Merry Navidad Jefazo (TP)

—Anda… pásamelo… —susurró de manera casi inaudible Kim a su compañera que sostenía una cubeta que seguramente las metería en graves problemas.

—Pero papita… ¿no crees que es muy cruel? —Cuestionó para recibir una risita maligna como respuesta.

—Vamos, será divertido, podrás ver su cara en vivo y en directo —Por la mente de Kim pasaban muchas imágenes de todas las travesuras hechas en su vida y sin duda, esta sería la mejor. Su víctima se merecía lo que estaba a punto de sucederle.

—Está bien… ¡Yo no tuve nada que ver, eh! —gritó en un susurro Nathi intentando convencer a su amiga que la librara de toda culpabilidad.

—No seas cobarde y pásame la cubeta —La agente K miró de reojo a la joven de una manera escalofriante cansándose de esperar, cuando se trataba de bromas y travesuras, nadie la superaba.

Nathi le pasó una cubeta llena de agua fría—. Aquí tienes… —Seguramente era difícil aguantar su interés por lo que se avecinaba.

Kim sonrió de medio lado para agradecerle con la mirada, preparó sus brazos para que fuera más fácil lograr su cometido, sacó unos cálculos mentales para nada en realidad, solo para agregarle suspenso al asunto. Tomó la cubeta y lanzó el contenido salvajemente frío en el rostro de su amiga que dormía plácidamente en la alfombra del living desde hace bastante tiempo.

—¡JODER! —Exclamó Llursu abriendo sus ojos en exceso mientras intentaba incorporarse completamente empapada con la respiración entrecortada—. ¿¡ERA NECESARIA TANTA VIOLENCIA!?

—¡Fue idea de Nathi! —se defendió Kim apuntando a su compañera de manera inocente.

Un tic se hizo presente en el ojo de la imputada.

—¡¿QUEEEEE?! ¡Pequeña demonio! —Nathi no esperó para lanzarse contra la menor de las amazonas haciendo que esta tirara la cubeta hacia el sofá y comenzara a correr por la casa intentando evitar ser asesinada.

—¡Tú me trajiste el coso con agua! ¡Eso te convierte en el alma del plan! —Dijo moviendo exageradamente sus manos dando énfasis al asunto mientras saltaba ágilmente un sofá para quedar detrás de este—. Nathi… hermana futurística, tú sabes que te loveo, ¿no?

Esta vez… su chantaje no funcionó.

—¡Aun así no te salvas! —Declaró la guerra para saltar el sofá y caer encima de Kim dando paso a una guerra de dar vueltas en la alfombra.

Llursu ignoró a sus amigas y se tocó la cabeza que, por cierto, estaba muy adolorida—. ¿Qué sucedió ayer? —murmuró.

—Fue mi cumpleaños y todos terminaron borrachos, solo Armin, Kim, Nathi y yo quedamos en pie —Explicó Lau saliendo de la cocina con un delicioso toblerone como almuerzo.

—Ya recuerdo… —Nah, era mentira, pero no podía admitir que sufría amnesia post borrachera— ¿Cómo diablos llegamos aquí?

—Los traje a mi casa porque no los podía dejar como comida para los pumas —Lau soltó una risita contagiando levemente a Llursula—. Todos los demás ya se fueron, y ya era hora de despertar. ¡Hey! ¡Nathi, Kim! ¡Vengan para acá! —Las llamó al verlas rodar por la alfombra.

Ambas se pararon a la velocidad de un rayo sin evitar reírse por lo recién ocurrido, generalmente peleaban de esa manera solo por diversión y claro, para rodar por la suave alfombra.

—Agentes… tenemos una nueva misión —informó Kim llegando al lado de Lau pasándose una mano por su ruloso cabello... quedando algo enredada por el camino.

—¿El jefazo te ha llamado? —preguntó la dueña de casa con una ceja en alto, sus comunicadores no habían sonado y no les habían informado sobre ninguna misión.

—No, es una misión a parte —completo la idea Nathi con una sonrisa de medio lado—. Y todas tendremos que colaborar, digamos que Sambis no tiene idea de esto.

Llursu entrecerró los ojos.

—¿No puedo seguir durmiendo? —Preguntó adormilada producto de la fuerte resaca de la noche anterior.

—¡NO! —gritaron sus tres amigas provocándole un pesado suspiro.

.-*

Una semana ya había pasado desde ese acontecimiento, siendo ya el día dieciséis de diciembre, las cuatro chicas se encontraban sentadas en un local de comida rápida, merecían un descanso luego de tantas misiones seguidas y debían terminar la organización de cierto acontecimiento.

Decidieron dividirse para llevar a cabo la más difícil misión de todas, conseguir asiento en un lugar infestado de gente hambrienta, Nathi y Llursu buscarían la mesa mientras las demás conseguirían la comida.

Lau se venía acercando a la mesa –que gracias a unas cuantas luchas a muerte consiguió ser de ellas- con dos cajas gigantes y Kim la acompañaba trayendo las cuatro bebidas en una bandeja, la gente que pasaba por su lado podría jurar haber escuchado una melodía muy conocida…

—What does the fox says? —canturreó la agente K mirando a su amiga para que siguiera la canción.

—Wuapapapapao wuapapapapao. What the fox says? —Siguió Ferrari con una sonrisa moviendo las cajas de arriba hacia abajo cómicamente ganándose las miradas de todos los transeúntes del lugar acompañadas de las risas de la mayoría.

—The secret of the fox, ancients mistery… —Kim se movió lentamente dando énfasis al ritmo de aquella frase de la canción, gente de oídos sensibles comenzaban a gritarles para que silenciaran su desafinado canto, pero nada hacía que las agentes dejaran de cantar una de sus canciones favoritas, sin importar los altos niveles de desafinación rompe-oídos que poseían como un don ambas chicas.

Nathi y Llursu las miraban con una gota de sudor bajando por sus nucas, tomaron sus lentes negros y cubrieron sus ojos con ellos, al mismo tiempo decidieron ocultar sus cabellos en las capuchas de sus chaquetas rogando para que las personas que las observaban no las reconocieran como las amigas de las locas desafinadas.

—¡Hey mis amigas loveadas amazónicas del alma! —exclamó a toda voz Lau llegando a la mesa con las pizzas—. ¡Canten con nosotras!

—Olvídalo… —murmuró Llursu.

—Chicas… la gente mira feo—susurró Nathi con las mejillas algo coloradas.

—WHAT DOES THE FOX SAYS?! —Exclamaron juntas Lau y Kim ensordeciendo a quien quiera que las escuchara.

—Ustedes se lo buscaron… —Nathi tronó sus dedos haciendo que las dos muchachas tragaran saliva al seco, esto sería duro y doloroso…

.-*6 minutos después*

—Quizás así aprendan a quedarse calladas… —murmuró Llursu en el asiento del copiloto comiéndose un trozo de pizza mientras disfrutaba la vista del retrovisor que daba a Lau y a Kim atadas con una cuerda y una cinta cubriendo sus bocas impidiéndoles el habla.

El celular de Llursu comenzó a sonar en su bolsillo, lo sacó y al ver de quien provenía la llamada colgó con aire de tristeza.

—¿Él de nuevo? –preguntó Lima estacionándose en las afueras de la casa de la agente L.

La agente Y no pudo evitar un sonoro suspiro—. No sé cómo aun no nos interroga antes de partir a las misiones, digo, lo hemos evitado mucho, ¿no crees?... Podría sospechar o algo y eso sería tremendamente fatal…

Lima asintió—. No sabemos mentirle, sin embargo nuestra ídola se encarga de mantenerlo ocupado —Llursu asintió aliviada—. ¿Tienes tu parte lista para la fiesta?

—Por supuesto, esta lista desde el día que formamos la misión.

—Así me gusta querida, se sorprenderá al ver todo lo preparado —Ambas se sonrieron y se bajaron del auto olvidando cierto detalle en los asientos traseros.

Gracias al cielo había un cuchillo para cortar las cuerdas antes de morir asfixiadas…

.-*

Volvió su mirada a su teléfono móvil y lo lanzó contra la cama—. ¡¿Qué rayos hago mal?! ¡¿Por qué me evitan?! —Se preguntaba el muchacho soltando un suspiro cansado y triste.

Sam se sentó en la cama apoyando sus codos en sus muslos tomando un aire de meditación, últimamente las amazonas solo lo tomaban en cuenta al momento de las misiones, habían dejado de lado su relación de amistad fuera del trabajo. ¡Ni siquiera lo molestaban! Debía admitir que extrañaba a gran manera esos extraños apodos como “tomate amazónico”, “Samboti”, etc. Ahora se dirigían a él con un simple y frio “Jefe” ¡Y si es que le dirigían la palabra por supuesto!.

Levantó la mirada y vio un pequeño árbol de navidad con unos cuantos regalos que había comprado para sus amigas y su novia, pensaba invitarlas a pasar las fiestas juntos en su apartamento, pero al estar tremendamente alejadas de él se le hizo imposible, por ahí le había llegado un rumor que decía que sus amigas pasarían las fiestas juntas en algún lugar por allí y ni se molestaron en invitarlo.

Al principio creyó que solo era una vil manera de ponerlos en contra, pero conforme pasó el tiempo se fue dando cuenta que al parecer era verdad, las cuatro parecían muy ocupadas en unos preparativos para las fiestas y todos sus amigos tenían una invitación especial, todos menos él.

El timbre sonó alterando nuevamente sus nervios, frunció levemente el entrecejo y se le escapó un sonoro gruñido de sus labios.

—¡Sam! ¡Abre la puerta o tendré que patearla! —Escuchó decir desde el otro lado de la puerta, aligeró su tensión al asimilar la voz.

—Ya voy… —murmuró, se dirigió a la puerta y la abrió lentamente encontrándose con su novia, la recibió con una dulce sonrisa para luego abrazarla.

Emma mostró unas bolsas —¡Traje la comida!

No podía negar que la comida estaba deliciosa, una rica pizza preparada por las dulces manos del cocinero de la pizzería, ¿Creían que Emma lo había cocinado? ¡Claro que no!, Emma haciendo pizza… claro, y yo soy tu hada madrina.

—Cielo… necesito tu opinión sobre algo —susurró Sam casi inaudible.

—¿Qué sucede? —Preguntó echándose sensualmente un trozo de pizza a la boca como sólo ella sabía.

—Las chicas me han estado evitando y pues… pienso que quizás estén enojadas o algo —Confesó el Jefazo mirando como su novia comía y asentía con la cabeza a la vez sin prestarle mucha atención, lo cual, no era cierto.

—Si supieras lo que te tienen preparado… —murmuró la castaña observando minuciosamente el trozo de pizza.

—¿Eh? —Seeh, el jefazo suele ser algo lento para sus cosas.

—¡Nada!, pues… supongo que quizás piensan que necesitas tu espacio, ya sabes, para que no piensen mal de ti —Emma se encogió de hombros restándole importancia, debía hacer que el chico se despreocupara y mantuviera la duda a flote hasta la navidad.

—Pero debieron consultármelo antes, podrían haber sido un poco más delicadas —Se quejó el muchacho algo disgustado.

—No sé Sam, son las Amazonas, ¿recuerdas? —le reprochó ella buscando rápidas excusas—. Nada de lo que hacen tiene mucha coherencia.

–Ya veo… tienes razón.

—¿Cuándo no la he tenido? —Tomó aire de superioridad haciendo que Sam soltara unas leves carcajadas, esa mentira… bueno, en realidad era verdad… la había salvado.

—Emma… ¿pasaremos la navidad juntos? —Susurró con la mirada baja.

La chica escupió su bebida entrando en pánico, ¿qué se supone que diría?

—Ven, vamos a ver la tv —Sugirió con una leve sonrisa ideando una mejor escusa evasora-de-tema para la próxima vez.

Sam asintió resignado, seguramente su novia tenía planes con su familia, ambos se levantaron y se fueron al sofá.

Y así fue como los tortolitos se fueron a ver la estupenda y genialosa serie de Barney.

.-*

—¿¡DÓNDE CARAJO TIENEN LOS GLOBOS!? –Exclamó exasperada una chica.

Llursu le dio una probada al ponche, seguida de otra y otra… y otra —¿Para qué quieres globos en navidad?

La chica la ignoró.

—¡KIM! ¿ESTA LISTA A PANCARTA?

—Me falta colorear el cabello —Respondió sacando el spray café y comenzando a colorear.

Lau se acercó a Llursu.

—Le has dado mucho diazepam esta vez… —le dijo al oído.

—Bueno, no es una ciencia exacta —respondió Llursu elevando los hombros.

Un escalofrío les recorrió la espalda de manera escalofriante, y fue cuando notaron que la habitación había quedado en silencio, vieron a Kim que estaba bañada en sudor viendo hacia atrás de ellas, voltearon sus cabezas lentamente y tras de ellas vieron una figura al más puro estilo Kushina.

Cuentan las personas que el grito escuchado ese día no fue nada normal.

.-*15 minutos después*

—¡JODER LLURSU! —reclamó Nathi molesta—. ¿Quieres dejar de drogarme de una pu-hmpf…? —su reclamo se vio interrumpido con la mano de Kim que le tapó la boca.

—¡Eh! Que estoy presente —se quejó y todas la vieron con cara de incredulidad, ella se sonrojó—. Bueno ya que no soy la que mejor hable… ¡Pero igual!

—Hmmm..hmsf….juuuummm —decía Lau a través de la cinta plástica que le tapaba la boca.

Ella y Llursu estaban atadas a una pared colocando globos, ¿Colocando globos? Pues claro, de esa manera es mucho mas fácil.

—Tienes razón Lau —concordó Nathi asintiendo seriamente.

—Jumjun..hmpff..hunmmmm —“hablo” Llursu esta vez.

—Concuerdo contigo Llursu —asintió Kim—. De esa forma saldrá excelente.

—Será una navidad para recordar —apoyó feliz Nathi chocando los cinco con Kim—. Ustedes terminen aquí, y como vuelvas a drogarme, Llursula mai lov —le dirigió una sonrisa tan angelical que le dio miedo a todas.

—Bien, vamos Nathi, hay que ultimar la sorpresa —dijo Kim algo nerviosa y se fueron.

—jsmmm..hunmsnd — Llursu cerró los ojos resignada y asintió concordando con Lau y siguieron colocando los globos que inflaban con un aparato.

.-*24 de Diciembre*

Sam se encuentra tirado en su cama bocarriba, con la vista perdida en los agujeros del techo que aun no reparaba, llevaba ya dos años esperando reparar aquellos condenados agujeros que les abría paso a las desagradables arañas. Muchas veces Emma debía limpiar para evitar que los arácnidos no se colaran y así evitaba que Sam durmiera en el patio.

Su miedo por los arácnidos era terrible, casi como una mujer.

–Debo arreglarlos algún día… –suspira de forma cansina y se pasa las manos por el rostro, se sentía muy sólo, no era la navidad que hubiera deseado, y menos cuando tienes insectos para hacerte compañía.

Sus planes de pasarlo junto a las chicas se había ido al traste en el momento en que lo alejaron de forma tan brusca de ellas ¡Ni siquiera se molestaron en disimularlo!. Emma había sido algo más discreta pero igual de evasiva, desde ayer por la tarde que no sabía nada de ninguna y se había resignado ya; sin embargo no pensaba dejarlo pasar, resolvería las cosas después de esas fechas importantes a como diera lugar.

Tendrían que darle explicaciones y recompensarlo con una samba, si, eso les pediría como recompensa.

Unos toques desesperados en su puerta lo sacaron de sus planes malévolos.

¡¡SAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAM!! —grita una voz masculina.

—¿Mikel? —pregunta el jefazo arqueando las cejas extrañado de que su amigo estuviera ahí y con tales niveles de alteración— ¿Qué sucede? —pregunta una vez que le ha abierto la puerta.

—¡¡Rápido, son las chicas!! —le dice con la frente perlada en sudor, usar el elevador lo había dejado fuera de combate.

—¿Qué? —pregunta el muchacho alarmado.

—Están en problemas, ponte zapatos deportivos, tenemos que salir ¡¡YA!! —le grita desesperado y Sam no necesitó más que eso.

Se fue corriendo y tropezando a ponerse los zapatos, los cuales eran unos que Emma le había regalado y por broma le había cambiado los cordones por unos color fucsia, sin embargo no tenía tiempo de buscar otro par, se puso también una camiseta negra y para no perder mas tiempo se quedo con el pantalón de pijama, fue al encuentro con Mikel que lo miró de arriba abajo.

—Lindos cordones… ¿Los pantalones son de los rugrats? —le dice casi riendo.

—¡Las chicas, Mikel! —le grita Sam molesto y algo apenado.

—Vamos —asiente y ambos bajaron dos pisos por las escaleras corriendo hasta que Mikel se detuvo.

—¿Qué? —pregunta acelerado Sam.

—¿No quieres usar el ascensor? –pregunta y tras un leve silencio en el que se escuchó fuera del edificio a un cuervo diciendo “aho” ambos bajaron por el aparato anteriormente mencionado.

Al llegar a recepción montaron rápidamente en el auto y salieron a la súper velocidad de 40Km/h ya que había una viejita frente a ellos.

—¿ME ESTÁN JODIENDO? —gritó Mikel exasperado.

—Tranquilo, no permitiré que nadie le haga daño a mis Amazonas —aseguró Sam serio y en el momento en que pudo rebasarla aceleró como si no existiera un mañana.

Mikel miro por la ventana al momento de adelantar a la viejita y le levanto el pulgar como agradeciendo, la abuela sonrió y se sacó la máscara que le daba las arrugas dejando a la vista a Cheiq.

Mikel le dio las indicaciones del lugar donde debían ir por medio de un mapa, luego de dar mil vueltas por la ciudad sin llegar al destino dedujeron que el mapa estaba al revés, Mikel sonrió tontamente y saco la lengua disculpándose haciendo que el jefazo aumentara sus nervios y la velocidad.

Al llegar Sam quedó algo extrañado, era una estación de trenes que incluía aviones, sin embargo no hizo preguntas y siguió el camino que le indicaba su amigo.

—¡Oh no! —exclama Mikel preocupado al ver salir uno de los trenes—. ¡Ese es el que necesitamos! —le dice, sin embargo al voltear Sam ya no está a su lado sino corriendo a la par del tren.

—¡Sam! —Emma abre una de las puertas y le extiende la mano al jefazo para ayudarlo, él logra saltar agarrando con una mano la que su novia le ofrecía y con la otra el asidero que estaba cerca de la puerta, con un poco de fuerza de bebé, logra subirse al tren.

—¡Emma! —Sam está sin aliento, se seca el sudor y la abraza—. ¿Qué haces aquí? —le pregunta separándose para inspeccionarla—. ¿Estás bien?

—Estoy bien —le asegura ella con una sonrisa para tranquilizarlo aunque él la nota tensa.

—¿Qué ha sucedido? —pregunta el muchacho visiblemente preocupado.

—Las chicas y yo hemos estado trabajando en un caso muy peligroso que llegó y quisimos mantenerte alejado porque sabíamos que no ibas a dejarlas actuar —contestó Emma con el entrecejo fruncido en una muestra de preocupación.

—¿Que ustedes…. QUÉ? —preguntó Sam sin saber qué otra cosa podría salirle de la boca que no fuera su alma.

—Todo salió mal, tienen a las chicas Sam… ¡Todo es mi culpa! —Emma estaba muy nerviosa, con las manos temblando, Sam apretó un puño algo frustrado sin embargo se obligó a relajarse, le da un suave beso a su novia para que sepa que todo estará bien.

—Las chicas no son débiles, ukearan a cualquiera que intente dañarlas —dice medio en broma, medio en serio, medio relleno, y ambos sonríen tranquilizándose el uno al otro.

Pasan unos treinta minutos de viaje abrazados hasta que un aparato rastreador que Emma llevaba consigo comienza a dar sonidos de gato, ambos se ven a los ojos y asienten.

—Hay que bajarnos aquí —dice Sam serio.

—Pero el tren está en movimiento —dice Emma poniendo en evidencia que aquella era una idea suicida.

—Quédate aquí —dice Sam forzando una puerta, el aire entra y juega con sus cabellos y sus ropas dándole un aire “osom” y muy cliché–. Además, siempre quise hacer esto, me hace sentir dentro de divergente –Y soltó una carcajada.

—Ni hablar, iré contigo —le responde Emma con decisión imaginándose como el personaje principal de aquella trilogía, se toman de las manos—. Uno…

—Dos —Sam aprieta fuerte a Emma contra sí —. ¡Tres!

Ambos saltan y él la protege del impacto inicial, ruedan unos segundos por los colchones antes de detenerse y quedarse un rato acostados para superar el golpe.

—¿Estás bien? —preguntó Sam rascándose la nuca al preguntarse de donde carajo habían salido los colchones que amortiguaron su caída.

—Claro ¿por qué no habría de estarlo? Tirarme de trenes a toda velocidad es demasiado común —le responde su novia con algo de sarcasmo tomando aire.

—Perfecto —le sonríe Sam, dándole un pequeño beso.

Caminan por lo que parece ser una parte abandonada de la ciudad, los edificios se ven viejos y las paredes están llenas de plantas haciéndolas ver aún más frágiles, digno de una película de terror. Se guían por el localizador con forma de gato para avanzar y pronto se ven en la puerta de un edificio abandonado que conserva las ventanas intactas, se observan en silencio por un segundo antes de que el chico tome la manilla, esta se abre sin mayor problema, sacan una linterna para tratar de iluminar el lugar pero todo está sumido en una densa oscuridad, entran a ciegas y hasta sus respiraciones hacen eco en aquel frio lugar, un sonido los alerta, un gruñido acompañado de un maullido, la puerta se cierra de golpe y Emma tiene que cubrirse la boca para evitar que se le escape un grito, ambos se sostienen de la mano.

—Tranquila —le susurra Sam tan bajo que casi duda que lo haya escuchado.

El muchacho trata de pensar rápidamente en cómo salir de la situación, sería mucho más fácil si supiera la ubicación del animal, o saber qué clase de mutación era, traga en seco, no podía iluminar toda la habitación pues corría el riesgo de alterar a lo que fuera que estuviera con ellos ahí, lo más coherente es buscar una salida, sin embargo sus agentes se encuentran en ese edificio y no puede abandonarlas.

Observa hacia el piso y tantea con los pies mientras retroceden de a poco, Emma tropieza con algo y se dan cuenta que es una trampilla en aquella estancia, la aparta un poco siempre alerta, levantándola rápidamente e iluminando hacia abajo, ve que el piso próximo no está muy abajo.

—Debes saltar —le susurra a Emma, esta asiente y baja sin tardar demasiado, siendo imitada por Sam que se trae consigo la puerta de la trampilla para cerrarla —. ¿Qué demonios ha sido eso?

—No lo sé —responde su novia sacando el localizador del bolsillo —. Estamos cerca.

—Andando entonces —responde Sam asintiendo con la determinación reflejada en el rostro.

Caminan un poco más teniendo mucho cuidado, hasta que se escucha una especie de murmullo al final de aquel túnel que ya parecía eterno.

—¡CHICAS! —gritó Emma y salió corriendo de inmediato.

—¡Emma! —Sam corrió tras de ella pero se vio en una encrucijada, dos caminos, en medio de ambos había un muro con una inscripción.

“Siempre podrás contar con esa persona”

—¿Qué…? —Sam se quedó parado sin entender mucho, esa inscripción no estaba ahí por nada, de seguro era una pista para saber qué camino escoger, sin embargo no tenía mucha lógica ¿Cómo una persona iba a ayudarlo? De poder escoger sin dudas escogería a Emma, ella era su….—. Mano derecha —susurró, sintiendo que era lo correcto siguió la ruta de la izquierda.

Al encontrarse en el túnel de la izquierda con cantidades infernales de arañas y culebras de hule, además de había mucha miel en ese lugar –algo totalmente repugnante para Sam– decidió devolverse corriendo como un rayo, no quería estar en aquel escalofriante lugar ni un segundo más.

Caminó al otro trecho con cuidado (Viendo siempre hacia arriba para que no le cayeran cosas de hule nuevamente), ya no necesitaba luz pues habían unas antorchas que le iluminaban el camino, pronto localizó una puerta, arqueó una ceja extrañado otra vez, con la mano tomó del pomo y este cedió con un chirrido oxidado.

—¡¡SORPRESA!! —escuchó de adentro un grito que lo hizo pegar un brinco y dejar caer la linterna.

En el interior todo era algo tenebroso pero habían bastantes llamas flameando y el techo de cristal le recordaba un poco… a…

—Dauntless —susurró con una gran sonrisa, aquella era una recreación de El Pozo de su saga favorita, Divergente, bajó sus ojos luego de reconocer el lugar y se sintió emocionado.

Sus amigos estaban ahí vestidos de negro al estilo osado pero en sus cabezas llevaban algo que desencajaba, por lo que parecían rockeros con gorros de Santa Claus, vio a sus agentes junto a Emma con una radiante sonrisa en sus labios.

—No nos mates jefazo —le suplicó Nathi dándole un abrazo.

—Sabes que te loveamos sou mucho —dijo Kim con un leve pucherito dándole un beso en la mejilla.

—Fue culpa de ellas —susurró Llursu haciendo que a sus amigas les surgiera un tic en la ceja, también lo abrazó.

—Vamos que le ha gustado —se quejó Lau para abrazarlo también.

Sam no sabía cómo reaccionar, se sentía embargado de emoción así que sólo las abrazó a las cuatro con mucho cariño.

—Jamás vuelvan a hacerme eso —les pidió luego con una sonrisa.

—No prometemos nada jefazo —respondió Kim negando con la cabeza.

—Después de todo… —siguió Lau y todas se miraron entre sí.

—Somos las Amazonas —respondieron a coro, él les sonrió, por supuesto que eran ellas, ahora todo tenía sentido para él.

El rastreador de gato, la estación de trenes plagada de aviones, los juguetitos de hule que casi le dan un infarto, la preparación de la escena y el lugar…

Emma le sonrió con algo de culpabilidad por hacerle pasar tremendo susto y se acercó para plantarle un tierno beso.

—¡Eh! Que me trauman —dijo Nathi en broma.

—¡Vamos Sis, deja que el amor fluya! —Dijo Obi-nigga recargando un brazo sobre los hombros de la agente N con Mari tomada de la mano.

—Que tiernos ¿no? —apoyó esta.

—Nathi… me iré a dormir a tu casa esta noche —Le susurro Kim señalando a los amantes diabéticos, la agente N asintió con una risilla.

—¡¡QUE COMIENCE LA FIESTA!! —gritó un entusiasmado Mikel.

—¿Cómo has llegado antes que nosotros? —preguntó Sam arqueando las cejas.

—El gatorrari —respondió Armin sacudiendo las llaves.

—Por supuesto —asintió el muchacho con una sonrisa, le ofrecieron una copa de vino, las Amazonas pasaron al frente.

—Por ser osado al juntarte con chicas de tan poca coherencia —comentó Llursu alzando la copa todos rieron por el comentario.

—Por ser abnegado y pensar siempre en los demás —dijo Nathi, todos asintieron con una sonrisa.

—Por ser sincero y siempre decir la verdad —le dijo esta vez Kim con una sonrisa alzando una copa con yukipack de pera.

—Por cordial y siempre tratarnos con respeto —fue el turno de Lau para hablar con su yukipack de frutas mixtas.

—Por compartir de tu sabiduría con todos —le dijo Emma tomando su mano —Por ser…

Todos alzaron sus copas en vilo chocando las unas con las otras.

—¡DIVERGENTE!

—¡Jefazo! —Se escuchó una vocecita luego que todos gritaran “divergente”, todos miraron al lugar y vieron a las cuatro amazonas sonriendo con júbilo en lo alto de una torre, nadie quiso preguntar cómo rayos habían subido tan rápido, mientras señalaban a lo alto donde había una pancarta, Sam se le quedó viendo sintiéndose dichoso de ser tenerlas en su vida.

Pancarta sepsual for yu <3:

—FELIZ NAVIDAD JEFAZO –Volvieron a decir todas juntas, sin duda, esta sería la mejor navidad de todas.

Sin embargo en eso se resbalan y caen las cuatro asustando a todos, pero aterrizan en un colchón.

—¿De dónde ha…? —comenzó a preguntar Mikel, sin embargo Armin lo detiene negando la cabeza, sería inútil querer averiguar el por qué de las cosas.

Mientras tanto las amazonas reían sin control hasta el llanto, hasta que se Sam se les acercó con Emma.

—Por cierto chicas —les llama Emma y ellas le prestan atención— ¿Qué fue ese animal que estaba en la entrada? Le ha puesto un toque dramático pero a la próxima vez avisen.

Todas se miraron entre sí extrañadas.

—¿De qué hablas? —pregunta Nathi arqueando una ceja.

Sam y Emma se miran entre sí, sudando un poco.

—En la entrada había algo… —dice Sam con cautela.

—¿No es esta una zona cerca de donde soltamos los pumas y… olvidamos…? —no fue necesario terminar la frase.

Tal vez se les había escapado aquel minúsculo detalle de la fiesta anterior.

Y muchas, muchas más XD