el rubio se rascó la nariz con un dedo. - Y más este bosque, que, como ya has visto, no es un bosque normal. - puso un sonrisa de lado mientras miraba a la pelirrosa.
Sakura no podía estar más de acuerdo. Solo llevaba un día, bueno dos contando el anterior en el que había estado completamente perdida, pero no había podido admirar lo que el bosque le ofrecía hasta ahora, junto a Naruto. El rubio parecía llevar años viviendo en él, y al parecer lo conocía todo.
- ¡Mira, Cerezo! - gritó Naruto sacándola de sus pensamientos. - ¡Una estrella fugaz!
- ¡Oh! - vio pasar la estrella sorprendida, nunca había visto una.
- ¡Corre, pide un deseo! - le instó el rubio.
Sakura cerró los ojos y se concentró con todas sus fuerzas en lo que quería pedirle a ese trozo de gas. Sonrió animada y abrió los ojos. Naruto la observaba divertido.
- ¿Y bien? ¿Qué has pedido? - le preguntó zarandeándole el brazo.
- No te lo diré jamás. - le sacó la lengua. - No quiero que me lo gafes.
- ¿Pero por qué? Venga ya. Cerezo. - se incorporó y juntó las manos haciendo pucheros.
Sakura empezó a reír a carcajadas mientras veía al rubio de rodillas suplicando que le contara su deseo. Se lo veía tan vulnerable ante ella que no podía evitar reír.
- Cerezo, eres mala. - se volvió a tumbar y se cruzó de brazos frunciendo el ceño.
Sakura se acercó un poco más a él. El rubio siguió mirando el cielo, haciendo un esfuerzo por ignorar a la pelirosa.
- Naruto, si no te lo digo es porque quiero que se cumpla. - le susurró animada. - No te enfades, ¿vale?
El rubio la miró serio, pero no aguantó mucho más y al final le dedicó una cálida sonrisa haciendo entender a la chica que no estaba enfadado. Ella lo imitó.
Estuvieron un buen rato mirando las estrellas, charlando de cosas banales... Al fin se sentía en paz, sin ninguna atadura, libre. Era ella misma, nadie le decía lo que tenía que decir. Y además tenía a Naruto como compañía.
Sakura se interesó por la magia del bosque y todo lo que en él había. Naruto, animado, le resolvió todas las dudas que la pelirosa le planteaba.
- ¿Y hay más plantas cómo la que has usado para curarte la mano? - el rubio asintió.
- Hay muchísimos tipos de plantas, y están todas las que hemos encontrado Jiraya y yo estos años, archivadas en un libro. - Extendió los brazos. - Pero aún faltan muchas, el bosque es inmenso y seguro que hay plantas que todavía no han sido descubiertas.
- ¿Y me dejarías ver ese libro? - le preguntó animada.
- Por supuesto, Cerezo. - le guiño un ojo. - Es una gran idea. Mañana mismo te lo dejaré. - se incorporó estirándose.
Sakura bostezó.
- Cerezo, creo que es hora de irnos a dormir. - le tendió una mano y la ayudó a levantarse.
Apagaron los restos de la hoguera, se metieron en la cabaña, cerraron la puerta y cada uno se metió en su cama minutos más tarde.
- Buenas noches, Cerezo. - susurró el rubio desde su catre.
- Buena noches, Naruto. - le contestó ella con una sonrisa.
El último pensamiento de Sakura esa noche tuvo que ver con la estrella fugaz y su deseo.
"Que nunca se acabe esta libertad"
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- ¿QUÉ UN CHICO OS HA ECHADO DEL BOSQUE? - gritó el Rey furioso golpeando la mesa. - MIS MEJORES HOMBRES, DERROTADOS POR UN CHICO?
- Majestad, ese chico no era normal - dijo uno con temor, dirigiéndose a su Rey.
- Hmp... Explícate. - le dijo severo.
- Dominaba las artes mágicas, mi señor. Lanzó a uno de los nuestros por los aires como si de una pluma se tratase.
- ¿Un mago? Pensaba que ya no quedaban. - se llevó una mano a la barbilla, pensativo. - Da igual, vive en el bosque, ¿no? - se levantó. - Pues dejadle tranquilo. Lo que debéis hacer es traer a la princesa. Y ahora largaos de mi vista.
Los guardias que allí había, que no eran más de siete, asintieron al unísono, y con una reverencia se retiraron.
- Vaya, un mago... - se dijo para sí.
- No he podido evitar oír la conversación. - interrumpió de pronto una voz.
El Rey miró en la dirección de la voz. Tras la puerta se encontraba Madara, vestido con ropas de color rojo sangre. Ese hombre era algo siniestro desde el punto de vista del Rey.
- ¿Y? - preguntó el Rey - ¿Tienes algo qué añadir?
- Oh, por supuesto. - Madara se acercó y se sentó en una de las sillas de la estancia. - Creo que sé quién puede ser ese mago, excepto por el hecho de que tus hombre han dicho que era joven. He de admitir que no lo recuerdo joven, debe haber usado un hechizo para rejuvenecer. - hizo un gesto con la mano.
- Pareces saber de quién se trata.
- Oh sí, es un viejo conocido de mi reino. - se interrumpió. - Hace diez años que huyó y no se ha vuelto a saber de él. - Se echó un poco de vino en una copa y bebió antes de continuar. - Le llamaban Jiraya, el blanco.
El Rey abrió los ojos, sorprendido ante la información.
- Así que vive en ese bosque, que cosas. - sonrió apurando lo que quedaba del vino.
- ¿Es peligroso? - preguntó el Rey impaciente.
- Lo es. - contestó serio Madara. - Solo espero que no se haya vuelto más poderoso, vuestra hija podría correr peligro de se así.
El Rey suspiró, se llevó una mano a la frente y empezó a masajearla. Su hija estaba por ahí sola, haciendo quién sabe qué, quizá muerta de hambre y frío; y además,, para colmo, había un brujo muy poderoso viviendo en aquel bosque. Las cosas habían ido de mal en peor en pocas horas.
- Me retiro, si no te importa. - le dijo Madara. - He de ver a mi sobrino antes de irme a dormir. Te veré mañana.
El Rey asintió con la cabeza y Madara se marchó de la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos.
Sasuke estaba en el enorme sillón de su aposento, leyendo un libro a la luz de un enorme candelabro. Había estado todo el día con la mosca tras la oreja, intentando descubrir algo sobre la huidiza princesa, sin éxito.
Esa chica se había reído de él. Tras el numerito del jardín, se las había arreglado el día anterior para escaparse sin ser vista por nadie. Menudo guardias tenían en ese castillo, que ni siquiera se fijaban en quién salía y en quién entraba. Esa estúpida no se saldría con la suya, no. En cuanto la encontrasen la haría su esposa, la violaría y le haría pagar por lo que le hizo en el jardín. Lo cierto es que deseaba el cuerpo de la joven, había sido por poco tiempo, pero pudo comprobar que la joven princesa estaba muy bien dotada.
De pronto la puerta se abrió, revelando la figura de su tío Madara. Parecía algo alterado o confundido, no sabría decir con solo un vistazo. Cerró la puerta tras él y se acercó a Sasuke, que acababa de cerrar el libro y se había levantado del sillón, contrariado por la actitud de su tío.
- Tío. ¿Qué le ocurre? - Madara le hizo un gesto para que se sentara, el hizo lo mismo con otro de los sillones de la alcoba.
- Acabo de descubrir algo muy extraño, Sasuke. - El pelinegro frunció el ceño confuso.
- ¿De qué se trata, tío?
Madara estuvo callado un tiempo antes de constestar.
- ¿Recuerdas a Jiraya? - Sasuke asintió. - Pues al parecer está viviendo la vida en el Bosque Azul. - El pelinegro abrió los ojos.
- ¿En el bosque? La princesa está allí metida.
- Así es, y eso significa que Jiraya puede dar con ella y traerla de vuelta, además de descubrirnos ante el Rey.
Ssuke asintió mordiéndose el labio. La situación era seria.
- Aún así, hay algo que... - musito Madara.
- ¿El qué, tío? - le interrogó Sasuke.
- Los soldados dijeron que lo echó del bosque un chico joven. - se detuvo. - No sé, Jiraya era muy poderoso cuando dejó Aquo, pero los hechizos de rejuvenecimiento son muy complejos, ni yo mismo he podido realizar uno.
- De Jiraya puedes esperarlo todo, es un mago blanco, no lo olvides. - le dijo Sasuke serio.
- Lo estudiaré con detenimiento. - Madara se levantó. - Tú duerme, te recuerdo que debes ganarte la confianza del Rey.
- ¿Y qué pasa con Jiraya?
- De Jiraya ya me ocupo yo. - una sonrisa sádica se dibujó en su rostro.
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El Rey estaba sentado en su trono, esperando la llegada de su capitán Kakashi. Quería saber tener más información y los soldados estaban demasiado asustados como para contar algo a derechas en su presencia.
Jugueteó con uno se sus anillos de la mano un buen rato pensativo. Si quería evitar que Sakura continuase huyendo, debía pensar algo lo antes posible. La idea era simple: debían encontrarla antes que ese brujo llamado Jiraya. Si algo le sucedía a su hija, jamás se lo personaría.
- Majestad. - Kakashi hundió una rodilla en el suelo.
- Levanta del suelo, Kakashi. - se levantó tal como le había ordenado. - Arma inmediatamente a tus mejores hombres y hazlos partir al bosque lo antes posible.
- Así será, mi señor. - Se dio la vuelta.
- Ah, y - el peliplata volvió mirar a su rey. - en cuanto la tengan, tienen mi permiso para dejarla inconsciente. No puede escapar de nuevo.
El peliplata asintió y salió del salón del trono para cumplir con las ordenes del Rey.
Llegó en cinco minutos a una estancia bien iluminada por dos enormes ventanales. En ella había cuatro hombres jugando a las cartas.
Estos interrumpieron la jugada para mirar a su capitán, que los observaba serio. Uno de ellos, de pelo rojo, le pasó una botella de vino. Kakashi bebió un largo trago.
- ¿Problemas más serios que los de ayer? - preguntó uno de pelo negro cortado en forma de champiñón.
- Así es Gai. - contestó el peliplata. - Y vosotros seréis los que los resolveréis.
- Por fin algo de acción, empezaba a aburrirme. - gritó uno más joven con el pelo recogido en una coleta de color rubia con un mechón de pelo que le tapaba parte de la cara.
- La misión es simple, muchachos. - dijo Kakashi mirándolos uno por uno. - Encontrar a la princesa y traerla de vuelta.
- Es decir, la misma que estos dos últimos días, solo que ahora nos envían a nosotros. - esta vez habló el último de ellos, un hombre bastante corpulento con barba y un cigarrillo en la boca.
- Cuento con vosotros, Sasori, Deidara, Azuma y Gai.
- ¡No te decepcionaremos, Capitán! - gritó Gai con efusividad.
- ¡Largaos y no volváis con las manos vacías!
-¡SÍ! - y se fueron a cumplir con las ordenes dadas.
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Pasaron cuatro días. Naruto empezaba a preocuparse por Jiraya. Él le dijo que regresaría pasados dos días, pero ya habían pasado dos días más y no había ni rastro de el mago. Naruto solo rezaba porque nada le hubiera sucedido. Sabía que Jiraya sabía cuidarse solo, pero nunca se sabía lo que podía o no ocurrir, el bosque era grande y no todos lo lugares eran del todo seguros.
Pero Jiraya era astuto y uno de los mejores magos que conocía, por no decir el único. Estaría bien, él solo debía preocuparse por Sakura en esos momentos.
Ya le quedaba poco para llegar a la cabaña, aquella mañana había salido a cazar algo y de paso había estirado un poco las piernas. Desde lo de las bayas no había caminado demasiado por el bosque, ni siquiera había salido del asilo de su pequeño hogar.
Pasó por el pequeño túnel - cueva y acortó la poca distancia que quedaba para llegar hasta la cabaña. Allí estaba Sakura, en el interior. Al parecer estaba leyendo el libro de plantas, otra vez. Llevaba tres días con el pesado libro, leyéndolo cada vez que le surgía la ocasión. Lo cierto es que eran pocas esas ocasiones, pues Naruto estaba ocupado la mayor parte del tiempo y Sakura se ofrecía a ayudarle en todo lo que podía. Incluso uno se aquellos días cocinó ella. Fue una sopa muy aguada y apenas degustable, pero para ser la primera vez que cocinaba, Naruto no quiso hacerle ningún feo y se la comió sin rechistar. En el fondo la pelirrosa se lo agradeció, el rubio soportó ese sabor solo para no herir sus sentimientos.
Por la noche, mirar las estrellas se había convertido en una especie de costumbre. Naruto le enseñaba a identificar todas las constelaciones que podían verse, que no eran pocas, y Sakura las aprendía. Aunque la mayoría de las veces le costaba bastante visualizarlas.
" Venga Cerezo, es esa de allí, ¿no la ves? Ah, estás ciega." La mayoría de esas veces, el rubio se llevaba un golpe. "Déjame en paz, esto es muy difícil."
En otras ocasiones, solo se tumbaban y se quedaban en silencio, el uno junto al otro, escuchando sus respiraciones y los sonidos de la noche.
Entre los dos habían surgido en muy poco tiempo y sin que se percatasen de ello una buena amistad.
Naruto entró en la cabaña, la pelirrosa levantó la cabeza del libro y lo saludó con la mano. Luego volvió a agachar la cabeza para seguir leyendo.
Naruto se acercó a ella por detrás y miró por encima del hombro la página que estaba leyendo en ese momentos.
Língula: Fruta muy parecida a la cereza, pues tiene el mismo color, pero diferente textura. Las língulas son muy blandas. Provocan tal estado de confusión que aquel que la ingiere no recuerda absolutamente nada.
Sectura: Flor de color morado (en ocasiones violeta) que es especialmente usada para hemorragias y cortes. Muy difícil de encontrar.
- Naruto, gracias a este libro he descubierto la planta que utilizaste. - dijo la pelirrosa señalando el nombre de la sectura.
Naruto sonrió. Luego se sentó a su lado y le quitó el libro de las manso cerrándolo.
- ¿Qué haces? - le preguntó moleta. - Estaba leyendo, ¿sabes?
Naruto se levantó riendo con burla, cogió el libro, fue hasta el enorme armario abriéndolo y lo guardó.
Regresó junto a Sakura que lo miraba enfadada y de brazos cruzados. Sin dejar de sonreír la cogió de los brazos, deshaciendo el cruce y cogiéndola de las manos la hizo levantarse de la banqueta ante su atenta mirada.
- Deja el libro, tú te vienes conmigo. - la soltó de una mano y la arrastró con la otra hasta la puerta, que había dejado abierta.
- ¿Qué? ¿Adónde? - salieron de la cabaña, Naruto le soltó la mano.
- A buscar plantas.- Cogió la espada y se la ajustó en el cinturón.- Ya que sabes tanto, señora de la lectura. - hizo un floreo burlón, la pelirosa lo empujó haciéndolo caer al suelo.
Riendo lo ayudó a levantarse del suelo. Naruto se sacudió el polvo riendo.
- Vale, pues en marcha entonces. - la pelirrosa empezó a andar.
Naruto corrió tras ella y la cogió por los hombros para que se detuviera.
- Eh, para un momento, no seas ansiosa. - la soltó de los hombros y buscó en su zurrón. - Ah, aquí está. Toma.
Sakura cogió una daga que el rubio le tendía y la miró frunciendo el ceño.
- ¿Y esto es para...?
- Para cortar las plantas, Cerezo. ¿Para qué si no iba a ser? - dijo con obviedad. - Anda vamos.
Comenzó a caminar, Sakura lo siguió situándose a su lado para caminar junto a él. Le costaba horrores caminar por el bosque con aquel vestido, y menos mal que no era uno de los suyos, sino de doncella. De llevar uno de los suyos seguramente ni siquiera estaría ahora junto al rubio. Decidió subirse la falda para caminar mejor. Otro de sus problemas era el pelo. Era demasiado largo y se le enganchaba a todas las ramas que había. Había pensado en recogerlo pero no tenía con qué y esa opción quedó descartada.
Naruto pudo notar como le costaba caminar al verla tropezar por tercera vez en el poco camino que llevaban hecho. Además el pelo estuvo a punto de engancharse en un arbusto. En su rostro se dibujó una pequeña sonrisa. Se acercó a Sakura y le cogió la mano. La chica se detuvo y dejó de mirar al suelo para mirar al rubio, que le sonreía.
- Sabes Cerezo, creo que deberías cambiar un poco tu aspecto. - Sakura se puso seria. - No es que no me guste, es que de seguir así, el día menos pensado pasará algo.
- ¿Y qué sugieres, experto del bosque? - le preguntó con sarcasmo.
Naruto se aguanto la risa y dijo lo más serio posible:
- Bueno, cortarte el pelo, - Sakura enarcó una ceja. - cambiarte de ropa y... darte un baño.
- Vale, lo primero, mi pelo no lo vas a tocar y segundo.. - Naruto le agarró un mechón.
- Lo cierto es que a mi también me da pena, me encanta tu pelo. - Sakura se ruborizó. - Pero tienes que cortártelo, Cerezo.
- Déjame pensarlo, ¿sí? - le preguntó inocente. Naruto suspiró y asintió con la cabeza.
- Vale. Pero hasta entonces, y como no quiero que te mates por el bosque. - le apretó la mano. - Iremos de la mano. - le sonrió. - Y no pienses que me quiero aprovechar de ti.
- Confío en ti, Naruto. - le apretó la mano con confianza, el rubio sonrió con calidez y comenzó a caminar.
Lo cierto es que no le molestaba que fueran de la mano por el bosque, al contrario, le encantaba. Se sentía muy segura de aquella forma y no se tenía que preocupar por ver dónde pisaba. Aunque siguió recogiéndose el bajo del vestido.
Perdón por la demora. He estado bastante ocupada estos días y no he podido escribir nada.
Ean95- Aprendiz
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Me gusto el capítulo! Estuvo realmente genial! Wow! Primero porque MADARA y Sasuke se sorprendieron al saber que jiraya esta en ese bosque? .... Mmmm sospechoso...
Me gusto mucho la relación que llevan Sakura y naruto es muy linda<3 me he enamorado de eso x//////x
PD: se que este capricho mío es muy grande, pero no le cortes el pelo a Sakura:S creo que eso le da el toque a ella... Bueno a mi nunca me gusto Sakura con el pelo corto, pero bueno se que es un gran capricho mío xD , pero respetare tu decisión, sólo piensa lo que te dije no:3333?
Me gusto mucho la relación que llevan Sakura y naruto es muy linda<3 me he enamorado de eso x//////x
PD: se que este capricho mío es muy grande, pero no le cortes el pelo a Sakura:S creo que eso le da el toque a ella... Bueno a mi nunca me gusto Sakura con el pelo corto, pero bueno se que es un gran capricho mío xD , pero respetare tu decisión, sólo piensa lo que te dije no:3333?
belivexangel1- Sannin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
hay simplemente me encanto pero estoy de acuerdo con belevexangel1 no le corte en cabellooooo no se, que se haga una trenza o algo
pero si se lo corta respetare tu decisión
espero con ansias la conti
pero si se lo corta respetare tu decisión
espero con ansias la conti
kumiko- Aprendiz
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
No importa cuanto tardes en actualizar si todos los capitulos que vengan van a ser a si de lindos y con un pequeño pero super lindo NARUSAKU
La forma en como Naruto tiene sus pequeños detalles con ella y viceversa (claro tampoco exageres y tardes en actualizar casi un mes por que me dejas con la duda y me podria dar insomnio) es una broma
CUIDATE Y UN BESO
La forma en como Naruto tiene sus pequeños detalles con ella y viceversa (claro tampoco exageres y tardes en actualizar casi un mes por que me dejas con la duda y me podria dar insomnio) es una broma
CUIDATE Y UN BESO
fabrevans- Novato
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
¡Hola, hola! Nuevo capítulo como disculpa por haber tardado tanto en actualizar los días anteriores.
Bueno, espero que os haya gustado. Y no os preocupéis por el pelo de Sakura. En el próximo capítulo, veremos lo que ocurrirá con ese cambio de look de nuestra pelirrosa.
- Capítulo 6:
- Tras caminar largo rato, Naruto se detuvo de repente y se volvió a la pelirrosa con una sonrisa en el rostro. Se encontraban junto a un grupo de extraños árboles de un color marrón pálido, cuyas hojas era del color de la sangre. En cuanto a la hierba del suelo, era muy verde y frondosa. Al parecer no todas las zonas del bosque tenían la misma vegetación.
- Dime Cerezo, ¿te gustaría ver un sitio genial? - le preguntó animado.
- ¿Insinúas que hay un lugar mejor que este? - señaló todo lo que había alrededor.
Naruto asintió enérgicamente.
- Venga, vamos! - echó a correr arrastrando a Sakura con él.
- ¡Naruto, más despacio!
Naruto no se detuvo, corría rápido y animado, la pelirrosa por ende también ya que iban cogidos de la mano. Ella al instante se acostumbró a la carrera y empezó reír también mientras corrían por la espesura.
Al cabo de un rato llegaron a su destino, el río. Sakura se soltó de la mano del rubio y lo contempló todo maravillada, era un lugar precioso. Los árboles allí eran enormes y cerraban con sus hojas, de un color verde aguamarina, ocultando el cielo y dejando pasar un poco de luz. Todo se reflejaba en sus cristalinas aguas, como si se tratara de un espejo perfecto.
Sakura no pudo evitar acercarse a la orilla para contemplar su propio reflejo en el agua. Pero a la chica que vio reflejada en el río no pudo reconocerla. Su reflejo le mostraba a una joven con el pelo despeinado, con un vestido raído y bastante sucio. ¿Esa era ella ahora? Solo llevaba metida en ese bosque cuatro días, pero esos cuatro días no se había preocupado por su aspecto. De pronto sintió vergüenza, vergüenza de que Naruto la viera. Aunque no tenía por qué, si llevaba con ese aspecto de... mendiga todos esos días, no tenía por qué sentirse así ahora. Miró a Naruto que la observaba de brazos cruzados y con una sonrisa de complicidad en el rostro. Había soltado el arco, el carcaj y la espada, además de su zurrón.
La pelirrosa se dio la vuelta ruborizada. Era inútil evitar mirarle, no quería que la observara con ese aspecto. “Menuda estúpida estaba hecha” pensó.
- Naruto, - dijo sin mirarlo. - Exactamente qué hacemos aquí.
- He pensado que un baño no nos vendría mal. - Caminó y se situó a su lado mirando el reflejo de ambos en el agua.
Ahora se podían ver ambos reflejado en las cristalinas aguas. Él, más alto y fuerte, con el pelo rubio despeinado y una piel bronceada, unos zafiros azules como el cielo y una cálida sonrisa que era capaz de calmar a cualquiera. Junto a ella, con el pelo largo y rosado, una piel blanca, unos ojos del verde de las hojas del bosque y un vestido roto y sucio. Tan diferentes, pero al mismo tiempo tan iguales.
Sakura sonrió a su reflejo.
- ¿Un baño, eh? - le miró enarcando una ceja. - Creí que no ibas a aprovecharte de mi, pervertido. - le empujó, pero Naruto tuvo la suerte de agarrarla del brazo y cayeron ambos al agua.
Apenas les llegaba a las rodillas, pero estaban empapados los dos. Naruto empezó a reír salpicándole agua. La pelirrosa lo fulminó con la mirada mientras se levantaba intentando huir del rubio. Pero Naruto no estaba dispuesto a dejarla escapar y se levantó acercándose a ella lentamente. La pelirrosa, viendo sus intenciones comenzó a correr, alejándose de él. Fue en vano. En un minuto, estaban ambos corriendo sin parar por el río salpicándose agua y riendo como dos niños. Naruto intentaba cogerla para tirarla al agua, pero la pelirrosa se le resistía, aunque no sabía cómo, al parecer le costaba avanzar por el agua con el vestido empapado.
- ¡Te pillé! - exclamó el rubio abrazándola por detrás. - Ahora, ¿qué tal un baño juntos? - comenzó a arrastrarla por el río, Sakura pataleaba.
- ¡No, no! ¡Naruto, bájame! ¡Te lo digo en serio! - le gritó molesta.
El rubio paró y la soltó, el agua les llegaba a ambos por la cintura. Un pez pasó y nadó asustado ante los invasores. Naruto comenzó a salir del agua, tropezó y estuvo a punto de caer de cabeza. Sakura soltó una pequeña risotada, que provocó que el rubio la mirara y le sacara la lengua.
Cuando llegó a la orilla, comenzó a desnudarse, quitándose el jubón negro y segundos más tarde la camisa blanca que llevaba debajo.
Sakura lo miraba horrorizada. ¿Pensaba desnudarse delante de ella? Salió del río lo más rápido que pudo y cogió de las manos a Naruto, justo cuando estaba a punto de despojarse de las calzas, parándole.
Sakura no pudo evitar mirarle el torso desnudo, antes de mirarle a la cara. Se ruborizó al instante.
- ¿Qué te crees que haces? - le gritó enfadada. Naruto se pasó una mano por el pelo.
- ¿Tú qué crees? - Sakura le soltó las manos. - Bañarme en el río.
- ¡Pero delante mía no! - le espetó.
Naruto soltó una carcajada. Se agachó y recogió sus cosas, que estaban tiradas en la tierra.
- Muy bien, respetaré a la dama y me bañare en otra parte. - Sakura se quedó muda. - Pero solo si tú te bañas también. - se tapó la nariz con la mano.
Sakura le pegó un puñetazo en el brazo.
- ¡Cómo vuelvas a insinuar que huelo mal, te enterarás de lo que es bueno! - Naruto retrocedió sonriendo nervioso.
- Vale, vale... Me voy por allí. - señaló con el dedo en dirección contraria. - Si me necesitas... bueno, tú grita.
Se dio la vuelta y se alejó en la otra dirección, dejando allí a Sakura.
La pelirrosa dudó si bañarse o no. Es decir, ¿se podía fiar del rubio? Era un hombre, criado en ese bosque, como un salvaje. Pero mirado por otra parte, podía confiar en él, lo conocía y esperaba que no la espiase entre los árboles.
Por si acaso, decidió esperar unos minutos para asegurarse. Se desnudó, quitándose aquel vestido que ahora odiaba, los zapatos, que más que zapatos ahora eran un destrozo. Se acercó al río y se metió lentamente en el agua. Notó la frialdad del agua, le entró algo de frío y le costó un rato acostumbrarse. Pudo notar como un par de peces, que nadaban a su lado, la rozaron. Cuando el agua le llegaba por el cuello, cogió aire y se zambulló. La corriente, que fluía con lentitud, le hacía cosquillas. Sacó la cabeza y la movió hacia atrás para poner su pelo largo a su espalda. Sin duda bañarse en aquellas aguas era una sensación única y maravillosa. Se frotó la cara con el agua y se zambulló un par de veces más, quitándose el polvo y la suciedad acumulados tras esos días.
No supo cuánto estuvo en el interior del río, pero se le hizo eterno.
Estuvo un rato fuera, esperando a que su piel se secara, peinó su pelo con la mano y volvió a colocarse el vestido y los zapatos. Se volvía a sentir sucia de nuevo, teniendo el vestido sucio era como si no se hubiera lavado. Suspiró y decidió ir en busca de Naruto.
Se detuvo. Ir en busca de su amigo. ¿Sería una buena idea? Naruto podría estar bañándose al igual que ella minutos antes, y se suponía que si se había marchado era por el pudor a verlo desnudo y que él la viera a ella.
Decidió arriesgarse, no le gustaba estar sola mucho rato. Al menos con Naruto se sentía bastante protegida.
Un poco más lejos de allí, Naruto salía del agua completamente desnudo y empapado. En la mano llevaba una flecha con dos peces ensartados. Soltó los peces, que aún se movían, en la tierra y se sacudió el pelo mojado.
Esperó a haberse secado un poco más para coger su ropa y vestirse. Quería darse prisa y reunirse con Sakura lo antes posible. No le había hecho mucha gracia dejarla allí sola, pero decidió respetar la intimidad de la joven.
Se estaba poniendo la camisa cuando lo oyó. Sonó como un eco en sus oídos, era un grito femenino y venía del interior del bosque. Naruto no lo pensó, cogió su espada lo más rápido posible y se internó en el bosque.
Sakura los había reconocido al instante. Eran cuatro y eran guardias de su reino. Y no eran unos guardias corriente, sino lo mejores guerreros contando también al Capitán Kakashi.
Se trataba de Gai, el mejor soldado de infantería de la guardia real; Asuma, el mejor con espadachín; Sasori, el... bueno, en realidad no sabía que era lo que destacaba a ese hombre, pero era uno de los cuatro; y por último Deidara, el más joven y experto en ataques a distancia.
Sakura estaba en aquellos momentos corriendo, intentado librarse de ellos. Después de cuatro días, habían vuelto a encontrarla y no veía a Naruto por ningún sitio para salvarla. Esta vez estaba condenada. Pero no se rindió y siguió corriendo. De pronto una flecha pasó volando sobre su cabeza. Miró hacia atrás y descubrió a Deidara.
- ¡Deidara, apunta a otra parte, no queremos matarla!
- Ya lo sé, no me atosigues, Asuma.
La flecha se había clavado en una enorme roca de color verde que había a lo lejos. Era enorme y muy extrañ a su vez. De repente la roca empezó a moverse. Sakura, que estaba lo suficientemente cerca, paró en seco respirando con dificultad.
La roca de levantó y tomo forma, se trataba de un enorme reptil. Tenía los ojos inyectado en sangre y de las fauces asomaban multitud de dientes afilados, que se vieron cuando abrió la boca y soltó un enorme rugido. Poseía dos alas de un color verde más oscuro y unas garras en todas sus patas. La flecha de Deidara estaba clavada justo debajo de su ojo izquierdo, la causa de que se despertase.
Sakura dio dos pasos atrás, atemorizada por esa extraña bestia. Su perseguidores la alcanzaron en ese momento, uno de ellos, que no era otro que Deidara, la agarró por los hombros.
- Hasta aquí habéis llegado, princesa. Rendíos o... - se oyó un fuerte rugido. Deidara miró asombrado a la enorme bestia que había ante él. - ¿Qué diablos es eso?
- No lo sé, pero tú lo has despertado. - le espetó Sasori. - ¡Mira! - señaló la flecha.
La enorme bestia avanzó hacia ellos, acababa de verlos y tenía hambre. Abrió las fauces y soltó otro enorme rugido. Sakura le dio un codazo a Deidara en el estómago, este la soltó por el golpe causado. Entonces ella aprovechó para correr, pero tropezó y cayó al suelo en su corta carrera.
- ¡Eh, volved aquí! - gritó Gai.
- ¡Déjala por ahora, Gai! - le dijo Asuma. - Tenemos cosas más graves de las que preocuparnos ahora. - Envainó su espada y miró a la bestia que ya estaba a un paso de ellos.
La enorme bestia abrió las fauces y embistió contra Deidara, que tuvo el tiempo justo para saltar hacia atrás y esquivarlo. Sasori avanzó y arremetió contra la bestia, esta, alzó una garra y lo ensartó limpiamente antes de darle oportunidad de atacar. Los lanzó lejos, cayendo justo al lado de Sakura, que lo vio al momento. Estaba muerto, con una mirada de terror en su rostro. Su cuerpo ahora tan solo era un revuelto de tripas y sangre. Sus intestinos estaban sacados y esparcidos por el suelo.
Sakura gritó de terror y miró en dirección al resto de los guardias, que seguían tratando de defenderse de la bestia.
- ¡Asuma, es demasiado fuerte, no podremos con él! - gritó Gai.
- ¡Eso ya lo sé! - gritó esquivando una de las garras. - ¡Deidara, coge a la princesa, tenemos que largarnos!
El rubio miró en dirección a la princesa, error fatal. En ese pequeño segundo, la bestia se las arregló para abrir sus fauces y arrancarle medio cuerpo a Deidara. Solo quedó de él lo que había de cintura para abajo.
Era asqueroso ver el cuerpo mutilado. Pero la bestia no paró ahí, volvió a la carga y se tragó lo que quedaba de Deidara de un bocado.
Asuma aprovechó y le clavó la espada en un costado. La bestia, quejándose, le dio un fuerte cabezazo que lo mandó a volar. Sakura no lo vio levantarse de nuevo. Miró a Gai, solo quedaba él, y parecía que correría la misma suerte que sus compañeros. Después iría Sakura. Intentó levantarse, pero le dolía la pierna y no conseguía levantarse. La observó la tenía atascada en una enorme raíz.
- Si al menos estuviera aquí Naruto. - sollozó.
Gai logró esquivar la enorme garra que se cernía sobre él. Rodó por el suelo y se ocultó en unos matorrales. Se largaría de allí. Asuma, Deidara y Sasori habán perecido como ratas y él no podía correr la misma suerte. Cogería a Sakura y se largarían de allí. Solo tenía que ocultarse de la bestia, agarrar a la princesa y marcharse de allí.
Pensarlo era más fácil que hacerlo.
De pronto notó un fuerte golpe en la nuca, luego todo se volvió negro y cayó al suelo.
Sakura vio horrorizada como la bestia, que había perdido de vista a Gai, se acercaba a ella. Cerró los ojos esperando su final.
- ¡AHHH! - se oyó un fuerte grito. - ¡Aléjate de ella, bichejo!
Sakura abrió los ojos. No pudo ocultar una carcajada de felicidad. Era Naruto, la había encontrado.
El rubio tenía la espada desenvainada y atacaba a la bestia intentando alejarla de Sakura. Lo cierto es que, al contrario que los otros, él sí parecía saber como atacar al enorme reptil.
- ¡Eh! ¿Quieres comerme? - abrió los brazos. - ¡Pues estoy aquí, mira!
La bestia intentó clavarle las garras pero el rubio se tiró al suelo y se coló por debajo de ella. Luego clavó su espada en el vientre. Aulló de dolor y saltó, el rubio logró apartarse en el último segundo. Casi lo aplasta.
La bestia volvió a atacarle con sus garras, Naruto saltó hacia atrás pero la bestia consiguió hacerle un corte en el pecho, la camisa la llevaba abierta y no le resultó muy complicado.
Naruto extendió una mano y le lanzó una enorme bola de fuego, que impactó de lleno en su cabeza. Tomó aliento, pues estaba sin él. La bestia daba tumbos por el dolor de la quemazón, Naruto decidió aprovechar y se acercó con cuidado, se subió a su cuello y antes de que pudiera defenderse, clavó la espada en el cuello del reptil. Sonrió.
Pero le duró poco la felicidad, el reptil, antes de caer al suelo lo agarró por el hombro y le clavó una de sus garras. Naruto chilló de dolor y se llevó la mano al hombro, que emanaba mucha sangre.
Sakura, que lo había visto todo, consiguió soltarse de la raíz que le aprisionaba el pie y corrió como pudo hasta Naruto.
El rubio estaba en el suelo, gritando de dolor y agarrándose el hombro que estaba teñido completamente en sangre. Sakura se arrodilló junto a él, sin saber qué hacer. Se rasgó un trozo de su vestido y taponó la herida como pudo.
- Ce.. cerezo... - dijo Naruto con dificultad. - Necesito... que hagas algo...
- Lo que sea Naruto. - dijo entre sollozos.
- Busca... una hoja de color azul... ¡ay! - cerró los ojos conteniendo una mueca de dolor.
- Vale, pero aguántate esto aquí. - le puso la otra mano en el trozo de tela y se levantó.
Sakura estuvo unos diez minutos buscando la planta que Naruto le había pedido. Vio todo tipo de plantas menos la que necesitaba. Era inútil, Naruto se desangraría antes de que lograra dar con esa extraña hoja. Miró hacía arriba, se dio en la frente. Era idiota, le había pedido una hoja y ella la estaba buscando en el suelo, cuando lo lógico es que estuviera en un árbol. Miró en todos los árboles hasta que vio lo que buscaba. Por suerte no estaba demasiado alto y logró subir al árbol y coger un par de aquellas hojas azules.
Regresó junto a Naruto que respiraba con dificultad. La camisa estaba completamente teñida de rojo. Le tocó la cara para que abriera los ojos. El rubio la miró con dificultad, empezaba a estar algo mareado. Sonrió como pudo a su amiga.
- ¿La has traído? - preguntó débil. Sakura asintió mostrándole las hojas. - Perfecto... romperla, saldrá un líquido blanco... échalo sobre el hombro.
Sakura asintió. Le apartó la mano de la herida y rasgó las camisa dejando el torso desnudo del rubio al descubierto.
Tenía un enorme arañazo desde la altura del pecho hasta abajo. Se concentró en la herida del hombro y rompió la hoja dejando que la savia cayera sobre la herida. A los pocos minutos paró de sangrar, pero la herida no estaba curada del todo. Al parecer aquellas hojas no eran tan eficaces como la sectura.
Naruto abrió los ojos enfocándolos en los verdes de la pelirrosa, que lo miraba sin dejar de sollozar. Naruto esbozó una pequeña sonrisa.
- Gracias, Cerezo. - le tocó la cara secándole las lágrimas. - ¿No me digas que llorabas por mi?
- Pues claro que sí, estúpido. - le grito. - No sabes el susto que me has dado.
- Lo siento. - Sakura sonrió.
- Pero estamos bien, es lo que cuenta. - Naruto la miró viendo como sonreía.
- Cerezo, ayúdame a levantarme, tenemos que volver a la cabaña cuanto antes.
Sakura asintió y se colocó a su lado, pasó el brazo sano por sus hombros y ayudó a Naruto a levantarse. Pesaba una barbaridad y le costó horrores no caer al suelo con él. Agarró también la espada y se la colocó a Naruto en el cinto.
Avanzaron con lentitud, pasando junto a Gai, que seguía inconsciente en el suelo. Tenía un poco de sangre, quizá Naruto se había pasado al golpearle. Un poco más a lo lejos, estaba el cadáver de Sasori, que ahora era un enorme lago de sangre con tripas esparcidas. Sakura evitó mirarlo más tiempo, sintiendo nauseas.
- Espera un momento. - dijo el rubio haciéndolos detenerse.
- ¿Por qué? ¿Qué pasa? - quiso saber Sakura. Naruto señaló a Gai.
- Estos tipos venían buscándote, ¿cierto? - Sakura asintió. - ¿Qué tal si los hacemos olvidar un poco? - preguntó perverso.
Sakura no lo entendió. ¿Hacerlos olvidar un poco? ¿Cómo? Y a quiénes. Solo había sobrevivido Gai a esa masacre. Pensó entonces en Asuma. ¿Habría podido sobrevivir a ese golpe?
- ¿A qué te refieres con eso, Naruto? - el rubio sonrió.
- Me refiero a darles algo para que se olviden de todo lo que ha pasado aquí. - miró hacia todas partes. - ¡Ajá! Mira, ¿ves esa mata de allí? - señaló con la cabeza hacía su derecha. Sakura asintió. - Coge un par de sus frutos, yo te espero aquí sentado.
Sakura suspiró y ayudó al rubio a sentarse en el suelo. Luego se alejó hacía la mata. Era un arbusto normal y corriente con hojas con formas espirales, cuyos frutos eran parecidos las cerezas. Sakura alargó la mano y cogió dos, eran muy blandos. La pelirrosa entonces cayó en la cuenta, se trataba de língulas. Había leído sobre esos frutos esa misma tarde antes de que Naruto le arrebatara el libro.
Corrió hacia Gai y le metió uno en la boca. No vio que pudiera tragarlo así que cogió una cantimplora que tenía colgada a su cinto y vertió el líquido en su boca. A parecer era vino, pero sirvió para que se tragara el fruto.
Miró hacia Asuma y decidió acercarse a él, aunque con cierto temor. Estaba en el suelo, al parecer inconsciente y tenía una herida en la cabeza que no tenía muy buena pinta. Le metió la língula en la boca y repitió el mismo proceso que con Gai. Se levantó y se quedó mirando a Asuma. No le apetecía dejarle confuso y con esa herida en la cabeza.
Echó a correr, ante la mirada de Naruto que se preguntaba qué demonios estaba haciendo, hacia el árbol de las hojas azules, trepó al igual que la vez anterior y cogió un puñado de hojas.
Pasó a toda velocidad delante de Naruto y llegó hasta el cuerpo de Asuma. Puso una de las hojas sobre su cabeza y la partió dejando que la savia empapase toda su cabeza.
Regresó junto a Naruto, que la miraba aturdido. Sakura lo ayudó a incorporarse y notó que estaba ardiendo. Toco su frente con la mano. Sí, ardía de fiebre. La herida del hombro era lo que lo provocaba. Tenían que volver a la cabaña de inmediato y cuidar del rubio.
Echó a andar lo más rápido que pudo, cargando con él.
- Naruto, ¿puedes oírme? - preguntó la pelirrosa preocupada. - Naruto, por favor no te duermas.
El rubio caminaba con dificultad apoyado en su amiga, le pesaban los párpados y le ardía todo el cuerpo. Le costaba horrores caminar, los pies le psaban y apenass conseguía moverse bien.
Sakura logró llegar a la cabaña sin perderse. Lo cierto es que estaba muy sorprendida de recordar el camino, ya que había echado a correr y no sabía en qué parte del bosque se encontraba.
Naruto tenía los ojos cerrados y respiraba con dificultad, pero estaba aún despierto. Estaba empapado en sudor y ardiendo de fiebre. Sakura abrió la pesada puerta de madera, entrando en la cabaña y arrastrando al rubio con ella. Avanzó por la habitación con dificultad, pues estaba agotada de llevar a Naruto todo el camino, el rubio no era ligero como una pluma.
Corrió las cortinas y soltó a Naruto con cuidado en su catre, lo tumbó y lo tapó con la manta que había en el suelo. Tocó su frente, ardía como nunca. Tenía que hacer algo pronto o Naruto moriría de fiebre.
Sakura sabía que fuera tenían un barril lleno de agua, le pondría agua en la frente para enfriarlo un poco mientras pensaba en algo mejor.
Al cabo de un rato Sakura estaba junto al rubio, observándole respirar con pesadez. En la frente tenía un trozo de tela empapado de agua. Ya era denoche y la estancia solo estaba iluminada por una vela.
Sakura tocó la mejilla del rubio, pasando la mano por sus marcas de la cara. Se sentía mal, pues Naruto estaba así por su culpa. Había intentado salvarla y así es como había acabado. Herido y con muchísima fiebre. Tenía que hacer algo, ahora él dependía de ella.
De pronto Sakura se levantó de su lado y salió del pequeño cubículo. Abrió el armario, pues por suerte Naruto no lo había cerrado con llave, y sacó el pesado libro de plantas. Fue hacia la mesa, se sentó y lo hojeó a la luz de la pequeña vela.
- Vamos, vamos, vamos - pasó las hojas a toda velocidad. - Tiene que haber algo para las fiebres altas, lo que sea.
De pronto se detuvo. Parecía haber encontrado algo que podía servirle.
Caruleus: O como Naruto las llama: bayas azules. Mano de santo para resfriados y gripes de invierno. Meter en la boca y tragarla al instante dos veces al día.
Podría servir, además, ¿esas no eran las bayas por las que casi se mata Naruto? Decidió que no podía perder más tiempo, le daría bayas azules. Si curaban la gripe, curarían las fiebres del rubio, al fin y al cabo uno de los síntomas era la fiebre.
Volvió a abrir el armario y rebuscó en él hasta hallar las bayas. Estaban metidas en una bolsa de tela de color blanco. Contó una docena de las mismas. Suficientes para bajar la fiebre de Naruto. Cogió una y fue corriendo hasta llegar al rubio. Le abrió la boca con una mano y le metió la baya con la otra.
- Vamos Naruto, trágatela. - murmuró Sakura.
El rubio, como si lo hubiera oído se tragó la pequeña baya. Sakura le dio un poco de agua y le quitó el trozo de tela de la frente. Le apartó los mechones rubios y se la tocó. Seguía estando caliente. Decidió ponerle más agua. Cuidaría de Naruto toda la noche si era necesario, no dormiría hasta que no estuviera mejor.
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En otra zona del bosque, un hombre con el pelo negro se levantaba con dificultad del suelo. Tocó su cabeza con pesadez, algo mareado. Miró a su alrededor, no reconocía nada. ¿Dónde estaba? ¿Qué había ocurrido para estar en el suelo y con ese dolor de cabeza?
A lo lejos vio una figura, no lograba distinguirla en la oscuridad de la noche. Esa figura avanzaba hacia él. Se preparó para atacar en cualquier momento.
- ¿Gai? - esa voz le era conocida. - Tranquilo, soy yo.
- Asuma. - dijo Gai. - ¿Tienes idea de dónde estamos?
Negó con la cabeza.
- No recuerdo absolutamente nada. - miró a su alrededor. - ¿Dónde están Sasori y Deidara?
Gai miró por todas partes, pero le era algo difícil ver algo en la oscuridad. Notó un extraño olor al acercarse un poco a un árbol.
- Asuma, ¿lo hueles? - le preguntó serio.
- Sí. Huele a...
- Sangre. - terminó Gai. - Enciende una hoguera. Este lugar me da repelús.
Pasados unos minutos estaban ambos sentados en el suelo calentándose ante una hoguera. Estaban intranquilos en aquel bosque que daba demasiado miedo, esa oscuridad no los dejaba muy tranquilos.
Asuma se levantó, cogió un leño e iluminó todo a su alrededor. De pronto se detuvo.
- ¡Gai! Ven a ver esto. - le gritó a su compañero que se levantó y caminó hasta él.
Al llegar no esperó ver lo que vio. Un enorme reptil estaba en el suelo inmóvil, al parecer muerto, en un enorme charco de sangre. Tenía la cara quemada y las fauces abiertas en una enorme mueca, que bajo esa luz, daba un aspecto terrorífico.
- ¿Qué diablos es esto? - preguntó Gai.
- No lo sé, pero yo no estoy tranquilo con él tras de mi. - contestó Asuma.
- Larguémonos cuanto antes, volvamos al castillo. - le aconsejó Gai. Asuma asintió y se alejaron de la enorme bestia.
- Al menos ya sabemos de dónde provenía el olor a sangre.
- No creo que fuera solo de ese bicho. - musitó Asuma. Gai lo miró sin comprenderle. El otro señaló con el dedo.
En el suelo estaba Sasori en un charco de sangre seca, con un montón de bichos a su alrededor. Tenía un enorme agujero en el pecho y las tripas esparcidas por todas partes.
- ¿Crees qué ha sido ese bicho? - preguntó Gai.
- Tiene toda la pinta, pero, ¿por qué nosotros estamos intacto?
- La pregunta es por qué no recordamos nada. - Asuma lo miró con una mueca en el rostro.
- Sera mejor que no marchemos de aquí, hay que comunicarle al Rey lo ocurrido.
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Los rayos del sol se colaron por la ventana del pequeño cubículo, acariciando la pálida piel de una joven de cabellos rosas. Estaba dormida sobre el cuerpo de un chico rubio que tenía todo el pecho vendado y que respiraba tranquilo.
Abrió los ojos lentamente, unos de un color verde que brillaban con la cálida luz del sol. Se incorporó y se frotó los ojos soñolienta. Miró al rubio que respiraba tranquilo y tocó su frente. La fiebre había remitido del todo, ahora tenía su temperatura de siempre. Sakura sonrió feliz. La bayas habían funcionado a la perfección. Había pasado dos días dándole aquellos frutos y agua. Estaba agotada, pues no se había separado de él ni un instante.
El rubio se movió un poco. La pelirrosa dio un respingo y lo observó con curiosidad. Quizá estuviera a punto de despertar. Le cogió la mano y se la apretó con fuerza, pero Naruto no hizo nada y continuó durmiendo. La pelirrosa suspiró. Había sido una falsa alarma.
Se levantó de la banqueta y se sentó en el catre junto al rubio. No le soltó la mano en ningún momento y con la otra le apartó el flequillo de la cara. Recorrió su mejilla con el dedo pasándolo por sus marcas. "¿Cómo se las habrá hecho?" pensó. Podía notar su barba algo visible a pesar de ser tan rubia que apenas se notaba normalmente.
De pronto le sonaron las tripas. Era hora de desayunar algo. Soltó la mano del rubio y se levantó del catre para salir del cubículo.
Salió de la cabaña y caminó hasta un árbol cercano, estiró un brazo y arrancó una manzana roja. La limpió sobre su ropa y la mordió. Deliciosa.
Decidió sentarse en el tronco mientras se la comía. Llevaba dos días cuidando de Naruto y lo echaba de menos. Era raro no tenerlo todo el día tras ella, preocupándose, enseñándole todo tipo de cosas, echaba de menos que él le dedicara esa cálida sonrisa que parecía ser solo y únicamente para ella; mirar las estrellas juntos, hablando hasta altas horas de la noche y luego yendo a dormir con un susurrante buenas noches. Pero sin duda, lo que más añoraba era esa forma de llamarla que él tenía para ella: Cerezo.
Habían sido solo dos días, pero se le habían hecho eternos. Dos días que habían sido un tormento, creyó que Naruto moriría sin que ella pudiera hacer nada por evitarlo. Por suerte, estaban esas bayas y la fiebre logró remitir.
Miró al cielo. Azul, como los ojos de Naruto. Deseaba volver a verlos cuanto antes. Suspiró. ¿Qué le pasaba? Era solo preocupación por el rubio, solo eso. ¿O es que sentía algo más por él que amistad? Siempre había querido enamorarse, toda su vida había peleado con sus padres por esa misma razón. Y ahora... ¿se estaba enamorando de Naruto? Sonrió para sí. El corazón le iba rápido al pensar en él. Quizá si que se estaba enamorando de él. Se tocó el pecho y una sensación de calidez la inundó.
Tiró el hueso de la manzana, se levantó del tronco y entró en la cabaña. La cruzó en tres pasos y corrió la cortina.
Se llevó una sorpresa al ver a Naruto levantándose del catre. Sus miradas se encontraron. Los ojos de Sakura se llenaron de lágrimas y corrió hacia el rubio abrazándolo por el cuello.
- Cerezo... - musitó.
- Dilo, dilo otra vez. - pidió entre sollozos. - Gracias al cielo, estás bien.
Naruto la agarró por la cintura alzándola un poco. Ella hundió la cabeza en su hombro desnudo. No supieron cuanto tiempo estuvieron abrazados, pero pareció ser una eternidad que no debía acabar.
- ¿Me has cuidado todos estos días? - le preguntó con un susurro al oído.
- No podía dejar que te pasara nada, eres todo lo que tengo ahora, tonto. - se separó un poco y lo miró a los ojos. Él sonrió y le secó las lágrimas con una de sus manos.
Sakura cerró los ojos ante su caricia. Ahora estaba feliz, Naruto estaba perfectamente. La estaba abrazando y secando las lágrimas, volvía a ser Cerezo y tenía aquella cálida sonrisa de nuevo junto a ella.
Bueno, espero que os haya gustado. Y no os preocupéis por el pelo de Sakura. En el próximo capítulo, veremos lo que ocurrirá con ese cambio de look de nuestra pelirrosa.
Ean95- Aprendiz
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En El Gran Bosque.
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Me fasino el capítulo! Como lo ame es tan.... Perfecto?, amo este fic! Esta en mi primer puesto jajaja xD!
Me fasina la relación que están tomando es muy tierna! Amo que le llame cerezo <3 muero! Es muy lindo!! Y como también Naruto rescato a Sakura y como Sakura cuido a Nauto fue todo tan hermoso.
Y también me encanto la esena del lago, tonta de Sakuda se hubiera bañado con el e.e
Oh si y también me encantan esas cosas mágicas !
PD: pues sobre el pelo... Oh de hecho gracias por responder la pregunta! , oh pues mientras no se lo cortes.. Todo excelente! Como te dijo este fic es declarado mi favorito! <3
Me fasina la relación que están tomando es muy tierna! Amo que le llame cerezo <3 muero! Es muy lindo!! Y como también Naruto rescato a Sakura y como Sakura cuido a Nauto fue todo tan hermoso.
Y también me encanto la esena del lago, tonta de Sakuda se hubiera bañado con el e.e
Oh si y también me encantan esas cosas mágicas !
PD: pues sobre el pelo... Oh de hecho gracias por responder la pregunta! , oh pues mientras no se lo cortes.. Todo excelente! Como te dijo este fic es declarado mi favorito! <3
belivexangel1- Sannin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Cada vez Sakura esta aprendiendo a vivir gracias a Naruto y claro que también interviene los sentimientos que siente por este, aunque me gustaría que le dijera la verdad sobre porque la quieren capturar pero más, las ganas de ver más acción NaruSaku (que te digo, nosotros no somos nada conformistas).
Espero con ansias e intriga la continuación.
PSD: una de las cosas que me encantan de este fic; es que no se sabe lo que va a pasar.
¡Saludos!
Oni- Clan Seiryuu
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Pues sakura ya esta sintiendo cosas por naruto que ni ella misma comprende pero que le gustan.
Y naruto sigue siendo como es, protegiendo (literalmente) a la damicela en peligro y ahora sakura no se va a querer separar de su rubio, bueno, mientras no aparezca alguien como sasuke o madara a joder o que no se descubra la mentira de sakura a naruto o el secreto de quien realmente es narto, pues todo va a la perfeccion.
Un saludo, nos vemos.
Y naruto sigue siendo como es, protegiendo (literalmente) a la damicela en peligro y ahora sakura no se va a querer separar de su rubio, bueno, mientras no aparezca alguien como sasuke o madara a joder o que no se descubra la mentira de sakura a naruto o el secreto de quien realmente es narto, pues todo va a la perfeccion.
Un saludo, nos vemos.
ShinseinaUzumaki- Chunnin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
- Capítulo 7:
- Por las calles de la nocturna aldea, caminaba lentamente un figura encapuchada, completamente oculta por las sombras. Lo que la ocultaba era una enorme capa de color negro. Únicamente podía verse una mueca en su rostro, una mueca despiadada. Caminaba con paso lento pero firme, tranquila y sin ninguna prisa.
Era una noche fría, el viento soplaba colándose por los callejones, moviendo las hojas de algunos árboles que aún permanecían en sus lugares. El invierno se acercaba a los reinos, pronto todo se tornaría blanco y la nieve sería un problema.
La figura entró en un antro que apestaba a alcohol y a vómito. En su interior había un montón de gente, en su gran mayoría hombres, ya borracha y animada, que hablaba, reía y cantaba. Podían verse algunas mujeres, algo ligeras de ropa, sentadas en las piernas de algunos hombre mientras jugaban a las cartas, o a los dados. Otros les metían mano riendo, las pobres no podían hacer otra cosa que dejarse.
La figura se acercó a la barra. Tras ella había una mujer, gorda de aspecto tosco y bruto , que limpiaba un par de vasos con un trapo que parecía estar más sucio que limpio. Era asqueroso.
La mujer levantó la vista al ver a aquella figura ante ella. Soltó uno de los vasos sobre la barra. La figura encapuchada sacó una mano de debajo la capa haciendo un ademán de que no quería nada de beber.
- Tenía una reunión con quien ya sabes. - dijo en un susurro.
- Ah sí. - contestó ella echando un escupitajo en uno de los vasos. - Le espera en la trastienda, justo ahí detrás.
La figura no le dio las gracias y avanzó hacía la trastienda. Abrió la puerta, bastante deteriorada y con bisagras oxidadas, y entró cerrándola al instante.
Era una pequeña habitación lo suficiente grande como para que cupiera una pequeña mesa, dos sillas y un perchero. Además había una ventana de un tamaño medio oculta tras una pequeña cortina para evitar que se viera desde el exterior. Sobre la mesa había una vela que alumbraba la habitación. Sentada sobre ella había un hombre de pelo negro y largo. Tenía una mirada siniestra y vestía completamente de negro. La luz de la vela iluminaba la mirad de su cara, dándole aún más, si eso era posible, oscuridad a su rostro.
- Me alegra verte. - dijo con una profunda voz.
El encapuchado sonrió bajo la capucha. Una lengua larga y viscosa asomó entre su dientes, se relamió. Se llevó una mano a la capucha y se la quitó, dejando ver por fin su rostro.
Si el otro individuo provocaba cierto pavor al verlo, el ex- encapuchado le ganaba. Tenía la piel blanca surcada por lo que parecían ser escamas, como si de un reptil se tratase. Poseía una larga melena de color negro que llevaba suelta. Sus ojos no eran normales, pues en lugar de tener pupilas redondas como el resto de la gente, las tenía rasgadas, dándole el aspecto de una bestia extraña.
Volvió a sacar la lengua y se relamió.
- A mi también, Madara. - contestó el otro. - Me inquietó mucho que me llamases, debe de tratarse de algo serio, de no se así, yo no estaría frente a ti.
Madara se cruzó de brazos y puso una media sonrisa que pareció más una mueca.
- No te equivocas. Necesito que hagas algo por mi, por supuesto te pagaré como es debido. - el individuo asintió. - Por favor, toma asiento, Orochimaru.
Orochimaru se sentó en una de las sillas.
- Bien, tú dirás.
- Lo que necesito es algo simple. Además es tu especialidad. - Orochimaru sonrió de lado. - No desconoces el nombre de Jiraya, ¿me equivoco?
- Oh, ni te imaginas lo mucho que lo conozco. - dijo el otro. - ¿Quieres que lo mate?
Madara asintió serio.
- Envié un draccus a por él, pero se libró de él. Cuatro de los mejores hombres del Rey fueron enviados a buscar a la princesa, pues esta ha huido. Solo regresaron dos, ninguno recuerda nada de lo ocurrido. Solo dijeron ver el cuerpo del reptil muerto y a uno de sus compañeros abierto en canal sobre la hierba del bosque.
- El draccus se encargó bien de ellos. - Orochimaru soltó una risotada.
- Sí, pero ese no es el tema. - cortó Madara. - El draccus estaba hechizado por mi. Debía encargarse de Jiraya y de la princesa, que seguro que ya está con él. Si Jiraya consigue llegar hasta aquí acompañado de la mocosa, mis planes se irán a la mierda.
Orochimaru asintió pensativo.
- Tu tarea es sencilla... - humedeció los labios.- Encuentras a Jiraya y a esa mocosa y los matas.
- Una tarea complicada, Jiraya es un mago blanco.
- Y tú un brujo negro, de los más poderosos después de mi. - Madara se levantó y caminó por la habitación. - Confío en ti Orochimaru, eres muy poderoso.
- Tranquilo Madara, acabaré con ese imbécil de Jiraya. Tengo un par de cuentas que saldar con ese viejo.
Madara sonrió con malicia.
- En ese caso. - hurgó en sus ropas y sacó una bolsa color arena. - Espero que sea de tu agrado, dentro hay cincuenta solarius de oro y veinte de plata.
- Un buen pago, por un buen trabajo. - dijo Orochimaru cogiendo la bolsa y sopesándola en su mano. - Partiré enseguida hacia el bosque.
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Naruto estaba tumbado sobre el lecho, aburrido, pues la pelirrosa le había ordenado no moverse de ahí. Lo cierto era que se lo había dicho en un tono tan severo que al rubio ni se le pasó por la cabeza contradecirla.
Así llevaba toda la mañana. Sakura se había empeñado en cuidarle hasta que ella considerase que estaba completamente sano. Era fastidioso, él estaba acostumbrado desde niño a no parar quieto ni un segundo y ahora debía estar tumbado.
Se incorporó, sentándose en el catre y apoyando la espalda en la pared de madera de la cabaña. Bostezó, más por aburrimiento que por cansancio y se revolvió el pelo.
Debía ser ya mediodía por los rayos del sol que entraban por la ventana, que eran pocos comparado con los que entraban al amanecer.
Le llegó un olor a comida de repente. Eso quería decir que Sakura estaba cocinando algo. No sabía sí alegrarse o huir. La última vez casi había vomitado por la sopa que la pelirrosa había hecho. Tendría que fingir de nuevo y comerse lo que ella cocinara. Naruto puso una mueca de espanto ante la idea.
Sorprendentemente, olía bastante bien. Decidió levantarse y espiar tras la cortina, para ver qué hacía Sakura.
Se levantó del catre y dando dos pequeños pasos, apartó la cortina a un lado, pero solo un poco, lo suficiente como para observar la habitación contigua.
Allí estaba Sakura, sentada en una de las banquetas, pelando un par de cebollas. Tenía los ojos vidriosos, señal de que estaba llorando. Naruto se preocupó. Lo más común era que las lágrimas estuvieran provocada por las cebollas, pero tal vez lloraba de verdad por algún motivo.
Se quedó plantado en el sitio, observando un poco más a su amiga. La joven echó las cebollas al caldero que había sobre la chimenea. Y se secó las lágrimas. Naruto pudo ver que era lo que olía también, pues el caldero estaba rebosante de lo que parecía se un caldo con verduras.
"Solo espero que esta vez esté rico" pensó el rubio.
Decidió que sería mejor que regresase al catre, no fuera que Sakura lo descubriera y le regañara como si fuera un niño pequeño.
Sonrió antes de volver a dejar la cortina como estaba y regresar al catre, tumbándose en él.
Se miró el torso, vendado desde el hombro izquierdo hasta el abdomen. Ese estúpido dragón le había dado más problemas de los que creía. Además, era extraño que hubiera atacado. Por lo que tenía entendido esa especie de dragón era pacífico. Quizá se había confundido de especie. Negó con la cabeza. No, no había sido eso. Era la especie correcta un draccus fulgoris. Sabía que esa especie, por no decir la única, era pacífica. Había algo raro en todo ese asunto. Y también estaba el tema de Jiraya, llevaba días de retraso. Sakura le había dicho que había pasado dos días durmiendo y con fiebre, por lo que eso hacían seis días de retraso.
¿Dónde diablos se había metido ese viejo?
Unos golpes en la ventana interrumpieron sus pensamientos. Miró hacia a ella y vio un cuervo negro como la noche. Se levantó rápido, sintió una leve punzada en el hombro, pero no le dio importancia.
Abrió la ventana y el cuervo se coló en la habitación al momento, posándose en el catre. Volvió a cerrarla al instante y se sentó. El cuervo extendió una de sus patas, llevaba un papel enrollado en ella. Naruto la cogió, la desenrolló y la leyó.
Naruto:
Espero que esta nota llegue a ti a tiempo. Supongo que estarás preocupado por mi ausencia. Te dije que me ausentaría un par de días y llevo fuera cuatro. Tranquilo, me encuentro bien, pero han surgido un par de problemas que ya te contaré en persona. Si esta carta llega a ti cuando debe, aproximadamente mañana, me verás muy pronto.
Tu amigo y maestro
Jiraya.
Naruto suspiró. Bueno, al menos parecía que se encontraba bien. No tenía que preocuparse por él. Pero le inquietaba lo que le había retrasado, ya debía ser importante para haberle enviado aquella nota.
- ¡Naruto! - el rubio pegó un bote del susto.
- Cerezo, me has dado un susto de muerte. - dijo llevándose una mano al corazón.
Sakura se acercó a él, parecía enfadada.
- Susto de muerte el que me has dado a mi. Te dije que no te movieras del catre, idiota. - le regaño.
- Lo siento pero es que este cuervo me requería. - la pelirrosa reparó entonces en el cuervo, que se había posado en el hombro del rubio. - Me traía noticias de Jiraya. - le mostró la nota que traía el cuervo.
Sakura la observó, pero no logró leerla, ni tampoco creía que debiera, al fin y al cabo era para Naruto.
- Bueno.. está bien, pero no vuelvas a levantarte.
- Te lo prometo, Cerezo. - le mostró una amplia sonrisa. Sakura se dio la vuelta y sonrió antes de salir de la habitación.
- ¡Naruto, deja de moverte! - le gritaba la pelirrosa. - Si me hubieras avisado en vez de abrir la ventana ahora no tendría que curarte otra vez.
- Pero duele... AAh!! - se quejó. - Más suave, Cerezo. dijo haciendo un pequeño puchero.
- ¡Te aguantas, eso te pasa por tonto! - Sakura le cosió la herida del hombro.
- Ya, ya. Pero, ¿cómo es que de repente sabes coser herida? - preguntó el rubio con una mueca de dolor en el rostro.
- En uno de lo libros del armario había uno sobre medicina. - le dijo calmada. - Lo cogí y lo he estado leyendo estos días.
Naruto dio un pequeño brinco. Sakura le sujetó con fuerza para que no se moviera.
- ¡¡Te he dicho que no te muevas!!
- Lo siento. - dijo agitado. - ¿Has cogido cosas del armario?
- Sí, ¿qué pasa? - preguntó.
Naruto no sabía cómo debía reaccionar ahora. Ese armario tenía libros de toda clase. Desde leyendas antiguas a conjuros prohibidos. Si Sakura había rebuscado hasta dar con aquel sobre medicina, eso quería decir que había visto los demás. Jiraya lo mataría al descubrirlo. Pero, por otra parte, no lo veía tan malo. Sakura ya sabía que podía hacer magia y que había distintos tipos de magos... No había problema en que viera esos libros.... o sí.
- Nada, es solo que en ese armario hay cosas que podrían dañarte si no sabes de qué se tratan. - le dijo más calmado.
Sakura le puso una venda en el hombro acabando de curarlo.
- Otra vez preocupándote en exceso por mi, Naruto. - murmuró. El rubio la miró.
- ¿Qué tiene de malo el que me preocupe por ti? Eres mi amiga, vives conmigo y siento que es mi deber protegerte.
Sakura se levantó de la banqueta para marcharse de la habitación, pero Naruto le agarró la mano, atrayéndola hacía él y obligándola a sentarse en el catre delante de él.
- Cerezo, no te vayas. Dime, ¿qué te pasa? - le dijo con dulzura.
- Es que, casi te mueres por mi culpa... Debería haberme quedado donde me dejaste, pero yo me fui a buscarte como una estúpida y... - se le llenaron los ojos de lágrimas. - Naruto no quiero que vuelvas a hacerlo, no quiero que te pase nada por mi culpa.
Naruto le secó las lágrimas con la yema de los dedos. Ella miraba hacía abajo.
- No puedes pedirme que no vuelva a hacerlo, porque siempre que estés en peligro te salvaré. Además, esto solo son un par de cortes sin importancia. - dijo más animado.
Le puso las manos en las mejillas y la obligó a mirarle a los ojos.
- Y ahora sonríe, no me gusta verte sin tu sonrisa. Esa que te hace más hermosa de lo que ya eres normalmente. - Sakura sonrió sin poder evitarlo. - Lo ves, así está mejor.
Naruto la contempló callado, admirando esa suave sonria que se dibujaba en su rostro. Era preciosa, tanto en belleza como en su personalidad. Y ese afán por protegerla le encantaba, jamás había sentido nada así por nadie. La demás chicas no podrían llegar a superar nunca a Sakura. Quizá si que estaba enamorado de ella, quizá solo le gustaba. Naruto no lo sabía, estaba hecho un lío. Pero de lo que no tenía ninguna duda era de que se moría de ganas de abrazarla y no soltarla nunca; de besarla en esos labios rosados, pasar sus manos por su hermosa piel y de protegerla de todo.
- Naruto. - el rubio pareció despertar.
- Sí, dime.
- ¿Tú me enseñarías a defenderme? - lo preguntó con cierto temor, como si temiese que él le diera un no rotundo.
Naruto la miró evaluándola con la mirada. Sakura se mordió el labio, esperando su respuesta.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Pues que me enseñes a manejar una espada, a cazar... yo qué sé, lo normal. - le contestó la pelirrosa.
Naruto lo pensó. Sabía porqué le había pedido eso, no quería depender más de él, temía que volviese a protegerla en exceso y saliera peor de lo que ya había salido la última vez. En realidad no era mala idea. Sakura tenía una actitud luchadora, se lo había demostrado aquellos días. Enseñarla a manejar una espada no era una mala idea. Y cazar... ¡sería muy útil! Aunque le preocupaba que se hiciera daño.
- Muy bien, te entrenaré. - le dijo sonriendo.
Sakura no cabía en sí de felicidad. Podría serle de ayuda a Naruto y él no tendría que preocuparse por ella. Abrazó al rubio.
- Gracias. - le susurró al oído. Naruto correspondió el abrazo.
- Será duro.
- No me importa. - contestó ella.
- Estarás cansada y te olerá todo el cuerpo.
- Naruto, no me importa nada de eso mientras esté contigo. - se retiró un poco y se quedaron de frente, mirándose a los ojos.
Naruto sonrió, la pelirrosa se ruborizó ante su mirada. Se quedó mirando los azules ojos de su amigo, cálidos y reconfortantes como su sonrisa.
El rubio le apartó un mechón de la cara y se lo colocó tras la oreja sin dejar de mirarla a los ojos. Esos ojos de color verde que le recordaban al jardín que había en su hogar, en Aquo.
Ninguno hablaba, solo se miraba con las pupilas dilatadas, a ambos les brillaban los ojos. Sakura rompió el contacto visual, apartando la mirada y separándose del rubio.
- Tengo que... limpiar la mesa... Sí, eso. - dijo levantándose nerviosa y saliendo.
Naruto se tumbó en el catre y cerró los ojos. No aguantaba tenerla tan cerca, la próxima vez no lo pensaría tanto y la besaría. Además, habría jurado que había visto algo raro en la mirada de Sakura. Sonrió antes de quedarse dormido.
-----------------------------------------------------------------
Un hombre de pelo blanco caminaba por el bosque tranquilamente, llevaba una capa de viaje, un bastón en un mano con el que se ayudaba a caminar y en la otra una cantimplora de la que bebía de vez en cuando.
Miró a su alrededor, las hojas tenían un tinte azulado. Sonrió, pues sabía lo que eso significaba. Se acercaba noche de luna llena y el bosque experimentaría el cambio que le daba su nombre. A Naruto le encantaban aquellas noches desde que era niño.
"Menudo estirón ha dado desde esa noche" - pensó feliz.
Se detuvo. Guardó la cantimplora en un zurrón que llevaba colgado y se dio la vuelta rápidamente soltando un rayo de color rojo en dirección a un árbol. Este se partió por la mitad. De el saltó una figura encapuchada, que se pudo ante Jiraya.
-¿Quién eres? Muéstrate, bastardo. - dijo serio.
El encapuchado se apartó la capucha que lo ocultaba revelando su rostro. Sacó una enorme y viscosa lengua y se relamió.
- ¿Así es cómo saludas a los viejos conocidos, Jiraya?
- Orochimaru. - dijo incrédulo. - Pensaba que habías muerto.
- Así es. Bueno, algo así. Digamos que ahora soy inmortal. - se relamió.
- No hay más que verte para ver que ya no eres el mismo. - Jiraya soltó el bastón.
Orochimaru se limitó a sonreír mostrando su lengua y moviéndola sin parar.
- ¿Qué mierda haces aquí? - le instó el peliblanco con molestia.
Orochimaru avanzó un poco hacía él.
- No des un paso más- - le ordenó Jiraya alzando una mano.
- Tranquilo. - se detuvo. - Bien, te lo diré. He venido a acabar contigo y con esa chica a la que proteges.
Jiraya lo miró confundido, no por esa afirmación de matarlo, sino por la mención de una chica. Él no protegía a ninguna chica, ni siquiera sabía de qué le hablaba. Orochimaru se volvió a relamer.
- No sé de qué chica me hablas, pero en cuanto a lo de matarme... - soltó el zurrón en el suelo. - No te será sencillo. - sonrió con suficiencia.
- Ahora no te hagas el estúpido, me han enviado a mataros a ti y a la princesa de Itenwer, a la que tú proteges.
- Sigo sin saber de qué me hablas, en serio.
- Da igual, en cuanto acabe contigo la encontraré a ella. - se abalanzó sobre Jiraya.
El peliblanco lo esquivó justo a tiempo. Orochimaru había estirado su cuello y casi le había alcanzado con unos enormes colmillos que sobresalían de su boca.
Jiraya alzó una mano y una fuerza invisible pareció coger a Orochimaru del cuello, pues esté se llevó las manos a él.
- Así que ahora eres una especie de serpiente. - dijo el peliblanco. - Debí imaginarlo después de ver esas escamas en la parte izquierda de tu cuerpo.
Orochimaru atrajo su cuerpo uniéndose de nuevo a su cuerpo. Alzó una de sus manos y surgió una nube negra que tocó a Jiraya. El peliblanco notó un agudo dolor y se retiró soltando a Orochimaru en el proceso.
- ¿Qué diablos...?
Orochimaru tocó su cuello aliviado.
- Por que poco, pensaba que me ahogarías, Jiraya.
- ¡Déjate de tonterías y pelea, Orochimaru! - le espectó.
Odiaba la tranquilidad de Orochimaru desde que tenía uso de razón. Ese estúpido siempre con esa sonrisa de suficiencia, como si nunca tuviera problemas. Ni siquiera cuando lo estaba ahogando dejo de sonreír.
- Oh, pues claro Jiraya. - se lanzó de nuevo sobre él, esta vez con todo su cuerpo y le pegó con el puño en un ojo.
Jiraya se llevó una mano al ojo, le sangraba por completo, no podía ver nada. Una nube negra le rodeo, intentó escapar, pero era tarde, Orochimaru lo había atrapado en aquella nube.
- No te muevas, Jiraya. - le dijo relamiéndose. - Si te mueves la nube te apretará con más fuerza.
Jiraya se quedó quieto y tuvo una idea. Una que solo podría funcionar si dejaba de moverse y se concentraba.
Necesitaba ganar tiempo para que resultara.
- ¡Maldito seas! - le gritó. - ¿Quién te envia a acabar conmigo?
- Un viejo conocido. Me ha pagado muy bien ¿sabes? - se acercó a él. - ¿Te duele mucho el ojo?
- ¡DEJATE DE DAR RODEOS Y HABLA, MALDTA SERPIENTE! - le dijo cabreado.
- Que impaciente. - sonrió y se cruzó de brazos. - Muy bien, te lo diré. Madara.
Jiraya no podía creerlo. Madara, el brujo negro. El más poderoso junto a él. El responsable de la muerte de Minato y Kushina, los reyes de Aquo y culpable de que Naruto fuera huérfano. El que lo obligó a esconderse en el bosque. Lo había encontrado después de diez años y quería acabar con él. ¿Sabía que Naruto estaba vivo? No, todo apuntaba a que solo sabía sobre su persona.
Entonces todas las piezas encajaron. La chica de la que hablaba Orochimaru, la princesa de Itenwer, ella debía de estar con Naruto. El chico la habría protegido y como era mago le habrían ido con el cuento.
Sabía por su viaje que Madara estaba en el reino de Itenwer en aquel momento y por lo que se temía, no era nada bueno. Ese bastardo tenía algún plan de destrucción, de eso no tenía duda.
- Bueno Jiraya, ¿te he resuelto tu duda? - Orochimaru alzó una mano. - En todo caso da igual, ahora no puedes moverte y este es tu final.
Jiraya cerró el ojo sano y lo abrió. Había cambiado y ahora era de un color rojo como la sangre.
- Querrás decir el tuyo, Orochimaru.
Antes de que la serpiente pudiera reaccionar Jiraya se liberó de su atadura y le pegó con dos dedos a Orochimaru en los ojos.
- Te lo devuelvo. - La serpiente no veía nada. Jiraya lo agarró por la cabeza y soltó dos enorme llamaradas que lo carbonizaron en el acto.
Orochimaru cayó a sus pies. Jiraya le pegó una patada para comprobar si estaba muerto. No se fiaba de un brujo oscuro.
Parecía que no volvería a moverse nunca más. Fue una suerte que supiera que a los reptiles hay que atacarlos a los ojos, y Orochimaru era una serpiente, debía funcionar. De no haberlo hecho, el que estaría muerto sería él.
Volvió a colgarse el zurrón y cogió el bastón del suelo. Miró de nuevo el cuerpo de Orochimaru. Alzó una mano y la bajó, decapitándolo. Un escalofrío de recorrió la espalda. Odiaba a ese tipejo. Ahora si podía marcharse de allí.
Tardaría un día más en llegar a la cabaña. Quería asegurarse que Naruto estaba bien y conocer a esa princesa fugitiva. Si estaba con Naruto estaría bien, de eso no tenía dudas.
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Naruto se despertó. Aún era de día, por lo que no habría dormido mucho, tal ve una hora desde que Sakura le había curado la herida del hombro. Se preguntó dónde estaría su amiga y decidió levantarse, aunque ella se pusiera furiosa por desobedecerle.
Apartó la cortina y salió de la habitación. Sakura no estaba en ninguna parte, se preocupó un poco. Salió de la cabaña y comprobó que tampoco estaba allí fuera.
Vale, ahora si que se puso nervioso.
Caminó hasta el tronco por si veía algo que le diera una pista sobre su paradero. Nada, no había nada. Se llevó las manos a la cabeza revolviéndose el pelo con furia.
Un montón de posibilidades pasaron por su mente ¿Y si había entrado alguna alimaña y se la había llevado a su madriguera? O tal vez los guardias de Itenwer de nuevo. Quizá se había caído cerca de allí y se había golpeado la cabeza y ahora estaba inconsciente en el suelo.
Estaba tan nervioso y ensimismado en sus pensamientos que no oyó como Sakura irrumpió tras la cabaña con un montón de leña en sus brazos. Vio al rubio sentado en el tronco de espaldas a ella y al parecer nervioso.
Soltó la leña y se acercó a él por detrás. No abía si regañarle o no, pero le había dicho que no se moviera y ahí estaba él, sentado. Era muy cansado cuidar de Naruto.
- Naruto creí haberte dicho que..
- ¡Cerezo! - el rubio se abalanzó sobre ella alzándola por la cintura en el aire feliz.
- ¡Naruto, bájame! - le dijo ruborizada agarrándose a sus hombros.
Naruto la bajó.
- Lo siento. - se rascó la cabeza. - Es que me desperté y tú no estabas y... me asusté. - soltó una pequeña risita.
Sakura negó con la cabeza aguantando soltar una carcajada. Ahí estaba el Naruto que hacía días que no veía, el Naruto bobo y sobreprotector.
- Da igual Naruto, te dije que no quería verte fuera de la habitación. - fingió estar enfadada.
- Déjate de cambiar de tema, Cerezo. ¿Adónde habías ido tú? - a Sakura le sorprendió que le contestara.
- Solo he cogido un poco de leña. Ni siquiera he salido de la zona.
Naruto sonrió. Al menos estaba a salvo. Se había preocupado demasiado. No era mala idea después de todo eso de enseñarla a defenderse, con el carácter que se gastaba no le sería difícil.
Naruto se sentó en el tronco y miró al cielo. Sakura se sentó a su lado.
- ¿Por qué miras tanto al cielo siempre? - le preguntó ella.
Naruto la miró. "Miro el cielo porque su color me recuerda a mi hogar." Tan sencillo como eso. Pero Naruto no se creía capaz de confesarle eso a Sakura, pues ella empezaría a hacerle preguntas sobre su pasado y no le apetecía nada tener que enfrentarse a los recuerdos.
Agachó la cabeza apenado. Una lágrima se escapó de uno de sus ojos y le recorrió la mejilla. Sakura lo notó, pero permaneció callada.
El rubio suspiró. Confiaba en Sakura. ¿Tanto como para contarle la verdad? Sí... no... tal vez...
- Miro al cielo porque me recuerda a mi hogar. - alzó la cabeza secándose las lágrimas con una mano.
Sakura asintió. Sentía curiosidad por saber cuál era ese hogar del que hablaba su amigo, pero no sabía si era meterse en algo privado. Si él quería lo contaría, de no ser así, mejor permanecer callada.
- Cerezo... yo no he sido del todo sincero contigo.. verás yo... - se rascó la cabeza nervioso.
- Sí... dime Naruto. - le cogió la mano.
- Yo soy el p...
No pudo acabar de hablar pues una voz conocida gritó su nombre. Naruto conocía esa voz demasiado bien, era la voz de Jiraya, pero había sonado cerca.
Se levantó del tronco, Sakura le soltó la mano. Ella también lo había oído.
De repente apareció. Entre los dos enormes árboles que había frente al túnel de piedra. Su pelo blanco era inconfundible, pero Naruto observó que el lado izquierdo de su rostro estaba completamente impregnado de sangre. Y al parecer era suya.
Sin esperar se lanzó a la carrera hacía su maestro. Sakura no supo si seguirlo o quedarse donde estaba. Tampoco tuvo mucho tiempo para reaccionar, Naruto había llegado junto a aquel hombre en un segundo.
"Jiraya sin duda"
Naruto vio la enorme herida que tenía Jiraya, al parecer le habían perforado el ojo, con qué, no lo sabía. Pero de no tratarlo ya lo iba a perder de un momento a otro.
- ¿Qué ha pasado, Jiraya? - preguntó alarmado.
- No hay tiempo, chico. Entremos adentro y te lo contaré todo. - comenzaron a caminar. - Recibiste mi carta, ¿cierto?
El rubio asintió a caminando a su lado.
- Perfecto. - Entonces reparó en su torso vendado. - ¿Y a ti qué te ha pasado?
- Es una larga historia. - respondió cansado.
Pasaron delante de Sakura que vio la herida de Jiraya más de cerca. Daba bastante repulsión, tenía un enorme costra entre negra y violeta. Naruto le dedicó una leve sonrisa. Los dos entraron dentro. Sakura decidió seguirlos.
Jiraya se sentó en una banqueta. Se agarró la herida que ya no emanaba sangre, ahora solo era una enorme burbuja.
- Sakura, rápido trae agua. - le ordenó Naruto.
La pelirrosa asintió y salió deprisa de la cabaña.
Jiraya no le quito ojo de encima (NA: chistaco) Así que esa era la princesita huida. Y el idiota de Naruto le estaba dando cobijo, madre mía pero si se la comía con la mirada. ¿Su aprendiz se había enamorado de aquella chica? Sí, no había ninguna duda. Jiraya lo miró interiormente, observando su aura. Era de un naranja muy luminosa, aún más grande que nunca. Su poder había sido incrementado por esa chica. Impresionante, así que ese era el poder del amor.
Sakura regresó con un cubo lleno de agua hasta arriba. Naruto lo cogió y lo puso sobre la mesa. Fue hacia el armario y rebuscó por todas partes.
- Naruto, date prisa. - metió la cara dentro del cubo. El agua se tiñó de rojo al instante.
El rubio apartó un par de sacos. Tenía que encontrar esa flor, sabía que había otra. Eran muy difíciles de encontrar, pero la última vez había conseguido coger un par de ellas. Una la había usado en su mano, pero el ojo de Jiraya corría más peligro.
"¡Aquí está!"
Naruto corrió y empezó a machacar la flor en un cuenco que cogió a toda prisa. Sakura observaba la escena nerviosa. Ese ojo tenía muy mala pinta. Sabía el poder de aquella flor, y algunas cuantas más, ¿pero podría curarle el ojo?
- Rápido Jiraya. - Jiraya hundió la cara en el líquido. No fue muy agradable, pues tuvo que abrir el ojo o lo que quedaba de él.
Sakura observó muy atenta si se daba el milagro de curación al igual que con la mano de Naruto.
Jraya sacó la cara del cuenco que ahora estaba vacío. Tenía el ojo abierto y curado. La flor había vuelto a funcionar. Se tocó el ojo aliviado. Había faltado poco, unos minutos más y la flor no habría podido hacer nada por su ojo.
Sakura una vez más no cupo en si de su asombro. Nunca llegaría a acostumbrarse a esas plantas mágicas.
- Uf, menos mal. - dijo Naruto aliviado. - Por un momento pensé que te quedarías tuerto Jiraya.
- Pero no ha sido así. Menos mal que quedaba una Sectura en el armario.
Sakura se sentó en la banqueta que había libre. Jiraya volvió a reparar en ella y la miró serio. Sakura dio un respingo, asustada ante esa mirada. El rubio lo notó.
- Dime Naruto, ¿quién es esta chica? - preguntó.
Decidió hacerse el ingenuo, como si no supiera la identidad de la joven. Naruto se situó junto a la pelirrosa y le puso una mano en el hombro.
- Tranquila Cerezo, no te hará nada. - le dijo en voz baja tras ver su cara de terror. - Es Sakura. - dijo el rubio a su maestro. - Huía de unos guardias y yo la rescaté, desde entonces le he dado cobijo.
Jiraya le dedicó una mirada severa al rubio. Naruto no sabía a quién estaba dando asilo. Menudo idiota era cuando se lo proponía, si es que en el fondo aún era un crío. Miró a Sakura, la chica no sabía como reaccionar. Decidió que hablaría con ella cuando Naruto no estuviera por allí cerca. O mejor ahora.
- Siento mucho si he causado alguna molestia. - dijo ella.
Jiraya sonrió con calidez a la joven, tranquilizándola.
- No tienes que disculparte por nada, muchacha. Naruto confía en ti, así que yo haré lo mismo. - le alzó una mano por encima de la mesa. - Soy Jiraya, encantado.
- Sakura. - estrechó su mano animada.
Jiraya se dirigió entonces a Naruto.
- Dime, ¿a dormido en mi catre?
Naruto negó con la cabeza.
- Ha dormido en el mio, yo he dormido en el tuyo.
Jiraya solo asintió. Apoyó los codos en la mesa y junto las manos.
- Vale, continuemos con el interrogatorio. - señaló a Naruto. - ¿Qué te ha pasado?
Tenía vendado prácticamente todo el torso y acababa en su hombro izquierdo, de donde parecía tener una herida aún más grave. Además visualizó un pequeño corte en su mejilla, pero estaba prácticamente curado.
- Maté un dragón. - dijo en un murmullo.
- ¿¡Qué hiciste qué!? - dijo levantándose. Naruto dio un paso hacia atrás.
- No fue culpa suya. Naruto solo intentaba ayudarme, eel dragón me atacó a mi y..
- Espera, el dragón te atacó a ti... ¿Naruto?
El rubio asintió con una mueca en su rostro.
- Muy bien, dado que estoy hecho un lío, que uno de los dos empiece a hablar.
Los dos chicos se miraron. ¿Quién hablaba? Sakura o Naruto, uno de los dos tenía que empezar a contar lo acontecido días atrás. Naruto decidió que hablaría él.
- Hace dos días Cerezo y yo fuimos a recolectar algunas plantas, pues le enseñé el libro de las plantas. Por el camino decidí que le quizá le gustaría ver el río. Ya sabes lo bonita que es esa parte del bosque. - Jiraya sonrió. - Al llegar allí, estuvimos jugando en el agua un poco. Intenté que Cerezo se diera un baño conmigo, pero no me salió bien. - soltó una pequeña carcajada, Sakura lo fulminó con la mirada. - Decidimos que cada uno se bañaría en una parte del río y yo me marché por el otro lado.
"Al cabo de.. no sé, media hora tal vez; Decidí ir a buscar a Cerezo, no me fiaba al dejarla sola tanto tiempo. Me estaba poniendo la camisa cuando oí su inconfundible voz, estaba gritando. Supuse que estaba en peligro, así que agarré mi espada. - Jiraya frunció el ceño confundido. - Sí, se la quite a un tipo. Siguiendo con la historia, tras caminar unos cinco minutos llegué donde se encontraba Cerezo, pero también había tres tipos de la guardia de Itenwer. Se redujeron a dos en menos e un segundo, pues llegué justo cuando el dragón se zampaba a uno de ellos y a otro lo mandaba a volar.
Golpeé al que quedaba con un palo y me acerqué a ella. El dragón se había acercado a ella, así que llamé su atención y comencé a pelear con él. Conseguí derrotarlo pero él me hirió. Me clavó una de sus garras en el hombro y me arañó el pecho. Lo siguiente que recuerdo es a Cerezo curándome, trayéndome aquí con altas fiebres.
Naruto sonrió a la pelirrosa, esta se la devolvió.
- Entonces eso te lo hizo un dragón. - murmuró. - ¿Reconociste la especie?
- Sí. Era un draccusfulgoris. Pero no lo entiendo, se supone que son pacíficos, ¿o me equivoco?
Jiraya negó con la cabeza serio.
- No te equivocas. Aquí hay algo que no me gusta nada y creo saber de qué se trata. - se quedó pensativo un momento. - Pero hablaremos de esto mañana. Ya es tarde y estoy muy cansado.
Jiraya se levantó de la mesa. Comenzó a caminar pero se detuvo. Se dio la vuelta.
- Si no me equivoco, ahora tenemos un pequeño problema de espacio. - Sakura bajó la cabeza sintiéndose culpable. - Oh, no te preocupes Sakura. Lo arreglaré en un periquete.
- Creía que estabas cansado, Jiraya. - dio Naruto con sorna.
- Baah, un conjurito de nada no me va a matar. - soltó una enorme carcajada. - Pero no habrás olvidado qué día es hoy, ¿verdad que no?
Naruto entonces se dio cuenta a lo que se refería Jiraya. Miró por la ventana. Empezaba a anochecer y las hojas, oh por todos los cielos.
Naruto agarró a Sakura de las manos levantándola. La chica no supo qué hacía su amigo. De repente se había puesto nervioso y la había levantado, con mucha fuera, ¿y la herida? No parecía dolerle por lo que parecía.
- Jiraya, nos vamos. - le dijo el rubio abriendo la puerta. - No nos esperes levantado.
- Pero espera, Naruto. - le dijo Jiraya entre risas. - Coge algo de comer y - movió la mano y de ella surgió una pequeña manta. - Llévate esto, anda. Empieza a refrescar.
Naruto cogió la manta y se la dio a Sakura. Luego se alejó, abrió el armario y sacó un par de cosas. La chica seguía sin saber qué ocurría, todo estaba sucediendo muy rápido. De lo que no había duda era de que esos dos se entendían a la perfección.
Naruto regresó con su zurrón colgado y una enorme sonrisa. Una sonrisa de felicidad. ¿Qué tramaba?
La empujó por la puerta con ansia.
- Ya Naruto, quieres tranquilizarte. Matarás a la pobre chica. - le gritaba Jiraya tras ellos.
Naruto no le hizo caso y cogió a Sakura de la mano tirando de ella. Jiraya se quedó mirando a los dos jóvenes con una pequeña sonrisa mientras se alejaban.
- ¡Cerezo, más deprisa!
- Naruto, no puedo ir más rápido. - le espetó ella. - Además ni siquiera sé qué te propones.
Naruto paró en seco y la cargó en brazos, comenzando a correr. Sakura tuvo el tiempo justo para agarrarse a su cuello.
- ¡NARUTO! - gritó. - ¡BÁJAME!
- De eso nada, así iremos más rápido.
Naruto se detuvo en secó al cabo de un buen rato. Sakura, que llevaba los ojos cerrados, los abrió. Lo que vio ante ella la dejó atónita. El bosque estaba azul. Los árboles, los troncos de los mismos, la hierba del suelo. Y no solo eso, sino que brillaba, iluminándolo todo. Ahora entendía la prisa del rubio por llegar allí.
- Cerezo, afloja el agarre que me asfixias. - Sakura reparó en que seguía en brazos del rubio.
- Bájame, Naruto. - se ruborizó un poco.
El rubio hizo lo que le había pedido. Miró a su alrededor con una enorme sonrisa. Adoraba aquel bosque, por esas maravillas. No solo tenía parajes alucinantes sino que en las noches de luna llena todo se volvía azul y se iluminaba por completo.
Admiró los dos enormes árboles que mezclaban sus hojas, durante el día de un color amarillo y las otras de un rojo intenso, pero ahora todas azules y luminosas. Quizá le encantaba el color azul por el recuerdo de Aquo Se volvió hacia Sakura que estaba con la boca abierta y mirándolo todo.
Naruto le quitó la manta que portaba ella en sus manos. Luego le cogió una de ellas y la condujo hacia unos de los dos enormes árboles. Colocó la manta extendiéndola en el suelo y se sentó. Dio un par de golpes a su lado para que Sakura se sentara. La pelirrosa lo hizo.
El rubio se quitó su zurrón y lo colocó entre sus piernas. Rebuscó un poco y sacó un par de piezas de fruta. Le pasó a Sakura un puñado de lo que parecían ser ciruelas. La pelirrosa ahuecó las manos para recibirlas.
- Naruto esto es precioso, ya veo porque tenías tanta prisa. - se metió un par de ciruelas en la boca.
El rubio se apoyó en el tronco del árbol. Sakura lo miró y comenzó a reír.
- ¿De qué te ríes? - hizo un mohín.
- De ti, de quién me voy a reír, bobo. - le sacó la lengua.
- ¿Ah, sí? Pues te vas a enterar.
Naruto no comprendía el motivo de su risa. Se apartó del tronco y la cogió de la cintura haciéndole cosquillas.
Sakura se cayó al suelo sin parar de reír por las cosquillas que le hacía Naruto. Naruto se puso sobre ella para evitar que escapara.
- Quieres parar... de una.. vez... - le dijo entre risas.
- No hasta que te disculpes por reírte de mi persona. - Sakura le quiso golpear en la cara, pero el rubio la sujetó por las muñecas colocándoselas sobre su cabeza.
- Si no te rindes continuaré hasta que lo hagas. - dijo riendo. - Tú verás.
Sakura se revolvió para intentar escapar, pero no lo consiguió.
- Vale, vale, para. - el rubio dejó de hacerle cosquillas, pero no le soltó las manos. - Lo siento.
- ¿Qué sientes?
- Haberme reído de ti. - dijo en un murmullo que apenas pudo oírse.
- No te he escuchado. - volvió a hacerle cosquillas.
- HABERME REÍDO DE TI, LO SIENTO. DEJA YA DE HACERME COSQUILLAS.
Naruto se levantó satisfecho de su victoria. Volvió a tumbarse apoyando la espalda en el tronco. Sakura se levantó y se peinó un poco el pelo con fastidio.
- No vuelvas a hacer eso.
- ¿El qué? - Sakura lo fulminó con la mirada. - Vale, sea lo que sea no lo volveré a hacer. Y tú promete que no volverás a reírte de mi sin motivo. - la amenazó con el dedo.
Sakura refunfuñó asintiendo con la cabeza.
- Oye, ¿y a qué se debe este cambio en el bosque?
- Bueno, es una leyenda Si quieres te la cuento, solo para que entiendas porque el bosque es azul.
- ¿Un cuento? ¿Me vas a contar un cuento? - le dijo burlona.
- Oh, si te va a encantar.
- Eso ya lo veremos, empieza.
Naruto tomó aire.
- Bueno, se dice que hace mucho tiempo, antes de que los humanos poblasen esta tierra, esta estaba poblada por multitud de criaturas. La mayoría extintas a día de hoy.
" En este bosque convivían muchas de esas criaturas. Pero sin duda las que mayor curiosidad despertaban eran las hadas. Las hadas poblaban todo el bosque, sin dejar un solo rincón libre. Pero como todo, siempre hay algo que no va bien.
- Dejame adivinar, las hadas en realidad eran moscas.
Naruto entrecerró los ojos con fastidio. Sakura suspiró y le dijo que continuase.
- Bien, como iba diciendo, había algo que no iba bien. Y era que había dos enormes clanes en el bosque. Estos dos clanes siempre estaban discutiendo por nimiedades y batallando entre ellos. Era muy común que dos hadas estuvieran enzarzadas en una pelea mágica.
Se dice que al final las hadas llegaron a un acuerdo, y al fin consiguieron la paz. Pero quedaron restos de sus batallas, pues estas habían durado siglos.
" Con el paso del tiempo, las hadas fueron desapareciendo, pero siempre serían recordadas, pues en el bosque quedaron restos de su magia. La luz de la luna influía en su magia, haciéndola más poderosa, pero al no haber hadas, la luna ya no podía influir como antes. ¿Qué ocurrió con toda esa magia que las hadas derrocharon en cada batalla? La respuesta es simple, se quedó en el bosque.
"Y es por eso que cada luna llena, el bosque se torna azul por completo, iluminándose incluso. Por la magia perdida de las hadas, que la luna llena saca con su luz. Motivo por el que solo se puede ver en las noches de luna llena, - tomó aire. - pues porque su luz ilumina más que el resto de las fases. - finalizó.
- Naruto, eso te lo acabas de inventar. - la pelirrosa no se podía creer ese cuento.
- Verdad o no es una explicación más que satisfactoria. - Naruto se sentó más cerca de ella. - Si no quieres creerlo, no pasa nada. Pero yo si me lo creería de ser tú. Al fin y al cabo, sabes que soy un mago. ¿Por qué entonces ibas a negar la existencia de las hadas?
Sakura se quedó un minuto pensativa. Visto por ese lado el rubio tenía razón. La magia existía, el bosque etaba azul y luminoso, mientras que el resto de las noches parecía ser un bosque normal.
Resopló. Estaba demasiado cansada como para pensar en esas cosas.
Naruto la observaba divertido. La había confundido más de lo esperado. Y él que pensaba que iba a gustarle la leyenda. Se había equivocado de cabo a rabo con su predicción.
- Naruto, ¿qué ibas a decirme antes e que apareciera Jiraya?
Sakura notó como su amigo se había puesto rígido. Quizá no tendría que haber sacado el tema, parecía importarle mucho. Acaba de arruinar ese momento perfecto. Los dos solos en aquella parte del bosque, sentados el uno junto al otro en aquella manta... Y ella se ponía a preguntarle algo que parecía molestarle.
- Pensaba que se te había olvidado, Cerezo. - dijo el rubio calmado. Suspiró. - Te lo contaré, pero debes prometerme que no me tratarás de forma diferente.
- ¿ Y por qué iba a tratarte de forma diferente? - preguntó.
- Tú solo prométemelo, ¿vale? - insistió.
- V..vale.
Naruto se revolvió el pelo como hacía siempre que estaba nervioso. Tomó aire y se armó de valor para contarle a la pelirrosa su mayor secreto.
- Yo me crié aquí en el bosque, pero a partir de los ochos años. Llegué aquí junto a Jiraya debido a que tuve que huir de mi hogar. - Sakura notó que le costaba hablar.
- Naruto si no quieres contármelo no lo hagas, no pasa nada.
Él negó rotundamente con la cabeza.
- No, te lo contaré. Confío en ti, Cerezo. - le dedicó una leve y sincera sonrisa.
"Confío en ti, Cerezo" esas palabras retumbaron en su cabeza. ¿Y ella? ¿Confiaba en él? Quizá fuera ya hora de contarle su verdadera identidad, Naruto lo entendería.
- Verás yo... era el príncipe heredero del reino de Aquo. - dijo con rapidez.
Sakura no lo podía creer. Naruto, un príncipe. Espera, ¿había dicho Aquo? Madara y Sasuke eran de allí. Madara sin ir más lejos era el soberano. Eso significaba que era un usurpador y que Naruto era el legítimo heredero y no Sasuke con quien la habían obligado a casarse.
- ¿Cerezo? - Sakura oyó como él pronunciaba su nombre preocupado. - ¿Te encuentras bien? Te has puesto rígida de repente y juraría que estás más pálida que de costumbre.
- Oh Naruto. - se tiró a sus brazos - Yo también tengo que decirte algo.
El rubio la abrazó intentando consolarla. Le apartó el pelo de la cara y la atrajó con más fuerza hacia él.
- Dime. - le susurró. - Pero antes de que me lo cuentes, ¿no te importa qué no te haya contado algo así?
Sakura hundió más la cabeza en el torso vendado de Naruto, pues el rubio no llevaba nada puesto de cintura para arriba. Sakura notó su olor a madera y a bosque.
- No me importa porque yo también soy una princesa. - Naruto la apartó con suavidad de él.
- ¿Qué? - Sakura comenzó a llorar.
- Sí, soy la princesa de Itenwer. - dijo cogiendo aire. - No te lo conté porque... eras un desconocido para mi y... pensé que querrías llevarme de vuelta a ese estúpido castillo de nuevo y... Oh, seguro que ahora estás enfadado conmigo. Soy unaa estúpida qu..
- Shhh... - Naruto le puso un dedo en los labios para que silenciarla. - Respira. Tranquila, no llores, Cerezo.
Me parece normal y no estoy enfadado. Ambos nos hemos ocultado nuestras identidades, ¿y qué? - sonrió. - Los dos teníamos nuestros motivos.
- ¿De verdad que no estás enfadado? - Naruto le secó las lágrimas.
- Te lo prometo, Cerezo. - Sakura sonrió. - Me encanta cuando sonríes.
- Y a mi que me llames Cerezo. Eres el único que me llama así. - Naruto le acarició la mejilla con suavidad.
Estaban muy cerca el uno del otro. Podían oír sus respiraciones, nerviosas. La luz azul los inundaba a ambos, el pelo de Naruto adquirió una tonalidad azulada como el color de sus ojos. Mientras que el de Sakura parecía violeta. Los dos se miraron como aquella tarde, pero había algo diferente en aquel momento. Quizá fuera el ambiente, mágico. Ninguno lo sabía.
Naruto bajó su mano y cogió las de Sakura in dejar de sonreirle. Sakura se acercó a él y le dio un beso en la mejilla. Se retiró un poco muy sonrojada. El rubio le beso una de sus manos.
- Ya sé que no debería decir esto, pero ¿que tal si esta noche te trato como la princesa que eres? - le susurró.
Sakura le dio otro beso en la mejilla.
- Acepto, príncipe Naruto.
Naruto se levantó y tiró de Sakura para que hiciera lo mismo. Le soltó las manos e hizo una pequeña reverencia. Sakura soltó una pequeña risita.
- Me concedería este baile, ¿su alteza? - alzó la mano.
- Encantada. - se levantó el vestido e inclinó la cabeza tomando la mano del rubio.
Naruto la agarró por la cintura con la mano que tenía libre. Sakura puso la suya en el hombro sano del rubio.
Comenzaron a dar vueltas lentamente sobre la manta. Naruto parecía algo torpe.
- Naruto, ¿has bailado alguna vez con una chica? - preguntó riendo.
- Jamás. Quizá me he precipitado al pediros un baile, princesa.
Naruto le dio una pequeña vuelta y la atrajo hacia a él.
- Ni se os ocurra pensar eso, príncipe. - le dijo ella
Naruto sonrió y pegó su frente a la de la pelirrosa. Ella le pasó los brazos por detrás del cuello. Se miraban a los ojos con deseo. Ambos se morían de ganas por besar al otro. Naruto tocó la nariz de Sakura con la suya frotándolas. Un milímetro separaba sus bocas, pero él no se atrevía a hacerlo, aunque no había nada en el mundo que deseara más que besar a Sakura.
Sakura bajo la mirada a los labios del rubio. Quería besarlos, pero no se atrevía. ¿De qué tenía miedo? Sabía sin ninguna duda, que estaba enamorada de aquel bobo que tenía ante ella, a milímetros de su boca. Pero no se atrevía a acortar ese milímetro que los separaba y atrapar sus labios. Nunca había sentido nada así por nadie y ahora parecía que, cuando por fin lo sentía, no se atrevía a besar sus labios.
- Cerezo. - susurró el rubio abrazándola con más fuerza.
- Naruto. - Sakura volvió a alzar la mirada para encontrarse con sus ojos azules.
Naruto dejó el miedo atrás y juntó sus labios con suavidad con los de ella. Fue apenas un roce. Un segundo más tarde, ambos se besaban con ternura, con la ternura propia de dos amantes. Ambos cerraron los ojos para entregarse a la sensación. Nueva para ambos, pues Naruto nunca había besado a ninguna chica por amor y sintió un ardor en el pecho. Los labios de la pelirrosa eran dulces, como su nombre, como ella misma. Nunca había probado uno labios como los de ella antes.
Sakura jamás había dado un beso a nadie en los labios. Solo una persona había probado sus labios y era Sasuke, el baboso que le había robado un beso.
Pero besar a Naruto era distinto, sintió que el pecho le iba a estallar de un momento a otro. Sus labios sabían a las ciruelas que habían comido hacía unos minutos.
Hundió las manos en el pelo del rubio, siempre había querido hacer eso, profundizando el beso y haciéndolo más intenso. Pudo notar la lengua de Naruto en sus labios, apenas un segundo.
El rubio se separó de ella y le dio un suave beso en los labios. Ambos sonrieron, aún con sus rostros pegados.
- Cerezo, creo que me he enamorado de ti. - le dijo al oído mientras la abrazaba.
Sakura hundió su cabeza en el pecho del rubio y sonrió, feliz.
- Yo también. Es la primera vez que siento algo así por alguien.
- ¿Y como sabes que es amor? - le preguntó acariciando su pelo.
Sakura alzo la vista y miró a Naruto. Sonrió, se acercó a su oído y le susurró.
- Porque ni siquiera se explicar lo que me provocas aquí - señaló su corazón. - cada vez que te veo o pienso en ti.
Naruto sonrió y la besó en la frente.
- Entonces estamos igual, porque a mi me pasa lo mismo, Cerezo. - Sakura le dio un corto beso en los labios sin dejar de reír.
Un rato más tarde estaban los dos tumbados en la manta mirando las estrellas. Pero esa vez era distinta al resto. No solo por la enorme luna llena que llenaba el bosque de ese color azul, sino porque ahora miraban las estrellas con los ojos de dos amantes.
Ay señó, lo que me ha costado escribir este capítulo. Espero que mi esfuerzo haya merecido la pena. Y si no, bueno, ya mejoraré.
Y ya sé que dije que en este capítulo se sabría lo que ocurriría con el pelo de Sakura, pero... no ha podido ser. Prometo que para el próximo estará. (Palabrita de servidora)
Espero que comentéis, así me animo un poco a escribir.
Ahora me voy que aquí en España son la 1:05 de la madrugada.
BYE!!
Ean95- Aprendiz
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
divino me encanto este cap todo fue tan perfecto cada vez que leo me en canta mas y mas y mas y mas y mas jejeje
espero la conti
espero la conti
kumiko- Aprendiz
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Estuvo, PRECIOSO EL CAPÍTULO, esta vez si que te esmeraste! Eres una exelente autora! Realmente de mis favoritas! Mmmmmm.... Comenzare por partes ok?
Por que rayos MADARA quiso matar a Jiraya!?, por fin lo comprendí todo y lo único que te puedo decir es que Sasuke y MADARA son unos bastardos.
La relación de Sakura y Naruto es tan preciosa, amo cuando la abraza y se la lleva y la agarra de la cintura en pocas palabras.. Todo!
Me alegra que ya se hayan confesado la verdad.
Y también me alegra que Jiraya este bien.
Y el bosque cuando me lo imagino en mi mente ha de ser tan precioso, pero todo es gracias a la forma en que describes eso! Felicidades
Y también me gustaría que Sakuda aprendiera a luchar, sería genial! Y sobre su peinado, creo que con este capítulo lo compensa jejeje
PD: encerio te desvelaste haciendo este capítulo? Auch:/ duerme bien! Oki?
Espero conti lo más rápido!
Por que rayos MADARA quiso matar a Jiraya!?, por fin lo comprendí todo y lo único que te puedo decir es que Sasuke y MADARA son unos bastardos.
La relación de Sakura y Naruto es tan preciosa, amo cuando la abraza y se la lleva y la agarra de la cintura en pocas palabras.. Todo!
Me alegra que ya se hayan confesado la verdad.
Y también me alegra que Jiraya este bien.
Y el bosque cuando me lo imagino en mi mente ha de ser tan precioso, pero todo es gracias a la forma en que describes eso! Felicidades
Y también me gustaría que Sakuda aprendiera a luchar, sería genial! Y sobre su peinado, creo que con este capítulo lo compensa jejeje
PD: encerio te desvelaste haciendo este capítulo? Auch:/ duerme bien! Oki?
Espero conti lo más rápido!
belivexangel1- Sannin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Ouh con que Sakura hace mas fuerte a Naruto ¡vaya! Dime algo que no sepa jee te quedo muy bien, la ternura equilibrada con la personalidad de ambos creo que fue lo que mas me gusto pero no mas que la verdad, me alegra que algunas cosas ya esten aclaradas, pero ahora que lo pienso ¡Es genial que Sakura quiera ser mas fuerte, definitivamente es ella genial!
Espero la continuación con muchas ansías y emoción.
¡Saludos!
Espero la continuación con muchas ansías y emoción.
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Oni- Clan Seiryuu
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Muchas cosas pasaron, unas buenas y otras malas, la verdad que me gusta demasiado la historia.
No se por donde empezar, naruto y sakura ya se aclararon y se confesaron, en algun instante en los capitulos anteriores pense en que cuando eso sucediese los secretos entre ambos los terminaria separando, y pues no, ahora tiene una relacion casi perfecta, hasta que aparezca hinaya, sasuke o alguien mas a joderse la escena.
Orochimaru esta vivo, estoy seguro de ello, esa serpiente no es cosa simple como para creer que murio tan facil, creo que los errores le comenzaran a costar caro a jiraiya, a sakura y a naruto.
Un saludo, nos vemos.
No se por donde empezar, naruto y sakura ya se aclararon y se confesaron, en algun instante en los capitulos anteriores pense en que cuando eso sucediese los secretos entre ambos los terminaria separando, y pues no, ahora tiene una relacion casi perfecta, hasta que aparezca hinaya, sasuke o alguien mas a joderse la escena.
Orochimaru esta vivo, estoy seguro de ello, esa serpiente no es cosa simple como para creer que murio tan facil, creo que los errores le comenzaran a costar caro a jiraiya, a sakura y a naruto.
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ShinseinaUzumaki- Chunnin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
- Cap 8:
- Jiraya regresó a la cabaña con un puñado de leña en sus brazos. Tenía bastante calor, algo extraño para la época en la que se encontraban. El sol de octubre se colaba entre los árboles que rodeaban la cabaña, iluminando todas y cada una de las hojas.
Los árboles que rodeaban la cabaña poseían hojas de casi todos los colores: desde verde oscuro, pasando a verde claro: violeta, rojo, blanca o amarillo. Eso era lo que sucedía en el bosque con la llegada del otoño, las hojas se tornaban de cualquier color. A excepción del azul, que solo se presenciaba en las noches de luna llena todo el año.
El bosque era así; mágico y con sus propias leyes. En el habitaban todo tipo de criaturas, la mayoría solían permanecer ocultas, en cambio otras salían cuando les apetecía. Las había pequeñas, las preferidas de Jiraya, que solían esconderse tras las ramas más gordas o en el musgo de los troncos de los árboles. También las había grandes, como los dragones, pero no solían dejarse ver; salvo cuando la oscuridad envolvía todo el bosque. Por lo que era extraño verlas durante el día, pero no era recomendable el confiarse y bajar la guardia cuando se caminaba de día por el bosque, pues en alguna ocasión salían de sus escondites y estaban hambrientas.
Soltó la leña en la pila, ahora a rebosar de madera, y bebió un poco de agua de su cantimplora. Secó su frente sudorosa con un pañuelo y se refrescó echándose lo poco que quedaba del agua por el rostro.
Echó un vistazo por la cabaña buscando a Naruto y a Sakura, pero no vio ni rastro de ellos.
Entró y vio que sobre la mesa estaba el enorme libro de plantas abierto por alguna página al azar. Al parecer Sakura había vuelto a leer el pesado libro, aveces le impresionaba el ímpetu que la joven le ponía a todo aquello. Se había empeñado en aprender cada planta que apareciera en el libro y no solo eso, sino que también aprovechaba cualquier oportunidad para salir e ir a buscarlas. Siempre que salia era acompañada por Naruto o por él mismo, pues ninguno la dejaba ir sola.
Jiraya sonrió. Recordaba la primera vez que Sakura había querido salir sola por el bosque. Fue algo simple, quería ir a bañarse al río. Nada más decir aquello, Naruto, que estaba acostado en su catre, corrió la cortina y apareció en la habitación como un huracán. Le prohibió ir sola y le dijo que la acompañaría. Aquella tarde todo acabó en pelea. Sakura gritando a Naruto que no era una inútil y que podría llegar al río sola y regresar sin un rasguño. Pero claro, el rubio no se dejó engatusar y le recordó lo que había sucedido la última vez.
Al final se marcharon los dos a una distancia impropia de ellos. Se notaba el enfado de Sakura y la testarudez de Naruto por protegerla en exceso.
Al finalizar la tarde los vio volver, pero esta vez volvieron cogidos de la mano riendo sin parar.
Jiraya cogió el pesado libro y lo guardó en el armario aburrido. Seguramente habrían ido al claro del norte a entrenar. Desde hacía dos semanas era prácticamente lo que hacían esos dos. Jiraya no tenía nada en contra de aquello; Naruto tenía que entrenarse en los hechizos de fuego y en los de tierra, así que le resultaba perfecto.
Además le dejaba a él tiempo para investigar una forma de acabar con Madara. Se olía que no tramaba nada bueno, sino, ¿qué diablos estaba haciendo en Itenwer? Y la búsqueda no era fácil, acabar con un brujo oscuro no era sencillo, y mucho menos si se hablaba de Madara, el más poderoso. Jiraya sabía que era poderoso, pero eso no bastaría para derrotar a Madara.
En el momento de abandonar Aquo con Naruto sus poderes estaban igualados, pero ¿y si ahora uno de los dos era más poderosos que el otro? No, no era eso. Lo que a Jiraya le aterraba era la idea de que Madara fuera más poderoso que él.
Decidió que se pondría a meditar un poco. Necesitaba tranquilizarse en aquellos momentos y solo estaba consiguiendo ponerse más nervioso.
Se sentó en el catre en el que dormía ahora. Ubicado en la habitación principal cerca de la cortina que la separaba de la pequeña habitación. No le había quedado tan mal después de todo.
Cruzó las piernas, juntó las palmas de sus manos y cerró los ojos, concentrándose.
Una llamarada de fuego impactó de lleno en un muñeco de paja, envolviéndolo al instante y reduciéndolo a polvo. El rubio se quedó impactado, sin poder creer lo que acababa de suceder.
- ¡Naruto, te has pasado con la intensidad! - le gritó la pelirrosa con una pesada espada en sus manos.
El rubio se acercó al muñeco, o lo que quedaba de él, y echó un chorro de agua para apagar los restos de fuego que aún prendían. Lo único que le faltaba era que se quemara el bosque.
- Sí, creo que me he pasado un poco. - dijo riendo.
Sakura se acercó a él y le puso una mano en el hombro.
- ¿Qué tal si descansas un rato? - le preguntó. - Podrías ayudarme con la espada ¡o mejor! - exclamó. - ¿Por qué no me enseñas esa puntería que tienes con el arco? - le cogió del brazo y le sonrió ampliamente.
Naruto alzó la cabeza mirando al cielo y suspiró con pesadez.
- Cerezo, estoy cansado. ¿No podemos hacerlo luego? - Sakura frunció el ceño.
Le soltó el brazo, se puso delante de él y le abrazó por el cuello. Naruto bajó la vista para encontrarse con los ojos verdes de la pelirrosa, que lo miraban con un extraño brillo. Él la rodeó por la cintura con sus brazos.
- Naruto, será solo un momento, anda. - le suplicó acercando su boca a la de él.
El rubio aspiró su aroma rozó su nariz con la de la pelirrosa.
- Está bien, pero serán cinco minutos. - abrió la boca para besarla.
Sakura sonrió con malicia y le puso un dedo en los labios parando al rubio. Naruto se quedó sorprendido.
La pelirrosa apartó los brazos del rubio de su cintura y rompió el abrazo.
- Genial, pues vamos. - dijo animada mientras caminaba.
Naruto, sin comprender qué acababa de pasar, la siguió.
- Oye espera, Cerezo. - le dijo molesto. - Pensaba que ibas a besarme. ¿Y mi beso?
Sakura fingió sorprenderse y se acercó a él depositando un beso en su mejilla.
- Ya está, venga que se hace tarde. - comenzó a andar de nuevo.
Naruto seguía sin creerlo, ¿estaba jugando con él? Se situó a su lado mientras caminaban.
- Cerezo, no me refería a ese beso.
- ¿No? - preguntó sorprendida. - Me has pedido un beso, yo te lo he dado.
- Pero yo me refería a uno en los labios. - dijo triste.
Sakura soltó una suave risotada.
- No habrá de esos hasta que hayamos acabado, bobo. - cogió el arco y el carcaj que había apoyados en un árbol de hojas violetas.
Naruto murmuró algo por lo bajo, pero apenas fue audible. Sakura sonrió satisfecha. Era fácil dominar a un hombre, y más si este estaba loco por ti.
Sakura se dio la vuelta y le dio el arco y el carcaj a Naruto, que los cogió serio y sin rechistar. Sakura sonrió.
- Anda ya, ¿te has enfadado conmigo solo por un simple beso? - le acarició la mejilla sonriendo. - Mira que llegas a ser bobo, aveces.
Naruto no dijo nada, pero no pudo evitar esbozar una tímida sonrisa.
- Venga, tira al blanco, bobo. - Naruto asintió.
Le dedicó una última mirada a la pelirrosa antes de darse la vuelta y caminar para llegar a la posición de la diana, a unos veinte metros colocada en un árbol cercano.
Lo cierto era que Sakura había cambiado su apariencia en tan poco tiempo. No solo porque ahora ya no llevaba ese andrajoso vestido con el que él la había conocido, sino por su actitud decidida. Se había empeñado en hacer todo lo posible por no ser una responsabilidad más para el rubio. Aunque no pudiera impedir que él siguiera protegiéndola en exceso, al menos se esforzaba por mejorar cada día un poco más.
Había cambiado su aspecto físico. Ahora no llevaba el vestido, sino unas ropas viejas del rubio que le sentaban como un guante. El jubón color rojo oscuro se pegaba a su cuerpo realzando su esbelta figura; bajo este llevaba una camisa de color crema algo estropeada. Algo que ella misma había modificado era una prenda que llevaba a la cintura que era parecida a una falda, de color crema también y bajo ella unas calzas de color negro y unas botas marrones, también de Naruto.
En cuanto a su pelo, era una historia muy graciosa. Naruto se empeñó en cortarlo, para que estuviera más cómoda, pero ella se negó rotundamente a cortar su preciada melena rosada. Al final, tras eso fueron a buscar un par de plantas que Jiraya le había pedido. Llegaron al río y decidieron sentarse un rato para descansar y refrescarse.
Sakura tenía la cabeza apoyada en el hombro del rubio cuando lo sintió moverse. Levantó la cabeza para ver qué ocurría y vio a Naruto arrancar un extraño tallo de la tierra. El rubio cogió el tallo por ambos extremos y lo estiró. Con una sonrisa, pidió a la pelirrosa que se recogiera el pelo como más quisiera. Sakura confusa hizo lo que le pedía y se hizo una trenza. Entonces el rubio rápidamente pasó por el el tallo, que se quedó alli enganchado sujetando su pelo.
Resultó ser que ese tallo se podía estirar todo lo que uno quisiera, pues era como una goma.
Naruto se colocó en el centro del claro, cogió una flecha del carcaj y la colocó en el arco justo encima de la empuñadura. Tensó la cuerda, cogió aire concentrándose en el blanco que había a unos quince metros de su posición, cerró un ojo visualizando donde quería enviar la flecha y soltó la cuerda.
La flecha voló a toda velocidad por el claro hasta clavarse en el centro de la diana.
Naruto sonrió satisfecho. Aquel arco nuevo no le iba mal del todo. Y él que pensaba que tendría que volver a acostumbrarse a disparar con uno nuevo. Por desgracia el anterior había desaparecido tras haberlo dejado abandonado junto con el carcaj en el río el día del ataque del dragón. Y no solo el arco y el carcaj; también había desaparecido su ropa. Menos mal que tenía de repuesto.
Sakura se acercó hasta él cruzando el claro a todo correr.
- Ha sido asombroso. ¡Ahora me toca a mi! - dijo efusiva.
Naruto sonrió y le dio el arco y una flecha del carcaj. La pelirrosa los cogió y miró a Naruto esperando que le indicara qué hacer.
- Muy bien, colócate en una posición tal que veas la diana. Esa será tu línea de tiro. - Sakura se colocó mirando hacía la diana. - Bien, ahora pon la flecha sobre la empuñadura del arco.
Sakura la colocó tal y como le había indicado el rubio. Naruto, que estaba de brazos cruzados, asintió.
- Vale, ahora viene lo complicado. Tensa la cuerda colocando la flecha justo a la misma altura que en la empuñadura y sujetas la pluma con tres dedos. - sacó una flecha del carcaj y le señaló el índice, el corazón y el pulgar y agarró la flecha con los tres. -Luego mira el blanco y suelta la flecha cuando creas que lo has visualizado correctamente. Es muy importante que tengas el codo hacia afuera ligeramente enrollado, muy importante, Cerezo.
Sakura se mojó los labios con la lengua y tensó la cuerda, le costó un poco más de lo que reía, pues estaba bastante dura.
- Una cosa más. - interrumpió Naruto. - Tensa la cuerda hasta tocarte la boca con el pulgar.
La pelirrosa asintió y tensó la cuerda hasta tocarse la boca con el pulgar.
Alzó la vista y visualizó el blanco. No esperaba dar en el centro por ser la primera vez, pero deseó acercarse aunque fuera un poco.
Enrolló el brazo de manera que el codo quedara hacia afuera tal como le había indicado el rubio.
Se sintió preparada y soltó la flecha con decisión.
Viajó a toda velocidad por el claro como la del rubio, pero la suya no dio en la diana, ni siquiera se acercó a ella. Se clavó en un árbol que había a un metros detrás de la diana.
Sakura, que seguía con la posición del tiro, bajó la cabeza abatida. No lo había conseguido, ni siquiera se había acercado un poco. "Menudo desastre" se dijo.
De pronto unos fuertes brazos la agarraron por detrás elevándola en el aire. El rubio la soltó en el suelo y depositó un suave beso en su mejilla.
Sakura miró hacia arriba con tristeza.
- Ey, ey, Cerezo. No pongas esa cara, eres impresionante, me has dejado de piedra. - Sakura no comprendía porqué la felicitaba, había fallado el tiro.
- ¿Impresionante? Pero si he fallado el tiro, Naruto.
El rubio negó con la cabeza riendo y le dio la vuelta a la pelirrosa para mirarse cara a cara.
- Eres impresionante. ¿Y qué si has fallado? - le cogió las manos. - Ha sido un tiro excelente. ¿Sabes lo que me costó a mi realizar un tiro como ese? - Sakura negó. - Un mes. Me pasé todo un mes tirando una flecha tras otra. Ninguna alcanzaba la suficiente velocidad como para acercarse un poco a la diana; otras veces me pegaba latigazos con la cuerda... - Sakura soltó una carcajada imaginando al rubio. - Sí, tú ríete, ya verás como te pase a ti.
Sakura le dio un fugaz beso en los labios.
- Sois un magnifico profesor entonces. - sonrió.
Naruto le soltó una mano y le acarició la mejilla con ternura. Sakura se estremeció como siempre que él hacía eso.
- Y vos, permitidme decíroslo, princesa, una magnifica alumna. - Sakura le empujó divertida.
- ¿Qué te he dicho sobre lo de llamarme princesa? - Naruto soltó una divertida carcajada y la abrazó atrayéndola hacía él. Sakura puso las manos en su pecho.
- Me has dicho que no te lo diga. Porque, y cito textualmente; primero: me escapé y no pienso regresar.- imitó la voz de la pelirrosa que negó con la cabeza divertida. - Segundo: me molesta. Tercero y por último: Si tú me llamas princesa me derr...
No lo dejó acabar, pues le calló la boca con un profundo beso que Naruto le devolvió sin vacilar. Naruto la apretó más fuerte contra él y ella le rodeó el cuello con sus brazos. Naruto se apartó un poco. Los dos abrieron los ojos, se miraron y Sakura volvió a besarle. Rozó sus labios con los de él con suavidad. Naruto abrió la boca y ambos sintieron el aliento del otro. El rubio rozó con su lengua los labios de Sakura, que se estremeció. Ya había pasado antes y no habían llegado más lejos. Pero quiso continuar y abrió la boca tocando con su lengua la del rubio. No sintió repulsión sino excitación al tocar la lengua del rubio. Se asustó ante aquello y cerró la boca rápidamente.
El rubio se separó de ella y pegaron sus frentes. Sakura alzó la vista y miró los azules ojos de Naruto. Este le sonreía.
- ¿Sabes que te quiero? ¿Lo sabes, verdad? - e susurró.
La pelirrosa sonrió y volvió a besarle con ansia, con deseo. El rubio se sorprendió un poco, pero colaboró en el beso. Sakura le mordió el labio inferior, sorprendiéndose a sí misma por aquel gesto. Y se lo soltó con una sonrisa tímida.
Naruto le dio un beso en la nariz y le puso sus manos en las mejillas. Estaban sonrojadas y del mismo color que su cabello. Sonrió.
- ¿Y tú? ¿Me quieres? - le preguntó mirándola a los ojos.
- No, yo te amo. Aunque seas un bobo. - sonrió.
Naruto le dio un pequeño beso en los labios y sonrió contra ellos.
- Puede que sea un bobo, ¿pero sabes una cosa? - preguntó con dulzura.
- ¿Qué?
Besó su frente, sus ojos, su nariz, sus mejillas y se detuvo en sus labios de nuevo. Sakura cerró los ojos disfrutando del momento.
- Que soy solo tu bobo, Cerezo. - Sakura abrió los ojos, encontrándose con los azules del rubio y sonrió ante aquellas palabras. Luego le dio un ligero beso y le abrazó hundiendo su cara en el ancho hombro del rubio.
Él suspiró y la abrazó oliendo el aroma de su pelo, que siempre olía de maravilla. Se acercó a su oído y le susurró con ternura:
-Y por si no quedaba claro, te amo mi Cerezo. - la pelirrosa levantó la cabeza y se acercó a la oreja de Naruto.
-Lo sé, mi bobo. - susurró.
Madara se encontraba en su alcoba, mirando por el ventanal que en ella había. Desde allí podía ver a su sobrino Sasuke y al Rey pasear por el enorme jardín del castillo.
Si todo marchaba según lo previsto, ese estúpido se olvidaría pronto de su hija y vería a Sasuke como su nuevo heredero. Solo tenían que pasar un par de días más como mucho. El Rey ya parecía estar rindiéndose en la búsqueda, pues sus hombres no daban con ella. Seguramente hacía mucho que estaba muerta.
Aunque Madara estaba también preocupado, pues Orochimaru no había regresado. Temía que hubiera perecido a manso de Jiraya. Pero tampoco lo creía posible, Orochimaru era muy poderosos y no se dejaría vencer tan fácilmente por aquel vejestorio. No quitaba el hecho de que estuviera preocupado de que Jiraya siguiera vivo y Orochimaru muerto. Le importaba una mierda la vida de la serpiente, era solo una pieza más de su plan, pero en cambio Jiraya podía estropearle el plan.
Necesitaba asegurarse de que estaba muerto. Quizá si enviaba a alguna de sus bestias... Podría funcionar. Enviaría a un dragón. El anterior había ido todo un fracaso, pero no podía esperar más de un animal manso y que era pacífico por naturaleza. Lo tenía pensado, enviaría a uno que despedazara a todo el que se pusiera por delante. Y sabía perfectamente cuál sería el elegido.
Además de despedazar, el dragón que tenía pensado era un experto en rastreo, en cuanto lo encontrase, si es que seguía vivo, no dejaría nada del pobre Jiraya.
Soltó una seca risotada. Su plan marcharía a como diera lugar, costase lo que costase. En menos de un mes, los reinos serían suyos y nadie se lo podría impedir.
Vio que El Rey se despedía de Sasuke y se dirigía hacia el interior del castillo.
- "Sasuke, sube a mi alcoba inmediatamente." - le hablo a través de su mente.
El joven pelinegro pareció escucharle, pues lo vio entrar al castillo.
Pasados cinco minutos alguien tocó su puerta. Pronunció un adelante y dejó pasar a su sobrino. Madara seguía en la ventana de espaldas a la puerta. El cuarto estaba sumido en una suave oscuridad, que daba un aspecto tétrico. Por la ventana no es que entrase demasiada luz, pues su tío tapaba la poca que había.
- Sasuke. - habló sin mirarle. - Necesito que encuentres al guardia que fue abatido por Jiraya hace un mes. Si no me equivoco tenía una profunda herida en la pierna. No te será muy difícil.
Sasuke se movió un poco y se paró en el centro de la habitación.
- ¿Puedo preguntar para qué, tío?
Madara se dio la vuelta y sonrió con malicia. Caminó hasta su sobrino y se detuvo a dos palmos de él.
- Estamos muy cerca de lograr lo planeado, pero hay un pequeño problema. - carraspeó. - Orochimaru. No ha vuelto aún y no sé si acabó con Jiraya o viceversa.
- Tal vez se destruyeron el uno al otro, ¿no lo has pensado? - interrumpió Sasuke.
Madara negó.
- No creo que se haya dado esa posibilidad. Uno de los dos está muerto. Pero no sé quién de los dos.
- Y crees que Orochimaru es el que ha caído, ¿cierto?
- Así es. - confirmó Madara. - Lo que harás tú es lo que te he dicho. En cuanto lo encuentres me informas, ya sabes como. Ahora desaparece de mi vista.
Sasuke salió de la alcoba de su tío y se marchó en busca de ese hombre. Si había algo que temía era a su tío. No era un brujo poderoso por algo. Por desgracia para él, a su lado era un inútil. No poseía el don de la magia. Quizá conseguía hacer algún hechizo mental o de levitación pero hasta ahí llegaba su capacidad. Ni siquiera entraba en ninguna de las tres clases que existían.
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- Espera, quieta. - Naruto la agarró del brazo y tiró de ella ocultándola tras un arbusto.
Al instante oyó unas voces masculinas acercándose a su posición. Sakura pudo ver que se trataba de dos guardias de su reino. ¿Aún seguían buscándola? Había pasado un mes, ya deberían de darla por muerta. Aunque no le hacía gracia la idea tampoco, pero empezaba a cansarse de tener que estar huyendo. Era cierto que hacía bastante que no veía a ninguno por allí. Después del incidente del dragón pasó una semana y volvieron a la búsqueda. Aunque no volvió a ver a Gai ni a Asuma, que fueron los únicos que se libraron de morir a manos de la bestia.
Pasaron de largo por donde estaban ambos escondidos. Naruto se llevó una mano a la espalda y sacó una flecha. Se incorporó quedando de rodillas y la colocó en el arco.
La pelirrosa le puso una mano sobre la suya mirándole con miedo. El rubio le dedicó una sonrisa tranquilizadora.
- Tranquila, no los voy a matar, ya sabes que no es mi estilo. Solo los asustaré un poco. - se puso de pie y apuntó a uno de ellos.- Tú quédate escondida, no pueden verte.
Ninguno parecía darse cuenta de lo que se les venía encima. Hablaban muy animados sobre quién sabe qué tema.
Naruto soltó la flecha que pasó entre las dos cabezas de los guardias. Estos se dieron la vuela rápidamente asustados. Vieron a Naruto unos metros de ellos apuntándolos con una flecha que ya tenía preparada en el arco.
- ¡Es el mocoso del que hablaron Rick y Sado! - exclamó uno señalándolo con el dedo.
El otro desenvainó su espada y se puso a la defensiva.
- Lo diré solo una vez. - dijo Naruto serio sin dejar de apuntarlos. - Largaos del bosque y no volváis.
- ¿Largarnos? Já, ¿pero quién te crees que eres para echarnos de aquí? Nadie nos dic...
- No queremos pelea, chico. - interrumpió el otro. - Quizá tú puedas ayudarnos. Estamos buscando a una chica de cabello rosa, muy bella, tez blanca.
- Lo siento, no la he visto. - dijo Naruto. - Ahora, si hacéis el favor de largaron, os lo agradecería.
El que había desenvainado la espada pareció dudar. Miró a Naruto escrutándolo con la mirada.
- Shikamarru, está mintiendo. - dijo sin apartar la vista del rubio. - Mírale, este mocoso sabe donde está la princesa.
- Vale, tranquilízate Kiba. - se dirigió a Naruto. - ¿Es eso cierto? Oye, en serio, no queremos problemas, tú solo dinos dónde está y te dejaremos en paz.
Naruto soltó la flecha que impactó en el hombro de Kiba. Este se quejó y se la quitó corriendo. Brotó bastante sangre, pero no corría peligro.
- Como ves no he querido matarte. De ser así, habría lanzado mi flecha más abajo, a un punto vital. - Puso otra y tensó la cuerda de nuevo. - Mi paciencia tiene un límite. Idos de aquí ya. Podéis elegir dos opciones: regresar como puerco-espines o ilesos. Vosotros elegís.
- Kiba, envaina la espada. -ordenó Shikamaru - Nos largamos de aquí.
- ¿Qué? ¿Te vas a dejar intimidar por un mocoso que no pasará de los dieciséis? - Naruto soltó una carcajada. Él le miró molestó.
- Agradezco el cumplido, pero en realidad voy a cumplir diecinueve en uno días. - sonrió con falsedad.
- ¡Me tienes harto, imbécil! - Kiba se lanzó contra el rubio.
Naruto esquivó una estocada y lanzó la flecha que tenía ya preparada. Le daba igual matar o no a aquel tipo, le había sacado de sus casillas con tanta tontería.
La flecha se clavó de lleno en su vientre. Cayó al suelo al instante.
Su compañero corrió hacia él para socorrerle. Naruto observó el lugar dónde se había clavado la flecha. Justo bajo el pecho. No le gustaba nada esa herida, se había pasado. Ahora se sentía mal, no solo por lo que había hecho, sino porque le había dicho a Sakura que no les haría daño. ¿Ella lo habría visto? Vaya pregunta, pues claro que sí. Estaba escondida a unos cuantos metros más allá, lo había tenido que presenciar todo. Naruto rezaba porque no se atreviese a salir de donde estaba.
Miró a su alrededor y divisó unas hojas de sectura. No podía creerlo. Eran muy difíciles de encontrar y ahora las tenía ahí, a su alcance. Sin pensarlo se puso el arco a la espalda y se subió al árbol.
Shikamaru lo vio y se levantó dejando a su compañero en el suelo. ¡
- ¡Eh, no te atrevas a moverte! Pagarás por esto, ¿me oyes?
Naruto lo ignoró y alcanzó las hojas de sectura. Cogió seis hojas. Guardó cinco en su zurrón y mantuvo la otra en su mano. Se colgó de la rama del árbol y saltó al suelo.
Shikamaru se llevó una mano a su espada, el rubio le hizo un gesto tranquiliador.
- Tranquilo, no voy a hacerle... bueno, más de lo que ya le he hecho. - Shikamaru vio que la mirada del rubio parecía sincera y retiró la mano de la empuñadura.
Naruto se arrodilló junto a Kiba. Le retiró la flecha con cuidado. El otro gritó de dolor. La sangre, comenzó a brotar a borbotones.
- Oye, tapa la herida con algo, date prisa. - le dijo a Shikamaru.
Este hizo lo que le pedía y taponó la herida con sus manos como pudo.
Naruto no perdió tiempo y cogió una piedra para machacar la sectura. No tenía ningún recipiente y eso dificultaba el proceso. Buscó por todas partes pero no halló nada. Se decidió entonces a hacer algo extremo. No permitiría que ese tío muriera y menos por su culpa.
Apartó las manos de Shikamaru y estrujó con fuerza la hoja en la herida de Kiba.
- ¡Pero qué haces! Pensaba que ibas a ayudarlo, no ha ponerle peor. - le gritó molesto.
- Calla, acabo de salvarle la vida. Mira. Shikamaru observó como la herida de Kiba se cerraba poco a poco.
- Pero qué diablos... - Miró a Naruto incrédulo El rubio le pegó un puñetazo dejándolo inconsciente.
Kiba estaba dormido, al parecer ya no brotaba sangre y la herida estaba cerrada.
Naruto hurgó en su zurrón y sacó lo que parecían ser cerezas. Se las introdujo a cada una en la boca y esperó a que tragaran.
Sakura apareció de repente y observó a los dos guardias tirados en el suelo. Naruto la miró abatido, esperaba que le echara la bronca por haber herido a uno de ellos.
- Naruto, me dijiste que no les harías daño. Y acabo de verte golpear a Shikamaru y lanzarle una flecha a Kiba. - le gritó moleta.
- ¿Los conoces? - preguntó.
- Claro que los conozco. Desde que eramos niños. - Sakura lo abrazó. Naruto no comprendía a qué venía aquel gesto. - Gracias por salvarle la vida a Kiba.
- De... de nada. Pensaba que estabas enfadada.
Sakura se apartó con de él con suavidad.
- Y lo estoy, pero también te agradezco que no lo dejases morir. - Naruto sonrió.
- No podía dejarle morir. Ya sabes que yo no soy así.
La pelirrosa le tocó la mejilla y le sonrió.
- Lo sé, por eso no puedo seguir enfadada contigo.
Naruto le dedicó una suave sonrisa y se levantó. Ella lo siguió.
El rubio se quedó mirando a Shikamaru.
- Cerezo, cámbiale la espada por la tuya. - le dijo serio.
- ¿Qué?
- Haz lo que te digo. De todas formas no se acordará de nada. - Sakura lo observó intentando averiguar qué se proponía.
Se quitó la espada que llevaba a la espalda y Naruto le dio la de Shikamaru, intercambiándolas.
- Bueno, listo. ¿Nos vamos? - preguntó la pelirrosa.
Naruto miró hacia arriba.
- Enseguida. - avanzó hacia el árbol y subió de nuevo hasta alcanzar la copa más alta.
Sakura lo observó. Sin duda había subido a por más hojas de sectura.
Hasta hacia unos minutos creyó que estaba cansado, pero una vez más le demostró que tenía energía para regalar.
Llevaban desde el mediodía entrenando y ella estaba agotada, en cambio él... Observó como hacía equilibrio en una rama gruesa y se agachaba para coger un par de secturas que había allí.
Luego saltó hacía la rama de abajo y así hasta llegar a la última que estaba a un metro de suelo. Saltó y aterrizó de pie.
- Ahora si que nos vamos, Cerezo. - Naruto le tendió la mano.
Echó un último vistazo a los dos cuerpos que yacían inconscientes en el suelo. "Estarán bien" se dijo para tranquilizarse.
Entrelazó los dedos con los de Naruto y los dos se marcharon de allí.
Jiraya terminó de preparar su bolsa con todo lo necesario para su viaje. Llevaba un par de pergaminos, tinta y pluma, comida para al menos dos semanas, un par de cuerdas, frascos recién preparados de pociones, un cuchillo y un saquito con plantas medicinales por
surgía cualquier dificultad.
Naruto y Sakura entraron en ese instante por la puerta y vieron a Jiraya preparándose para partir.
- ¿Te marchas? - le preguntó Naruto.
- Así es. Si recordáis bien vivimos una situación peliaguda. Madara se está preparando para hacer algo y necesito averiguar cómo pararlo.
Sakura soltó la mano del rubio y se acercó a Jiraya.
- Todo esto es por mi culpa, ¿verdad? - preguntó apenada. - Si no me hubiera escapado...
- Nada de eso, Sakura. - cortó el peliblanco. - Madara ya planeaba algo antes de que tú escapases. De eso no hay ninguna duda. Lo más seguro es que permanezcas aquí. Como te dije el otro día, él debe intuir que estás conmigo y si regresas, no dudará en matarte.
Sakura se estremeció ante esa idea. Jiraya ya le había hablado de la verdadera identidad de Madara y ella había querido salir corriendo de regreso al castillo para alertar a todos. Pero Naruto no la había dejado y Jiraya estuvo de acuerdo. No podía hacer nada por su reino en aquellos momentos. Solo Jiraya sabía cómo detener a Madara.
Desde aquella conversación habían pasado dos semanas. Sakura se esforzó en entrenarse parra ser de utilidad por si en algún momento tenían que enfrentarse a él Y sabía que tendría que hacerlo tarde o temprano.
Por ello, cada día iba con Naruto al claro del norte y allí practicaban con la espada. El rubio también se entrenaba para mejorar sus poderes.
- Jiraya, tenemos un problemilla. - dijo Naruto.
Jiraya enarcó una ceja.
- ¿Qué ocurre ahora?
- Los guardias han regresado.
El peliblanco suspiro con pesadez. Estaba cansado de aquello. Y ahora tendría que dejarlos solos de nuevo. Sabía que podrían cuidarse solos, ya lo habían hecho antes, pero no podía evitar preocuparse por los dos. En el poco tiempo que había pasado con Sakura le había cogido tanto cariño como al rubio.
- Bueno, creo que puedo hacer algo para que no tengas que esconderte de ellos, Sakura. - La pelirrosa lo miró esperanzada.
- ¿De verdad? - preguntó.
Jiray asintió.
Naruto se imaginó qué era lo que pretendía hacer el peliblanco y lo observó con interés.
- Te haré un hechizo de cambio de apariencia.
Sakura frunció el ceño confusa. Jiraya sonrió.
- Tranquila, es algo sencillo y simple. - calló un momento. - Cualquiera que te mire no te verá a ti, sino a otra persona.
- Si eso me evita el tener que esconderme... -musitó pensativa. - Muy bien, adelante. - le dijo decidida.
Jiraya sonrió satisfecho.
- Muy bien, tú relájate. - le puso una mano en la cabeza y se concentró. - Déjame pensar... oh sí, ya lo tengo.
Sakura sintió como una ráfaga de aire cálido la envolvía por todo su interior.
Naruto observó con detenimiento la nueva apariencia de la chica. Su pelo ya no era rosa, ahora tenía un color castaño claro; su piel, antes blanca, ahora estaba más oscura; poseía unos labios de color rojo. La miró bien y notó que el color de sus ojos no había cambiado, seguían teniendo ese color verde que a él tanto le gustaba.
- Jiraya, reconozco que no está mal. Pero, ¿podrías dejarme ver su verdadera apariencia? - preguntó Naruto.
El peliblanco soltó una carcajada.
- Tranquilo Naruto, Sakura no es la única en cambiar un poco de apariencia.
El rubio lo miró aterrado.
- ¿Qu..qué? Será broma, ¿no? - lo interrogó con la mirada esperando que fuera una broma.
- Para nada. - contestó. - Esos guardias te conocen muy bien y tendrás que ir al pueblo.
Naruto frunció el ceño.
- Espera, al pueblo, ¿para qué?
Estaba más confuso que cuando Jiraya lo había traído al bosque y le había contado que era un mago y que Madara estaba detrás de todo lo ocurrido.
- Porque no no quedan verduras. - dijo soltando una risotada.
Sakura se llevó una mano a la frente y se mordió el labio ante aquella respuesta.
- Tú siempre tan... tú. - dijo pensativo. - Anda, hazme ese cambio de apariencia. Pero no me pongas feo, eh. - le advirtió serio.
- Mira que llegas a ser presumido. - dijo el peliblanco con pesadez. - ¿Qué va a pensar Sakura de ti?
Naruto le dedicó una sonrisa a la ahora castaña.
- Cerezo no piensa mal de mi, me quiere tal y como soy.
Sakura se ruborizó. Era cierto, el rubio podía ser un cabezota, un inmaduro cuando quería... Pero ella le amaba con todas sus virtudes y sus defectos.
Ella le devolvió la sonrisa.
- Eh Jiraya. - le dijo. El peliblanco la miró. - No le cambies el color de los ojos. - miró a Naruto que le sonreía.
- Tranquila, Sakura. - colocó una mano sobre el rubio y efectuó su magia.
Sakura vio como Naruto comenzaba a cambiar de apariencia poco a poco. Su pelo se empezó a oscurecer hasta adquirir un color caoba; las marcas de sus mejillas desaparecieron, ¡qué raro lo veía sin ellas! le apareció vello en la cara, posiblemente lo tendría ya, pero al tenerlo tan rubio ni se notaría.
- Listo. - el peliblanco sonrió satisfecho.
Naruto se tocó la cara y notó que ya no tenía sus marcas en las mejillas.
- ¿Me has borrado las marcas? Jirayaaa. - se quejó.
Jiraya y Sakura soltaron una carcajada al unísono.
- Pues sí. Imagínate que vas al pueblo y te reconocen por las marcas, que es lo que acabaría sucediendo.
- No vale. - murmuró cruzándose de brazos.
- Deja de quejarte ya, Naruto. - Cogió su capa y se la colocó. Se colgó la bolsa y se puso la capucha de la capa. - No sé cuándo regresaré, pero recibiréis noticias mías.
- Espera, ¿adónde vas exactamente? - preguntó Sakura curiosa.
- Al corazón del bosque. - contestó serio. Naruto descruzó sus brazos y se acercó a Jiraya muy serio.
- Jiraya, sabes que ese lugar es muy peligroso. SI ya es peligroso el resto del bosque no quiero ni penar en l...
- Lo sé, Naruto. - le cortó. - Pero tengo que ir. - bajó la mirada. - Te enviaré un cuervo con noticias muy pronto, ahora me marcho.
- Jiraya, ¿podría pedirte algo antes de marcharte? - el peliblanco se detuvo en la puerta y se volvió para mirarla.
- Dispara.
- Es que... verás... yo... - titubeó. - ¿Podrías hacer que Naruto y yo nos viéramos con nuestra verdadera apariencia?
Jiraya abrió la boca y soltó una suave carcajada.
- Claro que no, puedo hacerlo en un periquete. - dijo animado. - No es lo mismo besar a Naruto con ese aspecto, ¿eh?
Sakura se puso roja como un tomate. Naruto miró hacia otro lado.
- ¡No es por eso! Es que no me gusta esa apariencia, prefiero la de siempre. - murmuró.
Jiraya sonrió y chasqueó los dedos.
- Ala, ya os veis mutuamente con vuestra apariencia. Me voy. No hagáis cosas raras, eh. - advirtió.
- ¡Gracias, Jiraya! - le gritó Sakura feliz mirando al ahora de nuevo rubio. Él le sonrió cogiéndole la mano.
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Notó como algo se movía en la oscuridad, una sombra. Quizá solo lo imaginó o fuera un gato que merodeaba por allí.
Volvió a cerrar los ojos para intentar conciliar el sueño. Llevaba varios días sin poder lograrlo, desde que se había enfrentado al muchacho del bosque.
Ese bastardo había logrado herirle en la pierna. Aún se estaba recuperando del profundo corte que le había asestado. Y para colmo era un maldito mago de esos.
Volvió a sentir esa presencia de nuevo. Abrió los ojos y los vio, ante él. Vestía completamente de negro al igual que su cabello y tenía una sonrisa siniestra en el rostro.
Pudo ver sus ojos, rojos como la sangre. Si no se equivocaba ante él tenía a
- Lord Madara. - musitó aterrado.
Madara le puso la mano en la boca y colocó la otra en su pecho. Esbozó una sonrisa aún más siniestra que antes.
- Tranquilo, será rápido, aunque sentirás dolor. - abrió los ojos y se removió intentando escapar, pero Madara lo sujetaba con fuerza. - Quédate quieto. Si no me equivoco te enfrentaste a un mago en el bosque y te lanzó un hechizo. - asintió. - Bien, pues necesitaré tu piel, ya que la magia se ha quedado en ella impregnada.
El otro se revolvió de nuevo intentando librarse del agarre de Madara pero parecía estar paralizado.
- No te haré sufrir mucho. - sonrió y levantó la mano.
Gritó de dolor, pero fue inaudible debido a que la mano de Madara lo silenciaba por completo. Notó como la piel se separaba de su cuerpo fibra a fibra. La sangre emanaba de él como si fuera un río. Las sabanas se tiñeron de rojo.
Madara sonreía satisfecho mientras veía desprenderse la piel del cuerpo de aquel hombre. Era una delicia a sus ojos desollar de aquella forma silenciosa a su víctima.
Lo miró con interés. Ahora era una marea de carne sanguinolenta. No le servía para mucho más, así que decidió matarle de una vez.
- Gracias. Ahora acabaré con tu sufrimiento. - sacó un puñal de su túnica y le cortó el cuello con rapidez.
Espero que os haya gustado. Lo cierto es que no estaba muy inspirada, para que mentir.
Y tranquilidad, me encanta escribir tan tarde jajajja
Espero vuestros comentarios. BYE!
Ean95- Aprendiz
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Quise ser el primer comentario en el anterior pero se me adelantaron, ahorita te dijo lo que opino del capítulo;)
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se que tarde en editar pero aquí viene mi resumen<3
Otra vez sorprendiendome con tu capítulo! Estuvo fabuloso! Su tu fan, como amo este fic, tiene todas mis expectativas y gustos! Esta perfecto! Es espléndido ( sale muy cursi no? xD )
Ese MADARA es un vil! No se sí asesinó a Orochimaru! Wow!
Ahora que Jiraya tiene sospechas, se va wow! Jiraya creo que es un personaje genial! Me gusta! Y lo amo dejo a los chicos solos e.e<3
Ahora vamos con el pendej... Dijo Sasuke
Pues.. Ahora irá a investigar, oh y sabes al principio pensé que era mago como MADARA, pero al parecer es un inútil. Pero sabes se que Sasuke es un desagradable, pero no se porque pero siento que se enamorara de Sakura y querrá matar a mi amado sexy Naruto jajajajajajajaja<3 sería genial ver un triángulo amoroso entre ellos, pero no con hinata .|.
Ahora lo bueno el Narusaku <3 bueno pues no es mucho que decir es tan perfecto! Como amo su relación y me pregunto si se habrán bañado juntos aquella ocasión xD!
Se me hace tan perfecto! Me gusto el beso, describiría más sobre el beso pero soy muy pervertida y no quiero que veas ese lado mío xD. Ahora se quedarán solos 2 semanas!
Oh y sobre el cambio de apariencia me hubiera gustado que a Sakura la pusieran más bonita, es que me recuerda a alguien xD.
Oh, una duda no se sí me la puedas responder, es sobre el tallo del cabello de Sakura, no entendí muy bien esa parte, no se sí la puedas explicar luego:3
Bye bye! Besitos tu fan!<3
PD: perdón por no haber sido el primer comentario la otra vez pero me ganaron >
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se que tarde en editar pero aquí viene mi resumen<3
Otra vez sorprendiendome con tu capítulo! Estuvo fabuloso! Su tu fan, como amo este fic, tiene todas mis expectativas y gustos! Esta perfecto! Es espléndido ( sale muy cursi no? xD )
Ese MADARA es un vil! No se sí asesinó a Orochimaru! Wow!
Ahora que Jiraya tiene sospechas, se va wow! Jiraya creo que es un personaje genial! Me gusta! Y lo amo dejo a los chicos solos e.e<3
Ahora vamos con el pendej... Dijo Sasuke
Pues.. Ahora irá a investigar, oh y sabes al principio pensé que era mago como MADARA, pero al parecer es un inútil. Pero sabes se que Sasuke es un desagradable, pero no se porque pero siento que se enamorara de Sakura y querrá matar a mi amado sexy Naruto jajajajajajajaja<3 sería genial ver un triángulo amoroso entre ellos, pero no con hinata .|.
Ahora lo bueno el Narusaku <3 bueno pues no es mucho que decir es tan perfecto! Como amo su relación y me pregunto si se habrán bañado juntos aquella ocasión xD!
Se me hace tan perfecto! Me gusto el beso, describiría más sobre el beso pero soy muy pervertida y no quiero que veas ese lado mío xD. Ahora se quedarán solos 2 semanas!
Oh y sobre el cambio de apariencia me hubiera gustado que a Sakura la pusieran más bonita, es que me recuerda a alguien xD.
Oh, una duda no se sí me la puedas responder, es sobre el tallo del cabello de Sakura, no entendí muy bien esa parte, no se sí la puedas explicar luego:3
Bye bye! Besitos tu fan!<3
PD: perdón por no haber sido el primer comentario la otra vez pero me ganaron >
belivexangel1- Sannin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Vale, para empezar te aclararé lo del tallo. Es un tallo como el de una flor, pero digamos que se puede estirar, como un chicle xD Cuando Naruto lo estiró considerablemente se lo puso a Sakura, simulando a una goma para sujetar el pelo.
Espero habertelo aclarado xD
Y ahora voy con lo siguiente: Madara a. quien ha matado es al guardia al que Naruto hirió en la pierna, por lo que Sasuke dio con él y el otro fue a buscarle.
Y sí, Naruto y Sakura están solitos pero... Ya no digo más xD Puede que pasen cosas buenas o malas o las dos...
Y no te preocupes si no eres la prinera en comentar. En este cap solo lo has hecho tú -.-
Espero habertelo aclarado xD
Y ahora voy con lo siguiente: Madara a. quien ha matado es al guardia al que Naruto hirió en la pierna, por lo que Sasuke dio con él y el otro fue a buscarle.
Y sí, Naruto y Sakura están solitos pero... Ya no digo más xD Puede que pasen cosas buenas o malas o las dos...
Y no te preocupes si no eres la prinera en comentar. En este cap solo lo has hecho tú -.-
Ean95- Aprendiz
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En El Gran Bosque.
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
No se por que, pero creo que habra un pequeño traingulo (naru-saku-hina), por mi bien, 2 semanas solos y una hyuga que seguramente esara espienado a su amado, jajajaja, simplemente perfecto, quiero ver si sakura ya sabe las consecuencias que trae el amor y que mejor que los celos como prueba.
Sasuke es un inutil (que raro XD), pero madara es muy peligroso y con el lavado de cerebro que el esta haciendo al rey, pues sera mucho mas respetable como villano, haber si no mata de paso a jiraiya.
Todo va caminando a la perfección para todos, pero como no, el mundo no es color de rosa y, aunque sea la tematica del fic, no siempre los cuentos de principes y princesas son bonitos, asi que a esperar a que todo el paraiso de naruto y sakura se caiga, ya sea por sasuke, madara, orochimaru, hinata o quien sea, pero esto solo es una bomba de tiempo.
¡Tic, tac!, ¡Tic, tac!.
Un saludo, nos vemos.
Sasuke es un inutil (que raro XD), pero madara es muy peligroso y con el lavado de cerebro que el esta haciendo al rey, pues sera mucho mas respetable como villano, haber si no mata de paso a jiraiya.
Todo va caminando a la perfección para todos, pero como no, el mundo no es color de rosa y, aunque sea la tematica del fic, no siempre los cuentos de principes y princesas son bonitos, asi que a esperar a que todo el paraiso de naruto y sakura se caiga, ya sea por sasuke, madara, orochimaru, hinata o quien sea, pero esto solo es una bomba de tiempo.
¡Tic, tac!, ¡Tic, tac!.
Un saludo, nos vemos.
ShinseinaUzumaki- Chunnin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Aquí traigo el capítulo 9. ¡Recién salidito del horno!
Espero que os guste y comentéis que tal os parece.
Si me demoro tanto en subirlo es porque estoy estudiando. Tengo que aprobar una asignatura que me han suspendido injustamente. Si no, pues adiós universidad
Me despido
- Capítulo 9:
- Sasuke cerró la puerta tras de sí con cuidado de no hacer ruido. Lo último que deseaba en aquellos momentos era que lo descubrieran en plena noche deambulando por el castillo.
Prendió un candelabro y lo cogió para no perderse por los enormes pasillos que se iban iluminando ante él a medida que iba caminando.
Madara le había pedido, tras informarle del paradero del guardia, que fuera hasta la biblioteca real y encontrase un libro con cubierta de piel en color verde. No tenía ni idea de para qué necesitaba aquello, pero era mejor no llevarle la contraria a su tío.
Un libro de encuadernado en piel de color verde... ¡Cómo si fuera tan sencillo! En aquel lugar había millones de libros, no le sería sencillo encontrarlo. Algunas veces se preguntaba por qué su tío no hacía esas cosas el mismo, con su magia seguro que daría con el dichoso libro con los ojos cerrados. Pero claro, para eso ya estaba Sasuke.
Refunfuñó con fastidio en la penumbra mientras iluminaba las estanterías por si había suerte.
Nada.
Libros de cualquier tema; pero ni rastro de alguno encuadernado en piel de color verde.
Pasó una vista rápida por los títulos. "El Valle de las Rosas", "Chispas de Color", "Alquimia avanzada"
¿Qué diablos hacían aquellos libros allí? Alguno era alguna novela, pero el de la alquimia le llamó la atención. Es decir, en un castillo en el que la magia era desconocida, era extraño. Informaría a Madara en cuanto hubiera cumplido lo que le había ordenado que hiciese.
- Un libro de piel, un libro de piel... - murmuraba pasando la mano de un título a otro-. Hay cientos de ejemplares, ¡esto es inútil!
Pensó en renunciar a la búsqueda, a la estúpida búsqueda; pero su tío le daba demasiado miedo.
"Menudo cobarde estoy hecho." musitó.
Subió por una de las tantas escaleras hasta la segunda planta y repitió la misma acción que en la planta de abajo.
En aquella planta los libros parecían estar agrupados en las categorías de cocina y mapas de los reinos. Era una tontería seguir buscando allí.
Empezaba a hartarse, llevaba al menos una hora metido en la biblioteca, a escondidas y en absoluta oscuridad a excepción, claro, del candelabro que portaba con él.
Solo faltaba que lo pillaran. Y si eso llegaba a suceder, Madara se enfadaría mucho. Ahora que ya tenía la confianza del Rey, si lo descubrían allí en plena noche hurgando entre las estanterías... bueno, todo se iría a la mierda.
Decidió sentarse en el suelo un rato. Lo que no entendía era por qué su tío simplemente no mataba al Rey y listo. Sería mucho más fácil y no tendría que estar pendiente del estúpido de Jiraya y su bosque, ni de Sakura...
Empezaba a cansarse del plan de su tío. El simplemente aceptó porque Madara le había prometido riquezas y el reino de Itenwer para él. ¿Quién podía negarse a eso?
Suspiró y se echó el pelo hacía atrás, apartándolo de la cara. Miró a la estantería que tenía justo delante de él, con fastidio. Notó una sensación extraña, como si algo no concordara allí. Se centró más en la estantería y supo que era.
Se levantó de un salto del suelo e iluminó la estantería. Sí, no había duda, no coincidía con el resto de los tomos que allí había.
Lo sacó de la estantería y lo admiró. Dejó el candelabro en el suelo. Sopesó el libro en sus manos, era enorme. Pasó la mano por el lomo, por la portada y por la contraportada...
Lo abrió, pero apenas lo había abierto un poco, sintió una sacudida eléctrica recorriéndole todo el brazo.
Estuvo a punto de soltar el libro y que este cayera al suelo, tal vez delatándole. Se llevó un buen susto.
"Bueno, ya tengo lo que buscaba. - pensó con una sonrisa -. Madara se pondrá muy contento."
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Sakura alzó la espada con decisión y corrió hacia el rubio. Naruto sabia lo que iba a hacer desde el principio, y, antes de que la joven llegase hasta él, se movió con rapidez hacia la derecha.
La chica no se paró ahí y antes de que Naruto se diera cuenta, hizo una finta y le puso la espada en el cuello.
El chico no lo podía creer. Estaba sorprendido de lo que acababa de hacer Sakura.
- Parece que gano yo. - dijo Sakura con una sonrisa triunfal.
El rubio sonrió de lado.
- Hmp.. Ha sido suerte, eso es todo. - le quitó importancia con la mano.
Sakura puso una mueca de fastidio. ¿Suerte? Había sido un ataque en toda regla. Él se había confiado y ella simplemente había aprovechado.
- Lo que usted diga, señorito soy invencible. - le dijo con burla. - Te he vencido y no puedes negarlo. - le dio con el dedo en el pecho.
- Si lo admito, ¿me darías un beso? - le preguntó el rubio coqueto acercándose a ella.
Sakura sonrió y lo empujó para apartarlo de ella. Luego negó con la cabeza.
- Venga ya, Cerezo. Si lo estás deseando.
Sakura chasqueó la lengua y se puso seria.
- Déjate de tonterías y a entrenar. - blandió su espada. - Aún no te he enseñado todo lo que soy capaz de hacer.
Naruto suspiró cansado y se puso en posición.
Sakura le atacó, pero él se defendió sin mucha dificultad. Esquivó tres estocadas que ella lanzó a su brazo y otra que iba hacia su pierna.
En ese último ataque, Sakura lo engañó, y cuando el rubio lo esquivó ella dio un saltó hacia la izquierda y le dio un puñetazo con el puño derecho, que impactó en la mandíbula de Naruto.
El rubio cayó al suelo, soltando su espada y llevándose las manos a la cara con dolor.
Sakura se puso rígida. ¿Le había golpeado muy fuerte? Tal vez se había pasado queriendo mostrarle lo mucho que había mejorado.
Soltó la espada en el suelo y se arrodilló frente a Naruto para ver cómo estaba. Él se tocaba la mandíbula. Apenas podía verle la cara, pues la ocultaba prácticamente toda entre sus manos. Podía notar una mueca de dolor en el rostro a pesar de ello. Una sensación la sacudió por dentro.
- Naruto, lo siento. ¿Me dejas ver el golpe? - le pidió avergonzada.
El rubio sonrió bajo las manos que ocultaban su rostro. Dio un pequeño brinco, cogió a Sakura de la cintura y la tumbó en el suelo junto a él. Se quedó mirándola con una amplia sonrisa.
- ¡Pero serás! - gritó molesta Sakura. - Era mentira, ni siquiera te he golpeado... No, estoy segura de haberlo hecho y...
- Shhh... - Naruto le puso un dedo en los labios. - Ahora nos vamos a quedar aquí un rato, tumbados sin hacer nada. ¿Te parece?
Sakura frunció el ceño y quiso apartarse de Naruto, pero este se puso sobre ella y la acorraló con sus brazos.
- Cerezo, no hay que sobrepasarse. Llevamos aquí horas. - le dijo serio-. así que ahora mismo vas a relajarte. - miró a la chica que lo desafiaba con la mirada.
Sakura suspiró cansada y asintió con fastidio.
Naruto sonrió con ternura y acercó su rostro al de la joven.
Sakura sabía lo que venía a continuación. Cogió a Naruto por el jubón con rapidez y lo besó.
El rubio se sorprendió un poco de que Sakura averiguara sus verdaderas intenciones.
Acarició la mejilla de la joven sin romper el beso, que ya pasaba a mayores. En aquellos momentos deseó que Sakura siguiera llevando aquel vestido solo para que fuera más sencillo acariciar su piel desnuda con sus manos. O para arrancárselo. Pero con aquella ropa de hombre era algo complicado.
Rompió el beso y comenzó a besarla en el cuello con lentitud, dejando su rastro en él. Sakura se dejó hacer, pues en aquel instante no era dueña de sus pensamientos, el deseo nublaba su mente. Hundió los dedos en el alborotado pelo del rubio.
Naruto decidió ir más allá y bajó hasta su camisa, que llevaba entreabierta a la altura del pecho. Bajó sus manos hasta las piernas de la pelirosa y comenzó a acariciarla mientras volvía a besarla con ansia en la boca.
Colocó una de sus manos junto a la cabeza de la chica para apoyarse y con la otra comenzó a acariciar sus piernas hasta llegar a su entrepierna. Le tocó con suavidad, apenas un instante.
Sakura pareció reaccionar y tiró del cabello del joven para que la mirara a la cara.
- Naruto, no. - le dijo seria.
El joven comprendió que aún era demasiado pronto para Sakura. Era algo comprensible, era una princesa que no había salido de su castillo nunca hasta ahora, no conocía el mundo exterior y desde luego, no había estado jamás con ningún hombre de aquella manera.
Sonrió con comprensión. Se quitó de encima de Sakura y se colocó a su lado. Cogió su mano entre las suyas. La miró a los ojos y se la besó.
- ¿Sabes qué te amo? - Sakura vio el brillo en sus ojos mientras le preguntaba. Sonrió.
- Lo sé. No hace falta que me lo jures.
- Entonces, debes saber que nunca te haré nada que tú no desees. Jamás pasará algo que tú no quieras. - Sakura le acarició la mejilla con suavidad.
- Gracias por entenderlo, Naruto. - se acurrucó en su pecho mientras lo abrazaba por la cintura.
Naruto la abrazó contra él y le besó la cabeza.
- De nada, mi Cerezo. - le susurró.
Sakura sonrió contra su pecho al oír aquellas palabras. Sintió una felicidad que la embargaba desde la punta de los pies hasta su cabeza. Y eso era algo que solo Naruto era capaz de provocar en ella.
No tenía dudas en aquellos momentos de que amaba a Naruto con toda su alma.
Sentía que era la persona que había estado buscando desde siempre. Aquel héroe de las novelas que leía desde niña, el príncipe que jamás pensó encontrar, el joven que la protegería hasta la muerte, la persona capaz de arrancarle cualquier sonrisa con solo pensar en él. La persona que había deseado encontrar toda su vida.
Y sentía que algo muy fuerte e inexplicable los unía a ambos. Tal vez fuese el destino o quizá cualquier tipo de magia. Ahora que sabía que existía, esa posibilidad no podía descartarla.
Naruto cerró un ojo para tener mejor visión de su objetivo. Un enorme pájaro que volaba a metros del él, desafiándole a darle.
Soltó la flecha de la cuerda del arco en cuanto tuvo al ave a tiro.
La flecha ganó una gran velocidad y surcó el cielo, cargado de unos suaves tonos anaranjados en aquellos momentos, y se clavó en el cuello del pájaro.
El joven lo vio caer a toda velocidad hacia su posición. Se apartó un poco hacia atrás y el ave cayó frente a sus pies con la flecha atravesándole la garganta y unos ojos de un color violeta.
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Sasuke apareció en la sala del trono, donde El Rey lo esperaba desde hacía largo rato.
El joven atisbó a ver cierta preocupación en su rostro. ¿Seguía pensando en Sakura? Menuda pregunta, por supuesto que sí. A pesar de llevar un mesa tras ella, nadie había podido dar con ella.
Los pocos que regresaban del bosque lo hacían en un estado de desorientación tal que no recordaban nada de lo que había sucedido en el bosque.
Algún truco de Jiraya, sin ninguna duda. O eso le había dicho su tío.
El Rey se levantó del trono y caminó hacía Sasuke. Su semblante cambió, ahora parecía estar más animado; tanto, que le dedicó una enorme sonrisa al joven de pelo negro.
- Sasuke, me alegra que hayas podido venir tan rápido.
¿Rápido? Si había tardado una media hora en aparecer desde que le habían avisado de que el monarca deseba que se presentase ante él.
- Verás, muchacho. - dijo deteniéndose frente a él. - He decidido concederte algo muy especial para mi. Estas semanas, he podido conocerte y sé que lo que voy a pedirte puede sonarte... - tomó aire pensativo-. Bueno, precipitado. - concluyó.
- ¿De qué se trata, majestad? preguntó Sasuke curioso.
El Rey se dio la vuelta y paseó por la habitación serio; muy serio, se atrevería a decir Sasuke.
Tragó saliva y se atusó un poco el bigote antes de responder al pelinegro.
- Verás Sasuke, debido a que es... imposible que Sakura aparezca de nuevo... - Sasuke no se atrevió a moverse. Sabía que iba a decirle. - Y que ya estoy algo mayor para que mi esposa y yo podamos concebir otro vástago... - calló un momento.
Se volvió a dar la vuelta para mirar a Sasuke. Tomó aire y lo soltó en un largo suspiro.
- Sasuke, ¿que dirías si te convierto en mi heredero? - preguntó el Rey serio.
¿Qué? Sasuke no podía creerlo, los planes de su tío estaban saliendo a la perfección. No cabía en sí de felicidad en aquellos instantes, pero lo ocultó como mejor pudo.
Si aceptaba, que iba a hacerlo, se convertiría en aquellos momentos en el heredero del reino de Itenwer. Tendría poder para mandar en aquel lugar, con ciertas normas claro. Al fin y al cabo no sería el rey, sino solo... ¿un príncipe? Sí, podía llamarse así a sí mismo.
- Sería un honor para mí, majestad. - dijo haciendo una breve reverencia.
El Rey sonrió feliz.
- En ese caso, desde este instante, eres el heredero del reino de Itenwer. - Sasuke se arrodilló. - Yo te nombro Ser Sasuke de Itenwer. Levántate, muchacho.
Sasuke así lo hizo sin poder ocultar una breve sonrisa de felicidad.
El Rey sonreía al mismo tiempo. Ahora no tendría que preocuparse porque su reino estuviera en la miseria o la desgracia cuando el muriera.
Confiaba en Sasuke. El muchacho le había demostrado ser el candidato que necesitaba. Si no lo había nombrado antes, había sido porque mantenía la esperanza de encontrar a Sakura sana y salva. Pero, siendo realista, había pasado un mes y no había rastro de ella por ninguna parte.
Le apenaba desde lo más hondo de su ser haber sido tan estúpido con ella, haberse comportado como un Rey en lugar de un padre; del padre que debía haber sido para ella.
Y ahora... Ahora era demasiado tarde para enmendar su error y recuperar a su hija. Su hija. Sí, ella. La que posiblemente había sido la comida de cualquiera de las alimañas del bosque o de aquel mago que habían visto sus hombres.
Sea lo que fuera lo que le hubiera sucedido, ahora ya no estaba y el no podía continuar esperando a que apareciese como si de un milagro se tratase. Debía continuar siendo el Rey que había sido siempre, sin ninguna distracción.
Miro a Sasuke de nuevo. Por lo pronto el problema de la corona estaba solucionado.
- Majestad, si no necesita nada más, me retiro. - dijo el pelinegro.
- Oh sí, por supuesto. - reaccionó el monarca.
-----------------------------------------------------------------
Sakura apareció entre la espesura a lo lejos, entrando en el claro justo cuando el rubio estaba desplumando un enorme pájaro.
Se acercó a él por detrás con sigilo, para evitar que la oyese, pues pensaba darle un buen susto.
El rubio parecía estar demasiado ocupado en lo que hacía, pues no pareció darse cuenta de que Sakura se acercaba a él con aquellas intenciones.
Sakura dejó escapar un pequeña risotada. Se tapó la boca para evitar que el joven pudiera oírla y se fuera toda la broma al garete.
Ya casi estaba, solo un paso más y cumpliría con su cometido. Sonrió de lado, alzó las manos y se dispuso a taparle los ojos al rubio.
- Hola Cerezo, has tardado un poco, ¿no? - dijo Naruto tranquilo y sin levantar la vista del pájaro.
Sakura no lo podía creer. ¿Cómo la había oído? Si había sido muy sigilosa en sus pasos, no había movido ni una hoja del suelo.. Nada.
Frunció el ceño desanimada y abrazó a Naruto por el cuello por detrás, apoyando a cabeza en su hombro.
- Se puede saber cómo has sabio qué era yo. - preguntó. - Si he sido muy cuidadosa con mis pasos, no has podido oírme. - se quejó en su oído.
Naruto soltó una pequeña carcajada y terminó de desplumar el ave.
- Cerezo, has roto una pequeña hoja seca, ese ha sido el momento en el que te he oído. - giró la cabeza y la miró con una sonrisa burlona. - A mi no puedes asustarme por la espalda con esos pasos de gigante.
Sakura le fulminó con la mirada y le hizo una pequeña mueca. Se estaba riendo de ella e intentando dejarla en mal lugar. Que no podía asustarlo por la espalda había dicho. "Já. Eso ya lo veremos."
Se apartó de él algo molesta y se fue hacía una diana que había colgada en uno de los árboles cercanos, para quitar un par de flechas que había clavadas.
Naruto vio que la había hecho enfadar un poco, así que volvió la vista hacía el pájaro que seguía en el suelo y lo cogió.
Se levantó del suelo, echando el ave al hombro y cogió sus cosas.
- ¡Cerezo! - llamó a Sakura que no estaba muy lejos. Esta lo miró al instante. - ¡Recoge tus cosas, nos volvemos a la cabaña!
- ¡Vale! - le dijo ella.
Naruto le cogió la mano que tenía libre a la pelirrosa y caminaron por el bosque rumbo a la cabaña.
Caminaban en silencio. Naruto le echaba miradas de reojo, preguntándose si no estaría de verdad enfadada por lo del susto fallido.
- Cerezo...- dijo rompiendo el silencio. Ella lo miró enarcando una ceja. - ¿Estás enfada conmigo?
Sakura soltó una suave carcajada.
- ¿Y por qué iba a estar enfadada? - miró a Naruto divertida. - Oh. - cayó en el motivo de la pregunta-. Crees que es por lo del susto.
Volvió a estallar en risas.
- Cómo puedes pensar que soy tan infantil, Naruto. - El rubio abrió la boca para decir algo pero fue callado por un corto beso de la joven. - Eres un bobo, que lo sepas.
El joven oltó su mano y le apartó un mechón que tenía suelto sobre la frente; le sonrió como un tonto.
- Sí, soy un bobo. - dijo estallando en risas. - Pero ya sabes que yo... - le acarició la mejilla. - simplemente soy así.
Sakura puso su mano sobre la de él y se la agarró con firmeza. Sonrió con felicidad y tiró de él.
- Anda vamos. Tengo hambre.
Naruto la siguió feliz. No podía pedir más en aquellos momentos. No tenía a Jiraya con él, pero tenía una flor de cerezo que lo volvía loco. Haría cualquier cosa por ella, por aquella chica por la que sentía algo que aún no podía explicar. Aunque había estado con muchas chicas del pueblo, Sakura le hacía sentir diferente y sin saberlo se había enamorado de ella rápidamente. Sí, eso era lo que no podía explicar; el sentimiento de estar enamorado.
Sakura se levantó de la mesa para lavar su plato afuera. Naruto la tomó de la mano y la sentó en su regazo abrazándola por la cintura. Le quitó el plato y lo soltó sobre la mesa.
- Naruto, ¿qué haces? Es tarde y...
El rubio le soltó la trenza dejando su pelo suelto, ahora rizado por la trenza, por su espalda. Lo tomó entre sus dedos con suavidad y jugó con los mechones.
- Me alegra que Jiraya nos dejase mirarnos el uno al otro con nuestra verdadera apariencia. - susurró con ternura. - No sé qué haría si no pudiera contemplar tu pelo, Cerezo.
Ella se ruborizó un poco por aquellas palabras. Miró al rubio a los ojos, este le sonrió con ternura.
Sakura le pasó un dedo por su mejilla, deteniéndose en sus marcas. Las rozó una y otra vez lentamente.
- Naruto, ¿cómo te hiciste estas marcas?
- No me las hice de ninguna forma, son de nacimiento. - contestó divertido.
Sakura se sorprendió.
- Si lo piensas, es como tu pelo. - le apartó un mechón poniéndolo tras su oreja. - Eres la primera persona que conozco con el pelo de color rosa.
Sakura le acarició las marcas con sus pulgares. Notaba la barba rubia en sus dedos cada vez que pasaba sus dedos.
- Pues que sepas que te dan un aspecto adorable. - le dijo ella divertida. - Eres como un... no sé...un zorrito. - dijo divertida.
- Eso suena despectivo, Cerezo. - se quejó él. - Me hace parecer un mujeriego o algo peor.
Sakura le pasó los brazos por la nuca, acercándose a él.
- No seas idiota, anda. - le rogó divertida. - Tú no eres ningún zorro.
Naruto sonrió y pegó su frente a la de ella. Se quedaron mirándose intensamente a los ojos. Sakura cerró los ojos y rozó la nariz del rubio con la suya, aspiró su olor y sonrió antes de que él atrapase sus labios y la besase lentamente.
Naruto se separó un poco sonriendo antes de abrir los ojos, la joven los abrió al momento y volvieron a encontrar sus miradas.
- Deberíamos acostarnos ya, Cerezo. - le dijo con suavidad- . Si mañanas queremos ir al pueblo, claro.
Sakura le tocó el pelo por detrás enredando sus dedos. Se mordió el labio.
- Cerezo, no te muerdas el labio. - le dijo Naruto suplicante.
Sakura sonrió con astucia.
- ¿Por qué?
Naruto atrapó sus labios de nuevo con ansia, la pelirrosa no pudo más que corresponder. Naruto le mordió el labio inferior.
- Porque me dan ganas de hacerlo yo. - le dijo tras soltarlo-. Te amo.
- Y yo a ti bobo. - le susurró jugando con su pelo.- Pero tienes razón, es tarde y mañana hay que madrugar.
Se apartó del rubio y se levantó de su regazo. Naruto solo la miró mientras cogía su plato y salía afuera.
Se levantó y recogió el suyo, siguiendo a la chica.
Sakura estaba lavando ya el suyo en el enorme cubo que había frente a la puerta. El joven se acercó por detrás cogiéndola de la cintura y apartándola de allí con suavidad.
- Anda, tú entra y duerme. Yo recogeré esto. -dijo.
Sakura iba a negarse, pero prefirió hacerle caso al rubio e irse a descansar.
- De acuerdo. - le dio un beso en la mejilla. - Buenas noches, bobo. - Naruto le sonrió y la pelirrosa se metió en la cabaña-.
-----------------------------------------------------------------
Sasuke subió a su alcoba tranquilamente por las escaleras. Había sido una noche sin duda, maravillosa. Su tío Madara estaba ya enterado de todo, el Rey lo había puesto al tanto de todo durante la cena.
Al parecer estaba muy contento. Y no era para menos, sus planes estaban saliendo a la perfección. Sin duda, en muy poco tiempo, su tío se haría con todos los reinos.
Y el de Itenwer era todo para él solo. No tendría que compartirlo con nadie. Él sería el dueño de toda aquella tierra, de sus gentes y de aquel enorme castillo.
Llegó a su alcoba, abrió la puerta y entró tranquilo pero feliz. Vio una sombra sentada en el sillón donde él solía leer.
Cogió una espada que había colgada en la pared y la blandió.
- ¿Quién eres? Muéstrate. - ordenó con dureza.
La figura prendió una vela iluminando su rostro. Era Madara.
- Tranquilo, sobrino. Baja la espada.. o mejor, déjala donde estaba.
Sasuke hizo lo que le ordenó. Luego se aproximó a su tío y tomó asiento junto a él. Madara estaba serio, como siempre, pero en su semblante había duda.
- Sasuke, estoy muy contento por lo conseguido hoy. - murmuró serio. - Ahora que el Rey te ha aceptado como su heredero, el plan pasará a la siguiente etapa.
Sasuke lo escuchaba con atención, sin perder detalle de sus palabras. Madara lo miró y esbozó una pequeña y siniestra sonrisa. Su especialidad.
- Sabes cuál es la siguiente parte, ¿verdad? - Sasuke asintió.
- Matarle. - contestó sin ningún rodeo.
Madara soltó una pequeña carcajada y mostró los dientes con una mirada sádica.
- Así es. Y confío en que tú podrás hacerlo. - Sacó un pequeño frasco de la manga de su túnica y se la dio a Sasuke.
El joven observó serio el extraño líquido. Destapó el tapón y olió un poco. Olía fatal. Esbozó una mueca de repugnancia.
- ¿Qué esperabas? Es veneno, no podía oler a rosas precisamente. - dijo aburrido Madara levantándose. - Es un veneno de efecto lento, con eso quiero decir que lo matará poco a poco.
Se fue caminando hasta la puerta.
- Echáselo en su té o en cualquier bebida que tome. Pero debes asegurarte de que solo la tome él, no quiero levantar sospechas. - le dijo con dureza. - Me marcho, cuento contigo.
Madara abrió la puerta y se marchó dejando a Sasuke solo con el veneno.
El joven se quedó mirando el frasco serio. Un montón de pensamientos pasaron por su cabeza en un segundo.
Guardó el frasco en sus ropas tras desvestirse y meterse en la enorme cama.
----------------------------------------------------------------
Naruto y Sakura llegaron a su destino cuando el sol estaba en todo lo alto del cielo. Se detuvieron en las lindes del bosque, desde donde Sakura avistó el castillo y la aldea. Un sentimiento de añoranza se le clavó en el corazón. Sin poder evitarlo dio un paso, pero fue detenida por Naruto que la agarró de la manga del vestido. Pues había tenido que volver a ponérselo.
- Espera Cerezo. - le dijo serio. - Antes tenemos que hablar de un par de cosas. Así que presta atención.
La pelirrosa asintió. Se dio la vuelta para mirar al rubio, esperando esas indicaciones.
- Lo primero es que no puedes llamarme Naruto. La gente me conoce y yo no tengo el mismo aspecto, por lo que sería extraño. Así que llámame... No sé... - se quedó un momento pensativo-. Ah, ya sé. Akai. - dijo sonriente.
- ¿Akai? - Sakura enarcó una ceja mientras cruzaba los brazos.
- Oye, a mi me gusta. - dijo empujándola divertido.
Sakura se defendió agarrándole de las muñecas.
- Vale, vale. Akai.- dijo suspirando. - ¿Y yo cómo me llamo?
- ¿Tú? Pues Cerezo. -dijo encogiéndose de hombros. - Para algo te llamo así, ¿no?
Sakura negó con la cabeza. No le convencía ese nombre para aquella situación. Es decir, él la llamaba así por su cabello, y ahora se suponía que no lo tenía de color rosa. Temía que hicieran preguntas y ella no supiera contestarlas y entonces se descubriera todo. No quería arriesgarse a perder su libertad. Le había costado mucho llegar adonde estaba.
No quería separarse de Naruto.
- Vale, por tu cara y la negativa de tu cabeza deduzco que no. - dijo el rubio sacándola de sus pensamientos. - Propón tú algún nombre.
Sakura se quedó pensando un rato, mientras Naruto esperaba con una sonrisa y de brazos cruzados.
- Bueno qué, ¿te decides? - preguntó al cabo de dos minutos el rubio. - Te puedes quedar con Cerezo.
- Pero... - dudó-. ¿Y si se descubre todo?
Naruto la abrazó.
- Te prometo que nadie sabrá que eres la princesa. - le dijo al oído. - Ahora ya no eres Sakura, sino Cerezo.
Sakura sonrió y abrazó con fuerza al rubio.
- Vale. - susurró.
Naruto se separó un poco de ella y le dio un suave beso en la frente.
- Muy bien. Una vez aclarado esto, pasemos a lo siguiente. - Se revolvió un poco el pelo-. Si alguien pregunta, que lo harán porque son muy metomentodos, tú y yo estamos comprometidos. Estamos de paso por aquí, pues somos un par de viajeros, ¿vale?
- Naruto, si querías pedirme que me casara contigo podrías habérmelo pedido en condiciones. - bromeó la chica-.
- Me tomaré eso como un sí. - dijo riendo.
Le tendió la mano.
- ¿Lista?
Sakura se la cogió.
- Sí. Vamos a comprar esas verduras de una maldita vez. - comenzó a caminar tirando del rubio que se limitó a reír.
Hinata paseó por el mercado paseando por los puestos. Su padre le había dicho que fuera a comprar un par de piezas de metal para la herrería, pues ya se le estaban acabando y pronto llegarían más caballeros a pedirle más.
Mientras ella iba al mercado, su primo Neji se quedaba en la herrería a ayudar a su padre, cosa que él odiaba. Hinata sabía que él quería servir en la guardia real del Rey, pero su condición humilde no se lo permitía.
¿Hasta cuando seguiría aquel sistema injusto entre ricos y pobres?
A ella también le hubiera gustado nacer con un destino diferente, pero por desgracia debía aguantarse con lo que le había tocado.
Se acercó al puesto de verduras y se percató de dos figuras que parecían desentonar con el resto de las personas que había allí.
Un joven de no más de 20 años, alto, delgado, un poco moreno y con un color extraño de pelo, parecía estar entre el castaño y el pelirrojo.
Iba acompañado por una chica de cabello castaño, piel morena, delgada; con unos labios de color rojo que se hacían resaltar por encima de todo.
Por la forma de comportarse entre ellos parecía que estaban juntos, tal vez comprometidos.
Naruto pagó un par de cebollas y las guardó en la bolsa de Sakura. Vio a lo lejos el puesto que le traía grandes recuerdos. Uno que estaba regentado por un amigo de Jiraya. Aunque no lo reconociese, sería bueno charlar con él.
- Cerezo, ahora vuelvo. Termina de coger todo lo que necesitamos.
La joven lo vio alejarse en dirección a un puesto en el que había un hombre algo viejo y con una enorme perilla de color blanco.
Continuó echando un vistazo a las verduras, para coger las que en mejor estado estuvieran, pues debían durar bastante.
- Hola. - dijo una voz junto a ella.
Sakura alzó la vista y vio a una joven de pelo negro y una mirada bastante dulce. Llevaba un vestido de color claro con un corsé que dejaba ver un enorme escote.
- Siento la interrupción, pero he notado que tú y tu... ¿amigo? - dudó.
- Prometido. - dijo Sakura tranquila.
- Oh, bueno, pues tu prometido. - dijo con una pequeña sonrisa-. He notado que no sois de aquí y me ha llamado la atención. - le tomó la mano.
Sakura la escudriñó con la mirada. ¿Quién era aquella chica? Menuda confianzas se tomaban con los desconocidos.
- Oh, pero qué maleducada soy. - dijo
sin poder parar de reír. - Soy Hinata.
La joven le tendió la mano para que Sakura se la estrechase.
- Yo soy Cerezo. - dijo ella con una leve sonrisa.
Espero que os guste y comentéis que tal os parece.
Si me demoro tanto en subirlo es porque estoy estudiando. Tengo que aprobar una asignatura que me han suspendido injustamente. Si no, pues adiós universidad
Me despido
Ean95- Aprendiz
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En El Gran Bosque.
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Que que!!m que que que que!!! Como el rey se tomó a la ligera que Sasuke fuera el heredero! Obviamente por eso a Sakura le agarró ese presentimiento feo..
Ah ah Ah
Y lo peor es que llego la put* dijo hinata.. Ah no no quiero que toque a Naruto! No no no no!
Ahora que le pasará al rey! No no no tiene que hacer algo
Espero la continuación con todas la ansias del mundo! Recuerda que este fic es mi ultra favorito! Te año :3 soy tu fan:333
PD: me fasina que Naruto le pida besos a Sakura:333
PD2: oh my god que pasara si Sasuke reconoce a Sakura! O______[o
PD3: quiero asesinar a Hinata por metiche y put*
Ah ah Ah
Y lo peor es que llego la put* dijo hinata.. Ah no no quiero que toque a Naruto! No no no no!
Ahora que le pasará al rey! No no no tiene que hacer algo
Espero la continuación con todas la ansias del mundo! Recuerda que este fic es mi ultra favorito! Te año :3 soy tu fan:333
PD: me fasina que Naruto le pida besos a Sakura:333
PD2: oh my god que pasara si Sasuke reconoce a Sakura! O______[o
PD3: quiero asesinar a Hinata por metiche y put*
belivexangel1- Sannin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Los planes de Madara van bien hasta ahora, sin embargo esperemos que Sasuke no se cruze con Sakura o peor aún, que Hinata no arruine la maravillosa relación entre Naruto y Sakura.
Esperemos que no y espermos la continuación con ansias.
¡Saludos!
Oni- Clan Seiryuu
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