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Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
IDIOTA
Capitulo 9
- Idiota:
- Sakura le había dado de cenar a los niños, la película había empezado y las brochetas congeladas estaban en el horno. Iba tan justa de tiempo que ni siquiera tuvo tiempo para perder los nervios, y eso era bueno. Justo en cuanto terminó de prepararlo todo, sonó el timbre y no paró de sonar en veinte minutos. Casi una docena de mujeres se amontonaron en el estrecho salón. Ya conocía a Ino, pero Temari era nueva. Temari era la dueña del bar y prácticamente acababa de mudarse al pueblo. Sakura se quedó aliviada al ver que eran bastante simpáticas. Antes de poder decir más que «hola», Ino entró con Anko. Sakura recordaba a la guapa del instituto.—Qué alegría verte —dijo ella con una sonrisa. Anko sonrió y abrazó a Sakura.—Hmm, pensé que me mandarías parte de tus derechos de autor. ¿Con quién tengo que hablar para arreglarlo?Ino las miró. —No sabía que fuerais amigas. Anko iba tres cursos por delante de mí, así que ¿cuántos te llevaba a ti? ¿Dos años, Sakura?Anko agarró a Sakura por el brazo y sonrió. —La conocí en nuestra clase de último curso de escritura creativa. Aunque ella era una solitaria estudiante de segundo, nuestra profesora pensó que tenía talento y la invitó a participar.Anko había sido la única alumna que había hablado a Sakura. A todas las demás parecía haberles molestado su presencia y básicamente la habían ignorado. Otras tantas chicas le habían hecho mezquinos comentarios sobre la ropa de Sakura mientras que dos de los chicos habían hecho comentarios burlones sobre su reputación. Pero en la clase de escritura creativa, Sakura había hecho todo lo que había podido por ignorarlos. Había descubierto que podía olvidarlo todo escribiendo. Cada uno de los alumnos tenía que escribir un relato cada tres semanas y después leerlo en voz alta. La primera vez, Sakura había estado aterrorizada, pero mientras la profesora la había halagado profusamente, la clase se había quedado en silencio cuando había terminado. Avergonzada y sintiéndose expuesta, se había dejado caer en su silla Sin embargo, aquel día en el almuerzo, Anko la había ido a buscar y le había dicho que su relato era increíble y que los demás alumnos se habían quedado en silencio impactados, o tal vez celosos. La había animado a seguir escribiendo. Cuatro años después, cuando estaba sola con un bebé y aterrorizada, había recordado las palabras de Anko y se había apuntado a una clase de escritura. Aunque había empezado con otro relato corto, con el tiempo ese relato se había convertido en una novela que acabó siendo su primer libro publicado y el comienzo de su carrera profesional como escritora.—Anko me dijo que tenía talento —admitió Sakura—. Nadie había creído en mí antes.Anko le agarró el brazo con fuerza y se rió. —Soy un ángel disfrazado. Ojalá pudiera hacer un milagro o dos conmigo misma, ¿verdad?Sakura no sabía de qué hablaba, pero vio dolor en la mirada de Ino y Temari se dio la vuelta, como si se sintiera incómoda con esas palabras. Anko no pareció darse cuenta. Soltó a Sakura y sonrió a Rin. —Hola. ¿Sabes dónde está el picoteo? Me muero de hambre.—Justo ahí —respondió la niña tímidamente—. Te lo enseño.—Genial. Y se apartaron.Antes de que Sakura pudiera preguntar qué significaba el comentario de Anko, Temari enseñó una licuadora que parecía industrial. —Necesito un enchufe y una encimera —dijo—. He de decir que, aunque no me gustan las bebidas de fruta, esta noche haré una excepción. He descubierto un margarita de mango y frambuesa que va a hacer que me veneréis.—Me alegra haber comprado hielo de más —le dijo Sakura mientras la conducía a la cocina—. Iré a por vasos. ¿Todas vamos a tomar margaritas?—Yo no —dijo Anko al entrar en la cocina detrás de Temari.—Prepararé el tuyo sin tequila —dijo Temari.—Qué buena eres conmigo.—Pero que no se corra la voz.Anko se rió y agarró una bandeja de verduritas. —¿La llevó al salón? —Cuando se giró, la luz cayó sobre su rostro al completo y Sakura se quedó impactada al ver unas oscuras ojeras bajo sus ojos y un tono grisáceo en su piel. No se había dado cuenta con la luz del salón, pero bajo los brillantes fluorescentes, parecía agotada y enferma. Sakura hizo lo que pudo para que no se notara el impacto que se había llevado.—Genial —le respondió—. Gracias.—De nada. Oh, Rin ha subido arriba. Creo que la hemos asustado y me siento mal.Cuando Anko había vuelto al salón, Temari miró a Sakura. —Anko está enferma. Cáncer. Lleva luchando un buen tiempo, pero no ganará.Sakura sintió como si alguien la hubiera golpeado en el estómago. —Oh, Dios mío. Es demasiado joven.—Al cáncer eso no parece importarle. ¿Estás bien?Sakura asintió, aunque se le había levantado el estómago, como si fuera a vomitar. Temari echó dentro de la licuadora, sobre el hielo, una mezcla de frutas, y le añadió una generosa cantidad de tequila.—¡Preparaos para ver lucecitas! —gritó y encendió la licuadora.Menos de un minuto después, Sakura estaba sirviendo la mezcla en los vasos. Los llevó al salón, donde las otras mujeres ya se habían sentado en el sofá y en el suelo, e hizo lo que pudo por sonreír y actuar con normalidad. El resto lo estaban haciendo. Al parecer, eso era lo que quería Anko.Tenten y Sasame estaban sentadas juntas, pero Karin dio un salto en cuanto Sakura entró. —Les estaba contando a todas lo de la firma de libros.Ino volteó los ojos. —Karin, eres más cabezona que un elefante. Habíamos quedado en que no molestarías a Sakura con lo de la firma.Anko las miró desde su rincón del sillón. —¿No te gustan las firmas? —le preguntó.—Lo que pasa es que no estoy segura de cuánto tiempo voy a estar aquí — admitió.De ahí, la conversación pasó a centrarse en los acontecimientos que se sucedían en el pueblo. Hablaron del nuevo hospital que se construiría y de los rumores sobre que el ex futbolista Sasuke Uchiha iba a mudarse al pueblo.—Es muy guapo —dijo Karin con un suspiro.—¿Estás interesada en él? —le preguntó su Tenten.—No se si para mí, pero tal vez podríamos juntarlo con Sakura y nos lo agradecería tanto que aceptaría lo de la firma de libros.Ino gruñó y se apoyó contra la pared. —No tienes remedio.Sasame se rió. —Es la cabezona del grupo. Y antes de que corran los rumores, sí, Sasuke está pensando en instalarse aquí. Le gusta la vida en un pueblo pequeño.Los temas de conversación se centraron también en otras personas, en la falta general de hombres y en lo que se estaba haciendo para llevar más al pueblo. Hanabi Hyuga, la nueva urbanista, fue el objetivo de muchas bromas por haber cazado el corazón de Konohamaru, el mejor soltero que habían tenido hasta el momento. Aunque todas parecían conformes con que Sasuke Uchiha ostentara el título a partir de ahora. Sakura pensó en decir que Naruto estaba soltero, pero temía que eso removiera los recuerdos de su ruptura de hacía unos años. La charla resultó agradable, aunque no del todo familiar. Mientras crecía, nunca se había sentido parte de la comunidad, pero tal vez parte de eso había sido culpa suya. Sentada en el salón donde había vivido, mareándose un poco con los margarita y charlando con mujeres que no había visto en años, la invadió una sensación de pérdida, de que tal vez las amigas que había estado buscando tantos años hubieran estado justo delante de ella. Ojalá se hubiera molestado en mirar. Aunque no Ino, pensó mientras veía a la mujer que ahora parecía encantadora mientras se reía con algo que Anko había dicho. Su relación con ella no había sido buena, pero ¿y con Anko o la hermana de Naruto? Sus experiencias en el instituto la habían hecho desconfiada a la hora de establecer amistad con otras mujeres, pero tal vez se había alejado de algo importante con demasiada prisa. Algo que se había dado cuenta que estaba echando de menos. Su mirada se desvió hasta Anko que, a pesar de su enfermedad, parecía feliz y contenta. Eso sí que era tener carácter. Sakura tenía la sensación de que ella, más bien, era de las que gimoteaban y se escondían ante los problemas.—¿Puedo preguntarte cómo empezaste a escribir? —le preguntó Karin, interrumpiendo sus pensamientos—. No es lo mismo que hablar de la firma de libros.Ino se rió. —Tienes razón. Ni siquiera se acerca.—Diles que eres famosa gracias a mí —gritó Anko.—Es verdad —asintió Sakura —. Anko me dijo que tenía talento y que no lo olvidara nunca.Ino estaba al lado de su amiga y le agarró la mano. —Eres muy buena persona. Resulta intimidante. Dímelo otra vez, ¿por qué me caes tan bien?Todo el mundo se rió.—En serio —insistió Karin—. ¿Cómo empezaste?—Escribí un relato sobre un hombre que era asesinado y vi que no podía dejar de pensar en ello — explicó Sakura —. La idea fue creciendo y creciendo en mi mente. — Obvió la parte sobre la naturaleza catártica de matar a Naruto una y otra vez. Por lo menos, en la ficción. Era cosa de escritor y dudaba que entendieran que aunque pensara en ello, no era una mujer peligrosa. —Estaba sola con un bebé y no podía permitirme tener televisión por cable. Escribir era un modo de escapar de toda esa presión.Anko se giró hacia ella. —¿Adónde fuiste cuando te marchaste de aquí?—A Iwankure.Sakura tenía la sensación de que habría más preguntas, pero justo entonces apareció Temari con otra jarra de margarita y la conversación pasó a centrarse en los festivales de verano.Karin le sonrió. —Si accedes a hacer la firma, tendríamos el mejor festival de todos los tiempos.Era una firma de libros, pensó Sakura. Lo hacía todo el tiempo, así que, ¿qué pasaba por hacerla ahí? Podría soportar estar un par de horas en una mesa hablando con sus fans y, además, agradecía que Karin fuera la única Uzumaki que seguía hablando con ella. —Claro.Karin se puso derecha. —¿En serio?—¿Por qué no? Me encantaría.Aunque no viviera en Konoha, podría ir allí a pasar el día. Ryu podría quedarse con su padre, sus sobrinas podrían ver a sus amigos y después todos volverían a Iwankure, donde la vida era normal y la gente que había en la tienda de ultramarinos no sabía nada de tu vida.Una hora después, Sakura fue a ver cómo estaban los niños y tuvo que sujetarse para no perder el equilibrio. Al parecer, había bebido más de lo que creía. Antes de empezar a subir las escaleras oyó carcajadas llenando el salón y sonrió. Ella no era la única que estaba sintiendo los efectos del alcohol. Era una suerte que todas pudieran volver a casa andando. Después de confirmar que los tres niños estaban entretenidos viendo su película, volvió a la cocina, abrió los últimos paquetes de galletas y las echó en dos platos. Normalmente las habría colocado bien, pero ahora mismo esa tarea le resultaba imposible.Ino entró en la cocina. —No sé cómo puede soportarnos Anko. Es la única que no está bebiendo.Sakura alzó la mirada y su alegría se desvaneció. —Temari me ha dicho que está enferma.—Se está muriendo —dijo Ino claramente—. Hoy no lo parece, pero es así. Le han dado menos de seis meses. Es la primera vez que sale de su apartamento en una semana. Se mantiene a base de analgésicos.—Lo siento —susurró Sakura con un nudo en la garganta.—Yo también. Es una buena amiga —respiró hondo—. No quiero hablar de ello. Saber que la voy a perder me resulta imposible y me hace llorar. Y con lo borracha que estoy, seguro que no pararé en horas y a nadie le apetece aguantar eso. Y menos a Anko.Sakura asintió y tuvo que tragar saliva antes de poder hablar. —¿Puedes llevar este plato de galletas?—¿Y qué pasa si las tiro?—¿Que se caen?Ella sonrió. —Haré el esfuerzo —pero en lugar de agarrar el plato, se apoyó contra la encimera—. ¿Por qué no volviste al descubrir que estabas embarazada?No era una pregunta que Sakura quisiera contestar. —No fue una opción.—Claro que lo era. Aunque tu madre no te hubiera acogido, estaban Naruto y su familia. No deberías haberle mantenido alejado de su hijo. No fue algo muy bueno por tu parte.Una cosa era que una mujer mayor que ella y a la que no conocía le gritara y otra tener a Ino Yamanaka juzgándola.—¿Y eso es todo? —preguntó Sakura, intentando mantenerse calmada y bajando la voz.Ino volteó los ojos. —¡Oh, vamos! Ni siquiera intentaste contárselo.—Te equivocas —le dijo Sakura poniendo las manos en las caderas—. Sí que volví, y en cuanto descubrí que estaba embarazada. Llevaba fuera tres semanas. Cualquiera se hubiera imaginado que, después de lo mucho que decía quererme, habría esperado un poco de tiempo para sustituirme, pero no fue así. Estaba en su apartamento, el que tenía sobre el garaje. Desnudo. En la cama con alguien — estrechó la mirada—. Estaba en la cama contigo, Ino.Ino se resbaló y tuvo que agarrarse a la encimera para no caer. Se quedó boquiabierta. —No.—¿Me equivoco?—Sí que me lo llevé a la cama, pero no es lo que crees.—¿No intentabas acostarte con él?—Bueno, sí, pero yo… —sacudió la cabeza y maldijo—. Lo siento, no pretendía…Sakura esperó. —¿No pretendías qué? ¿Quedarte con él?—Te habías ido y además, no estaba segura de que estuvierais saliendo. Gaara dijo algo una vez y Naruto lo negó todo.Aquélla fue una tarde que Sakura no quería recordar. Ya había sido bastante complicado trabajar como camarera en el único sitio al que iban los chicos populares, pero había sido una absoluta tortura estar allí cuando Naruto volvió de la universidad y empezaron a salir. Ambos habían estado de acuerdo en que era mejor que nadie lo supiera porque él tenía que pensar en la reputación de su familia y es que, después de todo, era un Uzumaki. Sakura había sido lo bastante joven e ingenua como para creer que era una buena razón para salir con él a espaldas de todos. Hoy ni se molestaría en hacerlo; o un hombre quería estar con ella o no. Pero, por aquel entonces, se había sentido agradecidísima de que alguien quisiera estar con ella, sobre todo Naruto, y por eso había accedido. Naruto, que era aceptado allá donde iba. Naruto, que tenía una familia que siempre era amable y respetable. La madre de Naruto no aparecía borracha en la tienda ni hablaba sobre haber estado con los esposos de otras mujeres. Sakura nunca había conocido al padre de Naruto, pero lo oyó hablar una vez en un evento de recaudación de fondos para reformar el parque. Se había mostrado serio, pero elocuente, mientras hablaba sobre el deber y la responsabilidad y sobre cómo los ciudadanos del pueblo tenían que participar y entregar una parte de sí mismos. Ella se había sentido atraída por el hombre e intimidada al mismo tiempo. Después de verlo, supo por qué Naruto no quería que nadie supiera que estaban juntos. Minato Uzumaki no lo habría aprobado. Entonces, Gaara había mencionado que los había visto a los dos juntos y otro amigo la había llamado «puta». Y Naruto, no sólo había negado que estuvieran saliendo, sino que además había dicho que no estaba tan desesperado como para necesitar estar con alguien como ella.Echarle un vaso de batido por la cabeza y salir de allí sin decir más no había cicatrizado la herida de su corazón. No quería recordar nada de aquello, no quería estar allí hablando del pasado. La gente y los recuerdos eran algunas de las razones por las que no había querido regresar nunca.—Tu relación con Naruto no importa —dijo girándose hacia Ino—. Lo que quiero decir es que no sabes de qué hablas en lo que concierne a mi hijo y eso no puedes olvidarlo.—Lo siento. — Sakura asintió. —Lo digo en serio. Lo siento mucho. No debería haber dicho nada.—No, no deberías —declaró Sakura mirándola a los ojos e intentando no ver en los ojos de Ino lo arrepentida que estaba.Ino abrió la boca y volvió a cerrarla. —Lo siento mucho —susurró y salió de la cocina dejando a Sakura sola.Si el zumbido que había dentro de su cabeza no bastó para decirle que no se encontraría nada bien cuando despertara al día siguiente, la tensión que sintió en su pecho apuntaba a que una resaca podría ser el menor de sus problemas. «Maldito pueblo», pensó, al agarrar las galletas y prepararse para volver a la fiesta.Sakura se despertó con un dolor de cabeza más suave del que se merecía y dispuesta a trazar un plan para salir de Konoha lo antes posible. La casa era el mayor problema. ¿Qué haría con ella? Conservarla para las niñas era una posibilidad, ya que si la alquilaba les proporcionaría unos ingresos y el valor de la casa aumentaría con el tiempo. Aunque para eso primero habría que reformar ese lugar. Venderla presentaba el mismo problema, habría que arreglarla. Tal vez lo mejor era hablar con un agente inmobiliario, echar cuentas y ver qué era lo más sensato de hacer. Por mucho que quisiera hacer las maletas y marcharse, sabía que no podía. Tenía que pensar en las hijas de Nagato. Rin y Moegi no querrían mudarse. Ya habían perdido a su padre y a una madrastra. Su casa era todo lo que tenían. Pero no podía quedarse allí, pensó sintiéndose desesperada. Era como un infierno para ella. ¿Qué tenía que hacer? ¿Soportar estar allí todo lo que pudiera y darles a las niñas más tiempo para acostumbrarse a ella y a la idea de mudarse? No era una decisión que pudiera tomar sin beberse otra taza de café. Fue hacia la cocina. Rin estaba hablando por teléfono con una de sus amigas y Moegi había ido a jugar a la casa de al lado. Ryu estaba con su padre. Sacó el listín telefónico y llamó a un par de inmobiliarias desde su móvil. Una hora después, había confirmado lo que ya se había imaginado: nadie se comprometería a nada sin ver la casa en persona, pero la opinión general era que alquilara la propiedad y que, para eso, primero tenía que arreglarla. Una venta de la casa «tal cual estaba» podría ser otra opción, pero reducía el número de compradores además del precio. Sakura tenía la sensación de que la casa era lo único que las niñas podrían recibir de su padre y su instinto le decía que arreglarla y alquilarla podía ser la mejor opción. Dejaría que el valor de la casa aumentara mientras Rin y Moegi crecían y si querían venderla después, podrían hacerlo. Ella podría pagar la reforma. Sacó una libreta y comenzó a hacer una lista. Tendría que ponerse en contacto con un abogado para redactar un traspaso de escrituras. Nagato había dicho que quería poner la casa a nombre de las niñas. Por suerte, Konan no aparecía en las escrituras, así que se habían librado de esa complicación. Volvió a entrar en la cocina para servirse más café y después fue hacia el ordenador. Tal vez podría escribir un par de páginas antes de que Moegi y Ryu volvieran. Pero no había sido nada oportuna. Antes de que pudiera abrir el programa, su hijo entró en casa como una flecha, se sentó en el sofá a su lado y la abrazó.—¿Cómo estás? —le preguntó ella, abrazándolo y besándole la frente.—Bien. Papá tenía donuts, pero sólo me ha dejado comer dos. Y he visto los nuevos diseños para un molino. Papá dice que va a generar más energía todavía y le ha gustado mucho la tarjeta que le he dado. —Ryu siguió relatando su mañana a tiempo real y casi todas las frases que decía empezaban por «papá dice…». A pesar de sentirse un poco menos importante en la vida de su hijo, Sakura pensó que eso era positivo. —Entonces papá ha dicho que era culpa tuya que no lo conociera porque nos has mantenido alejados. Dice que te equivocaste al no dejarnos estar juntos.Sakura casi se cayó de la silla. —¿Cómo dices?Ryu abrió los ojos de par en par, parecía preocupado. —No estaba enfadado cuando lo ha dicho, mamá. No te enfades.¿No te enfades? ¿Que no se enfadara cuando estaba haciendo todo lo posible porque padre e hijo estuvieran juntos y Naruto iba hablando a sus espaldas intentando hacerla parecer culpable? ¿Se había molestado él en mencionar lo mal que la había tratado doce años atrás? ¿O el hecho de que ella hubiera vuelto para contarle lo de su hijo y su mujer hubiera sido la que los había separado? ¡Claro que no!—No pasa nada, es sólo que me he quedado sorprendida —dijo, forzando una sonrisa. Miró su reloj—. He pensado que podríamos ir a la piscina y Karin quiere que te lleve a la biblioteca para que veas los libros nuevos que tienen.Al niño se le iluminó la cara. —¿Podemos ir ahora?—Claro. Díselo a Rin, para que lo sepa, mientras yo hago una llamada.—¡Vale!Subió corriendo las escaleras y cuando ella oyó sus pisadas por encima de su cabeza, agarró su móvil y sacó la tarjeta que Naruto le había dado. Lo pasaron con él inmediatamente.—Tenemos que hablar —dijo ella a modo de saludo—. Ahora.Él vaciló. —Tengo una reunión.—Me importa un comino.—De acuerdo. ¿En el cafe en quince minutos?—Bien —y colgó.Dejó a Ryu con Karin en la biblioteca y prometió estar de vuelta en media hora. Lo que tenía que decir no le llevaría más de unos pocos minutos. Naruto ya estaba sentado fuera bajo una sombrilla cuando llegó allí.—¿Qué pasa? —le preguntó él, tan guapo e irritantemente confundido—. Parecías muy molesta.Ella ignoró el modo en que su cuerpo reaccionó al verlo y no quiso recordar cómo había sido estar con él la otra noche. Era mejor recordar todas las formas en que lo había asesinado en sus libros y en la forma más dolorosa todavía con que lo mataría en el próximo. Era lo que se merecía.—¿En qué estabas pensando? Se suponía que estábamos haciendo esto juntos, por lo menos eso es lo que dijiste. Acepto que estés enfadado conmigo, de acuerdo, pero no te atrevas a hablarle de mí a mi hijo. No tenías ningún derecho a decirle que ha sido culpa mía que no os conozcáis y que me equivoqué al mantenerlo alejado de ti. ¿Crees que estás ayudando a la situación? No sólo me hace lamentar haber vuelto, sino que con esto veo que no puedo confiar en ti.Él se tensó. —Te lo ha contado.—Claro que me lo ha contado. Soy su madre. Me lo cuenta todo —estaba luchando contra una furia ciega—. ¿Te ha hecho sentir muy machote hablar mal de mí delante de mi hijo?—No. Lo siento. No debería haberlo dicho. Estábamos hablando sobre lo que suele hacer en verano y el día de su cumpleaños y yo sólo podía pensar en lo mucho que me he perdido.—No es una excusa muy buena —dijo, haciendo lo posible por no alzar la voz—. ¿Crees que puedes interponerte entre Ryu y yo?—No. No intentaba hacer eso —la miró a los ojos—. Te lo juro, Sakura. Lo siento. Ha sido una estupidez.—Eso me lo estás diciendo a mí, pero ¿te has molestado en decírselo a Ryu? —esperó y él sacudió la cabeza—. Estás jugando con nosotros, Naruto, y eso es un gran error. Nadie saldrá ganando en ese juego.—No intento meterme entre los dos.Ella le sostenía la mirada. —¿Esperas que me lo crea?—Probablemente no. Estaba furioso.—Estás furioso todo el tiempo.—Tengo una buena razón.Sakura se inclinó hacia él. —Sí, la tienes. Y además sabes que no soy el diablo que creías que era.—Lo siento, Sakura. He sido un idiota —se disculpó y sonó auténtico. Era más fácil creer eso que pensar que estaba intentando socavarla deliberadamente, pero que fuera más fácil no significaba que fuera lo correcto.—Quieres verme castigada —dijo ella en voz baja— y eso tienes que superarlo.Él respiró hondo. —Lo sé.Naruto lo sabía, pero a veces era muy difícil controlarse. Había perdido mucho y aunque no fuera culpa de Sakura, le costaba no culparla. Ella lo miró, sus ojos azules resplandecían de rabia, su boca tenía un gesto de determinación. Se enfrentaría a él, si fuera necesario. Él quería decirle que no ganaría, pero no estaba seguro de que eso fuera a ser verdad. Ella tenía una relación de once años con su hijo y él hacía sólo dos semanas que lo conocía. La amargura amenazó con invadirlo, pero la dejó de lado. Tenía razón, tenía que pensar antes de hablar.—Lo siento —repitió.Ella suspiró. —Supongo que al menos tengo que fingir que te creo.—Podrías intentar creerme de verdad.—No sigas presionando.—Me he equivocado.—Sí, es verdad. De acuerdo, haré lo que pueda por olvidarlo, pero no vuelvas a hacerlo. Tenemos que estar juntos en esto. Si no lo hacemos, la persona que saldrá más herida es Ryu. Eres todo lo que ha querido. No tienes que destruirme para hacer que te quiera.—Eso no es lo que estoy haciendo.—¿No?Él vaciló. —Bueno, tal vez. Todo esto es nuevo para mí. Estoy reaccionando a distintas emociones en lugar de pensar.—Y yo hago todo lo que puedo por entenderlo.En ese momento, él se dijo que era hora de dejar de estar furioso. Sakura tenía razón, tenían que trabajar juntos.—Será mejor que vuelva a la biblioteca. No quiero que tu hermana piense que he abandonado a Ryu.Naruto se levantó y le agarró la mano. Sus dedos eran cálidos y tocarla le recordó a la última vez que habían estado juntos. A cómo, a pesar de todo, la pasión seguía ahí, acechando. Ardiendo. Haciéndole desearla como no lo había hecho en mucho tiempo. Había habido otras mujeres e incluso se había casado, pero no había habido nadie como Sakura.Algo ardía en los ojos de ella; le sonrió. —Eres un problema, lo sabes, ¿verdad?Él sonrió ampliamente. —Es una de mis mejores cualidades.—Dejaremos esa conversación para otro momento.Naruto pensó en besarla, en acercarse y saborearla una vez más, pero eso era una complicación que ninguno de los dos necesitaba, se dijo cuando ella le apretó los dedos y echó a andar. Había demasiadas cosas que arreglar, pero no se negaría a pasar más tiempo con ella, decidió mientras la veía irse.—¿A qué ha venido todo eso?Naruto se giró y vio a su madre caminando hacia él. Llevaba una bolsa de la compra en cada mano. Le agarró las bolsas y las dejó en una silla.— Sakura y yo estábamos hablando de Ryu.Su madre lo miró. —¿Eso es todo? A mí me ha parecido que había algo más. ¿No estarás empezando algo con ella, verdad, Naruto? ¿Después de lo que te ha hecho? ¿De lo que nos ha hecho a todos?Su reacción fue instintiva. —No te preocupes. Sakura no me importa lo más mínimo. No hay nada entre los dos.—Me alegra saber que algunas cosas nunca cambian.Pero esas palabras no las pronunció su madre. Cuando se giró a la derecha y se encontró a Sakura de pie, detrás de él, vio dolor en su mirada. —Por si me lo preguntaba… —añadió recogiendo las llaves que se había dejado en la mesa. Se dio la vuelta y se marchó.
mariland- Clan Suzaku
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
definitivamente naruto no es más idiota porque no puede debería ya dejarse de niñerias y afrontar las cosas como son con su familia safarse de las cadenas impuestas por lo que según su familia debido a su clase social no puede hacer y demostrar lo que verdaderamente piensa y siente con sakura no ha echo más que embarrada tras embarrada y no se atrebe a enfrentar a su familia por el amor que se nota le tiene a sakura haber como soluciona esto espero pongas continuación pronto.
aduzumaki- Sennin
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Esa Kushina,Naruto es un desgraciado,¿como se atreve a decir esas cosas?,después de lo que hizo con Sakura esa noche...pensé que las cosas iban a ser diferentes,lo unico que hace es herír los sentimientos de la Haruno,quiero ver que pasará en el cap siguiente con los dos,también me emocionó esa "charla" que Ino y Sakura tuvieron,la pelirosa no tiene pelos en la lengua a la hora de decirle sus cuatro verdades a la gente,y eso me gusta mucho,espero y se siga manteniendo así,ya que todos son muy malos con ella,espero conti ansiosisisisismaaaaa!!!!te cuidas mucho^^
BlancaPHNS- Clan Genbu
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
que idiota es Naruto no pudo creer que aun no entienda la lección ademas eso no es justo la mala del cuento es Sakura ja!! que mentira si ella tiene la en parte pero Naruto es el menos indicado para tratarla asi Si Sakura contra la fuck Socidad
Miu Misaki- Clan Seiryuu
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Capitulo 10
Planes
- Planes:
- Sakura seguía temblando mientras subía los tres escalones de la biblioteca. Se decía que no importaba, que eso era lo que Naruto tenía que decirle a su madre, pero por dentro se sentía tan dolida y humillada como doce años atrás, cuando Naruto había negado su relación ante todos sus amigos. Por mucho que tuviera un hijo con él, que se hubiera acostado con él y que siguiera luchando contra los sentimientos del pasado, lo importante era que no podía confiar en Naruto. Nunca. Él no podía escapar de su apellido y de la reputación de su familia, al igual que ella. Abrió la puerta y una mujer con un carrito de bebé le sonrió.—Gracias por la ayuda —dijo.—De nada.La veinteañera pasó el carrito por la puerta y se dio la vuelta. —¿Eres Sakura Haruno? Me ha parecido reconocerte por la fotografía de tus libros.Sakura asintió con timidez y en ese momento la cálida sonrisa de la joven se desvaneció. —Mi hermana fue al instituto contigo. Cuando me dijo que eras la zorra de la clase, no quise creerla, pero ahora que he oído lo que le has hecho al pobre Naruto Uzumaki, sé que todo es verdad. Jamás volveré a leer tus libros.Sakura se quedó allí, bajo el sol, decidida a no entrar hasta estar segura de que no se echaría a llorar. Se dijo que esa joven madre no la conocía, que las opiniones de los demás no importaban, que la verdad era mucho menos clara de lo que la gente creía, que todo eran sandeces, pensó mientras entraba al frescor de la biblioteca. En cuanto llegara a casa, sacaría el listín telefónico, obtendría los permisos para hacer los arreglos de la casa y pagaría lo que fuera para que le hicieran el trabajo lo más rápido posible. Cuando la casa estuviera terminada, se llevaría a las niñas y a Ryu a su verdadero y único hogar y no regresaría jamás a ese infierno de lugar. La única luz en una terrible mañana había sido el entusiasmo de Karin por la firma de libros. La hermana de Naruto había insistido en mostrarle el diseño inicial de los pósters y los anuncios de Internet. Karin juraba que hasta el pueblo llegaría gente de todas partes sólo para conocerla y tener sus libros firmados. Sakura no estaba tan segura de su popularidad, pero oír eso era mejor que oír a la gente del pueblo escupiéndole insultos. Ayudó a Ryu a llevar a casa el montón de libros. El niño había elegido varios que podrían gustarle a Rin y a Moegi lo vio como un bonito gesto. Después de decirle que se fuera a su cuarto a jugar con la consola durante una hora, llamó a Rin y a Moegi para que fueran al salón. Las dos niñas se sentaron en el sofá. «¡Qué pequeñas son!», pensó Sakura mientras deseaba que las cosas hubieran sido de otra forma. Por mucho que odiara su vida, lo que Rin y Moegi estarían sintiendo era diez veces peor. Eran unas niñas que no se merecían lo que les había pasado. Se sentó sobre la mesa de café delante del sillón y se inclinó hacia ellas.—Voy a arreglar la casa —comenzó a decir—. Vuestro padre empezó muchos proyectos, pero no sé cómo terminarlos, así que a menos que una de vosotras esté ocultando conocimientos de construcción, tendré que contratar a un equipo para que termine el trabajo.Rin la miraba con desconfianza, pero Moegi sonrió. —Yo puedo ayudar.—Estoy segura de que puedes.—¿Qué pasará cuando esté terminada?No era la pregunta que Sakura quería contestar. —Vamos a volver a Iwagakure.Rin y Moegi se miraron; los ojos de la pequeña se llenaron de lágrimas mientras que Rin sacudía la cabeza. —No —dijo—. Vamos a quedarnos aquí. Vivimos aquí.—Sé que será duro para vosotras —comenzó a decir Sakura.—No tiene por qué serlo —Rin se levantó; tenía la cara colorada y los ojos llenos de lágrimas—. Nos escaparemos. No te necesitamos.Moegi también se levantó y se inclinó hacia Sakura, que la abrazó con fuerza.—Lo siento —murmuró Sakura —. Lo siento.—¿Qué… qué dice papá? —preguntó Moegi con un susurro.—Que vais a quedaros conmigo.Moegi alzó la cabeza. —No nos quiere, ¿verdad? Nadie nos quiere.—Yo sí os quiero —les aseguró Sakura, deseando tener el poder de borrar su dolor y hacer que se sintieran seguras—. Pase lo que pase, estaremos juntas. Que vuestro padre esté en prisión no es culpa vuestra. Si no estuviera allí, seguiría a vuestro lado.—Con nosotras. En el lugar al que pertenecemos —dijo Rin con brusquedad—. En nuestra casa. Vas a venderla, ¿verdad? Y te llevarás todo el dinero.Sakura seguía abrazando a Moegi, pero centró su atención en la adolescente. —Voy a arreglarla y después las tres nos sentaremos a hablar con un agente inmobiliario y discutir sobre los beneficios de alquilarla o venderla directamente. De cualquier modo, el dinero se meterá en un fondo para las dos, para cuando seáis mayores. Aquí no se trata de quitaros nada y creo que lo sabéis.—Te lo estás llevando todo —dijo Rin perdiendo la batalla contra las lágrimas. Caían sobre sus mejillas, se las secó y miró a Sakura—. No puedes hacernos esto.—Ryu y yo no podemos quedarnos aquí. Iwagakure no está tan lejos. Podréis visitar a vuestros amigos.—¿Cómo? —preguntó Rin.—Ryu volverá para ver a su padre y podéis acompañarlo. No intento empeorar las cosas, tenemos que asentarnos y formar una familia. Eso es lo que quiero. Chicas, sois muy importantes para mí.—No voy a hacerlo —dijo Rin cruzándose de brazos—. No puedes obligarme.Moegi miró a Sakura. —Yo quiero estar contigo.Sakura la besó en la frente. —Me alegro, pero quiero que mantengas el contacto con tus amigos, ¿de acuerdo? Moegi asintió.—Está mintiendo —le dijo Rin a su hermana—. No le importamos nada.—Si no le importáramos, se marcharía —dijo Moegi, aún agarrada a Sakura—, como hizo Konan. No tenemos elección. No hay nadie más.Esas simples palabras pronunciadas con la sabiduría de una niña le rompió el corazón. Ninguna niña de once años debería tener que ser tan consciente de la desagradable realidad de la vida. Ryu tenía la misma edad y él no sabía nada sobre cómo funcionaba el lado oscuro del mundo.—Quiero que funcione —le repitió Sakura a Rin.—Yo no voy a marcharme —le dijo Rin antes de salir de la cocina.—Se le pasará —dijo Moegi—. Le costará un poco, pero lo hará. Estaba asustada cuando estábamos solas.—¿Y tú no?—Sí, pero yo tenía a alguien que cuidaba de mí y ella no tenía a nadie.—Lo siento —dijo Sakura —. Ojalá lo hubiera sabido antes.—Yo también.Después del almuerzo, los cuatro fueron a la piscina comunitaria. Encontraron un buen sitio en la sombra donde Sakura se apoyó contra un árbol, abrió su portátil y rezó por recibir un poco de inspiración. Técnicamente tenía bastante tiempo hasta la fecha de entrega, pero una vez que hubieran pasado dos semanas, ya le entraría el pánico. Mientras el ordenador arrancaba, miró a su alrededor y se fijó en las demás madres y sus hijos. La mayoría parecían conocerse: una de las bendiciones… y maldiciones… de la vida en un pequeño pueblo. Centró su atención en Ryu, lo localizó fácilmente después de años de práctica y después encontró a Rin y a Moegi. Después de la mañana que había tenido, se merecía un descanso o dos. Pero cinco segundos después, alguien pronunció su nombre.— Sakura.No tuvo que alzar la mirada para reconocer a Naruto, que posiblemente era la última persona a la que le apetecía ver. —Ryu me ha dicho que vendríais después del almuerzo.Ella, con la mirada clavada en la pantalla, abrió el procesador de textos y cargó su documento.Él se tumbó en el césped, a su lado. —¿Te he dicho ya que lo siento?Agradecida por el gran sombrero que llevaba puesto y por las gafas que le cubrían los ojos, se giró hacia él. Por lo menos no tenía que preocuparse por que él pudiera ver que estaba dolida y furiosa; no captaría el amargo sabor de la traición que notaba en su lengua ni la sensación de que le hubieran dado un puñetazo en las entrañas.—No pretendía que oyeras eso —le explicó él.—Vale. Así que estás disculpándote por el hecho de que yo lo oyera, pero no por el hecho de que lo hayas dicho. Gracias por la aclaración.—No quería decir eso.—¿Ah, no? Pues es lo que has dicho.—Maldita sea, Sakura, dame un respiro.—¿Por qué? Te has pasado parte de la mañana diciéndole a Ryu que es culpa mía que no os conozcáis y la hora previa al mediodía diciéndole a tu madre que no significo nada para ti. No me esperaba que declararas que soy el amor de tu vida, pero por lo menos un poco de respeto habría estado bien.—Tienes razón.—Pero era pedir demasiado. En lugar de eso, me has dejado por los suelos, aunque ni siquiera me sorprende porque ya lo has hecho antes.Él no dejaba de mirarla. —¿Por qué me dices que deje de recordar el pasado si tú no dejas de hacerlo cuando te place?Sakura abrió la boca y volvió a cerrarla. Estaba furiosa y dolida y no quería admitir que, en eso, él tenía razón. —Nos hemos acostado, Naruto. No lo teníamos planeado, pero sucedió. Tenemos un hijo juntos, no puedes decirme a la cara que estamos en el mismo equipo y después humillarme y subestimarme a cada oportunidad que se te presenta.Él respiró hondo. —Lo sé. Lo siento, y lo digo en serio. Todo es distinto. Complicado. Intento descubrir qué pasará a continuación.—Lo que pasará a continuación será que trazaremos un plan, un modo de que pases algo de tiempo con Ryu.—Ya estoy pasando tiempo con él.A pesar del hecho de que no podía verle los ojos, ella desvió la mirada.—Me refiero a después —le aclaró—, cuando volvamos a Iwagakure.Naruto apretó la mandíbula y sus ojos se oscurecieron. —¿Os marcháis? ¿Cuándo?—No estoy segura. Quiero arreglar la casa, voy a encargarle la obra a un contratista, y después nos iremos —se giró hacia él y se quitó las gafas—. No se trata de mantenerte alejado de Ryu, te lo juro. Alternaremos los fines de semana, y compartiremos las vacaciones.—No quiero que os marchéis.—Eso no es una opción. No puedo vivir aquí. Tengo una vida y necesito recuperarla. Un trabajo.—Puedes escribir en cualquier parte.—¿Hablas por propia experiencia? —le preguntó ella furiosa—. Odio estar aquí. Todo el mundo se siente muy cómodo echándome en cara mi pasado sin saber ni de lo que hablan, pero no veo que nadie te culpe a ti. Quiero que conozcas a tu hijo y quiero que formes parte de sus cosas, pero cualquier plan que tracemos no me incluirá a mí viviendo aquí. Cuando la casa esté terminada, todos nos marcharemos.Naruto se quedó mirándola un buen rato. Ella intentó interpretar su expresión, pero no pudo saber en qué estaba pensando. Lo que estaba claro era que no estaba muy contento.—Gracias por ponerme al día —dijo él levantándose.—Estás cabreado.—Me lo estás arrebatando. Otra vez.—¿Qué tengo que hacer para convencerte de que no estoy haciendo eso? Olvidas que soy yo la que intentó incluirte en su vida hace cinco años. Quiero que esto funcione, pero nosotros viviremos en Iwagakure.Él asintió una vez y se marchó. Sakura echó una ojeada para comprobar cómo estaban los niños, se apoyó contra el árbol y respiró hondo. Habría consecuencias, con Naruto siempre las había. Seguro que intentaría convencerla para que se quedaran, y dejaría que lo intentara, pero no había nada que pudiera decir o hacer para mantenerla allí. Y cuanto antes se diera cuenta de ello, mejor para todos.Sakura no estaba durmiendo, así que la mañana llegó pronto. Con los niños sin colegio, no tenía que preocuparse por levantarlos y prepararlos para ir a clase, pero había otras cosas en las que pensar. Sobre todo teniendo en cuenta que ese día llegaría el equipo de obreros para empezar con la remodelación. Jiraya, el cincuentón constructor que había contratado, le había prometido que la cuadrilla de trabajadores no llegaría más tarde de las siete, y el hecho de que a las cuatro fuera a terminar cada día la relajaba bastante. Había programado su despertador de viaje para las seis, se había duchado, se había vestido y había hecho café. Iba por la segunda taza cuando alguien llamó a la puerta.—Justo a tiempo —comenzó a decir y tuvo que parpadear varias veces cuando vio las camisetas color beige que llevaban todos. En lugar del logo de la escalera y el camión que había visto en el listín telefónico, lo que leyó en ellas fue: Construcciones Uzumaki.—No sois personal de Jiraya, ¿verdad? —les preguntó a pesar de conocer ya la respuesta.La mujer que estaba junto a la puerta le dio un teléfono móvil. —El jefe ha dicho que querría hablar con él.Hizo lo posible por no ponerse a gritar como una loca. —Qué considerado. Si me perdonáis…Cerró la puerta, miró el número que ya estaba marcado y le dio al botón de llamada.Él respondió al primer tono. —No la tomes con la cuadrilla —dijo Naruto.—¿Que no haga qué con la encantadora cuadrilla de obreros que tengo en el porche delantero?—Ya lo sabes. Y tampoco es culpa de Jiraya. Me debía una.—Pareces muy dispuesto a asegurarte de que te eche las culpas a ti —le respondió ella en voz baja, pero aún furiosa—. No te preocupes. Tengo intención de asegurarme de que pagas por esto.—Mira, querías arreglar tu casa y mi equipo hará un gran trabajo.Ella se apartó de la puerta y agarró el teléfono con más fuerza. La rabia revolvió el café que tenía en el estómago. —¡Maldita sea, Naruto! ¿Qué pasa contigo?—He comprado el contrato de Jiraya.—Espero que te haya sacado la sangre.—Se ha sacado buenos beneficios.—Por lo menos uno de nosotros está contento. ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Es por la emoción de molestarme continuamente?—Quiero saber lo que haces. Vas a llevarte a mi hijo, Sakura, y no quiero sorpresas.—¿Cómo puede ser una sorpresa algo de esto? Ya te he contado mi plan y te he dicho claramente que quiero que esto funcione. Quiero que tengas una relación con Ryu. ¿Por qué no puedes creerlo?—Lo creo, pero estoy cubriéndome las espaldas. Ya te fuiste una vez y puedes volver a hacerlo.Lo injusto de la acusación la hizo contener el aliento. —Me marché después de que les dijeras a tus amigos que yo era una puta barata con la que jamás te molestarías en estar. La noche antes me habías prometido amarme para siempre —se agarró al respaldo del sofá—. Bueno, da igual, Naruto. Lo capto. No se puede confiar en ti y supongo que el resto del mundo es como tú. Vigílame todo lo que quieras, si eso te emociona. A mí no me importa. No tengo nada que ocultar. Pero la cuestión es que algunos hacemos lo correcto porque es lo que nos han enseñado a hacer, mientras que otros lo hacéis por quien sois. Sé en qué parte estoy yo. Si te preocupa que alguien esté jugando a este juego mientras oculta su verdadero carácter, deberías mirarte al espejo.Ella colgó, fue hasta la puerta principal, la abrió y, después de devolverles el móvil, le indicó a la cuadrilla que entrara. —Podéis empezar —les dijo.No importaba quién hiciera el trabajo, pensó mientras subía las escaleras. Cuando antes estuviera terminado todo, antes podría salir de Konoha. Pero las sorpresas de la mañana no habían terminado aún. Cuando entró en el dormitorio principal donde estaba durmiendo Ryu, encontró a Rin de pie junto a la cómoda. La chica tenía su monedero en la mano izquierda y tres billetes de veinte en la derecha. Se miraron a los ojos. Sakura tuvo la sensación de que tendría cara de susto y un poco de estúpida. El misterio del dinero perdido para la pizza y los billetes desaparecidos de su monedero la semana anterior se había solucionado de pronto. Un sentimiento de traición batallaba contra el hecho de que varios meses de abandono habían afectado a Rin más de lo que parecía. La chica volvió a meter el monedero en el bolso de Sakura y dejó que los billetes de veinte cayeran al suelo mientras pasaba por delante de Sakura para salir corriendo de la habitación. Sakura la siguió y llegó a su habitación justo antes de que ella cerrara la puerta. Rin se sentó en la cama con los brazos cruzados y la mirada puesta en el suelo. Sakura agarró la silla del escritorio y se sentó.—Supongo que tenemos que hablar de esto — dijo lentamente—. Lo siento. Debería habérmelo imaginado. Te quedaste sin nada y te viste obligada a robar para alimentaros. Puedo decirte una y otra vez que ahora estáis a salvo, pero ¿por qué ibas a creerme? No me conoces bien, estoy amenazando con apartaros de vuestra casa y de vuestros amigos. ¿Y si me marcho como hizo Konan? No tendríais nada, ningún sitio a donde ir. Y está Moegi. La quieres, pero es una gran responsabilidad. Sólo tienes catorce años. Es demasiado.Rin no habló. Su pelo cubría la mayor parte de su cara, pero Sakura vio las lágrimas cayendo sobre sus manos. Sakura lo sentía por ella y, aunque sabía que el hecho de haber robado tendría que tener sus consecuencias, las suyas eran unas circunstancias extraordinarias. Quería ser justa, pero apoyarla al mismo tiempo. —¿Cuánto tienes? —preguntó ella intentando recordar exactamente cuánto le faltaba.Rin tragó saliva y alzó la cabeza. Tenía lágrimas en los ojos y una mirada desafiante y avergonzada al mismo tiempo. —Ciento veinte dólares.—¿Tenías algún objetivo en mente? ¿Una cantidad que te hiciera sentirte segura?La chica se encogió de hombros. —No lo sé. Tal vez doscientos dólares.A ojos de una niña de catorce años, tal vez eso era suficiente. Pero la realidad era distinta. —Debería haberos dado una paga a Moegi y a ti. Ni siquiera se me había ocurrido. Hablaremos de eso después, cuando tu hermana se levante. Os la daré semanalmente y así tendréis dinero para vuestros gastos —vaciló, no segura de cómo tratar el asunto del robo, pero decidida a hacer lo que estaba bien—. Te daré el resto del dinero que necesites para que tengas doscientos dólares y lo guardaremos en un lugar seguro que sólo tú conocerás. Estará ahí para hacer que te sientas segura. A cambio, dejarás de robar, ¿hecho?La actitud desafiante desapareció. —¿No estás enfadada?—Estoy decepcionada, que es distinto. Comprendo por qué me has quitado el dinero, pero eso no quiere decir que esté bien.—Así que me vas a castigar de todos modos.Sakura ocultó una sonrisa. —Creo que es importante ser consecuente.—Siempre hay consecuencias —refunfuñó Rin con un suspiro. Su mirada se deslizó hasta su mesilla de noche—. Lo peor sería mi teléfono móvil. Durante… —respiró hondo— una semana.Su voz era apenas un susurro y más lágrimas llenaron sus ojos. Sakura sintió alivio ante esas palabras. Por lo que podía ver, Rin iba a crecer para convertirse en una persona increíble. Intentaría recordar eso la próxima vez que su sobrina se enfadara con ella por lo de la mudanza.—Creo que dos días es bastante —dijo Sakura—. Con una condición.—¿Cuál es? —Rin sonó aliviada y un poco recelosa. —Nos quedaremos en el pueblo unas semanas mientras reforman la casa y os he apuntado a los tres al nuevo campamento de día, Zona para Niños. Quiero que me ayudes a convencer a Moegi y a Ryu de que será divertido para ellos.Pero el alivio dio paso de nuevo a la actitud desafiante. —Soy demasiado mayor para el campamento. Estoy prácticamente en el instituto.—Lo sé —dijo Sakura—. Cuando llamé para apuntar a Moegi y a Ryu, me enteré de que tienen un programa para chicos más mayores patrocinado por la escuela de cine de la universidad. Se supone que hay que estar en el instituto para poder entrar, pero les he convencido de que eres madura y que estás más que preparada para vivir esa experiencia. No sé exactamente en qué consiste, creo que aprenderás a hacer películas, todo desde escribir guiones hasta actuar. A menos que eso te parezca demasiado aburrido.Rin se puso de pie con el rostro iluminado de emoción. —¿En serio? ¿Puedo hacer eso? ¿Puedo aprender todo eso y a lo mejor salir en una película?—Eso me han dicho.—¡Me encantaría!—Bien. Entonces, ¿me ayudarás a convencer a Moegi y a Ryu?—Claro —Rin agarró su móvil—. Tengo que llamar a mis amigas y… Bueno, supongo que se lo contaré en un par de días —se corrigió mientras le entregaba el teléfono a su tía.Sakura se lo metió en el bolsillo. —Gracias. ¿Quieres despertar a tu hermana mientras yo me ocupo de Ryu?Rin asintió. —¿A qué hora nos vamos?—A las ocho y media. Moegi y Ryu están en una clase de animación por ordenador. Espero que les guste.—Les encantará. — Rin se dio la vuelta para marcharse, pero entonces volvió y abrazó a Sakura. —Lo siento —le susurró—. Siento haberte quitado el dinero.—Yo también, pero comprendo por qué lo has hecho —puso las manos sobre los hombros de la niña—. No voy a abandonaros. Sé que te llevará tiempo, pero me alegraría que empezaras a creerme.Rin asintió. —De acuerdo —dijo y se marchó.Sakura la vio irse agradeciendo la tregua temporal, porque era cuestión de tiempo hasta que volvieran a pelear por la mudanza. Rin no iba a ceder tan fácilmente, aunque ésa no era una batalla que la niña ganaría. No había absolutamente nada que pudiera decir para convencerla de que se quedaran en Konoha. Podría tener que volver para la firma de libros y dejar a Ryu con su padre cada dos fines de semana, pero haría todo lo que estuviera en su poder con tal de no volver a llamar «hogar» a ese lugar.Sakura eligió su almuerzo en cuestión de minutos; la ensalada de pollo a la barbacoa sonaba de maravilla.—Pareces muy decidida —dijo Ino desde el otro lado de la mesa—. ¿Debería preocuparme?Sakura forzó una sonrisa. Con todo lo que estaba pasando en su vida últimamente, lo último que había querido hacer era almorzar con Ino, pero la otra mujer había insistido y ella no había sido capaz de decir «no».—Estoy bien —respondió intentando no apretar los dientes—. Sólo un poco estresada.—¿Cómo te va con las hijas de Nagato? ¿Les está costando acostumbrarse a ti?—Entre otras cosas.—No puedo creer que vayas a ocuparte de ellas. Son unas niñas y ni siquiera las conoces.—Son mi familia.Los ojos azules de Ino se oscurecieron con una emoción que Sakura no pudo interpretar. —Sí, eso es importante, ¿verdad? La unión de la familia. Espero que sepan que son afortunadas por tenerte.—Tengo pensado que se muden a Iwagakure y no les hace mucha gracia la idea, sobre todo a Rin. Ahora mismo las cosas están bien, pero volveremos a discutir por ello.La camarera apareció para tomarles nota de la bebida. —Vino blanco —dijo Sakura firmemente—. Chardonnay.—Yo también —dijo Ino y sonrió cuando la camarera se marchó—. No suelo darme esos caprichos a mitad del día.—Yo tampoco, pero voy a ir caminando a casa desde aquí, los niños tomarán el autobús y me lo he ganado.—¿Están en el nuevo campamento?—Sí. Incluso Rin está emocionada — Sakura le contó lo de la clase de cine.—Suena divertido —comentó Ino mientras les servían el vino—. Así no se aburren.Sakura le dio un sorbo a su vino con gusto. —Vamos a hacer obra en casa. Mi hermano era genial empezando proyectos, pero no parecía entusiasmado con terminarlos. La casa necesita una reforma para que podamos venderla o alquilarla. Aún no lo he decidido.—Hace años que no venías aquí y ahora tienes que ocuparte de todo esto. Tiene que ser difícil.—Lo es —admitió Sakura —. Entre la inesperada responsabilidad de mis sobrinas, Ryu conociendo a su padre, y yo tratando con Naruto y volviendo a estar en Konoha, han sido unas semanas muy movidas —dio otro sorbo—. La madre de Naruto me odia.—¿Kushina? Lo dudo. A ella le cae bien todo el mundo.«Ojalá eso fuera verdad», pensó Sakura. —Pues yo no le gusto. Está enfadada conmigo por apartar a Ryu de Naruto y de la familia.—Bueno, claro, es normal.Sakura miró a la mujer que tenía en frente. —Deja que me deleite un poco en tu compasión.—Lo siento, no pretendía decirlo así, pero desde su punto de vista, ha perdido tiempo. Y eso no hay manera de recuperarlo —Ino alzó una mano—. Y antes de que te enfades conmigo por haber dormido con Naruto justo después de que te marcharas, primero, no sabía que estabais saliendo, y segundo, no pasó nada. Estaba demasiado borracho aquella noche y no hicimos ni un segundo intento.—¿Estás diciendo que no cuenta porque no hubo penetración?—Algo así.Sakura estaba demasiado cansada para discutir, incluso con Ino. —Aceptaré la culpabilidad por los seis años que han perdido, pero a partir de ahí no. Volví.Le contó a Ino brevemente lo del encuentro con Hinata y la carta que recibió después, y la joven abrió los ojos de par en par. —No puedo creer que hiciera eso. Sé que Hinata tenía problemas, pero ¿ocultárselo a Ryu? Y después murió sin decírselo.—¿Por qué te sorprende? Nunca fue muy agradable. Para mí la pregunta es más bien, ¿por qué Naruto tuvo una relación con ella?—Estaba embarazada cuando se casaron —le informó Ino y entonces se detuvo cuando les sirvieron las ensaladas. Sakura esperó a que la camarera se marchara para inclinarse hacia ella.—¿Por eso se casaron?—Ajá. Creo que Hinata se había encaprichado de Naruto, pero él no estaba interesado. Entonces se quedó embarazada y él no es de ésos que se marchan sin más y se desentienden.Sakura ignoró la puñalada de dolor que sintió al oírlo y se negó a preguntarse si él habría estado dispuesto a casarse con ella si hubiera sabido lo de Ryu. Ya sabía la respuesta. Después de todo, Naruto era un Uzumaki.—Y entonces aparecí yo —dijo Sakura —. Amenazando su mundo feliz.—Debió de quedarse aterrorizada. Sobre todo si sabía que Naruto y tú habíais tenido una relación. Seguro que pensó que podría perderlo todo, después de todo ella había perdido al bebe por la enfermedad que la amenazaba —Ino la miró—. Imagino que crees que se lo merecía porque no fue exactamente simpática contigo en el instituto.«Ni tú», pensó, aunque no lo dijo. Ino era distinta. Ya no era la chica mezquina que había sido por aquel entonces.—Nadie merece perderlo todo —dijo Sakura finalmente.—Pero sucede. A mí me pasó.—¿De qué estás hablando?—¿No lo sabes? Oh, claro, entonces ya te habías marchado —se encogió de hombros—. En mi último año de instituto todo se vino abajo. Mi padre perdió su trabajo.—Tenía una empresa, ¿verdad?—Era presidente, que no es exactamente lo mismo. Al parecer, las ventas no iban tan bien como le había hecho creer a la junta de directores. No contárselo a los empleados era una cosa, pero no contárselo a ellos era otra. Lo acusaron de evasión de impuestos, de fraude y de robo. No puedo recordarlo todo… mi madre se marchó, pero yo quería quedarme aquí para terminar el instituto. Ella estuvo de acuerdo. Cuando me gradué me dijo que, después de todo por lo que ella había pasado, era mejor que aprendiera a cuidarme sola.Sakura no sabía qué decir. —Lo siento —su propia madre no había sido una bendición, pero al menos había crecido acostumbrada a eso. La madre de Ino había abandonado a su hija en el peor momento de la vida de la chica y eso era peor—. ¿Y tu padre?—Se suicidó el día antes a que empezaran los juicios.A Sakura se le cayó el tenedor en la mesa. —Ino. ¡Cuánto lo siento!—Pasó hace mucho tiempo.—Pero no creo que eso haga que sea más fácil asumirlo.La otra mujer la miró y le sonrió. —Hace que sea más fácil olvidarlo. Además, fui una verdadera zorra en el instituto. Tal vez me lo merecía.—No, no es verdad. Lo siento mucho.—¿Tanto como para olvidar que estuviera desnuda en la cama con Naruto?Sakura asintió. —La verdad es que nunca estuve muy enfadada contigo.—Soy un objetivo más seguro que Naruto, ¿verdad?Sakura se encogió de hombros. —Y además eres intuitiva. Eso es irritante.La sonrisa de Ino era auténtica. —Probablemente éste sea el momento en el que decimos que vamos a empezar de cero y seremos amigas.Sakura pensó en todo lo que estaba pasando en su vida, en que no tenía a nadie con quien hablar y en lo agradable que sería tener a alguien de su parte. —Me gustaría.—A mí también. — Ino suspiró. —Tienes que darle una oportunidad al pueblo. Sé que las cosas han sido complicadas, pero la gente te apoyará, si les das tiempo.—No, gracias. No me voy a tragar la teoría de la felicidad de los pueblos pequeños.—Puede que cambies de idea.—Puede que el infierno se congele.Ino se rió. —Nunca se sabe.
mariland- Clan Suzaku
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Chicos Los animo a que e echen una ojeada a Cautivo en la Oscridad y dejen sus comentarios, me gusta mucho el apoyo que recibo de ustedes,gracias
mariland- Clan Suzaku
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Tu fic me ha cautivado
Me gusta por donde va
No tardes con la conti
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CR7 Namikaze- Aprendiz
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En mi casa con Sakura y Bulma
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
bueno ino aunque dolorosamente aprendió la lección por no ser noble y buena en el instituto eso fue karma además piensa tener una relación amistosa desde cero con sakura eso si que sera un gran apoyo para ella en konoha, y ahora queda las siguientes preguntas que pretende naruto ayudando a sakura a arreglar su antigua casa además que carajos es que no va a intentar persuadirla de que no se valla de konoha después de todo lo que le hizo y dijo acerca de ella por dios es desesperante que sea tan obstinado y orgulloso espero por el próximo cap.
aduzumaki- Sennin
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Capitulo 11
La Confianza se Gana
- Capitulo 11:
- Al cabo de unos días, Sakura se adaptó a una rutina. La cuadrilla de obreros llegaba cada mañana y hacía un impresionante progreso con la casa, lo cual la sorprendió. Se había preguntado si Naruto le habría dicho a su gente que fuera despacio, pero estaba claro que no. Los niños se acostumbraron al ritmo del campamento de día, tomaban el autobús para subir a la montaña cada mañana y volvían en el mismo por las tardes. A todos les encantaban sus programas, sobre Ryu había visto a Naruto dos veces, y Sakura había propiciado el encuentro. Él, además, había intentado hablar con ella, pero ella se había resistido. La sincera declaración de que no le importaba que había hecho ante su madre no debería haber sido una sorpresa, pero saberlo no evitaba que esas palabras le dolieran. Él era su debilidad y allí, en el pueblo, en una soleada mañana mientras caminaba junto al lago, podía admitir la verdad: sentía algo por Naruto. Tal vez porque era el primer hombre al que había amado, y con el que había estado. Tal vez porque tenían un hijo juntos. Fuera la razón que fuera, sentía por él lo que no había sentido por nadie. En su presencia era vulnerable y eso lo convertía en peligroso. Evitarlo podía no ser la respuesta más madura, pero sí era la que le daba más seguridad.Sakura miró su reloj. Había tenido una mañana muy productiva escribiendo y se había recompensado con ese paseo, pero ahora era hora de volver a su ordenador y revisar las páginas que había escrito. Mejorarlas, afinarlas. Tomó el camino que la llevaba de vuelta al pueblo mientras pensaba que podría parar a tomarse un café. La cafeína la animaría y le daría la energía que necesitaba para avanzar con su historia. Apenas había llegado a la esquina cuando alguien gritó su nombre. Se giró y vio a Karin saludándola. Mientras que Naruto no era una de sus personas favoritas en ese momento, Sakura no pudo evitar sonreír a su hermana, tan alegre y entusiasta. Había días en los que un poco de entusiasmo era lo mejor que te podían dar.—¿Tomándote un descanso? —preguntó Karin al acercarse—. Estoy desesperada por un café. Llevo toda la noche despierta leyendo. Cuesta mucho dejarlo cuando un libro es genial, ¿verdad? Tan genial que no puedes parar de leer ni siquiera aunque sea tarde y te ardan los ojos.—Es el mejor cumplido que se le puede hacer a un escritor —le dijo Sakura —. Vamos, te invito a un café.Compraron su café y se sentaron en la sombra en la pequeña terraza. —Mi madre te odia —dijo Karin con tono alegre—. Bueno, de acuerdo, odiar es demasiado fuerte, pero sigue despotricando sobre ti.Sakura contuvo un gruñido. —Gracias por la información.—No te preocupes por ello. Empieza sintiéndose triste por lo mal que te trató todo el mundo en el instituto, tiene una hermosa hija y sabe que si alguien hubiera hablado así de mi, se le habría roto el corazón. Después admite que ha debido de ser duro criar a un hijo sola y que has hecho un trabajo genial con el niño. A continuación, empieza a decir que habrías sido bien recibida en nuestra casa y lo mucho que se ha perdido y de ahí pasa a tirar cosas y todos salimos corriendo para ponernos a cubierto.—Tenéis un don para hacer que las cosas cobren vida.Karin se rió. —Esos arranques tienen cada vez menos energía. Dentro de un mes o así, estará más calmada —su sonrisa se desvaneció—. No está enfadada contigo. Es por las circunstancias. Creo que comprende las cosas más de lo que aparenta.—Eso espero —dijo Sakura pensando que Kushina siempre se pondría de lado de Naruto. Después de todo, era su hijo y ella era la mujer que había mantenido a Ryu alejado de la familia Uzumaki.—Deidara y Menma se mantienen al margen de todo esto. Mamá acabará acercándose a ti. Merece la pena la espera. Y una vez que seas parte de la familia, hará lo que sea por protegerte.—A lo mejor conmigo hace una excepción — murmuró Sakura.—No —la corrigió Karin tocándole el brazo—. Estará a tu lado, Sakura. Te lo prometo.—Gracias. Bueno, ¿qué tal va el festival del libro?—Genial.Karin pasó a darle los detalles del proyecto y Sakura fingió escuchar, aunque en el fondo estaba pensando en lo otro que le había dicho la joven. Aunque la idea de que Kushina estuviera de su parte era tentadora, sabía que no debía tener muchas esperanzas.—Si hay alguien a quien quieras invitar —estaba diciendo Karin—, dímelo y los pondré en la lista. Vamos a tener una recepción VIP y todo. Será una oportunidad para que los simples mortales nos relacionemos con gente importante.Sakura se rió. —¿Simples mortales? No lo creo.—Así nos vemos. Tenemos un club con reglamentos y todo. Bueno, ¿vendrá alguien de Iwagakure?—No, gracias. Todos mis amigos de allí ya han estado en demasiadas firmas, aunque creo que a mi ayudante le gustaría venir. Siempre que hablo con ella, quiere saber cosas sobre la vida en un pueblo pequeño —estaba claro que Shizune había visto demasiada televisión. Si supiera la realidad sobre Konoha, saldría corriendo en la otra dirección.A Karin se le iluminaron los ojos de interés. —¿Y no hay nadie de variedad masculina que esté esperando con ansia tu regreso?—Lo siento, pero no.Karin suspiró. —Maldita sea. Esperaba que alguna de nosotras tuviera una vida amorosa en condiciones. La mía apesta —dio un sorbo de café—. No puedo creer que no estés casada. Eres una mujer de éxito, preciosa, e inteligente. Si Sakura hubiera estado bebiendo en ese momento, se habría atragantado.—¿Es así como me ves?—Bueno, sí. Así eres.—No exactamente —¿preciosa? Ni siquiera con una luz perfecta—. Lo del éxito de los libros es genial, pero es mi trabajo, no es quien soy. Y hay altibajos.—¿Tienes fans enloquecidos?—Seguro que unos cuantos. Pero el mayor problema es más lo que la gente piensa de mí.Karin se inclinó hacia ella. —Por gente te refieres a hombres.Sakura se rió. —¿Tenías que elegir este momento para ser intuitiva?—Es un don. ¿Quién es él?Sakura vaciló y decidió que no le importaba contarle la historia… aunque le hiciera quedar como una estúpida. —Se llama Sasori. También es escritor y eso debería haber sido de ayuda. Cuando nos conocimos, había publicado dos novelas, pero no tan buenas. Sin embargo, había tenido cierto éxito. Nos conocimos en una fiesta de lanzamiento de otro autor. Era encantador y yo… — respiró hondo—. Yo estaba sola.—¿Cuánto hace de esto?—Como dos años. Había estado criando a Ryu sola, había logrado publicar mi primer libro y, aunque había funcionado bien, era un primer libro, nada más. No sabía si tenía una carrera por delante o si había sido un golpe de suerte aislado. Seguía trabajando como camarera para mantenernos, escribiendo por la noche y durmiendo cuatro horas al día. — Sakura se encogió de hombros. —Hablamos en la fiesta y nos dimos el número de teléfono. No pensé que fuera a salir nada de ahí y no supe nada de él en tres meses. En aquel momento me dijo que había sido porque había estado fuera, viajando, buscando inspiración para su próximo libro, pero más tarde supe que era porque estaba esperando a ver cómo funcionaba mi segundo libro.Karin abrió los ojos de par en par. —¡No puede ser!—Ajá. Supongo que si no hubiera sido un éxito, jamás habría vuelto a saber de él.—Qué capullo.—Un capullo muy amable y guapo —le dijo Sakura recordando lo embelesada que había estado en la primera cita. Sasori no podía haber sido más atento e interesante, sin mencionar que era gracioso y encantador. También se había portado genial con Ryu. Había jugado con ella y con su hijo y ella no lo había sabido—. Era todo lo que podía haber deseado. Estaba loca por él y nos comprometimos.—¿Has estado casada? —preguntó Karin con voz chillona.—No. Nunca llegamos a planear la boda, y resultó ser lo mejor. Se marchó a un viaje a reunirse con su agente para hablar de su nuevo libro; no me dijo de qué trataba y me pareció bien. Era su forma de trabajar. Así que, mientras estuvo fuera, regué sus plantas. —Sakura apoyó los brazos sobre la mesa. —De acuerdo, admitiré que me moría de curiosidad por saber de qué trataba el libro. Estaba muy emocionado con él y yo quería que le fuera bien.—Estuviste fisgoneando.—No estoy orgullosa, pero sí. Tenía unas notas en su mesa y las leí.—¿No era muy bueno?—Peor. No era suyo. Me había robado la idea. A diferencia de él, yo sí que hablo de lo que estoy escribiendo, así que sabía todo lo que iba a hacer. Me había robado la historia al completo, había cambiado los nombres y la había escrito. Sin decirme nada.Sakura seguía recordando estar de pie en el despacho de Sasori preguntándose si le había dado alguna especie de infarto cerebral porque lo que estaba leyendo no tenía sentido. No podía ser. El hombre al que había dicho que amaría para siempre, el hombre con el que había prometido casarse, no podía haberle robado el trabajo. ¡Tenía que haber un error!—¿Y qué hiciste?—Intenté convencerme de que estaba loca, y después me puse hecha una furia. Esperé hasta que volvió a casa y me enfrenté a él.—¿Te lo negó?—No. Al parecer, tener una buena idea no había sido suficiente. Su editor había odiado el libro y le había dicho a Sasori que no le publicarían más. Sasori estaba furioso y me culpó a mí. Dijo que yo había sabido lo que estaba haciendo y que lo había engañado para escribir una historia que no funcionaría. Dijo que no era justo. Que él sí que tenía talento y que yo no, a pesar de tener éxito. Aún recordaba la furia en los ojos del hombre, el odio.—Nunca había estado interesado en mí, más que por lo que podía beneficiarlo en su carrera. Había mentido en todo, sobre todo en lo que sentía por mí —esbozó una leve sonrisa—. La buena noticia es que se marchó después de eso y que me recuperé enseguida. Al parecer, no estaba tan enamorada de él como pensaba. Pero había sido una ilustración más de la lección de que no se puede confiar en los hombres. No, cuando está en juego algo tan delicado como el corazón de una mujer.—¿Cómo se lo tomó Ryu?—Resulta que a mi hijo nunca le había gustado Sasori, pero no me lo había dicho porque quería que yo fuera feliz. Así que hace que me sienta como la madre más afortunada del mundo.—Ahora mismo me gustaría abrazarlo y no soltarlo nunca —dijo Karin.—Sé lo que sientes.—Ah, y mata a ese cretino de Sasori. ¿Quieres que le dé a Naruto su nombre para que pueda darle una paliza?Sakura sacudió la cabeza. —Lo más probable es que sea mejor que Naruto no oiga esta historia —no necesitaba que supiera lo estúpida que había sido.—Tienes razón, pero aun así, espero que reciba algún tipo de castigo.—Sospecho que Sasori será un infeliz toda su vida y para mí, eso ya es castigo suficiente. Me alegro de haberme alejado de él. Le da mal nombre a los escritores.—Deberías decirle a la facultad que empiecen a darle tu beca a los estudiantes que quieran ser escritores. Estaría genial.—¿De qué estás hablando?—De tu beca. Bueno, no es tuya, de acuerdo, pero lleva tu nombre. Aquí. En la Comunidad de la Facultad de Konoha.Si hubieran estado bebiendo alcohol, Sakura habría pensado que Karin estaba borracha, pero no había tomado más que café y era media mañana. —Yo no tengo ninguna beca en la facultad.—Claro que sí. La establecieron hace un tiempo. No conozco los detalles, pero empezó con la beca que tú no utilizaste.—¿La beca? —nada tenía sentido.—Te dieron una beca al terminar el instituto, ¿te acuerdas?—Claro, pero me marché.—Exacto. Alguien tuvo la idea de utilizarla como fondos para crear una beca cada año. Se les da a mujeres que se han tenido que enfrentar a situaciones difíciles, ya sea económica o personalmente. Lo sé porque la consulté para solicitarla. ¿De verdad no sabías nada?—No.—Deberías hablar con la facultad. Pueden explicarte todos los detalles.—Lo haré —le aseguró Sakura, pensando que Karin tenía que estar equivocada. ¿Quién le habría puesto su nombre a una beca? Una hora después, tenía la información en una mano y estaba sonriendo a la emocionada encargada de la oficina de administración.—Todos somos fans —le dijo la mujer—. No puedo creer que estés aquí. Hemos leído todos tus libros.—Gracias —dijo Sakura —. ¿Puede decirme cómo surgió la beca?La mujer, frunció el ceño. —Pensé que alguien se habría puesto en contacto contigo. Es muy extraño… Bueno, el caso es que cuando te marchaste sin utilizar el dinero de tu beca, alguien sugirió que se lo diéramos a otro estudiante, pero después, varias personas aparecieron con donaciones anónimas aumentando la cantidad y nos dimos cuenta de que podíamos convertirla en una beca anual en lugar de un obsequio aislado. —La mujer miró a su alrededor como si quisiera asegurarse de que estaban solas y bajó la voz. —Me mudé aquí hace unos pocos años, pero he oído tu triste historia. Que tu madre, que Dios la tenga en su gloria, no fue exactamente maternal y que muchos chicos dijeron cosas horribles sobre ti. Al parecer, mucha gente sabía que lo estabas pasando muy mal y se sentían fatal por ti y por eso crearon esto. Tu beca es una de las más populares. No sólo por la gente que la fundó, sino por las mujeres que la solicitan. La mayoría de las beneficiarias son mujeres con familia que intentan crearse un futuro mejor. Es muy inspirador.Era demasiada información en tan poco tiempo, pensó Sakura. Recordó que le habían ofrecido la beca y que había pensado utilizar el dinero para irse a estudiar fuera. Naruto y ella habían pasado el verano hablando de estar juntos en algún campus de universidad. ¡Qué perfecto habría sido todo! Pero entonces, él había negado que la conociera y ella se había marchado. Jamás había vuelto a pensar en aquel dinero. Se había marchado porque quedarse allí le habría resultado imposible. Sin embargo, lo que más le sorprendió de todo fue que la mujer le hubiera dicho que había gente que sabía por lo que había pasado. Una parte de ella agradecía el gesto de haber donado dinero, pero por otro lado se preguntaba dónde habían estado cuando había sido pequeña y había estado sola. Una palabra de consuelo en aquel momento habría significado mucho para ella. Era demasiado, pensó.—Gracias por la información.—De nada —La mujer sonrió—. Es emocionante. Estoy deseando contarle a todo el mundo que te he conocido. Oh, en unas semanas celebraremos una recepción para las beneficiarias, ¿podrías venir?—Yo… eh…—Será sólo durante una hora o así. Sé que esas mujeres agradecerían tener la oportunidad de darte las gracias en persona.—Yo no he hecho nada. No es a mí a quien tienen que darle las gracias.—Eres una inspiración. De hecho, dos de esas mujeres escribieron sobre ti en sus redacciones para la solicitud, sobre cómo empezaste sin nada y te convertiste en un éxito. ¿Por qué no te envío una invitación y te lo piensas?—Eh, claro —se aclaró la voz—. Gracias.—Un placer.Sakura salió de la facultad y fue hacia su coche, pero en lugar de conducir de vuelta a casa, fue al pueblo y aparcó fuera de las oficinas de Construcciones Uzumaki. Antes de poder cambiar de opinión, apagó el motor y entró en el edificio. Después de darle su nombre a la recepcionista, caminó de un lado a otro de la pequeña sala de espera y, unos segundos más tarde, Naruto apareció allí, tan alto y fuerte y encantado de verla. Algo se encendió dentro de Sakura, algo ardiente, brillante y peligroso. Ignoró esa sensación.—¿Es buen momento? ¿Podemos hablar?—Claro. —Él la condujo hasta su despacho. —¿Va todo bien? —le preguntó al cerrar la puerta.—No. Nada va bien. Sigo furiosa contigo, por cierto, así que no pienses que todo está arreglado entre los dos. Odio este lugar. Odio a todo el mundo que se cree que lo sabe todo sobre mí. Tu madre sigue enfadada conmigo y odio que haya una parte de mí que lo comprenda. Y, por si te lo preguntas, te culpo de gran parte de lo que está pasando, pero entonces, cuando creo que sé exactamente dónde encajan todas las piezas, me llevo una sorpresa.—¿Una sorpresa buena o mala?—Buena. Hay una beca que lleva mi nombre.—En la facultad.—¿Lo sabías? —se giró para mirarlo.Él se apoyó contra la mesa. —Claro.—¿Y no habías pensado en decírmelo?—¿Por qué iba a hacerlo?—No sé por qué, pero creo que eso de la beca lo cambia todo. Aunque, ¿dónde estaba toda esa gente que tanto se preocupaba por mí cuando las necesité? ¿Por qué alguien no informó a los servicios sociales de que mi madre me pegaba? ¿Por qué nadie se fijó en que se mantenía prostituyéndose de vez en cuando con su hija pequeña en la casa? Probablemente porque no querían involucrarse, así que ignoraron el problema hasta que el problema se fue y después fundaron la beca en mi nombre. ¿Le ves sentido a eso?Fue hacia la ventana y se dio la vuelta. Necesitaba moverse, no sabía lo que pasaría si se quedaba quieta. Tal vez gritaría. O se desmayaría. Al pasar por delante de Naruto, él la agarró y la acercó a sí. Al principio Sakura se resistió, pero después se dejó caer en sus brazos, quería sentir su fuerza rodeándola.—No pasa nada —le murmuró él.—¿Tú crees?—Todo saldrá bien.Ella respiró hondo y apoyó las manos sobre sus hombros. —Este pueblo está volviéndome loca.—Si te hace sentir mejor, la anciana señora Chiyo me acorraló ayer, me pegó con ese bolso tan grande que lleva y me acusó de no respetarte y de «arruinar la reputación de una niña perfectamente respetable»; además, señaló que si pretendía dejar mi esperma correr suelto por toda la sociedad, debía llevar la cuenta de dónde terminaba —fingió un escalofrío—. No quiero volver a oír a una mujer ochentona hablar de mi esperma.Sakura apoyó la frente contra su hombro y sonrió. —Siempre me cayó bien la señora Chiyo.—Imaginaba que dirías eso —le puso la mano en la barbilla para girarle la cara hacia él—. Sé que esto es duro.—No lo sabes.—Intento comprenderlo. Quiero que te guste estar aquí.Lo cual significaba que quería que se quedase. Sin embargo, eso no iba a pasar, aunque no había razón para hablar de ello, pensó mientras deseaba quedarse en sus brazos para siempre. Bajó la mirada hasta su boca; el deseo ardía, no sólo por cómo la hacía sentir besarlo, sino porque cuando estaba con él, nada podía afectarla. Estaban ellos dos, únicamente.—Creía que sólo tendría que ocuparme de las hijas de Nagato. Se suponía que tú no entrarías en esto.—Pues ahora es demasiado tarde para librarte de mí.—No quiero hacerlo.—¿Qué quieres?Una pregunta imposible. Una sin respuesta. No, eso no era verdad. Sakura tenía muchas respuestas, aunque no ninguna que quisiera compartir con él.—Quiero que seamos amigos. Quiero ser capaz de confiar en ti.—Puedes hacerlo.—No lo creo.Él la besó. —Vamos, Sakura. Me conoces. Soy un buen tipo.—¿Estás diciéndome que no voy a encontrarme más sorpresas?Antes de que él pudiera responder, sonó el teléfono. —Siento molestarte, Naruto, pero es una llamada de Kirigakure.Sakura se apartó de sus brazos. —¿Cuándo te has vuelto internacional?—Yo no, los molinos. Tengo que atender esta llamada, pero después quiero hablar contigo.—No pasa nada, estoy bien. Tú céntrate en tener éxito. Yo tengo que irme a casa.—Sakura, yo…Ella lo interrumpió sacudiendo la cabeza. —No deberías hacer esperar una llamada internacional. Nos vemos luego.Salió del despacho y fue hacia el coche. En la cabeza se le amontonaban las ideas, múltiples versiones del pasado, y mientras que lamentaba el hecho de que nadie se hubiera molestado en cuidarla cuando era pequeña, en el fondo no la habían ignorado tanto como había creído. ¿Y eso qué significaba? ¿Que Konoha no era un infierno? De todos modos, nunca lo había visto así… al menos, no en general. La información sobre la beca en su nombre no debería haber cambiado nada, y aun así se vio sintiéndose mejor sobre casi todo y no estaba exactamente segura de por qué.Sakura se despertó temprano a la mañana siguiente con una sensación cada vez mayor de que sucedería lo inevitable. Después de ducharse y vestirse, bajó y preparó café. Los niños dormirían hasta que llegaran los obreros y eso le daba media hora de absoluta tranquilidad. Se sacó el café al porche delantero para disfrutar de la tranquilidad de la mañana. El aire era frío, el cielo estaba claro y el sonido de los pájaros la saludó cuando se sentó en el escalón con su taza.Tal vez necesitaba más tiempo antes de tomar una decisión, pensó con cautela. Sí, había cosas que odiaba de ese lugar, pero había otras que le gustaban. Rin y Moegy estaban desesperadas por quedarse allí y, después de todo por lo que habían pasado, ¿no debería pensar en sus sentimientos? A Ryu le gustaría vivir cerca de su padre y Sakura sabía que eso era lo que Naruto quería. La madre de Naruto era un problema, pero mejor una abuela furiosa que una a la que no le importara su nieto. Con el tiempo, tal vez Sakura y ella podrían solucionar las cosas. Claro que, por otro lado, podía estar engañándose. Existía la posibilidad de que la beca la hubiera cegado junto con unas cuantas palabras amables y el calor de los brazos de Ethan. Con el tiempo se aclararía las ideas, se dijo, así que, por el momento, no tenía por qué contarle a nadie que estaba pensándose dos veces lo de marcharse.Un sedán que no conocía se detuvo delante de su casa y de él bajó un hombre mayor con un traje. Se quedó mirándola un momento, se encogió de hombros, y sacó algo del coche.—Buenos días —dijo mientras se acercaba con un sobre en la mano—. Se levanta temprano.Ella sonrió. —Es el único momento tranquilo del día.—Y que lo diga —el hombre vaciló—. Mi horario de trabajo comienza en un par de horas e iba de camino al cafe, me tiene enganchado. No puedo pasar la mañana sin tomarme uno de sus cafés.Ella se levantó y fue hacia el portón. Aunque la conversación era bastante agradable, se sentía incómoda en presencia de ese desconocido.—¿Puedo ayudarle?El hombre asintió lentamente. —Habría venido más tarde, pero he visto que estaba levantada y… ¿Es usted Sakura Haruno?¿Cómo sabía su nombre? Sintió un cosquilleo por la espalda. El hombre alzó el sobre y esperó a que ella lo agarrara.—Tiene una citación judicial.
mariland- Clan Suzaku
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
WTF !!! como que una citación judicial rayos a sakura si le pasan cosas y no se debería dejar apaciguar por palabras dulces de los pobladores de konoha que tan mal la trataron y no hicieron nada por ella debería ser firme en cuanto a irse si sufre allí además que quiere hacer naruto con ella después de lo mal que la ha tratado espero sufra un poco más ojala no demores hasta la próxima.
aduzumaki- Sennin
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Interesante...
Un poco las cosas mejoraron con el tema de la beca...
Di que Sakura aun siente cosas por Naruto
Un poco las cosas mejoraron con el tema de la beca...
Di que Sakura aun siente cosas por Naruto
alex666- Clan Genbu
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Dime que quieres matar de un infarto mariland?? ntc dios esto esta mal como que una citación judicial enserio?? este pueblo si es es malo ella esta sola contra una familia y un pueblo carajo!! Sakura no te dejes engañar por palabras bonitas .Saludos espero la continuación con ansias
Miu Misaki- Clan Seiryuu
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
hola soy tu nueva lectora. adoro esta historia es muy genial me atrapo desde el principio. por cierto una pregunta preguntosa esta historia esta editada?. solo es una duda. lo amo no te pierdas tanto porfa
Tegan Marcano- Clan Suzaku
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Entrando es razon
Capitulo 12
- capitulo 12:
- —¡Asqueroso cabrón! —gritó Sakura en cuanto Naruto entró en su oficina.Naruto se detuvo y la miró. Parecía furiosa, y eso no era nada bueno, pero se imaginaba por qué. Ella estaba junto al mostrador de recepción. Aún era muy temprano, tanto que la mayor parte de los empleados no habían llegado aún. La camioneta de la secretaria estaba aparcada en el parking, pero ella no estaba por allí. Normalmente llegaba sobre las seis y media y ese día no había sido una excepción. La única diferencia parecía ser que había dejado que Sakura entrara a esperarlo.—Debería haberlo sabido —siguió diciendo ella con sus ojos verdes encendidos con una poderosa rabia, suficiente para derretir el acero—. Me dices una cosa a la cara y luego haces otra a mis espaldas. Y aquí estoy yo, sorprendida, lo cual me convierte en una idiota. Bueno, pero ya he dejado de ser una estúpida en lo que se refiere a ti. Que sepas que no volveré a confiar en ti. Nunca. ¿Me oyes? Espero que te pudras en el infierno. Espero que allí tengan un lugar especial para ti.Agarró un pequeño bloc de notas que había en el mostrador y se lo lanzó, aunque él esquivó el misil con facilidad. Cuando Sakura agarró la pantalla plana del ordenador, él la sujetó por el brazo.—¡Para!—¡No! — Sakura se soltó de un tirón y lo miró a los ojos—. No hay excusa para lo que has hecho. Tenía el sobre en la mano.—Se suponía que no te lo comunicarían hasta esta tarde. Iba a ir a decírtelo yo mismo. Esta mañana.—Oh, por favor. Siempre has sido un cobarde y un mentiroso y veo que eso no ha cambiado.Él volvió a agarrarle el brazo y en esa ocasión no la soltó. —Iba a decírtelo. Ayer empecé a explicártelo.Si la mirada de Sakura hubiera tenido rayos láser, Naruto ya no sería más que una pequeña mancha en la moqueta.—¡Chorradas!Intentó soltarse, pero él no la dejó. — Sakura, cálmate. Tenemos que hablar. —Ella seguía tirando y Naruto, por temor a hacerle daño, la soltó finalmente. —Iba a decírtelo —le repitió Naruto mientras podía ver la mirada de traición y dolor en sus ojos.—Mentiroso —repitió ella señalando al sobre—. Si quieres jugar a esto, bien, porque conozco a unos abogados muy buenos.—Había esperado que pudiéramos solucionarlo entre los dos.Eres tú el que ha recurrido a los tribunales, Naruto.Y así era. Había ido a ver a una jueza de los juzgados de familia y le había solicitado una orden judicial que le impidiera marcharse de Konoha con Ryu. —No sabía qué otra cosa hacer para evitar que te llevaras a Ryu.—Tengo derecho a vivir mi vida —dijo ella frotándose el brazo—. Y esa vida está en lejos de aqui.—Eso puedes explicárselo a la jueza la semana que viene.—Lo haré. Además, tengo pensado decirle que he hecho dos intentos de contarte lo de Ryu y que la única razón por la que no tienes ya una relación con tu hijo es porque tu difunta mujer te ocultó esa información. Así que no pienses que me harás quedar como la mala de la película.—Ibas a marcharte —le recordó él haciendo todo lo posible por controlarse. No serviría de nada que los dos se pusieran furiosos—. No me has dado elección. Dijiste que podía tenerlo cada dos fines de semana, como si eso fuera suficiente.Ella lo miró. —¿De eso trata todo esto? ¿Quieres más tiempo? Entonces, ¿por qué no has venido y me lo has dicho? ¿Por qué has metido a un juez de por medio?—Porque ya he perdido demasiado tiempo y no quiero perder más. Podrías haberte marchado mañana mismo y yo no habría podido impedirlo. Pero ahora puedo.—Había muchos modos de asegurarte mi cooperación. Éste no es uno de ellos.—La persona que más me importa aquí es Ryu.—¿Y crees que a mí no? ¿Crees que no me he pasado los últimos once años despierta por las noches preocupándome por él, haciendo lo que me parecía mejor? ¿Crees que fue fácil volver aquí hace cinco años para hablarte de él? ¿Crees que fue agradable hablar con Hinata, escuchar cómo me juzgaba por haber tenido a tu hijo? ¿Crees que me gustó que me llamara puta?A él se le encogió el estómago. Quería decirle que Hinata no habría podido hacer eso, pero sabía que sí. Habría dicho eso y más. Sakura habría representado todo lo que ella había odiado y deseado: belleza, inteligencia y determinación. Quería que el pasado hubiera sido distinto, pero lo cierto era que su relación con Hinata había sido un error. Había estado aburrido, ella había ido detrás de él y si no se hubiera quedado embarazada, probablemente a propósito, él habría terminado la relación tarde o temprano. Pero se había quedado embarazada y Naruto había asumido la responsabilidad, al igual que habría hecho con Sakura.—Me habría casado contigo —le dijo en voz baja. Eran unas palabras que había esperado que mejoraran las cosas, pero que por el contrario, habían hecho que la furia invadiera de nuevo a Sakura.—Sí, lo sé. A pesar de haber negado que me conocías, y de haber jurado que me amabas, habrías sido un caballero y te habrías casado con la zorra a la que habías dejado preñada. Qué suerte tengo. Podría haber sido tu mujer. Qué emocionante haber pasado la vida preguntándome qué cosas horribles irías diciendo de mí. Podríamos habernos hecho unas camisetas que dijeran: «No quería casarme con ella. Ni siquiera me gusta». Eso habría sido genial.—Maldita sea, Sakura, te he dicho que lo siento. Era joven y estúpido. ¿Acaso la absolución sólo funciona por un lado? Se supone que tengo que perdonar tu pésimo intento de contarme lo de Ryu cuando supiste que estabas embarazada. Ahí no te lo discuto, porque al menos lo intentaste, pero ¿lo mío es imperdonable? ¿Quieres probar tu teoría en público? ¿O ante el juez?Ella alzó una mano, como si fuera a pegarlo, pero él le agarró la muñeca. Ambos respiraban con dificultad y se miraban con fiereza. En la expresión de Sakura no había ni afecto ni pasión; él había pagado un precio muy alto por evitar que se marchara.—Ryu es mi hijo —le dijo Naruto soltándola—. Ya me he perdido gran parte de su infancia, y no estoy dispuesto a perderme más. Protejo lo que es mío.—Selectivamente —corrigió ella mientras iba hacia la puerta—. Protegerás lo que es tuyo selectivamente. No lo olvidemos.Se marchó y la puerta se cerró tras ella. Naruto se quedó en el vestíbulo con los puños apretados. Se sentía impotente y eso no hizo más que enfurecerlo más. Sakura lo volvía loco, más que cualquier otra mujer que conociera. Tenía la capacidad de sacar lo peor de él… y querer arreglarlo. Sin embargo, tenía que admitir que tal vez tuviera razón. La puerta de un despacho se abrió y Karin salió a la sala principal. Su hermana, se quedó mirándolo.—Yo que pasaba ilusamente a saludar a mi brillante hermano y hoy descubro que es un auténtico estúpido. Qué triste, ¿verdad?—Tenía que evitar que se marchara.—Lo comprendo, pero Naruto, había formas mucho mejores de hacerlo. Al menos deberías haberla advertido.—Iba a hacerlo.—Son unas palabras muy típicas —fue hacia él—. Yo era más pequeña que Sakura y tú, pero incluso yo oí habladurías sobre ella. La gente decía cosas terribles sobre su madre y daban por hecho que ella era igual. Creció con eso, cada día.Naruto no quería oír todo eso, no quería saber que tal vez hubiera ido demasiado lejos. —Me habría apartado de Ryu.—Entonces, ¿preferirías tener razón antes que ganar? Eres más listo que todo eso. Aquí hay demasiado en juego. Has convertido a Sakura en tu enemiga. ¿Es eso lo que quieres?—No sabía qué más hacer.—¿Qué ha pasado con eso de sentarse a hablar?—No es algo que Sakura y yo podamos hacer —la única noche que lo habían intentado, habían acabado haciendo el amor en la cocina. Y aunque le encantaría repetir la experiencia, con ello no conseguiría nada—. Esto soluciona el problema.—Si tú lo crees, es que eres más estúpido de lo que me parecías. ¿Sabes por lo que está pasando Sakura? Estar aquí de vuelta no debe de ser fácil. Ya sabes cómo es la gente, es el objetivo de muchas críticas. No tiene a nadie de su parte… bueno, sí, a Ino le cae bien, pero ¿es su amiga de verdad? Tú eres el padre de su hijo, debería poder confiar en ti y no puede. No me extraña que quiera marcharse. Tienes suerte de que no te haya dado una patada en tus partes. Yo lo habría hecho.—Yo también te quiero, hermanita —dijo él sarcásticamente.Karin le lanzó esa mirada lastimera que siempre lo incomodaba tanto. —No lo entiendes y por eso vas a salir perdiendo.—¿Qué es lo que no entiendo?—Sé lo que solía decirte papá. Todos oímos las charlas sobre lo que suponía ser un Uzumaki y cómo debíamos proteger el apellido de la familia. Tú lo oíste aún más porque eres el mayor. Habrías hecho lo que fuera por papá y renunciaste a tu vida para hacerte cargo del negocio cuando murió —le tocó un brazo—, pero papá se equivocaba, Naruto. Hay cosas más importantes que el apellido y la reputación. Hay gente a la que queremos y hay que hacerle caso a nuestro corazón.—No estoy enamorado de Sakura.—No, pero se suponía que antes sí lo estabas, y hacer lo correcto no significa hacerle daño a alguien que te importa.Sakura pasó la mañana llorando y la alternativa que tenía era romper cada plato de la casa como una forma de descargar su ira. Mientras que la teoría era genial, no estaba segura de que en la práctica eso fuera lo más inteligente, teniendo en cuenta que no sólo tendría que reemplazar todos los platos, sino que además sería ella la que tendría que recoger todo ese desastre. Mientras sollozaba en el jardín, hizo lo que pudo por ver la situación desde el punto de vista de Naruto, pero eso hizo que quisiera golpearlo con más fuerza. En lo que sí que coincidía con él… aunque no pensaba decírselo aún… era en que si esperaba que Naruto olvidara el pasado, entonces ella tendría que hacer lo mismo. Sí, había sido horrible con ella casi doce años antes, pero ella había sido peor. Había hecho un burdo intento de contarle lo del embarazo y después había desaparecido durante seis años. No era una decisión muy madura, exactamente. Pero, ¿una citación judicial?A las once ya estaba asada de calor, cubierta de sudor y preparada para olvidarse de la ira que la invadía y para entrar al frescor de la casa. Esperó hasta que los obreros se marcharon para almorzar y después se duchó rápidamente y trabajó hasta las tres. A continuación, reunió los ingredientes necesarios para hacer galletas, encendió el reproductor de música y bailó al ritmo de los Black Eyed Peas hasta que los niños llegaron a casa.—¡Maaaamá! —gritó Ryu al entrar en la cocina con Rin y Moegi. Parecía horrorizado y confuso—. ¿Qué estás haciendo?—Galletas. Ya he hecho unas de avena y ahora estoy con las de mantequilla de cacahuete.Ryu arrugó la nariz. —Me refiero a lo otro.—¿Al baile? —preguntó ella riéndose y subió el volumen—. ¡Es divertido!Agarró a Moegi de la mano y la niña comenzó a mover las caderas. Rin se sorprendió a sí misma poniéndose a dar vueltas y sacudiendo los brazos al ritmo de la música, y al momento Ryu se unió a ellas. Sakura les enseñó a bailar la conga y así fueron moviéndose por la planta baja hasta llegar al salón, donde se chocaron contra el sillón mientras cantaban la letra de la canción. Sakura se había soltado de la fila y dio una vuelta cuando terminó la canción, mientras que Moegi y Ryu se dejaron caer sobre el sillón riéndose. Rin se quedó en mitad de la sala con expresión de tristeza.—¿Qué pasa? —le preguntó su tía.—Mi madre solía bailar conmigo. Mi madre de verdad, no Konan. No la recuerdo mucho.—La recuerdas en tu corazón —dijo Sakura —. Y eso es lo importante.—Supongo.Moegi se levantó y suspiró. —Yo no la recuerdo nada.Sakura le acarició la mejilla. —No pasa nada. Estoy segura de que ella lo comprende y te quiere mucho.—¿Desde el cielo?Su tía asintió. No era el momento de tener una discusión sobre «la vida después de la muerte».—¿Lo prometes?—Sí. Te lo prometo. Pase lo que pase, tu mamá os quiere.Quería mirar a Ryu para ver si él también captaba el mensaje, pero centró su atención en la pequeña.—Papá nunca nos escribe —señaló Rin.Sakura no sabía qué decir. Nagato había prometido que lo haría; eran sus hijas.—¿Todavía nos quiere? —preguntó Moegi.—Sí — Sakura acercó a la niña hacia sí y alargó la mano hacia Rin—. Os quiere. Ahora mismo está pasando por mucho —¿qué había dicho? ¿Que era un hombre ocupado? No comprendía cómo había podido ignorar a sus hijas, pero ahora él no importaba tanto. Lo que importaba era hacer que sus hijas se sintieran mejor.—¿Podemos ir a verlo? —preguntó Rin aclarándose la voz—. Quiero verlo.—Os llevaré —respondió ella vacilante—, pero tenéis que estar preparadas. Vuestro padre está en la cárcel, no es como en las películas. Todo está mucho menos limpio e intimida un poco —además estaba el olor, pero decidió que no les contaría todos los detalles. Pronto lo descubrirían por ellas mismas—. No lo digo para que cambiéis de opinión, sino para advertiros de cómo es.—Quiero verlo —repitió Rin—. Moegi, si estás asustada, no tienes por qué venir.—Yo también quiero ver a papá —susurró ella.Sakura las abrazó. —Entonces iremos.Ella miró a Ryu, que estaba observándolo todo con los ojos como platos. Y era normal que hubiera reaccionado así porque su vida siempre había sido muy tranquila, con rutinas y todo muy predecible. Sí, cierto, en alguna ocasión lo había sacado del colegio para llevarlo a pasar el día a algún sitio de la ciudad, pero eso habían sido sorpresas agradables. Sin embargo, en la vida real no todo suceso inesperado entraba en esa categoría. La realidad llegaba en todas las formas y tamaños. Al final, el niño tenía dos padres que se preocupaban por él, aunque no se preocuparan el uno del otro. Naruto estaba dispuesto a formar parte de la vida de Ryu, y eso era un excelente comienzo. En cuanto a sus sobrinas, tendrían que tomarse las cosas con calma; no sabía si ver a su padre en la cárcel haría que quisieran marcharse de allí o quedarse, pero pasara lo que pasara, encontrarían un modo de formar una familia.En la cocina, el reloj del horno sonó. —¡Tenemos galletas! —anunció soltando a las chicas—. Voy a necesitar ayuda para probarlas. ¿Algún voluntario? Los tres gritaron que estaban dispuestos y juntos entraron en la cocina.Naruto quería ignorar el mensaje de voz de su madre pidiéndole que pasara por su casa esa noche, pero sabía que no sería una buena idea. Kushina no les pedía muchas cosas a sus hijos, así que cuando pedía algo, solían prestarle atención. Tenía la sensación de que sabía qué tema tratarían. Preferiría masticar cristal antes que hablar sobre su relación con Sakura, pero no veía un modo de evitarlo. A veces tener relaciones muy estrechas era un verdadero fastidio; si su madre y él estuvieran más distanciados, podría ignorarla sin problema, pero no lo estaban y el afecto que se tenían le exigía hacerle caso.Aparcó delante de la casa y entró. —¡Soy yo! —gritó.—Estoy en la cocina.Fue a la parte trasera de la casa y entró en la luminosa y despejada cocina. Su madre estaba junto a la encimera, sirviendo té en unos vasos altos llenos de hielo. Llevaba unos pantalones cortos y una camiseta rosa, estaba descalza y tenía música country puesta en la radio. Él se sentó en su silla habitual junto a la gran mesa que ocupaba el centro de la habitación.—¿Cómo va todo?—Bien. Genial —Kushina se acercó a su hijo con el vaso y se lo dejó delante —. He conocido a alguien. Se llama Tod. Tiene una compañía naviera y el viernes nos vamos a Las Vegas.Naruto se quedó mirándola mientras asimilaba esas palabras. —¿Qué?Los ojos de su madre brillaban de emoción. —Es maravilloso pensar que puedo enamorarme de nuevo a mi edad. Y el sexo… bueno, no entremos en eso, pero… es increíble.Naruto apenas podía hablar. —¿Has conocido a un tipo? ¿Y así, sin más, te marchas?—¡Claro que no! —dijo bruscamente y dándole una colleja—. Eso sería una estupidez y una irresponsabilidad por mi parte. Tengo la firme creencia de que con un idiota en la familia ya basta y ahora mismo ese idiota eres tú.Su madre agarró su vaso y se sentó delante de él. —¿No hay ningún Tod?—No hay ningún Tod. El único problema aquí es mi hijo, que está metiendo la pata hasta el fondo. Eso debes de haberlo sacado de tu padre.De pronto, el mundo pareció volver en sí y Naruto respiró hondo. —¿Te has enterado de lo de la citación judicial?—Sí, y si estuviera más cerca, volvería a pegarte. ¡Menuda estupidez! ¿Intentas espantar a Sakura?Él se frotó la nuca. —Creía que no te gustaba.—Soy ambivalente. Estoy furiosa por el tiempo que nos hemos perdido, pero puedo entenderla. No lo tuvo fácil cuando era pequeña y, como madre de una hija, lo lamento por ella. ¿Dónde estaba su madre? Esa chica sí que vivió unas circunstancias difíciles y ahora tú lo has empeorado todo. ¿En qué estabas pensando?—En que no quería que se fuera. Se va a marchar. Me dijo que iba a arreglar la casa y que después volverían a su casa. No podía volver a perderlo.—No lo entiendo. ¿Por qué iba Sakura a dejarte ver a Ryu, por qué iba a cooperar tanto, para luego amenazarte con llevárselo?—No me dijo exactamente que fuera a llevárselo. Dijo que ya pensaríamos en algo. Custodia. Horario de visitas…Su madre lo miró con incredulidad. —¿Estás diciéndome que Sakura estaba dispuesta a encontrar una solución y tú le has enviado una citación judicial? ¿Con qué fin?—¿Y si hubiera desaparecido otra vez? No habría tenido modo de encontrarla. No habría tenido modo de ver a Ryu.—¿Hay algo en el comportamiento que ha tenido que te dijera que podría desaparecer sin más? Ha sido perfectamente sincera y clara contigo. De acuerdo, no durante los primeros años, y sigo furiosa y dolida por ello, pero eso lo dejaremos de lado por el momento. Agarró su vaso de té helado y volvió a dejarlo sobre la mesa. —Desde que ha vuelto, se ha mostrado muy cooperante, ¿verdad? De verdad intentó contarte lo de Ryu hace cinco años y tienes una prueba escrita de ello. ¿Qué más necesitas?«Control», pensó él, sabiendo que eso no podía explicárselo a su madre. Ella no lo entendería y, si lo entendía, no lo aprobaría.—Lo solucionaremos —dijo Naruto.—¿Delante de un juez? Será muy agradable — Kushina sacudió la cabeza—. No lo entiendo. ¿Qué esperabas conseguir actuando así? ¿Llamar su atención?Él alzó la cabeza bruscamente. —No busco su atención.—¿Ah, no? Estuviste enamorado de ella una vez, ¿verdad?—Era un crío. Los dos lo éramos.—Yo tenía diecinueve años cuando conocí a tu padre. Ser joven no le quita valor al amor.—Bien. La amé —la había amado, pero había sido demasiado cretino para admitirlo. Para enfrentarse al pueblo y a sus amigos. Para admitir lo que sentía por ella en voz alta. No era un comportamiento del que estuviera orgulloso y si echaba la vista atrás, sabía que no había estado preparado para Sakura. Que no la había merecido. Había tenido una infancia normal y feliz; nunca le habían pedido nada y por eso no había tenido que demostrar nada. Por fuera, había parecido un niño bueno, pero por dentro había sido inmaduro y egoísta. Había hecho falta el accidente que había acabado con su carrera de futbolista para que comenzara el proceso de su madurez, pero ni siquiera eso había sido suficiente porque había vuelto a casa llorando y quejándose. Fue únicamente tras la muerte de su padre cuando se había visto obligado a ocuparse del negocio familiar y cuando había empezado a crecer.—No estaba preparado —dijo lentamente—. No, para lo que Sakura necesitaba. Si hubiera sabido que estaba embarazada, habría hecho lo correcto y me habría casado con ella, pero no creo que hubiera salido bien.—Podrías haberte sorprendido a ti mismo.—Eres mi madre. Tienes que pensar lo mejor de mí, aunque no fuera verdad.Karin y ella tenían razón, pensó. Enviarle la citación judicial a Sakura no había logrado más que alejarla. Tal vez había querido llamar su atención, pero de ser así, había elegido un modo asqueroso de hacerlo.—Necesita tener a alguien de su lado —le dijo Kushina—. Tú tienes a tu familia y al pueblo.—No a todo el mundo del pueblo —le aseguró recordando a la señora Chiyo.—Aun así, sales ganando. Si no tenemos cuidado, Sakura se sentirá abrumada y se marchará. Y, en serio, no estoy segura de que fuera a culparla por ello —su madre se detuvo—. Podría haberla apoyado más, haber sido más comprensiva. Debería haberlo sido. Quiero conocer a mi nieto y Sakura es la clave para que eso suceda.—No puedo retirar la citación —dijo él completamente seguro de que lo haría si pudiera. —Su madre tenía razón, estaba intentando demostrar algo.—Tal vez no puedas retirarla, pero yo puedo hacer un esfuerzo y lo haré. Sakura ha estado en esto sola demasiado tiempo. Sigo furiosa por haberme perdido los once primeros años de la vida de mi nieto, pero si no olvido eso, mis emociones afectarán todo lo demás. Y no de un buen modo. Además, Hinata tiene la culpa de los últimos cinco años. Todo es muy complicado —lo miró—. Supongo que seguirás siendo un idiota durante un tiempo.—Eso parece.Ella lo sorprendió sonriendo. —A veces me recuerdas mucho a tu padre. Él también era un idiota.—Y aun así lo querías.—Sí, pero puede que Sakura no sea tan lista como yo.
mariland- Clan Suzaku
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
y sigo diciéndolo naruto es un BAKA!!! como lo odio en estos momentos aunque creo que hay un motivo ulterior por el cual quiere retener a sakura y es que aunque no lo demuestre, ni se este dando cuenta con las acciones que hace el en verdad sigue amando a sakura el problema es que cuando lo reconozca puede ser muy tarde ya que con cada acción ejecutado por el motivo de conservar a su hijo esta marchitando el poco amor que ella aun siente hacía él espero pongas las continuaciones más pronto los dos fics están muuuy buenos.
aduzumaki- Sennin
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Wua ese naruto si que es un Gillopada....
si que es un #$%& pero...bueno en serio pienso que..
que el aun la ama o no?....
y por otro lado pobre Sakura si que esta furiosa.....
como quieren separarla de su HIJO....
y en verdad kushina si que en esa parte me callo bien...
Sakura esta sola, con el problema de su hermano y viene...Naruto con esto como que no....pero aun asi siempre les da una sonrisa a su Hijo y a sus sobrinas...
pero buneo espero la conti...conti...conti...
Saludos!!! besos y abrasos...
si que es un #$%& pero...bueno en serio pienso que..
que el aun la ama o no?....
y por otro lado pobre Sakura si que esta furiosa.....
como quieren separarla de su HIJO....
y en verdad kushina si que en esa parte me callo bien...
Sakura esta sola, con el problema de su hermano y viene...Naruto con esto como que no....pero aun asi siempre les da una sonrisa a su Hijo y a sus sobrinas...
pero buneo espero la conti...conti...conti...
Saludos!!! besos y abrasos...
Miu Misaki- Clan Seiryuu
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Capítulo 13
Involucrandonos
- Capitulo 13:
- Sakura nunca había participado en el comité de organización de eventos de un lugar, así que cuando Ino la llamó para invitarla, pensó que la tarde podría ser interesante. Su estancia en Konoha era temporal, pero la experiencia le vendría bien, aunque sólo fuera para incluirla en uno de sus libros. Un poco antes de las dos, entró en el ayuntamiento y encontró el camino hasta la sala de juntas. Cuando abrió la puerta, se sorprendió al ver un gran espacio abierto con tres docenas de sillas frente a una larga mesa y un podio. La mayoría de las sillas estaban ocupadas y tres mujeres hablaban en la cabecera de la mesa. Karin e Ino estaban entre ellas y le sonrieron. Sakura les devolvió la sonrisa y fue a buscar un asiento vacío. Tenía poco donde elegir. Había uno junto a una joven madre y su bebé; Sakura no la reconoció, así que no habrían ido juntas al instituto. Lo más seguro era que a esa mujer le dieran igual ella y su pasado. Había otras mujeres mayores sentadas juntas, pero tras los recientes comentarios, no estaba segura de querer correr el riesgo de un levantamiento potencial. Incapaz de encontrar un lugar seguro, se acomodó en la esquina trasera. Con suerte, la ignorarían.Una mujer sentada delante de ella se giró. —Hola. Soy Matsuri y me encantan tus libros.—Gracias.—Tu personaje principal es maravilloso. Parece muy real. Y gracias a Dios que no incluyes mucha sangre en los libros. Sé que la violencia forma parte de este género, pero algunos autores van demasiado lejos.—Me gusta escribir historias —dijo Sakura sabiendo que una respuesta neutral solía ser lo mejor. Lo cierto era que siempre le gustaba oír las opiniones de sus lectores, incluso cuando no estaba de acuerdo con ellos. Le importaba mucho su opinión y había hecho modificaciones en sus libros basándose en ellas.—Y a mí me gusta leerlas —repitió Matsuri antes de sonreír y darse la vuelta.Ino fue hasta el podio y dio por iniciada la reunión. —Estamos planeando el festival del libro. Gracias a todos por venir esta tarde. Va a ser el mejor programa que hayamos tenido nunca y eso implica que vamos a necesitar muchos voluntarios. Ya lo veremos más tarde, así que ahora dejad que os presente el programa.Una pantalla se desenrolló detrás de ella. Pulsó unas teclas de su portátil y apareció un gran póster dando las fechas del festival anual del libro de Konoha. El borde estaba lleno de fotografías de autores y libros. Sakura se sintió aliviada al ver que era una más entre tantos otros, no como el otro que le había enseñado Karin hacía unos días.—Lo haremos en el parque. Dado que este año nos visitarán autores conocidos, esperamos más público del habitual.—Es verdad —dijo alguien—. Está esa escritora de misterio de la que todo el mundo habla. ¿Cómo se llama?Se oyeron carcajadas por toda la sala. Incluso Sakura se rió.—No me acuerdo —dijo ella en voz alta—, pero he oído que tiene carácter, así que cuidado con ella.Una mujer se levantó y saludó a Sakura.—Este año he publicado un nuevo libro de costura y seguro que mis fans abarrotarán el parque, así que estate preparada.—Estoy deseando conocerlas —respondió Sakura.Ino la miró y dijo: —Creo que nuestra autora súper ventas puede enfrentarse a la competencia.Ino repasó la lista de autores y, según lo prometido, la mayoría eran locales y sus libros trataban de artesanía y labores, de bricolaje, de cómo cocinar con las cosas que podías encontrarte en el suelo del bosque. También se mencionó a un autor que escribía leyendas indias. El libro parecía interesante, pero cuando preguntarón por el nombre del autor, la otra mujer dijo que nadie lo había visto en el pueblo porque vivía en las montañas.—Hay muchos rumores —admitió Matsuri—. Verlo es como ver una estrella fugaz. He oído todo tipo de cosas, desde que es un hombre de cien años y antiguo explorador a que es joven, guapísimo y muy rico — bajó la voz—. Personalmente, a mí me gusta la segunda opción.Sakura pensó que lo del viejo explorador sonaba más intrigante. Tendría que buscar al misterioso autor en la firma. A pesar de todo, Sakura estaba deseando que llegara el festival. Sus firmas solían ser en grandes tiendas, muy organizadas y predecibles, con guardias de seguridad y lectores a los que se mantenía a cierta distancia. Esto parecía más divertido. Le gustaba la idea de formar parte de una comunidad de escritores. Había días en los que pensar en una nueva forma de servirle el pollo a Ryu le parecía imposible, así que cocinarle a alguien con lo que se podía encontrar en el suelo del bosque le parecía impresionante. Ino repasó el resto del programa, las distintas opciones de voluntariado y abrió la ronda de preguntas. El único hombre de la reunión señaló que aunque en el pueblo hubiera más mujeres que hombres, no era justo ocupar todos los baños de caballeros cada vez que había un festival. Los hombres también tenían necesidades. Ino prometió ocuparse del problema.—¿Algo más?La joven madre con el bebé se levantó. —Estoy segura de que no estaréis de acuerdo conmigo, pero tengo que decir que estoy harta de tener a esa mujer aquí —señaló a Sakura —. Lo que le ha hecho a Naruto es vergonzoso y más teniendo en cuenta que perdió a Hinata y a su bebé —los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas—. Hinata era una chica muy dulce y ahora la gente está diciendo cosas terribles sobre ella —miró a Sakura—. No me creo nada.La habitación se quedó en silencio cuando todo el mundo se giró para mirar a Sakura. Ella estaba sentada en su silla, avergonzada, furiosa y decidida a no sonrojarse. Se le hacía imposible pronunciar palabra, y mucho menos, las palabras adecuadas. ¿Qué tenía que decir?—Vamos a centrarnos en el tema —les recordó Ino—. Estamos aquí para hablar sobre el festival del libro —miró a la joven madre—. Kurenai, sé que Hinata era amiga tuya, pero no es ni el momento ni el lugar de tener esta conversación. ¿Podemos dejarlo aquí, por favor?Sakura agradeció el apoyo, aunque aún sentía el estómago revuelto. Después, la mujer que había al lado de Matsuri se levantó. —Kurenai, a ver si te enteras. Sakura no hizo nada malo. Era una niña con muchos problemas —la mujer mayor se aclaró la voz y miró a Sakura —. Sabía que tu madre bebía y que había hombres que entraban y salían. Muchos lo sabíamos y ninguno hicimos nada para protegerte. Deberíamos haberlo hecho. No eras más que una niña. La mujer respiró hondo. —Lo siento, por lo que me toca. He donado dinero a tu beca y desde entonces he cambiado mi manera de actuar, pero eso no me disculpa por haberte dado la espalda mientras crecías.Otras mujeres asintieron. Kurenai parecía furiosa. —Eso no es excusa para lo que le hizo a Naruto.—Tal vez si pasaras más tiempo cuidando de tu propia familia, no tendrías tiempo para preocuparte por algo que pasó hace tanto tiempo. Después de todo, tu marido se pasa muchas noches en el bar flirteando con cierta camarera. Varias personas contuvieron el aliento, Kurenai se puso roja e Ino agarró el micrófono.—Por favor, esto se nos está yendo de las manos. Está claro que tenemos que hablar de esto en otro momento…La puerta se abrió de pronto y una mujer mayor entró. Sakura tardó un momento en reconocerla. Era Temari; se la veía pálida y estaba claro que había pasado algo malo. Ino la miró. —Es Anko, ¿verdad? —preguntó ella en voz baja.Asintió y alargó los brazos. Ino fue hacia ella y se echó a llorar. Sakura las miró, incapaz de creer lo que acababa de oír. Anko no podía estar muerta. La había visto hacía unas semanas, caminando y hablando y… Los ojos se le llenaron de lágrimas. Sakura recordó a la guapa y simpática chica del instituto que la había animado a seguir escribiendo. —Oh, Anko —susurró—. Es demasiado pronto.Casi todo el mundo comenzó a hablar, otros lloraban. Sakura se levantó y se marchó sin que los demás se dieran cuenta. Al llegar a casa, pensó en Anko, en el pueblo y en cómo había cambiado su vida para siempre. Podía marcharse y jurar que jamás volvería, pero Konoha le había dejado huella. Una que nada podría borrar. Allí había gente horrible, pero también había buena gente. Gente como Anko, que podía cambiar la vida de alguien con unas pocas palabras.El juzgado de familia se encontraba en los tribunales del condado, lejos del centro del pueblo, algo que hizo la experiencia más soportable. Eso fue lo que Sakura pensó al entrar en el viejo edificio. En la impresionante entrada había murales, de esos pintados en los años cuarenta y que representaban escenas de granjeros y leñadores. Estaban colgados a varios metros de altura y los trazos del pincel y los colores seguían vivos después de tantos años. Sakura vio a Naruto esperando junto a los ascensores. Llevaba un traje oscuro y una camisa blanca, un atuendo muy diferente a sus habituales vaqueros y botas. Le sentaba bien el aspecto profesional… aunque un hombre de su altura y con sus músculos no podía estar mal con nada. Se acercaron. Ella se puso recta y agradeció llevar tacones porque eso significaba que no tendría que alzar la mirada para mirarlo a los ojos.—¿No traes abogado?—Vamos a ver a la jueza en su despacho —dijo Sakura—. Es una reunión informal. El abogado con el que contacté me sugirió que intentáramos llevar esto de un modo amistoso todo lo que pudiéramos.—Con la jueza —dijo él—. No conmigo.—Yo no soy la que empezó esto.Él se metió las manos en los bolsillos. —No quería que te marcharas.Era algo que ella podía comprender. A pesar de decir que podía ver a Ryu siempre que quisiera, comprendía el miedo de Naruto a perder lo único que le importaba. —Deberías haber hablado conmigo antes de hacer todo esto —le dijo.—Me lo debías, Sakura.—Tal vez, pero no has elegido la mejor forma de que te lo pague.—Tengo que saber que no voy a perder a mi hijo.—¿Qué he hecho para que no confíes en mí?—No me lo dijiste desde el principio.Así que, una vez más, volvían al mismo tema, los dos tristes y enfadados. Lo mismo, las mismas palabras, los mismos sentimientos. Estaban atrapados y ella no sabía cómo cambiar las cosas. Fueron hasta la sala de espera y llamaron a la puerta del despacho de la jueza. La jueza Mei Terumi era una mujer esbelta con el pelo rojizo y un cuerpo curvelino. Estaba sentada detrás de una gran mesa y recostada en su silla de piel. Les indicó que se sentaran delante de ella y respiró hondo.—Estas negociaciones me aburren —comenzó a decir irritada—. Están haciéndome perder el tiempo. Son dos personas inteligentes que se tomaron la molestia de crear un niño y ahora, cuando el niño tiene once años, ¿de pronto tengo que ocuparme de esto?Sakura tuvo que apretar los labios para evitar que la boca se le abriera de par en par. No se había esperado nada parecido.—Su Señoría —respondió Naruto—, se dan unas circunstancias extraordinarias.—Siempre las hay —dijo ella antes de ponerse las gafas y abrir un archivo —. A ver, sorpréndanme.Naruto le explicó breve, pero detalladamente, cómo Ryu había entrado en su vida. La jueza Terumi frunció el ceño.—¿Su esposa le ocultó información sobre su hijo?Naruto asintió. —¿Dónde está ahora?—Murió hace unos años.La jueza respiró hondo. —Lamento la pérdida. Ahora que ha vuelto al pueblo, señorita Haruno, tengo entendido que está cuidando de las dos hijas de su hermano mientras que él está en la cárcel. ¿Es eso correcto?Sakura asintió, impactada por segunda vez en un momento. —Sí, Su Señoría.—No esté tan sorprendida. Hago mis deberes. Lo que está haciendo con ellas es admirable. He oído que tiene pensado llevárselas a Iwagakure. ¿Qué les parece a las niñas?—No les hace mucha gracia la decisión.—Son adolescentes. Nada les hará gracia —agarró la carpeta y miró a Naruto por encima de sus gafas—. Esto no es lo más inteligente que ha podido hacer usted.—Estoy empezando a darme cuenta.—Pero ya está hecho. El colegio empieza el martes siguiente al Día del Trabajo. Tienen entre hoy y el viernes previo a esa festividad para dar con un plan razonable. Me lo presentarán a las nueve de la mañana. Si me gusta, entonces todo estará bien. Si no… La mujer sonrió con tensión. —Confíen en mí. Querrán que me guste —la sonrisa se desvaneció—. Sin embargo, si no se les ocurre un plan, entonces los meteré a los dos en la cárcel y les pondré una multa de quinientos dólares al día hasta que lo hagan. Cada uno. Eso cubrirá las costas de meter a tres niños más en nuestro abarrotado sistema de adopciones. ¿Me he explicado bien?Sakura asintió y al momento ya estaba de pie en el pasillo sintiéndose como si acabara de escapar de una zona de guerra.—¡Por Dios! —exclamó Naruto mientras se pasaba la mano por el pelo—. Eso no me lo esperaba.—Vamos a tener que pensar en algo —insistió Sakura mirando a la puerta—. Aunque estoy segura de que no te alegra pagar quinientos dólares al día, yo al menos puedo trabajar desde la cárcel. Tú lo has provocado, Naruto, y ahora los dos estamos metidos en esto.—Hice lo que tenía que hacer.¿Qué había pasado con el hombre divertido y amable del que se había enamorado? ¿Se había ido para siempre? ¿O tal vez esa persona no había sido más que una ilusión?—No puedo volver a perder a Ryu.—No lo harás —dijo ella, su frustración bullía en su interior—. ¿Cuántas veces voy a tener que decírtelo hasta que te lo creas…? —y entonces cayó en la cuenta—. Claro —susurró—. No puedes creerme porque si soy razonable, si de verdad quiero que conozcas a tu hijo, entonces yo no quedo como la mala. Y puede que parte de la razón por la que no lo conozcas ahora sea por las elecciones que has hecho.Estaba pensando en cómo la había traicionado, pero la tirantez en la expresión de Naruto la advirtió de que él estaba pensando en otra cosa.—No metas a Hinata en esto.—No estaba hablando de ella.—La culpas a ella.—No tanto como tú.—Yo no la culpo. Era mi mujer.Pero hubo algo en el modo en que Naruto pronunció esas palabras que le hizo pensar que se le escapaba algo, que había algún secreto. Antes de poder decidir si debía pegarlo o salir corriendo, él la sorprendió acariciándole la mejilla con el dorso de la mano.—Lo siento. Es un tema muy delicado.—Eso veo.Se quedaron mirándose; mirarlo a los ojos era un poco parecido a mirar al sol. Si lo hacías mucho rato, había consecuencias permanentes.—No quiero discutir contigo —le dijo él—. Tienes razón. Tenemos que pensar en un plan.Esa cálida caricia hizo que Sakura quisiera apoyarse contra él. —Como si ahora fuera a confiar en ti.—No quiero hacerte daño, Sakura.Ella desvió la mirada. —¿Qué quieres?Él bajó la mano. —Quiero volver atrás. Quiero estar ahí cuando Ryu nazca y verlo crecer.Hubo sinceridad en su expresión y angustia en su tono de voz. A Sakura se le encogió el pecho. —Yo también lo siento. Lo siento más de lo que puedo expresar.—Lo sé. Demasiadas pocas palabras que no significaban mucho, pero que en esa ocasión, pronunciadas por él, eran un mundo. —Podemos hacer que esto funcione —repitió ella—. Quiero que Ryu y tú paséis todo el tiempo posible juntos.—Será difícil si vivís lejos de mi.Sakura quiso decirle que, si tan importante le parecía todo, él podría mudarse y dirigir su negocio desde allí, pero sólo ella sabía que eso no era posible. Que la mayoría de la gente pensaría que era ella la que tenía que ceder y cambiar su vida para volver a Konoha porque era lo mejor para todos. Para todos, menos para ella.—Tengo que volver. Tengo que trabajar antes de que los niños vuelvan del campamento.Fueron juntos hasta el aparcamiento. Sakura intentó pensar en algo que decir, pero no se le ocurrió nada y, cuando sacó las llaves de su pequeño todoterreno, Naruto le agarró el brazo y allí mismo, en mitad de la tarde de un jueves, en un aparcamiento descubierto, la besó. Su boca reclamó la suya con una mezcla de deseo, rabia y determinación y ella, en lugar de apartarse, se apoyó contra él para devolverle el beso con la misma pasión y dejando que las emociones fluyeran a través de su cuerpo. Él la rodeó por la cintura y posó la mano que tenía libre sobre su hombro. Durante un momento, no hubo nada más que el calor del sol y del hombre que la abrazaba. Hubo deseo y promesas y en ese espacio de tiempo, todo fue posible. Pero entonces la cordura volvió en forma de una bocina, del sonido del tráfico y de la realidad que les decía que el problema que tenían era más grande que un beso. Naruto la soltó y ella dio un paso atrás. Sin decir una palabra, cada uno se subió en su coche y se marcharon. Sakura llegó a casa sabiendo que si no fuera porque estaba esperando a que tres niños entraran por la puerta durante la siguiente hora, se serviría un gran vaso de vino. Se puso unos vaqueros y una camiseta y se medicó con Coca Cola light y dos galletas de mantequilla de cacahuete. Apenas había dado el primer mordisco cuando alguien llamó a la puerta. Dudó antes de responder. En ese pueblo las visitas inesperadas no solían ser de las buenas y su teoría quedó demostrada cuando en la puerta se encontró a la madre de Naruto ofreciéndole una bandeja cubierta.—Macarrones con queso. Era el plato favorito de Naruto cuando era pequeño. Bueno, en realidad era el plato favorito de todos mis hijos. ¿Qué les pasa a los niños con la pasta y el queso?Kushina parecía agradable y esperanzada y, una vez más, Sakura deseó tener cerca una copa de vino o un margarita. Dio un pasó atrás para dejar pasar a la mujer.—Querrás poner esto en la nevera. Sólo hay que calentarlo.—Gracias —dijo Sakura entrando en la cocina con la bandeja—. ¿Le apetece tomar algo?—No, estoy bien. ¿Estabas trabajando? ¿Te interrumpo?—Hoy he estado ocupándome de otras cosas — dijo Sakura preguntándose si debía mencionar o no la visita a la jueza o dejar que se lo contara Naruto. No estaba segura del motivo por el que Kushina había pasado por casa, pero de algún modo, el reparto de comida parecía más una excusa que un plan.—¿Tienes fecha límite de entrega?—Sí, normalmente voy bien de tiempo, pero este verano ha sido todo un reto.—Has tenido que ocuparte de mucho.¿Era eso comprensión? ¿Podía fiarse? —Hay circunstancias que son únicas.Kushina se apoyó contra la encimera. —Sé lo de la citación y lamento que mi hijo haya sido un idiota. Espero que todo haya ido bien con la jueza.Así que su madre ya lo sabía. ¿Por eso se había pasado por casa? Pero, ¿por qué no esperar a que su hijo se lo contara? —La hemos visto esta tarde. Ha sido interesante —le explicó que tenían hasta final del verano para pensar en un plan.—¿Sabes qué vais a decidir?—Aún no. Sé lo que quiere Naruto —dijo Sakura con tono desafiante porque eso sería lo que Kushina también quería.—Siento lo que ha pasado —le dijo la mujer—. Siento que hayas tenido que criar a un hijo tú sola. Recuerdo cuando estaba embarazada de Naruto; estaba aterrorizada. Y tú eras más joven que yo y estabas sola. No pudo ser fácil.Sakura se obligó a relajarse. Fue hacia la mesa de la cocina, retiró una silla y esperó a que Kushina hiciera lo mismo antes de sentarse. —Pasé momentos difíciles —dijo—, pero por suerte encontré un albergue para chicas embarazadas. Fue agradable no estar completamente sola. Veía a un médico que me recetaba la comida y las vitaminas que debía tomar.—Ojalá lo hubiéramos sabido. Ojalá hubieras acudido a mí.Sakura la miró. —Agradezco lo que está diciendo, pero eso jamás habría pasado —a ella no se le habría ocurrido hacerlo y, menos, después de que Naruto la hubiera rechazado en público.—Lo entiendo. Ojalá hubiera sabido que estabais juntos. Tal vez entonces yo me habría asegurado de cómo estabas.En lugar de decir algo que pudiera lamentar, Sakura apretó los labios y asintió. —Sabía lo que decían de ti y siempre me sentí muy mal por ello. Ojalá tu madre te hubiera protegido más.—Ella era el verdadero problema. Yo no hacía esas cosas. Yo no era esa clase de chica, pero a nadie le importó mirar más allá de los rumores. Bueno, excepto Naruto, aunque tampoco lo hizo demasiado.Kushina frunció el ceño. —¿Qué quieres decir?—No importa. Pasó hace mucho tiempo.—A mí sí me importa —se inclinó hacia ella—. ¿Por qué te marchaste la primera vez?Sakura no quería ser muy precisa, después de todo se trataba del hijo de esa mujer. —Discutimos.—No creo que ésa fuera la única razón.—Debería preguntárselo a él.—Te lo estoy preguntando a ti —Kushina le sonrió—. No me hagas usar mi voz de «madre mala». Tengo hijos y mucha práctica.Bien. Si la mujer quería saberlo, ella se lo contaría. —Naruto y yo llevábamos saliendo dos meses y él no quería que lo supiera nadie. A pesar de lo mucho que me decía que me quería, creo que estaba un poco avergonzado de mi reputación. Iba a reunirme con él en la facultad, donde nadie me conocería. Íbamos a estar juntos. Yo lo amaba. Fue mi primer novio, mi primer beso, mi primera… —se aclaró la voz—. Ya sabe…—Me lo imagino. ¿Qué pasó después?—Yo estaba trabajando en la cafetería y Naruto estaba allí con sus amigos, como siempre. A mí me parecía muy romántico que nadie lo supiera, era nuestro secreto —saber que Naruto la amaba la hacía sentirse especial—. Garaa mencionó que nos habían visto juntos y todos los amigos de Naruto empezaron a burlarse y le preguntaron si estaba «acostándose» conmigo —entrelazó los dedos, decidida a no recordar demasiado—. Él dijo que apenas sabía quién era yo y que jamás estaría interesado en alguien como yo.—Oh, Sakura, ¡cuánto lo siento!Ella se encogió de hombros. —Me sentí humillada y dolida. Pude sentir cómo se me partió el corazón. Le tiré un batido por la cabeza y me fui. Ésa fue la última vez que hablamos. Cuando descubrí que estaba embarazada, volví para contárselo y lo encontré en la cama con otra chica.—Oh, Dios mío —Kushina le acarició el brazo—. Eso es terrible. No sé qué decir.—No pasa nada.—No, claro que pasa —Kushina sacudió la cabeza—. Todo es por culpa de Minato y esa maldita idea de que somos los Uzumaki, la familia que fundó Konoha —parecía frustrada—. La reputación lo es todo. «Actuad bien, comportaos bien». Pero las emociones no importaban. Kushina suspiró. —Quise a mi marido desde el momento en que lo vi, pero no era una persona fácil y le inculcó todas sus ideas a Naruto.A Sakura no le sorprendió. —Era el mayor.—Exacto.—Estar con alguien como yo iba en contra de todo lo que su padre le había dicho. Lo entiendo — habló como si no le doliera y esperó que la otra mujer no pudiera ver la verdad.—Para Minato, el mundo era blanco y negro, pero la realidad es mucho más gris. No creo que Naruto fuera lo suficientemente maduro para verlo.Kushina sonó sincera y Sakura lo agradeció, pero también la hizo sentirse incómoda. —Estoy bien. El pasado es el pasado. Ryu y yo hemos estado bien. Lo he cuidado bien.—Eso no lo dudo —le aseguró Kushina—, pero mientras has estado ocupada cuidando de tu hijo, ¿quién ha cuidado de ti?—No necesito que nadie cuide de mí.Kushina sonrió con delicadeza. — Sakura, todos necesitamos a alguien y ahora nos tienes a nosotros. Espero que nos aceptes a mis hijos y a mí en tu familia. Ahora eres parte de nosotros.Kushina era la abuela de Ryu; él tenía tíos y tías, así que por mucho que quisiera correr, estaba vinculada a esa gente para siempre y ahora mismo no podía saber si eso era bueno o malo.
mariland- Clan Suzaku
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
por fin kushina comprendió que sakura sufrió mucho creo que esto a generado comprensión en ella, creo que va a ser un factor influyente el de kushina y karin para que se de la relación entre ellos y aunque no lo admitan esos arranques de pasión que tienen es porque se sienten atraídos el uno por el otro pero ellos intentan negarse lo, bueno sera esperar el arreglo al que lleguen espero por la continuación señorita mariland.
aduzumaki- Sennin
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Capitulo 14
Momento en Familia
- Capitulo 14:
- Capitulo 14
Sakura había hecho todo lo posible por preparar a las hijas de Nagato para la realidad de ver a su padre en la cárcel, pero las palabras no podían describir cómo fue aquella experiencia. Rin y Moegi no sólo tuvieron que dejar sus móviles en el coche, sino que a Moegi no la dejaron entrar masticando chicle. Había tenido que decirles a las niñas que no llevaran camisetas ni pantalones de color azul vaquero porque a los visitantes se les prohibía vestir ese color. Era el que llevaban los presos. Tuvieron que asegurarse de que sus camisetas tenían manga y que pasarían por un detector de metales antes de poder ver a su padre. La alegría que habían llevado durante el camino se había desvanecido según se acercaban a la cárcel y había desaparecido por completo cuando se detuvieron frente al edificio. Sakura lo comprendía. Siguieron a los demás visitantes hasta un patio abierto y allí encontraron a Nagato emocionado y nervioso.—Habéis venido —dijo al verlas.Moegi corrió hacia su padre y él la abrazó, pero Rin se quedó atrás.—No pasa nada —le dijo Sakura.Rin sacudió la cabeza. —Sí que pasa —susurró—. No va a salir de aquí, ¿verdad?A Sakura se le hizo un nudo en la garganta. —Pasará un tiempo.—¿Cómo ha podido hacer esto? ¿Cómo ha podido abandonarnos?Sakura no sabía qué decir. —Sigue siendo vuestro padre —logró murmurar—. Aún os quiere.Rin tragó saliva. —Querernos no será suficiente. Se acercó a su padre lentamente y lo abrazó.Los tres se sentaron en una mesa de picnic y Sakura se quedó a un lado al querer dejarles intimidad. Se sentó sola y leyó un libro que se había llevado mientras intentaba ignorar la gente que la rodeaba; había grupos a los que se veía felices, pero otros estaban callados, marcados por el llanto y el obvio dolor. Alrededor de una hora después, Roy se sentó a su lado.—Me han dicho que estás arreglando la casa — dijo él evitando su mirada—. Gracias. Ya tengo los papeles del abogado. Los he firmado y se los he devuelto. Ella asintió. La casa se pondría a nombre de las niñas.—Cuando esté terminada, hablaré con un agente inmobiliario otra vez y veremos qué es mejor, si venderla e invertir el dinero o conservarla y alquilarla.Nagato asintió. —Haz lo que creas que es mejor. Tú siempre has sido la inteligente de la familia.—De un modo u otro tendrán dinero para su futuro.No lo necesitarían para la universidad, ya que si alguna de sus sobrinas quería estudiar, ella misma correría con los gastos. Pensó en decírselo a Nagato, pero tampoco quería que pareciera que estaba presumiendo. La situación ya era bastante incómoda.—También he firmado ese otro papel —le dijo a su hermana mirándola por primera vez—, ése para hacerte su tutora legal. Les he dicho que tienen que hacer lo que les digas. Rin está enfadada porque quieres que se muden y le he dicho que era lo mejor.—Dudo que te haya creído.—Se le pasará. No es más que una niña. Estaba pensando que tal vez no deberías traerlas a verme otra vez. Es demasiado duro para ellas.—¿Vas a escribirles?—Claro, claro.—Querrán saber de ti. Eres su padre.—Lo sé. He dicho que escribiré.—De acuerdo —murmuró ella—. Me aseguraré de que ellas también te escriben y te contaré cómo están.—Gracias, Sakura.—No hay de qué.Nagato volvió con sus hijas y, unos minutos después, las chicas se acercaron a ella. Tenían lágrimas en los ojos. Moegy intentó sonreír, pero no lo logró. Rin, igual que su padre, no la miraron.—¿Listas para irnos? —preguntó Sakura.Moegi asintió y volvieron al coche. La tarde era cálida y el cielo de un azul despejado. Encendió el aire acondicionado y se pusieron en marcha.—Papá dice que ahora eres nuestra tutora legal — comentó Rin mientras miraba por la ventanilla.—Lo soy — Sakura se aferró al volante—. No es que él no os quiera, pero esto facilita las cosas. Así, si por ejemplo tenéis que ir al médico, yo puedo firmar los documentos.—O hacer que nos mudemos —dijo Rin con amargura—. No eres nuestra madre.—No intento serlo —les explicó, negándose a tomarse el ataque de modo personal.—¿No podemos quedarnos? —preguntó Moegi desde el asiento trasero.—No —le dijo Rin—. No podemos. La tía Sakura va a obligarnos a mudarnos y no podemos detenerla. Si nos escapamos, la policía nos encontrará y nos traerá de vuelta. Puede hacer lo que quiera, incluso meternos en un hogar de adopción.—Rin, ¡ya es suficiente! —dijo bruscamente—. Puedes enfadarte conmigo, si quieres, pero no la tomes con Moegi. Nadie va a entrar en un hogar de adopción y lo sabes. Puede que no te guste la idea de mudarte, pero en las pocas semanas que hace que me conoces, he hecho lo que he podido por cuidar de vosotras.—Tal vez puedas obligarnos a mudarnos, pero jamás te perdonaré. Te odiaré para siempre.—Pues es algo con lo que las dos tendremos que vivir —le dijo Sakura.Miró por el retrovisor y vio a Moegi llorando. Rin tenía la cabeza girada, así que Sakura no podía saber cómo de enfadada estaba. No había nada en esa situación que fuera fácil, pensó con tristeza. Nada era como tenía que ser. Nadie dijo nada. Al cabo de unos minutos, encendió la radio y un rato después, las lágrimas de Moegi se detuvieron. Rin no se movía. Cuando por fin llegaron a Konoha, Sakura se sintió aliviada de estar allí. Condujo directamente hasta casa y apenas había aparcado cuando Rin bajó del coche y Moegi siguió a su hermana. Sakura salió más despacio y se detuvo en seco al ver a Naruto en el porche. Había pasado la mañana con Ryu y seguro que quería quejarse por algo o humillarla. Estaba demasiado cansada para otra pelea, pero decirle eso era como aceptar una derrota, una debilidad.—Veo que las cosas no han ido muy bien —dijo mientras se acercaba a ella.—Saber que su padre está en la cárcel y verlo allí son dos cosas distintas. Están abatidas.Él era alto y guapo y el hecho de que ella se fijara en ello hacía que quisiera dar patadas al suelo en señal de frustración. ¿Por qué tenía que ser el único hombre del mundo capaz de ganarla con una simple mirada?—La han tomado contigo —le aseguró él.—Soy un objetivo fácil.Cuando Naruto alargó la mano para tocarla, ella pensó en dar un paso atrás, pero aguantó. Él le colocó un mechón de pelo detrás de la oreja. El suave roce de sus dedos contra su piel hizo que sintiera una calidez por dentro y que se viera más fuerte. Era una locura. Tal vez Naruto no era su enemigo, pero tampoco era su amigo.—Vamos a montar.—¿Qué?—Vamos a alquilar unas bicis. Para todos. Salir de casa hará que Rin y Moegi se sientan mejor y así no tendrás que estar con ellas a solas.—Me pone nerviosa que seas tan simpático.—Supongo que debería ser simpático con más frecuencia para que te acostumbraras.—No creo que sea probable. No creo que puedas ser simpático.Esbozó una lenta y sexy sonrisa. —Pruébame.Eso le gustaría a ella, aunque la convirtiera en la tonta del pueblo. —Creo que un paseo en bici será más seguro.Media hora después, tenían las bicis y estaban rodeando el lago donde la luz del sol resplandecía sobre el agua llena de barquitas. Había familias sentadas en el césped y bajo los árboles, y al otro lado del carril bici, unos adolescentes jugaban al Frisbee. Naruto se quedó atrás, asegurándose de que Rin y Meoegi estaban bien y cómodas. Rin avanzaba cerca de Sakura charlando tranquilamente. Moegi iba delante, muy tensa, estaba claro que estaba furiosa. Ryu estaba al otro lado de su madre y Naruto vio a su hijo serpenteando por el camino. De vez en cuando levantaba las manos del manillar para que su madre lo mirara, después sonreía y volvía a posar las manos. Cuando una familia que también iba en bici se cruzó con ellos, todos se echaron a un lado. Rin se tambaleó un poco y tuvo que apoyar los pies en el suelo. Naruto fue hasta ella y le dijo:—Ha pasado mucho tiempo, ¿eh? Pronto volverás a montar con facilidad.—Montar en bici es para niños.—¿Has oído hablar del Tour de Francia?—Eso es una carrera grande.—Así es. ¿Sabes quién monta? Ella volteó los ojos.—¡Pues claro! Chavales y gente rara.Naruto contuvo una carcajada. Estaban detrás de Sakura y los niños y bajó la voz. —¿Con quién estás enfadada de verdad? ¿Con tu padre por estar en la cárcel o con tu tía por querer volver a Iwagankure?—Estoy enfadada con Sakura.—No me lo creo.Ella lo miró con lágrimas en los ojos. —Tú no sabes nada.—Sé un poco. Sé que esto es duro. Sé que eres la persona más valiente que conozco por haberte ocupado de tu hermana así, y sé que Sakura lo ha dejado todo por venir aquí en cuanto recibió tu email.—Puede —dijo ella con la voz entrecortada—. Pero no quiero irme de aquí y ella va a obligarme.Él no podía ser neutral en ese tema porque tampoco quería que Sakura se fuera, pero sabía que ésa era una buena oportunidad para apoyar a Sakura y demostrarle que no era tan malo.—Así que os va a alejar de vuestros amigos y no os va a dejar volver nunca más, ¿eh? Vaya, menudo rollo.Rin lo miró. —Dijo que podría seguir viendo a mis amigos los fines de semana que Ryu esté contigo. Y que tendré mi teléfono móvil. —Él no dijo nada. La niña suspiró. —No será lo mismo.—Pero eso forma parte del crecimiento. Las cosas cambian.—Pero yo no quiero esto.—Eso también pasa.Había muchas cosas que él no quería. No quería haberse perdido los once primeros años de su hijo, pero por mucho que gritara o se quejara por ello, nada cambiaría esa situación. —A veces hay que aceptar las cosas como son — dijo tanto para Rin como para él—. Puedes hacer que sea un proceso fácil o difícil. La decisión depende de ti.—Tal vez no quiero crecer.—¿Después de todo por lo que has pasado? — sonrió—. Lo siento, Rin, pero ya está pasando y vas a convertirte en una muchacha genial.—¿Podemos comer un helado? —preguntó Ryu mirando a Naruto.—Creo que es una buena idea —dijo Sakura—. Algo bañado en chocolate estaría muy bien.A su lado, Moegi se rió. —Te gusta mucho el chocolate.—Sí. Es muy de chicas.—El helado es para todo el mundo —dijo Naruto y girándose hacia Rin, añadió—: ¿Estás bien? Ella asintió.Quince minutos después, todos estaban tirados en la hierba, a la sombra y comiendo helado. Moegi estaba cerca de Sakura, como Ryu. Rin estaba sola a unos metros y Naruto estaba deseando que Sakura estuviera apoyada contra él… Porque estar enfadado no significaba que hubiera dejado de desearla. Siempre había sido así, se recordó. Fue el primer día de su último año de instituto. Iba caminando por el pasillo cuando se había topado con Sakura. Ella tenía esa mirada de timidez y miedo que le dijo que no estaba preparada para el paso de curso. Incluso entonces la vio preciosa, alta, esbelta y con curvas en los lugares adecuados. Había algo en el modo que caminaba, en su pose, una especie de precaución, como si pudieras mirarla pero no tocarla. No establecía contacto visual con nadie. Uno de los amigos de Naruto le había dado un codazo.—¿Ves a esa chica de ahí? Es Sakura Haruno. He oído que es tan ligera como su madre. Espero que sea verdad.Naruto no sabía qué era lo que había generado los rumores sobre Sakura, tal vez las chicas de clase tenían envidia por lo preciosa que era o tal vez los chicos odiaban que no les hubiera prestado atención. Pero en cuestión de semanas, todo el mundo supo que Sakura Haruno tenía la reputación de ser una chica fácil y barata. Aun así, se había sentido atraído por ella. No sólo por el sexo potencial, sino porque había visto algo en sus ojos. Aquel año había hablado con ella un par de veces o, por lo menos, lo había intentado, y Sakura siempre se había dado la vuelta y había desaparecido con una facilidad que dejaba claro que estaba bien entrenada. Después, se había graduado y se había marchado a la universidad donde casi se olvidó de ella. Hasta el verano anterior a su último año de carrera, cuando había vuelto en mayo y se había chocado con ella en la calle. La había mirado y había sabido que tenía que ser suya. Su interés inicial se había sustentado en su físico, pero rápidamente había descubierto que detrás de esos ojos verdes había un cerebro inteligente, que Sakura tenía un gran sentido del humor y unos valores que lo atraían. Había aprendido que era amable, tímida y que nadie la había besado nunca. Él había sido el primero para ella… en todo.—Naruto, ¿en qué estás pensando? —le preguntó Sakura —. Tienes una mirada muy extraña.Él sonrió. —Estaba recordando que eras la chica más lista del instituto.Sakura arrugó la nariz. —Lo dudo.Moegi y Ryu lo miraron. —¿En serio? ¿Mamá era muy lista?—Ey, chaval, que ahora también soy lista —dijo ella.Su hijo le sonrió y se giró hacia Naruto. —Lo era. Sacaba todo sobresalientes y le dieron una beca para la universidad —que no había utilizado por culpa de él, se recordó.—Eso pasó hace mucho tiempo —recordó Sakura evitando su mirada—. La escuela me resultaba fácil. Me gustaba mucho leer y los libros eran mis amigos.—¿Por eso escribes ahora? —le preguntó Rin—. ¿Porque solías leer mucho?—Seguro que en parte es por eso. Una de las mejores formas de aprender a escribir es leer.—¿Cómo se puede tener un libro como amigo? —preguntó Moegi—. No se puede hablar con ellos.—No, pero pueden llevarte a otro lugar. Con los libros, el mundo parece más seguro.Moegi y Rin se miraron y volvieron a mirar a su tía. —¿Podrías darme el nombre de algún libro para que me lo lea? —le preguntó Moegi en voz baja.—Claro. Luego podemos ir a la biblioteca.—A mí también me gusta leer —dijo Ryu.—¿Vas a ser escritor? —le preguntó Rin.Ryu negó con la cabeza. —Quiero construir cosas, como mi padre.Naruto estaba mirando a Sakura mientras su hijo hablaba. Ella no reaccionó ante esas palabras, era como si ya las hubiera oído antes, pero para él la información era nueva y lo lleno de alegría y orgullo. Esperó a sentir el resentimiento de siempre por el tiempo perdido y ahí estaba, aunque mucho menos intenso que antes. La sensación de pérdida y la rabia se habían aplacado de algún modo. Era menos importante. Sakura había tenido razón, no podía tener una relación en el presente si seguía viviendo en el pasado. Lo que importaba era Ryu, ahora. Observaba a Sakura. Ella formaba parte de la vida de su hijo, la había amado una vez, con una experiencia vital limitada y muy poca edad. Había sido un niño en el cuerpo de un hombre, pero ahora era mayor y, aun así, toda esa experiencia vital no lo había hecho más inteligente en lo que concernía a Sakura. La tarde de las bicis se prolongó hasta una cena fuera seguida de una película, de modo que, para cuando Naruto los acompañó a casa, ya eran más de las diez y todos estaban cansados. Sakura sintió el agotamiento emocional a punto de engullirla e imaginó que las niñas debían de estar al borde del colapso. Por una vez, nadie protestó al irse a la cama. Mientras iba a darles las buenas noches a las niñas, Naruto se despidió de Ryu y ambos se reunieron abajo. Sakura estaba preparada para darle las gracias por el día y acompañarlo a la puerta, pero algo que vio en sus ojos la detuvo. Estaban brillantes de emoción, una emoción que ella no reconocía.—Nunca había podido hacerlo antes. Meterlo en la cama.En su tono no hubo nada acusatorio y, aun así, ella se sintió como si la hubiera golpeado en el estómago. Su cuerpo se tensó mientras se vio invadida por la culpabilidad y después, como en una película, vio la vida de su hijo por escenas. Por alguna razón, sumida en el desafío de criar a un niño sola, había olvidado los momentos mágicos que Naruto se había perdido. La primera sonrisa, el primer paso, la primera palabra, el primer día de colegio, el primer amigo. Pero lo más doloroso era que había olvidado los detalles cotidianos, los momentos que conformaban una relación.—Lo siento —le susurró y se sentó en el sofá—. Lo siento mucho.Él se sentó a su lado y la abrazó. Por una vez, Sakura se derrumbó y se apoyó en alguien. Todo se le vino encima: el estrés de haber vuelto allí, de cuidar a sus sobrinas, de volver a tratar con Naruto. Tal vez era la causa de su malestar, pero también era el único refugio que había encontrado.—Nunca quise ser así —murmuró conteniendo las lágrimas.Él le giró la cabeza hasta que estuvieron mirándose. —Lo sé.—Es culpa tuya.—Asumo la culpa.—No puedo creer que te casaras con Hinata.No había querido decir eso, y al instante se cubrió la boca. —Lo retiro. Seguro que era maravillosa —después de todo, Ino había cambiado y se había convertido en una persona normal, así que Hinata podía haber tenido el mismo tipo de transformación.—Quieres decir que ¿por qué me casé con ella?—Yo no te he preguntado eso. Doy por hecho que fue lo habitual: salir, enamorarse, casarse.—¿Sabes lo de mi accidente de futbol el último año de universidad?Ella asintió. —Fue un momento de mal juicio o de mala suerte. Muchas tarjetas rojas es día pero fui yo el único que el golpe lo dejo fuera de juego. Me lesioné tanto que no pude volver a jugar.—Eso debió de cambiarlo todo —ella recordaba cuánto había amado ese deporte y cómo ganar había importado más que nada. Sin quererlo, recordó la noche que Naruto le había jurado que ella era más importante que cualquier otra cosa, recordó cómo la amaba. Pero, claro, por aquel entonces, ella era una tonta muchachita que había querido creerlo.—No me lo tomé bien. Estaba furioso y culpaba a todos. Me pelee con Gaara y hemos estado sin hablar unos diez años.Eso la sorprendió. —Era tu mejor amigo.—Sí, bueno, yo le tenía envidia porque mientras yo luchaba por volver a caminar él se volvía famoso, los dos podemos ser muy testarudos. Ahora las cosas están bien.—Eso espero.—Tú eres demasiado bondadosa.—Invento asesinatos para ganarme la vida, ¿hasta qué punto eso es bondadoso?—Lo recordaré —le agarró la mano—. Terminé la universidad y volví a casa. No sabía lo que quería hacer con mi vida, pero no iba a hacerlo aquí. Unas semanas después, mi padre cayó muerto de un infarto. Soy el mayor y de pronto todo recayó sobre mí.—El negocio familiar —murmuró ella—. Nunca quisiste entrar en el mundo de la construcción.—No tuve elección. Había personas que dependían de mí. Mi madre se derrumbó, mi hermana seguía en el instituto y mis hermanos necesitaban terminar la universidad. Así que hice lo que tenía que hacer, pero no me gustó.A ella no le había gustado responsabilizarse de un recién nacido, aunque tal vez de eso trataba la vida, de hacer lo que había que hacer sin esperar nada a cambio.—Crecí esos años —admitió él— a base de mucho dolor. Entonces un día me di cuenta de que me gustaba construir cosas. Me gustaba empezar un proyecto y ver su desarrollo. Para entonces ya casi habían pasado cuatro años y no había salido con nadie. Un día Hinata entró en mi despacho y me pidió una cita. Empezamos a salir —dijo desviando la mirada— y una cosa llevó a la otra. Me gustaba, pero sabía que no era la mujer de mi vida. El día que tenía pensado decirle que rompía con ella, me dijo que estaba embarazada.Sakura hizo lo que pudo por mantener una expresión neutral, por no mostrar lo que sentía por dentro. Ino ya le había contado que se había casado con Hinata porque estaba embarazada, pero no podía evitar sentirse furiosa. No, más que furiosa. Una voz en su interior quería saber por qué Hinata y no ella, pero recordarle a esa voz que Naruto no había sabido lo de su embarazo la hizo sentir mejor.—Parece que tienes toda una lista de embarazos no deseados. ¿No sabes lo que son los métodos anticonceptivos?Él esbozó una media sonrisa. —Eso es lo que me dijo mi madre, aunque con un poco más de intensidad.—Me lo imagino. Si no estuviéramos compartiendo esta charla tan agradable, te daría una buena colleja y te diría que tuvieras más cuidado.—Sí, señora.Ella suspiró. —Así que te casaste con ella y después aparecí yo y como le habías contado lo de nuestra relación, se sintió amenazada.—Probablemente.—Menudo lío.—Supongo que sí.Se sonrieron y ella se vio perdiéndose en su mirada. Cuando Naruto se giró hacia ella, Sakura se acercó para besarlo. Fue un beso más tierno que el último y la firme boca de Naruto hizo que la suya se fundiera mientras se abrazaban. Él la acercó a sí y sus piernas se entrelazaron en el sofá. Sakura separó los labios y él acarició su lengua con la suya. El deseo salió a la luz, pero ella lo ignoró. No sólo había tres niños arriba, sino que no estaba preparada para hacer el amor con Naruto. La última vez no había estado planeado, se habían dejado llevar por la pasión, y había podido alejarse de esa experiencia sólo ligeramente dolida. En esa ocasión sería distinto. En esa ocasión habría implicaciones emocionales y eso era lo último que necesitaban. Al parecer, él pensaba lo mismo. Se besaron una y otra vez, pero Naruto no llevó las cosas más allá. Sakura saboreó la sensación de tener su cuerpo junto al suyo y disfrutó del calor que tomó forma en su interior. Había pasado mucho tiempo desde que había deseado a un hombre de verdad. Desde que había deseado a ese hombre. Porque Sakura podía hacerle cosas que nadie más podía. Él se apartó y se quedaron mirándose.—Debería irme.Ella asintió y se movió para que pudieran levantarse, pero una vez arriba, Naruto volvió a llevarla contra su cuerpo y la besó una vez más. Después de mirar al techo, exhaló lentamente.—Tienes una casa llena de niños.—Lo sé.Apoyó la frente contra la suya. —¡Vaya!Ella le acarició la cara y por un segundo se permitió pensar cómo sería todo si estuvieran solos en ese momento. Si no tuvieran nada en lo que pensar. Si no tuviera que preocuparse por perder su corazón de manos de un hombre en el que no podía confiar. Naruto la besó suavemente y fue hacia la puerta.—Nos vemos pronto.Sakura asintió y lo acompañó hasta el porche. Naruto bajó los escalones, recorrió el camino hasta el portón y salió a la acera. Cuando se fue, ella se quedó allí de pie, mirando al cielo de la noche, admirando las estrellas. Dos meses atrás, su vida había sido una auténtica rutina, totalmente predecible, pero las cosas habían cambiado rápidamente y no podía estar segura de dónde estaría al cabo de dos meses. Había algo divertido en el hecho de no saberlo, se dijo. Después, se apoyó contra la columna del porche e inhaló el aroma de la noche.
mariland- Clan Suzaku
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
genial me he puesto al corriente me encanto este capitulo espero la conti
Ryukaru- Clan Seiryuu
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
jajaja quien los entiende esa relación odio/amor me causa mucha gracia, ya no me enoja sera esperar haber que sucedes después de ese encuentro romántico y si sakura sigue con la idea de irse de konoha espero no demores en poner la continuación.
aduzumaki- Sennin
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Hola chicos ya llevo un tiempo sin subir nada asi que decidi dejar un par de capitulos espero y los disfruten
Capitulo 15
Capitulo 15
- Amistad:
- Sakura nunca había asistido a un funeral y no estaba segura de qué ponerse. Además, hacía un calor abrasador y eso limitaba sus opciones. Se decidió por un vestido verde sin mangas y unas sandalias color crema. Había sido Karin la que le había comunicado dos días antes que iban a reunirse en honor a la demasiada corta vida de Anko y le había pedido que llevara una ensalada. Ya que no le había especificado qué clase de ensalada, Sakura se había decantado por su favorita, una de pasta y mezcla de lechugas que era sana y deliciosa a la vez. Normalmente le gustaba hacer ensalada, pero esa mañana su corazón no había estado demasiado animado. La muerte de Anko era demasiado triste, su vida había terminado demasiado pronto y, aunque no se habían visto en años, sentía la pérdida de alguien a quien había considerado su amiga. Había hecho lo posible por evitar pensar en cuándo le llegaría a ella su hora y se había imaginado a un montón de gente sentada en una silenciosa sala, hablando en voz baja e intentando no llorar. Pero cuando llegó al bar de Temari, se sorprendió al ver que allí había una fiesta. El salón principal estaba lleno de gente riéndose y charlando. De fondo sonaba música y en una gran pantalla de televisión podían verse fotografías de Anko y de un guapo hombre joven con uniforme de marine.—Hola. Gracias por venir. Estamos llevando la comida a la parte trasera —le dijo Karin cuando entró—. Sobre las mesas de billar.—. Iré a dejar esto con la otra comida.—Genial. Temari está sirviendo martinis de uva roja en el bar. Anko y ella los inventaron una noche hace como un año y son sorprendentemente buenos.Teniendo en cuenta que apenas eran las dos de la tarde y que tenía tres niños que volverían a casa sobre las cuatro, Sakura se dijo que sólo tomaría uno. Fue hasta el bar, se detuvo para saludar a la gente que conocía y sintió cómo iba relajándose. No era muy probable que alguien la atacara verbalmente en el funeral de Anko, ya que era un momento para centrarse en la joven mujer que había muerto. Después de dejar la ensalada junto a los otros muchos platos, volvió al salón principal, donde vio a Ino hablando con un grupo de mujeres. Sakura empezó a acercarse y se detuvo, dudando si unirse o no al grupo, pero Ino tomó la decisión por ella al disculparse ante sus amigas e ir a su lado.—Hola —le dijo con los ojos rojos de llorar. Se le había corrido la máscara de pestañas y estaba pálida—. Estoy hecha un desastre.—Estás echando de menos a tu amiga —dijo Sakura dándole un impulsivo abrazo—. No pasa nada por estar hecha un desastre.Ino la abrazó y dio un paso atrás. —Supongo. No puedo creer que se haya ido. No es una sorpresa y aun así no puedo dejar de pensar en ello.—Nunca esperamos que la gente muera, ni siquiera cuando sabemos que se van a ir.Ino asintió lentamente. —Tienes razón, pero saberlo no hace que sea más fácil.—Lo siento. Te llevará tiempo.Los ojos de Ino volvieron a llenarse de lágrimas. —Es tan injusto, ¿verdad? Anko era una dulzura, un encanto. Ya había perdido mucho y ahora ha tenido que morir así.Sakura no sabía de qué hablaba su amiga. —Creía que estaba enferma.—Sí. Me refiero a lo otro. Estaba casada, él era soldado.Sakura miró a su alrededor, pero no vio a ningún hombre que encajara con esa descripción. —¿Sigue allí?—Murió. Como sabían que existía esa posibilidad, decidieron asegurarse de tener hijos. Utilizaron la fecundación in vitro para crear varios embriones antes de que él se marchara, por si acaso.—¿Anko tiene hijos? —eso lo empeoraría todo.—No exactamente. Después de que su marido muriera, fue a que le implantaran los embriones, y durante un examen rutinario le descubrieron el cáncer. ¿Te lo imaginas? Ni siquiera podía tener los hijos de su marido. No sé cómo podía seguir levantándose cada día. Era tan simpática y buena. Yo nunca seré así.Sakura volvió a abrazar a su amiga. —Tú eres perfectamente buena.—En realidad no. Lo intento. En el instituto fui una persona horrible, pero eso tú ya lo sabes. Quiero ser mejor. Tengo su gato y juro que haré todo lo posible por hacer que ese animal sea feliz —volvió a sollozar—. Supongo que debería comprarme un libro, algo como Felicidad gatuna para principiantes.Sakura no pretendía ser insensible, pero no pudo evitar reírse. —No estoy segura de que ese título lo hayan publicado ya.—Tengo que hacer algo. Supongo que he de estar agradecida de que sólo me haya dejado al gato. Tenía esos embriones… No sé qué hacer con ellos.Sakura no había pensado en eso, pero tenía sentido. Anko se habría quedado preocupada al no saber qué sería de sus hijos no nacidos. —Sería mucha responsabilidad.—¿Pensar qué hacer con ellos?—Claro. En ello va implicado tener a los bebés y criarlos.—Me alegra de que no sea yo. Un gato es todo lo que puedo atender. No soy muy maternal.—No se sabe hasta que no lo intentas.—Me cuesta mantener vivas a las plantas, así que no sé cómo me iría criando a un niño.Sakura sacudió la cabeza. —¿Crees que yo estaba preparada para tener a Ryu? Haces lo que hace falta. Al principio es duro y después todo es más sencillo.—Necesito un trago —dijo Ino—. Vamos a ver qué hay por ahí.Fueron hasta la barra y antes de llegar a ella, una mujer mayor se detuvo para mirar a Sakura. Sintió un vuelco en el estómago y se preguntó si podría escapar por la parte de atrás, pero antes de que pudiera trazar un plan, la mujer le dijo: —Deberías haberte casado con él —dijo mirándola con unos ojos marron, tanto como su pelo. Llevaba un vestido sin forma de estampado floral que le llegaba a las rodillas—. Es una vergüenza. En mi época, si una chica se quedaba embarazada, se casaba con el padre del niño. Ahora los jóvenes tenéis sexo y no os preocupáis por las consecuencias.Sakura abrió la boca y la cerró. ¿Qué podía decir a eso? Tenía la mente en blanco. Ino se puso delante de ella y sacudió el dedo índice hacia la mujer.—Largo. No sabes de qué estás hablando. Sakura era una niña. Si estás tan preocupada por lo que es correcto, ¿por qué no hiciste algo entonces? ¿Por qué no le hablaste así a la madre de Sakura? Todo el mundo sabía lo que estaba pasando en su casa. ¿Dónde estaba tu código moral entonces?La mujer apretó los labios. —Bueno, yo nunca…—Ahora ya lo sabes —dijo Ino firmemente—. Es el funeral de mi amiga. ¿De verdad crees que Anko querría que hablaras de esa forma aquí?Sakura, sintiéndose apoyada, esperaba que la mujer le respondiera bruscamente a Ino. —Tienes razón —dijo La mujer y se giró hacia Sakura —. Me disculpo. Por Anko.—Gracias —dijo Sakura, sorprendida.Ino se agarró del brazo de Sakura y fueron hasta el bar. —¿Lo ves? No es tan malo estar aquí.—Pero no siempre puedo contar con que me rescates.—Lo haré, si estoy delante. Y que conste que eso dice mucho de la maravillosa persona que soy.Sakura aceptó la copa que Temari le entregó. —¿Lo dices porque no me merezco que me defiendan?Ino tomó su bebida, dio las gracias con una sonrisa, y se giró hacia Sakura. —Andas increíblemente derecha para ser alguien con una gran esquirla en el hombro. Es impresionante.—Yo no tengo ninguna esquirla.—Oh, por favor. Es enorme, del tamaño de un coche pequeño. Debe de costarte mucho dormir.—¿Estás borracha?—No, pero tengo pensado emborracharme —dio un gran trago al martini—. Lo que quiero decir es que eres tan condenadamente perfecta, que debería odiarte, pero aquí estoy poniéndome de tu lado. Deberías estar agradecida y tal vez podrías comprarme un diamante o algo así.Sakura apenas se había terminado su copa y la cabeza ya le daba vueltas. —No soy perfecta.Ino volteó los ojos. —Como si eso fuera verdad. Mírate. En el instituto eras preciosa y ahora lo eres más todavía incluso. Y lo peor de todo es que no parece que lo sepas. No vas por ahí intentando ser atractiva, lo eres sin más, naturalmente. ¿Alguna vez me has visto por la mañana? No. Bueno, pues deja que te diga que sin arreglarme seriamente no puedo salir de casa. Asustaría a los niños de por vida.Sakura no sabía si debía reírse o salir corriendo. —Estás loca.—Puede, pero es verdad. Y lo más horrible de todo es que eres inteligente. Todo el mundo lo sabe. En el colegio, los profesores siempre hablaban de ti. «¿Por qué no puedes ser inteligente y responsable como Sakura?» —repitió ella en tono burlón. Ino dio otro sorbo—. Nos lo pusiste muy difícil a todos.Ahora Sakura no podía dejar de reírse. —No es verdad.—Claro que sí. Lo hiciste y ahora, mírate. Eres una escritora famosa, tienes una beca en tu nombre, un hijo fantástico, ¿y qué tengo yo? Un gato al que no le caigo bien y tres plantas muertas.Ino parecía abatida y algo achispada. Sakura le agarró la mano con fuerza. —No soy todo eso, y tú eres mucho más de lo que has dicho. Tienes un gran trabajo y mucha gente que te quiere. Anko te adoraba.Ino se secó las lágrimas de los ojos. —Es verdad, y era genial. Pero tú tienes carácter y yo nunca lo he tenido.—Tienes mucho carácter, confía en mí.—¿Lo prometes?—Lo juro.Naruto pulsó el botón para aumentar la intensidad de la elíptica. Era media tarde y el gimnasio estaba tranquilo. Unos cuantos chicos del instituto estaban trabajando con pesas y había una clase de yoga en la zona cerrada en el extremo del edificio.—Así es como entrenan las chicas —farfulló Naruto mientras se secaba el sudor.Gaara le sonrió. —Podríamos haber ido a montar en bici.—No he tenido tiempo. A diferencia de ti, trabajo para ganarme el pan.—Yo sí trabajo —protestó Gaara—. No muy duro, pero trabajo.Su amigo lo había llamado para proponerle que fueran juntos al gimnasio; habían hablado sobre un paseo en bici, pero Naruto tenía reuniones esa tarde. Por mucho que le habría gustado hacer una ruta por las montañas, tendría que esperar a otro día. —Puede que este fin de semana, si no estás ocupado con Ryu.—¿Por qué estás libre el fin de semana? — Naruto sabía que su amigo, un recién casado, pasaba cada segundo con su esposa.—Matsuri y la alcaldesa se van a Iwagankure a comprar la habitación del bebé.Naruto sonrió. —¿Y no quieres ir a elegir colores y accesorios?Gaara se estremeció visiblemente. —No, gracias. Sólo quiero que el bebé esté sano.—Y que sea un chico.Gaara se rió. —No le diría que no a un niño, pero vamos a esperar para saberlo, Matsuri quiere que sea una sorpresa.Naruto sintió cómo le ardían las piernas y aumentó el ritmo de la máquina. —¿Estás asustado?Gaara se encogió de hombros y asintió. —A veces. Cuando pienso en ello. ¿Qué sé yo sobre ser padre?Naruto podía entenderlo, aunque la diferencia era que Gaara podía empezar desde cero, con un recién nacido. Claro que, un bebé suponía muchas más preocupaciones. —Te entiendo.—¿Qué tal con Ryu?—Bien, genial. Es inteligente y divertido. Y muy atlético.—¿Te ves reflejado en él?—Sí, pero también tiene mucho de Sakura.—¿Es eso malo?—A veces —admitió Naruto secándose el sudor—. Intento sobrellevarlo porque no tengo elección, pero cuando me paro a pensar en lo que hizo… — agarró la botella de agua y dio unos tragos. Meterse otra vez en ese terreno no solucionaría nada, se recordó Naruto. Era una pérdida de tiempo y de energía.—¿Te habla?—Claro. ¿Por qué?—Por lo de la citación. Pensé que te perseguiría con algo afilado después de eso.—No le hizo ninguna gracia y yo no fui muy inteligente, pero ya está hecho.—¿No puedes retirarla?Naruto pensó en la jueza. No parecía la clase de persona que apoyaría que cambiara de opinión y tampoco quería comprobarlo y arriesgarse a acabar en la cárcel. —Pensaremos en un plan.—Matsuri me dijo que Ino le dijo que Sakura volvió en cuanto se enteró de que estaba embarazada, pero que estabas con otra.—Estaba dormido —protestó Naruto.—Con Ino en tu cama.—De todos modos…Gaara agarró una toalla y se secó la cara. —Lamento decirte esto, pero Sakura tiene mucha razón. Se marchó porque la humillaste y después te encontró en la cama con otra cuando volvió para contártelo. Es imposible que tú quedes como el bueno.—Me ocultó lo del niño. Nada excusa eso —Naruto había perdido algo irrecuperable.—No estoy diciendo que eso sea una excusa. Estoy diciendo que no estás libre de culpa.—Puede que no —no quería pensar en eso—, pero todo habría sido distinto si se hubiera quedado. Si me hubiera despertado. Si me hubiera golpeado con algo.—Ella no es así.—¿Y cómo lo sabes?—Se marchó. Estaba dolida y se fue sin hacer ruido. Puede que no quieras admitirlo, pero por lo que yo puedo ver, ha hecho un gran trabajo con su hijo.—Lo sé —no tenía ninguna queja sobre Sakura como madre.—Tal vez no es ella con quién estés enfadado.A Naruto le dolían las piernas, pero siguió moviéndose, no quería oír las palabras de su amigo y mucho menos pensar en ellas. Pero entonces la máquina pitó indicando que su programa de treinta minutos había finalizado.—Es verdad que Sakura no te lo contó al descubrirlo, pero lo importante es que volvió.Naruto bajó de la máquina y agarró su toalla. —Gracias por ponerme al día.Gaara ignoró el comentario. —Hinata te ocultó la verdad. Era tu esposa. Deberías haber podido confiar más en ella que en nadie. Confiabas en ella.Naruto estaba furioso, pero recordó que a su amigo también lo había traicionado una mujer y que tal vez sabía de lo que estaba hablando. —Se sentía amenazada. Estaba embarazada cuando nos casamos.—Me lo imaginaba.Naruto enarcó las cejas. —Vamos —dijo Gaara mientras limpiaba con desinfectante el manillar de la máquina que había utilizado para después pasárselo a Sakura —, nunca fue tu tipo. No podía creerme que estuvierais juntos.—Yo necesitaba despejarme un poco y ahí estaba ella en el momento justo. Había estado trabajando mucho, aprendiendo el negocio, empezando con los molinos y no había tenido tiempo para salir. Un día Hinata entró en mi despacho y me vi interesado por ella.No se molestó en decir que lo suyo no habría durado, ya había sido bastante admitirlo ante Sakura. Por razones que no podía explicar, había querido que ella supiera la verdad, pero no hacía falta que nadie más conociera esa información. A pesar de las circunstancias, Hinta había sido su mujer y se merecía su lealtad.—Estaba embarazada de pocos meses cuando Sakura apareció y yo estaba fuera de la ciudad. Seguro que la noticia la dejó asustada. Yo le había hablado un poco sobre Sakura, así que tenía idea de lo seria que había sido nuestra relación para mí. Si a eso le sumaba que ya tenía un hijo con ella, se habría asustado de pensar que no me preocuparía Hinata. Quería concederle el beneficio de la duda, quería creer lo mejor de ella, pero lo importante era que ella se había guardado el secreto hasta el final. Incluso cuando ambos sabían que se moría, no le había contado lo de Ryu. Y eso era muy difícil de perdonar.—Aún estás cabreado —señaló Gaara.—A veces.—¿Y no crees que estás pagándolo todo con Sakura porque no puedes arreglar las cosas con Hinata?Naruto miró a su amigo. —¿De qué estás hablando?—Sólo digo que claro que Sakura tiene parte de culpa en esto, pero tú también y también Hinata. Pero Hinata no está aquí. Estar enfadado con los muertos nunca es bueno. Así que, ¿qué te queda? Sakura.Naruto se terminó su botella de agua, tiró el envase en el cubo de reciclaje, se echó la toalla al hombro y fue hacia el vestuario. Gaara fue tras él. Al cabo de un rato, salieron por la puerta giratoria mientras Naruto pensaba que las palabras de su amigo tenían sentido. —¿Cuándo te has vuelto tan agudo?—Ni idea.—No me gusta.—A mí tampoco. Me hace sentir como una chica, así que no se lo digas a nadie.El sábado amaneció tan caluroso como el resto de la semana. A las diez, casi llegaban a los treinta grados. El aire acondicionado de la vieja casa era cuestionable por decir poco, y eso significaba que estaba en la lista de reparaciones. Pero hasta el momento, el subcontratista no había aparecido por allí y eso era algo que Sakura hablaría con Naruto la próxima vez que lo viera. Mientras tanto, tenía tres niños a los que cuidar. Rin y Moegi estaban discutiendo por quién utilizaba el teléfono y la pequeña decía que su hermana podía llamar desde su móvil, mientras que ryu se quejaba por tener que dejar de jugar ya a sus videojuegos.—Papá me dejaría jugar más rato —gimoteó cuando ella le quitó el mando.—Eso no lo sabes.—Claro que sí. Me deja hacer un montón de cosas que tú no.No dudaba que Naruto no estuviera limitando al niño ahora mismo porque estaba conociéndolo, así que se dijo que fuera paciente y comprensiva porque todo se iría arreglando con el tiempo.—Me alegra que estés llevándote bien con tu padre, pero ahora mismo ha terminado tu rato de jugar. Nos vamos a la calle, así que por favor, ponte el bañador.—Quiero ir a ver a papá.Ella lo ignoró y fue hasta las escaleras. —¡Quince minutos! —gritó—. El que no esté preparado, se queda aquí.Moegi corrió hasta las escaleras.—¿Adónde vamos?—A la piscina. Pasaremos todo el día allí.—¿Podemos comer perritos?—Sí.Rin se unió a su hermana. —Yo soy demasiado mayor para ir a la piscina.Sakura no estaba muy segura de si dejar a la adolescente sola en casa, y no porque tuviera miedo de que se metiera en problemas, sino porque era mejor que estuviera acompañada y divirtiéndose.—Llama a una de tus amigas e invítala a venir. Y tienes que estar lista en quince minutos. Lo digo en serio.Las dos se giraron y corrieron por el pasillo de arriba. Sakura subió las escaleras para ponerse el traje de baño. No tenía pensado meterse en el agua, pero había muchas probabilidades de que la salpicaran, así que mejor ir preparada. Ryu subió las escaleras lentamente murmurando algo sobre preferir estar con su padre. Les llevó casi media hora salir por la puerta, pero mereció la pena. Aunque había varias familias en la piscina, aún quedaban sitios en la sombra.—¿Qué tal si vamos allí? —preguntó Sakura señalando.—Veo a Udon —dijo Ryu—. Voy a preguntarle si quiere ir al tobogán.—Brit está con su madre —dijo Moegy—. ¿Puedo sentarme con ellas?—Mad está esperándome en el chiringuito — dijo Rin mientras se alejaba.Sakura le dio permiso a Moegi para que fuera a ver a su amiga y se vio cargando con todo hasta el punto que había elegido y colocando las toallas. Se echó loción protectora, se colocó un sombrero y abrió la novela de amor que se había llevado. Menos de un minuto después, sonó su móvil.—¿Diga?—Soy Ino, estoy en tu casa. ¿Dónde estás?—En la piscina. ¿Qué pasa?—Tengo los pósters impresos y quería asegurarme de que te parecían bien. Después de todo, eres nuestra estrella.Sakura frunció el ceño. Aunque agradecía que se hubiera tomado esa molestia, los pósters no eran asunto suyo. El trabajo de Ino era promocionar la firma de libros y el pueblo. Además, ya había visto los pósters en la reunión…, pero entonces cayó en la cuenta de que tal vez no se trataba tanto de enseñarle los pósters como de sentirse sola por echar de menos a Anko.—Me encantaría verlos, pero tengo a los tres niños aquí. ¿Por qué no te pones un atrevido bikini y te vienes?Ino suspiró. —No, gracias. Me iré a casa. No me encuentro muy bien.—Razón de más para echarte crema y ponerte morena. Vamos. Necesito desesperadamente hablar con un adulto.Ino vaciló. —Tal vez… De acuerdo. Ahí estaré. ¿Quieres que lleve algo?—¿Vino?Ino se rió. —No creo que me dejen abrir una botella en la piscina.—Probablemente no, así que tráete a ti misma. Hasta ahora.A Sakura le preocupaba que Ino cambiara de opinión, pero en menos de media hora, la otra mujer apareció con su toalla y una nevera portátil llena de agua fresca. Mientras Ino se quitaba los pantalones cortos y la camiseta, Sakura intentaba no envidiar las largas y esbeltas piernas de la mujer. Había que ser alta para tener ese genial aspecto.—Qué bien —dijo Ino, ya sentada sobre su toalla—. Hacía años que no venía a la piscina.—Yo he venido bastante desde que terminó el colegio. Los perritos calientes están buenos —miró a Ino—. ¿Cómo estás?—Bien. Echo de menos a Anko, pero el trabajo me mantiene ocupada, así que eso es bueno. Le he comprado un collar a Jake, como un modo de decirle que ahora que Anko no está, el uno tiene que cuidar del otro. Sakura no sabía qué decir. —Sé que es un gato —añadió Ino con una sonrisa—. No es que hablemos ni nada.—Bien, porque me habría preocupado por ti.—Estaba preparada para ponerle el collar cuando Karin me ha asustado — se detuvo—.Karin me ha dicho que una amiga le puso un collar a un gato que nunca había llevado uno y que se arañó tanto para quitárselo, que se cortó una vena o algo así y había sangre por todas partes. Lo último que necesito es volver a casa del trabajo un día y ver la escena de una película de terror en mi casa.—¿Estás segura de que Karin no intentaba ser graciosa?—No lo creo, pero de todos modos, no creo que Jake vaya a quitarse su collar.—Puede que sea un buen plan — Sakura pensó en la hermana de Naruto—. ¿Karin no hiba ayudar en el campamento?—Es la consejera jefe. Tiene un doctorado en Desarrollo Infantil. Sasuke Uchiha es el dueño del campamento y aunque ahora está abierto para el verano, quiere convertirlo en unas instalaciones para todo el año. Karin está ayudándolo con eso.Sakura frunció el ceño. —¿Sasuke Uchiha? ¿Por qué me suena ese nombre?Ino sonrió. —Oh, cielo, ¿es que no lo has visto? Está buenísimo. Es alto, moreno y muy guapo. Un macho latino. Jugaba como quarterback. Es inteligente y atlético. ¿Se puede mejorar?—Me parece que alguien está encaprichada…—Sólo en la distancia. Ahora mismo no me interesa tener una relación.—¿Por qué no?Ino vaciló. —No se me dan bien. Me gustaría tener una relación seria e incluso tener hijos, ser más maternal y conocer quince modos distintos de cortar un sándwich con estilo, pero no es lo mío. No sé si estoy hecha para eso.Había algo más en las palabras que dijo, como si estuviera ocultando algo y no se sintiera cómoda contando esa historia. Sakura no quería presionarla. Su amistad con Ino seguía siendo nueva, pero no podía evitar preguntarse qué secretos se estaba guardando su amiga. —Pues yo sólo conozco dos modos de cortar sándwiches y con eso tengo suficiente.—Mira, ya conoces uno más que yo. Además, tú eres una madraza por naturaleza. Te he visto con Ryu. Tenéis una relación fantástica.—Soy madre porque me quedé embarazada. Tenía dieciocho años. Era una cría y sabía que había cometido muchos errores. Pasé el primer año aterrorizada por si se me caía al suelo. Creo que lo más importante de todo es querer y amar. Los niños tienen que saber que son queridos.—Eso es verdad. Que no te quieran es terrible.—Lo sé.—Bueno, yo por ahora tengo al gato Jake y con eso me basta.—Por lo menos, él no dejará la tapa del retrete levantada.—Exacto. ¿Sabes? La abogada de Anko se ha puesto en contacto conmigo, quiere que vaya a hablar con ella. Me ha dicho que no había prisa, así que supongo que será algo sobre el testamento, sobre alguna transferencia formal de propiedad.—Asegúrate de comunicárselo a la ciudad —bromeó Sakura—. Hay que rellenar papeleo para la transferencia de mascotas.Ino se bajó las gafas de sol y la miró. —Eres muy graciosa, ¿lo sabías?Sakura se rió y Ino le sonrió. —Me alegro de que hayas vuelto.—No digas eso —dijo Sakura gruñendo.—¿Aún siguen acosándote las ancianas?—No son tan mayores. Hay cosas que me gustan mucho de estar aquí y otras que me vuelven loca.—¿En qué lista entra Naruto?—En las dos.—¿Lo ves? Los hombres son una complicación.—Y que lo digas. Sé que quiere tener una relación con Ryu y yo lo animo a eso, pero entonces va y comete una estupidez como lo de la citación judicial y quiero abofetearlo.—¿Puedo mirar cuando lo hagas? Me alegraría la semana.Sakura esbozó una leve sonrisa. —Seguro que a él no —suspiró—. No sé qué hacer.—¿Lo dices porque no sabes lo que sientes por él? ¿Cómo ibas a saberlo? Han pasado años, pero estuviste enamorada una vez y ahora tenéis a Ryu. Tiene que ser complicado intentar decidir si aún lo quieres.Sakura sintió como si el mundo se ladeara a la derecha y tuvo que aferrarse a la toalla. —No quiero a Naruto.—Hablando como profesional, puedo decirte que la negación es peligrosa. Lo estropea todo. No estoy diciendo que lo ames, estoy diciendo que tienes que decidir si podrías amarlo.—No. No pienso aceptar eso. Me negó en público ¡dos veces! Y nunca intentó ir a buscarme. Seguro que no había pensado en mí en todos estos años.—Interesante. ¿Así que tus sentimientos dependen de los suyos? No habría imaginado que fueras tan simple.—¿Cómo dices? Yo no estoy diciendo eso.—Es lo que has dicho.—La cuestión es que no me interesa Naruto de ese modo y yo no le intereso a él. Tenemos un hijo juntos, hay detalles que tenemos que solucionar y nada más.¿Amar a Naruto? Imposible. Apenas le gustaba. De acuerdo, lo deseaba, pero eso era distinto. Tener una conexión sexual no era significativo.—Te equivocas —añadió Sakura —. No podrías estar más equivocada.Ino agarró una botella de agua y la abrió. —¿No hay un verso de Shakespeare que habla sobre protestar tanto? No puedo recordarlo, pero bueno, no soy la literata aquí.—No, aquí eres la loca.En lugar de ofenderse, Ino sonrió. Sakura la miró, se cruzó de brazos y miró hacia la piscina. ¿Amor? Qué estupidez. Ella no amaba a Naruto. Como mucho, le caía bien y eso era por el bien de su hijo. Cualquiera que dijera lo contrario necesitaba terapia psicológica.
mariland- Clan Suzaku
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Capitulo 16
- Familia:
- Eso sí que era una mala idea, pensó Sakura mientras esperaba delante de la casa en la que Naruto había crecido. Kushina la había llamado para invitarlos a ella y a los niños a cenar, como una especie de reunión familiar. Sakura había querido negarse, pero no se le había ocurrido ninguna excusa. Los hermanos de Naruto no estaban en la ciudad, pero Karin estaría allí, con lo que tendría que enfrentarse a tres miembros del clan Uzumaki. No dejaba de decirse que Kushina había sido perfectamente educada y simpática la última vez que habían hablado y que todo saldría bien, pero el problema era que no podía creerlo. Con un ramo de flores en la mano, fue hacia la puerta y llamó al timbre. Los niños se apiñaron detrás de ella mientras hablaban de la nueva ducha que habían instalado en casa en el baño de arriba. Por razones que Sakura desconocía, estaban entusiasmados con ella. La puerta se abrió.—Habéis venido —dijo Naruto.—¿Teníais alguna duda? —preguntó ella intentando no dejar ver su nerviosismo.—Estábamos haciendo apuestas.—Genial.Estoy de broma —dijo él dando un paso atrás—. Pasad.Ella entró y Ryu pasó después y abrazó a su padre mientras Moegi y Rin permanecían una pegada a la otra. Kushina apareció relajada y muy guapa con un conjunto verde de pantalón pirata y unas chanclas rosas brillantes. —Pasad, pasad —dijo mientras abrazaba a los niños. Agarró las flores que Sakura le había llevado—. ¿Qué detalle? Son preciosas y tengo el jarrón perfecto para ellas —se detuvo—. Pero está alto y no puedo alcanzarlo. Rin, cielo, ¿puedes ayudarme?—Eh, claro —la adolescente la siguió hasta la cocina.—Siempre he querido ser alta —le dijo Kushina—. Eres preciosa. No quiero ni pensar en todos los chicos que deben de estar colados por ti.—Yo tampoco —dijo Sakura cuando los demás entraron en la cocina. La cocina era luminosa y estaba claro que era el centro de esa casa. Las baldosas azules del suelo le daban calidez a los muebles blancos y a la encimera de granito negra. Había electrodomésticos de acero y mucho espacio de almacenaje. Era la cocina perfecta para una familia grande. Al otro lado de la puerta que había al final, Sakura vio la mesa del comedor, que estaba preparada para siete y aún le sobraba espacio. La familia de Uzumaki siempre había sido grande.—Esta noche haremos una cena sencilla —dijo Kushina mientras metía las flores en un jarrón—. Pollo a la barbacoa y ensaladas. He preparado tartas, así que con eso ya tenemos el postre. Ahora, vamos al salón. Estaremos más cómodos allí.Los condujo hasta una sala diáfana llena de sofás y sillas de aspecto cómodo y muchas mesas pequeñas dispuestas alrededor de una chimenea. Contra la pared del fondo había una larga barra de bar y en frente, una gran pantalla de televisión. Karin ya estaban en el salón. Se levanto cuando entraron.—¡Que guai! —exclamó Ryu al verla—. ¿De verdad sois hermana de papá?—Ajá —respondió Karin—, lo que significa que soy tu tía. Es guai. Sé que a mí me gustaría tenerme como tía. Soy Karin. Me has visto en la biblioteca y fui a tu casa a cuidaros una vez.—. Tomad asiento todos. Esta noche, Naruto está a cargo del bar. Hay limonada para los que no tengan edad de beber y, para los adultos, he preparado una sangría de frutas muy rica, o podemos tomar la bebida típica.—La sangría suena bien —dijo Sakura sentándose en uno de los sofás. Las niñas se sentaron a su lado y Ryu fue hacia la barra de bar y se sentó en uno de los taburetes.—¿Os gustaría ver sus fotografías de bebés? Moegi y Rin asintieron.Karin gruñó. —¡Mamá, por favor! Las fotos de bebés, no.—Estuve en reposo casi cuatro meses por ti, así que puedo hacer lo que quiera.Abrió varios armarios del mueble del salón y sacó unos cuantos álbumes. Moegi,Rin y Ryu la ayudaron. Karin suspirando lentamente se acercaron hasta donde Kushina se había sentado con los álbumes abiertos. Sakura se levantó y fue hacia la barra.—¿Lo hace mucho?Naruto sonrió. —Más de lo que debería. Era peor cuando mis hermanos estaban en el instituto y empezaban a salir con chicas. Tenían que traerlos a casa para conocer a mis padres, pero corrían el riesgo de que se sacaran las fotos. Mis hermanos pequeños se ganaban dinero distrayendo a mi madre para que no lo hiciera.—Eso casi hace que agradezca haber tenido una madre tan despreocupada.—No te pongas demasiado cómoda —la advirtió—. De un momento a otro empezará a lamentarse de que no tiene nietos. Yo me estoy librando un poco gracias a Ryu, pero mis hermanos están sintiendo la presión.Aunque estaba allí mismo, viendo cómo sucedía todo, una parte de ella se preguntó si era real. ¿De verdad había familias que interactuaban entre sí? ¿Que se reían y discutían y se querían a pesar de todo? Aunque Ryu y ella estaban muy unidos, sólo eran dos. O lo habían sido, pensó corrigiéndose. Su pequeña familia acababa de duplicarse en tamaño con la suma de Rin y Moegi. Sakura sintió cómo se le encogió el pecho y tuvo que respirar hondo.—¿Estás bien?—Supongo que sí —lo miró—. Soy responsable de ellas, de Moegi y Rin. Van a vivir conmigo permanentemente.Él parecía confundido. —Eso no es nuevo.—Lo sé; Nagato me lo pidió y accedí. Jamás se me ocurrió decirle que no, es sólo que… Antes no había terminado de asumir que son mi responsabilidad, que voy a tener que cuidar de ellas, llevarlas a médicos y dentistas, ayudarlas con los deberes y hablar de chicos. No estoy preparada para unas niñas adolescentes. Técnicamente, Rin aún no lo es, pero le falta poco.Él rodeó la barra y se sentó a su lado. —Lo estás haciendo genial, así que sigue adelante con tu plan.—No tengo ningún plan. No tengo nada. ¿Y si lo estropeo todo?—Dirás que lo sientes y empezarás de nuevo.Eso parecía demasiado simple. La responsabilidad de pronto le pareció abrumadora. Había pasado de ser la madre soltera de un niño a responsabilizarse de tres. ¿Y ahora qué? ¿Qué sería lo mejor para ellos? Se giró y vio a Kushina agachada sobre la mesa de café, pasando páginas del álbum. Ryu, Moegi y Rin estaban apiñados a su alrededor. Karin estaba al lado, corrigiendo o añadiendo historias. Eso era bueno para ellos, pensó. Ver a una gran familia en acción, sentirse formar parte de algo, ya habían sufrido bastante… Y ahora ella iba a sentirse peor porque en cuestión de semanas su plan iba a apartar a sus sobrinas de todo lo que habían conocido y se mudarían a Iwanguke. Conocía el argumento: su vida estaba allí, los colegios eran fantásticos y la casa lo suficientemente grande. Las chicas ya se acostumbrarían; los niños siempre lo hacían. Pero no podía escapar de la voz que le susurraba que quedarse en el pueblo haría que las cosas fueran más sencillas para todos. Bueno, para todos menos para ella. A Ryu no le importaría el traslado; tal vez protestaría por dejar atrás a sus amigos, pero lo cierto era que adoraba Konoha y ella tenía la sensación de que con mucho gusto cambiaría tiempo de estar con sus amigos por tiempo al lado de su padre.—Tierra llamando a Sakura. ¿Estás bien?—No me distraigas.Él alzó las manos, como mostrando que no iba armado. —Yo no soy el enemigo aquí, y tú estás muy rara.—Lo siento, lo siento. Estoy confusa por todo esto —y por él.—¿Puedo hacer algo para evitarlo?—¿Servirme una copa bien cargada?Él sonrió. —Hecho.La cena en la casa de los Uzumaki fue divertida y deliciosa. Para cuando la cocina ya estuvo limpia, un trabajo complicado porque demasiada gente estaba intentando ayudar, el postre comido y más fotografías vistas; en esa ocasión de Naruto de pequeño, ya eran casi las diez. Naruto insistió en acompañarlos a todos a casa y, después de abrazos para Kushino y de Karin, y de promesas de repetir la cena pronto, salieron al aire fresco de la noche. Una vez llegaron a la casa, Sakura les dijo a los niños que subieran para prepararse para irse a dormir y después se giró hacia Naruto.—Todos lo hemos pasado genial. Por favor, dale las gracias a tu madre por…Lo que fuera que tenía pensado decir quedó interrumpido por un beso. Naruto rodeó su cara con sus manos y la besó con fuerza. Ella reaccionó instintivamente, acercándose y separando los labios porque besar a Naruto siempre era maravilloso. Él no la decepcionó y, después de posar las manos en su cintura, la atrajo hacia sí. Su lengua invadió su boca, la saboreó, la exploró, la excitó. Sakura podía sentir cómo el calor y el deseo invadían su cuerpo; estar cerca de él ya resultaba demasiado tentador, pero acariciarlo hacía que le fallaran las rodillas. Estaba hambrienta, pero no sólo de sexo. Lo que ardía en su interior era un deseo por un hombre en concreto. Se apoyó contra él e intensificó el beso. Él respondió y sus lenguas se acariciaron frenéticamente mientras le acariciaba los pechos y sus pulgares rozaban sus tersos y sensibles pezones haciéndola gemir. Oyeron un ruido arriba, como si algo se hubiera caído. No estaban solos. Muy a su pesar, Sakura se apartó y él la soltó. Se quedaron mirándose a los ojos con la respiración entrecortada.—Maldita sea —murmuró él.—Y que lo digas.Sakura pensó que él tal vez le preguntaría si podía pasarse por allí más tarde, pero Naruto no lo hizo y eso, en el fondo, la alivió. Dado que aún dormía en el sillón, que en la casa no tenía nada de intimidad y que lo suyo aún no estaba resuelto, sabía que hacer el amor sería un error.—Debería irme. Ella asintió. —Esta noche lo he pasado muy bien.—Yo también, y eso que no me lo esperaba — respondió ella.Naruto sonrió. —No se lo diré a mi madre.—Gracias —se puso de puntillas y lo besó suavemente—. Hasta pronto.—Estoy deseándolo.La soltó y se marchó. Sakura esperó hasta que estuvo segura de que se había ido y después salió a la oscuridad del porche. El aire de la noche refrescó su encendida piel y Sakura rozó los dedos contra sus labios, como si con ello pudiera recrear las sensaciones del beso. Pero nada sería lo mismo que besar a Naruto. A regañadientes, volvió a entrar en la casa y subió las escaleras para darle las buenas noches a la familia.El domingo por la mañana, Sakura sacó una vieja máquina de hacer gofres y una batidora. Ryu se levantó temprano, como siempre, mientras las niñas seguían durmiendo.—Lo de anoche fue divertido —comentó mientras se servía zumo en la mesa—. ¿Viste esas viejas fotografías de papá? Me parezco mucho a él.—Lo sé. Cuando eras bebé, eras igualito a tu padre.—Después vamos a ir a jugar futbol —continuó diciendo su hijo con una sonrisa —. Me va a enseñar algunos trucos, dice que tengo talento. No sé si quiero tomármelo en serio y jugar profesionalmente, pero es muy divertido.Ryur bajó la mirada y volvió a mirarla a ella. —Dentro de unos años, seré lo suficiente mayor para ir a la escuela de futbol. Papá conoce a Gaara. Es ese futbolista tan famoso que dirige la escuela.«Todo un héroe», pensó ella con ironía. —Conozco a Gaara. Fui al instituto con él.Ryu se quedó boquiabierto. —Entonces sí que es viejo, ¿eh?Sakura se estremeció. —¡Ey, no tanto! Es un par de años mayor que yo.—Pero podría enseñarme cosas. Aunque, si no vivimos aquí, supongo que no podría ir.¡Genial! Así que ahora Rin y Moegi no eran las únicas que no se querían mudar. —Hasta dentro de unos años no podrías ir a esa escuela, así que no nos preocupemos por ello de momento.Ryu vaciló. —Pero si nos mudáramos aquí, sí que podría.—Sí, lo capto.Su hijo suspiró y asintió. —Papá dice que como soy tan bueno en Ciencias y Matemáticas podría estudiar muchas cosas en la universidad, como ingeniería o investigación.¿Habían estado hablando de sus planes para la universidad? —Tal vez primero deberías pensar en terminar el instituto.—Oh, mamá. Los planes son importantes. Y marcarse un objetivo. Es una cosa de chicos.—¿Es que las chicas no tienen objetivos? —preguntó mientras vertía la mezcla en la rejilla caliente. —Supongo que algunas sí, pero otras sólo quieren estar guapas.—Y algunos tipos sólo quieren jugar a los videojuegos e ir a fiestas.—Claro, pero eso es diferente.Su hijo, el sexista, se enojó levemente. Al parecer iban a tener que mantener una charla sobre la tolerancia y la igualdad. Tal vez Naruto sería el que se lo explicara todo y así podría ser algo más que el padre divertido. Mientras que agradecía que Naruto y Ryu se llevaran tan bien, sabía que estaban a mucho camino de ser padre e hijo. Ahora mismo, Naruto era el entretenimiento, la novedad, pero aún tenía que llegarle el momento de tomar decisiones difíciles, de enfrentarse a Ryu, de castigarlo.—¿En qué sentido es diferente?—A los chicos no nos importa nuestro aspecto y a las chicas no os importan los videojuegos. Rin se pasa una eternidad en el baño.—Moegi juega contigo.—Pero hay más chicas que son como Rin que como Moegi.—¿Y cómo sabes eso? ¿Es que has hecho alguna encuesta?—Estás enfadada… ¿por qué?—Porque estás dando por hecho cosas que pueden ser o no verdad. Estás dando mucho por contado. Es fácil decir que un grupo de gente siempre actúa de la misma manera, pero no es acertado.—¿Y por qué importa eso?—Porque la gente se diferencia más de lo que se parece. Los mayores problemas que tenemos en este mundo vienen porque asumimos que sabemos cosas de la gente. La gente toma decisiones basándose en el aspecto, en el género o en la raza, sin llegar a conocer a la persona en sí. Después dicen cosas y el resto del mundo lo oye y empieza a creerlo. Como consecuencia, tenemos un prejuicio cultural que afecta a toda clase de decisiones.Ryu la miraba como si no entendiera nada. Sakura sacudió la cabeza. —Deja que te lo explique de otro modo. Cuando Rin y Moegui se muden a Iwagankure con nosotros, Moegui estará en tu colegio, ¿verdad?Él asintió. —Viene de un pueblo pequeño y digamos que hay algunos alumnos y profesores que creen que la gente que es de pueblos pequeños es estúpida. Así que descubren que Moegi viene de uno y le dicen a todo el mundo que es estúpida. ¿Te parece eso justo?—Moegi no es estúpida. Es muy inteligente y divertida y simpática. Es mi amiga.—Lo comprendo, pero ¿y qué? Acabas de decir que no pasa nada por decir algo de alguien que no es verdad.Ryu se quedó en silencio unos segundos antes de decir: —Le harán daño a Moegi y yo me enfadaré mucho y podría meterme en problemas. Y todos mis amigos me ayudarán y ellos también se meterán en problemas.—Eso es un gran problema —dijo Sakura mientras colocaba un gofre sobre un plato—. Y todo porque alguien ha creído algo que no era verdad.—Supongo que sí que importa lo que digamos de la gente.—Sí. Y una pequeña palabra puede tener un gran impacto. Decir «a ninguna chica le gustan los videojuegos» es muy distinto de decir «a algunas chicas no les gustan los videojuegos».—De acuerdo. Así que cuando he dicho que las chicas no tienen objetivos, estaba equivocado. Algunas chicas no tienen objetivos.—Exacto —le dio su gofre.Él le sonrió. —Eres muy inteligente.—Gracias.—Puede que seas la madre más inteligente del mundo entero.Ella se rió. —Eso sí que puede ser verdad.Sakura había vivido entre armarios arrancados, moquetas levantadas, revestimientos de paredes y el insistente golpeteo de la instalación de los suelos de madera, pero el ruido que definitivamente la hizo salir de la casa fue el agudo sonido de una sierra para baldosas. Se llevó el portátil y una manta al extremo más alejado del jardín y se estiró bajo la sombra de un árbol. El sonido seguía siendo intenso, pero no la distraía. Miró hacia la casa. Incluso desde ahí, podía ver los cambios: se le había añadido una habitación y el dormitorio principal ya estaba casi terminado. Cuando lo estuviera del todo, pensaría en irse del sofá. Dentro, la cocina resplandecía, la pintura reciente le añadía luminosidad y la moqueta estaba afelpada. La casa había cambiado mucho desde que había vuelto al pueblo y ahora era prácticamente nueva. Pero por muchos cambios que le hicieran, Sakura no podía evitar la sensación de derrota y malestar cada vez que entraba en ella. Tal vez los recuerdos eran demasiado potentes. Fuera la causa que fuera, esa casa jamás sería su hogar. Tanto si se quedaba allí como si se marchaba, se mudaría de ella lo antes posible. Volvió a centrar su atención en el portátil. Después de cargar el procesador de textos, comenzó a leer las páginas que había terminado el día anterior y sólo le llevó unos minutos volver a meterse en la historia. Miró sus notas y comenzó a teclear. El asesino en serie de ese libro iba a por chicos adolescentes. La escena tenía lugar en el partido de baloncesto del instituto y cerró los ojos para imaginar qué se oiría y cómo sería estar en el gimnasio durante un partido importante. Dos horas después, se apoyó contra el árbol. La escena casi estaba terminada, le dolía la espalda por la incómoda posición y la sierra ya no hacía tanto ruido. En total, una mañana de trabajo bastante decente.La puerta trasera de la casa se abrió y Naruto salió al jardín. Llevaba una botella de agua en cada mano. «¡Madre mía, qué guapo está!», pensó mientras se fijaba en sus vaqueros desteñidos, en esas largas piernas y en sus estrechas y esbeltas caderas. Se movía con una elegancia masculina, como un hombre que se sentía bien en su propia piel.—¿No podías soportar el ruido?—Han podido conmigo con la sierra de baldosas.—Y yo que pensaba que eras indestructible —le ofreció una botella y se sentó en frente de ella sobre la manta.—No todo el tiempo —miró a la casa—. Están haciendo un gran trabajo. Gracias.—De nada. Tengo un buen equipo —señaló el ordenador—. ¿Cómo va el libro?—Bien. Ya me he metido suficiente en la historia como para escribir con fluidez. El principio siempre es una pesadilla. Pensar en quién es quién, por qué hace lo que hacen… esas cosas.—Haces que parezca un trabajo —bromeó él.—No me obligues a hacerte daño. Los dos sabemos que podría.—Estoy temblando de miedo.Se sonrieron y ella sintió un cosquilleo en su vientre. —¿Vas a seguir matándome?—No lo estaba haciendo, pero he cambiado de opinión.—¿Qué he hecho? —preguntó él con gesto inocente.—¿Qué no has hecho? Estás convirtiendo a mi hijo en un sexista.Naruto la miró. —¿De qué estás hablando?—¿Las chicas no se fijan objetivos? ¿Desde cuándo? Sé que eso lo ha oído de ti.—No pretendía decir eso. Estábamos hablando de lo importante que es marcarse un objetivo, saber lo que uno quiere e ir a por ello.—¿Y?Él se encogió de hombros. —Tal vez dije algo sobre que a las chicas no les interesaba nada más que la moda y hablar por teléfono.—Si no necesitara mi ordenador, te lo tiraría.—Lo siento. Es una de esas cosas que los chicos se dicen.—Ryu no es un chico sin más, es un niño y te adora, y para él, todo lo que digas es una verdad absoluta.Naruto parecía tanto complacido como avergonzado. —De acuerdo, tienes razón. Tengo que pensar antes de hablar.Ella abrió la boca para decir más, pero volvió a cerrarla. —¿Cómo dices?—Que tienes razón. No debería haber dicho eso. Y es más, hay muchas otras cosas que lamento. Como la citación judicial. Debería haber hablado contigo primero. Estaba furioso y ese estado no es el mejor para tomar una decisión importante.—Bueno, si vas a responsabilizarte y a mostrar arrepentimiento, ¿cómo voy a poder seguir gritándote?Naruto esbozó una media sonrisa. —Encontrarás una razón y después podrás matarme en tu libro otra vez.Ella enarcó las cejas. —Puede que ya lo haya hecho.Naruto se rió y dio un trago de agua. —Eres buena; esos libros son extraordinarios.Su cumplido la hizo sentir bien. —Gracias.—¿Hablas con algún detective?Sakura asintió. —La conocí en la guardería de Ryu. Estaba recogiendo a su hija y empezamos a hablar. Lee mis manuscritos y me dice lo que está mal.—¿Es madre?Sakura apartó su portátil, estiró un brazo y le dio una palmadita en el hombro. —¿Qué pasa contigo?¿Por qué eres un cerdo con otras mujeres?Naruto le agarró la mano, la llevó a su lado y la tendió boca arriba. —No tengo ningún problema con las mujeres — dijo inclinándose hacia ella —. He dicho «madre», no «mujer». Nunca pensé que un detective pudiera tener familia.—Claro, en la tele no suelen mostrar su vida familiar.—¿Estás diciendo que soy un simple y un superficial? —le preguntó él con una sonrisa—. Eres terriblemente arrogante para ser alguien que está completamente bajo mi poder.—Tú eres el único que cree que estoy bajo tu poder.—Sigue diciéndote eso.Se miraron y él bajó la boca mientras que ella hizo lo que pudo por no reaccionar al sentir su cuerpo contra el de ella. —¿Qué probabilidades hay de que uno de mis obreros esté mirando por la ventana?—Más del cincuenta por ciento.—Eso creía, maldita sea —se levantó—. Cambiemos de tema. ¿El hecho de estar aquí te ha hecho retrasarte con tu libro?—No voy demasiado mal.—Lo de este verano no puede haberte ayudado mucho con la fecha de entrega.—Es verdad, pero tiendo a tenerlo todo planificado por adelantado. Normalmente tengo menos tiempo para escribir en verano porque Ryu está en casa, así que por ahora voy bien.Él le apartó el pelo de la cara. —¿Qué hacías antes de convertirte en escritora?—Servía mesas. Igual que aquí. Eso es lo que hice al llegar a Iwagakure. Después, cuando engordé tanto que no podía caminar deprisa, me hice cajera de supermercado porque ahí podía estar sentada durante mi turno. Una vez que nació Ryu, empecé a trabajar en un bonito restaurante donde las propinas eran mejores.—No te lo tomes a mal, pero yo te habría ayudado.—Si lo hubieras sabido.Él asintió. Tenía razón, la habría ayudado. Sakura pensó en las largas y solitarias noches que había pasado después de llegar con Ryu del hospital y el terror que la había invadido por verse sola con un recién nacido. Había consultado algunos libros de la biblioteca, pero no tenía conocimiento real de qué hacer. Nunca había estado cerca de bebés y no tenía a nadie a quién preguntar. Tener ayuda le habría venido muy bien. Todo podría haber sido diferente. Al mirar atrás, no estaba segura de si habría sido mejor si hubieran durado como pareja. Después de todo, sus primeros relatos habían tratado sobre matar a Naruto de maneras distintas y creativas. Por otro lado, había estado segura de que si él hubiera tenido la oportunidad, habría querido conocer a su hijo desde que nació.—Lo siento —susurró.—Yo también.Sakura se acercó y Naruto la besó suavemente en la boca; después se quedaron mirándose un largo rato. Ella pudo leer todo un mundo en sus ojos y en ese momento supo que nunca había dejado de amarlo, que nunca había dejado de echarlo de menos, que nunca había seguido adelante con su vida. Y si se quedaba allí mucho más tiempo, corría el peligro de que él descubriera esa particular verdad.
mariland- Clan Suzaku
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Edad : 29
En mi pequeño mundo feliz
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
Reapareció meriland wiiii que no se note mi felicidad por dios fue demasiado tiempo ya creía que no lo continuabas y has traído dos esplendidos capítulos creo que por fin gaara hizo caer en cuenta a naruto que de cierto modo se esta desquitando de sakura de una forma irrazonable y al mismo tiempo esta aceptando el también parte de la culpa del no poder haber conocido a su hijo, haaa por fin se siente un poco de calma pero como dicen por ahí después de la calma viene la tempestad ojala no pase algo malo y me encanta como evoluciona la relación de sakura y naruto todo a su paso, para la próxima continuación por favor, por favorcito no demores.
aduzumaki- Sennin
- Mensajes : 1026
Edad : 29
Omnipresente :D
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Re: Lo correcto... capitulo 15 y 16 ACTUALIZADO 18/04/15
dios O_o me perdi tantos capítulos..
wua que avance... no me esperaba esto...
la verdad... espero que formen una familia..
muy unida y ese naruto se comporte como un
hombre...jajaj lo se me oi muy feminista jaja
bueno.. saludos!! espero la continaucion..conti
conti....
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wua que avance... no me esperaba esto...
la verdad... espero que formen una familia..
muy unida y ese naruto se comporte como un
hombre...jajaj lo se me oi muy feminista jaja
bueno.. saludos!! espero la continaucion..conti
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Miu Misaki- Clan Seiryuu
- Mensajes : 216
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Mexico
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